A la libertad por la universidad por Mariano Fiallos Gil

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Mariano Fiallos Gil

ALA

LIBERTAD POR LA

UNIVERSIDAD

Y

OTROS

ENSAYOS


Mariano Fiallos Gil A LA

LIBERTAD POR LA

UNIVERSIDAD Y

OTROS

ENSAYOS


N 378 F438

Fiallos Gil, Mariano A la libertad por la Universidad y otros ensayos / Mariano Fiallos Gil Managua: Nueva Nicaragua, 1994 270 p. - - (Letras de Nicaragua) 1. AUTONOMIA UNIVERSITARIANICARAGUA

© Mariano Fiallos Gil Derechos reservados conforme a la ley Diseño y diagramación: Tito Chamorro Procesamiento de textos: Silvio Vela Reproducción fotográfica: Luis Rocha Urtecho Diseño de portada: Tito Chamorro Edición al cuidado de Irene Menocal Bravo Impreso y hecho en Nicaragua

La publicación de esta obra ha sido posible gracias a la UNAN- León

Editado por Editorial Nueva Nicaragua Km. 3 1/2 Carretera Sur, Apartado postal RP-073


INDICE

Explicación del título y la obra

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Dos informaciones periodísticas

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Problemas de la Rectoría

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Política y religión en la Universidad

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La verdad científica y la casa del hombre

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El rector de la Universidad Nacional, doctor Mariano Fiallos Gil, habla acerca del futuro de nuestra máxima casa de estudios

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La autonomía universitaria y la libertad

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Respuesta a una carta sobre oratoria

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El estatuto universitario. Del nombramiento del Rector

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Clausura del Séptimo Congreso Médico Centroamericano. Saludo del Rector a los congresistas

56

Hay que transformar a la Universidad Nacional, ampliar las carreras y establecer otras nuevas

62

Homenaje a Darío y Debayle

66

La Universidad y su padecimiento

74

La enseñanza de la medicina

93


Las grandes necesidades nacionales. El estudiante y el problema de la medicina rural

96

Necesidad de aumentar nuestros ingresos

100

La Universidad en su nueva etapa. El Rector habla sobre problemas de la autonomía

105

El problema de la secundaria

113

Carta del Rector a los estudiantes

116

El dinero que necesita la Universidad

127

Homenaje a los estudiantes cubanos

131

La Universidad del presente

134

Discurso del Rector en la ceremonia de investidura de doctor Honoris causa a doña Josefa Toledo de Aguerrí

147

El Rector contesta a los estudiantes del Instituto Ramírez Goyena

151

Este es el momento de la Universidad

165

Rector se refiere al editorial de un diario que ataca al Seminario de Partidos Políticos

169

Proyectos de las universidades latinoamericanas

173

La Universidad y la vida nacional

177

Acerca de la fundación de otra Escuela de Derecho

180


El entierro de Salomón de la Selva. Discurso del Rector

182

Julio C. Argüello, su método y su ética

188

Libros: Las constituciones de Nicaragua del doctor Álvarez Lejarza o de cómo los liberales y conservadores han aprendido mutuamente

191

La Escuela de Economía

195

Discurso del Rector

203

Los exámenes de admisión en ingeniería

209

Los primeros pasos de la reforma universitaria en Nicaragua

212

Tres años de autonomía

222

Panorama universitario mundial. La Universidad y su gran misión pacifista

237

Las universidades latinoamericanas y el temario de la Tercera Conferencia Mundial de Universidades

241

La Universidad y su función pública

253

Nota biobibliográfica

257



E

N este volumen se publican algunos artículos,

discursos, conferencias, entrevistas, cartas, etcétera, en los que se interpreta la doctrina universitaria aplicándola a diferentes casos concretos, bajo la responsabilidad de su autor. Este libro refleja parcialmente la inquietud universitaria y el interés que ha despertado en el país. Corresponde al período comprendido entre mayo de 1957 y junio de 1959. Entre ambas fechas se decretó la autonomía universitaria. El autor, como representante de la Universidad en su cargo de Rector, ha procurado responder a muchas preguntas hechas sobre diferentes tópicos. Muchas, sí, han sido contestadas en su carácter personal y de acuerdo con su propia ideología en diferentes materias La orientación general puede resumirse, tal vez, así: Libertad de pensamiento, libertad de cátedra, equilibrio entre la técnica y las humanidades, formación del estudiante como hombre y como ciudadano, fomento de un amplio espíritu de servicio social, ejercicio de sus derechos y deberes de personas libres en una sociedad democrática, vinculación de la Universidad con la vida nacional o internacional, 11


estudio activo de todos los problemas del hombre y de la sociedad, colaboraciรณn estrecha para la reconstrucciรณn de la patria centroamericana, creaciรณn y difusiรณn de la cultura en el pueblo con el fin de educarlo en el ejercicio de la democracia y procurarle un mejor nivel moral, intelectual y econรณmico.


EXPLICACIÓN DEL TÍTULO Y LA OBRA

Algunas personas excesivamente celosas del orden público han manifestado suspicacia por nuestro lema universitario: "A la Libertad por la Universidad", que ha comenzado a usarse recientemente. Este lema goza de gran simpatía, pues ha sido citado varias veces en congresos internacionales, informes, artículos, etcétera, y lo han adoptado, con ligeras variantes, otros institutos que aspiran, como el nuestro, a desterrar la ignorancia y la superstición. Ni que decir que los suspicaces pertenecen a la militancia política, o mejor, politiquera, de cuya variedad nos hallamos tan alejados. No se trata, señores míos, de un lema para la zona en que habitáis (y aquí habría que citar aquello de que "piensa el fraile que todos son de su aire") sino simplemente de prescribir una actitud razonable, y saludable, ante los fenómenos del mundo. Y al decir razonable pensamos en el hombre como objeto mismo de estudio, como el ser más importante, o el único verdaderamente importante de la Naturaleza, a la cual se halla encadenado por instintos que deben educarse inteligentemente, y por supersticiones que él mismo se ha creado y de las que hay que libertarlo. Para ello no conocemos medio más eficaz que el conocimiento racional de la Naturaleza y de sí mismo. Pensamos que la Universidad es el sitio ideal para adquirir este conocimiento y de irradiarlo al pueblo,

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agobiado por la miseria, las enfermedades, la ignorancia y la tristeza. En la Universidad queremos formar una juventud capaz de comprender y emprender estas cosas, para liberar a nuestra Nicaragua, tan malherida por tantos dioses y tantos siglos. ¿De qué manera podríamos comenzar sino intentando la liberación de la mente, precursora de toda otra liberación? ¿Quiénes podrían sacarnos del atraso espiritual y físico en que nos hallamos sumidos sino los hombres disciplinados en el conocimiento científico? El hombre libre es el que interpreta al mundo por sí mismo, por su propia razón, sin encargar a otro —por miedo o pereza— de este placentero y angustioso oficio. Este hombre libre no debe sentirse ni suficiente ni engreído. Ante el misterio debe asumir una actitud de humildad y reverencia, más no de impotencia. Caballeros suspicaces: si desconfiáis de una libertad así conseguida merecéis permanecer donde estáis. Y perdonad, entonces, que insista en el lema y, aún más, que lo utilice para titular esta colección —si bien inmerecida de este honor— con tan hermosas palabras. ¿Por qué les tenéis miedo? • En el mes de junio de 1957 el Presidente de la República envió una comisión a ofrecerme la Rectoría de la Universidad, dependiente, entonces, del Ministerio de Educación. Antes de aceptar solicité la promesa de que se promulgase cuanto antes la autonomía 14


universitaria, se aumentará la partida del Presupuesto y se diera, mientras tanto, autonomía relativa en el gobierno universitario. Todas estas condiciones fueron cumplidas y el 27 de marzo de 1958, salía publicado, en La Gaceta, diario oficial, el Decreto No. 38 que otorgaba la ansiada autonomía. Sólo nos falta ahora que ésta sea consignada en la Constitución Política, así como el aporte estatal, no menor del 2% sobre el Presupuesto General de la República. Para conocer algunos antecedentes —los más próximos— de la lucha por la autonomía, habría que consultar la Memoria del año lectivo 1957-58, que presenté a la Junta Universitaria y el folleto titulado Breve reseña histórica de la conquista de la autonomía escrito por el doctor Carlos Tünnermann Bernheim, Secretario General de la Universidad, y miembro activo del grupo de estudiantes fundadores del CEJIS, organismo estudiantil dedicado a actividades jurídicas, e impulsor, en gran medida, de aquel viejo sueño. En esta colección se agrega la "separata" de la última Memoria que acabo de presentar a la Junta y que corresponde al año lectivo 1958-59. Tanto la primera como la última, se hallan impresas. La mayor parte de lo publicado en el presente trabajo lo ha sido ya en periódicos del país, y se ha ordenado cronológicamente. Ya desde 1953 se iniciaba una gran inquietud entre los jóvenes estudiantes que fundaron la citada agrupación. Algunos de ellos fueron discípulos míos de Filosofía del Derecho. Por aquel entonces, en un diario

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del país, escribí un artículo citando el fervor que ya comenzaba. He aquí algunos de esos párrafos: No hay duda que después de largos años de silencio, un nuevo espíritu universitario comienza a incorporarse. Ya hay una nueva manera de ver las cosas, algo que parece aflorar en el aire y que viene emergiendo por debajo de la vieja costra de prejuicios y rutinas, un como a darle la espalda a esta Universidad hecha de profesionalismo escolástico y utilitarismo inmediato. Más fuertes que los libracos del siglo XIX y que las dudosas glorias del pasado, estos jóvenes de hoy quieren marchar con piernas autónomas y pensar con cabezas autónomas. Acción y palabra. Plantear problemas con recursos propios, inducir de ellos desde el pasado y deducir profetizando, sin pretensiones de profeta, lo que puede ocurrir, según las reglas reales y razonables del cálculo de probabilidades. Los nicaragüenses, y en general los hispanoamericanos, tenemos la inclinación de considerar como verdaderos muchos principios aprendidos en los libros o escuchados de labios de los doctos. Pero no somos inclinados a examinar —por pereza tal vez— esos principios, ni hacer tabla rasa de ellos a la manera cartesiana y comprobar luego si son o no son valederos para nuestras latitudes y nuestro tiempo. Ese recostarse en los demás ha sido, tal vez, el obstáculo más grande para nuestro desarrollo. 16


Desde la agricultura hasta la filosofía política, los juicios siguen siendo así. A muy pocos se les ocurre investigar. Pero ahora las cosas parecen ser diferentes. Que la Patria, entonces, sepa escuchar estas voces de la juventud.

Durante el período a que se refiere esta colección (junio de 1957 a mayo de 1959) la Universidad ha sido objeto de constante atención pública y de agitación interna de todo tipo. Es lógico que así sea cuando los jóvenes sienten una atmósfera de libertad que están estrenando después de largos, larguísimos años de enclaustramiento, si es que alguna vez se ha gozado de aquel derecho fundamental. Los recortes de periódicos que tenemos coleccionados, la correspondencia interna o con el exterior, la incorporación a la vida internacional, el sentido de ser responsable ante la opinión pública y el pueblo, ha preocupado hondamente a la Universidad. En medio de tantos y tan difíciles obstáculos —de orden económico, moral y político— hemos avanzado indudablemente. Pero ello ha sido logrado con el aporte de un grupo de personas dedicadas durante todas las horas del día y todos los días del año, al oficio universitario. La historia de estos afanes, son para contarlos aparte y en ocasión más propicia. Por el momento va aquí algo de lo que he publicado en la prensa del país o en nuestras revistas y gacetas. No tiene más objeto que el de guardar, para los posibles interesados, algunos datos o hechos notorios en 17


la vida de nuestra amada y vieja Universidad, a la que el autor se halla vinculado desde los tiempos —tan lejanos ¡ay!— de la bella juventud. León, mayo de 1960. Final del Año Segundo de la Autonomía.

MARIANO FIALLOS GIL

NOTA: El lema A la Libertad por la Universidad fue empleado por primera vez en una charla a los estudiantes a mediados de agosto de 1957, por el Rector doctor Fiallos Gil.

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DOS INFORMACIONES PERIODÍSTICAS Rector de la Universidad Nacional el Doctor Mariano Fiallos Gil ACEPTÓ EL NOMBRAMIENTO AL ACCEDER EL GOBIERNO A CONDICIONES QUE PROPUSO: APOLITICIDAD UNIVERSITARIA, AUTONOMÍA Y COMPLETA AUTORIDAD DEL RECTOR EN EL ALMA MATER

Tras una serie de conversaciones que se llevaron a cabo entre el doctor René Schick, Secretario de Educación Pública, quien ofreció la Rectoría de la Universidad Nacional al ilustre intelectual y jurisconsulto leonés, doctor Mariano Fiallos Gil, éste finalmente aceptó ayer el nombramiento que se le hará hoy, después de que el señor Presidente de la República estuvo de acuerdo en las condiciones que puso el profesional leonés para actuar al frente del honroso cargo desde donde se propone llevar a cabo una provechosa labor para nuestra Máxima Casa de Estudios. El doctor Mariano Fiallos Gil entrará a desempeñar la Rectoría de la Universidad Nacional sin compromisos políticos de ninguna clase, ya que es sabido que la política no cabe en el recinto del Alma Mater; también procurará mantener a la Universidad

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dentro de un plano de autonomía relativa, situación que luego se podrá ir mejorando con el tiempo. Se propone igualmente el doctor Fiallos Gil proceder con toda actividad en el cargo de Rector, teniendo participación en los nombramientos que se efectúen en el centro docente y en todas aquellas actividades que atañen al Alma Mater, en las cuales el Rector desempeñará un papel primordial. De fuente cierta se sabe que el Ministerio de Educación hará hoy el nombramiento del doctor Mariano Fiados Gil, cuyas condiciones fueron aceptadas con amplitud, ya que sólo tienden al progreso de la Universidad Nacional de Nicaragua, institución que goza de gran renombre internacional por su larga trayectoria docente. El Ministerio de Educación Pública manifestó al nuevo Rector que estaba de acuerdo con el plan de aceptación que éste elaborará y el cual se llevará a la práctica en cuanto tome posesión el máximo funcionario universitario. (Del diario El Centroamericano, de León, 5 de junio de 1957)

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EL NUEVO RECTOR DOCTOR MARIANO FIALLOS DECLARA QUE LA UNIVERSIDAD NO DEBE SER SIMPLE "MÁQUINA DE PRODUCIR PROFESIONALES"

EN EL PROGRAMA DEL NUEVO RECTOR FIGURAN: LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA, EL DOCTOR J. D. VANEGAS COMO RECTOR HONORARIO, LA INDEPENDENCIA POLÍTICA DE LA UNIVERSIDAD Y EL ESTUDIO DE LOS PROBLEMAS NACIONALES POR LOS ESTUDIANTES Minutos antes de partir ayer en la mañana, de esta capital a León, a solicitud nuestra el doctor Mariano Fiados Gil nos entregó para La Noticia las declaraciones que insertamos a continuación, y que indudablemente muestran un contenido de gran importancia reformadora para la Universidad Nacional de Nicaragua, cuyo timón va ahora a manejar el doctor Fiados Gil como nuevo Rector del Alma Mater de la juventud nicaragüense y aun centroamericana, puesto que también figuran en ella alumnos de algunos otros estados centroamericanos:

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NO MÁS "MÁQUINA DE PRODUCIR PROFESIONALES" Mi primera preocupación como Rector de la Universidad Nacional, será la formación integral del estudiante universitario, pues considero que la Universidad no debe procurar únicamente la formación profesional del estudiante, sino que también atenderá su formación moral, tan importante para el logro de buenos profesionales. Mediante las oportunas medidas, se encauzará la enseñanza universitaria en el sentido de despertar la curiosidad científica del alumno, pues ya es tiempo de superar el arcaico concepto que considera a nuestra Casa de Estudios superiores como una simple "máquina de producir profesionales". Creo que es preciso insistir sobre su finalidad científica, haciéndola hasta donde sea posible "una gran escuela de problemas". SELECCIÓN DE PROFESORADO Y EXPERTOS CIENTÍFICOS Para eso se procurará una selección del profesorado universitario con estricta sujeción a sus capacidades, tendiendo a la búsqueda de catedráticos profesionales. Actualmente existe un presupuesto para contratar dos catedráticos extranjeros, uno para la Facultad de Medicina y otro para la de Farmacia, expertos en el manejo

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de aparatos científicos, laboratorios, rayos X, etcétera. Tan pronto se inicien las labores se procederá a preparar un nuevo Reglamento, cuya aprobación me ha sido prometida, y en el cual se incorporarán las grandes conquistas universitarias, como por ejemplo, la participación del estudiante en el gobierno de la Universidad, lo cual es de incalculables beneficios por cuanto contribuye a madurar su carácter por las responsabilidades que tal participación produce. AUTONOMÍA UNIVERSITARIA Con el nuevo Reglamento estoy seguro que se darán los primeros pasos efectivos hacia la Autonomía Universitaria, máxima aspiración de nuestro universitariado, mediante una auténtica Reforma Universitaria. CURSILLOS Y CONFERENCIAS Se invitará también a distinguidos intelectuales para que impartan cursillos y conferencias, así como se intensificarán las relaciones con las otras universidades latinoamericanas, procurando el intercambio universitario. Para llenar la función cultural de la Universidad se creará la "Hora Universitaria", un programa radial a cargo de los estudiantes que sientan inquietudes artísticas, así como se continuarán publicando los Cuadernos

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Universitarios, con material escrito por estudiantes y profesores, pues se aspira a lograr la mayor identificación posible entre alumnos y profesores. Tal vez en el futuro logremos contar con una Radio Universitaria. BIBLIOTECA MANEJADA TÉCNICAMENTE La Biblioteca será enriquecida con nuevos volúmenes y se contratará un técnico que dirija su manejo a fin de que sea más aprovechada por los estudiosos. Como señal de la alta estimación personal que siento por el doctor Juan de Dios Vanegas, la Universidad Nacional le tributará próximamente un homenaje público de reconocimiento a sus grandes méritos, y estimo muy acertada la disposición del Gobierno de designarle en calidad de pensión el sueldo que devengaba como Rector y como justa su designación como Rector Honorario de la Universidad. INDEPENDENCIA POLÍTICA He aceptado el delicado y honroso cargo de Rector, a base de una completa independencia política, pues si hay una institución que debe guardar con el mayor celo posible su apoliticidad, esa es la Universidad. Por eso no permitiré que ninguna eventualidad despoje de su apoliticidad a nuestro máximo centro docente.

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PROBLEMAS NACIONALES Esto no implica que la Universidad descuide el estudio de los problemas nacionales, que deben ser abordados por la Universidad, pero sin perder su carรกcter de centro autรณnomo de investigaciรณn y cultura. Para terminar, deseo manifestar, que espero el apoyo de los estudiantes, que serรก indispensable para el logro de todos estos propรณsitos. Eso, textualmente, nos dijo ayer el doctor Mariano Fiallos Gil, nuevo Rector de la Universidad Nacional. (Del diario La Noticia, Managua, 8 de junio de 1957)

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PROBLEMAS DE LA RECTORÍA

Me parece conveniente referirme a lo que expone un estudiante universitario, en artículo publicado el viernes próximo pasado bajo el título "Mariano Fiallos y la Universidad", todo en relación con mi nombramiento de Rector de la Universidad Nacional, y a los problemas que debo enfrentar en el ejercicio de un cargo de semejante responsabilidad. El referido estudiante habla de condiciones que impuse para tal nombramiento, las cuales, según él, se hallan en secreto. Le agradezco mucho que me dé la oportunidad de aclarar que no hay tal secreto, puesto que tales condiciones ya fueron publicadas en diversos diarios del país, como El Centroamericano, La Noticia y Flecha hace una semana. La primera de ellas es la de permanecer en la Rectoría alejado de todo compromiso político partidista y de espantar de la Universidad toda clase de politiquerías, tanto de arriba como de abajo, puesto que no es ésa la razón de ser de la Universidad. No queremos aquí barricadas ni estatuas de políticos. Ni servilismo, ni cerrilismo, porque, así como no se concibe en nadie la amistad incondicional, tampoco se concibe la enemistad incondicional. La Universidad es, en Nicaragua, una institución del Estado; ese es el hecho, llano y simple. Nuestra misión 26


debe ser sacarla de la órbita de sectores dañinos y darle autonomía. No se puede poner como condición la autonomía absoluta porque eso es, por el momento, imposible, ya que hay demasiados obstáculos de por medio. Pero tampoco puede uno descorazonarse desde el primer momento, sino, por el contrario, tratar de dar los primeros pasos hacia esa autonomía y buscar los medios necesarios para hacerlo. Esta es la segunda condición. La tercera y última es que, el Rector, para poder exigirle cumplimiento en su cometido, debe otorgársele autoridad suficiente para dirigir la Universidad. El actual Reglamento no está adecuado a tal fin, sino que sujeta al Rector a una serie de trabas que lo rodea de una burocracia algo rígida. La responsabilidad del Rector queda así diluida y esto hay que arreglarlo. Después de conversar varias veces con los señores Ministro y Viceministro de Educación, doctores René Schick y Pedro J. Quintanilla sobre estos aspectos universitarios que ellos muy bien conocen, me dieron toda clase de autorización y medios para el desempeño de mi cargo. Jamás vi funcionarios mejor intencionados y más amplios en tal sentido. Y por eso acepté la Rectoría de la Universidad con gran optimismo. Uno de los primeros pasos que se van a dar es la de incorporar la Universidad a la vida del país; llamar a los graduados: médicos, abogados, farmacéuticos, ingenieros... y darles beligerancia en el gobierno y destino universitarios, puesto que ellos pertenecen también a 27


la Universidad, y es de su experiencia profesional, docente o investigadora, de la simple vida de los negocios o del hogar, de donde puede extraerse la experiencia necesaria para hacer marchar esto de la mejor manera posible y darle su verdadero sentido. Otro: procurar romper la barrera de desconfianza existente entre las autoridades universitarias y los estudiantes, tal vez por incomprensión o por saturación politiquera, e incorporarlos a la actividad de la Universidad, en lo que proporcionalmente les corresponde; y hacerles ver que esta Universidad, es Nacional y no de Occidente ni mucho menos, leonesa. Hay que aclarar ahora ciertos puntos que aborda el estudiante y que se refieren al personal de catedráticos de la Universidad. Deseo afirmar que casi todos ellos son competentes en su materia, honestos y dignos; que sirven el cargo más por vocación docente y amor a la Universidad, que por el sueldo que reciben, el cual ocupan casi en compra de libros y representación. Con ellos puede hacerse mucho, y si el Ministerio de Educación Pública se halla en capacidad de continuar dando, como ya empezó, material didáctico, libros, útiles de laboratorio, de gabinetes de física, etcétera, estoy seguro que la lenta vida universitaria actual cambiará de ritmo y será transformada en lo que debe ser: Un centro de altos estudios e inquietud, de dialéctica e investigación, de abordaje de problemas humanos y nacionales, de entidad atractiva para la curiosidad científica y filosófica, por las vocaciones artísticas, etcétera.

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Queremos traer profesores especializados del extranjero, y ya el Gobierno dispondrá de la partida presupuestaria correspondiente para que sirvan cátedras en aquellas materias en donde no haya profesores del país: principalmente en materias básicas: biología, química, física y matemáticas en las que, como en casi todas las universidades hispanoamericanas, vamos muy a la zaga. Pero en realidad, no solamente queremos que los estudiantes egresen como técnicos en su profesión o con su curiosidad científica avivada, sino que, principalmente, hagan descansar su sabiduría sobre la dignidad de ser hombres, oficio, por cierto, bastante olvidado, aquí y en otras partes. Lo que nos importa es recalcar a cada momento la calidad humana del profesional: su dignidad personal, su libertad y el concepto de que el centro sobre el cual gira la enseñanza y la preocupación universitaria es el estudiante mismo, el hombre en sí. Me parece que algo puede hacerse, aunque no estoy cierto de lograrlo, pero no he de correrme desde antes de comenzar. El citado estudiante es harto pesimista y me augura fracaso. Puede ser que fracase o tropiece con tan grandes obstáculos, que mañana mismo me vea obligado a abandonar el cargo. Pero tengo esperanzas de que la amplitud que se me ofrece, será efectiva. Y crean los estudiantes, que ellos son lo más importante en el engranaje universitario y que el Rector es una persona que cree en la dignidad humana, y que tanto el Estado, como la Universidad, son instituciones,

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como todas las demĂĄs, que se hallan al servicio del ser humano, y no al revĂŠs. Veremos si algo se logra. 15 de junio de 1957.

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POLÍTICA Y RELIGIÓN EN LA UNIVERSIDAD

Las actividades de política militante han sido nocivas para casi todas las universidades de la América Hispana. Los estudiantes han salido a la calle y han levantado barricadas para combatir a tales o cuales gobiernos; a su vez, algunos gobiernos los han utilizado para su provecho, estimulando en ellos el servilismo y la adulación. De esta suerte, la flor y nata de la juventud hispanoamericana ha sido víctima de la política de los de abajo y de los de arriba. Tal vez esta sea la causa por la cual las universidades de la América Hispana se hallen muy por debajo del nivel de estudios de otros centros similares del mundo. La investigación científica, el estudio concienzudo de la naturaleza, la especulación filosófica, y en fin, todo lo que constituye la amplia órbita universitaria, no ha rendido el fruto que corresponde, a pesar de la antigüedad de estos centros, fundados por los españoles desde principios de la Colonia. Hay sí, en este fenómeno, una cuestión correlativa. Tal vez la efervescencia del estudiante en cosas distintas a las docentes se deba a la falta de medios para satisfacer su inquietud de conocimiento y curiosidad científicos. Es muy posible que la ausencia de laboratorios, de gabinetes, de profesores especializados, de presupuestos adecuados, sea la causa de que la vitalidad juvenil, así frustrada, se desplace hacia la calle para llenar objetivos biológicos y vibrar en algo y para algo. 31


Por supuesto que el estudiante universitario, es ya un adulto cuando arriba a las aulas. La responsabilidad de su vocación corresponde en gran parte a quienes lo formaron en secundaria, y éstos, a su vez,. los reciben todavía tiernos de los calientes moldes de la escuela primaria. Todo un fenómeno de la educación en general que debe acometerse en globo. Como los estudiantes universitarios resultan así defectuosamente formados, con poco sentido de su extraordinario valer, ocurre que cuando ya mayores llegan a regir los negocios de la República ellos, que constituyen la élite del país, hacen poco caso de la Educación Pública y orillando su importancia se convierten, de víctimas que fueron por la indiferencia de sus padres, en victimarios actuales de sus propios hijos. Un círculo vicioso de nunca acabar. Me parece que el estudiante como tal, no debe meterse en política militante, salvo en casos excepcionales. Su situación de "ser en potencia", hace prematura su intervención. Tiempo tendrá después de realizar política activa, si es que tiene vocación política, pero mientras se halle en formación, debe dedicarse al estudio, a la investigación, a su cultura moral, al conocimiento de sí mismo, y a respetar su dignidad humana respetando la dignidad de los demás. Esta reserva no implica el dar la espalda a los problemas políticos de altura, todo lo contrario, los obliga más para cuando les toque su hora: En la Universidad deben discutirse todas las doctrinas, y

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opinar libremente por ellas: por el liberalismo, el conservatismo, el comunismo o el fascismo. Mantener la dialéctica interesándose por su estudio. Incorporarse a este vivir de laboratorio humano sin temores de ninguna especie, porque esa efervescencia contribuye a su educación y a su futuro, cuando tenga que ir por los caminos de la Patria, en su duro andar quijotesco, que para eso está destinado. Este es el concepto correcto de la ocupación política universitaria, y no la callejera de las barricadas o del servilismo. No debe malograrse a la juventud en oficios prematuros como ha ocurrido ya, por siglos, con las juventudes de la América Hispana. Y sepan que esto de ser universitarios y de ser hombres, es cosa seria. En cuanto a la cuestión religiosa, algunos han traído a colación datos acerca de viejos conflictos surgidos entre la Iglesia y la Universidad. De ello se podría hablar mucho y no faltará ocasión de hacerlo. Pero no está por demás expresar que, en mi opinión, la cuestión religiosa —religiosa católica, se entiende— no es actualmente un problema. Y no lo es sencillamente por la forma harto elemental de nuestra enseñanza superior. Si hubiera, por ejemplo, una Escuela de Filosofía, y catedráticos que expusieran los problemas de la filosofía actual y de todos los tiempos, en una atmósfera de libertad de pensamiento, tal vez podrían algunos católicos excesivamente celosos poner el grito en el cielo afirmando que se estaba corrompiendo a la juventud. Pero estoy seguro entonces que la Iglesia Católica repudiaría tales aspavientos y vendría 33


a la Universidad a discutir de frente sus propios puntos de vista. Si, además, tuviéramos un centro de investigación en ciencias naturales, biología, o más específicamente antropología, y se discutieran problemas de la evolución y algún profesor enseñara que la vida no es más que una forma refinada de la organización de la materia; o que se preconizara la necesidad de la eutanasia, la inseminación artificial humana, la esterilización u otra forma de control de nacimiento, todos ellos problemas científicos conectados con los morales y metafísicos, tal vez la Iglesia Católica u otra Iglesia protestaría dogmáticamente, o tal vez entraría, con pleno derecho, a discutir su doctrina, la cual derivaría en saludable dialéctica, jamás vista en nuestro centro de estudios. Pero hoy por hoy no existe esa posibilidad, pues nos hallamos muy en el sótano de la cultura y, por lo tanto, todo conflicto religioso queda, de hecho, abolido. Ojalá pudiéramos alguna vez alcanzar cierto nivel suficiente de vida universitaria. Entonces toda controversia sería más bien un acicate para avanzar hacia adelante. 25 de junio de 1957.

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LA VERDAD CIENTÍFICA Y LA CASA DEL HOMBRE

Me parece muy peligroso afirmar, como lo hacen algunos profesores, que en la ciencia existen ciertas "verdades" definitivas y que, en consecuencia, algunos problemas de la Naturaleza se hallan completamente resueltos. Y, sin embargo, no es así. Ningún problema científico fundamental puede considerarse resuelto. Todo lo contrario, la ciencia, incluyendo a la matemática que es ciencia convencional y abstracta, por tanto supuestamente más cierta que las concretas, contienen solamente soluciones de "por ahora". Ni la astronomía, ni la biología, ni las ciencias sociales en general disponen de principios fundamentales definitivos. La ciencia se halla constantemente ante nuevos enigmas. Y si algo es permanente es aquella afirmación de cambio o movimiento del viejo Heráclito, que "no podía bañarme dos veces en el mismo río porque siempre estaba fluyendo". Si existieran verdades rotundas y satisfactorias el hombre ¡qué años se habría sentado en su casa a disfrutar de sus descubrimientos! Pero no es así. Pues tiene que andar y andar tras ellas, subir y subir sin descanso en pos de un ideal cada vez más lejano. ¿No está afanado acaso en tejer ahora sus caminos siderales?

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Recoger esta inquietud, este acoso de sí mismo es la misión de la Universidad. El día en que la Universidad diga: Esto es definitivo, entonces estaría liquidada. Significaría la paralización del conocimiento, la congelación del río heraclitiano. Esto de declarar que hay cosa juzgada en materia científica es, quizás, la causa principal del estancamiento de las universidades hispanoamericanas y las de España también. ¿Para qué afanarse entonces, si todo está resuelto? De este sentarse a descansar hispánico se han aprovechado los alemanes, los ingleses, los rusos, los franceses e italianos porque son sus sabios los que se hallan en el santoral de la ciencia contemporánea. Entre nosotros, fuera del extraordinario Cajal, casi nadie cuenta (y ¡qué ironía la de Cajal en sus Tónicos:, sus Charles de Café, su Autobiografía y todo lo suyo por este empeñarse hispano en mantenerse como estatua de sal!). Yo no estoy pidiendo, como parecen creerlo, que vengan profesores a la Universidad tal o cual cosa concreta: como, por ejemplo, que la vida no es más que una forma refinada de la materia, aunque esta teoría, siga siendo valedera para los mecanicistas contemporáneos. No, lo que deben venir a enseñar aquí es que toda la verdad científica es provisional. Que si enseñan una teoría, que traten de demostrarla en el laboratorio, en las salas de investigación, en los hospitales o en cualquier otro sitio en donde sea posible observar fenómenos naturales. Ese es el acicate de la ciencia. Que no se enseñe de oídas, por lo que dijeron otros, sino que sea comprobado y desmenuzado. 36


No importa que haya sido Pasteur el que lo afirmó, o que Delbruck se jacte de haber demostrado que los genes son apenas moléculas, o que las mutaciones constituyen procesos elementales de física cuántica. Hablo aquí como hombre interesado en acicatear a la juventud y a sus maestros, a marchar por el mundo con orgullo, no arrogancia universitaria. No me he puesto a hablar de teología, aunque le dé a la teología toda la beligerancia que ella requiere, porque las cuestiones teológicas son harina de otro costal, y la religión resulta necesaria para la mayor parte de los hombres, porque no habiendo verdades permanentes en este mundo buscan refugio en el otro y tratan de edificar así una casa para compensar las emergencias terrenales. Es la Casa que el hombre anda buscando desde que en las cavernas se asombraba del rayo que se encendía en el cielo o de la semilla que germinaba, y que sigue angustiado hoy, temblando frente a la entraña misma del átomo, con problemas cada vez más agudos, desde los sueños griegos. He afirmado, y sigo afirmando, que hasta el momento no podemos tener ningún problema religioso en la Universidad porque la ciencia nuestra, que es negocio del César, no ha tropezado todavía con los negocios de Dios. Pero si hubiesen esos conflictos la Universidad permanecería abierta a las discusiones. Si no, que lo digan todos los que aquí vienen con plena libertad de discutir. 27 de julio de 1957.

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EL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL, DOCTOR MARIANO FIALLOS GIL, HABLA ACERCA DEL FUTURO DE NUESTRA MÁXIMA CASA DE ESTUDIOS

LA UNIVERSIDAD TIENE QUE BASARSE EN SU RAÍZ POPULAR LOS VALORES POSITIVOS DE LA CULTURA, DESCANSAN EN LA LIBERTAD PARA QUE CUMPLA SU MISIÓN DEBE SER AUTÓNOMA SER UNIVERSITARIO ES TENER UN PRIVILEGIO Y HAY QUE CORRESPONDER A ESA CALIDAD La Universidad tiene que ponerse a la altura de las necesidades del país, porque de los egresados de ella depende el porvenir de la República. Lo ideal sería que los directores de la política, la economía, la agricultura, etcétera, fueran universitarios, porque así estarían mejor preparados para las funciones a que están destinados en la sociedad nicaragüense. Si nosotros llegáramos a forjar una Universidad con laboratorios, gabinetes, museos, bibliotecas, hospitalesescuelas y los dotáramos de un personal adecuado, y, además, fundáramos la Ciudad Universitaria con campos de juego, auditorios y demás instituciones necesarias para el desarrollo intelectual, cultural y físico de la juventud nicaragüense, entonces podríamos

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aspirar al mejoramiento de la vida del país para un gran futuro. La Universidad Nacional tiene que hallarse basada en su raíz popular, de suerte que puedan aspirar a ella aun aquellos estudiantes de escasos medios de fortuna, pero que hayan dado muestras de vocación y capacidad, de voluntad y energía para lograr sus deseos y ser utilizados por la República. Habría que hacer sí, una selección justa. De hecho el universitario es un elemento seleccionado por su capacidad, es un privilegiado por su inteligencia y por su amor al conocimiento. La República se debe obligar a protegerlo y llevarlo hasta el fin de sus aspiraciones. Nuestra Universidad tiene que formar al estudiante como a un ser digno y libre. Nada puede hacerse sin la libertad de pensamiento y de acción, y la conducta moral debe fundamentarse en una ética racionalista y no impositiva, de manera que cada uno sea responsable de sus actos y pueda conducirse y conducir a los demás dentro de los valores positivos necesarios en un país libre y democrático. Así, nuestras élites, tienen que salir del pueblo, para que el pueblo pueda gozar de su dirección. Nuestra Universidad tiene por delante un gran porvenir, si es que nos empeñamos en ello, apartándola de la política partidista y dejando la responsabilidad de su dirección a los catedráticos, a los universitarios egresados y a la representación de los estudiantes. Esto quiere decir, la autonomía universitaria, que es esencial para que se cumpla el fin a que se halla destinada. Esto no resulta muy difícil de comprender, 39


si se entra sin prejuicios pusilánimes. Ya nuestras hermanas universidades centroamericanas son autónomas, y desde el momento que lo fueron, comenzaron a crecer con toda fuerza y a irradiar su cultura por todo el país. Algunos le tienen miedo a la libertad, pero ella es la única forma de poder desarrollarnos. Autonomía significa manejo libre e independiente de la Universidad, bajo la vigilancia y garantía del Estado y con la asistencia económica de éste para suplir la falta de fondos propios. Quiere decir que su gobierno estará determinado por un organismo general, una asamblea general de catedráticos, de representantes de las diferentes profesiones y de representantes de los universitarios, que tienen que ser elegidos de entre los alumnos de los últimos años de una carrera y seleccionados entre los mejores por su conducta moral y capacidad intelectual. El presupuesto universitario tiene que ser suministrado globalmente por el Estado y su empleo fiscalizado por el Supremo Tribunal de Cuentas. Y ser empleado liberalmente en edificios, equipos, catedráticos, y en todo lo que requieren las necesidades de la Cultura y el servicio de las diferentes profesiones y escuelas. En la actualidad nuestra Casa de Estudios comienza a agitarse, pero con movimientos puramente universitarios, de interés por los problemas generales del país, por una mejor enseñanza, por un trato nuevo entre estudiantes y catedráticos, en busca de un acomodamiento, de una integración en el ideal común de unos y de otros. No puede concebirse de otra 40


manera la Universidad sino como una aspiración, una compenetración común. Esta agitación, que es como un amanecer, no debe alarmar a nadie, porque es puramente universitaria. Por el contrario, debe regocijarnos, ya que significa vitalidad, vibración de un organismo que existe y que quiere navegar a velas desplegadas. Lo peor sería esa inercia fronteriza con la muerte que nos ha envuelto antes y que nos ha puesto de lado en la vida universitaria de América. En términos generales la Universidad en nuestra América Latina se ha situado al margen de la Historia, y en nuestra Nicaragua más aún. No ha tomado parte activa en el desarrollo del país y por ello es que nos encontramos en situación tan precaria: la miseria, las enfermedades, el atraso económico, el bajo nivel cultural, el nulo desarrollo de las ciencias y las artes, a pesar de que somos un pueblo vivaz, inteligente, enérgico y valiente, son causadas por la falta de dirección, de formación moral y humana de los principales hombres de la Historia Patria, en todos los campos, políticos o no políticos. Y esto debe terminar. Debemos surgir del sitio en que nos hallamos y preparar a los que tienen que encargarse de levantar a nuestro pueblo y colocarlo en el lugar que se merece entre sus hermanos de la América Hispana. (Entrevista para el diario El Centroamericano el 12 de octubre de 1957)

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LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA Y LA LIBERTAD

El anteproyecto de organización universitaria que se ha enviado a catedráticos, estudiantes, profesionales y a personas dedicadas o entendidas en disciplinas de esta naturaleza, contempla, en primer término, la autonomía universitaria como condición necesaria para el desarrollo armonioso de los estudios superiores de la nación. Pero lo más importante de este anteproyecto es el espíritu que lo anima. Su fundamento es el de la libertad de pensamiento, de cátedra y de investigación, pues es la libertad el único clima propicio para lograr lo que buscamos: la formación de una juventud capaz de enfrentarse a las dificultades de la ciencia y de la sociedad en que vivimos, de resolver sus problemas y de sentirse incorporada y responsable al destino del pueblo nicaragüense. "Ser escuela de civismo", dice el anteproyecto. Y lo dice porque se sabe que un estudiante llegará a ser en su tiempo un líder, un privilegiado de la inteligencia y de la conciencia, para encabezar la vida de la sociedad; no solamente en lo político, sino también en toda clase de empresas: tanto en lo económico, en lo artístico, en el servicio al público, en el periodismo, en la industria, en la agricultura, en el trato con el pueblo, etcétera.

