Quadern interior 23

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quaderns de la lloba núm. 1

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en el llindar del bosc

a manera de presentació

danza espiral la mujer salvaje la loba creacions el conte el treball amb el conte annexos cites bibliografia

1a edició: Barcelona - Sant Celoni, hivern 2012-2013 Han participat en els Quaderns de la lloba, núm. 1 La còlera, cadascuna en la llengua que s’ha volgut expressar, Susanna Climent, Manoli Cuervo, Muriel Chazalon, Montserrat Francisco, Isabel Jiménez, Adela Labrador, Lola Martínez, Muntsa Mitjans, Lors Pujadas, Rosa Pujol, Dulce Rosas, Núria Sisquella i Karma Zaragoza. Agraïm l’autorització d’Edicions B per reproduir fragments del llibre Mujeres que corren con los lobos de Clarissa Pinkola Estés, d’Ediciones Urano pels de Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer de Christiane Northrup i de Desclée de Brower pels de Emociones: una guia interna de Leslie Greenberg. Disseny de la portada: Sandra Arias, a partir d’un dibuix de Montserrat Francisco Compaginació: Susanna Climent

Publicació subjecta a una llicència Creative Commons de Reconeixement - NoComercial - CompartirIgual, amb excepció dels fragments de Mujeres que corren con los lobos, els drets d’autor de la qual són d’Edicions B, així com de la resta de cites.


a manera de presentació

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en el llindar del bosc

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Montserrat Francisco, inspirat en l’obra de Michael Leu

Els Quaderns de la Lloba volen fer visible el treball que el nostre grup de lectura del llibre Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estés, està realitzant des de fa uns anys. Són uns quaderns de camp que recullen la trajectòria dels camins explorats a través i a partir dels contes que estructuren el llibre. Entre emocions i experiències, percepcions i intuïcions compartides, es va teixint una xarxa que dinamitza i nodreix la vida interior de cadascuna de nosaltres i amplia i cristal·litza el que hem anat elaborant sessió darrere sessió. Ens hem atrevit a dir amb veu pròpia, a cantar, a pintar, a dibuixar, a reescriure, a plorar, a riure, a dormir sota miríades d’estrelles, a caminar de la mà de la nostra naturalesa salvatge. En aquest procés sanador celebrem haver recuperat la nostra capacitat de crear. Els Quaderns de la Lloba volen fer ressonar més enllà del nostre grup el que hem anat vivint, descobrint i reflexionant. El resultat d’aquesta tasca ha estat una cartografia, uns mapes que poden servir per orientar-se en determinats estats emocionals o circumstàncies vitals. Hem volgut començar amb el tema de la còlera, recordant una frase de Anne Wilson Schaef a Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, que ha estat cabdal per a nosaltres: Como mujeres hemos estado limitadas en lo que podemos hacer, decir, pensar y sentir. Es posible que nos fastidie reconocerlo, pero en el fondo sabemos que hay muchas fuerzas que limitan nuestra vida, fuerzas sobre las cuales no tenemos ningún dominio. Solo una persona sin sentimientos no sentiría la llama de la ira a veces. Creíamos que sólo teníamos dos opciones: someternos a la autoridad, apoyándola, o luchar contra ella, apoyándola también. De las dos maneras perdemos. Hay una tercera opción: podemos ser nosotras mismas. Podemos ver lo que es importante para nosotras y hacerlo. Y es posible que tengamos que pasar por la rabia primero para poder ejercer esta opción.



lola martínez

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cada encuentro una danza: danza espiral

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dibuix inspirat en l’obra La danse de Henri Matisse (1909)

Libamos de nuestra hiel Libamos de nuestra miel Lentamente, exploramos territorios profundos e infinitos, una y otra vez

Poco a poco, la emoción cristaliza en el interior de cada una, haciéndose visible Magnífica caja de resonancia, que vibra de lo singular a lo común, con billete de ida y vuelta

Con cada vuelta, la frontera se difumina, y dejamos de saber

¿Hay singular? ¿Hay común?

Sentadas, mirándonos, sintiéndonos, tejiendo red

Explorándonos, nos encontramos bailando, en un laberinto sin fin


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la mujer salvaje

clarissa p. estés & muriel chazalon

La Mujer Salvaje es el término utilizado por la psicoanalista y cantadora Clarissa Pinkola Estés para denominar nuestra naturaleza instintiva e indómita que nos proporciona una integridad innata y unos límites saludables. Se puede seguir la pista a este arquetipo, según nuestra autora, en muchos mitos universales, relatos y cuentos de la tradición oral que asocian la mujer al animal, al lobo en particular, haciendo hincapié en la intuición, sentido o instinto que siempre fue asociado a lo femenino.

La Mujer Salvaje tiene una relación muy estrecha con la vida y sus ciclos naturales. Hoy en día, el concepto de “salvaje” está percibido, a menudo peyorativamente, como algo imprevisible, descontrolado, caótico e irracional que hay que domesticar y controlar, algo amenazante que nos provoca angustia y miedo. Sin embargo, Clarissa entiende por “salvaje” aquello que vive una existencia natural y libre, en total armonía con los ciclos instintivos y naturales, capacitado para auto-subsistir, auto-organizarse, auto-regularse, viviendo de manera íntegra y auténtica en interrelación con los procesos vitales y la sabiduría de lo “no-civilizado”. “[…] la palabra salvaje no se utiliza en su sentido peyorativo moderno con el significado de falto de control sino en su sentido original que significa vivir una existencia natural, en la que la criatura posee una integridad innata y unos límites saludables. Las palabras mujer y salvaje hacen que las mujeres recuerden quiénes son y qué es lo que se proponen. Personifican la fuerza que sostiene a todas las mujeres.”


“La marca distintiva de la naturaleza salvaje es su afán de seguir adelante. Su perseverancia. No se trata de algo que hacemos sino de algo que somos de una manera natural e innata. Cuando no podemos prosperar, seguimos adelante hasta que podemos volver a prosperar.” Cada cuento que relata Clarissa es una medicina que agudiza nuestra visión y nos permite distinguir y reencontrar el camino trazado por la naturaleza salvaje. Los cuentos trabajan en dos direcciones: con su significado literal llegan a la mente y con el simbólico al alma. No obstante, la comprensión del arquetipo de la Mujer Salvaje no es una religión sino una práctica. Unirse a ella no significa cambiarlo todo de derecha a izquierda, significa establecer un territorio, encontrar la propia manada, estar en el cuerpo con orgullo, cualesquiera que sean los dones y las limitaciones físicas, hablar y actuar en nombre propio, recuperar los propios ciclos, descubrir qué lugar le corresponde a una, levantarse con dignidad y conservar la mayor conciencia posible. Clarissa utiliza estas dos palabras “mujer” y “salvaje” como si fuesen palabras-gong, llaman a la puerta de la psique femenina y toda mujer resuena en cuanto las oye porque se despierta en ella un recuerdo antiquísimo. Es el recuerdo, dice Clarissa, de nuestro absoluto, innegable e irrevocable parentesco con lo femenino salvaje. Desde el punto de vista de la psicología arquetípica, la Mujer Salvaje es el origen de lo femenino. El arquetipo de La Mujer Salvaje es la personificación de la psique instintiva natural, de la naturaleza innata y fundamental de las mujeres que sigue operando en lo profundo de la psique a pesar de los repetidos y prolongados intentos de domesticación. El hogar de la Mujer Salvaje es el lugar donde la mente y el instinto se encuentran, un lugar intermedio, una bisagra, en el que el mundo biológico y el mundo psíquico comparten la misma fuente y donde se pueden mezclar e influir mutuamente. El lugar donde se producen las visiones, los milagros, las imaginaciones creadoras, las inspiraciones y las curaciones de todo tipo. El lugar donde nacen los cuentos, los mitos y los relatos simbólicos. El arquetipo de la Mujer Salvaje es el fundamento de este estrato. “Toda mujer tiene potencialmente acceso al Río bajo el Río. Llega allí a través de la meditación profunda, la danza, la escritura, la pintura, la oración, el canto, el estudio, la imaginación activa o cualquiera otra actividad que exija una intensa alteración de la conciencia… llega por medio de actos profundamente creativos, a través de la soledad deliberada y del cultivo de cualquiera de las artes.”

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A través de estos relatos simbólicos, Clarissa procura recobrar “las bellas y naturales formas psíquicas femeninas”, “despatologizar la naturaleza instintiva integral y demostrar sus nexos espirituales y esencialmente psíquicos con el mundo natural”.

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la loba

clarissa p. estés & muriel chazalon

Clarissa describe la Loba como una Huesera, aquella mujer muy vieja que explora territorios áridos y poco frecuentados en los que desentierra, recoge y protege los huesos –el aspecto indestructible del yo salvaje–; junta los huesos hasta reconstruir el esqueleto entero y luego canta sobre ellos reavivándolos con su aliento. Su función es la regeneración y la transformación de la psique de la mujer.

Cate Simmons (Steering for North)

La loba tiene muchos nombres: La que sabe, la Archivera de la hembra, La que vive en la pelvis, la Vieja de dos millones de años, la Madre de Vida/Muerte/Vida, la Trapera, la Criadora del lobo, La que anda siempre haciendo arreglos, la Hacedora del Alma, la Guardiana de lo Salvaje… Es el meollo de la psique femenina, su fuerza natural, psicológica y espiritual. Es la conocedora de los ciclos de Vida-Muerte-Vida. Es la que sabe cuándo algo tiene que morir y cuando algo tiene que vivir, sea una relación, una actitud, un modelo de pensamiento, una actividad... Dice Clarissa que cuando nos sentimos perdidas, despistadas, cansadas, desvitalizadas, es a la Loba a quien hay que recurrir porque es la que sabe realmente qué está ocurriendo en los mundos intangibles y complejos de la psique de cada mujer. Clarissa dedica el primer capítulo de su libro a la Loba, a esa huesera que recoge uno a uno, en el desierto aparentemente yermo de la psique, los huesos desperdigados, recompone el esqueleto y canta sobre él; el esqueleto de lobo recupera entonces la carne, la piel, el aliento, se levanta de pronto, cuando un rayo de luna o de sol le acaricia, y sale corriendo transformado en una mujer libre que, riendo a carcajadas, se aleja hacia el horizonte… Y esta es la función de la psique femenina: juntar, revitalizar y transformar lo que en principio parecía muerto, fragmentado, desperdiciado y perdido por los mil rincones del mundo. Esta capacidad de reestructuración y de recreación que tiene la Loba es la que aprendemos de nuevo a conocer y a cultivar.


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creacions quaderns de la lloba nĂşm. 1


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imatges del procés creatiu del talismà


El “oficio de hacer” constituye una parte importante de mi trabajo. Trato de conferir fuerza a mis pacientes, enseñándoles los antiquísimos oficios manuales... entre ellos, las artes simbólicas de la creación de talismanes, las ofrendas y los retablos, que pueden ser cualquier cosa, desde unos simples palillos envueltos en cintas hasta una complicada escultura. El arte es importante, pues evoca las estaciones del alma o algún acontecimiento especial o trágico del viaje del alma. El arte no es sólo para una misma, no es un jalón en la propia comprensión. Es también un mapa para las generaciones venideras. Clarissa P. Estés

Las aportaciones personales que se recogen en este apartado son expresiones creativas a las que fuimos dando forma a lo largo del tiempo que duró la lectura del cuento en el taller y más tarde, al finalizarla, en un encuentro especial del grupo en l’associació cultural l’eixam, en Sant Celoni. Ese encuentro tuvo dos partes diferenciadas. Por la mañana compartimos pensamientos, textos y poemas preparados individualmente, que mostraron lo visto en el territorio al que accedió cada una de nosotras en su paseo por el interior del cuento. Nuestros encuentros no son encuentros sociales, son encuentros del espíritu y así fue también aquella mañana. Sin embargo, no fue hasta la tarde cuando se produjo algo especial. Empezamos bailando, llovió, e inclinadas sobre un blanco y largo papel, semejante a un camino, en silencio, jugamos con colores y otros materiales. Entonces se abrió un espacio antes inexistente, al que acudieron la muchacha del verde pinar, el oso, la curandera con su fuego llameante… y así, con ellos a nuestro lado, fue apareciendo nuestra criatura, a la que llamamos “delirio”, la parte plástica del encuentro que más tarde se convertiría en nuestro talismán. La fuerza inusual sentida por todas nosotras durante los días posteriores a la creación del talismán fue prueba de cómo la experiencia nos había conectado a la vida, haciéndonos sentir en palabras de Clarissa “el sabor de lo Salvaje”. Incluimos también en estas aportaciones poemas de Chantal Maillard y de Kenneth White, que han sido fuente de inspiración para nosotras durante todo el proceso de creación de este cuaderno y a quienes expresamos nuestro agradecimiento.

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aportaciones personales

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la rabia quaderns de la lloba nĂşm. 1

lola martĂ­nez

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la còlera: poemes rosa pujol brustenga

14 Poemes escrits fa temps sobre la còlera, la ràbia, l’enuig, que ara tractant aquest tema he recordat, he recuperat i he relacionat amb diferents aspectes comentats: el foc, la necessitat d’expressió, la consciència, l’ensenyament... Ets hiena que crida i murmura la ràbia ofegada, sinistra rialla quan trobes la presa innocent. Sóc hiena? Sóc presa? Sóc ràbia que busca un camí.

Dos moments de consciència in situ d’aquest sentiment, en el primer el fet d’adonar-me’n em fa superar l’enuig i, en el segon, malgrat el dolor de l’ofensa, hi ha un desig d’aprendre del sentiment:

Aigües subterrànies, a penes una ombra dibuixa un remolí que esquitxa i amenaça en abocar-se. Espectadora i protagonista, proves d’aturar el traç, l’impuls es va diluint dins d’un torrent de mots i d’un horitzó que s’eixampla.

Dards esmolats cap al nucli del cor mots virulents em colpegen de la mà d’aspres somriures. Els encalço al vol, abans que em penetrin, i me’n queda un blau profund, un dolor clar i l’ambició de mirar-los com a fars.


page-paysage

muriel chazalon

dévasté(e) corps démembrés

des mutilés

mots parsemés lacérés enfin happés

par tout ce blanc par quoi la page est page est paysage est t i e r r a abîmée

blessée

violentée

mots

membres

d’un

tracé

enragé

desgarro remendar

déchirure déchirement rapiécer raccommoder raccorder

gemido largo que arrastra el llanto

long gémissement sous les sanglots

respirar quién respira

respirer par à-coups qui écrit

qui

qui est respiré inspiré expiré

l’oiseau

traverse le ciel sans le découdre je suis l’oiseau des yeux mes mains suivent son vol l’accompagnent

la trace

accorde mes yeux mes mains l’oiseau le ciel sur le Montseny – la terre ravinée sous mes pieds ( le lieu vécu ) mes pieds ma langue ( la formule chuchotée ) (frappée de foudre) le je qui écrit s’efface cède la place au jeu discordant/raccordant de l’espace et du cri de l’oiseau et du ciel de la trace et du vol de la terre et du feu m’oiseau suturant au fil des mots – recto dépecé verso rapiécé

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desgarro-déchirure

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la còlera: reflexions rosa pujol brustenga

16 Els meus miratges la ràbia és un sentiment negatiu sóc de naturalesa colèrica i em resulta molt difícil canviar enrabiar-se és signe de mal caràcter si m’enfado no m’estimaran El que estic aprenent enrabiar-se és natural i és saludable perquè m’ensenya coses que he de canviar sóc lliure de sentir la meva ràbia sovint em comporto de forma colèrica però puc optar per no fer-ho Què em diuen els somnis? Un somni (fotografia:www.sxc.hu/photo/1060562) Algú (una amiga?) em diu que ha d’anar a donar de menjar un gos, els amos del qual són de viatge. Vaig amb ella i quan entrem en aquella casa el gos fa un salt i se’m tira a sobre. Jo estiro el braç en un gest de protecció. Em protegeixo de la còlera? Rebutjo la còlera? El somni em mostra que n’hi ha i que hi he de fer alguna cosa, em diu la Muriel. Uns dies després, en la meva vida diürna, quan esperava que una amiga treiés el cotxe de l’aparcament, hi havia un gos jugant amb la seva mestressa en una petita plaça allà al davant. De cop i volta el gos em va veure, va començar a bordar i va iniciar una carrera cap a mi. La seva mestressa el va aturar i em va dir que semblava agressiu perquè saltava molt però que no ho era. Passat un primer moment de por, em vaig calmar i me’l vaig estar mirant conscientment. I vaig recordar el somni. Un altre somni M’adono que al jardí del costat de casa estan fent una gran neteja. Me n’alegro, perquè estava molt abandonat i hi havia molta malesa, però alhora em fa por que em vinguin rates. A la porta de la cuina hi tinc una gatera (!) -la veritat és que no me n’havia adonat- i hi entra un gos petit, blanc i bufó. Encara que no em fa por, jo no vull que s’estigui passejant per casa meva i el faig fora. I començo a pensar en com ho puc fer per tapar la gatera i que no hi entri cap animal.


Per a mi és un tema clau. Sóc conscient que m’afecta molt i, tot i que a vegades sembla que sigui capaç de mirar-ho amb perspectiva i d’aconseguir un cert equilibri, periòdicament sorgeix dins meu una ràbia “desmesurada” que em sorprèn i m’amarga i que no sé massa com tractar. -- Has expressat mai la teva còlera?-- em va preguntar la Muriel i jo li vaig dir que potser no (!), tot i que sí que l’expresso, no sóc pas una persona que calli sempre, però sovint tinc la sensació que no sé expressar-la. I després em queda un sentiment de culpabilitat, una sensació d’haver actuat “malament”, de forma “no adequada” per la concepció tan negativa que tinc de la còlera. Potser espero massa a expressar-la i aleshores ho faig amb una violència continguda que pot ferir i que els altres reben molt malament. Per què espero tant a manifestar la còlera? potser aquesta és una pregunta útil? per no explotar de seguida i semblar que sóc una rondinaire i una mala educada? perquè vull fer veure que no m’importa el que està passant i que sigui l’altre el que s’adoni que s’està comportant de forma injusta o poc respectuosa? perquè a vegades penso que no n’hi ha per tant i que sóc una exagerada i una susceptible i que no hi he de donar tanta importància Malauradament a vegades em pren la còlera per coses petites: com que al tren el passatger del costat m’envaeixi l’espai, posant el braç sobre el respatller intermedi o al cinema, quan l’espectador de la fila del darrere em va donant cops al seient. I què faig amb tot això que no suporto? ho relativitzo penso que he d’acceptar a la gent com és sense enfadar-me tant penso que he de plantejar el que em molesti o el que necessiti, trobant la manera i el moment adequat

“Persegueix, abasta, envolta la teva vida com un gos entorn la cadira del seu amo. Fes el que estimes. Coneix el teu propi os; rosega’l, enterra’l, desenterra’l i torna a rosegar-lo. No siguis massa moral; podries robar-te molta vida. Aspira a alguna cosa més que a la moralitat. No siguis solament bo: sigues bo per a alguna cosa. Totes les faules tenen la seva moral, però els innocents gaudeixen amb la història.” Henry David Thoreau

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Com visc jo la meva còlera?

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la còlera: els meus descansos rosa pujol brustenga

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1. He dibuixat la línia de la meva vida en forma d’espiral, escrivint a l’interior de cada etapa de 3 anys i mig els fets més rellevants que situen el moment vital i a l’exterior els moments de dolor (escrits en negre) i els moments de llum (escrits en blanc).

2. He clavat tres creus, fetes de troncs petits, a la terra d’un test gran que tinc a la terrassa, embolicades amb una cinta en la qual he escrit la mort que simbolitzava cada creu, acabant amb “perdonat” i “oblidat”, com suggereix la Clarissa. Al voltant de les creus hi he posat pedretes i petxines delimitant i acollint l’espai.


lola martínez

Encontré una caja de bombones vacía y la reutilicé para sepultar los acontecimientosbombones que cuajaron como fantasmas en mi vida, bien porque nunca los llegué a materializar, bien porque al vivirlos me causaron dolor, bien porque eran falsas creencias herencias de la infancia y de la dictadura, bien porque eran decisiones que no estaba en mi mano cambiar y me producían mucha rabia. Dejé una cruz preparada para futuros acontecimientos-fantasmas que volviesen a aparecer. Los escribí en papelitos y los clavé con cruces hechas con alfileres y Blu-Tack. Les escribí una carta de agradecimiento, los murmuré cantando, introduje una ramita de espliego florido para que descansaran en su olor, encendí una vela, me sentí benevolente conmigo misma y seguí mi camino más ligera.

Pero a las cosas o acontecimientos no traducibles en razones […] les sucederá algo peor; andarán con realidad, pero sin sede dentro de nosotros; con ese género de realidad desdichada de los muertos vivos, de los que andan errantes sin encontrar lugar donde posarse, pues parece como si el alma fuese el lugar donde ciertas cosas se posen […]. La anulación de esa previa intimidad con la realidad […] en las regiones no desveladas […] resultará gravísima, aunque no destruirá el pensamiento mismo. Lo en verdad grave serán […] la pesadilla en que la vida se convierte rodeada de esa realidad opaca, que arrojadas de su lugar adecuado aparecerán sin forma ni figura, o se irán dejando un extraño vacío. María Zambrano. La confesión: Género Literario. Madrid: Siruela, 2001

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mis descansos

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20 Desde que empezó el cuento del oso mi vida ha dado un giro, todas las emociones que tenía revueltas se han ido poniendo en orden, aún falta camino, pero noto y respiro tranquilidad y esto me da una pauta para seguir insistiendo en tirar del hilo y acabar de sacarme la camiseta entera. Subir a la montaña ha representado un esfuerzo muy duro y momentos amargos, volver a mirarlo todo desde un punto de vista más objetivo y con visión de aprendizaje, ha sido difícil para mí. A lo mejor no he hecho lo correcto, pero bien sé, que lo que he hecho, lo he hecho con conciencia y sabiendo lo que hacía, como decía Byron, hazlo bien o mal pero hazlo. A partir de aquí me he encontrado diferente emocionalmente, sin los cuervos que me comen y me absorben el alma, lo contrario, me han ido subiendo las burbujas que defino como sidral de naranja. Esta conciencia me ha traído unos resultados que han sido buenos, bueno buenísimos, sentir equilibrio psíquico, sentir equilibrio emocional y sentir equilibrio físico me ha dado la señal que dice que voy por buen camino para volver a subir las veces que sean necesarias. Me he encontrado con las penumbras y los cuadrados negros fuera de mí, al lado de la luna. Ella me ayuda siempre cuando está en su plenitud junto con el mar que limpia esas partes oscuras de mi vida. Ando y llego al puente blanco donde veo la magnitud de mi mar, veo a lo lejos mi montaña verde vuelvo a andar y siempre llego, la subo, en el camino hay siempre cosas para observar como pisadas de perrines, de perros o de lobos marcados en el fango, piedras en distintos niveles que salto y observo con formas similares que recuerdan a piedras de otras culturas, escaleras que suben y bajan, bajan hacia la arena, suben hacia el camino, ando siempre y cada día más deprisa, soy persona de tener prisa para todo, sin embargo y en esta ocasión no hay prisa, sólo satisfacción por las enseñanzas que me brinda la vida. NO SUPE QUE MI ALMA ESTABA VACÍA HASTA QUE LA HUBE LLENADO Parsifal al Rey Arturo Soy reina de mi misma y ahora ya lo he probado encontrando la satisfacción conmigo misma y todo se ha vuelto de color.


Apartarse .............. Sinfonía alpina OP64 Strauss 1911..Alpes Alemanes-La Naturaleza 4 tiempos 1 .. Amanecer 2 .. Ascenso a la montaña 3 .. Entrada al Bosque 4 .. Paseando cerca del manantial Tolerar .................. Templanza Moderación Continencia Sobriedad Olvidar .................. Tengo una pierna a un lado, y la otra en el otro lado, En medio de la nada En medio del desatar Del caer Del sobrevivir Sin saber Sin ladrar Devuelvo, devuelvo, ......devuelvo la parte de mí que no quiero en un apartado al otro lado fuera de mí ......lejos Perdonar ............... El perdón también es una imperfección ya que sólo puede existir si no se ha sabido “comprender” en el preciso momento en el que se produce el hecho. Si se comprende en ese momento, no nace la ofensa que luego necesita el perdón para redimirla. El misterio de las coincidencias Eduardo R. Zancolli “necesitaba tanto entender como sentir” Intento perdonar y lo digo en voz alta repetidas veces pero no consigo liberar esta parte, solo puedo gritar PER..........D..........me falta la ...........O........N........A.........R. .................................... Apprends-nous sur les sommets .................................................................. L’avenir qu’il faut créer .................................... Enséñanos en las cumbres ............................................................................ el futuro que debemos crear De un himno a Odilia. Claude Bernard

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LAS CUATRO FASES DEL PERDÓN

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reflexiones en torno al perdón

lola martínez

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En torno al cuento En primer lugar, quisiera comentar que he disfrutado mucho de mi papel de cronista de nuestras sesiones, una vez superada la vergüenza de hacerlas públicas. Ha sido un reto que ha requerido concentrarme más “en la escucha” y elaborar más todo lo que me llegaba. Ha resultado ser interesante. En segundo lugar, constatar que necesito la soledad para ir a la curandera, explorar las montañas de mi cólera, averiguar cuáles son las ilusiones y actuar no de forma reactiva y automática sino de forma serena y firme, después de establecer aquello que deseo y transgrede las normas para las que estoy programada. Llego al cuento sabiendo que tardo en percatarme de “las violaciones territoriales” y no percibiendo mi propia cólera hasta que se me echa encima, se me apodera y me sube la tensión arterial hasta límites patológicos. Ahora estoy más alerta aprendiendo de los gatos y otros animales. Después de “caminar” con el cuento en compañía de todas vosotras, he aprendido a percibir mi propia cólera, explorarla, recorrerla, convivir con ella sintiendo que no estoy delante de una catástrofe si no de una maestra. He aprendido que la cólera forma parte de la autorregulación psicosomática que nos aproxima a una verdad corporal y social,

que las relaciones de dominación desquician las emociones. He aprendido a identificar las ilusiones de las que estoy programada, a mirar detrás de mi niña interior y más allá de ella, a estar más atenta a las reacciones de mi cuerpo, a encontrar una cajita donde acoger y llorar a “mis muertos”, a saber que se llega al perdón no desde el “yo ofendido” si no desde una experiencia de gracia que nace de un plano más profundo, y que si no llego a él lo más importante es entrar en un proceso de sanar mis heridas fruto de muchas quemaduras de fuego. Finalmente, por un lado agradeceros la compañía de todas vosotras, del territorio que poco a poco con vuestras vivencias, vuestras preguntas, las respuestas de Muriel, vuestras voces, vuestros silencios, las voces de autores que ya se han añadido para siempre a nuestra colección de libros, vuestros refugios creativos, vuestro cariño… han tejido mi mapa particular del cuento. Y por último compartir la alegría que siento por todo ello.

