Estéticas y tendencias juveniles

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JÓVENES: ESTÉTICAS, TENDENCIAS Y CONSUMOS.

Por: Edwin Alonso Montes Marín Educador.

No es nada sencillo hablar de los jóvenes. Aunque abundan los estudios acerca de ellos y sentimos una necesidad de conocerlos, no resulta fácil dicho propósito. En especial porque la mayoría de nosotros no somos jóvenes y abordamos una realidad de la cual ellos mismos preferirían hablarnos, y así, no correr el riesgo de utilizarlos subjetivamente para seguir alimentando nuestros imaginarios personales y colectivos, nuestras proyecciones y justificaciones de adultos. No se puede hablar de juventud como si se tratara de algo real y uniforme, es más, en la actualidad resulta inútil la categoría sociológica de juventud, pues “no hay juventud sino jóvenes” (1) Ser joven hoy es algo bien relativo: una realidad cada vez menos en función de la biología y más determinada por la cultura y la sociedad. Por lo tanto, hablando propiamente, “no hay problemas o cuestiones juveniles, sino problemas sociales que se reflejan o condensan en los jóvenes” (2) Al desarrollar mis lecturas e interpretaciones sobre los escenarios juveniles urbanos, no pretendo realizar una radiografía de la juventud que tal vez de manera irresponsable, confluya en una vulgar caricatura de la misma. Me propongo de manera respetuosa, una aproximación, que desde mi experiencia y búsqueda personal, con bases sociológicas, antropológicas, Psicológicas, pero también con ciertas claves interpretativas, nos posibilite entender lo que sucede con los jóvenes en su devenir histórico, abordando su contexto.

Identificar y analizar las características de nuestros jóvenes, nos permitirá una mayor comprensión de su realidad, de sus necesidades concretas, sus formas de codificación


y comunicación, su manera de ver el mundo e interactuar con el, construyendo mecanismos de intervención o de mediación, dotados de una gran fortaleza pedagógica y didáctica, que sin duda alguna otorgará de mayor sentido, significado y eficacia, nuestra labor en el proceso educativo.

Un elemento fundamental del acto educativo, lo constituye el proceso de construcción de la personalidad del individuo, en donde intervienen diversos factores: genéticos, étnicos, históricos, experienciales y relacionales.

Para nuestros jóvenes, el grupo de iguales (grupo de amigos, combo, parche, entre otros), se constituye en referente fundamental, motivo por el cual, las denominadas “tribus urbanas” deben ser consideradas como factor determinante en el proceso de búsqueda de elementos para construir una identidad personal por parte de ellos.

Michel Maffesoli, tratando de la base de la socialidad contemporánea, ha llamado la atención sobre lo que parece fundamentar el principio vital de estas nuevas agrupaciones: “Reposa sobre una paradoja esencial, el vaivén constante que se establece entre la masificación creciente y el desarrollo de microgrupos que denominaré “tribus”. Se trata aquí de la tensión fundadora que me parece que caracteriza la socialidad de este fin de siglo. La masa, o el pueblo, a diferencia del proletariado o de otras clases, no reposan en una lógica de la identidad; sin fin preciso, no son los sujetos de una historia en marcha. La metáfora de la tribu en sí misma permite dar cuenta del proceso de desindividualización, de la saturación de la función que le es inherente, y de la acentuación del papel que cada persona está llamada a jugar en su seno. Está claro que así como las masas están en perpetua efervescencia, las tribus que cristalizan en ella no son estables, y las personas que las componen pueden evolucionar de unas a otras”. (3)

Considero que debemos evitar caer en extremos, ya sea, como “apologistas de los jóvenes” ó “apocalipticos” frente a todos los factores que los acompañan. Es muy importante evitar la “generalización”, pues esta hace mucho daño, en especial cuando nos referimos a adolescentes, seres en proceso de formación y de construcción de una identidad.

