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Créditos ISBN: 978-956-8716-03-5 RPI: 200682 Investigación y desarrollo Jaime Hernández Ojeda Asistencia en investigación Eric Hurtado Osbar Juana Lizaso Solís Dirección Editorial Jaime Hernández Ojeda Asistencia Editorial Patricio González Ríos Diseño de Portada y diagramación www.ministerio.cl Digitalización de fotografías Diego Barriga Betancourt Transcripción de textos Eric Hurtado Osbar Carolina Oliveros Grandón Idea original Felipe Araya Muñoz Jaime Hernández Ojeda, 2011 Este trabajo está bajo licencia Creative Commons, en los términos que a continuación se especifican: Puede ser distribuido, copiado y exhibido por terceros si se muestra en los créditos. No se puede obtener ningún beneficio comercial y las obras derivadas tienen que estar bajo los mismos términos de licencia que el trabajo original.
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Arte Sonoro Austral Ediciones 1ª Edición: Enero 2011 Tiraje: 1000 ejemplares www.artesonoroaustral.cl Avda. Simpson 421, Barrio Estación, Valdivia. Fono: 56-63-204857 Imprenta América
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Jaime Hernรกndez Ojeda
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Espacios para recordar y aprender Este libro corresponde al tercer y último de los tres espacios conmemorativos del proyecto Conmemoración de los 50 años del Terremoto de 1960, desarrollado durante 2010 por el Grupo de Trabajo Terremoto en Valdivia, Región de Los Ríos. Éstos, han tenido la finalidad de recordar públicamente los fenómenos del ‘60 y ser espacios participativos de construcción de memoria colectiva que nos ayudan a no olvidar, invitándonos a asumir un pasado doloroso para enfrentar más sólidamente nuestra activa realidad sísmica. El primero de estos espacios fue el sitio web Terremoto1960.cl. Un espacio virtual-global que desde abril de 2010 ha permitido a personas de cualquier lugar del país y el planeta publicar, conocer testimonios, fotografías y archivos de prensa sobre los hechos naturales y sociales que se conmemoran. El segundo espacio activado fue Rucos, intervención pública física-local, expositiva e itinerante que recorrió seis barrios de Valdivia, la cárcel de la ciudad y tres localidades de Los Ríos en la costa y precordillera. Durante 6 meses, a partir del 22 de mayo de 2010, este montaje invitó y acercó a habitantes de la región a encontrarse en la calle y en entornos naturales con archivos visuales y testimonios compartidos por personas, familias e instituciones en esta conmemoración. 1960 Memorias de un desastre, libro desarrollado por Jaime Hernández Ojeda basado principalmente en relatos de testigos presenciales, se articula así como un material patrimonial que más que cerrar este trabajo de construcción de memoria, abre la posibilidad tangible de seguir conmemorando el Terremoto del `60. Ahora, desde un contexto familiar-educativo, con el interés de contribuir a la transmisión y el debate intergeneracional de este trascendental y reincidente rasgo de nuestra historia. Gran parte de las fotografías que componen esta publicación y los otros materiales elaborados bajo esta iniciativa, fueron compartidas por habitantes de la región en las Sesiones de Digitalización de Archivos realizadas durante 2010 en Correos de Chile en Valdivia, Corral y Los Lagos. Agradecemos profundamente estas valiosísimas colaboraciones. Felipe Araya M. Idea y coordinación de proyecto
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A la memoria de don Carlos Fredes Aliaga (1931-2010)1 Lúcido y generoso exponente de nuestra historia. Y a la de todas las víctimas de nuestros desastres.
1. CARLOS FREDES ALIAGA Profesor de Estado en Historia, Geografía y Economía Política (Universidad de Chile). Nacido en 1931, realizó estudios de posgrado en las universidades de Puerto Rico, México y Complutense de Madrid. Ejerció como profesor de Economía en la Universidad de Chile y en la Universidad Técnica del Estado. Fue secretario de redacción de Panorama Económico, publicación fundada y dirigida por Aníbal Pinto durante el lapso de 1953 a 1960. También colaboró en Ultima Hora, vespertino de izquierda dirigido y de propiedad de Aníbal Pinto. En 1962 apareció la primera edición de Curso de Economía” (Aníbal Pinto y Carlos Fredes), obra que alcanzó más de 40 ediciones en castellano y 15 en portugués con traducción de Claudio Marinho. Además, publicó gran cantidad de textos escolares en variadas disciplinas sociales. Se desempeñó como consultor de UNESCO para América Latina y el Caribe en el campo de los textos escolares.
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Índice
Presentación
p. 8
Antes… 1. CHILE EN LA DÉCADA DE 1960 Chile bajo la Presidencia de Jorge Alessandri Rodríguez Situación política internacional: la Revolución Cubana y la Guerra Fría
p. 12 p. 18 p. 27
2. VALDIVIA EN 1960 La calidad de vida Las comunicaciones (medios y vías)
p. 32 p. 36 p. 37
3. ALGUNOS DATOS CIENTÍFICOS SOBRE LOS TERREMOTOS
p. 46
4. ANTECEDENTES ETNOHISTÓRICOS: MAPUCHE Y CRÓNICAS (TERREMOTO 1575)
p. 50
5. EL TERREMOTO de 1960
p. 59
En el instante… 6. EL DESASTRE URBANO Y RURAL Trumao + Maihue + Toltén + Corral + Lanco + Valdivia
p. 80
7. EL MAREMOTO O TSUNAMI Queule + Niebla + Los Molinos + Mehuín + Corral + Puerto Saavedra El terremoto y maremoto de 1960 en otras provincias de Chile Maullin + Puerto Montt + Ancud + Castro
p. 95
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p. 113
Inmediatamente después… 8. INMEDIATAMENTE DESPUÉS La labor de los bomberos La reacción de las autoridades El Batallón de Hierro Comunicaciones
P. 118 p. 120 p. 125 p. 133 p. 134
9. ORGANIZACIÓN Y SOLIDARIDAD NACIONAL E INTERNACIONAL El puente aéreo
p. 147 p. 155
10. El RIÑIHUAZO Y LOS RUCOS
p. 165
11. LA EVACUACIÓN
p. 177
12. LA RECONSTRUCCIÓN El Plan de Reconstrucción Nacional
p. 187 p. 187
13. HACIA UNA CULTURA SÍSMICA
p. 200
Bibliografía p.214
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Presentación Todo el pueblo se encaminó hacia el cerro Tentén, con la poca ropa que habían salvado. Allí prendieron grandes fogatas durante la noche, mientras llovía con intensidad. No quedó ni un solo muelle, pues fueron llevados por las aguas, el espectáculo que presenta la ciudad es verdaderamente dantesco. Maldonado Jiménez.2
La importancia de conmemorar el Terremoto de 1960, como un hecho histórico de importancia fundamental en nuestro desarrollo como país, se basa no sólo en la magnitud del desastre y la intensidad del evento, sino en su implicancia en el desarrollo de nuestra historia como nación republicana y en los procesos de conformación de nuestra propia identidad cultural como país. Chile es un país altamente sísmico, es decir, abarca un territorio donde históricamente han ocurrido, ocurren, y todo indica que seguirán ocurriendo, una serie de devastadores e impresionantes terremotos y maremotos; de hecho, de los más potentes de todo el planeta. Los mapuche, uno de los principales grupos culturales habitantes originarios de este territorio, reconocen de antaño la ocurrencia milenaria de la manifestación de este tipo de fenómenos de la naturaleza; incluso, a partir del mito de su propia creación como pueblo: el enfrentamiento entre Treng-Treng y Kai-Kai, en el que se explicita cómo repentinamente comienzan a subir las aguas en esta batalla espontánea entre estas dos grandes y poderosas fuerzas espirituales antagónicas… Incluso en este relato se identifica el kimün3 que permite salvar la vida de muchos mapuche y la continuidad de su cultura: subiendo a la cima de los cerros. La oralidad ha permitido conocer este y otros relatos de singular importancia para la comprensión del mundo que nos rodea. Por otra parte, numerosas crónicas del siglo XVI en adelante, precisamente desde los inicios de la conquista española de nuestro territorio, dan cuenta de varios terremotos y maremotos a lo largo y ancho del país: 1570, 1575, 1647 y 1730 (Lobera, 1575; Amunátegui, 1882). Posteriormente, ya en los inicios de la República, existen claros antecedentes y documentos que refieren a importantes eventos sísmicos: 1822, 1835, 1906, 1922, 1928, 1939, 1949, 1958, 1960, 1965, 1967, 1971, 1985, 1987, 1997, 2005 y recientemente 2010 (Urrutia et al., 1993; Guarda, 2001; Revista Ercilla, 2005, pp. 14-17). Esta lista de eventos telúricos refieren sólo a los más grandes, existiendo muchísimos otros de menor intensidad. Aun así, es enorme la cantidad de veces que nuestro país ha debido enfrentar terremotos y sus graves consecuencias.
2 Corresponsal del diario La Prensa de Osorno 30 de mayo de 1960. Pág. 2 3 Palabra del mapudungun o idioma mapuche que significa: conocimiento, sabiduría.
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Conmemorar es recordar públicamente, pero no en un sentido oficialista, sino todo lo contrario, destacando el valor del ejercicio democrático a que refiere la construcción colectiva de nuestra memoria, de nuestra historia, desde la perspectiva de sus propios protagonistas. La historia oral está compuesta de relatos de testigos de época que destacan, describen e interpretan sucesos y procesos considerados relevantes por motivos de diversa naturaleza, pero que principalmente humanizan los “hechos históricos” precisamente con este aporte de la subjetividad de cómo se vivieron, recuerdan y reconstruyen dichos fenómenos desde una perspectiva particular, la de los propios testigos o “sujetos históricos”; con sus singulares ideas, prejuicios, posiciones sociales y políticas, arraigo cultural, etc. En definitiva, toda una compleja red de factores interrelacionados que inciden en la particularidad del punto de vista de cada persona según los hechos que devienen históricos. La importancia de la historia oral radica en su contribución a la idea de pertenencia a una época y un contexto cultural específico; a los modos de ser de una colectividad o sociedad particular, donde los relatos históricos generan una red de relaciones entre seres humanos concretos: los chilenos. De esta forma, “LA” historia se transforma en “NUESTRA” historia. Por otra parte, nuestra historia personal y social nos permite mirar al pasado y entender este como un proceso reflexivo y enriquecedor que se retroalimenta de relatos e interpretaciones; es un espejo que refleja nuestros aciertos, capacidades, limitaciones y errores que como sociedad hemos ido conformando a través del tiempo, los territorios y las circunstancias. Todo este proceso permite la construcción de nuestra identidad cultural, a la vez que clarificar, fortalecer o cambiar nuestras formas de entender, concebir, imaginar e interactuar con las realidades a las cuales nos vemos enfrentados en un aquí y un ahora. “Mirar al pasado” nos da la posibilidad de lograr aprendizajes significativos sobre cómo relacionarnos de manera adecuada con nuestro entorno natural, social y cultural. La historia oral destaca también por su practicidad. Si logramos realizar dichos procesos reflexivos tenemos la posibilidad de aprender a estar preparados y a reaccionar adecuadamente en el momento que acontezca un terremoto o un maremoto. Quienes han vivido semejante experiencia o han escuchado relatos sobre cómo se salvaron los sobrevivientes, pueden en tales circunstancias hacer uso de dicho conocimiento local para salvar su vida y la de otros. Un ejemplo de la importancia que le otorgan a la historia oral los propios científicos especializados en maremotos, terremotos y sus consecuencias, es el manual de sobrevivencia ante un tsunami de Atwater et al., basado en los relatos de sobrevivientes de Chile, Japón y Hawai, texto en el que se identifican claramente las acciones que permitirían salvar la vida de numerosas personas. Es por todas estas razones que consideramos relevante y fundamental llevar a cabo una investigación de orden cualitativo que permitiera registrar y sistematizar toda la información disponible a nuestro alcance respecto del gran terremoto y maremoto de 1960, con el objeto de poder describir y analizar ciertos aspectos de su relación e implicancia en la conformación de nuestra historia e identidad cultural cincuenta años después de ocurridos los sucesos, ad portas al bicentenario de la República, momento que puede llegar a ser una instancia de reflexión sobre quiénes somos y cómo estamos siendo los habitantes actuales de este territorio.
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En el transcurso de esta investigación, el 27 de febrero de 2010 sufrimos la experiencia de un nuevo terremoto que afectó a gran parte de nuestro país, el que alcanzó una magnitud de 8,8º en la escala Richter. Vivimos en carne propia una grave situación que azotó nuevamente a Chile, confirmando el altísimo grado de sismicidad y riesgo de nuestro territorio. Pero ello también permitió reafirmar nuestra convicción respecto de la importancia de la experiencia expresada en la diversidad de relatos que conforman este libro: nos transformamos en los propios testigos de una catástrofe, lo que evidentemente ayuda a comprender los fenómenos sísmicos con una perspectiva mucho más enriquecida de nuestra historia.
Jaime Hernández Ojeda Valdivia, mayo de 2010
Muelle de Valdivia con la anchura original previa al terremoto de 1960. Gentileza de Juan Castillo Morales, Corral.
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1. CHILE EN LA DÉCADA DE 1960
Antes… 11
1.CHILE EN LA DÉCADA DE 1960 Para comprender con cierta profundidad cuál pudo haber sido el impacto del Terremoto y Maremoto de 1960, nos parece adecuado considerar, o al menos dar una mirada, a algunos de los aspectos esenciales de cómo era nuestro país en dicha época y su situación contextual en el marco de las relaciones políticas, económicas y socioculturales del mundo en aquella década de 1960. ¿Cómo era Chile en 1960? ¿Cuáles eran los principales hechos y procesos sociales de aquel momento? ¿Cómo era la vida cotidiana de los chilenos en 1960? En este capítulo, y en los siguientes, intentaremos responder, aunque sea parcialmente, a estas interrogantes. En 1960, la población total de nuestro país era de 7,6 millones de habitantes.4 La distribución geopolítica y administrativa dividía al país en 25 provincias. Cada provincia se dividía en sus respectivos departamentos, los cuales a su vez se subdividían en comunas.
Fotograma de la película El Chacal de Nahueltoro, protagonizada por Nelson Villagra y dirigida por Miguel Littin, 1969.
Allí se levantaron ciudades como Concepción (163.802 h.), Talcahuano (68.552 h.), Chillán (65.790 h.), Temuco (64.441 h.), Valdivia (56.472 h.), Lota (50.645 h.), Osorno (50.205 h.), Pto. Montt (36.218 h.), Angol (24.657 h.), Coronel (21.739 h.) (Hernández, 1960, p. 21)
Chile se preparaba a celebrar sus ciento cincuenta años como república independiente, por lo que existían variadas actividades programadas en relación con este sesquicentenario. Santiago, como capital, centralizaba todos los poderes, aun cuando existían las autoridades provinciales y comunales estas dependían de la administración central, que era altamente burocrática y de una jerarquía absolutamente vertical. Cordones de pobreza rodeaban la ciudad con poblaciones marginales conocidas como callampas, las cuales consistían en precarias viviendas levantadas y habitadas por una gran masa humana, en su mayoría proveniente de una constante migración del campo a la ciudad, fenómeno de larga data en nuestro país, que se intensificó particularmente a partir de 1920. Este proceso, sumado a las transformaciones de las formas de producción a fin de aumentar la industrialización del país, terminaría generando una gran masa proletaria que habitaba la capital. La gran minería del cobre estaba en manos privadas extranjeras, siendo nuestra economía altamente dependiente de los vaivenes del mercado, producto de su fuerte orientación a la producción de materias primas y alimentos, con muy poco valor agregado. En la ruralidad del centro-sur de Chile existían grandes latifundios, los que tenían una economía cuasi feudal, donde el patrón era amo y señor de su reino, haciendo y deshaciendo respecto de sus inquilinos (incluido el “derecho de pernada”), quienes no tenían propiedad, aunque sí podían trabajar cierto pedazo minúsculo de tierra para su supervivencia y la de su familia (Salazar, 2006). Las desigualdades e injusticias sociales en 1960 eran un asunto penosamente normal, tanto en las zonas urbanas como rurales, diferenciándose sutilmente unas condiciones de otras. Un ejemplo de la complejidad de esta situación se aprecia en la película El chacal de Nahueltoro (Navarro et al, 2009), en la que se retratan las condiciones de vida del bajo pueblo en la ruralidad del país y se explora en su relación con la sociedad 4 Según el censo de 1952.
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nacional y las estructuras de poder (judiciales y luego con el Ejecutivo), a propósito del bullido caso del asesinato de una familia completa a manos de un gañán, su posterior apresamiento, alfabetización y trabajo de “reinserción social”, que culmina con la solicitud al primer mandatario de la absolución de su condena a muerte, la que finalmente fue negada por Jorge Alessandri Rodríguez,5 Presidente de Chile entre 1958 y 1964. Veamos otros aspectos de la vida social de la década. Respecto de las comunicaciones, podemos indicar que los principales medios de noticiosos eran las radioemisoras, los periódicos y las revistas, la mayoría de los cuales eran editados en Santiago y luego distribuidos a provincia. Los diarios capitalinos en 1960 son El Mercurio, El Siglo, El Diario Ilustrado y La Nación. Las revistas de circulación nacional más conocidas o populares son Ecran, Ercilla, Zig-Zag; Vea, En Viaje, Estadio y Life en español. Las emisoras radiales de Santiago son: Agricultura (1936; Sociedad Nacional de Agricultura), Radio Minería (Sociedad Nacional de Minería), Radio Portales (1958: Talca; 1960: Santiago y Valparaíso), Radio Pacífico, Radio Santiago (1950), Radio UTE (1959, la primera radio universitaria), Radio Nuevo Mundo (1932, Partido Comunista de Chile), Radio Panamericana (1959), Radio Sudamérica (1929: actualmente la más antigua del país) y Radio Presidente Balmaceda. Otras radios de regiones sureñas, activas en la década de 1960, son: Radio El Carbón de Lota (1959); Radio Portales de Talca; radios Baquedano, Sur y Camilo Henríquez, de Valdivia; Radio Sago de Osorno, entre otras… En las ciudades principales de las demás provincias existían otros diarios, revistas y radioemisoras locales. En la zona Sur destacamos los diarios El Sur de Concepción, El Austral de Temuco; El Correo de Valdivia; La Prensa de Osorno; El Llanquihue de Pto. Montt; La Cruz del Sur de Ancud, Chiloé. El rol comunicacional y social de las radios en esta década fue fundamental, siendo el principal y muchas veces único medio de comunicación de la población rural con el resto del país y el mundo. Su relevancia comunicacional se comprobaría luego, en los días posteriores al terremoto. Las radios ocupaban un lugar central en la vida cotidiana de las personas. A través de sus programas informativos, radioteatros y sobre todo mediante la música, constituían el principal recurso de comunicación y entretención de la época. Era común en ciertas radios de Santiago y regiones (Sur y Baquedano en Valdivia) invitar a artistas a cantar a los estudios de la emisora, que estaban habilitados para recibir público y emitir sus programas en vivo. Fueron bastantes los cantantes que utilizaban el medio radial para darse a conocer e iniciar sus carreras musicales. Lo mismo ocurría con los radioteatros, algunos de los cuales permitían la presencia del público (González y Rolle, 2003). La década de 1960 estuvo marcada por vientos de cambio que reflejaban el inquieto espíritu de la época, producto de la necesidad y exigencia por parte de la población de mayor libertad y cambios sociales, los que se acentuarían al final de la década, luego de la revolución social e ideológica de mayo de 1968 en Francia, que actuó como gatilladora de similares revoluciones en varios países del mundo. Uno de los ámbitos de este cambio fue la música. En ese momento estaba de moda la música romántica en español e inglés, la tropical (chachachá, rumba y otros estilos) y, en menor proporción, el jazz entre los gustos más vanguardistas. El famoso cantante chileno Lucho Gatica triunfaba internacionalmente y se casaría el 21 de mayo de ese año con una estrella de cine, la mexicana Mapita Cortés. En Santiago, el Bim Bam Bum era famoso por sus hermosas vedettes y “la revista” hacía exitosas giras por las distintas provincias del país, integrada por artistas de la talla del humorista Manolo González. 5 La negativa del Presidente le acarreó una notable impopularidad entre la mayor parte de la ciudadanía chilena de la época.