En torno al perdón Delante de una ofensa, humillación, injusticia, etc… mi corazón se cierra y levanto un muro de frialdad hacia el


Para empezar a abrir mi corazón, fui en busca de mi verdad. Yo he encontrado una puerta en el libro La confesión de María Zambrano; ella dice: “[…] el rencor se asienta en la zona misma donde la vida necesita transparencia” y esta frase me permitió notar las opacidades que mi corazón cerrado había levantado. Mis muertos vivientes, mis “muen-botokes”, encontraban un espejo en otra cita del libro: “Pero a las cosas o acontecimientos no traducibles en razones, en aquella realidad que no muestran su faz a la inteligencia, les sucederá algo peor; andarán con realidad, pero sin sede dentro de nosotros; con ese género de realidad desdichada de los muertos vivos, de los que andan errantes sin encontrar lugar donde posarse, pues parece como si el alma fuese el lugar donde ciertas cosas se posasen o como si ella misma, por su contextura, nos hubiese sido dada para esta función tan delicada por lo indefinible y por lo cual ha sido llamada sagrada: es indefinible y no puede ser tocada sin peligro […]”(p. 125). Más adelante: “La confesión parece así un método para encontrar a ese quien, sujeto a quien le pasan las cosas, y en tanto que sujeto, alguien que queda por encima, libre de lo que le pase. Nada de lo que le suceda puede anularle, aniquilarle, pues este género de la realidad, una vez conseguida

parece invulnerable. Y el logro de este punto de invulnerabilidad tiene que ver no sólo con esa unidad pura, con el centro interior, sino también con este misterioso mundo que es preciso unificar, adentrándose en él, venciéndolo a fuerza de intimidad, sirviéndole en una esclavitud que va a dar libertad. Más lo grave es ser un extraño para sí mismo, haber perdido o no haber llegado a poseer intimidad consigo mismo; andar enajenado, huésped extraño en la propia casa. La inserción de ese centro interior, si de veras lo es, hace que ese mundo del desvarío cobre forma y se ordene, porque las entrañas doloridas y rencorosas al punto se hacen de alguien, de un ser que las recoge. Pero algo más; desde él les llega una luz, en la que se tornan visibles […]” (p. 107) Para acabar, a mí me gustaría abrir mi corazón respetando mi singularidad pero, al mismo tiempo, respetando la universalidad que nos une con todo el universo y que nos hace sentir que nada en el mundo es extraño a nosotros, que estamos vinculados a todo lo que existe, que somos de la misma naturaleza que el que ofende y del que es ofendido. He aprendido en las sesiones del taller que mi singularidad precisa un tiempo para recorrer el dolor de la ofensa, su reconocimiento, su transformación, sus porcentajes pero siento que en algunos momentos (como cuando hice “la toma” o ahora mismo) mi universalidad también requiere ser vivida. También he aprendido en el taller de risoterapia que termina mañana que una buena carcajada libera y cohesiona tanto como el llanto. 10/04/2008

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emisor. En casos extremos he llegado a retirar la palabra y la mirada, le “he matado” a la manera de los hombres primitivos; en la novela de El Clan del Oso cavernario de Jean M. Auel, Ayla la protagonista se enfrenta por lo menos una vez a la maldición que el Clan le lanza cuando traspasa las reglas sagradas que los cohesionan, en el momento que le lanzan la maldición ellos creen que ya está muerta y que su cuerpo es sólo “un espíritu” difunto al cual hay que ignorar y no acercarse. He matado de esa manera y “algo” en mí también se ha muerto, y me he convertido en un ser a medias, abocada a la dispersión y a la confusión.

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brujas, beguinas, lobas

montserrat francisco

Mi intención al acercarme al territorio de “las brujas” era poner brevemente la mirada en las protagonistas de una parte de nuestra historia común como mujeres, recordándolas por la ira y la violencia que sufrieron. Partía de la idea equivocada de que se trataba de un colectivo de mujeres pobres e incultas que fueron víctimas de la ignorancia de su época. Sin embargo, al adentrarme más en su espacio, fui descubriendo la gran complejidad y riqueza de su mundo. Complejidad porque en él se mezclan también la hechicería, la magia y otras disciplinas y riqueza, por los conocimientos que contiene. Es por eso que este texto no es más que una leve aproximación a lo que me pareció más interesante: intentar saber cómo eran aquellas mujeres, cuáles eran sus actividades cotidianas, dejando al margen el contexto sociocultural y las cifras. A partir del siglo XV y hasta el XVII tuvo lugar en algunas zonas de Europa, especialmente en Alemania y Escocia (en España en la zona de los Pirineos), una brutal persecución llamada “caza de brujas”, durante la cual miles de mujeres fueron condenadas a morir en la horca o en la hoguera acusadas de practicar brujería. El proceso únicamente tuvo lugar en el mundo cristiano. La caza de brujas fue un plan organizado emprendido y defendido por hombres muy cultos que, apoyados por el poder absolutista, las acusaron de pactar con el demonio (brujería)… y aquí empiezan a aparecer las preguntas. ¿Por qué fueron tan perseguidas si no poseían bienes que confiscar? ¿Qué tenían que causaba miedo? ¿Cómo eran? ¿Qué hacían? Las brujas eran principalmente mujeres mayores, a menudo solteras, que tenían una vida propia, ni ricas ni pobres, libres, que se relacionaban sobre todo con mujeres. Eran reconocidas por su autoridad en muchos campos, fueron sanadoras, parteras, herboristas, ginecólogas, consejeras para la belleza del cuerpo femenino, del deseo sexual, de la maternidad, de la mediación con los procesos de muerte… Vivieron la sexualidad de forma libre y controlaron su fertilidad… Eran pues mujeres de conocimiento, que custodiaban saberes muy antiguos, esenciales… y me pregunto ¿cómo hubieran sido nuestras vidas de contar con aquellos recursos? Con la caza de brujas y la violencia contra lo “femenino libre”, además de la pérdida del conocimiento, se sacrificó la alteridad, para conseguir una unificación de la sociedad que se quería patriarcal, sumisa y homogénea produciéndose un empobrecimiento cultural y espiritual de las personas. Recuerdo, en la película “Visión, la vida de Hildegard von Bingen” (Margarethe von Trotta, 2009), cómo la tristeza y la oscuridad se hacen presentes cuando las mujeres tienen que abandonar el monasterio en el que compartían la vida con los hombres… sin comprensión, sin cooperación, no hay riqueza, ni fruto… En el cuento de Piel de foca Clarissa dice que algunas personas, en su proceso de individuación, relatan un robo significativo que a menudo describen como “la interrupción de algo vital”… tal vez eso es lo más importante de la caza de brujas… algo vital quedó interrumpido. Algo vital nos fue robado.


¿Y por qué me interesan estas mujeres? ¿Quiénes eran? El movimiento nació en el siglo XII, en los Países Bajos, extendiéndose por la Europa Occidental, y a él se unieron miles de mujeres. Fueron perseguidas por la Inquisición debido a su manera de vivir, que cuestionaba el poder establecido; se atrevieron incluso a traducir e interpretar la Biblia. En algunos casos, fueron condenadas a la hoguera como Margarita Porete, quemada en París en 1310, al no retractarse de las ideas expresadas en su libro “El espejo de las almas simples”. Su potencia y fidelidad a sí mismas me fascina, especialmente cuando pienso en el contexto en que vivieron. Eran mujeres laicas que querían vivir su espiritualidad de forma individual y solitaria, cada una a su manera. Fueron capaces de inventar una nueva forma de vivir, que necesitaban y que todavía no existía. Supieron situarse más allá de la ley… sin estar en contra de ella… Y pienso ¿se puede hacer todo eso? Al menos ellas lo consiguieron… y saberlo, para mí, es importante. Las beguinas escaparon de lo que la sociedad tenía preparado para ellas: convento o matrimonio. Ayudaban a los enfermos, en los partos, educaban huérfanos, algunas vivían entre los leprosos, otras sólo estudiaban, escribían, viajaban… Vivieron solas o en comunidad, entre mujeres, sin ser monjas, sin reglas, sin alejarse de la vida real y las que buscaban a Dios lo hacían sin intermediarios, sin aceptar a la Iglesia entre Dios y ellas. Consiguieron unir acción y contemplación. Aquellas mujeres dejaron morir el latín y escribieron en lengua materna, porque formaba parte de su ser (así lo dijeron) y porque escribiendo en lengua materna estaban más cerca de las personas. Y escribieron con errores, de lo que sentían, de sus experiencias, interpretaban textos… sin miedo… y pasearme por este territorio donde no hay estructuras, donde no se busca el poder, donde no se excluye, donde se actúa por contagio… me conmueve… Crearon un “no lugar” donde todas tenían cabida, un espacio simbólico y real … y aquí es cuando oigo un clic… dos piececitas que han encajado… y me pregunto ¿cómo es nuestro espacio? ¿construimos las lobas comunidad? Cuando los martes llegamos al taller, empezamos nuestros encuentros en Cronos, el tiempo estructurado, la obligación, pero poco a poco nos situamos en Kairos, en el sentir. Entonces nos conectamos con nuestro ser, a menudo recogemos saberes despreciados, compartimos nuestros deseos, nuestro dolor… y todo eso nos transforma y nos permite vivir de otra forma en el exterior, tan convencional, tan duro, tan áspero… Creo que las pequeñas piezas que se han unido forman a mi entender un diminuto territorio común entre beguinas y lobas… algo empieza a circular… la posibilidad de que algo se despliegue… un “poder ser”… tal vez…

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Y ahora quisiera mencionar a otras mujeres, las beguinas, que, siendo contemporáneas a las brujas, tuvieron mejor suerte gracias a disponer de otro tipo de herramientas y a su posición socio-económica.

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la vuitena arma En nuestro último taller, Isabel preguntaba qué hacer, cómo posicionarse, delante de atrocidades como la que explicaba haber presenciado la esposa de Mandela, cuando un soldado le abrió el vientre a una mujer embarazada.

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Materiales humildes, aguja e hilo, fundiendo arte y denuncia social.

¿Qué hacer? Ojalá yo pudiera aportar algo tan valioso como “La vuitena arma”, pero no es así. Personalmente, me molesta que las emociones que siento, se desvanezcan con el paso de los días sin conllevar ninguna acción concreta y sólida, pero me hago cargo de mi posición y hago lo que siento que sí puedo y quiero hacer, pequeños gestos de amor a la vida.

Nuestro taller es uno de esos gestos de amor a la vida. En él se vincula la relación que tenemos entre nosotras, nuestra tarea, con un “hacer” en la vida, diferente, que recupera y salvaguarda cosas esenciales.

Ese “hacer” diferente, que acompaña la vida diaria, aunque imperceptible y sutil, a mí me parece absolutamente útil y necesario Recordé que Marga Ximenez, artista catalana, conmovida al enterarse de un hecho idéntico sucedido en Timor Oriental, con telas recicladas, aguja e hilo, creó una serie de esculturas textiles impactantes, que denunciaban aquella violencia y generaban conciencia en quienes las contemplaban. Las tituló “La vuitena arma”.


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27 años 8 meses 14 días

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Así se titula una exposición de fotografías (en el espai Xavier Miserachs, Virreina) que va más allá de lo convencional. Es un adentrarse en la cólera, en la tristeza, en los límites. Territorios a los que nosotras nos hemos acercado, salvando la enorme distancia y desde nuestra particular perspectiva, en el cuento del oso. La fotógrafa se llama Vida Yovanovich y realiza su creación a partir de la relación con un grupo de mujeres mexicanas, encarceladas por matar a sus parejas. No se limita a mostrar sus imágenes, también nos ofrece sus voces en un montaje audiovisual, en el que ellas explican cómo vivían, sus sentimientos, por qué lo hicieron y cómo se sienten ahora. Mientras se escuchan sus emocionadas voces, van apareciendo imágenes en la pared de la sala. Y escuchándolas, se hace presente la cólera que sintieron, la cólera ciega que lo reduce todo a cenizas, la cólera de las mujeres… y la tristeza profunda, y el sentimiento de haber obrado mal, por defenderse. Mujeres sin derechos. Mujeres sin voz, si Vida Yovanovich no les hubiera dado una oportunidad de expresarse. “Llegó el límite de… que como me golpeaba mucho… Con lo que él me pegaba, yo le pegué. No sé ni qué me pasó

que perdí el control y lo hice y hasta no verlo muerto no paré de darle. Es muy feo cargar con un muerto… es muy feo”

Mujeres a las que les robaron la vida, antes y después de la condena. También hay unas fotografías impresas en pequeño formato, que muestran el entorno de la cárcel. Sin imágenes humanas. Son especiales, porque parecen dibujos serigrafiados o gravados, están expuestas sobre paneles forrados de tejido negro, por lo que podrían parecer pequeñas ventanas en negros muros. En el libro que recoge los comentarios de los visitantes, descubro este: ¿Quién quiere ver esto? ¿A quién le interesa? … y comparo esa cerrazón, ese no querer ver, con la solidaridad y el compromiso vital de la fotógrafa.


Me desgarro Me desangro Me encharco del espesor negruzco Horror negro Sopor cansado

Ramas de rabia arrancan mis venas Cual enredaderas agarradas a los muros del ayer Ríos de sangre hirviente desbordan la geografía de mi ser

Salpican chispas encendidas Vibran bengalas alteradas Atraviesan la piel en un dolor de espinas Queman a su paso las heridas

Brazos de fuego ardientes Incendian dolores chirriantes Enfurecidas llamas rugientes Crepitan leños delirantes

Grito rojo, bandera negra Aclaman voces de fervor Rabia roji-negra Furioso rubor

Rabia más que rabia, Cuanta rabia que da la rabia, Que cuanta más rabia, más rabia da

Rabia sangre, rabia verde

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Salir, correr, oler, respirar Versos de un verde claro me hablan de libertad Pasos sabor a hierba cuanto placer me dan

Cada gota un brote Cada brote un aire Verde sobre verde Agua sobre agua

Subir, subir, subir

Emergen raíces profundas Crecen con furor Bifurcan mi estanque de sangre Dispersan el rencor

Encerrada, aprisionada, enclaustrada Aplastada, derrotada, cenicienta Llueve sobre sangre Llueve sobre ceniza Gotas cristalinas caen Surgen semillas olvidadas Manchada, helada, mugrienta

Avanza el charco invasor Ocupa mis espacios el traidor Oscura cárcel custodiada por barras de hierro ardiente Pozo sin fondo de frío hiriente

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comentari al poema

karma

Aquest poema està escrit a partir de com jo sento la meva ira en el meu propi cos. Jo, a la ira o la còlera en el poema li dic ràbia, perquè sento que el so de la “r” representa molt bé l’emoció en si, sento l’emoció en concordança amb el so de la “r forta”, les altres paraules em sonen massa suaus en relació al que sento. En el poema començo parlant de la ràbia de forma repetida doncs vull fer referència al cercle viciós en què entro quan estic capturada per l’emoció, és un cercle que es retroalimenta a si mateix i del que és molt difícil sortir, “cuanta más rabia, más rabia da”, com en un remolí que va girant sobre el seu propi eix. En el segon paràgraf em va venir a la ment una multitud de gent enfurismada, cridant a tot cor i reclamant justícia, els colors “grito rojo, bandera negra” fan referència a la bandera nicaragüenca i la còlera col·lectiva que, en aquest cas vull recuperar, és la revolució sandinista de Nicaragua. Els colors de la bandera, vermell i negre, són també els que desprès té la sang. A continuació entra en joc el foc, la ràbia és per mi com un foc que crema amb una força immensa, que se’m descontrola i alhora m’apassiona. Les seves flames s’han encès amb “los dolores chirriantes”, és a dir amb el dolor que tinc a dins i que em “chirria” perquè no l’he escoltat, ni cuidat, per això s’encén amb aquesta força, perquè el vegi i no el pugui continuar obviant de tanta impressió com em provoca i en el seu cremar sento el so de la fusta com es consumeix i un deliri que no comprenc “crepitan leños delirantes”. L’incendi, que ja no puc apagar, m’explota a dins del pit. Aquesta explosió de foc provoca una expansió d’espurnes que em recorre tot el cos, comença pels braços i després baixa fins l’estómac, les cames i m’ocupa tot el cos de petites espurnes que no deixen de pessigar-me la pell “en un dolor de espinas” d’una forma molt incòmoda. El foc i les espurnes dins del meu cos m’acaben rebentant les venes i em provoquen una hemorràgia de sang en cascada per tot arreu. La sang corre com rius desbordats, és a dir la ràbia em desborda, i tanta sang corrent arriba un moment en què comença a quedar-se acumulada en un bassal cada cop més gran i ample, com si fos aigua estancada. Aquest bassal de sang, com no corre, es va tornant de color “negruzco” i va ocupant tot l’espai intern del meu cos. M’envaeix, m’ofega i em paralitza. És un moment on ja no sento tant l’explosió de la ràbia, sinó que aquesta s’ha estancat i per tant això també em deixa a mi estancada. Estic esgotada, exhausta. Justament després de tanta energia de l’incendi em quedo sense res d’energia i estic com morta, igual que queden els boscos després d’un incendi. Un altre aspecte de la ràbia és la sensació que em dóna d’estar tancada, d’una manca absoluta de llibertat, sóc presonera de la meva pròpia ràbia que m’encadena en una autèntica presó mental. En aquesta situació, on sento el meu cos envaït d’un bassal de sang estancat i en vies de putrefacció, on estic més que esgotada i sento els meus muscles i els meus ossos reduïts a cendres, aleshores comença a ploure sobre meu. Sols faltava això!, ara plou, no estava prou bruta i feta pols que, a sobre, ara estic completament mullada. Us imagineu el bassal; sang negre, cendres i aigua, tot en un xip-xap molt desagradable dins del meu cos. Llavors resulta que en aquest xip-xap comencen a germinar, per sorpresa meva, unes petites llavors i alhora es van estenent unes arrels que travessen el bassal a una velocitat desconeguda i em donen una nova energia, unes ganes boges de “subir, salir, correr, oler, respirar” i així és com el bassal es va transformant poc a poc en natura verda, molt i molt verda.

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rabia sangre, rabia verde

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el perdón

manoli cuervo

El texto de la siguiente página “¿De qué nos van a perdonar?” (18 enero 1994) surge como respuesta por parte del Subcomandante Marcos, portavoz del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), al entonces presidente de México, Carlos Salinas de Gortari. El 1 de enero de 1994 el EZLN inicia un levantamiento armado como respuesta a la entrada en vigor del TLC (Tratado de Libre Comercio Norteamericano) de corte neoliberal. El motivo de la sublevación fue la protesta ante la situación de extrema pobreza de los indígenas y campesinos de todo el país. Pedían: trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz para los pueblos indígenas y todos los mexicanos. Al cabo de unos días, el presidente, Carlos Salinas, emite un mensaje a la nación donde niega que se trate de un alzamiento indígena y ofrece “el perdón” a quienes depongan las armas. Clarissa comienza a tratar el tema del perdón así: Hay muchos medios y maneras de perdonar una ofensa a una persona, una comunidad o una nación. Conviene recordar que el perdón “definitivo” no es una rendición. Cuando tratamos el tema del perdón en el taller, a mí me resonó muy adentro la declaración del subcomandante Marcos. El presidente Salinas hace un ofrecimiento de perdón desde un lugar de poder y jerarquía, como si fuera el propietario de otorgar ese don. Aquí yo sentí que lo que ofrecía realmente no era el perdón (que tal vez puede darse después de un proceso de elaboración colectiva), sino que pedía una rendición. Los zapatistas responden con este inteligente y bello texto, haciendo una declaración donde denuncian la opresión que han vivido los pueblos indígenas, destituyendo así al presidente de ese poder que se había otorgado, e invirtiendo el sentido del perdón que les ofrece. Me sentí muy identificada con esa denuncia; esta resistencia colectiva me produjo gran alegría interior.

… llegaron en silencio y se fueron en silencio … El 21 de diciembre de 2012 miles de caras silenciosas y escondidas bajo un pasamontañas invadieron las calles de los principales pueblos de Chiapas.


Señores: […] ¿De qué tenemos que pedir perdón? ¿De qué nos van a perdonar? ¿De no morirnos de hambre? ¿De no callarnos en nuestra miseria? ¿De no haber aceptado humildemente la gigantesca carga histórica de desprecio y abandono? ¿De habernos levantado en armas cuando encontramos todos los otros caminos cerrados? ¿De no habernos atenido al Código Penal de Chiapas, el más absurdo y represivo del que se tenga memoria? ¿De haber demostrado al resto del país y al mundo entero que la dignidad humana vive aún y está en sus habitantes más empobrecidos? ¿De habernos preparado bien y a conciencia antes de iniciar? ¿De haber llevado fusiles al combate, en lugar de arcos y flechas? ¿De haber aprendido a pelear antes de hacerlo? ¿De ser mexicanos todos? ¿De ser mayoritariamente indígenas? ¿De llamar al pueblo mexicano todo a luchar de todas las formas posibles, por lo que les pertenece? ¿De luchar por libertad, democracia y justicia? ¿De no seguir los patrones de las guerrillas anteriores? ¿De no rendirnos? ¿De no vendernos? ¿De no traicionarnos? ¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo? ¿Los que, durante años y años, se sentaron ante una mesa llena y se saciaron mientras con nosotros se sentaba la muerte, tan cotidiana, tan nuestra que acabamos por dejar de tenerle miedo? ¿Los que nos llenaron las bolsas y el alma de declaraciones y promesas? ¿Los muertos, nuestros muertos, tan mortalmente muertos de muerte “natural”, es decir, de sarampión, tosferina, dengue, cólera, tifoidea, mononucleosis, tétanos, pulmonía, paludismo y otras lindezas gastrointestinales y pulmonares? ¿Nuestros muertos, tan mayoritariamente muertos, tan democráticamente muertos de pena porque nadie hacía nada, porque todos los muertos, nuestros muertos, se iban así nomás, sin que nadie llevara la cuenta, sin que nadie dijera, por fin, el “¡YA BASTA!”, que devolviera a esas muertes su sentido, sin que nadie pidiera a los muertos de siempre, nuestros muertos, que regresaran a morir otra vez pero ahora para vivir? ¿Los que nos negaron el derecho y don de nuestras gentes de gobernar y gobernarnos? ¿Los que negaron el respeto a nuestra costumbre, a nuestro color, a nuestra lengua? ¿Los que nos tratan como extranjeros en nuestra propia tierra y nos piden papeles y obediencia a una ley cuya existencia y justeza ignoramos? ¿Los que nos torturaron, apresaron, asesinaron y desaparecieron por el grave “delito” de querer un pedazo de tierra, no un pedazo grande, no un pedazo chico, sólo un pedazo al que se le pudiera sacar algo para completar el estómago? ¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo? ¿El presidente de la república? ¿Los secretarios de estado? ¿Los senadores? ¿Los diputados? ¿Los gobernadores? ¿Los presidentes municipales? ¿Los policías? ¿El ejército federal? ¿Los grandes señores de la banca, la industria, el comercio y la tierra? ¿Los partidos políticos? ¿Los intelectuales? ¿Galio y Nexos? ¿Los medios de comunicación? ¿Los estudiantes? ¿Los maestros? ¿Los colonos? ¿Los obreros? ¿Los campesinos? ¿Los indígenas? ¿Los muertos de muerte inútil? ¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo? […] Subcomandante Insurgente Marcos, 18 Enero 1994

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¿DE QUÉ NOS VAN A PERDONAR?

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asesinados en San Rafael

isabel jiménez

De repente, una tarde de domingo mientras cosía caí en la cuenta: coser era como vivir, vivir era como coser. Cuando coso escojo telas, hilos, colores, dibujo un patrón, esta forma y no la otra, las puntadas, los pasos, el camino, las personas, los encuentros, una actitud. Todo se mezcla, Vida y Costura. ¡Qué parecido! Coser es presente. Todo lo que siento, lo que se produce en mí cuando coso, tiene que ver con el estremecimiento, la conmoción, me conecta. El resultado final es quizás lo de menos. Se puede vivir y coser de tantas maneras. Sin embargo ahora sé que vivo como coso y coso como vivo. Me resonó profundamente escuchar a Montserrat decir que coser cura. Sus palabras pusieron nombre a mi íntima experiencia. Hice esta labor en la tela india de un mantel que me gustaba mucho y de la que no pude quitar algunas manchas de comida por lo que decidí darle otro uso.


