Los plasticos

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LOS PLÁSTICOS Carlos Alonso-Miñón Muñoz 3ºA.ESO Colegio Jesús-María


Peligros ambientales del uso masivo de los plásticos Los polímeros se han convertido en uno de los acompañantes habituales en nuestra vida. La mayoría de los objetos que están a nuestro alrededor están constituidos total o parcialmente por alguno de ellos. Esto ha dado lugar a un gran desarrollo de la industria, lo que ha generado problemas ambientales. Dado que los plásticos son relativamente inertes, los productos terminados no representan ningún peligro para el fabricante o el usuario. Sin embargo, se ha demostrado que algunos de los monómeros usados en la fabricación de plásticos producen efectos cancerígenos en la salud. Así, el benceno, una materia prima usada en la fabricación del nylon es un carcinógeno. La industria del plástico, presenta unos problemas ambientales y para la salud, similares a los de la industria química. La mayoría de los plásticos sintéticos no pueden ser degradados por el entorno; al contrario que la madera, el papel, las fibras naturales, o incluso el metal o el vidrio, no se oxidan ni se descomponen con el tiempo. Se han desarrollado algunos plásticos degradables, pero a pesar de ello siguen sin cumplir las condiciones óptimas para los vertederos de basura. El que sea degradable, no significa que los materiales desaparezcan, sino que se hacen física y químicamente más pequeños, dando lugar a sustancias que pueden ser más peligrosas aún que las iniciales. La eliminación de los plásticos supone un problema ambiental. El método más eficiente para solucionar este problema es el reciclaje y la no generación de residuos. A pesar de que el reciclaje se considera una buena opción, siempre supone un gasto energético que se puede minimizar si el residuo no ha sido generado, lo que se puede conseguir adquiriendo productos con el mínimo embalaje. Muchos de los plásticos resisten poco la temperatura y pierden su forma o se destruyen totalmente. Muchos de ellos son inflamables y desprenden en algunos casos, a causa de la combustión, productos muy tóxicos que reciben el nombre de dioxinas (átomos de Cl, estables, resistentes al medio ambiente y al ser humano). La degradación excesivamente lenta que sufren hace que ocupen mucho espacio en los vertederos.

Los plásticos y el medio ambiente El impacto en el medio ambiente de las miles de bolsas de plástico que consumimos es enorme, y eso sin contar la gran cantidad de energía necesaria para su fabricación, puesto que están compuestas de sustancias derivadas del petróleo, que además tarda en degradarse entre 80 y 90 años. Sin contar con las pinturas y serigrafías que llevan en su publicidad que normalmente están fabricadas a base de residuos metálicos tóxicos. A todo esto hay que añadir, que el plástico como material está presente en la mayoría de productos que


consumimos, generando más y más residuos cada día. Eso hace que sólo en España generemos 5 millones de toneladas al año de residuos plásticos, de los que sólo se reciclan 700.000 toneladas, el resto, o mejor dicho la mayor parte acaba siendo desechada sin control, en cualquier sitio, contaminando todo lo que tenemos, las ciudades, los ecosistemas naturales, los ríos, el mar. Cuando llegan al mar, el impacto ya es letal, para el propio mar, pero sobre todo para los animales que desconociendo el peligro que conllevan, las ingieren y acaban muriendo de una forma atroz. El año pasado, cerca de 100.000 ballenas, focas, tortugas y otros animales marinos murieron con bolsas de plástico en el interior de su organismo. Cuando llega el verano y vamos a las playas, no pensamos que nuestro paso por ellas va dejando un rastro de muerte, para el propio mar y para los animales que en él habitan, la huella que vamos dejando a nuestro paso, además de la suciedad, son millones de objetos de plástico de todo tipo, que dejamos abandonados en las playas y costas, y que el viento y/o las mareas se encargan de arrastrar mar adentro. Una bolsa de plástico puede navegar a lo largo y ancho del mundo, entre 30 y 40 años sin degradarse, empezando otro ciclo: el de la destrucción de la fauna marina. Las tortugas marinas las confunden con medusas y las comen ahogándose en el intento por tragarlas. Los delfines, ballenas, focas y demás animales lo mismo, ellos no reconocen que son desperdicios humanos, simplemente están acostumbrados a que “lo que flota en el mar se come” según palabras de un famoso biólogo. Pero la ingesta de plásticos no sólo afecta a los animales marinos, también a las aves; en estudios patológicos realizados a animales, se descubrió que en el interior de sus organismos, había desde, tapones de botellas, pasando por encendedores u otros trozos de pequeños plásticos. Así pues, ya vemos que no sólo afecta a los animales acuáticos, también a las aves. Y, es que el plástico es versátil, resistente y sobre todo barato. Si miramos a nuestro alrededor, veremos que estamos rodeados de objetos fabricados con plástico. Cada vez se produce más… y claro, cada vez tenemos que desechar más. A diferencia de lo que sucede con otros materiales, como el vidrio o el papel, el reciclado de plástico no supone un gran ahorro, de ahí que no sea rentable su reutilización y sí, la fabricación nueva. El Bioplástico es un material polímero fabricado a partir de recursos renovables (por ejemplo, azúcares, almidón, celulosa, patatas, cereales, melazas, etc.), no fósiles, que se degrada rápidamente, que se puede descomponer y devolver a la tierra como abono, siendo posteriormente sintetizado con energía renovable; esto también se le aplica a los productos sintéticos fabricados a partir de petróleo, pero que son biodegradables (por desgracia son minoría) que ya empiezan a comercializarse, poco, muy poco, en este llamado primer mundo. Lo malo de estos plásticos biodegradables, es que no tienen las características de un plástico normal, no se les puede pasar por procesos de moldeo, extrusión, soplado,