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Sabemos que este país, como todos los de nuestra Hispanoamérica, se halla en situación de bajo desarrollo en todos los órdenes, por la falta de hombres y mujeres capaces de responsabilizarse con su misión directora tanto en lo moral como en lo técnico. Y la Universidad quiere sacar a sus estudiantes revestidos de ese ideal patriótico y humano, más allá de su condición profesional. Como no podemos permanecer aislados, y comprendemos que se debe mantener constantemente el ideal centroamericanista, nuestra Universidad estimulará relaciones y tratos con todas las otras universidades del Istmo y con las demás instituciones cuyo fin sea el de mantener estas relaciones; así se expresa en el anteproyecto, señalando, como tales instituciones, al Consejo Superior Universitario Centroamericano, a la ODECA, etcétera. La parte orgánica de nuestro anteproyecto es novedoso y se fundamenta en la experiencia de muchos años, simplificando la estructura de sus organismos para una mejor administración docente y económica. Por primera vez se le dará participación en el gobierno universitario a los estudiantes y a los profesionales egresados, para responsabilizarlos así en el manejo de la Universidad, ya que ésta se halla constituida y servida por todos ellos, y debe mantenérseles interés por su engrandecimiento y por el desarrollo de las ciencias, las letras y las artes, que es oficio netamente universitario. Como se ha prometido una ayuda económica más amplia, y un presupuesto global, se tiene en miras la

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extensión universitaria hacia el pueblo, tal como ya ha comenzado a desarrollarse, y a crear también nuevas escuelas de facilidad en nuestro medio, de importar catedráticos de tiempo completo, de perfeccionar el funcionamiento de nuestros laboratorios y gabinetes; de convertir nuestro hospital en un hospital-escuela, y, en fin, de darle a nuestra Universidad un nuevo espíritu de compenetración entre autoridades, catedráticos, estudiantes, egresados, etcétera, todos los cuales integrarán la Universidad y participarán de su gobierno en forma completamente autónoma. Esperamos que el Supremo Gobierno sepa comprender que la vida de un país, su prestigio, su futuro y su grandeza, dependen de la función educativa, y que ésta debe emanar, en todos sus aspectos, de la Universidad. Octubre de 1957.

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RESPUESTA A UNA CARTA SOBRE ORATORIA

En estas mismas columnas de La Noticia, el doctor Alberto Sevilla S., escribió una "Carta al Rector" sobre un tema de mucho interés para los nicaragüenses, y, en especial, para los estudiantes. Se trata del lamentable decaimiento de la Oratoria, una de las artes de las cuales nos hemos jactado de ejercer con maestría, y que ahora, por razones que trataré de explicar, ha venido a zonas que se hallan por debajo del nivel del mar. Decir nicaragüense en el exterior es decir "pico de oro", porque, según la fama, nos ponemos a hablar de tal manera que la gente queda convencida de lo que decimos, o, por lo menos, con miedo de que se les convenza. Pero eso ocurre solamente en conversaciones o en discursos de, más o menos, poca monta, y no cuando se trata de oratoria en concursos organizados, y en especial, organizados para estudiantes como ese de El Universal de México que se celebra en el Palacio de Bellas Artes periódicamente, y de cuya ausencia nicaragüense se queja el doctor Sevilla, porque allí hemos salido mal parados. A tal fenómeno es al que se refiere la "Carta al Rector" para ver si éste puede explicarlo satisfactoriamente. Estos concursos de oratoria de estudiantes requieren, en primer término, ejercicio, y desde muy temprana edad. La materia prima nicaragüense para

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hablar en público es notable, pero he aquí algunos de esos defectos de que adolecemos; a saber: La prosodia, o sea, el "casi-canto", que decían los griegos. En este arte de pronunciar las palabras, primer requisito para la buena oratoria, nos hallamos en deficientes condiciones. Basta para comprobarlo con tomar una muestra de nuestra habla en una cinta magnetofónica y reproducirla de inmediato, para que ese espejo del sonido nos devuelva una pronunciación terrible de sílabas y letras, mutiladas y descoyuntadas. Y si a ello se agrega la entonación o "canto" nos sorprenderemos de hallar tales defectos, que, al escucharlos, quisiéramos mejor "meternos dentro de la tierra". Semejantes reproducciones quedarían aún más resaltadas si las comparásemos con un párrafo de buena pronunciación castellana dicho por alguien que emitiera sus voces profesionalmente. Es cierto que los defectos prosódicos fueron muy comunes a famosos oradores nicaragüenses, y aun a los que quedan vivos, pero se les ha disimulado, porque han sustituido con su talento estas deficiencias y, además, no han entrado a concursos. Por otra parte, ahora, ocurre que se han multiplicado las escuelas de declamación, o radiodifusión, de suerte que el público tiene mejor conocimiento de la buena pronunciación y entonación y eso se califica en cualquier parte aun cuando parezca no contar. Los ademanes: Un medio eficaz para conocer el defectuoso manejo de nuestros ademanes y gestos se halla en una muestra cinematográfica. Es, a veces, desconcertante el reconocer el espectáculo de

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nuestros brazos como aspas, levantándose o bajándose desgarbadamente en un intento de darle fuerza a nuestras palabras y animar su significado; los gestos cómicos de nuestras caras cuando estamos en el período más trágico de un discurso, y en fin, en la falta de elegancia, aun para abotonarse el saco, tomar un sorbo de agua, pasarse el pañuelo por las manos, meterse éstas a la bolsa, etcétera. Si el público se ha dado ya cuenta de lo que es una buena pronunciación, por la locución de algunos profesionales de la radio, también se ha dado cuenta de los buenos modales por el constante trato con algunos actores de cine, que se presentan en la pantalla después de un prolongado y severo adiestramiento. El uso del lenguaje: Un vocabulario muy reducido, un mal empleo de términos y de su significado, una defectuosa construcción de frases y un arrítmico remate de períodos, son muy comunes actualmente entre nuestros estudiantes oradores, por la falta de conocimiento del idioma, o sea, el instrumento con el cual se espera convencer o conmover, y cuyo torpe manejo equivale al de un ejecutor de piano, que en un concierto digite malamente las teclas por su bajo virtuosismo o desconozca las intenciones musicales de los compositores que interpreta. El orador es un artista, y más concretamente, un actor. Debe adiestrarse como tal y hacerlo concienzudamente en aquella rama de su inclinación: ya sea oratoria política, forense, literaria o de simple exposición científica. Pero lo importante en todo ello es la elección correcta y variada de las palabras y su

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colocación armoniosa y técnica en sus oficios dentro de la oración. Y, sobre todo, huir de los lugares comunes, de las frases de cajón, las cuales desafortunadamente, se nos meten por todos los poros y nos salen al paso cuando tratamos de rellenar algunos huecos del discurso, a causa de la pobreza de nuestro ingenio. "Los clisés" o ripios de esta naturaleza son aún más comunes en discursos de elogios fúnebres, como aquello de "pundonoroso militar", "honrado padre de familia", "miembro distinguido del foro nicaragüense", etcétera, en donde los adjetivos se pegan de tal manera a los nombres, que cuesta separarlos y nos acompañan en el subconsciente como aquellos conocidos insectos remolcadores. El tema: En la clase de concursos oratorios a que se refiere mi distinguido corresponsal, se suele conceder al sustentante la elección de su propio tema cuando hace su primera aparición en público. La impresión que causa es decisiva, puesto que se trata de la primera vuelta eliminatoria. Si ha tenido el acierto de elegir un buen tema, de estudiarlo en sus raíces y ramificaciones, de expresarlo correctamente, de presentarse con buenos ademanes, gestos, pronunciación y entonación, quedará clasificado sin duda para entrar de lleno en el verdadero certamen. Esta primera vuelta es muy importante, claro está, pero no es exactamente la piedra de toque del orador, puesto que pudo haber preparado muy bien ese discurso, e inclusive, tener unos tantos más de reserva, bien estudiados y hasta aprendidos totalmente de me-

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moría. El nudo de la cuestión viene en la segunda vuelta, cuando el tribunal calificador elige los temas y le da a escoger entre unos tres, por ejemplo, para que desarrolle uno de ellos, dándole escasas horas para que confeccione su plan de exposición y tomar datos que puedan ayudarle. Naturalmente que el tribunal calificador ofrece unos tantos de acuerdo con los antecedentes del concursante, su clase de estudios e inclinaciones, y no diferentes o alejados de su conocimiento. Y es aquí en donde se aprecia ya el fondo mismo o la preparación académica del sustentante: su conocimiento de la historia, del derecho, de la ciencia, de la sociología, de la literatura, en fin, de la gama necesaria que equilibra y solidifica su inteligencia y que le otorga el aplomo necesario para proyectarse sin miedo y discutir con serenidad frente al público que lo escucha y de los jurados que lo examinan. Esta sí es la decisiva e intrínseca prueba de un orador, y no el de hablar por hablar, porque el tema que va a desarrollar demostrará que lo que dice lo ha estudiado por largo tiempo, despacio y con firmeza, y que no está improvisando tonterías, sino que está manifestando su calidad de disciplina académica tal como un atleta lo hace después de un prolongado adiestramiento. Un orador no siempre improvisa, según lo cree el vulgo, cuando al ponerse en pie, no lleva papel alguno. Un orador dice ordenadamente lo que ya sabe de mucho antes, aunque trate de dar la impresión —y eso es asunto de estilo— de que en ese instante está bajando la paloma anacreóntica o las lenguas de fuego

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de Pentecostés. Y para poder hablar con seguridad debe haberse instruido en muchas otras materias, tenidas, a veces, como lejanas al asunto al que está dedicando en ese momento, su atención. El tema, pues, que debe desarrollarse en las vueltas eliminatorias de un certamen de oratoria, debe hallarse respaldado por muchos años de estudio ordenado y académico, para poderse presentar con aplomo, soltura y elegancia. Las conclusiones: Aunque las anteriores referencias son muy incompletas, ellas, sin embargo, dan idea de las imperfecciones de nuestros estudiantes en el arte de la oratoria, las que se pueden notar de inmediato cuando se ejercitan en las aulas, ya sea en conferencias, charlas o simples lecciones, o cuando acometen discursos polémicos en sesiones estudiantiles o toman participación en actos públicos en el Paraninfo. Tales defectos son difíciles de corregir en la Universidad, porque no tenemos profesores especialistas todavía en esas disciplinas, y además, los estudiantes ya vienen creciditos de la secundaria y con manías bien arraigadas. Lo más que puede hacerse, y es lo que se hace, es darles algunas indicaciones, y poner los a hablar para quitarles temores y acostumbrarlos al trato con el público, en la creencia de que las cosas se aprenden a hacer, haciéndolas. En resumen: Que nuestra ausencia de los concursos de oratoria, específicamente el del diario El Universal de México, después del primer rotundo fracaso que sufrimos, se 50


debe a que los estudiantes se han dado cuenta de que no están capacitados para presentarse a tales concursos. Que semejantes males provienen de su falta de adiestramiento en los años de la secundaria y que, en consecuencia, es preciso que en los institutos correspondientes, particulares o del Estado, se le dé cabida a tan nobles ejercicios y se recomiende muy especialmente la traída de profesores de oratoria que vengan a los colegios en forma rotativa para que enseñen tal arte a los estudiantes, los pongan en competencia, y saquen de ellos el mejor fruto posible para ir así formando un grupo que nos represente airosamente en el exterior. Y con lo escrito ya parece haberse demostrado mi intención de tratar de responder a una carta muy interesante escrita por un distinguido profesional que presenció varias veces, en el Palacio de Bellas Artes de México, la pobre aportación nicaragüense del principio, y la ausencia total de ahora en un certamen que como el de Oratoria parecería, engañosamente, estar a punto de favorecernos. El "pico de oro" ha quedado, pues, relegado a las mesas de tragos y a los amenos chistes de tertulia. Lo que tenemos que hacer ahora es trabajar por elevarlo a la categoría de "liga grande", tomando en cuenta algunas de las recomendaciones que se dejan apuntadas. 15 de noviembre de 1957.

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El Estatuto Universitario DEL NOMBRAMIENTO DEL RECTOR

Hemos de agradecer a los catedráticos, estudiantes y profesionales, las variadas observaciones que nos han estado enviando al anteproyecto de autonomía universitaria, muchas de las cuales tienen verdadero mérito, especialmente aquellas de tipo técnico, que revelan conocimiento de la materia; otras son de orden político, no menos importantes, porque ya se sabe que toda pedagogía es la expresión de una idea política. La mayor parte de estas glosas han sido remitidas directamente a la Comisión, para su estudio. Solamente una, fue enviada a través de este diario. A ella nos referiremos, pues, de la misma manera. El remitente pregunta: ¿Por qué no son los órganos del gobierno universitario los que nombran al Rector (en el anteproyecto) si no que se deja a la incumbencia del Presidente de la República? Esta pregunta va acompañada de algunos comentarios, que es necesario aclarar de previo a saber: 1) El anteproyecto dicho tiene semejanza con otros estatutos de Iberoamérica en cuanto a sus fines que son: los de formar profesionales, estimular la investigación, divulgar las ciencias, letras y artes; contribuir a la resolución de los problemas nacionales, etcétera. 2) Se diferencia, en cambio, en cuanto a su estructura u organización, pues no se toma ningún modelo 52


para ello, aunque naturalmente, se asemeja a otros de la misma naturaleza, puesto que se trata de un centro de estudios superiores que tienen entre sí, mucho de común. En el anteproyecto fundimos la función docente con la administrativa en un sólo organismo, que lo es la Junta Universitaria, compuesto por los Decanos, el Rector y el Secretario General. Esto es novedoso y acomodado a nuestras experiencias y necesidades, ya que no precisamos de organismos inútiles e inoperantes. Lo mismo ocurre en cuanto al nombramiento de las Juntas Directivas por medio de las Asambleas Facultativas. Estas son las autoridades fundamentales de la Universidad y el Rector, quien dirige y ejecuta. 3) El Rector es nombrado por el Presidente de la República, pero de una nómina presentada por las respectivas Facultades. Esto se asemeja al método de la Universidad de Chile, en donde, además, el Presidente nombra a los Decanos y a otras autoridades, de nóminas que también se le presentan. 4) Universidades verdaderamente autónomas económicamente, creemos que no hay en Iberoamérica, porque sus fondos provienen del Estado, ya sea porque se les entrega una suma global del presupuesto (como en nuestro anteproyecto) o se establecen impuestos que recolecta la Universidad en forma directa o indirecta. En los Estados Unidos sí, que hay autonomía económica, puesto que dispone de sus propias rentas, las que a su vez provienen de bienes que son también de su propiedad privada. Pueden considerarse asimismo autónomas económicamente 53


en Iberoamérica, algunas universidades particulares como las Católicas, por ejemplo, que no precisan ayuda del Estado. Por supuesto, su autonomía no es docente, porque tienen que estar sometidas a normas religiosas. 5) El nombramiento del Rector, hecho por el Presidente de la República de nóminas enviadas, por organismos universitarios, deja una vinculación entre la Universidad y el Ejecutivo, la cual es como una especie de transición entre el estado actual de independencia y su futuro de autonomía completa, si es que ello fuere posible. 6) El anteproyecto se trazó de acuerdo con una conversación habida con el Señor Presidente de la República, en la cual participaron los señores Ministro y Viceministro de Educación, el Rector, el Decano de Medicina y el Secretario General, de manera que su formulación obedece a dichos lineamientos, habida cuenta, además, de las limitaciones constitucionales en cuanto a responsabilidad del Estado en la enseñanza superior, y al ajuste de la estructura que se trata de obtener. Y 7) por último: se tomarán en consideración todas las observaciones enviadas y discutirán en definitiva con el propio Presidente de la República y los miembros de la Comisión, los cuales se sentirían más que satisfechos con sólo la aprobación de las líneas generales de su anteproyecto, a saber: 1) Manejo global de su presupuesto con la vigilancia del Supremo Tribunal de Cuentas y

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2) Autonomía administrativa y docente, de acuerdo con las ideas de democracia funcional trazadas por la Constitución Política y los límites que ésta impone a los centros educacionales del país, ya sea particulares o no, en cuanto a la vigilancia y responsabilidad del Estado en el otorgamiento de títulos, equivalencias, etcétera. NOTA: En la Ley Orgánica que posteriormente se promulgó (27 de marzo de 1958), el Rector es nombrado por los propios organismos universitarios. Noviembre de 1957.

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CLAUSURA DEL SÉPTIMO CONGRESO MÉDICO CENTROAMERICANO SALUDO DEL RECTOR A LOS CONGRESISTAS

La celebración del Séptimo Congreso de Medicina Centroamericano coincide con la proximidad de un acontecimiento de extraordinaria importancia, de un sueño largamente acariciado, cual es el de la declaración de la autonomía universitaria que comenzará a surtir efectos muy pronto, y, también con el posible aumento de nuestros presupuestos de gastos; ambas cosas ya están en camino y constituyen la manifestación de un claro concepto de lo que debe ser una Universidad, de su significado como centro de enseñanza superior directamente vinculado con el bienestar y prestigio del país, y de la necesidad de satisfacer la creciente demanda de la juventud por obtener grados de profesiones universitarias, y desenvolverse en un mundo cada vez más urgido de habilidades técnicas y servicios sociales. Hasta este momento, a casi siglo y medio de su fundación, nuestra Universidad se ha venido desenvolviendo muy lentamente, ya que las vicisitudes de la vida política no han dado tiempo para atenderla dándole la importancia que le corresponde como rectora de la vida nacional. Esta preterición no es, por supuesto, un fenómeno exclusivo de la vida nicaragüense, pues alcanza

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también a casi todos los países de Iberoamérica y comprende a todos los tipos de enseñanza. Ello puede achacarse, tal vez, a las contingencias dentro de las cuales tuvo que desenvolverse la vida colonial y a las angustias de la postindependencia, siempre en tensión, en permanente estado de emergencia histórica. Pero el hecho es determinante y de arraigada tradición. Se puede ver, por ejemplo, en la distribución de los edificios de las primitivas plazas públicas en donde cada institución se colocaba en el sitio que su importancia política le enseñaba. Así: en el medio, la Iglesia, y a cada uno de sus lados, el Cabildo, que reprsentaba las leyes, y el Cuartel, que representaba las armas. La Universidad debió haber ocupado el cuarto lado de la plaza; pero la Universidad, o los colegios que se hacían pasar como tales se quedaban a la vera de la Iglesia y a su servicio, como ancila del Cabildo y, muy frecuentemente, como enemiga de los cuarteles. Estas instituciones, por necesidades de la época, se hallaban sustentadas por principios de rigidez definitiva que se estratificaron con el tiempo. Nunca pudieron armonizar bien, ni desarraigarse de sus primitivos enclaves. Los principios son los principios. Y de este apegamiento a principios rígidos, típicamente aquinianos, se derivó el obstáculo que ha impedido el desarrollo de las ciencias naturales, entre las cuales se hallan la medicina y las otras que le prestan auxilio como la química, la física, la biología, etcétera. El abuso del método deductivo, esto es, el de dar por sentada una verdad y deducir de ella toda una serie 57


de consecuencias, la mayor parte de las cuales resultan falsas, ha venido en detrimento de nuestra cultura Iberoamericana, incluyendo a la Madre Patria. Ni el Derecho mismo, que tiene una tradición típicamente deductiva, ha podido librarse de semejante influencia, porque es bien sabido que la Cultura total, y las ciencias entre sí, y las letras y las artes, forman una unidad indestructible que le da fisonomía a una Civilización. Nuestra medicina, que duró tanto tiempo en la era precientífica, entre la magia, la brujería y la superstición, es una de las ciencias más afectadas por el escolasticismo científico con pretensiones de método de investigación; lo mismo ocurre con otras disciplinas que tratan de dar una respuesta real cuando preguntamos por las cosas que nos rodean, como la física, la astronomía o la bacteriología, que requieren la comprobación experimental o la observación, la cautela de la hipótesis, y la inducción derivada de algunos datos estadísticos pacientemente acumulados, y a los cuales tampoco hay que darles excesiva credulidad... No digamos de la antropología o la psicología... In medio virtus... La historia de nuestra medicina nicaragüense ha tenido momentos brillantes; como, por ejemplo, cuando hace un poco más de medio siglo el doctor Luis H. Debayle, nos trajo información de primera mano sobre los descubrimientos de Pasteur, que causó estupor y cambió totalmente el concepto de la ciencia médica y creó nuevos métodos quirúrgicos.

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Pero de entonces a nuestro tiempo, se ha avanzado relativamente muy poco, en cuanto a nuestra imposibilidad de hacer ciertas comprobaciones. Probablemente le hemos dado demasiada importancia a principios a priori y hemos considerado como verdades inconmovibles a simples hipótesis. Sin embargo, y todo tiene su otra cara, esta misma forma de enseñar y entender el mundo, fundamentada muchas veces en una teología que ha querido vanagloriarse de filosofía, ha contribuido a formar una calidad moral bellamente humana, entre las personas de nuestros pueblos Iberoamericanos, que no están viciadas con creencias tales como la de la diferenciación racial o la intolerancia religiosa. Este sentido humano, cristianamente lleno de amor y cordialidad, a pesar, y tal vez por ello mismo, de los ríos de sangre derramados en revoluciones, es un inmenso tesoro del cual debemos sentirnos orgullosos, porque si bien es cierto que nuestras deficiencias técnicas pueden ser satisfechas en cualquier momento con instalaciones adecuadas, no se puede, en cambio, improvisar el alto espíritu de nuestros médicos, su valor humano, su sentido del deber, su moral profesional, su deseo de servir, su vocación y sacrificio... El problema, visto de revés, sería desastroso, como parece ocurrir en otros países, en donde, mientras las instalaciones y experimentaciones se hallan a la altura del momento científico, la calidad moral de sus servidores está muy rebajada. Nuestra Universidad, pues, entrará muy pronto en una etapa nueva; a un desenvolvimiento en todos sus

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órdenes. Nuestra Universidad, alimentada con el espíritu de quienes la forman y con su entusiasmo, que se ha sustentado casi por medios gratuitos, tratará de resolver sus problemas docentes hacia una integración de todas las profesiones, y bajo un mismo signo humanístico.

Señores congresistas: Quiero expresar la gratitud de la Universidad Nacional, de sus autoridades, catedráticos y estudiantes, por vuestra visita, y a la Asociación Médica Nicaragüense por su plausible entusiasmo que hizo posible realizarla, así como al Gobierno de la República que prestó su ayuda. Y al manifestarla, quiero que os llevéis nuestro más vivo interés por estrechar nuestras relaciones docentes en todos los ramos de las profesiones liberales y a su dignificación; que nuestro empeño, al abrirse esta nueva era universitaria, sea el de poner todo lo que tenemos al servicio de la Universidad, porque es nuestro modo de servir a la Patria y a nuestros semejantes, y porque es el único sitio posible, y de esperanza, para resolver los problemas humanos que padecemos: En el campo del Derecho para regular las relaciones de unos con otros, en el de la Medicina para prevenir y curar enfermedades, en el de la Ingeniería, para realizar la vida confortable, y en fin, en el de la Pedagogía y todas las disciplinas, para formar generaciones

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redimidas en las ciencias, las letras y las artes, bajo este signo comĂşn: El hombre es un ser racional y sagrado. 15 de diciembre de 1957.

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HAY QUE TRANSFORMAR A LA UNIVERSIDAD NACIONAL, AMPLIAR LAS CARRERAS Y ESTABLECER OTRAS NUEVAS

EL PAÍS NECESITA DE PROFESIONALES Y CIUDADANOS DE PRIMERA CLASE. LA ENSEÑANZA REQUIERE DISCIPLINA CIENTÍFICA Y MORAL Uno de los acontecimientos más importantes en la vida educacional de la República, es el de la autonomía universitaria, y para poner al tanto a nuestros lectores de sus proyecciones, nos pusimos al habla con el Rector de la Universidad Nacional, doctor Mariano Fiallos Gil, quien nos hizo las siguientes declaraciones: Me parece que este es un paso trascendental en la vida educacional del país, pues así queda abolido uno de los más arraigados "tabús" en los hombres de Estado de Nicaragua, y en gran parte de los políticos que consideran la autonomía como un semillero de anarquistas o conspiradores. Fuera de la República Dominicana y Venezuela, todas las universidades de Iberoamérica son más o menos autónomas y tienen un considerable presupuesto de gastos. La orientación filosófica de nuestra Universidad será humanística, esto es, que el ser humano, antes que el Estado o el Partido, constituye su

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preocupación fundamental. Además, se basará en la libertad de pensamiento y de cátedra, o sea, el de poder tratar todos los asuntos humanos sin temores de ninguna clase. De la Universidad tienen que salir los futuros directores del país. Los jefes de empresas privadas, administración pública, profesionales liberales, líderes políticos y, en general, los cultivadores e investigadores en las ciencias, las letras y las artes. Ya se ve que para lograr semejante objetivo necesitamos disciplina y organización, dedicación al estudio y fundamento moral suficiente. Todo lo que salga de la Universidad debe ser de primera clase porque es la élite de la juventud en su raíz popular. La vida de hoy requiere vigor, vigilancia y autoridad para conseguirlo. Por ese camino vamos. La administración docente y económica estará en manos de la Junta Universitaria en cuyo seno se hallan representados todos los sectores universitarios; habrá vigilancia por parte del Estado, que es el que suministra los fondos y garantiza, por la Constitución, que los títulos que otorga se hallan respaldados por estudios académicos. La enseñanza universitaria requiere ser transformada completamente, sacándola de los métodos metafísicos en que ha venido desenvolviéndose desde su fundación, pero sin caer, por otra parte, en las exageraciones pragmáticas, porque entonces nos desarraigaríamos de nuestra tradición. 63


Debe fundarse en un orden moral racionalista antes que el autoritario o impositivo, porque se ha comprobado que éste de nada sirve en la orientación de la conducta. Necesitamos corresponder a las exigencias de la vida actual preparando técnicamente a los estudiantes para el ejercicio de las profesiones y adiestrarlos en las disciplinas del Espíritu. Nuestra aspiración es poder competir en el mercado internacional de la cultura con eficiencia y seguridad. Hacer profesionales que puedan codearse con los de otras universidades de América y procurar que no haya necesidad de que nuestros jóvenes tengan que salir fuera de Nicaragua para graduarse, sino basta que vayan en busca de especialistas. Tenemos que exigir el máximo de rendimiento a la juventud y a los catedráticos. En término beisboleros de moda podríamos decir: Tenemos que figurar, por lo menos, en la "Triple A" del continente y aspirar a más todavía. En una entrevista como ésta no se puede exponer mucho, pero quiero expresarle que traeremos profesores extranjeros de primera clase en contratos de uno o dos años, por lo menos, y los ¡remos cambiando para que nos dejen sus experiencias. Abriremos nuevas escuelas y mejoraremos notablemente las actuales. Claro que paso a paso, porque no se puede hacer todo en tan corto tiempo.

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Nos ocuparemos esencialmente en el bienestar estudiantil: deportes, clubs de recreación, servicios médicos, etcétera. Y mejoraremos la Casa del Estudiante para hacerla una buena residencia; en fin, el tiempo, las necesidades y el presupuesto de gastos nos irán dando la pauta. Se acabará el desorden en cuanto a exámenes, matrículas o pensiones. Habrá solamente dos períodos de exámenes. Después de pasada la época de matrículas no se abrirá por ningún punto otra nueva. Se darán becas a los mejores estudiantes, que no cuentan con medios necesarios de vida y, en fin, estimularemos a los mejores. Quiero decirle que para todo ello la Universidad cuenta con un buen núcleo de catedráticos que están dando todo su entusiasmo en la preparación de este programa, que tiene la importancia perdurable de toda obra del Espíritu, que guardará la historia como una valiosa aportación en el desarrollo de la Cultura, así como quedarán olvidadas muchas cosas que lo cotidiano de los periódicos coloca en sus cintillos. El señor Rector doctor Fiallos Gil nos prometió nuevas declaraciones y tenernos al tanto del desarrollo de este extraordinario acontecimiento. (Entrevista con el diario El Centroamericano, 26 de enero de 1958).

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HOMENAJE A DARÍO Y DEBAYLE

(Discurso del Rector la noche del 8 de febrero de 1958 en la plazoleta de la Universidad).

El Rector de la Universidad, doctor Mariano Fiallos Gil, dijo el siguiente discurso: La colocación de los bustos de Rubén Darío y del doctor Debayle en este sitio de la Universidad, tiene su propio significado en cada una de sus órbitas: Las Letras y las Ciencias, y ambos simbolizan, en cierto modo, la proporción de su desarrollo en la escala de nuestra cultura. El uno con el vocativo mágico de la poesía, con su resonancia universal, estado místicomusical y rítmico, que es la primera manifestación en el asombro del mundo. El otro, con su voz en nominativo, para designar las cosas y preguntarse por ellas, tratando, al mismo tiempo, de hallarles respuesta. Ambos representan un estado del Espíritu en dos diferentes modos de ser, aparentemente contradictorios, pero en el fondo dialéctico y complementario. Tanto el Príncipe de la Poesía castellana como el Maestro de numerosas generaciones de médicos de aquí y del resto de Centroamérica, fueron el producto de una época brillante en la historia de la cultura nicaragüense que se inició bajo el signo de la Libertad, de aires recién aprendidos, que con un siglo de retraso, venían balbuceantes desde la Francia inmortal. Se ha 66


dicho que Rubén fue excesivamente desproporcionado para nuestro deficiente desarrollo cultural, y, sin embargo, al examinar ese ciclo, especie de Renacimiento, que se operó en las dos últimas décadas del siglo pasado y la primera del presente, nos convenceremos de que él fue, como Debayle y como otras figuras de aquel tiempo, el resultado de una inquietud, de una rebeldía que se había apoderado de ellos con ímpetu de altos horizontes. Rubén, autodidacto y laborioso, formó parte de esa generación y se contagió de esos aires de libertad que flotaban en las tertulias de literatos y estudiantes, estableciéndose el intercambio de sus propias angustias. En verdad esa generación mereció a Rubén Darío como un fruto de todos. De otra manera sería imposible explicar el fenómeno de sus realizaciones. Gran parte de ese nacimiento, más que renacimiento, fue debido a un hecho afortunado: el de la llegada al país de los profesores españoles, escogidos por Castelar, que habían sido desplazados con la derrota de la República del año 73. (He ahí la decisiva intervención de Educación Pública en el desarrollo de un pueblo.) Ellos se dispersaron por el país, pero los leoneses recibieron, en el Instituto Nacional, sus beneficios, o respondieron a sus enseñanzas con éxito mejor. Ellos mostraron a los adolescentes un mundo nuevo, revolucionario, y un nuevo concepto del hombre sin la maldición de la maldad ignata, causa probable ésta, de la militancia autoritaria que ha sufrido por siglos, el ámbito de la Hispanidad.

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Fue un ciclo extraordinario que se inició en la postrimería del régimen de los treinta años y que culminó con la revolución del 93. Su centro de irradiación fue esta vieja ciudad universitaria, un poco contradictoria con sus campanarios liberales y sus piedras puritanas. Pero siempre alerta a las cosas nuevas y a las aventuras del Espíritu. De ese ambiente palpitante, inigualado en la historia nacional, todavía estamos viviendo, y cuando tratamos de referirnos a nuestras glorias, hacia allá vamos en busca de ellas para con- solarnos un poco de la decadencia que hoy padecemos. Ese fue un período sin paralelo, en que cada cual representaba o, mejor, desempeñaba un papel sobresaliente en la importante obra del pensar y del sentir, y del oficio de divulgarlo por todas partes. Debayle, recién venido de Francia, trajo un mensaje original de un nuevo concepto de la medicina: el mensaje de Pasteur con su evangelio del origen microbiano de las enfermedades: una nueva fisiología y una nueva patología que causó asombro y derribó conceptos milenarios lindantes con la brujería y la superstición, esos dos grandes obstáculos tribales del pensamiento que obscurecen y seguirán obscureciendo por mucho tiempo, el horizonte del Espíritu. De esa misma época fueron fruto las instituciones jurídicas de la Constitución del 93 que se basaba —exageración también— en el concepto rusoniano de que el hombre es bueno por naturaleza, un exceso de liberalismo tan peligroso como su contrario: el del que es perverso desde que nace, origen indudable del

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despotismo, en todos los órdenes, inclusive en el de la educación y la filosofía. De ahí el florecimiento de nuestro Código Civil y de la educación pública, de las investigaciones en los recién importados gabinetes, laboratorios y museos de física, química e historia natural, de la clasificación de la flora nicaragüense, del estudio de las ciencias sociales con los fervorosos partidarios del positivismo de Comte, o las agitadas controversias, entre teológicas y científicas, del origen de las especies de Darwin. La perspectiva de este momento culminante que tenía su brillo hasta en las artes militares, muchas de cuyas enseñanzas, como las de orden jurídico y el vuelo del Azul... dariano, provenían del lejano Chile con el que tantos vínculos nos unen, no se volvió a repetir en Nicaragua y ha podido sobrevivir, incólume, a las censuras negativas: arte, ciencia y letras unidas en un sólo fervor, a pesar de los nubarrones políticos que ya se dejaban ver en el horizonte nacional... Largos sufrimientos con la ocupación militar de los Estados Unidos en la segunda década de este siglo, cuando se produjo la muerte de Rubén y que había de liquidar toda una época, presentida por el vate, por el vaticinador, en su triunfal visita a Nicaragua en 1907, y en este su León, entonces hermoso todavía con sus calles empedradas, sus zaguanes de lajas, sus consejas y sus aparecidos. Este año de 1907 es el año del presentimiento. Fue el año en que los grises estaban ya pintados en nuestro destino, y en el del poeta, con su melancolía otoñal y filosófica. 69


La juventud nicaragüense, animada por su triunfo, aprendía el francés para conocer directamente cómo es que pontificaba Mallarmé desde su sitial parisino, o cómo sabían aquellas lejanas Flores del Mal, o los vagos vapores verlenianos. Pero algo estaba ocurriendo ya en el alma dariana que regresaba de muchos mundos, pese a su auténtica inocencia. Pues, al hallarse aquí con poetas reunidos en sociedades líricas como aquella que se llamaba El Alba, enfrascados en juegos florales y en canéforas y musas vestidas de blanco, reaccionó como para anunciarles el desastre e invitarles, de previo, a oficiar en altares de la realidad que se estaba viviendo. El joven poeta, estudiante y patriota, Antonio Medrano, le saludó con versos entusiastas que terminaban así: Escucha tu armonioso verso a mi verso rudo, más que vibra sincero por decir tu alabanza, Bienvenido en nombre de El Alba te saludo, ¿Qué es El Alba? Ya sabes: "el alba es la esperanza". Al principio lo recibieron como tal, y hasta los artesanos con cordiales intuiciones le ofrecieron la candidatura a la Presidencia de la República... ¿Qué hubiera sido, me pregunto, del tímido "Cisne" en ese tremendo ajetreo de gavilanes? A los versos de Antonio Medrano, que era un manifiesto modernista, romántico y ya decadente de toda

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una juventud, Rubén respondió con aquel famoso discurso —pero, ¿podía decir discursos Rubén?— en el Teatro Municipal, de León, que fue como un consejo, un vaticinio, o una ironía que liquidó, de una vez por todas, esa gloriosa época iniciada en las postrimerías del siglo XIX... En vez de hacer versos: Crezca nuestra labor agrícola —aconsejó el poeta—, auméntese y mejórese nuestra producción pecuaria, engrandézcanse nuestras industrias y nuestro movimiento comercial bajo el amparo de un gobierno atento al nacional desarrollo. Y que todo esto sea alabado por las nueve musas nicaragüenses en templo propio. O sea —digo yo: Trabajad primero y cantad después—. Sed primero hormiga y luego cigarra para que cuando vengan los malos tiempos no os muráis de inanición. Y los malos tiempos vinieron: Seremos entregados a los bárbaros fieros tantos millones de hombres hablamos inglés ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros ¿callaremos ahora para llorar después? Y había dicho: "El que nazca con su brasa en el pecho sufra eternamente la quemadura". Y la sufrieron, y con qué terrible angustia, los que se quedaron con ella y otros que llegaron después: Santiago

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Argüello, Alfonso Cortés, el Padre Pallais, Lino Argüello, Salomón de la Selva, Juan de Dios Vanegas, Bernardo Prado Salinas, Antenor Sandino Hernández, Cornelio Sosa, Salvador y Joaquín Sacasa, Alí, Israel, Amadís, Alicia y los músicos como Mena y los pintores como Cuadra. Y hasta su grande amigo, el maestro Debayle, padeciendo de las irradiaciones, rimaba versos modernistas con reminiscencias del viejo Hugo. Ahora, después de tantos años, están uno al lado del otro bajo el antiguo cielo leonés, presidiendo afanes universitarios. Y la inauguración de sus efigies queda como testimonio del genio, cuyo origen, para el poeta, hay que hallarlo en su extraordinaria capacidad para el trabajo y el estudio; y en el maestro Debayle, en su incansable trajinar por la ciencia, su activa curiosidad y su amor a la profesión y a sus discípulos.