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Moda de los 60 en Chile. Ejemplo de publicidad de la fábrica chilena Yarur. Destacan los modelos de belleza, tanto de las mujeres como de la estética de las prendas y el ambiente, recreadas por el dibujante Jimmy Scott. Topaze nº1.446, 08.VII.1960
Por fin llega esta maravillosa Compañía
BIM BAM BUM
Con su elenco completo del Teatro Opera de Santiago. AMELITA VARGAS La maravillosa vedette Cubana * HUMBERTO GAMBINO El genial fono mímico.
Eugenio RETES * Iris DEL VALLE * Gabriel ARAYA * Chito Morales _____Los mejores cómicos de Chile_____ y EL FAMOSO BALLET BIM BAM BUM
con las chicas más lindas de Sud América presentando la magistral revista musical:
“MUJERES DIVINOS DEMONIOS” Tres Funciones diarias 18:30 hrs. 21:15 hrs. 22:45 hrs. Miércoles Teatro Central Localidades en venta. (El Sur de Concepción, 15 de mayo de 1960, p. 16)
Integrantes de la famosa y bohemia Compañía Bim Bam Bum.
En el ámbito deportivo destacaban el fútbol, el básquetbol, el tenis y el boxeo. En los Juegos Olímpicos de Melbourne (1956), la atleta Marlene Ahrens obtenía medalla de plata en el lanzamiento de la jabalina, hasta ahora la única medalla conseguida por una chilena en las Olimpíadas. En el boxeo, Ramón Tapia alcanzaba la medalla de plata y Claudio Barrientos y Carlos Lucas, la de bronce, respectivamente. En 1959 se realizaba el III Campeonato Mundial de Baloncesto, en el que Chile logró nada menos que el tercer lugar. Mientras que en el deporte blanco, el destacado tenista chileno Luis Ayala obtenía el segundo lugar del campeonato de relevancia mundial Roland Garros.6 A su vez, en 1960 se realizaba por primera vez la Copa Libertadores7 de América. Asimismo, por ese entonces en nuestro país ya se estaba ampliando el Estadio Nacional con miras a la realización del Campeonato Mundial de Fútbol de 1962, en el que Chile obtendría un glorioso y a futuro muy recordado ¡tercer lugar! Respecto de la educación, podemos destacar que existían en Chile las escuelas normales, dedicadas exclusivamente a la formación de los profesores, los cuales entraban desde muy jóvenes en un régimen de internado o de estudio intensivo, y cuya malla curricular tenía una clara orientación humanista. Existían los liceos técnicos y comerciales con el objeto de formar a los jóvenes en diversos oficios. La formación de profesionales estaba a cargo de universidades que contaban con casa central principalmente en la capital y sedes en las ciudades más populosas del país, como la Universidad de Chile, Universidad Católica de Chile, y la Universidad Técnica del Estado; también había otras instituciones autónomas de regiones, como la Universidad de Concepción, Universidad Federico Santa María de Valparaíso y Universidad Austral de Chile en Valdivia. 6 Revista Ercilla. Nº1, 306, junio1960, p. 15.
Afiche oficial del Campeonato Mundial de Fútbol Chile 1962, FIFA.
7 Originalmente, la Copa Libertadores de América se denominó Copa Campeones de América, debido a que solo se clasificaban los campeones de cada país. La primera edición se disputó en 1960, torneo en el cual participaron solamente siete equipos, porque los campeones de Venezuela, Perú y Ecuador no asistieron a la competencia; los equipos participantes fueron: Bahía (Brasil), Jorge Wilstermann (Bolivia), Millonarios (Colombia), Olimpia (Paraguay), Peñarol (Uruguay), San Lorenzo (Argentina) y Universidad de Chile (Chile). El primer partido en la historia del certamen fue el protagonizado entre Peñarol de Uruguay y Jorge Wilstermann de Bolivia, que finalizó con un abultado 7-1 en favor del equipo uruguayo. Se disputó el 19 de abril de 1960. El campeón de esa edición fue Peñarol, que superó en la final al Olimpia de Paraguay.
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Las universidades se convertirían en un referente fundamental en nuestro país debido a su enorme contribución al desarrollo de formación en los ámbitos científico, cultural y artístico; a ello se sumaba la realización de importantes investigaciones y de las incipientes actividades de “extensión” en los ámbitos recién mencionados, cuyos conocimientos, en sus más diversas expresiones, eran expuestos y analizados en actividades dirigidas a todo público. Durante esta época, el cine de Hollywood comenzó a cubrir un mayor espectro del mercado al iniciar la producción de películas en español, siendo principalmente las coproducciones mexicanas y argentinas las de mayor éxito en toda Latinoamérica. Artistas latinos son reconocidos internacionalmente, en especial los mexicanos de la talla de Jorge Negrete, y otros también, como la actriz española Sarita Montiel y la argentina Libertad Lamarque. Existían varias salas de cine en distintas ciudades del país, las que se conocían con el nombre de teatros. Nombres como Alcázar, Cervantes, Central y otros se repetían en distintas localidades del país. En estos filmes la música cumplía una función muy relevante, papel que la haría muy popular en la audiencia, apoyada su difusión además por las transmisiones radiales de la época en el marco de las campañas de marketing realizadas por las grandes compañías internacionales para conquistar estos nuevos mercados de habla hispana. Esta estrategia respondía en parte a la importancia e influencia de la música mexicana en nuestro país, especialmente en la zona centro-sur de Chile, donde incluso hasta el día de hoy goza de mucha popularidad.
CARTELERA Martes EL ALCAZAR rotativo de 14:30 a 24 hrs. Grandioso Estreno Lindas canciones; La historia de la carabina que hizo triunfar a la revolución mexicana. Rosita Quintana, Luis Aguilar, Pedro Galindo, Andrés Soler. CARABINA 30:30 (menores)
TEATRO PRAT Rotativo Mario LANZA y Marisa ALLASIO en LAS SIETE COLINAS DE ROMA Cinemascope Adrianne BARRET en LA HIJA DEL HORROR MATINE 14:30 Hrs. Menores LAS 7 COLINAS DE ROMA. Mario Lanza
FUEGO SOBRE ARIZONA. William Tarret Programa en Colores.
NOTAS DE CINE “UN APASIONADO VERANO” Largo tiempo contenida la pasión estalla cuando el anhelado encuentro se produce. Judy (Virgina McKenna) y Douglas (Bill Travera) se besan a pleno sol ignorando el drama que se acerca. Una escena de UN VERANO APASIONADO (Passionatte Summer) de la organización Rank que el cine Roxy exhibe desde mañana con censura para mayores de 21 años.
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Teatro Alcázar de Valdivia hacia 1960. Ubicado en el barrio Estación otrora centro de gran actividad comercial, social y cultural de Valdivia. (Plazuela Berlín).
HOY ALCAZAR dos últimos días de exhibición De 14:30 a 24 hrs.
LA VIOLETERA
-6° SEMANAS DE ÉXITO- Ralf Vallone, Sara Montiel WINDSOR Hoy 350-450 menores Comprendió su error y no podía continuar siendo una monja AUDREY HERPBURN HISTORIA DE UNA MONJA Peter Finch Technicolor.
Para la comunicación privada existían el teléfono y el telégrafo. Aunque el primero en Chile a inicios de la década de 1960 era todavía un privilegio de la élite, por lo que la cantidad de aparatos telefónicos en el país era muy reducida. Esta limitada proporción de teléfonos hacía que los números telefónicos fuesen muy breves, incluso de tres o cuatro cifras, en fuerte contraste con los millones de aparatos telefónicos de red fija y celulares que existen hoy en día y que tienen a su vez numeraciones de ocho cifras. Por su parte, el telégrafo estatal fue un medio mucho más económico y de servicio público, al alcance de la mayoría de los chilenos y con una cobertura nacional que se servía del cableado de Ferrocarriles del Estado (EFE) y las oficinas del Servicio de Correos y Telégrafos de Chile, ambas empresas, como varias otras de relevancia nacional, que por aquel entonces eran de propiedad estatal. El modelo comunicacional se basaba en la emisión y recepción de mensajes por medios eléctricos, de manera muy similar al actual email digital. Estos mensajes, los telegramas, se enviaban de una a otra oficina a lo largo del territorio nacional, y su costo se calculaba según la cantidad de palabras contenidas en él. Cada telegrama era recibido e impreso en la oficina de destino y se despachaba a la dirección indicada por el emisor. Para la época era un medio de comunicación entre ciudades y poblados de regular tamaño que cumplía una función muy importante, expedita y económica. Saludos de cumpleaños, casamientos, aniversarios; avisos y felicitaciones por nacimientos; aviso y condolencias por defunciones; avisos de viajes y otros recados, eran comunicados a los familiares y amigos de cada familia por este medio popular. La televisión estaba todavía en fase de experimentación y a un nivel muy incipiente a cargo de las universidades más importantes de la época: la Universidad de Chile y la Universidad Católica, cuyos canales contaban con equipos de limitado alcance que permitían solo la cobertura del radio capitalino. Sin embargo, sería pionera en este proceso de experimentación la Universidad Católica de Valparaíso, al realizar su primera transmisión el 5 de octubre de 1957.8 Años más tarde comenzarían las transmisiones inaugurales oficiales de la televisión en Chile: Canal 13 de la Pontificia Universidad Católica de Chile, el 21 de agosto de 1959, y Canal 9 de la Universidad de Chile,9 el 04 de noviembre de 1960. 8 Es el primer canal de la televisión chilena en realizar una transmisión inalámbrica en vivo, el sábado 5 de octubre de 1957, desde la Casa Central de la Universidad Católica de Valparaíso hasta el diario La Unión, ceremonia que contó con la presencia del entonces Presidente de la República General Carlos Ibáñez del Campo y altas autoridades de la época (http://www.ucvtv.cl/hitos.php)
Afiche de la película La Violetera (1958) protagonizada por la famosa actriz española Sara Montiel.
9 Sin embargo, aun cuando existían serias limitaciones técnicas y logísticas, el Departamento Audiovisual de la Universidad de Chile enviaría a Leopoldo Castedo y Sergio Bravo a realizar el documental La respuesta. Este documental es un registro audiovisual filmado en 16 mm que forma parte innegable de nuestro patrimonio histórico, siendo su temática principal la organización de ENDESA y CORFO para enfrentar la emergencia del Lago Riñihue, cuya desembocadura se había bloqueado producto del terremoto de 1960 y amenazaba con inundar y destruir de forma intempestiva y violenta - con toneladas de metros cúbicos de agua, lodo, rocas y árboles - todos los poblados, campos y valles a su paso, incluida la ciudad de Valdivia.
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Durante 1959, las transmisiones de Canal 13 se realizaban tres veces a la semana en horario vespertino-nocturno, proyectándose fundamentalmente telecine. Ya en 1961, posibilitado por nuevos equipos, se incluye una mayor proporción de programas en vivo, aunque sólo había programación los sábados en la tarde, desde las 18 hasta las 22 horas aproximadamente. En Septiembre de 1962, las transmisiones se ampliaron a los días martes, jueves y domingo, desde las 18 hrs. a las 20:30, para agregar al final del año transmisiones el día sábado. (Hurtado, 1983, p. 65)
Por supuesto, el número de aparatos de televisión en 1960 era muy reducido, debido principalmente a lo rudimentario de los canales locales y al alto costo asociado a la adquisición de un televisor, limitándose a unos cinco mil aparatos, los que evidentemente se encontraban en las casas de las familias de élite de Santiago. Esto conducía a situaciones hoy en día increíbles, como que en ciertos restaurantes y casas comerciales de la capital se anunciara con gran pompa por medio de carteles puestos en la vía pública: “Hoy–Televisión–Hoy”. A comienzos del 1962, en el marco de la cobertura del Campeonato Mundial de Fútbol, la certeza de la realización del Mundial en nuestro país provocaría un mayor impulso al desarrollo de la televisión experimental: En el plano de la recepción, las presiones de los eventuales consumidores, como de los empresarios productores o comercializadores de aparatos de televisión, tuvieron por consecuencia el aumento del parque de televisores existentes en Santiago y Valparaíso. Justamente ese año empieza a operar la industria productora de televisores en Chile (Motorola, subsidiaria de la RCA) iniciándose con una entrega de tres mil aparatos al mercado. Esto, unido a la relativa flexibilización de la importación redundó en que a fines de 1962 ya existían 20 mil receptores (cuatro veces más que en 1959). Ya no sólo eran auditores de televisión los cinco mil diplomáticos y exclusivas familias ligadas al comercio internacional, sino una variedad más amplia de personas con recursos económicos disponibles. (Un televisor costaba aproximadamente US$400). A lo anterior se sumó el fenómeno de la compra de televisores por entidades gremiales, patronales u otras organizaciones, los que eran puestos a disposición de grupos sociales. A la vez, “se instalaron televisores para el Mundial en restaurantes y casas comerciales, que cobraban por la entrada o recargaban el consumo. Se anunciaban con carteles en las calles: `Hoy -Televisión- Hoy’. De aquí que se produjo una experiencia colectiva de recepción de la televisión al momento de su incipiente masificación. Para muchos, su primera experiencia de recepción televisiva se dio en este contexto grupal, el que acentuaba la emoción de seguir las alternativas de las competencias deportivas y en especial, la de avivar un “gol de Chile”. Es decir, el intenso proceso de identificación e integración nacional que significó el triunfo de la selección chilena en este mundial (tercer lugar) y que conmovió a personas de todos los estratos sociales, en un esfuerzo Estado-sociedad civil de pleno consenso y adhesión, se vivió para muchos a través de su primera experiencia televisiva, y casi siempre en un ámbito colectivo. La televisión obtuvo así una presencia visible en la sociedad…” (Hurtado, 1983, p. 85-86)
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El popular personaje Verdejo, haciendo publicidad del económico modelo de radio Victory, de la empresa RCA Victor. Topaze nº1.446, 8.VII.1960, p.4
Chile bajo la presidencia de Jorge Alessandri Rodríguez Con un sistema político presidencialista gobernaba el país desde noviembre de 1958 el ingeniero civil Jorge Alessandri Rodríguez, quien propugnaba manejar el país como una “gerencia”, para lo cual se rodeó inicialmente de un equipo de tecnócratas, tales como abogados, ingenieros y médicos. Sucedía en el poder al general Carlos Ibáñez del Campo, quien algunos años antes había encarcelado, e incluso exiliado, a gran parte de la familia Alessandri. Jorge Alessandri era hijo del carismático ex presidente Arturo Alessandri Palma, y aunque se declaraba independiente, contaba para su elección con el apoyo de los partidos Conservador y Liberal (coalición a la que luego se sumarían los radicales). Cabe mencionar que fue electo con solo el 31,5% de los votos (389.909). (Gamonal, s/f) Al principio, Alessandri no quería ser el candidato oficial de los sectores conservadores del país, pero luego, ante la insistencia, y en vista de considerar que no existía mejor alternativa desde su perspectiva política, decidió aceptar la candidatura. La campaña política fue encargada a Pierre Lehman, amigo de la familia Alessandri y dueño de una empresa constructora, quien con el consentimiento del entonces candidato presidencial, contrató por primera vez en el país una empresa publicitaria para organizar la propaganda. Lehman llamó a concurso a las cuatro agencias publicitarias más prestigiosas del momento, y se rodeó además de un equipo de profesionales no vinculados directamente al mundo político. De este modo, se generó una campaña nunca antes vista en Chile. Los que estamos al frente de esta campaña, no somos políticos. Vamos a tener que trabajar a nuestro estilo. Nosotros somos gentes de empresa (sic), somos ingenieros, somos administradores, de manera que aquí vamos a organizar una gran empresa, para hacer una campaña presidencial absolutamente distinta a lo que se acostumbraba siempre en Chile. Hasta entonces --recuerda Pierre Lehman--, la propaganda la hacían los amigos de candidato con más o menos buena voluntad. Yo ubiqué a publicistas profesionales. Nunca antes, según me dijeron, se había hecho una campaña política en base a estas empresas: las agencias de publicidad… Elegí a la empresa de publicidad “Taurus” cuyo propietario era Pepe Estefanía, casado en esa época con la actriz Ana González “La Desideria”10. Pepe Estefanía vio que el proyecto era de gran envergadura y se unió con Hans Storand y Fernando Silva. Ellos fueron los tres creativos y se encargaron de hacer todo un plan de publicidad y propaganda, a través de canciones, folletos, afiches, volantes, publicaciones en diarios, programas de radio, vallas, etcétera” (Gamonal, s/f p. 124-125) Alessandri se hizo conocido popularmente como “El Paleta”. Este apelativo nació precisamente de esta campaña publicitaria, fruto de una casualidad, la que derivó en el slogan “Alessandri es paleta”, que prontamente tendría una gran aceptación popular: Según Pierre Lehman, las cosas nacieron por casualidad. Un día lo llamó una periodista, la señora Wilson, quien firmaba como “La Huasa”. Ella era partidaria de Alessandri. Contó que en 10 Conocida popularmente como “La Desideria”, por su célebre personaje en el programa cómico Radiotanda de Radio Minería. Obtuvo el Premio Nacional de Arte en 1969.
