Ebook la felicidad se aprende

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Sistema de autoayuda y ayuda mutua

La Felicidad se Aprende

MarĂ­a Elena Castro SariĂąana


Sistema de autoayuda y ayuda mutua

La Felicidad se Aprende

MarĂ­a Elena Castro SariĂąana

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Pinturas Shane Conroy

Diseño gráfico, logotipo y diseño e-book Mónica Bay

Página Web y diseño Web María del Mar Ramos

Producción de audio Armando García

Copyright. Derechos reservados

ISBN 978-607-29-0028-8

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Contenido AGRADECIMIENTOS PRESENTACIÓN PRÓLOGO por Patricia Edelen INTRODUCCIÓN 1. APROXIMACIONES TEÓRICAS AL BIENESTAR Bases científicas y referencias teóricas sobre el bienestar psicosocial

1.1 La felicidad, un anhelo universal 1.2 El bienestar y sus componentes 1.3 Las fortalezas, las virtudes y el bienestar 1.4 El estado de fluir (flow) y su relación con estados de meditación y de atención plena 1.5 La resiliencia: la capacidad de rescindir el contrato con la adversidad Estrés / Riesgo / Resiliencia 1.6 Habilidades para la vida. Conceptos y reflexiones 1.7 Nuevos aprendizajes para vivir mejor Resultados de investigación Quienes cambian y por qué Los modelos de la práctica La importancia de medir Conclusiones: Psicología positiva, meditación y espiritualidad 2. TESTIMONIO

2.1 Mi camino profesional 2.2 Diez experiencias significativas 3. LAS IMÁGENES. 40 óleos de Shane Conroy 4. PLAN DE ACCIÓN PARA INCREMENTAR TU BIENESTAR

Referencias bibliográficas

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Agradecimientos

A mi hermana Cris: A ti que tanto me apoyaste y me diste ánimos para que este proyecto llegara a ser realidad. Juntas vivimos intensos momentos de felicidad que se volvieron eternos: sin principio ni fin. Al cobijo de tu casa, con tus arboles como compañía, pude terminarlo y disfrutarlo. Sé que ahora que ya eres luz en el universo, tú también lo iluminas. Gracias por todo.

A Jorge: Sin ti no hubiera sido posible, gracias por tu apoyo incondicional a todas mis ideas, por permitir que nuestra institución se embarcara en esta aventura, por todas tus correcciones a su estructura y a su redacción, pero sobre todo porque sin tu amor y tú compañía no sabría que la felicidad se aprende y que es posible.

A Moni: Tenerte por primera vez entre mis brazos ha sido una de las fuentes de felicidad más grande en mi vida. Una felicidad que cada día sin excepción, desde hace 43 años, crece, se transforma, y transita por caminos amorosos, que me hacen mirar mi interior y dar gracias al universo por tenerte.

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Agradezco profundamente a Shane Conroy la interpretación que hizo de mis imágenes, poniendo su sensibilidad y su arte para enriquecer esta obra.

A Mónica Bay le agradezco su dedicación y su paciencia para diseñar el libro y el cuaderno electrónico de forma tan cuidadosa.

Agradezco profesionalmente los tres primeros comentarios de expertos que se encuentran en la página WEB: desde el marco de la psicoterapia psicoanalítica y la psicología comunitaria de Jorge Llanes, desde la psicoterpia Gestalt y en especial el enfoque relacional de Mónica Margain y desde el Pathwork y el rediseño para una transformación espiritual de Martha González.

El prólogo tan completo, y detallado de esta obra que ha elaborado Patricia Edelen, gran amiga y compañera de meditación, psicoterapeuta en Soundbreath, método de respiración sonora, creado por ella, me llena de agradecimiento.

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Presentación

Las Tablas del Espíritu, es el nombre de una colección que pretende ser un sistema de autoayuda y ayuda mutua desarrollado por el Instituto de Educación Preventiva y Atención de Riesgos, A.C. (Inepar), como una más de las aportaciones del modelo Chimalli al campo de la prevención. Esencialmente, su intención es demostrar que cada persona puede inhibir, suprimir o retardar daños, intervenir positivamente en el cambio de su comportamiento e incrementar su salud y bienestar, si desarrolla las habilidades para ello. Esta obra procura estimular a las personas a vivir las experiencias que les permitan construir sus propios aprendizajes para lograrlo, contiene los conocimientos, ejemplos y sugerencias necesarias para que cada quien, a su manera única y personal, logre ser feliz, porque en nuestro enfoque, sí, positivamente, La felicidad se aprende. La obra consta de este libro y, además, de un cuaderno de trabajo que contiene 10 ejercicios sobre habilidades para la vida -que plantean una fórmula de aprendizaje para cada habilidad- y 40 estrategias que se derivan de dichas fórmulas. Se ofrecen también, bajo la modalidad de herramientas Web: instrumentos de medición, 40 cartas con imágenes al óleo y el audio de las 40 estrategias. Asimismo, en la página Web se pueden encontrar comentarios de expertos sobre la obra, testimonios de usuarios y un blog semanal sobre el tema de la felicidad. Aquí se describen los procedimientos para aumentar el bienestar psicosocial como metodología de autoayuda y ayuda mutua. No es un enfoque basado en información de los efectos negativos de los riesgos psicosociales (los abusos de sustancias, la violencia y los manejos inadecuados de los eventos significativos y estilos de vida riesgosos), que llevaron en el pasado a aplicar un punto de vista preventivo basado en la prohibición y el control legal para regular los comportamientos psicosociales negativos. Se diferencia también del enfoque

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sociocultural, que bajo la suposición de que al entretenerse en algo saludable como el deporte, la lectura y otros tipos de recreación, se eliminan y neutralizan los riesgos y comportamientos violentos. Nuestro enfoque es psicosocial, esto es, toma en cuenta el contexto proximal propio y considera que la verdadera prevención es desarrollar las capacidades para evitar los riesgos o recuperarse de las experiencias negativas, de forma tal que obtengamos mayor fortaleza para vivir mejor cada día. Lo consideramos un método de autoayuda porque no es un servicio que un profesionista brinda a un cliente o paciente, sino una aplicación diseñada con bases científicas por especialistas para que cada persona -siguiendo los pasos que se indican- reciba los beneficios y pueda extenderlos a sus familiares, amigos, vecinos o compañeros que lo requieran y estén en ese ámbito proximal donde cobra sentido la ayuda mutua. La sección APROXIMACIONES TEÓRICAS AL BIENESTAR, contiene las referencias teóricas sobre el bienestar psicosocial y describe los procesos que los estudiosos han generado para lograr bienestar y salud integrales. Integral aquí se refiere a una concepción abarcativa del cuerpo, la mente y el espíritu de cada uno de nosotros como individuos inmersos en un ambiente psicosocial proximal, o sea, donde se desenvuelve nuestra vida cotidiana. Coincide con la idea de que este anhelo universal de ser felices tiene una relación directa con la manera como vivimos y cuáles son las formas para conseguir incrementar nuestras fortalezas para enfrentar la adversidad. El testimonio que comparto muestra los caminos de mi recorrido profesional, lo que me llevó a interesarme por construir métodos y diseñar técnicas para desarrollar habilidades para la vida. Para hacerlo más comprensible, me apoyé en mi proceso personal, por ello describo “lo que me impulsó a concebir esta obra y cómo las imágenes surgieron

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en mí”, es decir, las circunstancias de mi propia vida, que deliberadamente enfrenté con las técnicas de respiración, meditación, trabajo con imágenes, atención plena, etcétera, cuya práctica constituye un plan de acción para incrementar el bienestar. El proceso testimonial dio la pauta a las imágenes que se incluyen en un apartado especial. Son 40 óleos del artista Shane Conroy que las interpretan. Tienen un valor estético por sí mismos e ilustran bellamente el libro y la página web. Disponer de estas 40 cartas sugirió y permitió presentar la manera de hacer las consultas y diseñar un plan de acción riguroso, y también poder hacer una consulta obtenida al azar, que, además de interesante, es divertida. Esto último es posible porque el material se ofrece para dar un sentido a una reflexión actual, y, por ello, su lectura puede tener como resultado una conclusión o el despertar de un sentimiento hoy, distinto a la que se obtendrá el próximo mes. Conocer los enfoques actualizados sobre los marcos teóricos para entender cómo se aprende a ser feliz es importante, y más todavía, poner un ejemplo para alentar el bienestar de las personas; pero es en la sección práctica, contenida en el cuaderno de trabajo, donde están las estrategias para lograrlo. En el capítulo sobre PLAN DE ACCIÓN PARA INCREMENTAR EL BIENESTAR de este libro, se introduce a esas herramientas para la práctica. Quienes practiquen las estrategias encontrarán su manera de ir descubriendo su propia y única manera de ser y estar de forma integrada en cuerpo/mente/espíritu y despertarán la convicción de que en efecto, como dice el título del libro: La felicidad se aprende. Desde el sitio web de Inepar (http://www.inepar.edu.mx/) se dispone de la liga para acceder a la página de Las tablas del espíritu. En esta página se encuentra mayor información sobre el material, sobre los autores y colaboradores, el espacio que muestra testimonios de usuarios del material, así como un espacio destinado a expertos que iremos invitando para comentar esta obra desde su propio punto de 8


vista, lo que sin duda enriquecerá día a día el tema. La página Web de Las tablas del espíritu inicia con un blog para intercambiar puntos clave de cada una de las obras de la serie, en este caso, sobre el tema de la felicidad. Para las personas que adquieren el material se proporciona una clave para acceder a la tradicional forma de lectura de un libro/e-book y al Cuaderno de trabajo, Estrategias para incrementar tu bienestar, también en formato e-book, el acceso a las estrategias en audio con la imagen de cada carta y su mensaje principal, y un inventario de habilidades para la vida, para medir y registrar electrónicamente los avances antes y después de un plan de acción -de 90 días mágicos- para incrementar tu bienestar. El Cuaderno de Trabajo, Estrategias para incrementar tu bienestar, incluye 10 ejercicios más para comprender cada una de las 10 habilidades para la vida; proporciona el espacio para registrar experiencias y valoraciones; y el texto de las 40 estrategias que forman parte de una fórmula para desarrollar cada habilidad. Este cuaderno de trabajo también se puede descargar en tu dispositivo electrónico. La felicidad se aprende se dirige fundamentalmente a las personas interesadas en ayudarse a sí mismas y a sus próximos. Los contenidos teóricos, testimoniales y prácticos de este libro con toda seguridad serán del interés de los profesionales que trabajan en diversos ámbitos en favor del desarrollo humano, pues refieren procedimientos probados para promover el bienestar psicosocial, susceptibles de medirse e investigarse y de incrementarse con el enfoque metódico. Ellos encontrarán que las estrategias para incrementar el bienestar se hicieron congruentes con la práctica de las diez Habilidades para la Vida que la Organización Mundial de la Salud ha recomendado para lograr un bienestar psicosocial tanto en niños y jóvenes como en adultos: autoconocimiento, manejo de las emociones, manejo de las tensiones y el estrés, toma de decisiones, empatía, relaciones interpersonales y comunitarias positivas, pensamiento crítico, solución pacífica de conflictos, comunicación asertiva, pensamiento creativo. Pero como 9


sistema de autoayuda y ayuda mutua será de utilidad para todas las personas, y particularmente para quienes se desenvuelven en profesiones y actividades de ayuda al prójimo. Si bien todos recibimos beneficios de ayudar a otras personas, sabemos que se logran mejores resultados cuando llevamos a cabo un trabajo interno personal para mantener la estabilidad, lo que ante las situaciones difíciles o de emergencia, incrementa nuestra tolerancia ante la adversidad y aumenta la expresión positiva del potencial emocional al servicio de los demás. Esta metodología de autoayuda y ayuda mutua brinda inspiración para ese trabajo interno y la construcción de significado propio. Cada quien construye su propia aventura. En síntesis, este material se puede usar y consultar de acuerdo a las propias necesidades; pero sobre todo, es un material para practicar. Puede ser que algún concepto o definición, alguna viñeta o ejercicio, te llamen tanto la atención que puedas suspender la lectura para iniciar una reflexión propia. Si este material despierta ese sentido de reflexión, y si alguna práctica lleva a confirmar el sentido reverencial de lo sagrado y de tocar y descubrir el propio espíritu, su intención se habrá visto cumplida. Ha sido mi propósito profesional y es mi deseo personal que así sea.

María Elena Castro Sariñana

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PRÓLOGO LAS TABLAS DEL ESPÍRITU Sistema de autoayuda y ayuda mutua Tuve el gusto de conocer y hacerme amiga de María Elena Castro Sariñana, “Helen”, como le decimos de cariño, y a su esposo, ambos preparados, inteligentes y encantadores, en un grupo de meditación que se reunía dos veces al año. Guiados por un maestro de gran integridad, energía, profundidad y sabiduría, practicábamos la meditación en grupo. Nuestro objetivo era encontrar, por medio de la meditación y la transmisión energética de nuestro maestro en común, nuestra esencia, esa parte única, individual y personal de nuestro verdadero ser. Esa esencia que nos permite estar completamente presentes en el momento. Esa esencia que deja a un lado los deberes y comportamientos impuestos por todo lo externo, tales como, la autoridad, es decir, familia, sociedad, cultura, religión, gobierno; esa esencia que nos une espontáneamente y amorosamente con los demás. Esos tres días completos de meditación, de presencia y de unicidad y de fraternidad nos conectaba intensamente con nuestro mundo interior y con el de los otros. A través de los 4 años que estuvimos juntos en este grupo, Helen, con su habitual generosidad, nos enriquecía al compartir las experiencias de sus meditaciones en las cuales se veían reflejados su auto-conocimiento psicológico, su experiencia psicoterapéutica, su compromiso de seguir profundizando en ella misma, para descubrir su propia y única manera de ser y estar para integrarse en cuerpo, mente y espíritu. Nos causaba una vívida impresión la nitidez de sus imágenes, la claridad con lo que nos compartía sus reflexiones y las conclusiones inteligentes a las que llegaba. Aprendíamos mucho de ella. Al “exponerse” a ser “vulnerable”, al abrirse con nosotros para compartir su mundo interno, su verdadero ser, nos impulsaba, nos motivaba, nos apoyaba y nos “empoderaba” a atrevernos a llegar a nuestra esencia, a nuestra propia, única e individual manera de llegar a esa integración de cuerpo, mente y espíritu que cada uno de nosotros anhelamos para ser felices. Me conmovía la manera en que exhibía su propia “resilencia”, “la capacidad de las personas y las comunidades de tener éxito frente a la adversidad” y me sentía reflejada en ella.

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Su compartir demostraba su propio proceso personal y nos recalcaba que para mantener un equilibrio y estabilidad ante las emergencias y situaciones difíciles o adversas de la vida, era necesario llevar a cabo un trabajo interno personal. Eso que nos lleva a incrementar nuestra tolerancia ante la adversidad y aumentar la expresión positiva del potencial emocional al servicio de los demás. ¡Coincidía con ella en tantos puntos! Éramos testigos del inicio de su tan anhelado proyecto de plasmar toda su experiencia con los más de 20 años de investigaciones desarrolladas y evaluadas por INEPAR, (Instituto de Educación Preventiva y Atención de Riesgos, A.C.). siendo ella co-fundadora y ahora directora de dicho instituto, de una manera diferente y original y que estuviera al alcance de todos. Helen reunía todos sus años de experiencia psicológica y psicoterapéutica con investigación de campo, como autora de artículos de investigación psicosocial y autora de 10 libros sobre el Modelo Preventivo de Riesgos Psicosociales Chimalli, poniendo en práctica diferentes herramientas y técnicas de medición que había utilizado en su trabajo en familias, escuelas, barrios y comunidades en situaciones de riesgo en muchas ciudades del país. El amor a su próximo, su compromiso, el interés en el desarrollo positivo de las personas se reflejaba a través de sus acciones. Nos comentaba Helen que por resultado de las múltiples investigaciones de INEPAR, retomó la decisión de desarrollar tecnología psicosocial y sustituir al grupo para aplicar el dispositivo en red permitiendo así un mucho mayor alcance y beneficio para todos. Había encontrado el marco teórico y las técnicas para el modelo que quería y que se vería desarrollado en este sistema de autoayuda y ayuda mutua. De su propio proceso personal y testimonial con las imágenes que fueron surgiendo a través de las circunstancias de su vida algunas de las cuales fui testigo en nuestro grupo de meditación, surgieron 40 imágenes. Estas imágenes o estrategias, ideadas por ella en esas profundas meditaciones del alma y pintadas al óleo por su colaborador Shane Conroy quien percibía perfectamente lo que se necesitaba plasmar, formaban parte integral de este sistema de autoayuda y ayuda mutua, llamadas “Las Tablas del Espíritu”. Teníamos muchos deseos de conocer y poner en práctica este sistema del que tanto nos había platicado y de la que nos sentíamos partícipes.

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Al poco tiempo del cierre de nuestro grupo de meditación, el proyecto de Helen se fue formalizando. Al ver en su hogar ya muchas de esas imágenes del alma, algunas de las cuales había sido yo testigo, me causaron gran alegría y me dio un sentido de mucha esperanza. Alegría al ver los avances en su proyecto y esperanza porque sabía que esta obra que estaba emprendiendo utilizando toda su experiencia, conocimiento, amor y profundidad, sería de mucha utilidad para todas las personas en busca de ayuda y para nosotros que nos desenvolvemos en profesiones y actividades de ayuda al prójimo. Esperaba ansiosamente el momento en que ella completara esta nueva serie de Las Tablas del Espíritu. ¡Por fin llegó el tan esperado momento! Helen me había enviado el material de su obra, la nueva serie de “Las Tablas del Espíritu: Estrategias de autoayuda y ayuda mutua para desarrollar habilidades para la vida”. Una sencilla práctica cotidiana que logra la magia del bienestar. Con las Tablas del Espíritu, la felicidad se aprende”. Decidí entrarle de lleno a esta tarea con una gran expectativa y sintiendo que de alguna manera había formado una pequeña parte de este proyecto. Me dispuse a la tarea de descubrir todo lo que me había enviado Helen. Con mucho interés y un sentido de orgullo fraternal, empecé por entrar a la página fácil de navegar. Encontré en ella el material que tanto quería ver. “La Felicidad se aprende” consiste en un libro, un cuaderno de trabajo con cuestionarios de evaluación, 10 ejercicios y 40 estrategias para desarrollar habilidades para la vida. Además de este libro muy completo, cada estrategia puede ser escuchada en audio y visualizada con la imagen de 40 cartas que son oleos originales específicamente diseñados para cada estrategia. ¡Ahí se encontraban algunas de las imágenes que se habían quedado tan impregnadas en mi mente y en mi alma! Una manera muy original y completamente documentada para ir desarrollando habilidades para la vida. Además, qué importante y necesario para nuestro mundo de hoy poder tener acceso a toda esta valiosa información con sus herramientas, sus imágenes, estrategias y audios, para construir esos nuevos aprendizajes necesarios para llegar a transformarnos y para ser felices. El poder entrar a trabajar desde cualquier espacio personal, del hogar o del trabajo a la hora que sea, permite que con la práctica y el trabajo recomendado aquí, se propague para que la propuesta de Helen de que “la Felicidad se aprende”, se haga realidad.

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Descargué el Libro “La Felicidad se Aprende” con su respectivo Cuaderno de Trabajo y sus Estrategias para Incrementar Tu Bienestar. La propuesta de Helen en el cuaderno de trabajo da una base para todas las personas que desean aprender y desarrollar las habilidades que eviten y disminuyan los riesgos que crean problemas. ¿Cuántas veces nos cuesta trabajo tomar decisiones y perdemos oportunidades en la vida? ¿Cuántas veces nos gana el enojo por un pobre manejo de las emociones? o Cuántas veces por no poder tener una comunicación asertiva reaccionamos con agresividad o con completa sumisión al no expresarnos? ¿Cuántas veces nos “gana” el momento y seguimos repitiendo los mismos patrones de comportamiento auto-destructivos que nos causan tanta frustración y hasta desesperanza? Helen nos lleva de la mano con un conjunto de herramientas, ejemplos y sugerencias para aprender las fórmulas o las habilidades para vivir mejor, entenderlas y aplicarlas en la vida para que cada quien, a su manera única y personal, logre ser feliz. Si cada uno de nosotros podemos llegar a desarrollar habilidades que darán un sentido mayor de auto-estima y entendimiento, podemos aprender a ser felices. Y si nosotros somos felices, podemos llegar a apoyar a nuestros seres más queridos y a todos los que nos rodean. Esa es la verdadera transformación que empieza con uno mismo y se extiende al otro porque en verdad somos uno en el todo. Perfectamente organizado y medido, en el Cuaderno de Trabajo, Helen nos pide leer las 10 fórmulas del bienestar y sus definiciones y hacer los ejercicios para entender el significado de cada una de estas habilidades. Al entender bien las definiciones de estas fórmulas del bienestar, yo misma realicé un diagnóstico para calificar mi situación personal respecto a la habilidades y proseguí a desarrollar mi propio plan de acción. Lo primero que hice fue realizar un diagnóstico y elaborar un inventario para calificar mi situación personal respecto a mis habilidades en el último mes. Esto permite que el trabajo sea actual; lo que uno está viviendo en el momento, ya que sabemos que ciertos comportamientos tienden a repetirse al no tener las herramientas para trabajarlas y transformarlas. Tener esta información en línea tiene la gran ventaja de que se puede practicar en cualquier momento y compartir con las personas con las que uno vive o con las que uno trabaja.

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A través de un sistema muy completo y con una duración de 90 días, Helen nos invita a aprender y desarrollar las habilidades necesarias para ser felices. De acuerdo a los resultados de las investigaciones de INEPAR, esas 12 semanas o 3 meses que se sugieren, ofrecen el lapso de tiempo necesario para desarrollarlas. Al llenar mi cuestionario, vi que tenía una menor puntuación en 3 habilidades que considero importante fortalecer y desarrollar. Me quiero enfocar a programar mi plan de acción de 90 días y estarme evaluando al inicio de un nuevo ciclo como pauta de un antes y un después, para darme pistas de lo que tengo que hacer para seguir en mi proceso. Para cerrar al término de las 12 semanas de trabajo, se sugiere que se elija al azar una carta y hacer una práctica con la estrategia elegida para reforzar convicción y saberes con 2 planes de acción al día. Mi deseo es obtener un mayor grado de bienestar en cuerpo, mente y alma y buscaré programar mi plan de acción como lo plantea Helen en su cuaderno de trabajo al regreso de mis próximas vacaciones. Pero por el momento, quise trabajar con La Felicidad se Aprende a través de un plan alternativo que también se recomienda; el de una consulta con las cartas tomada al azar y como un especie de oráculo. A través del trabajo en audio en red, empecé a conocer este sistema de autoayuda y ayuda mutua, dispuesta a permitirme vivenciar el momento y estar abierta a recibir un mensaje. Como soy muy visual y auditiva decidí usar el audio con sus imágenes. Qué mejor manera y mejor momento para trabajar en mí misma, a través de la escucha y con estas imágenes, algunas de las cuales ya me eran familiares y que, de alguna manera me brindaban un sentido de seguridad y pertenencia para seguir en mi camino. La situación específica por la que opté al escoger tres cartas en el transcurso de una semana, era mi necesidad imperativa de tomar decisiones. Por primera vez en mi vida, o por lo menos, desde hace mucho tiempo, me sentía sin rumbo. Me encontraba en un espacio crucial de mi vida como psicoterapeuta y fundadora de una metodología de respiración y sonido en el cual era urgente la toma de ciertas decisiones para darle una dirección. Tenía muchos sentimientos encontrados, poca energía física y claridad mental para tomar las decisiones que marcarían el rumbo de mi vida profesional y la de mis colaboradores en los próximos años. Necesitaba aumentar mi energía física, equilibrar mis emociones y obtener claridad mental para analizar, razonar y tomar las decisiones correctas para nosotras. Así que seguí las instrucciones y entré a la versión en audio en la página, escogiendo la 15


carta o estrategia en la que se incorporaba la imagen con un óleo original específicamente diseñado para ello. Para mi asombro, la primera carta que escogí fue la del Señor de la Energía, una de las imágenes que había visto en casa de Helen y que por nuestras meditaciones, tenía un gran significado para nosotras. Animada a seguir, entré al audio de preparación en el que Helen, con su propia voz, me instruía de manera precisa un ejercicio de preparación para la meditación; herramienta ya conocida por mi e indispensable para desarrollar aprendizajes. Se escuchaba una música de fondo suave y agradable, en la que la voz de Helen me guiaba con instrucciones precisas en la preparación para entrar a la meditación y a su estado alterado de conciencia. Me llevaba a un trabajo completo de respiración para soltar la tensión en el cuerpo, relajar la mente, y a través de una visualización guiada, equilibrar los centros energéticos del cuerpo. Ya relajada en cuerpo y en mente, abrí los ojos para observar con detenimiento la imagen de “El Señor de la Energía” el cual se encuentra en un jardín de cuarzos que simboliza la energía y la luz en momentos difíciles. Era exactamente lo que necesitaba; energía y mucha luz en mi momento difícil de confusión. Con esta imagen y su mensaje de “energía para actuar en el presente de forma única e ilimitada”, escuché la frase “Es mi elección ser lo que soy únicamente como mis sentimientos, como mi cuerpo, dentro de mi cuerpo por completo, dentro de mi vida por completo”. Al escuchar la reflexión de Helen, pude percibir oleadas de energía, como una vibración intensa que recorría todo mi cuerpo equilibrando mis emociones y calmando mi mente. ¡Hacía tiempo que no entraba en esta sensación de mi propia energía vital, mi fuerza de vida! Entendí perfectamente bien a lo que se refería Helen al escucharla hablar de la importancia de la respiración para aumentar la energía. Me dedico a la psicoterapia y a la herramienta de la respiración para atravesar momentos de estancamiento energético y psicológico. Había estado respirando con conciencia unos minutos al día pero no me había tomado el tiempo necesario para darme mi hora de practica de Soundbreath®-método de respiración sonora creado por mí - cada tercer día. Me hacía mucha falta, y al percatarme de ello, me sentí ligera y libre en cuerpo y mente. Al darme mi hora de respiración sonora cada tercer día, podría mantener mi energía en mi cuerpo, equilibrio emocional y claridad mental para actuar. El observar la imagen con

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detenimiento, escuchar su mensaje y la frase célebre correspondiente, y prepararme con la respiración para entrar en meditación a un estado alterado de conciencia, ya me había dado muchos “insights”. Intrigada, seguí con el audio. Al iniciar la meditación y repetir la frase, “Me lleno de energía y vibraciones de forma única e ilimitada”, sentí cómo todo mi cuerpo seguía vibrando, que se llenaba de la energía pura de la luz que emanan de los cuarzos, y la imagen del Señor de la Energía me decía que yo tenía toda la energía dentro de mí, que tenía yo todo y a mi alcance y toda la fuerza para actuar en la vida. Al escuchar sus palabras, solté un gran peso que había estado cargando, entró en mí el deseo mental de actuar y la motivación para seguir con entusiasmo y energía mi camino. Me dediqué a escribir todo lo que había sentido y había vivenciado durante esta meditación. Me quedé impactada con la nitidez de la imagen y su interpretación tan atinada. La frase célebre correspondiente escogida por Helen y las reflexiones a las que llegué me permitieron profundizar en mi propia psique, encontrar mis propias respuestas y hacer uso de mis propios recursos. Sí cuento con el auto-conocimiento de mis propias necesidades y a través de mi trabajo de respiración, cuento con toda la energía para enfrentar mí día a día con entusiasmo, con claridad mental para la toma acertada de decisiones. Ya encaminada y sintiendo mi fuerza vital, me sentí motivada y emergió de mí el entusiasmo que me caracteriza. Al tercer día de hacer mi respiración, con mucho interés escogí la segunda carta. Mi intención era la de seguir aclarando el significado de la toma de mis decisiones para mí y para mis colaboradoras. Salió la imagen de otro hombre, el Señor de la Política. Al enjuiciar al señor de la política como ejemplo del gobernante incompetente y sorprendida de haber escogido esta carta, me di a la tarea, a través del audio, de entender su significado real aunque en ese momento no entendía el mensaje de la estrategia de “modifica tus circunstancias”. Me preparé con el ejercicio para la meditación, dispuesta a escuchar y recibir cualquier mensaje que pudiera surgir. Explica Helen en su reflexión, que el sentido más profundo de la política es organizarse para promover el bien común, el bien de todos. Así empecé a entender que el modificar nuestras circunstancia alude a la elaboración de una mejor organización laboral para que, a través de una mejor y más eficaz organización con nuestro trabajo de respiración,

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podemos hacer el bien, y otorgar algo valioso de nosotros mismos. Y de esa manera también ser felices considerando el bien común. El león, representado en la imagen, significa la fuerza y la protección a la comunidad en el proceso de la toma de decisiones. Al escuchar esto, me sentí muy protegida y cada vez más convencida que este trabajo junto con la respiración seguía siendo el camino, “un faro que orienta nuestra vida y le da sentido profundo a nuestra vida” para mí y para mis colaboradoras. Al entrar en la meditación, repetí la frase “Esto que hago ahora me pone a mí y a muchos en el camino del bienestar” lo cual me llenó de confianza y alegría. Durante la visualización, vi a toda mi familia respirando en unicidad en la terraza de mi casa obteniendo los beneficios de este método de respiración sonora, con sonrisas en los labios y con un sentido de felicidad y bienestar. Después me vi con todas mis colaboradoras en un espacio grande como el de un gimnasio de escuela, enseñándole a muchos jóvenes y adultos a respirar con este método. Observé cómo sus semblantes de preocupación y miedo se iban transformando a unos de calma y de paz. El espacio en el que nos encontrábamos cambiaba y se llenaba de una luz dorada que permeaba todo. Los colores del arco iris nos rodeaban y todos nos sentimos en unión con nosotros y con todo lo que es. Al término de la meditación abrí los ojos con sentimientos de amor, de confianza y sobre todo con la certeza de estar tomando la decisión correcta al modificar mis circunstancias para organizarme mejor. Para poder llegar a los espacios grandes y ofrecer lo que mis colaboradoras y yo consideramos una aportación valiosa y que nos dan felicidad y sentido a nuestras vidas. Con mi re-establecida energía de vida, equilibrio emocional, mayor claridad mental y el entendimiento claro de la próxima dirección a tomar, había tomado la decisión de darle una mejor organización a mi trabajo, fijando metas realistas con premeditación y estrategias, creando vínculos para crear mayor interés en este trabajo con la respiración consciente y sonora para que muchas personas se pudieran beneficiar de ello. En el espacio de varios días, con una nueva energía y en el desarrollo de una mejora en la organización del trabajo que comparto con mis colaboradoras, escogí la tercera carta, El Empresario. El observar su imagen me dio la sensación de una fuerza masculina que reflexiona y que se encuentra en calma aunque tenga que ver con la acción hacia el

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exterior y cuyo mensaje es “trabajo para todos”. La estrategia de “usar tus conocimientos y tus inteligencias” junto con la frase de Aldous Huxley “La persona inteligente, busca la experiencia que desea realizar”, tuvo mucho sentido para mí. Gracias a la guía de Helen y mi trabajo anterior con las otras 2 cartas y sus estrategias, contaba con la energía para mi cotidiano, mayor claridad mental y la decisión de crear una mejor y más eficiente organización en mi trabajo. Entré en el audio con el ejercicio de la respiración y la preparación para la meditación. Escuché “el éxito al emprender un nuevo proyecto implica necesariamente aspectos de desarrollo espiritual. Este desarrollo espiritual tiene que ver con la forma como descubres tus diferentes inteligencias y la forma de aplicarlas para lograr lo que tu deseas. Comprender que somos uno y actuamos como un todo es una forma de conciencia que nos lleva a crear, a aplicarnos creativamente para beneficio de nosotros mismos y de los demás.” El tercer hombre que escogí me acabó de convencer de que sí estoy en el camino correcto para seguir ofreciendo mi trabajo a los demás. Confirmó y afirmó una vez más mi sentir de que mi trabajo terapéutico con la respiración sonora tiene que ver con mi desarrollo espiritual, con el crecimiento y fortalecimiento constante de mis habilidades, que es de mucho beneficio para mí y para los demás y que nos conduce a vivir esos momentos tan gratos de paz y unicidad para ser más felices. Atenta a la respiración para entrar en meditación, repetí la frase “SI MI CAMINO SE VE ILUMINADO Y SI ILUMINA EL CAMINO DE OTROS, ENTONCES EMPRENDER TIENE SENTIDO”. En mi meditación me seguían resonando las palabras de Helen acerca de la importancia del trabajo en equipo. Me llegaban imágenes de mí y mis colaboradoras trabajando en un espacio grande y luminoso, sentadas alrededor de una gran mesa redonda en un salón muy grande con vista al bosque. Se respiraba un ambiente de fraternidad, de alegría de un trabajo bien redituado en beneficio de nosotras mismas y de los demás. En la siguiente imagen, salíamos todas al bosque a ofrecer nuestro trabajo de respiración a muchas personas reunidas. Entraba una luz dorada con destellos morados que permeaba todo. Todo era bienestar, alegría, felicidad. Sentía cómo se abría mi corazón, cómo se abrían todos los corazones para formar una enorme familia cósmica. Flotábamos en ese sentido de bienestar, paz, y unión. Ahí es donde me quería quedar. No me quería regresar, no quería abrir los ojos y perder esa sensación de

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plenitud. Pero al abrir los ojos, sintiendo mi corazón abierto, sabía que los mensajes habían sido muy claros. Ya no existía absolutamente ninguna duda en mí. A sólo una semana de haber escogido tres cartas al azar y trabajado con tres estrategias del audio en línea de “La Felicidad se aprende”, había llegado a tomar la decisión correcta de seguir en mi desarrollo espiritual con mi trabajo de respiración y de crear una mejor y más eficiente organización con el apoyo y trabajo en equipo de mis colaboradoras. Esta decisión a la que llegué en tan poco tiempo demuestra la gran organización y efectividad de usar las estrategias para desarrollar esas habilidades que nos pueden dar un sentido de bienestar y felicidad. Ahora me embarco a fortalecer las habilidades que necesito para llevar a cabo este nuevo proyecto del trabajo con la respiración sonora junto con mis colaboradoras para cumplir con mi misión de llevarlo al mundo. Mi compromiso es dar inicio a los noventa días necesarios para aprender, desarrollar y aplicar las habilidades que necesito para completar este proyecto. Confío en que las experiencias compartidas de mi trabajo con “La Felicidad se aprende”, sirvan para motivar a los lectores en busca de un cambio positivo en sus vidas, y que los inspire a trabajar en este sistema tan perfectamente bien logrado que integra cuerpo, mente y espíritu. Porque la felicidad sí se aprende. ¡Gracias, querida Helen!