Noche oscura también en la ciudad de Málaga. 4.471 personas asesinadas a partir de febrero de 1937. Consta en los archivos. Fusiladas en el muro exterior del cementerio de San Rafael y luego enterradas en inmensas fosas cubiertas con cal viva. Mujeres y hombres. También niños a los que mató la hambruna. Es la mayor zona de exterminio de la represión franquista y una de las fosas más grandes excavadas en Europa. En octubre de 2006 se inician los trabajos de exhumación y en 2009 se extrae el último cuerpo de la fosa del patio civil. 2840 cuerpos recuperados que, si el deterioro no lo impide quizás sean identificados pero que con certeza serán enterrados dignamente. La mano cosida la encontré en el mercado de los encantes de Barcelona y la cosí a la tela cubriendo el dedo anular para que se pareciera mucho a la mano de mi abuelo Antonio Jiménez Muñoz, asesinado en San Rafael. Algunos procesos nos reconcilian con la Vida. No hubiera sido igual hacer el camino, o no hacerlo quizás, sin las otras mujeres y amigas del taller. El botón rojo a la izquierda lo simboliza: me lo regaló Montserrat, era de su madre que también cosía. Montañas de Sierra Nevada, Montañas de Montserrat, Playas y Tierra de Málaga que me hacen sentir viva.

Coser. (Del lat. Consuere). Unir con hilo, generalmente enhebrado en la aguja, dos o más pedazos de tela, cuero u otra materia. Hacer labores de aguja. […] Unir una cosa con otra, de suerte que queden muy juntas o pegadas. […] Dicho de una persona: unirse estrechamente con algo. Se cosió con, o contra, ello. Coser y cantar, expresión coloquial. Denota que aquello que se ha de hacer no ofrece dificultad alguna. (Diccionario de la lengua española. Real Academia Española. Madrid. Espasa Libros, SL. Vigésima Edición 2001.Tomo 1)

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Me encantan los botones y con botones negros quise expresar la tristeza, la amargura, la noche negra que me asfixiaba. Estuve enferma. Aun así en la mayor oscuridad persiste y late la vida, la vida son los hilos rojos y amarillos, en mi centro. Sale el sol todos los días aun cuando las nubes lo tapan.

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indignaci贸n y rabia colectiva manoli cuervo


muntsa

Tot el recorregut i treball fet en el taller de les llobes ha estat un aprenentatge per saber parlar de les diferents mirades i visions sobre temes controvertits. Jo ho anomeno SABER PARLAR DELS DESACORDS, tenir la valentia de parlar d’aquells temes que saps que a vegades pot incomodar-te expressar-los, però tens una necessitat vital de poder-los verbalitzar (udolar-los en versió de lloba) i poder dir la teva veritat. Jo tinc necessitat d’expressar en veu alta al grup de llobes el que sento pel meu país, Catalunya. Desitjo amb tota la meva ànima la independència de Catalunya per haver de deixar de ser independentista. I seria feliç d’obrir un debat per parlar-ne amb el grup, UDOLAR sobre aquest tema. Les llobes saben parlar de tot. Vull acabar aquestes lletres amb quatre idees: La vida s’expressa en la diversitat. La diversitat és un fonament de la vida. Cada cultura i cada llengua són fruit del diàleg de les persones amb l’entorn. Cada cultura expressa una manera d’entendre el món, per això són tan importants les diferents cultures i parles. I cada llengua i cada cultura necessita un territori per expressar-se. Crec que és un bon motiu per ésser independents. Diu la cançó: “No l’he triat el país on vaig néixer no l’he triat el parlar que m’han donat” però hi visc i per això me l’estimo. Les

paraules de Rilke em confirmen que hem anat fent nostre el país on naixem: “Naixem, per dir-ho així, provisionalment en algun lloc. A poc a poc componem en nosaltres el lloc del nostre origen per a néixer-hi després, i cada dia més definitivament.”

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saber parlar dels desacords desfà la ràbia i l’enuig

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dolor de llengua rosa pujol brustenga

36 Quan vaig sentir per primera vegada el títol d’un llibre que es deia Dolor de llengua vaig saber, sense llegir-lo, de què parlava. Va ser molt important per a mi adonar-me que allò que a vegades sentia no era sols –o no només– enuig, malestar, ràbia.... també era dolor i era compartit. A Dolor de llengua Enric Larreula fa una radiografia exhaustiva de totes aquelles situacions en les quals els ciutadans d’aquest país pateixen a l’hora d’utilitzar la seva llengua [...] on la llengua ha estat motiu de tensió, disgust o malestar. ..[...] Justament quan més ciutadans han estat escolaritzats en llengua catalana i hi ha els nivells en teoria més alts de coneixement tenim la sensació pessimista que el català recula i està quedant només com una llengua que té guanyades unes parcel·les a l’ensenyament i l’administració, però que està quedant anorreada a nivell d’ús públic i que pateix tota mena d’hostilitats i incomprensions. El llibre demostra a bastament que el català ara com ara no és una llengua necessària, que es pot anar tranquil·lament per Catalunya sense saber-lo; i que les actituds acomplexades dels mateixos catalanoparlants, amb la seva facilitat per passar-se al castellà a la mínima no estimulen precisament fer adonar que el català és important i necessari. Un llibre agre, dur, sincer i pessimista [...]. (http://www.xtec.cat/~jtorras2/html/html/Vida%20lectora/Dolor%20de%20llengua.htm. Comentari de Jaume Torras sobre Enric Larreula: Dolor de llengua. Barcelona/València: Edicions 3i4, 2002, 3a edició) El poc respecte cap a la llengua i la cultura del meu país que mostren molts immigrants que hi han anat venint des dels anys seixanta és un dels temes que em fa enrabiar i em trasbalsa sovint. Racionalment puc comprendre les raons d’aquesta situació que fa difícil l’ús de la llengua pròpia com a llengua comuna, però visceralment em revolta. I, en els darrers anys, amb l’actitud de partits polítics de la dreta espanyola sento que estem anant enrere i que s’està intentant destruir tot el que s’ha fet durant els anys de democràcia per visibilitzar i enfortir una llengua –un dels senyals més visibles de la nostra identitat– que continua estant minoritzada en relació amb el castellà. Per suposat entenc que als immigrants recent arribats els resulti difícil aprendre una llengua diferent, en una situació de canvi i de precarietat econòmica i social. Una llengua que, d’altra banda, no els és en absolut necessària ja que en castellà poden viure aquí sense cap problema per raó d’un comportament suposadament educat i respectuós per part dels catalanoparlants que de seguida canviem de llengua. Ara penso que també hi ha una submissió inconscient a la llengua imposada. Però que, després de més de 30 anys de democràcia i d’immersió lingüística a l’escola, molta gent amb coneixement de la llengua decideixi no parlar-la mai em fa mal, em fa molt mal. I l’actitud de molts catalanoparlants que automàticament canvien de llengua –encara que la persona amb qui parlen entengui el català i fins i tot els demani que parlin en català– també em provoca molt malestar perquè d’una banda estem discriminant a les altres persones, pensant que no saben la nostra llengua i, de l’altra, nosaltres mateixos els impedim que la puguin aprendre i usar. Davant d’aquest conflicte recurrent, intento comprendre la situació i actuar, tant personalment com col·lectivament, perquè canviï. Però no m’és suficient. I em resulta violent expressar als altres, d’una manera tranquil·la, com m’afecta la seva manca de sensibilitat perquè penso que ho expressaré amb agressivitat, no m’entendran o m’interpretaran malament i faré malbé la convivència. Aquest sentiment m’ha costat anys poder fer-lo públic i agraeixo que el grup de les llobes em doni la força i la possibilitat d’expressar-lo.


núria sisquella

Atacs, no respectar els límits, tot s’hi val, escanyar, ofegar, fragmentar el territori… porten a la indefensió i a generar ràbia. Paciència i més paciència. Dialoguem, tornem a dialogar. Ens envaeixen i m’envaeixen límits, es traspassen competències. Què busquen? De nou, paciència, però també còlera. Estic enfadada i algunes vegades molt enfadada. Afloren sentiments d’impotència davant la incomprensió. No comprens que no comprenguin. Quantes mentides gratuïtes de qui no viu al mateix territori, de qui no coneix per ell mateix; opinions tergiversades que busquen el conflicte permanent. Difondre l’odi sobre qui vol separar-se amigablement, sense fer soroll, carregant-se la bona convivència. Sentir-se utilitzat només pel que els interessa. *** Com pots sentir el que no sents? Com pots ser el que no sents? Quan t’obliguen a ser d’on no ets, és quan sents que no sents. Ràbia colèrica. Qui perd els orígens, per la identitat. Ets d’un lloc perquè ho sents o tens voluntat de ser, sense obligatorietat. Com es pot seguir al costat de qui no et vol? De qui no t’estima? De qui et nega el dret a decidir qui ets i què vols? No hi ha res de dolent en voler ser un poble lliure, en ser independent i en decidir per ell mateix. *** Per mi, en ments la indesinònim de estar sotmès a l’obligació

aquests mopendència és llibertat, de no ningú ni tenir d’acontentar-lo.

*** L’últim que faltava: voler acabar amb un poble carregant-se la llengua. Intenció d’esborrarlo del mapa, d’aniquilar-lo, de ferlo desaparèixer per mostrar trets identitaris diferents. Quina obsessió en voler unificar, uniformitzar; tots iguals, ningú diferent... *** També es generen sentiments de culpa per voler coses diferents. Més ràbia. Plantejament de marxar, de separar-se, de fugir, de voler no saber res. Difícil deixar de ser el que no ets. Còlera, enuig, ira, ràbia, impotència. PROU!! Podem, volem i tenim el dret a decidir i a ser qui volem ser. *** Demanar perdó? A qui i per què? Per ser diferents? Ni parlar-ne!! Aquesta és la gràcia: la diferència. Si no m’acceptes, no m’interesses. Per damunt de tot, respecte. Mirar més lluny, anar més lluny, emprendre un viatge viure una utopia. Incertesa, però per respirar. No sabem res. Tot està per fer i tot és possible.

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còlera i independència

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la muchacha del verde pinar

montserrat francisco

Me acerco a la muchacha que vivía en el verde pinar y le pido que me deje acompañarla, le explico que también yo he de subir la montaña, que tengo que aprender cosas importantes, que me deje ir con ella. –Lo siento, pero no puede ser –contesta. No puede ser –insiste. Tengo miedo. Tendré que buscar mis demonios y subir la montaña sola. Sé que no hay que salir corriendo, pero es lo que haría. No lo haré y buscaré. Encuentro un hijo que reclama más espacio, que vuela y se aleja. Cambiar la naturaleza del vínculo que me une a él me resulta difícil, doloroso. Hay que atravesar conflictos, desacuerdos... y sin embargo, siento mi alma tan cerca de la suya!!! Encuentro a una mujer con una familia inventada que añora lo que dejó de existir. Encuentro a una mujer con una parte de sí misma exiliada, ausente... Dónde estuvo que perdió algunos de sus tesoros? su inteligencia, su risa, sus ilusiones, su potencia... la dulzura de vivir. Ahora ya no se cree que todo sea debido al paso del tiempo. Salgo hacia la montaña. En mi mochila mis armas más preciadas, mi intuición, mis ganas de aprender, el amor de las personas que me quieren y mis libros. Tengo cuanto necesito. Empiezo a subir y me encuentro con una prueba. Tengo que vender, por menos de su valor, la casa de mi infancia. Siento ira, pero no quiero parapetarme en la razón y en su nombre aplastar la relación, el afecto que queda. Eso es muy masculino y yo no deseo comportarme así. Quiero ser fiel a mi sentimiento y a la vez no dejar sin decir lo que pienso. Lo escribo todo y lo leo, en voz alta, me sorprende oírme a mí misma. No me importa que no me hayan entendido. Para curarme, también escribo un cuento. Cuando acabo de leerlo en voz alta en el taller y levanto la mirada del papel, me siento la muchacha del verde pinar. Mi pelo del oso está ardiendo en el fuego, al mismo tiempo, de forma fulminante, la curandera me hace ver lo no dicho. Eso me sitúa en un lugar difícil, resbalo y ruedo montaña abajo hasta el mismísimo comienzo del camino que lleva a la cima. Hay que volver a empezar. Releo “El Cuerpo nunca miente”. Ahora sí, ahora lo aprehendo. Siento agradecimiento. Continúo subiendo la montaña. Mis circunstancias personales, el tiempo que hemos dedicado al cuento y los temas que con él hemos trabajado me hacen sentir que con el “Oso de la luna creciente” he viajado muy lejos, más allá de su montaña. Mi acercamiento al “Oso” ha sido diferente que al de otros cuentos, he puesto más esfuerzo, más intencionalidad y se ha generado más conciencia. Ha sido un cuento especial, sobre todo gracias a Muriel. Ella es una de esas personas que, en este oscuro mundo, es capaz de abrir rendijas por las que entra la luz. Muchas gracias, Muriel.


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l’ós de la lluna creixent Hi havia una vegada una dona que vivia en una perfumada pineda. El seu home va estar molts anys combatent en una guerra i, quan finalment el desmobilitzaren, tornà molt enrabiat. Es mantenia aïllat i s’estava al bosc nit i dia. Ella s’emocionà molt en saber que el seu home tornava a casa. Cuinà i preparà els seus plats preferits i els hi oferí amorosament. Però ell clavà una puntada de peu a les safates abocant-ho tot per terra. –Deixa’m en pau! –cridà l’home, girant-se d’esquena. Es posà tan furiós que ella s’espantà. L’escena es repetí diverses vegades fins que, al final, desesperada anà a buscar ajuda a la curandera que vivia en una cova als afores del poble.

–Arigato zaishö –digué. Era una manera de donar les gràcies als arbres que aixecaven el seu cabell per tal que ella pogués passar. Creuà el bosc i continuà la pujada. Ara el camí era més dur. Hi havia flors espinoses que li esquinçaven la roba i roques que li esgarrinxaven les mans. En fer-se fosc, uns estranys ocells negres se li acostaren i la van espantar. Sabia que eren muen-botoke, esperits de morts que no tenien família. Aleshores els cantà unes pregàries: –Jo seré la vostra família. Us ajudaré a trobar el descans. I continuà el seu camí. Es desfermà una tempesta i la neu li tapava els ulls i les orelles. Sense veures’hi, pujà cada cop més amunt. Quan deixà de nevar, la dona entonà l’Arigato zaishö per agrair als vents que haguessin deixat de bufar contra ella.

la curandera, un punt de llum (foto: Rosa Pujol)

–El meu home ha sofert greus ferides a la guerra – li digué–. Està sempre enfadat, no menja res i només vol estar sol. Pots donar-me un beuratge que el faci tornar a estimar-me i a ser amorós? La curandera li assegurà: –Sí que puc, però necessito un ingredient especial. Hauràs de pujar a la muntanya, buscar l’ós negre i portar-me un pèl de la lluna creixent que té al coll. Aleshores et podré donar el que necessites i tornaràs a ser feliç. Ella no va tenir gens de por del que li proposava perquè era una dona enamorada. –T’ho agraeixo tant! –exclamà–. És bo saber que s’hi pot fer alguna cosa. Després entonà l’Arigato zaishö, que és una manera de saludar la muntanya i dir-li “Gràcies per deixar-me pujar sobre el teu cos”. Pujà a un altiplà cobert d’arbres. Els arbres tenien unes branques molt llargues que semblaven cortines i unes fulles en forma d’estrella.

creuà el bosc i continuà la pujada (foto: Rosa Pujol)

Buscà refugi en una cova poc fonda en la qual a penes podia arrecerar-se. No va menjar res, malgrat que portava un bon farcell de menjar. Es va tapar amb unes fulles i es quedà adormida. Al matí següent, l’aire estava en calma i petites plantes verdes treien el cap a través de la neu. Es va passar tot el dia buscant l’ós de la lluna creixent i, en ferse fosc, descobrí unes gruixudes cordes d’excrements i ja no va haver de buscar més perquè un gran ós negre avançava per la neu. L’ós de la lluna creixent deixà anar un fort rugit i entrà al seu cau. La dona agafà del seu farcell el menjar que portava, el posà en un bol, el deixà davant del cau i va córrer a amagar-se al seu refugi. L’ós olorà el menjar i va sortir del seu cau, rugint amb força. Va fer la volta al bol, ensumà diverses vegades i va engolir tot el menjar d’una sola mossegada. El gran ós s’aixecà sobre les potes del darrere, ensumà novament i tornà a amagar-se al seu cau.


la dona tremolava com una fulla a l’arbre, però es quedà on estava - fotografia: PD Photo.org (http://www.pdphoto.org/ PictureDetail.php?mat=pdef&pg=5316)

L’ós tornà a recolzar les potes del davant a terra enmig d’una gotellada de neu i contemplà el rostre atemorit de la dona. Per un instant, la dona va tenir la impressió de veure cadenes senceres de muntanyes, valls, rius i poblets reflectits en els gèlids ulls de l'ós. Se sentí envaïda per una sensació de pau i immediatament es van acabar els seus tremolors. –Per favor, estimat ós, t’he estat donant

menjar totes aquestes nits. Em podries donar un dels pèls de la lluna creixent que tens al coll? L’ós la mirà. Aquella doneta hauria estat un mos saborós. Però de sobte se’n compadí. –Pots agafar un dels meus pèls. Però agafa’l ràpid i després marxa d’aquí i torna amb els teus. L’ós aixecà el morro per deixar al descobert la blanca lluna creixent del seu coll. La dona acostà una mà al coll de l’ós i agafà un pèl blanc gruixut i lluent. Va fer una estirada ràpida. L’ós es va tirar endarrere i va deixar anar un crit com si l’haguessin ferit. El dolor va donar lloc a uns irats esbufecs. –Oh, gràcies, ós de la lluna creixent, gràcies. L’ós avançà cap a ella. Rugí unes paraules que ella no va entendre però que, malgrat tot, coneixia molt bé. Tot seguit va fer mitja volta i va córrer muntanya avall tan de pressa com va poder. I mentrestant no parava de repetir Arigato zaishö, per donar gràcies als arbres que havien aixecat les seves branques per tal que ella pogués passar i per donar les gràcies a la muntanya que li havia permès pujar sobre el seu cos. Malgrat que anava escabellada, bruta i amb la roba estripada, baixà corrents cap al poble i entrà a la cabana de la curandera. –Mira, mira! Ja el tinc, l’he trobat, li he demanat, un pèl de l’ós de la lluna creixent! –cridà. –Ah molt bé! –va dir la curandera amb un somriure. Prengué el pèl blanc i el va acostar a la llar de foc. El sospesà, el mesurà amb un dit i exclamà: –Sí! És un autèntic pèl de l’ós de la lluna creixent. De sobte, es girà i va llençar el pèl al foc on es consumí amb una brillant flama ataronjada. –No! –cridà la dona–. Què has fet? –Tranquil·litza’t. Tot va bé –va dir la curandera–. Recordes cada un dels passos que has fet per pujar a la muntanya? Recordes tots els passos que has fet per guanyar-te la confiança de l’ós de la lluna creixent? Recordes el que has vist, escoltat i sentit? –Sí –contestà la dona–, ho recordo molt bé. La vella curandera la mirà amb un dolç somriure i li digué: –Et prego que tornis a casa amb els nous coneixements que has après i et comportis de la mateixa manera amb el teu home. Traducció i adaptació del conte El oso de la luna creciente recollit per Clarissa Pinkola Estés a Mujeres que corren con los lobos - Rosa Pujol Brustenga

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En fer-se fosc, la dona tornà a fer el mateix, però aquesta vegada en comptes de tornar al seu refugi, retrocedí sols fins a la meitat del camí. L’ós olorà el menjar, sortí del cau, rugí amb una força suficient com per sacsejar les estrelles del cel, tornà a fer la volta al bol i ensumà amb molt de compte, però finalment engolí el menjar i tornà al seu cau. L’escena es repetí moltes nits fins que una nit profundament blava la dona va tenir el valor d’aturar-se i esperar una mica més a prop del cau de l’ós... Quan l’ós olorà l’aliment i va sortir, va veure no solament el menjar sinó també un parell de petits peus humans. Girà el cap i va deixar anar un rugit tan fort que a la dona li vibraren els ossos. La dona estava tremolant, però no es va moure. L’ós s’aixecà sobre les potes del darrere, obrí la gola i rugí amb tal força que la dona li va poder veure el vel roig i marró del paladar. Però no va fugir. L’ós va deixar anar un altre rugit i allargà les potes com si volgués agafar-la mentre les seves deu ungles penjaven com llargs ganivets per sobre del seu cap. La dona tremolava com una fulla a l’arbre, però es quedà on estava. –Per favor, estimat ós –li suplicà–, he recorregut tot aquest camí perquè necessito una cura per al meu home.

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En el huso de la cólera. El huso de la cólera tiene túneles que conducen al de la tristeza. Porque quien se encoleriza se siente agredido. ¿De qué te estás defendiendo?, le pregunto al colérico, ¿Qué está en juego? En el huso de la cólera, aún, saco la cabeza y observo. Sé que luego sobrevendrá la tristeza. Porque no hay defensa posible ante lo irracional. Y por la soledad, después de la agresión. Porque siento la agresión como un rechazo. Y, no obstante... ¿Qué defiendes?, pregunto al agresor, pues el agresor se siente igualmente agredido, afianza su territorio tratando de arrasar el ajeno.

Chantal Maillard. Husos. Notas al margen. Valencia: Edición Pre-Textos, 2006


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las enseñanzas de la cólera La cólera es una poderosa emoción primaria, sana y natural cuya función es establecer y defender nuestros límites. Constituye una respuesta visceral e inmediata frente a una agresión, un agravio o una situación injusta u ofensiva. Para todas las personas, cualquier ofensa, humillación o agresión hacia sí misma o sus seres queridos, es vivida como un hecho amenazante donde sentimos invadidos los límites de nuestro territorio y este hecho desencadena generalmente el enfado. La expresión del enfado busca corregir esta situación o prevenir su recurrencia, no tiene por qué ser agresiva. ¿Podemos hablar de una cólera masculina y de otra femenina? Si pensamos en la represión histórica y cultural que como género hemos sufrido las mujeres, podemos decir que sí, existe una cólera femenina que debe ser visibilizada y elaborada.

Para poder trabajar con la cólera, Clarissa Pinkola Estés nos presenta el cuento “El oso de la luna creciente”. Este cuento, según la autora, pertenece a la categoría de los cuentos “rendija”, que nos ofrecen una fugaz visión de las estructuras curativas aplicadas a la cólera. Todos los personajes y elementos del cuento (el hombre furioso, la protagonista, la curandera, el oso, los muen-botoke, la montaña, el bosque…) representan aspectos de la propia psique con los que vamos entrando en contacto. […] El contenido de este cuento nos muestra que la paciencia es un auxiliar de la cólera, pero el mensaje más profundo se refiere a lo que tiene que hacer una mujer para restablecer el orden de la psique y sanar la cólera del yo.

Cuando no sabemos dar una salida adecuada al enfado, éste se convierte en cólera o en rabia (ira obsesiva), de ahí se transforma en rencor (ira envejecida), después en resentimiento, donde sentimos una y otra vez la ofensa vivida (material tóxico), y por último en odio.

La cólera se desencadena cuando nos tocan nuestro núcleo de dolor y es una respuesta frecuente ante: • la falta de respeto o la invasión de los propios límites • la falta de libertad • el maltrato físico o psicológico • la humillación (abuso de poder) • la frustración • la impotencia • el miedo • la injusticia • las pérdidas.

Los temas del cuento giran alrededor de las figuras del Oso, la Montaña, lo Salvaje y la Curandera. Su estructura revela todo un modelo para afrontar y curar la cólera: 1. Buscar en nuestro interior una sabia y serena fuerza curativa (la curandera). 2. Aceptar el desafío de entrar en un territorio psíquico que jamás se ha visitado (el ascenso a la montaña). 3. Reconocer los espejismos (la subida a las rocas, el paso bajo los árboles).


Aprender a vivir lo que sentimos, poniéndonos en contacto con nuestras emociones, y progresivamente aprender a explorarlas, adentrándonos en ellas, compartiéndolas, poniéndoles nombre, nos permitirá integrarlas y darles sentido: esta es la tarea. Sólo prestando atención a estas emociones sin juzgarlas, por desagradables que sean, aceptándolas en vez de rehuirlas o defendernos de ellas, se abre un proceso de transformación. [...] Cualquier emoción, incluso la cólera, lleva aparejados el conocimiento y la perspicacia, algo que algunos llaman esclarecimiento. […] Tal como vemos en el cuento, es necesaria una práctica consciente para poder contenerla y curarla. […] El hecho de prestar atención a la cólera da lugar al proceso de transformación. Si una persona permite que su propia cólera se convierta en su maestra y se transforme por este medio, la cólera se dispersa. Entonces puede utilizarse la energía en otras áreas, especialmente en el área de la creatividad.

El enfado es algo que sientes por alguna razón. Tienes que escucharlo y respetarlo, en vez de tratar de evitar lo que te está diciendo. El enfado es un mensaje que te dice que tus límites están siendo invadidos, que te están haciendo daño, que se están violando tus derechos, que tus deseos o necesidades no se están satisfaciendo adecuadamente o que tu progreso hacia una meta está siendo frustrado. El enfado puede señalar que estás haciendo o dando más de lo que deseas. Te ayuda a decir: “¡Basta, no lo aguanto más!” El enfado ayuda a establecer fronteras y límites y te motiva a decir “no.”

