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"HabĂa caido tantas veces que no importaban sus nudos, ni sus rodillas, ni su carne abierta al sol. Curiosamente, se levantaba y continuaba intentando, con la ayuda del fuego de los sueĂąos."
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Si Bemol Eran insoportables. El uno eterno, estoico, invisible, el otro, atrapado en la sucia materialidad de la quinta cuerda, condenado a morir desde el momento en ser concebido. Su guerra vibraba a través de mi cuerpo como las ondas de una piedra que penetra la superficie de un estanque podrido de ira y resignación. Eran insoportables. Arrojé la guitarra. La primera vez surgió de la oscuridad urbana (invisible, estoico pero todavía efímero), penetrando el silencio de las voces fantasmagóricas y los autos como ratas frenéticas y desorientadas, la realidad del insomnio. Interrumpía descaradamente a los profesores en sus aulas, bajo la complicidad de su público, que fingía no escucharlo, fingía no saber que lo escuchaba yo. Fingía ignorar que se materializaba del aire diáfano entre sus palabras y las mías, como anulando sus argumentos por pura tenacidad. Cuando me di cuenta de que no fingían, seguía siendo (estoico, invisible) pero ahora era todo el tiempo y no fingían. Ignoraban realmente, porque de haberlo sabido no habrían podido fingir ignorarlo y vomitar sus vanas e insignificantes palabras contra ese muro infranqueable de una sola nota, infinitamente más verdadero (y por lo tanto más horrible) sin sentirse repugnantes. Al menos yo no pude. Se convirtió en figura y fondo, un marco donde transcurría mi vida, un pilar tan terrible como inofensivo, la cosa más estable y absoluta, un color sonoro sin contorno, contenido en nada. Me acostumbré a comprobar su afinación (siempre un semitono arriba de la quinta) con esa extraña mezcla entre alivio y desesperación del preso que comprueba todos los días que sigue en su celda. La guitarra cayó, un sonido seco de madera rota seguido inmediatamente por un coro macabro de notas como gritos alejándose, adentrándose en eso. (Mi cara hundida en la almohada) no lloraba pero luego si. Sentía mi llanto húmedo y mi llanto convulsivo. Sabía que lloraba pero no podía escucharme llorar, solo lo escuchaba (eterno, estoico, absoluto). Solo lo escuchaba entre el silencio como la primera vez, pero las voces y los autos no estaban. Y no lo escuché más. Y no escuché
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De amor y libertad Nos gusta escapar, nos aferramos a esa palabra. Amamos huir de miradas cómplices e inquietantes. Disfrutamos desentender lo paralelo que hay delante, nos sentimos bien, nos alejamos. Aún, si no sabríamos esquivar lo inevitable, dejaríamos que se nos vaya de las manos. Nunca aceptar, es la regla. Controlar impulsos, marcar barreras, tomar cariño y vomitarlo. Siempre. Si de no correr riesgos se trata, escapar. MarianelaFlo
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Indice Tapa/Contratapa Chica Diamante - “Palabra mágica” - Fotografía intervenida digital - +en:
Chica Diamante
Pagina 4 MARA - "Niña Dragón" - Estilógrafo, acuarela y tinta china. - +en:
MARA
Pagina 5/6 EAN - Collage digital. - +en: ean23arte.wix.com/blue Pagina 7 Darl - “Si Bemol” Pagina 8 Ivan Forza - Fotografía - +en:
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Pagina 9/10 Matias Egea - Fotografía Pagina 11 De amor y libertad - MarianelaFlo Pagina 12 Francisco Astorga - Microfibra / Intervenido digitalmente - +en: versoie.tumblr.com Pagina 13/14 EAN - Collage Digital. - +en: ean23arte.wix.com/blue
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