Debemos asumir una actitud de escucha frente al grito que los jóvenes están lanzando a la sociedad, para que volcando nuestra mirada hacia ellos, leamos sus


capitales simbólicos y los saquemos del “abandono” al cual los hemos sometido desde la familia, la escuela y la actual sociedad hiperindividualista.

1. Los Jóvenes en el Escenario Cultural de Masa.


Es importante recordar que como efecto de los mass media, en especial: la internet y la televisión internacional, se logró consolidar una cultura de mundialidad en la cual, las circunstancias infantiles y juveniles, pasaron de ser realidades de carácter regional y/o nacional, a circunstancias de carácter mundial, manifestadas en coincidencias de consumo en todos los rincones del planeta. Es así, como una expresión estética desde el vestido y el baile, se constituye en oleada de carácter mundial que agrupa virtualmente a los jóvenes del planeta, euforizados por lo novedoso, el presente, el consumo y el impacto de lo inmediato. “Todos están, en efecto, invitados a modelar su propia imagen, a adaptarse, a mantenerse, y a reciclarse. El culto de la juventud y del cuerpo avanzan al unísono, reclaman la misma atención constante hacia uno mismo, la misma vigilancia narcisista y la misma obligación de información y adaptación a las novedades”1. Para los jóvenes, la sociedad de consumo se entiende como un nuevo sistema de sociedad, de socialización, de sujeto, de forma de ser y de estar en el mundo, incluso como un valor que no se puede reducir a la estimulación de necesidades y al hedonismo. En estos consumos de masa, adquiere una gran importancia la expresión estética, entendida como cierto tipo de fenómenos particularmente resbaladizos, mutantes y difíciles de definir. En la escena mundial, muchos jóvenes encuentran en estas manifestaciones un agente de personalización, en una sociedad en donde han desaparecido las grandes identidades sociales, los modelos, variando la forma tradicional de construir identidad personal, en muchos casos desde la confusión, sintiéndose así, obligados, a escoger y cambiar constantemente los elementos que fundan su modo de ver, entender y vivir la vida, posibilitando una cultura de masas que estimula la homogeneidad de los seres, reivindicando el individualismo y los valores hedonistas. Todo lo anterior desde una “cultura global de consumo” en la cual de una u otra manera estamos todos inmersos. “La oferta abismal del consumo desmultiplica las referencias y modelos, destruye las formulas imperativas, exacerba el deseo de ser integralmente uno mismo y de gozar de la vida, transforma a cada uno en un operador permanente de selección y combinación libre, es un vector de diferenciación de los seres”2.

2. Estéticas Juveniles: ¿Cultura de la obsolescencia? 1 2

LIPOVETSKY, Gilles. El imperio de lo efímero. 2004 LIPOVETSKY, Gilles. La era del vacío. 2005


Así como “no hay historia de la estética sino de las teorías estéticas” 3, tampoco es posible hablar de una disciplina que se ocupe de solo una de las categorías estéticas, las cuales son múltiples desde las teorías y tendencias filosóficas. Cuando abordamos las estéticas juveniles contemporáneas, nos referimos a la “prosaica”: la estética en la vida cotidiana, es decir, una socioestética (la estética de la vida social), en tanto práctica social de legitimación de ciertos objetos para la contemplación artística. Esta tiene que ver con un sinnúmero de variables y mixturas, que se van sucediendo en un devenir constante, de acuerdo a las circunstancias epocales caracterizadas por mutaciones vertiginosas, más en sus formas que en sus contenidos. Es muy importante superar la fascinación por las apariencias ligada a los estereotipos y pasar a preguntarnos por los mensajes que subyacen en las estéticas juveniles actuales. Solo algunas de ellas, tienen relación directa con alguna postura, reacción, propuesta y/o filosofía frente al orden, institución y/o medio social. La mayoría, responden a la dinámica de consumo, propia de preadolescentes y adolescentes en proceso de formación. En consecuencia, no toda nueva manifestación o tendencia juvenil se debe entender como movimiento, cultura ni mucho menos, tribu. Sin proponérselo, sin conceptualizarlo, los jóvenes nos están comunicando muchas de las coordenadas que nos pueden aproximar a su realidad, y en consecuencia, permitirnos conocerla objetiva y auténticamente. Es así, como el reciclaje de múltiples estilos se fusiona para generar otra “nueva” manifestación estética contemporánea, las cuales no pasan de ser oleadas efímeras de moda emergente. Al tiempo, se vienen consolidando las que serán protagonistas: la estética andrógina, el krumping, el stap-vp, el jabbawockeez, la electro, el crank, entre otras, permitiendo comprender las estéticas juveniles como la dinámica de la obsolescencia de los signos, sentidos, significados y significantes.

