‘’Ama muchas cosas, porque en amar existe la verdadera fuerza. Quien ama mucho logrará mucho, y lo que se hace con amor está bien hecho.’’
Vincent Van Gogh
Pequeño Vincent Autor: Luna Domínguez Ilustrado por: Luna Domínguez Susana Montañez Mª Elisa Vargas Mayo de 2016
Erase una vez un niĂąo de cabello rojo como el coral, de ojos azules como el zafiro y de una mente soĂąadora, su nombre era Vincent. El adoraba pasar horas y horas dibujando lo que veĂa, le encantaba pintar sobre todo la naturaleza y sus hermosos paisajes.
Todo era perfecto, hasta que su padre lo veía haciéndolo, aunque no le prestaba mucha atención a lo que hacía, a él solo le molestaba, porque quería que su hijo se convirtiera en un prestigioso ingeniero, como él, y si se pasaba todo su tiempo pintando jamás lo lograría.
Un día como cualquier otro Vincent estaba pintando en su habitación, hasta que su padre entró de sorpresa, asustándolo mucho. - ¡Recoge tus libros, Vas tarde para la escuela! Deja de perder tu tiempo haciendo garabatos en un papel, debes concentrarte en lo que realmente importa para que seas alguien en la vida que valga la pena. – Dijo su padre - molesto. El pequeño recogió sus libros y con tristeza, y se dirigió hacia la calle.
Al llegar a la parada del autobús, mientras esperaba, veía maravillado el paisaje de la ciudad mojada por la lluvia. Para él era inevitable, no podía controlar el impulso que sentía de plasmar esa hermosa escena en el papel. Buscó con rapidez entre sus cosas, encontró lápiz y papel y entusiasmado empezó a dibujar.
Cuando terminó, se olvidó por completo de que debía ir a la escuela, y sin más se fue a caminar. Dejó tirados algunos lápices y no se percató. Luego se dirigió hacia el mirador. Cuando estaba en el mirador, se quedó admirado viendo el hermoso atardecer. Luego de un rato sacó las pinturas y un pedazo de lienzo que tenía en su mochila. Feliz e inspirado comenzó a pintar lo que veía.
Pasó el tiempo y cuando se percató, era tan tarde en la noche que algunas luces del paisaje se empezaban a apagar. Recordó por un momento su realidad, su padre, sus deberes y desesperado salió corriendo buscando llegar a casa. Sin tener claro cuál era el camino de regreso se adentró en el bosque cada vez más, sólo paró cuando tropezó con una piedra que lo hizo caer y lastimarse mucho su piernita.
Y allí quedó, atrapado en medio de la oscura noche en un bosque, sin poder moverse, si poder pedir ayuda. Lloró y lloró, lamentándose de haber llegado allí, pensando que lo único que ha logrado es decepcionar a su padre. Sin darse cuenta cerró sus ojos y se dejó llevar.
Su padre al ver que era de noche y Vincent no llegaba a casa, salió desesperado a buscarlo. Al llegar al paradero encontró unos lápices tirados y supuso que eran de él. Buscó y buscó por todos lados, hasta que decidió dirigirse al mirador, y al llegar allí encontró en el piso la hermosa pintura de aquella noche estrellada que su pequeño hijo hizo. Era tan maravillosa que no podía dejar de observarla. Fue allí cuando en medio de la desesperación por primera vez se dio la oportunidad de ver lo que su pequeño era capaz de hacer.
Sinti茅ndose culpable de todo lo ocurrido sigui贸 busc谩ndolo y encontr贸 un rastro de pintura que llevaba hacia el bosque.
Corrió y corrió desesperado hasta que se topó con el pequeño tirado en el piso. Muy triste lo tomó entre sus brazos y se fue a casa.
A la ma単ana siguiente Vincent despierta en su cama y su padre a su lado le entrega una caja envuelta en papel de regalo. Vincent desconcertado la destapa y encuentra en ella pinturas y pinceles.
A pesar de todo lo que tuvo que ocurrir, su padre al fin entendió lo que a su pequeño le hacía feliz y decidió apoyarlo. Ese fue el mejor día de su vida.