Patricia Edelen Powers Julio 2016 Cuernavaca, Morelos México

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Introducción

La felicidad se aprende, forma parte del sistema de autoayuda y ayuda mutua Las Tablas del Espíritu. El libro que tienes ahora en tus manos, se incluye en los materiales preventivos que bajo la denominación de “Chimalli toca a tu puerta” han sido desarrollados recientemente por el Instituto de Educación Preventiva y Atención de Riesgos, INEPAR, AC, una asociación civil que reúne a profesionistas, expertos, investigadores y promotores interesados en la investigación, el desarrollo y la capacitación para diseminar métodos preventivos. Nuestra institución, fundada en 1993, ha sido pionera en la investigación de riesgos psicosociales y en la construcción de capital humano. El trabajo de investigación del INEPAR en el campo de los riesgos psicosociales y en el de los modelos preventivos, ha tenido como contrapartes a sistemas educativos, universidades, instituciones de salud e instituciones interesadas en el bienestar comunitario, tanto dentro del sector gubernamental como no gubernamental. Con esta labor hemos podido identificar los componentes para una intervención comunitaria exitosa cuyos principales elementos consisten en un sistema de seguimiento, métodos sencillos de auto evaluación, y ágiles contenidos que faciliten desarrollar y lograr competencias; es decir, que las personas que los utilizan puedan disponer de nuevos aprendizajes para mejorar su vida. Estos conocimientos han permitido entrenar a promotores para hacer planes de acción preventiva en comunidades de vecinos y en escuelas en México con modelos de intervención basados en investigación. Este material, es diferente a otros del área de la prevención y del desarrollo personal, básicamente porque se fundamenta en investigación con poblaciones mexicanas, cuenta con un marco teórico y empírico de referencia y, además proporciona los elementos para una prevención exitosa, con estrategias prácticas y mensajes para la reflexión personal cuerpo/mente/espíritu, proponiendo las formas convenientes para saber los avances de quien hace un plan de acción. A través de las investigaciones desarrolladas y evaluadas por nuestra institución, hemos observado que las técnicas de autoayuda y ayuda mutua permiten a las personas desarrollar habilidades psicosociales que

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incrementan su sensación de bienestar y de alguna manera neutralizan las consecuencias negativas de la exposición a riesgos relacionados con la violencia, los usos y abusos de sustancias tóxicas, el manejo inadecuado de los eventos negativos en su vida y los estilos de vida riesgosos que impone la vida moderna. Estos datos de investigación (1) permiten afirmar que existe un porcentaje de personas que sufren de manera simultánea una gran cantidad de riesgos en un mismo período de tiempo, como pérdida del empleo y/o problemas laborales o económicos, dificultades en el manejo de sus emociones por apuros familiares, o situaciones difíciles con amigos o con la pareja, pérdida de un ser querido, uso inadecuado de sustancias tóxicas como el alcohol, el tabaco y otras drogas que afectan el funcionamiento del sistema nervioso central, comportamientos compulsivos relacionados con la alimentación, el uso compulsivo de aparatos electrónicos, comportamientos violentos e inadecuado manejo de la agresión con personas del ambiente proximal, parientes, parejas, padres, amigos y conocidos. Prácticamente todas las personas hemos estado en la situación de sufrir estos eventos en algún periodo de nuestra vida, lo cual hace que el estrés y la tensión psicosocial se incrementen y cuando se juntan dan lugar a un fenómeno que nosotros llamamos riesgo acumulado. Unos eventos llevan a otros y cada uno contribuye para que esta tensión psicosocial se acumule. De acuerdo a los datos de investigación, las personas jóvenes o adultas que están viviendo este riesgo acumulado, tienen una percepción de menor sentido del bienestar con ellos mismos y con su comunidad proximal, sea en el hogar, en el vecindario y los lugares de reunión con amigos, en el centro de trabajo y/o con sus compañeros de escuela. Enmarcada esta evidencia empírica en distintas referencias teóricas, ofrece elementos conceptuales para saber cómo mejorar el bienestar de las personas, justamente porque esa evidencia nos proporciona elementos para trabajar una intervención positiva que va más allá de la simple información sobre las consecuencias no deseadas de los eventos negativos en la vida y, lo mejor, facilita construir competencias y destrezas para la vida, lo que ha hecho posible a psicólogos y psicoterapeutas precisar los cómo para prevenir y enfocarnos en la solución del riesgo acumulado. Esta búsqueda dio un profundo sentido preventivo a nuestra labor de investigación y a nuestro trabajo comunitario y nos condujo a construir fórmulas y técnicas para adquirir nuevos aprendizajes para vivir mejor, cuya práctica consistente posibilita a las personas incrementar sus recursos de enfrentamiento a las dificultades y neutralizar el daño que los eventos significativos de la vida

(1) Las referencias bibliográficas se encuentran al final del libro.

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producen. Esto es lo que propone el sistema de autoayuda y ayuda mutua Las Tablas del Espíritu. Con frecuencia eliminar o siquiera reducir las dificultades es prácticamente imposible, pero fortalecer la capacidad de respuesta de las personas con estas útiles herramientas es muy posible y ello significa una positiva prevención de trastornos mayores y una mayor capacidad para enfrentar las dificultades y salir con éxito de ellas. Como psicoterapeutas, a través de nuestra práctica clínica con adultos y adolescentes durante ya más de 20 años, desarrollamos las habilidades necesarias para entender e intervenir en los factores profundos que motivan el comportamiento humano y así vislumbramos su complejidad. Además, con esta praxis profesional y la escucha a nuestros pacientes pudimos percibir la modestia de nuestra intervención y la grandiosidad del alma de muchas de las personas que nos consultaron, y entendimos finalmente, que el sufrimiento también ofrece la oportunidad de encontrar eso que la Psicología Positiva de hoy conceptualiza como bienestar y felicidad. Aprendimos que vencer las dificultades y ser felices es posible. Por esta esencial razón nos abocamos a diseñar este material, La felicidad se aprende, pensando en todas las personas que deseamos alcanzar un mayor grado de bienestar interior y psicosocial. Todavía sorprende que actualmente los investigadores, los psicólogos y expertos en el comportamiento humano estemos interesados en estudiar y facilitar de una manera científica la felicidad entre las personas y sus comunidades (2). Pero a partir de la última década del siglo XX, los científicos han estado interesados en el estudio del bienestar humano, centrándose en lo positivo y en las fortalezas de los individuos y de sus comunidades, al considerar que la híper focalización previa en la patología psicológica y en las intervenciones más individuales que comunitarias imperante entonces detuvo el camino hacia las soluciones. “Focalizar en las soluciones y no en los problemas” ha sido el nuevo énfasis de todos, incluyendo a expertos y a los organismos internacionales. Esto ha traído un cambio en los programas preventivos y de ayuda, principalmente los que están interesados en promover el desarrollo psicosocial comunitario; es decir, en mejorar las condiciones concretas de existencia de las personas y su entorno social inmediato. Una auténtica prevención comunitaria no espera a que los riesgos creen problemas y exijan un tratamiento especializado, los focaliza y promueve el desarrollo de habilidades que los eviten o disminuyan.

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En la psicología dinámica y psicoanalítica lo que fue conceptualizado como la sombra, el trauma o la fijación de la energía, indica como en el pasado los psicólogos, los terapeutas, los psiquiatras y los psicoanalistas fueron entrenados fundamentalmente para encontrar la patología y la disfunción. Hoy tenemos la convicción que a pesar de su patología, las personas cuentan además con recursos positivos que pueden incrementarse y neutralizar el daño, lo que antes difícilmente se reconoció como áreas libres de conflicto. La determinación que produce en el psiquismo humano la presencia de la pulsión y su demanda de satisfacción de necesidades, fue sin duda un gran hallazgo explicativo que hizo el Psicoanálisis, disciplina de la que aprendimos mucho sobre la naturaleza y las motivaciones inconscientes detrás del comportamiento humano disfuncional, psicopatológico o con detenciones en el desarrollo. Sin embargo, hoy en día ha sido necesario construir un lenguaje más justo para las potencialidades humanas y esa ha sido la tarea de los psicólogos en las últimas décadas en las que se ha formado un cuerpo de conocimientos y reunido un cúmulo de resultados de investigación que nos informan que es posible medir e incrementar el bienestar psicosocial de los individuos. A esta convicción han contribuido aproximaciones teóricas en el campo de la psicología positiva, y de la resiliencia. La resiliencia es definida por la Organización Mundial de la Salud como “la capacidad de las personas y las comunidades de tener éxito frente a la adversidad”. El término se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas. Cuando un sujeto o grupo (animal o humano) es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por éstos. Encuadrándose dentro de la psicología tradicional, el concepto de resiliencia se corresponde aproximadamente con el término «entereza» y «fuerza de voluntad». Actualmente la resiliencia es considerada como una forma de Psicología Positiva susceptible de aprendizaje. (3) A este enfoque se suma la existencia de una gran cantidad de experiencias alrededor de todo el mundo que nos indican que las personas pueden reunirse en redes solidarias a favor de su propio bienestar y el de sus próximos. Estos datos de investigación están contribuyendo a definir la felicidad en términos de percepción psicosocial. La felicidad, es un término subjetivo que nos remite a la posibilidad de experimentar placer en todas sus manifestaciones, pero desde esta nueva perspectiva más que centrarnos en el placer en sí mismo, pensamos en la felicidad como la capacidad de cada persona

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de extraer satisfacción y sentido vital a sus intenciones, actos, pensamientos y sentimientos para vencer la adversidad. Este esfuerzo deliberado y direccionado por el aprendizaje, da sentido a nuestras acciones y momentos y despierta un alegre sentimiento de logro. En nuestra experiencia de campo con comunidades mexicanas aplicando nuestro Modelo Chimalli (4), pudimos vivenciar el hecho de que varias personas de la comunidad se reunieran sistemáticamente a practicar y compartir experiencias con el esfuerzo deliberado de aprender técnicas de protección para manejar su día a día. Estas experiencias empíricas nos confirmaron la importancia de la resiliencia comunitaria. La capacidad de las comunidades para trascender el dolor y gestar movimientos proximales, es decir reunirse con sus próximos con un propósito común y así generar lazos de solidaridad, es un fenómeno bien estudiado al que se ha llamado resiliencia comunitaria (5) y en el que se identifican cuatro componentes básicos: 1. La honestidad, es decir los grupos comunitarios reunidos con el propósito deliberado de mejorar, valoran la honestidad de sus vecinos y autoridades; 2. la identidad cultural del grupo comunitario: compartir valores, costumbres, tipo de alimentación y expresiones artísticas, les permiten tener un sentimiento de pertenencia que les ayuda a la práctica de protección; 3. el humor social, es decir el uso de las expresiones y actitudes de los miembros del grupo comunitario que introducen elementos hilarantes, obteniendo así, efectos tranquilizadores y placenteros que les facilitan una interacción fluida y agradable para el manejo psicosocial de su aquí y ahora; 4. La autoestima colectiva, es una resultante de lo anterior lo cual incrementa en estos grupos el sentimiento de orgullo de pertenecer, de tener como referencia a esta familia, a esta escuela, a esta manzana, a este barrio, a este grupo de amigos, a este equipo de trabajo. Una definición de la felicidad dentro de la psicología positiva de hoy incluye términos como optimismo, buen humor, inteligencia emocional, resiliencia y crecimiento post traumático. Martin Seligman, uno de los principales investigadores en este campo, autor de un libro sobre La auténtica felicidad, precisa el concepto de optimismo aprendido y la importancia de identificar las fortalezas personales. Este autor define la psicología positiva como “la disciplina que se caracteriza por estudiar los aspectos más positivos del ser humano. Entre sus objetivos están el estudio de las bases psicológicas del bienestar y la felicidad, los rasgos que nos permiten superar con éxito situaciones vitales difíciles, o la aplicación de estrategias efectivas para potenciar cualidades positivas 25


como el optimismo, la satisfacción vital o las emociones positivas en nuestras vidas”(6). Los términos de autoayuda y ayuda mutua, hacen alusión a la idea de colaboración, de respuestas alternativas para resolver problemas o conflictos. También dichos términos se asocian a salir adelante por los propios medios y con el apoyo de iguales. Cuando estos términos se refieren a una intervención de ayuda de una persona a otra se asocia a métodos aplicados por no-especialistas. Como nos dice R. Montaño, en su tesis doctoral sobre grupos de autoayuda (7), “se trata de ordenamientos sociales, producto de una cultura de responsabilidad subjetiva y autogestión grupal. Estos grupos de autoayuda transmiten por su origen y los procedimientos y contextos en los que han surgido, la noción de horizontalidad e igualdad”. Los procesos de identificación que se dan al interior de estos grupos requieren de una causa común. El término autoayuda fue acuñado por primera vez por Schwartz, en 1961 (8). En este proceso de autoayuda pueden distinguirse características que observamos a través de nuestro trabajo comunitario, y que se encuentran presentes de forma natural en las redes proximales: 1. Una persona que se ayuda a si misma tiene la convicción y la metodología para ayudar a los demás; 2. Es capaz de identificar y transmitir los elementos más positivos de su experiencia; 3. Es capaz de ayudar a sus próximos a construir un sentimiento de pertenencia sobre la causa de unión, en este caso, nuevos aprendizajes para vivir mejor. Estos procesos de aprendizaje están orientados hacia los resultados, tienen la característica de transmitirse con respeto y honestidad y centrarse en la autoevaluación a través de la práctica diaria. Algunos autores de libros sobre autoayuda y ayuda mutua, se refieren a este proceso como un camino compartido hacia el bienestar para aliviar malestares psicológicos, físicos y/o sociales. Este tipo de grupos han puesto de manifiesto el gran valor de la presencia de otros en los procesos de recuperación de crisis y malestares contemporáneos (9). Desde luego los grupos de este tipo más conocidos son los que surgieron bajo la denominación de grupos de AA (Alcohólicos Anónimos) y que después se extendieron a grupos de adictos a otras drogas y a otros padecimientos, como la diabetes, la obesidad y la neurosis, entre otros. Este tipo de grupos incluyen también a familiares y amigos de las personas afectadas por el problema y han proliferado debido a que se han utilizado para intervenir en una gran variedad de fenómenos de tipo psicosocial de elevada prevalencia en el mundo actual.

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Una crítica que se ha hecho a este tipo de métodos y grupos, es que son producto de la sociedad capitalista, cuyo sistema basado en especialistas no alcanza a satisfacer las necesidades de la mayoría de la población, por lo que el movimiento de grupos, literatura y enfoques relacionados con la autoayuda, son una pseudo-solución que el mismo sistema alienta para encubrir su incapacidad, es decir la falta de clínicas, hospitales y de personal especializado. No alcanza esta crítica al enfoque solidario, a la causa común de vivir mejor. Otra crítica de algunos otros autores considera a esta corriente “literatura new age”: “Estas nuevas corrientes new-age -se dice- solo se diferencian de la iglesia católica por presentarse como una especie de “filosofía” ya no como una religión. Estas filosofías, son instrumentos de la clase dominante para mantener el orden y el conformismo” (10). Creo que estas son interpretaciones ideológicas extremas, que es importante mencionar aquí para enfatizar que es precisamente debido a que los gobiernos y los especialistas no pueden dar todas las respuestas, sobre todo en lo que se refiere al bienestar psicosocial, el individuo y su comunidad deben de salir de su sumisión y trabajar activamente en su empoderamiento. Más que un llamado al conformismo o al sometimiento, la autoayuda y la ayuda mutua son un llamado a la autocrítica y la creatividad. Debido a que los sistemas de gobierno han demostrado dificultades y carencias en relación a la efectividad de sus políticas públicas para el incremento del bienestar psicosocial de las poblaciones, los especialistas podemos y debemos desarrollar tecnología psicosocial para el incremento del bienestar que puede ser transferida y usada directamente por las personas y sus comunidades y así echar a andar procesos de autoayuda comunitaria. Tal es el propósito de este libro. Este es además un libro fundamentalmente práctico, es un instrumento que desea contribuir a que las personas y sus comunidades desarrollen habilidades para la vida bajo el enfoque cuerpo/mente/espíritu. Como profesionales, estamos ofreciendo en este libro unos materiales y un método construidos bajo la inspiración de los métodos de autoayuda y ayuda mutua, diseñados por especialistas y que pueden clarificar estos conceptos clave, para documentar que el trabajo en equipo entre comunidad y especialistas es más que posible, muy deseable en las propuestas de intervención preventiva y desarrollo de habilidades de protección, pues pueden ser fácilmente duplicados y reproducidos por las personas en sus entornos proximales con el fin de transformarlos y contribuir al cambio psicosocial comunitario, con sus seres más cercanos, sus próximos.

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A lo largo de mi experiencia profesional, una de las principales discusiones con mis colegas psicólogos, terapeutas y psicoanalistas alrededor de los términos autoayuda y ayuda mutua, se refiere a la percepción que ellos tienen, inducida justamente por su tarea profesional, que de una manera u otra, la comunidad requiere de los especialistas, y que sola, es decir por sí misma, no es capaz de salir adelante en la tarea para lograr un cambio emocional profundo. Desde luego que los padecimientos, las enfermedades sean estas físicas o mentales, requieren de tratamiento especializado. Sin embargo, los trastornos psicosociales asociados a dichas enfermedades son problemas que obedecen a una lógica comunitaria que requieren de un modelo de intervención distinto al modelo médico. Requieren de un modelo ecológico que facilite que cada comunidad transforme su propio ambiente inmediato. El uso y abuso de sustancias, las adicciones, los comportamientos antisociales y las delincuencias no graves, las distintas formas de corrupción, el manejo inadecuado de las emociones y los estilos de vida riesgosos dan lugar a fenómenos comunitarios que deben de ser tratados por la comunidad misma. Una familia con un miembro que padece adicción, o que ha delinquido, o que padece depresión o cualquier otra patología mental, o que simplemente pasa por una crisis emocional por divorcio, falta de empleo, enfermedad o por pérdida de un familiar, está en una situación de riesgo acumulado y requiere poner en acción procesos de autoayuda y ayuda mutua dentro de su misma familia. Si estos procesos son complementados de forma oportuna, por los conocimientos de los especialistas vertidos en las herramientas comunitarias, la probabilidad de éxito se incrementa. Desde el siglo pasado la defensa vehemente del trabajo de los especialistas en los padecimientos que hemos mencionado, principalmente en las adicciones, fue rápidamente matizada por las experiencias positivas obtenidas en toda clase de grupos de autoayuda y ayuda mutua, en los que muchas veces dichos grupos obtienen resultados más duraderos que las intervenciones especializadas. Estos conceptos de ayuda estaban anteriormente referidos a la naturaleza de los dispositivos grupales. El dispositivo clásico para la autoayuda era el grupo. Sin embargo en la actualidad, apoyados en nuestra experiencia, comprobamos que tratándose de intervenciones psicosociales cuyo objetivo es tener nuevos aprendizajes para vivir mejor, el dispositivo grupal, fue para la comunidad y las instituciones involucradas en programas preventivos y de intervención, un procedimiento complejo y a veces inoperante porque requería de agendar una cita, reunirse con

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otros en un momento determinado con el propósito específico de practicar habilidades para la vida. Agendar y/o reunirse en un tiempoespacio específico, es algo que funciona muy bien para personas que padecen enfermedades como las adicciones, la obesidad, la diabetes y otros padecimientos crónicos que afectan la salud, debido a que la motivación es muy clara: sobrellevar los padecimientos y tratar de superarlos. Sin embargo, cuando se trata de nuevos aprendizajes, como es el caso, el aprender habilidades para vivir mejor, la motivación y las características de las personas cambian; se trata de personas que desean incorporar nuevas formas de bienestar a su vida diaria, independientemente que estas personas se consideren a sí mismas sanas o enfermas. Su motivación no es curarse, sino aprender fórmulas para vivir mejor. Cuando iniciamos nuestro trabajo de campo hace ya más de 20 años formamos grupos comunitarios para la prevención en escuelas y en barrios, la experiencia misma nos fue llevando poco a poco a sustituir al grupo para aplicar el dispositivo de red proximal. Nos dimos cuenta que al formar grupos, al paso de las semanas de trabajo, el número de personas que los conformaban con frecuencia iban de más a menos. Este fenómeno de ausentismo y disminución, no tenía que ver con falta de interés de las personas en practicar habilidades para la vida, sino con sus prioridades. Cuando se trata de una enfermedad ésta queda en primer lugar y cuando se trata de aprendizajes la prioridad desciende. Entonces empezamos a utilizar en las comunidades el dispositivo en red, sustituyendo al dispositivo grupal. Se trataba de dar sinergia a las acciones preventivas practicadas de forma transversal en el tiempo-espacio de cada persona, pero que se sumaban a una intención común con las personas del barrio, de la escuela, del centro de trabajo o del hogar. Nos dimos cuenta que la práctica compartida en este tipo de redes, para la autoayuda y la ayuda mutua, era sumamente sencilla y posible, pues se trata de participar las técnicas con las personas que veo diariamente en mi hogar, mi barrio, mi escuela, mi centro de trabajo. Se trata simplemente de comunicar mis aprendizajes llevando a cabo la práctica con estas técnicas de forma individual en el propio tiempo y espacio para luego compartir los aprendizajes y la toma de conciencia, con los miembros de la red proximal haciéndolo transversal a la vida diaria, en el tiempo natural de la convivencia y no en un lugar u hora del día en específico. Así nos dimos cuenta que una ama de casa miembro de las redes proximales que formamos en los barrios, podía compartir una pequeña hoja en la cual nosotros como especialistas explicábamos la técnica y su práctica, con la consigna de practicarla en cualquier momento y al final del día

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compartir los aprendizajes con su esposo, hijos, y/o personas con las que vive; una persona que trabaja puede además compartir esto con sus compañeros de trabajo. De tal manera que logramos duplicaciones de las técnicas protectoras, en números significativos (11). Una persona de la comunidad que tomaba el curso de habilidades para la vida era capaz de duplicar cada semana la técnica con un mínimo de 10 personas (amigos y familiares) y un máximo de 100 (los maestros en sus planteles escolares) de forma sencilla y práctica sin necesidad de agendar citas y encuentros específicos (12). Cuando a la autoayuda y la ayuda mutua le sumamos el potencial transformador y solidario de las personas, se entiende claramente el poder para la diseminación y sustentabilidad de estas redes proximales.

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1.

Aproximaciones al bienestar psicosocial

Bases científicas y referencias teóricas sobre el bienestar psicosocial

1.1 La felicidad, un anhelo universal. En la actualidad, la literatura de todo tipo, desde estudios científicos, libros, ensayos y editoriales sobre la felicidad es muy abundante. Este tópico ha interesado a filósofos, psicólogos, economistas, periodistas y hasta a algunos políticos. Bertrand Russell, filósofo interesado por la divulgación científica y filosófica, y por poner sus conocimientos al servicio de las necesidades de la mayoría, ya desde el siglo pasado, se dio cuenta que un común denominador de la mayoría de la gente es el sentimiento de infelicidad que a todos nos sobrecoge en ciertos momentos de nuestra vida. Interesado por ayudar a muchos, se dio a la tarea de escribir “La conquista de la felicidad”, (13) libro que fue un gran éxito en su época, (salió publicado por primera vez en idioma inglés en 1931), pero que también fue muy criticado por el mundo académico, donde no se imaginaban que hoy en día, en pleno siglo XXI las mejores universidades del mundo, (por ejemplo la Universidad de Harvard y de Stanford), ofrecen en sus programas de estudio carreras, diplomados y especialidades dedicados al tema de la felicidad. Las reflexiones sobre la felicidad y el bienestar, desde la mirada de varias corrientes filosóficas y psicológicas, giran en torno a cómo superar las adversidades y las infelicidades de la vida. Surgieron justamente como consecuencia de las guerras mundiales al observarse que unos individuos no superaron los horrores y traumas de la guerra, y otros no solamente salieron airosos, sino que dedicaron el resto de sus vidas a la creatividad y a ayudar a los demás. De entonces a la fecha, el tema ha sido cada vez más estudiado, con diferentes matices y con distintas teorías y herramientas pero con un común denominador: lograr un sentido de vida. Esencialmente, la felicidad se ha centrado en el amor y el trabajo. Se habla de un trabajo satisfactorio, que lleva a desarrollar una pasión, un trabajo que nos absorbe y que nos hace que el tiempo corra sin sentirlo y que el día a día esté pleno de sentido.