3. Jóvenes: vida, creatividad e inteligencia cinestésicocorporal. 3

MARCHAN FIZ, Simon. Teoría de las estéticas, Bayer, 1984.


En los colegios, en las calles de la ciudad, observo jóvenes que “viven en blanco y negro”, estas experiencias de vida equivalen no sólo a una opción estética, sino, en alto porcentaje, al nivel de frustración que experimentan en una sociedad vacía y sin sentido. Igualmente, me colma de alegría y esperanza, encontrar una inmensa mayoría que no se resignan ni asumen el roll de victimas y/o condenados, y “a pesar de todo”, optan por vivir y ser felices, “viven a colores”. Estos colores nos hablan de sus potencialidades, actitudes y vivencias. Podemos afirmar que la mayoría de los jóvenes actuales son fundamentalmente eróticos, entendiendo la erótica como la expresión de la vida en todas sus dimensiones, tal como lo afirma Georges Bataille : “El erotismo es todo el fluir de la vida, es la aprobación de la vida”. Se trata de una generación emergente que quiere vivir intensamente, encontrarle sentido a la vida, chupándole el tuétano hasta lo más profundo, como nos lo recuerda el poeta Horacio en su “Carpe Diem”. Lograr que ellos asuman una actitud que supere el presentismo, la aceleridad, el sin sentido y el vacío de la ausencia de sí mismos, constituyen entre otros, retos fundamentales para la sociedad actual, los cuales se deben asumir desde la familia, la escuela, la iglesia y las políticas públicas. Deslizarse en las calles sobre un skate, saltar aceras con patines y bicicletas, bailar en una esquina o en un parque, conversar entre iguales o catar silencios, son medios que ellos utilizan para convertir el gris monótono de la ciudad, en un escenario apasionante, rompiendo con la introversión y el aislamiento, desarrollando así, la erótica de la vida. Si los observas, sus vestidos como texto visual, sus gestos y bailes como expresión corporal, comunican siempre un mensaje implícito. Así, el conjunto de elementos que confluyen en una reunión de “iguales”, se convierte en un producto a través del cual se están comunicando creativamente, eligiendo lenguajes expresivos tales como el baile, el vestido, los capitales simbólicos, entre otros. “Aquí la creatividad representa una descarga del potencial afectivo que se acumula por efectos de la represión, por no descargarse; y solo se exterioriza en manifestaciones creativas u oníricas. Esta experiencia proporciona placer, tranquilidad, aliviamiento en el individuo, siendo así, un componente importante de la liberación y por lo tanto de la educación y la salud mental”4. La extraordinaria destreza ejecutando movimientos en claves de forma y tiempo, la combinación de cualidades de “distancia, intensidad, relaciones espaciales y fuerza variadas, nos permiten mirar la inteligencia corporal en su forma más pura”. Descubro en el movimiento de sus cuerpos, una actitud indagadora, propia de quien no se detiene, lanzándose de manera positiva a la búsqueda de nuevas posibilidades, a la superación de sí mismo, a la obtención de experiencias nuevas, ideas, conocimientos prácticos, reales y útiles.

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BRANDA, María. Creatividad y comunicación. 2005.


