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ELÍ BARRETO

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SAMUEL RÍOS

SAMUEL RÍOS

OPON-IFÁ

POR ELÍ BARRETO TALAVERA

Buenas noches a todos.

En asuntos de arte, tiendo a ser hombre de pocas palabras.

Esta noche, sin embargo, hago excepción a esta regla para leerles este puñado de papeles y dejarles saber la importancia que tiene para mí esta exposición. Opon-ifá es, entre otras cosas, la síntesis de mis dos vocaciones de vida. I Antes del opon-ifá, antes de la pintura misma, mi primera atracción por el arte provino de una clase de geometría en escuela superior. En esa clase me llamó poderosamente la atención el dibujo de unos círculos que se dividían con colores.

La primera es la de pintor, que cultivo hace cinco décadas, y la segunda es la de babalawo, que honro hace 35 años. Aunque cada vocación, por separado, me ha deparado enormes satisfacciones, no es hasta hoy, en las pinturas que se exhiben aquí, cuando he logrado unirlas plenamente.

A mi edad puedo decirlo sin alardes: cuando el arte y la sabiduría se dan la mano, hay que compartirlo y celebrarlo. Aprovecho la ocasión para contarles mi cruce de caminos hacia el opon-ifá.

(Comenzar arriba >>I<<)

Esa lección de geometría fue la semilla de mi exploración artística, primero con la escultura y luego con la pintura. En la escultura, haciendo uso del mediomixto de la época, hice la obra Límite de masa atómica 145, por la cual gané el primer premio de escultura otorgado por el Ateneo Puertorriqueño en 1965, un año antes de ingresar a la Universidad de Puerto Rico. Ya en la UPR, me dedico a la pintura: a trabajar la superficie y el color en paisajes abstractos. Experimenté con superficies divididas en cuadrados con campos de color y texturas lisas, sin ningún relieve.

Otra etapa artística consistió en composiciones en las que destacaba el uso de la figura del cuadrado. Mediante la repetición de trasparencias y aprovechando mi conocimiento de escultor, creé patrones de cuadrados superpuestos que formaban lo que alguna vez llamé “esculturas” y que hoy podemos denominar “pinturas totémicas”.

El objetivo era quitarle frialdad al cuadrado de dos formas: (1) mediante la exploración de una amplia gama de colores, y (2) imprimiéndole tridimensionalidad cinética, mediante la superposición de transparencias y ritmos en las figuras.

Luego seguí explorando otros patrones, hasta arribar, primero de forma inconsciente, al círculo conformado por cuadrados. En algunas de las pinturas de esta época se observan patrones cuadrangulares coexistiendo con otros circulares.

Por su cualidad cinética, como mencionaran algunos críticos, estos círculos sugieren flores giratorias y mandalas. Ya luego esta circularidad que iba asomándose poco a poco, me sugeriría otra cercana a mi espiritualidad: la del opon-ifá.

II La pregunta obligatoria: qué es el opon-ifá. Entramos, pues, a mi segunda vocación: la de babalawo, es decir, la de máximo sacerdote del Oráculo de Ifá. El opon-ifá es un instrumento que usa el babalawo para armonizar al consultante con su naturaleza por medio de Orunmila, el guía del camino de la vida. A grandes rasgos, el babalawo indaga con Orunmila sobre el osogbo (es decir, el problema) que trae el consultante para recomendar qué hacer o no hacer para convertirlo en iré (en algo constructivo y fecudo). 256 son los odduns o letras que componen la vasta sabiduría del Ifá y su escritura se realiza en el opon-ifá. (Dicho sea de paso, esta escritura utiliza un sistema binario desde hace siglos, mucho antes que el lenguaje computacional). Cada letra representa una conducta del ser humano y, en el registro, el babalawo se encarga de limpiar el camino del consultante para devolverle su identidad plena en armonía con la naturaleza.

Sobre la armonía con la naturaleza es preciso decir un poco más, pues constituye un fundamento de la materialidad del Ifá y, simbólicamente, está representado en las pinturas de esta exposición. El Oráculo de Ifá entiende que la fuerza del ser humano es premeditada, mientras que la fuerza del resto de la naturaleza es primordialmente espontánea.

El ser humano, para desgracia de la especie, tiende a destruir la naturaleza, su propia naturaleza. Irónicamente, lo que lo distingue de las demás especies (sus facultades mentales) le hace olvidar que él también es paisaje. Movido por fines mezquinos, por fundamentalismos económicos, religiosos y políticos, el humano se divorcia de la naturaleza, la destruye y va construyendo su propia cámara de tortura.

Olvida que el Sol que lo saluda cada día está en el calor de su cuerpo, que el agua que contamina corre por su sangre, que los ríos que no respeta es la sangre que animan todo su organismo, que el mar que trata como un vertedero es la madre que le da la vida, lo limpia con la lluvia y permite su supervivencia. Devolver al ser humano a la conexión primordial con esas energías que lo rodean y que ya viven dentro de él es el objetivo físico y espiritual para lo cual los babalawos nos servimos del opon-ifá. En términos materiales, el opon-ifá es un tablero de madera plano, de contorno circular, que representa el mundo.

En él converge toda la naturaleza, todos los tiempos, toda la sabiduría. Desde su centro, como en un mapamundi, se extienden los cuatro puntos cardinales: este, oeste, norte y sur, y sus subdivisiones. En Ifá cada uno de estos 16 puntos de expansión corresponde a una de las letras primordiales llamadas mejis, de las que nacen las letras compuestas, 240 en total, que llamamos omoluos.

III Con este breve trasfondo sobre el carácter espiritual del opon-ifá y su constitución física, espero que puedan apreciar de otra forma esta exposición. Ahora saben que el opon-ifá del Oráculo de Orunmila es la matriz de donde nacen estas pinturas. Cada una es, según su color dominante, una representación de las fuerzas de la naturaleza. (El azul representa el mar; el rojo, la vida y el calor; el amarillo, el río y los minerales; el verde, la flora completa, y así sucesivamente). Nació en Santurce en el 1945. Estudia bajo la tutela de Domingo García, en la Galería Campeche, en 1965. Ese año obtuvo el Premio de Escultura en el Certamen de Navidad del Ateneo Puertorriqueño, con la obra “Límite de masa atómica 145”, medio mixto donde combinó plexiglás y metal. De 1967-1969 continúa sus estudios en bellas artes con los profesores Luis Hernández Cruz y el Dr. José R. Oliver en la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras, de donde se gradúa con un Bachillerato en Artes Plásticas.

ELÍ

BARRETO TALAVERA

Solo me resta decirles que el punto central de cada pintura es potencialmente usted, el espectador que la observe. Las líneas que se expanden desde el centro son el abanico de sus posibles caminos. De igual forma, como pintor-babalawo, les digo que tienen ante ustedes el producto de quince años de ir sintetizando mis dos vocaciones. Aprovechen el cruce de caminos. Las pinturas de opon-ifá están aquí para mostrarles algo. Obsérvenlas con atención, sientan y verán. —Muchas gracias

Palabras inaugurales de Elí Barreto Talavera (Inauguración de la exposición Opón Ifá en Taller Boricua Gallery / Julia de Burgos Latino Arts Center) En 1977 estudia en el Printmaking Workshop, Nueva York, bajo la tutela de Krishna Reddy, impresor de Pablo Picasso. Barreto fue director de la Galería El Guaraguao del Centro Nacional de las Artes en San Juan, Puerto Rico de 1979-1989. Trabaja más tarde en su propio taller en San Juan, PR.

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