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Agreguemos un detalle curioso: actualmente hay quien ha tratado de cuantificar el número de artículos científicos y en relación a la felicidad se cuenta en varios miles, aunque lamentablemente el tema de la tristeza aun gana con mayor número de publicaciones. Pero más allá de las cifras comparativas, es un hecho el interés en todos los ámbitos de la vida, por el tema de la felicidad y hoy en día existe el “Journal of Happiness Studies” (Revista sobre estudios de la felicidad), además de que hay un pleno auge editorial en la denominada Psicología Positiva sobre la cual los investigadores han producido miles de estudios científicos acerca del tema de la felicidad. Esta tendencia se da incluso en líderes espirituales como el Dalai Lama, quien se ha expresado sobre lo mucho que sabemos sobre el funcionamiento del cerebro con patología, y opinando que no sabemos mucho todavía sobre el funcionamiento del cerebro en las personas felices. Sin embargo, positivamente el estudio de los neurotransmisores nos ha ofrecido ya algunos conocimientos acerca de la bioquímica de la felicidad, mostrando que toda percepción emocional radica en el cerebro; hay algunas vías de las neuronas que se han identificado con estos sentimientos -como el circuito de la recompensa o el circuito del placery que las llamadas endorfinas -secreciones cerebrales cuyo efecto produce placer- se activan con el ejercicio físico, la meditación, y todo tipo de actividades placenteras y relajantes, por lo que han sido llamadas “las hormonas de la felicidad”. Ciertas habilidades como el pensamiento crítico, la toma de decisiones y el sentido del humor, también activan este tipo de secreciones. En el campo de la economía, en el pequeño país asiático llamado Bután, se están considerando indicadores que refieren una tasa anual de felicidad interior, que no solamente toma en cuenta indicadores económicos, sino que incluye además otros aspectos como la salud, el tiempo libre o la cultura y el número de veces que se reza al día. El Indicador de la Felicidad Bruta (IFB) consta de más de 72 variables e incluye espiritualidad, bienestar psicológico, vitalidad cultural, relación comunitaria y balance en el uso del tiempo. Como muchas variables psicosociales, sociales y culturales la medición de la felicidad no está exenta de aspectos subjetivos que caen en el campo de la percepción. Por ejemplo Fernando Esteve, profesor de Economía de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha estudiado con profundidad la economía de la felicidad y es consciente de los inconvenientes, de hacerlo con cuestionarios, porque las preguntas que se plantean usualmente son muy abstractas, como por ejemplo ¿cuánto 32


es usted de feliz del 1 al 10? “ Esteve considera que en toda encuesta existe el riesgo de que la gente dice que está bien, que es feliz, porque lo contrario causa una sensación de fracaso personal, de derrotismo, muy mal visto", (14). Sin embargo la felicidad es eso, una sensación que experimenta el individuo. Es por esto que investigadores del área de la Psicología Positiva empezaron a integrar el concepto de felicidad, a un campo más amplio que es el bienestar, en especial el llamado bienestar psicosocial, que supera la relación entre ingreso y felicidad pues incluye multitud de indicadores específicos y no directamente la investigación sobre una sensación de felicidad. En otras disciplinas se da el mismo boom pro-felicidad que en psicología: por ejemplo, entre 2001 y 2005 hubo más publicaciones sobre economía y felicidad, en comparación con las existentes en toda la década anterior. Se han llegado a ciertas conclusiones con estos estudios. Por ejemplo, en los países ricos se es más feliz que en los pobres, pero superado un cierto nivel, dinero y felicidad no se correlacionan. Para países como el nuestro, cuando una alta proporción de la gente tiene hambre, carece de las necesidades básicas como agua potable, atención médica y educación, y no tiene un empleo digno y sufre, se supondría que el desarrollo económico que alivia la pobreza es un paso vital para fomentar la felicidad. Sin embargo, una reciente encuesta muestra que no siempre es así; en México, a pesar de las limitaciones económicas, la gente considera ser más feliz que otros países con mayor desenvolvimiento económico (15). En nuestro concepto, experimentar felicidad es una sensación subjetiva cuyo secreto consiste en voltear a nuestro interior. Voltear hacia adentro, como sostenemos a lo largo de esta obra, es algo que se aprende de forma intencionada y con disciplina. Nuestra tesis es que el practicar de forma constante ejercicios para desarrollar e incrementar nuestras habilidades para la vida, incrementa necesariamente no solo nuestra felicidad, que es de hecho un sentimiento pasajero que se experimenta bajo ciertas circunstancias y en determinado momento, sino nuestro bienestar integral, que es un estado más permanente al que podemos aspirar a lo largo de nuestra vida. No hay que confundir el concepto superficial de la felicidad, como el estar siempre contentos y de buen humor, con aquella felicidad que es un componente muy importante de nuestro bienestar y que incluye revisar a fondo estados de duelo, semejantes a los que nos suceden con una pérdida, en los que pasamos de un estado de negación y enojo para llegar finalmente luego de un proceso de elaboración a la aceptación, que es la que abona a nuestro bienestar integral. Todos padecemos eventos negativos en la vida, y tenemos necesidades no satisfechas que tratamos de satisfacer 33


vía ciertos comportamientos inadecuados, violentos o de dependencia a sustancias, al fin somos humanos; pero igualmente, justo porque somos humanos, también tenemos la posibilidad de cambiar la trayectoria de nuestro destino. Los aspectos específicos y concretos de las habilidades que requiere un niño, no son las mismas de las que requiere un adolescente, un adulto o un anciano. Con la edad, nuestras necesidades y nuestros valores cambian, quizá los más jóvenes están muy enfocados en el amor y conforme avanza la edad nos enfocamos en la salud, pero todos sin excepción requerimos habilidades para la vida y nuestra misión en esta vida es experimentar bienestar y no sufrimiento. Existen muchas maneras de alcanzar la felicidad y cada quien tiene su propia manera y su cómo lograrlo. Lo que ofrecemos en esta obra es una serie de prácticas, que reconocen que la felicidad significa muy diferentes cosas para cada quien, sin embargo positivamente si sabemos por nuestras investigaciones que en la medida en que se practican estas habilidades y en la medida en que los que están cerca de nosotros también las practican, la percepción de bienestar se incrementa, abriendo la puerta al sentimiento de felicidad.

1.2 El bienestar y sus componentes La literatura acerca del bienestar acepta que la felicidad es tan solo uno de sus componentes. Hay algunos autores que han dividido el bienestar en categorías: materiales, físicas, sociales, emocionales, profesionales, y el bienestar de las organizaciones (16). Esto quiere decir que además de los académicos, los gobiernos se están interesando en el tema del bienestar. Los políticos empiezan a tomarlo en cuenta como indicador para el diseño de políticas públicas, al extremo de que hay quien afirma que el único fin de las políticas públicas de un gobierno es incrementar el bienestar de los ciudadanos. En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía e Informática (INEGI), ha llevado a cabo una primera exploración del bienestar subjetivo: la encuesta piloto de Bienestar Autorreportado, BIARE 2012. En este estudio las dimensiones del bienestar que se consideraron fueron: 1) La satisfacción con la vida, 2) dominios de satisfacción, 3) balance afectivo, y 4) qué tan felices se consideran a sí mismas las personas. Desde otro punto de vista académico se han discutido mucho las bases filosóficas, como componentes del bienestar. Así, el hedonismo, que define el bienestar como la presencia de afecto positivo y la ausencia de afecto negativo y

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eudemonismo, del griego "eudaimonía" (felicidad); el término se aplica, en general, a toda teoría ética que considera que la felicidad es el bien que buscan por naturaleza los seres humanos; sostiene que el bienestar no consiste en la maximización de experiencias positivas y la minimización de experiencias negativas, sino que se refiere a vivir de forma plena y a la realización del potencial de la virtud humana. Ambas aproximaciones permiten demostrar la influencia de los afectos positivos y de la autorrealización sobre el organismo humano, la producción de endorfinas, la salud y sobre todo la minimización del estrés. (17) En el campo de la Psicología Positiva, se establece con mayor precisión el estudio del bienestar considerando los elementos positivos como las fortalezas y las emociones positivas. Martin Seligman, (18) considerado “el padre de la Psicología Positiva”, ha desarrollado un modelo de gran utilidad para aquellas personas que desean aplicar una fórmula de bienestar en su vida diaria. En este modelo, se consideran cinco componentes del bienestar: 1) Las emociones positivas, 2) la capacidad de involucrarse de forma comprometida, 3) establecer relaciones positivas, 4) tener un significado y un sentido de vida, 5) la capacidad de establecer y completar metas. Estos componentes de acuerdo al autor, descansan en tres pilares básicos: la vida placentera, la vida involucrada, y la vida con significado (19). La vida placentera se refiere a la capacidad de gozar y disfrutar de todos los placeres al máximo, así como llegar a florecer. Para algunos, este elemento corresponde a una visión hedonista, considerando la vida placentera como la felicidad más superficial, sin embargo no es así, experimentar emociones positivas tiene importantes repercusiones en muchas áreas de la vida (20). La vida involucrada, tiene que ver mucho con nuestras fortalezas y nuestras virtudes, y la vida con significado se refiere a nuestro profundo sentido de vida. Varios autores sostienen que alguno de los elementos y las variables relacionadas con el bienestar y nuestra felicidad no están al alcance de nuestras manos, mientras que muy claramente otros si están a nuestro alcance. Se ha calculado que aproximadamente el 40% de nuestra felicidad sí está en nuestras manos (21). Este cuarenta por ciento que está en nuestras manos es capaz de potenciar y neutralizar las experiencias negativas y nuestros malestares; o dicho en términos de la epidemiologia social, los factores protectores presentes en nuestras vidas disminuyen significativamente la probabilidad de desarrollar trastornos afectivos y psicosociales. Estos cinco componentes del bienestar considerados por Seligman, en realidad están relacionados unos con otros. Todos podemos comprobar 35


que en la medida en que nuestras relaciones con nuestras amistades, nuestra pareja, nuestros hijos y con los compañeros en el trabajo son más positivas, en la medida en que las cosas que hacemos día a día cobran sentido para nosotros y nos brindan satisfacción y placer o bien nos permiten desarrollarnos como personas, nuestro bienestar, -como un estado y no como una sensación pasajera-, se incrementa Y, por ser justamente los ingredientes que nos llevan a tener un estado de bienestar, más allá de sentirnos felices o alegres, requieren de una continua revisión según los acontecimientos de nuestra vida. Desde luego que dada nuestra naturaleza humana no es posible experimentar permanentemente emociones positivas, pero muchos autores comentan que una buena proporción es tener tres emociones positivas por cada emoción negativa, y debemos procurar además de compartirlas, darles significado en nuestra vida. Barbara L. Fredrickson, académica de la Psicología Positiva (22), ha logrado medir las relaciones entre las experiencias positivas y el florecimiento humano. Ha definido diez emociones positivas básicas: Alegría, Gratitud, Serenidad, Interés, Esperanza, Orgullo, Placer, Inspiración, Asombro y Amor. Sus investigaciones se basan en un modelo de incremento de las emociones positivas que tiene tres elementos: 1.Ampliación: las emociones positivas amplían las tendencias de pensamiento y acción. 2. Construcción: debido a la ampliación, se favorece la construcción de recursos personales para afrontar situaciones difíciles o problemáticas. 3. Transformación: la construcción produce la transformación de la persona, que se torna más creativa, muestra un conocimiento más profundo de las situaciones, es más resistente a las dificultades y socialmente mejor integrado. Con ello se llega a una "espiral ascendente" que a su vez lleva a que se experimenten nuevas emociones positivas. Incluso esta misma autora ha investigado el papel de las emociones positivas y su relación con la resiliencia en momentos de crisis, como el momento de los ataques de 11 de septiembre, demostrando que las emociones positivas son ingredientes activos de la resiliencia, sugiriendo que los elementos presentes de resiliencia antes de la crisis, protegieron significativamente de la depresión y otras reacciones negativas a las personas que vivieron los ataques. Es decir, que habían desarrollado habilidades emocionales que los protegieron y les ayudaron a enfrentar la adversidad. Esta idea implica el aprendizaje de habilidades para la vida. Todos hemos experimentado alguna vez estas emociones, sin embargo no todos hemos buscado experimentarlas intencionalmente a lo largo de nuestro día. En 36


esta obra, enfatizamos que podremos experimentar las emociones al practicar las diez habilidades para la vida que la Organización Mundial de la Salud ha recomendado para incrementar nuestro bienestar. A su vez, cada una de las habilidades para la vida que se recomiendan en esta obra, se relacionan con las diez emociones positivas básicas para mejorar el bienestar humano, de la siguiente manera:

Desde nuestra perspectiva, la práctica diaria de habilidades para la vida incrementa nuestras capacidades de experimentar emociones positivas. Si bien no existe una correlación perfecta, demostramos que adoptar el camino de los aprendizajes para la vida transforma e impacta nuestras emociones. La vía de acceso más importante es la meditación dirigida (23).

1.3 Las fortalezas, las virtudes y el bienestar Existe una buena cantidad de investigación acerca de la relación entre las fortalezas y el bienestar. Uno de los estudios más completos ha considerado a las fortalezas como los valores en acción en un marco teórico que clasifica las fortalezas y las virtudes que implican cada una de ellas, demostrando que en la medida en que se usan las fortalezas se incrementa el bienestar (24). Con el propósito de visualizar de forma más clara las fortalezas de carácter y las virtudes que de acuerdo a los autores incrementan nuestro bienestar, se presenta una lista de fortalezas propuestas por el proyecto VIA (Valores en acción) de Seligman y Peterson (25). 37


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De los seis valores fundamentales derivan la serie de fortalezas que se pueden operacionalizar en comportamientos concretos en nuestro día a día, que a su vez pueden ser una guía, una brújula, para evaluar nuestro grado de bienestar subjetivo, pues estas fortalezas son un buen predictor del bienestar. Por ejemplo, cuando se controla la autoestima y la sensación personal de eficacia, es decir, cuando la persona se acepta y usa sus fortalezas, tendrá un bienestar elevado en su día a día. Usar las fortalezas significa cultivarlas, desarrollarlas propositivamente. De la época de nuestra vida en que nos encontremos, dependen las fortalezas que debemos desarrollar, pues varían con la edad. La lista simplemente plantea un ideal que nos puede guiar hacia ser mejores cada día. Además, la investigación nos dice que estas categorías no son independientes entre sí, sino que se potencian unas a otras. En la medida en que incrementamos nuestros conocimientos, y nos preocupamos por aprender cosas nuevas, mantenemos en nuestra vida esa curiosidad que activa la creatividad en todo lo que hacemos, desde un platillo en la cocina hasta la manera como usamos nuestro tiempo libre. Así ocurre con los recursos con los que enfrentamos las situaciones difíciles relacionados con nuestra economía y nuestra salud, y con esa valentía que se requiere para estar constantemente innovando en los pequeños detalles, el valor para ser honestos en nuestras relaciones, la amabilidad que nos dispone a disfrutar con la gente que nos permite contactar y sentir lo que el otro siente, apoya el ser bondadosos; también reconocer que el trabajo es siempre un trabajo en equipo, pues los que están a nuestro alrededor, los que participan en nuestros proyectos, nos alientan. Ser humildes y comprender los errores de los demás y los nuestros, permite ser justos. Dejarnos cautivar por la belleza de un nuevo día con todo su esplendor despierta la gratitud de poder ver y apreciar la naturaleza, entendiendo que todo trasciende, lo que permite tomar conciencia de que en nuestro ser contenemos todo lo que existe, incluyendo al universo mismo, y esto llena nuestra vida de alegría y optimismo. Todas estas dimensiones de los aprendizajes para la vida están teniendo multitud de aplicaciones para los problemas que estamos viviendo en las comunidades: en la educación infantil, en la atención a los desprotegidos, en las personas que han sido abusadas, en la recuperación de un trauma, en la enfermedad mental y la prevención de trastornos psicosociales como las adicciones y la violencia, en suma, en la capacidad para vivir plenamente aquí y ahora a pesar de las dificultades (26).

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El término valores en acción para designar el uso de las fortalezas es muy afortunado, pues de esta manera se facilita entrar en el área de aprendizajes para la vida, evitando caer en el terreno de la ética, la moralidad o la moralina mal entendida, desde donde se dicta el deber ser. Así, esta aproximación a las fortalezas, en la que se incluye las habilidades para la vida, no se centra en sentenciar o en dogmatizar la forma como deberíamos de ser, al estilo de lo que hacen los sermones religiosos. No se trata de ser bueno o malo, se trata de ser más feliz, de sufrir menos cada día, que no es más que simplemente aceptar que podemos ser felices y procurarlo. Tal como lo decimos en esta obra: la felicidad se aprende.

1.4 El Estado de fluir (flow) y su relación con estados de meditación y de atención plena La vida con significado es uno de los conceptos con mayor peso para determinar el bienestar de las personas, junto a la vida placentera y el involucramiento. El óptimo estado de fluir se ha estudiado en las personas que están totalmente involucradas en una tarea; se trata de una experiencia en la que la percepción de la persona es que el tiempo pasa volando; es decir, que están absortas y fluyendo en una actividad. Este estado ha sido investigado ampliamente por, Nakamura J y Csikszentmihalyi M. (27), por cierto con la muy innovadora metodología: “Muestreo de la experiencia“que permite obtener una ‘instantánea’ de la experiencia y también del flow de una persona a lo largo del día y de la semana (28). Csikszentmihalyi M (29) ha definido estas experiencias, en relación al libre fluir de la energía psíquica que produce creatividad, y define sus características de la siguiente manera: 1. Objetivos claros que proporcionen una retroalimentación inmediata; 2. Habilidades personales que se equiparen a los retos dados; 3. La acción y la conciencia se hacen uno; 4. Concentración en la tarea a realizar; 5. Sentido de control potencial; 6. Pérdida de autoconciencia; 7. Alteración del sentido del tiempo; 8. La experiencia se vuelve autotélica, es decir, la tarea se vuelve valiosa por sí misma, más allá de los resultados. Desde mi punto de vista se trata de un estado alterado de conciencia como efecto de la gran concentración en una tarea que nos apasiona y que nos hace, por decirlo así, “salirnos de este mundo”. Es una experiencia que podemos tener todas las personas no solamente los artistas, escritores y pintores. Sin embargo, exige tres elementos muy

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importantes para que se dé. Uno es el reto, es decir, la actividad tiene que estimularnos a avanzar en ella y perfeccionarla cada vez más; el segundo elemento es que recibamos retroalimentación inmediata, y, el tercero, es tener un disfrute intrínseco por la actividad en sí misma. La actividad puede ser cualquiera: cultivar un jardín, y ver que lo que hacemos ayuda al crecimiento de las flores y las plantas que cultivamos; puede ser algo relacionado con nuestro trabajo cotidiano o capacidad de expresar en la escritura; o, también, la capacidad de dejarnos ir en un estado de meditación permitiendo que nuestro diálogo interno cese. En fin, puede ser todo aquello susceptible de ser practicado, mejorado y evaluado de forma inmediata y que por alguna razón nos hace sentir en total relajación y entrega. Eso es lo que la distingue la experiencia del estado de fluir. Personalmente creo haber identificado estos estados durante mi trabajo de investigación. Un tipo de actividad usual en mi disciplina, es la etapa en que se analizan bases de datos. Yo utilizo un paquete estadístico para analizar los datos que es bastante sistemático y fácil de manejar, pero que al usarlo presenta el reto de acomodar los datos, para construir las variables y encontrar una hipótesis significativa. Me sucede que cuando viene el momento de sentarme a analizar los datos frente a mi computadora, la emoción me hace “sentir mariposas en el estómago”, como se dice coloquialmente. Empezada la labor, poco a poco siento como me abstraigo de mi derredor y me encuentro totalmente en la actividad e identifico en mi sensación y mi actitud, todas las características del flow, me concentro, enfrento el reto, mi actividad mental ocupa todo mi ser y avanzo hasta terminar. Usualmente al finalizar mi actividad me siento súper feliz y con una gran dosis de creatividad, pienso en el artículo que voy a publicar y en las palabras que voy a usar para expresar lo encontrado en el análisis. Me siento plena después de hacerlo y procuro siempre que en la siguiente ocasión los retos sean mayores. Volver a experimentar estas sensaciones requiere que yo incremente el reto con nuevos análisis, mejorando mi capacidad técnica y de pensamiento. Si no tenemos en este momento una actividad que nos haga sentir así, debemos buscarla; es una experiencia que no debemos perdernos. Existen actividades que por sí mismas son susceptibles de conducirnos en ese fluir placentero, como por ejemplo la lectura. Desde luego también el disfrute y la práctica del arte, el deporte, y las habilidades específicas que requerimos para desarrollar nuestro trabajo. Este estado de fluir tiene mucho que ver con nuestro estilo de vida y con la forma 41


como nos acercamos a nuestro interior y es un estado que puede propiciarse si nos esforzamos en buscarlo y podemos encontrarlo hasta en ciertas actividades que se consideran con poca probabilidad de provocar este estado de fluir, como las tareas rutinarias del hogar o de la oficina. Por ejemplo, los terapeutas, entramos en este estado de flow cuando escuchamos al cien por ciento de concentración lo que dice un paciente, con una técnica especial de atención (flotante) donde la escucha se deja ir más allá de lo dicho, para captar el contenido latente, no manifestado en el discurso del paciente . Una manera de aprender a experimentar este estado es concentrarse en la actividad en sí misma y disfrutarlo sin pensar en lo que vendrá después, por ejemplo no buscar el éxito, sino el disfrute en la actividad en sí misma. Se puede decir que lo que más obstaculiza este fluir es el miedo. El temor nos paraliza y es justamente lo contrario a la creatividad. Por ello se dice que la preocupación excesiva o la apatía son dos fenómenos contrarios al fluir. Fluir, tiene mucho en común con las llamadas ‘experiencias cumbre’. Ambas experiencias son de carácter espiritual. En ellas el pensamiento secundario o reflexivo disminuye y la ubicación en tiempo y espacio desaparece también, aunque no así la capacidad de concentrarse en la actividad misma. Las ‘experiencias cumbre’, también llamadas ‘experiencias límite’ por el psicólogo humanista Abraham Maslow (30), son experiencias naturales en las que se rompen los límites y las fronteras de nuestro yo para adentrarnos en una experiencia de estar en comunión con lo que nos rodea, poniendo especial énfasis en la creatividad. Definitivamente la creatividad nos lleva a ser mejores, a tener experiencias espirituales que le dan sentido a nuestra existencia y a encontrar dentro de nosotros lo que realmente somos más allá de los roles, las rutinas, los sistemas y las expectativas de los que nos rodean. Y repitámoslo, los procesos creativos no son exclusivos de los escritores y artistas, sino que pueden desarrollarse en todas las personas. Este valor de significado, traducido en un sentido de vida, es la fuerza más poderosa que tenemos para enfrentar la adversidad como veremos en el siguiente apartado sobre la resiliencia, esa capacidad de enfrentar eventos traumáticos -como una enfermedad, una separación, etc.- eventos que dividen nuestra vida en un antes y un después, para salir fortalecidos.

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1.5 La resiliencia. La capacidad de rescindir el contrato con la adversidad. Personalmente he trabajado la noción de resiliencia desde hace más de 25 años, y no deja de sorprenderme la fuerza demostrativa que tiene en la vivencia de las personas que logran superar la adversidad. Una de sus grandes aplicaciones es permitir mirar de otra manera nuestras vulnerabilidades. La resiliencia hace posible mirar a la vulnerabilidad ya no desde la carencia sino desde la fuerza que la propia vulnerabilidad nos otorga. Este concepto surgió después de la Segunda Guerra Mundial, con las experiencias que se tuvieron al estudiar a sobrevivientes de los campos de concentración. Algunas personas sucumbían al trauma y, por el contrario, otras paradójicamente salían fortalecidas. En la literatura, se insiste en diferenciar a la resiliencia del concepto de resistencia, en el sentido de que no es que una persona resista la adversidad estoicamente, no es que los golpes de la vida “se aguanten”; es más bien un componente de flexibilidad lo que la caracteriza a la resiliencia, flexibilidad que permite utilizar al máximo los recursos personales y externos. Recibir el golpe y no deformarnos, es la capacidad de “resiliar”, es decir la capacidad de tomar fuerza y recuperarnos. Ha sido comparada con el paso hacia atrás que en un momento dado hacen los luchadores para tomar fuerza y avanzar. Resiliencia es un término que viene de la física y que se refiere justamente a la capacidad que tienen los materiales de no deformarse a pesar de la magnitud de la fuerza que se les opone. En la literatura de las ciencias sociales acerca de la resiliencia se han usado todo tipo de metáforas para expresar esta capacidad. Por ejemplo la del bambú que frente a un fuerte viento se dobla, pero no se quiebra y vuelve a su estado original. Otra de las metáforas que reflejan la importancia de este concepto, la ofrece Boris Cyrulnik, (el llamado “padre de la resiliencia”), quien compara a este proceso, con un tejido. Por un lado, de la resistencia y características del hilo y/o del estambre que se utilice en el tejido depende su fuerza, lo cual se compararía con el individuo mismo y sus vivencias y características; sin embargo, una aparente debilidad en dicho estambre, puede ser muy bien compensada, por la relación entre dichos hilos, por la manera en que se entretejen y se vinculan para formar un tejido que soporte y resista. Es decir, en la relación con otros, en el vínculo que formamos, principalmente en la infancia, (pero también en cualquier época de nuestra vida), reside la capacidad de formar este tejido que nos soporta durante la adversidad. Estos vínculos y estas circunstancias pueden construirse; no son innatas o determinadas por

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nuestra historia personal, Boris Cyrulnik, en una de sus principales obras acerca del tema, “Los patitos Feos, una infancia infeliz no determina la vida”, se refiere a esta capacidad como una experiencia luminosa (en contraste con la experiencia traumática) y coloca la atención en la búsqueda de las soluciones. Reflexiona que si bien es cierto que una experiencia traumática es capaz de marcar la vida, la misma fuerza luminosa marca, pero en el sentido opuesto, en el del fortalecimiento, la protección y el crecimiento (31). Precisamente por sus características, este marco teórico tiene aplicaciones para intervenir con poblaciones vulnerables; ha sido muy utilizado por muchas personas en el campo de la intervención y de la prevención y desde luego por nosotros en los modelos que hemos desarrollado e investigado (32) Actualmente se incluye a la resiliencia como un tema de la psicología positiva relacionado con el bienestar, ya que todos en un momento dado somos vulnerables y todos, si encontramos la tierra fértil y la oportunidad, obtendremos aprendizajes significativos de los eventos negativos que experimentamos. Todos podemos tener comportamientos resilientes (32 bis). La literatura sobre resiliencia está llena de metáforas e historias de vida con luz y esperanza. Es posible buscar la semilla de la resiliencia en muchas circunstancias y justamente la práctica de las habilidades para la vida que proponemos en esta obra, ayudan a construir esta capacidad que nos prepara para enfrentar riesgos presentes y futuros. Bonni Bernard (33), una de las pioneras en la investigación de la resiliencia en Estados Unidos, refiere que en la plasticidad en nuestro funcionamiento tanto físico como mental hay la capacidad para transformarnos. Esta es en realidad una de nuestras características como seres humanos, y es por eso mismo que podemos aprovechar mejor cualquier oportunidad que se nos presente para transformar la adversidad. Bernard hace énfasis en que la resiliencia más que un programa es un proceso, que ocurre en la persona y en las comunidades. Hay autores que han recomendado estrategias para desarrollar esta capacidad. Por ejemplo, Reivich y Shatté (34), han sugerido tres pasos para incrementar nuestro factor de resiliencia: 1. Identificar el factor de adversidad, 2. Tomar conciencia de nuestras creencias acerca de la adversidad, y 3. Analizar las consecuencias de estas creencias. Estos tres aspectos son de primordial importancia, pues gran parte de nuestra sensación de fracaso radica en nuestras creencias y nuestras expectativas y no en la realidad de los acontecimientos. Así, por ejemplo, muchos padres que en un momento dado se enteran de que sus hijos están usando o abusando de algún tipo de sustancia tóxica, 44


reaccionan de acuerdo a sus propias creencias y expectativas y ven en la circunstancia algo que solamente existe en su imaginación no en la realidad vivida por el hijo, es decir no atienden las variadas razones y diversos contextos relacionados con ese consumo. La reacción inmediata puede hacer alejar al hijo o condicionar su respuesta negativa, disminuyendo la capacidad para reaccionar con eficacia y éxito en estas circunstancias adversas de su vida como padres. Los autores citados señalan siete importantes claves fácilmente reconocibles en nuestras reacciones a eventos significativos para reforzar nuestra capacidad de trasformar los eventos negativos en oportunidades de crecimiento, a saber: 1) Evitar las trampas del pensamiento, 2) detectar creencias profundas que nos afectan, 3) cuestionarnos dichas creencias, 4) poner las cosas en perspectiva, 5) calmarnos, 6) enfocarnos, y 7) debatir las creencias en tiempo real, es decir aquí y ahora. Atendiendo estas claves, podremos superar gran parte de los obstáculos que en nuestra vida están condicionados por creencias y fantasías no conscientes.

Estrés / Riesgo / Resiliencia La relación entre Estrés/Riesgo/Resiliencia, se ha convertido en un modelo conceptual para operar distintos programas de intervención. Esta tríada ha sido muy investigada y considerada en los estudios desde hace dos décadas (35) tomando en cuenta la respuesta individual al estrés y el impacto de los estresores, influenciados por la movilización de recursos individuales y sociales. Esto quiere decir que cada persona reacciona a sus propios niveles de estrés individual pero también a los estresores del ambiente proximal en el que se desarrolla. De ahí la importancia de practicar las estrategias de La felicidad se aprende con los que nos rodean. Invitar a tus seres cercanos a practicar un plan para disminuir los niveles de estrés, beneficia a todos. Para el Instituto de Educación Preventiva y Atención de Riesgos AC, INEPAR, el tema de la resiliencia en relación al estrés ha sido una línea de investigación principal (36) (37) (38) (39) (40). Desde el año 2005, ha introducido la investigación de la resiliencia en el mismo cuestionario en el que se investigan los riesgos psicosociales, sobre la base de que si bien todas las personas estamos expuestas a riesgos, también tenemos recursos internos y de nuestro medio proximal para enfrentarlos. Estas investigaciones han retroalimentado la hipótesis de que un medio ambiente que facilita el desarrollo de recursos internos y elementos

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externos de apoyo, es la protección ideal para disminuir el estrés psicosocial. Esto se aplica no solamente en los niños, los adolescentes y los jóvenes, sino también en los adultos y personas de la tercera edad. Al estudiar los factores de riesgo, o sea, las situaciones, eventos y contextos ambientales que nos exponen a situaciones que incrementan nuestras posibilidades de desarrollar trastornos psicosociales o afectivos, vemos que estos factores se potencian y se retroalimentan mutuamente; es decir, se entrelazan para formar una red de interconexiones que dan como resultado un riesgo acumulado que es a lo que llamamos estrés psicosocial. Por ejemplo, un adolescente que empieza a fallar porque presenta reprobación escolar, pero no está expuesto a otros riesgos- como eventos negativos en su familia por pleitos o desavenencias, o abuso de sustancias tóxicas y/o factores de desempleo- por el solo hecho de la reprobación, no está tan expuesto a desarrollar trastornos como delincuencia o abuso de sustancias o problemas con su salud mental. Sin embargo, un caso como éste es la excepción pues la mayoría de las personas que presentan un riesgo psicosocial también presentan otros riesgos y es esta acumulación de riesgos la que predice el desarrollo de trastornos. Quienes presentan riesgo acumulado califican significativamente más bajo en los puntajes obtenidos en nuestra escala de resiliencia que quienes no lo presentan. Esto quiere decir que estas personas sean niños, jóvenes o adultos no están teniendo recursos para enfrentar el riesgo. Todas las personas con resiliencia baja presentan riesgo acumulado, pero no todas las personas con riesgo acumulado presentan significativamente resiliencia baja. Es decir, hay diferencias significativas en la resiliencia de las personas con un alto riesgo acumulado y las personas con riesgo medio y bajo, pero no todos los que presentan riesgo acumulado tienen baja resiliencia. Esto parece indicar que a pesar de tener recursos externos o internos, por alguna razón no los están usando para protegerse. Y justamente el descubrimiento o el aprovechamiento de los factores de resiliencia con los que contamos es lo que los programas de intervención preventiva pretenden ofrecer a las poblaciones diagnosticadas en alto riesgo (los llamados focos rojos). Lo que deseamos entonces con estas prácticas personales y comunitarias es incrementar la resiliencia y disminuir el riesgo acumulado a través de la práctica de habilidades para la vida. En nuestros estudios, hemos documentado claramente una diferencia en el factor de resiliencia en los grupos de jóvenes y adultos, respecto al 46


género de pertenencia y la violencia contra la mujer (41). Hemos visto sistemáticamente que las mujeres que han sido violentadas (tanto en la población de adultos ocupados como en la población de estudiantes) presentan puntajes de resiliencia significativamente más bajos en comparación con las mujeres no violentadas y los hombres que ejercen la violencia. También hemos podido comprobar la relación entre abuso del alcohol y maltrato hacia la mujer. Esto confirma que incrementar los factores de resiliencia en las poblaciones de alto riesgo -que actualmente se consideran como focos rojos en nuestras comunidadeses una tarea que debe de realizarse a todos los niveles. Todos nosotros estamos en contacto con familias que están viviendo adversidades; nuestra propia familia quizá la esté experimentando; siempre está cerca de nosotros un caso de mujeres violentadas y de alguna persona que tiene que recurrir al abuso de sustancias porque no conoce otra alternativa que pueda aliviar su estrés. El material que proporcionamos en este libro La felicidad se aprende es una buena manera de iniciar prácticas preventivas y/o correctivas.