Señores: Esta noche la Universidad de Nicaragua cumplirá también su noble oficio honrando a dos notables figuras de las letras hispanoamericanas, otorgándoles título de Doctor Honoris Causa: a Raúl Silva Castro, chileno, que es como ser nicaragüense por anticipado, por su magnífica obra literaria, tan vinculada a nosotros por muchos eslabones, y a nuestro compatriota Salomón de la Selva, hijo espiritual de Rubén, poeta, erudito y humanista. Y bajo los mejores augurios de nuestra antigua Universidad, en los linderos de un nuevo estatuto de 72


autonomĂ­a que el Supremo Gobierno estĂĄ por otorgar, hemos de cumplir nosotros, con los muertos y con los vivos, el tributo de las obras del EspĂ­ritu, cuya perennidad se halla muy por encima de todas las contingencias.

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LA UNIVERSIDAD Y SU PADECIMIENTO

LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA Y LOS GREMIOS PROFESIONALES (Conferencia ante la Asociación de Abogados de Nicaragua en Managua, febrero de 1958).

• La Universidad Nacional de Nicaragua es miembro del Consejo Superior Universitario Centroamericano, que nació en San Salvador en el año de 1948 y cuyo objetivo básico es el de establecer una estrecha colaboración entre las universidades del Istmo, fomentar la cultura superior de la que son depositarías y darles la jerarquía que corresponde a los valores del Espíritu. La Universidad de Nicaragua entró a formar parte de este Consejo en la Tercera Asamblea que tuvo lugar en Tegucigalpa, en el año de 1953. Para el siguiente período, 1954, le correspondía tomar la Presidencia Protémpore a nuestro Rector y asumir la sede de su establecimiento, pero debido a tropiezos de todo orden, esa Presidencia continúa aún en Tegucigalpa. En la actualidad, de las cinco universidades centroamericanas, la de Nicaragua es la única que no goza de autonomía y, en el orden económico está muy por debajo de todas. Nuestro presupuesto apenas redondea un millón de córdobas anuales, y para dar alguna idea del dinero que una Universidad de las nuestras necesita, basta citar el caso de Costa Rica 74


que, sin tener Escuela de Medicina, eleva su dotación a un equivalente de diez millones de córdobas en números redondos. Las de los otros países hermanos sobrepasan esa cifra. Se hace constar, como justo reconocimiento, que esa dotación suministrada por el Estado empezó y vino creciendo a esta cifra, solamente de pocos años a esta parte, y que hace dos décadas puede decirse, no existía del todo, sumando en esta subvención de limosna, a las tres fracciones en que se hallaba dividida su Unidad. Por eso es verdaderamente heroico que nuestros establecimientos universitarios de Oriente, Centro y Occidente hayan funcionado en semejantes condiciones. En esta Asamblea están presentes catedráticos que no recibieron un centavo de su sueldo mensual por largos años, ni para comprar sus libros, y que dispensaron hasta los míseros derechos de exámenes. Hay también estudiantes que realizaron sus estudios bajo el amparo desinteresado y apostólico de estos profesores, muchos de los cuales han quedado olvidados: abogados, médicos o farmacéuticos. Y, sin embargo, y a pesar de todos los vaivenes políticos y la falta de ayuda económica, han egresado de su seno muchos y muy buenos profesionales, moral y técnicamente formados, y algunos de ellos, especializados en cursos de postgraduados, que han podido sobresalir en sus profesiones o en actividades similares; y todo a pesar de la deficiencia en su aprendizaje, pues prácticamente se carece de bibliotecas, laboratorios, profesores especializados, teatros, deportes, residencia estudiantil, 75


becas y otras tantas instituciones que contribuyen a formar ese ambiente típicamente universitario que pone en comunión a catedráticos y estudiantes. Muchos de esos profesionales han podido mantenerse en lugar de privilegio por su talento y preparación y, en algunos casos, han superado a otros de centros mucho mejor atendidos. ¿Qué ocurriría, digo yo, si hubiéramos tenido una verdadera Universidad? Si tuviéramos el halago del fruto científico, literario o artístico bien logrado: si pudiéramos satisfacer la inquietud creadora del hombre, la alegría del bello oficio de servir, de investigar a la naturaleza que nos rodea y entrar a las profundidades de nuestro ser. Si pudiéramos situarnos como hombres buscadores de problemas, de la ciencia por la ciencia misma, y disfrutar de un prestigio internacional en este ancho y duradero mundo de la Cultura. • Nuestra Universidad también pertenece a la Unión de Universidades de la América Latina, cuya sede se halla en la ciudad de México. Entre todas las universidades del continente quizás sea la de Haití la única que se halla en condiciones similares a la nuestra, y esto no es para enorgullecerse. En el Segundo Congreso de Universidades verificado en Santiago de Chile, al cual asistieron delegados nuestros, se hizo una recomendación dirigida casi particularmente a nosotros, en el que se define, en considerandos, lo que es la autonomía:

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1o. Que la autonomía de la Universidad es el Derecho de esta Corporación a dictar su propio régimen interno y a regular exclusivamente, según él, el poder de organizarse y de administrarse a sí misma, y que dicha autonomía es consustancial a su propia existencia y no a una merced que se le otorga. 2o. Que la Universidad, por el mismo hecho de su autonomía debe, esencialmente, dentro de sus propios fines, servir a la comunidad. 3o. Que la autonomía universitaria debe ser asegurada como una de las garantías constitucionales. Al pintar así, con rasgos tan generales, a la Cenicienta de nuestra Cultura, no debe inculparse a nadie determinadamente por ese abandono, porque este es un pecado de todos. Y no solamente de los gobiernos llamados liberales o conservadores, orientales u occidentales, de este siglo o del otro, sino de todos ellos. Y también pecado de abandono de los particulares, de los egresados o graduados, de las instituciones públicas o privadas. No se ha dado el caso de algún legado sustancioso, para la Universidad, y en escasísimos números —un pequeño grupo de libros viejos o unos pocos córdobas— los de menor cuantía. Parece, pues, que para los nicaragüenses, la Universidad, depositaría de la Cultura, en su papel de rectora del espíritu, de semillero de hombres sabios o artistas, de gente de empresas, de directores de la

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opinión pública, de investigadores y técnicos, nada ha significado. Y sin embargo, en ella, en su largo siglo y medio de existencia, con los suspensos del caso, pudo haber estado la salvación del país, la prosperidad de nuestro pueblo, el ejercicio de la democracia, el prestigio de nuestras instituciones y el buen nombre de los nicaragüenses. Pero, desgraciadamente, no ha sido así, y éste debe cargarse a todo el período que viene desde la Independencia, porque la Universidad Colonial, aunque de pocos años de duración, nació con autonomía económica y administrativa, aunque, es natural, esa condición no se extendiera a lo doctrinario, puesto que nacía bajo la sombra de la Iglesia en donde la teología es la ciencia cumbre. Pero la Iglesia cumplió su papel a cabalidad aquí y en el resto de Hispanoamérica con la fundación y administración de universidades bajo un mismo signo o consigna, adecuada a los tiempos. En cambio, la República se portó mal con la Universidad, aquí en nuestro Continente Hispanoamericano; la tónica fue la enemistad del poder público, de las clases superiores, de los criollos enriquecidos o politiqueros, en contra de la Universidad. Todos iban contra ella, no importa su antigüedad o su estatuto, y todas ellas fueron víctima de la desconfianza, la rapacidad o la indiferencia de quienes podían ayudarla o, por lo menos, dejarla en paz. La nuestra, claro está, no fue una excepción. De los pocos bienes que tenía para su funcionamiento, nada le quedó en 1869, cuando fue despojada totalmente de ellos y prácticamente suprimida. Nunca volvió a alzar 78


cabeza. Todo lo contrario, se jugó con ella para operaciones de índole política. Pero mientras las otras universidades de la América Hispana se sacudieron de esa tremenda losa que la República —y ¡qué república!— les había puesto encima, la nicaragüense no ha podido levantarse. No es sino hasta este momento, en este año de gracia de 1958, cuando se vislumbra un cambio completo en el trato que requiere la Universidad: cuando el Gobierno de la República, a través del Ministerio de Educación, ha aprobado su autonomía, y se ha prometido un aumento considerable en el presupuesto, dando signos de verdadera ocupación, más que preocupación, por el destino de nuestra más elevada Casa de Estudios. Y este cambio de frente, trascendental para la vida cultural del país, "el hecho educacional más importante desde nuestra Independencia", ha sido, sin embargo, visto con una desoladora indiferencia por casi todos los que debieran comprender su importancia: por los periódicos, los intelectuales, los profesores, el público en general. Quizás solamente algunos gremios de profesionales han entendido su verdadera significación: la Asociación Médica y ahora la Asociación de Abogados que ha hecho esta invitación. ¿Acaso no nos damos cuenta de lo que este acontecimiento significa, aun desde el punto de vista político? ¿No quiere decir ello que estamos entrando a una era de responsabilidad y de descentralización? ¿No es acaso ello una garantía de que la Universidad permanecerá aislada de componendas políticas y podrá dedicarse de

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lleno a recuperar su tiempo perdido, a preparar a la juventud, a competir si es posible, con otras universidades que se llevan a nuestros jóvenes en detrimento de la solidaridad estudiantil y del contacto con los dolores y los goces de la Patria? Naturalmente que esto tiene un valor extraordinario y la sola promesa ya ha repercutido entre las instituciones similares de nuestro Continente. Ello es el comenzar de una nueva vida, interrumpida, y ¡de qué manera! por los afanes de hacer historia patria, pero como aprendices de ciudadanos, que para ser ciudadanos de verdad necesitamos conocerlo con razón y ejercerlo con conciencia, y esto sólo se enseña en la Universidad en su triple papel social, profesional e investigativo. En su extensión universitaria llevando ese aprendizaje al pueblo, en su ocupación por los negocios públicos, en su condición de élite moral y espiritual de la nación, y, bajo el signo de la Libertad, que a ella se llega por la Universidad, combatiendo la Ignorancia y la Superstición.

El Proyecto de Ley Orgánica de la Universidad que fue aprobado en principio, se halla establecido de acuerdo con nuestras necesidades de una Universidad pequeña en vías de crecimiento, administrada por organismos operantes, en los cuales intervienen, además de las autoridades tradicionales, los gremios de graduados o egresados y los estudiantes.

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He aquí por lo cual es particularmente importante para la Universidad estimular la creación de gremios graduados, en especial de abogados y notarios, en forma obligatoria, lo cual será objeto de nuestra atención más adelante. La aprobación de la Ley Orgánica, y sólo el hecho de darle entrada, es ya un gran triunfo. No total, porque a la autonomía le haría falta su institución en forma constitucional, y una asignación presupuestaria independiente de los favores del Ejecutivo, tal como ocurre en otros países hispanoamericanos. Pero esa aprobación significa un viraje total, dándole beligerancia a la Universidad. Significa la eliminación de un "tabú" instalado durante siglo y medio en la mentalidad de las clases directoras de la política del país, las que han creído siempre que la autonomía es sinónimo de anarquía, semillero de rebelión, e indisciplina de la juventud. Y es todo lo contrario; es poner en manos de gentes responsables y conocedoras de las necesidades profesionales, el destino de esa juventud. Y que si se van a cometer errores, como pasa con todas las cosas manejadas por hombres, se realizarán también aciertos que sobrepasarán a aquéllos, y se hará vivir y palpitar a un ser cuya presencia tanta falta ha hecho en la formación moral, científica y técnica de quienes han forjado tan malamente la historia del país. Al instituirse la Universidad como una entidad autónoma, limitada únicamente por las actuales disposiciones constitucionales, se le da plena capacidad jurídica para adquirir, administrar, poseer y disponer de bienes y derechos de toda clase. Obtiene, pues, una

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personería jurídica necesaria para su objetivo, y en relación con sus fines. Esa es su fisonomía económica. En cuanto a su función, sigue las líneas generales de la tradición universitaria hispanoamericana, derivada de la salmantina, pero con características propias. Nuestro primer objetivo va encaminado a la formación de los estudiantes, no sólo científicamente, sino moralmente, ya que cualquiera de estos objetivos aislados carece de sentido y de eficacia. Su compenetración es absolutamente necesaria. ¿De qué sirve la ciencia si ésta no tiene función humana y, además, no se basa en una ética racionalista más bien que autoritaria? Segundo objetivo: La formación de un cuerpo docente capacitado y profesional para garantizar que los estudiantes van a recibir la enseñanza a que se aspira. Tercero: Se contempla la función social de la Universidad que es característica de nuestras instituciones hispanoamericanas, a diferencia de las de Europa y Estados Unidos en donde a este tipo de función no se le da la misma importancia. Por eso se habla en nuestro estatuto de "colaborar con las entidades estatales y particulares en el estudio de problemas culturales, sociales y económicos". De "fomentar en los estudiantes un amplio espíritu de servicio social y capacitarlos para ejercer los derechos y cumplir los deberes de personas libres en una sociedad democrática", y de "contribuir al desarrollo de la cultura nacional organizando la extensión universitaria al servicio del pueblo". 82


Y sin omitir nuestra vieja aspiración centroamericanista, permanentemente expuesta en todas nuestras leyes constitucionales, consignamos esa aspiración a través de la Cultura, que es el medio más eficaz de realizar el viejo sueño nuestro. Por eso se dice en nuestra declaración de principios: que estamos dispuestos a "servir los intereses centroamericanos y fortalecer los vínculos con los otros países del Istmo, mediante intercambio de profesores y estudiantes y la colaboración con las universidades y organismos que persiguen iguales finalidades". Se halla también consignado el principio constitucional de libertad de cátedra como una afirmación de que debe existir la garantía para el catedrático en la exposición de sus doctrinas. Hablamos también de la libertad de investigación, porque la Universidad no puede tenerle miedo a problema alguno, cualquiera que sea su aspecto. Con ello tratamos de ahuyentar antiguos escrúpulos sobre problemas del conocimiento que fueron obstáculos en el desarrollo de la Cultura en el mundo hispánico. Tratamos también de sacudir a la Universidad de discusiones políticas tipo partidista; se procura también apartarla de luchas religiosas, aunque estas últimas ya no son problema. En cambio, las cuestiones políticas partidistas o de grupo, siempre lo han sido, y han estropeado la labor universitaria. Nada de esto quiere decir que la Universidad' rechace estos problemas desde el punto de vista académico, porque entonces sería una contradicción de sus fines; todo lo contrario, hay que hablar, discutir y discurrir sobre

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cuestiones políticas doctrinarias y de doctrinas o teorías relacionadas con creencias religiosas: desde el comunismo hasta el anarquismo, de este tipo o del otro; del monismo o del dualismo humano, del origen de las especies o de la negación del alma inmortal, porque la Universidad es Libertad de Pensamiento, y la libertad de pensamiento es la única garantía del desarrollo de la Cultura y de las cosas del Espíritu. Al dejar abierta estas puertas, no se está negando de ninguna manera el aspecto religioso de la mayoría de los hombres. Al contrario, puede significar su afirmación más racional según la manera de su enseñanza. Con lo cual se quiere decir que la Universidad más que resolver los problemas, se dedica a plantearlos y exponerlos y examinarlos. La organización de nuestra Universidad presenta un aspecto novedoso, pues de acuerdo con nuestra experiencia concentramos en una Junta la dirección general de la Universidad en su triple aspecto docente, económico y administrativo, con la colaboración de las Juntas Directivas de las Facultades, las Asambleas Facultativas y la Asamblea General. Todas las autoridades universitarias, comenzando por el Rector, y los catedráticos y personal administrativo, son electos entre sí con la intervención de estudiantes y graduados. De esta manera queremos restaurar el viejo concepto hispánico derivado de Salamanca, guía de nuestras universidades, de ser una convivencia o fraternidad de profesores, graduados y alumnos. Como se ve, el Ejecutivo no tiene que intervenir en la Universidad, lo cual es una garantía para su estabilidad y su docencia.

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El mismo Presidente de la República quiso que su integración y funcionamiento se realizara por esa convivencia, y en el Estatuto solamente quedó en la Junta Universitaria un representante del Ministerio de Educación Pública, como órgano de vigilancia, ya que es el Estado el que suministra los fondos para su funcionamiento. En este organismo central se halla también un representante permanente de los estudiantes, así como en las Juntas Directivas de las Facultades, en las Asambleas Facultativas y en la Asamblea General. LA REPRESENTACIÓN DE LOS GREMIOS DE GRADUADOS Integrando la organización universitaria están los gremios de profesionales representados en la Asamblea Facultativa que corresponde, con dos delegados. Se dice en el Artículo 24 del proyecto: "Cada Asamblea Facultativa estará integrada por los catedráticos titulares, dos representantes de la organización profesional correspondiente y dos representantes estudiantiles de la respectiva Facultad". Entre las atribuciones de esta Asamblea está la de elegir a las Juntas Directivas correspondientes, que a su vez eligen al Rector y Vicerrector. Las Juntas Directivas están representadas por sus respectivos Decanos, en la Junta Universitaria, que es a la que le corresponde la dirección general de Establecimiento. También toman parte directa, las representaciones de graduados o profesionales en la Asamblea General Universitaria. 85


Como se ve, se da la importancia que corresponde a esta intervención directa en el destino del establecimiento a estas agrupaciones, agremiaciones o colegios de egresados. A ellos compete ayudar a la formación de los estudiantes y catedráticos, a intervenir en los planes de estudio, proyectos y reformas de trascendencia para la vida de la institución, y a discutir problemas relacionados con la educación pública en general. A nadie se le escapa que tal integración contribuirá notablemente a la cooperación de todos por el mejoramiento de la Universidad, y, en particular, por el estudio, ensanchamiento y prestigio de cada profesión, según sea el grado de interés que las agremiaciones tomen por su destino. Y aquí vamos a lo que corresponde al gremio de abogados, del cual, a mucha honra, formo parte. La actual situación es la siguiente: Existe en nuestra legislación un Colegio de Abogados dependientes del Poder Judicial. Todos sabemos que eso nada tiene de operante, porque además de carecer de autonomía, carece de fondos, aunque de hecho todos los abogados forman parte de ese Colegio, en forma obligatoria. Existe también la Asociación de Abogados y Notarios, que ha sido formada voluntariamente y se ha mantenido por la admirable actividad de un grupo de profesionales, y aun cuando ha logrado manifiesto prestigio, le hace falta muchísimo para consolidarse y agrupar a todos sus miembros, y realizar una obra efectiva en beneficio del país, del gremio, de los futuros togados y de la Universidad.

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Ahora la Universidad les ofrece la coyuntura, pero ¿lo demás? Me gustaría echar mano aquí de las recomendaciones del Primer Congreso de Abogados y Notarios que se reunió en Guatemala el año pasado y de algunas notables intervenciones de quienes participaron en esta reunión. Aunque Nicaragua mandó una buena representación, no fue ésta tan numerosa como hubiera sido de desearse y se cargó a unos pocos el trabajo ingente que se tenía por delante. Aquí debe acusarse de negligencia a la Asociación y darle un voto de aplauso a quienes llegaron a representarnos tan dignamente. En dicha Asamblea hubo intervenciones magníficas. Una de ellas, en la Tercera Sesión Plenaria, fue la del licenciado Félix Ochoteco, de Puerto Rico, invitado de honor, que expuso claramente los beneficios obtenidos por la Colegiación Oficial Obligatoria de su país, que han sido magníficos. En Nicaragua, tal colegiación podría llevarse a cabo también para elevar nuestra profesión al sitio que le corresponde. Porque el ser abogado y notario es un privilegio que el Estado otorga a aquellos que por su condición moral y académica están en condiciones de servir a la justicia. No es necesario ponderar aquí esa condición, pero basta decir que la prosperidad y dignificación de esta profesión se halla en relación directa con el grado de cultura de un pueblo y la calidad jurídica del Estado. Un Estado de Derecho, al cual debemos aspirar, tiene que darles jerarquía profesional a los abogados. Un

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Estado de Poder, coloca a los gobernantes frente a la ley, y por tanto, frente a quienes las utilizan para reclamar el derecho de los ciudadanos. Un gremio de abogados bien organizado supone Tribunales de Justicia eficientes y honrados, lo cual supone, a su vez, independencia del Poder Judicial y su consecuencia de paz jurídica y estabilidad de las instituciones. Por eso, el oficio del abogado, en este aspecto, es el más noble de todos, y el más necesario en nuestras defectuosas democracias, para consolidar el orden jurídico y el prestigio del país. Una agremiación de abogados ayudaría a cumplir sus fines, pero si nace como hasta la fecha: dependiendo del Poder Judicial, o dependiendo de la inestable voluntad de un gremio que no se halla en muy buenas disposiciones, por falta de comprensión y sobra de negligencia para agruparse, todo resulta inoperante, tal como ha ocurrido en otros lugares. Por eso se requiere una agrupación compulsoria y autónoma y los medios económicos necesarios para que se lleve a cabo. Esta colegiación existe en Inglaterra desde hace más de tres siglos. Reconocemos la posición del abogado en este país de leyes. Lo mismo en los Estados Unidos y en Puerto Rico. Aquí, pues, habría necesidad de que el Congreso diera una Ley Orgánica para establecer esta colegiación obligatoria para todos los abogados del país, pero de previo, habría de realizar esta Asociación de Abogados, o la Universidad a través de su Facultad de

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Derecho, intensa propaganda para hacer conciencia de los beneficios que podrían derivarse de ello. En primer término, tal colegiación uniría a todos los abogados y notarios; y ya sólo eso daría una gran fuerza moral y un prestigio beneficioso para el imperio de la ley en nuestro país. Luego vendrían las consecuencias para el ejercicio y dignificación profesional: Vigilancia de la conducta de sus asociados y clasificación de su condición moral. Intervención de la Universidad para la formación de los nuevos togados y de la integración con las otras profesiones liberales. Intervención en los nombramientos de los magistrados y jueces y de todos los que tengan que impartir justicia mayor o menor. La Oficina Central daría a conocer dentro del menor tiempo posible las sentencias del Tribunal Supremo —cuya pereza en este aspecto es proverbial— para la edición de los boletines, a todos los abogados del país, así como los del Tribunal del Trabajo. También evacuaría consultas y mantendría al abogado al día en cuanto a las leyes, decretos o reglamentos, etcétera. Se establecería el Seguro de Vida, Vejez, Enfermedad, etcétera, y se protegería al asociado de muchas de las eventualidades que se sufren en el ejercicio de la profesión. La cuestión económica podría obviarse a través de timbres adicionales sobre contratos o demandas, exigidas por jueces y registradores, en la cuantía que algún experto calculara, lo mismo que con cuotas módicas y hasta proporcionales con la situación del 89


abogado. De esta suerte queda expuesta a grandes rasgos los beneficios que resultarían de tal colegiación y la manera de sustentarla económicamente. Al llegar a conseguir esta colegiación compulsoria, el gremio quedaría apto para buscar después la formación de una Federación de Abogados y Notarios Centroamericanos, de lo cual se trató en la primera reunión que se efectuó en Guatemala el año pasado. Propongo a la Honorable Asamblea de Abogados que se nombre una comisión para que comience a realizar propaganda a la idea de la colegiación entre los abogados del país y a formular la ley orgánica para que sea sometida al Congreso Nacional. Sería a base de una agremiación obligatoria y autónoma sustentada económicamente sobre impuestos recolectados en actuaciones profesionales, en su mayor parte. LA UNIVERSIDAD Y LAS ASOCIACIONES PROFESIONALES Al conseguir la Universidad su autonomía, sólo restará elevarla a categoría constitucional. Esta situación es a la que tienden las universidades hispanoamericanas desde su despertar con el movimiento de reforma universitaria que se planteó en 1918 en la Universidad de Córdoba, Argentina, un siglo después de la Independencia. De tal fecha en adelante algunas han obtenido su estatuto con esa jerarquía, como México y Guatemala, y dos nada más: Nicaragua y Haití, de ninguna manera.

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El concepto de Universidad, hacia cuya realización vamos encaminándonos en nuestro país, es el de una institución al servicio de la Patria, de la Cultura y del Pueblo. Por tanto, debe entenderse como guía y vinculadora, como centro de irradiación hacia todas las profesiones liberales. Dentro de ella deben caber, como Alma Mater, todas las asociaciones, agrupaciones o colegios profesionales del país, ya que tanto éstos como la Universidad tienen intereses comunes en el porvenir de la profesión, en su bienestar, progreso y prestigio. Todos forman una sola unidad y el hecho de ser profesional universitario, constituye de por sí un prestigio al cual hay que corresponder. Por eso la Universidad tiene que aplaudir y prohijar un Colegio de Abogados que opere efectivamente. Y estimular y gestionar también la constitución de los diversos colegios o agrupaciones de profesionales en todos los órdenes: humanistas, educadores, abogados, médicos, farmacéuticos, ingenieros, odontólogos, agrónomos, economistas y los demás que tengan su representación en la Universidad. Instituciones profesionales de esta naturaleza, de tipo autónomo, formarían una sola Confederación Universitaria cuya fuerza espiritual sería enorme y asumiría su papel directivo en el ámbito del país y ocuparía el lugar que le corresponde en el porvenir cultural, económico y social de Nicaragua, con sus repercusiones continentales. Y esa forma institucional de las profesiones, sería el rescate de nuestros países tan llenos de posibilidades pero tan escasos de elementos humanos responsables. 91


Un gran sueño, por supuesto, pero factible. Sería la recuperación de la cultura y no por otra suerte de recursos. Porque bien sabemos la posición ancilar que la Universidad ha ocupado en la historia Hispanoamericana y quiénes son los que han forjado sus hechos. Es, pues, una obligación que tenemos enfrente. No hay duda que el tiempo apremia. Hay que comenzar hoy mismo. Febrero de 1958.

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LA ENSEÑANZA DE LA MEDICINA

Es indudable que tenemos que revisar los planes de estudios y los métodos de la enseñanza universitaria en general, y, muy particularmente, el de la medicina, puesto que, por su naturaleza, ella es la más cambiante de las profesiones. Sobre este punto, se pronuncia muy acertadamente el doctor Alfredo Huete Armijo en reciente artículo publicado en La Prensa, aunque algunas de sus afirmaciones quizás se aparten un poco de las actuales tendencias de la enseñanza médica en Iberoamérica. He aquí algunas observaciones que pueden servirnos para "ir cambiándole las llantas a un automóvil que se mantiene en marcha", lo cual es una imagen muy exacta de lo que semejante problema significa. En medicina nuestro primer objetivo es hacer médicos que curen a la gente, que ayuden a prevenir las enfermedades y tengan una orientación social; que su formación sea básica, científica y clínica y que salga de la escuela como médico general no especializado. Sería importante agregar que puesto que estamos en un país tropical, hay que hacer énfasis en el estudio de las enfermedades tropicales y su prevención. El estudio de la medicina en Nicaragua es el más prolongado de todos: contiene su currículum siete años de estudios propiamente universitarios y uno de práctica hospitalaria. Solamente Guatemala está en iguales términos, pues el resto de Iberoamérica, con-

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tando 38 universidades principales, dos tienen planes de cinco años, 23 de seis y 11 de siete años. Pero muchos de estos cómputos dependen de lo que se estudia en la secundaria por vía de especialización o de algunos estudios premédicos. Para orientarse en este asunto sería bueno leer algunos de los folletos que se han estado publicando recientemente y los acuerdos tomados por diversos Congresos sobre enseñanza de la medicina. Una idea clara sobre este aspecto puede hallarse en la Declaración de México sobre Educación Médica (publicada por nuestra Universidad), en Fundamentos y objetivos de la educación médica de la Universidad de Chile y otras publicaciones de la misma Universidad. También es conveniente leer Tendencias actuales de la educación médica, por el doctor García Rosell y el estudio del doctor Martínez Durán, actual Rector de la Universidad de Guatemala, sobre el Análisis comparativo de treinta y ocho planes de estudio de ciencias médicas en América Latina. Otras publicaciones de este tipo nos conducen a afirmar que es necesario una revisión de nuestros estudios, pero en forma tal que no vaya a perjudicarnos en nuestra marcha. En un folleto sobre estos mismos problemas publicado por la Universidad de Costa Rica el año pasado, se elabora un plan de estudios que comprende: Enseñanza premédica (dos años), en el cual los estudiantes podrán completar su cultura y desarrollo mental, incluyendo algunas asignaturas humanísticas y materias científicas (en donde están la zoología y

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botánica, que le parecen innecesarias al doctor Huete Armijo). Después vienen cinco años de estudios propiamente médicos divididos así: dos años para las materias básicas profesionales y tres años para las clínicas. Después viene el año de internado, de todo lo cual resulta que un médico ha estudiado: seis años de primaria, cinco de secundaria, dos de premédica, cinco de medicina propiamente dicho y un año de internado. Total: Diecinueve años de estudio. Aquí hay que agregar la especialización y el constante estudio para mantenerse al día. Tal como está la situación profesional nuestra, y la necesidad de que un médico tenga una rica imaginación y se dé cabal cuenta de que es un ser humano al servicio de otros seres humanos, individualmente o en sociedad, tal vez no se pueda reducir el número de años, aunque sí modificar los estudios, sus métodos y "currículum". En fin, este es un plan que tenemos que seguir discutiendo todo este año para que el próximo pongamos en práctica sus conclusiones. Febrero de 1958.

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Las grandes necesidades nacionales EL ESTUDIANTE Y EL PROBLEMA DE LA MEDICINA RURAL

El joven médico doctor Alfredo Huete Armijo se refiere, en un artículo publicado en La Prensa, que tiene la bondad de dedicarme, a las declaraciones del señor Ministro de Salubridad, quien ha expresado sus intenciones de establecer en Nicaragua el sistema de servicio médico-rural practicado por los pasantes de medicina, en forma parecida a la que se lleva a cabo en México. El articulista se pronuncia a favor de este proyecto y anota una serie de datos estadísticos sobre la desproporción del número de médicos que, reconcentrándose en las ciudades, dejan en desamparo a las zonas rurales. Se llega al extremo de que, como en el Departamento de Matagalpa, hay un médico por cada diez mil y pico de habitantes. Esto del servicio médico-rural para los practicantes es un problema común a todo Hispanoamérica y ha sido objeto de numerosas controversias. En el Primer Congreso de Facultades de Medicina celebrado en septiembre del año pasado se habló mucho del asunto: Para armonizar tendencias se incorporó a la Declaración del Congreso el punto 8o., que dice: "De acuerdo con los caracteres de los distintos países es recomendable que el estudiante desarrolle trabajos de servicio social debidamente supervisados por pro-

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fesores y autoridades competentes". Es obvio que esa supervisión no se opera en la extensa zona rural del país, alejada de los centros que podrían ejercer esa vigilancia. El servicio médico-rural ya se ha realizado en Nicaragua, pero con malos resultados. Hablando con los médicos que hicieron ese servicio en su época de estudiantes, se han manifestado contrarios a su establecimiento, a menos que se modifiquen sus condiciones. El servicio consistía en obligar a los jóvenes médicos antes de su graduación, a residir en un pueblo o caserío de típica zona rural, y hacer una práctica de seis meses, por lo menos, para tener derecho a solicitar su examen público. Se suponía que con este método el estudiante, además de prestar servicio médico a una población de esa naturaleza, adquiriría práctica suficiente y valiosos datos para el desarrollo de su tesis. Las objeciones a tal sistema —que puede aplicarse a todo Hispanoamérica— se han hecho a posteriori y pueden resumirse así: —Que los estudiantes pierden contacto o brillo académico, esto es, se "enmontan" en los medios rurales. —Que al ser obligados a tal extremo, realizan su labor sin vocación alguna y a disgusto, por lo cual, gran mayoría de ellos sólo se dedican a recoger algún dinero para los gastos de su doctoramiento y su instalación en la ciudad.

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—Que muchos de ellos en el vicio del curanderismo, del cual se contagian, administrando "botellas" de medicinas. —Que al encontrarse aislados y faltos de estímulo decaen en su moral personal y profesional. Algunos se han quedado enredados en esos medios rurales. En consecuencia, para obviar tales peligros y dificultades y realizar con éxito una labor tan necesaria para la comunidad como el servicio social en tales zonas, bien podría llevarse a cabo éste, toda vez que se le prestaran facilidades al estudiante para que tanto éste como sus habitantes se beneficien mutuamente. Hablando con médicos de experiencia en estos afanes, ellos exponen que bien podría restablecerse este servicio si cada practicante dispusiera de un laboratorio bien montado o portátil, y, aún mejor, si dependiera de una Unidad Sanitaria de condiciones mínimas, de una enfermera y de un sueldo del Estado como delegado sanitario. Inclusive podría hacer investigaciones científicas y cambiar la medicina preventiva con la curativa. Sería un estímulo magnífico y es muy posible que más de alguno quisiera regresar a vivir en esos medios y fijar definitivamente su residencia con vocación suficiente para dedicarse a tan nobilísima tarea. La enorme importancia de este servicio ha sido expuesto por el doctor Huete Armijo y bien podría echarse la mirada aún más adelante para fijar condiciones de médicos residentes con el amparo del Estado, con sueldo, casa, luz, agua, y todas las comodidades requeridas para un vivir decoroso, y ser,

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en medio de la ignorancia, el guía de la salud física y moral de esas poblaciones abandonadas, mantenerse en contacto permanente con los centros hospitalarios y sanitarios del país, y con la Universidad, que le podría estar prestando servicio de información constante para mantenerlo "al día". El objetivo de nuestra Escuela de Medicina es el de preparar a médicos generales, y como ya estamos estableciendo en forma adecuada los laboratorios de medicina patológica y fisiológica en el propio hospital y en tratos para traer profesores de tiempo completo para que impartan tales materias básicas, resultará que los futuros médicos estarán en condiciones ideales para manejar sus pequeños laboratorios en sus medios rurales y prestar los servicios esenciales a la comunidad, combinándolos con la medicina preventiva o higiene. En fin, un programa completo, en el cual, vista la actitud del doctor Castillo, Ministro de Salubridad, y la creciente actividad e interés de la Asociación Médica, más la asistencia universitaria, se le augura una nueva vida al desarrollo del servicio rural, en las condiciones antes apuntadas. Es de esperarse que tanto el doctor Huete Armijo, como sus distinguidos colegas, continúen prestando su cooperación y den ideas prácticas para este enorme trabajo de enseñar y curar a nuestra población, hundida en la miseria, la ignorancia y las enfermedades. Un verdadero empeño que solamente puede realizarse a través de los universitarios. Marzo de 1958.

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NECESIDAD DE AUMENTAR NUESTROS INGRESOS

Cuando a solicitud de la Asociación de Abogados me tocó hablar en la reciente asamblea de esta profesión, sobre Autonomía Universitaria y Agremiación Profesional Obligatoria, hice resaltar, entre otros, el creciente interés del gobierno por la enseñanza superior y la promesa, que está por cumplirse, de otorgarle su autonomía y una sustancial ayuda presupuestaria para su funcionamiento. También hice notar que no es sino de algunos años a esta parte que el gobierno se ha ocupado un poco de la Universidad, pues anteriormente, con todos los regímenes políticos, desde la Independencia, su abandono ha sido tan notorio que se ha dejado sentir su ausencia como protagonista de la historia nacional. Afirmé, además, que el millón de córdobas de que ahora disponía era insuficiente y establecí comparaciones con las otras de Centroamérica, especialmente con la de Costa Rica, un país más pobre que el nuestro, en donde la Universidad recibe del Estado el equivalente de unos diez millones de córdobas. Refiriéndose a estos tópicos en su reciente entrevista de prensa, el señor Ministro de Educación Pública, expresó que no estaba de acuerdo con mis afirmaciones, pues mientras la Universidad de Costa Rica tenía más de cinco mil estudiantes, la nuestra apenas pasaba de novecientos; que nuestro presu100


puesto universitario se hallaba en proporción con nuestro presupuesto nacional; que el millón de córdobas era una cifra errada, pues disponía de millón y medio, incluyendo las entradas propias de nuestros fondos, y, por último, que del 31 de julio a esta parte, la Universidad había gastado más de trescientos veinticinco mil córdobas de dichos fondos. No es mi ánimo contradecir por puro gusto al señor Ministro, pero no quisiera que sus afirmaciones influyeran en los legisladores para frenar su impulso en favor del fondo universitario del próximo presupuesto. Mientras en todo Hispanoamérica el problema es el exceso de población universitaria, en Nicaragua sucede lo contrario, pues ha venido decreciendo paulatinamente a pesar de las nuevas escuelas abiertas. La emigración estudiantil a Estados Unidos, México, Guatemala, etcétera, es fantástica. Causa probable es nuestra deficiencia en la enseñanza superior debida a razones económicas. De donde resulta que si le cortaran totalmente el subsidio a la nuestra, quizás no habría una sola matrícula. Entonces el señor Ministro podría decir con justa razón que no habría necesidad de dar dinero, puesto que se carecía de estudiantes. Nuestro presupuesto universitario no se halla en relación con el presupuesto general. En Guatemala, por ejemplo, es del 2 por ciento sobre el de la República, lo que da más de un millón seiscientos mil quetzales (más de once millones de córdobas al año, más sus entradas propias). Si hubiera proporción, se darían para la Universidad nuestra, más de cinco mi101


Ilones de córdobas, que es aproximadamente el 2 por ciento del Presupuesto General. El de la Universidad de Costa Rica se basa también en un porcentaje sobre el de Educación y en impuestos propios otorgados por el gobierno. Aunque en el presupuesto de la Universidad aparece la cifra de un millón ciento tres mil y pico de córdobas como asignación, incluyendo Bellas Artes, no toda esta cantidad llega a nosotros, o está alejada de sus objetivos. Ejemplos: hay ciento cincuenta mil córdobas para pensiones de estudiantes; hay veinticuatro mil dólares para profesores de tiempo completo, de los cuales se han utilizado solamente tres mil dólares (no por culpa de la Universidad), lo que hace una suma de ciento cuarenta y siete mil córdobas, y hay una cantidad por suministros, equipo, mantenimiento, ahorro de alquileres, etcétera, que suma unos cincuenta mil córdobas que tampoco arriba completa a nuestras arcas. Total, lo que recibe la Universidad, deducidas esas partidas que no llegan, o que no son propiamente universitarias, es la suma de ochocientos mil córdobas al año, números redondos, lo que unido a sus entradas propias, se acerca acaso a un millón de córdobas, que es la suma citada en mi exposición ante la Asamblea de Abogados. Las entradas propias de la Universidad provienen del pago de derechos de matrícula, exámenes, incorporaciones, etcétera. Del 31 de julio al 28 de febrero han entrado a esta tesorería C$163,772.20, que unido a lo que se recibió de la administración anterior que fue la suma de C$149,471.29 hacen un total de

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C$313,243.49. De esta suma, en el mismo período se ha gastado la cantidad de C$204,634.67 en instalaciones, muebles, equipos, promociones deportivas, viáticos, sueldos no presupuestados, publicaciones, revistas, etcétera. Se hace constar que lo recibido de la administración anterior fue entregado después de que el Tribunal de Cuentas estableció los saldos por errores de contabilidad y no puede tal suma considerarse como entrega regular. Nuestra existencia actual en esta tesorería, después del saludable ingreso de exámenes y mensualidades de fin de curso es de C$108,608.82, que está destinada a construir el aula universitaria en el hospital y el sitio para los laboratorios de patología, fisiología, etcétera, que estamos pensando en instalar para que nuestra Escuela de Medicina pueda competir eficientemente, con sus hermanas de Centroamérica. Aún no tenemos los datos de la Escuela de Ingeniería. Si el señor Ministro examinara en forma realística la situación de la Universidad, se hubiera abstenido de declarar que nos encontramos en aceptable situación. Me parece que hay que encarar el asunto y confesar que nos hallamos muy mal parados, tanto en el país, como en el exterior, y que si de esta Universidad han salido algunos excelentes profesionales, lo han hecho casi por su cuenta y riesgo. ¡Cómo hubiera sido, digo yo, con una enseñanza superior a la altura de talento nicaragüense! En próximo artículo me referiré a programas futuros. Si los legisladores y el Presidente nos ayudan, pode-

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mos hacer muchĂ­simo en favor del paĂ­s, de la juventud y del pueblo, a travĂŠs de la cultura. 13 de marzo de 1958.