* La conciencia del enfado y de la expresión del enfado son, por lo tanto, dos tareas totalmente distintas que requieren de diferentes habilidades. Conciencia implica prestar atención a cómo se siente tu cuerpo y la habilidad de describir en palabras lo que estás sintiendo, en lugar de tener una reacción sin control. La meta de todo eso es estar informado. Por otra parte, expresar el enfado, generalmente, tiene la meta de informar a otras personas y de ejercer, de algún modo, un impacto o una influencia sobre ellas, y se requiere mucha habilidad interpersonal para hacerlo con eficacia.

* Muchas veces puede ser una sabia opción decidir no expresar enfado central, especialmente de inmediato. Sin embargo, la incapacidad crónica para manejar constructivamente el enfado puede convertirse en un problema importante que lleve a tener la sensación de ineficacia, de desesperanza y de que las cosas carecen de sentido. Esa incapacidad incluye: no reconocer que estás enfadado, reconocerlo pero no ser capaz de expresarlo (esto ocurre por una serie de miedos), expresar enfado pero no hacerlo de manera apropiada, o con demasiada intensidad, o comenzando bien pero dejándose arrastrar hasta culpar y atacar destructivamente, o estar enfadado de forma crónica y reaccionar de manera exagerada. Leslie Greenberg. Emociones: una guía interna

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4. Dejar descansar los viejos pensamientos y sentimientos obsesivos (muenbotoke). 5. Pedir ayuda al gran Yo compasivo (la paciente alimentación del oso y la amable respuesta de éste). 6. Comprender la furibunda faceta de la psique compasiva (el reconocimiento de que el oso, el Yo compasivo, no es manso).

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la intervención de la curandera: el ascenso a la montaña He de escalar mi corazón como si fuese una montaña. Angelus Silesius.

46 […] en lugar de intentar “portarnos bien” y no sentir cólera o, en lugar de utilizarla para quemar todas las cosas vivas a cien kilómetros a la redonda, es mejor pedirle primero a la cólera que se siente con nosotras a tomar un té y charlar un rato para que, de esta manera, podamos descubrir cuál fue su origen. Al principio, la cólera se comporta como el encolerizado esposo del cuento. [...] Es en este momento crítico cuando tenemos que acudir a la curandera, [...] para poder ver qué hay más allá de la irritación y la exasperación del ego. Las curanderas de los cuentos de hadas suelen simbolizar una parte serena e imperturbable de la psique. [...] Todas las mujeres tienen en su psique a esta “mediadora”. Forma parte de la psique salvaje y natural y tiene carácter innato. En aquest conte, el personatge de la curandera ens diu que hem de saber afrontar els problemes, els conflictes, en comptes d’evitar-los. La curandera forma part dels nostres millors recursos. Es tracta de veure-hi més enllà de la nostra còlera, de no instal·lar-nos en el problema sinó travessar-lo de forma serena. Si explorem les nostres onades emotives hi podem trobar molts beneficis, però arribar a ser curanderes implica estar centrades en nosaltres mateixes, travessar la nostra confusió i la nostra exasperació, i acceptar l’angoixa que comporta arribar a aquest lloc on trobarem la nostra part més sàvia. Aquest camí ens portarà a trobar en les nostres emocions un valor informatiu i transformatiu que il·luminarà la nostra vida quotidiana i a comprendre que el camí no és lineal, és difícil, fluctuant, espiral... La indignación o irritación que naturalmente sentimos a propósito de los distintos aspectos de

la vida y de la cultura se exacerba cuando se producen repetidos incidentes de falta de respeto, malos tratos, abandono o acusada ambigüedad en la infancia. Por otra parte, si una mujer [...] ha sufrido severas restricciones en su libertad, conducta, lenguaje, etc., lo más probable es que su cólera normal se desborde ante ciertas cuestiones o ciertos tonos de voz, gestos, palabras y otros desencadenantes sensoriales que le recuerden los acontecimientos originarios. Quan tenim una ferida i ens tornen a fer mal en el mateix lloc reaccionem protegintnos per no tornar a sentir el mateix dolor. Ens posem una cuirassa. I, en canvi, seria més beneficiós reconèixer l’existència de la ferida per poder-la curar. És lícit tenir un temps en el que ens sentim com a “supervivents”, però després ha d’arribarne un altre en el que hem de començar a viure. Dit d’una altra manera, es tracta de desplegar allò més singular que som. Si sols posem l’energia en evitar que sorgeixin determinats sentiments molestos, com per exemple la ira, no podrem viure plenament. Totes tenim ferides, encara que no siguin greus. En la nostra infantesa, l’entorn, determinats models educatius, la falta de sensibilitat... ens allunyen de les nostres sanes respostes emocionals i ens poden agredir. Més tard, ja convertides en adultes, podem buscar els recursos i les eines per sanar aquestes ferides. La nostra responsabilitat és buscar la curandera, ella ens mostra la nostra pròpia saviesa. Tenemos que utilizar la cólera como fuerza creativa. Tenemos que utilizarla para cambiar, desarrollar y proteger. [...] cuando hay serenidad, puede haber aprendizaje y soluciones creativas; en cambio, si hay un


l’acompanyament dins d’un marc terapèutic que integri el cos i la paraula...

La transformació que experimentarem a través del treball amb la nostra còlera ens portarà, a nivell interior, a tenir més claredat i capacitat de decisió i, a nivell exterior, a una acció més eficaç, a ser més assertives. Però hem de ser conscients que els missatges de la curandera no ens arribaran si no practiquem.

Hem d’estar estar atentes al cicle de l’emoció, a la respiració, ser conscients de la situació, aguditzar l’oïda interna –la curandera–. La pràctica ajuda a acotar la còlera i a saber què t’està dient i què cal fer.

Quan ens enfrontem a una situació en la que ens sentim poc respectades, davant de la qual no sabem com reaccionar, hem d’adreçar-nos cap el nostre interior, observar les emocions, acollir-les, buscar alguna manera d’expressar-les i identificar de quins recursos interns i externs disposem. Hem arribat a “presenciar” la curandera a l’interior de la pròpia psique? Pot ser una veu interior, una vivència, una visió o una percepció interna... També podem concentrar l’atenció en l’emoció, el pensament o la sensació que ens pertorba per tal d’aquietar-nos. Aunque es cierto que a veces necesitamos desahogar nuestra furia antes de poder pasar a una serenidad aleccionadora, debemos hacerlo con cierto comedimiento. De lo contrario, sería algo así como arrojar una cerilla encendida a un charco de gasolina. La curandera dice que sí, que la cólera se puede cambiar, pero hace falta algo perteneciente a otro mundo, algo perteneciente al mundo instintivo [...]. La còlera és una energia que cal descarregar per no acumular tensió, però sense fer-ho sobre els altres, i cal entendre els motius que la generen per tal de sanar-la. Tenim diferents recursos per expressar-la: fer algun tipus d’activitat física (caminar en un marc natural, fer esport, ballar...); buscar un espai en el qual poder alliberar paraules, insults, afirmacions contundents (“prou!”, “no!”); emetre sons (cant, gemecs, plors...); l’escolta empàtica d’una persona;

En el nostre conte, aquest treball amb la còlera es simbolitza per l’ascens de la protagonista a la muntanya, guiada per la veu interior de la curandera.

En el budismo se practica una acción de búsqueda llamada nyübu, que significa ir a las montañas para comprendernos a nosotros mismos y restablecer nuestra conexión con lo Grande. Es un ritual muy antiguo relacionado con los ciclos de preparación de la tierra, la siembra y la cosecha. Aunque podría ser beneficioso subir a unas montañas de verdad, también hay montañas en el mundo subterráneo, en el propio inconsciente, y, afortunadamente todos llevamos en el mismo interior de la psique la entrada que conduce al mundo subterráneo y nos permite subir a las montañas y buscar diligentemente nuestra renovación. Clarissa assenyala quatre nivells en la muntanya, és per tant un viatge progressiu des de la part inferior fins al cim, on s’ajunten les dues vessants i on la visió s’eixampla i es transforma. En los mitos la montaña se entiende a veces como un símbolo de los niveles de conocimiento que hay que alcanzar antes de poder ascender al nivel siguiente. La parte inferior de las

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violento incendio por dentro o por fuera, éste lo quema todo y no deja más que cenizas.

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montañas, las estribaciones, representan a menudo el ansia de conciencia. Todo lo que acontece en las estribaciones se entiende como una maduración de la conciencia. La parte mediana [...] se suele considerar la más empinada del proceso, la que pone a prueba los conocimientos adquiridos en los niveles inferiores. Las zonas más altas [...] representan una intensificación del aprendizaje; allí el aire es más tenue y hace falta mucha resistencia y determinación para seguir cumpliendo la tarea. La cima [...] simboliza el enfrentamiento con la sabiduría definitiva semejante a la del mito en el que la anciana, o el viejo oso en el caso de este cuento, habita en la cumbre del monte.

Por consiguiente, es bueno subir a la montaña cuando no sabemos qué otra cosa podemos hacer. [...] Subiendo a la montaña desconocida, adquirimos un auténtico conocimiento de la psique instintiva y de los actos creativos de los que ésta es capaz, y ése es nuestro objetivo. Tal com suggereix la curandera, per trobar alguna cosa que pertany a un altre món més instintiu ens hem d’endinsar físicament en la muntanya, entrar en contacte amb el món dels elements (la pròpia respiració i la de la muntanya, la textura de la terra, el món vegetal, els animals i les roques) i al mateix temps sortir del garbuix mental, que

La via seca i la via humida La muntanya ha estat, en diverses tradicions espirituals, un símbol d’unió entre cel i terra, entre el jo superficial i el jo profund. A la frase inicial del capítol, el místic Silesius assenyala una equivalència entre muntanya i cor “He d’escalar el meu cor com si fos una muntanya” evidenciant el treball que fa la protagonista del conte que s’endinsa en si mateixa alhora que puja a la muntanya. En això consisteix la seva iniciació. En aquest procés d’ascensió aprèn a relacionar-se amb l’entorn i amb si mateixa des d’un altre lloc. Es produeix un canvi d’actitud i un canvi de mirada. En les iniciacions tradicionals existeixen dos camins per afavorir l’obertura i l’expansió de la consciència: la via seca i la via humida. La “via seca” és una via més sòbria i més lenta que demana exercitar l’esforç, la paciència, la concentració, la solitud, l’austeritat, la resistència, a la cerca d’un despreniment de tot allò superflu. Aquesta via pretén entrenar la consciència. Es pot fer a través de tècniques de respiració i meditació o fent muntanya, caminant amb consciència... És una via de “descontaminació” en la qual es produeix una neteja psíquica de desitjos, esperances, miratges, ambicions i també una neteja física (depuració de substàncies tòxiques en l’organisme). La “via humida”, més ràpida, acostuma a utilitzar plantes psicoactives o substàncies enteògenes* (fongs, lianes, herbes, cactus, etc.) i/o tècniques d’imaginació, de visualització que poden desencadenar un desig de coneixement i de ser. Aquesta via pot portar-nos a fer un profund treball amb nosaltres mateixes en el qual s’obren les comportes de l’inconscient i accedim a informació emocional, biogràfica o arquetípica sense processar. Una via pot portar a l’altra i hi ha un moment per a cadascuna. La protagonista del nostre conte camina per un camí escarpat i entra en contacte amb allò més elemental. D’aquesta manera aprèn tant a relacionar-se amb els elements naturals –amb el que els asiàtics anomenen existents (pedres, roques, arbres, animals, plantes...)– com a fer un treball interior gràcies a una relació amb la seva naturalesa essencial. * Un enteògen és una substància vegetal o un preparat de substàncies vegetals amb propietats psicotròpiques que, quan s’ingereix, provoca un estat modificat de consciència. S’utilitza en contextos religiosos, ritualístics i xamànics, a més d’usos creatius, lúdics o mèdics. Etimològicament, el terme deriva de la llengua grega, en la que éntheos (ἔνθεος) significa “(que té a un) déu dintre”, “inspirat pels déus” y génos (γένος) vol dir “origen, temps de naixement”. El substantiu “genos” pertany al camp semàntic del verb gígnomai (γίγνοµαι), que significa “arribar a ser”, “esdevenir”. Per tant, el significat etimològic de enteògen al·ludeix a la possibilitat d’arribar a ser inspirat per un déu, així com al “naixement” que això suposa. (http://es.wikipedia.org/wiki/Enteógeno)


que pueda seguir adelante. Ambas cosas simbolizan la disipación de las ilusiones que permite a la mujer proseguir su búsqueda.

En la montaña encontramos las claves adicionales acerca de la manera de transformar el sufrimiento, el negativismo y los aspectos rencorosos de la cólera, todos ellos habitualmente percibidos y a menudo inicialmente justificados. Una de ellas es la frase Arigato zaishö, que la mujer entona en agradecimiento a los árboles y a las montañas por haberle permitido el paso. [...] la frase quiere decir “Gracias, Ilusión”. En japonés zaishö significa la capacidad de ver claramente las cosas que se interponen y nos impiden alcanzar una comprensión más profunda de nuestra propia persona y del mundo.

He aquí algunas de las ilusiones más comunes a propósito de la cólera. “Si pierdo la cólera, cambiaré y me debilitaré” […]. “Aprendí la cólera de mi padre (madre, abuela, etc.) y estoy condenada a ser así toda la vida” […]. Podemos hacer frente a estas ilusiones buscando, preguntando, estudiando, mirando bajo los árboles y subiendo a la montaña. Perdemos nuestras ilusiones cuando asumimos el riesgo de conocer el aspecto verdaderamente salvaje de nuestra naturaleza, que es el mentor de la vida, la cólera, la paciencia, el recelo, la cautela, el sigilo, la lejanía y el ingenio, todo lo que representa el oso de la luna creciente.

Les dificultats amb les que es troba la protagonista simbolitzen obstacles de la seva pròpia psique. A mesura que puja la muntanya i adquireix una altra mirada, dóna les gràcies perquè s’adona que aquests obstacles només són miratges.

La ilusión se produce cuando algo crea una imagen que no es real, tal como ocurre con las ondas caloríficas en una carretera que hacen que el firme parezca ondulado. En el cuento, la montaña permite el paso de la mujer y los árboles levantan sus ramas para

Totes tenim il·lusions, és a dir miratges, unides a pors inconscients, no formulades i a condicionaments molt antics que no han estat revisats ni qüestionats. És important adonar-nos del que ens passa i travessar la còlera entrant-hi en contacte, expressant-la, i després tornar al centre i des de la serenitat elaborar-la. No es tracta tant d’allunyar de nosaltres certes emocions que considerem “dolentes” per al nostre equilibri psíquic (tristesa, ràbia, vergonya, por....) sinó d’aprendre a transformar-les quan arriben, saber conviure amb elles, reconèixer-les i integrar-les. Persones que han assolit un nivell alt d’espiritualitat han travessat moltes fractures emocionals i han estat capaces de transformar-les. No cal esgotar-se mentalment, és millor observar. A vegades creiem que no hem après res perquè oblidem que res és permanent. Cal revisar les nostres creences i expectatives, transformar les que puguem i eliminar les que es converteixen en un llast en el camí.

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a mesura que anem caminant es va calmant i clarificant, donant pas a l’agraïment. La nostra consciència es va eixamplant.

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el oso espiritual ¿Por qué razón el símbolo del oso […] nos enseña a enfrentarnos con el yo enfurecido? Para los antiguos el oso era el símbolo de la resurrección. El oso está asociado a muchas diosas cazadoras: Artemisa y Diana en Grecia y Roma; Muerte y Hecoteptl, las divinidades del barro de las culturas de América Latina. Estas diosas otorgaban a las mujeres el poder de rastrear, conocer y “excavar” los aspectos psíquicos de todas las cosas. Para los japoneses el oso es el símbolo de la lealtad, la sabiduría y la fuerza.

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En la psique el oso se puede interpretar como la capacidad de regular la propia vida, especialmente la vida emocional. El poder del oso reside en su capacidad de moverse en ciclos, de estar plenamente alerta o de descansar en un sueño de hibernación que renueva la energía con vistas al ciclo siguiente. La imagen del oso nos enseña que […] una persona puede ser violenta y generosa al mismo tiempo. Como nos recuerda Clarissa en las citas anteriores, civilizaciones antiguas siempre consideraron el oso uno de los más potentes símbolos de la vida cíclica por su capacidad de aparecer y desaparecer periódicamente.

exterior en poder interior. La montaña es un lugar de exigencia. Requiere paciencia, tenacidad, persistencia, prudencia, gratitud, conocimiento y esfuerzo. Nuestra protagonista, caminando por la montaña, se libera de sus expectativas, de sus ideas preconcebidas, de sus espejismos, hasta llegar al Oso, a la vida tal como es, participando de sus ciclos, respetándolos y conociéndolos. Esta ascensión es también un gesto de despojamiento, de eliminación de aquellos auto-engaños que siempre acarrean emociones dolorosas. El encuentro con el oso implica un cambio de conciencia. El oso no premia a la protagonista del cuento, “si haces esto… entonces logras aquello”, lo que quiere el oso es que tiemble ante él y le alimente. El ego cree que esforzándose en la montaña conseguirá su meta, pero cuando se encuentra con el oso debe aprender a respetarlo, a estar en su presencia, a estar con él. Frente a la numinosidad* del oso, una persona tiembla y así debe ser. Es necesario para la supervivencia conocer y respetar las leyes del mundo natural.

Siguiendo el rastro del oso, la protagonista aprende a ponerse en paz con sus obsesiones, a sortear las dificultades sin perder de vista el objetivo, administrando sus energías. Subir a la montaña significa para la protagonista hacer un trabajo consigo misma. Frente a la cólera de su marido, ella se adentra en la montaña en busca de las circunstancias propicias que harán posible la emergencia del yo profundo. El trabajo con la cólera, simbolizado en el ascenso a la montaña, nos invita a un ejercicio físico y espiritual. Se nos invita a metamorfosear, a transmutar el peligro *

Allò numinós apareix com el singular estat de l'esperit que té consciència d'allò misteriós, terrible i sagrat, que inspira temor i constitueix un element fonamental de l'experiència religiosa. El numinós se singularitza com quelcom que és radicalment i absolutament diferent: l'absolutament altre que no s'assembla a

res humà ni còsmic, davant el que l'home experimenta el sentiment de la seva radical inferioritat, de no ser més que una criatura. (http://www.pensament.com/filoxarxa/filoxarxa/numen.htm)


[…] La anciana curandera […] tarda un momento en responder para que la joven saboree su hazaña y después arroja al fuego el pelo que tanto esfuerzo le ha costado obtener.

sabe exactamente [...] lo que tiene que hacer al respecto: esperar, liberarse de las ilusiones, subir a la montaña, hablar con ella y respetarla como una maestra.

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[…] “Vuelve a casa –le dice la curandera–. Practica lo que has aprendido.” Cuando la curandera tira el pelo del oso al fuego, quema la última ilusión del ego, una ilusión atrapada en el pelo. Lo que quema es la lógica dual esfuerzo-premio, porque lo importante no es el pelo en sí, sino el aprendizaje que hacemos durante la búsqueda. Clarissa nos advierte de lo más importante: práctica. Practica lo que has aprendido en la montaña, practica la desnudez final. No dejes de poner en práctica lo que has aprendido. El pelo de la garganta del oso es un talismán, una manera de recordar lo que se ha aprendido. […] Resulta muy tranquilizador saber que, por más que la devore la cólera, una persona

La cólera no desaparece por sí sola sin un trabajo personal. Para muchas mujeres un espacio de consulta terapéutica puede representar un contenedor adecuado para recoger y trabajar esa emoción, del mismo modo que la montaña lo es para nuestra protagonista. […] Ahora bien, la mujer que ha conseguido llegar a un entendimiento con su cólera regresa a la vida del mundo exterior con una nueva

Els alquimistes parlaven d'un procés que ens pot ajudar aquí a comprendre en part la nostra tasca amb el conte. Aquest procés alquímic constava d’un doble moviment. D'una banda, consistia en “solidificar l'esperit” i, de l'altra, en “espiritualitzar el cos o la matèria”. Podem entendre el fet de “solidificar l'esperit” com la nostra capacitat d’aplicar a la vida quotidiana el que hem entès en les nostres introspeccions en qualsevol procés psicològic o espiritual (sigui reflexionant, fent una teràpia, meditant...). “Solidifiquem l’esperit” quan convertim aquesta comprensió en pràctica, com fa la protagonista del nostre conte, i actuem basant-nos en allò de què ens hem adonat. El segon moviment, “espiritualitzar el cos o la matèria”, significa considerar una situació concreta de la nostra vida de manera simbòlica. Per exemple, quan perdo el tren puc adonar-me que no és només el tren físic, sinó que representa també “haver perdut el tren” en el sentit simbòlic. Quan prenem distància enfront d’una determinada situació, l’experiència externa es pot tornar símil de quelcom psicològic i la llegim llavors com una mena de paràbola del nostre procés interior. Aquest doble moviment queda meravellosament reflectit, a manera oriental, en el poema zen: Antes del zen, las montañas eran montañas y los árboles eran árboles. Durante el zen, las montañas eran tronos de los espíritus y los árboles eran las voces de la sabiduría. Después del zen, las montañas fueron montañas y los árboles fueron árboles.

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el fuego trasformador y la acción adecuada


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sabiduría, una nueva sensación de poder vivir su existencia con más habilidad. Pero un día algo –una mirada, una palabra, un tono de voz, la sensación de ser tratada con paternalismo, de sentirse poco apreciada o manipulada en contra de su voluntad– volverá a brotar y entonces su residuo de dolor prenderá fuego. La furia residual de las antiguas heridas puede compararse con el trauma de una herida de metralla. Es posible extraer casi todos los fragmentos de metal del proyectil, pero siempre quedan los que son diminutos. Cabría pensar que, si se han eliminado casi todos, el problema ya está resuelto. Pero no es así. En ciertas ocasiones, esos minúsculos fragmentos se retuercen y dan vueltas en el interior, provocando una vez más un dolor idéntico al de la herida inicial (y entonces se produce un estallido de cólera). […] es necesario hacer una pausa en pleno proceso, retirarse y buscar la soledad. […] Hay que emprender una acción inmediata. Entonces se eliminará y habrá más creación en la vida de la mujer.

La mayoría de nosotras podemos llegar a acumular un gran resentimiento por haber estado desconectadas durante demasiado tiempo de un sano enfado ante determinadas situaciones de agravio. Se nos ha enseñado a disimular, inhibir o incluso anular cualquier enfado, tachándolo de poco apropiado para una mujer. Sin embargo, es necesario escuchar nuestra cólera, darle expresión, transformar su fuego destructor en un fuego que nos permita cocinar los elementos “crudos” de nuestra vida y convertirlos en alimentos “digeribles”.

–R: Però mentre no pugem la muntanya… –M (la interrumpe): ¡Ahora ya estás en la montaña, vamos por la octava sesión! ¡No hables en condicional! Estoy aquí pero en el fondo no estoy aquí. Mi mente está en otra parte. A los adultos nos cuesta mucho estar en el momento presente, nos cuesta hablar en primera persona y decir “ahora mismo yo estoy furiosa” y seguimos hablando en términos de supuestos. Racionalizar una cuestión nos permite a veces comprenderla pero no la hace desaparecer ni la transforma. Tenemos que reconciliar la mente con la vida. Tenemos que vivir. Buscar vías de existencia vivas, no por intermediarios… Abrir vías de experimentación. Aquí lo que leemos es la vida y la vida pasa por el cuerpo, por la experimentación, por la experiencia, mucho más que por el: “y si…entonces…”. La mente no succiona la vida, no la reemplaza. Nos sentimos vivas cuando recorremos el camino de la(s) posibilidad(es). A pesar de ser un camino difícil, incierto, inseguro y a menudo desconocido. –R: Vull dir que mentre no aprengui a posar en pràctica tot el que vaig aprenent, encara tinc molta còlera i no sé què fer. –M: Sigue los consejos de Clarissa: adéntrate en la montaña que representa lo esencial, lo fundamental, trabaja con tus espejismos. Encuentra un medio que te permita explorar tu sentimiento, y exprésalo en lugar de buscar un medio de escapar de él. Todo viaje empieza con un paso pequeño. (fragment d’una conversa del taller)


[…] Las mujeres sufren la amputación de la naturaleza salvaje y su silencio no obedece a la serenidad sino que es una enorme defensa para evitar unos daños. Se equivocan quienes piensan que el hecho de que una mujer guarde silencio significa siempre que ésta aprueba la vida tal cual es. Hay veces que resulta absolutamente necesario dar rienda suelta a una cólera capaz de sacudir el cielo. [...] Una tiene que haber probado primero todos los medios razonables para que se produzca un cambio. […] Cuando las mujeres prestan atención al yo instintivo [...] saben que ha llegado la hora. Lo saben intuitivamente y obran en consecuencia. Y es justo que lo hagan. Nos han inculcado una visión negativa de la cólera, del tipo: “Intenta eliminar la cólera, las cosas irán mejor”. Si tienes frecuentes estallidos de cólera, puede significar que estás herida. Hay que transformar esa energía y sanar esta herida, emprendiendo una acción contundente. La cuestión no es únicamente si es correcto o no exteriorizarla, sino qué hacemos con esa energía, cómo la empleamos, para qué. Si refrenamos nuestra cólera refrenamos también nuestra capacidad de acción. No podemos decir amén a todo, hay un momento en que hay que coger el camino de la montaña. […] Casi todas las mujeres pueden percibir el más mínimo cambio en el humor de otra persona, pueden leer rostros y cuerpos –con eso que se llama la intuición– y, por medio de un sinfín de minúsculas claves que se unen para facilitarle información, adivinar lo que encierran las mentes. Para utilizar estos dones salvajes, las mujeres tienen que permanecer abiertas a todo. Sin embargo, esta misma apertura hace que sus límites sean vulnerables y las deja expuestas a las lesiones del espíritu.