1.6 Habilidades para la vida. Conceptos y reflexiones Es oportuno en este momento hacer referencia más amplia al concepto de habilidades para la vida y a las técnicas y procedimientos que en nuestra experiencia personal y profesional son las más adecuadas para desarrollarlas, para dejar claro cómo y por qué nuestra propuesta de ejercicios asociados a cada imagen, van a ayudar a su desarrollo. El concepto de habilidades para la vida, fue acuñado en 1993 en la División de Salud Mental de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con la Iniciativa Internacional para la Educación en Habilidades para la Vida en las Escuelas (Life Skills Education in Schools) (42). Se trata de un enfoque educativo centrado en la formación de diez destrezas útiles para afrontar las exigencias y desafíos de la vida diaria. Son competencias de naturaleza psicosocial que pueden aplicarse en diversas áreas: estilos de vida personales, relaciones sociales, acciones para transformar el entorno. El concepto surgió fundamentalmente por el interés de aplicarlo a la educación escolar de niños y adolescentes; sin embargo, en una definición posterior, diez años después, se amplía el concepto con posibilidad de aplicarse a todas las personas sin importar su edad: “Grupo de competencias psicosociales y destrezas interpersonales que pueden orientarse hacia acciones personales,

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interpersonales y aquéllas necesarias para transformar el entorno, de manera que sea propicio para la salud” (43). Las habilidades para la vida en sí mismas no son nada nuevo, sus definiciones están comprendidas desde hace mucho tiempo por la psicología general; lo nuevo es el enfoque, que reúne las principales capacidades mentales y emocionales del ser humano en un constructo que hace referencia a las competencias para vivir mejor, y que ofrece saberes disciplinares, para hacer, ser y convivir, que se aplican en el día a día de las personas. Este enfoque ha sido tan exitoso que los organismos internacionales lo han recomendado a los gobiernos, como un modelo fundamental para el establecimiento de políticas públicas en el ámbito educativo y comunitario, debido a su componente social y cultural. Las formas, los procedimientos y las herramientas para desarrollarlas pueden ser de múltiple naturaleza y dependen mucho de las costumbres y el entorno cultural. Por ejemplo en ciertas culturas, el tono de voz y la forma como se expresan los deseos, los sentimientos y los pensamientos varían de forma muy significativa, con respecto a lo que sucede en otras culturas e incluso en las familias y los grupos de amigos. Existe un componente de desarrollo humano integral y de diversidad cultural, que es tomado en cuenta de forma natural por la persona misma que aprende y practica habilidades para la vida. Los especialistas aportamos estrategias que son adaptadas por las personas al desarrollar su práctica. La tendencia actual es utilizar esta estrategia educativa en todos los ámbitos en los que las personas se desenvuelven tomando en cuenta que hay tres elementos claves en el desarrollo de un programa de habilidades para la vida: 1) el desarrollo de la habilidad en sí misma como un proceso de aprendizaje, 2) un contenido informativo, y 3) el uso de metodologías interactivas de enseñanza. En nuestra experiencia pudimos advertir que el contenido informativo y los métodos interactivos y participativos utilizados en los programas de prevención estaban coloreados y matizados por los contextos socioculturales y psicosociales; que cada persona tenía su propio concepto sobre lo que es conocerse a uno mismo, manejar emociones, tensiones, tomar decisiones, etc. y que estos conceptos de las personas son muy importantes de incluir en la práctica, ya que tratándose de destrezas para la vida, no solamente los conceptos publicados en la literatura científica y de divulgación y la experiencia de los profesionales cuentan, cada persona de la comunidad tiene también algo fundamental que aportar. La experiencia de campo nos enseñó cuán importante y útil es incluir la propia percepción y opinión de las personas de la 48


comunidad en estos temas. Por ello, poco a poco, al ir diseñando técnicas y ejercicios que utilizaban los conocidos métodos anti estrés (la respiración, distintos tipos de meditación, contenidos para la reflexión, diseño de mensajes protectores y síntesis de frases de lo aprendido, entre otras) como técnicas para desarrollar habilidades y destrezas para la vida confirmamos que el factor sociocultural, e incluso el psicosocial implícito en estas destrezas, era proporcionado por la propia persona y por la propia comunidad, y que las técnicas cuerpo/mente/espíritu, que aportábamos nosotros, se complementaban con esta participación comunitaria. Es decir, los beneficios percibidos al usar determinada técnica de respiración para la reflexión, son distintos en una señora que vive en la sierra, a otra que vive en la frontera norte; los varones y los jóvenes de dichas comunidades también tienen percepciones diferentes y distintas de las mujeres que viven en la zona centro del país y que pertenece a una clase media. Cada quien percibe a su manera el manejo de sus emociones, su proceso de toma de decisiones, sus comportamientos asertivos. Sin embargo, al usar las técnicas que proponemos todas las personas -sin excepción- son capaces de construir sus propios aprendizajes y aplicarlos en su vida diaria en compañía de sus seres cercanos. En resumen, al aplicar la misma técnica, las personas de distintas comunidades, llegan a conclusiones similares pero con matices diferentes de acuerdo al contexto sociocultural y psicosocial, y esta diferencia es dada por la misma persona de la comunidad. De aquí la conclusión de que las estrategias diseñadas por especialistas junto con las percepciones y prácticas realizadas por las personas de la comunidad son una combinación exitosa en el desarrollo de habilidades para la vida. Por eso recomendamos una gran variedad de estrategias, que aplican de diferente manera las técnicas de respiración, meditación, focalización, concentración y permiten que cada persona tenga su propia respuesta frente a una situación específica. Incluso en la medida en que una persona utiliza esa misma técnica en otro momento y otra situación, la respuesta cambia pero el beneficio se logra. Este tipo de estrategias con técnicas cuerpo/mente/espíritu son ideales para que las personas construyan su propia respuesta ante una pregunta existencial o un problema psicosocial concreto. Esto es así porque todas las personas tenemos el potencial de ampliar nuestros conocimientos sobre nosotros mismos, sobre cómo manejar nuestras emociones y nuestras tensiones para tomar decisiones

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adecuadas y ejercer nuestro pensamiento crítico y creativo con asertividad y empatía hacia los demás. Un punto en común que tienen estas habilidades para la vida, es que un grado de estrés excesivo limita su expresión. De ahí que las técnicas anti estrés son el eje central que atraviesa el aprendizaje de todas estas destrezas. Nuestra existencia busca momentos de equilibrio y unicidad entre tres componentes básicos: cuerpo, mente y espíritu. En esos momentos de equilibrio, experimentamos con agrado la conexión espiritual con todos los seres vivos y nuestra unión con la trascendencia. Consideramos esta experiencia tan importante que por eso elegimos el nombre de Las tablas del espíritu para esta nueva serie de autoayuda y ayuda mutua. También es la razón por la cual este tipo de técnicas están presentes en todos los ejercicios diseñados para distintos materiales Chimalli (voz náhuatl que significa escudo o protección) y especialmente en este libro La felicidad se aprende. Es necesario decir algo básico respecto al estrés. En realidad, como preventólogos comunitarios, como psicoterapeutas y como investigadores de fenómenos psicosociales, sabemos muy bien que la comprensión e intervención para disminuir el estrés, eleva de forma significativa el bienestar de las comunidades. La investigación sobre el tema es muy amplia, y cada vez se hacen más descubrimientos de cómo afectan las tensiones a la vida de los seres humanos y la importancia de su presencia para explicar padecimientos físicos, mentales y sociales e incluso ambientales. Estrés (del inglés stress, ‘tensión’) es una reacción fisiológica del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada. El estudio del estrés se inició con Seyle, quien en un principio identificó una serie de síntomas inespecíficos en varios de los pacientes de su consulta tales como cansancio, astenia, apatía y depresión. En 1950, publicó la que sería su investigación más famosa: Estrés. Un estudio sobre la ansiedad (44). Cualquier respuesta inesperada e inespecífica a una demanda que ocasione desequilibrio en el organismo ya sea a nivel físico, emocional o social, es susceptible de desencadenar una respuesta de estrés. Existen una gran variedad de síntomas y signos de que una persona está padeciendo estrés. El órgano del cuerpo que primero da cuenta de estas reacciones es el cerebro, que capta todo tipo de estresores, liberando las catecolaminas, (la adrenalina y la noradrenalina, así como el cortisol y la encefalina), responsables de una gran cantidad de reacciones que impactan en las destrezas para la vida. 50


Los abusos de sustancias tóxicas, los comportamientos violentos y antisociales, los estilos de vida inadecuados y la existencia de eventos negativos de la vida en el área de las relaciones interpersonales, la economía, la estabilidad en la vivienda y en el trabajo, las enfermedades propias y de cercanos, y el tipo de alimentación, (lo que en su conjunto es el riesgo acumulado), provoca una gran cantidad de reacciones de estrés que, si llega a ser excesivo, rompe las conexiones neuronales en zonas específicas del cerebro. De ahí la importancia de evitar y/o restaurar el rompimiento de estas conexiones neuronales, con el desarrollo de habilidades para la vida para incrementar el bienestar percibido. Disminuir el estrés reduce los efectos negativos del riesgo acumulado. Existen diversas clasificaciones para los diversos estresores a los que estamos expuestos, la mayoría están comprendidos en los factores de riesgo psicosocial que hemos mencionado. Generalmente cuando existe un desequilibrio en nuestra respuesta normal frente a los eventos externos en nuestro medio ambiente y/o en nuestro organismo, se produce el estrés, que altera nuestra respuesta natural de adaptación y hace fallar nuestro sistema de defensas frente al estímulo agresor para colocarnos en un estado de agotamiento que puede ser muy visible, como en el caso del estrés post traumático, (que se produce posterior a un trauma de naturaleza ambiental, psicológica o psicosocial) o puede ser muy débil y no totalmente percibido por las personas, por lo que se hace crónico. Este tipo de estrés crónico puede llegar a ser más peligroso que el producido por un trauma, ya que ocasiona más daño por su permanencia e invisibilidad. Para todas estas situaciones, aparentemente no graves, razón que las invisibiliza en la vida diaria, es que se recomienda la práctica cotidiana de técnicas anti-estrés ya que este hábito crea una barrera protectora, cuyo efecto benéfico se acumula y prepara y equipa a nuestro organismo para el enfrentamiento de situaciones adversas imprevistas que no podemos controlar y esas situaciones crónicas que no son percibidas por nuestra conciencia.

1.7 Nuevos aprendizajes para vivir mejor Aquí se sintetizan los puntos más sobresalientes de la investigación relacionada con los aprendizajes para vivir mejor que se han llevado a cabo en el Instituto de Educación Preventiva y Atención de Riesgos AC (INEPAR)2, con el apoyo de instituciones públicas y privadas en varias entidades del país que trabajan con comunidades, escolares y vecinales.

2 h$p://www.inepar.edu.mx/

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Estas investigaciones documentan elementos para saber cómo mejorar la calidad de vida de las poblaciones con la ayuda de un modelo de trabajo, con un enfoque integral cuerpo/mente/espíritu. Estos elementos son: La parte práctica, las estrategias para incrementar el bienestar, el trabajo sistematizado que utiliza este tipo de herramientas, el uso de instrumentos de medición y materiales probados, y lo más importante; la voluntad, el deseo con la mira puesta en el derecho de conquistar la felicidad.

Resultados de investigación Referimos los obtenidos en algunos lugares clave, la escuela, el hogar y el barrio, con el grupo de amigos, con los compañeros de trabajo. La escuela es un ambiente ideal para aprender cosas nuevas que incrementen el bienestar de los niños y adolescentes. En una experiencia que tuvimos trabajando durante 90 días con 368 grupos escolares, distribuidos en 52 escuelas de la ciudad de México, pudimos intervenir a 10,131 niños de cuarto, quinto y sexto de primaria (45). Durante tres meses se organizó una campaña de participación comunitaria con los padres y los maestros, se trabajó en aula con los niños y las niñas y se dejaron tareas diarias a los niños, para realizar en casa con sus padres que se llamaron post-actividad. Medimos las actitudes de los estudiantes que participaron antes y después de la experiencia. Se usó el cuaderno de trabajo y el libro para conducir las sesiones “Aprendiendo a pasarla bien”, de la serie del modelo Chimalli (46), que desde el título confirma nuestra convicción y el mensaje claro: disfrutar y pasarla bien nos ayuda a desarrollar habilidades para la vida. La intención de ofrecer herramientas de trabajo a padres, maestros y estudiantes, es que toda la comunidad proximal, los prójimos, aquellos que están cerca de nosotros, practiquen de forma diaria y consistente sus habilidades para la vida, lo cual necesariamente produce cambios en las actitudes y en algunas personas también en sus comportamientos. Tuvimos éxito en el 78.5% de los escolares intervenidos, que fueron quienes incrementaron significativamente sus actitudes de protección. De las 13 delegaciones políticas participantes, tres de ellas fueron sobresalientes en su incremento en el puntaje de las actitudes positivas en los estudiantes de las escuelas participantes. Esto quiere decir que un porcentaje muy importante del cambio está, no solo en el método y las herramientas, sino

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en la persona misma que contribuye con su voluntad y entusiasmo a abrirse a aprender cosas nuevas. Otro componente muy importante se refiere a la comunidad proximal. Si lo que nosotros aprendemos en habilidades para la vida lo compartimos con nuestros próximos, es decir con nuestra red de apoyo, con las personas que vemos diariamente, se convierte rápidamente también en un incremento importante de nuestros comportamientos protectores. Es decir, al compartir nuestros aprendizajes después de los ejercicios, por ejemplo sobre el consumo de sustancias, hace que evitemos los excesos de consumo, identificamos con mayor rapidez las reacciones negativas a nuestras emociones, y nos sentimos consecuentemente más seguros, más protegidos, o sea, que la percepción de la presencia de riesgo en nuestra vida disminuye. Compartir las técnicas permite también compartir eventos de nuestra vida y comprenderlos mucho más por el solo hecho de comunicarlos a nuestros seres queridos, pero además porque al darnos un espacio de reflexión, nos damos cuenta, tomamos conciencia de las causas, razones, motivaciones y situaciones en las que nuestros comportamientos de riesgo ocurren, y este cúmulo de protecciones es justamente lo que nos permite aprender cosas nuevas y cambiar. La práctica personal de habilidades para la vida tiene un impacto duradero en la vida de las personas cuando se hace de manera regular (47). También hemos encontrado que los estudiantes que practican habilidades para la vida mejoran significativamente su rendimiento escolar (48). Ademas, respecto a la resiliencia, en un estudio llevado a cabo en cinco municipios del estado de Veracruz, estudiamos a 474 estudiantes de secundaria que pudieron ser intervenidos y comparamos la manera como contestaron sus cuestionarios de resiliencia antes y después de la intervención (49). Los estudiantes incrementaron muy significativamente sus puntajes de resiliencia. La comunidad proximal de estos estudiantes es decir la red de padres y maestros que trabajaron con ellos, también incrementaron de forma significativa su percepción de sentirse seguros y protegidos, se sintieron con mayor disposición a cambiar. Definitivamente la práctica de habilidades para la vida los fortaleció. Estos resultados apoyan el hecho de que el modelo de autoayuda y ayuda mutua en la comunidad proximal es exitoso. En otra experiencia tenida en escuelas y comunidades del Estado de México, formamos 72 redes de comunidades proximales tanto dentro de la escuela con padres y maestros, como fuera de la escuela con comerciantes y vendedores 53


alrededor, reunimos a 1446 personas. Al inicio de la intervención únicamente el 29.5% de las personas que participaron se sentían protegidas y después de 90 días de trabajo intensivo este porcentaje se incrementó al 44.5%. La práctica conjunta incrementó la participación y la disposición al cambio en un 76.7% de los participantes (50). El grupo de amigos es un ámbito excelente para que los jóvenes cambien; es la red proximal de mayor influencia en la adolescencia. En un estudio en una zona semi rural del país, el método para formar la red proximal de jóvenes para aprender y practicar habilidades para la vida fue hacer una formación intensiva, con materiales en línea y contacto presencial de 20 jóvenes seleccionados de una escuela preparatoria, para actuar como facilitadores aprendiendo habilidades para la vida y practicando con un grupo de jóvenes cada uno. Así, se pudo formar una red de 140 jóvenes listos para trabajar habilidades para la vida con sus demás compañeros de la escuela. Al medir resultados observamos que los jóvenes que más número de nuevos aprendizajes tuvieron fueron los jóvenes facilitadores (quienes mejoraron sus puntajes en 20 habilidades), pero también los jóvenes con los que ellos practicaron mejoraron significativamente sus puntajes en 6 habilidades. Se tuvieron también resultados de decremento en el consumo de sustancias y en los comportamientos de riesgo. Confirmamos la regla de que “la práctica hace al maestro”, a la que debemos agregar “y también construye vínculos significativos” (51). El hogar y el barrio son también un ámbito ideal para estas prácticas pues ahí se encuentran las personas con las que convivimos diariamente. Participamos en una experiencia en la que formamos 60 redes proximales con 539 personas en 25 colonias distribuidas en ocho delegaciones de la Ciudad de México, estando presentes todos los riesgos a los que nos enfrentamos día a día en nuestra vida, (el abuso de sustancias, mal manejo de las emociones, comportamientos agresivos, manejo inadecuado de eventos negativos como enfermedades o perdida de familiares, dificultades interpersonales, es decir todo aquello que se lleva nuestro bienestar). Las 60 personas que practicaron y que aprendieron las técnicas de protección pudieron enseñárselas cada semana a sus próximos; cada persona aprendió 10 técnicas de protección, con ejercicios de meditación y reflexión, y las compartió en 7080 duplicaciones durante los 90 días de práctica, lo cual creo un impacto en toda la comunidad proximal de los participantes y en los

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propios aprendizajes de la persona que los compartía. Es decir, la práctica compartida tiene un gran impacto en los cambios de percepción, actitudes y comportamientos de las personas, y comprueba que la mayor parte de nuestros comportamientos incluyendo los adictivos y los violentos, son hábitos que pueden neutralizarse con nuevos aprendizajes (52). También hemos comprobado que las comunidades que no están motivadas para hacer esta práctica, y que no han tomado conciencia de que son una comunidad proximal, difícilmente podrán participar en este tipo de plan de acción, pues la motivación para el cambio es un ingrediente fundamental. Hemos trabajado con comunidades cuyo interés primordial era el cambio político, no el psicosocial, o cuyo interés aparente se centra mejoras en la vivienda y no alcanzan a percibir que el cambio de sus condiciones materiales de existencia también depende de nuestras habilidades para vivir mejor. En este tipo de poblaciones, ni siquiera hemos podido iniciar las intervenciones.

Quienes cambian y por qué Lo primero es considerar en que etapas de disposición al cambio se encuentra la comunidad o la persona. Prochaska y colaboradores, investigadores dedicados a incrementar el bienestar de las poblaciones han trabajado un modelo de cambio (53) e informan que si bien la mayoría de las personas desean el cambio, no todas estamos en la misma etapa de disposición a cambiar. Las etapas van progresando en espiral dependiendo del momento de nuestra vida en la que nos encontremos, desde la tolerancia y el rechazo y la precontemplación y sensibilización, hasta la activa participación y autogestión. Es interesante marcar la diferencia entre tolerancia y rechazo. La tolerancia tiene que ver con la normalización de los comportamientos. Es decir, en muchas poblaciones y comunidades en las que el tejido social está roto, los comportamientos antisociales y las conductas auto agresivas -como abusar de sustancias- se perciben como algo “normal”. Se dice entonces que este tipo de comunidades son tolerantes porque han normalizado sus comportamientos de riesgo. Un paso adelante de esta tolerancia es el rechazo; las comunidades saben que están viviendo y experimentando situaciones de riesgo, pero rechazan la ayuda y el cambio. En otros momentos este rechazo se convierte en sensibilización, es decir desean cambiar, saben que lo necesitan, pero no saben cómo, hasta que llega el momento en que empiezan a 55


participar activamente, buscando formas y métodos de ayuda, que practican y utilizan para incrementar su bienestar, siendo así como llegan al momento de autogestión que es en el que se produce el cambio. Todavía existen muchas poblaciones que están en etapas de rechazo o tolerancia frente a las dificultades de la vida. Es lamentable, pero un número significativo de personas no quieren o sienten que no pueden o no tienen interés por cambiar. Nuestra experiencia nos ha llevado a saber que la energía que invertimos para despertar el deseo de cambio en las personas en etapas de tolerancia y rechazo, será infructuosa, es mejor trabajar con las personas que si desean un cambio; la única manera de avanzar es con la práctica diaria y esa depende directamente de la persona. De una manera franca y llana decimos que cambian los que desean cambiar. Esto es un punto de vista opuesto al pensamiento que trata de convencer o motivar a los demás a cambiar, que desde nuestro punto de vista es tarea difícil, casi imposible. La disposición al cambio es algo muy personal. Las personas que invierten su tiempo en practicar y aprender cosas nuevas, pueden ser un ejemplo demostrativo para aquellas que están todavía con una venda en los ojos que les impide ver el camino de progreso en el que pueden transitar. Este libro es un material para las personas que desean mejorar y avanzar, no es un material para convencer a las personas para que cambien. Si tú, lector, tienes este libro entre tus manos con seguridad tu propia motivación te ha llevado a buscar este tipo de materiales para encontrar una respuesta. Tenemos muchos ejemplos en los que un miembro de la familia inicia un plan de acción de este tipo, a veces hasta resistiendo el efecto negativo del rechazo de otros familiares a sus actividades, pero vemos posteriormente que es la misma familia la que la alienta a seguir, y no solo eso, sino que también se incorporan a la práctica (54). El primer movimiento para el cambio es la disposición, y surge en un momento dado, por una experiencia difícil que enfrentamos, por vivir de cerca el proceso de un ser querido que atraviesa situaciones difíciles, por algún evento inesperado en nuestra vida, que nos hace modificar nuestra rutina. Sea cual fuere el motivo, el primer paso es siempre la disposición. Esta disposición es un indicador de una profunda toma de conciencia, de algo en nuestro interior que nos dice que si podemos resolver lo que ocurra y que si es válido moverse hacia el bienestar. Desde nuestro punto de vista cambiar significa disminuir nuestros riesgos, y/o solucionar nuestros problemas. Significa que independientemente de nuestros problemas, podemos aprender cosas 56


nuevas para vivir mejor y movernos hacia adelante. La pregunta es ¿cómo? La respuesta es cambiando nuestros paradigmas. Un ejercicio muy sencillo consiste simplemente en hacer dos listas, una lista de todas las cosas no deseables, desagradables, que no nos gustan y que están presentes en este momento de nuestra vida, y otra lista de todas las cosas positivas que tenemos en este momento presentes en nuestra vida, aquello que nos hace sentir bien. Al hacer este tipo de listas, es común que las personas se centren en lo negativo, en sus carencias, en lo que les hace falta, en lo que no han solucionado. Este acto de centrarse en lo negativo, hace que sus resistencias incrementen de forma muy significativa, pues modificar las carencias es con frecuencia una tarea titánica que pocas veces se logra. Por ejemplo, una persona obsesiva tenderá con mucha frecuencia a alterarse con quienes no guardan un orden; a esa persona le será prácticamente imposible modificar este complejo comportamiento con solo el deseo de hacerlo, sin embargo, si se centra en sus virtudes, en los aspectos positivos de su persona, seguramente encontrará un buen número de características con las cuales contrarrestar los efectos negativos de su falta de tolerancia, al darse cuenta de cómo la gente lo aprecia y valora por ser cumplido y responsable. Este ejemplo afirma la tesis de que cambiar significa aprender cosas nuevas y por esa vía, invertir en los recursos que sí tenemos, para neutralizar muchos de los efectos negativos de los problemas. Con lo anterior se comprende que las prácticas que propongo permiten incrementar los recursos para la vida, y en la medida en que estas habilidades se incrementen, los conflictos se neutralicen.

Los modelos de la práctica Un modelo es una referencia para hacer algo. Cuando decimos que tenemos un modelo para que la felicidad se aprenda, estamos diciendo que disponemos de una teoría que nos explica estos aprendizajes; además tenemos un saber hacer, es decir, tenemos un cómo lograrlo, que es, en nuestro caso, una práctica de estrategias reflexivas y de meditación. Y estos saberes permiten saber ser en bienestar y en felicidad, ir a un encuentro con los demás que nos permite convivir y compartir, dialogar y vivir mejor con nuestros seres cercanos. Este es el “modelo de competencias para la vida” que han desarrollado psicólogos y educadores. Pero debe agregarse que a pesar de que hay un modelo

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que nos guía, cada uno de nosotros lo sigue a su propia manera. Al practicar, si bien seguimos un modelo, con la práctica ese modelo va siendo nuestro y lo adaptamos y lo modificamos. Es por esto que contar con un modelo es una de las principales lecciones que hemos aprendido en el camino de transmitir nuevos aprendizajes para vivir mejor a distintos tipos de comunidades (55). Los modelos son útiles para hacer un arranque inicial y luego avanzar hasta llegar a esa parte única e irrepetible de lo que realmente somos, ese espacio interior que se ve iluminado como consecuencia de nuestro empeño y que proyecta un horizonte de vida diferente. Un modelo es una brújula para dirigir el cambio. El avance científico y tecnológico ha propiciado el desarrollo de métodos eficaces para desarrollar nuestra propia manera de vivir mejor. La fórmula es muy sencilla: método + práctica + concientización + autoevaluación + compartir = nuevos aprendizajes. Esta fórmula tiene matices y colores diferentes para cada quien y esa es la riqueza que se busca. Un modelo te lleva de la mano para facilitar tu práctica, con la cual iluminarás aspectos de la vida que desconocías porque habían permanecido oscuros, callados, invisibles; esta práctica reflexiva y meditativa, te permitirá ver algo que antes no veías, te ayudará a liberar la fuerza de tu autodeterminación, enriquecerá tus emociones, ayudará al logro de tus metas y a obtener un mejor sentido de vida y en tus relaciones con los demás te sentirás más libre y confiado, es decir, incrementarás tu bienestar.

La importancia de medir El método requiere de un componente muy importante que es la medición. Medir antes de iniciar tu proceso de aprendizaje es fundamental. Medir los avances es una fuente de motivación muy importante en la vida porque nos permite observar un antes y un después; nos permite planificar; nos permite evaluar y corregir los procesos para intensificar los aprendizajes. Si nos detenemos a pensar al respecto por un momento, nos daremos cuenta que muchas cosas en nuestra vida las medimos, aún sin considerarlo. Estando enfermos podemos decir “hoy me siento mejor que ayer”; para saber del éxito de alguna dieta comparamos nuestro peso al iniciarla y al terminarla, etcétera. Esto es así porque tenemos una noción de transformación innata, sabemos que a cada instante las cosas son diferentes. No requerimos ser investigadores para darnos

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cuenta que la esencia del ser humano es la transformación y la evolución y que esto puede ser medido y comparado. Por eso te recomendamos que uses todas las herramientas que te proporcionamos: un libro, un cuaderno de trabajo, un cuestionario, un sitio Web, un blog para externar tu opinión sobre distintos temas relacionados con los aprendizajes para tu vida. Responder los cuestionarios que te ofrecemos antes y después de tu plan de 90 días mágicos, será una brújula muy eficaz que te motivará a seguir adelante. Pero es muy conveniente actuar con intención y no esperar pasivamente a que las cosas sucedan, es justamente la actitud que nos recomiendan los modelos exitosos de cambio. Con los pasos para seguir la práctica, se sugiere sostener la disposición y enfatizar lo positivo, actuando con flexibilidad paradigmática, es decir poniendo más énfasis en los recursos que en las carencias. Esto es lo primero, después está la firme determinación de iniciar un plan, darle un lugar y un espacio en tu vida. Las cosas nuevas no llegarán a tu vida, si no les haces un espacio; y planificar es lo que te permite construir ese nuevo espacio para tu vida. Cuando aprendes con los tuyos y practicas con ellos, tus aprendizajes para la vida se potencian, se avanza más fácilmente en las etapas de disposición y la participación y la autogestión se producen. Otro aspecto importante que hemos aprendido, es que cuando tu práctica incluye el cuidado y la reflexión sobre la tríada cuerpo/mente/ espíritu, tu aprendizaje se vuelve vivencial, vives tus experiencias en tus meditaciones. No se trata de estudiar, sino de vivir los aprendizajes con sensaciones, con imágenes, con emociones y sentimientos. Por ejemplo un grupo de padres de familia hablando sobre distintos aspectos relacionados con el tipo de permisos que debían de darles a sus hijos adolescentes, y todo lo relacionado con el uso de su tiempo libre, se encontraron que unos eran conservadores y preferían limitar y negar cierto tipo de permiso donde calculaban mucha exposición a la práctica sexual y el uso de sustancias, mientras que otros aceptaban ese tipo de retos con el argumento de que era una manera de que los chicos tuvieran nuevas experiencias argumentando que al final todos habíamos pasado por ahí. Sucedió entonces que se creó una gran polémica que impidió la escucha mutua y no fue buena para avanzar a obtener conclusiones útiles. Nos dimos cuenta que en este tipo de

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aprendizajes para la vida, reflexionar individualmente de acuerdo a nuestro propio marco de referencia y simplemente compartir la experiencia es indispensable, y que las técnicas cuerpo/mente/espíritu te permiten adentrarte en tu propia experiencia y sintetizar en una imagen el mensaje positivo que te estás diciendo a tí mismo. De eventos semejantes aprendimos mucho sobre la importancia de la autoayuda en los aprendizajes para la vida. También que al compartir los mensajes, que puede ser totalmente distinto al tuyo y al mío, lo que debemos compartir es la experiencia de reflexionar y meditar a fondo, pues las conclusiones a las que llegamos son totalmente propias ya que responden a la propia vivencia. Al entenderlo, ese grupo de padres con distintas aproximaciones a la vida, pudieron compartir con cordialidad sus imágenes y sus sensaciones y avanzar mucho en relación a la educación de sus hijos adolescentes sin juzgar o intentar convencer a otros.