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La Universidad en su nueva etapa EL RECTOR HABLA SOBRE PROBLEMAS DE LA AUTONOMÍA

LA AUTONOMÍA DEBE SER CONSTITUCIONAL. HAY QUE MEJORAR LAS FACULTADES ACTUALES ANTES DE CREAR NUEVAS. EMPRÉSTITO PARA AMPLIAR EDIFICIOS. DIVERSOS PLANES. IMPULSO A LOS DEPORTES El Decreto Ejecutivo No. 38 firmado por el Presidente de la República y el Ministro de Educación Pública, que concedió autonomía a la Universidad Nacional de Nicaragua, con sede en León, el 25 de los corrientes, puede considerarse el acontecimiento cultural de mayor significación de nuestra evolución educativa en los últimos tiempos, ya que convierte a dicho centro educacional en una verdadera república del pensamiento, regida por sus propias autoridades, con sus propias leyes educacionales y en camino de mantenerse por su propio presupuesto. Pero el futuro de la Universidad en su nueva fase histórica, ¿dentro de qué posibilidades de éxito puede contemplarse? ¿Qué planes didácticos y sociales tendrá que llevar a la realidad el gobierno universitario, para poder darle

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una superación que no pudo alcanzar mientras estuvo sujeta a la tutela estatal? ¿Cuál será la reacción del capital privado cuando la Universidad busque una cooperación para existir y progresar? ¿Y en qué forma reaccionará el estudiantado ante la nueva modalidad, en la cual el universitario va a disfrutar de un mayor clima democrático y de mayor participación activa? Todas y cada una de estas preguntas, hallaron una respuesta satisfactoria en la persona del doctor Mariano Fiallos Gil, Rector de la Universidad Nacional, quien fue entrevistado por La Prensa para dar a conocer al público con conocimiento de causa, lo que será la vida de la Universidad en su nueva etapa evolutiva. LA AUTONOMÍA DEBE SER CONSTITUCIONAL Habló el doctor Mariano Fiallos Gil en esta forma: La autonomía de la Universidad Nacional es un hecho; el Decreto Ejecutivo es su garantía, pero estimo que el segundo paso que debe darse en este asunto, es el de lograr que la autonomía goce del respaldo constitucional. En esta forma la realidad de ese derecho tendrá mayor fuerza. En otros países del Continente Americano, las universidades autónomas tienen el respaldo de un articulado constitucional, que permite a tales centros ejercer plenamente sus derechos y en el

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cual se les fija además un porcentaje sobre el Presupuesto Nacional. Nuestra Universidad debe lograr que la Constitución de la República contemple su autonomía, para que tenga una mayor fuerza. Respecto a esa conquista estoy encaminando mis gestiones, las cuales espero tengan el éxito deseado. Cuando estuve plenamente convencido de que la autonomía universitaria había sido una realidad, envié comunicados sobre dicho acontecimiento a las demás universidades de Centroamérica, lo mismo que a la Unión de Universidades de América Latina, con sede en México, de donde se recibieron numerosas felicitaciones por ello, y por la forma en que se había logrado, ya que en otras repúblicas, la conquista de ese derecho ha costado sangre. Nuestra Universidad nació autónoma en la época de la Colonia, respondiendo a las necesidades de aquellos tiempos. Con nuestra emancipación política se le canceló la autonomía por ser un peligro para los regímenes autocráticos e inclusive se le confiscaron sus bienes, como ocurrió a la nuestra en el año de 1869. —La Universidad es un baluarte de la democracia, porque prepara a los hombres para el verdadero ejercicio ciudadano. —El universitario no puede sustraerse a la política, pero ésta tiene que ser de altura, con miras a la mejor conveniencia de la patria. 107


PLANES PARA EL FUTURO AÑO LECTIVO —El primer objetivo para este año es el de mejorar nuestras actuales escuelas, antes que formar otras nuevas. En Medicina, por ejemplo, se organizarán laboratorios de anatomía, patología y fisiología, que funcionarán en el hospital, para lo cual ya se están contratando dos eminentes catedráticos de tiempo completo, es decir, que se dediquen por entero a su trabajo didáctico sin ejercer la profesión. —En Odontología —agregó el Rector— se continuarán utilizando los servicios del catedrático que el año pasado inició por primera vez en Nicaragua, ese tipo de cátedra, contratándose además los conocimientos de un profesional nicaragüense para que coadyuve en esa tarea. —Para mejorar la Facultad de Farmacia y Química, se han hecho ya las gestiones para traer al país un analista para el establecimiento de un laboratorio completo. La misma actividad se observa para la compra de materiales para el Museo y la fundación del Jardín Botánico, para lo cual ya se ha adquirido el terreno. —En Derecho se hará una reorganización completa y es muy posible que se traiga durante el curso profesores para que dicten conferencias y cursillos sobre derecho civil, comercial y social. —La rama de Ingeniería siempre funcionará en Managua, igual que la de Bellas Artes, y ambas sufrirán reformas y mejoras de acuerdo con sus 108


necesidades, aumentándose proporcionalmente sus presupuestos. Sin duda alguna, la mejor noticia que puede darse con respecto a la Facultad de Ingeniería y a la Escuela de Bellas Artes, será la construcción de un edificio para la primera este año, y la consecución de un local adecuado para la segunda. LA UNIVERSIDAD HARÁ UN EMPRÉSTITO El principal problema que afronta la Universidad es la urgente necesidad que tiene de edificios, y debido a esto se piensa obtener un empréstito en el extranjero, garantizando el crédito con nuestras entradas y la ayuda adicional del Estado y la economía privada, de un particular que ha ofrecido una buena donación para llevar a cabo los proyectos que para este propósito tenemos. Este empréstito será destinado a la construcción de nuestro auditorio, el aula universitaria en el Hospital San Vicente y la compra de casas cercanas al edificio principal para ampliar nuestras instalaciones. Una de ellas será ocupada por el museo de arte popular y el de cerámica indígena, así como por el archivo de documentos históricos. MENTE SANA EN CUERPO SANO Fuera de las innovaciones y reformas de tipo puramente educacional, la Universidad necesita instalar un club destinado al esparcimiento de los

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estudiantes y de un gimnasio de deportes, donde pueda dársele impulso a esa importante actividad humana, la cual hasta la fecha no ha recibido el apoyo que se merece. Las viejas canchas deportivas serán acondicionadas, y para vigilar e instalar a los universitarios sobre los diversos deportes, se nombrará un profesor adecuado para la materia. Un joven que responda a esas exigencias, podrá redondear por sus servicios un bonito sueldo. ESTE AÑO SE REUNIRÁ AQUÍ EL CONSEJO UNIVERSITARIO Este año se reunirá en Nicaragua el Consejo Superior Universitario Centroamericano, que es un organismo fundado para estimular las relaciones de la cultura superior en Centroamérica y unificar el criterio de las universidades. En esa reunión nuestro país asumirá la Presidencia del Consejo y se espera que Nicaragua realice una labor de largo alcance en la vida universitaria centroamericana. De tal modo que hay un trabajo que realizar invocando la asistencia de todos los sectores culturales del país, por la extraordinaria significación que tiene. Esta presidencia es por un año, y no puede dejarse pasar sin realizar una obra que deje una huella que testifique el nivel de nuestra cultura. Entre los trabajos que hay que hacer, está la unificación de los planes de estudio, el intercam-

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bio de profesores y estudiantes; la invitación en conjunto de grandes personalidades tanto europeas como latinoamericanas, para que dicten conferencias en el país. EL SUBSIDIO DEL ESTADO: UNA BECA COLECTIVA Desde el punto de vista social, la clase de nuestros estudiantes está representada por un gran porcentaje de jóvenes pertenecientes a los gremios populares, sean hijos de campesinos, pequeños comerciantes o empleados, en fin, de familias de condición económica menos pudiente. De esta manera el subsidio del Estado se justifica como una beca colectiva, destinada a la preparación de los hombres que en el mañana habrán de ocuparse de las actividades más elevadas del país. Nuestro objeto en la Universidad es formar profesionales no especializados, sino que bien preparados en general, para que se hagan acreedores a las becas que se ofrecen en el exterior y en el campo de las especialidades. La tendencia de la Universidad en cuanto a su espíritu es la de formar ciudadanos capaces de luchar y disfrutar de la libertad en todos los órdenes. Hombres que sepan distinguir entre el bien y el mal, que tengan conciencia del sitio que ocupan en la sociedad y de sus obligaciones a cumplir.

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Hasta aquí las declaraciones que nos dio el Rector de la Universidad Nacional Autónoma, un día después de firmado el decreto de su autonomía. (Entrevista con el diario La Prensa de 28 de marzo de 1958).

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EL PROBLEMA DE LA SECUNDARIA

Las declaraciones del señor Viceministro de Educación acerca de la escasez de profesores competentes para la enseñanza secundaria, es el máximo problema de la educación en Nicaragua. Aunque el funcionario se refiere solamente, al parecer, a los institutos del Estado, tal calificación debe extenderse también a los particulares, incluyendo a los colegios de asociaciones religiosas. Ninguna institución puede estar más capacitada en Nicaragua para ponderar los resultados de la secundaria como lo está la Universidad Nacional, puesto que a sus aulas acuden bachilleres de todos los colegios de la República. Es preciso confesar que, en lo general, llegan mal preparados; y si bien es cierto que hay algunos bachilleres sobresalientes, su excelencia depende más de sus propias capacidades intrínsecas, que de lo aprendido en sus institutos; más de su aplicación personal que de los métodos, o desarrollo de los programas respectivos. Para conocer hasta qué punto son buenos o malos tales métodos, hay que poner de testigo a los estudiantes de tipo mediano, que son los más, y con los cuales el país tiene que labrar gran parte de su futuro. También pueden servir los estudiantes inteligentes pero que, faltos de disciplina o voluntad, se malogran por la deficiencia de sus estudios.

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Es lamentable en realidad lo que aquí sucede. Pero, ¿hemos de echarle toda la culpa a los profesores? Me parece que no. Si se revisaran el plan de estudio y los programas de cada una de las asignaturas, veríamos que en gran parte se hallan anticuados. Tanto en ciencias, letras o matemáticas, se hace demasiado hincapié en cosas que ya han perdido su vigencia, de donde ocurre, que en el calendario escolar se comienza más o menos bien en los primeros meses del año, para andar precipitadamente al final, en perjuicio del conocimiento reposado y consistente, que es, en resumidas cuentas, el que vale. En algunas ciencias, como la física por ejemplo, se hacen largas peroraciones sobre cuestiones que se estudiaban hace cincuenta años, cuando no había aparecido todavía ese maravilloso mundo de la electrónica o del átomo. En historia se conocen largas filas de faraones egipcios, y nada de lo que palpita alrededor nuestro, y no digamos de literatura, gramática, o en la cadena de las matemáticas, cuyos programas apenas se dejan a la mitad. De todo ello resulta que el estudiante, a quien la vida le presenta problemas de todo tipo, queda sorprendido y desconcertado porque sus estudios de secundaria lo dejan incompleto y no se los plantea siquiera. Tal situación es de una importancia enorme para la vida del país, porque la preparación secundaria es decisiva para el futuro de los estudios específicos, ya sea en la Universidad o en las diferentes escuelas técnicas que requieren conocimientos generales, por

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lo cual, la gravedad del problema no debe orillarse, o desconocerse. Por supuesto, que la crisis de la secundaria, es general en el mundo de Occidente. Lo es toda la educación en sí, tanto primaria como universitaria; pero la secundaria presenta más intensidad porque se refiere a adolescentes que están dando sus primeros pasos en la orientación de su futuro y se halla en mayor peligro que cualquiera otro grupo, para su deformación. Hay, pues, que enfrentar el asunto en su totalidad. . Una revisión general de la enseñanza, y profesores especializados tanto en institutos del Estado como en los particulares. Y entender que la educación es un todo en sí, es una unidad integral con un fin común: preparar mejores personas en el orden científico, técnico y cívico. 16 de mayo de 1958.

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CARTA DEL RECTOR A LOS ESTUDIANTES

Año de la Autonomía Mayo de 1958

No ha transcurrido aún el año desde el día en que se comenzaron nuestras gestiones cuando ya la Universidad goza —y padece— de autonomía. Goza porque el espíritu humano halla complacencia en su libertad y padece porque ese disfrute implica responsabilidad y trabajo. Tal vez haya en todo esto más padecimientos que goce, porque la tarea que tenemos enfrente es tanto más grande cuanto más ausentes estamos de la historia de la República y porque muy poco se ha hecho por la cultura del pueblo. Graves son estos cargos. Pero la realidad es que los acontecimientos históricos de los iberoamericanos han girado casi siempre en torno a las disputas políticas avivadas por una clase directora tan apasionada como ignorante. La Universidad ha quedado al margen. La Universidad no ha podido desempeñar el papel de señorío que le corresponde. La Universidad ha permanecido en sus claustros mientras la vida marchaba sin su concurso por las plazas públicas, sin poder impulsar el desarrollo de las ciencias, las letras y las artes, desterrar la ignorancia, revestir al ser iberoamericano de su categoría humana y darle orgullo, dignidad y consistencia.

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Recuperar el tiempo perdido es un trabajo enorme. Por lo tanto, hay que emprenderlo ahora mismo. Hacer el inventario de nuestras fuerzas positivas y ponerlas en marcha. Tal vez la generación a la cual pertenezco pueda hacer muy poca cosa, pero queda el signo y la intención. Esta comienza con la autonomía, que es uno de los sucesos más grandes en la historia de la cultura nicaragüense, como lo ha sido también para los otros pueblos hermanos del Continente desde los acontecimientos que se iniciaron en la Universidad de Córdoba, Argentina, en 1918. Al conseguir la autonomía, que es el realizar y determinar nuestra vida por nuestra propia libertad, nos echamos un peso encima. Ya no podremos culpar a los gobiernos de nuestra ineficiencia ni pretextar que su intervención impide colocarnos en la órbita que merecemos. Cierto que pueden quedar resabios de costumbres perjudiciales para la pureza de nuestra institución, pero nuestro deber es no entretenerlos y seguir adelante en afanes de altura, que así quedarán eliminados por su propio peso. Muy poca cosa nos costó a los universitarios el privilegio de ser autónomos. En otros países hermanos, para conseguirlo, se derramó sangre de juventud y se malograron muchas vidas estudiantiles que han quedado errantes y como desplazadas de su natural regazo. Pero ello no quiere decir que no apreciemos en lo que vale tal situación. Se ha dicho que Centroamérica se hizo independiente de España como una fruta madura que cae por sí sola y que fue una consecuencia de las tremendas luchas sostenidas por los

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libertadores de espada y libro en el resto de nuestra América. Que por tal circunstancia nos separamos los unos de los otros y hemos andado así, a la deriva, sin encontrar asidero. Esto no debe ocurrimos si es que, infortunadamente, nos manejamos mal con nuestro nuevo estatuto. Hay que recordar que nuestra autonomía se sustenta en un decreto del Poder Ejecutivo emitido por delegación del Congreso, lo cual no es suficiente para garantizar el privilegio de desatarnos de una tradición de siglo y medio que nos mantenía sujetos a los humores de la política militante. Con esto quiero decir que para consolidar nuestra situación es necesario elevarla a la categoría de principio constitucional, señalando, además, un porcentaje del Presupuesto Nacional para nutrir el nuestro y cumplir así, con cabalidad, el compromiso que nos liga con el Estado que cada día necesita de más personal capacitado en la creciente complicación de su servicio y con el pueblo nicaragüense. También tenemos otros compromisos: con los hermanos de Centroamérica y con el resto del Continente. Pertenecemos a una comunidad con intereses cada vez más dependientes los unos de los otros. Intereses de todo tipo: políticos, culturales, económicos, con los cuales tiene que ver la Universidad. Esta y las otras universidades, que tienen función social, función popular, función de ocuparse de la vida de nuestros países y elevarla al nivel que le corresponde. Si las otras universidades ya han comenzado a ejercer su acción beneficiosa y nos llevan por delante algunas décadas, debemos alcanzarlas 118


y ponernos a la par, y trabajar todas juntas en este duro oficio de hacer hombres a los que casi han dejado de serlo, sumidos en la ignorancia, las enfermedades, la miseria y la desesperanza. Nuestro concepto de la Universidad es humanístico, esto es, que lo esencial es el ser humano en sí y no la ciencia, la sociedad o el Estado. No es una logia, un claustro o sitio cerrado lleno de frialdad que interesa solamente a profesionales, intelectuales o científicos. Nada de eso: interesa también a comerciantes, campesinos, mendigos y grandes señores, porque de la Universidad depende la salud de todos, la prosperidad del país, las empresas agrícolas e industriales, la administración pública, el porvenir de nuestros hijos, la orientación del pensamiento. De su intervención depende el honor, la ley, las reglas morales que nacen de la razón, la investigación científica y la reputación del país. La ausencia de la Universidad en la historia nacional ha impedido el desarrollo de Nicaragua en todos sus órdenes. No hemos podido explotar nuestras riquezas nacionales por falta de educación técnica, ni extirpar las enfermedades del pueblo —que rebotan contra las clases mejor equipadas— por falta de científicos e investigadores. Hemos hecho de este país un paraíso de extranjeros —y esto no es voz de "chauvinismo"— porque ellos, al venir aquí, se encuentran con que son más hábiles que nosotros: desde el manejo de un tractor hasta la exposición de una teoría filosófica.

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Cualquiera que venga a esta tierra prodigiosa halla su prosperidad, y, cosa de paradoja, siendo el nicaragüense un caminante que no encuentra en ella, acomodo. Todo por falta de enseñanza, por no cultivar sus cualidades y emplear éstas a la buena de Dios. De lo que resulta que los comerciantes de nombres extranjeros implantan sus rótulos en las calles principales de las ciudades y desplazan a los criollos; que los empresarios tienen que mandar por técnicos al exterior para hacer marchar sus fábricas; que el gobierno recurre también al extranjero para manejar ferrocarriles, planificar servicios, equilibrar la moneda y las pocas librerías nuestras venden exclusivamente libros y revistas de fuera... mientras seguimos siendo calificados de país subdesarrollado o atrasado, de una economía semicolonial, productor de materias primas, cliente perpetuo de mercaderías, materiales y espirituales, y emigrante perenne que va desperdiciando su talento natural por los caminos del mundo. Todo porque quienes nos han manejado han carecido de la responsabilidad necesaria que solamente se adquiere tras el conocimiento y su acción. Nosotros sólo hemos procedido con la acción porque hemos desdeñado la técnica y el conocimiento y por eso la hemos volcado en las empresas más fáciles: las aventuras políticas. Y así, el que pudo haber sido un gran pensador, un gran científico o un gran industrial, se ha convertido, por falta de horizontes, en un demagogo, en un capitán de montoneras, en un político profesional. ¡En qué maravillosas condiciones estaríamos ahora si aquellos que movieron la historia de Nicara gua se hubieran formado en el conocimiento 120


de la moral y la ciencia, que es oficio de Universidad! Al entrar a esta nueva etapa de la autonomía, hay que ponderar exactamente la importancia y la variedad del camino que tenemos enfrente. Hay que saber que las generaciones de universitarios que nos han precedido —siglo y medio de gente ansiosa por el conocimiento— marchitaron sus esperanzas en estas mismas aulas por carecer del privilegio de gobernarse por sí mismos, sin darse cuenta, muchas veces, de que hacía falta la libertad, como muertos que jamás saben del mundo sino por lo que oyen decir a las raíces de los árboles. Debemos estimar en su verdadero valor nuestra nueva situación y demostrar que sabemos manejarnos. Hay que delinear, en primer término, el organismo que se halla en nuestras manos. Muchos lo han definido como el sitio en donde la gente hace preguntas; otros, como el lugar en donde se plantean problemas humanos, o en donde se realizan estudios profesionales, o se investigan y ejercitan las ciencias, las letras y las artes. Pero nuestra Universidad debe ser eso y más. Podría considerarse como una pequeña-gran República en permanente estado de alerta para servicio y defensa del Hombre; para salvarlo de SÍ mismo y de lo que él ha creado para su mal; salvarlo de la gran catástrofe moral en que se halla y que no ha podido ser detenida por otros medios, porque no hay soluciones simples para problemas complejos. Nuestra contribución sería intentar una salvación integral del hombre, no sólo de una parte de él: 121


como de su salud física, de las leyes civiles, de las leyes de la naturaleza, del cultivo del arte, sino que de todo eso reunido en sus diferentes aspectos, que para eso es Universidad que junta, compacta, unifica y armoniza las actividades y posibilidades humanas. En consecuencia, la Universidad debe estar al servicio de la democracia y nunca del despotismo. De ninguna clase de despotismo, ni material ni espiritual. Para huir de este tremendo mal y acercarnos a la vida democrática, basta aprender, estudiar y conocer, porque es la ignorancia la que conduce al despotismo a través del servilismo y la corrupción. En este aspecto fundamental tenemos doble quehacer porque hay que luchar hasta contra el cinismo, contra mucha gente de importancia, entre los cuales se encuentran, infortunadamente, algunos profesionales universitarios de notoria incultura que no entienden lo que es Universidad y por ello mismo están desvinculados de ella y de sus valores. Por otro lado, tenemos que encauzar también el natural carácter de rebeldía de la juventud. Tal fuerza extraordinaria hay que cultivarla y dirigirla hacia objetivos elevados. La rebeldía juvenil no tiene ese significado de violencia contra las cosas que ocurren en la calle. Es rebeldía contra la rutina científica, los absurdos convencionalismos morales, la injusticia o la pereza. Es nobleza, ímpetu y estímulo; es acción y pasión por los grandes valores del espíritu. No debe prestarse tan gran virtud a la explotación y al cálculo ni a empresas de objetivos transitorios e inmediatos. El estudiante es un ser en potencia y está llamado a

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una gran misión del futuro. No debe malograr su vida por ocuparse de asuntos antes de tiempo. Siendo el estudiante el principal objetivo y la razón de ser de la Universidad, ésta es, por su naturaleza, un organismo en constante crecimiento y adaptación. Nunca está formada ni completada, porque si no moriría. O viviría como un ser vegetal que sólo espera su desintegración. Por eso es que aquí no puede aspirarse jamás a un clima de paz, como si estuviéramos esperando y viviendo para la muerte, como dos sacerdotes tibetanos. Nada de eso. Porque también la realidad del mundo que nos rodea es de combate y beligerancia. Una lucha a muerte entre unos valores y otros, en la cual tenemos que prepararnos para defender los nuestros y destruir los ajenos. Hay que adiestrarnos con armas del saber, del conocer y del actuar. O sea, ciencia, sabiduría y voluntad. No podemos renunciar a vivir. Lo que nos asedia es innumerable y poderoso. Es tanto la ignorancia como la falacia de doctrinas antihumanas y despóticas. Esto quiere decir que el estudiante debe extender su mundo fuera de las aulas; ir y venir del pueblo; relacionarse con los graduados y saber que dentro de poco tiempo también tendrá que ser un graduado y estará en la obligación constante con quienes le siguen los pasos. Debe compenetrarse y entenderse con los otros estudiantes de Centroamérica y vincularse con los demás, porque de ellos también será el mundo del mañana. Nosotros ya no somos islas que pertenecen a un archipiélago de individualistas. Todos los seres

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humanos somos un sólo continente y así hay que concebirlo. Por ello hay que tratar de establecer el equilibrio entre esas dos grandes fuerzas que pretenden disputarse la hegemonía mundial: sociedad versus individuo. Y aquí no hay receta, sino actitud. La nuestra debe ser una actitud humana. Y si tenemos que sacrificar algo para fundar una sociedad que sirva de clima necesario para que se desarrolle la persona, hay que hacerlo, toda vez que su objetivo sea ése, en función humana, que ni la mengüe ni destruya, ni se vuelva contra su creador. Nosotros pertenecemos a un mundo iberoamericano de características propias. Excesivamente deformado, pero de grandes virtudes para su rehabilitación. En realidad es mundo al margen de lo que se llama cultura occidental, porque muy poco hemos contribuido a la formación de esa cultura: ni científicos, ni filósofos, ni estadistas, ni muchas otras cosas. Estamos como desplazados de los grandes focos del mundo europeo, y hemos venido así desde la época de Felipe II, rey de empresas quijotescas y, por lo tanto, irreales. Tampoco tenemos una fisonomía muy definida, o, si acaso, apenas formada. No sabemos cómo dirigirnos. Somos países mental, espiritual y materialmente subdesarrollados. ¡Ya vemos qué gran empresa tenemos enfrente los universitarios!: En los laboratorios, las bibliotecas, las selvas, los pueblos, los gobiernos... A todos hay que obligar a trabajar ruda- mente para incorporarnos a la vida que vemos a control remoto. A concebir el mundo no metafísicamente, que ya tenemos 124


demasiado de molinos de viento, desde el Renacimiento a la fecha. Nuestro trabajo debe ser metódico y real. Nada de escolastismos, que eso nos ha costado demasiado caro. Nada de pereza para imaginar simplemente una premisa y luego otra y deducir de ambas una conclusión que de antemano ya conocíamos. Esa es una tarea de indolentes mentales. Todo hay que comprobarlo, volverlo a comprobar, dudarlo y no creerlo definitivo. Nuestro mundo es cambiante y vario y nada puede concebirse como estable y seguro. Ese imaginar metafísico es una de las características del conocimiento del mundo en nuestro ámbito iberoamericano. A fuerza de pensar excesivamente en lo eterno, de las cosas que pasan tejas arriba, somos demasiado inclinados a lo provisional en lo de tejas abajo, reacios al planeamiento y a la previsión, muy dados a la ligereza antes que a la profundidad. Pero tenemos, en cambio, grandes y bellas virtudes intrínsecas que hay que sacar a la luz y utilizarlas en beneficio de los demás. ¿Qué pueblos, pregunto, pueden hallarse tan adornados como los nuestros, de abnegación y heroísmo, de generosidad y humanitarismo? Y por lo que toca especialmente a los nicaragüenses, hay que agregar las virtudes de la caridad, la hospitalidad y la alegría, pese a todas las tragedias que hemos padecido. ¿Quién como nosotros olvida tan fácilmente los agravios y es, de natural, tan bondadoso? ¿No es esto riqueza del corazón en un mundo que tanta falta tiene de ellos?

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Amigos universitarios: Este es el primer año de nuestra autonomía y debemos ir acomodándonos a nuestra pequeña gran República. Ayudándonos los unos a los otros en este mundo de la cultura que nos es común. Es el año de las transformaciones. De la integración de autoridades, catedráticos, estudiantes, graduados y el mundo exterior. De un mundo exterior que nos contempla con curiosidad y esperanza. De una gran cantidad de nicaragüenses: gentes del gobierno, del pueblo, de las clases elevadas; de periodistas, artesanos, campesinos... todos nos observan a ver qué hacemos aquí. Por eso debemos de mantener una actitud de interés para todos. No debemos de ser ostentosos ni ensimismados. No formar un ámbito aparte; no ser arrogantes, ni rebeldes sin causa. Saber que somos una élite y por lo tanto con muchos más deberes que derechos, más obligados, más severos, virtuosos y disciplinados, con disciplina de espíritu y no de pasodoble, más necesarios a la Patria que ningún otro grupo, porque somos universitarios y es en nosotros en donde está el honor, el orgullo y el prestigio nacional. Os invito, pues, compañeros, a entrar a nuestra Universidad. Tomad posesión de ella.

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EL DINERO QUE NECESITA LA UNIVERSIDAD

No se halla tan desorientado el lector que pregunta en qué se va a ocupar el dinero que se está colectando para nuestra Universidad, pues, según lo dice él mismo, "nunca ha tenido necesidad de la colecta popular que se está haciendo hoy". Pide se explique también qué va a hacer la Junta con el dinero que se le entregue. He aquí, brevemente, una explicación en números redondos: Nuestra Universidad consta de unos mil estudiantes, la mayoría ellos de muy escasos recursos, pues los que lo tienen se van al extranjero. Probablemente hay unos dos mil afuera. Solamente en México hay setecientos universitarios nicaragüenses. Muchos de aquí son hijos de maestros de escuela, lavanderas, artesanos, pequeños comerciantes, obreros, etcétera, con más de ocho o diez hermanos menores. La Universidad les está ayudando con lo que puede: Cien córdobas mensuales a los escogidos entre los de mejor calificación o "averaje". Tenemos noventa y dos pensiones, o sea C$9,200.00 mensuales, más seis becas particulares. Ocuparíamos el dinero para una ayuda más, y también para libros de estudios (hay algunos que valen más de C$300.00 cada uno), reactivos químicos, placas para microscopios de patología, bacteriología, etcétera, películas de enseñanza (operaciones, etcétera), muestras de 127


mineralogía y tantas otras cosas que valen miles. Las actuales necesidades de nuestra Universidad son perentorias. He aquí escuetamente el problema. GASTOS DE INSTALACIÓN El edificio es insuficiente. Necesitamos por lo menos dos más de igual capacidad para instalar aulas, bibliotecas, oficinas, laboratorios, auditoriums, aula magna, salas de exposiciones, museos, etcétera. También otro edificio para residencia de estudiantes, club y diversiones, gimnasios y otros deportes dentro de la ciudad, más los del campo como béisbol, fútbol, piscina, basketbol, etcétera. A esto hay que agregar los gastos para los aparatos de laboratorios, piezas de museos y exposiciones, investigaciones científicas, facilidades hospitalarias para hospital-escuela (esto es carísimo en un hospital tan desprovisto de tantas cosas como el nuestro), etcétera. Todas estas instalaciones podrían hacerse, economizando, con un fondo aproximado de unos quince millones de córdobas para las cuatro facultades que aquí funcionan y para novecientos estudiantes que hay (los edificios de la Escuela de Agricultura de Managua con menos de cien alumnos costaron más de cinco millones de córdobas).

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FUNCIONAMIENTO El funcionamiento ya es otra cosa. Lo primero que hay que pensar es en los profesores. Los nuestros ganan ciento cincuenta córdobas mensuales por clase alterna y van a ganar ahora ciento ochenta. Un profesor universitario no puede dar más de tres horas diarias de clase porque requiere seis más para prepararlas, ni darle a más de veinticinco alumnos por cada clase. Necesitamos auxiliares, adjuntos, conferencistas, profesores de cursillos, viajes al exterior, publicaciones, departamento editorial, instructores, intercambios, becas, etcétera, lo que podría lograrse con unos ocho millones de córdobas anuales. Más reactivos, libros, películas, etcétera, y una serie de elementos y materiales de enseñanza de los que estamos escasísimos. Ahora bien, si tuviéramos una Universidad bien montada y asistida tendría un nuevo problema y es el de que el número de alumnos triplicaría, con lo que necesitaríamos más edificios, más catedráticos, etcétera, y más dinero naturalmente. Si a las cuatro facultades que funcionan aquí (derecho, medicina, farmacia y odontología) agregamos lo que requiere ingeniería de Managua y la urgencia de crear nuevas escuelas como pedagogía, química industrial, periodismo, economía, bacteriología, mineralogía, arquitectura, administración pública y de negocios y otras tantas más que se abrirían para el futuro de nuestra juventud, la suma de cuarenta millones de córdobas para instalación y de veinte millones anuales para funcionamiento, sería poco. Sólo 129


un catedrático big leaguer extranjero, por ejemplo, de patología o fisiología, gana entre un mil y un mil quinientos dólares mensuales. De acuerdo con nuestra población debiéramos tener cerca de ocho mil estudiantes universitarios, o sea un 7.7 por mil, que es lo que tiene la República Argentina. ¿Cuándo alcanzaremos este límite? En nuestra actual situación, toda ayuda que venga es buena, y sobre todo, el valor moral que ello significa, pues es el reconocimiento de una labor por parte del pueblo, pues nuestra Universidad está al servicio de todos y quienes principalmente la utilizan ahora son los hijos de personas de escasas condiciones: artesanos, empleados públicos, campesinos, comerciantes... de todo el país. Y esta gran campaña de reconocimiento hay que agradecerla, en gran parte, al doctor Rodolfo Abaúnza S., Director de El Centroamericano, quien se ha compenetrado del verdadero problema. 10 de julio de 1958.

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HOMENAJE A LOS ESTUDIANTES CUBANOS

Un hecho reciente ha venido a enturbiar un poco las relaciones con los estudiantes del Centro Universitario, que hasta el momento de producirse, habían permanecido inalterables después de un año de gestión al frente de la Rectoría. Quiero contribuir a que los nubarrones se disipen en obsequio a la obra que estamos haciendo, la de esta Universidad nueva, con espíritu dinámico, que se halla empeñada en ocupar el sitio que le corresponde en la vida del país y cuya voz ya comienza a escucharse en los ámbitos centroamericanos después de un largo silencio envuelto en leyendas negras. No quisiera que esta obra se perturbara y por ello vengo a repetir aquí, frente al público, parte de ese diálogo palpitante que caracteriza, ahora, a nuestra Casa. Diálogo vivo y franco, a tono con los problemas de la educación, de la libertad por la cultura y de la importancia de una actividad cada vez más necesaria en nuestras vidas republicanas. Este hecho es el de la negativa, por parte de la Junta Universitaria, a ocupar el Aula Magna que fue solicitada por el Centro de Estudiantes para rendir homenaje a los compañeros cubanos que han muerto por sus ideales patrióticos, la cual provocó una cartacomentario a la que yo había enviado portando aquella decisión. Dicha carta, dirigida al suscrito, fue publicada en este mismo periódico, El Centroamericano.

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Deseo afirmar aquí que el deseo de rendir tributo a los estudiantes cubanos estaba en lo justo y era plausible, pero ese día, 26 de julio, no era propicio para ello, pues que tal homenaje, dadas las circunstancias, constituía un acto político que ponía en peligro la estabilidad universitaria y que unido a otros acontecimientos que en ese mismo instante estaban originándose en la capital, hubiera, quizás, conducido a consecuencias gravísimas para la República. Debe recordarse que ese era el momento culminante de un sábado tenso y exaltado por el problema del Seguro Social. Tal vez una chispa brotada de la Universidad habría echado a perder las adquisiciones de la meritísima institución del Seguro, fundada para proteger a la clase trabajadora de las inclemencias, la miseria y las enfermedades y al mismo tiempo para proteger también a los patronos de las eventualidades y riesgos laborales. Habíamos pensado, no sin razón, que el espíritu de justicia que anima a semejante obra se hallaba en peligro y que el objetivo inmediato de ese momento era ayudarla a salir del naufragio en que podía hundirse y ayudar también a la paz de la República, puesto que una clase obrera así protegida y una clase patronal así amparada, constituyen la mejor garantía para el bienestar del país y contribuye ampliamente al mejoramiento de la producción, que debe ser goce de todos.

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Esas fueron, pues, las causas que nos llevaron a tomar aquella decisiรณn y que me parecen justas y razonables. 30 de julio de 1958.