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el camino a Melipilla había un letrero muy grande ofensivo contra don Jorge. Decía: “Alessandri Pelota”… La periodista estaba preocupada… Pierre Lehman le dijo: Pero Huasita, usted tiene imaginación, ¡por qué no ve cómo arreglar eso! Y a esa periodista se le ocurre cambiar esas dos letras y quedó el letrero igual, muy grande que decía: “Alessandri Paleta”, Esto le gustó a los publicistas y se mandaron a hacer cientos de miles de “soleras”; es decir, un afiche angosto y largo que se ponía en las bajadas de las aceras. Y simplemente decía “Alessandri es Paleta” Y pronto el candidato para el pueblo no fue Alessandri ni don Jorge, como era para los que estábamos trabajando más cerca. El pueblo comenzó a llamarlo El Paleta. Se popularizó ese slogan y tuvo gran éxito. Fernando Silva contó que todo esto de los slogans era muy difícil de explicárselo al propio Alessandri: Tuvimos que hacerle una especie de memorándum explicándole qué era esto del “Paleta”. Decirle qué significaba en el pueblo “el compadre paleteado”. El que ayuda, el que se pone, el que es valiente, el que le mete pa’delante, el que tiene fuerza, el que es amigo de los amigos, el que dice “cuando hay que tomar, tomamos y cuando hay que comer, comemos”. Esa cosa tan chilena que tenemos “los compadres paleteados”. De ahí, entonces, se popularizó en todo el país lo del candidato “Paleta”. (Gamonal, s/f p. 126) Durante la campaña presidencial, el candidato Alessandri realizó una gira por el país dando sobrios discursos. En una ocasión fue atacado por extremistas en la ciudad de Osorno, quienes le lanzaron ácido a su rostro, sin tener, para su suerte, que lamentar mayores consecuencias. Sin embargo, en general, el clima político de dichas elecciones fue bastante sereno; sólo se registraron unos desórdenes aislados de riñas callejeras entre partidarios de los principales candidatos y en el fulgor de la campaña surgieron algunas descalificaciones entre candidatos. Finalmente, las elecciones de noviembre de 1958 darían por ganador a Alessandri por un estrecho margen:
Jorge Alessandri Salvador Allende Eduardo Frei M. Luis Bossay Antonio Zamorano
389.909 votos (31,55%) 356.493 votos (28,85%) 255.769 votos (20,70%) 192.077 votos (15,54%) 41.304 votos (3,34%)
Nótese que el total de la población votante ascendía tan sólo a casi un millón y medio de ciudadanos, escrutándose 1.483.104 votos, de los cuales hubo 247.552 abstenciones, siendo efectivos por lo tanto 1.235.552. De este modo, la elección del Presidente de la República quedó en manos del Congreso Nacional, el que ratificó la victoria de Jorge Alessandri con un total de 147 votos (de 195), quien pasaría a gobernar el país hasta 1964. El primer año del gobierno de Alessandri estuvo focalizado en el control y reducción de la inflación que aquejaba al país. Alessandri, siendo Presidente de la República, se consideraba a sí mismo como ingeniero y empresario antes que político. Siempre fue independiente, aun cuando se le asociara a la centro-derecha y recibiera el
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apoyo de los partidos políticos más conservadores del país. Su postura político-económica postulaba la libre competencia y su visión del rol del Estado era básicamente la de establecer las condiciones para dar estabilidad a la moneda, estimular cierto grado de inversión extranjera, y apoyar el aumento de la producción nacional por medio del ordenamiento racional y eficiente de la administración pública y de la economía nacional como vía principal para superar los problemas económicos y sociales del país. La planificación racionalista, basada en las consideraciones tecnocráticas, incluso llegó a identificar la necesidad de descentralización de la administración a nivel nacional, abogando por una mayor autonomía de las autoridades regionales, la que sin embargo nunca se dio en la práctica. La estrategia de Alessandri consistía en generar una nueva legitimidad, asentada en la eficiencia y racionalidad de la administración pública. Para ello requería un disciplinamiento social que acotara las demandas sobre el Estado y su presión inflacionaria. Defendió una imagen de su gestión como apolítica, “técnica”: cambió los cuadros superiores, incorporando personeros provenientes en su mayoría de la empresa privada, en desmedro de los formados en la actividad estatal o provenientes de la clase política. Ideológicamente, este proyecto implicaba sustraer a la política de la esfera más ampliamente pública asentada en los mecanismos de negociación (sistema político) y en la creciente competencia ideológica, para legitimar una acción política de especialistas, apoyada en criterios de eficiencia y racionalidad. Económicamente pensaba que tal remozamiento del Estado redundaría en mejores condiciones para aliarse con capitales nacionales y extranjeros que incrementarían la inversión productiva: una de las bases de su política económica fue el incentivo del ahorro social, sustentado en la ética de la austeridad. Asimismo, enfrentó la crisis del desequilibrio de la balanza de pagos restringiendo las importaciones y limitando la disponibilidad de dólares de la población. (Hurtado, 1983, p. 24)11
Banda de rock chileno Los Stereos en presentación ante las cámaras de Canal 13 TV UC ca. 1965. Colección del autor, Valdivia.
El día de su elección sucedió un terremoto en el sector de Las Melosas, en el Cajón del Maipo, zona precordillerana de la Región Metropolitana de Santiago: “Jorge Alessandri había tenido su estreno catastrófico, cuando se produjo el terremoto de Las Melosas” (Urrutia et al., 1993). Si retrocedemos en el tiempo al domingo 15 de mayo de 1960, exactamente una semana antes del gran terremoto, nos encontramos con que nuestro país enfrentaba una fuerte agitación social y una serie de problemas sociales y económicos, los que condujeron a la población y a los obreros, empleados y trabajadores de diversos rubros, a organizar protestas, paros y huelgas en reclamo por las malas condiciones laborales y la mediocridad de los salarios. A la huelga del magisterio, se sumaba la de los mineros del cobre12. Principalmente, la huelga del carbón en Lota era un conflicto entre los sindicatos mineros, la compañía carbonífera y el propio gobierno. 11 Dentro de esta lógica, la televisión significaba solo mayores gastos para el país, por las divisas necesarias para la importación de equipos, y para la población, al adquirir los receptores. Declaraba Alessandri en 1961: “Somos un país pobre. La televisión es un derroche de ricos, una válvula de escape de las divisas”. El término “derroche de ricos” ubicaba a la TV al nivel de bienes de consumo superfluos, respecto de la cual cabían solo consideraciones económicas. En ello parece verse una subvaloración e incomprensión de un fenómeno complejo como la televisión, cuya importancia en el terreno cultural y cuya capacidad de expansión masiva era ya innegable a quince años de su implantación en el mundo. Este criterio, reacio a abrirse a innovaciones tecnológicas y sociales a nivel de la cultura de masas, guió las diversas decisiones que tomó en este campo a lo largo de su gobierno. En ello fue secundado por su ministro del Interior, Sótero del Río, aun en contra de las fuertes presiones ejercidas incluso por sus propios ministros de otras carteras. La vigencia de la concepción del Estado docente en el área cultural fue otro factor que influyó en el bloqueo presidencial a la televisión privada. Esto también tuvo importancia en que se concediera un espacio inicial -aunque restringido- a la televisión experimental universitaria (Hurtado, 1983, p. 24) 12 Por ese entonces las principales minas de cobre del país eran de propiedad de poderosas empresas internacionales como la Anaconda Cooper Mining Company y Braden Cooper Co., subsidiaria de Kennecott Cooper Corporation. El 21 de Diciembre de 1970 el gobiernote salvador Allende presentó al Congreso Nacional el Proyecto sobre Nacionalización de la Gran Minería del Cobre, el cual fue aprobado en Julio de 1971, siendo promulgado como Ley 17.450.
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Revisemos un resumen de la semana sobre los principales acontecimientos nacionales analizados por el diario El Sur de Concepción:
HECHOS NACIONALES Pocas variaciones experimentó el panorama nacional con relación a la semana anterior, las huelgas y los conflictos del trabajo pendientes o en gestación volvieron a constituirse en los hechos noticiosos más salientes. Múltiples gestiones especialmente de personeros políticos surgieron para buscar solución a los movimientos. Sólo prosperó la encaminada a superar el conflicto del Magisterio por la mediación de dirigentes de los partidos Liberal y Conservador. La sonrisa asomó levemente en el huraño rostro que muestra Chile cuando los alumnos de medicina Veterinaria se tomaron su escuela ocupándola en una operación del tipo comandos. La tensión social tuvo ecos en la cámara que destinó una sesión especial para debatir los conflictos de trabajo. En el plano político la Junta Ejecutiva del Partido Nacional Popular desahució las conversaciones con los democratacristianos tendientes a formalizar un pacto electoral. Los socialistas democráticos aceptaron la invitación del partido Radical para ingresar a sus filas. En el Senado hubo un largo debate internacional sobre las ventajas o inconvenientes del proyecto arbitraje con Argentina. Finalmente los Radicales anuncian la presentación de un proyecto de reajuste de sueldos y salarios equivalente a un ciento por ciento del alza del costo de la vida. El gobierno anticipó la aplicación de una nueva política agraria a través de programas regionales de asistencia técnica. La Corporación de Fomento de la Producción contribuye también a dar un fuerte impulso a las actividades del Agro a través de su recién creado Comité Ejecutivo Agrícola. En Iquique paralizaron todas las actividades locales como expresión de protesta por la postergada solución a los graves problemas que afectan a la provincia de Tarapacá. El mismo día el Gobierno decidió intervenir la Oficina Salitrera Victoria de propiedad de la COSATAN cuya paralización acarrea considerables perjuicios a la economía nacional y decretó la reanudación de las faenas. Y en el sur, Concepción presenció la invasión de los obreros del carbón.
Marcha del Carbón de los obreros en huelga desde Lota y Coronel hacia Concepción una semana antes del desastre. El Sur de Concepción 15.V.1960, p.15
SIGUEN LOS CONFLICTOS
Sin variación continúan los conflictos del carbón de los obreros de Potrerillos y El Salvador, eléctricos, telefónicos, metalúrgicos y otros sectores gremiales. Al cabo de 6 días de huelgas el magisterio se reintegró a sus labores luego de gestionar mediadores de personeros de los partidos Conservador y Liberal un acta suscrita por dirigentes de ambas colectividades y de la FEDECH establece que una comisión tripartita (Gobierno, Profesores y Políticos) se abocarán al estudio de una solución definitiva a las aspiraciones docentes y económicas del magisterio en un término no mayor a 20 días. El gobierno por su parte reiteró que no permitirá movimientos ilegales y la ley de seguridad del estado comenzó a ser aplicada sobre los dirigentes gremiales de “movimientos ilegales”.
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La intranquilidad social se exteriorizó en desfiles callejeros con choques entre carabineros y manifestantes.
INCIDENTES Varios carabineros y civiles resultaron heridos en violentos incidentes registrados el Jueves en la noche en Santiago. Algunos negocios de calle Ahumada recibieron pedradas en la vitrinas y otros por la acción del agua lanzada por los “guanacos” para disolver las manifestaciones – Según información de carabineros la alteración del orden público obedecía a un plan comunista preconcebido. Por tal motivo la fuerza policial habría recibido instrucciones de mantener el orden a toda costa. El carro lanzaagua inundó el Waldorf, el café Haití, el salón Cuba y el café Do Brasil. El viernes en la noche el Ministerio de Interior entregó una versión oficial denunciando las bases del movimiento subversivo.
SITUACIÓN EN EL NORTE Todas las actividades afiliadas al Centro para el Progreso de Iquique paralizaron el Jueves por 24 horas como expresión pública de protesta por la grave situación que afecta a toda la provincia, en una declaración oficial el Centro para el Progreso acuerda “exigir que el gobierno acelere la solución del problema salitrero, pasando a la administración definitiva de la CORFO las oficinas de la Compañía Salitrera Tarapacá y Antofagasta. En las últimas horas de la tarde de ese mismo día el gobierno acordó intervenir la Planta Victoria de propiedad de la COSATAN decretando la reanudación de las faenas. La CORFO según resolución gubernativa intervendrá en la asesoría técnica de la explotación de dicha planta. (El Sur de Concepción, 15 de mayo de 1960) Como se aprecia, la situación estaba muy complicada en gran parte del país. En el sur, los mineros del carbón ya habían organizado una populosa marcha por la ciudad de Concepción en protesta por los bajos salarios y pésimas condiciones laborales. En este mismo diario se destacaba una nota acerca del problema de los niños que quedaban excluidos del sistema educacional en Concepción por la “falta de locales escolares”, indicando que de los 11.794 que se encontraban en dicha situación de exclusión, un total de 6.730 niños correspondían a las zonas de Coronel y Lota, es decir, con toda probabilidad correspondían, en su mayoría, a los hijos de los mismos mineros en huelga. (El Sur de Concepción, 15 de mayo de 1960) La sociedad chilena se planteaba interrogantes acerca del origen de los graves problemas y diferencias sociales que la aquejaban. He aquí un comentario en el marco de un congreso nacional respecto del origen de la delincuencia juvenil: En la educación fallida se nutren algunas de las causas de la delincuencia juvenil. El 76 por ciento de los muchachos entre 15 a 19 años no asiste a ninguna escuela. En 1940, el presupuesto
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educacional era de 16,9% del presupuesto de la Nación y representaba el 1,8 % del ingreso nacional. En 1956, estos valores eran de 11, 5 % y 1,4 % respectivamente, no obstante que aumentaron la población y el ingreso. Eso significa que los Poderes Públicos subestiman el problema educacional. (Juan Sandoval Carrasco del Ministerio de Educación)13 En un marco general, el gobierno insistía en mantener sus medidas antiinflacionarias, las que afectaban directamente la capacidad adquisitiva, en particular de los estratos sociales de menores ingresos, los que organizaban diversas formas de protesta que eran duramente reprimidas por la autoridad. En su inapreciable ironía, precisión y agudeza en el uso poético del lenguaje, Violeta Parra, que a la sazón se encontraba de gira por Europa, describió claramente su visión de la situación política por la que atravesaba el país en los inicios de la década de 1960.
La carta (Violeta Parra) Me mandaron una carta por el correo temprano, en esa carta me dicen que cayó preso mi hermano, y sin compasión, con grillos, por la calle lo arrastraron, sí.
Habráse visto insolencia, barbarie y alevosía, de presentar el trabuco y matar a sangre fría a quien defensa no tiene con las dos manos vacías, sí.
La carta dice el motivo de haber prendido a Roberto haber apoyado el paro que ya se había resuelto. Si acaso esto es un motivo presa voy también, sargento, sí.
La carta que he recibido me pide contestación, yo pido que se propale por toda la población, que el «león» es un sanguinario14 en toda generación, sí.
Yo que me encuentro tan lejos esperando una noticia, me viene a decir la carta que en mi patria no hay justicia, los hambrientos piden pan, plomo les da la milicia, sí.
Por suerte tengo guitarra para llorar mi dolor, también tengo nueve hermanos fuera del que se engrilló, los nueve son comunistas con el favor de mi Dios, sí.
De esta manera pomposa quieren conservar su asiento los de abanico y de frac, sin tener merecimiento, van y vienen de la iglesia y olvidan los mandamientos, sí.
(1960-1963)
13 Declaración aparecida en la Revista Ercilla Nº 1.309, 22 de junio de 1960, p. 10 14 Hace referencia directa al padre de Jorge Alessandri, el ex presidente Arturo Alessandri Palma, quien era conocido como “El León de Tarapacá”.
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Otro de los aspectos particulares de la vida política en nuestro país en la década de 1960 lo conformaban las relaciones internacionales. Existía, para variar, un problema limítrofe con Argentina, el cual se estaba abordando por la vía diplomática. Invitados por el Gobierno de Chile vinieron el Presidente de Méjico Adolfo López Mateos; el de Estados Unidos, Dwight Eisenhower (como parte de una gira por Latinoamérica); y el de Argentina, Arturo Frondizzi, así como otras autoridades internacionales: También tuvimos el honor y la satisfacción de tener como huéspedes ilustres de Chile, a los Ministros de Relaciones Exteriores de Israel, Excelentísima señora Golda Mair y de la Unión Sudafricana, Excelentísimo señor Eric Louw, el subsecretario de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña, Sir Frederick Hoyer-Millar, así como todos los cancilleres sudamericanos durante la Quinta Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores. Recibió asimismo Chile, la ilustre visita del Primer Ministro del Japón, Excelentísimo señor Nobuseke Kishi, del Vice Primer Ministro de Austria, Excelentísiimo señor Bruno Pittermann, del Ministro de Asuntos Culturales de Francia, Excelentísimo señor André Malraux, del Ministro de Finanzas de Argentina, Excelentísimo señor Alvaro Alsogaray, del Ministro de Aviación de Gran Bretaña, Excelentísimo señor Duncan Sandys y del Ministro van Offelen, de Bélgica. (Mensaje Presidencial de Alessandri, 1960)
El problema de la vivienda La política del gobierno de Alessandri ante la situación del problema de la falta de viviendas a nivel nacional generó como repuesta la reorganización de la Corporación de la Vivienda, más conocida como la CORVI, según un denominado plan habitacional. El organismo en cuestión debía velar por la construcción de viviendas sociales que albergaran a un alto número de personas que no tenían una vivienda propia o digna donde resguardar a su familia. Así, el Estado se hacía cargo de su responsabilidad ética de buscar una solución al problema de la vivienda, que afectaba a miles de familias, por medio de su incorporación gradual a un programa de construcción subvencionado por el fisco. En el discurso presidencial del 21 de mayo de 1960, Alessandri comunicaba al respecto:
Plan Habitacional Desde que asumí el Mando Supremo, ha sido causa permanente de mis desvelos y especial objeto de mis preocupaciones de Gobernante nuestro angustioso problema habitacional. No es posible olvidar que al iniciarse la actual Administración, ésta llegó a adquirir caracteres tales que el 25 % de la población del país vivía en condiciones de insalubres, con el agravante que el ritmo de construcción de viviendas en el último tiempo era inferior a las necesidades del crecimiento vegetativo, lo cual acentuaba año a año, en forma considerable, el déficit de arrastre. Es por eso que el Gobierno, en uso de las Facultades Extraordinarias, se apresuró a abordar tan importante materia, dictando al efecto una legislación especial que se conoce con el nombre de Plan Habitacional…
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Me permito presentar a continuación un cuadro que contiene en forma comparativa los datos más importantes acerca de la labor realizada por la Corporación de la Vivienda en los años 1958 y 1959, el cual pone manifiesto ante Vuestras Señorías el esfuerzo sin precedente efectuado por este organismo, como también los magníficos resultados que sin duda nos colocan en el camino que conduce en definitiva a la solución del angustioso problema habitacional: Construcción total de viviendas en el país Construcción total de viviendas por la CORVI Superficie edificada por la CORVI Superficie media por vivienda de la CORVI Precio medio por vivienda de la CORVI
1958 12.000 3.595 231.229 m2 65 m2 1.700 Eº
1959 35.000 21.284 968.867 M2 45.5 m2 1.500 Eº
De las viviendas cuya construcción contrató la CORVI en el año 1959, 6.138 fueron asignadas en el curso de ese mismo año a los postulantes en conformidad a los reglamentos vigentes, que consideraban fundamentalmente el puntaje obtenido por los interesados. Por otra parte, en los cuatro primeros meses de este año, se han entregado 8 mil viviendas, lo que pone en evidencia la aceleración extraordinaria que viene experimentando el ritmo de las entregas. (Mensaje Presidencial, Alessandri, 1960) Por supuesto que la entrega de estas viviendas era una noticia a destacar por la prensa correspondiente. Aquel día 22 de mayo se realizaba la ceremonia de entrega de numerosas viviendas, las que incorporaban un minuto de silencio por las recientes víctimas del terremoto del anterior que había tenido su epicentro cerca de Concepción y que sólo sería el comienzo de una ola de terremotos y desastres.
NUEVA ERA DE REALIZACIONES COMIENZA CON LA ENTREGA DE LA POBLACION “GIL DE CASTRO”
EN SIGNIFICATIVA CEREMONIA FUERON INAUGURADAS PRIMERAS 350 VIVIENDAS Minuto de Silencio por víctimas del Terremoto. Aunque sencillo, revistió especial significación el acto de inauguración de las 350 viviendas correspondientes al sector 1 de la población Gil de Castro que la firma Nahmias Hermanos y Compañía levanto en esta ciudad para el Plan Habitacional del Gobierno que efectúa la CORVI. Estuvieron presentes las autoridades y las casas fueron bendecidas por el Obispo Diocesano haciéndose entrega de 12 llaves a los felices poseedores de una casa propia. También se observo un minuto de silencio por las victimas del terremoto de Concepción. La ceremonia fue amenizada por la banda del Regimiento Caupolican hablando a nombre de la Municipalidad El Regidor Señor Teodoro Segovia. Le correspondió al Jefe Provincial de la Corporación de la Vivienda Señor Sergio Bruce hacer entrega a la ciudad de esta nueva población.