Conclusiones “Quienes hemos vivido en los campos de concentración podemos recordar a los hombres que recorrían las barracas consolando a los demás, cediendo su último pedazo de pan. Tal vez no fueron muchos, pero fueron los suficientes para demostrar que es posible privar a un hombre de todo salvo de una cosa; la última de las libertades humanas: la de elegir la propia actitud, la propia línea de conducta, cualesquiera que sean las circunstancias. Es esta la libertad espiritual, que no puede ser arrebatada, lo que otorga un significado y un rumbo a la vida”. Víctor Frankl. Inicio esta sección de conclusiones, con esta cita de Víctor Frankl que me conmueve y me hace sentir que formo parte de esa corriente humanista positiva llena de fuerza, que está alcanzando masa crítica en el siglo 21 y que nos hermana a todos aquellos que nos damos cuenta que estamos en comunión y que unidos podemos incrementar nuestras vibraciones para acceder a un elevado estado de conciencia cuya meta principal es lograr el bienestar de nuestro cuerpo/mente/espíritu. Dejamos atrás ideas que han predominado de que el sacrificio y las carencias, las limitaciones, y el sufrimiento en esta tierra, tendrán la supuesta recompensa de acceder a la felicidad eterna después de la muerte. Hoy podemos darnos cuenta con todo nuestro ser, que tenemos derecho a la felicidad y que esta felicidad es posible si nos abrimos a

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aprenderla a través de prácticas que no sólo nos dicen qué y por qué, sino cómo hacer para ser nosotros en convivencia y comunión con todos. Estar aquí y ahora para dar todo de nosotros mismos, tomando conciencia y en comunión, es justamente lo que nos hace ser lo que realmente somos: seres evolucionados y habilitados para construir nuestro propio bienestar y nuestra felicidad. Las corrientes actuales sobre meditación y atención plena (mindfulness) nos sugieren un camino, que confirma que la meditación produce emociones positivas. Mindfulness (56) o 'conciencia plena' consiste en prestar atención, momento por momento, a pensamientos, emociones, sensaciones corporales y al ambiente circundante, de forma principalmente caracterizada por "aceptación" -una atención a pensamientos y emociones sin juzgar si son correctos o no-. El cerebro se enfoca en lo que es percibido a cada momento, en lugar de proceder con la normal fijación acerca del pasado o el futuro. Mindfulness es el medio por el cual podemos vivir una vida más consciente, no sólo para nuestro propio beneficio, sino también para el de aquellos que nos rodean y de todo el mundo (57). Una de las fortalezas que más aportan al sentido de vida es justamente la que se refiere a la trascendencia que incluye valores en acción como gratitud y espiritualidad. Incluso se ha acuñado el término de psicoespiritualidad, que tiene que ver con la esperanza, con la gratitud, con seguir hacia adelante y sobre todo con nuestra relación con el universo que está contenido dentro de nosotros; la inmensidad de nuestro ser en comunión con todo para contenerlo todo. No en balde esta corriente humanista, positiva y espiritual surge en esta época que esa plagada de adversidades, guerras, injusticias, tragedias que se viven y que desplazan familias enteras de sus lugares de origen, para lanzarlos a la calle, o a otras ciudades o a otros países, porque su lugar de origen está plagado de carencias, hay ausencia de oportunidades y toda clase de peligros, de riesgos y violencia. En medio de estas injusticias, sufrimientos, vacío y ausencia del sentido de vida surge esta necesidad de fortalecer el sentido de trascendencia para transformarnos en seres más conscientes y más evolucionados, capaces de dejar atrás las emociones negativas y todo lo que se deriva de ellas. En efecto el enfoque de la psicología positiva está íntimamente relacionado con la espiritualidad y con la meditación. La naturaleza cambiante y de transformación del universo y de nuestra propia vida nos hace unos buscadores incansables de momentos plenos y 61


satisfactorios, en el aquí y el ahora. Sin embargo esto es más que un conocimiento que dicen los libros, o un ideal al que deseamos llegar, necesariamente se trata de una práctica diaria, de un intento traducido en acción. Desde mi punto de vista el concepto de resiliencia y todo lo que implica, resume de alguna manera la idea principal que deseo transmitir al llamar a la resiliencia “la ciencia del espíritu” (58). Conservar la dignidad del espíritu humano aún en tiempos difíciles, ver las dos caras del trauma, la adversidad y la oportunidad, es lo que nos permite construir metáforas que expresan estos dos aspectos que surgen en momentos críticos de riesgo y sufrimiento. Aunque parecen experiencias opuestas, la vivencia resiliente es continua y convierte al trauma en una experiencia luminosa que permite percibir la claridad de la obscuridad y aprender de las experiencias difíciles. "La felicidad existe únicamente en la representación mental, por tanto es siempre fruto de la elaboración. Es algo a trabajar. Y ella se construye en el encuentro con el otro" (59).

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2.

Testimonio

Durante mucho tiempo el proyecto de Las Tablas del Espíritu fue gestado en mi imaginación y nació cuando las condiciones permitieron encontrar recursos, métodos y personas interesadas en participar. En el recorrido de mi camino profesional está sin duda la semilla que pudo germinar, alimentada por mis experiencias de trabajo con mis pacientes y con las comunidades. Mi proyecto original a lo largo de los años fue modificado, enriquecido, focalizado y clarificado con la participación de investigaciones anteriores llevadas a cabo en INEPAR, y los puntos de vista de las personas que colaboraron en las distintas fases de producción de esta obra: creación de los 40 óleos originales para las imágenes de las cartas, los procesos de prototipado, piloteo, estructuración y corrección de estilo, así como el diseño de imagen y diseño Web, y finalmente los comentarios de expertos y los grupos focales y testimonios de usuarios previos a su lanzamiento. Con esto quiero expresar que aunque su base está en mi propia experiencia, las percepciones y necesidades de los actuales y futuros usuarios, dan su importancia a esta obra de autoayuda y ayuda mutua, diseñada bajo la filosofía de la mejora continua. Este capítulo consta de mi testimonio acerca del camino profesional que contribuyó a llegar a concebir la idea de construir sistemas de autoayuda y ayuda mutua y un testimonio inspirativo y esencial sobre cuarenta imágenes que pude visualizar en meditaciones que llevé a cabo y que me inspiraron a desarrollar y compartir métodos y técnicas para vivir mejor. Comparto este testimonio que refiere la manera en que estas imágenes vinieron a mí en momentos críticos de mi existencia para participar a mis lectores, mi entusiasmo y pasión por la vida y la convicción de que la felicidad se encuentra en ese complejo equilibrio entre cuerpo/mente/espíritu.

2.1 Mi camino profesional Con plena convicción, mi compromiso con el desarrollo positivo de las personas, nació en mi interior desde la época de mi adolescencia, ese período de la vida anterior a las decisiones vocacionales que marcan un 63


destino. Yo estaba trabajando internamente sobre qué carrera estudiar y a qué dedicarme durante una buena parte de mi juventud y ya en la vida adulta. Entre las múltiples imágenes que venían a mi mente en aquel entonces, tengo una muy clara: me veía ejerciendo como psicóloga; me veía a mí misma trabajando fundamentalmente con niños y niñas. Era la clásica imagen de la psicóloga de aquella época, con una bata blanca y sonriendo y jugando con los niños para entender su mundo interno, para comprender sus sentimientos y pensamientos y observando sus comportamientos y formas de vida para ayudarlos a tener un desarrollo armónico y equilibrado de su personalidad. Desde mi infancia me concentraba mucho en entender las reacciones emocionales, tanto de mis padres como las mías. Tomé desde entonces conciencia que el mundo interno era determinante de mis reacciones y también me daba cuenta que estas reacciones estaban claramente matizadas por lo que ocurría en mi ambiente proximal; en mi caso en la interacción con mis hermanas, mis padres, mis amigas y mis maestros. Observar esta relación entre lo interno y lo externo, y cómo las actitudes y percepciones positivas de las personas a mi alrededor podían modificar mis emociones y comportamientos, me daba confianza y esperanza para superar los momentos difíciles. Si el hogar no funciona, sentía yo entonces, está la escuela; y si la escuela no funciona, están los amigos, es decir, estaba convencida de que las fuentes de apoyo personal que pueden ser utilizadas para nuestro bienestar son múltiples. Para mí, la escuela y mis amigos y algunos miembros de mi familia extensa, eran un gran consuelo cuando percibía dificultades en mi hogar. Por ejemplo, tengo el recuerdo de las visitas a casa de mis abuelos, aunque no eran tan frecuentes como yo hubiera querido, de que me acogieron siempre con cariño. Recuerdo vívidamente la sonrisa de mi abuela y su señal con la mano para que me sentara junto a ella, esa llamada con cariño me llenaba de emoción, me confortaba y me consolaba si me sentía triste. Ese gesto de consuelo fue importante en mi niñez y ha tenido un impacto duradero en mi bienestar hasta ahora. Creo que desde aquel momento empecé a ver los benéficos efectos del trabajo en red, pues me percaté que no estaba yo determinada o condenada a sufrir por mis emociones negativas; éstas podían ser transformadas por los vínculos de mi ambiente inmediato. Las reflexiones adolescentes condujeron a que sin ninguna duda, me decidiera a estudiar psicología e ingresé a una universidad privada y católica. Cuando visualizo los años de mi formación profesional universitaria como psicóloga, me doy cuenta que para mí fueron muy

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felices esos años de juventud. Como era de esperarse, ocurrió una verdadera trasformación de mis emociones y mi mundo interno, en comparación con mi período adolescente. Mi vida universitaria fue muy estimulante. Me encantaba aprender. Me fascinaba con todos los contenidos de las materias que estudiaba; descubrí que me gustaba la estadística, y también la psicometría; me eran muy útiles las técnicas de entrevista y todo lo que se refería a la psicoterapia y la forma como las personas podemos cambiar. Aprendí y disfruté la interacción con mis compañeros y compañeras. Esa interacción me retroalimentó mucho sobre mi propia persona y sobre los porqué y los cómo mi energía se estancaba, ante determinadas situaciones, me ayudó a entender y vivenciar todo aquello que significaba ser yo misma y ocupar un lugar en el mundo, muy diferente al lugar que había ocupado en mi familia de origen. La vida universitaria fue para mí sin duda un segundo nacimiento, en el sentido de gozo y apertura de posibilidades para realizar mis anhelos y ser feliz. En la universidad, aprendí algo más: el significado profundo de la responsabilidad social que todos los profesionistas debíamos desarrollar. Entendí que la oportunidad de estudiar y ser feliz con esos conocimientos, me obligaba de manera positiva a dar a la sociedad algún beneficio derivado de mi ejercicio profesional. Ahora, yo entiendo esa oportunidad, como la posibilidad de devolver a la comunidad, de manera más precisa, a las pequeñas comunidades, en las que nos desenvolvemos diariamente, una traducción comprensible de métodos, procedimientos y técnicas, de los cómo que los profesionales sabemos para incrementar el bienestar psicosocial. Hoy me doy cuenta, que muchas de las dificultades que experimenté en mi niñez y adolescencia, hubieran sido neutralizadas, o al menos se hubieran visto muy disminuidas, con ese trabajo de autoayuda y ayuda mutua en mi mundo proximal, si hubiera tenido a mi alcance esos conocimientos prácticos para resolver los problemas cotidianos. Cuando llegó el momento de desarrollar una tesis profesional, me di muy clara cuenta que me encantaba investigar en el más tradicional y estricto sentido del término, es decir, preguntar cosas a la gente, y convertir sus respuestas en números y obtener conclusiones significativas. Este procedimiento, me permitía preguntar a miles y miles de personas y construir, gracias a sus respuestas y honesta participación, hipótesis, explicaciones y asimismo modos de intervenir para mejorar sus condiciones de existencia. Al terminar mi carrera profesional, obtuve una maestría y luego estudié una especialización en 65


el campo de la psicoterapia de niños y adolescentes, y lo hice con el mismo entusiasmo y disfrute de mis estudios básicos anteriores. De forma natural, fui combinando todos los conocimientos y experiencias que tenía en estos campos de estudio. Mi primer trabajo profesional fue en la orientación vocacional con adolescentes y el segundo fue como investigadora. La investigación y la interacción profesional con niños, adolescentes, sus padres y sus maestros, me sugería fórmulas para ayudarlos a solucionar conflictos; esa actividad la he realizado en todos los trabajos en los que me he desempeñado desde entonces a la fecha. Como investigadora en instituciones públicas, me dediqué a construir cuestionarios dirigidos a conocer los riesgos psicosociales de los jóvenes, aplicarlos y analizarlos. Transformar las respuestas de dichos cuestionarios en gráficas claras me permitía expresar resultados y lo que sucede en la población de estudio desde el punto de vista psicosocial. Esta actividad fue para mí un aprendizaje y una aventura. Hasta la fecha me mantiene activa. Pronto me di cuenta que investigar no bastaba para ayudar a los jóvenes. Mi currículo académico se incrementaba con publicaciones–incluso a nivel internacional - y pude acceder con este trabajo a los sistemas de bonos extra y escalar en la jerarquía académica. Pero todo ello no mejoraba en nada la situación de las personas y sus comunidades. Las personas nos preguntaban constantemente a nosotros los investigadores sobre los cómo y los por qué de los comportamientos y las posibles soluciones, conocimiento que celosamente reservábamos para nosotros. Como profesionistas, excluíamos a la población, (sí, a esa misma que sufre las problemáticas psicosociales), de un diálogo y una posible participación en la solución de su propia problemática. Esta demanda que sentía yo de parte de la población con la que estaba en contacto al hacer mis estudios e investigaciones, se reforzaba con mi experiencia en el consultorio privado como psicoterapeuta de adolescentes. Los adolescentes mismos me solicitaban constantemente formas prácticas para salir adelante; y sus padres igualmente demandaban respuestas en el proceso de ayudar y atender a sus hijos. Los padres, como adultos y en su rol de padres, también necesitaban mucha ayuda para comunicarse con los hijos y crear ambientes favorables para su desarrollo. Cuando investigaba, poco a poco me fui dando cuenta de cómo es que los individuos y las personas nos movemos en contextos sociales y que la dirección de nuestros movimientos y de nuestros comportamientos es determinada por la comunidad, esa que se califica de comunidad proximal. También que la investigación psicosocial, interesada por las

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personas y sus reacciones internas en relación al contexto y los ambientes en los que se desarrollan, debe de ser siempre investigación acción y, necesariamente, comunitaria. En cuanto a la investigaciónacción y su importancia, voy a utilizar un ejemplo más cercano a nuestra vida cotidiana para que se vea más fácilmente su importancia. En términos simples, no tiene caso ir a consultar un médico y solicitar un diagnóstico si después dicho médico no te señala una terapéutica y te da seguimiento y hace una evaluación del proceso, el impacto y el resultado de dicho tratamiento. Visto así el proceso, es fácil de comprender el por qué investigar en el terreno psicosocial y comunitario, requiere necesariamente de señalar un plan de acción, o sea un programa de trabajo con un seguimiento de los procesos, los impactos y los resultados que se generan con dicho plan. Pero por lo general, nuestras instituciones no funcionan así, sino que en un lugar se investiga y en otro se interviene; también ocurre que en otro se evalúa, cuando hay suerte, y la mayoría de las veces esto lo hace el profesional sin incluir en su reflexión final el punto de vista de las personas de la comunidad. Creo que es justamente por haber transitado en estas experiencias institucionales y comunitarias que nació en mí el deseo de hacer esa investigación-acción, y de crear métodos y formas sencillas de intervención susceptibles de ser utilizadas en los programas institucionales, que además fueran comprensibles y atractivos para las personas de las comunidades. Para dar cauce a mis inquietudes de que la comunidad tuviera formas prácticas de prevenir y resolver sus problemáticas psicosociales, formé con mi esposo y mi hija, ambos psicólogos y psicoterapeutas que compartían mis inquietudes en el terreno profesional, el Instituto de Educación Preventiva y Atención de Riesgo, Asociación Civil (INEPAR). Dentro de esta institución y con el apoyo de fundaciones, agencias internacionales y gobiernos de los estados y colaboraciones con instituciones públicas y privadas, desarrollamos diversos modelos preventivos de intervención comunitaria para la prevención de riesgos psicosociales. El más conocido es el llamado “Modelo Chimalli”, cuya puesta en marcha nos permitió conocer el valor de esa colaboración entre especialistas y comunidad, que ahora da como resultado Las Tablas del Espíritu, como sistema de autoayuda y ayuda mutua, que inicia con este libro La felicidad se aprende. Estimulada por la convicción de que mi formación y experiencia profesional me habían permitido desarrollar competencias técnicas para construir y validar instrumentos de medición sencillos y diseñar herramientas de

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intervención comunitaria que habilitaran a las personas en riesgo con técnicas de protección, pude integrar un equipo con las personas adecuadas y buscar y encontrar marcos teóricos ad hoc al modelo que yo quería desarrollar con base en las teorías de la resiliencia, el cambio psicosocial comunitario, y la psicología positiva. Formamos equipos de trabajo con colegas que me ayudaron a redactar y enfocar materiales preventivos propios para niños (60), adolescentes, y jóvenes que asistían a planteles escolares y para vecinos de comunidades de recursos medios y bajos (61) (62) (63) (64)(65). Mis distintos roles profesionales me fueron de indiscutible utilidad. Así, con mi experiencia como psicoterapeuta, pude diseñar algunas respuestas y algunos cómo, para facilitar la participación comunitaria; como investigadora, pude desarrollar instrumentos de medición y sistemas de registro sencillos y oportunos; como interventora psicosocial, me di cuenta que empoderar a las comunidades y darles herramientas para que las personas que las conforman se hagan cargo de su vivir comunitario, permitió otorgar la sustentabilidad y la capacidad de cambio que actualmente es de interés de gobiernos y de las instituciones encargadas de los programas de los ciudadanos que viven y sufren las problemáticas. Durante mi formación como psicoterapeuta de adolescentes, me enfoqué en observar y actuar para la progresión del desarrollo sin detenerme en el trauma y el conflicto y también empecé a aplicar esta perspectiva en las comunidades de adultos que rodean a los jóvenes, en las escuelas y en el vecindario. Creo que es muy importante incluir este enfoque en toda la comunidad, pues el joven y el niño están constantemente rodeados de adultos que requieren asumir también esta visión progresiva y enfocada en soluciones. Esta visión de progresión en el desarrollo requiere siempre de técnicas más activas de intervención, que no pierdan profundidad y permitan la reflexión activa y que deben combinarse necesariamente con nuevos aprendizajes para vivir mejor. Es en este punto donde psicoterapia, procesos de cambio y educación confluyen para producir cambios de comportamientos significativos. Mi especialización como psicoterapeuta de grupo y mi pertenencia a instituciones de orientación psicoanalítica, contribuyeron sin duda de forma muy significativa al aprendizaje y comprensión de los fenómenos que ocurren en los grupos de personas y en las instituciones. Aprendí marcos teóricos de referencia para entender estos fenómenos y formas de intervención que tienen que ver, entre otras muchas técnicas, con el 68


juego de roles, la dramatización y puesta en escena de conflictos internos de los fenómenos de sincronía y de identificaciones proyectivas en los grupos. Yo trasladé tal conocimiento al entendimiento y desarrollo de herramientas de intervención (materiales, ejercicios) para ser usadas en los ambientes proximales, es decir, en los pequeños grupos de pertenencia en los que nos movemos diariamente. Lo aprendido por mí sobre grupos e instituciones me ayudó a entender más fácilmente lo que ocurre a una escuela, un hogar, un vecindario, un centro de trabajo. Diseñé sencillas técnicas cuerpo/mente/espíritu basadas en meditación, relajación, respiración y reflexión, ayudada en gran parte por mi esposo y toda la literatura que él consultó sobre el estrés, pues por entonces él estaba interesado en aplicar estas técnicas con pacientes que sufrían padecimientos crónicos viendo que comprometían el funcionamiento de su sistema inmune y más cuando eran sometidos a cirugía, pues observaba que incrementaban su desequilibrio energético. Estudié los efectos del estrés en el sistema inmunológico y empecé a interesarme en el concepto de estrés psicosocial. Me di cuenta que un hogar, una escuela, un barrio en conflicto, tienen su ‘sistema de defensa comunitario’ alterado y esta alteración es un caldo de cultivo para la producción de fenómenos y problemas asociados a las adicciones, la violencia y trastornos relacionados con la enfermedad mental. Vi con claridad cómo todo esto impacta no solamente a las personas sino a sus comunidades. Comprendí que mis conocimientos clínicos eran más útiles cuando asumían este enfoque psicosocial comunitario. De aquí mi convicción de que definitivamente, cualquier intervención psicosocial debe ser comunitaria, y esta intervención para tener efecto específico debe de ser aplicada por la misma comunidad, ayudada por los materiales y herramientas producidas por los especialistas. Es un tema de enfoque: un psicólogo escolar tratando problemas psicosociales de los escolares en consultoría, es menos poderoso que unos padres usando materiales de los especialistas con sus propios hijos: lo mismo pasa con los maestros trabajando en clase con sus alumnos, el efecto esperado al tratar estos temas psicosociales es menos eficaz que el propio grupo de pares y/o amigos trabajando con nuestros materiales. Así solidifiqué mi concepto de autoayuda y ayuda mutua versus la consejería de los especialistas, en cuanto a problemas psicosociales se refiere. Los beneficios de esta práctica con las llamadas técnicas cuerpo/mente/ espíritu, despertó al anhelo de transmitir mi experiencia a otras personas, no solamente como ser humano sino también como profesionista. En este contexto, incluí mi trabajo como investigadora y

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psicóloga, y quise compartir la forma como estas prácticas me ayudaron a atravesar caminos de adversidad y también a reforzar momentos intensos de dicha en mi vida personal. Esta práctica me ayudó a poner de mi misma para enfrentar eventos significativos en mi vida. Me otorgó la experiencia de éxito y la convicción de que nuestra energía personal es el factor determinante para alcanzar estados de bienestar. Esta fuerza al combinarse con las ayudas profesionales, comunitarias y de afecto de nuestros seres queridos, logra el bienestar. Este material que denomino sistema de autoayuda y ayuda mutua es la resultante del camino profesional que brevemente he relatado, pero tienen un basamento en mis propias vivencias.

2.2 Diez experiencias significativas Reflexioné cuidadosamente sobre cuál sería la mejor manera de presentar estas experiencias de mi propia vida, tenidas en las comunidades en las que he trabajado y con las personas que han acudido a consultarme y otras circunstancias personales. Uno de los indicadores más poderosos para informar sobre el grado de bienestar en las personas, independientemente de edad, género, o condición geográfica y socioeconómica, son las emociones. Experimentar emociones positivas es definitivamente la gasolina del motor para avanzar en la vida, pues estas sensaciones se reflejan directamente en el estado de ánimo. Cuando alguien nos pregunta cómo estas, o bien, cuando queremos transmitir nuestro bienestar o malestar, nos referimos siempre al impacto de las emociones en nuestro estado de ánimo. Así decimos por ejemplo “estoy luchando con esperanza y alegría”, o “estoy con la moral muy baja y con miedo”. Es decir, la forma en que expresamos nuestras emociones con el lenguaje cotidiano, indica que son esenciales para la vida, tan esenciales como el alimento. Las emociones son un indicador muy poderoso porque también reflejan nuestras expectativas; por ejemplo, decimos “tengo gran esperanza en este tratamiento” (o en este trabajo), o bien “escuchar tus palabras me dio una gran esperanza en que todo se arreglaría”. Otro aspecto muy importante acerca de las emociones es que tienen un impacto directo en nuestro organismo, producen cambios fisiológicos, que pueden medirse, al mismo tiempo que afectan a nuestra cognición, nuestros pensamientos. Del tipo de emociones que experimentamos dependen las imágenes y significados cognitivos de nuestros pensamientos; por

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ejemplo, si la gratitud es la emoción predominante, nuestros pensamientos acerca de todo lo valioso que nos ha brindado el universo y las personas que amamos serán de amor y alegría. Ya comentábamos en el capítulo anterior la importancia y el peso que tienen las emociones positivas en nuestro bienestar y también como pueden y deben buscarse y propiciarse. La meditación y la reflexión son vías para para conocernos y manejar nuestras emociones y situaciones de estrés, pues desarrollan nuestra conciencia crítica para tomar decisiones y ser asertivos y así solucionar de forma pacífica conflictos. Cuando hacemos meditación y reflexionamos, estamos creando el clima a nuestro alrededor para estar cada día en amor y en creatividad. Presentar mi testimonio, de acuerdo a las emociones positivas que he podido experimentar, me parece la manera ideal de transmitir a mis lectores, de una forma vivencial, un ejemplo de cómo, cuándo practicamos las estrategias de reflexión y meditación se logra el bienestar. Demostrar, así, que cuando practicamos habilidades, las emociones positivas se pueden producir en nuestra vida diaria es el principal objetivo de La felicidad se aprende. En la medida en que un porcentaje importante de nuestras emociones nos permitan recorrer múltiples caminos para vivenciar estados de paz y certeza, al mismo tiempo que nos asombramos por lo inesperado, despertamos en nosotros una capacidad de disfrutar y sentir estados únicos y placenteros de bienestar integral que llevan a experimentar unicidad. Esto permite que más allá del dolor físico y psíquico, percibamos la presencia del amor en nuestra vida. Ese amor está en nosotros; y por nosotros se transmite a las demás personas y seres vivos y marca de una manera definitiva la forma como nos inspiramos para ser creativos y únicos. A continuación presento diez ejemplos con imágenes que llegaron a mí en diferentes situaciones que tuvieron comunes denominadores, una intención, una emoción básica subyacente y unos mensajes definidos para lograrla, componentes que se combinan en una fórmula que expresa sintéticamente los saberes necesarios para el desarrollo de la habilidad correspondiente. Las imágenes fueron interpretadas por Ashesha Conroy en los 40 óleos que sirvieron para ilustrar el material presentado en el cuaderno de trabajo y la página Web que están reproducidas en el siguiente apartado de este libro.

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EL ASOMBRO El asombro es una de las emociones que vivenciamos cuando nos adentramos en nosotros mismos. Al meditar y reflexionar, nos llenamos de energía y obtenemos fuerza para seguir adelante en el afán de descubrir nuestra propia verdad. Mirar hacia adentro es un proceso de autoconocimiento donde nuestras propias reacciones nos sorprenden. La fuerza que sentimos nos anima a dar otro paso y descubrir nuevas partes de nuestro ser. Así me sucedió a mí. En un ambiente de diálogo y reflexión sobre el sentido y la dirección que debía yo de darle a ciertos acontecimientos recientes de mi vida que me hacían sentir frágil afectivamente, tanto a nivel personal como familiar, vino a mí la imagen de Jael en un momento en el que mi necesidad emocional era de protección afectiva y seguridad interior. Me sentía confusa y llena de ansiedad y con necesidad de entender más a fondo los sentimientos de tristeza y pensamientos de vulnerabilidad que me habitaban. Me favorecía tener clara la visión y el deseo de avanzar en el conocimiento de mi misma, pero fácilmente me desanimaba de la tarea. La respiración y la relajación me permitieron profundizar mi nivel de conciencia hasta que como consecuencia llegó a mí la imagen de Jael. Su apariencia es la de un hombre de alguna época antigua y algo de su tez morena me hace imaginar que viene de Egipto. Yo lo ubico como de dicho lugar. Su vestimenta, una blanca túnica y su cinturón dorado alrededor de la cintura, me hablaron de su alta jerarquía. Yo precisé la imagen como la de un viejo sabio, una persona que vivió hace muchos años y que acumuló en vida saberes y certezas que ahora, con su presencia en mi peculiar estado de conciencia ponía a mi disposición la convicción y la fuerza para trabajar unos mensajes. Tuvo el significado para mí de ser verdadera protección afectiva, alguien que está a mi lado ayudándome en ese camino de reflexión y autoconocimiento. Su llegada me tranquiliza. Es un antepasado que entiende perfectamente mi situación y que es capaz de conducirme en ese difícil camino de entender mis sentimientos y mis pensamientos. Me pide mantener perseverancia en mi esfuerzo de comprensión. Me anima a seguir conociendo mis reacciones, mis emociones, y hacerlo sin temor, sabiendo que su aparición me protege. La sensación es que me sostiene en su regazo, como un padre bondadoso; su presencia es fuerte, inamovible como una montaña y me alienta a ir adelante. El mensaje fundamental es que la perseverancia en la reflexión me llevará a encontrar apoyo, me permitirá recorrer los sinuosos y difíciles 72


caminos del auto- conocimiento. Al ahondar en mis pensamientos y sentimientos sobre los posibles significados y contenidos de ese mensaje, comprendí que con la reflexión podía construir la fuerza para mirarme a mí misma con honestidad. Esa convicción me brindó energía para cambiar la trayectoria de los acontecimientos vividos; fui entonces capaz de trasformar el sentimiento de ser víctima de mis circunstancias en valor para impulsar mi vida hacia adelante. Si bien requerí de mucho trabajo personal y disciplina y energía para recorrer y ampliar el camino de mi propio conocimiento y en muchas ocasiones sentí desesperación y creí que no tendría fuerzas para hacerlo; inspirada en la serena fuerza de Jael, pude crear y re-diseñar mi propio camino perseverando en la reflexión como vía de conocimiento. Avanzando en este camino, en una sesión después de mis ejercicios corporales, en un momento dedicado a la elaboración de sucesos relacionados con mi familia de origen, cuando predominaba la sensación de sentirme debilitada emocionalmente, en un estado de ensoñación, vi claramente un mar enorme de cuarzos de diferentes tonalidades de blanco y azul y brillos de gran intensidad de donde emergía una figura de un hombre grande que nombré El señor de la energía. Los cuarzos transmitían una gran cantidad luz y color que se proyectaba en todas direcciones e impactaban directamente mi estado de ánimo incrementando mi nivel de vibraciones. Quedé maravillada con la visión. Mi sensación fue que la figura emergió de mi interior, observándome muy profundamente desde adentro, es decir ve mi interior y capta mi estado anímico. Con ello siento que una energía diferente me invade, y me invita, con alegría y poder, a seguir un nuevo camino que se abre ante mí. Me doy cuenta que soy algo más que mis problemas, estos son tan sólo ya una pequeña parte de mí en este momento. Inmediatamente me siento reconfortada; empiezo a ver posibilidades donde creí que no existían; amplío la perspectiva de mi mundo y surgen nuevas explicaciones de los sucesos y eventos por los que atravieso. Dentro de mi algo me asegura que sí superaré mis debilidades. Sí podré hacerlo pues tengo la energía y la serenidad suficiente para continuar mi camino de autoconocimiento con mis propias herramientas. Ahora sé que puedo construir por mí misma, con el apoyo de mis seres más queridos y con la determinación de llegar a lo que soy. Obtengo una nueva energía para vivir mejor. Otra imagen complementaria de estímulo al autoconocimiento proviene de la comprensión siguiente: Paso por un momento difícil; en mi mundo interno tengo sentimientos aparentemente opuestos, de una parte 73


mucho amor y deseo de seguir adelante y con alegría una relación amorosa, y, a la vez enojo y resentimiento porque las cosas no son exactamente como las he imaginado. En este contexto emocional tuve un sueño muy significativos, distinto a otros de la vida onírica cotidiana. En dicho sueño yo vi una figura que al despertar estaba fija en mi mente: Es una especie de dije muy hermoso, de forma trapezoide, con la base más ancha que el tope, la figura central de oro, su brillo vibraba de tal manera que parecía hablarme; resaltaban -contenidos por el trapeciodos triángulos alargados de igual tamaño y los vértices hacia arriba. La figura me impactó mucho. La denominé Los dos mundos porque al analizarla posteriormente me di cuenta que su significado era expresar simbólicamente lo que en aquel momento estaba sucediendo en mi interior: eran exactamente dos mundos, el amor y el desamor. Yo pude construir a partir de esa figura de mi sueño el sentido de integración, comprendiendo que ambos mundos no necesariamente tenían que estar en contradicción, sino que podían integrarse en un flujo dinámico. Asumí el mensaje: de estos dos mundos no debo elegir, no son uno u otro, mi verdad, mi propio camino, es la integración. Lo único válido es ser yo misma y el trayecto para lograrlo debo de recorrerlo yo sola. Inicié un proceso de trabajo interior donde vencí el desamor y la decepción y pude recuperar mi fe en el amor. Como parte del proceso de trabajo interior me doy un merecido descanso en mis días libres. Un día de esos totalmente relajada corporal y mentalmente, dejando yo fluir mis sensaciones y mis pensamientos sin detenerlos y sin ningún propósito específico, absorta en el paisaje maravilloso de la tarde ya muy cerca del anochecer, llegó a mí la visión de El señor de la montaña. Su figura, de hinojos, con sencilla vestimenta y expresión de absorta contemplación desde lo alto de la montaña, enmarcado por la luz dorada del cielo al atardecer, parecían decirme que el camino del auto conocimiento y de la introspección es una actividad que debo realizar en soledad. El mensaje recibido al contemplar esa imagen fue: las personas que te quieren y están cerca de ti te darán fuerza para el recorrido de esa ruta; pero será transitado solo por ti, en soledad. Con estos elementos anteriores he construido la fórmula que recomiendo para el desarrollo de la habilidad que se refiere al auto conocimiento: La verdad sobre ti mismo es un proceso interno que requiere de reflexión para renovar tu energía, un proceso de integración e introspección. 74


