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HÉROES POR NATURALEZA
CESAR BARRIO-AMORÓS Naturalista y taxónomo por naturaleza Bianca Castillo / BioEstigmas bioestigmas@animanaturalis.org
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“Todavía conocemos relativamente poco acerca de la abundancia de la vida en los bosques tropicales. Sorprendentemente, sabemos más -mucho más- acerca de la superficie de la Luna”. Peter Hamilton Raven.
Su nombre es Cesar L. Barrio-Amorós, nació en Barcelona, España, en 1971. A la edad de 24 años partió de la tierra que lo vio nacer rumbo al trópico, con el claro objetivo de cumplir un sueño: descubrir una nueva especie y bautizarla. Este sueño lo ha cumplido en Venezuela, no una, ¡sino 80 veces! El arte de descubrir especies no se trata de alguien que la vea primero y exclame al mejor estilo de Rodrigo de Triana: "¡nueva especie a la vista!" ¡No! Se trata de mucho estudio, mucha investigación, mucho sacrificio, mucha dedicación, absoluta entrega, y, por supuesto, su buena dosis de estrella. De hecho, la taxonomía es la rama de la biología que se encarga de ordenar a los organismos en un sistema de clasificación compuesto por una jerarquía de taxones (o grupo de organismos emparentados). Realizar la documentación completa de la existencia de organismos vivos sobre la tierra implica un verdadero desafío para la ciencia, no es una tarea sencilla, ni siquiera remunerada, pero es prácticamente un deber para cada generación. Sobre todo en nuestro país, ya que Venezuela es uno de los diez países megadiversos del planeta, contamos con una de las biodiversidades más complejas, anualmente se nos añaden especies nuevas de cada clase de vertebrados e invertebrados. Frente a un hipotético futuro, si tuviésemos que construir una versión moderna del arca de Noé, sólo lo podríamos lograr valiéndonos de la taxonomía. Incluso, de una manera más visionaria, y como una posible válvula de escape ante la adversidad de las extinciones, pudiese pensarse (y de hecho se piensa) en la elaboración de un banco de células madre de toda la fauna y flora terrestre, una vez más, imposible de lograr sin ayuda de la taxonomía. Cesar Barrio escogió Mérida como su morada por el clima, el más parecido a una primavera europea. En Mérida formó en 1999 junto a Denis Torres y otros jóvenes naturalistas, la Fundación AndígenA, una ONG local que pese a los pocos fondos recaudados, se mantuvo como punta de lanza en proyectos de investigación, conservación y educación ambiental en el territorio andino, especialmente a través de sus proyectos bandera sobre el Oso Frontino, el proyecto Atelopus, el Proyecto Danta y el proyecto Pato de Torrente (www.andigena.org). Lamentablemente, las circunstancias económico-políticas del país no ayudaron a que AndígenA sobreviviese, y vio cerrar sus puertas en 2010. De esta manera, entrevistamos a Cesar Barrio y nos concentramos en su rol como taxónomo para entender cómo trabaja un taxónomo y por qué es importante la taxonomía para Venezuela. Estas fueron nuestras preguntas y sus respuestas:
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¿Explícanos cómo hace alguien para descubrir una especie nueva? Bueno, no se trata de que uno vaya paseando por ahí y diga: ahí hay una especie nueva. Eso viene de muchos años de trabajo, una preparación (en mi caso autodidacta) en la que aún cuando estaba en Barcelona leía más sobre la herpetofauna de Venezuela que de cualquier otro lugar. Cuando llegué por primera vez a Venezuela en 1993, lo que me faltaba era la práctica pues poseía mucha teoría.Y algo de lo más divertido para cualquier naturalista es hallar especies e identificarlas. Cuando después de unos años ya conoces todo lo común, entonces vas hallando las especies más raras.Y cuando una de esas especies no la logras identificar, ni tus colegas a los que pides ayuda, supones que es una especie nueva. Pero para estar seguro hay que estudiar mucho, primero toda la literatura que existe sobre el género en cuestión, después saber de biogeografía, y hasta de bioacústica y más recientemente, de genética. ¿Qué se hace en ese caso? ¿cómo demuestras al mundo cientifico que lo que tienes entre manos es una especie distinta a todas las que se conocen? Por ejemplo, yo comencé a estudiar las salamandras de Venezuela, que era algo sencillo ya que tenía experiencia por muchos urodelos que había medido y manipulado en Europa. Cuando yo me establecí en 1995, me llevaron por una selva nublada andina donde hallé una salamandra del género Bolitoglossa. Como
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para la fecha sólo se conocían dos especies, Bolitoglossa borburata de la Cordillera de la Costa y B. orestes de una sección diferente de los Andes, presupuse que podía tratarse de una especie nueva. Así que comenzó la investigación examinando ejemplares de salamandras en los museos de Venezuela, lo que me llevó a poder diferenciar el nuevo taxón de los anteriores. ¿Cuáles son los caracteres en que se fijan? Eso es muy variable y subjetivo, además la taxonomía ha variado mucho, especialmente en las últimas dos décadas, cuando se han introducido técnicas moleculares y bioacústicas de gran precisión. En principio uno se fija en caracteres morfológicos externos, como plumas, escamas, tubérculos en piel y dedos, después se puede ayudar uno con la estadística, midiendo diferentes parámetros y comparando con otras especies, por ejemplo, el diámetro del ojo o la distancia que separa el borde anterior del ojo de la narina o cosas así.También nos fijamos en el número y disposición de los dientes, la coloración aunque esta es poco fiable en muchos casos, y si hilamos más fino, en la osteología. Yo como trabajo con ranas trato de grabar sus cantos, ya que hay programas para analizar los cantos que te dan parámetros como la duración, las frecuencias, entre otros.Y ya para los que trabajan en laboratorios de museos o universidades importantes, se pueden aplicar técnicas moleculares. En definitiva, cuanto más datos tengas mejor.