además de tener una resistencia, y rigidez menores, hasta ahora, su utilización está enfocada a productos de vida útil corta, por su baja resistencia a la acción de los microorganismos en aplicaciones que soportan la intemperie. De estos plásticos biodegradables, lo que se aprovecha generalmente son los residuos que se encuentran fácilmente en la naturaleza y que se van renovando por si solos. Esto tiene la ventaja de que no sólo se reducen los impactos ambientales sino que no se termina con el producto, sólo se aprovechan los residuos orgánicos. Se empieza a explorar otros sectores como el agrícola, el de componentes electrónicos y se empieza a investigar su aplicación a la medicina para productos desechables, como en biomedicina para desarrollo de tejidos –medicina regenerativa, y también para elementos necesarios en cirugías de huesos como tornillos biodegradables. Algunas grandes cadenas comerciales de Francia, Gran Bretaña, Italia y Países Bajos, (por desgracia, a España aun no ha llegado “esta moda”) han comenzado a utilizarlos principalmente para el envasado de productos frescos como frutas, verduras y productos congelados, y para productos de higiene personal o vajillas y vasos desechables. En algunos países se plantean medidas más drásticas para frenar su uso. Por ejemplo, en Suecia o Alemania el cobro de las bolsas está generalizado, si bien los consumidores están más concienciados y suelen reutilizarlas o emplean bolsas de tela. En otros países han optado por la vía que más nos duele a los ciudadanos; los impuestos. En Irlanda ha implantado el “plustax”, que obliga al pago de 15 céntimos de euro por cada bolsa que utilicen los consumidores. En Hong Kong, una tasa medioambiental similar a la irlandesa, obliga a pagar por cada bolsa unos 50 céntimos. Y, algunas ciudades de Estados Unidos se están planteando prohibir directamente su uso, como en San Francisco, Boston o Berkeley. En Los Ángeles se estudia sustituirlas por otras recicladas y biodegradables. Por su parte, en la localidad inglesa de Devon las han eliminado de los establecimientos comerciales, ofreciendo en su lugar bolsas de papel o de tela. En Francia e Italia estarán prohibidas todas las bolsas de plástico no biodegradables, en España somos más laxos, tan sólo se pretende que en 2015 el 70% sean biodegradables. En cualquier caso, en nuestra mano está que reduzcamos el consumo del plástico en la medida de lo posible, reutilicémoslos, y si está a nuestro alcance, usemos plásticos biodegradables, pero nunca, tiremos los plásticos junto con la basura orgánica, ni las dejemos tiradas ni en el campo ni en el mar, recordar, que los animales, no distinguen lo que para nosotros sólo es basura, y su muerte es muy lenta y agónica.

Reciclaje de los plásticos Hay cuatro tipos de reciclaje de plásticos: Primario Conversión del desecho plástico en artículos con propiedades físicas y químicas idénticas a las del material original. Se realiza con termoplásticos


tipo PET, HPDE, LPDE, PP, PS y PVC. Es necesario un proceso de separación y limpieza. Secundario Se convierte el plástico en artículos con propiedades inferiores a las del polímero original. Se usa en termoestables que están contaminados. En este caso no es necesario limpiar, se mezclan con tapas de aluminio, papel, polvo,… y se muelen y funden juntos en un extrusor. Se usan como áridos en la construcción de carreteras Terciario El polímero se degrada en compuestos químicos básicos y combustibles. Se diferencia de los anteriores en que además de un cambio físico hay un cambio químico. Los métodos más usados son pirólisis y gasificación. En el primero se recuperan las materias primas de los plásticos, de manera que se pueden rehacer polímeros puros con otras propiedades y menos contaminación y, en el segundo se obtiene gas que puede ser usado para producir electricidad, metanol o amoniaco. Cuaternario Calentamiento del plástico para usar la energía térmica liberada de este proceso para llevar a cabo otros procesos, es decir, se usa como combustible para obtener energía. Problema: generación de contaminantes gaseosos y de cenizas altamente contaminantes.