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SE HACE REALIDAD PLAN DE DAR CASA PROPIA AL PUEBLO POBLADORES AGRADECEN INAUGURACION DE 156 VIVIENDAS DEL SSS Con el izamiento de la bandera a los acordes de la canción nacional se inicio ayer tarde la ceremonia de inauguración oficial de las 156 viviendas que componen la población del Servicio del Seguro Social de Valdivia, acto que se vio prestigiado con la asistencia de las autoridades civiles, militares y eclesiásticas y numeroso público aparte de los importantes favorecidos. El administrador zonal subrrogante del SSS, señor Mario Estay fue el primero en hacer uso de la palabra señalando que hacia entrega con satisfacción de las casas 45 de las cuales ya fueron adjudicadas. A continuación el Alcalde de la Comuna señor Luis Damann agradeció a nombre de la ciudad la entrega de esta población y el señor Uldarico Yilorm hizo lo propio en representación de los favorecidos manifestando el orgullo que le embargaba al saberse poseedor de un hogar definitivo. Este sentimiento, _agregó, anima también a todo el pueblo de Chile al presenciar que hace realidad la gran obra emprendida por el Presidente Jorge Alessandri, de dar nuevas y más casas al pueblo. Terminó agradeciendo a las autoridades y a cuentos intervinieron en el cumplimiento del programa en marcha. (El Correo de Valdivia, 22 de mayo de 1960, segundo cuerpo) Estas eran, en términos muy generales, las condiciones del país cuando comenzó a temblar la tierra… Con respecto al clima social que se vivía en aquellos días de mayo, debemos decir que la Industria del Carbón se encontraba en huelga desde hacía 3 meses. El Gobierno, en un intento de quebrar el movimiento, ordenó bloquear el envío de alimentos a la zona, además, si consideramos la gran pobreza que existía en la época, podemos decir que el país no se encontraba en las mejores condiciones para enfrentar una crisis como ésa. Por ese entonces, en Chile habían alrededor de 7.683.200 habitantes, según el Ministerio del Interior, en la zona afectada por los sismos y toda su secuela de fenómenos naturales existía una población de 2.164.895 habitantes, esto es aproximadamente 1/3 de la población total de Chile… Tomando en cuenta cifras acerca de la calidad de las viviendas de la época, podemos decir que un 45% de los chilenos vivían en condiciones inaceptables, y gran parte de la población vivía en zonas rurales donde se practicaba la construcción en adobe y albañilería, en donde la mala práctica constructiva y la falta de control de calidad pagaron su precio con creces.”15 El terremoto produciría una pausa y un viraje en todos estos movimientos sociales y partidos políticos, reflejando de este modo una digna y madura actitud política de la sociedad chilena de la época, destacada por el propio ministro del Interior de entonces: 15 http://www.rescate.com/valdivia.html
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El amplio sentido de compresión y solidaridad ante esta desgracia nacional, ha hecho posible la total consagración del Gobierno a la rehabilitación de las once provincias devastadas. Los partidos políticos hicieron llegar a S.E. el Presidente de la República sus nobles propósitos de colaboración con el Ejecutivo en la magna labor que comienza. El retiro de la acusación constitucional contra los señores Ministros de Hacienda y del Trabajo, la suspensión de los movimientos huelguísticos y el desistimiento de las denuncias interpuestas por el Gobierno por infracción a la Ley de Seguridad del Estado, establecieron el justo clima de armonía que permitirá la tarea común de reconstrucción. (del Río, 1960, p. 7)
Situación política internacional: la Revolución Cubana y la Guerra Fría En el ámbito internacional podemos destacar dos hitos que marcarían la década de 1960: la así llamada Guerra Fría y la Revolución Cubana, ambos sucesos afectarían indirectamente a nuestro país y a prácticamente todo el mundo. La Revolución Cubana fue un movimiento revolucionario liderado por Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara en contra de la dictadura dirigida por Fulgencio Batista y contra la enorme dependencia política y económica del pueblo cubano respecto de las grandes empresas estadounidenses, la mafia ítaloamericana y otros grandes poderes económicos que tenían a toda la isla bajo su malograda influencia y corrupción en alianza con Batista. Esta revolución tuvo como fundamento una interpretación marxista de la realidad sociopolítica y económica de la situación cubana, país que estaba sometido a una sanguinaria dictadura desde hacía varios años.
La Guerra Fría Luego de dos grandes guerras mundiales, la configuración del mundo había cambiado drásticamente. Las grandes potencias del momento comenzaron a alinearse de nuevo, esta vez en dos bandos claramente definidos: los comunistas y los anticomunistas. Como normalmente ocurre, las guerras se inician o se excusan en la ocurrencia de algún hecho menor, que va tomando cada vez ribetes de mayor importancia, lo que deviene en una extensión y agudización del conflicto. En el caso particular de la década de 1960, se comenzaron a distinguir dos grandes bloques opuestos: el estadounidense (con su gran influencia sobre el resto de los países americanos) y el soviético (influyente sobre los países subdesarrollados de Europa del Este y la península de los Balcanes).
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Triunfo de la Revolución Cubana contra la dictadura de Fulgencio Batista. La Habana, 1959.
A diferencia de las grandes guerras anteriores, esta vez se desató una carrera armamentista nuclear y otra por conquistar el espacio sideral, imponiéndose esta como un reconocido símbolo de estatus y hegemonía: la potencia que primero lograse poner en órbita satélites, astronautas y bases para investigación científica (y el espionaje) en el espacio exterior, sería el Estado líder indiscutido en el planeta. La radicalización del fenómeno de la Guerra Fría derivó en una situación cada vez más compleja, la que duraría varias décadas.
DEL MUNDO EXTERIOR La Guerra Fría volvió a mostrar su inquietante rostro en esta segunda semana de mayo. Días de aprehensión, desconcierto y temor vivió el mundo. La tensión internacional fue motivada por la secuela de acusaciones y declaraciones recíprocas entre Rusia y Estados Unidos a raíz del derribamiento del avión norteamericano en territorio soviético, hecho ocurrido el 1 de mayo. A fines de esta semana renació el optimismo en Europa en orden a que la conferencia cumbre en Pas se traduzca en conclusiones positivas para la estabilidad de la Paz. Mañana tienen cita en ParÍs los Cuatro Grandes16, el desarme y los problemas del futuro de Alemania y en especial de Berlín, serán los temas que por varios días llenarán los titulares de la prensa mundial. En Londres la comunidad Británica de Naciones bordea peligrosamente una escisión ante la resuelta posición de Sudáfrica de mantener vigente su política de segregación racial. En el plano continental, el régimen Dominicano hace frente a una oleada de críticas. Cuba recibe la visita el presidente de Indonesia, el primer jefe de Estado que llega a Isla desde que fue derrocado Fulgencio Batista. En Estados Unidos el Senador J.F. Kennedy acrecienta sus posibilidades electorales y toma cuerpo la idea de que un católico bien puede ser presidente de la república. (El Sur de Concepción, 15 de mayo de 1960)
La Alianza para el Progreso: respuesta norteamericana ante la posible expansión del comunismo en Latinoamérica Producto de la nueva estructuración política del mundo a partir de los años inmediatamente posteriores a la Segunda Guerra Mundial, la Revolución Cubana generó en Estados Unidos una alerta respecto del “peligro de la expansión del comunismo” hacia todo el continente americano en el contexto internacional de la Guerra Fría. La lectura que hizo la administración Kennedy17 respecto de esta situación fue que existía un 16 Líderes de las cuatro potencias mundiales de la época: Estados Unidos, Rusia, Inglaterra y Francia. 17 John F. Kennedy asumió como Presidente de Estados Unidos el 20 de enero de 1961, sucediendo en el cargo a Dwight D. Eisenhower. De ascendencia irlandesa, católico y perteneciente al Partido Demócrata, prosiguió con la política exterior anticomunista de Estados Unidos y ordenó la continuidad del plan elaborado por la CIA para derrocar a Fidel Castro mediante el frustrado ataque de Bahía de Cochinos y luego el envío de tropas estadounidenses a Vietnam. Ello contribuyó al desarrollo y profundización de la Guerra Fría. También organizó la denominada Alianza para el Progreso, que buscaba evitar el avance del comunismo en Latinoamérica. En su política interna apoyó la lucha contra la segregación racial y el armamentismo nuclear.
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Los dos antagónicos líderes máximos de la Guerra Fría: Nikita Kruschev (URSS) y John F. Kennedy (EEUU), en Viena, junio de 1961.
riesgo enorme de que prendieran otras revoluciones en suelo americano con el apoyo de los cubanos, la URSS o los propios revolucionarios de los países centro y latinoamericanos, esto debido en gran parte a las miserables condiciones de vida de la mayoría de los habitantes de Latinoamérica, la corrupción de sus gobiernos, la enorme brecha en la distribución de los ingresos, la existencia de latifundios en la región y el gran descontento de la población, asociado a las graves injusticias sociales. Recordemos que las décadas del 1950 y 1960, el propio Estados Unidos estuvo marcado por revoluciones sociales notables como la lucha de los afroamericanos por mejorar sus condiciones sociales, económicas y políticas para terminar definitivamente con la práctica política interna del segregacionismo racial, lo que se conoció como la Lucha por los Derechos Civiles. Destacó entre los líderes negros la política de la no violencia del reverendo protestante Martin Luther King. Aun cuando la Corte Suprema de Estados Unidos declaró que la segregación racial era inconstitucional en las escuelas, en la vida cotidiana era normal la discriminación de la población negra. Existían privilegios y sectores de uso exclusivo para los blancos en detrimento de la población negra, de los servicios públicos como el transporte, los cines, las escuelas, los restaurantes y hasta las iglesias. En los estados del Sur, esta diferencia ocurría incluso bajo el amparo de la autoridad. Baste recordar las racistas y violentas acciones del siniestro grupo tristemente conocido como el Ku Klux Klan (KKK), compuesto por una organizada red de extremistas blancos. Por su parte, la política de Kennedy apuntó a la necesidad de enfrentar el problema mediante una política integracionista en toda la nación bajo el amparo de una ley efectiva, la que no entraría en funcionamiento sino hasta el año 1964, luego del asesinato del propio J.F. Kennedy. Pero estos fenómenos no solo ocurrían en América, ya que la sistemática violación de los Derechos Humanos era lamentablemente pan de cada día en varios países (de todos los continentes), como Sudáfrica, donde la
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segregación racial (el apartheid) de la minoría blanca y colonialista inglesa contra la mayoritaria población negra fue mucho más extrema y duradera, extendiéndose por varias décadas18.
SEGREGACION RACIAL La política de segregación racial Apartheid, que el gobierno sudafricano sigue aplicando irreductiblemente, atascó por varios días una declaración final de las deliberaciones del Commonwealth. La crisis amenazó la unidad de la Comunidad Británica de Naciones. El canciller sudafricano Eric Louw no admitió que el controvertido tema fuera discutido públicamente. El estado de Ghana canceló la invitación que había hecho al canciller sudafricano para que visitara su país. (El Sur de Concepción, 15 de mayo de 1960)
-¡No! El negro sólo vota en blanco. Chiste alusivo a la segregación racial derivada del colonialismo británico en Sudáfrica luego de la II Guerra Mundial. Topaze nº1.460, 14.X.1960, p.17
Otro ejemplo de las implicancias de este mundo polarizado fue la construcción del malogrado Muro de Berlín, en la derrotada Alemania Este prontamente se convirtió en el símbolo de la Guerra Fría y dio origen a dos repúblicas alemanas: la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática Alemana (RDA). La población de la primera quedó bajo el gobierno occidental (los aliados); y la de la segunda, bajo el oriental (los comunistas liderados por la URSS). El Muro –construido por la RDA para un estricto control de su población y denominado como “muro antifascista”– separó violentamente a un solo pueblo y estableció un control absoluto de la nueva frontera interior. Duraría 28 años, desde el 13 de agosto de 1960 hasta el 9 de noviembre de 1989. La respuesta a este diagnóstico de política exterior efectuado por Kennedy respecto de Latinoamérica y el Caribe fue la creación de la “Alianza para el Progreso”. Esta consistía en un acuerdo de ayuda económica de parte de Estados Unidos hacia todos los países firmantes, que condicionaba la entrega de recursos a estos dependiendo de la implementación de reformas económicas dentro de las políticas de cada país, orientadas a controlar social, económica y políticamente toda la región, de manera tal de liberar en cierto modo las distintas presiones que de lo contrario podían llevar a revueltas sociales y, en definitiva, revoluciones orientadas hacia el comunismo. Las principales medidas eran una reforma agraria en función de mejorar la productividad agrícola, libre comercio entre los países latinoamericanos, modernización de la infraestructura de comunicaciones, reforma de los sistemas de impuestos, acceso a la vivienda, mejorar las condiciones sanitarias para elevar la expectativa de vida, mejora en el acceso a la educación y erradicación del analfabetismo, precios estables y control de la inflación y cooperación monetaria. (Agudelo, 1966)
18 Ello generaría un movimiento social de protesta que en la década de 1990 fue liderado por Nelson Mandela, quien había sido liberado de prisión luego de 27 años (1962 a 1990). El año 1993 recibió el Premio Nobel de la Paz por su lucha contra este discriminador sistema de control sociopolítico y económico.
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De este modo, la “Alianza” condicionó la entrega de recursos económicos a los países latinoamericanos a un alineamiento político claramente anticomunista:
UNA REVOLUCIÓN DE GRANDES ALCANCES19 Hoy día la América Latina se encuentra claramente en la mitad de una revolución de grandes alcances. No es una revolución comunista, y ni siquiera inspirada por los comunistas... Es una revolución contra la pobreza, el analfabetismo, la injusticia social y la desesperación humana. El mejoramiento de la educación y de las condiciones de salud de la mayor parte del pueblo no es sólo el fruto del desarrollo, sino que es también un medio esencial de desarrollo. El pueblo debe ser desarrollado si es que las industrias y la agricultura han de desarrollarse. Los riesgos son ciertamente enormes; inmensas las dificultades; y breve el plazo... No hay tiempo para el ejercicio dialéctico ni la meditación filosófica. [...] Tenemos la tarea de asegurarnos que la revolución pacífica iniciada en Punta del Este no sea pervertida por los comunistas... Pero también tenemos la tarea de cerciorarnos de que no sea desviada por los elementos de la extrema derecha, contrarios a la reforma social, a las reformas que ellos temen porque creen que sería el final de sus privilegios y riquezas.
APOYO TOTAL El cuadro legal y moral en que hemos de trabajar es muy claro[...] Los Estados Unidos se han comprometido a dar la ayuda máxima a aquellos países que inicien las necesarias reformas sociales -y hagan enérgicos esfuerzos para ayudarse a si mismos. Los miembros de la tradicional clase dominante que prestan su apoyo a la Alianza y a sus objetivos no tienen nada que temer: es más, confío que sean los que, en creciente medida, tomen la iniciativa para modernizar a su país. Pero quienes traten de hacer fracasar la Alianza tendrán mucho que temer, no de los Estados Unidos, sino de su propio pueblo. Es evidente que la Alianza merece el apoyo del pobre porque su gran objetivo es poner fin a la miseria, el analfabetismo, la enfermedad y la injusticia social. Pero también merece el apoyo de los privilegiados, porque es un llamamiento a su conciencia y a su patriotismo, también a su sentido de defensa propia. Estos últimos tienen que elegir entre apoyar los objetivos de la Alianza o exponerse a una revolución destructora de tipo castrista. Finalmente, el presidente Alessandri firmaría el protocolo de acuerdo junto a varios otros países latinoamericanos. A regañadientes, Alessandri terminaría aceptando la presión estadounidense, llevando a cabo una tímida reforma agraria, la que sería conocida sarcásticamente como la “Reforma de Macetero”. Cabe agregar eso sí que, antes de acceder a dicha implementación, Alessandri en una conversación comentó con igual sarcasmo: “que yo sepa, en Estados Unidos no se ha implementado ninguna reforma agraria…”. (Gamonal, s/f) 19 Extractos del discurso pronunciado el 15 de febrero de 1962 por Teodoro Moscoso, director para América Latina de la Administración para el Desarrollo Internacional ante el Club Nacional de la Prensa en Washington.
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VALDIVIA EN 1960 En los malecones de Valdivia encendíamos una pipa mientras las luces de la fabril isla Teja iluminaban más aún las plateadas aguas. Los días domingo las quintas cercanas a los ríos cobraban una eufórica animación con las bandas de alemanes y de chilenos. Nunca un asado al palo, una sabrosa cazuela de ave o una chicha de manzana tuvieron un más saludable y optimista escenario. La amistad humana enlazaba fibras de auténtica fraternidad cerca de las parejas que bailaban los blandos valses de Strauss o aplastaban el brillante césped taconeando una viril y resuelta cueca. Y esas carreras a la chilena en la cancha Külmer, en Las Ánimas, en Chumpullo… David Ojeda Leveque20
Paseo a San Juan de la 1ª Cía. de Bomberos Germania. Valdivia, 28 de febrero de 1954. Gentileza de la 1ª Cía. de Bomberos, Valdivia.
La romántica descripción que esboza el epígrafe, describe acertadamente una parte de las esenciales características del paisaje natural, social y cultural de la ciudad de Valdivia en 1960. Habla con declarada nostalgia de un momento de cierta “madurez” de una comunidad que habitaba uno de los parajes reconocido por décadas por su inenarrable belleza, territorio que atrajera a los primeros colonos alemanes cien años antes, quienes a estas alturas están relativamente más integrados a la mixtura cultural propia de una orgullosa sociedad valdiviana, cuyos antecedentes culturales remontan cuatro siglos antes al día de su fundación por el mismísimo conquistador español Pedro de Valdivia, y todavía siglos más atrás, a los propios mapuche, el pueblo originario habitante de la toda la región y gran parte del país. Si hablamos de la historia de Valdivia, habría que decir que la ciudad fue liberada de la dependencia política, social y económica de la Corona española en 1820, en aquella memorable hazaña que fuera la Toma de Valdivia, en que la improvisada y precaria marina chilena, a cargo de lord Cochrane y otros importantes libertadores como Beauchef, tomara por sorpresa las fortificaciones españolas de la Bahía de Corral para luego subir por el río hasta la ciudad, consolidando la independencia de toda la zona a partir de ese fundamental momento. Sin embargo, Valdivia pronto quedaría prácticamente abandonada a su suerte por las nuevas autoridades centrales que gobernaban la naciente República de Chile, produciéndose un estancamiento de su economía y administración pública, debido precisamente a la alta dependencia creada hacia el sistema monárquico anterior, la fuga de capitales, los pocos recursos del Estado y la incipiente y mala organización del mismo. Es sólo a partir de la llegada de los colonos alemanes desde 1850 cuando comienza un impulso de desarrollo económico sin precedentes. 20“Valdivia no está sola en su dolor”, Revista En Viaje Nº322, agosto de 1960, p. 26-27.
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Solo había existido un impulso y desarrollo económico comparable al de los colonos alemanes en el siglo XVI, cuando Valdivia era llamada la “Perla de los mares del sur”, que con su abrigado puerto en Corral y la comunicación fluvial mantenía una dinámica actividad, alimentada por la administración del virreinato del Perú y la extracción de oro, maderas y otros valiosos productos, todo lo cual había transformado a la ciudad en una de las más ricas, populosas y bellas de América. Pero todo ello había sido posible por la usurpación de los territorios y el sometimiento a la esclavitud de los mapuche, quienes debieron soportar la violencia permanente de los españoles desde su llegada en 1552. Luego de algunos fracasados intentos de rebelión, finalmente lograron recuperar su libertad, en una revuelta organizada a fines de 1599, en la que destruyeron e incendiaron completamente la ciudad, la que quedaría abandonada hasta la llegada de los holandeses en 1643. A inicios del siglo XX, Valdivia contaba ya con una increíble cantidad de fábricas, industrias y una dinámica actividad comercial que la destacaba dentro del país, todas ellas dedicadas a una enorme variedad de productos semiindustriales e industriales, que abarcaban incluso, en ciertos casos, prácticamente todos los eslabones de la cadena productiva: El progreso en materia económica corre a parejas con el desarrollo urbanístico y edilicio… Se hace difícil ordenar una síntesis del movimiento económico de la época, debido a la interrelación existente entre las diversas ramas de la producción aun en una misma empresa: la de carnes saladas y cecinas, para abastecer el mercado de las salitreras del norte, por ejemplo, determina que las dedicadas a ese rubro, con el objeto de reducir gastos de transporte, concluyan armando empresas navieras, las que finalmente resultan más importantes que la industria inicial; algo parecido pasa con las curtidurías en relación con las fábricas de calzado, al igual que la incorporación de apreciables predios agrícolas en la mayoría, a fin de obtener sus materias primas a bajo costo; paralelamente se desarrolla una gran red de servicios… Es correcta la evolución que indica Blancpain, la transformación de los talleres de 1860, treinta años más tarde, en fábricas… (Guarda, 2001) Ya cerca del Centenario de la República, se menciona la existencia de una gran actividad económica: La Guía Ilustrada, Industrial y Comercial, publicada por Rodemedil Espejo en 1907 es una puerta abierta a la ferviente actividad de la ciudad. No sólo había decenas de fábricas de diverso tamaño, sino también 24 casas importadoras, 5 fábricas de licores, 36 tiendas diversas y 32 zapaterías… Hay por lo menos dos teatros de importancia y varios salones y clubes. En 1908, se había dado la primera función de cine en la ciudad, con gran expectación del público. Siete compañías de bomberos existían en la ciudad, varios clubes de remo y otros diversos deportes, además de una que otra orquesta y varias bandas, incluyendo el Jägerchor y el Club Musical Obrero. La ciudad cuenta con varios periódicos, incluyendo: El Comercio, La Aurora, La Verdad, el Valdivia’s Deutsche Zeitung, La Libertad y El Correo de Valdivia. (Borneck e Izquierdo, 2009)
“Bautizo de Marion Rita Jeannette Agüero Werkmeister, celebrado en casa de su abuelo. Padrinos Susana de Talman y Dr. Eduardo Talman”. Valdivia, 16 de septiembre de 1949. Gentileza de Verónica Letelier, Valdivia.
