De fábulas y refranes

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De fábulas y refranes Taller de creación de décimas

Tambo de lectura Selva de Libros



De fábulas y refranes Taller de creación de décimas

Tambo de lectura Selva de Libros


Juan Carlos Rodríguez Mosquera, Yudalmis Suárez Alberdi, Jorge Ambrosio Villa Zapata (Jota Villaza), Camila Parra Cabrera, Alicia Ovalle Andrade, Hernán Gaibor Maldonado, Patricia Enderica Espinosa, Eduardo Parra Alvarado, María Isabel Vásconez Rodríguez, Tania Chapa Barreto, Armin Alfonso Soler, Gloria García Mosco, Gisela Quintero Chacón, Lucía Chávez Tandayamo, Augusto Maldonado Larrea, Laura Caisatoa Casamen, Luz María Serrato López, Laura Montilla Camacaro, Gustavo Cabrera León, Lorena Carreón García, Karol Alarcón Mieles

© Sobre la presente edición: De fábulas y refranes, 2020 Tambo de lectura Selva de Libros

Servicios editoriales: Armin Alfonso Soler

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Prólogo La décima es una de las composiciones poéticas más populares de nuestro idioma. Fue planteada en el año 1591 por el poeta, novelista, músico y sacerdote español Vicente Espinel. Llegó a América con la conquista y echó raíces en nuestras tierras. Está compuesta por diez versos octosílabos de rima consonante y tiene una composición cerrada donde riman los versos primero con cuarto y quinto, segundo con tercero, sexto con séptimo y décimo y octavo con noveno. Este aparente trabalenguas lo desentrañamos en un taller que se realizó durante los meses de octubre y noviembre de 2020, conducido por Armin Alfonso Soler, como parte de las actividades de promoción lectora y creativa del tambo de lectura Selva de Libros, auspiciado por el Plan Nacional del Libro y la Lectura José de la Cuadra, entidad adscrita al Ministerio de Cultura y Patrimonio de Ecuador, y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI-Ecuador). Queremos presentar el resultado de los ejercicios creativos de ese taller, donde se planteó la interpretación de refranes y la reescritura de fábulas populares, vinculando de esta forma tres grandes pilares de la cultura oral de nuestros pueblos. En esta antología están representados veintiún autores procedentes de Ecuador, Venezuela, Cuba, México, Perú y Colombia. —« 3 »—



Del refranero popular

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Juan Carlos Rodríguez Mosquera

Ecuador

Sonríe Lo primero es la sonrisa. Aunque te sientas caer, aunque solo veas llover y recibas gran paliza destrozando todo a prisa, el tiempo todo acapara. Tómate un respiro y para. Si el mundo te cae encima recuerda siempre esta rima: «Al mal tiempo, buena cara».

—« 6 »—


Yudalmis Súarez Alberdi

Cuba-Ecuador

Contradicción Cuando estás aconsejando sobre lo inmediato humano: «más vale pájaro en mano que cien pájaros volando». Luego me quedo pensando en esta sentencia arcana y me cuestiono, malsana, su validez y entereza si hay otro refrán que reza: «el que no arriesga, no gana».

—« 7 »—


Jota Villaza

Colombia

Buena esposa «A caballo regalado no se le mira el colmillo», esto dijo el armadillo un tanto desencantado. Al buen Dios le había rogado que le mandara una esposa que fuera bastante hermosa, de duro caparazón, para darle el corazón: le dio una tortuga odiosa.

—« 8 »—


Conformidad Pensando en la Navidad el niño pidió un regalo: «No un caballito de palo: uno que sea de verdad». Con toda su vanidad se le volvió un estribillo. De palo encontró un potrillo y dijo con desenfado: «A caballo regalado no se le mira el colmillo».

—« 9 »—


Camila Parra Cabrera Ecuador

Gato mal pagado Cuando el gato no está casa, porque la pereza es grande, no hay nadie que lo demande porque la paga es escasa. Los ratones hacen masa en la mesa y la cocina y una rata en una esquina está mirando la tele. El pan de repente huele y se asoma la vecina.