Adolescente egipcia encuentra la manera de reciclar plástico y convertirlo en biocombustibles Azza Abdel Hamid Faiad es una chica egipcia de dieciséis años de edad que descubrió una innovadora idea para reciclar el plástico que se consume en su país y convertirlo en biocombustible. Lo que propone Azza, al descubrir un catalizador de bajo costo llamado aluminosilicatos, es descomponer los polímeros plásticos que se encuentran en botellas de bebidas y residuos en general es, esto genera productos gaseosos como el metano, propano y etano, que luego pueden ser convertidos en etanol. La tecnología descubierta por la joven egipcia podría proporcionar un método económicamente eficiente para la producción de combustibles de hidrocarburos, incluyendo 40 mil toneladas por año de nafta craqueada, un hidrocarburo del grupo de las gasolinas que se obtiene de las unidades de ruptura catalítica, y 138 mil toneladas de gases de hidrocarburos, el equivalente a 78 millones de dólares en biocombustibles al año. Como era de esperar la propuesta de Azza ha generado un gran interés por parte del Instituto Egipcio de Investigaciones del Petróleo, que está tratando de reducir sus residuos.


El consumo de plástico de Egipto se calcula en un millón de toneladas al año, por lo que la propuesta de Azza podría transformar la economía del país, lo que le permitirá ganar dinero al reciclar este material, además de ayudar al planeta.

Reciclado del plástico para realizar hilo textil Es importante, o, mejor dicho, esencial, que se comiencen a reutilizar las botellas de plástico para otros usos. En realidad, las botellas y cualquier objeto elaborado con plástico. Sólo que, especialmente las botellas, ya que representan un porcentaje muy elevado de los millones de toneladas de desechos plásticos que cada año van a parar a los vertederos de todo el mundo. A los vertederos y al mar. La empresa taiwanesa Super Textile Corporation recicla botellas de PET y las convierte en material para elaborar tejidos. Así, con estos tejidos provenientes de plástico reciclado, se pueden fabricar camisas, bufandas o camisetas de fútbol. Super Textile Corporation ha trabajado en colaboración con la Fundación Tzu Chi, una organización benéfica también taiwanesa, con la que ha llevado un proyecto consistente en distribuir trescientas mil mantas fabricadas con el tejido que fabrican y que han sido repartidas entre las personas necesitadas de Taiwán, así como para ayudar a víctimas de desastres naturales en países como Sri Lanka, Filipinas, Haití o Pakistán. La Fundación Tzu Chi tiene 4.500 contenedores de reciclaje en Taiwán. En 2009 se recogieron doce mil toneladas de botellas de plástico para ser reutilizadas. Para la fabricación de una manta de 230 x 180 centímetros son necesarias 78 botellas. El proceso es laborioso. Después de recoger las botellas usadas, se procede a su limpieza y su clasificación dependiendo del color del plástico. Después, las botellas son trituradas y convertidas en hilo, un hilo que es el tejido con el que se pueden producir telas. En este proceso sólo es aprovechable el cuerpo de la botella. Los tapones y las etiquetas deben ser desechados. Con todo, la empresa está intentando mejorar la tecnología para poder aprovechar también los tapones de las botellas. Después de todo este proceso, la fabricación de prendas de vestir de este modo ecológico resulta hasta un 30% más cara que la producción de telas de poliéster convencional.

Vaqueros a partir de botellas de cerveza recicladas “No soy virgen” (I am not a virgin) es el original nombre con el que han bautizado a unos vaqueros fabricados, en parte, con material reciclado. Se descomponen envases como botellas de cerveza hasta que forman un material parecido al hilo. Primero, se recoge el material de desecho en un centro de reciclaje. Después, las botellas se clasifican por material, incluidas etiquetas y tapas. Todo se tritura hasta que quedan pequeños pedacitos que se sumergen en un baño de agua donde el papel y otras


partes flotan y separa las virutas que se van a usar para elaborar el hilo. Se muele de nuevo, para conseguir partículas más finas y que, en realidad, es un compuesto muy similar al poliéster. Las partículas se funden y se exprimen con alta presión hasta conseguir una hebra continua de material suelto y flexible, listo para ser hilado. Posteriormente, se mezcla con algodón virgen y se teje en una sola mezcla. I am not a Virgin ha creado una edición limitada de cuatrocientos vaqueros elaborados con botellas marrones de cerveza. Es un tejido único y ecológico. La nueva marca está consiguiendo inversión de empresas distribuidoras y de agencias de comunicación. Tienen grandes planes para la nueva empresa: lanzar diferentes líneas de pantalones fabricados con botellas de refresco o con botellas de color verde azulado de agua.


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