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Posterior al Gran Incendio de 1909 que afecta a 18 cuadras del centro de la ciudad, se procede a una reconstrucción marcada por un nuevo urbanismo, en el que destaca la construcción de numerosos edificios de estilo neoclásico (Guarda, 2001). Antigua catedral de Valdivia frente a la Plaza de la República, antes del terremoto. De izquierda a derecha: Intendencia Regional, Gobernación Provinicial actual Paseo Libertad y tienda de Calzados Savy. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
El terremoto de Valdivia cambió toda la superficie del sur chileno y, con el tiempo, alteró a la zona hasta sus raices culturales. La ciudad de estilo europeo sufrió un duro golpe que deformó su tradicional cara urbana, forjada tras el incendio de 1909, dejando aquellas construcciones de mejores tiempos como islas en el recuerdo presente. (Izquierdo, 2009) Desde el centenario de la república, Valdivia prosigue con un incremento de su industrialización y consecuente proletarización de la población. El desarrollo económico impulsado por los grupos hegemónicos alcanza importantes dimensiones, siendo ya en 1960 reconocida como una ciudad próspera, según sus indicadores macroeconómicos, aun cuando la brecha entre los que más tienen y los que menos es bastante amplia. Si se consideran las desigualdades sociales que representan los indicadores de pobreza, se la ve superando –comparativamente a otras ciudades– las dificultades económicas y sociales que azotan a gran parte del territorio nacional. Valdivia a 1960, era una ciudad próspera. Debe haber estado entre las cuatro o cinco provincias de Chile en cuanto a capacidad industrial, manufacturera. Industrial sobre todo. Usted se habrá enterado que había industria cervecera, calzado, curtiembres, fábricas de clavos, de mallas de alambre, destilerías. En fin. Una sucursal de la Compañía y Refinería de Acero. Era a la vez, un puerto exportador de primera magnitud. La Compañía Haverberck & Skalweit era una de las
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más solventes del país… para fijar en el contexto su importancia, pagaba en impuestos más que toda la provincia de Osorno en su conjunto. La bandera de Valdivia y de Chile habrían sido paseadas por todos los mares del mundo para explicar el poderío de estas empresas. (Oscar Gayoso; historiador, Valdivia) Las fábricas más famosas de la época, mencionadas reiteradamente también en muchos relatos, eran las fábricas de calzados, las que generaban bastantes plazas de trabajadores distribuidos en especialidades. Valdivia era una ciudad netamente industrial… las dos fábricas de calzados más grandes que habían aquí eran Rudloff y Weiss… Imagínate que esas empresas tenían, que sé yo, una manzana por ejemplo, una villa, no una población, una villa que trabajaban ahí, las dos. Todas esas casitas que tú ves en la Teja pareadas con sitio por Los Laureles pa’ trás, todas esas casitas que están pareadas, no sé si las conoces, todo eso era de Rudloff, todo para sus trabajadores. Todos esos galpones donde ahora hay una cuestión de karate, todo eso era la fábrica Rudloff de calzados. Entonces era una empresa… estaba la Compañía Naviera Haverbeck y Skalweit, que funcionaba ahí donde está el (Hotel) Naguilan, todo eso era de la Compañía… y lo que estaba al frente, todo era de la Compañía. Yo me acuerdo que de cabro chico tuve la oportunidad, igual era impresionante, de ir a ver una vez un barco de cuarenta o cincuenta metros, que era donde cargaban trigo y ahí eso se lo llevaban a Europa; los barcos llegaban hasta Valdivia mismo… el Canelos, por ejemplo, llegaba hasta Valdivia mismo y eso lo mandaban a Europa. La producción, digamos agrícola en ese tiempo, estaba fuertemente inclinada hacia el grano, porque había exportación directamente aquí de Valdivia. Había otra fábrica de calzado, que estaba en la calle Pedro de Valdivia entre Picarte y Arauco… La Fábrica de Calzados Pérez, y que según versa la historia gracias a eso se ganó la Guerra del Pacífico, ¿sabías eso tú? Sí, porque la Guerra del Pacífico, si tú revisas los antecedentes de cómo peleaban los peruanos y los bolivianos, era a pata pelá’ y los zapatos para el ejército de Chile se fabricaban ahí… (en Valdivia); son esas cosas sabrosas, pequeños detalles. Aquí se fabricaban los zapatos para el ejército de Chile que eran pa’ la Guerra del Pacífico. (Bruno Wersikowsky: actor, 8 años en 1960)
Foto superior: Construcción del puente Calle-Calle, 5.VI.1943. Gentileza de Fernanda Luzzi Haussmann, Valdivia. Hotel Pedro de Valdivia en 1960. Paradójicamente, aunque resistió el terremoto de 1960, fue demolido el 2005 para emplazar en su lugar el Hotel y Casino Dreams Pedro de Valdivia. Gentileza de Enrique Rivera, Valdivia. Izquierda: Vapor Canelos, perteneciente a la Naviera Haverbeck&Skalweit atracado al muelle Schuster en Valdivia cerca de 1960. Este vapor es una demostración del gran calaje de las embarcaciones transoceánicas que surcaban el río Valdivia. Gentileza del Club de Yates de Valdivia.
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Sin embargo, la cruda pobreza también es parte de la realidad de la ciudad: El Dr. René Advis informó que Valdivia tenía el más alto índice de mortalidad infantil del país antes del sismo y que ahora sigue exactamente igual. Los obreros ganan salarios irrisorios y viven en unas casuchas que solo mirarlas hace tiritar. Aunque parezca una brutalidad lo que voy a expresar, para estos misérrimos seres humanos el sismo cayó casi como una bendición; alguna comida reciben y alguna ropa usada. Los más “suertudos” hasta pudieron enviar a sus niños al norte. La evacuación los dejará igual: saldrán de una callampa de latas con jergones y entrarán a otra. ¿Qué sus hijos no recibieron zapatos y andan descalzos? También vivieron descalzos el invierno pasado. (Revista Ercilla Nº 1.309, 22 de junio de 1960, p.17)
La calidad de vida La migración hacia los grandes centros urbanos desde la ruralidad especialmente campesina ha sido un fenómeno sociocultural, político y económico que afecta nuestra cotidianeidad, especialmente desde la década de 1920, con lo cual se transportaban así mismo los conocimientos y prácticas propias de la cultura campesina a los diversos contextos urbanos y viceversa. En 1960, la mayoría de los hogares cultivaba una huerta, por reducido que fuera el espacio de su terreno. En ellas cultivaban hortalizas, tubérculos, gramíneas, frutos silvestres y hasta árboles frutales. Con todo ello, la calidad de la alimentación aumentaba considerablemente, además de ofrecer la posibilidad de tener una actividad relajante a la cual dedicarle el tiempo libre. Muchas de las familias estaban (y lo continúan estando) conectadas con la ruralidad por medio de parientes, compadres y amigos, por lo que el conocimiento sobre formas de cultivo e intercambio de semillas se producía fácilmente. Las “dueñas de casa” eran por antonomasia las encargadas de la alimentación familiar, por lo que se preocupaban del cuidado y mantención de la huerta, y en algunos casos de la crianza de los “animalitos”: aves de corral como gallinas, patos, gansos y pavos. Las huertas constituían una actividad productiva extendida a todos los sectores sociales de la ciudad, llegando algunas a abarcar grandes extensiones de terreno al interior de los predios particulares, generando así una actividad productiva que mejoraba notablemente la calidad de vida de los valdivianos, extendiéndose este fenómeno prácticamente a todo el sur de Chile. En una ciudad como Valdivia, la abundancia de pescado era una alternativa viable de alimentación desde tiempos inmemoriales, dada la cercanía con el mar y la actividad extractiva de los pescadores de Corral, Niebla, Los Molinos y otras localidades costeras como Chaihuín, San Carlos, Amargos, y otras caletas que comerciaban sus productos. Los pescadores subían generalmente en botes a remo por el río Valdivia hasta el tradicional muelle Schuster, la Feria Fluvial, y abastecían a las cocinerías del único mercado popular de la ciudad.
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Ricardo Haussmann Clasing e hijos Angélica, Norma y Ricardo Haussmann Doering en la huerta de su hogar en Valdivia, cerca de 1960. Gentileza de Fernanda Luzzi Haussmann, Valdivia.
Las comunicaciones La cantidad de medios de comunicación a disposición en Chile durante 1960 eran principalmente de dos tipos, los periódicos y la radio (En 1960 la televisión era un experimento del cual la población no conocía su existencia). En Valdivia existía un diario de circulación local- “El Correo de Valdivia”- y cuatro radioemisoras locales- La “Radio Sur”, “Radio Camilo Henríquez”, “Radio Baquedano” y la “Radio de la Universidad Técnica del Estado”, siendo las tres primeras de carácter comercial y pertenecientes a privados. (Castro, 2007) En 1960, el diario El Correo de Valdivia tenía a su haber ya cuarenta y cinco años de existencia. Contaba con diversas secciones, corresponsales y reporteros gráficos en varios puntos de la región, y una red de contactos para las noticias nacionales (SOPESA, Sociedad de Periodistas del Sur) e internacionales. El periódico se componía de una editorial, comentarios políticos, cartas al director, columnistas, publicidad, avisos económicos, cartelera de cines, comentarios deportivos y otros… Contaba asimismo con una sección dedicada a la “vida social”, en la que se comunicaban los eventos de los grupos hegemónicos de la ciudad, tales como matrimonios, despedidas o “manifestaciones” –como se le denominaban en aquella época–, nacimientos, reuniones de las organizaciones sociales y de beneficencia, e incluso hasta listas de los viajeros y pasajeros del Hotel Pedro de Valdivia.
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En el ámbito de las telecomunicaciones existían la Compañía de Teléfonos de Chile (CTC), empresa fundada en Valdivia en 1893 con capitales privados, pero que a la sazón ya era filial de la ITT; y el Servicio de Correos y Telégrafos del Estado. Cabe mencionar que el edificio que ocupa dicha empresa en la época es el mismo que actualmente está a un costado de la Plaza de la República de Valdivia, ahora llamada Correos Chile. En 1960, siendo Presidente don Jorge Alessandri Rodríguez y director de correos don Bernardino Ayala, se dicta una nueva Ley Orgánica de Correos y Telégrafos, documento que mantiene vigentes aún muchas de sus disposiciones. Durante la presidencia de Alessandri se implementan en el correo las oficinas de Relaciones Públicas, de Planeamiento y también la de Filatelia, que posteriormente pasaría a conformar un Departamento, el que canalizaría el auge de la afición coleccionista de sellos postales. Se cuenta además en ese momento con un moderno sistema de transporte y distribución propios, cuyo fin es cubrir con eficiencia la creciente demanda comunicacional del norte y sur del país. Se cuenta que los camiones viajaban durante la noche despachando la correspondencia a estafetas de las ciudades y pueblos interiores. La ruta elegida entre Santiago y Chillán servía a las ciudades de Rancagua, Rengo, San Fernando, Chimbarongo, Curicó, Molina, Talca, Linares, Parral, San Carlos y Chillán, para luego extenderse a Concepción y la zona del carbón. Este servicio permitió que fuese posible la venta de diarios capitalinos en la misma mañana del día de su edición con lo cual se vieron incrementadas las ventas y suscripciones a los diarios y revistas. (Calderón, 2007) También en la década de 1960 existían revistas de circulación nacional, tales como Ercilla, VEA, En Viaje, ZigZag, Estadio, El Peneca, Ecran y otras. E incluso revistas internacionales como Life en español. En los deportes se mencionan en la prensa los campeonatos nacionales de rigor junto a eventos internacionales como la Copa Davis. Precisamente, un par de años después del terremoto, se celebrará en el Estadio Nacional de Santiago el campeonato Mundial de Fútbol de 1962, en el que nuestro país obtendría un hasta ahora inigualado tercer lugar. Al revisar los avisos comerciales y las noticias del diario se revela una permanente actividad artística de esparcimiento: un nutrido programa de los cines Central, Alcázar y Cervantes; venta de libros y discos; exposiciones de pintura en salones del Hotel Pedro de Valdivia; agrupaciones musicales, conciertos y otras actividades de entretenimiento. Club de Remo Centenario: André Lyon (al medio) entre sus amigos del Club de Remo. Valdivia, 1961. Gentileza de Ana María Labbé, Valdivia.
«Nosotros los que vivíamos en el Regional, íbamos todos los domingos al Alcázar y siempre en las mañanas daban series con capítulos de veinte minutos para niños, como El Llanero Solitario, Superman. Era cuestión para atraer a los niños, porque no daban películas, sino que puras seriales. Daban tres o cuatro series de veinte minutos cada una en la mañana. Entonces, la matinal funcionaba de las 10:30 a las 12:30, por decirte algo. En la mañana costaba cien pesos y en la tarde costaba quinientos pesos la más barata. La mayoría iba en la mañana para
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evitar pagar más. Esa era la matinal, después las más concurridas eran la matiné. Calcula que había, matinal, matiné, especial, vermouth y noche. Los sábados hacían de repente trasnoche. Pero era otra vida en esos años… «Pero sabes dentro de todas estas cuestiones, hubo aquí un gallo que le pusieron “el Químico”. Esa historia tampoco es muy conocida aquí en Valdivia. Ocurre que con el terremoto desaparecen todo tipo de bebidas gaseosas. No había nada. Esos años había una bebida que se llamaba la “Bitú o Bidu”, la Bilz, la Pap, la Pilsener y la Malta. Las bebidas gaseosas de la Coca-Cola no las habíamos escuchado jamás. Pepsi-Cola, Fanta, Sprite, ninguna de esas cuestiones. Entonces, este compadre que vivía en la calle Baquedano, se le ocurrió hacer una bebida que gasificó. Nadie sabe cómo lo hizo, la embotelló y empezó a vender. Y vendió cualquier cantidad. Valdivia era la única ciudad que tenía una bebida gaseosa, respecto de Osorno, Temuco o Concepción, no. Nosotros teníamos una bebida gaseosa. Nunca supimos que pasó con el químico ni quién era. Pero le pusieron “el Químico”. No la probé jamás. ¡Ah!, había Orange Crush en esos tiempos, que era una botella corrugada, de color café tirado para naranja. Todas bebidas de la CCU, porque no había otra cuestión acá. Había también unas aguas minerales con sabor, pero no me acuerdo siquiera la marca… Agua mineral Puyehue, esa. Con una botella redonda. Con un cogotito alargado.» (Augusto Olave: hombre de radio, 8 años en 1960, Valdivia) Equipo de la Escuela de Basquetbol del prof. Bermúdez en Coliseo de Valdivia. 28 de agosto de 1966. Gentileza de Mauricio Urra Ponce, Valdivia.
El 22 de mayo de 1960, se encontraba a medio camino la presentación de conjuntos de Extensión de la Universidad de Chile. Por esto, en la ciudad estaban radicados grandes músicos, como Alfonso Letelier y los integrantes del Cuarteto del Conservatorio Nacional. El miércoles siguiente se presentaba el conjunto Cuncumén, con entrevistas en vivo a distintos cantores de la zona realizadas por Violeta Parra, quien también cantaría su Parabienes al Revés. Ese domingo 22 se presentaba por la noche la famosa cantante Margarita Valdés de Letelier, en un recital de Lieder de Schumann y Schubert, el que seguramente hubiese tenido lleno total. (Izquierdo, 2009)
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A modo de ejemplo de las actividades culturales y de extensión universitaria, incluso de parte de la Universidad de Chile en gira por el sur, y del detalle de su cobertura periodística en la ciudad, revisemos una nota de El Correo de Valdivia:
INTERESANTE Y VASTO PROGRAMA DE LAS JORNADAS DE EXTENSIÓN UNIVERSITARIA SE INICIARAN EL JUEVES PRÓXIMO EN LA ISLA TEJA. Un interesante y vasto programa de conciertos, conferencias, festividades de cine, conforman las Segundas Jornadas de Extensión Universitarias, que ha organizado la Universidad de Chile y que en nuestra ciudad se efectuará con la colaboración de la Universidad Austral. Jornadas similares se desarrollan o desarrollarán en Chillán, Temuco, Osorno y Puerto Montt.
EL PROGRAMA El programa, que comenzará en Valdivia el jueves próximo y se prolongará hasta el sábado 28, es el siguiente: Domingo 22 de mayo. 19 horas.- Recital de Lieders de Margarita Valdés de Letelier. Aula Magna de la ciudad universitariaLunes 23 de mayo. 11 horas.- Selección del primer Festival Internacional de Cine Documental para Estudiantes. Teatro CervantesMartes 24 de mayo. 11 horas.- Conferencia de señor Carlos Keller, sobre “Momentos y figuras estelares de la Guerra de la Independencia” para estudiantes Escuela N°1. 19 horas. Conferencia del señor Carlos Keller sobre “Economía de la zona sur y su influencia en el desarrollo nacional” Sala el Círculo Miércoles 25 de mayo. 19 horas.- Presentación de la folklorista Violeta Parra y conjunto Cuncumén. Recital público. Escuela N°1. Además durante estos días las emisoras locales transmitirán programas especialmente preparados por el departamento Audio Visual de la Universidad de Chile. (El Correo de Valdivia, 15 de mayo de 1960) Teatro Cervantes, “años antes del terremoto”. Foto Sepúveda, Valdivia. Gentileza de Verónica Letelier, Valdivia.
Las actividades artísticas no solo se daban en el ámbito universitario y escolar, sino también en los barrios y sectores más populares. Desde hacía muchos años que la música se cultivaba en distintos ámbitos y sectores sociales de la ciudad. A la raigambre española existente desde la Colonia se sumaría la cultura musical alemana aportada por los colonos germanos, lo que conduciría a una extendida actividad musical en la ciudad. Ejemplo de ello sería la conformación de las bandas instrumentales fundadas a fines del siglo XIX y comienzos del XX, siendo su época de mayor apogeo la década de 1930, período en el que se efectuaron varios encuentros de bandas instrumentales de la zona sur, algunos de los cuales tuvieron lugar en Valdivia, contribuyendo estos eventos al desarrollo e intercambio social, cultural y artístico de numerosas personas. (Hernández, 2008) La banda instrumental más popular en 1960 era la del Regimiento Caupolicán. En aquel entonces tocaba, casi exclusivamente, en el kiosco de la Plaza de la República o en los kioscos instalados en la Plazuela Berlín o en la Costanera, alegrando la vida de los valdivianos y de los visitantes de la ciudad tres veces a la semana. Inolvidables resultarían las retretas del día domingo, las más recordadas por muchos valdivianos hasta el día
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de hoy. En palabras del que fuera por muchos años director de la popular Banda del Caupolican, don Héctor Colin Carillanca: Más o menos desde el año ’30 que la banda estaba tocando en la Plaza… tocaba los días martes, jueves y sábado en la tarde y el domingo, la banda tocaba entre once y media y una… y en la noche nuevamente de 7 a ocho y media,,, y esto era en invierno y verano… nosotros tocábamos mucho y respetábamos mucho el horario que teníamos, nosotros no podíamos corrernos un día domingo de nuestro programa… o si la banda no llegaba a tocar el general preguntaba al tiro ¿qué pasa con la banda?... respetaba mucho a la ciudadanía. Pero esa era una costumbre de Valdivia… También tocábamos en el kiosco de la Plazuela Berlín, en algún día de la semana y también solíamos ir a tocar a la costanera, habían unos kioscos ahí antes del terremoto, creo que eran tres. Bueno, esos estaban hechos para que tocaran las bandas…” (Hernández, 2008, p. 62-64) Banda Instrumental en Corral. Posiblemente sea la banda local Arturo Prat, fecha desconocida. Gentileza de Sandra Alarcón Cárcamo, Corral.