—« 10 »—


Alicia Ovalle Andrade

Ecuador

Fiesta con mal final Salió el gato a hacer sus cosas. Los ratones hacen planes: sale el mayor, compra panes, el menor juega en las pozas, la ratona trae rosas, el abuelo limpia el piso, la abuela se peina el rizo... ¡Los ratones hacen fiesta! Y cuando duermen la siesta vuelve el gato sin aviso.

—« 11 »—


Hernán Gaibor Maldonado

Ecuador

El hijo del rufián Juancho En la aldea Monte Fino al hijo del rufián Juancho por nombre llamaron Pancho; resultó ser un ladino. Con pistola de buen tino acertó a seso y costilla matando a Perdiz y Ardilla. El alcalde oyó la queja y anotó la moraleja: «de tal palo, tal astilla».

—« 12 »—


Patricia Enderica Espinosa

Ecuador

Desasosiego «De tal palo tal astilla», dice mi madre con pena mientras me sirve la cena y me acomoda la silla. «Solo ha sido una costilla, el dolor ya cederá». Yo creo que perderá, como antaño, la cordura en una ansiedad oscura y que se amortecerá.

—« 13 »—


Eduardo Parra Alvarado

Ecuador

Consejo de un viejo sabio «Más vale tarde que nunca», comentaba un viejo sabio. Y con sensato resabio dijo: «Toma la batuta, porque en esta vida bruta tomarla te hace más fuerte. Si te dicen “mucha suerte” por todo lo trabajado, ya con el rostro cansado la vida querrá joderte».

—« 14 »—


María Isabel Vásconez Rodríguez

Ecuador

Criofobia «Más vale tarde que nunca», me lo dijo el fontanero. Se metió en el lavadero y gritó: «¡Esto no funca, esta llave está muy trunca!». La zarandeó y se empapó. ¡Hasta el calzón le llegó! «¡Achachay!», exclamó fuerte. «¡Me ha dado un frío de muerte!» Y ¡ramplám! se desmayó.

—« 15 »—


Tania Chapa Barreto

Ecuador

Mesura «Por la boca muere el pez», tal dice el refrán antiguo. Cualquier problema amortiguo si aparento timidez. Obrando con sensatez prefiero ser diplomático presentándome simpático. Si dialogo con mesura mantengo la compostura y me ven más carismático.

—« 16 »—


Armin Alfonso Soler

Cuba-Ecuador

La vecina Una chismosa en mi cuadra está pendiente de todos. Comenta hasta por los codos, ¡hasta cuando un perro ladra! Con sus ojos ella encuadra a cinco metros ¡y a diez! Y luego cuenta al revés lo que dice que observó. Pero ya te digo yo: «por la boca muere el pez».

—« 17 »—


Armin Alfonso Soler

Cuba-Ecuador

Por impuntual Después de tanto esperar que llegaras a la fiesta ya me siento tan molesta que ni te quiero mirar. Me causa gran malestar si a estas horas te apareces con excusas y sandeces que ya no tienen sentido. Pero ahora te he medido: «mucho ruido y pocas nueces».

—« 18 »—


Gloria García Mosco México

Concursante «Mucho ruido y pocas nueces. Al cantar una tonada tu voz suena destemplada», dijeron los nobles jueces. «Lo intentaré varias veces», pensó el trovador ufano. «Tengo error, pues soy humano. Yo ensayaré con pasión hasta hallar la entonación y ver el triunfo cercano».

—« 19 »—


Gisela Quintero Chacón

Ecuador

Dinero «El dinero es energía», me lo dijo un compañero: «Dinero llama dinero, sin él no se viviría». Ese pobre no sabía que con él no se consigue, ni aunque mucho se fustigue, comprar la felicidad, ni tampoco la humildad, por mucho que se atosigue.