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LA UNIVERSIDAD DEL PRESENTE

LOS FRUTOS DE LA UNIVERSIDAD La Universidad nicaragüense ha vegetado demasiado precariamente por la indiferencia de los gobiernos y la animadversión de los políticos y clases superiores de la sociedad. Pese a ello, ha rendido buenos frutos. Díganlo si no ese grupo de médicos de primera línea que ejercen su profesión en Managua, con o sin cursos de postgraduados en el extranjero, pero con una formación básica muy firme, y los que se han quedado en los Estados Unidos y otras partes. Tan buen éxito se debe a la clase de enseñanza personal, a la relación permanente de catedráticos a estudiantes, frente a las camas del hospital o en el anfiteatro de disección. Me atrevo a decir que algunos de nuestros buenos médicos son superiores a muchos de los egresados en otras universidades extranjeras, en algunas de las cuales las condiciones de enseñanza son inferiores a las nuestras. Si hiciéramos el recuento de los abogados de nuestras universidades veríamos su excelente preparación profesional y la facilidad de aprendizaje en ciertas especialidades, como estudios bancarios, económicos, estadísticos, de administración pública, etcétera. Hay que agregarle a nuestros ingenieros, verdaderos héroes de las aulas, estudiando con las uñas del espíritu en el pleno corazón de Managua, sin que los grandes ingenieros profesionales puedan 134


Ayudarles por falta de tiempo. Pregúntenselo si no a los dueños de empresas privadas de la construcción o al Ministerio de Fomento. Y qué decir de los farmacéuticos cuyo ejercicio profesional carece de brillo por las modalidades de las industrias de medicamentos, crisis que es general en el mundo, y que de alguna manera ha de resolverse. De esta profesión, hay que preocuparse promulgando leyes protectoras y estimuladoras de las especialidades, pero tal resultado más bien depende de ellos mismos que de la Universidad. Y en cuanto a los odontólogos, hay que observar que aún no han salido los primeros graduados, pero que la instalación de la escuela, sus métodos de enseñanza y los elementos con que cuenta, la hacen una de las buenas escuelas de odontología de Centroamérica, en su escala. Y eso es todo, porque no tenemos otras facultades. SEPARACIÓN DE LA ESCUELA DE BELLAS ARTES Pudimos haber agregado Bellas Artes, pero nos fue imposible. Por eso me extraña sobremanera que ahora se propugne por el funcionamiento de facultades en diferentes ciudades del país, cuando al mismo tiempo se ha iniciado la mutilación de la Universidad quitándole esa escuela. Tal actitud encontró eco en el Ministerio de Educación Pública y llegó hasta donde el Presidente que de una vez por todas declaró que Bellas Artes sería una dependencia de Educación

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Pública y no una escuela universitaria. El Presidente pasó por encima de la ley que hacia poco él mismo había firmado, pero los universitarios no podemos protestar porque el Presidente se ha portado comprensivo con la Universidad otorgándole autonomía y subiéndole el presupuesto en un veinticinco por ciento. Su actitud de ahora, infortunadamente, menoscaba aquel reconocimiento, por culpa, quizá, de sus malos consejeros. Pues ahora se dará la sensación de que nuestra autonomía, pende de un hilo tan delgado que en cualquier momento puede romperse. Sin embargo, nosotros trabajamos como si estuviéramos sobre roca, para el mejoramiento de la enseñanza superior de nuestra Nicaragua. Ahora la Escuela de Bellas Artes es un simple apéndice del Ministerio de Educación Pública. INVITACIÓN A VISITARNOS A ciertas personas reacias se les ha invitado varias veces a que vengan a convivir con nosotros para que constaten cuánto hemos avanzado de un año a esta parte en disciplina docente, en camaradería, eficiencia, cumplimiento, etcétera. Podrán circular libremente dondequiera, presenciar un concurso de oratoria, conversaren la Escuela de Derecho, visitar nuestra Clínica de Odontología para el público, una clase de disección humana en el anfiteatro, andar por el hospital, divertirse en el Club de Estudiantes Universitarios, y ver nuestro pequeño teatro incipiente, nuestras publicaciones y nuestros museos, edificaciones, exposiciones, 136


pequeña biblioteca, residencias estudiantiles, campo deportivo, etcétera. Nos falta muchísimo, naturalmente, pero estamos empezando a hacerlo como mejor se puede, ya que estudian cerca de mil alumnos. UNA CURIOSA ESTRUCTURA UNIVERSITARIA No ha puesto una pica en Flandes quien define a la Universidad como "El Gobierno de la Cultura". Eso es vago y confuso. Si el articulista deseara definiciones de Universidad y descripción de sus funciones, puede hallarlas en las leyes orgánicas y estatutos de todas las universidades de Hispanoamérica y en los libros que han escrito sobre la materia, todo lo cual está a la orden en la Secretaría General, y en lo que se ha escrito en nuestras Publicaciones. Y si se exige algo más concreto, puede consultarse con las resoluciones y recomendaciones del Consejo Superior Universitario Centroamericano que hemos reunido recientemente en multicopias para distribuirlo entre los delegados a la próxima Reunión de Rectores que se llevará a cabo en esta ciudad. La vaguedad de esa "definición", sin embargo, parece explicarse un poco más adelante en el artículo titulado "La Universidad Nacional de una futura Nicaragua libre" que un periodista acaba de publicar. Y esa explicación sí, es de lo más original. Copio al articulista: Dije además que en el orden de los valores, el Gobierno Político necesita la base del Gobierno 137


de la Cultura; que no se pueden concebir ministerios sin aulas como premisas, como no puede haber tribunales de justicia sin facultades de derecho, Ministerio de Fomento sin aulas de ingeniería, legisladores sin humanidades. Se me perdonará si digo que este parrafito es, o una perogrullada, o una confusión de ideas dispersas, o lo que sospecho, el deseo de instalación de una tecnocracia inspirada en un viejo libro fuera de moda: El estado corporativo de Benito Mussolini. Y creo que es así porque hace poco tiempo estuve conversando con un antiguo partidario del fascismo que me esbozó un plan de estructura universitaria concebido en estos términos: Que cada ministerio de Estado se haga cargo de una escuela universitaria. De esta suerte el Ministerio de Fomento tendría a ingeniería, el de Gobernación a la Facultad de Derecho, el de Salubridad a la Facultad de Medicina, etcétera. De hecho ya el Ministerio de Agricultura tiene su Escuela de Agricultura con casi un millón de córdobas de presupuesto para ochenta y tres alumnos; el Ministerio de Salubridad su Escuela de Enfermería con casi medio millón de córdobas para veinticuatro estudiantes; el de Educación Pública su Escuela de Bellas Artes y la posibilidad de recuperar toda la Universidad, lo cual sería grato para los enemigos de la cultura y la democracia. De esta manera, el concepto de unidad universitaria, libre y autónoma, abierta a los misterios de la ciencia, ha desaparecido y en su lugar se ha establecido una tecnocracia política, centralizada y dirigida, sometida 138


a los intereses de una clase gobernante, absurdamente deshumanizada. Un tipo de estudios superiores concebidos, en la forma dicha, eliminaría el sentido de Universidad, nuestra larga tradición salmantina, y nos colocaría en el ridículo más grande que puede concebirse en nuestro mundo occidental que trata de basar la conducta moral, la investigación científica, el ejercicio profesional en una dignidad responsable ante sí misma, y no en una especie de robot técnico-político que traería un incalculable daño para la humanidad. Tal vez sea esta la esperanza de una Nicaragua libre concebida por ese escritor. LOCALIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD Según ese escritor, en su mentado artículo titulado "La Universidad Nacional de una futura Nicaragua libre", que he venido comentando, es necesario esperar a que se produzca ese estado de una "futura Nicaragua libre" (a su modo, que bien puede ser de tipo corporativo) para trabajar en pleno en la Universidad de ahora. Mientras tanto, ¿qué hacemos con la juventud que no puede esperar? ¿Cruzarnos de brazos hasta llegar a la Tierra Prometida? No señor, estamos trabajando sobre el camino. Estamos formando a la juventud aquí y ahora y desde hace más de siglo y medio, porque precisa hacerlo con los elementos de que disponemos, porque el problema de la educación es apremiante y hay que resolverlo aquí mismo. No podemos esperar a que la Universidad se establezca en otro sitio para trabajaren

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ella. Cuando hablamos de Universidad, no estamos pensando en el sitio en donde se halla ahora, la ciudad de León, pues está dentro del territorio nicaragüense, y es nicaragüense por derecho propio. Quiero recordar que aquí no somos novatos en Universidad, que ésta fue la segunda en Centroamérica después de la de San Carlos de Guatemala, y una de las primeras del Continente; que tiene una larga, firme y prestigiosa tradición, pues comenzó a dar títulos profesionales, por Real Decreto, desde 1806, hace más de ciento cincuenta años; y que pronto se cumplirán dos siglos de haber abierto, con el Obispo Tristán, los estudios de la medicina en el antiguo Hospital de San Juan de Dios, cuando ya los barberos comenzaban a dejar de ser cirujanos. Que aquí aprendieron y se cultivaron la mayor parte de los que han llegado a hacer la historia política y cultural de este país y muchos de la de Costa Rica y Honduras. Que ha sufrido las vicisitudes de los enemigos de la cultura como cuando hace poco menos de un siglo fue clausurada y despojada de sus bienes, los que nunca ha recuperado. Que fue objeto de la destrucción de sus laboratorios por las fuerzas de ocupación de los Estados Unidos por dos veces, en 1912 y en 1926. Que ha sido semillero de hombres libres, y sigue siéndolo. Y lo mejor, que se les ha enseñado a pensar libremente. Y que durante décadas tras décadas el fuego del conocimiento se ha mantenido sin fondos económicos de ninguna clase, pues los catedráticos llegaban a dar sus enseñanzas sin devengar sueldo alguno, y lo siguen haciendo todavía con ridículos emolumentos.

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Eso es tradición efectiva y heroísmo efectivo, no pintados en el papel. Sin embargo, de todo ello nadie se opone a que se formen otras facultades universitarias en otras ciudades del país, pues nuestra ley orgánica deja las puertas abiertas para ello, pero se carece de dinero suficiente. Solamente disponemos de millón y medio de córdobas para este año, que comparados con las de otros países del Istmo, como Costa Rica, por ejemplo, que tiene más de diez millones, es una miseria, pero así vamos porque es lo único que pudimos lograr. El argumento de que siendo la capital el sitio en donde están los mejores profesionales para la enseñanza de las materias facultativas, es la expresión del desconocimiento de la diferencia que hay entre la función docente y el ejercicio profesional. Tanto es así como que la Facultad de Ingeniería que funciona en la capital tiene grave escasez de catedráticos debido a que los que ejercen la profesión no tienen tiempo para dedicarse a las clases. Eso sucedería, como ya ha sucedido, con otras ramas universitarias. Las ciudades universitarias que se han fundado y siguen fundándose en nuestra Hispanoamérica, y las grandes universidades de los Estados Unidos, se hallan a más kilómetros de distancia de los centros urbanos propiamente dichos, que los que hay entre Managua y León. Un profesional puede dictar conferencias y hasta cursillos, pero no encargarse de enseñar una materia. Para ello se requiere ser catedrático de jornada completa o media jornada y profesional de la cátedra, pues para impartir una hora de clase se necesitan, por lo menos, 141


dos de preparación, más una larga experiencia en el trato con los estudiantes. Aquí tenemos desde hace mucho tiempo, ese tipo de profesores, y ahora estamos tratando de aumentarlos. La labor docente es callada, despaciosa, heroica y en- claustrada. Se proyecta también al exterior, pero son otros los encargados de hacerlo en la extensión universitaria. Este modo de ser, con escasísimos medios económicos, se ha venido realizando desde largos, larguísimos años, y así seguiremos en medio de la penuria, hasta que alguien comprenda lo que en verdad es una Universidad. LA UNIVERSIDAD: UNA BECA COLECTIVA La Universidad nuestra, como todas las de Hispanoamérica, en una forma o en otra, se hallan bajo la tutela económica del Estado. Puede concebirse como una gran beca colectiva que se otorga a la juventud en beneficio general de la colectividad, puesto que de aquí debieran salir los directores de todas las actividades públicas y privadas de la sociedad: desde el jefe de una empresa de transporte, hasta el director de una escuela secundaria, o el encargado de urbanización, o del cultivo de grandes extensiones de tierra, etcétera. La Universidad hispanomericana no podría soportar por sí sola tan tremendos gastos, y mucho menos la nuestra que es paupérrima y ha sido acosada de todas maneras. Tanto como que una encomienda del pueblo de Nindirí que había dejado doña María Jirón de Hungría y que fue la primera contribución para el Colegio Tridentino

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, precursor de la Universidad, en el año 1685, esto es, hace casi doscientos setenta y cinco años, fue, como muchas otras de sus rentas, incautada por uno de nuestros innumerables gobernantes que han pensado como si vivieran en la época de las cavernas. Pues bien, según el presupuesto actual, que es el más elevado de toda la historia universitaria porque asciende a un millón y medio de córdobas para un mil estudiantes (número redondo), cada uno de éstos le cuesta al Estado la irrisoria suma de un mil quinientos córdobas anuales. Para que el lector se dé cuenta de las contradicciones presupuestales nuestras en materia educacional, vista a ojo de pájaro y para un artículo de periódico, no tenemos más que comparar esta cifra: Cada estudiante de medicina, por ejemplo, le cuesta al Estado un mil quinientos córdobas al año, mientras que una de la Escuela de Enfermería dependiente del Ministerio de Salubridad, le cuesta unos veinte mil córdobas al año. Lo mismo ocurre con un estudiante de ingeniería civil de la capital dependiente de nuestra Universidad, que cuesta nada más que un mil quinientos córdobas al año, en comparación con un estudiante de la Escuela Nacional de Agricultura y Ganadería que cuesta nada menos al año, diez mil doscientos córdobas cada uno (fuera de los millones de sus instalaciones), pues hay ochenta y tres alumnos con un presupuesto de ochocientos cincuenta mil córdobas (redondos).

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Esto no es más que una muestra de la paradoja en materia educacional y de cómo es que se trata al estudiante universitario en relación con otros estudiantes, lo cual es muy fácil averiguarlo con sólo leer el presupuesto de este año y comprobar el número de alumnos de las diferentes escuelas e institutos no universitarios.

EL PROFESIONAL INCULTO

Copio al articulista: El ochenta por ciento de nuestros profesionales no leen nada. Y es porque en la Universidad nunca leyeron otra cosa que los textos obligados para hacer como vulgarmente se dice, de la profesión su machete. Si el articulista estuviera al tanto de los problemas universitarios del mundo, se daría cuenta que tan grave falla no es exclusivamente nuestra: Puede hablar si lo desea, con egresados de otras universidades del Continente y hasta de Europa, y le aseguro que la incultura de estos egresados es superior al ochenta por ciento. No tema amigo y hágales un survey como dicen los yankis, cuya ignorancia cultural fuera de su especialidad es conmovedora. Háblele a los que han salido de ingenieros, médicos, abogados, químicos, etcétera,

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de universidades norteamericanas, por ejemplo, y verá que se le erizarán los pelos: ¿Causa? La técnica, señor. El exceso de técnica, por una parte. Por otra, la deficiente educación secundaria (problema mundial), que cada día se está interesando menos por la formación humana, a la que sacrifica, por ponerle, bien empleada la palabra, el machete en la mano al estudiante. No eche pues, la culpa a esta Universidad tan sólo, sino a la educación universitaria general.

INVITACIÓN A LA EDUCACIÓN NACIONAL

Haga el favor el señor periodista de hacer otro survey para la educación profesional, de los que hicieron todos sus estudios (no me refiero a especialidades de postgraduados) en otros centros extranjeros y verá que no hay mucha diferencia, y hasta hay inferioridad con los graduados de aquí. ¿Quiere la lista? Se la puedo mandar pero no para publicarla. Una vez que adquiera usted conocimiento directo de que mi afirmación es cierta, por favor, haga campaña para que no salga tanto estudiante al exterior, muchos de los cuales se malogran, otros pierden el contacto con su medio patriótico, y todos gastan sus miles de dólares afuera, cuando aquí podrían estudiar muy bien. Me refiero, claro está, a las carreras que estamos sirviendo y a las que, en el futuro fundaríamos, si pudiéramos aventar prejuicios que, como los suyos, le

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van acumulando tanta mala atmรณsfera a esta pobre viejecita tan llena de recuerdos y prestigios. Agosto de 1958.

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DISCURSO DEL RECTOR EN LA CEREMONIA DE INVESTIDURA DE DOCTOR HONORIS CAUSA A DOÑA JOSEFA TOLEDO DE AGUERRI

El primer diploma de Doctor Honoris Causa que la Universidad de Nicaragua entrega, desde que goza y padece de autonomía, es éste, del que se hace hoy en ceremonia de investidura. Ya sabemos que para que un título de esta clase —que es el más insigne de la Universidad se conceda—, se requiere unanimidad de votos de todas las representaciones universitarias que componen la máxima autoridad de nuestra Casa de Estudios. Se requiere el voto activo del Rector que ahora hace veces de cancelario, y el del Vicerrector; el voto de todos y de cada uno de los decanos de las facultades de derecho, de medicina, de farmacia, de ingeniería y de odontología que representan a sus juntas directivas, que a su vez representan a sus asambleas de catedráticos, estudiantes y graduados. Se precisa el voto del funcionario que concurre en nombre del Ministerio de Educación Pública, el del personero de los estudiantes, que es nombrado por el Centro Universitario de todos ellos, y el del Secretario General. Esta tiene que ser, pues, la expresión unánime del Rector, los catedráticos, estudiantes, los administradores y los graduados. No tan sólo por consentimiento, porque tal parecería ser una forma de voluntad pasiva, sino que es precisamente activa de reconocimiento, de

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justicia que debe hacerse a quien, como en este caso, tiene más que méritos suficientes para formar parte del mundo universitario, al cual pertenecemos, en su múltiple función de "conservar y crear, defender, enseñar y difundir la cultura". Pero no solamente es la expresión unánime del reconocimiento de un mérito, de aplicar fríamente la condición académica citando tal artículo de la Ley Orgánica, sino que este título, que ahora se otorga, es nada menos que en honor de doña Josefa Toledo de Aguerrí, cientos de veces honrada ya por la vida misma, por su propia obra y por sus numerosísimos hijos espirituales que forman una dilatada familia, más los hijos y los nietos de estos discípulos. Por eso, es un título que por añadidura se otorga con júbilo de todos los universitarios y debo agregar, de todos los nicaragüenses, y más allá de Nicaragua; y por los que comienzan a enterarse de que la Universidad en su verdadero valor, es la encargada de libertar a los nicaragüenses crónicamente esclavizados por la ignorancia y subyugados por tantas y cuantas dificultades del vivir cotidiano... de un vivir en infinitivo que viene así desde la colonización, pese a todos los admirables frailes y monjas que hicieron de maestros para recoger a todos los criollos que "ya son grandes y están sin doctrina", como decía el bueno de don Francisco Marroquín, primer obispo de Guatemala, en sus reiteradas peticiones al Emperador para fundar universidades en este reino. Y de muchos otros maestros del siglo —seculares— que posteriormente, entre tronar de intrigas y revolu-

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ciones, silenciosamente, se ocupan de este dulce oficio de abrir ojos y oídos de párvulos. Nadie, creo yo, entre ellos, con afán tan humano y tan divino, como esta gran señora doña Josefa Toledo de Aguerrí, muy por encima de muchos, por largos, larguísimos años pacientes con tanta nobleza ahora, recibiendo este título de Doctor Honoris Causa del Alma Mater, ella misma, doña Josefa, Alma Mater prodigada por toda Nicaragua, y más allá, en trato directo con las niñas, desde sus principios balbucientes, hasta que ya son grandes y se casan y tienen hijos y nietos, que luego son estudiantes y profesionales y señores... madre y abuela, Alma Mater de tantos, por derecho propio, nicaragüense de aquí y del ancho mundo. Esta es doña Josefa Toledo de Aguerrí. Para conceder un título de esta naturaleza —y estoy hablando de naturaleza como cosa natural, que se deriva por necesidad y no por artificio— se requiere ser así, precisamente como doña Josefa Toledo de Aguerrí, examinada por todos sus contornos, sin intersticio alguno por donde pueda entrar sospecha de merecerlo y ser afortunadamente, el primero que se otorga desde que tenemos vida de autonomía, a una que es como universitaria, en oficio de universitario, que quiere decir, no el de hacer profesionales o técnicos frígidos, sino seres humanos por entero, para entregarse y trasegarse, con amor humano, para que el hombre sea lo que debe ser, cosa sagrada, respetado, dignificado en su unidad; no diluido ni quebrantado por las exigencias de la comunidad

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económica, social o política, que eso conduce al despotismo y a la antihumanidad. La Universidad, pues, otorga hoy este título por unanimidad de los universitarios todos, que es como decir, por unanimidad de los nicaragüenses todos, a quien lo merece por todas las circunstancias. Reciba, pues, señora, este homenaje que no lleva ninguna condición futura. La condición ya la ha puesto usted con su vida, su obra y su amor; el resto ha de ponerlo la juventud viendo en usted un ejemplo sin condiciones. 4 de noviembre de 1958.

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EL RECTOR CONTESTA A LOS ESTUDIANTES DEL INSTITUTO RAMÍREZ GOYENA

SOBRE ORIENTACIÓN VOCACIONAL Academia de Humanidades. Instituto Nacional Central Ramírez Goyena. Managua. 15 de noviembre de 1958. Señor Rector de la Universidad Nacional Autónoma, Doctor Mariano Fiallos Gil. León. Ilustrado señor Rector: En la seguridad de que usted no menospreciará la sugerencia que en esta carta le formulamos, nos permitimos dirigirnos a su ilustrada persona en los siguientes términos: Año con año se acentúa la fuga masiva de alumnos de las facultades universitarias, así como de otros centros de estudios profesionales del país. Esta situación pedagógica preocupa hondamente a los sectores estudiantiles que en breve tendrán que ingresar en las instituciones precitadas. Y como nosotros formamos parte de esos grupos de alumnos a ingresar, nos autointerrogamos acerca de nuestro futuro, del éxito que obtendremos al matricularnos en 151


ésta o aquélla profesión. ¿Quién nos habrá instruido acerca de la carrera que debemos seguir? ¿Qué métodos técnicos nos habrán orientado hacia el desarrollo de nuestras propias aptitudes vocacionales? No queremos formar el penoso cortejo de los que, sin culpa propia, tuvieron que abandonar sus empíricas ambiciones universitarias, para volver a la realidad amarga del que ha perdido el tiempo sin más provecho que el de su natural impulso de superación. Tomando en cuenta que es la Universidad Nacional Autónoma el centro de estudios de mayor jerarquía en el país, entendemos que, como tal, está en la obligación moral de enviar a las escuelas secundarias de la República a sus catedráticos, a fin de que ellos orienten a la futura juventud universitaria, pues creemos que de esta manera se logrará encauzar a los núcleos escolares. Deseamos enterarnos no sólo de los problemas relacionados con los estudios académicos, sino también queremos saber todo lo que atañe al presupuesto indispensable para la coronación de una carrera profesional, cuál es la profesión que debemos emprender de acuerdo con nuestras cualidades personales, por qué debemos realizar nuestros estudios en la Universidad Nacional de Nicaragua y no en las universidades del exterior. Cuando se inicie una campaña en tal sentido, entonces sí que no ocurrirán los desgranamientos universitarios de hoy. ¿Por qué, en vista de lo anterior, la Universidad no ha emprendido un programa de orientación vocacional? A falta de laboratorios psi-

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copedagógicos en los institutos nacionales, es urgente que personas de experiencia universitaria salven estas deficiencias educacionales en beneficio de una juventud escolar que, en la próxima etapa será nervio y corazón de la Patria. Nosotros, alumnos del Ramírez Goyena, y miembros de la Directiva de la Academia de Humanidades, abogamos por un Programa Vocacional de Orientación. Dicho programa podría ser iniciado por la Secretaría de la Universidad a su digno cargo, señor Rector. Usted, doctor Fiallos, que es amigo de las letras y del progreso, haga algo en este sentido. Por nuestra parte, tenga seguridad que estamos a su disposición en esta patriótica tarea pedagógica. Somos amigos de ver las cosas de frente, no de espaldas; queremos vivir a tono con el mundo actual. Sin otro particular por el momento, nos es grato despedirnos del señor Rector de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, suscribiéndonos sus obsecuentes y seguros servidores, Iván Tercero T., Presidente; Horacio Lovo, Vicepresidente; Róger Callejas, Fiscal; María Haydeé Cajina, Secretaria; Lillyam Alvarado G., Relaciones Exteriores; Isabel Flores, Tesorera; Elba Estrada S., Vocal; Alfredo Fonseca, Vocal; Tulio Tablada h., Vocal; Sergio Uribe, Vocal; Ramón Chow Díaz, Profesor Asesor. •

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RESPUESTA DEL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD A LOS ESTUDIANTES DEL "RAMÍREZ GOYENA" Distinguidos señores estudiantes: Estoy recibiendo su amable carta del 15, la que me apresuro a contestar en homenaje a la notable preocupación por el futuro de nuestra juventud en cuanto a la resolución de dos problemas de extraordinaria importancia: la orientación de los jóvenes en la escogencia de su profesión, y el éxodo de los mismos a universidades extranjeras. Ambas situaciones han sido planteadas desde hace mucho tiempo por el suscrito, y ahora, al frente de esta Universidad, con mayor urgencia que nunca. Quiero decirles que ustedes son los primeros en acudir a una consulta de esta clase y plantear el caso desde el umbral de un instituto de segunda enseñanza, con los temores racionales de no acertar en la escogencia de sus estudios profesionales. La mayor parte de nuestras universidades latinoamericanas no han resuelto el problema con la atención que éste se merece. Entre ellas se halla la nuestra. La forma convencional ha sido la de separar implacablemente a aquéllos que no se adaptaron desde un principio a la profesión que seleccionaron; generalmente pierden el primer año de estudios y quedan con una dura lección de la cual, a veces, no se reponen; buscan otra carrera, y si tampoco aciertan, quedan, realmente, agobiados; se pierden así grandes 154


valores que pudieron haber sido aprovechados en forma diferente. En nuestra Centroamérica, la Universidad que está abordando este problema con gran empeño es la de Costa Rica, en donde se halla funcionando la Facultad de Ciencias y Letras, una especie de enlace entre la secundaria y la Universidad. Aquí se le va buscando al estudiante la armonía entre su vocación y su disposición, de suerte que pueda elegir entre las varias carreras con grandes probabilidades de acertar. Naturalmente que ello significa mucho dinero, profesores especializados, psicólogos, pedagogos, sociólogos, etcétera, de manera que prácticamente el estudiante se halla bajo una dirección hábil y competente. Para el próximo año la Universidad de Costa Rica tendrá más de quince millones de colones de presupuesto. La nuestra apenas anda por un millón y medio de córdobas; tendremos, pues, que renunciar a enfrentamos con eficiencia a resolver tan trascendental problema en forma científica. ¿Qué haremos entonces? Nuestras condiciones económicas nos impiden ampliar el número de carreras que actualmente se siguen. Con lo poco que tenemos estamos tratando de mejorar las existentes; éstas son: derecho, medicina, odontología, farmacia e ingeniería civil (esta última funcionando en la capital). Hay otra: agronomía, que depende del Ministerio de Agricultura y la de enfermería (no a nivel universitario) de Salubridad. Tenemos, pues, tres grupos de carreras, a saber:

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Ciencias Jurídicas y Sociales (con la única rama de derecho): Esta rama del derecho desemboca únicamente en la carrera de abogado y notario, de escaso porvenir en sí misma y de precario presente. El ejercicio del derecho en nuestro país debido a las condiciones de bajo nivel cultural, es muy limitado; sin embargo, en cursos de postgraduado en el exterior (becas, etcétera), tiene abierto amplio horizonte para los estudios de economía, bancos, administración pública, periodismo y similares. La carrera es de cinco años actualmente, pero sufrirá transformaciones en su currículum para el año próximo, después de los resultados de la próxima Asamblea de Facultades de Derecho que por primera vez celebrarán las de América Latina, en México, durante el mes de abril próximo. El grupo de Ciencias Médicas y Químicas, ofrecen gran porvenir: están distribuidas en las escuelas dependientes de tres distintas facultades, así: medicina y cirugía, odontología y farmacia. La medicina y cirugía conduce al ejercicio de la profesión en general, y a muchas especialidades: oftalmología, cancerología, higiene, psiquiatría, neurología, patología, radiología, etcétera. La inclinación a las especialidades se va obteniendo en los años de estudios, pues la Universidad solamente hace médicos y cirujanos generales que luego pueden postgraduarse en las innumerables becas que se tiene disponibles para el exterior. Es muy posible, casi seguro, que en el próximo año se transforme el estudio de la medicina en nuestra

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Universidad, para lo cual hemos traído técnicos en la organización de esta clase de estudios, quienes nos han hecho planes detallados sobre currículum, catedráticos de jornada completa, laboratorios, etcétera, reduciéndose los años de estudios, pero intensificándose éstos. La organización de este programa requiere un poco más de un millón de córdobas al año, visto con toda economía; si el señor Presidente accede a realizar este plan, lo que es posible, ya que es una cantidad que ya se le da a la Escuela de Agricultura, que tiene solamente 63 alumnos, y nosotros en medicina 327, nos pondremos de igual a igual, por lo menos, con las otras escuelas de Centroamérica. Hay que luchar con ello, pues se trata de compromisos internacionales, además del compromiso realista con la juventud de nuestra patria. La carrera de medicina es actualmente de 7 años más uno de práctica en hospitales. Los estudios de odontología, se hallan aquí en buenas condiciones teórico-prácticas y este año sacaremos la primera promoción de profesionales. También para esta carrera hay varias especialidades que se pueden obtener con becas en el exterior, primordialmente en Estados Unidos, cuyas universidades son las que ofrecen más en todas las profesiones. En lo general tiene un buen porvenir en todo el ámbito de la República. Se hace en cinco años. Los estudios de farmacia, adolecen de algunos defectos, especialmente en el orden práctico, pero este año próximo tendremos probablemente profesores de jornada completa y más amplitud en los laboratorios.

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Esta profesión tiene poco éxito profesional debido a falta de leyes protectoras y a la crisis general de su ejercicio en todo el mundo, ya que la industria de las medicinas llamadas de patente, la profusión de sus ventas sin prescripción alguna y la escasa vigilancia de la calidad y necesidad de su importación, hacen difícil el ejercicio puro de la profesión, a menos que se esté de regente en una farmacia a sueldo, o que se funde establecimiento propio o se obtenga empleo como agente vendedor de casas importadoras. Se requiere una transformación en estos estudios. Actualmente lleva cinco años. A este grupo puede agregarse el estudio de enfermería, que no depende de la Universidad sino del Ministerio de Salubridad Pública. Esta carrera es únicamente para mujeres y ofrece un gran porvenir. Tiene la ventaja de poderse ejercer en cualquier parte del mundo. En Nicaragua hay solamente 300 enfermeras profesionales, necesitándose muchísimas más de ellas; sin embargo, hay poquísimas solicitudes de entrada, pues solamente se matricularon el año pasado cinco alumnas, habiendo en total 24 y 10 en Bluefields, siempre dependiendo del mismo ministerio. Lleva tres años y no es de nivel universitario, aun cuando debiera serlo. En la Facultad de Ciencias Fisicomatemáticas, situada en Managua, se estudia ingeniería civil. Tiene un gran porvenir puesto que el desarrollo económico e industrial del país, unido al del resto de América Latina, requiere profesionales de esta clase en todas sus especialidades, las que pueden adquirirse en estudios

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de postgraduados como se ha dicho de las otras: arquitectura, puentes y caminos, mecánica, electricidad, y una serie de variedades más. Se requieren cinco años. A lo dicho hay que agregar la Escuela de Agricultura y Ganadería, dependiente del Ministerio de Agricultura, de grandes proyecciones para el desarrollo agropecuario de Nicaragua. Tanto en esta escuela como en la de enfermería, dependientes ambas del Ejecutivo, se estudia por becas en donde se le da al alumno todos sus gastos: tienen un gran presupuesto, al revés de lo que ocurre con la Universidad que anda todavía luchando por acercarse un poco a la suma proporcional de que gozan estas escuelas. No se puede decir si esta escuela es o no de nivel universitario. Estos son, pues, los estudios que pueden hacerse en Nicaragua. Para orientar a los alumnos no tenemos más que los siguientes medios: a) Sus notas de secundaria: Esto nos ayudará a discernir la inclinación del estudiante y sus capacidades en ciencias jurídicas y sociales, en ciencias médicas y químicas, en matemáticas y agricultura, según se haya o no distinguido en las clases similares de su currículum; esto es, inclinación por las letras y ciencias sociales, por las ciencias naturales o por las matemáticas. Aunque tales datos no pueden sustentar un diagnóstico definitivo, ello sirve de pista.

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b) Datos personales procedentes de los mismos institutos acerca de lo siguiente: Para futuros: abogados: — capacidad de juicio — habilidad para inspirar confianza — mente analítica — interés en la investigación — integridad — estabilidad personal médicos: — habilidad para inspirar confianza — inteligencia arriba de lo normal — temperamento estable — buena salud — personalidad agradable — interés por el género humano — destreza manual (para cirujanos) — capacidad de improvisación odontólogos o dentistas: — destreza manual — pulcritud o aseo personal — mente analítica — aptitud para lo mecánico — personalidad agradable

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farmacéuticos: — elevado concepto de la ética — gran interés por las disciplinas tanto científica como de negocios — personalidad agradable ingenieros civiles: — disposición para las matemáticas — capacidad de trabajar en buenos términos con los demás — exactitud y esmero — imaginación — aceptación de responsabilidades — buen juicio — paciencia, tolerancia — buena salud ingenieros agrónomos-ganaderos: — habilidad para trabajar con otros — aptitudes para la mecánica — exactitud — imaginación — capacidad creativa — cierto grado de destreza — amor por el campo y los animales — paciencia enfermeras profesionales: — habilidad para tratar a la gente — sentido de responsabilidad — integridad 161


— buena salud física y mental — sentido del humor b) Una vez con los datos arriba mencionados procedentes de los colegios de segunda enseñanza, conviene realizar una entrevista personal con el Rector, quien tratará de orientarlo ya sea directa- mente o por medio de catedráticos. c) Al estudiante que se matricule en el primer año de una carrera se le dará la oportunidad de "explorar" durante dos meses para orientarse en la carrera que más se acomode a su disposición y vocación. Este tiempo será para "ambientarse" mejor. Hay una cierta tendencia en Centroamérica a modificar la enseñanza secundaria, dividiéndola en dos o más ciclos del tercer año en adelante. De esta suerte se le iría imprimiendo vocación al estudiante, aunque tal vez demasiado temprano, pues a esa edad aún no se ha desarrollado bien en todas sus fases. Lo inteligente sería dejar como siempre la secundaria como prolongación de la primaria sin una dirección determinada, aunque observando al estudiante, sobre todo si éste va a ser un científico y no un técnico. La creación de una Facultad de Ciencias y Letras o una Facultad Preuniversitaria de estudios y orientación (uno o dos años) solventaría la mayor parte de todas las dificultades en que se hallan la mayoría de los estudiantes en la elección de sus estudios universitarios.

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EL ÉXODO DE ESTUDIANTES Uno de los problemas de mayor gravedad para el país entero es el éxodo constante de estudiantes universitarios que estudian en el exterior. Se sabe bien que la influencia del ambiente en la formación del hombre es más intensa en los años universitarios (entre los dieciocho y veinticinco de su edad). En esa época el estudiante vive las preocupaciones ajenas en su patria, los problemas diferentes de la economía, la política, la higiene, el clamor popular, las vicisitudes y alegrías de la patria, y quiéralo o no siempre es una persona más o menos desarraigada que constantemente vive haciendo comparaciones peyorativas. Es difícil de adaptar totalmente. Nuestra población universitaria casi no crece. En el exterior hay tal vez dos mil estudiantes universitarios; aquí hemos permanecido con un mil, pese a que tenemos abierta la nueva Facultad de Odontología y de que hay un 15% de población universitaria femenina con tendencia a aumentarse. Esto es un verdadero SOS de la juventud de Nicaragua y de todo el país, que ve irse la flor y nata de sus muchachos a criarse bajo otras banderas. ¿Cómo remediarlo? Tenemos la mejor voluntad pero carecemos de dinero. La Universidad que en Centroamérica se había quedado a la zaga con la nuestra, y cuyo nombre omito, ya tiene el 2% del Presupuesto Nacional y otras entradas, asignadas constitucionalmente. Esto quiere decir que va llegando a los diez millones de córdobas. Pueden así pagar 163


excelentes profesores de jornada completa traídos del exterior (mientras nosotros traemos beisboleros), comprar laboratorios, investigar y crear, realmente, una conciencia universitaria. Pero aquí estamos abajo, pero muy abajo. La idea de ustedes acerca de conferencias de catedráticos en las escuelas secundarias podría servir como información para los estudiantes y podrían intentarse para conocer sus resultados. En este sentido me ofrezco gustoso para visitarles en el Instituto Ramírez Goyena y conversar con los alumnos del quinto año y los otros que lo deseen a fin de explorar la validez de datos en este difícil problema. Para el caso podría convenir en un día que yo tenga libre durante el mes de diciembre próximo, tal vez en la segunda quincena. Al agradecer a ustedes su amable carta y al felicitarles por su noble y útil preocupación, me es grato suscribirme muy atento, seguro servidor y amigo. A la libertad por la Universidad León, 28 de noviembre de 1958. Año de la autonomía. León, noviembre de 1958.