LA SERENIDAD Definitivamente la serenidad es una emoción que nos da arraigo y fuerza, pero requiere necesariamente manejar nuestras emociones e identificar las emociones de los demás, lo que implica ayudar y apoyar a otros pero también dejarnos ayudar. Durante una época de mi vida manejar mis emociones fue verdaderamente difícil. Yo tenía una tendencia a contenerlas. Estas situaciones producían dentro de mí sentimientos muy intensos que no sabía cómo expresar y se quedaban estancados, sin saber yo cómo manejarlos ni qué hacer con ellos, y me ocurrían esporádicamente estallidos fuera de lugar que liberaban la energía contenida. Era claramente observable el mecanismo: la contención y después el estallido. Esto es muy común en las personas que no saben cómo identificar y manejar sus emociones y, lo que es más importante aún, no saben cómo expresarlas y compartirlas ni para sí mismos ni para los demás. Este proceso, al repetirse, empeora el estado de ánimo y la sensación de estar rebasada por los acontecimientos; se pierde la serenidad. Por ello inicié con más formalidad rutinas psico-corporales que combinan respiración y movimientos de forma lenta y pausada, siguiendo los principios de la meditación en movimiento, tipo Taichí. Aproveché todas las oportunidades que tenía durante el día para hacer este tipo de ejercicios. Así ocurrió que una noche, durante mi fin de semana, con los ojos cerrados pero totalmente despierta y en un estado de mucha tranquilidad, vi la imagen clara de un monje budista. Vestía su típica túnica color naranja y tenía el cuerpo flexionado y se distinguía por su cara sonriente. De alguna manera se dirigió a mí sin palabras, me comunicó su nombre: “Soy Sama”. La visión de inmediato se amplió hasta abarcar un monasterio budista con todos los monjes cantando. Escuchaba dentro de mí esos cantos estremecedores y como coloquialmente decimos “me pusieron la carne de gallina”, con el efecto de que mi alma y mi corazón entraron en un total estado de agradecimiento. Sama transmite una gran alegría, su sonrisa es una ventana de luz. Está tranquilo, su mensaje es: la tranquilidad y la alegría es el mejor camino para el amor, pues el pesar lo destruye. Tuve enseguida una sensación de reverencia frente a la vida, esa sensación que muchas personas tienen en ciertos momentos culminantes de su existencia, que nos hace sentir totalmente llenos, totalmente en paz, libres y sin sentir cuerpo, mente y espíritu, aislados de lo cotidiano: un instante donde solo existe el ser. Esta experiencia me emocionó muchísimo, fue un instante donde sentí la capacidad de tocar lo 75


sagrado, lo trascendente, lo esencial y que nos organiza. Definitivamente de forma intuitiva pensé: somos uno flotando en el universo. Ese instante me ofreció la pieza del rompecabezas que necesitaba para resolver mi proceso emocional de estancamiento y estallido. Comprendí que mis meditaciones diarias estaban dando resultados y me dio ánimos para continuar por ese camino. Esta presencia de Sama, me traía el mensaje: con la meditación diaria yo encontraría la serenidad y la paz interna deseada, y con esa fuerza dentro de mí, ninguna emoción lograría que perdiera más mi centro. La serenidad me trajo alegría a la vida diaria. Me sentí libre para amar sincera y serenamente. Al vivir este proceso de aprendizaje y práctica del manejo de mis emociones, también pude aprovecharlo para mi beneficio y bienestar en las relaciones interpersonales. Desde ese momento empecé a sentirme más serena y a darme cuenta que a mayor serenidad pude ser extensiva en dar en todos los ámbitos: en el trabajo, en el cuidado de los hijos y del hogar; y en las relaciones amorosas las entregas son más auténticas y más espontáneas, el disfrute del ser amado es más pleno. La mujer que ayuda, la considero un factor clave en mi proceso de autoayuda y ayuda mutua. La imagen que ofrezco fue conscientemente construida por mí tomando los elementos que he vivido en las relaciones de ayuda que han sido más importantes en mi vida. Es una mujer de piel blanca y con cabello pelirrojo, con cierto aspecto de indígena del norte: Es una chamana, que te atiende sentada en el suelo y te observa con respeto infinito y empatiza con tus emociones como si fuera ella misma la que las vive, y que está ahí totalmente en su centro y desde el amor. La mujer que ayuda, con su magia y por su dulzura, pertenece a todo tiempo, cultura y espacio. Es capaz de ver algo muy diferente en tu ser y en tu historia. Yo me lo expliqué cómo similar a los juegos de figura fondo para demostrar el cambio de percepción propios de la psicología Gestalt, que nos enseñan que la percepción cambia dependiendo de la predominancia de contraste entre figura y fondo. Esta mujer es capaz de traer toda la sabiduría ancestral, y de transitar del mundo mágico -y supuestamente imaginario- al mundo real, a la vida cotidiana que todos vivimos, y puede traer desde esos lugares mágicos algo para ayudar con el sonido de los tambores, el aroma de un incienso, el masaje relajante. La imagen que yo construí fue la de La mujer que ayuda. Sus habilidades, me dieron la clave. Relacionarme con ella fue una gran 76


oportunidad para darme cuenta que me sentí ayudada porque quise ser ayudada. Es necesario abrirse a la ayuda para que la ayuda llegue. Comprobé con esto algo que todos los psicólogos sabemos: para potenciar sus habilidades la persona tiene que poner su 50% y quien ayuda o lo que ayuda el otro 50%. El binomio hace una mezcla que produce un cambio en el sentido deseado. Y decirlo es una cosa muy diferente a hacerlo y vivirlo. Sentí al comprenderlo que mi avance fue muy grande y hacerlo desde entonces me ha dado grandes resultados. La tensión y la preocupación por asuntos de mi vida cotidiana disminuyeron notablemente, justo porque esta experiencia me enseñó que existen muchos modelos para resolver y enfrentar las situaciones. Abrirme a nuevas formas dio fluidez a mi vida emocional y me permitió incrementar de forma significativa mis horas felices. En esa misma época cuando yo aprendía a manejar mis emociones con alegría y con apoyos muy diferentes a los convencionales, tuve contacto con un sanador acupunturista. Al igual que con La mujer que ayuda, construí una imagen con los elementos más relevantes para mi durante los talleres en los que participé con él. Lo llamé El hechicero. La imagen es la de un hombre moreno, serio, que se dirige a las personas con gran respeto y aceptación, con una mente privilegiada que ha aplicado en el estudio de la medicina tradicional para ayudar a las personas utilizando procedimientos naturales que alteran los estados de conciencia y permiten conocer otras realidades, o sea, acceder a otros planos del espíritu para tener mejor control de las emociones. El hechicero es una imagen que refiere al encanto, a la atracción que descubrir un nuevo mundo ejerce en las personas. En ese sentido quiero subrayar que yo estaba ‘hechizada’ al descubrir el maravilloso mundo de la imaginación, y además encantada de observar una y otra vez el efecto de este mundo imaginario en lo que llamamos el mundo real. Me explico: Para mí, como psicóloga, no era nada nuevo el concepto de conocer, describir e intervenir en el mundo interno de las personas, a través de sus fantasías, sus sentimientos, sus pensamientos y reconstruir la forma como todo esto se ha gestado a través de su historia hasta actuar de forma positiva o negativa en su realidad actual. Yo estaba familiarizada con el estudio de la psicología psicodinámica bajo cuya óptica el trabajo clínico de una psicóloga consiste en acompañar a las personas y ayudarlas a darse cuenta de todos estos elementos, muchos de los cuales no están en la conciencia. Sin embargo, también como persona, psicóloga y e interventora psicosocial, encontré una nueva vía de acceso y nuevas técnicas para enfrentar las

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complejidades psicosociales de las pequeñas comunidades en un hogar, en una escuela, en un vecindario, porque El hechicero me sugirió la idea de aplicar conocimientos no convencionales, pero en forma seria, estudiados con rigor. En esta época pude vislumbrar con mayor claridad a los sistemas de autoayuda y ayuda mutua y empecé a diseñar “los cómo de la autoayuda”, que encierra esta obra. Pude descifrar con mayor interés para mí misma el significado de la palabra “energía”. Como psicóloga dicha palabra, tenía para mí varios significados: se relacionaba con energía psíquica, con vitalidad, con intencionalidad, con sentido de vigor físico. En diversos talleres apliqué lo aprendido con La mujer que ayuda y con El hechicero practiqué la respiración profunda y los sonidos rítmicos emitidos repetitivamente para ayudar a alterar los estados de conciencia y percibir de manera muy diferente la realidad. Estas técnicas impactaron en mi interior cambiando mi ritmo cardíaco para descansarlo, haciendo más pausada y profunda mi respiración y trayendo relajación a mis músculos. Los psicólogos consideramos estos efectos deseables y son procesos y técnicas anti estrés o técnicas mente-cuerpo, que ayudan a clarificar las relaciones de los sucesos mentales y sus representaciones somáticas, y viceversa. Yo misma ya estaba utilizando en mis materiales preventivos dirigidos a la comunidad algunas de estas prácticas. Sus efectos en el todo cuerpo/mente/espíritu, no me eran ajenas; y, además de reaprender su excelente impacto en la disminución de la ansiedad y los sentimientos de desesperanza que a veces nos invaden, pude también usar este estado energético para acceder a otros planos de la realidad ubicados en la imaginación y usar positivamente también lo sentido, lo pensado y lo realizado en esa esfera de la imaginación para impactar en mi realidad cotidiana. Esta experiencia amplió notablemente mi rango de acción y de entendimiento del mundo para enfrentar el día a día. Aprendí a observar a fondo y distinguir lo de adentro y lo de afuera; y, también, respecto al manejo de mis emociones, asimilé e inculqué en mí el hábito de crear mis propias realidades a partir de y con mis emociones y pensamientos. Confirmé la utilidad de este esfuerzo en eso que dicen en los organismos internacionales para lograr el bienestar y el desarrollo personal: “enfocarse en las soluciones y no en los problemas es el primer paso para el cambio”. Aprendí a enfocar mi energía positivamente. La imagen de La mujer inteligente y generosa, la que todo lo da, la que nos ayuda a todos, vino a mí, estando yo en otra ciudad lejos de mi lugar habitual de residencia. Atravesaba el proceso de duelo más intenso que he tenido en mi vida, por la pérdida de mi más querida

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hermana. Desde el punto de vista emocional y humano mi estado interior era de gran dolor y estaba yo bajo el impacto de ese acontecimiento tan intenso, dedicada durante muchas horas del día a la meditación y la oración en compañía de toda la comunidad próxima a ella. En una de las meditaciones en la que fue su casa, se me presentó su imagen apenas delineada en su entorno luminoso con una luz dorada muy intensa. Al visualizar la imagen sentí un enorme consuelo y recordé a nuestro grupo de meditación, al que ella y yo pertenecíamos, y que tiene como eje central meditar para llegar a ser lo que realmente eres. Me di cuenta que la imagen me traía un mensaje por el duelo de mi hermana que tenía que ver con la generosidad, virtud que ella practicó durante toda su vida y hay múltiples referencias a ella de sus colegas y amigos que dejan ver esa capacidad que ella tenía para ayudar a otros. Gracias a esa vivencia pude percibir y relacionar entonces el manejo de las emociones con la alegría que produce el dar cuando la serenidad interna te acompaña. Con estas vivencias pude construir la fórmula para el desarrollo de la habilidad en el manejo de las emociones: El centro de tu mundo interno son tus emociones. La serenidad te ayuda a identificarlas, la autoayuda te permite su expresión, y tu imaginación es un factor clave para producir emociones positivas como la alegría de dar sin esperar nada a cambio.

PLACER Sentir y experimentar el placer es una de las emociones que más nos motivan. Sentirlo requiere necesariamente el manejo de nuestras diarias tensiones que están detrás de nuestros malestares físicos y emocionales; se requiere tener sabiduría para armonizarnos y saber ver las alternativas y las herramientas que tenemos para lograrlo. Una noche al llegar a casa al disponerme a dormir después de haber asistido a un taller de intensa práctica de relajación y respiración, en un tiempo en el que concentraba mi interés en la calidad de mi alimentación y el cuidado de mi salud, tratando de equilibrar mi energía corporal con la práctica de la acupuntura, técnica a la que ya me había sometido anteriormente con éxito para aliviar mis problemas alérgicos y gastrointestinales. Estando en ese momento entre vigila y sueño por el que transitamos antes de dormir, al cerrar los ojos apareció una imagen

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que en mi sensación era enorme y abarcaba todo la habitación. El sanador chino, presentaba su figura fija ante mí, con maravillosos colores en los que predominaba el azul y unos toques de naranja y amarillo que me impactaron. Su mensaje vino a mi mente de inmediato: la importancia de conservar en equilibrio la energía de cuerpo/mente/ espíritu. La idea esencial fue que la mejor técnica preventiva es conservar dicho equilibrio y que todo este tipo de técnicas alternativas son más exitosas en el ámbito preventivo que en el curativo. Como aprendí y recordé de mis talleres sobre acupuntura, mantener el mejor estado de equilibrio energético, aun dentro de la enfermedad, es una tarea que debe de ser constante en las personas. Me propuse desde entonces hacerlo para mí misma y enseñarlo a los demás. A raíz de esta visión y las reflexiones que la acompañaron, puse especial cuidado en, por ejemplo, equilibrar mi alimentación de una manera más saludable observando específicamente mis reacciones a cierto tipo de alimentos; me propuse disfrutar más de las comidas cotidianas y también vigilar mis niveles de consumo de alcohol y abandoné el consumo de tabaco. Me di cuenta que una alimentación desordenada basada en las necesidades del momento estaba claramente relacionada con niveles de estrés y tensión. Yo trataba de calmarlas comiendo harinas y azúcares, y tomando una copa o fumando cigarrillo. En esa misma época trabajaba yo en disminuir mis niveles de estrés utilizando parte de mi tiempo libre en relajarme propositivamente con masajes y baños de agua caliente. Fue hasta que comprendí que integraban un concepto más amplio de bienestar y salud que empecé a realizar de forma intencionada estas prácticas. Incorporarlas como algo básico a la vida diaria, llega a ser una verdadera alternativa a los medicamentos. También modifiqué la idea equivocada que dice que dedicar tu tiempo a este tipo de actividades es desperdiciarlo, pues pude darme cuenta de que en la medida en que incrementaba mi estado de relajación se reducían las tensiones y la ansiedad. La posibilidad de disfrutar de mi vida sexual se incrementó notablemente. Pude experimentar gozosos estados alterados de conciencia con más frecuencia como consecuencia de estas prácticas. La ausencia de estrés y el incremento de mi espiritualidad me dieron un nuevo sentido de vida. Desde entonces soy más feliz. Malinalli, la curandera es una imagen que se presentó en mi mente en la tarde de un día de descanso, después de una sesión de masaje, luego de un baño de agua caliente, estando recostada sobre los colchones de meditación en mi habitación, en la intimidad de mi casa. 80


Ella acompañaba mi proceso. Por el contexto en que apareció supe que la llamaría Malinalli, la curandera. Apareció a mis ojos sentada a la manera típica indígena, encuclillada sobre sus piernas, frente a mí al lado de uno de los pilares de la habitación. Era una mujer indígena, mayor, quizá sobre 75 años, delgada, morena con el cabello cano y tejido en dos finas trenzas. Simplemente estaba ahí presente, dejándome saber con toda su sabiduría que esas prácticas anti estrés son efectivas y vienen de mucho tiempo atrás. Ahí estaba ella para transmitirme el mensaje que desde siempre hubo una forma de curar las ansiedades, temores e inquietudes. Durante aquella época estas prácticas dieron muchos resultados positivos en mi cuerpo y también en mi vida emocional y en mis relaciones de pareja, en las cuales pude dar más, con mayor intensidad y profundidad en mis sentimientos. El placer de estar viva se hizo más pleno. Una tarde estando con mi esposo en una de estas sesiones de relajación y masaje la imagen de Malinalli la curandera volvió, pero en esta ocasión con otra representación, la que nombré Yadira, la sanadora. La imagen fue de una mujer más joven, fornida, de cabello negro. Estaba preparándose, junto a nosotros, para después ayudarnos con el masaje: recorrió nuestro cuerpo una y otra vez, suavemente con sus manos, sin tocarnos, hasta equilibrarlo. Sentí esa sensación de paz integral de mi cuerpo, mis emociones y mis contenidos mentales. Para mí fue un momento mágico de visitas misteriosas a un mundo fascinante de altas montañas y hermosos valles con árboles verdes, un cielo azul intenso y un ambiente de cálida humedad. Comprendí con esta presencia que finalmente yo misma podía crear mi salud, colaborar activamente a no tener enfermedades. Mi salud y bienestar estaba en mis manos y a mi alcance; pero, además, comprendí que sin esa colaboración los médicos y especialistas pueden hacer muy poco por nuestra salud. La salud integral física, psíquica o psicosocial puede mantenerse con técnicas de autoayuda y ayuda mutua, pues la fuerza de la solidaridad y la visión en común nos abren alternativas de mejoría, que animan a progresar hacia el bienestar. Malinalli la curandera y Yadira la sanadora me confirmaron el valor de las sanaciones alternativas, las formas no convencionales de cuidar de la salud y del bienestar. Con frecuencia recuerdo estas imágenes pero sus enseñanzas las aplico diariamente en la medida de mis posibilidades. Me he dado cuenta que cada malestar del cuerpo es un mensaje que debo de escuchar; esta escucha me permite entender qué

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me pasa y ese entendimiento contribuye en gran medida a mi bienestar y a dar una respuesta adecuada de mis padecimientos y malestares. Estas reflexiones sobre curar y sanar como responsabilidad de cada quien tomaron una forma adicional y tuvieron sentido cuando una noche, muy cercana en tiempo a mi visión de El sanador chino, al cerrar los ojos, antes de dormir, en esas mismas tonalidades de azul y naranja en que aquel se apareció, vi el típico escudo de la medicina, el característico báculo y con las serpientes enroscadas alrededor; llamé a esta imagen El escudo sanador. La visión fue tan amplia que abarcaba todo mi espectro visual. En mi elaboración integré a esta imagen las reflexiones sobre conservar la salud. “Aplica todas estas técnicas para no permitir que el estrés excesivo esté presente en tu vida”, fue el mensaje. Esta visión me hizo también reflexionar mucho sobre el mundo médico que había sido muy significativo en mi formación como psicóloga y después en mi vida profesional. Incluso durante mi infancia, este tema de conservar la salud estuvo siempre muy presente ya que en aquella época mi madre padecía constantemente una serie de trastornos que los médicos calificaban de psicosomáticos, y que ahora yo entiendo como la expresión de un desequilibrio que mi madre experimentaba en su cuerpo/mente/espíritu, por carecer en aquel entonces de suficientes herramientas y destrezas para la vida. A falta de una comprensión profunda de esta situación, ella se adhirió a los tratamientos médicos que se le prescribían y que incluían la ingesta de medicinas de todo tipo, desde las necesarias para mejorar el funcionamiento de su aparato digestivo, hasta aquellas que equilibraban su sistema nervioso central y la ayudaban en el manejo de sus emociones. Yo percibía desde niña a los médicos y en especial a algunos médicos psiquiatras, como personas insensibles al mundo interno de las personas y como abusadores de su autoridad médica en sus intervenciones y contactos con sus pacientes. En este proceso de interacción médico-paciente, en muchos casos se va construyendo la idea en el paciente de que es el médico quien lo sabe todo, que es su ciencia - la cual solo él médico puede ver y conocer- la que tiene la respuesta. Todo lo demás, la fuerza del deseo y el intento de sanar y equilibrar las energías de vida, no existe. La visión de El escudo sanador me recordó estas ideas y me hizo ver que también como psicóloga debía yo de evitar esa insensibilidad y ese autoritarismo que yo percibía en la medicina ortodoxa. Con estas imágenes y estas reflexiones construí una fórmula para enfrentar el estrés y las tensiones que nos impone la vida actual: Tu cuerpo y sus reacciones son un indicador de tu equilibrio integral en 82


cuerpo/mente/espíritu. Las técnicas alternativas de respiración, relajación, meditación, ejercicio y cuidado de la alimentación y la armonización de tu energía corporal y de tu vida sexual te ayudan a manejar el estrés.

INTERÉS El interés es un sentimiento o emoción que hace que nuestra atención, se concentre en una persona o en una actividad, e incluso un objeto. Es una emoción agradable que tiene que ver mucho con el proceso de nuestra toma de decisiones por sacar provecho o tener una utilidad, o simplemente porque es esa persona o esa situación, de valor para nosotros. Implica hacer un balance entro lo positivo y lo negativo, analizar las consecuencias y ser congruente para tener la fuerza de modificar nuestras circunstancias. Me encontraba en mi consultorio con tiempo libre, aprovechándolo como se me hizo costumbre, para dedicarlo a la meditación; el ambiente era muy propicio para ello, pues no ocurría ninguna interrupción. Con esa quietud y soledad podía yo aprovechar totalmente mi trabajo interno. Ya desde hacía varios años yo utilizaba el trabajo en imágenes, la reflexión, la respiración y la meditación como herramientas para enfrentar las situaciones difíciles o conflictivas que se me presentaban en mi vida. Por entonces llevaba yo un tiempo reflexionando en las relaciones entre las parejas, y encontraba muchas diferencias de aproximación entre los géneros. Me despertaba mucho interés y me planteaba: ¿Cómo comprender la diversidad del alma humana? ¿Cómo superar las diferencias de sentir entre hombres y mujeres? Sumida yo insistentemente en esas reflexiones, una tarde estaba yo elaborando mi trabajo interno después de un prolongado periodo de meditación y con los ojos cerrados pero consciente de tiempo y lugar, visualice la imagen de una figura masculina de la época antigua, con su mano derecha sobre el corazón y la mano izquierda marcando una advertencia. La imagen era muy intensa y decididamente me pareció que ese hombre de la antigüedad venía hasta mí en ese momento para ayudarme a comprender la psicología de los varones. Nombré a la imagen El hombre de gran corazón. Quedé sorprendida al relacionarla con mis interrogantes pues bajo el impacto de esa imagen, me daba clara cuenta de que los hombres y las mujeres vemos de forma diferente muchas situaciones del mundo y de la vida y que eso no era razón para ningún 83


conflicto; de hecho esa distinta visión es lo esperado entre los géneros. Al término de mi meditación recordé la imagen y vi que lo que más me impactó fue que ese hombre antiguo tenía el universo en la mano. Era como si me dijera, cuando el hombre quiere darle su corazón a la mujer, -él quiere darte su universo, te lo ofrece- antes de tomarlo, fíjate bien, observa la imagen completa, date cuenta que la otra mano está marcando un detente. La forma como yo percibí eso fue que en el hombre mente y corazón no estaban conectados, el corazón va por un lado y la mente por otro. Pensé: he ahí lo que me resulta difícil, pero has de entender esa diferencia. Una voz desde la misma imagen parecía dictarme lo siguiente: la mujer puede ayudar al hombre a hacer la conexión entre la mente y el corazón, ustedes las mujeres saben muy bien cómo hacerlo. Pronto comprendí que esa fórmula de conectar mente y corazón debe de estar presente en cualquier decisión que hiciera cualquier persona, sin importar si hombre o mujer, pues las buenas decisiones siempre son decisiones en las que deben influir la dosis adecuada de razón y afectos. Despertó en mí la convicción de que si algo ha de cambiar para modificar la trayectoria de los acontecimientos en la vida de las personas es mucho mejor que esos cambios ocurran dentro de nosotros, pues el cambio interior es más duradero que el externo. La decisión de conocer y actuar sobre nuestro mundo interno es quizá la más importante para nuestras vidas. Después de haber jugado plácida y divertidamente con un grupo de niños, en el campo una mañana de descanso, en mi caminata en el trayecto de regreso a casa, de la nada aparecieron una pareja de serpientes que atravesaron mi camino. Me sorprendió y me asustó el evento, quizá por inesperado y un poco también por su rápida manera de deslizarse frente a mí. Eran color verde claro y muy brillante, de un grosor medio. No tuvieron posición de ataque, simplemente cruzaron mi camino caminando en pareja y se deslizaron rápidamente de uno al otro lado del sendero. No obvio decir que aparecieron en una zona donde no es esperado encontrarlas, ni que fue grande el miedo de lo que podría haber pasado si se me hubiesen acercado para hacerme daño. El suceso me tuvo durante un buen rato con el corazón acelerado. Sin embargo minutos después relacioné este evento y esta imagen con el cambio, pues ese es uno de los significados chamánicos que tienen las serpientes y me di cuenta que justamente ese era el tema de mis reflexiones en las últimas semanas. La pareja de serpientes es una imagen que relacioné con la toma de decisiones, pues era justamente lo que yo estaba tratando de hacer entonces. Durante esa época estaba yo

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viviendo un tiempo de dificultades laborales y por consecuencia también económica. La oferta de mis proyectos no tenía la respuesta que yo esperaba, y me sentía un poco agotada de ese esfuerzo y con apremio para tener lo necesario. Reflexionaba si acaso tendría yo que hacer las cosas diferentes también en mi trabajo, para obtener resultados diferentes. Pensé que más que cambiar las cosas, es importante analizar las consecuencias de nuestro proceder, pues si los resultados son consecuencia de ello, si deseamos cambiar es necesario actuar de manera diferente. En el contexto de esa duda sobre cambiar de dirección o intensificar mi esfuerzo, en el mismo sentido que lo venía haciendo, continuaba yo con mis ejercicios corporales todas las mañanas, concentrada en mi respiración lenta para lograr el efecto de calma con la meditación. Una mañana como todas haciendo esa práctica me sorprendió la llegada de la imagen de El luchador. Era un ser con fortaleza física y muy intenso. Yo visualicé en su cara un gesto lleno de fuerza. Traía algo en la mano, una especie de espada para la defensa, que agitaba con vigor y armonía, y parecía decirme: esfuérzate más, hazlo con el coraje y con la fuerza de un luchador de artes marciales. Me quedé muy impresionada con esta visión y un poco desconcertada, pues yo me decía a mí misma “con respecto al trabajo ya no puedo esforzarme más, he hecho todo lo que está a mi alcance”. Tomar esa decisión de esforzarme más no me agradaba, prefería que algo o alguien llegasen a ayudarme. En ese momento de reflexión, el enojo empezaba a predominar. Sin embargo acepté el mensaje, tomé una decisión y contraté un trabajo extra que no era exactamente lo que yo quería pero que podía hacer rápidamente en colaboración con mi esposo. Elaboramos dicho trabajo afectando nuestros pocos días de descanso; varios fines de semana los pasamos trabajando intensamente. Sentí que estaba cumpliendo, que me esforzaba en la lucha, y estaba segura que tarde o temprano vería el resultado. Uno de esos días al final de una intensa jornada, estando yo sentada relajada en mi habitación, no precisamente meditando, pero si descansando y relajándome después del intenso esfuerzo de horas y horas concentrados en la elaboración del trabajo, al ver en dirección al poniente un hermoso atardecer, llega a mí al que llamé El señor de la política. Un ser con cara humana perfectamente delineada de facciones muy finas, del que vi solamente su cabeza y su cabello corto y atrás un marco que le daba un resplandor triunfante; tenía a su lado un león como símbolo de fuerza y poder. Su sonrisa era un poco burlona y me dio una señal de complicidad con un guiño de ojo. Me dice “Bueno, ya 85


cumpliste. Ahora te falta la política”. Se entiende que por eso nombré a esa imagen El señor de la política. Estaba yo tan cansada en ese momento que lo único que acerté a pensar con enojo fue: “y esto es lo único que me faltaba, ¡ahora, la política!”. Pero después el sentido de hacer política adquirió aquí un sentido de mantener relaciones públicas, esforzarse por tener un nombre, adquirir un prestigio. Poco después el mismo funcionario que nos había contratado nos facilitó el acceso para concursar por un apoyo del proyecto que yo positivamente sí quería hacer. El mensaje que me quedó de esta imagen fue que la mejor política es decidirte a hacer tu trabajo lo mejor que puedas y mostrarlo; hacer que las cosas sucedan pues resultarán en tu beneficio. Verás abiertas nuevas posibilidades al esforzarte por modificar tus circunstancias. Con estas imágenes y sus mensajes construí la fórmula general que se puede seguir para desarrollar esta habilidad para tomar decisiones: Una decisión bien tomada, utiliza el análisis racional de la situación y sus variables afectivas, lo cual lleva a un cambio positivo, producto de la fuerza de la convicción que es capaz de mediar entre tus intereses particulares y los de los demás.