[…] El cuento no gira en torno a la aspiración a la santidad, sino en torno a la sabiduría necesaria para saber cuándo tenemos que comportarnos de una forma integral y salvaje. Por regla general, los lobos evitan los enfrentamientos, pero, cuando tienen que defender su territorio o cuando algo o alguien los acosa o los acorrala sin cesar, estallan con la impresionante fuerza que les es propia. Ocurre muy raras veces pero la capacidad de expresar su cólera figura en su repertorio y también tendría que figurar en el nuestro. ¿En qué momento es adecuado dar rienda suelta a nuestra cólera?

La decisión de hacerlo depende de varios factores, entre ellos: la conciencia de la persona o el aspecto que le ha causado el daño, su capacidad de causar más daño y sus intenciones futuras así como la ecuación de poder: si están en pie de igualdad o si se registra un desequilibrio de fuerzas. Todas estas cosas se tienen que evaluar debidamente. La cuestión, en un primer momento, no es sentirse mejor o peor, sino sentir; sentir lo que hay verdaderamente y, si es necesario, sentirse también colérica. Pretender únicamente sentirse bien, a menudo es perder la conexión real con una misma. ¡Porque la cólera nos hace sentir culpables! Hemos de rescatarla de la esfera de lo masculino y sentirla como un elemento necesario de nuestra propia salud. Sólo si

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la justa cólera

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aprendemos a expresarla, nuestros límites territoriales pueden redefinirse.

forma parte del entrenamiento de la asertividad.

No está bien visto que las mujeres manifestemos nuestra cólera porque nuestro rol ha sido formar y mantener vínculos. Las mujeres sabemos que esto es importante para sostener el tejado de la vida. A pesar de que la cólera nos puede permite redefinir límites, recuperar la autoestima y mantener los vínculos con nosotras mismas, los estallidos descontrolados de la ira pueden romper la vinculación con los demás.

Es importante evitar mostrar los dientes y sonreír al mismo tiempo para no dar mensajes contradictorios que confunden al otro y nos confunden a nosotras mismas. Es preciso transmitir al otro lo que sentimos de manera clara y eficaz: “basta, hasta aquí has llegado”; o, si procuramos establecer el diálogo, podemos decir: “cuando tú haces o dices… entonces yo me siento… y preferiría que…”. Por otro lado, siempre nos será más útil al tratar con emociones intensas evitar encallarnos en los “por qués” (“¿por qué me pasa eso a mí?, ¿por qué ahora? ¿por qué otra vez?”) y centrarnos en el “cómo” (“¿cómo me siento? ¿de qué modo vivo esa emoción?”) y en el “qué” (“¿de qué está hecha esta emoción? ¿qué puedo hacer con ella?”).

¿Cuál es la medida justa? No es la venganza ni tampoco evitar decir “basta”; sino la que al expresarse nos permita mantener el vínculo con nuestro sentir. La capacidad para transmitir a los otros nuestras opiniones, creencias, sentimientos de manera eficaz y sin sentirnos mal por ello, sin agredir y ser agredidas, sin someter ni ser sometidas,

La adquisición de esa habilidad a través de técnicas o estrategias implica en un primer término sanar nuestra autoestima.

Las diosas de la cólera transformadora [...] pasan a un primer plano cuando nos llega el momento de ponernos manos a la obra y cambiar una situación que es inaceptable, cuando decimos “¡Ya está bien!”. Antiguamente se recurría a esta clase de diosas cuando los dioses masculinos o los hombres no eran capaces de derrotar al mal y sólo una diosa poderosa tenía la talla suficiente para enzarzarse en la gesta. La representación de la imagen de las diosas más importantes de la ira transformadora no es antropomórfica. La diosa egipcia Sekhmet tiene la cabeza de un león y el cuerpo de una mujer. Kali-Ma, la diosa hindú, posee un rostro inhumano terrorífico y un cuerpo de mujer con innumerables brazos. [...] Gloria Steinem ha puntualizado en numerosas ocasiones que las mujeres se vuelven más radicales a medida que envejecen. [...] En lo que respecta a su vida personal y su pensamiento político, las mujeres mayores se muestran radicales cuando actúan en función de lo que saben y sienten. Son capaces de terminar matrimonios que no funcionaban desde tiempos inmemoriales, o bien despedir a los expertos autoritarios y tomar las riendas médicas y financieras de su propia vida. En cuanto a la esfera política, cuando observan la manera que tienen los hombres de llevar las cosas, no pueden evitar sentirse furiosas por la tolerancia que muestran con el mal o la indiferencia que sienten hacia el sufrimiento. En ese momento en su personalidad surgen Sekhmet y Kali, las cuales avivan su determinación para estimular el cambio. Estos arquetipos de la ira transformadora resultan más eficaces cuando los equilibra la sabiduría. Sin esa sabiduría, pueden ser destructivos para la mujer y para los demás. La rabia que no va acompañada de la sabiduría, se nutre de sí misma y hace que una mujer tema volverse loca o perder el control, y a algunas llega a sucederles. [...] Gracias a la sabiduría, las diosas de la cólera transformadora no dan rienda suelta a sus estallidos de rabia, ni actúan guiándose por sus impulsos. La sabiduría permite canalizar la rabia hasta convertirla en el compromiso de provocar el cambio y la actitud resuelta que se precisa para hallar el camino más idóneo. Gracias a la sabiduría, por último, la culpa y la vergüenza no atenazan a la mujer, ni la instan a que eluda la verdad o los sentimientos de rabia. Por consiguiente, siempre que la rabia se alíe con una estrategia inteligente, las mujeres mayores se transformarán en ancianas formidables. Jean Shinoda Bolen. Las diosas de la mujer madura


chantal maillard

APLAUDO LA INDIGNACIÓN democrática, siempre que sea coherentemente democrática: el demos, el pueblo, en época de globalización, se extiende mucho más allá de nuestras pequeñas fronteras, personales y políticas. No estamos en 1944, tampoco en 1968. Los derechos universales han de ser entendidos y defendidos, ahora, globalmente, sin excepción de pueblos ni de razas, humanas y no humanas, pues lo que afecta a uno sólo de los seres del planeta nos afecta a todos. Me indigno porque hablar, hablamos mucho, pero ¿daríamos un ápice de nuestras comodidades diarias por salvar a un inocente cuando éste no es “de los nuestros”? ¿De verdad? Siempre que trazamos fronteras, éstas nos hacen ser entidades mezquinas. Me indigno cuando nos indignamos por un recorte de nuestros sueldos pero no lo hacemos por los dos millones y medio de desplazados que mueren de hambre en los campos de Somalia. Me indigna que no nos indignemos y pidamos responsabilidades a nuestros Gobiernos, a los que tal vez podríamos acusar de genocidio por omisión. Pero claro, tenemos otras prioridades. Me indigna que consideremos que esto no nos atañe y que recibamos al rey del Vaticano (¡qué poco y qué mal recordamos la Historia!) con bombos y platillos. ¿Por qué no darían los cristianos el coste de su fiesta papal para evitar la muerte de una parte de estos dos millones y medio de personas? Me indigno cuando las sectas se indignan bañadas en su hipocresía. Me indigna que la mayor parte de la población veamos aproximarse el desastre sin variar en nada nuestra forma de vida consumista. Me indigno porque no acabamos de considerar a los demás seres de este planeta como semejantes. Porque hay que seguir pidiendo perdón por pensar que un animal es uno de nosotros y por decir en voz alta que son mejores que nosotros. Me indigna que no sintamos en nosotros al animal, al auténtico animal, clamando por un poco de sosiego. Me indigna que no nos alcemos más alto y desenmascaremos esta farsa que llamamos democracia cuando sabemos pertinentemente que el sistema no funciona, que no votamos a quienes queremos que gobiernen sino que más bien participamos en un torneo preparado por quienes controlan económicamente el circo de las candidaturas y sus ferias electorales. Y sabemos, también, que no hay ideal ni sabiduría en la mayor parte de quienes pugnan por representarnos sino, todo lo más, la pericia del jugador que participa, conscientemente, en un juego amañado por las grandes empresas, frente a las que no todos los políticos tienen el arma que conviene: un espíritu educado en la templanza y otras virtudes necesarias para calmar el ansia. Y ¿qué hacer? ¿Qué modelo inventar? Clamar por la sabiduría. Educar a un niño poniendo a su alcance los medios para la más alta comprensión. Mirar hacia otros pueblos: los últimos supervivientes de las selvas tropicales, Bhutan tal vez, pueblos felices, si los hay. Aprender de ellos, de su felicidad: su eudaimonía: la buena (eu) voz interior (daimon), el buen-estar. El buen daimon es algo con lo que se nace, pero se ausenta en cuanto uno insiste en procurarse un bienestar calculado en forma de pertenencias y derechos adquiridos. El Estado de bienestar se sostiene sobre un paquete de derechos adquiridos a costa de otros, de muchos otros, y a los que no estamos dispuestos, al parecer, a renunciar. No hay felicidad que se asiente sobre tales bases. Urge pensar en formular otro tipo de Gobierno, que no sea precisamente del demos: gremial y etnocéntrico, ni tampoco se sostenga en el krátos: el poder, sino en la comprensión, la compasión y el conocimiento. Article publicat el 15 d’octubre del 2011 a El País

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indignación

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los descansos En el conte, a mesura que la protagonista puja la muntanya, es van acostant uns ocells que s’anomenen muen-botoke. […] son los espíritus de los muertos que carecen de familia que los alimente, los consuele y los ayude a encontrar el descanso. Se trata de una manera útil de comprender a los muertos de la psique que no tienen familia. Son los pensamientos, palabras e ideas creativos de la vida de una mujer que han sufrido una muerte prematura, lo cual es una de las causas más profundas de su cólera. Se podría decir en cierto modo que la cólera es el resultado de unos espectros que no han encontrado el debido descanso.

Lors Pujadas

La protagonista del conte no intenta apartar-se ni córrer lluny dels ocells sinó que s’atura i els acull. És un gest que cal recordar quan sentim que alguna emoció ens turmenta per dins. Part de la còlera d’una dona s’alimenta dels aspectes no realitzats que suposen una frustració (projectes, somnis...) i d’alguna manera cal entrar en contacte amb ells. Hay un momento en nuestra vida, por regla general al llegar a la mediana edad, en que una mujer tiene que tomar una decisión, posiblemente la decisión psíquica más importante de su vida futura, y es la de sentirse amargada o no. Cal mirar-los de front i decidir què pots reciclar o de què t’acomiades a través de la renúncia i del dol.

[…] si una mujer regresa a la naturaleza instintiva en lugar de hundirse en la amargura, revivirá y renacerá. […] Pero primero ha de tener lugar una purificación. Los descansos son símbolos que conmemoran una muerte. Allí mismo, justo en aquel lugar, el viaje de alguien por la vida se interrumpió inesperadamente. [...] Ocurrió algo que alteró para siempre la vida de aquella persona y la de otros. La palabra descanso se utiliza también en el sentido de lugar de reposo como, por ejemplo, el de un cementerio. A pesar de que todas estas cosas fortalecen los procesos de individuación y diferenciación, la maduración y el desarrollo exterior, el florecimiento, el despertar y la conciencia, son también unas grandes tragedias y como tales se tienen que lamentar. Hacer descansos significa echar un vistazo a la propia vida y marcar los lugares donde se han producido las muertes chiquitas y las muertes grandotas. Me gusta trazar el itinerario de la vida de una mujer en una gran hoja de papel de estraza de color blanco y señalar con una cruz los lugares del gráfico, empezando por su infancia hasta llegar al presente en el que han muerto distintos fragmentos y piezas de su yo y de su vida. Señalamos el lugar donde estaban las carreteras que no se tomaron, los caminos interrumpidos, las emboscadas, las traiciones y las muertes. Coloco una crucecita en los lugares del itinerario cuya desaparición se hubiera tenido que llorar o aún llorarse. Y después escribo al fondo la palabra “olvidado” en referencia a las cosas que la mujer intuye, pero todavía no han aflorado a la Lors Pujadas


Els “descansos” són importants perquè com diu Jung “Tot el que oblides ho repeteixes”. I treballar amb els descansos ens permet repassar el material de la nostra vida, no per a obsessionar-nos-hi sinó per reconèixer-lo i posar-hi ordre: posar ordre en els nostres afectes, en els nostres valors, posar ordre en els nostres pensaments, en allò que considerem important... En dibuixar el mapa dels nostres descansos, aquests adquireixen una altra perspectiva i això permet que aflorin sentiments i emocions que no apareixerien d’una altra manera. Es poden dibuixar en ordre cronològic (del naixement fins ara) però també al revés (començant pel present i anant endarrere). Cada creu convida a fer un dol per reconèixer i assimilar el que hem perdut. Amb la creu fixem l’emoció per tal que no ens persegueixi en les nostres futures relacions. Sovint ens sentim desmemoriades, això indica que evitem enfrontar-nos a un esdeveniment dolorós però que segueix actiu inconscientment. Cal drenar la ferida i deixar-la cicatritzar. A continuación, invito a la mujer a hacer descansos, a sentarse con el itinerario de su vida y a preguntarse “¿Dónde están las cruces? ¿Dónde están los lugares que hay que recordar, los que hay que bendecir?”. Todos ellos tienen unos significados que se han incorporado a su vida actual. Hay que recordarlos, pero hay que olvidarlos al mismo tiempo. Para eso hace falta tiempo. Y paciencia. El més dolorós és el sofriment no reconegut; amb els descansos no busquem tant un consol com un reconeixement i una validació del meu dolor o de les meves

ofenses. Alice Miller parla de la importància del “testimoni còmplice” sense el qual no podem integrar certs fets dolorosos o traumàtics; és a dir un acompanyament, terapèutic o no, que ens proporcioni una escolta amorosa, sense judicis, per portar a terme el procés de sanació. També, després d’haver acollit el trauma o haver gestionat el xoc de la pèrdua, pot servir d’ajuda escriure una carta, enregistrar la pròpia veu, dibuixar, és a dir expressar la pròpia veritat. […] La de los descansos es una práctica consciente que honra a los muertos huérfanos de la psique, se compadece de ellos y les da finalmente sepultura. Hem de ser benvolents amb nosaltres mateixes, que no vol dir caure en l’autoindulgència, i donar descans a tots aquells aspectes dels quals necessitem acomiadar-nos.

[…] Los descansos marcan el lugar de la muerte, los momentos oscuros, pero son también billetes amorosos para el propio sufrimiento. Son transformativos. Nunca insistiré demasiado en la conveniencia de clavar las cosas en la tierra para que no nos sigan dondequiera que vayamos. Nunca insistiré demasiado en la conveniencia de enterrarlas.

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superficie. También escribo “perdonado” en referencia a las cosas que la mujer ha liberado en buena parte.

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el instinto y la cólera heridos Las mujeres (y los hombres) tienden a dar por terminados los acontecimientos pasados diciendo “Yo/él/ella/ellos hicieron todo lo que pudieron”. Pero el hecho de decir “hicieron todo lo que pudieron” no equivale a perdonar. Aunque fuera cierta, esta perentoria afirmación excluye la posibilidad de sanar. Es algo así como aplicar un torniquete por encima de una profunda herida. Dejar el torniquete más allá de un determinado período de tiempo provoca una gangrena por falta de circulación. El hecho de reprimir la cólera y el dolor no sirven de nada. Si el instinto de una mujer ha resultado herido, ésta se enfrenta con varios retos relacionados con la cólera. En primer lugar, suele tener dificultades para reconocer la intrusión; tarda en percatarse de las violaciones territoriales y no percibe su cólera hasta que ésta se le echa encima. A veces puede tardarse mucho tiempo en darse cuenta de que se ha sido maltratada o de que se han sufrido experiencias humillantes. Y aunque no hayamos sido maltratadas, pocas hemos recibido el apoyo para ser quienes somos. A menudo la cólera y la rabia nacen de una ofensa, de una manipulación, violación, humillación… que tuvieron lugar cuando éramos pequeñas y no sabíamos cómo afrontar estos sentimientos perturbadores. La ira, al no ser aceptada, no se expresa y a menudo se somatiza y se convierte en un patrón automatizado de comportamiento. Incluso en algunos casos en que la ira no es trabajada, se traslada a los hijos, que se hacen portadores de ella al no ser reconocida. Estos sentimientos, pensamientos, sensaciones no expresados ni concienciados actúan formando un núcleo (lo que Jung llamaba un “complejo”) que, a modo de imán, aglutina otras experiencias semejantes. Un complejo deforma nuestra visión y va contaminando el lenguaje, la sexualidad, la creatividad, etc. Cualquier

humillación no reconocida sigue socavando otros aspectos de la psique. Este desfase es el resultado de la lesión de los instintos de las niñas, causada por las exhortaciones que se les suelen hacer a no reparar en los desacuerdos, a intentar poner paz a toda costa, a no intervenir y a resistir el dolor hasta que las cosas vuelvan a su cauce o desaparezcan provisionalmente. Tales mujeres no actúan siguiendo el impulso de la cólera que sienten sino que arrojan el arma o experimentan una reacción retardada varias semanas, meses o incluso años después, al darse cuenta que hubieran tenido o podido decir o hacer. Tal comportamiento no suele deberse a la timidez o a la introversión sino a una excesiva consideración hacia los demás, a un exagerado esfuerzo por ser amable en perjuicio propio y a una insuficiente actuación dictada por el alma. El alma salvaje sabe cuándo y cómo actuar, basta que la mujer la escuche. La reacción adecuada se compone de perspicacia y una adecuada cantidad de compasión y fuerza débilmente mezcladas. El instinto herido ha de curarse practicando la imposición de unos sólidos límites y practicando el ofrecimiento de unas firmes y, a ser posible, generosas respuestas que no cedan, sin embargo, a la tentación de la debilidad. ¿Qué hacer cuando no tenemos referentes vividos de un buen manejo de la cólera? En primer lugar es necesario reconocerla y prescindir de la racionalización en esos momentos iniciales, sólo así evitaremos que una justificación temprana aborte el proceso de adquirir consciencia de la ofensa. La comprensión a menudo tiene doble filo (por ejemplo, a cualquier dictador lo podemos llegar a comprender conociendo los hechos y circunstancias de su infancia, pero no podemos justificar ni, por supuesto, aceptar ni aprobar con ello sus actuaciones). La “comprensión” o justificación de la actuación de los demás, a


En segundo lugar es preciso expresar la cólera nacida de un agravio con el dolor que conlleva y, según apunta Alice Miller, buscar un “testigo cómplice”. Nosotras mismas podemos hacernos de “testigo cómplice” siempre y cuando previamente hayamos aprendido a distanciarnos emocionalmente de los agravios, cuando hayamos podido previamente expresar y desidentificarnos de nuestro dolor. Una cosa es sanar la herida a nivel visceral y otra es, a través de la racionalización, elaborar una justificación con el fin de tranquilizar la conciencia. Justificar y comprender no redime nuestras heridas si no hemos podido sentir y decir nuestra verdad. A nivel social, por ejemplo, las víctimas del terrorismo no sanarán comprendiendo por qué una banda terrorista se llevó a sus familiares sino que precisaran de un reconocimiento tanto personal como colectivo de su sufrimiento, seguido de una elaboración del duelo, la rabia, la impotencia. Una mujer puede tener dificultades en dar rienda suelta a su cólera incluso si esa

supresión resulta perjudicial para su vida, incluso en el caso de que ello la obligue a revivir obsesivamente unos acontecimientos de años atrás con la misma fuerza que si hubieran ocurrido la víspera. Insistir en hablar de un trauma y hacerlo con gran intensidad a lo largo de un determinado período de tiempo es muy importante para la curación. Pero, al final, todas las heridas se tienen que suturar y debe dejarse que se conviertan en tejido cicatricial. El problema se manifiesta cuando nos ofenden y actuamos como si no hubiera ocurrido nada, disociándonos de nuestros sentimientos, negándolos o reprimiéndolos. Lo que es imprescindible es encontrar el modo de relacionarme con la herida, expresar verbal y emocionalmente lo que estoy sintiendo. Por supuesto, existen muchos grados de ofensas, pero el proceso de sanar es el mismo: reconocer nuestros sentimientos maltrechos, expresar las emociones corporalmente y verbalizar los sentimientos para finalmente elaborarlos e integrarlos. La clave del proceso sanador no consiste sólo en revivir y expresar las experiencias del pasado, sino en la tarea de reconstrucción de nuevo significado, crecimiento y transformación de nuestra identidad.

Surge la cuestión de quién soy yo si intento suprimir mis sentimientos y ya no se me permite saber realmente qué siento, qué percibo, qué quiero, qué necesito y por qué. Es cierto que puedo exigirme altos rendimientos en el trabajo, en el deporte, en la vida cotidiana. Pero cuando pretendo forzar los sentimientos (sea con ayuda o no del alcohol, las drogas o los medicamentos), antes o después tendré que afrontar las consecuencias del autoengaño. Me reduzco a una máscara y no sé en absoluto quién soy en realidad. Porque la fuente de estos conocimientos se halla en mis sentimientos verdaderos, que concuerdan con mis experiencias. Y el guardián de estas experiencias es mi cuerpo. Su memoria. No podemos querernos, respetarnos ni entendernos a nosotros mismos si ignoramos los mensajes de nuestras emociones, como, por ejemplo, la ira. A pesar de ello, existe toda una serie de reglas y técnicas “terapéuticas” para manipular las emociones. Alice Miller. El cuerpo nunca miente

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costa del respeto de nuestro sentir, en el inicio del proceso puede llegar a enmascarar la herida y a alejarnos de nuestros sentimientos.

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Disolver el cuerpo del dolor colectivo de las mujeres ¿Por qué el cuerpo del dolor es un obstáculo mayor para las mujeres? El cuerpo del dolor generalmente tiene un aspecto colectivo así como uno personal. El aspecto personal es el residuo acumulado de dolor emocional sufrido en el propio pasado. El aspecto colectivo es el dolor acumulado en la psique humana colectiva durante miles de años a través de la enfermedad, la tortura, la guerra, el asesinato, la crueldad, la locura, etcétera. El cuerpo del dolor de cada uno participa también de este cuerpo del dolor colectivo. Hay diferentes ramas en el cuerpo del dolor colectivo. Por ejemplo, ciertas razas o países en los que ocurren formas extremas de lucha y violencia tienen un cuerpo del dolor colectivo más pesado que otros. Cualquiera que tenga un cuerpo del dolor fuerte y una conciencia insuficiente para dejar de identificarse con él no sólo se sentirá forzado a volver a vivir periódica o continuamente su dolor emocional sino que puede también fácilmente convertirse en el perpetrador o en la víctima de la violencia, dependiendo de si su cuerpo del dolor es predominantemente activo o pasivo. Por otra parte, también pueden estar potencialmente más cercanos a la iluminación. Este potencial no se realiza necesariamente por supuesto, pero si usted está atrapado en una pesadilla, probablemente estará más fuertemente motivado a despertar que alguien que sólo está atrapado en los altibajos de un sueño ordinario. Aparte de su cuerpo del dolor personal, toda mujer tiene participación en lo que podría describirse como el cuerpo del dolor femenino colectivo, a menos que sea completamente consciente. Este cuerpo está formado por el dolor acumulado que ha sido soportado por las mujeres, en parte a través de la dominación de la mujer por el hombre, de la esclavitud, de la explotación, las violaciones, el dar a luz, la pérdida de los hijos, etcétera, durante miles de años. El dolor físico y emocional que muchas mujeres sienten antes y durante la menstruación es el cuerpo del dolor en su aspecto colectivo que despierta de su latencia en ese momento, aunque puede dispararse en otras oportunidades también. Restringe el flujo libre de energía vital a lo largo del cuerpo, del cual la menstruación es una expresión física. Demorémonos en esto por un momento y veamos cómo puede convertirse en una oportunidad para la iluminación. A menudo las

mujeres son “dominadas” por el cuerpo del dolor en ese momento. Tiene una carga energética extremadamente poderosa que puede empujarla a la identificación inconsciente con él. Usted entonces es poseída activamente por un campo de energía que ocupa su espacio interior y simula ser usted pero, por supuesto, no lo es en absoluto. Habla a través de usted, actúa a través de usted, piensa a través de usted. Creará situaciones negativas en su vida para poder alimentarse de esa energía. Quiere más dolor, en cualquier forma. He descrito ya este proceso. Puede ser maligno y destructivo. Es puro dolor, dolor pasado, y no es usted. El número de mujeres que se aproxima ahora al estado completamente consciente excede ya al de hombres y crecerá aún más rápidamente en los años venideros. Los hombres quizá las alcancen al final, pero durante un tiempo considerable habrá una brecha entre la conciencia de los hombres y la de las mujeres. Las mujeres están recuperando la función que es su derecho de nacimiento y, por tanto, llega a ellas más naturalmente que a los hombres: ser un puente entre el mundo manifestado y lo No Manifestado, entre lo físico y el espíritu. Su mayor tarea como mujer ahora es transmutar el cuerpo del dolor para que no siga interponiéndose entre usted y su verdadero ser, la esencia de lo que usted es. Por supuesto, usted también tiene que manejar el otro obstáculo hacia la iluminación, que es la mente pensante, pero la intensa presencia que usted genera cuando maneja el cuerpo del dolor, la liberará también de la identificación con la mente. La primera cosa que tiene que recordar es esta: mientras usted construya su identidad a partir del dolor, no puede liberarse de él. Mientras una parte de su sentido de sí misma esté invertida en su dolor emocional usted inconscientemente se resistirá o saboteará cualquier intento que haga de curar ese dolor. ¿Por qué? Muy sencillo, porque desea mantenerse intacta y el dolor se ha convertido en parte esencial suya. Este es un proceso inconsciente y la única forma de superarlo es hacerlo consciente. Eckhart Tolle. El poder del ahora


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la cólera colectiva […] Existe el fenómeno de la lesión de grupo, el dolor de grupo. Las mujeres que adquieren consciencia social, política o cultural descubren a menudo la necesidad de enfrentarse con la cólera colectiva que una y otra vez les recorre el cuerpo. […] Y es psíquicamente saludable que las mujeres utilicen esta cólera derivada de la injusticia para buscar los medios capaces de producir el cambio necesario. Pero no es psicológicamente saludable neutralizar la cólera con el fin de no sentir nada y, por consiguiente, no exigir la evolución y el cambio. Tal como ocurre con la cólera de carácter personal, la cólera colectiva es también una maestra. La cólera constructiva se puede utilizar con provecho como motivación para la búsqueda o el ofrecimiento de apoyo, para la búsqueda de medios que induzcan a los grupos y a los individuos al diálogo o para exigir responsabilidades, progreso y mejoras. […] El hecho de experimentar unas profundas reacciones ante la falta de respeto, las amenazas y las lesiones forma parte de una sana psique instintiva.