—« 20 »—


Laura Caisatoa Casamen

Ecuador

No perdamos el amor Más vale pájaro en mano que cien pájaros volando. Yo te voy aconsejando, porque soy un viejo anciano que lo aprendió de un coreano: «Cuidemos lo que tengamos. Si tristes nos encontramos con problemas y pesares, ante malos avatares el amor no lo perdamos».

—« 21 »—


Lucía Chávez Tandayamo

Ecuador

Hierba mala Atrevida yo me porto porque me gusta explorar. Porque me gusta viajar ¡el mundo me queda corto! Su rostro me mira absorto: «¡Paloma libre!», refiere. «¿Quién como tú viviere?» «Cálmate, Enrique, mi amigo. No hay peligro, te lo digo: hierba mala nunca muere».

—« 22 »—


Augusto Maldonado Larrea Ecuador

Cariñito sincero Segura de lo que quiere, dice Carmita, tosiendo entre dientes y sonriendo: «Mala hierba nunca muere». Juan piensa: «Si ella “durmiere”, estaría muy contento, esperando un buen momento, para hacerme con la plata. Pero Carmen dará lata, para rabia del jumento».

—« 23 »—


Augusto Maldonado Larrea Ecuador

Con las pilas puestas Estaba la conejita cantando mientras jugaba; sabía que ahora estaba, muy lejos de donde habita. El lobo a correr la invita haciendo dulce conversa, pero ella se va en reversa y corre despavorida, asustada y convencida: «más vale maña que fuerza».

—« 24 »—


Karol Alarcón Mieles

Ecuador

Más vale maña que fuerza Son ya cuarenta y dos años de constante aprendizaje. Eso me ha dado un pasaje para este entendimiento: tener buen conocimiento sirve más para el camino de este vulgar peregrino. Aunque la vida retuerza, saber es mejor que fuerza para alcanzar el destino.

—« 25 »—


Laura Montilla Camacaro

Venezuela-Ecuador

Aprendizaje El que a buen árbol se arrima buena sombra lo cobija. ¿Y el que nace sin sortija?... ni que la llevara encima. Por esa idea que prima, si la sigue, usted aprende y si no, nada comprende. Así es. Para su vida, al buen amigo: ¡acogida! Y verá qué pronto asciende.

—« 26 »—


Luz María Serrato López México

El que a buen árbol se arrima Una abstracción quiero hacer: quien se duerme con un docto ventaja tiene en pernocto porque gana en buen saber. Aunque no pienso aprender en la casa del maestro, con eso yo le demuestro que yo puedo aprender sola cuando él ya no me controla y haciendo esfuerzo, me adiestro.

—« 27 »—


Lorena Carreón García

Ecuador

Sentencia «Árbol que nace torcido jamás su tronco endereza». Lo decimos con certeza, es un dicho conocido. Para todos compartido: como naces, morirás. Con disciplina creerás lograr cambiar todo rumbo; tu esfuerzo te dará un tumbo y, al fin, nada lograrás.

—« 28 »—


Gustavo Cabrera León

Perú

Un caso muy torcido «¡Árbol que crece torcido jamás su tronco endereza!», gritó indignada Teresa ante el necio Juez Garrido. ¡Ay, qué caso tan jodido! Desde el banquillo morado la miraba algo asustado el temible violador: su propio progenitor, quien ya chico era un malvado.

—« 29 »—



FĂĄbulas en dĂŠcimas

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Patricia Enderica Espinosa

Ecuador

Una cigarra bien mensa Era un candente verano cuando la ociosa cigarra, entonando su guitarra, no recogió ningún grano. Pero la prudente hormiga, al contrario de su amiga, llenó toda su despensa. «Cigarra, eres bien mensa. ¡No te daré ni una miga!»