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ESTE ES EL MOMENTO DE LA UNIVERSIDAD

La crisis de Nicaragua, o, mejor, el decaimiento de Nicaragua, se halla en todos sus órdenes: en el cultural, económico, político, moral, deportivo, etcétera. No hay un sólo valor que se mantenga intacto, mucho menos en vías de resurgimiento. Los partidos políticos, las instituciones de todo tipo y las opiniones individuales sinceras convienen en que tal decadencia es evidente. ¿Causa? No es esta ocasión de examinarla. Tal panorama, sin embargo, no ha de relajar nuestra voluntad de recuperación. Todo lo contrario, nos servirá para levantarnos de esta postración y encarar el problema real de nuestro país. Un problema perentorio. Los acontecimientos que se acercan en Latinoamérica, el movimiento obrero, la crisis económica, el planeamiento de la industrialización centroamericana y nuestro mercado común, nos hallan, como se dice en el béisbol, fuera de base. Nos halla así porque carecemos de una clase media impulsiva y vivaz, porque tenemos una clase obrera dividida y deficientemente preparada, un campesinado sumido en la miseria y sin necesidades de consumo, y una plutocracia de pocos vuelos. Estamos, pues, mal equipados para enfrentarnos a estos tiempos de lucha y en condición inferior a los otros países centroamericanos que ya disponen de un personal capacitado para ello. 165


Y este personal que nos falta es de médicos, particularmente médicos rurales, químicos, abogados especialistas en derecho social y organización sindical; es de ingenieros de caminos, de electricidad, de mecánica, de planeamiento urbano, de agua, luz... es de higienistas, dentistas y sanitarios, de administradores públicos, de seguro social, de contadores públicos, de actuarios, de periodistas, maestros de educación secundaria y normal, de farmacéuticos e industriales, de administradores de negocios y comercios, de banqueros y economistas... en fin, necesitamos de una clase media bien preparada, impulsiva, nicaragüense y para los nicaragüenses, que se haya formado en Nicaragua y no fuera de ella, y que piense y sienta patrióticamente. Y esta clase media, este inmenso grupo de hombres que necesitamos para el desarrollo de este país, solamente puede forjarse en la Universidad. La distancia en que ahora nos encontramos para crear un centro de estudios superiores capaz de cumplir esa misión, es enorme. ¿Cómo puede hacerse?... ¿Qué planes tenemos?... El único plan que tenemos es el demostrar a los nicaragüenses, de todas las clases sociales, que el porvenir del país está en la organización de una Universidad capaz de formar ese grupo de profesionales con mística patriótica, con amor patriótico, con orgullo patriótico, capaz de levantar de su postración a Nica- ragua y de colocarla más allá y por encima de donde nos hallamos, en relación con los otros hermanos de Centroamérica, por lo menos. Convencer a los obreros 166


que es en la Universidad donde se halla el futuro de sus hijos y el presente que resolverá la dignidad y abundancia de su trabajo, de las empresas que han de venir; convencer a los políticos que la única y sana política se halla en ese engrandecimiento, y convencer a los plutócratas, que un pueblo sano, instruido y preparado es el mejor de los clientes para consumir mercaderías. Es preciso convencer al gobierno que su mejor negocio y que su deber como gobierno, es el de procurar la formación de esos científicos y técnicos y no verse en la necesidad de importarlos o de mal formarlos en el exterior, colocándonos en situación de inferioridad. Ese es el único plan que tenemos. La esperanza de realizarlo está en la organización que estamos haciendo, con ayuda de técnicos, de nuestras escuelas. Ya contamos con un proyecto de organización minuciosa, hasta el último detalle, de la Escuela de Medicina, hecha por un técnico en la materia, la que esperamos presentar muy pronto al Presidente de la República para que le dé su aprobación. Tenemos adelantados los planes para una Escuela de Economía y una planificación general de viejas y nuevas escuelas universitarias. Permanecemos en contacto con las otras universidades centroamericanas, con la Unión de Universidades de la América Latina y con la Organización Internacional de Universidades, así como con todos los organismos mundiales interesados en el desarrollo de la enseñanza superior. 167


Sólo esperamos la "materia catalítica", de un presupuesto adecuado. Tenemos la creencia de que el Presidente comprenderá que este es el momento de las universidades y que Nicaragua, actualmente, ya ha comenzado, gracias a su autonomía, a marchar por ese camino. Estamos trabajando y pedimos ayuda a todo el mundo, pues esto es de urgencia absoluta. 12 de diciembre, 1958.

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RECTOR SE REFIERE AL EDITORIAL DE UN DIARIO QUE ATACA AL SEMINARIO DE PARTIDOS POLÍTICOS

Señor Director del diario La Hora, don Federico Schnéegans. Managua, D. N. Muy estimado señor director: He leído con mucha atención su editorial del domingo 21 del corriente titulado "Exposición doctrinaria de partidos un fracaso del evento universitario", cuyo enunciado explica su contenido. Afirma usted que nuestra Universidad se convirtió, con dicho acontecimiento, en una barricada politiquera. Me alegra decirle que ello no es cierto, por cuanto la intervención de cinco partidos políticos que vinieron a nuestra tribuna, la asistencia del público, en su mayor parte compuesto de estudiantes y obreros, y el interés de los radioyentes en los programas que pasaron las cintas magnetofónicas que se tomaron, así como las diversas peticiones para publicar ese pensamiento, demuestra que no estábamos errados cuando invitamos a las agrupaciones políticas de nuestro país a desarrollar sus puntos de vista. Si a ello agregamos que los partidos participantes lo hicieron sujetándose al lineamiento académico previamente solicitado por nosotros y que el público presente 169


hizo numerosas preguntas aclarativas y aun polémicas, con un respeto digno del lugar en que estaban, el éxito puede considerarse magnífico. De esa manera se demostró también que en la Universidad pueden tratarse toda clase de asuntos con verdadero espíritu humanístico y patriótico, tal como se hace en los concursos de oratoria y en las cátedras mismas que dan, con su método, la pauta que ha de seguirse. Comprendo perfectamente que al asumir personalmente la invitación a ese seminario iba corriendo un riesgo tanto más grande cuanto que había personas de importancia que lo preconizaron. Y ya ve usted que los profetas siempre desean el cumplimiento de sus profecías, por malas que éstas sean. Pero afortunadamente todo salió mucho mejor de lo que esperábamos. En el folleto que estamos preparando para divulgar sus resultados, usted verá que hay, en el pensamiento de los cinco partidos concurrentes, alguno que otro punto que sirve como denominador común. Otros, naturalmente, marcan las diferencias. Por ejemplo, y tomo para ello el que usted expresa en su editorial, lo que se relaciona con la cuestión religiosa: —Los dos partidos conservadores (nicaragüense y tradicionalista) se pronunciaron por la enseñanza católica en las escuelas, por los efectos civiles del matrimonio religioso y porque la religión católica fuera declarada oficial. —Los otros tres partidos (Liberal Independiente, Movilización Republicana y Renovación Nacional) mantuvieron la doctrina actual de nuestra Constitución Política, que es contraria a tales afirmaciones. 170


—Las cuestiones relativas al comunismo, a nuestras relaciones con los Estados Unidos, reforma agraria, concepto de la propiedad, leyes electorales, autonomía municipal, leyes laborales, etcétera, que formaron parte de los puntos sobre los que la Universidad solicitó pronunciamiento, y otros más que los propios partidos expusieron, fueron objeto de debates públicos entre los conferenciantes y los asistentes, especialmente estudiantes, que aclararon o dejaron en firme el criterio de cada uno, a veces totalmente opuesto, a veces coincidente. Entiendo que este ejercicio ha sido sumamente beneficioso tanto para los partidos como para la Universidad. Los partidos tuvieron que estudiar y ponerse de acuerdo sobre la doctrina y las fórmulas que enarbolan para resolver los problemas que la vida nicaragüense plantea todos los días, ya sea como cosa permanente o transitoria. Dichos estudios aclararon muchos puntos de vista que tenían entre sí y fueron objeto de discusiones de muchos meses, antes de venir aquí. La Universidad sacó grandes ventajas, puesto que los estudiantes vieron y oyeron directamente, a los dirigentes políticos que los periodistas sacan todos los días ensalzándolos o censurándolos, según el caso. Todo ello en función universitaria, abierta a todos los horizontes, con el alto espíritu nicaragüense, tolerante y científico que animó al seminario y que es el único, me parece, que se ha organizado en Nicaragua y, tal vez, en Centroamérica. Si usted hubiera estado aquí presente, mi estimado señor director, se hubiera dado cuenta de que lejos de ser un 171


fracaso, todo fue un completo éxito, y me complazco en proclamarlo. Lo que usted dice en su editorial respecto a la doctrina del Partido Conservador, está bien desde su punto de vista de periodista liberal, y ello demuestra que todos esos problemas siguen planteados, y ahora con mayor fuerza. Hubiera sido un grande honor para nosotros la asistencia del Partido Liberal Nacionalista, pero infortunadamente ni siquiera contestó a nuestra invitación. Otro día será. Mientras tanto, señor director, me complazco en saludar a usted y en desearle felices pascuas y próspero año nuevo. Muy atentamente. A la libertad por la Universidad. Diciembre de 1958.

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PROYECTOS DE LAS UNIVERSIDADES LATINOAMERICANAS

La reproducción que hace el diario Flecha del artículo "La Universidad y la integración continental", tomado de la revista Ventas, es una de tantas muestras de lo que va avanzando la conciencia universitaria en el periodismo nicaragüense y la notable preocupación del público por la institución más importante de la vida nacional. Nuestros problemas, los problemas continentales, de plantearse en plan universitario, van en camino de ser resueltos a medida que se presenten. Al hablar de mentalidad universitaria quiero decir, la actitud abierta y científica, humana y racional de ver el mundo al que pertenecemos sin sometimientos a principios excesivamente rígidos que nos obliguen ciegamente, ni formas provisionales que nos engañen "por el momento". Para formar esta conciencia tenemos que luchar duramente. Hay que luchar, con los políticos, para que entiendan que si este país es atrasado se debe a falta de investigadores científicos, profesionales y técnicos. Hay que luchar con las clases adineradas para que comprendan que el mejor negocio es tener un pueblo capaz de consumir mercaderías, y esto no se logra sino en tanto no se tenga un nivel de vida elevado que depende directamente de los resultados de la Universidad. Hay que luchar con los padres de familia para que no envíen a sus hijos al exterior, pues muchos 173


de ellos traen una formación exótica, desconectada de nuestros problemas, proclives siempre a comparar fenómenos de otros sitios y tratando de darles solución de acuerdo con ese enfoque. En fin... Hay que luchar para conseguir dinero y toda suerte de ayuda para la Universidad, puesto que nuestra situación es precarísima y no podemos formar una juventud capacitada sin una organización universitaria de primera línea, que a su vez depende de una formación de intermediaria que tiene sus raíces en la educación primaria, de pura raíz popular. Este conjunto de trabajo es lo que se llama integración de la educación con objetivos determinados, complementándose unos con otros. Nuestra Universidad, que ya logró entrar en la Asociación Internacional de Universidades, que celebrará su próximo III Congreso Mundial en México, tiene ya obligaciones contraídas para poner al día sus métodos de enseñanza. Tiene también compromisos con diversas instituciones mundiales para poner a nivel universitario, de acuerdo con los adelantos científicos de este tipo, sus planes de estudio y programas. Ojalá podamos conseguir este objetivo para el próximo año escolar. Formamos parte también de la Unión de Universidades de América Latina que tendrá su III Reunión en septiembre de este año, bajo los auspicios de la Universidad de Buenos Aires y que tratará de temas como: 1) Concepto, necesidad y finalidades, requisitos y alcances: 174


a) del planeamiento integral de la educación en general, y b) del planeamiento de la educación universitaria en particular. 2) Planeamiento de la Educación Universitaria en América Latina, con particular referencia a los siguientes aspectos y en relación con la carta de las universidades latinoamericanas: a) equilibrio de la enseñanza de las ciencias (y técnicas) y de las humanidades en la Universidad. b) papel de la Universidad en la formación de los grupos directores de la vida nacional. c) incremento de la población universitaria. Como se ve, estos temas son de urgencia y desde el año pasado los tenemos en estudio. Nos estamos ocupando ya, en la América Latina, de la Universidad como centro de irradiación de la vida de nuestros países y existe un gran resurgimiento que promete óptimos frutos. Se espera que de esta reunión salga una acción común de las universidades latinoamericanas para ser presentada en la Reunión Mundial de México. A su vez, las universidades centroamericanas están trabajando

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para llevar su voz uniforme a la reunión latinoamericana de Buenos Aires. El incremento de esta acción y una serie de puntos de vista universitarios, serán objeto de otros artículos. 18 de enero de 1959.

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LA UNIVERSIDAD Y LA VIDA NACIONAL

No hay duda de que el desarrollo y grandeza de un país depende, en su mayor parte, de la eficiencia y extensión de la enseñanza universitaria. El orgullo de la civilización norteamericana, el auge científico y técnico de Rusia, la capacidad de recuperación de Alemania, el prestigio del pensamiento francés y, en fin, la preponderancia del mundo occidental, descansa en la responsabilidad de un grupo de hombres que se han formado en sus universidades. Este grupo, a su vez, emerge de una enseñanza secundaria eficientemente organizada que hunde sus raíces en el subsuelo de la primaria, de auténtica estructura popular. De esta suerte el pueblo creador y consumidor de riquezas materiales y morales, los obreros especializados, los técnicos, científicos y artistas, componen una sociedad humana homogénea y responsable del destino de una nación. Pero la habilidad profesional que se obtiene en los planteles de enseñanza es insuficiente para realizar ese destino. Se requiere sobre todo, un denominador común que no puede ser otro que el sentimiento patriótico, la virtud ciudadana, la conciencia moral de la nacionalidad, dentro de lo universal, lo que a su vez se obtiene a través de los años de formación universitaria, conviviendo los problemas del país, conversando con sus conciudadanos, interesándose por las discusiones públicas, las informaciones de los periódicos, 177


los defectos y cualidades del pueblo y, en fin, incorporándose a la vida nacional de la localidad, de la familia, mientras se va marchando en los estudios. La vida universitaria es una convivencia de problemas de toda índole, siendo, tal vez, el más importante de ellos, el intercambio permanente de pensamiento y sentimientos de una misma masa de estudiantes, pertenecientes a la misma nación con intereses patrióticos del mismo género. En esa época, la más sensible de la edad del hombre, es cuando se forja la identificación del estudiante con su pueblo. Por tales razones es que la Asociación Internacional de Universidades a la cual fuimos admitidos hace pocos meses y la Unión de Universidades de América Latina de la que formamos parte, tienen como punto esencial de agenda para sus próximas reuniones, la discusión de este tema: "Formación de los grupos directores de la vida nacional". Se comprende que un estudiante debe realizar sus estudios en su propio país para que realmente desempeñe el papel que le corresponde. La formación técnica o científica es insuficiente para completar a un verdadero universitario. Si se pasan estudiando cinco o más años en Francia, en Alemania, en Estados Unidos, en España, se sabrá mucho de la forma de vida de aquellos países y de la ciencia que aprendieron, pero serán ignorantes de los afanes de su pueblo original, máxime si existe tanta distancia entre aquéllos y nosotros. Esos profesionales, en su mayor parte, claro que hay excepciones, viven descontentos de nuestro medio, no lo comprenden, no se adaptan sino con muchísimas dificultades,

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y dan a veces recetas absurdas y planes de organización totalmente inoperantes y hasta perjudiciales en nuestra realidad. Por ello, los nicaragüenses debemos de hacer una Universidad, como están haciendo todos los otros países subdesarrollados, para formar a nuestros jóvenes: a los médicos, abogados, odontólogos, ingenieros, economistas, periodistas, pedagogos, jefes de empresas, etcétera, para que así aprendan, desde el inicio, a plantearse y a resolver nuestros problemas. Debemos hacer nuestra propia Universidad completa, mejorando sus carreras actuales y creando otras nuevas: dar confianza a los padres de familia para que aquí dejen a sus hijos, pues tiempo habrá de hacer cursos de postgraduados y de especializarse en el exterior, pero ya maduros de criterio y adaptados espiritualmente a este país. Esto es un asunto urgente. Es el sentido de nacionalidad misma el que se halla en juego. Es la responsabilidad cívica y ciudadana. Es la formación de nuestra juventud en nuestros propios lares y no bajo dioses extraños. 29 de enero de 1959.

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ACERCA DE LA FUNDACIÓN DE OTRA ESCUELA DE DERECHO

En algunos diarios del país se ha publicado una solicitud dirigida a la Junta Universitaria para que se funde en la ciudad capital otra Escuela de Derecho, dependiente de la Universidad Nacional, además de la que funciona en esta ciudad de León. Aun cuando ni esta Rectoría, ni la Secretaría General han recibido la petición a que dichas publicaciones se refieren, pero en ellas aparece firma responsable que la ampara, es conveniente informar al público lo que las autoridades universitarias opinan al respecto. De acuerdo con su población y con el desarrollo actual del país, Nicaragua no necesita un número mayor de quince a veinte abogados por promoción anual, de suerte que los que en estos últimos años han salido, sobrepasan al de sus requerimientos. El empeño de la Universidad es el de seleccionar a sus egresados de suerte que respondan moral y técnicamente a la función que se espera de ellos. La duplicación, pues, de una Escuela de Derecho vendría a trastornar este programa y a crear una erogación innecesaria a nuestro centro de estudios. Como la juventud nicaragüense está urgida de nuevas carreras profesionales, lo conveniente sería la fundación de una Escuela de Economía con sede en la capital, o de pedagogía, periodismo, bacteriología, etcétera. Desde el año pasado se tiene ya un plan de 180


estudios adecuado a nuestra situación para la de economía, pero hace falta dinero para ponerlo en marcha, así como hace falta dinero para seguir mejorando las carreras ya establecidas. Este ha sido el primer año de nuestra autonomía y durante su curso el progreso ha sido evidente en todos sus órdenes. Esperamos seguir en aumento y luchando por obtener mayor ayuda para resolver nuestros problemas. Creemos, pues, que no es conveniente abrir una nueva Escuela de Derecho, que si los estudiantes son buenos, tendrán su pensión para aliviarles el peso de los estudios, los cuales, cada año, irán siendo más rígidos, así como las exigencias a los catedráticos. Ya pasó la época en que las universidades enseñaban sin dinero. Y así como se tiende a la categoría de profesores de jornada completa, así también se tiende a hacer de cada alumno un estudiante completamente dedicado a sus estudios para que pueda rendir el fruto que la sociedad espera de su trabajo. 31 de enero de 1959.

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El entierro de Salomón de la Selva DISCURSO DEL RECTOR

Al despedir a Salomón de la Selva, desde los umbrales de la Universidad, debemos recordar a los maestros que por más de un siglo trabajaron en el alma de la juventud y la prepararon para el servicio de la Patria. Entre ellos, hay varones de su estirpe. Semejantes a poetas, a santos y a héroes, se entregaron con amor de padres al cultivo de los valores primordiales del hombre. Debemos recordar también a los precursores, a los que en el siglo XVII, iniciaron el dulce, pero rudo oficio, de adoctrinar y enseñar al pueblo para darle conciencia de su categoría y reclamo de su dignidad. Pero hay que llamar también a los que estorbaron la realización de estos afanes. A los que para satisfacer pasiones pusieron en manos del pueblo, bayonetas. Y ensombrecieron y envenenaron el corazón del pueblo y echaron a hermanos contra hermanos, promoviendo discordias. Que comparezcan aquí y presencien su propia obra y el paisaje nicaragüense tan cargado de malos presagios. Que se pase revista a sus hechos y que la juventud aprenda a ensalzar a unos y a enterrar a otros, y se promueva así el juicio de la Historia.

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A los unos para decirles: descansad en paz y dejadnos en paz. A los otros para decirles: levantaos y permaneced vigilantes. Así cobran entonces otro significado, las palabras de Antonio en los funerales del César: No vengo a enterrar al poeta, sino a ensalzarlo. Para que nos ayude a salvar los valores antiguos y edificar sobre ellos un hospedaje nuevo. Un hospedaje nuevo en esta Hispanoamérica habitada por pueblos dispersos en archipiélagos: islas desunidas, rodeadas de peligros por todas partes, señoríos en donde millones de siervos se debaten en miseria e ignorancia; en los que, como en la Colonia, la esclavitud tiene otro nombre pero reclama las mismas voces indignadas de Fray Bartolomé. Problemas reales, concretos y palpitantes. Problemas cuyo planteamiento comenzaría con el inventario de los valores culturales, en donde los nicaragüenses tenemos poetas de ancha y altas voces sonoras. Aquí los poetas son la voz y la Universidad su caja de resonancia. Los poetas invocando en voz de vocativo para que la tierra regrese como se dice en el Génesis: "Era entonces toda la tierra de una lengua y de unas mismas palabras". Y la Universidad nominando con voz de nominativo para nombrar y clasificar las cosas, y abrir el castillo encantado de la Torre de Babel, detrás de cuyos muros el idioma común duerme su sueño de siglos.

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Únanse, clamaba Rubén, todos los de estirpe hispánica y los de este Continente, con su disperso contenido. Y búsquense las raíces comunes. Las de la vieja España, plaza de armas de Europa. Las de aquí, nutrida ya de voces universales, hijas del Occidente fructificando en esta tierra indígena, que no es ni Oriente ni Occidente, sino América, de singular fisonomía. En esta parte Rubén hizo lo suyo. Comenzó por romper la costra del provincialismo hispánico que encadenaba la sonora lengua universal: adocenada y arrogante en los finales del siglo XIX. La misma que mantuvo a nuestra madre común de espaldas a la historia, y que la sorprendió con el desmoronamiento de los últimos restos del gran imperio. Y es que la lengua, vehículo de la cultura, se había encogido. La lengua y la acción se complementan. Nada sabríamos de los héroes griegos ni de las glorias romanas sin sus poetas, sus oradores, sus cronistas. Cuántos grandes pueblos se quedaron en el olvido de grandezas y de glorias, por carecer de un lenguaje ágil, flexible, dinámico y comprensible. Tragedia fue ésta de nuestros aborígenes. Porque en el principio fue el Verbo. En el principio fue la palabra. Instrumento y magia por donde transita el Espíritu. Y aquí Rubén hizo del español un lenguaje ancho y profundo con viejos elementos ancestrales. Hizo fiestas de las palabras arrinconadas como cenicientas.

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Aventó imágenes, parábolas y colores como nunca había sucedido. Se subió a lo alto del Momotombo para arrojar piedras preciosas al mundo, echó la casa de la poesía por la ventana, fue como pródigo prestidigitador tirando cintas de colores y cisnes y ninfas con manos altas y abiertas por todos los rumbos, en prodigio de fantasía quebrando así las tablas de las leyes retóricas. Detrás vinieron sus discípulos para recoger y pulir y ordenar; para podar el árbol frondoso y florido de su poesía; para quitarle los abalorios que el Maestro había dejado olvidado sobre los plintos. Así, Juan Ramón Jiménez, parco en su tensa lira, pulsará el idioma hasta hacerlo alcanzar nuevos ecos universales. Y la Mistral con pudor de sacerdotisa; y las playas de sal, agua y tierra, y la exasperación de Neruda; y la solidaridad con el prójimo en la poesía de Vallejos... y José Gorostiza, y Vicente Aleixandre, y Guillén y Dámaso Alonso y Federico... todos discípulos del Maestro que es prodigalidad, música y fantasía, y profundidad, intensidad y amor. Entre ellos, con signos y mensajes frescos, pulcros y renovados, como corriente suave y destilada de roca que va fluyendo amable y sencilla, como quien va conservando por el ágora de América, su América, y contando la grandeza de los dioses y de sus cantores: de Píndaro en la Grecia inmortal, de la cual nos alimentamos, que cantó con calor y pompa extraordinaria y majestad de estilo a los atletas vencedores en los juegos sagrados.

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Poeta a quien sintió "más cerca, más actual y más claro, más amigo" y en quien con más simpatía conversaba, se halla nuestro Salomón de la Selva, sobresaliendo con rara cualidad humana haciendo renacer el Renacimiento, pero desde sus fuentes originales, y juntándolo, a su vez, a nuestra cantera americana, para cantar en epinicio a los atletas nuestros, al indio Mateo Flores de Guatemala, victorioso en los juegos panamericanos, como lo hiciera en siglos antiguos el príncipe de los poetas líricos. Y trayendo a la memoria también, para que le sirva de guía en este trayecto americano, y le inspirara con la raíz de su verbo latino, a Quinto Horacio Flaco, del tiempo de Augusto y Mecenas, de la Roma práctica y organizadora, y así evocar sus límpidas estrofas y su virtud e independencia, para traerlo, digo, e insertarlo con rara maestría fluyente en nuestro árbol genealógico, y celebrar sus ciudades y sus dioses y "devolverle cordura a la poesía que se viene enredando en laberinto de no saber qué decir para mejor comprender —agrega— los Santos Evangelios". ¡Qué armonía de signos y misterios traídos de la virtud pagana al ascetismo cristiano! ¡Qué sencillez en el suave ajustamiento de lo griego y lo romano, de lo hispánico e indígena: dioses griegos del Olimpo; dioses de las siete colinas; dioses indígenas! Oh Quetzalcóatl, Serpiente Emplumada, oficiando en los ritos cristianos en donde el Amor es símbolo de gloria y salvación. Amará, pues, su tierra, su lar y su estirpe, y ese amor lo sostendrá por todos los caminos: por los de aquí y

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los de allá, andados y desandados con abiertos y límpidos ojos y la voz presta a la canción. Y ese amor lo traerá de regreso, a juntar sus huesos con los huesos de los poetas, los maestros, los héroes y los santos y a escuchar juntos las sonoras campanas. Pero queremos que se mantenga alerta; que no descanse en paz, sino que se yerga en guerra, que entre a la historia nicaragüense y nos ayude a ponerla en pie. Regresa, pues, en resurrección. Regresa después de haber hecho por la Patria más que cientos y que miles de otros nicaragüenses. La ha glorificado. La ha hecho más grande, más conocida. Ha construido puentes imperecederos. Los montes se asomarán a verlo. Y nosotros pronunciaremos su nombre para sentirnos fortalecidos y orgullosos de ser sus compatriotas. 16 de febrero de 1959.

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JULIO C. ARGÜELLO, SU MÉTODO Y SU ÉTICA

Nunca podría ser una simple fórmula afirmar que la muerte del doctor Julio Argüello constituye una gran pérdida para la Universidad y para el pueblo de León. Muchas generaciones de médicos diseminados por el país y el extranjero, lo saben. También las familias acomodadas de la ciudad y las gentes de los barrios y de las comarcas. Los unos por Maestro, los otros por Amigo. Para sus discípulos nunca fue un simple catedrático que decía sus lecciones o calificaba su grado de adelanto con una fría nota profesional; que se desentendía de sus problemas en cuanto cumplía su tiempo de clase o que rechazara sus reclamos. No, el Maestro Julio, y aquí muy bien cabe la palabra Maestro, era como amigo, como padre y conductor, durante todas las horas del día, y su consejo siempre fue oportuno, aun en las cosas ajenas a la pura trasmisión de conocimientos. Mantenía una relación, una liga espiritual constante y amable. Su método de enseñanza personal suplía las deficiencias técnicas de la escuela. Por eso han salido de aquí muy buenos médicos. Conducía a los estudiantes por el hospital, interrogándoles a la orilla de las camas de los enfermos, e infundiéndoles esa ética del médico, tan necesaria para el ejercicio de la profesión, el equilibrar el grado de interés económico con el sentimiento de caridad, de servicio y de bondad. 188


Como científico disponía de esa duda lógica frente a los casos concretos de sus enfermos. Ese "tal vez puede ser esto o lo otro", lo guiaba, pero en una medida tan inteligente, que no le impedía actuar de inmediato con una hipótesis como si fuera un diagnóstico cierto y al mismo tiempo tan prudente, que si algún hecho sorpresivo emergía, estaba siempre dispuesto a modificar su criterio y a ejecutarlo frente a las maniobras de la enfermedad y a las emboscadas de la muerte. Nada le sorprendía y nada le paralizaba. Con esto quiero decir que no era ni dogmático ni vacilante. Sino, simplemente, un científico, con una verdad provisional y una honradez admirable para plegarse ante los hechos y ante las mejores o más acertadas opiniones de sus colegas. La ciudad de León, el pueblo de León, sabía quién era Julio Arguello. Sin bombos ni platillos, modesto. Su virtud imponía confianza. Cuando el doctor Argüello llegaba a la casa de un enfermo inspiraba tranquilidad. La familia se aquietaba y así el enfermo se hallaba rodeado de la calma necesaria para su curación. Todos tenían confianza en él y sabían que lo que se podía hacer, eso se hacía. Lo demás eran cosas de Dios o del destino. Si alguien podía llamarse el típico médico de familia, ese era Julio Argüello. Los datos del laboratorio o los síntomas clínicos no lo fascinaban. Había algo más profundo en el ambiente, en las relaciones personales, en los medios económicos, en las relaciones e historia de la familia, en la reputación o situación de ésta, que contribuían como elementos de

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juicio, para un diagnóstico y un tratamiento. Y esta conducta resulta valiosísima. Hoy lo despedimos de la Universidad. Lo recordaremos por mucho tiempo. Puede que su cátedra sea repuesta por un buen profesional, pero su calidad de Maestro será muy difícil de reponer, porque el Maestro es efluvio de personalidad y el que venga, si es Maestro también, tendrá la suya propia y su propia característica. Tras de medio siglo de enseñar, de curar, de asistir, de aconsejar y servir, el doctor Julio Argüello se nos va. Como Rector y como amigo, he de decir que su maestría y amistad serán inolvidables. 1o. de marzo de 1959.

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Libros LAS CONSTITUCIONES DE NICARAGUA DEL DOCTOR ALVAREZ LEJARZA O DE CÓMO LOS LIBERALES Y CONSERVADORES HAN APRENDIDO MUTUAMENTE

Muchas gracias al doctor Emilio Alvarez Lejarza por haberme enviado la última edición de su libro Las Constituciones de Nicaragua. La primera que fue editada en los talleres de La Prensa en 1936, sirvió de mucho para dar a conocer a catedráticos, estudiantes, abogados, historiadores, periodistas y estudiosos, el proceso de las ideas políticas de Nicaragua en su agitada historia. Esta nueva edición que forma parte de la colección Las Constituciones Hispanoamericanas, que está publicando con creciente éxito el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, se ha puesto al día, en cuanto a Nicaragua se refiere. Esto de poner al día una Constitución en tan corto tiempo pareciera irónico, porque se supone que los fundamentos del Derecho Constitucional son invariables. Pero en Nicaragua ocurre un fenómeno distinto, puesto que de 1936 a la fecha tenemos algunas reformas totales y otras parciales de la Constitución Política. De esta manera seguimos la tradición muy nicaragüense de emitir constituciones "a la medida". Alguien nos dijo que éramos tan respetuosos a la ley que preferíamos hacer nuevas constituciones para

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acomodarlas a los hechos consumados, antes que transgredir las vigentes. Pero tal afirmación, que es otra ironía, tiene, en el fondo, un gran significado. La historia que aprendemos en las escuelas es la relación de revoluciones, cambios de gobiernos, golpes de Estado y otros sucesos políticos. En apariencia, se trata de simples luchas de ambiciosos por atrapar el poder. Sin embargo, en el fondo, es la pugna por hallar manera de manejar y resolver nuestros problemas económicos, políticos, culturales, étnicos, etcétera, o sea el de darle salud a este organismo convulso que es el pueblo nicaragüense. Lo cual puede generalizarse a casi todos los pueblos de la América Latina. Esta "nuestra América", que decía Martí, forma entidad aparte. Las ideas del Occidente, que se hallan fluctuando entre el conservatismo tradicional y el liberalismo revolucionario, tienen aquí fisonomía diferente, puesto que nuestros pueblos no pertenecen ni a Oriente, ni a Occidente, sino que son, simplemente, latinoamericanos, o mejor, iberoamericanos. Las convulsiones nuestras son típicamente iberoamericanas. Y la pugna entre la conservación de viejos modos de vida importados de España por los colonizadores y su conversión a otros nuevos modos importados de Francia por los liberales, constituyen la tónica de nuestras luchas intestinas. Por debajo se halla un pueblo en asombro que no sabe qué hacer. Son los millones de analfabetos, orillados del mundo, que forman el grueso pueblo latinoamericano. Dentro de esos extremos, caben todas las ideologías.

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La recopilación hecha por el doctor Alvarez Lejarza en su valioso libro muestra el debate ideológico que se ha operado en Nicaragua de siglo y medio a esta parte. Muchas de esas instituciones carecieron de validez por inoperantes y exóticas; sin embargo facilitan la comprensión de los acontecimientos y la participación que los ideólogos, políticos y profesores tuvieron en los hechos reales que se estudian, como historia, en las escuelas. Se nota la preocupación de todos por hallar fórmulas adecuadas en la resolución de todos los problemas: desde el problema de la organización del Estado y el de la religión católica, hasta el de los derechos y garantías, y, sobre todo, el del papel que el derecho de propiedad juega en la vida del país, así como la creciente importancia de las cuestiones sociales en el mundo actual. El doctor Alvarez Lejarza no se contenta, por supuesto, con recopilar constituciones y leyes constitutivas. Hace crítica e historia. En muchos de sus puntos de vista no coincido y hasta me opongo, pues que cada uno tiene su modo de ver las cosas. Pero el hecho mismo de afirmar algo, de hacer una acuciosa crítica o interpretación de algo, es, claro está, una excelente contribución a la investigación histórica cuyo lado práctico está en sacar las leyes generales de un proceso para ser aplicados, hoy o mañana, a la vida de ahora, o que le sirvan de inspiración. Aunque es cierto que en Nicaragua tenemos muchas leyes y esto ha contribuido a menospreciarlas, sin embargo, por dentro de ellas hay un afán general

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de arreglar las cosas y de buscar el camino de una vida social bien regulada. La dirección general ideológica de estas leyes subordinadas se encuentran en las constituciones. En ellas podemos observar cuánto han aprendido los conservadores de los liberales, y cuánto éstos de aquéllos, así como en qué grado unos y otros, han sido sensibles a los acontecimientos internos y a las influencias extranjeras, a los reclamos sociales de los obreros o al concepto del derecho de propiedad. Ojalá esta mutua enseñanza sirva para algo. Creo, sin lugar a dudas, que el libro del doctor Alvarez Lejarza, y esta segunda edición particularmente, es una obra de gran mérito y utilidad, no sólo para los nicaragüenses, sino para los latinoamericanos y españoles, porque este libro expone la evolución del pensamiento político de este país y ofrece un conjunto de datos que el sociólogo o el filósofo de la historia puede aprovechar para la interpretación de estas convulsas parcelas del archipiélago latinoamericano. Marzo de 1959.

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LA ESCUELA DE ECONOMÍA

ORIENTACIÓN IDEOLÓGICA Pese a la extraordinaria escasez de sus ingresos, la Universidad se propone la fundación de una Escuela de Economía en la ciudad capital. Su necesidad es obvia. No solamente será para proporcionarle a la juventud una nueva carrera de anchura internacional, sino para que, tanto el Estado, como los entes autónomos y las instituciones privadas, puedan contar con un grupo de servidores y hombres de acción capaces de saber qué es lo que están haciendo y cuáles son sus responsabilidades. Pero no solamente una Escuela de Economía serviría para tales fines de orden profesional y técnico, sino que, además, y esto es quizás lo de mayor importancia, daría una orientación adecuada a los economistas formándolos en nuestro propio país e identificándolos, desde un principio, con el medio en donde tienen que actuar. Esta orientación tiene una intención ideológica, dirigida hacia la interpretación de la sociedad como un complejo de factores que deben armonizarse. Darle a la iniciativa privada la primacía en su impulso y al Estado la regulación y vigilancia constante para garantizar la justicia social. De esta manera los economistas de nuestra escuela serán el resultado de una enseñanza democrática en donde el hombre es el principal personaje y la principal preocu-

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pación. No serán ni el Estado, ni el partido, ni el pueblo, en abstracto. Tampoco se encaminará a interpretar exclusivamente el desarrollo de la sociedad como un proceso dialéctico de lucha de clases o cualquiera otra forma unilateral que necesariamente se inclina a exageraciones metafísicas y a errores mesiánicos. Todos nuestros economistas se han formado en el extranjero. Tal vez sea ésta una de las causas por las cuales no podamos entendernos muy bien y de que no haya un pensamiento uniforme para enfrentarse a los problemas económicos. Raros son los que tienen la flexibilidad necesaria para adaptar sus conocimientos a los hechos nacionales y para no caer en la tentación de hacer comparaciones desajustadas con la realidad. Algunos de nuestros economistas basan sus conclusiones en estadísticas extrañas o en doctrinas que fueron elaboradas para otras latitudes. No faltan quienes, aprendiendo en libros escritos para un país de alta estatura capitalista, de industria pesada y comercio internacional, quieran volcar toda su sabiduría sobre estos medios subdesarrollados o que los adoradores del templo marxista que se llenaron la cabeza de intenciones mesiánicas echen a andar su típica literatura de afirmaciones dogmáticas para redimirnos de nuestra pobreza. Se impone, pues, la necesidad de un establecimiento de instrucción técnica y formación ideológica adecuada a nuestras necesidades. Los asuntos económicos cobran cada vez mayor importancia, como también los de higiene, organización jurídica, servicios hospitalarios, aprovechamiento de recursos naturales,

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etcétera. Hay que darles a todos ellos la beligerancia correspondiente pero en cuanto a la fundación de la Escuela de Economía y su funcionamiento, trataremos de dar a los lectores la información del caso en sucesivos artículos. PLANEAMIENTO La antigua Escuela de Economía que fundó el ministerio del ramo no dio los resultados apetecidos por razones que no son del caso exponer. Sin embargo, a pesar de su fracaso, los estudiantes que hicieron en ella algunos cursos quedaron con una noble inquietud. A ellos se debe, en gran parte, las gestiones para que la Universidad asuma su papel educativo y procure la satisfacción de estos anhelos. Aquí se da el caso de la resurrección de una antigua manera de estudiar considerada como tradicional que arranca desde sus orígenes salmantinos, o sea, la de estudiantes que buscan profesores que les enseñen. Ante la insistencia de este pequeño pero enérgico grupo, la Universidad solicitó los servicios de un notable economista nicaragüense con larga experiencia docente y que los mismos estudiantes indicaron. Se trata del doctor Antíoco Sacasa Sarria, Doctor en Economía, excatedrático por cinco años de la Universidad de Minnesota, graduado en la Universidad de Ohio y estudioso del medio nacional con permanente preocupación por la enseñanza. El doctor Sacasa, muy generosamente hizo un informe del asunto, contenido en diecisiete páginas que 197


ha sido distribuido por la Universidad a diferentes organismos. En dicho estudio se contemplan la mayor parte de los problemas de la educación para nuestros futuros economistas, incluyendo un plan de estudios y algunas adaptaciones al horario. Para ingresar a esta escuela se requiere, naturalmente, el título de bachiller o su equivalente. Sin embargo, se contempla la posibilidad de admitir alumnos oyentes no bachilleres, como por ejemplo contadores o empleados de instituciones que desearan obtener conocimientos económicos de grandísima utilidad en el ejercicio de sus cargos, y a quienes se les daría un diploma de capacitación. Los bachilleres obtendrían su título de licenciado con miras al de doctor una vez hayan hecho estudios especializados. Para el efecto de facilitar a los estudiantes el trabajo en oficinas, se proyecta un horario compatible con tales actividades, con lo cual, las clases se darían antes de las ocho de la mañana y después de las cinco de la tarde. Para ponderar la importancia de esta escuela, va a continuación el proyectado plan de estudios, que puede ser variado de acuerdo con la experiencia que se vaya obteniendo con los cursos. Se halla distribuido en cinco años, con quince horas de estudios semanales en treinta semanas cada año. En el último aumenta el horario a dieciocho horas para dar sitio a materias de preferencia.