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Per tal que les dones puguem reconduir aquesta còlera que hem patit i patim, generació rere generació, cal prendre consciència i comprendre’ns a nosaltres mateixes. Les dones podem ser una força social que ofereixi canvis, noves possibilitats, una altra mirada. I una de les maneres de fer-ho és sumant les nostres energies i transformant aquesta còlera col·lectiva en consciència i acció eficaç per a canviar una situació inacceptable.

Sin el arquetipo de Sekhmet y Kali, la brutalidad y la vulnerabilidad nos sumen en un estado de idiocia que nos impele a mostrarnos pasivas y dóciles. Para poder actuar y superar estos males [maltrato físico y anímico, sensación de desamparo y vulnerabilidad, experiencias traumáticas, incesto, mutilaciones, violaciones...], las mujeres necesitan tener un corazón de león y ser empáticas y valerosas, fieras y circunspectas. Una diosa de la oscuridad es capaz de hacerlo sola, pero el resto de las mujeres necesitamos el apoyo de las demás; como en el caso de las Madres de Mayo y las Abuelas de los Desaparecidos, la multitud podrá́ ofrecernos su protección; sin embargo, siempre que las mujeres protesten o emprendan acciones y se vean enfrentadas a la oposición y la resistencia, el actuar juntas es lo que les posibilitará no desanimarse y persistir en su empeño. En la historia de la civilización occidental, y a partir de los griegos, las leyes y las instituciones patriarcales han potenciado sistemáticamente la vulnerabilidad de las mujeres para convertirlas en propiedad de los hombres. Es la situación que se vivía en Estados Unidos hasta finales del siglo XIX. Se comprenderá́ entonces que dado que en el ámbito de la psique lo que eliminamos no aflora en el consciente, y se convierte en objeto de nuestros miedos, la conquista de la igualdad para las mujeres sólo haya triunfado después de vencer fuertes impedimentos emocionales y una gran reticencia basada en el miedo. La presencia de Sekhmet y Kali en los estratos arquetípicos del inconsciente colectivo nos proporciona la clave para entender por qué́ los hombres temen la furia de una mujer que ha decidido tomar represalias. Las mujeres, por su parte, también temen enfadarse: sienten como un miedo impuesto culturalmente (porque si una mujer se enfadaba, se la castigaba y todos la rehuían) y un vago temor, más intenso, al arquetipo. En la actualidad, de todos modos, este miedo ya no es tan acuciante. Las diosas que entonan el grito de "¡Ya está́ bien!" tienen nombres extraños y rostros inhumanos, pero su energía y su rabia ya no nos resultan ajenas. Gracias a la sabiduría y la madurez, cualidades que se afianzan en la compañía de otras personas que posean estas virtudes, la cólera de Sekhmet y Kali se canaliza en acciones eficaces. Cuando una mujer es capaz de hacer eso, se convierte en una mujer sabia con un corazón de león, cuya rabia es la antesala de la transformación de las instituciones y la cultura. Jean Shinoda Bolen. Las diosas de la mujer madura


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Superar el miedo a nuestro pasado chamánico En la edad media quemaron a nueve millones de mujeres por brujería. Esta locura fue alimentada por la Iglesia Católica, duró cien años y ha sido bien documentada. No es infrecuente que mujeres que están recuperando sus verdades personales tengan pesadillas en las que son quemadas. […] Rupert Sheldrake, biólogo británico, postula que todo el pasado de la tierra existe a nuestro alrededor en forma de campos electromagnéticos de información, o “campos morfogenéticos”. Cuando un atleta bate por primera vez un récord mundial, señala, generalmente ha trabajado durante años para lograrlo, y suele decirse que eso no se podía hacer, que era humanamente imposible; en otro tiempo se creía por ejemplo que nadie podría correr una milla en menos de cuatro minutos. Sin embargo una vez batido el récord, de pronto los atletas de todo el mundo comienzan a batirlo a su vez. Sheldrake explica que la primera persona que bate ese récord mundial cambia el campo morfogenético que rodea ese récord, facilitando así a otros iguales ese rendimiento entrando en el nuevo campo morfogenético. Mujeres del todo el mundo están encontrando el valor para romper el campo morfogenético de vergüenza, miedo y dolor. […] Romper el silencio requiere valor. No conozco a ninguna mujer que haya destapado su fuente interior de poder sin pasar por el miedo, muchas veces con la sensación de que pondría su vida en peligro por decir la verdad. […] No conozco ninguna manera de sortear ese miedo aparte de pasar por él con la ayuda de otras que también lo han experimentado y ya están al otro lado. Millones de sanadoras, y los hombres que las han apoyado, han muerto por decir la verdad. No es extraño que tengamos miedo, dada la historia colectiva. Cuando negamos ese miedo o descartamos su presencia en otras, lo único que hacemos es darle más poder. Experimentar el miedo que tenemos colectivamente es un paso muy importante para la sanación; no hemos de juzgarlo ni en nosotras mismas ni en las demás. [...] Cuando sanamos, gracias a sentir nuestras aflicciones y alegrías, sana la Tierra. […]

[…] Nuestros sueños personales no son sólo nuestros, son los que la Tierra sueña a través de nosotras. Los deseos de nuestro corazón son los deseos de la Tierra, son lo que Ella nos pide que hagamos. El sistema adictivo nos ha dicho que “si no duele no vale la pena hacerlo, sin sacrificio no hay beneficio”. Pero lo cierto suele ser justamente lo contrario. Si lo que hacemos no nos procura ninguna alegría, ningún placer, ningún sentido de finalidad, ninguna satisfacción, no vale la pena hacerlo. Nuestro estado de salud es el barómetro de esto. Nuestras células saben lo que necesitamos saber. ¡Escuchémoslas! […] Los sueños que sueña la Tierra a través de ti son distintos de los que sueña a través de mí. Pero yo necesito oír tus sueños y tú necesitas oír los míos […]; si no, no tenemos la historia completa. Durante toda la historia escrita, la Tierra y el mundo natural han sido considerados femeninos, con “recursos vírgenes” para ser “explotados”. Lo que les ocurre a las mujeres individualmente y lo que le ocurre a nuestro planeta están ligados. La degradación personal y colectiva de la naturaleza, de las mujeres y de lo femenino está llegando a su fin. La ciencia, tal como se practica en la actualidad, no nos va a salvar. Le falta la voz de la intuición, la voz femenina, la voz que habla desde nuestro cuerpo. Ahora necesitamos equilibrio. Necesitamos encarnar la sabiduría que se filtra a través de todas nosotras, incluyendo lo que nos dicen nuestra mente corporal y nuestra guía interior. En la portada de un número reciente de la revista Ms. aparece una multitud de mujeres y el título: “rabia + mujeres = poder”. Este mensaje me produjo desagrado, hasta que comprendí el potencial que contenía. Ciertamente, la rabia y la furia de las mujeres silenciadas son poder cuando se usan como combustible para el cambio. Pero deben ser un poder procedente de dentro, un poder totalmente conectado y centrado, no una ira dirigida contra alguien o algo. La ira transformada es poder. La ira transformada es fuerza.” Christiane Northrup. Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer: una guía para la salud física y emocional


En caso de que la cólera vuelva a convertirse en un obstáculo para el pensamiento y la acción creativa, conviene suavizarla o modificarla. […] llega un momento en que hay que perdonar para que la psique pueda liberarse y recuperar su estado normal de paz y serenidad. […] En algunos casos es posible que, durante algún tiempo, la persona adquiera más fuerza no perdonando y eso también es aceptable. Lo que no es aceptable es que se pase la vida “furiosa” por culpa de unos acontecimientos. […] Al cabo de algún tiempo, la cólera arde hasta alcanzar unas temperaturas extremadamente altas, contamina nuestras ideas con su humo negro y obstruye otras maneras de ver y comprender. […] La ansiedad y el tormento del pasado afloran en la psique con carácter cíclico. [...] la limpieza de la cólera residual debe convertirse en un ritual higiénico periódico que nos libere, pues el hecho de llevar la antigua cólera más allá del extremo hasta el que nos podía ser útil equivale a experimentar una constante ansiedad, por más que nosotras no seamos conscientes de ella. …] quedarse atascada en una antigua cólera consiste […] en una perenne sensación de cansancio, en andar por la vida bajo una gruesa capa de cinismo, en destrozar todo aquello que es esperanzador, tierno, prometedor. […] hay un medio de salir de esta situación y este medio es el perdón. [

Perdonar no significa que lo que nos ocurrió estaba bien; simplemente significa que ya no estamos dispuestas a permitir que esa experiencia afecte adversamente a nuestra vida. Perdonar es algo que hacemos, en último término, por nosotros mismas. (Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer, Christiane Northrup, p. 685)

[…] El perdón tiene muchas capas y muchas estaciones. Entendemos el perdón como un proceso de apertura interior, del centro de nuestro ser que es el corazón. Implica llegar a unificar

“mente” (razón) con “entrañas” (sentimiento) a través de una actitud de disponibilidad amorosa. Requiere muchísima energía excluir a alguien del corazón. […] hemos de hacer las paces con nosotros mismos, no necesariamente disculpar a la otra persona. (Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer, Christiane Northrup, p. 684)

Un perdón mal entendido es creer, según nos recuerda Christiane Northrup, que perdonar a alguien que nos ha hecho daño es lo mismo que decir que lo que nos ocurrió está bien y que no nos hizo daño. Nada puede distar más de la verdad. Para llegar al perdón, primero tenemos que trabajar las dolorosas experiencias que lo hacen necesario. […] Una fuerte vitalidad y una alta sensibilidad no siempre permiten pasar fácilmente por alto las ofensas. No eres mala si te cuesta perdonar. Y no eres una santa si lo haces. Cada cual a su manera y todo a su debido tiempo. Del mismo modo, la Dra. Northrup cita a Alice Miller, quien señala que, cuando se les pide a los hijos que perdonen a padres abusivos sin primero experimentar sus emociones y su dolor, el perdón se convierte en un arma para silenciar. Apresurarse a perdonar en esas circunstancias en realidad no es perdonar, sino simplemente otra forma de negación. […] para poder sanar realmente, tenemos que decir nuestra verdad [...]. La verdad de cada una es relativa, no subjetiva en el sentido de ser inventada. “En alguna parte, en algún momento, dice Alice Miller, tendrá lugar una rebelión, y el proceso de aturdimiento mutuo cesará cuando los individuos, a pesar de los comprensibles miedos, encuentren el valor para decir su verdad, para sentirla, para darla a conocer y, sobre esta base, comunicarse con los demás”. El testigo cómplice del que nos habla no siente que la otra persona está

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la persistencia de la antigua cólera

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inventando una historia, sino que sabe que es su verdad.

apartar-se

les quatre fases del perdó Cadascuna de nosaltres viu el conte segons la seva pròpia capacitat d’aprofundir en ell. Ens enfrontem a allò que se’ns presenta amb la profunditat amb la qual hem estat capaces de viure la nostra existència.. Un conte és un mapa fractal: en totes les seves zones hi ha una profunditat inabastable, i en cadascuna de les parts està representada la seva totalitat. Al llarg de la narració, ens adonem que qui concedeix el perdó no és tant l’ego com “la vella curandera” (part sàvia i serena de la psique). L’ego que ha estat humiliat no pot patir una segona humiliació perdonant; cal anar a un altre nivell del ser per atorgar el perdó: allà on viu la vella curandera que, ella sí, és capaç de concedir el perdó sempre i quan hàgim fet el treball. Perdonar no és exculpar. Perdonar és renunciar a un deute i si no m’he transformat, no puc perdonar ni alliberar-me. Habitualment, posem l’accent en el perdó, però s’hauria de posar sobre la còlera, tal com ho fa el conte; fer un treball amb la teva còlera et pot portar a perdonar o no. La curandera en cap moment diu a la protagonista “perdona el teu marit” (és a dir la nostra part masculina ferida); sinó que li aconsella “puja la muntanya i treballa amb la teva còlera”. La qüestió no és tant perdonar com treballar les emocions que produeixen aquesta situació d’humiliació. Cal allunyar-se de la idea tòxica que som bones si perdonem i dolentes si no ho fem. A continuació, emprenem les quatre fases del perdó que ens proposa la Clarissa sense oblidar que l’horitzó és el perdó entès com a alliberament i sanació de les ferides. 1. 2. 3. 4.

Apartar-se. Deixar córrer. Tolerar. Abstenir-se de castigar. Oblidar. Arrencar del record, no pensar. Perdonar. Donar per pagat el deute.

Para poder empezar a perdonar es bueno apartarse durante algún tiempo, […] dejar de pensar […] en la persona o acontecimiento. […] tomarse unas vacaciones. Eso evita que nos agotemos y nos permite fortalecernos de otra manera y disfrutar de otras felicidades en nuestra vida. [...] No se trata de pasar algo por alto sino de adquirir agilidad y fortaleza para poder distanciarnos del asunto. Apartarse quiere decir ponerse de nuevo a tejer, a escribir, ir a aquel océano, aprender o amar algo que nos fortalezca y distanciarnos del asunto durante algún tiempo. Es una actitud acertada, buena y saludable. Las lesiones del pasado acosarán mucho menos a una mujer si ésta le asegura a la psique herida que ahora le aplicará bálsamos suavizantes y más adelante abordará toda la cuestión de la causa de aquellas lesiones. Apartar-se no és deixar el problema de banda, sinó que és allunyar-se del focus del conflicte per no esgotar-se, per agafar força i energia. És a dir apartar-se per enfortir-se, per adquirir saviesa i també per poder gaudir d’altres coses de la vida. Part de la saviesa és tenir la intel·ligència de distanciar-se. El distanciament físic ajuda al psíquic. És fàcil dir-ho però difícil de portar-ho a terme perquè estem aferrades al dolor, interioritzem el maltractador extern i no ens en podem apartar. Quan els instints estan molt lesionats, no reaccionem sense ajuda. Aquest maltractament des de l'interior és esgotador, treu molta energia i la ràbia consumeix i desgasta. Cal distanciar-se de l’assumpte adquirint habilitat i fortalesa.


El pitjor que ens pot passar davant una situació de perill és apartar-nos de nosaltres mateixes. És important buscar gent aliada, un testimoni còmplice per dir-li la nostra veritat d’allò patit i viscut, aquelles ferides no cicatritzades, amb l’objectiu de poder sanar. En aquest procés de connexió amb una mateixa, el cos i els somnis són eines molt valuoses perquè ens parlen de com ens sentim i del nostre camí. La durada d’aquesta fase pot variar molt en les persones i, per tant, el temps d’apartar-se és relatiu; cal respectar els temps interiors, els ritmes de cadascú. A vegades quan patim i hi ha molt dolor, pot existir un component d’addicció. Sanar és difícil perquè implica treball, canvi, honestedat… I resulta més còmode (per més dolorós que sigui i això és una paradoxa) passar-ho malament, romandre en el dolor. Ens identifiquem amb el sofriment. Sanar comporta reconèixer la meva vulnerabilitat i abandonar la meva identificació amb la víctima. Voler sanar implica tornar-me creadora amb la meva vida. No és una via d’acomodació. Per un costat, voler canviar la meva percepció de les coses i de mi mateixa i, per l’altre, canviar la interacció amb el meu entorn.

tolerar La segunda fase es la tolerancia, entendida en el sentido de abstenerse de castigar […]. Resulta extremadamente útil practicar esta clase de refrenamiento, pues con ello se condensa la cuestión en un lugar determinado y ésta no se derrama por todas partes. Tolerar quiere decir tener paciencia, soportar, canalizar la emoción. Todas esas cosas son unas poderosas medicinas. […] puedes elegir una de ellas, por ejemplo, la paciencia, y practicarla. Puedes abstenerte de hacer comentarios y murmullos de carácter punitivo, de comportarte con hostilidad o resentimiento. El hecho de abstenerse de aplicar castigos innecesarios fortalece la integridad de la acción y del alma.

Tolerar equivale a practicar la generosidad, permitiendo con ello que la gran naturaleza compasiva participe en cuestiones que previamente han provocado emociones que van desde una leve irritación a la cólera. És bo recordar el conte com un mantra quan estàs enfadada. Tolerar és deixar de recrearnos obsessivament en l’ofensa. L’expressió creativa pot ser llavors una medecina que ens ajudi a canalitzar les emocions que ens desborden. Davant la còlera hem d’actuar. No podem restar adormides ni obeir a automatismes condicionats per l’experiència passada. El fet de donar veu i forma a les idees obsessives, a les emocions, i de percebre-les des del cos, ajuda a que la nostra actitud vers el món i vers nosaltres mateixes s’eixampli. El procés de sanació no només és individual sinó també col·lectiu. La tasca artística o creadora pot alleugerir i contribuir a sanar una societat.

oblidar […] El olvido consciente equivale a soltar el acontecimiento, no insistir en que éste se mantenga en primer plano sino más bien que abandone el escenario y se retire a un segundo plano. […] El olvido es un esfuerzo activo, no pasivo. Significa no entretenerse con ciertas cuestiones y no darles vueltas, no irritarse con pensamientos, imágenes o emociones repetitivas. El olvido consciente significa abandonar deliberadamente las obsesiones, distanciarnos voluntariamente y perder de vista el objeto de nuestro enojo, no mirar hacia atrás y vivir en un nuevo paisaje, crear una nueva vida y unas nuevas experiencias en las que pensar, en lugar de seguir pensando en las antiguas. Esta clase de olvido no borra el recuerdo, pero entierra las emociones que lo rodeaban.

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L’adult (no els nens) té l’opció de quedar-se o marxar, però quan està obcecat no ho veu.

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rancor. És una decisió conscient i, al mateix temps, després d’haver fet un procés amb la nostra còlera, el perdó arriba sovint com un acte de gràcia, ens és donat. Cadascuna, en contacte amb el seu interior, decideix fins a quin punt perdonar.

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L’oblit conscient implica una tasca i aquesta es tradueix en la intenció de no donar més voltes sinó de “deixar anar”. Es tracta de no tenir les emocions enquistades, no identificar-nos amb elles i seguir caminant sense quedar-nos clavades en aquell fet. L’oblit sa és el que no posa resistència quan les coses són com són. Invocar una força creadora interior per aconseguir dibuixar un nou paisatge de vida. Només podrem crear si som lliures.

perdonar […] Conviene recordar que el perdón “definitivo” no es una rendición. Es una decisión consciente de dejar de guardar rencor, lo cual significa perdonar una deuda y abandonar la determinación de tomar represalias. Tú eres la que tiene que decidir cuándo perdonar y qué ritual se deberá utilizar para celebrar el acontecimiento. Tú decides qué deuda no se tiene que seguir pagando. El perdó no és una fórmula màgica, succeeix al final d’un procés i de molt diverses maneres, segons les circumstàncies i les persones. És un acte que ens allibera del

El perdón es la culminación de todo lo precedente, toda la tolerancia y todo el olvido. No significa abandonar la propia protección sino la frialdad. Una forma muy profunda de perdón consiste en no excluir al otro, en dejar de mantener distancias, ignorar o comportarse con frialdad o mantener actitudes falsas o condescendientes […]. El perdón es un acto de creación. Se puede otorgar de muy variadas maneras. Se puede perdonar de momento, perdonar hasta entonces, perdonar hasta la próxima vez, perdonar pero no dar más oportunidades; el juego sería totalmente distinto si se produjera otro incidente. Se puede dar otra oportunidad, varias o muchas oportunidades o dar oportunidades con determinadas condiciones. Se puede perdonar en parte, en su totalidad o la mitad de una ofensa. Se puede otorgar un perdón general. La mujer es la que decide. ¿Cómo sabe la mujer si ha perdonado o no? En caso afirmativo, tiende a compadecerse de la circunstancia en lugar de sentir cólera, tiende a compadecerse de la persona en lugar de estar enojada con ella. Tiende a olvidar lo que tenía que decir al respecto. Comprende el sufrimiento que dio lugar a la ofensa. Prefiere permanecer al margen. No espera nada. No quiere nada El perdó reconfigura la libido, entesa com a nova i creativa energia. És la força vital recuperada, alliberada de nou, la que ens permetrà tornar a dir “Hi havia una vegada una dona poder-OSA…”.

Si no es diu el contrari, les il·lustracions d’aquest apartat són fotografies de fragments del talismà realitzat pel nostre grup al final del treball amb la còlera.

Les cites no referenciades corresponen al llibre “Mujeres que corren con los lobos”, Ediciones B, Barcelona, 1998.

En el sosiego, el perdón. Creciendo. Y de repente, el perdón es un ala que cruza, una palabra que se ha vaciado. Chantal Maillard. Husos. Notas al margen. Valencia: Edición Pre-Textos, 2006


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annexos quaderns de la lloba nĂşm. 1


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cites Incluimos los fragmentos de los libros de Alice Miller y de Christiane Northurp que nos han acompañado en nuestros talleres.