—« 32 »—


Armin Alfonso Soler

Cuba-Ecuador

Adulación Un cuervo atrapó en su pico un trozo de queso duro. Pensaba en su árbol seguro: «Este queso huele rico». Una zorra, con su hocico levantado hacia la rama, declaraba esta proclama: «El canto más deslumbrante, más alegre y elegante es de un cuervo que declama». «¿Lo dice en serio, vecina?», preguntó el cuervo halagado. «Tu tonada es de mi agrado, tu canto el cielo ilumina». El cuervo su cuello inclina para cantar el suceso. Cae de su boca el queso y la zorra lo captura. «Pobre, infeliz criatura, era adulación, confieso».

—« 33 »—


Hernán Gaibor Maldonado

Ecuador

Disimulo Señora zorra feliz valle abajo se paseaba. Por todos lados miraba uvas dulces, ¡regaliz! Pensó: «Comer no es desliz». Su sabor ya presentía. Saltó alto con porfía pero no las alcanzó. Y enojada declaró: «Al final, ni las quería».

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La fábula de los chanchitos Tres chanchitos construían. La de paja se caía. La de tabla se partía. A la de piedra corrían. Seguros allí estarían. Sopló, empujó, puyó el lobo y nadie lo oyó. Usando treta y maraña cayó al fuego cual araña, se quemó el rabo y huyó.

—« 35 »—


María Isabel Vásconez Rodríguez

Ecuador

La gallina de los huevos de oro En una pequeña aldea un pobre viejo vivía que ni una vaca tenía, y aunque usted no me lo crea un día en su chimenea un duende se apareció y una gallina le dio. «Huevos dorados pondrá. ¡De su pobreza saldrá!», con pompa le reveló. Al siguiente día, ¡sorpresa!, encontró un huevo de oro y lo vendió sin decoro. Ya había pan en su mesa y pronto hubo milanesa. «Nunca le fue suficiente», es lo que dijo la gente. «La magia quiso encontrar al su gallina matar». La codicia fue evidente.

—« 36 »—


Gloria García Mosco México

Huyendo de un cazador Un ciervo que presumía su gran cornamenta hermosa, al río le dijo «ambosa», viendo su reflejo un día. ¿Por qué la rana reía cada vez que lo miraba? «Ella está muy extrañada de tu enorme presunción...» En eso oyó una explosión, y huyó de una gran zancada. Fue entonces que comprendió que le estorbó su belleza. Sus cuernos, en la maleza, fue lo que más se enredó. Y si al final no murió fue por esas patas flacas, a las que él llamaba estacas porque no eran de su agrado. Ellas habían logrado salvar sus tristes petacas.

—« 37 »—


Laura Montilla Camacaro

Venezuela-Ecuador

Ir por lana No te olvides, amor mío, que si haces algún engaño de vuelta tendrás el daño. Como aquel lobo sombrío que sin pensar ni porfío se disfrazó de cordero y ¡se lo comió el granjero! Por esa sola mentira ese lobo que delira fue y se quedó sin cuero.

—« 38 »—


Tania Chapa Barreto

Ecuador

La liebre que se durmió Una liebre presumida manifestaba dichosa: «Yo no soy tan vanidosa, pero es cosa bien sabida que por veloz soy temida». Mientras esto proclamaba la tortuga la escuchaba y la retó a competir. No necesitó insistir, pues la liebre se alistaba. «¡Qué lenta es al caminar!», pensó la liebre a su gusto. Se acostó tras un arbusto, dejó su mente volar y se dispuso a soñar... Y terminó la carrera sin que la liebre supiera. Pues sí, la perseverancia tuvo mayor relevancia que la velocidad fiera.

—« 39 »—


Tania Chapa Barreto

Ecuador

La lechera soñadora La lechera presurosa desbordaba en alegría por los planes que tenía para su leche. Ambiciosa presagiaba las ganancias y la futura inversión. Tenía tanta ilusión que un tropezón la distrajo. ¿Y la leche? ¡Ay, carajo! Toda se fue de un tirón.

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Un manzano en el camino Presurosa la lechera con el ánimo lozano no se fijó en el manzano que ocupaba media acera. Si de su mente se oyera los planes que ella tenía desbordando de alegría... De repente, un porrazo lo arrojó todo al fracaso y truncó su fantasía.