EMPATÍA Sentir esa emoción de amor es una experiencia transformadora, que nos permite sentir la unicidad con los otros, los que amamos, los que están cerca de nosotros. Esa capacidad empática, que es lo que está detrás de la emoción amorosa, llena de significado nuestra existencia. El amor a la pareja, a los hijos, a los amigos, a los compañeros de trabajo, a la naturaleza que nos rodea, al trabajo que realizamos; ese sentimiento de amor es la expresión máxima del sentido de pertenencia, ese sentimiento que nos hace ser uno y es la base para resolver diferencias y unir esfuerzos para una vida mejor, aplicando inteligencia y capacidad de fluir. Por muchas razones siempre he disfrutado la soledad. Para mí estar sola es un momento para conectarme conmigo misma, para contactar con mí ser interno y elaborar situaciones y hechos que he vivido. También un tiempo para, a veces, llorar y contactar con esa nostalgia que todos los seres humanos tenemos y que en realidad casi a todos nos es difícil compartir con alguien más. El viaje interno es un proceso tan intenso

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con tantos matices y sentimientos, que es imposible describirlo: hay que vivirlo, estar ahí adentro, donde generalmente solo estamos nosotros, viendo que nuestras tristezas son nuestras y de nadie más. Yo siempre he creído que entenderlas es una tarea muy íntima, solo susceptible de ser compartida con el ser más próximo, con la pareja. Durante una época de mi vida, yo me preguntaba qué hacer con esas tristezas y válgame decirlo así, literalmente me las llevaba a pasear en grandes caminatas. Así, hace años en el tiempo próximo a las navidades y las festividades del nuevo año, y con tiempo libre por disponer de toda la tarde sin ningún apremio de trabajo, recorrí a pie una gran distancia desde mi consultorio a una zona de la ciudad donde podía adquirir algunos presentes y regalitos de navidad y otras cosas para las fiestas que se aproximaban. Para mí esas caminatas por la ciudad resultan una actividad sumamente relajante, pues mientras camino dejo que mis sentimientos, sensaciones y pensamientos fluyan libremente. Entre mis pensamientos, ese día, estaba el encontrar el regalo para mi esposo, un regalo que fuera lindo y si se pudiera maravilloso, un regalo que le hiciera sentir todo el amor y apoyo que yo sentía con él, porque a veces sentía que no podía trasmitirle con toda su intensidad este sentimiento. Esa era mi preocupación principal. La caminata fue larga y recorrí muchas tienditas y bazares sin ninguna prisa. De pronto me quedé frente al escaparate de una tienda de regalos que tenía en un diseño plateado muy atractivo la imagen de una virgen; esa imagen me atrajo poderosamente, casi podría decir que me hablaba y me decía “yo soy lo que necesitas, yo sé perfectamente que sientes”. La atracción por la imagen me impresionó y me ocasionó contradicciones interiores pues no me considero para nada una persona con inclinación religiosa; pues aunque fui educada bajo los preceptos de la religión católica en la primera década de mi vida, en realidad puedo decir que nunca he sido practicante. También me pregunté si la imagen de una virgen podría ser un regalo para mi esposo ya que él está en la misma circunstancia que yo respecto a la religión. Pero de inmediato recordé su afición por dibujar vírgenes en su tiempo libre en el consultorio, y ese recuerdo me dio la clave y un sentimiento muy profundo de ser entendida, que de alguna manera algo o alguien estaba ahí dentro de mí entendiendo mis sentimientos y que justamente eso es lo que necesitaba ofrecer en ese momento. Esa imagen de dulzura y comprensión, esa presencia con esa belleza y además sentir que podía compartir esa capacidad de profundizar en el otro, me resultó muy reconfortante. Desde ese momento, la imagen de la virgen la identificaría con La mujer dulce, se ubicó en mi corazón y pude sentirla muy adentro; cada vez que la contemplo vuelvo a sentir su dulzura y comprensión, y siento que me 87


habla y me dice: “Sé cómo te sientes; te comprendo tanto. Puedo tocar tus sentimientos y ahí vivir tu sufrimiento; estoy contigo”. La empatía es una capacidad que todas las personas debemos de desarrollar hacia las personas que amamos profundamente. El regalo le encantó a mi esposo. En adelante compartí con él con más frecuencia mis sentimientos, mis sueños, mis imágenes, intenté darle a conocer mi mundo interno y en el mismo sentido fui correspondida. Me di cuenta que ponerte en los zapatos del otro llena tu vida y te permite una mayor participación afectiva. Durante un tiempo tuve una serie de imágenes en mis sueños. Una visión sobresaliente fue la de unos anillos, unas alianzas doradas, entrelazadas, como las que se intercambian en las bodas quienes se casan como símbolo de unión. Evidentemente esta imagen de Las alianzas se relacionaba con el tema de la empatía que estaba yo trabajando. Era claro el mensaje: Debe de haber entre las parejas que se aman una gran empatía. La importancia de esta empatía es porque en una convivencia amorosa, facilita la comunicación y conlleva a una plenitud sexual. Me daba cuenta del significado profundo de estar aliado, en unión: significaba crecer y transformarse junto a la otra persona. Mientras más conocí mi mundo interno mejor me di cuenta de que una relación de pareja profunda tiene infinitas posibilidades, múltiples caminos y modelos, pero necesariamente, como la imagen me lo mostró, se requiere establecer una alianza y no con el mundo externo y superficial del día a día o de los roles sociales que se le asignan a las parejas, sino una alianza interior, quizá más riesgosa, pues al no estar protegida por los convencionalismos sociales, requiere de mucho mayor esfuerzo personal para conocer tu mundo interno y compartirlo con el otro, pues con esa completud que se construye con el dar y recibir honesto y sincero, se teje esa alianza que vale oro. Es esa alianza la que me mantiene feliz e interesada en mi pareja. El baño de luz es una imagen que llegó a mí en un momento de meditación donde tuve la clara sensación de estar de pie siendo bañada por múltiples luces blancas que me cubrían totalmente de la cabeza a los pies. La designé así por que trae paz, tranquilidad y armonía y todo aquello que nos cubre cuando hemos dado y recibido amor. Esa luz blanca que sentí llegaba del universo, me cubrió por completo y me dio una fortaleza impresionante. Me sentí entendida y me di cuenta que la empatía es justamente lo que despierta un sentimiento energético de

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fuerza, para tocar y entender los sentimientos, los propios y los de quienes contactamos. Hace tiempo tuve la oportunidad de conocer a una mujer muy interesante con múltiples habilidades y herramientas de sanación. Ella me clarificó la noción de que la vida espiritual de la pareja es muy importante para su integración y para el logro y la estabilidad económica y psicológica. ¡Es tan importante este conocimiento! Las nociones que obtuve en lo que yo misma consideré como un momento de iniciación, resaltan el valor, la fuerza y la determinación que tiene la mujer en sus relaciones de pareja. Con frecuencia la cultura nos hace olvidarlo. Esta cultura actual destaca nuestro gran potencial para entender el corazón de nuestros seres queridos como elemento de debilidad y no de fuerza. Este sentimiento mío de ser iniciada a algo nuevo, se produjo en las meditaciones conjuntas por la forma simple, sencilla y contundente que esta mujer tenía para acceder a la vida espiritual, de forma inteligente, disciplinada y fluida. La imagen que la representa es El río caudaloso, un río de agua limpia y transparente que no deja de moverse, salvando los obstáculos y llevando frescura y armonía a su paso. Desde entonces en varios momentos de mi vida, cuando recuerdo aquel momento de iniciación y evoco el maravilloso río, tengo claro que no debo de atorarme, que debo fluir en mi vida para saltar sobre las dificultades y en mis relaciones interpersonales dar y recibir de forma armónica. Las meditaciones con esa singular mujer dejaban siempre en mí una sensación diferente a la que tenía en mis meditaciones individuales. Cuando salía del estado meditativo tenía la impresión de haber existido desde hace mucho tiempo, quizá desde siempre, como si dentro de mí hubiera antiguas huellas de toda la vida humana pretérita. La imagen de El río caudaloso me hablaba de la necesidad de hacer fluir los sufrimientos estancados del pasado y aprovechar esa experiencia, para ser la mujer que soy aquí y ahora. Creo quedé iniciada en la tierna dulzura de fluir y simplemente ser y estar. Con estos elementos construí una fórmula para el desarrollo de la empatía: Empatizar con los seres amados requiere una participación afectiva en la realidad del otro, una inteligencia interpersonal para fluir en armonía.

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GRATITUD Todos sin excepción hemos experimentado en algún momento ese sentimiento de haber recibido beneficios por parte de una situación o de alguna persona. El primer beneficio evidentemente es haber recibido la vida. De forma natural, el agradecimiento primario es a nuestros padres por habernos dado la oportunidad de experimentar esta vida. Gratitud es un sentimiento de reconocimiento a lo que otros nos han dado, es una agradecimiento al prójimo por hacer nuestra vida más feliz. Tiene que ver con dar y recibir pues en el dar está el recibir; tiene que ver con compartir lo propio y valorar la contribución de otros. Hubo un periodo de mi vida en el que por diversas circunstancias experimenté profundos cambios en mi manera de vivir y en el que emprendí la aventura de ser yo misma, diferenciándome muy claramente de mi familia de origen. Por entonces con frecuencia me preguntaba yo ¿quién soy?, pues cada minuto se me presentaban oportunidades nuevas y diferentes para construir mis sentidos de pertenencia. Fue un momento muy interesante y creativo para mí, ya que las circunstancias exigían de mi respuestas diferentes tanto en el ámbito laboral como familiar. Nuevo trabajo y nueva forma de vivir. Fueron momentos muy estimulantes y también de gran incertidumbre. Me preguntaba yo de forma insistente ¿Cómo entender los valores y las normas de mi nueva comunidad?, ¿cómo hacer mejores las relaciones entre toda la gente que conozco? Mi necesidad se centraba en construir nuevas relaciones comunitarias y asimilar los nuevos sentidos de pertenencia. Estando yo en ese proceso, una noche en un sueño muy vívido, se me presentó la imagen de El viejo sabio. Podía verla como si estuviera totalmente despierta y él entrara a la habitación. Se trataba de una imagen con cierta similitud a una persona mayor que hace muchos años conocí y solo vi en dos o tres ocasiones en mi vida, pero de quien escuché mucho hablar por otras personas. Su figura, hacía referencia a su profunda bondad y sentido de superación de las comunidades desprotegidas y con carencias. Durante el sueño El viejo sabio me detuvo de la mano compasivamente pero con fuerza para capturar mi atención y alertándome me habló: “cuida tu patrimonio, cuida todos los tesoros de tu cultura”, me dijo. Me impresionó su tono de voz que era como de urgencia, con la necesidad de alertarme sobre algún riesgo o avisarme sobre algo que podía estar ocurriendo en mi vida y de lo que yo no me estaba percatando. Por eso al despertar sentí cierta inquietud y reflexioné mucho. De la imagen y su mensaje rescaté lo significativo de las experiencias que tenemos para dar la bienvenida a nuevas relaciones 90


positivas. Fue un momento muy interesante y creativo para mí, ya que las circunstancias exigían de mi respuestas diferentes tanto en el ámbito personal como familiar. Como si fuera de la mano de El viejo sabio guiada por su conocimiento, asumí un nuevo trabajo y una nueva forma de vivir. Hubo un tiempo en que con mucha frecuencia contrastaba la diferencia entre la vida urbana y la vida rural, pues vivía yo en una ciudad y durante los fines de semana viajaba al campo, teniendo así la oportunidad de observar a otras personas y su forma de vida. Desde luego en este contraste muchas cosas me impactaban, trataba yo de entender el por qué de las carencias, pero también, la razón por la cual a pesar de que las oportunidades están ahí disponibles, las personas no las aprovechan. Una mañana en un estado de tranquilidad y reposo, vino a mí la imagen de un hombre de regular tamaño, vestido con una camisa blanca muy limpia, y que recorría las calles del pueblo en silencio. En mi fantasía me dijo: “Soy El maestro del pueblo; ten paciencia para enseñar y para aprender, todos somos maestros y aprendices al mismo tiempo; sé positiva, aprende siempre de todas las personas y circunstancias”. Al terminar su mensaje vi como su sombra se desvaneció por el camino. Por aquel entonces tenía yo muchas nuevas experiencias con mi trabajo, visitaba yo muchas comunidades de nuestro país de muy diferente tipo, -desde las que se ubican en el norte y comparten con la frontera expresiones y estilos de vida de la nación vecina, hasta las ubicadas en el centro y en el sur del país con otras formas de vida, muy tradicionales y con notables necesidades; me cuestionaba sobre si lo que yo compartía con ellas sobre el desarrollo de habilidades para la vida, les hacia algún sentido. Con sorpresa y agrado siempre pude percibir la respuesta positiva y comprobé que estar en una comunidad de aprendizaje era una grata experiencia compartida por todos, sin distingos de condición social o económica. Practicábamos en grupo con las personas de las comunidades, técnicas para enfrentar tensiones y maneras de solucionarlas e intercambiamos sobre problemáticas humanas, pensamientos y sentimientos relacionados con nuestro interior, con la familia y con nuestras relaciones interpersonales. Se trataban temas universales que reflexionamos y meditamos en grupo. Por encima de nuestras diferencias y del dolor que yo sentía por las profundas carencias materiales y educativas de ellos, siempre sentí un fuerte vínculo en aquellos momentos. La práctica con esas comunidades

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mostraba la unión espiritual; cumplía el mensaje que me daba El maestro del pueblo: el que enseña aprende y el que aprende enseña. Como lo he dejado claro antes, en una época de mi vida me preguntaba yo mucho sobre mi misma y mis sentidos de pertenencia. Como resultado de mis reflexiones me di cuenta que tenía yo la oportunidad de ampliar mi sentido de comunidad, y que existe todo un mundo de tesoros, valores y maneras de ver la vida, más allá de lo aprendido en nuestra familia de origen. Uno de esos días de reflexión, y también en estado onírico, se me apareció una brillante y hermosísima joya dorada; toda la joya era de fina filigrana dorada, con una gran cantidad de luz, con delgadas láminas colgando. Visualizar esta imagen me dejó extasiada. Recibí yo la información que dicha joya pertenencia a una ciudad de mi país en el que la población indígena a lo largo de los años (y hasta la fecha) ha estado sometida a fuertes eventos de injusticia, incomprensión y discriminación, que contrastan con sus positivos valores comunitarios y su sabiduría ancestral y riqueza artesanal. Por el contexto de lo que yo reflexionaba, pude darme cuenta de que aunque la comunidad con la que yo interactuaba entonces era nueva para mí, todo lo vivido con las personas en las épocas anteriores de mi vida constituía ya un valioso tesoro para mí. Incorporarme al nuevo ambiente no era entonces empezar de cero, lo vivido en otros ambientes constituía un invaluable recurso. Así es, la experiencia acumulada, no solo por nosotros mismos sino por los miembros de las comunidades a las que pertenecemos, construye un capital humano de gran valor. Por eso es que el nombre que di a esta imagen soñada en aquel entonces fue El tesoro; y también por eso la coloqué en los mensajes de El viejo sabio, porque hace referencia a los valores comunitarios, a las relaciones interpersonales positivas, porque determina la forma como comunicamos, disfrutamos, compartimos, comemos, y sentimos, tanto como lo que pensamos, escribimos y los diferentes caminos para desarrollarnos y aprovechar nuestro talento personal. Mi actitud frente a todo esto fue muy positiva; estaba yo contenta de aprender nuevas formas de ser y estar en ese que ya fue entonces mi entorno propio. La abundancia, definida por mi como el tener lo que cada quien considera suficiente para vivir con tranquilidad, fue durante alguna época un tema recurrente en mi pensamiento y en mis sentimientos. Con esos contenidos en mi mente fue que en sueños llegaron a mí Las flores azules. Las flores azules tienen tonos diferentes desde muy tenues hasta llegar al azul marino fuerte. Son flores de una forma nada rara pero que yo nunca he visto en la vida real, ninguna con ese color. 92


Me transmitían un mensaje claro: “Búscanos, decían, búscanos y nos encontrarás”. Entendí al despertar que, desde luego el mensaje estaba relacionado con la forma de vivir con tranquilidad: “busca la abundancia y la encontrarás”. Me preguntaba a mí misma: ¿dónde? Si considerando que estas flores azules son de una forma y colores que no existen en la realidad, también me decía a mí misma que eso de la abundancia no se puede dar entre los carenciados. A partir de ese sueño donde quiera que fuera yo buscaba un ramo de mis flores azules, y si bien es cierto que vi algunas en pinturas, en papel, en fotografías y grabados, desde luego nunca las encontré frescas y en un jardín. Más tarde comprendí que así ocurría porque esas flores mías venían del cielo. La abundancia es algo que no te llega de la tierra, el cielo te la manda, te la manda el universo y es tu deber aceptarla. Sí, positivamente, aceptar esa abundancia y cuidarla. En mis propias comunidades rural y urbana pude constatar, cómo muchas personas aceptan estos regalos y muchas otras son ciegas a estas bendiciones y convierten esta abundancia en un nuevo sufrimiento. Por ello, finalmente, el mensaje con el que me quedé de esta imagen de Las flores azules fue: “Acepta las oportunidades en las que se tengan relaciones verdaderas, lo cual, creo que es muy importante, para construir una comunidad positiva”. Esta es la fórmula que construí para las relaciones interpersonales positivas, sociales y comunitarias, aplica tu capacidad de interactuar y compartir lo propio y valora en conjunto con tu comunidad los aspectos positivos de tu cultura que te permitirán fluir en armonía.

ORGULLO El sentimiento de orgullo, en su significado más positivo, hace alusión al sentimiento que todos tenemos cuando tomamos conciencia de que estamos logrando una congruencia entre lo que deseamos y lo que logramos. Es un sentimiento que nace al ver nuestras metas cumplidas y tiene que ver mucho con el amor a nosotros mismos, pero también con lo que logramos dar a los demás. Valorar nuestro sentido de pertenencia provoca con mucha frecuencia sentimientos de orgullo, por ejemplo, estar orgullosos de la familia a la que pertenecemos, del grupo laboral en el que nos desenvolvemos, de lo que hemos logrado en nuestra vida. Implica usar nuestras inteligencias y tener capacidad para plantear nuestros proyectos para que se vean realizados.

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El dinero es uno de los temas recurrentes de alegría y/o de preocupación para todas las personas. El dinero es indispensable para satisfacer nuestras necesidades básicas y por tanto está inserto de tal manera en nuestras vidas que pasa por nuestras emociones, y la manera de ser y de trabajar, es decir pasa, por nuestra autoestima y, en mucho, define nuestros estados de bienestar. No necesariamente trabajar -y trabajar bien- tiene una exacta correlación con el dinero. En estas reflexiones estaba yo, deseando emprender un nuevo proyecto que llegara a mucha gente y que también me diera el dinero suficiente para vivir sin preocupaciones económicas. Reflexionando sobre este tema estaba ahí sentada a la sombra de un árbol hermoso, un espléndido laurel que creció en el jardín de mi casa y que hace años plantamos siendo prácticamente una varita que adquirí en uno de esos mercaditos ambulantes de la ciudad. Sentarme a la sombra de ese árbol, contemplarlo y recordar y agradecer que haya crecido junto a mí, ha sido siempre uno de mis momentos preferidos. Un mediodía, estando sentada a la sombra del árbol y haciendo un ejercicio de meditación focalizado en cómo hacer para que las cosas pasen y emprender nuevos proyectos y gestionar los recursos económicos para hacerlos realidad, en ese estado entre vigilia y sueño que tenemos cuando se entra en meditación, visualice la imagen de El empresario. Supe que esa era su identidad porque así me lo comunicó, “Soy el que emprende”. Llegó con una vestimenta elegante aunque me dio la impresión de ser alguien práctico, habituado a tomar decisiones constantemente, construyendo oportunidades para otros, y con una gran visión a largo plazo. Transmitía su imagen sencillez y a la vez gran presencia de ánimo. Obviamente era alguien importante en su comunidad. Ante mis cuitas parecía decirme: tu problema no es el trabajo, te gusta, lo disfrutas, tampoco lo es tu capacidad de crear. “La solución es muy simple -me dijo- has un cuento sobre el dinero, lo que deseas escríbelo. Escríbelo con cuidado pues si escribes, planeas y si planeas actúas y si actúas lo logras”. Ese mensaje que recibí en ese instante de reflexión para mí fue mágico quedó fuertemente arraigado en mi memoria y en mis sentimientos, me hizo pensar mucho más. En efecto me di cuenta que a pesar de necesitar tanto el dinero, rigurosamente era en lo último que pensaba. Tenía la convicción de que si trabajaba y lo hacía bien, el dinero vendría y esa convicción no era realmente sustentada en los hechos. Tomé conciencia del doble mensaje que me daba a mí misma diciéndome de manera no consciente –“el dinero no importa”- pero internamente discutía sobre el

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financiamiento de los proyectos. Seguí con mi tema, dándome cuenta al final de que no siempre los proyectos más costosos son los que dejan más beneficio a la comunidad. Analizando que los proyectos comunitarios que me interesaban (crear competencias para la vida en promotores institucionales y en las comunidades que atendían) vi que no eran prioritarios en los presupuestos de las instituciones encargadas de estos aspectos, por lo contrario ocupaban prácticamente el último lugar. La conclusión fue que era mejor emprender hacia nuevos esquemas de desarrollo con base a los conocimientos adquiridos para ofrecer nuevas respuestas. Sin embargo yo seguía con el tema y en ese estado de ánimo descrito, en resumen, peleándome con el dinero y la forma como se usa. Eso pasó hasta que en otra de esas tardes de meditación, visualicé, entrando al sitio donde me encontraba a una especie de clown, un payaso con un chistoso sombrero que sonreía irónicamente y me apuntaba con una varita mágica jugando todo el tiempo, mientras me miraba y bailaba. Parecía decirme “Si, soy El señor del dinero, y soy engañoso, pues el dinero es simplemente un juego y depende de cómo juegues o para qué”; y se reía más, y agregaba: “No te confíes del dinero”. Dicha presencia me puso muy reflexiva. Concluí sobre la importancia de tener la capacidad de aplicar conocimientos y visión a la forma como se emplea el dinero para que no se convierta únicamente en un juego, en una cuestión del momento, que se acaba y que no tiene mayor trascendencia. Es decir, en cuestiones de aplicación del dinero es determinante no distraerse en lo superficial. En cuanto a programas de beneficio comunitario mi conclusión apoyó a mi opinión de que el dinero debe aplicarse en darles a las personas conocimientos y oportunidades de desarrollar sus talentos para que entonces sean ellos los dueños de su propio bienestar y el de la familia. Tener dinero no es algo que los demás nos den gratuitamente, sino que es resultado de algo que podemos construir por nosotros mismos. Quien construye capacidades trasciende sus limitaciones. Como es natural, producto de estas reflexiones reconocí todos los recursos que yo tenía para emprender, para encauzar mejor mi vida, y mis proyectos. Creo que desperté gran fuente de energía y pude focalizarla mejor en estos temas. Un punto importante fue darme cuenta que hasta ese momento había yo evadido tener la sensación de “esto es mío”, ese sentimiento de propiedad no se había hecho presente en mí, aunque mis deseos de emprender y el análisis crítico que ya había hecho de mi vida laboral y económica, me pusieron en esa trayectoria y 95


focalizaba yo mucho mis diarias meditaciones en esos temas. Relacionaba también este sentido de pertenencia a las herramientas que yo tenía y que podía utilizar para realizar mis anhelos. Aprendí a ir al fondo sin distraerme. Me ha ido mucho mejor. Una tarde tuve en mi mente la clara imagen de una persona, que luego llame El guardián de la prosperidad. Es un varón de apariencia indígena, vestido muy sencillamente -con el típico taparrabos- y con una lanza en la mano haciendo el gesto de cerrar una puerta justo en el límite de mi casa. Esa puerta en realidad no existe. Me llamó la atención y me sorprendió su llegada y la idea de que era un indio que se encargaba de cuidar lo mío. Al reflexionar sobre esta imagen, me di cuenta de que el mensaje era: Ya es tiempo de crecer y vigilar y cuidar lo propio. Me pude dar cuenta que para defender un proyecto propio es muy importante aprender a argumentar y demostrar con evidencias lo dicho, y que yo había estado esperando siempre que los demás argumentaran por mí y fueran ellos los que demostraran el valor de mi trabajo y de mi persona. Mi lógica era de una falsa suficiencia, creía que si mi trabajo valía y si yo valía, los demás debían de notarlo y deberían argumentar a mi favor. Cambié mi sentir y mi pensar, al darme cuenta de inmediato que tenía que invertir la fórmula, solo a mí me interesaban mis proyectos, solo yo sabía qué clase de persona soy, por tanto me urgía aprender a ampliar mi capacidad de argumentar y de vigilar lo propio. Fue un instante de gran felicidad. “Mi vida es mía”, me dije, “está en mis manos y debo de estar tranquila y completamente segura que mi vida está en buenas manos, las mías”. Se inició una época de lucha y de gran creatividad. Pero me sentí fuerte, feliz y confiada de salir adelante, pues pude desarrollar los argumentos para afirmar mis proyectos. Hacer meditaciones diarias es una regla para mí; las disfruto mucho, y me encantaba hacerlo en la parte alta de un monte donde tuve mi casa. Es un lugar desde el que se puede apreciar un paisaje de montañas, y a lo lejos los caseríos; ahí hay unos árboles grandes entre cuyo follaje se puede ver a la distancia mi casa. Existe en ese lugar un cedro, junto al cual solía yo sentarme para hacer mis reflexiones. Una mañana haciendo ahí mis meditaciones y mi rutina diaria de ejercicios, apareció la imagen de un indio, con un gran penacho, muy musculoso alto y fornido con la mirada severa y actitud reflexiva. Al verlo podía yo sentir su enorme fuerza y decisión. Tenía los brazos cruzados al frente y miraba hacia mi casa desde una posición superior a la sombra de un gran árbol. La sensación que me trasmitió esa imagen fue de una 96


reflexión sobre asuntos importantes, con una actitud decidida para luchar. La nombré El indio del cedro. Me intrigó la presencia de esa imagen y el tipo de mensaje que podría yo extraer de ella. Mi primera impresión fue que ese hombre estaba enojado, furioso, como que contenía una rabia enorme y estaba decidido a no permitir más humillaciones que habría sufrido antes. Yo me preguntaba qué relación podría tener con mi vida y con mis últimas reflexiones sobre mis proyectos. Tuve en cuenta que en efecto mi casa me pertenece, no solo en el sentido de su construcción sino en el sentido de mi hogar, de mis seres más queridos y más próximos. Pero pude tomar conciencia de haber acumulado una gran rabia, de la que ni yo misma era muy consciente, una rabia muy similar a la que expresaba esa imagen del indio, y que ahora dicha rabia podría ser una fuerza motora, una energía para formular preguntas y planteamientos sobre mis proyectos y sobre mi persona. Me percaté que esa enorme fuerza y decisión que veía yo en ese indio era mi propio ímpetu y que no debía de tener miedo de utilizarlo, pues, bien aplicada esa energía no destruye sino que ofrece el vigor y el aliento para defender lo propio. El punto es hacer los planteamientos precisos para emprender las soluciones apropiadas. Con estas reflexiones pude construir una fórmula para desarrollar la habilidad del pensamiento crítico: usa tus conocimientos de forma precisa con inteligencia, en cuestiones de dinero ve a fondo y no te distraigas con lo superficial, y desarrolla tu capacidad de argumentar y de formular preguntas y planteamientos de forma clara y objetiva.

ESPERANZA El sentimiento de esperanza tiene que ver mucho con el deseo y la convicción de que lo que uno desea se va a cumplir. Aunque se relaciona con la fe en fuerzas sobrenaturales, la esperanza es un sentimiento positivo que nos mueve a resolver conflictos de manera pacífica, si focalizamos nuestros esfuerzos y nos enfocamos en el aquí y en el ahora para ampliar nuestra conciencia y ver las oportunidades. Tiene que ver con la firme convicción de que somos capaces de transformarnos. El guerrero, es una imagen que apareció justo cuando desarrollaba un proyecto que durante muchos años me tuvo sumamente interesada pues combinaba de manera muy integral mis intereses en la

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investigación, la práctica de técnicas anti estrés y el contacto con las personas a través de capacitaciones y visitas comunitarias. Para su adecuado desarrollo cambiamos de ubicación las oficinas a fin de que hubiera el espacio suficiente para el equipo de personas y colegas que colaborábamos en el proyecto. El espacio que conseguimos era lo suficientemente amplio para los propósitos laborales y una zona de alojamiento particular. Una noche ya descansando después de todo un día de múltiples actividades, en silencio total, pude sentir y ver claramente como la figura típica (que yo diría clásica) de un guerrero, llegando hasta mis habitaciones para colocarse delante de mí. Escuché desde poco antes sus pasos, subiendo la escalera hasta donde yo estaba. Al verlo me sorprendí. Parecía preguntar seriamente “¿estás preparada para la guerra?”. Yo sabía que existían batallas personales y profesionales que tendría yo que dar, pero la verdad en ese preciso momento estaba yo más contenta que preocupada por esos asuntos pendientes. Por entonces sentía yo tranquilidad ya que tenía recursos para llevar a cabo mis proyectos. Se me había dado esa oportunidad y en eso concentraba yo al 100% mi energía. No comprendí entonces que ese mensaje de guerra venía de mi interior. ¿Cuál es la lucha? me pregunté, y me dije: en este momento lo único que me queda es simplemente hacer aquello por lo que luché y ya logré. Toda otra lucha quedó atrás. La imagen parecía escuchar mi diálogo y continuó diciéndome en su comunicación el mensaje: “Sí, sí... estás llena de luz, pero recuerda que no hay luz sin oscuridad. Todavía te quedan muchas luchas. Habrá quien se te oponga y tendrás que resolver obstáculos en el camino, tanto en tu vida personal como en tu vida de trabajo”. No me quedó más remedio que bajar de mi tranquila nube y profundizar en el mensaje. En efecto, muchas cosas aun debían de resolverse tanto en mi vida personal como en mi proyecto de intervención con la comunidad. Vino a mi mente que durante mi infancia, desafortunadamente viví con demasiada frecuencia situaciones en que el enojo y la agresión eran los recursos para solucionar problemas, y de alguna manera yo aprendí esa forma de resolver situaciones; en ocasiones agredía, o discutía, más que tratar de entender y de hablar serenamente. Esta imagen me trajo un mensaje y llegué a una conclusión: muy realistamente hablando siempre habrá problemas, y habrá que resolverlos, de forma positiva. Comprender el mensaje me volvió a tranquilizar. Me di cuenta, que la verdadera contienda sucede al interior de nosotros mismos; siempre es un desafío encontrar y diseñar maneras pacíficas de enfrentar los conflictos. Es por esto que coloqué El

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guerrero como la habilidad de solucionar pacíficamente los conflictos. La lid se lleva con expresión decidida pero amable. El choque es en nuestro interior y el reto es desterrar de nuestra vida diaria los comportamientos violentos, los que nos someten y que hacen que sometamos a otros. Una de las principales habilidades para la vida es transformar los problemas en retos y en oportunidades. Creo que la forma como aprendí a manejar mi agresión ha sido un punto clave para mi vida. Trabajé muchísimo con este aspecto y creo que he logrado transformarla, ya no en un arma de combate sino en fuerza para la acción y la solución pacífica de conflictos. Dentro de este camino de transformación para buscar salidas pacificas a los conflictos, acepté una invitación a formar parte de un grupo de meditación que se reunía dos veces al año para hacer la meditación en grupo y para reflexionar sobre lo que realmente somos. El objetivo era encontrar, vía la meditación, esa parte muy esencial de nosotros mismos que es el ser y estar en unicidad desde lo que verdaderamente somos y no únicamente vivir siendo parte de un rol asignado por un sistema social que te impone deberes y comportamientos. Aprendí mucho en ese grupo. En una de esas ocasiones en que meditábamos vi La casa del árbol. Apareció como la imagen de mi persona recorriendo un camino cuyo final se encontraba en esta casa que tenía incrustado un árbol: era como si el árbol y la casa no pudieran separarse. El mensaje que yo interpreté, por los pensamientos que vinieron a mí al ver esta imagen, fue que para resolver pacíficamente los conflictos había que recorrer un camino propositivamente, es decir, con la meta de llegar a una solución, cualquiera que esta fuera. Iniciar un camino y activarse y no esperar pasivamente a que las cosas sucedan. La imagen del árbol me trajo la idea de que es importante ir al origen y a las raíces de los asuntos que han de resolverse; y la imagen de la casa, me sugirió también la idea de que para construir un hogar, necesitamos esforzarnos en ver cuáles son los elementos que bloquean la energía de las relaciones interpersonales. De hecho durante esa época resolví muchos sentimientos encontrados y actitudes opuestas que tenía con mi familia de origen y pude clarificar complejas sensaciones y emociones al respecto. Durante otro de esos seminarios de meditación grupal, en una última sesión de la jornada, y reflexionando sobre los elementos que se me habían dado al asistir a estas reuniones junto con todos mis compañeros de grupo, al cerrar los ojos vi mis dedos de la mano sosteniendo a un gran diamante: yo caminaba con ese tesoro entre mis

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dedos con un sentimiento de estar deslumbrada y agradecida por poder contemplar algo tan bello y tan valioso. Sentí la luz externa como algo que claramente brotaba de mi interior, y con la cual yo formaba parte del todo; no había distinción entre el adentro y el afuera, la temperatura era perfecta y las necesidades inmediatas desaparecían. Eso es lo que yo percibía haber obtenido en esos días de meditación y fraternidad compartida. Durante esos seminarios habían venido a mi mente una gran cantidad de hechos, traumas y situaciones presentes en mi vida y que por lo general no venían a mi conciencia, como frecuentemente nos pasa a la mayoría de las personas, pues la vida diaria desgraciadamente nos absorbe por completo y focalizamos nuestra atención en asuntos externos y no en la vida interior. En mi experiencia, dedicar tres días completos a conectar con el mundo interior es algo muy significativo y para mi es definitivo que debemos hacerlo al menos dos veces por año. Y no es que haya una sola forma de meditar, pues hay muchas, pero pienso en hacer un alto en el camino que permita tocar esa parte profunda y verdadera, que trae una paz infinita. El mensaje que recibí de la imagen que llamé El diamante en la mano es que esa joya estaba dentro de mí y que yo tendría la capacidad de enfrentar y solucionar los retos con esa parte luminosa que guiaría mi camino en adelante. En esa época viví intensamente como un regalo del universo todo el amor que me rodeaba, lleno de alegría, risas y comunicaciones significativas principalmente con mi hermana mayor, mi hija y mi esposo. Ese estado de ánimo me facilitó tener la actitud de enfrentar los obstáculos y dificultades. Tomé clara conciencia que no requería yo del enojo, ni de la pelea o discusión de mis puntos de vista, para enfrentar las dificultades; simplemente requería yo de la luz brillante que se construye al amar y sentirte amada por tus seres cercanos. Descubrí en mi interior la paz y la dulzura que necesitaba. Otra consecuencia afortunada de ese mismo seminario fue que vino a mí la imagen El mundo en tu mano. El mensaje era muy claro: Todo dependía de mí. Al mismo tiempo que me invadía una enorme alegría, sentí gran responsabilidad justamente por ser quien realmente soy; ser yo misma en todo lo que venía, tener valor para dar mis propias respuestas sin depender de las respuestas de los otros. Comprendí que a veces se requiere más valor para impedir ser sometida que para dominar. Está en tu mano permitirlo o no, pensé yo. Me di cuenta que cuando hay conflicto, realmente podemos negociar con el otro y construir una mediación en donde ambos ganemos. Lo puse en práctica y funcionó de manera increíble. En dichos seminarios de meditación nos

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referíamos como el mal, a todos aquellos traumas, o confusiones que nos hacen ser lo que en realidad no somos. Es como si todas las experiencias negativas que no son nuestras nos tuvieran secuestrados en un sistema de pensamientos y reacciones emocionales. Siempre he imaginado esto como una jaula en la que estamos encerrados, como alguno de mis maestros se refería a este fenómeno “es el gallinero del que no puedes salir por más que cacaraquees”. Utilizábamos mucho en ese grupo de meditación la expresión de que al tener unidad y ser lo que realmente eres, “el mal te hace reverencia”. Estos seminarios me dieron una respuesta para enfrentar el mal, me señalaron un camino verdadero para solucionar los conflictos que se resume con esta imagen: supe que todo estaba a la mano y en mis propias manos. He aquí la fórmula que construí para la solución pacífica de conflictos: Para transformar los elementos en conflicto y lograr un cambio, céntrate en las soluciones y en el arte de ser tú mismo concientizando tus posibilidades aquí y ahora.