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PLAN DE ESTUDIOS Curso

Título

Horas p/semana

No.

Horas p/semana total

PRIMER AÑO 1 2 3 4 5

Curso Introductorio .................................................. 2 Revisión de Matemáticas y Elementos de Estadística ......................................................... 3 Contabilidad I ............................................................ 3 Historia Económica y Social y Geografía Económica ............................................. 4 Curso sobre Derecho ............................................... 3

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SEGUNDO AÑO 6 7 8 9 10

Principios de Economía ............................................ 3 Matemáticas ............................................................ 3 Estadística ................................................................ 3 Contabilidad II .......................................................... 3 Administración de Negocios ................................... 3

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TERCER AÑO 11 Moneda, Banca, Crédito y Finanza .......................... 3 12 El Ciclo Económico ................................................. 2 13 Administración y Finanzas Públicas ....................... 4 14 Teoría Económica I ................................................ 2 15 Economía Internacional........................................... 3 16 Investigación económica ......................................... 1

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CUARTO AÑO 17 18 19 20 21

Ingreso Nacional y Balanza de Pagos ...................... 4 Historia del Pensamiento Económico ....................... 2 Teoría Económica II ................................................. 3 Economía Nacional en Desarrollo ............................ 4 El español, el inglés y otras lenguas ......................... 2

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QUINTO AÑO 22 23 24 25 26

Política Económica Integral ....................................... 5 Teoría Económica III ................................................. 2 Sistemas y Planes Económicos Comparados .......... 2 Inglés en relación directa con la Economía ............... 2 Tesis ........................................................................ 1 Curso opcional avanzado ......................................... 3 Curso opcional de especialización ........................... 3

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PRESUPUESTO La Universidad moderna, para el funcionamiento de sus escuelas, institutos, etcétera, requiere muchísimo dinero, particularmente en aquellas docencias que exigen práctica inmediata en laboratorios, clínicas, hospitales, etcétera. La Escuela de Economía, no se halla dentro de las más costosas. Es posible que con el aprendizaje teórico dentro de funciones prácticas, constantemente activas, a la orilla de los ministerios, de los bancos, de las oficinas privadas, de las misiones internacionales y de las discusiones públicas, la formación del economista pueda irse realizando sin mucho dinero. Pero esto no quiere decir que no cueste nada. Hay que pagar local, administradores, profesores, libros, 200


muebles. Nuestro proyecto es abrir para este año, dos cursos. En el primero entrarían los principiantes y en el segundo los que ya tienen adelantados algunos estudios en la extinta Escuela de Economía. De acuerdo con el presupuesto de gastos, estos dos cursos costarían, incluyendo los ocasionados en la instalación, la suma global de setenta mil córdobas (C$70,000.00) para el año escolar 1959-1960. Hemos hecho nuestros cálculos a base de unos cincuenta alumnos para ambos cursos. Cada uno pagaría cincuenta córdobas de matrícula y treinta córdobas mensuales. Lo que haga falta, o sea unos cincuenta mil córdobas (C$50,000.00), la Universidad espera recogerlos en los ministerios, bancos y otras instituciones. Si ello se logra, especialmente si se obtiene la ayuda privada, sería una admirable contribución a la enseñanza superior y una demostración de un cambio de mentalidad en el ánimo del público que no se atiene únicamente a los recursos del Estado ni estimula en éste la centralización ni su proclividad a la autocracia. Para invocar esta ayuda, la Universidad ha enviado a diferentes organismos el informe del doctor Sacasa y una carta con el presupuesto y otros datos pertinentes. Se espera una respuesta favorable, dada la extraordinaria importancia del asunto. Los antiguos alumnos de economía se han formado en comité encabezados por el bachiller Adolfo Porta W., a quienes la Universidad ha encargado que visiten a los señores ministros, presidentes de directivas y gerentes de empresas

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a fin de hacer un inventario de los fondos que puedan obtenerse en esta campaña. La fundación de esta escuela, brindará a la juventud una nueva carrera de ejercicio internacional. Sus egresados podrán, al salir, hacer cursos de postgraduados en universidades extranjeras para universalizar sus conocimientos. Si el programa de becas instituido por algunos gobiernos, especialmente por el de Estados Unidos, continúa, los egresados podrán ser favorecidos complementando sus estudios en escuelas de prestigio internacional. Entonces tendrán empleos seguros en cualquier parte del mundo, bien remunerados y bien protegidos. Pero lo ideal, naturalmente, es aplicar sus conocimientos en su propio país y esforzarse en levantar la condición de sus compatriotas. El papel de la Universidad es aquí decisivo. Sabemos que en este país hacen falta hombres y mujeres bien preparados técnica y moralmente para asumir la dirección del Gobierno de la República, de sus instituciones, de sus empresas, de sus centros de estudios, de la opinión pública. La Universidad tiene como fin formar a estos ciudadanos. Y a esta función se encamina. Abril de 1959.

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DISCURSO DEL RECTOR

"Compañeros universitarios, Hermanos centroamericanos: En nombre de la Universidad de Nicaragua, de su claustro, de sus estudiantes y graduados, me complace manifestaros el regocijo que promueve vuestra presencia. Me parece que, por primera vez, después de siglo y medio de fundada, nos reunimos aquí, en esta Casa, en un sólo haz de propósitos. Nos reunimos después de muchas aventuras. Algunas dignas de contarse. Otras, de olvidarse. Esta cabalgata del Espíritu ha sido muy dura para los centroamericanos. Ha sido acosada en todos los caminos por todos los venteros. Bien lo sabemos en tan largos años de tribulaciones: colonia, república, capitanes, caudillos... La vida de la postindependencia nos trajo graves quebrantos. Los peores, cuando las montoneras y los señores juntaban sus gritos de: Muera la inteligencia. Pero hay —hoy— al parecer, un renacimiento incontenible. Los enemigos de la Cultura, que han sido enemigos más por ignorancia que por cálculo, parecen ya batirse en retirada. Por ello —y pese a los crecientes peligros que nos acechan— los universitarios nicaragüenses hallamos orgullo, complacencia y esperanza con la buena fortuna de vuestra llegada. Sea vuestra permanencia grata. Sea fructífera. Sea com203


prensiva y tolerante y que los buenos dioses nos sean propicios. Nos encontráis estrenando autonomía. Si bien ésta no tiene los ropajes de la Constitución Política, no por ello es menos cierto que trata de funcionar a velas desplegadas. Lucharemos para que alcance, alguna vez, jerarquía constitucional. Pero más que todo, lo que nos interesa es saber que estamos creando conciencia del ser autónomo que es conciencia del ser universitario. Sin una incorporación a nuestro espíritu cualquier estipulación legal carece de arraigo. Sabemos que las leyes: desde la Constitución hasta las disposiciones del tránsito, son derogadas a cada paso. Lo que no se puede derogar es lo que forma parte de nosotros mismos, de nuestra honradez, de nuestras convicciones... Esto conviene a la cultura, conviene a la juventud, conviene al gobierno... Ahora tenemos que pensar en el papel que la Universidad juega en la vida centroamericana. En la integración total de nuestros países. Ya los economistas en acción nos van tomando la delantera. Nos toca a nosotros, pues, ejercitar nuestro oficio. Si ya la integración es cosa de urgencia para muchas zonas del mundo, y aun para el mundo mismo, lo nuestro es aún más perentorio. No podemos seguirnos debatiendo en conflictos parroquiales en donde el factor común es la debilidad, la miseria y la ignorancia. Hay que agregar su inmediata consecuencia de inestabilidad política y social. Y el fantasma de los despotismos que se empeña en recuperar sus viejos fueros...

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Si el oficio de la Universidad es lograr la integración del género humano por el saber y la cultura, debemos comenzar a ejercerlo aquí mismo sacándolo del papel, a la calle. La caridad entra por casa. Ya Centroamérica ha dado el ejemplo de magníficas instituciones. La Corte de Justicia en tan mala hora disuelta, fue uno de los mejores. Tenemos que interpretar, además, el vago anhelo de nuestros pueblos y cristalizarlo. Ya no es posible quedarse, como antes, entre los infolios. Ahora la historia pasa por debajo de nuestros balcones y reclama nuestra presencia. La Universidad no puede ser tan sólo una "corporación" de estudiantes y profesores, sino que ha de estar yendo y viniendo del pueblo. Evidentemente algunos no podemos acostumbrarnos todavía a esta mentalidad. Ahora tenemos que salir al encuentro de los sucesos. Los universitarios —es cierto— somos depositarios del saber, pero un saber sin libertad —aquí y afuera— es inconcebible. Tampoco puede garantizarse la libertad sin el saber. Esta sería una consigna para la verdadera integración, La Universidad es, por tanto, defensora natural del derecho y de la libertad. Lo es por definición. Porque no se puede enseñar ni cultivar las ciencias, las letras y las artes sin libertad fundamental en todos sus órdenes. Y este es el principal cultivo que debe hacerse en las juventudes para que aviente su semilla fuera de sus muros. De esta suerte el Alma Mater habrá creado, además, una conciencia ciudadana.

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Los innumerables problemas universitarios —siempre crecientes y cambiantes— no pueden resolverse aisladamente. A los centroamericanos nos corresponde asumir, también, papel continental. Desbordarnos y salir de nuestras fronteras materiales y espirituales. Ya lo estamos haciendo, parcialmente, con las universidades latinoamericanas. Tenemos que entendernos más todavía. Pero el mero hecho de estar reunidos aquí o en cualquier otro sitio no resuelve los problemas. Generalmente, después de una reunión, nos separamos y desentendemos los uno de los otros. Es en ese momento, precisamente, donde comienza nuestro trabajo: cuando ya nos encontramos en nuestras casas y ejercemos la vida cotidiana. Es cuando debemos pensar solidariamente y tener conciencia de nuestra Universidad. De los problemas más graves que afrontamos ahora es el de que ya comienza a perfilarse entre nosotros el profesional "robot", esto es, el técnico que asume su papel de Robinson sin percatarse de lo que está sucediendo fuera y que lo puede envolver y destruir en el momento menos pensado. Ya hay jóvenes profesionales deshumanizados. Ellos pueden parodiar —al revés— el grito de Terencio: "Técnico soy y por lo tanto, todo lo que no sea técnica, aunque fuere humano, me es indiferente". Esa indiferencia sería lo peor que pudiera ocurrirnos... La vieja Universidad colonial nuestra, la que viene de la España salmantina, se fundaba en una sola tradición: la de formar al hombre en sí mismo para los afanes de este mundo y para su instalación definitiva

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en el otro. Pese a todos sus defectos, nos dio un valor inapreciable: el de pensar y sentir como seres humanos. ¡Qué siglos hace que resolvimos el problema de la esclavitud, de la diferenciación racial y de casta!... ¡Qué admirable fundamento democrático!... No sólo los indios, sino los negros y los demás, como dijo de aquéllos Pablo III, "hombres verdaderos"... No importa que los despotismos, los cuartelazos o las revoluciones nos hayan atormentado. Ello es signo de vida y de nobleza. El porvenir nuestro. El aprendizaje ha sido mucho más fundamental. Y estamos listos ya a recibir los beneficios de la ciencia y la técnica. Me parece que la historia nos ha enseñado humanidades... Ahora os saludo, compañeros, en nombre de la Universidad nicaragüense. En nombre de un nuevo estilo que comienza, apenas, a esbozarse aquí. Que ya comienza a moverse con soltura y a saber lo que quiere: y es que debe incorporarse a la corriente de renovación universitaria latinoamericana. Que tiene conciencia de luchar por ese objetivo. Que quiere asumir su oficio de rectora de la vida nacional y de colaboradora con sus hermanas del Istmo, con sus compañeras latinoamericanas, bajo la misma consigna de libertad y cultura... Compañeros, tenemos muchas cosas en común. Una de ellas es la benevolencia. Os pido que la pongáis ahora a nuestro servicio. Que comprendáis que la historia de este viejo pueblo de León, le estorba a veces y le impide ofreceros comodidades y cosas confortables. Pero valgan nuestros deseos para sustituirlas. Valgan nuestros héroes, poetas, artistas,

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santos y señores de antaño para rogaros que disimuléis nuestra impericia de hoy. Os queremos dar todo lo mejor que tenemos en nuestra mesa. Nuestro pan y nuestra sal del Espíritu. Y sea nuestro corazón, testigo de sí mismo. (Sesión inaugural del Consejo Superior Universitario Centroamericano - IV Reunión, 15 de mayo de 1959).

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LOS EXÁMENES DE ADMISIÓN EN INGENIERÍA

Algunas personas se han pronunciado en contra de los exámenes de admisión en la Escuela de Ingeniería. Entre ellas se halla el profesor Nássere Habed López, del Consejo Técnico del Ministerio de Educación. En realidad, estos exámenes obedecen a un fin puramente práctico y se limitan únicamente a preguntas sobre matemáticas elementales que se estudiaron en secundaria. Es más, tales pruebas se realizan a un nivel más bajo que el promedio de conocimientos exigido en tales disciplinas a un bachiller. En años anteriores el número de matriculados en ingeniería, para el primer año, oscilaba entre 80 y 90 alumnos. Este año van a coronar su carrera solamente cinco estudiantes. Ha habido, pues, un extraordinario desperdicio de energía, tiempo y dinero, lo que afecta notablemente a los alumnos, a la Universidad y al país. La causa de tan lamentable pérdida se debe a la falta de formación general de los bachilleres. Ese defecto se nota en todos los estudios universitarios, pero más agudamente en los de ingeniería. Esta carrera tiene solamente cinco años. Y se comienza en el primero con Geometría Descriptiva, Algebra Superior, Geometría Analítica, Física y Química. No es posible abordar estos estudios sin conocimientos elementales de matemáticas. Hay muchachos que se han

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matriculado sin saber siquiera las famosas cuatro reglas clásicas, mucho menos el resto de la cadena matemática. Con ochenta muchachos en un primer año, de los cuales sesenta, por lo menos, se hallan mal preparados, nada puede hacerse. Ellos atrasan a los buenos y pierden su tiempo deplorablemente. Para mayor infortunio la Universidad no tiene capacidad económica para encaminarlos a estudios menores como topógrafos, ayudantes, dibujantes, etcétera. Esto mismo ocurre con las otras profesiones en sus respectivas órbitas. Lo ideal sería establecer una preparatoria sin examen de admisión para ingeniería y para todas las demás carreras. Esto significaría aumentar en un año los estudios profesionales, con el consiguiente presupuesto y otra serie de gastos más. Ello no puede hacerse con la Universidad más pobre de la América Latina, la cenicienta de todas las universidades. Los catedráticos son verdaderos héroes de la enseñanza. En la actualidad, los de ingeniería, han tomado cada uno una clase solamente, porque tienen que dedicarse a sus profesiones. El aumento de un año de preparatoria, con un currículum humanístico, no es todo lo que se desea. Habrá necesidad, para ponerse a tono con las nuevas corrientes universitarias, de crear una Facultad de Ciencias y Letras como preparatoria general para todas las carreras, que sirviera de orientación vocacional, además. Pero tal programa implica millones de córdobas, profesores especializados, laboratorios, bibliotecas y un tren

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universitario que le dé aplomo y categoría al noble ejercicio de formar a la juventud. El profesor López tiene razón en cuanto a proponer ciertas modificaciones de este tipo de exámenes que se están exigiendo en ingeniería, pero no creo que deben complicarse más las cosas, pues lo que se está haciendo es un pequeño interrogatorio sobre su preparación elemental, absolutamente necesaria para iniciar ese tipo de estudios. Alguna vez podremos llegar a tener una buena Universidad. Este país, esta juventud lo merece. Y se puede hacer. Para ello no hay más que suprimir becas en el exterior y muchísimas otras cosas y dárselas a la Universidad. Para entonces, ya no estaríamos soñando despiertos. 30 de mayo de 1959.

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LOS PRIMEROS PASOS DE LA REFORMA UNIVERSITARIA EN NICARAGUA

En 1830, el sabio centroamericano don José Cecilio del Valle, participante de la Independencia, pero sustentador de ideas conservadoras, afirmaba que durante el primer siglo de su funcionamiento se enseñaba en la Universidad de Guatemala, a cuyo reino pertenecía nuestra provincia, el derecho de los romanos y no el derecho civil que regía por entonces; y que si después se citaba el de Castilla, las leyes de Roma eran siempre el texto principal y las de España el accesorio. Don José D. Gámez, citando a los historiadores de aquel tiempo, entre ellos a del Valle, confirma que en filosofía sólo se estudiaba a Aristóteles, pero alterado ya por sus intérpretes escolásticos que lo desmenuzaban caprichosamente. Se enseñaba en medicina la que era propia de los tiempos más oscuros. (Y aquí cito la ciencia quimérica de Paracelso que aún perdura: "el hombre es un ser firmamental, quien ignora la astrología no puede saber medicina"). Durante mucho tiempo no hubo clases de ciencias naturales, ni de ciencias exactas, ni de ciencias económicas y mucho menos de ciencias políticas. En cuanto a la admisión de alumnos, el historiador don Tomás Ayón cita el caso del bachiller Pedro Agüero que se quejó ante el Presidente del Reino —ya andando el año de 1808—, porque el Rector del Colegio Tridentino de León, precursor de esta Universidad,

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había conferido el título de Bachiller en Filosofía a un tal Florencio Fonseca a sabiendas de que estaba prohibido conceder grados y aún admitir a matrícula a los mestizos, zambos, mulatos y cuarterones. No digamos a protestantes, mahometanos, judíos o librepensadores. Algunos años después de la Guerra Nacional, en la segunda mitad del siglo XIX ya habíamos dejado atrás muchas de estas limitaciones, aunque las cuestiones religiosas todavía eran objeto de graves sanciones. Pero en lo tocante a enseñanza, casi estábamos lo mismo. Don Pablo Levy —un francés que se portaba generoso en sus apreciaciones— decía en sus Notas geográficas y económicas de Nicaragua escritas en 1871 que para la enseñanza universitaria "no hay ningún curso científico provisto de un material competente, ningún laboratorio de química o física, ni museo, ni colecciones públicas o particulares, ni observatorio astronómico, ni jardín botánico. Las antigüedades nacionales se quedan sepultadas en los montes y no existe colección de ellas. No hay escuelas de bellas artes, ni sociedad científica o de fomento." "Se ve —comentaba el sabio francés— que el nivel general intelectual no puede ser muy elevado Aún las personas que tienen un título académico están muy lejos de poseer los conocimientos que la posesión de dicho título deja suponer..." Todavía a finales de 1962, es decir, hace año y medio apenas, el atraso es notorio de acuerdo con el nivel de nuestro tiempo. Dígalo si no, el cáustico informe Acton... valedero para toda la América Latina y

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aquel otro lleno de eufemismo de UNESCO, muy confidencial, preparado por tres profesores de reconocida competencia mundial y cuya visita fue solicitada por el CSUCA para la evaluación de los "estudios generales" en Centroamérica. "De las observaciones hechas por la misión —dicen nuestros visitantes en un párrafo tomado al azar— podemos desprender que las universidades de América Central constituyen realidades aisladas... sus relaciones con el sistema educativo de su país se definen por una especie de aislamiento relativo... La misión sólo pudo verificar aquí la existencia de males ya reconocidos por diversos educadores y generalmente enumerados en los informes de la Conferencia de Santiago de Chile: Pobreza de las escuelas y colegios, maestros y profesores empíricos, a veces encargados de la enseñanza en un grado que ellos mismos no han alcanzado... A la Universidad llegan estudiantes que han sobrevivido pero llegan mal nutridos y poco formados..." Don Rodrigo Facio, ilustre Rector de la Universidad de Costa Rica, ya fallecido, decía que las facultades universitarias eran entre sí como un archipiélago, sin relaciones las unas con las otras... Todos sabemos que todavía hay profesores que usan libros científicos anacrónicos, de ediciones muy antiguas porque en ese libro ellos aprendieron, y otros que dictan copias en clases o que las confeccionan cogiendo de aquí y de allá a su capricho... o que no dan la bibliografía por temor a que los alumnos aprendan más de la cuenta; que la producción investigativa no

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cuenta, que no se publican libros, ni folletos, ni estudios serios. El panorama universitario desde sus arranques a nuestros días no ha cambiado mucho. Casi todos los vicios que los historiadores y estudiosos señalan como tales, aún persisten... pero el hecho de que, por lo menos, lo reconozcamos y de que busquemos su remedio, cosa que anda en marcha, pone cierto optimismo en el alma de los que, por ahora, respondemos por el destino de la Universidad. El primer paso dado ha sido el de lograr la autonomía. Su historia es reciente, y al que habla le cupo el honor de obtenerla y de formular el proyecto de ley que fue aprobado casi sin modificación alguna en 1958 por el entonces Presidente de la República, don Luis Somoza y su Ministro de Educación, doctor René Schick. Desde entonces ha funcionado la autonomía plenamente como en muy pocas universidades de América. Considero que la autonomía no es tan sólo el hecho de la propia administración docente, administrativa y económica, sino —y muy principalmente— el de la administración libre y voluntaria de los valores del espíritu. Sin consignas ni dogmas. Sin prohibición de sustentar ideas de cualquier clase, por extremistas que sean. En una autonomía así concebida la curiosidad científica y filosófica carece de límites o moldes rígidos y autoritarios. Es libre pensamiento, libre exposición de ideas, controversia, ejercicio responsable de la inteligencia, discusión sin tabús de ninguna clase, ya que

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el objetivo de la Universidad es el de la formación de hombres libres en una sociedad libre. Para evitar los vicios ancestrales (ideas preconcebidas, enseñanza libresca, anacronismos docentes, desequilibrio entre ciencia y humanidades, desconexión en el medio en que se vive, adocenamiento, etcétera), venimos intentando realizar, desde hace pocos años y con los escasísimos recursos económicos disponibles, una reforma universitaria fundamental. Para ello hemos comenzado por enfocar los problemas desde el punto de vista regional centroamericano. La IV Reunión del Consejo Superior Universitario Centroamericano —después de haberlo despertado de un largo sueño— que se realizó en León en 1959 y las reuniones sucesivas y preparatorias en diferentes partes del Istmo, nos ha conducido a la confección de una reforma sustancial integrada para todas las universidades de la antigua hermandad. Eso hizo posible despertar el interés de varias entidades nacionales e internacionales y el asesoramiento de expertos en materia de organización de la enseñanza superior. Por supuesto que la autonomía no es la reforma en sí, pero constituye la condición apropiada para llevarla a cabo. Se puede ser autónomo y cultivar los vicios con más ceguera, entorpeciendo aún más el progreso de la enseñanza. Pero entre nosotros la autonomía ha demostrado su eficiencia: dígalo si no el extraordinario desarrollo que hemos logrado en estos pocos años. La reforma académica que llevamos a cabo poco a poco, puede resumirse así: 216


Primer paso: Creación de una base científica y humanística común a todas las profesiones y actividades universitarias; su órgano: la escuela de estudios generales con probable jerarquía facultativa. Debido a falta de recursos económicos y de personal preparado, no es sino hasta este año que se organizó para las facultades del área biológica en León, la Escuela de Estudios Generales. Para el próximo año tendremos, seguramente, esta misma organización en el área de las facultades que funcionan en Managua. La misión de UNESCO, ya citada, considera con mucha razón, que la institución de los Estudios Generales significa un gran paso hacia adelante en la reforma universitaria. Aunque estamos muy lejos de haber dado este primer paso con eficiencia de alto nivel, ya, al menos, lo dimos. Sus objetivos lejanos e inmediatos están en marcha: Equilibrio de la enseñanza de las ciencias sociales y humanísticas con las ciencias naturales y las matemáticas; cambio de métodos y actitudes en el sentido de promover el estudio personal con profesores dedicados exclusivamente a enseñar, tanto teórica como prácticamente, con laboratorios, bibliotecas, clases-seminarios, etcétera; integración de la enseñanza dispersa por el aislamiento docente de las facultades cuya tendencia defectuosa ha sido el profesionalismo como sólo instrumento para ganarse la vida y no como función social; formación de hábitos académicos de estudio e investigación en los campos del conocimiento científico y humanístico, etcétera.

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Segundo paso, (que por razones de facilidades tenidas a mano tuvo que iniciarse antes del primero en esta vieja estructura), es el de la instalación de departamentos de materias básicas comunes en el ramo profesional, servidos por personal de alto nivel académico de dedicación exclusiva, jornada completa y convenientemente preparados en el exterior. El comienzo se hizo con Ciencias Médicas y ya están funcionando estos departamentos en nuestras nuevas, aunque modestas instalaciones del Hospital San Vicente. En la Facultad de Odontología —pero en las clínicas solamente— funcionan también departamentos con gran eficiencia; en la de Físico-Matemáticas, ya se están preparando jóvenes profesionales en los Estados Unidos para estos servicios; en la de Humanidades, profesores extranjeros y algunos nacionales bien preparados sostienen la docencia para mientras salen las primeras promociones y enviamos al exterior a profesionalizar a los nacionales; nuestra Facultad de Ciencias Químicas se halla a las puertas de una gran transformación fundamental. Esperamos que la de Ciencias Jurídicas y Sociales y la de Ciencias Económicas abran sus puertas a una nueva dimensión. Esperamos crear nuevas facultades y escuelas, y constituir carreras cortas aprovechando todas estas reformas. Las reuniones de técnicos centroamericanos, las mesas redondas de facultades, el intercambio de profesores, los cursos de entrenamiento, el asesoramiento de expertos extranjeros en el ramo de las ciencias naturales, de las matemáticas, de las 218


humanidades, de las ciencias sociales, etcétera, que se realizan constantemente desde hace unos cuatro años a esta parte, han planificado una reforma fundamental ya en marcha, permanentemente revisada, la cual nunca se podría llevar a cabo sin la dirección de nuestro Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA) y la ayuda de instituciones oficiales o particulares como la Organización Mundial de la Salud, la UNESCO, la Fundación Ford, la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (AID), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras. El fenómeno de la educación no es un hecho aislado. Por tal razón se hacen investigaciones de los factores sociales, políticos y económicos sobre los cuales se sustenta; éstas se llevan a cabo por los institutos dependientes o colaboradores del CSUCA. Ejemplo: la investigación de los recursos humanos en Centroamérica en donde se buscan las demandas profesionales del futuro para la industria, el comercio, la banca, el servicio público, etcétera, la investigación de la tenencia de la tierra, del estado de la enseñanza pública y privada, del mejoramiento de los métodos educativos, etcétera. Y como para nosotros el estudiante está en el primer plano y la Universidad es una comunidad de estudio, investigación, fuerza moral, libertad, saber... se está avanzando mucho en el campo del bienestar estudiantil propiamente dicho y se está tratando de obtener ayudas fundamentales en este campo de suyo importantísimo, ya que sin la tranquilidad económica y 219


mental, sin salud, vivienda, diversiones, alimentación, actividades artísticas y sociales, etcétera, es imposible pensar en Universidad, porque la Universidad es la habitación del estudiante y no otra cosa. Con el advenimiento de nuestra autonomía universitaria y el esfuerzo de los profesores, administradores y empleados, hemos conseguido algo con el florecimiento de las facultades y escuelas, la fundación de las nuevas, el aumento de la población estudiantil, la profesionalización de profesores, la creación de insti- tutos de secundaria, normal y primaria populares, la organización y fundación de bibliotecas, los cursos de extensión cultural, la dignificación del estudiante, la creación de un ambiente propicio para el desarrollo de su personalidad social, su intervención razonable en la dirección universitaria, la participación de la Universidad en cónclaves internacionales y la elección de sus autoridades en altos puestos directivos, la construcción de locales, la compra de inmuebles, la instalación de laboratorios, museos y clínicas, las casas de estudiantes y, sobre todo, la voz universitaria que ya se oye en todos los ámbitos de la Patria. Y cuántas cosas más que hacen falta y que irán viniendo para darle a nuestra enseñanza ese carácter de alto nivel necesario, y sobre todo, ampliar la anchura de sus puertas para que por ellas entre el pueblo y quede así asegurada la grandeza de la Patria, la salud, la prosperidad, la independencia, la libertad económica y política y el saber y el pan... que han de vivir juntos para el bienestar del hombre nicaragüense de tantos dones lleno y de tanta abundancia rodeado.

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Y quiero expresar aquí con júbilo sano nuestra felicitación a los estudiantes que han obtenido sus merecidos premios y a los que han hecho el esfuerzo por superarse aunque no los enarbolen por ahora, a los nuevos profesores a quienes damos la bienvenida y a los estudiantes de Ciencias de la Educación que en el próximo año se incorporarán a esta fiesta cuando hayan completado su jornada. Y no quiero terminar sin expresar nuestro agradecimiento a todos aquellos que tan generosamente nos han brindado su ayuda, a los que han otorgado becas y préstamos, a los que han adquirido nuestros bonos y responden a nuestros pedimentos, al Gobierno de la República por las donaciones hechas, y en especial a la memoria de don Enrique Mántica Berio y a sus albaceas por la donación del Pabellón Mántica construido para nosotros en el Hospital San Vicente, verdadero inicio de una gran obra social para cuya marcha y administración estamos comprometidos. Y así quede clausurado, señores y señoras, este acto, y abiertas las puertas del Alma Mater con palabras oficiales, solemnes y optimistas que con mi voz y con grande honra mía, saluda a sus hijos y a sus benefactores. (Estos párrafos son los del discurso pronunciado por el doctor Mariano Fiallos Gil, Rector de la Universidad Nacional, en el acto de la apertura de cursos llevado a cabo en el Auditorio de la Universidad el día 10 de julio de 1964).

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TRES AÑOS DE AUTONOMÍA

CONCEPTO Y FUNCIÓN DE LA AUTONOMÍA En el transcurso de sus tres primeros años de vida autónoma la Universidad ha alcanzado grandes éxitos y un nuevo estilo. Nuestro concepto de la autonomía no ha sido el del simple derecho de hacer nombramientos de profesores, reformar o decretar planes de estudio, fundar facultades y escuelas o suscribir acuerdos universitarios internacionales. La autonomía así entendida es incompleta porque se reduce a una expresión formal. Para que la autonomía se desarrolle en plenitud es preciso hacerla descansar en la libertad de pensamiento, de cátedra y de investigación, y guiarla por los principios de una moral racionalista y no autoritaria. Por lo tanto, debe mantenerse alejada de compromisos políticos o religiosos, o de cualquier otro interés ajeno a los fines de una Universidad moderna. UNIVERSIDAD ES HUMANIDAD Interesa recalcar que la Universidad es una institución que por su propio carácter tiende a la unidad del hombre. Nadie discute las conquistas de la cultura en el mundo de la ciencia, de las letras o de las artes. Un spunik ruso ha salido de las mismas fórmulas que los ensayos de Cabo Cañaveral, y tanta admiración causan

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los frescos de la Capilla Sixtina del Vaticano en Moscú, como un concierto de Tchaikowsky en Roma. Y éste es el papel que la Universidad va desempeñando a través del tiempo para el posible entendimiento del género humano. Aquí sí que no hay necesidad de "purgas" para obligar a unos a aceptar determinado credo político, ni de "hogueras" para encarrilar a los librepensadores en la ortodoxia religiosa, ni de "listas negras" para obligar a los pueblos débiles a someterse al imperialismo. La Universidad es universalidad. Es una institución muy antigua al revés de cualquier otra institución, se va extendiendo por todos los continentes y tiende a formar una gran hermandad por encima de razas, credos políticos y religiosos, y sobre todo, trata de eliminar lo que separa al hombre del hombre mismo: La intransigencia, engendradora de odios. Las admirables conquistas de la ciencia, la divulgación de doctrinas humanitarias, la comunicación de la sabiduría, el empleo de la investigación científica para bien de los pueblos y de los hombres, la exploración del espacio sideral y del átomo, el alivio de las enfermedades, provienen, directa o indirecta- mente, de la Universidad. Todos los años se fundan docenas de universidades en el mundo; todas ellas tienen en común, lo que puede tener en común la humanidad, esto es, la conquista de la naturaleza para el uso del hombre. Prueba de esta hermandad actual, y de la compenetración para un gran futuro de la humanidad por medio del conocimiento y la sabiduría, es el resultado de esas asambleas universitarias del mundo entero,

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encaminadas a ese objetivo. No importa que provengan de países diversos; ellas, al reunirse, coinciden en la necesidad de establecer una paz firme, una justicia común, un intercambio de pensamiento, y, sobre todo, una gran tolerancia. Por encima de los políticos, de los comerciantes, de los militares, la Universidad tiende a la universalidad. Por este camino es por donde la nuestra, dentro de su pequeñez y de su grandeza (quien lucha por la cultura y la comprensión humana es grande en cualquier parte) debe encontrarse. Y por eso es por lo que estamos trabajando. OBJETIVO DE LOS ESTUDIOS GENERALES Como se comprende, una lucha semejante requiere una preparación adecuada. No más profesionalistas ciegamente especializados y desconectados de la realidad del mundo y de la misión que deben cumplir. No más seres egoístas destinados a ser absorbidos por un mundo en marcha como pobres personas del rebaño humano, de la mesnada susceptible de ser utilizada para echarla la una contra la otra. Nada de eso. Necesitamos formar a nuestros estudiantes dentro de esa doctrina que lleva por objetivo el conocimiento de la misión a la cual, como ser privilegiado, el universitario está sometido. Y esta es la razón por la cual, para el ejercicio de esa comprensión, se ha convenido que las universidades instituyan los "estudios generales", que es una introducción al conocimiento de los valores culturales de la humanidad, de

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cuya estabilidad depende el uso que deba dársele a las conquistas de la ciencia. Es preciso construir una planificación de estudios universitarios sobre la base común de estudios generales. Ello dará una mayor comprensión de los problemas a los cuales un profesional debe enfrentarse, y será una plataforma sólida para la misma eficiencia de su ejercicio. Pero esos estudios generales no han de ser como aquellos antiguos de especulaciones metafísicas. Tienen que sustentarse, por el contrario, en una ciencia racional, cambiante, renovadora, alimentada de la realidad inductiva y rigurosamente revisada en su trayectoria lógica. Es cierto, sin embargo, que la ciencia dogmática da seguridad, pero es falsa y es como una autosugestión que inhibe al hombre a pensar por sí mismo. Esta ciencia dogmática, de cuyo ejercicio vano habría que culpar, en parte, a los aristotélicos, ha impedido y sigue impidiendo, el desarrollo armonioso y real del hombre, que aun cuando viviente por sus propios impulsos naturales, tiene que ser conducido por la razón, y aventurarse a utilizarla con todos los riesgos de equivocarse. Al fin y al cabo la vida es riesgo y aventura, y al conocerlo, no nos llamamos a engaño. Tenemos que afirmar la vida y huir de lo barato, de la vulgar ley de la parsimonia, o del menor esfuerzo. El doloroso esfuerzo de pensar por sí mismo. PLANIFICACIÓN DE LA ENSEÑANZA Sobre esta base racional en cuanto a hombre y sobre la base racional en cuanto a ciudadano, es que debe

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trazarse la planificación de nuestra enseñanza superior. Porque la Universidad en forma directa o indirecta influye decisivamente en el destino del pueblo y recibe la utilidad de sus servicios: en obras de ingeniería, hospitales, salubridad, educación, leyes, desarrollo agrícola e industrial, comercio, economía, etcétera. Entonces, la planificación debe encaminarse a la formación de un selecto número de personas que se encargue, precisamente, de estos servicios, con lo cual, el objetivo universitario, deja de ser particular, para convertirse en social. ORIENTACIÓN Y FINES La orientación doctrinaria de nuestra Universidad se halla resumida en el capítulo primero de su Ley Orgánica, así como los fines hacia los cuales se dirige. Lo primero va desarrollándose en artículos, discursos, actos públicos, polémicas, congresos internacionales, pero sus fines están todavía muy lejos de lograrse. En realidad ningún fin concreto se logra para ninguna institución, mucho menos tratándose de una Universidad moderna, viviente, en este mundo cambiante y lleno de sorpresas. Sin embargo, el acicate del mundo moderno llega hasta nosotros y nos obliga a la acción, más que a la reflexión, aunque, desde luego, nos arriesguemos a cometer errores, de los cuales no están exentos sino aquellos que ven las cosas contemplativamente, lejos de la acción y del mundo.