—« 41 »—


Camila Parra Cabrera Ecuador

Torpeza Caminaba una lechera y le dije: «Que aproveche este cántaro de leche» para que ella lo vendiera y su familia comiera. Agradeció y se marchó. En el camino pensó: «¡Qué deliciosa comida me comería de ida!». Pero cayó y se acabó.

—« 42 »—


Cazador urbano Iba don gato en su coche en busca de una gran cena. «Ratones, ¡una docena!» Los divisó a medianoche. Cazó algunos sin reproche, presto a casa regresó y muy hambriento cenó. Finalmente, satisfecho, se fue a dormir con derecho: con más ratones soñó.

—« 43 »—


Jota Villaza

Colombia

El asno y el caballo En una granja vivía un asno. Y su gran amigo caballo, con buen abrigo, era grata compañía. Su trabajo consistía en llevar a la ciudad heno en buena cantidad para exhibir y vender. Su dueño, un gran mercader, vivía con calidad. Un día el asno cargó más forraje que el caballo. El burro exclamó: «¡No callo!, esta carga me fregó. Vas más liviano que yo», le dijo a su compañero. «Escucha bien lo que quiero: ayúdame con un poco, el peso me tiene loco y presiento que me muero».

—« 44 »—


Con aparente sordera el corcel siguió el camino, pero quiso el cruel destino que el asno al fin se muriera. Y aunque así no lo quisiera, con resignación amarga recibió toda la carga. Dijo al fin arrepentido: «Ahora sí que estoy jodido. Será una jornada larga». Por no apoyar y brindar a un amigo alguna ayuda, no tengas la menor duda: luego te podrá pesar. Porque si no has de ayudar con buena fe y optimismo, sabrás con gran pesimismo que la ayuda que le niegas a otro, es mal que tú riegas y te haces a ti mismo.

—« 45 »—


Augusto Maldonado Larrea Ecuador

Mano que ayuda, nunca es pequeña Estaba un león dormido y a su lado, dos ratones retozaban juguetones muy cerquita de su oído. Se despertó con el ruido y uno de ellos fue atrapado. Temblando, blanco, asustado, dijo, labioso, el ratón: «Si me suelta, don león, será usted recompensado». Rio el león de la oferta, seguro de su poder. El ratón le dio a entender que la vida es siempre incierta, que él estaría en su puerta cuando lo necesitara. Rogó recapacitara y lo dejara escapar, pues él vendría a ayudar cuando el feroz lo llamara.

—« 46 »—


Una semana después el león iba confiado, en su presencia amparado sin dar a nada interés. Por la hondonada, a través, creyendo que era segura, se metió en una abertura sin saber que era una trampa dispuesta para su estampa, de los humanos conjura. Gritó el león enredado y llegó presto el ratón, orondo y con convicción a cumplir con lo ofertado. Más pronto de lo esperado, con fuerza y muy convencido, mordió la red decidido a darle al rey libertad. Valiente, cumplió en verdad lo que había prometido.

—« 47 »—


Luz María Serrato López México

No más mentiras Una tarde el pueblo advierte a un pastor con su ganado que tenga mucho cuidado porque el lobo se divierte. «¡Avísanos de tal suerte!» El pastor se fue a la loma y al pueblo gastó una broma. Mil veces gritó: «¡El lobo!». Pero es terrible su embobo: cuando es verdad, nadie asoma. Piensa en decir la verdad, no engañes con tu mentir. De lo que vas a decir depende tu honestidad. Sé congruente en verdad, no vaciles con engaños, no te alcanzarán los años para vivir de mentiras. ¿Cómo es que no te inspiras para reparar los daños?

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Un consejo te daré: de lo expresado, ¡parar! Tú lo puedes remediar. ¿Cómo? Yo te apoyaré. Contigo trabajaré y verás que triunfarás. Ya mentiras no dirás, serás un hombre correcto, te ganarás gran afecto y un buen ejemplo darás.