El cuerpo nunca miente. Alice Miller La experiencia me ha enseñado que mi cuerpo es la fuente de toda la información vital que me abrió el camino hacia una mayor autonomía y autoconciencia. Sólo cuando admití las emociones que tanto tiempo llevaban encerradas en mi cuerpo y pude sentirlas, fui liberándome poco a poco de mi pasado. Los sentimientos auténticos no pueden forzarse. Están ahí y surgen siempre por algún motivo, aunque éste suela permanecer oculto a nuestra percepción. (p. 13) El cuerpo es el guardián de nuestra verdad, porque lleva en su interior la experiencia de toda nuestra vida y vela por que vivamos con la verdad de nuestro organismo. Mediante síntomas, nos fuerza a admitir de manera cognitiva esta verdad para que podamos comunicarnos armoniosamente con el niño /a menospreciado y humillado que hay en nosotros. (p. 25) Uno no puede hablarle al cuerpo de preceptos éticos. Sus funciones, como la respiración, la circulación, la digestión, reaccionan sólo a las emociones vividas y no a preceptos morales. El cuerpo se ciñe a los hechos. (p. 28) No deja de asombrarme esta capacidad del cuerpo. Lucha contra la mentira con una tenacidad y una inteligencia sorprendentes. Las exigencias morales y religiosas no logran engañarlo ni confundirlo. […] son los procesos internos del individuo, y no sus pensamientos disociados del cuerpo, los que podrían contribuir a un provechoso cambio de nuestra mentalidad. (p. 110-111) Si en una conversación alguien dice: “No quiero a mis padres porque siempre me han humillado”, seguro que recibirá de forma unánime los consejos habituales: que tiene que cambiar su actitud si quiere convertirse en adulto, que no puede albergar odio en su interior si quiere estar sano, que sólo podrá librarse del odio cuando haya perdonado a sus padres. Que no existen los padres ideales, que a veces todos comenten errores que hay que tolerar y que así el adulto aprende. Los consejos parecen tan convincentes simplemente porque los conocemos desde hace mucho tiempo, y quizá nos parezcan sensatos. Pero no lo son. Muchos se basan en supuestos falsos, ya que no es cierto que el perdón libere del odio. Sólo ayuda a taparlo y con ello a reforzarlo (en el inconsciente). […] No es cierto que el odio nos lleve a enfermar; el odio reprimido y disociado sí puede hacerlo, pero no el sentimiento exteriorizado y vivido de forma consciente. Como adulto sólo siento el odio cuando estoy en una situación en la que no puedo expresar mis sentimientos con libertad. En esta situación de dependencia, empiezo a odiar. En cuanto rompa con ella (y como adulto puede hacerse en la mayoría de los casos, salvo, claro está, si se halla prisionero en un régimen totalitario), en cuanto pueda liberarme de la dependencia que me esclaviza, ya no sentiré odio. Pero si el odio está ahí, de nada sirve


Cada destino es diferente, y la forma externa de las relaciones puede variar de infinitas maneras. Sin embargo hay una regularidad inamovible: 1. Las viejas heridas solo cicatrizaran cuando la antigua víctima ha decidido cambiar, cuando quiera respetarse a sí misma, renunciando así a las numerosas expectativas infantiles. 2. Mediante la comprensión y el perdón de niño cuando ya es adulto, los padres no cambian automáticamente; sólo ellos pueden cambiarse a sí mismos, si quieren. 3, Mientras se niegue el dolor originado por las heridas, alguien, la antigua víctima o sus hijos, pagará el precio con su salud. (p. 117-118) Cuando logremos renunciar a la esperanza [de que nuestros padres nos quieran], desaparecerán también nuestras expectativas y, con ellas, el autoengaño que nos ha acompañado toda nuestra vida. Ya no creeremos que no éramos dignos de ser amados y que deberíamos o podríamos demostrar que sí lo somos. Porque eso no dependía de nosotros, sino de la situación de nuestros padres, de cómo les afectaron sus traumas infantiles, de hasta qué punto los habían asimilado, y eso nosotros no podemos cambiarlo, sólo podemos vivir nuestra vida y cambiar nuestra forma de ver las cosas. (p. 145-146) Las relaciones fundamentales en una comunicación enmascarada no pueden cambiar, seguirán siendo lo que siempre ha sido: comunicaciones defectuosas. Solamente será posible una auténtica relación cuando las dos partes consigan admitir los sentimientos, vivirlos y comunicarlos sin miedo. Es bonito cuando esto sucede, pero ocurre pocas veces, porque el miedo de ambas partes a la pérdida de las apariencias y de la máscara con las que ya están familiarizadas impide el intercambio sincero. (p. 147) […] predicar el perdón puede ser no sólo hipócrita sino peligroso. Encubre la compulsión a la repetición. Lo que nos protege de la repetición es únicamente la aceptación de nuestra verdad, de toda la verdad, en todos sus aspectos. Cuando sepamos con la mayor exactitud posible lo que nuestros padres nos hicieron, ya no correremos el peligro de repetir sus abusos; de lo contrario, los cometeremos de manera automática y opondremos la mayor de las resistencias a la idea de que uno puede y debe romper el vínculo infantil con los padres que lo maltrataron si quiere hacerse adulto y construir su propia vida en paz. (p. 148) No se trata de emitir un juicio global sobre los padres, sino de encontrar la perspectiva del niño que sufre y no habla, y de romper un vínculo que yo llamo destructivo. […] este vínculo está compuesto de gratitud, compasión, negación, nostalgia, enmascaramiento y un sinfín de expectativas que nunca se satisfacen ni se satisfarán. El camino a la madurez no pasa por la tolerancia a las crueldades sufridas, sino por el reconocimiento de la propia verdad y por el aumento de la empatía hacia el niño maltratado. Pasa por darse cuenta de cómo los malos

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prohibirse odiar, como ordenan todas las religiones. Hay que entender el odio para poder elegir el comportamiento que libere a las personas de la dependencia generadora del mismo. Naturalmente, hay quienes desde pequeños han vivido separados de sus sentimientos, han sido dependientes de instituciones como la Iglesia y han dejado que se les dicte hasta dónde pueden permitirse sentir […]. Pero no puedo imaginarme que vaya a ser siempre así. En alguna parte, en algún momento, tendrá lugar una rebelión, y el proceso de aturdimiento mutuo cesará cuando los individuos, a pesar de los comprensibles miedos, encuentren el valor para decir su verdad, para sentirla, para darla a conocer y, sobre esta base, comunicarse con los demás. (p. 111-113)

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tratos han entorpecido la vida entera del adulto, de cómo se desaprovecharon muchas oportunidades, y de cuánta de esa desgracia se ha transmitido sin querer a la siguiente generación. (p. 151) […] “Ahora me doy cuenta de lo alejada que estaba de mis sentimientos y de cómo me aferré siempre a la esperanza de poder entablar algún día una relación autentica con mis padres. […] Ya hace un año que no voy con mi testigo cómplice y ya no la necesito, porque ahora soy capaz de darle a la niña que hay en mí la comprensión que experimenté con mi testigo por primera vez en mi vida. Ahora acompaño a la niña que un día fui y que sigue viviendo en mí. Puedo respetar las señales de mi cuerpo y he visto que sin ejercer ninguna presión sobre él, los síntomas desaparecen. [...] Tengo algunos amigos con los que puedo hablar con franqueza, sin miedo a que me juzguen. Las antiguas expectativas con respecto a mis padres se han disipado de forma espontánea desde que no solo mi parte adulta, sino también la niña que hay en mi interior ha entendido que, debido a su anhelo, fue totalmente censurada y rechazada. Además, ahora ya no me siento atraída por personas que podrían frustrar mi necesidad de sinceridad y franqueza.” (p. 189-190) Entre las principales emociones reprimidas (contenidas o disociadas) en nuestra infancia, y que se hallan almacenadas en las células de nuestro cuerpo, está el miedo. Un niño al que han pegado, inevitablemente tiene miedo a nuevas palizas; pero por otro lado no puede vivir sabiendo que lo han tratado con crueldad. Ha de reprimir este conocimiento. De igual modo, el niño desatendido no puede vivir su dolor de forma consciente, y menos aún expresarlo por temor a ser abandonado por completo. Así que se aferra a un mundo irreal, más bello e ilusorio. Eso le ayuda a sobrevivir. (p. 193-194) La idea de que uno debe venerar a sus padres mientras viva se apoya en dos pilares: El primero es el vínculo (destructivo) del niño maltratado con su verdugo […]. El segundo es la moral, que desde hace miles de años nos amenaza con una muerte temprana en caso de que nos atrevamos a no querer a nuestros padres, sin importar lo que nos hayan hecho. (p. 197) […] expreso la esperanza de que, mediante el aumento del conocimiento psicológico, el poder del cuarto mandamiento pueda reducirse a favor del cuidado de las necesidades biológicas vitales del cuerpo; entre otras, las necesidades de verdad, de lealtad a uno mismo, a sus percepciones, sentimientos y conocimientos. Cuando en una comunicación auténtica se aspira a una exteriorización pura, uno se desprende de todo aquello que se basa en la mentira y en la hipocresía. Entonces ya no se puede pretender una relación en la que uno finja albergar sentimientos que no posee o reprima otros que claramente siente. El amor que excluye la sinceridad no puede llamarse amor. (p. 198) […] el perdón impide la cicatrización de las heridas, por no hablar de su curación. Cualquiera puede comprobar por sí mismo que el perdón nunca acaba con la pulsión a la repetición. (p. 200)


Pasos para sanar: Paso 3, Respetar y liberar las emociones Las emociones son una parte esencial de nuestro guía interior. […] Hemos de aprender a sentirlas, a no juzgarlas y a agradecerles que nos guíen. Nos dan a conocer cómo estamos dirigiendo nuestra energía vital. [...] Cuando no hemos sentido con regularidad nuestros sentimientos durante un periodo de crisis o cambio personal, tenemos una acumulación de emociones reprimidas almacenadas en el cuerpo. […] La liberación de emociones, o lo que yo llamo “incisión y drenaje emocional” es un proceso curativo orgánico completamente natural y sin riesgos. […] Emitir sonidos es una parte importante de la liberación […], “el canto forma parte del sistema digestivo emocional del cuerpo”. El canto es un tipo de sonido sanador. Los gemidos y sollozos son otra. [...] La primera vez que visité a una acupuntora, esta me explico que en la medicina china las emociones como la rabia simplemente se consideran energía. Muchas mujeres tienen problemas para expresar directamente su rabia y la usan para manipular a otras personas. […] Cuando la sentimos, siempre está relacionada con algo que necesitamos reconocer en nosotras mismas. No está necesariamente relacionada con la situación que la provocó. Es una señal de que nos hemos dejado violar de alguna manera. Ese es uno de los motivos de que con tanta frecuencia la rabia forme parte del síndrome premenstrual. Todas las mujeres hemos de comprender que nadie puede hacernos enfadar. Nuestra rabia es nuestra y nos dice algo que necesitamos saber. Eleanor Roosevelt dijo una vez: “Nadie puede hacerte sentir inferior (ni enfadada ni triste) sin tu permiso”. Nos dice que algo en nuestra vida necesita modificación. Nos dice que hay algo que deseamos pero que no sabemos que lo deseamos. La próxima vez que sientas rabia, di para ti misma “Ah! Mi guía interior está trabajando. ¿Qué es lo que deseo? ¿Qué es lo que quiero que ocurra?”. La rabia suele ser una expresión de la energía necesaria para hacer esa modificación. Solamente es peligrosa si la negamos y la guardamos en el cuerpo. La rabia y todas las demás emociones “negativas” pueden sernos de gran utilidad cuando no las volvemos hacia dentro como depresión ni arremetemos con ellas contra los demás. (p. 655) […] El perdón nos libera. Nos sana el cuerpo y la vida. Pero es también el paso más difícil que hemos de dar en el proceso de sanación. (p. 685)

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Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer: una guía para la salud física y emocional. Christiane Northrup

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bibliografia llibres Bolen, Jean Shinoda. 2003. Las diosas de la mujer madura. Barcelona: Kairós. vegeu especialment “Las diosas de la ira transformadora: su nombre es indignación” (Parte II)

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Cyrulnik, Boris. 2002. Los patitos feos: la resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida. Barcelona: Gedisa. Daumal, René. 2006. El monte análogo: novela de aventuras alpinas no euclidianas y simbólicamente auténticas. Girona: Atalanta. Estés, Clarissa Pinkola. 1998. Mujeres que corren con los lobos. Barcelona: Ediciones B. Greenberg, Leslie S. 2000. Emociones: una guía interna: cuáles sigo y cuáles no. Bilbao: Desclée de Brouwer. Lessing, Doris. 2005. Canta la hierba. Barcelona: Ediciones B. ———. 2010. El cuaderno dorado. Barcelona: Debolsillo. ———. 2007. El quadern daurat. Barcelona: Edicions 62.

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Parsons, Tony. 2004. Lo que es: el secreto abierto a una vida despertada. Gaia Ediciones. Pascual i Piqué, Antoni. 2009. El diálogo con el inconsciente: Antonio Machado. Barcelona: Obelisco. Poniatowska, Elena y Monsiváis, Carlos. 1994. EZLN. Documentos y comunicados, 1. México DF. Ediciones Era. Prinz, Alois. 2002. La filosofía como profesión o el amor al mundo: la vida de Hannah Arendt. Barcelona: Herder. Rilke, Rainer Maria. 2009. Cartas a un joven poeta. Palma de Mallorca: José J. de Olañeta. ———. 2005. Cartes a un jove poeta. Barcelona: Proa. Rodrigáñez, Casilda. El asalto al Hades (2 tomos). Virus editorial ———. La represión del deseo materno y la génesis del estado de sumisión inconsciente. Virus editorial ———. Pariremos con placer (Todos sus libros en formato pdf en www.casildarodriganez.org)


Wilson Schaef, Anne. 1993. Meditaciones para mujeres que hacen demasiado, Madrid: Edaf. Thoreau, Henry David. 2007. Escribir (una antología). Valencia: Pre-Textos. Tolle, Eckhart. 2004. El poder de l’ara: un camí cap a la realització espiritual. Barcelona: Viena: Helios. ———. 2001. El poder del ahora: un camino hacia la realización espiritual. Móstoles: Gaia Ediciones. White, Kenneth. 1997. Atlántica: movimientos y meditaciones. Málaga: Centro Cultural Generación del 27.

pel·lícules ¿Qué tienes debajo del sombrero? Guió i direcció: Lola Barrera i Iñaki Peñafiel. Productor: Julio Medem. Espanya, 2006. 75 min. Antonia. Directora: Marleen Gorris. Països Baixos / Bèlgica / Regne Unit, 1995. 102 min. Antwone Fisher. Director: Denzel Washington. Intèrprets: Denzel Washington, Derek Luke. USA, 2002. 113 min. Country of My Skull (Un país en África). Director: John Boorman. Intèrprets: Juliette Binoche, Samuel L. Jackson, Brendan Gleeson. Regne Unit / Irlanda / Sudàfrica, 2004. 105 min. Departures (Despedidas). Director: Yôjirô Takita. Japó, 2008. 130 min. Grizzly Man. Director: Werner Herzog. USA, 2005. 104 min. Hævnen (En un mundo mejor). Directora: Susanne Bier. Intèrprets: Mikael

Persbrandt, Trine Dyrholm, Markus Rygaard. Dinamarca / Suècia, 2010. 119 min. Incendies. Director: Denis Villeneuve. Intèrprets: Lubna Azabal, Mélissa Désormeaux-Poulin, Maxim Gaudette. Canadà, 2010. 130 min. L’ours (El oso). Director: Jean-Jacques Annaud. França / USA, 1988. 93 min. Legends of the Fall (Leyendas de pasión). Director: Edward Zwick. Intèrprets: Brad Pitt, Anthony Hopkins, Aidan Quinn. USA, 1994. 133 min. Straw Dogs (Perros de paja). Director: Sam Peckinpah. Intèrprets: Dustin Hoffman, Susan George, Peter Vaughan. Regne Unit, 1971. 118 min. The Brave One (La extraña que hay en ti). Director: Neil Jordan. Intèrprets: Jodie Foster, Terrence Howard, Naveen Andrews. USA, 2007. 122 min. The Hurricane (Huracán Carter). Director: Norman Jewison. Intèrprets: Denzel Washington. USA, 1999. 146 min. The Secret Life of Words (La vida secreta de las palabras). Directora: Isabel Coixet. Intèrprets: Sarah Polley, Tim Robbins, Javier Cámara. Espanya, 2005. 115 min. Thelma & Louise. Director: Ridley Scott. Intèrprets: Susan Sarandon, Geena Davis and Harvey Keitel. USA, 1991. 130 min.

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Snyder, Gary. 2000. La mente salvaje. Poemas y ensayos. Madrid: Árdora Ediciones.

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cantos al oso de la luna creciente

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a partir de un montaje del artista Chris Drury


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[canto 1] el que ha perdido la cordura mi hogar allá lejos desgarrado todo yo crispado como nudo agarrotado ay de mí furor de mi corazón Roe el duro hueso de tu cólera roe el hueso aunque nunca llegues al tuétano de la sustancia mi furia como una tormenta larga estruendo de llamas adentro mío dolor mordiéndome las uñas furioso dolor en mis entrañas Roe el duro hueso de tu cólera roe el hueso aunque nunca llegues a la médula ¡que los cielos se cubran de nubarrones! ¡que la tierra se cubra de niebla espesa! ¡que se sepulten los insectos furibundos bajo capas de escorias humeantes! Roe el duro hueso de tu cólera roe el hueso aunque nunca llegues al meollo sustancial ¿dime cómo entrar de nuevo en la morada de mi corazón? ¿dime cómo ser sangre dilatada en este corazón encrespado?


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[canto 2] la que busca dónde dónde está mi compañero mi esposo dónde dónde ha desaparecido dejadme buscarle dejadme buscarle entre los torbellinos mugientes entre los tempestuosos bufidos sigo la agria huella de los lobos recorro la tierra cubierta de truenos la tierra la maleza olfateo dejadme buscar el desaparecido el malherido que tragó con sus ásperos lametazos toda la sorda furia una noche sin luna


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[canto 3] la que se reúne con la curandera vengo de la densa oscuridad oscuro el lugar de donde vengo desde allí me arremolino toda remolino soy ahora préstame tu ayuda, vieja sanadora la que te busca desciende a lo más alto y desciende sin detenerse viene buscando el lugar apacible dame un lago en calma, vieja curandera dame un lago en calma en el que poder vislumbrar el rostro fluyente de mi vida la curandera-que-ve-a-lo-lejos con los ojos cerrados está mirando


la que anda la vía de la montaña Arigato zaishö la ruta está abierta ante mí seca y ardiente hacia lo alto, hacia lo alto caminando sobre el viejo lomo negro y frondoso de la montaña Arigato zaishö andando me deslizo en la montaña adentro me deslizo hasta la cima del silencio llevo mi espíritu fuego-conciencia poner en circulación la luz Arigato zaishö el dios de la montaña kimunkamuy me espera allí arriba arriba grande grande la montaña la luna sobre la montaña he de andar mucho para ver

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[canto 4]

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[canto 5] la errabunda de la montaña

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por qué ahora espíritu mío por qué ahora tener miedo por qué ahora tener miedo de las rocas donde vive el silencio de las ramas donde viven los pájaros del camino donde vive el viento del fuego donde vive la luz por qué ahora tener miedo espíritu mío hazme ver si esto es real hazme ver si esto es real esta vida que yo vivo dame el hálito que da la vida vivida dame el aliento de valentía recordaré la vía del canto inspiro en mí el frío ardor de la montaña

a través de su maleza inspiro añado mi tercer aliento un paso, otro paso la nieve me impregna, el viento me atraviesa el agua helada me cala allí donde la montaña se reúne con mis adentros en la cima del abismo ni yo misma sé dónde ahí voy vagando ahí donde cabeza y corazón extraviándose Arigato zaishö viajé a lo lejos Arigato zaishö vagué sin fin en las venas de la montaña rasgada


la que aporta el alimento yo te imploro espíritu de la montaña deja de asustarte ¡fíjate! te llevo sabrosos alimentos la carne que alegra tu corazón los brotes germinados que se salvaron de las llamas de mi vientre temblando mis piernas mis pechos temblando temblando mi lengua en mi boca muda yo llevo comida espíritu de la montaña deja de asustarte déjame alimentarte déjame la luna alta alumbrando la montaña la luna alta y blanca brillando en tu garganta espíritu de la montaña dame una hebra de tus pelos dame una hebra blanca de la luna proporcióname la fuerza la paciencia infinita la templanza la concentración dame el pelo blanco de la luna creciente Arigato zaishö

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[canto 6]

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[canto 7] la danza del oso

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WEIWEINOU es mi grito de oso que retumba de valle en valle rugiendo danzo la voz del trueno soy taladrando tus huesos tus huesos, muchacha-estremecida, temblando, temblando vibrando están tus huesos blancos WEIWEINOU abro mis fauces y sabes del profundo paladar rojizo te miro con mis ojos gélidos y ves cadenas de montañas divisas de pronto lagos helados y ríos glaciales pueblos enteros en mis ojos fulgurantes ves la pura belleza ensimismada WEIWEINOU “mi zarpa es sagrada todas las cosas son sagradas” danza, danza, espíritu de la montaña sí, yo alimentaré la danza gracias Nupuri-korKamuy gracias el-que-gobierna-la-montaña Arigato zaishö


la que vuelve a la choza regreso en medio de la noche cuesta abajo brincando, desbocada abriéndome camino por las faldas de la alta montaña llego a la choza jadeante regreso donde se sienta la mujer sabia la-que-cuida-la-brasa-compasiva me espera sin esperar me mira detenidamente ve el duro corazón de piedra ahora fundido y licuado sí, tengo los pasos de la danza del oso gravados en cada uno de mis miembros sí, en la montaña de mi corazón tengo los pasos impresos sí, bailaré por mi esposo vaciaré su corazón me hago más fuerte más fuerte soy más fuerte más fuerte ha salido el sol blanco amanecer irradiando las semillas del fuego germinando hay claridad no queda pelo alguno en el espejo de mi corazón no queda oso ni luna blanca sólo energía apaciguada luz germinada agua mezclada con agua montaña con montaña eso es todo

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[canto 8]

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el oso de la luna creciente

lola martínez

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Plasmar en una montaña de papelitos el cuento me permitió recorrerlo en sus detalles más diminutos. Mientras lo dibujaba me adentré en él de otra manera, desnuda de palabras los ojos escribieron otros trazos. Sintetizarlo me generó encontrar al final de cada etapa palabrassemillas. Montarlo me llenó de gozo.


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cartografiar los cuentos una práctica para interrumpir el lenguaje

muriel chazalon

"Yo pinto para descondicionarme" Henri Michaux

Los aborígenes australianos pensaban que todos los lugares son portadores de un saber que sólo adquiere sentido mediante su interrelación. Sabían que no inventaban nada sino que al poner los lugares en red, y al leerlos con una mirada particular, entonces emergía el sentido. Como en los métodos de enseñanza de los aborígenes, aprender consiste aquí "más que buscar obtener la información por medios verbales explícitos", en hacer intervenir “nuestra propia conciencia recreadora en el acto de adquisición del saber”. Esta es la propuesta: dibujar el mapa del cuento y recuperar esta conciencia recreadora, explorándolo mediante trayectos dinámicos, evaluando los desplazamientos significativos, ensamblando la diversidad de campos (físico, emocional, mental, simbólico, mnemico...) que cada una de nosotras ha ido recorriendo en la geografía psíquica del cuento. La utilización de un lenguaje no verbal contrarresta la coerción de las conductas y de los códigos aprendidos, institucionalizados, que nos forman y nos moldean, nos tuercen y distorsionan; y en el caso del mapa, su estructura ramificada, su composición no lineal, su construcción progresiva, sus colores, formas y dimensiones simbólicas, autoestimulan la creatividad y nos permite "dejar pensar la mano". Algo surge ENTRE el gesto de mi mano y el material utilizado en la composición. Algo nace del encuentro silencioso. No es del registro del dominio o de la apropiación sino del acoger y dejar fluir en el trazo. Atención llevada al gesto, al ritmo, a la respiración del cuerpo. Vaciar la mente de su parloteo habitual. Dejarse atravesar. Desaparecer en el trazo. Un mapa resulta siempre de un viaje, sea éste físico, mental o imaginario. Sus virtudes (belleza, riqueza, exactitud) sólo tienen sentido en relación al viaje que acompaña, permite o prolonga. Un mapa es, simultáneamente, científico (valores de exactitud), poético (abre la mente sobre otros territorios más intuitivos), plástico (valores estéticos); conecta entre sí los dos hemisferios cerebrales, el racional y el intuitivo, aunando análisis y síntesis, precisión y belleza, comprensión y creatividad. Los mapas son unas herramientas esenciales a la hora de abordar lo desconocido. Nos ayudan a descubrir y a orientarnos en un territorio, a ir más allá de los caminos trillados, a explorar ciertas regiones hasta ahora ignoradas y que, sin embargo, existen. Los mapas que aquí dibujamos son la (re)presentación mental, gráfica y simbólica del territorio del cuento. Al dibujarlos, se convierten en el recordatorio de la sucesión de las etapas que hemos realizado en nuestra lectura. La eficacia de nuestro mapa radica en su virtud de aumentar nuestra relación amorosa y cognitiva con la tierra simbólica del cuento, de situarnos en él, de suscitar su presencia ante nuestra mirada, así como la aparición de elementos o trayectos psíquicos antes no advertidos y mediante los cuales surgen nuevas sensaciones y comprensiones inéditas. Paso a paso, lo no conocido se revela y se deja conocer. Mapa psíquico. Mapa-matriz.


lola martínez

Dibujar el mapa del cuento me proporcionó una visión más global que “la montaña de papelitos” que construí. Me sorprendió su frondosidad y que vivieran en él tantos animales, algunos más de los que salen en el cuento. Observé que mi territorio era más denso. En algunos momentos vuelvo a él y busco en medio del silencio el “Usted está aquí” siempre cambiante según los temas y los días.

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mi mapa del cuento

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un mapa per sanar la còlera: collage de fotografies que simbolitzen les fases del procÊs rosa pujol brustenga


rosa pujol brustenga

L’ós de la lluna creixent m’ha ensenyat el camí de la muntanya per sanar la meva ràbia. Ara sé que la curandera sempre és aquí, amb mi, ella m’empeny a fer el viatge, a desemmascarar els miratges que em confonen, agraint roques i cards, vent i neu i negra nit, a acollir els ocellots que em persegueixen, clavant a terra les creus de la meva ira de la meva pena, a alimentar l’ós generós i violent que sóc i que em conté, a cremar el darrer miratge perquè el tresor és fer el camí, a tornar a començar una vegada i una altra. Amb les llobes he compartit aquest camí i he dibuixat un mapa del viatge

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un poema-medicina

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entra単as

adela labrador

fotografia de la pintura Entra単as


muriel chazalon

Hace muchos años, en este tiempo en que los seres humanos hablaban con los animales y los animales con los humanos, en este tiempo lejano, ocurrió una extraña historia, una historia de profunda sanación…

Un hombre volvió de la guerra. Arisco volvió. Hombre herido, dolorido, torturado, humillado. Aislado, alejado de todos, alejado de sí mismo. Solo. Solitario duerme. Solo, fuera en el bosque. Exhausto, duerme sobre las piedras ásperas para no recordar. El hombre no quiere sentir dolor. No quiere sentirse humillado. No quiere sentirse impotente. Él no quiere sentir. Quiere olvidar. La ira se ha apoderado de su alma de hombre. Una ira oscura lo habita. Hombre furibundo. Fosca ira. El lobo quemándose en sus propias llamas.

Sobreponernos al olvido… Es tan profundo el olvido, tan profunda la memoria. ¿En qué regiones encontraremos los fragmentos perdidos, los que hemos de reanimar, los que hemos de redibujar? Hemos de cuidar al herido, pues su ofensa nos indica donde buscar la nuestra. Hemos de iniciar un viaje, un viaje a la oscura profundidad del olvido, de la memoria partida. Decir nuestra verdad con nuestra voz. Cantar… gemir… sollozar… balbucear… reír….

Una mujer enamorada, emocionada, cocina para él. Algas y pescado, tres clases de algas y arroz. Tres clases de pescado, platos sabrosos: camarones anaranjados, arroz espolvoreado de pimiento rojo. Nada. Nada quiere comer el hombre. Enfurecido, se come su rabia, ojos inyectados en sangre, digiere la muerte rugiente. Una y otra vez, ella siente la furia retumbar.