Con la aparición y popularización de la radio y los discos en la ciudad, la actividad y performance de la música y la propia comunicación social vivieron una verdadera revolución. La llegada progresiva del disco y la radio, durante las primeras tres décadas del siglo XX, marcó uno de los cambios más grandes en la historia de la música universal. Por primera vez no era necesario estudiar y esforzarse semanalmente para tener música, sino que bastaba con comprarla o simplemente encender un aparato que nos la transmitía en una calidad que algunos solo podían soñar. El 19 de noviembre de 1933 realiza su primera transmisión Radio Baquedano de Valdivia, como iniciativa privada. En aquellos tiempos la radio era un medio informativo en primer término, que entre tanto y tanto transmitía música ejecutada en vivo, en el estudio de la estación. Tenía esta radio un compositor propio, Hernán Valdivia, y en ella comenzaron trabajando personajes de la talla de Raúl Matas, a sus 13 años. Fue tal el éxito que pronto todas las casas comerciales comenzaron a vender aparatos de radio, aunque los principales eran importados por Gustavo Öttinger e Hijos, en su autorizado “Salón Víctor”, mientras los discos eran comercializados por Izquierdo e Hijo.
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En 1937 inicia sus transmisiones Radio Sur, dirigida por el empresario y radioaficionado valdiviano Carlos Kähler, quien llegaría a ser el más importante director radiofónico hasta la destrucción de su radio durante el terremoto. A diferencia de Radio Baquedano, Radio Sur fue planteada desde muy temprano como una empresa de emisoras a mayor escala. Por esto, Valdivia fue sede matriz de varias sucursales posteriores, incluyendo Radio Temuco y Radio Llanquihue. Los potentes equipos que tenía le permitían transmitir en onda larga y corta a la vez, siendo la primera en provincia en esta segunda categoría. El encargado de su nivel musical fue Osvaldo Silva, folklorista y director musical de Radio Sur, siendo su director artístico Tito Curiel. Muchos artistas valdivianos de renombre (y no tanto) ejecutaron su música en Radio Sur, entre ellos Roberto Mahler.” (Izquierdo, 2009)
19° Aniversario de la 9ª Compañía de Bomberos. Valdivia, 25 de marzo de 1951. Gentileza de la 1ª Cía. de Bomberos Germania, Valdivia.
Las expresiones artísticas, y particularmente la música, tuvieron una relevancia fundamental en la configuración de la cultura valdiviana. El alto grado de desarrollo cultural, industrial y económico impulsado desde la llegada de los colonos alemanes a la provincia influyó notablemente en el desarrollo de todos los sectores sociales de la ciudad. A ello se sumó la democratización provocada por la aparición de la radio y los discos que permitían acceder a muchos estilos musicales, permitiendo de este modo un intercambio cultural que se vería reflejado en la actividad cotidiana de la ciudad, por medio de numerosas organizaciones sociales y culturales que entraron en funcionamiento principalmente a partir de la segunda mitad del siglo XIX, por lo que la ciudad contaba con muchas organizaciones de diversa índole que compartían cientos de años de antigüedad. Todo ello influiría para que empleados y obreros tuvieran un particular interés en agruparse para distintos objetivos, tanto sociales, económicos como culturales y de ocio. Es increíble la cantidad de organizaciones sociales, culturales y de socorro mutuo, fundadas desde 1850 en adelante, muchas con varios años de ejercicio activo, llegando incluso hasta la actualidad21, todo lo cual facilitó el surgimiento y mantenimiento de instituciones 21 Como es el caso de las Compañías de Bomberos, la Sociedad Socorros Mutuos La Fraternidad, el Club Musical Eleuterio Ramírez de Collico, Sociedad Micaela Cáceres de Gamboa o la Sociedad Protectora de Empleados del Comercio.
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artísticas en la ciudad, tales como las bandas intrumentales alemanas y obreras, así como innumerables conjuntos musicales, orquestas y bandas de jazz que promovieron la actividad artística hasta la década de 1960. Ello se traduciría en que personas con diversos oficios y de diversas clases sociales y barrios, se dedicaran al aprendizaje y desarrollo actividades artísticas de manera sistemática, de manera tal que, por ejemplo, la Banda del Club Musical Obrero (1901-2005) estuviera compuesta por operarios y empleados de la fábrica de zapatos Rudloff y otras similares. (Hernández, 2008, p. 32-33) Así recuerda la actividad artística del Musical Obrero la señora Elsa Ruiz, vecina del popular barrio Beneficiencia: << Los días domingo, sábado, o cuando estaba bonito, la banda realizaba caminatas por el barrio… A veces tocaban en la Plazuela o en la medialuna del Parque Harnecker… Todos sus integrantes eran de aquí del barrio Beneficiencia; algunos trajaban en el Molino Collico, otros en la fábrica Masil de Las Ánimas; la zapaterías Rudloff o Weiss.>> (Hernández, 2008. p.44) A modo de ejemplo de la transversalidad de la actividad musical a todos los estratos sociales, citamos una referencia a lo que sucedía en 1960 en los Barrios Bajos: <<Sí pues, aquí en este pasaje Los Canelos, en la peluquería de mi abuelo, se reunían grandes guitarristas clásicos. Venían hartos músicos. Francisco Latorre les daba clases a los jóvenes que estudiaban música. Les arreglaba las guitarras. Era luthier también el abuelo. Tocaba muy lindo clásico aquí. La gente quedaba paradita aquí escuchando. Él no tocaba de oído, sino que leía partituras. Las cambiaba del piano a la guitarra, cosas así. Venían de la universidad a hacer transcripciones de partituras. Fue varias veces entrevistado. Por ejemplo, fue a la radio Camilo Henríquez, en ese tiempo, ahora Austral, y estuvo en un programa el día domingo que duraba media hora. Tocó en vivo. Incluso nos dejó unos carretes con sus grabaciones, las llevamos a la universidad y después nos dijeron que se las habían robado.>> (Atlántida Bozzo, dueña de casa, Barrios Bajos, Valdivia) <<Recuerdo que empezó a salir el sonido estéreo. Antiguamente solo era alta fidelidad. Primero estaba el sonido monofónico que es el que conocemos todos. Es un sonido más bien plano, no tiene ningún brillo. Después vino la alta fidelidad y habían unas radiolas, RCA, grandes con muebles. Con una radio, RCA y la parte de al lado con un tocadiscos, que traía una galleta que era un soporte cilíndrico donde se colocaban los disco de 45, en gran cantidad. Tú sacabas esa galleta y quedaba una cuestión finita para los discos de 33, 1/3, que podías meter de a cinco. Y la gracia era que le pegabas una cuestión y quedaba automático. Se tocaban los cinco lados de los long plays. Se retiraba la aguja cuando terminaba. Bajaba un brazo y tenías cinco discos más. Esto para las casas era extraordinariamente caro. Y apareció un disco esos años, que se llamaba algo así como “Probemos el estéreo”, y lo grabó Raúl Matas. Raúl Matas hacia las pruebas en alta fidelidad y después hacia la prueba de audio en estéreo total. Eso se masificó por el año ’63.>> (Augusto Olave, hombre de radio, 8 años en 1960, Valdivia)
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Pero no solo en Valdivia había movimiento. El Puerto de Corral tenía para 1960 una intensa actividad. Desde hacía siglos las condiciones de abrigo que ofrecía la bahía de Corral definieron su vocación de puerto. Su edad de oro en la década de 1950 estuvo marcada por una enorme actividad productiva, extractiva, comercial y portuaria, relacionada con la industria siderúrgica de los Altos Hornos,22 la extracción y procesamiento de productos marinos, la explotación maderera, las exportaciones e importaciones, y la madura actividad industrial que proveía de numerosos productos a la exitosa y altamente rentable minería nortina del salitre y a otras ciudades del territorio nacional y de Europa: maderas, zapatos, cecinas, cerveza, granos y otros variados productos se distribuían al país y exportaban al extranjero desde el Puerto de Corral, generando un enorme dinamismo que se traducía no tan solo en que prácticamente no existiera la cesantía en todo el pueblo, sino también en lograr un alto estándar de vida de gran parte de la población corraleña. Revisemos los recuerdos de la década de 1960 de algunos corraleños: <<¿Cómo era la vida en ese entonces? ¿Aquí en Corral? Era buena porque estaban los Altos Hornos, estaba la industria esa que daba harto trabajo, había una pequeña conservera allá en la bahía; la bahía era la que daba harto movimiento. Era buena, ahora no, había mucho más vida social, habían lindas casas acá abajo, todo eso era lindo; a ver, la feria que estaba, las carnicerías, todo grande. Los salones de belleza que había harto, después habían fuentes de soda elegantes y ahora quedó así no más. Había mucho tráfico marítimo: venían los noruegos, los negritos que venían, había harto, harto comercio. Sí, venía harta gente de fuera del extranjero: los noruegos en unos barcos inmensos, gringos, entonces, se movía por ahí Corral. Y había harto comercio. Pero ahora como está, todavía no creo que sea más Corral. Porque mire la empresa, la industria de allá esa grande, eso se llevó todo, el mar quedó hasta ahí no más, todo eso los galuchos grandes quedaron encajados ahí. Eso lo hicieron pedazo para sacarlos. Igual esa conservera que había ahí daba trabajo a harta gente. Acá no había gente cesante, porque toda la gente trabajaba, de espigadores, de lancheros, los picasal que le decían a esos que iban por rato a trabajar. Se ocupaba harta gente en la bahía…>> (Edita Vera; Corral)
<<Como pueblo chico, la mayoría eran todos conocidos… la vida social era intensa, había diversidad de habitantes. Por ejemplo, Altos Hornos hizo que llegaran extranjeros a la planta: alemanes, suecos, franceses, españoles a trabajar en las diversas secciones a la planta. Eso trajo una diversidad social que fue muy beneficiosa para los corraleros, porque todos formábamos como una familia acá. Y la vida transcurría entre el trabajo y los restoranes, hoteles, el cine y salones de billar… Esta casa fue en un tiempo el Casino de los empleados de los Altos Hornos: aquí abajo había un calentador, habían mesas, allá estaba la cantina y arriba había una mesa de ping-pong y una mesa de billar, y en la otra pieza estaba la biblioteca… Y aquí abajo estaba la cocina… 22 En 1958, la usina se trasladaría por consideraciones económicas a Huachipato, transformada en la Cía. de Aceros del Pacífico (CAP), la cual está activa hasta la fecha.
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Y como digo el movimiento aquí habitual era constante porque toda la gente ganaba plata, trabajaba mucha gente, todos los que estaban en condiciones de trabajar…, hasta los muchachos jóvenes trabajaban. Por ejemplo, yo salí de la escuela y mi padre nunca pensó en financiarme una carrera técnica ¡o universitaria menos! En aquellos años acudían a la universidad los que estaban forrados en plata no más. Yo empecé a trabajar a los 16 años en los Altos Hornos. Mi padre me aumentó dos años para que me aceptaran (no sé cómo lo hizo, pero después supe yo). En la sección de obreros, los hijos de los obreros que cumplían los 18 años y querían trabajar en la planta, los aceptaban para que hicieran trabajos de cualquier clase ayudando por ahí. Yo entré ayudando en el laboratorio químico… le ayudaba a los ingenieros químicos. Tenía que ir buscar las muestras de las mezclas que hacía los ladrillos refractarios… y después me tocó hacer guardia nocturna… Ahí empecé a aprender a escribir a máquina y después empecé a colaborar con unas revistas deportivas de Santiago. Al tiempo entré a reemplazar a una empleada en el control de bodega de materiales en adquisiciones y registro manual de todo lo que entraba y salía de la planta… Ahí estuve 18 años trabajando. Yo me casé muy joven porque tenía dos sueldos: entre ganando 1 peso la hora en los Altos Hornos, es decir, ganaba 240 pesos mensuales: tenía para darle a mi madrastra, para comprarme ropa y para mis gastos personales. Y como me gustaba mucho el cine no me perdía película, y un día apareció un aviso que se necesita ayudante de operador… fui a hablar con el gringo don Als Kopft, jefe del Agua Potable en esos tiempos y director de la Cía. de Bomberos de Corral… a los días me mandó a llamar: empecé a trabajar quince días a prueba. Me levantaba a las 7 de la mañana; a las 7 y media me iba a los Altos Hornos donde tomaba desayuno como a las 8. Trabajaba hasta las 4 de la tarde. A las 4 y media estaba en mi casa; a las 5 y media tomaba once y un cuarto para las 6 me iba al cine a pie, invierno y verano. A las 6 se habría la boletería y se empezaba a tocar música. Uno en eso estaba probando las máquinas y encuadrando la imagen… a las seis y media comenzaba la primera función: noticiario – dibujos animados – serial y película. Terminábamos 10 para las 9 y a las nueve y media teníamos que empezar otra vez. Así que no venía para la casa: no faltaban las viejas que vendían roscas, empanadas, piñones, castañas… y había un restorán al frente, así que de repente nos íbamos a comer un sánguche, qué se yo. Y cuando las películas eran muy largas, la dueña del cine nos traía unos sandwiches y sus pilsen a cada uno. Seguíamos trabajando hasta las doce de la noche. Como operadores teníamos que quedarnos y dejar nuestras máquinas tapaditas, dejar todo ordenado, arreglar la película que al otro día tenía que irse en la primera lancha a Valdivia, porque tenía que ir a la Estación de Ferrocarriles y ahí despacharla hacia otra ciudad. También teníamos que echar una recorrida por toda la galería, que era de madera, por si acaso podría haber algún pucho de cigarro que haya quedado tirado por ahí, porque aunque se prohibía fumar, fumaban igual no más… Total que yo a la una de la mañana estaba en mi casa; me dejaban un café y un sánguche. Me acostaba y a las siete estaba en pie otra vez… Cuatro años con ese ritmo de vida. No descansábamos ni Pascua ni Año Nuevo ni Dieciocho de septiembre ni nada de eso. Si el cine tenía capacidad para seiscientas personas y quedaban como cuatrocientas afuera cuando las películas eran buenas. Películas como Lo que el viento se llevó o las de Libertad Lamarque, de los charros mexicanos con Antonio Aguilera, Jorge Negrete, el cómico Cantinflas y otros que aparecían… esas películas eran grito y plata. A mi señora la conocí ahí. Ella recibía los boletos en platea… y cuando llegué a trabajar ahí, ella dijo: ¿y a este flacuchento contrataron?>> (Sergio Campos; Corral)
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3. ALGUNOS DATOS CIENTÍFICOS SOBRE LOS TERREMOTOS Los terremotos pueden definirse como grandes y bruscos movimientos de la corteza terrestre provocados por la súbita liberación de energía desde el interior de la Tierra que impulsa sucesivos acomodamientos de las capas o placas superficiales de la litósfera (capa externa del planeta), denominados movimientos diastróficos o tectónicos. Los volcanes también pueden provocar terremotos, pero estos son de carácter local y de menor intensidad que los de origen diastrófico. Pero esta sencilla descripción acumula décadas de investigación de numerosos científicos abocados al conocimiento de la naturaleza de los fenómenos sísmicos. La causa de los sismos se ha hecho clara sólo después de haberse logrado: un modelo satisfactorio del interior de la tierra, de haberse comprendido su proceso de enfriamiento, y por la aceptación de la teoría de Wegener de la deriva de los continentes…
INTERIOR DE LA TIERRA La interpretación de los registros producidos por terremotos en numerosas estaciones sismográficas del mundo, han permitido a los sismólogos, a través de un estudio tomográfico de las diversas ondas que chocan y en secuencias sucesivas se reflejan o refractan, formular un modelo del interior de la tierra; es un extraordinario logro para la geofísica y sismología. Obsérvese que se ha podido distinguir entre diversas densidades y temperaturas en el interior de la tierra de acuerdo a la variación de las velocidades que las ondas adquieren al atravesar distintas regiones. Considerando que la tierra como cuerpo caliente de acuerdo a las leyes de la física, debe enfriarse, y que el material constitutivo de ella es de mala conductividad térmica, la tierra pierde su calor por un proceso de convección del manto por formación de celdas de convección. De esa manera también, se hace más fluida la parte superior del manto –la astenósfera-, que permite a la corteza terrestre deslizarse sobre ella. (sic) Existe también pérdida de calor por las cordilleras mezo dorsales por donde surge el magma y asimismo, por volcanes y por chimeneas (hot spots) que nacen del interior de la tierra.
LA TEORÍA DE LAS PLACAS TECTÓNICAS. TEORÍA DE WEGENER A partir de 1960 ha ocurrido una revolución en los conceptos de la Geología Oceánica. Todos los datos reunidos en los últimos cuarenta años anteriores, sobre sondajes a grandes profundidades, muestras y fotografías del fondo marino, mediciones del flujo de calor y del magnetismo, han sido reinterpretados según el concepto de la teoría de las placas tectónicas, que postula que la corteza terrestre está formada por placas que son creadas en las cordilleras mezo-oceánicas y destruidas en las fosas marinas vecinas a los continentes. La tectónica de placas considera que la litósfera está dividida en varios grandes segmentos relativamente estables de roca rígida, denominados placas que se extienden por el globo como
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caparazones curvos sobre una esfera. Existen 7 grandes placas como la Placa del Pacífico[…] Por ser las placas parte de la litósfera, se extienden a profundidades de 100 a 200 km. Cada placa se desliza horizontalmente relativa a la vecina sobre la roca más blanda inmediatamente por debajo. Más de un 70% del área de las placas cubre los grandes océanos como el Pacífico, el Atlántico y el Océano Indico. En la década de los 50 se señaló que las direcciones de magnetización de las rocas antiguas, que son divergentes, podrían hacerse coincidir si se aceptaba que había ocurrido un movimiento relativo de los continentes. (Teoría de Wegener) Esa constatación está de acuerdo con la teoría de la existencia hace 200 millones de años de la Pangea o Continente único que con el paso del tiempo ha llegado a la situación geográfica actual. Chile se enfrenta a la placa de Nazca que es alimentada desde la Cordillera Mezo-dorsal del Pacífico por surgimiento del magma que crea nuevo fondo marino y la empuja hacia la placa Sud-Americana, produciéndose un fenómeno de subducción, origen de los sismos ocasionados por este choque. La placa de Nazca se desplaza a una velocidad relativa de aproximadamente 9 cm por año con respecto a la placa Sud Americana, introduciéndose bajo ella según un plano inclinado (plano de Benioff). En el largo plazo, estas fuerzas tectónicas han causado el plegamiento de la placa Sud Americana y la formación de las cadenas de la Cordillera de Los Andes y la Cordillera de la Costa. Dado que la zona de contacto entre las placas está sometida a grandes presiones debido al movimiento convergente, ambas placas están mutuamente acopladas y previo a la ruptura se deforman elásticamente a lo largo de su interfase común. Inmediatamente antes de la ruptura sólo una pequeña área, firmemente acoplada, resiste el movimiento de las placas. Cuando el acoplamiento en la última zona de resistencia (una “aspereza sísmica”) es sobrepasado, el esfuerzo acumulado es liberado bruscamente, enviando ondas de choque a través de la tierra. La ruptura comienza en el hipocentro del terremoto, esto es, bajo el epicentro, y luego se extiende a lo largo de una zona cuya extensión depende de la importancia del evento. (Flores, 1999)23 El terremoto y maremoto (tsunami) de 1960 es el evento sísmico de mayor magnitud que se haya registrado científicamente hasta ahora en la historia de nuestro planeta. La magnitud es una medida de la cantidad de energía total liberada en el foco o hipocentr0. Fue definida matemáticamente por Charles Richter y se determina en una estación sismológica cualquiera a partir de la amplitud de la frecuencia de ciertas ondas y de la distancia de la estación al epicentro. Por tratarse de un valor absoluto (la magnitud total irradiada), las magnitudes deben ser teóricamente iguales en distintas partes del orbe para un mismo sismo… (Hernández, 1960, p. 40) 23 Extraído de un artículo publicado en http://www.rfa.cl/confer.htm y cuyo autor es Rodrigo Flores Álvarez.
