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Lo que no te mata, te hace reír más fuerte
Comedia en tiempos de crisis
Por Karla Morales*
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Ahí estaba yo: viviendo como refugiada en casa de una amiga, con 150 pesos en mi cuenta bancaria, los ojos hinchados, la cabeza estallando, el pecho apachurrado de tanto sentir y la incertidumbre delante mío. Tuve que hacer entrar toda la vida que hasta entonces tenía en dos maletas y una mochila. Estaba atravesando una de las peores crisis personales que he tenido jamás; respirar dolía, de verdad dolía. En ese momento estaba sentada en el comedor con mi amiga, era la hora del desayuno y yo me esforzaba por no quebrarme (otra vez) mientras ella comía su tostada de aguacate con huevo cocido. En eso estaba, atravesando ese túnel oscuro cuando sonó una alarma que tengo programada en el celular para tomar una pastilla, y así como caudal de río fluyó de mí de manera natural un: Las 10:00 en punto, hora de llorar… con permiso, y la risa estalló en ambas. El túnel se volvió menos oscuro y sin quererlo la pastilla que tomé esa mañana, fue la de la comedia.
Es común escuchar que los mexicanos somos los mejores para reírnos de las desgracias. Pero buscar la comedia dentro de la tragedia no es algo exclusivamente mexicano (lamento decepcionarlos, queridos patriotas), está en el instinto de supervivencia del ser humano. Freud decía: “El humor es la manifestación más elevada de los mecanismos de adaptación del individuo”. Recurrimos a él ante los eventos más trágicos, buscando sobrellevar las crisis. Y qué hay más trágico, convulso y crítico que el año 2020: pandemia mundial, crisis económica, incertidumbre y reuniones de Zoom eternas donde a todo el mundo se le olvida quitar el mute. Sin la comedia estaríamos condenados a perder la sanidad mental.
Por todo esto, no es raro que por todos lados encontremos posts, memes y tuits que prenden la luz de la comedia en la obscuridad de la crisis: nos estamos protegiendo con esa pastilla. Estamos armando un refugio en el que poder reírte de una situación amenazante la hace más llevadera y permite abordarla con otro punto de vista distinto al miedo. Esto no quiere decir que le restamos importancia a nuestras vicisitudes, con o sin humor siguen existiendo. La comedia es como esos espejos de feria, lo que se refleja es real pero viéndolo desde otros ángulos, da risa. El humor no banaliza una situación trágica, no niega la realidad, nos ayuda a digerirla. Además no sólo nos da bálsamo y asilo, sino que nos regala endorfinas sin cargo adicional y, ¿a quién no le gustan las cosas gratis?
Por último, como todo buen remedio, la comedia no sólo es una medicina propia, sino que se comparte para poder aliviar a otros. En épocas de redes sociales al por mayor, todo un mundo de humor, en diferentes idiomas y estilos, se presenta ante nuestros ojos esperando un clic. Cuando algo nos da risa lo primero que pensamos es en compartirlo y de esa manera generamos unión, un vínculo que nos reconforta, que nos acerca. Es importante reflexionar que en estos tiempos en donde el distanciamiento social es normal, la cercanía se vuelve un tesoro. Podernos reír en la cara de la desgracia juntos, sin duda un acto de amor y resistencia.
Una crisis puede ser global o personal y puede sacudir al mundo o trastocar el propio, pero si tenemos la capacidad de reírnos y compartirlo, los momentos de mayor oscuridad no están tan mal.