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ESTRENO EN EL TEATRO REAL
JUAN ÁNGEL LÓPEZ-MANZANARES
Madama Butterfly se presentó por vez primera en Madrid el 20 de noviembre de 1907, tres años y medio después de su première en la Scala de Milán y precedida unos meses por su estreno (adaptada al castellano) en el pequeño Teatro del Bosque de Barcelona. La idea de programarla en el Teatro Real debió de datar del mes de mayo. Fue entonces cuando los empresarios Luis Calleja y Antonio Boceta se alzaron con el arrendamiento del coliseo madrileño, sucediendo a un criticado Luis Arana. Y, entre otras promesas, se comprometieron a contratar a Rosina Storchio –soprano veneciana que había interpretado a Butterfly en la première de Milán–. Pero la elección de Madama Butterfly para abrir la temporada de 1907-1908 debió de proceder de su asesor artístico, Luis París, quien cuando estuvo al frente del teatro entre 1898 y 1902 había estrenado La bohème y Tosca, y, desde 1906, poseía una partitura de la nueva ópera de Puccini.
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Como había sucedido años atrás, Luis París cuidó escrupulosamente los detalles de la puesta en escena, como el atrezo y los complicados cambios de luces. Los decorados se los encargó a un experimentado Luis Muriel, quien, basándose en fotografías originales japonesas, concibió un espectacular decorado consistente en una terraza abierta a la bahía de Nagasaki y flanqueada por una vivienda tradicional y un frondoso jardín. Los figurines –de los que todavía se conservan algunos ejemplares– corrieron a cargo de Joaquín Xaudaró, ilustrador habitual de Blanco y Negro y buen conocedor del arte japonés. Suyas fueron también la embocadura de la escena coronada por una garza volando entre cerezos en flor y el telón con cuatro guerreros samuráis a caballo. Tras aplazarse una semana debido a una indisposición de Rosina Storchio, la ópera se estrenó el 20 de noviembre, con el siciliano Filippo Brunetto al frente de la orquesta. A Rosina Storchio la acompañaron, entre otros, el tenor lombardo Giuseppe Acerbi (Pinkerton), la mezzosoprano francesa Maria de Marsan (Suzuki), el barítono –también francés– Henri Berriel (Sharpless) y la soprano catalana Engracia Pareto Homs (Kate).
La ópera de Puccini cosechó gran éxito de crítica y público. Se ensalzó la dirección de orquesta y a los primeros cantantes, principalmente a Rosina Storchio, pero, por encima de todo, se insistió en la cuidada y hasta lujosa puesta en escena ideada por Luis París. Tras figurar en cartelera hasta el 28 de diciembre, se volvió a programar en el Real apenas pasado un año, en enero de 1909.
Juan Ángel López-Manzanares es conservador en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid y comisario de la exposición «Madama Butterfly y la atracción por Japón. Madrid, 1868-1915»