De múltiples maneras, los jóvenes nos están mostrando su inmenso potencial, dentro y fuera del aula. Ese grito lo acompaña la realidad adulta que no sabe cómo desarrollar dicho potencial. La pésima formación pedagógica, característica de la pésima e inútil educación colombiana, ha gestado “educadores” que carecen de criterios pedagógicos y educativos, en consecuencia, el acto educativo carece de método, didáctica, pedagogía, pertinencia y coherencia histórica. Es en ese contexto en donde sigue primando una “educación” (si es que se puede llamar así), macrocefálica, centrada en el cerebro y en la acumulación de datos sin generar procesos de pensamiento, instaurando la hegemonía de la cabeza, no del cuerpo, sin comprender que lo uno no elimina lo otro. Tal como afirma Howard Gardner, “Ha pasado el momento de admirar una inteligencia concebida de acuerdo con moldes limitados: es indispensable comprender la complejidad de la inteligencia múltiple” 5. Se trata de la emergencia de otras inteligencias que nuestros jóvenes utilizan y que en nuestro medio no han sido desarrolladas. Tal es el caso de la emergencia de una inteligencia cinestesicocorporal. “Una característica de este tipo de inteligencia es la habilidad para emplear el cuerpo en formas muy diferenciadas y hábiles, para propósitos expresivos al igual que orientados a metas”6. A partir de ella podemos desarrollar las múltiples inteligencias, pues finalmente no se puede obtener algo, sólo por medio del ejercicio de una sola inteligencia. En el baile por ejemplo, están incluidos varios dominios intelectuales. ¿Es posible que haciendo esta conexión, podamos desarrollar en nuestros jóvenes, altas competencias en matemáticas, física, química, filosofía, entre otras? De acuerdo con la experiencia podemos afirmar que sí, y más aún, obtener excelentes efectos en aspectos actitudinales y emocionales. Es la posibilidad de captar la frecuencia adecuada para activar auténticos procesos de formación, aprendizajes y de pensamiento creativo. “El movimiento es una operación mental extremadamente importante. Es fundamental para la creatividad. Es casi imposible ser creativo sin tener cierta destreza en el movimiento”7. Lo que advierto es una generación con un alto potencial que no encuentra quien comprenda la realidad de sus lógicas de funcionamiento para poder encausarlo en el desarrollo máximo del mismo. Creo que padres y maestros tenemos que desinstalarnos, investigar, estudiar, acercarnos a los niños y jóvenes para aprender de ellos y con ellos, redimensionando nuestras propuestas educativas y los aspectos más fundamentales de la vida misma. Creo que solo así lograremos ser el referente significativo y la respuesta que ellos necesitan y que aún no llega. 5

GARDNER, Howard. Op. cit. Estructuras de la mente: la teoría de las inteligencias múltiples. 1994 GARDNER, Howard. Mentes creativas: una anatomía de la creatividad. 1998 7 DE BONO, Edward. El pensamiento creativo. 1994. 6


Mientras tanto, ellos seguirán bailando, seguirán vistiendo sus propios colores, continuarán escuchando sus músicas, es decir, seguirán palpitando con sus inmensas ansias de vivir, formulándose las preguntas fundamentales de la vida en el complejo mundo en el cual les correspondió vivir. Nos repetirán día a día, una vez más, que a pesar de ellos y a pesar de nosotros mismos, no se han muerto los sueños, no ha fallecido la esperanza, que aún creen que sus padres y maestros pueden aportar extraordinarios elementos para la construcción de sentido y el proyecto de vida deseada. De algo estoy convencido, con o sin nosotros: niños, adolescentes y jóvenes, no se detendrán…

Edwin Alonso Montes Marín. Educador. Investigador sobre Circunstancias Juveniles Urbanas. 3117391929 3547120 5381170

emontes191@gmail.com

e-d-1971@hotmail.com

bachillerato@colegiatura.edu.co


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