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RESPONSABILIDAD DE LAS FACULTADES Esta acción universitaria descansa, indudablemente, sobre su docencia, esto es, sobre los hombros de los Decanos y miembros de las Juntas Directivas de las Facultades, y de las Asambleas Facultativas, en las que tienen especial participación los representantes de los gremios profesionales y de las organizaciones estudiantiles. Esta responsabilidad es muy variada y diversa. En estos tres años hemos aprendido que debemos utilizar al máximo nuestros recursos. La fundación de departamentos comunes para diversas facultades nos da la oportunidad de aprovechar los recursos de laboratorios y de personal docente para grupos de estudiantes de diversas carreras, pero de una vocación similar en su aspecto genérico. Así, los recursos reunidos en un sólo laboratorio de química, con su jefe común, servirá para las facultades de medicina, odontología, química y farmacia. Lo mismo en física, anatomía, etcétera. Una organización de este tipo se requiere con urgencia. Lo mismo que la de profesores de tiempo completo, dedicados exclusivamente a la enseñanza y a la investigación, pero combinados con profesores de tiempos parciales, que ejerzan su profesión y que traigan al claustro su experiencia del mundo donde la practican. Urge, asimismo, la confección de programas de estudios, con su bibliografía minuciosa. Ello no quiere decir que un programa por sí solo resuelve los problemas docentes, máxime que estos deben ser cambiados

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y revisados constantemente, puesto universitaria moderna es dinámica.

que

la

vida

LA DOCENCIA DESCANSA SOBRE LOS PROFESORES Lo que resuelve el problema de la docencia es la personalidad misma del catedrático que, por su propia definición, corre el peligro del adocenamiento, o estado de paralización intelectual, o cosa mecánica y sin iniciativa. La vida toda de la Universidad descansa en el catedrático, el cual debe estimular al discípulo a pensar, a caminar por su propia cuenta, acicateándolo para que plantee los problemas correctamente, pero evitando el magister dixit dogmático que le quita autonomía a la inteligencia y la convierte en autómata. Sólo la mente investigadora, inquisitiva, imaginativa y honrada del profesor, es capaz de realizar el milagro de la educación, de transferir los conocimientos e iluminar la mente de su discípulo. Para lograr una mayor coordinación y preparar sus planes, los catedráticos deben reunirse en seminarios, tanto de materias similares, como disímiles, pero sostenidas sobre el factor común de la enseñanza superior. Discutir y plantear los problemas de la educación y clarificar el papel que una Universidad debe desempeñar en la vida de nuestros pueblos. Grandes crisis hemos pasado, se han discutido sus causas y la conducta a seguir en determinado momento, pero debemos prever los grandes problemas que se nos pueden presentar en el

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futuro. La iniciativa de estas reuniones, descansa en las juntas directivas de las facultades. LO QUE SE HA HECHO DURANTE LA AUTONOMÍA Durante estos tres años de vida universitaria se han hecho notables progresos. La fundación de la Facultad de Economía en Managua, de las Escuelas de Ciencias de la Educación en Managua y Jinotepe, del Instituto Nocturno de Secundaria en León; el acondicionamiento de la clínica odontológica cuyas primeras instalaciones se hallaban paralizadas y la compra de nuevos y numerosos equipos, la transformación docente de esta misma Facultad con su organización de profesores; la construcción del Aula Universitaria y las mejoras sustanciales en laboratorios y en el anfiteatro de la Escuela de Medicina del Hospital San Vicente, la reforma del Plan de Estudios de Derecho como un ensayo de la creación de los estudios generales, de la cual también participa, desde el año pasado, la Facultad de Odontología; el inicio de una adaptación a las necesidades profesionales y del país de la Facultad de Ciencias Químicas; el proyecto para darle impulso y dinamismo a la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas, sobre la que en gran parte descansa el porvenir de nuestras industrias y su explotación de nuestros recursos naturales; la contratación de profesores de tiempo completo y la visita periódica de funcionarios extranjeros; el envío de profesores nacionales para estudios de especialización a universidades extranjeras; 229


la construcción de aulas y oficinas, y del auditorium; la compra de numerosos equipos de laboratorios, algunos de ellos muy costosos; la creación de la librería universitaria; la catalogación de los libros de la biblioteca y sus notables adquisiciones; la compra de muebles y de numeroso material didáctico; el pedido, ya en marcha, de una imprenta; los cursos de verano de la Escuela de Ciencias de la Educación y los cursos para obreros en esta ciudad; la creación del Club de Estudiantes Universitarios; el mejoramiento y nueva fundación de residencias estudiantiles; el aumento del 20% en el sueldo de los profesores, y el del 20 al 50% en el de los empleados, etcétera, constituyen una lista incompleta de lo que se ha hecho en el orden docente y administrativo, durante este corto período, habida cuenta, además, de que no se ha producido aumento sustancial en el aporte estatal, uno de los más bajos de América Latina, sino, más bien, una mejor distribución de nuestros recursos financieros, mediante una cuidadosa administración de sus gastos, una bien organizada Tesorería y la correspondiente vigilancia en la inversión de los fondos. CARÁCTER EJECUTIVO DE LA JUNTA UNIVERSITARIA En las reuniones periódicas de la Junta Universitaria, cuyo número de actas es exactamente el de un ciento, en este lapso, se tratan todos los asuntos relativos a la vida universitaria, lo que ha hecho posible una mayor comprensión de los múltiples problemas que se suscitan

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diariamente en este organismo vivo, dinámico y enérgico que es la Universidad. Este tipo de estructura, novedoso en los regímenes universitarios latinoamericanos, le ha dado carácter más ejecutivo a las disposiciones legales y reglamentarias y ha concentrado la responsabilidad en un sólo órgano, sin que haya pretexto para referirla o diluirla hacia otros departamentos universitarios, descargando así responsabilidades. Quiero dejar constancia aquí de la gran labor desarrollada por los decanos, juntas directivas de facultades y catedráticos durante estos tres años, lo que ha hecho posible llevar adelante el inicio del progreso de esta Universidad, y de que la Junta Universitaria ha tomado siempre en cuenta la opinión de las directivas de facultades. PRESTIGIO DE LA UNIVERSIDAD EN EL SERVICIO PÚBLICO No hay duda, pues, que los adelantos de la Universidad la ha revestido de un gran prestigio ante el pueblo nicaragüense, de lo cual, muchas veces, han surgido, ciertamente, controversias, algunas de ellas muy enconadas. Aún más, seguimos dentro de ese cono de sombra de quienes se acostumbraron a ver una Universidad apagada, envejecida, arrinconada, como un ser muerto e incapaz de enfrentarse a los problemas de la educación superior de Nicaragua, de cuya ausencia, no hay duda, ha dependido el grado de atraso en que nos encontramos.

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La Universidad ha acudido, dentro de sus escasas posibilidades, pero con grande ánimo, a rellenar la inhibición que por decenios, ha caracterizado a nuestra política universitaria. La extensión de su cultura hacia el pueblo, la opinión que se le solicita o que se pronuncia de oficio sobre problemas nacionales, el servicio que ha prestado en varias ocasiones para el alivio de grandes calamidades de la Patria, el generoso impulso de su juventud, brillante y orgullosa de su posición, son también muestras de la extraordinaria transformación del espíritu de la Universidad, hacia el cumplimiento de sus deberes para con la Patria y la humanidad. Numerosas son las solicitudes que se reciben de diferentes personas o entidades para que se creen o acojan escuelas técnicas al amparo de la Universidad, tal es el prestigio que ha adquirido en tan corto período. Nuestra juventud, escéptica durante tanto tiempo, siente ahora satisfacción y honra de pertenecer a sus aulas y de cobijarse bajo el lema "A la Libertad por la Universidad", que es el equivalente de la Cultura y de los altos valores del Espíritu. FIGURACIÓN EN EL ÁMBITO AMERICANO Pero si nuestro crecimiento y prestigio se ha arraigado ya en el alma de los nicaragüenses, no es menos cierto que el renombre en el ámbito de nuestra América, como ejemplo de energía y tenacidad para sobrevivir en medio de tantas fuerzas contrarias o indiferentes, debe ser tomado muy en cuenta, por los reales y tangibles triunfos que se han obtenido en asambleas 232


universitarias internacionales, participando en ellas con aplomo y dignidad, y formando parte de sus organismos directivos, al lado de grandes universidades, de eminentes hombres de ciencia y educadores, que han visto con simpatía los esfuerzos de nuestra Universidad. EL HONOR NACIONAL Para nosotros los nicaragüenses desprovistos de recursos, el orgullo no ha de cifrarse en la fuerza militar o política o económica de que disponemos, por su insignificancia, pues no vamos a entrar en competencia, en este ramo, con nadie, sino en las fuerzas mentales, del carácter, la hombría y la dignidad, que no pueden lograrse sino por la Cultura, y las que por sí solas pueden colocarnos, en sitio de honor delante de los demás. LA UNIVERSIDAD, ORGANISMO DEL ESTADO Al releer ahora nuestra Ley Orgánica, fruto de los sueños de algunos profesores y estudiantes, se nos pone de manifiesto la necesidad de luchar porque esta autonomía se eleve a categoría de disposición constitucional y se le dé a la Universidad, como organismo del Estado, especializado en la enseñanza superior, la responsabilidad de vigilar la eficiencia de cualquier otro establecimiento particular de enseñanza superior, y aún más, la emisión de títulos universitarios, los trámites de la incorporación de profesionales, la 233


vigilancia del ejercicio profesional, la organización de sus colegios, tal como ocurre en otros de nuestros países latinoamericanos, en donde la Universidad del Estado tiene a su cargo todo lo relacionado al control de sus profesiones, de sus títulos y de su ejercicio, y sobre todo, de la responsabilidad en el orden ético que debe ser característico de todo universitario. NUESTRA MISIÓN Al terminar este período de tres años y comenzar uno nuevo, estamos seguros de que los viejos problemas se agudizarán y saldrán otros al paso en esta agitada vida universitaria. Debemos enfrentarnos a ellos con nobleza y ecuanimidad, aceptando nuestra misión de educadores de la mejor juventud de Nicaragua. Nadie tiene mayor responsabilidad que nosotros, pues que solamente descansamos en nosotros mismos. En estos tres años de autonomía hemos aprendido la necesidad de una colaboración más estrecha entre autoridades universitarias, catedráticos, profesionales y estudiantes. Para llevar a cabo nuestra misión, precisamos de una rigurosa disciplina basada en la autodeterminación de cada uno para llevar adelante el bien común universitario, identificado con el bien de nuestra Nicaragua, como parte de un grupo de pueblos llama- dos a un destino más afortunado. Y ante los fundadores de nuestra Universidad, ante el recuerdo de los que han combatido por ella, y la han servido con desinterés a través de los años, hemos de prometer un fiel cumplimiento de obligaciones elevadas

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y luminosas, como son estas a las que nos hemos comprometido y a las que os toca poner en marcha. (Nota: Los párrafos anteriores forman parte del discurso pronunciado por el doctor Mariano Fiallos Gil, Rector de la Universidad de Nicaragua, en el acto de toma de posesión de las juntas directivas de facultades, elegidas, por primera vez, en uso de la autonomía, por las asambleas facultativas compuestas por catedráticos y representantes de los profesionales y de los estudiantes. El acto se llevó a cabo en el Paraninfo de la Universidad, a las 5 de la tarde del 23 de marzo de 1961, en su sede oficial de la ciudad de León).

A partir de la fecha del acto de toma de posesión de las juntas directivas (23 de marzo de 1961) al que aluden estos párrafos y coincidiendo con la apertura del nuevo curso de 1961-1962, se ha realizado en la Universidad Nacional, lo siguiente: — Nuevo Plan de Estudios para la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas. — Creación de la Escuela Normal Mixta Nocturna. — Escuela de Periodismo (Managua). — Escuela de Ciencias y Humanidades (León).

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— Creación de la Secretaría Coordinadora de Asuntos Universitarios (Managua). — Revista de Ciencias de la Educación. — Escuela de Administración de Negocios. — Escuela Técnica Superior para Maestros de la Construcción.

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Panorama Universitario Mundial LA UNIVERSIDAD Y SU GRAN MISIÓN PACIFISTA

La III Conferencia Mundial de Universidades celebrada en México en septiembre de 1960 nos mostró cuánto pueden llegar a hacer estos centros de enseñanza superior por la paz del mundo y el bienestar de la humanidad. La concurrencia de delegados de todas las regiones del globo, aun cuando de diferentes razas e ideologías antagónicas en política o economía o religión, fueron en esa asamblea, y lo siguen siendo a través de sus relaciones, un denominador común de la comprensión humana, mostrando así el camino de un entendimiento mundial capaz de poner a prueba el futuro de la humanidad. No hay razón por la cual esta esperanza no llegue a realizarse, máxime que los adelantos de la ciencia provienen precisamente de las universidades, y aunque su empleo por políticos y militares tiende a la mutua destrucción, las mismas universidades se hallan obligadas a enseñar cómo es que deben utilizarse los productos de sus investigaciones para fines pacifistas. Muchas de las opiniones de ilustres rectores y profesores universitarios de diferentes partes se refirieron muy particularmente a este tema, aun cuando

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no haya formado parte de los temas oficiales de la conferencia. Pero la preocupación estaba en las mentes de todos y en el aire flotaba el sentido de responsabilidad que a todos y a cada uno correspondía en su misión bien- hechora. Así, por ejemplo, el Reverendo C. A. Soleta, vicepresidente de la Universidad de Notre Dame (Estados Unidos) declaraba que no era tarea fácil conducir al mundo por el camino que le permitiera sortear la crisis contemporánea, pero que las universidades pueden hacer mucho para conseguirlo. Uno de los medios idóneos para colaborar en esta tarea, sería el del intercambio intensivo de estudiantes, de suerte que un gran número de los de un país pudieran permanecer en otro y se familiarizaran con sus costumbres durante dos o cuatro años. Así se iría logrando cada día más una firme comprensión internacional. El Padre Soleta afirmó que algunas universidades de los Estados Unidos estaban dispuestas a colaborar con las rusas en ese sentido, lo que han expresado ya en varias ocasiones, habiéndose dado pasos iniciales al respecto. Hasta el momento estas disposiciones no han dado resultados apetecidos. Sin embargo, ya se ha operado, en cierto modo, esta colaboración, por lo menos, en el orden científico. De esta suerte, la comprensión internacional, estimulada por las universidades, habrá de conducir, a la postre, a la consecución de una paz firme y duradera. En su discurso de clausura, don Jaime Torres Bodet, Secretario de Educación Pública de México, abogó

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porque las universidades sean casas de paz activa, de solidaridad social en donde los hombres aprendan a comprender su propio destino y a servir el de todos sus semejantes. De las universidades depende la paz del mundo. Millones de hombres saben o presienten —dijo el señor Torres Bodet—, que el progreso de la civilización mundial dependerá cada día más del equilibrio que la enseñanza pueda otorgar a los directores de las nuevas generaciones, equilibrio entre las humanidades y las técnicas, equilibrio entre las cualidades de la inteligencia y del carácter. A su vez, el señor López Mateos, presidente de México, recalcó en el discurso inaugural el papel fundamental de las universidades, el cual no puede restringirse tan sólo al de la mera preservación de la tradición y el saber, sino que al de una misión más alta, cual es la formación del hombre para que en sus manos, ciencia, técnica y artes, influyan y actúen como potencias defensoras de los supremos valores humanos. Tanto los debates, mejor calificados de opiniones, como las diversas declaraciones de los delegados, nos muestran la esperanza de resolver, por medio de la cultura superior, representada por sus universidades, los grandes conflictos del mundo de hoy, tanto más agudos cuanto que nos hemos convencido del fracaso de antiguas fórmulas de paz.

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El autor, como delegado de las universidades de Nicaragua y Costa Rica, publicó una serie de artículos en los periódicos centroamericanos, dando a conocer los resultados de la conferencia y sus propios comentarios. Su objeto, al publicar ahora este librito, es el de divulgar parte de esos resultados, sin pretensiones de estudio académico, y para despertar algún interés en el público, entre los estudiantes particularmente, a fin de recalcar la importancia que el mundo moderno le da a la Universidad y la esperanza que se tiene cifrada en esta institución tan antigua, pero cada vez más influyente en el desarrollo del mundo moderno. Como se comprende, pues, se trata de un trabajo muy incompleto. Me gustaría destacar aquí la gran labor realizada por el presidente saliente de la Asociación Internacional de Universidades, el doctor Jean Baugniet, que le dio tanto impulso a la Asociación durante el período de cinco años que finalizó en la fecha de la Conferencia, así como la del secretario, señor Róger Keyes, que continúa en el cargo. Hay que hacer aquí un aparte para exaltar la labor de organización y la gentil acogida de las autoridades universitarias mexicanas al ofrecerse como anfitriones de esta asamblea, la que, igualmente, se expresa en las páginas siguientes. (1961).

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LAS UNIVERSIDADES LATINOAMERICANAS Y EL TEMARIO DE LA TERCERA CONFERENCIA MUNDIAL DE UNIVERSIDADES

Las universidades latinoamericanas, que en su inmensa mayoría dependen de la contribución económica del Estado, se hallan cada vez más comprometidas a impulsar el estudio de la ciencia y la técnica y a desarrollar métodos de aplicación para el progreso de la industria, la agricultura y el comercio. Ya el viejo estilo de una Universidad encerrada en sus problemas académicos ha pasado a la historia; por lo menos entre nosotros. Ahora todos somos copartícipes de los mismos asuntos, no sólo en cada uno de nuestros propios países, sino, también, en los del continente y en los que, viniendo de fuera, influyen en la vida política, social, económica y cultural de sus pueblos. La recuperación europea —todavía a la cabeza del pensamiento y del arte universales— crea nuevas fuentes de influencias, lo mismo que la independencia de las naciones que emergen de Africa, y el despertar de los pueblos asiáticos, largamente dormidos. Hace también acto de presencia el azoramiento provocado por el reto tenso de dos colosos en acecho, Estados Unidos y Rusia, que amenazan con destruirse mutuamente, y llevarnos con ellos al abismo de la historia. El crecimiento acelerado de la población latinoamericana ha traído consigo agitaciones sociales, 241


crisis económicas, trastornos políticos, descontento de masas, todo, lo que, en fin, se llama revolución. Pero revolución de verdad, que ya se halla en marcha, a veces volcándose en las calles y plazas públicas, otras, soterrada en la clandestinidad. Todo ello impone una obligación tremenda a las universidades: la de preparar ideológica y técnicamente a los dirigentes de la vida pública y de las empresas privadas, para que se encaucen hacia la orientación genuina de la democracia y libertad latinoamericanas, basadas en la fisonomía y necesidades propias de sus pueblos. De otro modo, la conmoción de ideas extrañas a su modo de ser, y la lucha de intereses exóticos contradictorios y diferentes, pueden apoderarse de su destino y perderlos, llevándolos más allá del impacto que provocó la conquista y la colonia. Nuestros pueblos deben encontrarse a sí mismos. Y en este ayudar a encontrarse, las universidades juegan papel principalísimo. La tercera asamblea general de la Unión de Universidades de América Latina, que se llevó a cabo en Buenos Aires en septiembre de 1959, comprendió, en gran medida, la responsabilidad de sus universidades en el desenvolvimiento de estos pueblos. He aquí, en líneas generales, algunos de los problemas con los cuales se están enfrentando las universidades latinoamericanas. El enorme crecimiento de la población estudiantil que se aglomera a las puertas de las universidades y que bien puede calificarse como de "grandes masas". 242


Las universidades latinoamericanas no están preparadas para recibir a este creciente número de estudiantes. Carecen de locales, de dinero, de métodos, de personal preparado. Esto trae graves complicaciones, pues el excesivo número de solicitantes va en detrimento de la calidad de la enseñanza, y si, por otra parte, las admisiones se limitan, como ya está sucediendo, ¿qué debe hacerse con los que no alcanzan a entrar? Sin duda alguna, se trata de un problema agudísimo. La gran urgencia de formar técnicos y sabios constituye un problema universal, no sólo nuestro. Pero en nosotros es intensísimo; por ello tenemos la obligación de abrirle las puertas a todos los estudiantes capaces intelectualmente de entrar por ellas. No podemos rechazarlos, pues sería atentar contra los más elementales derechos del hombre. En este caso, entre el Estado y la Universidad, debe hallarse una fórmula adecuada que no es otra que la de crear las condiciones necesarias para que se le pueda otorgar a cada estudiante una educación universitaria de acuerdo con sus capacidades y sus méritos. Debemos rechazar, pues, el llamado cupo universitario que cierra las puertas a muchos capaces sin darles ninguna compensación. Los latinoamericanos no se pueden dar el lujo de ser implacables en ese límite, desperdiciando así grandes talentos. Demasiado hemos desperdiciado en el curso de lahistoria. El planeamiento de la educación universitaria es otro problema conectado con el desarrollo de la sociedad 243


de nuestro tiempo y los grandes cambios a que se halla sujeta. Hay, por lo tanto, que revisar la enseñanza universitaria y acomodarla a esos cambios. Nuevos métodos, nuevas carreras y un sinnúmero de conocimientos en los ramos de la ciencia y de la técnica, de los que ni siquiera se tenía sospecha hace unas cuantas décadas. Desde el régimen jurídico hasta los sistemas de locomoción, todo se halla en marcha. La conquista del espacio, la energía nuclear, las organizaciones sindicales, la reforma agraria... todo hay que enfrentarlo y trazar las líneas de una enseñanza eficiente, rigurosa y dinámica, al paso de la historia. En una de las declaraciones de la III Conferencia de Buenos Aires se dice: Que la educación en el siglo XIX se dirigió preferentemente al individuo de las clases influyentes. En el siglo XX asume el carácter de educación de masas, entendidas éstas como la población completa de las pequeñas y grandes comunidades. El planeamiento descansa en el principio de que la educación es un derecho de todos a alcanzar todos los niveles de mejoramiento humano, condicionado únicamente por las disposiciones naturales. En una de las recomendaciones se dice, refiriéndose a la reconstrucción del sistema escolar:

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Que esta reconstrucción del sistema escolar puede y debe encararse, simultánea o sucesivamente, en dos esferas: la de la actividad educativa, en su compleja multiplicidad de instituciones, doctrinas, experiencias, métodos y técnicas, planes y programas, régimen docente, organización y administración, y la de la legislación escolar. En este último campo debe dotarse al sistema educativo de los pueblos de América Latina de instrumentos legales que pongan término a la dispersión y consiguiente ineficacia, existente en cada uno de los niveles, ramas y modalidades, que definen con claridad los ideales y los fines pedagógicos. En otra declaración se dice: La Universidad ha sido y es un órgano fundamental de elaboración y comunicación del saber y la cultura, los cuales ha concebido como bienes universales, por encima de toda frontera o limitación; sobre ella debe ordenarse lo demás: la formación del ciudadano, del profesional, del investigador científico y la formación de hombres de ciencia. Todos estos objetivos deben confluir en la tarea que define a la Universidad como institución de cultura: la formación del hombre entero en la plenitud de sus fuerzas creadoras y de sus posibilidades de comprensión de sí mismo y del prójimo. La Universidad es una institución de su tiempo y en tal sentido no puede ser extraña a los

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problemas que la circundan; por el contrario, debe estar abierta a su libre y serena discusión, contribuyendo a su esclarecimiento. Así, pues, la formación del hombre universitario, la filosofía de la educación universitaria, no está encaminada al saber enciclopédico, sino a la formación del hombre capaz de pensar y, al mismo tiempo, de enfrentarse a las inmensas responsabilidades sociales que su deber le impone. Ningún profesional o especilista desprovisto de ese sentimiento social, puede asumir esas responsabilidades. De allí que la enseñanza científica y técnica, debe ser orientada constantemente en ese sentido. La Universidad, por lo tanto, no puede vivir de espaldas a los problemas sociales y políticos del momento. No es una isla. Es un organismo sobre el cual reposa la responsabilidad de formar a los expertos que han de buscar soluciones a los grandes y pequeños problemas nacionales y humanos. Entre las declaraciones doctrinarias de ese III Congreso, se halla la relacionada con la formación del espíritu cívico de los estudiantes. Por ello considera como función esencial de la Universidad, la de concurrir al progreso social y económico de sus respectivos países, a fomentar y despertar en los estudiantes una profunda solidaridad social que encamine sus esfuerzos hacia el bien común, y al de todos y cada uno de los miembros de la comunidad, especialmente de los más necesitados. Esta función específica es la de formar en el pueblo, y principalmente en el alumnado, el espíritu cívico que 246


convierte a cada ciudadano en celoso guardián de las instituciones democráticas y de los principios de justicia y libertad, como asimismo, contribuir activa y eficazmente a una evolución económica, técnica y cultural que permita el cumplimiento del carácter funcional de la riqueza al servicio de la comunidad, sin que tal finalidad menoscabe los derechos inherentes a la persona humana. Todo ello requiere un concepto nuevo en la actividad universitaria, un punto de vista que mueve a discusiones y que, frecuentemente, levanta airadas protestas en los sectores reaccionarios de la sociedad, que no se dan cuenta de que si la Universidad diera la espalda a estos asuntos, éstos la arrollarían poniéndola por debajo de su propia misión. Este mundo nuevo que se despierta con una gran variedad de carreras para la juventud, más allá de las tradicionales, exige en los educadores la creación de organismos que orienten a la juventud en su escogencia. Es frecuente que ésta se haga por inclinación rutinaria, basada en prejuicios y en el interés material. No se toman en cuenta ni aptitudes personales ni la necesidad social. Escasean, por ello, los agrónomos, técnicos, economistas, mineros, etcétera, y sobran, en cambio, los diplomados en las antiguas carreras de derecho y medicina, de las que se halla saturada Latinoamérica, en sus sectores urbanos. En términos generales, pues, las universidades latinoamericanas se enfrentan a problemas propios, a problemas comunes cuyo planteamiento se hace en torno de los tres temas primordiales de la asamblea

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mundial, que ha reunido en la ciudad de México a representantes de cerca de trescientas universidades de diversas partes del mundo, del sector occidental y oriental, de todas las razas y religiones, de diferentes costumbres, climas y regímenes políticos. Sin embargo, y esto es lo reconfortante, estas universidades, que representan lo más elevado de la cultura humana, tienen entre sí un denominador común, una aspiración común, y ésta es, la formación del hombre del presente y del futuro, en función de su destino común, de su salvación frente al caos que presentan esas diferencias que hay que resolver en paz y no en guerra, en inteligencia y no en brutalidad, en cultura y no en primitivismo. Los temas de la Conferencia son fascinantes. Hélos aquí: I.

Universidad y la formación de los directores de la vida pública.

II. Interacción de las ciencias y las humanidades en la enseñanza superior de nuestro tiempo. III. La expansión de la educación superior. Ya las universidades latinoamericanas han venido tratando de estos temas en sus diferentes asambleas y dentro de sus propios seminarios, pero ahora, en plan mundial, tienen un significado mucho más amplio. La información que suministra la Secretaría General de la Asociación Internacional de Universidades —or-

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ganismo que patrocina esta III Asamblea que se realiza en México— da una idea de la preparación que durante años, ha venido haciéndose para su desarrollo y divulgación. La publicación de antecedentes y documentos, ha sido profusa. El trabajo preparatorio ha sido elaborado por miembros del cuerpo administrativo de la Asociación o por representantes de algunas de sus universidades. Su propósito ha sido el de divulgar la forma en que estos problemas se presentan en diversos países, cómo se plantean y resuelven y cómo es posible que se desarrollen en el futuro. De esta manera las discusiones de la III Asamblea han sido conducidas concretamente por medio de numerosos ejemplos en una gran variedad de situaciones, en lugar de ser tratadas en abstracto. Así, sobre los tres temas principales, se dice: Primer tema: La Universidad y la formación de los directores de la vida pública: Desde que la educación superior asume la pesada responsabilidad de formar a las personas que regirán la vida pública, es obvia la importancia que en este campo juegan las universidades. Mucho se ha dicho acerca de las funciones universitarias para formar hombres completos que han de ocupar funciones elevadas, es decir, especialistas responsables que dotados de imaginación, comprensión humana y cultura general, tengan, al mismo tiempo, no sólo la capacidad de crear sino de actuar como mediadores inteligentes

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entre las diferentes capas de la sociedad a la cual sirven. Un folleto en francés, bajo el título que enuncia el tema, nos da una clara idea de las diversas soluciones que se han preparado en la conferencia. Así, el vicerrector de la Universidad de Rangún, Birmania, escribe sobre "Una experiencia asiática"; un profesor de una universidad francesa, sobre "La enseñanza superior y la formación de los cuerpos directivos de la vida pública en Francia"; otro profesor, esta vez de la Universidad de Indiana, Estados Unidos, sobre "La respuesta de la Universidad a la evolución de los conceptos y las situaciones"; el prorrector de la Universidad del Estado Lomonosov de Moscú, sobre "El papel que desempeña la Universidad de Moscú", y así los del mundo árabe, o de las universidades católicas, etcétera. El segundo tema: "Interacción de las ciencias y las humanidades en la enseñanza superior de nuestro tiempo", ocupa lugar preponderante en las preocupaciones de los universitarios de todas las instituciones del mundo, independientemente de su situación geográfica, económica y política, o de su antigüedad o religión. El Rector de la Universidad de París ha hecho hincapié en su preocupación por la invasión creciente de la tecnología en la Universidad, al mismo tiempo que otros rectores de distintas universidades insisten en diferentes soluciones; así, unos, en la humanización de los estudios científicos a través de la lectura

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de escritos clásicos científicos; otros insisten en la necesidad de un equilibrio inteligente entre los estudios de las humanidades y las ciencias para todas las profesiones. Algunas de las inscripciones sobre este tema se relacionan con el nuevo humanismo que podría crearse alrededor de las ciencias aplicadas, en contraste con las de naturaleza más abstracta de la ciencia pura. Los rectores de las universidades belgas, han enviado un mensaje sobre el humanismo social y científico que fue reproducido junto con el resumen del vicerrector de la Universidad de Andhra, India, tratando de la influencia de las ciencias en la sociedad y de la necesidad de establecer la educación de los líderes de la sociedad sobre una base más amplia. El tercer tema: "La expansión de la educación superior". Para éste se formó una comisión especial que estudió con datos estadísticos el notable crecimiento del número de estudiantes, haciendo notar el exceso en algunas profesiones y la ausencia casi completa en algunas otras. Este es un problema no solamente característico de América Latina, sino aun de regiones tan desarrolladas como la Gran Bretaña. En México, por ejemplo, se dice que de 54 carreras existentes en la Autónoma, el 80% de los estudiantes se halla concentrado en seis facultades y escuelas. Se agrega que la expansión de la educación superior contemporánea no puede ser concebida sólo por el aumento del número de estudiantes, sino que debe incluirse la extensión y diversificación del currículum, 251


consecuencia del aumento completo de los conocimientos modernos de la sociedad actual. La creciente importancia que van tomando las universidades latinoamericanas y la conciencia del papel que tienen que desempeñar en el desarrollo de estos pueblos puede medirse con sólo el hecho de que las universidades del mundo entero hayan escogido a México para la sede de su tercera asamblea mundial. De esa asamblea esperamos grandes resultados. Uno de ellos ha sido, naturalmente, el de haber dado ocasión a que los líderes de las universidades, los que moldean en sus manos los destinos de la juventud, tengan contacto personal y noten, los unos y los otros, que la aspiración común de la unidad del hombre se halla, primeramente, en buscar una fórmula para la unidad de la cultura. (1961).

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LA UNIVERSIDAD Y SU FUNCIÓN PÚBLICA

El oficio universitario nuestro es cada vez más exigente y por lo tanto más lleno de responsabilidades. La agitación de los pueblos latinoamericanos, de la cual somos partícipes en grande escala, por vivir, en esta efervescente zona del mar Caribe, tiene aquí resonancia mayor. El desarrollo del comercio, de la industria, de la agricultura en estos países, cuya población va desbordando ya los diez millones de habitantes, que se está despertando ardorosamente, casi violentamente, pone a las universidades en la encrucijada de esta historia fascinante que estamos viviendo. Porque aquí alguien tiene que encabezar estas empresas, y dar una filosofía, y dirigir estos grupos de pueblos que ya no sólo denuncian las injusticias, sino que reclaman un orden nuevo. Si las universidades no asumen el papel de formar a los jóvenes que han de encabezar las empresas agrícolas, comerciales e industriales; que han de dirigir los periódicos y otros medios de divulgación de ideas; que han de orientar a las masas en el ejercicio democrático; que han de salvar en el agro a millones de campesinos; que han de organizar los sindicatos y dar una doctrina nuestra, con raíces auténticas... si las universidades no cumplen con la misión de formar los cuadros de la vida nacional, otros lo harán, porque la avalancha viene indefectiblemente. Lo harán extranjeros, con intenciones de explotación, como lo 253


han hecho siempre, y volveremos a ser colonizados, sin haber salido del todo de la vieja colonia, sin alcanzar nunca la segunda independencia, cuando todavía estamos luchando por desprendernos del lastre que nos dejó la primera. Nosotros sabemos que hay que asumir este papel de formación de hombres. En su papel de ciudadanos y profesionales, bajo un rigor académico severo, dentro de una libertad basada en la moral racionalista, deliberante y no autoritaria. Formar a los jóvenes en el conocimiento y la responsabilidad. Enseñarles cuánto mal nos ha causado la ignorancia, que cuando usa la libertad la convierte en anarquía y cuando ejerce autoridad la convierte en despotismo. Despotismo material o espiritual que ha frenado durante tanto tiempo nuestro progreso. Para que la Universidad pueda cumplir esta misión, necesita de la ayuda de todos. Algunos creen que la Universidad es un organismo aislado, como una escuela en donde se fabrican profesionales, un sitio en donde un grupo de intelectuales se pone a discutir o plantear problemas muy poco prácticos y subversivos... Claro que aquí se discute, se discurre, se raciocina... pues este es un ejercicio del espíritu, pero de este raciocinar universitario salen los médicos que curan, los abogados que estudian e inspiran las leyes, los ingenieros que construyen, los profesores que educan y los sociólogos, antropólogos, investigadores, historiadores, periodistas., todo lo que constituye la cultura y la razón humana de ser en sociedad. Cuando las gentes que ejercen estos oficios no tienen formación 254


universitaria, entonces la sociedad se halla deformada o subdesarrollada. Por ello, el presente y el porvenir universitario, debe ser ocupación de todos. Porque de la Universidad tienen que esperar su liberación los pueblos que las mantienen y los gobiernos que gobiernan democráticamente deben respetar su autonomía para asegurarles el cumplimiento de su misión trascendental. La educación es una función pública de la cual todos tenemos obligación de ocupamos. Y si es universitaria, lo es más aún, porque de aquí saldrán los líderes que han de conducir a la sociedad. De la educación universitaria dependerá la orientación doctrinaria de la sociedad, la eficiencia de su administración, el prestigio moral de la autoridad. De lo primero hay que cuidarse mucho, pues de allí depende el que el futuro se oriente hacia tal o cual doctrina auténtica y conveniente, o, de otro modo, desconectada de la tradición democrática centroamericana, no lograda todavía, pero presentida y deseada... Lo segundo, la eficiencia administrativa en los organismos públicos o privados, ha de basarse en la preparación científica y técnica de los universitarios, haciéndole frente a las necesidades genuinas de estos pueblos dentro de su propia geografía, aunque tengamos a veces, que echar por la borda, muchas supercherías históricas. Ya este es ejercicio puramente docente, de técnica en la enseñanza, de intercambio de experiencias, de ayuda conjunta hacia un sólo fin de rigor y disciplina para estudiantes y catedráticos. 255


Lo tercero, el famoso principio de autoridad, que no se sustenta en la fuerza bruta. Mientras la fuerza material sea la sostenedora del principio de autoridad, estos países oscilarán entre la anarquía y el despotismo. Cuando la autoridad logre un prestigio moral en la administración pública, en el impartimiento de la justicia, en el dar a cada uno lo que es suyo y conocer cuál es lo suyo de cada uno, no tendremos necesidad de dilapidar millones de pesos de nuestro presupuesto en capítulos militares para tener al pueblo manos arriba. Será entonces cuando el prestigio de la autoridad tenga arraigo en el pueblo, y éste obedezca por convicción y no por miedo, todas las leyes. Una política universitaria de esta manera concebida, es la que parece correcta para nuestra Centroamérica. Y aquí debemos interesarnos todos. Hay que llamar la atención de organismos y personas para que nos ayuden en esta tarea que compete a todos: A los gobernantes, los empresarios, los obreros, los intelectuales, al pueblo todo. Una ayuda total de integración universitaria con todos los sectores de la sociedad centroamericana para que el futuro sea nuestro. (Fragmentos del discurso pronunciado en el acto inaugural de la V Reunión del Consejo Superior Universitario Centroamericano, que se realizó en el Paraninfo de la Universidad de El Salvador, 22 de junio de 1960).

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NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA

Mariano Fiados Gil (León de Nicaragua: 16 de diciembre de 1907 - ldem:.7 de octubre de 1964). Abogado, diplomático, ministro de Estado, ensayista, narrador, polemista, poeta y exiliado; pero sobre todo, el modernizador de la Universidad de Nicaragua, en tanto que desde la rectoría que asumió en mayo de 1957, encabezó la lucha por la autonomía, que se obtuvo en 1958 y la dotó de nuevas escuelas y facultades, que se proyectaron en la vida nacional. Humanista liberal de pensamiento y acción abierta, pluralista, se valora como una de las mentalidades más lúcidas del siglo XX y forma, junto con Edelberto Torres y José Coronel Urtecho, la trilogía de maestros de juventudes de Nicaragua. Guía y estímulo de la llamada Generación de (a Autonomía y del Frente Cultural Ventana, integrados por Carlos Tünnermann, Alejandro Serrano Caldera, Joaquín Solís Piura, Sergio Ramírez, Fernando Gordillo y otros más. Su pensamiento pedagógico, sus reflexiones sobre la historia, la sociedad y las artes y la función de la educación superior y su creación están contenidos en sus libros: León de Nicaragua, Campanario de Rubén (1957), Humanismo beligerante (1958), Horizonte quebrado (1959), A la libertad por la Universidad (1960), Panorama universitario mundial (1961), Salomón de la Selva, poeta de la humanidad y la grandeza (1963) y De Nueva Orleáns al Cercano Oriente (1964). 257


La Universidad Nacional Autónoma (León), publica ahora, con motivo del XXX aniversario de su fallecimiento, un libro que es mucho más que un libro, para erigirse en la obra de una vida: A la libertad por la Universidad, porque como afirma Sergio Ramírez, Mariano Fiallos Gil pudo encontrarse en forma definitiva en la Universidad, "por tres razones fundamentales: primero, por su obra académica que queda a la vista, al dar vigencia a la Universidad, ausente de la historia nacional desde los tiempos coloniales, institución apagada y de segundo orden, sujeta a los cánones provinciales; después, al haber podido transmitir su obra y su pensamiento a toda una generación y ser en este sentido maestro, otra de las calidades que había perdido a lo largo del camino. Y por último, su ideología que está en las cartas, en los discursos, en sus libros, una de las ideologías más auténticas del pensamiento nicaragüense del siglo XX y que pudo resumir en una frase: A la libertad por la Universidad".

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Este libro se terminรณ de imprimir en los talleres grรกficos de INPASA de Managua, en el mes de septiembre de 1994. Su ediciรณn consta de 2,000 ejemplares en papel bond.



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