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Muy bien, volviendo a la salamandra andina, ¿cómo escogiste el nombre y por qué? Escoger nombres no es difícil, se puede nominar una especie de muchas maneras. En este caso le dediqué la especie a un gran maestro y amigo, decano de los aracnólogos venezolanos, Don Manuel Gonzalez Sponga, quien a su vez me dedicó a mí una especie de escorpión,Tytius caesarbarrioi. Así, denominé la especie Bolitoglossa spongai, convirtiendo su apellido en un genitivo, añadiendo una “i” al final (si se tratara de una mujer, el genitivo hubiera sido terminado en –ae, por ejemplo, rosae). No creo que haya mayor honor que te dediquen una especie de animal o planta con tu nombre, eso te convierte de alguna manera en inmortal. Yo he agradecido muchas veces a gente ilustre que me ha ayudado en diferentes modos dedicando especies, como Stefania breweri y Anomaloglossus breweri, dedicados al gran explorador Charles Brewer-Carias, Phyllomedusa neildi (dedicada al lepidopterologo inglés Andrew Neild, quien a su vez también me dedicó una mariposa preciosa, Napeocles jucunda caesari), Scinax manriquei y Mannophryne orellana (dedicados a compañeros de expediciones y grandes naturalistas venezolanos, Roger Manrique y Andrés Orellana), Ceuthomantis duellmani, dedicado al gran herpetólogo americano William Duellman, que fue inspiración para varias generaciones de jóvenes batracólogos, o Allobates algorei, dedicado al político y conservacionista Al Gore, por su esfuerzo en divulgar los problemas que enfrenta el planeta debido al calentamiento global, y así varios más. También se nominan especies por características morfológicas, como Gonatodes superciliaris (un pequeño
gecko diurno, por su escama supraciliar en forma de cuernito), Atractus multidentatus (una pequeña culebra, por el número elevado de dientes), o por geografía, como Pristimantis marahuaka (por la montaña donde se halló que se llama Marahuaka). Y algunos más los he nominado en deferencia a temas mitológicos y etnológicos, como Pristimantis Yukpa, por la etnia en peligro de aculturación Yukpa de Venezuela, o Pristimantis muchimuk, por la mitología indígena Pemón. ¿Una vez que tienes el estudio hecho, a dónde envías el artículo para ser publicado? Existen muchas revistas que aceptan descripciones de especies nuevas como parte vital de la biología activa. En cuanto al artículo, tiene ya una forma establecida, se han hecho las comparaciones pertinentes, se ha añadido toda la información posible sobre la especie en cuestión, se envía a revisión. Los editores de las revistas serias a su vez lo mandan a árbitros internacionales, que son expertos en el área, y ellos devuelven al tiempo el artículo revisado y con sugerencias de cambio, si es necesario. Después de acomodar el texto como dicen los revisores, se devuelve al editor de la revista deseada, y esta se hace cargo de publicarlo. Es importante para los taxónomos usar sólo revistas especializadas y honestas, ya que cabe la posibilidad de que cualquiera publique un estudio mediocre en una revista que, con tal de publicar, se salta las normas, y aun así los nombres sean validos. Eso genera problemas y confusiones que no tienen nada que aportar a una ciencia honesta.