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adentramiento poético en el cuento

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suavemente acoger cada trozo suavemente evitar la supuración de las llagas suavemente cauterizar cada recuerdo suavemente acunar cada imagen suavemente cantar sobre los huesos suavemente suturar la herida invocar encontrar un canto entonar modular encontrar mi voz exorcizar enmendar pedazos desperdigados letanía quebradiza plegaria erizada voz quebrada gemido sollozo conjuro minucioso ejercicio mantener a raya deletreando los nombres desactivar el miedo volver de tan lejos atravesar tantas pruebas sufrir tantos desgarros tantos horrores impregnan nuestro cuerpo lograr sobrevivir en medio de circunstancias adversas letanía lo-grar-so-bre-vi-vir l o g r a r s o b r e v i v i r

Ay, dolorosa quemadura… incendio y cenizas… La mujer en su desesperación acude a la curandera: es esencial en este trance doloroso encontrarse con una fuerza serena, con una mediadora estratégica, la que metaboliza el sufrimiento, la que sabe hacer del fuego-furia, del fuego que escuece, luz que cuece y cocina, luz que calienta y alumbra…

Es un procedimiento que hoy en día se ha convertido en un secreto olvidado: entra en lo más profundo de ti misma, a tu centro pide ayuda, espera, escucha. Sólo en la serenidad puede haber aprendizaje y (di-)solución creativa…

Pero el canto no es suficiente. Hay que ponerse en marcha, adentrarse en un territorio desconocido Ir en busca del espíritu del oso. Hemos de tomar el camino escarpado de la montaña, la senda no-lineal, la senda espiral, senda fluctuante, sendero errático… Vuelta a lo elemental. Desafío. Fuerza. Templanza. Paciencia. Esfuerzo psíquico y físico. Concentración. Resistencia. Determinación.


“Es bueno saber que se puede hacer algo” dice la mujer. Parte en busca del oso. En busca del animal más furibundo y maternal de estas tierras inexploradas. Necesita para el caldo curativo, ¡esto cree ella!, un pelo blanco de su garganta, un pelo de la luna creciente del negro pelaje de la garganta del temible oso. Es bueno utilizar la cólera para producir el cambio necesario. Para liberar al espíritu hay que enfrentarse con los demonios personales. Ir a la montaña. “He de escalar mi corazón como si fuese una montaña” escribió un místico del siglo XVI, Silesius. Arigazo zaishö, entona la mujer mientras trepa sobre el fuerte cuerpo de la montaña, dándole las gracias. Arigato zaishö, canta la esposa subiendo los enormes pedruscos de sus ilusiones, vadeando las punzantes ramas de sus espejismos. Arigato zaishö, sigue cantando la muchacha mientras atraviesa las largas ramas de los pinos. Difícil ascenso. Rozaduras. Arañazos. Rasgaduras. Desgarros. Arduo ascenso. Arigato zaishö… Ser las sepultureras de los espíritus que no tienen familia, de nuestros pensamientos obsesivos, de nuestras espejismos, de nuestras ideas creativas no nacidas, de aquellas palabras voladoras que no encontraron donde encarnarse… Los “muen-botoke”: lo que no he elegido, lo que no he hecho, lo que no he dicho, lo que no he sido… los “muen-botoke”, incansables, buscan descanso… La mujer los acoge, uno a uno, los acuna en cada palabra de su canto, les da sosiego… Mi canto será vuestro alivio, mi canto os dará descanso… descanso… descanso… Recordar, luego olvidar… recordar para liberar… olvidar… atender… drenar… Sube poco a poco, lentamente sube hasta la cima de la montaña, el vértice. Ya no hay vertiente soleada, ni pendiente umbrosa. Sólo tormenta y nieve. La mordedura del hielo apresa sus miembros, pies y manos, ojos y oídos se hielan.

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Primero, acudir a la llamada. Después, emborronar la memoria, hasta el olvido. La mujer traza con cada uno de sus pasos, traza con su cuerpo en movimiento el diagrama de la migración hilando el hilo rojo de la furia hilando el hilo rojo no dejará que la brecha del hombre que la quiebra del mundo se envenene se infecte fermente nos destruya. La cólera es un ácido, abre un agujero a través de las delicadas capas de la psique. Pero la cólera también lleva consigo un aparejo de conocimientos y perspicacia que esclarecen los hechos de nuestra vida. Es necesario transformar la ira. Es necesario adentrarse en territorios inexplorados. Metamorfosear el peligro exterior en poder interior. Adentrarnos en la montaña. Adentrarnos en nuestro cuerpo. Poner en circulación la luz. Nuestro cuerpo-montaña instrumento del despertar nuestro cuerpo-montaña condición permanente de nuestra experimentación.

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el viento la golpea de lleno sin cautela sin rodeos clava a la muchacha en tierra le asalta ojos cerrados

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voz blanca ella cede el viento retumba en su rostro su rostro-tambor percutado por el viento desnudo y descubierto se libera de toda obligación coge el aspecto de las rocas degradadas y usadas de las viejas pieles indescifrables se agrieta se arruga se araña deviene ondulación de un océano de piedra se confunde con el precipitado del mundo es entonces cuando atravesada rescatada peregrina incierta – el nervio óptico puesto al desnudo el cuerpo puesto en movimiento – logra discernir en el vientre abierto de los demonios del viento en este abandono a la ebriedad de la montaña el aparejo de un aliento nuevo: las setenta mil velas de su cuerpo de mujer enteramente desplegadas en el alba del cielo


buscar al oso buscar la capacidad de regular la propia vida moviéndose cíclicamente en una continua renovación y recreación dejando emerger nuestra capacidad autopoiética nuestro yo salvaje: un sistema autoregulado auto-organizado que se nutre a la vez de orden y de desorden de violencia y de generosidad de acción y de contemplación de apertura y de contención… Al día siguiente, la esposa sigue buscando. Atenta, va caminando, husmeando el nuevo territorio en la cima de la montaña. Allí donde los vértices se juntan. Busca y busca. Olfateando los excrementos. Rastreando lo salvaje. Las enormes plantas de los pies del oso imprimen la nieve de huellas salvajes, tan penetrantes… tan profundas… tan enormes... temibles… Poco a poco la muchacha va recuperando los sentidos todos sus sentidos entumecidos están ahora, en contacto con la montaña, plenamente abiertos, finamente aguzados su cuerpo-montaña afina su intuición, activa sus sentidos, recobra sus instintos… El oso todavía invisible… La muchacha se vuelve sensible, extremadamente sensitiva, atenta al mundo que la rodea y en el que va caminando: las piedras, las hojas, la dirección del viento, los líquenes sobre las rocas, la huella de los animales, el sonido de los insectos, el olor del aire, la rugosidad de las cortezas, el sabor de la nieve… Se conecta de nuevo con la vida natural, adentro-afuera-adentro… se olvida de sí misma…

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Arigato zaishö, murmura cuando cesa el viento Arigato zaishö. Y en la cueva se acuesta, dolorida y guarecida. Sin comer se acuesta, un manojo de hojas cubriendo su cuerpo entumecido. Arigato zaishö.

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De repente, la silueta del gran animal aparece. El oso, inmenso, viene hacia ella. Ruge el oso, ruge con todo su cuerpo furioso. La mujer tiembla como una niña, tiembla como una tierna hoja de abedul en la brisa de primavera. Saca comida de su bolsa. Deja la comida en el suelo. Corre hasta su refugio. El oso sale de su guarida, olfatea la comida. Ruge hasta desprender las piedras de la montaña. Come toda la comida, el oso. El canto no basta. Hemos de aprender el silencio. Quietas y silenciosas. Atentas, alertas. Silenciosas. Abrirse al silencio rugiente. Abrir todo el cuerpo al temblor del silencio que ruge en las entrañas del mundo. La segunda noche, la muchacha vuelve a dejar el cuenco lleno de comida. Y retrocede a mitad de camino de su cueva. Espera. El oso sale, husmeando el aire azul de la noche. Ruge hasta sacudir las estrellas Rodea el cuenco. Se zampa de un solo trago toda la comida. La tercera noche, volvió la mujer a dejar el cuenco de comida. Y se quedó un poco más cerca del cubil del oso. El oso poderoso olfateó el aire de la noche lleno del aroma de la comida, volvió a rodear el cuenco, se zampó la comida, y regresó a su cubil. Una y otra noche… Una y otra vez alimentar a la psique salvaje a la psique instintiva: unir lo exterior con lo interior lo más íntimo con el Afuera reunir la forma con su movimiento el sonido con su silencio… Para acercarse al misterio de lo Salvaje es necesario alimentar al Oso Hasta que una noche, más fría y azul que las anteriores, la esposa enamorada reunió todo su valor. Depositó la comida en el cuenco, y se quedó esperando cerca de la entrada del cubil del terrible oso. Al olfatear el delicioso aroma de la comida, el oso salió de su refugio y vio unos diminutos pies al lado del cuenco oloroso. Ladeó la cabeza y soltó un rugido tan fuerte que a la mujer le vibraron todos los huesos. Pero ella permaneció allí, de pie. Temblando. Sacudida de pies a cabeza. El oso abrió sus fauces y rugió con tal fuerza que la mujer logró ver el fino velo de su paladar. Pero allí se quedó, sin moverse, temblando de pies a cabeza. Sacudida como una hoja en el viento invernal. Toda la nieve fue esparciéndose bajo las embestidas del oso furioso, pero ella no huyó. El oso alarga las patas, sus terribles zarpas como largos cuchillos, pero ella no huye. Temblando. - Por favor, querido oso, suplica, querido oso, he recorrido todo este camino porque necesito una cura para mi marido… El oso contempla el rostro atemorizado de la mujer. Por un instante, cadenas de montañas, valles, ríos glaciales, aldeas enteras, se reflejan en sus gélidos ojos… De pronto en el punto álgido de su


- Por favor, querido oso, te he traído comida todas las noches ¿puedes darme un pelo de la luna creciente que tienes en la garganta? El oso la mira de nuevo. Humm, esta mujer sería un sabroso bocado… Pero en contra de todo pronóstico se compadece de ella. - Es verdad, dice el oso de la luna creciente, has sido bueno conmigo. Puedes coger uno de mis pelos. Pero rápido, después vete de aquí y regresa junto a los tuyos. Disipar nuestras ilusiones: conocer el aspecto salvaje de nuestra naturaleza, el verdadero mentor y guía de nuestra vida, reconocer el miedo, la cólera, la paciencia, el recelo, la cautela, la resistencia, el respeto, la concentración, la atención, la humildad, el ingenio… Dar sepultura a lo que ha muerto en nosotras… Pedir ayuda a la psique instintiva… Aceptar las enseñanzas de la cólera… La mujer, corriendo lo más rápido que puede, baja por el lomo de la montaña… Arigato zaishö… Arigato zaishö… murmura para sí… Arigato zaishö reza para los árboles, para los pájaros, para cada una de las rocas de su camino… Arigato zaishö… Vuelve a la choza, se reúne de nuevo con la curandera que sigue allí sentada al amor de la lumbre… y grita: - ¡Ya lo tengo, ya lo tengo! Lo he encontrado, se lo he pedido, tengo un pelo del oso de la luna creciente! - Ah, muy bien – responde la curandera sonriendo. Coge el pelo, lo mira detenidamente a la luz de la lumbre, lo mide, lo pesa y exclama: ¡Sí! Es un auténtico pelo de oso de la luna creciente! Ahora se acerca la última enseñanza de la vieja curandera… La que quema la última ilusión de haber logrado lo que nos habíamos propuesto según la lógica dual e infantil del esfuerzo-recompensa… “Si haces esto… entonces logras aquello”…

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miedo, algo acontece: la mujer se siente invadida por una profunda sensación de paz, y cesan todos sus temblores…

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La curandera, de pronto, se vuelve y arroja el pelo al fuego donde éste cruje y se consume con una brillante llama anaranjada… - ¡Ay, no, ay, no! ¿Qué has hecho? grita la joven esposa - Tranquilízate. Todo va bien, es muy beneficioso – dijo la curandera. ¿Recuerdas todos los pasos que diste para subir a la montaña? ¿Recuerdas todos los pasos que distes para ganarte la confianza del oso de la luna creciente? ¿Recuerdas todo lo que viste, todo lo que oíste, todo lo que sentiste? - Sí, contestó la joven, lo recuerdo todo. - Entonces, dice con una sonrisa la vieja curandera, te ruego, hija mía, que regreses a casa con los nuevos conocimientos que has adquirido en la montaña y obres de la misma manera con tu esposo… La iluminación acontece, de hecho, cuando ya no hay nadie que busca ser iluminado… Es más bien un gesto de despojamiento, de profunda desnudez, de disolución de la última ilusión que nos quedaba. Despojarnos de viejas pieles, de velos espesos, eliminar progresivamente o de forma súbita, ilusiones, espejismos, expectativas, engaños… La verdadera sabiduría se adquiere en el proceso que va transcurriendo, no en la meta, nos recuerda la curandera… Todo se reduce a una sola cosa: practica lo que has aprendido, no dejes de practicar. No hay fórmulas mágicas sólo procesos fluyentes (y con-fluyentes)... El oso poderoso camina fluido sobre las olas fruncidas sobre las olas prensadas de la montaña mi corazón En el corazón del siglo XIII, el maestro zen Dôgen recordaba al monje Tao-k’ai del monte Fu-jong quien declaró: “Las montañas azul-verdes están siempre en marcha…”. Dôgen, en una de sus más famosas enseñanzas, “El Sutra de las montañas y de las aguas”, añadió: “Conservando su propia forma, inmutable en su cuerpo y en su espíritu, la montaña no deja de practicar, yendo y viniendo”…


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la montaña. tres poemas de kenneth white

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Ferdinand Hodler. Eiger, Monch y Jungfrau a la luz de la luna

El poeta Kenneth White inventó el término “geopoética” para expresar una relación sensible e inteligente con la tierra. La geopoética es una vía transdisciplinar entre la ciencia, la filosofía, la literatura y las artes, que busca restablecer y enriquecer el vínculo entre los seres humanos y la Tierra, roto desde hace tiempo con las consecuencias que todos y todas conocemos a nivel ecológico, psicológico e intelectual. La práctica de la geopoética queda reflejada en los tres poemas que a continuación muestran el acercamiento de White a los Pirineos. El poeta vive la montaña y se aproxima a ella sin ánimo de conquistarla o de dominarla sino en un encuentro sensible con la materia rocosa, con el viento, la luz, el espacio, el vacío. Su percepción es, por un lado, corporal, sensorial (recorriendo la montaña caminando, respirando, abriendo los sentidos) y contemplativa (observación diaria de sus crestas, de sus ciclos) y, por otro, mental (investigación rigurosa y lecturas exhaustivas para lograr un mayor conocimiento de la montaña). Es por medio de una exigente e intensa práctica de escritura que White despliega y mantiene esta apertura al mundo.


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once vistas de los pirineos 1.

7.

Vienen a hablarme de la realidad

Ah, Pirineos Pirineos, ah ah, Pirineos

les invito a mirar la montaña 8. 2. Encima de estas quince cumbres nevadas nada se mueve salvo las nubes, muy lentamente 3. La lluvia llega por ráfagas

En el silencio que ahora conozco hasta la palabra “vacío” detona 9. Tres mil libros para decir una sola montaña

y luego un blanco resplandor vacilando sobre un pico sin nombre 10. 4.

Hoy en la tarde azul

Ningún pájaro la montaña respira sólo un lejano susurro – ¿será el viento? 11. 5. Fina línea azul en las brumas matinales

El aire más límpido un viento inaudible que sopla sobre las crestas

esto también es la montaña 6. Cuerpo inmóvil la montaña y un perro que ladra

Kenneth White. Les rives du silence. Paris: Mercure de France, 1997 Versión castellana: Muriel Chazalon


Invierno profundo en la montaña. La nieve cae espesa. Aquí, en el collado de MarieBlanque, vamos caminando, despacio.

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prosa para el puerto de marie-blanque

103 “Esto no se estudia, ni se aprende en los libros, esto sólo filtra a través de la mente.” El puerto de Marie-Blanque no es nada impresionante. Es un pequeño collado sin más. No es un lugar para grandes proezas. Aquí se busca otra cosa. “El hombre real posee el diamante del conocimiento.” El sendero asciende a través del bosque: pinos, encinas, abedules. No hay mucho que decir. No hablamos. Simplemente ponemos un pie delante del otro y dejamos que la nieve haga su trabajo. “Sólo los lobos viven en el bosque oscuro y silencioso.” Somos los lobos blancos de estos confines. Amamos esta distancia, este frío luminoso. Nuestra vida es secreta. Ya no nos pertenece. “Si la escarcha no mordiese las ramas, ¿cómo podrían las flores del ciruelo ser olorosas?” Cuando me pregunten a qué religión pertenezco, responderé: a la del collado de MarieBlanque.

Kenneth White. Terre de diamant. Paris: Grasset, Les Cahiers rouges, 2003 Versión castellana: Muriel Chazalon


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estudio de montaña

104 1. ¿Para qué estudia uno? para alcanzar lo blanco – habiendo barajado las letras hasta volverse iletrado y vivir en la iletrada luz 2. De vez en cuando subo a las montañas: fuego y nieve – siguiendo hora tras hora el negro trazado del río hasta la cima o, cuando ya no hay nieve, atravesando el bosque hacia las tierras altas hasta donde hierba y rocas escasean– allí arriba en el gran silencio la mente vacía sólo el cuerpo en movimiento 3. Territorio ontológico extremo 4. O en mi estudio

con los libros de caligrafía bebiendo té o vino blanco, lentamente hojeando: Canción del Espejo diáfano Ensayo de mil caracteres Informe del Retiro a la quietud El Pabellón del Viejo Borracho Tratado del entendimiento…

5. Pero la más hermosa caligrafía que yo haya visto nunca (hace unos años en Taiwán) es una carta de treinta caracteres escrita por Huang Hi-Che en un crudo invierno del siglo cuarto a un buen amigo suyo preguntándole cómo se apañaba en esos días de frío – una caligrafía que con el título “Cielo despejado antes de la nieve” pasaría mil años yendo de mano en mano y cada uno de sus poseedores por ella cambiaría el nombre de su estudio de modo que en estos mil años en algún sitio de la China siempre hubo alguno que se llamó “Antes de la Nieve”


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105 6. Si yo le diera nombre a mi estudio según los dos pergaminos que adornan la entrada: siete millas río brillar sol afuera diez mil colinas vista otoño tendría que ser algo parecido a “El Estudio del Río de Siete Millas” o “El Estudio de las Diez Mil Colinas” 7. En el Estudio de las Diez Mil Colinas leo: “Quienes conocen la verdad no se asemejan en nada a los que la aman y los que la aman no se parecen a quienes gozan de ella felizmente”

Kenneth White. Atlantica. Paris: Grasset, 1986 Versión castellana: Muriel Chazalon

8. También escribo: toda la mañana lo que ocurre en silencio toma forma, pierde forma, se reforma entre la nieve, el lenguaje y yo tanteando los adjetivos, hay tantos, recorriendo los verbos (torrente hermoso de los verbos) cómo nombrarlo todo, ahora mediodía, y queda tan poco, sólo fresco – calma – dulzura deriva – resplandor… cuando de repente, al abrir una gramática china (la encuadernación roja aún conserva olor a Glasgow) la mirada repara en ta yu hue: gran aguanieve 9. Movimientos en el silencio nevado lo que esta línea de escritura es lo que es aquella otra sin ajustarse ahora a un significado sólo caligrafía escritura sin firma ni sentido que dice sin decir la plenitud profusa de el murmullo interior de este silencio de nieve


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kali

chantal maillard

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Si bajo la espada, me descubro sola o siendo muy pocas frente a la polvareda humana cuya agitación reconozco. No es la mía, ya no es la mía. ¿Lo fue alguna vez? La miro de frente, la encaro. Esto es suficiente para que vuelva a mis manos la espada, por siempre desenvainada. Que el pasado no se inmiscuya en el presente -es peligroso-, que el futuro no se condense antes de tiempo -antes de ser o, mejor dicho, antes de dejar de ser futuro- en el deseo. Iré segando el campo alrededor de este instante, de este instante continuo, alrededor de cada una de las chispas que arrancan de mi tierra: mi carne: el espesor donde se fragua el gesto. Yo soy en el gesto, en cada uno de ellos, tan importantes, todos, a pesar de su inconsistencia o, tal vez, precisamente, merced a ella. Puede que todos naveguemos en el mismo barco, pero yo veo que navego a la intemperie y la lluvia no me cala mientras empapa a otros. Creo que es por la alegría con que miro hacia el cielo. La espada está dispuesta, la atención vigila. He pasado el umbral de la tristeza, estoy justo bajo el borde del velo. No trato de levantarlo. Por ahora es suficiente con permanecer ahí. La tristeza resbala tras de mí como las aguas de una catarata. Mi posición no es firme. Por eso vigilo, he de estar atenta. No puedo relajar la guardia. Kali, la negra, me acompaña. Soy su aprendiz. Aún no he bebido la sangre en su cuenco. Todo tiene un tiempo. No hay prisa. En este umbral el corazón es líquido gozoso. ¿Será posible no tambalearse en las pruebas? No preguntes: vigila. Filosofía en los días críticos. Valencia: Pre-Textos, 2001


I Que nadie me mire: caerá fulminado; que nadie se aproxime, que nadie me requiera: contestaré con el rayo, con la espada o el detonador de un arma mortífera. En mi parcela de universo yo soy Siva, soy Kali, la destructora, no la cólera de Dios, no, sin cólera, sin rencor, sin venganza, sin justicia, soy la gran destructora cuya furia no se aplaca, mi mundo, el que yo he creado, desaparece entre las llamas que brotan de mis pies. Danzo descalza sobre mis enemigos, ¡No pronunciéis mi nombre! ¡Cuidad de no pronunciarlo! La voz se os quebraría en la boca y escupiríais diamantes como si fuesen un volcán vuestras entrañas. Que nada se mueva: todo lo que se agite se disolverá en su propio aleteo. No es justicia, no es némesis, es la pura Soledad que se asume a sí misma y se quiere y respeta la voluntad de ser de ser una, una sola, de ser única. Yo soy Kali,

chantal maillard

la destructora, la oscura, la del collar de calaveras, la bebedora de sangre, la solitaria. La fuerza del universo es el sonido de mis armas y no hay perdón ni hay remordimiento porque no hay ofensa ni ofendido, ni culpa ni culpable, hay tan sólo un mundo acumulado bajo las plantas de mis pies y no lamento el final desgraciado de algunos, ni el argumento que fue felizmente resuelto, no lamento el final de todas las historias pues yo soy el principio y el fin de todas ellas. Yo soy Kali la oscura, la terrible, la bella, la que construye el tiempo contando sus víctimas. Yo soy la que, más tarde, al despuntar el día, contemplará los despojos humeantes de aquel mundo que fue suyo y llorará despacio, a escondidas de sí misma. II He declarado la guerra a todos mis enemigos. Me he declarado la guerra a mí misma. He declarado la guerra al mí. Alejaos. Temedme. Por ahora sois aún los objetos del mí. Sois el otro que me habita y me recorre con oriflamas alzados donde dice “Éste es el Pabellón de las Delicias”,

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las lágrimas de kali, la conjuradora

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“Éste es el Palacio del Terror”. Todos sois ejércitos y lugares, a la vez ejércitos y a la vez lugares, sois el mí que acude a vosotros para odiaros o para desearos. Cuando termine esta guerra -si alguna vez terminapodremos conversar y tal vez amarnos, podremos jugar a aquel juego que consiste en abrir distancias y volver a cerrarlas sabiendo que no existe ni el cerrar, ni el abrir, ni ninguna distancia. III Sólo lo imposible me enamora. ¡Le declaro la guerra a lo imposible! Decreto la desorganización de las jerarquías, la decadencia de la verticalidad. Absuelvo la superficie. Asumiré, en pago, la desaparición del vértigo y el temblor de la espera. Sea. Hasta que crezca el horizonte. Para cuidar su crecimiento. Sea. Tal vez más tarde el vértigo sea constante. Tal vez el temblor arranque del presente. Sé lo intensa que es la vida dentro de las cosas. ¡En superficie, todas! ¡Declaro la guerra a lo posible y a lo imposible! ¡Declaro la guerra

a la voluntad de logro! Mi voluntad sin objeto estalla como el trueno y arrastra los tiempos venideros y el pasado como un eco. Las montañas me reciben con esa tenebrosa densidad que prepara las tormentas. A mi paso se inclinan las hierbas y las bestias y no hay lugar donde pueda resguardarse un corazón sensible o tierno o malherido. A la des-esperación sucede el trueno. No espero: actúo. La tierra es el espacio del combate, mis pisadas levantan el polvo como una manada de búfalos en estampida. No hay objeto para mi acción, no construyo para un futuro. Soy la que dice No y en la soledad se consagra como fuerza infinita, al fin reabsorbida, al fin libre. IV Yo soy Kali, la oscura, la del collar de calaveras, la que nunca duerme, la despiadada, la guerrera, la amante destructora cuyo pie se apoya en la posibilidad de sí misma, la posibilidad siempre igual a sí misma. He trocado la cuerda del ahorcado por el collar de calaveras


Heme aquí raíz, savia de impulsos ascendentes, madre aún, posible siempre, anticipada gestación de un porvenir intruso en un presente que desestima el valor de nacer a sí mismo de nuevo. Heme aquí clavando mis ojos de savia encarcelada en los troncos vacíos de los árboles heme aquí creyendo, queriendo creer en la impostura de las ruinas, el candor del desastre, la calidez del humo en los rescoldos. Heme aquí, heme aquí, he aquí que me atrevo a creer en las ruinas. ¡Me atrevo a creer en las ruinas!

V

Conjuros. Madrid: Huerga & Fierro editores, 2001

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y frente a cualquier tú expreso la libertad primera: ningún deseo, ningún lamento ocupará el lugar donde pueda surgir la ira, o la fuerza, o la calma, las formas del Poder que se alimenta de la gran Soledad. Yo soy la que no es, la Sola, la que arranca de sí misma, aquella que aprendió a cortar una lágrima con el filo de su espada sin que en su acero permanezca ni un rastro de humedad. Soy la que nunca más derramará una lágrima porque nada posee salvo su propia fuerza.

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donesllobes@gmail.com

http://blogdelesllobes.wordpress.com/



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