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Fue tan enorme la cantidad de energía liberada ese 22 de mayo de 1960, que se hizo necesario modificar la escala de Richter para este tipo de evento, que superó el grado 8,0 de la escala standard (Ms). Debido a esto existe en la actualidad el consenso de que la magnitud alcanzada por el terremoto de 1960 fue de al menos 9,5º Richter o magnitud “de Momento” (Mw). La magnitud de momento Mw basada en el momento sísmico Mo de la fuente generadora del sismo es una escala de magnitud establecida por Hiroo Kanamori y a diferencia de las otras mencionadas, como se ha dicho, se relaciona con las características físicas del fenómeno. La estimación de magnitud de los grandes terremotos, que presentan una longitud de ruptura superior a los 100 Km, no queda correctamente representada por las escalas M, mb ó Ms según Hiroo Kanamori, investigador del Laboratorio Sismológico del Instituto Tecnológico de California, en Pasadena. De acuerdo con estos estudios, las escalas convencionales de magnitudes mb y Ms experimentan una saturación cuando las dimensiones de la ruptura del sismo exceden a la longitud de onda de las ondas sísmicas usadas en la determinación de la propia magnitud (generalmente de 5 a 100 Km). Esta saturación conduce una estimación imprecisa de la energía liberada en los grandes terremotos. Para soslayar este problema, la caída de energía potencial W (diferencia entre la energía potencial antes y después del sismo) en grandes terremotos es estimada a partir del momento sísmico Mo (definido por Mo= D S, donde Mo es la rigidez, D el desplazamiento medio de la falla y S el área de la falla). En esta forma Kanamori ha definido una nueva escala de magnitudes (Mw), válida para los grandes sismos y que tiene la particularidad de conectarse suavemente con las escalas tradicionales. En esta nueva escala, aceptada ya por la comunidad científica, el más violento de los sismos del 22 de Mayo, encabeza con 9.5 la magnitud de los grandes terremotos del siglo. (Flores, 1999)24
Representación gráfica de la subducción de las placas ubicadas a lo largo de nuestro territorio costero.
24 Extraído de un artículo publicado en http://www.rfa.cl/confer.htm
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La intensidad del terremoto de 1960 fue de XIº en la escala de Mercalli, la que tiene como máximo el grado XII. Esta escala es considerada una escala subjetiva, es decir, que toma en cuenta las sensaciones de las personas que sufren el fenómeno… De modo que: “La Intensidad de un sismo es una medida de los efectos producidos en un lugar determinado. Su valor dependerá primordialmente de la distancia de un lugar al epicentro, pero también en alto grado de la calidad del terreno y de la forma ‘como lo sintieron’ las personas que se encontraban en el sitio del suceso.” (Hernández, 1960, p. 40) Según el destacado geógrafo (Ph) chileno Marco Cisternas, quien se ha especializado en la investigación de los tsunami junto a otros científicos, existirían terremotos de gran magnitud, que superan el grado 8,5 de Richter, los que parecen tener una frecuencia estimada entre unos 100 y 150 años en promedio. Pero existen otros, denominados terremotos gigantes, que superan exponencialmente la energía liberada y, por ende, su capacidad destructiva. Estos terremotos han afectado a Chile en 1575 y 1960, específicamente la zona centrosur de nuestro país. Esta teoría se basa en una investigación transdisciplinaria, cuyo fundamento es el análisis estratigráfico de la sedimentación ocurrida luego de los fenómenos sísmicos y tsunámicos, en los que se aprecia claramente la diferencia del impacto de cada maremoto según la magnitud del sismo que lo ha precedido.
Detalle de análisis estratigráfico de capas de sedimento provocadas por maremotos o tsunami, cuya adecuada interpretación ha permitido obtener valiosa información para entender la frecuencia de estos eventos. (Lagos et al., 2004, p. 335)
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4. ANTECEDENTES ETNOHISTÓRICOS SOBRE TERREMOTOS Y MAREMOTOS Tal como indicáramos en la presentación de este libro, en nuestro país la incidencia de sismos es tan alta como antigua. De ello dan cuenta importantes datos etnohistóricos que confirman la ocurrencia sistemática de terremotos y maremotos relatados en la oralidad de los mapuche, transmitidos desde hace muchísimas generaciones. Desde su propio mito de origen se representa la subida de las aguas y el movimiento de la tierra mediante el enfrentamiento de dos fuerzas antagónicas: las “culebras” Tren Tren y Kai Kai Vilu). En la cumbre de cada uno de estos montes altos llamados Tenten, dizen que habita una culebra de el mismo nombre, que sin duda es el Demonio, que los habla, y que antes que saliesse el mar les dixo lo que avía de suceder, y que se acogiesen al sagrado de aquel monte, que en él se librarían y él los ampararía. Fingen también que había otra culebra en la tierra y en los lugares baxos, llamada Caicai-Vilu, y otros dizen que en esos mismos cerros, y que esta era enemiga de la otro culebra Tenten, y assimismo enemiga de los hombres, y para acabarlos hizo salir el mar, y con su inundación quiso cubrir y anegar el cerro Tenten y a la culebra de su nombre, y assi mismo a los hombres que se acogiessen a su amparo y trepassen a su cumbre. Y compitiendo las dos culebras Tenten y Caicai, esta hazia subir el mar, y aquella hazia levantar el cerro de la tierra y sobrepuxar al mar tanto quanto se lebantaban sus aguas. Y que lo que sucedió a los Indios, quando el mar comenzó a salir y inundar la tierra, fué que todos a gran priessa se acogieron al Tenten subiendo a porfia a lo alto y llebando cada uno consigo sus hijos y mugeres y la comida que con la prisa y la turbación podían cargar… (de Rosales, 1877. p. 4)25 En este relato, la explicación mítica de la cultura mapuche respecto de los fenómenos sísmicos alude a que se deben a un desequilibrio de las fuerzas que gobiernan el mundo desde su origen. Se identifica la lucha simbólica entre el bien y el mal y su relación con el actuar de los seres humanos. En ese mundo animado, se da la comunicación con los seres que representan tales fuerzas antagónicas, lo que permite la participación de los seres humanos en cuanto a lograr cierta estabilidad necesaria para la supervivencia de la humanidad, desde el momento en que son advertidos por estos seres míticos o por sus señales enviadas. Estas creencias, en un comienzo, fueron asociadas analógicamente por el cristianismo con el mito del diluvio universal, tal como lo expresa el sacerdote jesuita Diego de Rosales en su fundamental Historia General del 25 El sacerdote jesuita Diego de Rosales (1601-1677) escribió una impresionante obra intitulada Historia General del Reyno de Chile, y fue testigo activo de la gran mayoría de los sucesos que allí se describen. Como es de esperar, analiza e interpreta dichos sucesos a la luz de sus creencias religiosas jesuitas y su adscripción cultural a la Corona española. Sin embargo, su obra es un gran aporte documental recuperado y publicado en el siglo XIX por Benjamin Vicuña Mackenna tras una larga y azarosa odisea.
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Reyno de Chile, aun cuando este desecha la veracidad del mito mapuche, considerándolo como una distorsión de la verdad indiscutible de los hechos establecidos en la Biblia. La analogía establece la versión de un castigo divino por el comportamiento de los seres humanos, un alejamiento de “la moral y las buenas costumbres”. Luego, se salvan de la muerte varias especies de animales y los seres humanos que se acercan al bien, los que se reconcilian con la tradición por medio de la obediencia (siguen las instrucciones de la fuerza positiva). El padre Rosales compara entonces las similitudes de ambos relatos míticos desde su evidente y entendible arbitrariedad teológica. Unos dizen que se conservaron en el Tenten dos hombres y dos mugeres con sus hijos. Otros, que un hombre solo y una muger, a quienes llaman Llituche, que quiere dezir en su lengua: Principio de la generacion de los hombres, sean dos, o quatro con sus hixos. A estos les dijo el Tenten que para aplicar su enoxo y el de Caicai, señor del mar, sacrificassen uno de sus hijos, y descuartizándole en cuatro partes, las echasen al mar, para que las comiesen los Reyes de los Pezes y las Sirenas, y se serenasse el mar- Y que haziéndolo assi, fueron disminuyendo las aguas y volviendo a vaxar el mar. Y al passo que las aguas iban vaxando, a esse paso iba tambien vaxando el monte Tenten, hasta que se assentó en su propio lugar… Que como a misserables ha tenido engañados esta astuta Culebra, que engañó a nuestros primeros Padres en el Paraiso. En la oscuridad de esta fabula parece que relampaguean algunas vislumbres de la verdadera historia de el Dilubio, porque reconocen inundación general y el averse salvado en ella algunos hombres y las especies de los animales; el aver tenido avisos antes del Dilubio; el aver ofrecido sacrificio Noé después de el; pero todo mezclado de errores, y confusa luz con variedad de tinieblas… Y assi afirmándome en la seguridad de la opinión corriente, y suponiendo que todo el mundo se anegó con el Dilubio, como lo dice la sagrada escritura, sobrepuxando los montes mas sublimes, es forzoso confesar que todos los indios occidentales perecieron sin quedar ninguno, y assi mismo los de Chile, y aviendo de tener todos origen de Noe y sus hixos, queda la difficultad en su fuerza y el cuidado de averiguar de donde y por donde vinieron sus descendientes a poblar las Indias occidentales y este Reyno de Chile, ultimo remate de ellas. (de Rosales, 1877, p. 6-7) El texto incluye una interesante nota del editor, Benjamin Vicuña Mackenna: (1) Las curiosas revelaciones que Rosales obtuvo personalmente de los indios, i que hoy dia están completamente estinguidas en su memoria, coinciden con las reminiscencias i huellas de la universalidad del Diluvio que encontró Humboldt en los rios de Venezuela i Nueva Granada, por lo cual puede sentarse como un hecho geológico perfectamente comprobado la universalidad de ese fenómeno en el territorio del nuevo mundo. En este sentido i para justificar teorías científicas mucho mas modernas que la existencia de este historiador. Las tradiciones que apunta son sumamente interesantes para la ciencia prehistórica, por mas que vayan envueltas en divagaciones fabulosas. (de Rosales, 1877, p.7)
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Se mantiene así una perspectiva etnocéntrica hacia el mito mapuche considerándolo como una simple “fabula”, una explicación errada de la realidad. Esto deja entrever la continuidad etnocéntrica, aún a doscientos años después de que fuera terminado el manuscrito por puño del jesuita. Sin embargo, no es cierto que estas “revelaciones” estén “hoy día completamente estinguidas de su memoria” ni en ese momento ni ahora. La fuerza de este relato llega hasta nuestros días por tradición oral, siendo parte fundamental de la cosmogonía de los mapuche. La indicación continúa siendo la misma: no alejarse de las costumbres, de la tradición, ya que de lo contrario el desequilibrio deviene destrucción, dolor y muerte. De hecho, estas mismas particulares interpretaciones cosmogónicas de los mapuche respecto de los eventos sísmicos habrían llevado, en el caso del Terremoto y Maremoto de 1960, a la realización de un sacrificio humano, tal como indica la creencia mítica: “A estos les dijo el Tenten que para aplicar su enoxo y el de Caicai, señor del mar, sacrificassen uno de sus hijos, y descuartizándole en cuatro partes, las echasen al mar, para que las comiesen los Reyes de los Pezes y las Sirenas, y se serenasse el mar[…]” (de Rosales, 1877, p.6) Los antecedentes documentales indican que posteriormente al maremoto se habría llevado a cabo un sacrificio ritual de un niño en la zona de Puerto Saavedra. La prensa de la época26 se refiere al hecho hipotéticamente, es decir, solamente bajo suposiciones, habla de un supuesto sacrificio que habría sucedido, pero a pesar de las investigaciones judiciales nunca existió prueba alguna. Los supuestos responsables de tal acto habrían confesado en primera instancia su participación en los hechos (incluso bajo tortura según Tierney [2001]) y luego los habrían desmentido, aconsejados por sus abogados defensores. Pero el tratamiento periodístico de la prensa, incluida la revista Time Magazine,27 deja entrever en sus discursos el enorme peso de los prejuicios culturales, la ignorancia y xenofobia existente en la época (y que incluso continúa en el mediocre artículo publicado en 2001 por el diario El Mercurio).28 Sin embargo, existen antecedentes tan contradictorios al respecto, que hoy en día solo se sabe que hubo una acusación y proceso judicial, una investigación y un juicio, pero finalmente no se pudo comprobar nada. De hecho, de haber sucedido este sacrificio ritual, el cuerpo del niño habría sido arrojado al mar, por lo que tampoco existió nunca el cuerpo del delito. De cualquier modo, no es objeto de esta investigación introducirnos en este tema puntual29 que de por sí solo amerita un estudio en profundidad. Lo que nos parece relevante exponer es la actualidad del mito en relación a sus componentes simbólicos de interpretación de la realidad, que deviene así mismo en la posibilidad de salvar vidas humanas.
26 El Diario Austral de Temuco, 21 y 29 de junio de 1960; Revista Vea, Santiago, 30 de junio de 1960. 27 Time Magazine, 04 de julio de 1960. 28 El Mercurio, Santiago, 15 de agosto de 2001. Disponible en http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={2f140843-e3f7-408ab674-38c641c88292} 29 Para mayor información visitar http://memoralia-ptosaavedra.blogspot.com/2006/05/vision-de-la-sociedad-chilena-del.html
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Un gran cataclismo marca el origen del mundo y la vida en la cosmogonía mapuche. El relato mítico, llamado Tren Tren y Kai Kai, hace referencia a una gran inundación que, según sus creencias, volverá a suceder si los mapuches abandonan su cultura y su particular relación de respeto con la tierra. “Allá en el mar, en lo más profundo vivía una gran culebra que se llamaba Kai Kai, un weza newen, o fuerza negativa, del desequilibrio y el caos. Los mares obedecían las órdenes del culebrón y un día comenzaron a cubrir toda la tierra. Había otra culebra tan poderosa como la anterior, pero que vivía en la tierra. Se llamaba Tren Tren y aconsejó a los mapuches que subieran a los cerros cuando las aguas comenzaran a subir. Así como los mares cubrían la tierra, los cerros comenzaron a crecer. Cuando Kai Kai ya no tuvo más agua disponible, la batalla entre ambas fuerzas terminó. Muchos mapuches no lograron subir a los cerros y murieron transformándose en shumpall (peces). Los que se salvaron, repoblaron la tierra cuando las aguas finalmente se retiraron y el equilibrio fue restablecido. El relato varía según quien lo cuente, pero el trasfondo es el mismo. “Desde niño se nos cuenta este epew (cuento), para enseñarnos a no olvidar de dónde venimos y cuál es nuestro lugar en este mundo. Somos hijos de la tierra y a ella le debemos gratitud y respeto”, señala Rogelio Marihuán, comunero del sector de Piedra Alta, en la comuna de Tirúa. Rogelio escuchó el mito de boca de su abuelo y lo transmitió más tarde a sus tres pequeños hijos. Reconoce que cada día menos gente lo conoce y que difícilmente llegará a ser enseñado en las escuelas. “Mucha gente se ríe de estas cosas. Dicen: ‘Son historias de indios’. Pero guardan una gran verdad”, subraya Marihuán. Es esa verdad la que este campesino mapuche corroboró la madrugada del 27 de febrero de 2010, cuando desde el cerro donde se emplaza su hogar sintió como Tren Tren alertaba nuevamente a los suyos de un gran peligro: Kay Kay, la culebra señora de los mares, se estaba despertando. El terremoto y maremoto que asoló las regiones del Maule, Bío Bío y La Araucanía, para mapuches como Rogelio no es el mero capricho de placas tectónicas en pugna, posible de registrar en escalas Richter o Mercalli. Constituyen más bien señales o advertencias, avisos de que los equilibrios entre las fuerzas creadoras del mundo mapuche -resultado de aquella batalla original relatada en el mito- comienzan a tambalear. Por ello, esa madrugada, mientras tres grandes olas arrasaban a pocos kilómetros de su hogar Isla Mocha y la localidad costera de Tirúa, Rogelio reunió a su familia y caminó hacia los terrenos más altos. No fue el único. A su lado, iluminados por la luna llena, decenas de campesinos y pescadores mapuche-lafkenches hacían lo mismo. No cargaban sus bienes materiales. Una vez en la cima y con la silueta de Isla Mocha iluminada por la luna a sus espaldas, dieron paso a una rogativa tradicional. Al son del kultrún y la pifilka, Rogelio y los suyos danzaron y ofrecieron sus alimentos como ofrenda a las fuerzas de la tierra, hasta que el sol iluminó a lo lejos el desastre. Tirúa, la histórica comuna administrada por sucesivos alcaldes mapuches, estaba prácticamente en ruinas. Responsables del desastre habían sido las tres olas gigantescas que, entre las 4 y las 6 de la madrugada de aquel fatídico día, ingresaron al poblado por la desembocadura del río, arrasando literalmente con todo a su paso, incluido el edificio de la Municipalidad, una plazoleta ceremonial, orgullo de las comunidades de la zona, y una franja de al menos tres o cuatro cuadras de viviendas y locales comerciales.