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Especies descubiertas y descritas por Cesar Barrio-Amor贸s
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¿Cuántas especies has descubierto? Bueno tendría que contarlas, el número crece constantemente. Creo que he descubierto como unas 80 especies nuevas y de ellas ya se han descrito 40, y hay como diez en prensa o en revisión. El proceso es largo para describir una especie, mandarla a una revista, que la revisen, manden algunos cambios, y la acepten, a veces tardan de tres meses a un año. Mi primera especie apareció en 1999 y el año más productivo fue 2010 cuando publiqué diez especies nuevas. ¿Dónde se descubren especies nuevas? Depende en el país o región donde estés, y dependiendo del trabajo previo por otros biólogos, puedes hallar muchas especies nuevas o no tantas. Por ejemplo en Venezuela, que es un país grande y muy diverso en regiones biogeográficas, y que cuenta con un número altísimo de anfibios, con unas 350 especies hasta la fecha, sólo hay unas tres personas que se dedican y describen especies regularmente. Eso hace que las oportunidades de hallar algo nuevo sean elevadas. Lo mismo aplica para casi todos los países del Neotrópico, como Colombia, Ecuador, Perú, o Brasil, no tanto ya en países de climas más extremos como Chile y Argentina, o en países pequeños como Costa Rica y Panamá. Costa Rica, que es donde vivo actualmente, a pesar de su diversidad y su situación perfecta entre dos continentes y dos océanos, es muy pequeña y ha sido investigada exhaustivamente por muchos herpetólogos, especialmente americanos y costarricenses por mucho tiempo, y el ritmo de descubrimiento de especies nuevas es mucho menor que, por ejemplo, en Venezuela. Dentro de un país como Venezuela, hay lugares donde uno espera realizar una simple excursión y hallar algo nuevo, por ejemplo ranas que son lo más fácil de descubrir. En los Andes, por encima de los 3000 m hay paramos que actúan a la manera de islas, largamente aislados y donde se ha producido especiación por más de 40 millones de años. Si vas a uno de estos páramos, donde sabes por documentarte anteriormente que no ha habido investigación, tienes grandes posibilidades de hallar algo nuevo. Lo mismo ocurre con los tepuyes, que son montañas espectaculares en la Guayana venezolana, muchos de los cuales han sido visitados o explorados sólo superficialmente, por lo difícil de su acceso. En una exploración sistemática de un tepuy como la que hicimos en Sarisariñama, descubrí cinco especies nuevas en unos días. En un recorrido por los Andes y otros lugares del país, con Juan Carlos Santos de la Universidad de Texas, estudiante de las ranas dendrobátidas, descubrimos 11 especies nuevas.Y así sucesivamente. En el jardín de mi casa en Mérida aparecían dos especie de lagartos, una la describieron unos amigos recientemente, Mabuya meridensis, y otra aun esta por describir, ya que se ha confundido mucho tiempo con otra especie ya conocida. ¿Con qué financiamiento cuenta para sus investigaciones? ¡Ja! ¡Esa si esta buena! No tengo ninguna clase de financiamiento. Si me pagaran por especie descrita seria rico (risas). En serio, en mi estancia en Venezuela, fui cofundador de una ONG, la fundación AndígenA (www.andigena.org), y a través de ella pude financiar algunas investigaciones, pero no se logra vivir bien de la
conservación de la naturaleza, eso seguro. En otras ocasiones me han pagado por nominar alguna especie de rana a alguien que paga para apoyar las investigaciones, como Anomaloglossus verveeksnyderorum (dedicado a dos familias americanas que donaron cierto dinero para mis investigaciones), pero eso es todo.Yo no trabajo para ninguna universidad o museo, así que se puede decir que soy freelancer. Lo hago como hobby. ¿Por qué es importante la taxonomia? La taxonomía es la ciencia que reconoce y nomina las entidades biológicas, en otras palabras, quien se encarga de mostrar al mundo las especies que existen sobre la Tierra y darles un nombre. Es perentoria la necesidad de conocer lo antes posible el resto de especies que integran la naturaleza, dado el rápido deterioro de ésta por parte de la especie depredadora más importante: nosotros. Solo conociendo la cantidad de especies y dónde habitan, podremos vislumbrar su importancia a nivel global, y ese es el punto de partida para la conservación de los lugares donde las especies habitan. Para proteger una determinada zona de los Andes por ejemplo, o una región con tepuyes, se ha de saber antes qué albergan y por qué es importante preservar esa biodiversidad, especialmente si ésta es muy rica. En la actualidad, Cesar reside en Costa Rica, donde es el director del Instituto de Biodiversidad Tropical (www.biotropical.org) de ese país. Realiza cursos y tours para especialistas en fotografía y naturaleza. No obstante, su vínculo con Venezuela es fuerte y no ha de terminar. Aun se ocupa de varios proyectos sobre el país, como una serie de documentales sobre biodiversidad, un libro sobre el mismo tema y otro sobre reptiles y anfibios de Venezuela, además de la descripción de más de diez especies de anfibios que están en revisión o prensa.
Leyendas fotográficas 1. Cesar Barrio en el Churi Tepuy grabando el canto de una rana Anomaloglossus rufulus. Fotografía: Federico Mayoral 2. Cesar fotografiando un ejemplar de Basiliscus basiliscus, llamado popularmente “lagartija jesucristo”. Fotografía: Gigi Torras. 3. Barrio-Amorós manipulando una anaconda (Eunectes murinus) en los llanos de Venezuela. Fotografía: Juan Pablo Diasparra. 4.Salamandra Bolitoglossa spongai descubierta y descrita por Cesar Barrio-Amorós. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós. 5. Rana Anomaloglossus breweri. Fotografía: Charles Brewer-Carías 6. Ejemplar de Anomaloglossus wothuja. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós. 7. Ejemplar de Scinax manriquei. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós. 8. Rana Mannophryne vulcano. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós. 9. Ejemplar de Gonatodes astralis. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós. 10. Pristimantis yustizi. Fotografía: Cesar Barrio-Amorós.
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