—« 49 »—


Gustavo Cabrera León

Perú

El pastorcillo bromista «Desde hoy día, pues, Martín, las ovejas cuidarás y, si notas que la paz de pronto llega a su fin por un lobo malvadín, gritarás con voz potente: “¡Ahí viene el lobo, gente!” y al instante cien iremos y a la fiera espantaremos. Ahora vete y cruza el puente». El chaval Martín García a su padre agradeció, al ganado convocó y a las siete de aquel día hacia el gran bosque partía. Tras unas horas contento sintió gran aburrimiento y, cansado de escuchar tanto balar y balar, maquinó un gigante invento.

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Dio Martín tremendo grito: «¡Ahí viene el lobo, gente!». Y antes que contara veinte, con un mazo vino Tito, con escobas, Santiaguito, y después, bien asustado, su papá llegó escoltado. «Amigos que habéis venido, bromita nomás ha sido», dijo Martín, relajado. El joven quiso explicar que le aburrió su labor, mas miradas de rencor solo pudo cosechar. «¡No nos vuelvas a engañar!», exigió cada vecino. Un jalón de orejas fino su papito le aplicó y el chiquillo prometió proceder con mejor tino.

—« 51 »—


Pasó que al día siguiente Martín tanto se aburrió que la promesa rompió. «¡Ahí viene el lobo, gente!» dijo el zagal nuevamente. Sus vecinos acudieron y ni un poco le creyeron cuando dijo: «¡Con un palo di una zurra al lobo malo!». Todos furiosos se fueron. Y llegó el día tercero. Martín, echado en el pasto, presentía algo nefasto. Tras el canto de un jilguero alguien dio un rugido fiero. Entre unos arbustillos divisó Martín colmillos. Y se puso tan ¡tan! bobo viendo saltar al gran lobo que temblaron sus tobillos.

—« 52 »—


«¡Ahí viene el lobo, gente!», aullando, dijo Martín. «¡Ese chico es un pillín!, siempre miente, ¡siempre miente!» Así hablaban Don Clemente y todos en el pueblito despreciando cualquier grito que el joven seguía dando, viendo al lobo devorando su cadáver, exquisito.

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Prólogo Del refranero popular Sonríe » Juan Carlos Rodríguez Contradicción » Yudalmis Súarez Buena esposa » Jota Villaza Conformidad» Jota Villaza Gato mal pagado » Camila Parra Fiesta con mal final » Alicia Ovalle El hijo del rufián Juancho » Hernán Gaibor Desasosiego » Patricia Enderica Consejo de un viejo sabio » Eduardo Parra Criofobia » María Isabel Vásconez Mesura » Tania Chapa La vecina » Armin Alfonso Por impuntual » Armin Alfonso Concursante » Gloria García Dinero » Gisela Quintero No perdamos el amor » Laura Caisatoa Hierba mala » Lucía Chávez Cariñito sincero » Augusto Maldonado Con las pilas puestas » Augusto Maldonado Más vale maña que fuerza » Karol Alarcón Aprendizaje » Laura Montilla El que a buen árbol se arrima » Luz María Serrato Sentencia » Lorena Carreón Un caso muy torcido » Gustavo Cabrera


31 32 33 34 35 36 37 38 39 40 41 42 43 44 46 48 50

Fábulas en décimas Una cigarra bien mensa » Patricia Enderica Adulación » Armin Alfonso Disimulo » Hernán Gaibor La fábula de los chanchitos» Hernán Gaibor La gallina de los huevos de oro » María Isabel Vásconez Huyendo de un cazador » Gloria García Ir por lana » Laura Montilla La liebre que se durmió » Tania Chapa La lechera soñadora » Tania Chapa Un manzano en el camino » Tania Chapa Torpeza » Camila Parra Cazador urbano » Camila Parra El asno y el caballo » Jota Villaza Mano que ayuda... » Augusto Maldonado No más mentiras » Luz María Serrato El pastorcillo bromista » Gustavo Cabrera




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