ALEGRÍA La alegría es un sentimiento positivo que tiene multitud de expresiones verbales y no verbales. Identificar alegría en nosotros mismos y en los demás, es relativamente sencillo, pues hay una gran cantidad de placer y optimismo en la persona que la experimenta, y sus componentes sentido del humor, risa y placer- hacen a esta emoción sea fácilmente identificable. La alegría se contagia, por lo que es muy frecuente que las personas alegres tengan un gran éxito social, y también que tengan fuerza para enfrentar acontecimientos adversos, pues su asertividad y confianza en sí mismos son un gran ejemplo para la comunidad, saben cómo reafirmar sus derechos y eliminar el resentimiento de su comportamiento. La imagen de El ángel guardián, llegó al mismo tiempo que la de El guerrero, por lo que siempre capté el mensaje de que la lucha y la bondad deben de ir unidas, que deben presentarse al mismo tiempo. Yo lo expreso diciendo: pon un poco de bondad en tu combate y un poco de combate en tu bondad. Cuando llegó a mí, El ángel guardián, lo hizo en silencio. Simplemente se puso frente a mí. Casi podía yo tocar sus alas y ante su presencia un

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sentimiento de bondad me invadió de inmediato. Sentí que me hablaba al oído durante el sueño, se inclinaba suavemente frente a mí mientras dormía y me susurraba con ternura. Su presencia clarificó casi de forma instantánea en mi interior el concepto de bondad. Curiosamente no se trataba de ser buena en el sentido de permitir los sometimientos o dejar que pasen por encima de ti y de tus derechos como persona. Ser bondadoso tenía que ver mucho más con ser y estar, en un sentido positivo. Tiene que ver con ser asertivo. Su presencia trajo un claro mensaje para mí: no seas dejada, no permitas que otros se aprovechen de ti, primero es lo tuyo. También inicié un diálogo conmigo misma para reflexionar sobre lo bueno y lo malo. Yo pensaba si fue bueno o no esto o aquello que hice, o si yo fuera buena no lo hubiera hecho; es decir me hacía juicios de valor que siendo tan típicos en los seres humanos con frecuencia solo logran esconder una parte esencial de nosotros mismos. La presencia de El ángel guardián además de clarificar la bondad y mi asertividad también me transmitió el mensaje y la certeza de que mis proyectos valen la pena. Siempre he percibido y considerado tener mucha unión y comunicación con mi hija, de quien me siento sumamente orgullosa por su calidad personal y sus logros profesionales como psicóloga y psicoterapeuta. Durante una época mi esposo y yo viajábamos constantemente al interior del país para hacer nuestro trabajo; en uno de esos viajes, recibí informes de que mi hija se encontraba muy afligida porque una amiga suya muy cercana se encontraba internada en el hospital, gravemente enferma con riesgo de muerte inminente. De inmediato me comuniqué con mi hija quien vívidamente me transmitió su dolor. Yo solicité a la persona con la que trabajábamos me llevara a la iglesia más cercana antes de iniciar nuestro trabajo, para poder orar en soledad y meditar en favor de la recuperación de la amiga de mi hija, así fuera un momentito; amablemente así lo hizo. Cuando quedé sola en esa iglesia haciendo una meditación en la que rogaba con todo fervor por la recuperación de la salud de la querida amiga de mi hija, estando en aquel momento de tan vehemente concentración para mí, (recuerdo todavía con claridad la fuerza y la intensidad de mi ruego, a pesar del paso del tiempo), se aparecieron a mi vista tres angelitos pequeños, del tamaño de mariposas; su apariencia como esas formas típicas que pintan en las iglesias. Su presencia me pareció muy sintónica con el lugar en el que me encontraba y sentí que me traían un mensaje acerca de mi ruego y así fue, aunque de manera indirecta, confirmaron las ideas de la reflexión que provocó en mí El ángel guardián pero al sentir que Los tres

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angelitos volaban alrededor de mí alegres y juguetones me comunicaban: “todo lo que has hecho ha sido bueno porque lo has hecho con amor. Los buenos deseos construyen realidades que aunque no las veas están alrededor de ti”. Tú nos construiste a nosotros tres con gran amor y deseo, y siempre vamos a estar contigo para apoyarte, para cuidarte… y para jugar”. Se retiraron de mi vista riendo y felices. Fue una gran experiencia, muy conmovedora para mí, porque no esperaba tener ninguna visión en ese momento y me sorprendió; pero capté claramente el mensaje de que también los deseos, los pensamientos, los sentimientos positivos construyen realidades que aunque no sean materiales o encarnadas, existen e impactan en nuestro día a día. Fue una gran lección y un gran consuelo. Desde entonces Los tres angelitos ocupan un lugar muy importante en mi corazón, como la reunión de amor, bondad y alegría. Ese mismo día antes de retirarme de la iglesia, al término de mi meditación, apareció una paloma blanca frente a mí. Me quedé en silencio observándola con el candor y pureza de ánimo que había dejado en mí ese rato. Asocié su presencia a la paz, me dije “esta es una paloma que me trae un mensaje de paz, frente a la inquietud que siento por la amiga de mi hija”. Fue un indicio de la certeza que se despertó en mí de que en un grado de conciencia, es decir, en un ámbito no material, en algún nivel del universo, mis ruegos habían sido escuchados y me habían retribuido. Así fue como sentí una enorme paz y una gran ternura por mis angelitos juguetones, la presencia de La paloma blanca inevitablemente me indujo a considerar, por encontrarme en una iglesia, una sincronía con el Espíritu Santo. Luché al momento contra la idea, pues como he dicho antes no me considero propiamente católica, aunque admito que me gustan las iglesias y más cuando no hay ceremonias religiosas y no hay gente, pues el silencio me permite apreciar mis sentimientos espirituales más allá de la religión. En ocasiones en que necesito sentir paz acudo a alguna iglesia, sobre todo cuando no hay servicio. La quietud, lo alto de los techos y el rumor de las múltiples voces orando en voz baja, mudas para mis oídos humanos, pero claramente escuchadas desde el corazón de mi alma, hacen que mi conexión meditativa, con otro nivel espiritual superior sea prácticamente inmediata. Esa voz del alma me dijo en su mensaje, que recibí con gran apertura: “Te hablo del espíritu, el espíritu siempre es santo, es decir, es bueno. Si haces las cosas con espíritu tienes el derecho de lograrlas, no tendrás ningún problema”. En esa ocasión salí de la iglesia a continuar con mi trabajo más reconfortada por la

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meditación. Respecto a la amiga de mi hija supongo que como yo, mucha gente que la amaba y sobre todo de alguna manera ella misma, puso su deseo para construir su curación. Afortunadamente salió adelante de la crisis y continúo su vida de manera bondadosa y con alegría. Las siguientes reflexiones se asocian a un engaño del que fui víctima hace muchos años, por una persona que contrataba para llevar mi contabilidad personal, a quien consideraba honesta y leal, pero que durante años me estuvo entregando falsos recibos del pago de mis impuestos, hecho que fue detectado por las autoridades. Cuando me lo notificaron, obviamente me hice cargo de inmediato y lo resolví. Pero este evento me hizo pensar muchísimo. Daba gracias a Dios que una vez más el ahorro producto del trabajo esforzado y arduo de mi marido y mío nos sacaba adelante, pero más me sacudió pensar que yo hubiera sido negligente en este tipo de asuntos, como se dice coloquialmente me disgustaba “haber sido dejada” y que hubiese confiado en una persona durante tanto tiempo, sin notar que los justificantes del pago eran falsos. Apenas me consolaba saber que también las mismas autoridades se tardaron en darse cuenta. Así, me enfrenté una vez más al tema sobre lo bueno y lo malo, los abusos y sobre la participación no consciente de uno mismo en las cosas negativas que nos suceden. Este evento me puso en la disyuntiva de actuar contra alguien para defender asertivamente mi propio derecho. El hecho me produjo gran angustia, que solo pude superar cuando percibí que más allá de lo inmediato, de las actitudes y motivaciones de las personas, debe lograrse una solución positiva, pues, en casos como éste, el diálogo directo es difícil, si no imposible por tratarse de una relación víctima-victimario. He recibido muchos mensajes a lo largo de mi vida que me han permitido analizar e integrar experiencias, con resultados no siempre ventajosos, pero que sobre todo me han permitido convertirme en mejor persona. En ningún momento, ni antes ni ahora, he dudado que existe otro nivel de realidad, no tangible ni perceptible con los cinco sentidos que usamos diariamente; creo que no se trata de otro mundo; se trata simplemente de que es posible ampliar nuestra capacidad de ver, sentir, pensar, hablar, comunicar, percibir. Es decir, mejorar nuestras habilidades para la vida, ampliar nuestra conciencia para acceder a otros niveles de la realidad. De eso se trata, de desarrollar a plenitud nuestras habilidades para vivir mejor, asunto que tiene como eje central a la conciencia ampliada. En este sentido creo que somos ilimitados, nuestro límite para desarrollar dichas capacidades es efecto de un sistema educativo y de

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convivencia comunitario que promueve relaciones de poder dominiosumisión que determina la forma y da contenido a lo que aprendemos, cómo lo aprendemos, cómo convivimos y pasamos nuestro día a día. Al observar esto, no debe de sorprendernos el nivel de adversidad tan alto que se vive en nuestras comunidades. Para superarlo debemos de practicar otras fórmulas de relación interpersonal. Hace mucha falta aplicar ese mensaje de lucha con un poco del sentimiento de bondad que me trajo El ángel guardián. El abuso de sustancias, las reacciones inadecuadas a las dificultades de nuestra vida diaria y el recurrir a comportamientos antisociales poco solidarios y marcados por el abuso con los próximos, la familia, los vecinos, los compañeros de trabajo, es actualmente un recurso muy socorrido de muchas personas a quienes los sistemas educativos no enseñan a superar la adversidad, pues el sistema pondera el uso de comportamientos violentos versus los comportamientos amorosos. He incluido la imagen de La anciana sabia en esta sección de comunicación asertiva porque mis diálogos con esta mujer fueron muy importantes y significativos para mí. Ella es una mujer menudita, pequeña, con el cabello corto y negro, la piel blanca, que te mira directamente a los ojos con gran compasión, haciéndote sentir de inmediato su energía y gran habilidad para la percepción y la conciencia ampliada. Nuestras conversaciones me iluminaron sobre los aspectos fundamentales del tema de la asertividad, la defensa de los derechos propios, las reacciones humanas al ser víctimas y las reacciones de los victimarios. Pude percibir claramente los sentimientos y ansiedades de las personas que cometen un error por desesperación y por no percibir ninguna otra salida para sus apuros. Reflexioné en cuantas personas de las comunidades en las que yo trabajaba como los jóvenes de las escuelas en las que facilitábamos nuevos aprendizajes, requerían de ampliar su visión para ver otras salidas, otros caminos, otras maneras de ser y estar consigo mismos y en su comunidad. No se trata entonces de las relaciones dominio-sumisión o entre víctimas y victimarios, o de bondad o maldad como tema moral; se trata de no tener miedo a defender lo propio y de hacerse cargo de los asuntos en los momentos oportunos. La anciana sabia me hizo ver claramente la angustia de la persona que me había defraudado y cómo con su sufrimiento ofrecía disculpas y solicitaba perdón con vehemencia. Sin menoscabo de mis derechos pude aplicar un poco de bondad a mi combate y un poco de combate a mi bondad. Desde luego el asunto se arregló, sin consecuencias negativas.

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La fórmula que construí para el desarrollo de la comunicación asertiva es la siguiente: Las relaciones interpersonales basadas en la certeza permiten privilegiar sin violencia el derecho propio, aceptar la realidad, al entender que la bondad con algo de lucha construye positivamente, eliminando el sometimiento y los sentimientos de culpa.

INSPIRACIÓN Su significado profundo tiene mucho que ver con el acto de inhalar y expirar oxígeno, nuestra función respiratoria. Al inspirar nos llenamos de vida, sentimos la vida en toda su dimensión. De la misma manera estar inspirado, tener ese sentimiento alude a la conexión con lo divino, a la iluminación, a la capacidad creativa que tenemos para conectarnos con lo sutil y lo no aparente. Tener esta capacidad de crear y ver ahí donde aparentemente no hay nada, puede construirse propositivamente, creando un clima especial y un estado de ánimo en el que nos sentimos “inspirados para crear”. Ya mencioné antes que después de un periodo de algunos años de estabilidad laboral, en mi propia organización civil, se vivió una época difícil por tener el presupuesto institucional muy ajustado. A las vacas gordas siguieron las vacas flacas. El pago por mis investigaciones y talleres tardaba en consolidarse, aparentemente por trámites burocráticos y esto traía problemas en enfrentar los pagos fijos en el área doméstica y laboral, pero también una sensación de limitación, que consideraba injusta. La distancia entre mi desempeño profesional y mis ingresos no era para mí justificable. La sensación de estrechez me agobiaba, pero sobre todo por tener la clara percepción de que en algún punto y de alguna manera desconocida para mí, la manera de gestionar mis proyectos no fluía de forma adecuada. Por eso, y con la convicción de que alguna actitud en mí, algún pensamiento no consciente podría estar deteniendo el flujo de los acontecimientos, decidí dedicar mis sesiones de ejercicios con respiración que hacía diariamente, a considerar toda esta situación. En una ocasión en que inicié como siempre mi rutina, dejando que mis pensamientos entraran y salieran libremente, sin aferrarme al contenido de mis preocupaciones, de pronto delante de mí apareció, esplendorosa, una bellísima figura de un hombre de cara amable, de tez ligeramente apiñonada y cabello oscuro, con los músculos de su cuerpo perfectamente marcados y en posición clásica de meditación. Me llamó la atención que estaba ataviado con joyas de

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oro puro en todo su cuerpo: cuello, cintura, brazos, muñecas y, tobillos. Su presencia tan clara, me hizo saber de inmediato que se trataba de Meab, el meditador de la abundancia. Agradecí a mi ser interior y a lo que realmente soy el mensaje: “Eso que estás buscando, la abundancia que necesitas, está dentro de ti, invócala; hasta ahora has invocado al esfuerzo, confundiéndolo con el gozo que te da tu trabajo. Abundancia es gozo, no esfuerzo. Deja de esforzarte y simplemente goza de tus ideas y proyectos innovadores, son distintos a otros porque son los tuyos, acepta para ti y los tuyos la abundancia; “ten confianza”. Pocos días después, tuvimos noticias sobre un proyecto muy significativo para dar continuidad a la propuesta comunitaria de nuestra organización: había sido aceptado. Cuando se abrió frente a mí un nuevo periodo con la posibilidad de crear, me sentía llena de confianza y energía, con un gran entusiasmo por empezar una nueva etapa de mi vida profesional y personal. La imagen de Meab, el meditador de la abundancia venía constantemente confirmando su mensaje sobre producir la abundancia a través de crear e innovar. Fue tan así, que en una ocasión, estando yo en descanso en el patio de mi casa, al anochecer, vi una gran estrella plateada y luminosa. La imagen abarcaba todo mi campo de visión. Verla trajo a mí, todos esos mitos y leyendas sobre los dioses que vinieron de Sirio, la estrella más brillante del firmamento, y similar en distintas civilizaciones como la egipcia, la griega y la maya, con un significado de protección para la agricultura y la siembra. Sentí que esa imagen me inspiraba en medio de la noche para seguir adelante. Dado que la imagen apareció estando yo en un paraje que los originarios del lugar antiguamente denominaban Chancome, cuyo significado es “lugar del barro” decidí nombrar a dicha imagen La estrella de Chancome. La idea fue que desde ese “mi lugar” podría yo gestar y construir mis proyectos y mis relaciones con mis más cercanos para convertirlos en nuevos proyectos. Además, comprendí que cada quien tiene un “mi lugar”, desde el cual contemplar la estrella más brillante en el firmamento de su propia vida, un sitio de inspiración para acercarse a lo nuevo. El entusiasmo y el optimismo no riñen con la conciencia de que debemos mantener bajo estricta y cuidadosa vigilancia nuestros proyectos; tampoco para tener el buen juicio y la calma y la fuerza para cumplir nuestros propósitos. La serenidad y el desapego son indispensables sobre todo en los buenos tiempos, cuando tus deseos se están haciendo realidad.

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Pero también hay que saber observar con cuidado lo que ocurre en el entorno y esto lo concluí en una sesión de reflexión y meditación guiada al aparecer frente a mí La pantera negra, grande, de pelo brillante, musculosa, en actitud de acecho. Tomé inmediata conciencia de que esa espléndida bestia tenía la fuerza y la fiereza necesaria para ser mi aliada en cualquier eventualidad. Al evocarla en este momento que escribo casi puedo ver y sentir sus grandes patas gruesas y callosas dando pasos firmes y cautelosos, y sus brillantes ojos verdes, afinando el instinto para saltar justamente en el momento debido sobre la presa. A sabiendas de que en cualquier proyecto, como en las relaciones interpersonales, no todo es miel sobre hojuelas, esta imagen trae un significado de gran utilidad para mí: desarrollar la habilidad de transformar los peligros en creación innovadora, un reto que todos debemos enfrentar con sencillez pero con seriedad. Con la imagen de La pantera negra, invoco la habilidad para moverme con cuidado pero con energía y fuerza, sobre todo, en esos momentos donde no están perfectamente claras las cosas y por ello se debe ejercer el propio poder y aplicar la energía en cuidar lo propio y multiplicarlo, para salir de los peligros de la oscuridad con creación innovadora. Los médicos, los fisiólogos, los psiquiatras y los psicólogos estamos habituados a observar y explicar muchos y muy variados estados de conciencia y sabemos que hay alteraciones que pueden producirse bajo situaciones de sugestión e hipnosis, o como efecto del uso de substancias que afectan el funcionamiento del sistema nervioso central, o debido a condiciones fisiológicas del organismo relacionadas con la satisfacción de necesidades; también bajo ciertos cuadros psicopatológicos, y finalmente, por fenómenos naturales relacionados con los distintos niveles de profundidad del sueño. Muchos autores han descrito los niveles de conciencia y los han referido como primera, segunda y tercera atención, o bien como vivir otra realidad paralela, o como profundos estados del ser. Por lo que a mí respecta, la explicación es sencilla, me ocurre cuando entro en estado de meditación por decisión propia y esto altera espontáneamente mi percepción, pero también accedo a dichos estados de forma involuntaria después de periodos prolongados de descanso y sueño. En uno de esos momentos de alteración no voluntaria de mi estado de conciencia, una mañana en un día de asueto después de un dormir prolongado, y estando con los ojos abiertos observando una repisa con objetos que hay en mi habitación, cerré los ojos y casi de inmediato entré en un trance profundo. Al volver a abrir los ojos seguía estando exactamente en la

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misma posición pero en vez de ver mi repisa con objetos, apareció ante mí un jardín con flores de todos los colores y con pájaros hermosísimos. Casi podía yo escuchar sus cantos y trinos y sentir lo hermoso de ese ambiente y la pureza del aire que se respiraba en ese lugar, que por el profundo embeleso en el que me sumió dicha visión yo llamé El jardín encantado. Tuve la sensación de estar observando bellos colores, flores y pájaros por primera vez, como si no existieran aquí en la tierra, como si no fueran de este mundo. Mi mente comprendía perfectamente que esa era mi habitación y que ahí estaba mi repisa y sus conocidos objetos de adorno; sin embargo lo que yo veía era ese maravilloso jardín. Me quedé como hechizada. Incluí esa imagen en la habilidad de desarrollar pensamiento creativo, pues el mensaje que recibí fue: “Ahí donde no ves nada o ahí donde ves apenas algo, quizá haya mucho más. Tu creatividad te permitirá percibirlo, disfrutarlo, usarlo, compartirlo y comunicarlo”. Creo que la creatividad del ser humano no tiene fin y que los estados de relajación y tranquilidad obtenidos de forma natural nos enseñan ese lado mágico de la vida. Hermosísimo es despertar la capacidad de ver más allá de lo aparente. De aquí la fórmula para desarrollar el pensamiento creativo: Ahí donde aparentemente no hay nada tu creatividad puede construir todo; atrévete a vivir esta experiencia; todo puede ser una fuente de inspiración y creatividad, la originalidad la tienes en tu propia vida como ser único e irrepetible que eres.

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3.

Las Imรกgenes

ร leos originales, creados por el artista Shane Conroy.

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Jael 111


El Señor de la Energía 112


Los Dos Mundos


El Señor de la Montaña 114


Sama 115


La Mujer que Ayuda 116


El Hechicero 117


La Mujer Inteligente y Generosa

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El Sanador Chino 119


Malinalli, la Curandera 120


Yadira, la Sanadora


El Escudo Sanador


El Hombre de Gran Corazรณn 123


La Pareja de Serpientes 124


El Luchador 125


El Señor de la Política 126


La Mujer Dulce 127


Las Alianzas 128


El Baño de Luz 129


El Río Caudaloso 130


El Viejo Sabio 131


El Maestro del Pueblo 132


El Tesoro 133


Las Flores Azules 134


El Empresario 135


El SeĂąor de Dinero 136


El Guardiรกn de la Prosperidad 137


El Indio del Cedro 138


El Guerrero 139


La Casa del Ă rbol 140


El Diamante en la Mano 141


El Mundo en tus Manos 142


El ร ngel Guardiรกn 143


Los Tres Angelitos 144


La Paloma Blanca 145


La Anciana Sabia 146


Meab, El Meditador de la Abundancia

147


La Estrella de Chancome 148


La Pantera 149


El JardĂ­n Encantado 150


4.

Plan de acción para incrementar tu bienestar

En este capítulo se ofrece una breve descripción de lo que puede ser tu plan de acción personal para alcanzar tu felicidad, cuyas herramientas y descripción amplia se encuentra en el Cuaderno de trabajo: Estrategias para incrementar tu bienestar. Se consideran 10 ejercicios para trabajar cada una de las habilidades para la vida que se asociaron a una emoción básica y este acomodo dio la racional de una formula con cuatro estrategias que se elaboraron para cada habilidad/ emoción. Así, las herramientas para iniciarte en tu camino hacia tu bienestar constan de diez ejercicios y 40 estrategias. Como ya hemos explicado anteriormente, cada una de las estrategias se asoció a una imagen evocativa y/o ilustrativa. En el cuaderno de trabajo también te ofrecemos distintos procedimientos para consultar las cartas de La felicidad se aprende y para definir tu plan de acción de 12 semanas para incrementar tu bienestar. Estos procedimientos consisten en reflexionar sobre tus habilidades para vivir mejor a través de un inventario de habilidades para la vida, o bien, a través de la consulta libre al azar de una carta y su correspondiente reflexión y meditación para cada semana o la consulta rápida con las cartas para inquietudes específicas en tu día a día. Una tabla resumen de la propuesta del cuaderno de trabajo es la siguiente:

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152


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Analizar la tabla te permitirá ver la amplitud que tiene la tarea y escoger un camino para hacerla. Cada quien lo hará a su manera. Habrá quien escogerá hacerla como un curso sistemático y seguirá el aprendizaje de las fórmulas realizando uno a uno consecutivamente los 10 ejercicios, empezando por el autoconocimiento, siguiendo por el manejo de las emociones y demás, continuando así su práctica hasta finalizar con los ejercicios. Otros completarán los ejercicios pero en un orden distinto. Quizá alguien, al revisar la tabla, irá directamente a los ejercicios sobre el área que mayor interés le despierta. Nosotros sugerimos practicar los 10 ejercicios de las fórmulas del bienestar, para después saber cuál es la habilidad para la vida que conviene desarrollar a una persona en un momento dado y, una vez determinando esto, hacer su plan de acción personal. En todo este procedimiento también podrás apoyarte en tu Cuaderno de Trabajo: Estrategias para incrementar tu bienestar. En éste encontrarás algunas sugerencias sobre la evaluación de los resultados, por ejemplo aplicar de nuevo el Inventario de Habilidades para la Vida y comparar cómo estabas antes con la nueva ponderación. Pero el punto de referencia más importante es que al practicar con estas estrategias vas construyendo tu propia experiencia: si despertó en ti la fuerza para apreciar lo positivo en tu día a día, si a un sufrimiento hallaste comprensión y consuelo, si trasformaste un evento difícil en una experiencia luminosa de la que saliste fortalecido, si has ido haciendo posible aplicar tu energía a vivir mejor. Lo importante es lograr el resultado: incrementar tu bienestar interno y psicosocial. La práctica te debe llevar a lograr que encuentres dentro de ti un punto de apoyo para apreciar todo lo positivo en tu día a día, y despertar tu fuerza interior y con ese vigor comprender que tu sufrimiento te abre una oportunidad para contemplar tu propia luz. Este material pretende ayudarte a construir una experiencia para tener tus propios aprendizajes, vencer los retos que la vida nos impone e ir más allá del juego de las necesidades. Es nuestra convicción que es posible transformar condiciones adversas en experiencias positivas de comprensión y esperanza, en las que siendo tú un ser único e irrepetible aportas la pieza más importante. Trabajar sobre tí, para obtener la evidencia de que es posible aplicar tu propia energía para vivir mejor, porque La felicidad se aprende.

154


La clave, es ser constante y consistente en tu práctica. Cada ejercicio de tu práctica te ayuda a lo siguiente: 1. Tomar conciencia. 2. Afirmar tu disposición a transformarte. 3. Transformarte con la práctica de cada ejercicio a través de cinco momentos: Preparación. Modifica tu estado de conciencia a través de la respiración y la visualización para transformar tu estado interior y estar en la disposición de reflexionar profundamente Momento de reflexión. Cada ejercicio, te lleva a tomar conciencia de tus contenidos mentales, a través de una breve reflexión sobre cada elemento de la fórmula para desarrollar cada habilidad, que desde luego tú vas a ampliar y adecuar a tu situación actual. Momento de meditación guiada. Después de la reflexión el ejercicio te permite: a) modificar tu fisiología a través de la postura corporal y la respiración, b) modificar tus contenidos mentales a través de la visualización guiada, y c) modificar el espíritu de tus palabras a través de una afirmación positiva. Momento de meditación individual. Después de repetir la frase en silencio, inicias 10 minutos de meditación libre con respiración profunda concentrándote en tu inhalación y exhalación lenta y pausada y permitiendo que imágenes, recuerdos, momentos, sentimientos y palabras lleguen a tí, sin aférrate, sin apegarte, dejando que todo fluya. Cierre de la experiencia. En este momento final abrirás tus ojos y recordarás toda la experiencia anotando en tu cuaderno de notas lo que te parezca más significativo. 4. Incrementar tu protección acumulada. Al término de tu práctica, no solamente tendrás la intención de ser diferente, serás diferente y tú y los que te rodean lo notarán: haces cosas diferentes, dices cosas diferentes, piensas y sientes cosas diferentes, tienes actitudes diferentes; te has transformado. Inicia de inmediato tu práctica con tu Cuaderno de trabajo: Estrategias para incrementar tu bienestar. 155


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