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Fueron decenas las comunidades mapuches que tras el maremoto se reunieron en nguillatunes y rogativas. Si bien las más afectadas fueron aquellas situadas en el lafkenmapu (sector costero del país mapuche), en todo el territorio se convocaron ceremonias para aplacar la furia de Kai Kai. … Todos, al igual que Rogelio y su familia en Piedra Alta, se refugiaron en los cerros aquella madrugada. Y allí siguen hasta el día de hoy. (Cayuqueo, 2010)30 Con la llegada de los conquistadores españoles a este territorio, se documentaron importantes sucesos y procesos históricos mediante crónicas, las que fueron escritas por diversos funcionarios de la Corona y otros testigos de los acontecimientos de la Conquista, legando de esta manera la posibilidad de acceder a dichas narraciones del pasado. El arribo de los españoles revolucionaría la interacción social y cultural durante varios siglos. Esta información, a diferencia de la memoria colectiva de la oralidad mapuche, está escrita y se conserva en variados archivos e instituciones especializadas para su estudio y conservación. Al igual que la historia oral y mítica de los habitantes originarios de estos territorios, dichas crónicas cobran especial relevancia, puesto que constituyen un antecedente documental que enriquece nuestras posibilidades de conocimiento y comprensión de dichos procesos históricos y socioculturales a que hacen referencia desde su particular raigambre cultural. Es precisamente sobre la base de estas crónicas que podemos tener registro de la ocurrencia de sismos y maremotos en nuestro territorio desde el siglo XVI. Tal fue el temblor de tierra que sucedió el año de 1647 a 13 de Mayo en la ciudad de Santiago, a las 10 de la noche, sintiéndose en todo el Reyno de Chile hasta el Tucuman. Pero donde mas se enfureció su conmocion y donde mas bateria hizo, fue en la dicha ciudad y su distrito, asolando todas las casas y templos. Y aunque a otros temblores suele preceder un ruido y conmocion que avisa y da lugar a la gente de salir de sus casas y ponerse seguro, este temblor fue tan repentino, que sin rumor ninguno, instantáneamente, con impetu vehemente, vatió todos los edificios y conmovió los cerros y la grave pesadumbre de los montes y sierra nevada, volando sus paredes y los riscos como cuando se enciende una gruesa mina de polvora, que por desembarazarse de la opresión violenta que padece el fuego, arroja con violencia quanto le oprime encima, haziendo mayor bateria en lo que da su mayor fortaleza le haze mayor resistencia. No de otra suerte el temblor levanta las paredes desde los cimientos, o ya porque las exhalaciones ígnitas oprimidas debaxo de la tierra o el viento oprimido buscasse respiradero, haciendo mayor bateria donde hallaba mayor resistencia, como se vió en los templos de Santiago, que por ser de cal y canto y por resistirse mas, hizo en ellos mas bateria, viendose en un instante hechos montones de piedra los que eran hermoso adorno de la ciudad. Cayeron la iglesia mayor, Santo Domingo, San Agustin y la Compañía, que era de hermosa arquitectura, cubierta de laceria y artezotes muy curiosos, y en la capilla mayor, una boveda sobre ayrosos arcos de piedra con vistosa laceria y artezotes, obra que habia costado ciento cincuenta mil pesos, y en un instante se vió toda deshecha y convertida en polvo. Solo la iglesia del Seráfico 30 Disponible en http://www.puntofinal.cl/706/KaiKai.php [accesado el 2 de abril de 2010].
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Padre san Francisco, aunque tambien era de piedra y mamposteria, aunque quedo algo molida, se reservó de la ruina por tener tan valiente enmaderacion de una maderas muy gruesas y juntas… Fueron muy pocas las casas que se eximieron de este rigor, y esas quedaron tan molidas, que mas servian para el pavor que para el abrigo, huyendo todos de ellas por verlas amenazando a cuantos se les acercaban. Ocupó luego la turbación a todos con este repentino suceso; causó estupendo pavor el estruendo de la ruina de la ciudad entera en un instante y de los montes vecinos, que se estremecia y derrumbaban, cayendo grandisimos peñascos, y del cerro de Santa Lucia, que está sobre la ciudad, rodaron hasta las casas algunos de excesiva grandeza. Juzgaban que el mundo se acababa y que llegaba el dia del juicio, y sin saber unos de otros ni poderse valer, sin tino y a ciegas, por quitarles la vista el polvo, unos huian a las ventanas y se echaban por ellas. Y a uno, al sacar la cabeza por una ventana, se la cortaron los umbrales que cayeron de arriba. Otros huian a las puertas y hallábanlas cerradas con las ruinas, y si salian a las calles, alli hallaban, tropezando en los montones de tierra, mayor peligro, porque de uno a otro lado les alcanzaban las paredes que se caian. A muchos les cogió ya dormidos, que fueron a despertar a la otra vida […] en otras casas, que no merecieron esta singular proteccion de estos santos conventos, porque cayendo las paredes hacia dentro, a unos mataba y a otros quebraban las piernas y a otros los brazos, y con la obscuridad de la noche, el espanto del temblor, el asombro del repentino y terrible ruido de terribles ruinas, la ceguedad del polvo y la confusion del inopinado suceso, los unos atropellaban a los otros y perecian muchos atrapados, encontrando con la muerte donde huian presurosos a buscar la vida. Era lamentable espectaculo ver tantos cuerpos muertos, tantos destrozos, tantos que debaxo de la ruinas daban lamentables vozes, y a los que escapaban, andar ciegamente tropezando y con gemidos del alma pidiendo a vozes misericordia, y llorando la madre al hijo, la esposa al marido y el padre a la familia. Ponia horror oir esos clamores, el confesar a voces sus pecados o publicar cada uno que por los suyos les enviaba Dios aquel castigo; el ver, aun después de caidas las iglesias y las casas, repetirse los temblores y el temor de otro mayor castigo. (de Rosales, 1877, p. 363-365)
El terremoto de 1575 (Valdivia) Una de las crónicas más importantes –como dato histórico en relación con la ocurrencia de fenómenos sísmicos, su impacto en zonas y poblaciones afectadas, además de la reacción de sus habitantes– corresponde precisamente a la detallada descripción del terremoto de 1575, realizada por el entonces corregidor de Valdivia. En esta se da cuenta de un evento de proporciones gigantescas, el cual constituye el antecedente más cercano a la potencia destructiva del Terremoto de 1960: Al fin deste mesmo año de 1575 estando la ciudad de Valdivia en la mayor prosperidad que jamas habia estado y la jente a los principios de su quietud y contento, quiso nuestro Señor que les durasen poco los solaces acumulando nuevos infortunios a los pasados. Sucedió pues en 16 de diciembre viérnes de las cuatro temporas de Santa Lucía, dia de apisición de luna hora y media ántes de la noche que todos descuidados de tal desastre, comenzó a temblar la tierra
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con gran rumor y estruendo yendo siempre el terremoto en crecimiento sin cesar de hacer daño derribando tejados, techumbres y paredes, con tanto espanto de la jente que estaban atónitas y fuera de sí de ver un caso tan extraordinario. No se puede pintar ni describir la manera de esta furiosa tempestad que pareciera ser el fin del mundo, cuya priesa fue tal, que no dio lugar a muchas personas a salir de sus casas y así perecieron enterradas en vida cayendo sobre ellas las grandes machinas de los edificios. Era cosa que erizaba los cabellos, y ponia los rostros amarillos, el ver menearse la tierra tan apriesa, y con tanta furia que no solamente caían los edificios, sino también las personas sin poderse detener en pié, aunque se asían unos de otros para afirmarse en el suelo. Demás desto mientras la tierra estaba temblando por espacio de un cuarto de hora se vió en el caudaloso rio, por donde los naos suelen subir sin riesgo una cosa notabilísima, y fue que en cierta parte del se dividió el agua corriendo la una parte de ella hácia la mar, y la otra parte rio arriba quedando en aquel lugar el suelo descubierto de suerte, que se veian las piedras como las vió Don Pedro de Lovera, de quién saqué esta historia, el cual afirma haberlo visto por sus ojos. Ultra desto salió la mar de sus límites y linderos corriendo con tanta velocidad por la tierra adentro como el rio del mayor ímpetu del mundo. Y fue tanto su furor y braveza, que entró tres leguas por la tierra adentro, donde dejó gran suma de peces muertos, de cuyas especies nunca se habian visto otras en este reino. Y entre estas borrascas y remolinos se perdieron dos naos, que estaban en el puerto, y la ciudad quedó arrasada por tierra sin quedar pared en ella que no se arruinase. Bien escusado estoi en este caso de ponderar las aflicciones de la desventurada jente de este pueblo que tan repentinamente se vieron sin un rincón donde meterse, y aun tuvieron por gran felicidad el estar léjos del, saliéndose al campo razo por estar mas seguros de paredes, que les cojiesen debajo como a otros que no tuvieron para escaparse, i no solamente perdieron las casas de su habitación, mas también todas sus alhajas, y preseas, estando todas sepultadas, de suerte que aunque pudieron después descubrirse con gran trabajo fue con ménoscabo de muchas, y pérdida de no pocas, como eran todas quebradizas con lo que estaba dentro, y otras muchas que cojian los indios de servicio, y otra gente menuda, pues en tales casos suele ser el mejor librado aquel que primero llega. Y demas desto se quedaron tan sin órden de tener mantenimiento por muchos dias, en los cuales padecieron hambre por falta de él, y enfermedades, por vivir en los campos al rigor del frio, lluvias y sereno y (lo que es mas de espantar) aun en el campo razo no estaban de todo seguras las personas; porque por muchas partes se abria la tierra frecuentemente con los temblores, que sobrevenian cada media hora sin cesar esta frecuencia por espacio de cuarenta dias… cayó a esta coyuntura un altísimo cerro que estaba catorce leguas de la ciudad, y estendiendo la machina de su corpulencia se atravesó en el gran rio de Valdivia por la parte que nace de la profunda laguna de Renigua, cerrando su canal de suerte que no pudo pasar gota de agua, por la via de su ordinario curso quedándose la madre seca sin participar la acostumbrada influencia de la laguna… Habiendo pues durado (la represa del lago Riñihue) por espacio de cuatro meses y medio por tener cerrado el desaguadero con el gran cerro que se atravesó en él; sucedió que al fin del mes de abril de año siguiente de 76 vino a reventar con tanta furia como quien habia estado el tiempo referido hinchándose cada dia mas de suerte, que toda el agua que habia de correr por el caudaloso rio la detenia en sí con harta violencia. Y así por esto como por estar en lugar alto salió bramando, y hundiendo el mundo sin dejar casa de cuantas hallaba por delante que no llevase consigo. Y no es nada decir que destruyó muchos pueblos circunvecinos anegando a los moradores y ganados, mas tambien sacaba de cuajo
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los árboles por mas arraigados que estuviesen. Y por ser esta avenida a medianoche cojio a toda la gente en lo mas profundo del sueño anegando a muchos en sus camas, y a otros al tiempo que salian de ellas despavoridos. Y los que mejor se libraban eran aquellos que se subieron a los techos de sus casas, cuya armazon era de palo cubiertos de paja y totora como es costumbre entre los indios. Porque aunque las mesmas casas eran sacadas de su sitio, y llevadas con la fuerza del agua, con todo eso por ir muchas de ellas enteras como navios iban navegando como si lo fueran y así los que iban encima podian escaparse mayormente siendo indios, que es gente mui cursada en andar en el agua… Estaba en esta ciudad a esta coyuntura el capitan don Pedro de Lovera por correjidor de ella, el cual temiendo muchos dias ántes este suceso habia mandado que la gente que tenia sus casas en la parte mas baja de la ciudad que era al pié de la loma donde está el convento del glorioso patriarca San Francisco, se pasase a la parte mas alta del pueblo; lo cual fué cumplido exactamente por ser cosa en le iba tanto a cada uno. Con todo eso cuando llegó la furiosa avenida puso a la jente en tan grande aprieto que entendieron que no quedar hombre con la vida, porque el agua iba siempre creciendo de suerte que iba llegando cerca de la altura de la loma, donde está el pueblo; y por estar cercado de agua no era posible salir para guarecerse en los cerros si no era algunos indios, que iban a nado de los cuales morian muchos en el camino topando en los troncos de los árboles, y enredándose en sus ramas; y lo que ponia más lastima a los españoles era ver a muchos indios que venian encima de sus casas, y corrian a dar consigo a la mar, aunque algunos se echaban a nado y subian a la ciudad como mejor podian. Esto mesmo hacian los caballos, y otros animales, que acertaban a dar en aquel sitio procurando guarecerse entre la jente con el instinto natural que les movia- En este tiempo no se entendia en otra cosa, sino en disciplinas, oracion y procesiones, todo envuelto en hartas lágrimas para vencer con ellas la pujanza del agua, aplacando al Señor que la movia. Cuya clemencia se mostró allí como siempre poniendo límite al crecimiento a la hora del medio dia porque aunque siempre el agua fué corriendo por espacio de tres dias… habiendo muerto mas de mil y doscientos indios, y gran numero de reses sin constarse aquí la destrucción de casas, chacras y huertas, que fuera cosa inaccesible. (Mariño de Lovera, 1528-1595 [1861], p. 335-345) Un artículo periodístico, aparecido el día posterior al violento terremoto registrado en Concepción el 21 de mayo de 1960, expone una cronología de los eventos sísmicos más importantes acaecidos en esa zona: En poco mas de cuatro siglos
ONCE TERREMOTOS Y MAREMOTOS HAN ASOLADO CONCEPCION El primer sismo del que se tiene memoria ocurrió alrededor del 1520 - Salidas del mar arrasaron con las ruinas que dejaron los temblores - El más trágico es el de 1939 con diez mil muertos y el mas violento el de ayer. Por Juan Urbano Once terremotos han azotado en estos últimos cuatro siglos la zona donde Concepción levanta ahora su moderna y acogedora estructura. Del primero sólo se tienen vagas noticias de qué pudo haber ocurrido alrededor del 1520 por los antecedentes que proporcionaron los indígenas a Pedro de Valdivia cuando incursiono por la región del Bio Bio y sus aledaños. Le hablaron,
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según Ercilla de una salida de mar que parecía llegar de los cerros vecinos. Sin lugar a dudas que una de las mas trágicas consecuencias fue el de la noche del 24 de enero de 1939 que arrojó para esa ciudad mas de 10 mil muertos y unas 30 mil victimas para Chillan y sus alrededores. Sin embargo parece que el sismo de ayer fue de mayor intensidad que el de 1939, pero no causó tantos estragos debido a que las viejas construcciones de adobe y techo de teja están desapareciendo. El detalle cronológico de los terremotos que han estremecido a Concepción y a su primera planta Penco, es el siguiente:
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1520
Terremoto y salida de mar. Desprendimiento de grandes rocas de la zona de los cerros de la zona del Bio Bio.
1562
28 de Octubre Terremoto con salida de mar en las costas de Concepción y Arauco. De los perjuicios ocasionados se sabe muy poco ya que casi no había nada que destruir.
1570
08 de febrero. Terremoto destruye la ciudad de Concepción situada donde hoy se encuentra Penco. Hubo salidas de mar y grandes grietas se abrieron en el suelo, surgiendo de ellas agua, barro y emanaciones sulfurosas.
1657
15 de marzo. Terremoto que destruye parcialmente Concepción. Dos horas después se registra una salida de mar que arraso la ciudad.
1709
Un terremoto destruye nuevamente parte importante de las casas de Concepción y poblados vecinos.
1737
8 de Junio. Terremoto sacudió Concepción y destruye la mayoría de sus construcciones.
1751
25 de mayo. Un gran terremoto que durante 24 horas fue precedido por temblores de menor intensidad pero de menor duración, destruye Concepción. El ruido del temblor fue espantoso según las crónicas de la época y con sordos ruidos subterráneos. Luego el mar se retiró 3 kilómetros adentro quedando la costa en seco. Entonces se formó una ola gigantesca que arrasó las ruinas de la ciudad. A esta primera ola sísmica siguió otra.
1835
20 de febrero. Un terremoto destruye una parte de Concepción. Mueren 120 personas y quedan unas trescientas heridas. Volvieron a repetirse las salidas de mar, que arrasaron con las ruinas.
1939
24 de enero. Un terremoto destruye barrios enteros en Concepción y deja un saldo de 10 mil muertos.
1953
6 de mayo. Un violento sismo azota a Concepción y derrumba alrededor de doscientas viviendas. Las victimas no pasaron de unas veinte ya que el sismo se produjo a las 12 horas y 30 minutos aprox.
1960
21 de mayo. Un terremoto destruye alrededor de 200 casas en Concepción y sus alrededores. Las victimas de acuerdo con las primeras informaciones pasan del centenar. (La Nación, 22 de mayo de 1960, p.1)
Para abultar la anterior cronología, al día siguiente y posteriores ocurrirían varios terremotos, entre ellos, el más grande registrado hasta la fecha: el Terremoto de 1960 más conocido como de Valdivia en razón a su epicentro. Terremotos ocurridos entre el 21 de mayo y el 6 de junio de 1960 1 2 3 4 5 6 7 8 9
Epicentro Concepción y Lebu Concepción Concepción Valdivia Valdivia Península de Taitao Isla Wellington Península de Taitao Península de Taitao
Fecha Mayo 21 Mayo 21 Mayo 22 Mayo 22 Mayo 22 Mayo 22 Mayo 26 Junio 2 Junio 6
Hora 6.02 horas 6.33 horas 14.58 horas 15.10 horas 15.40 horas 4.37 horas 9.56 horas 1.58 horas 1.55 horas
Magnitud Richter* 7,25 7,25 7,5 7,5 8,75 7,0 7,0 6,75 7,0
* Escala Richter Standard (Ms), reportada por la Universidad de Georgetown y el Boston College de Estados Unidos, y los observatorios Villa Ortúzar, de Buenos Aires, e Instituto Geofísico Los Andes, de Bogotá. De acuerdo a la Escala de Momento Sísmico (Mw), desarrollada después, el quinto terremoto alcanzó los 9,5 grados (algunos incluso lo calculan en 9,6). (Revista Ercilla, 31 de enero de 2005, p. 7)31
5. EL TERREMOTO de 1960 Este remanso de aguas claras un día de mayo despertó en el otoño, año sesenta La muerte en bote bajó al mar Valdivia amaneció temblando se despertó lloviendo se levantó llorando fue cierto o tal vez un mal sueño o una pesadilla Tan sólo un mal momento
Y mi ciudad cedió ante la muerte Sus casas y sus bosques su industria y sus puentes se apagó el canto de las aves el sueño de los hombres el ronquido maternal de los lanchones Dónde quedaron las sinfonías de los martillos sobre el metal todas las fraguas están inertes como el obrero que las movió Valdivia 1960 (Schwenke&Nilo)
El Gran Terremoto de 1960, más conocido como el Terremoto de Valdivia, fue precedido y seguido por una serie de terremotos de variada magnitud e intensidad. El 21 de mayo, todo el país se conmovió con la noticia de un terremoto con epicentro cercano a la ciudad de Concepción. Como sabemos, cada 21 de mayo se conmemora en Chile el Día de las Glorias Navales, efeméride que celebra a los patriotas que lucharon en la Guerra del Pacífico, y en la que se rinde honores principalmente a la figura del héroe patrio Arturo Prat Chacón. Como todos los años, las celebraciones oficiales se organizaban hasta en los 31 Revista Ercilla Nº 3.260, del 31 de enero al 13 de febrero de 2005. “Las grandes catástrofes de la historia”, Tomo 2: “Terremotos”.
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rincones más apartados de la capital y, tradicionalmente, en dicho marco, una de las actividades oficiales más importantes es la lectura del mensaje presidencial, instancia en que el Presidente de la República se dirige al país en un discurso que da cuenta, desde la perspectiva de cada gobierno, de la situación de la nación y de las acciones del Gobierno de turno para enfrentar los problemas y desafíos del momento. Sin embargo, en aquel 21 de mayo el discurso debió suspenderse ante la emergencia de la tragedia: un terremoto de gran intensidad había azotado el sur de Chile al amanecer. Cuando todo el país se encontraba aturdido por la grave noticia, se produjo lo inesperado: otro terremoto, de aun muchísimo mayor magnitud e intensidad, se hacía sentir dramáticamente en cerca de mil kilómetros del centro-sur de Chile, afectando a lo largo y ancho a nada menos que 11 de las 25 provincias en que se dividía en ese entonces nuestro país, desde Talca hasta la península del Taitao. Este fue el Gran Terremoto de 1960, cuyo epicentro se ubicó mar adentro, entre 130 y 180 km al oeste de Valdivia. La gran catástrofe, de magnitudes históricas, sería triple: terremoto, maremoto y riñihuazo:
Terremotos del sur de Chile 1960 El 21 de Mayo de 1960 a las 6:02:52 A.M. tiempo local, un fuerte temblor de foco superficial sacudió a la zona central del país. Su epicentro (latitud 37.5ºS y longitud 73.5ºW) se ubica cerca de Concepción. La magnitud fue de 7.5 de la Escala de Richter y su intensidad en Concepción se puede estimar como de VIII a IX en la escala MM. Era sólo el comienzo de la actividad sísmica más intensa que haya experimentado nuestro territorio en épocas modernas. En este mismo día y al día siguiente se sucedieron numerosas réplicas alcanzando las más fuertes las magnitudes de 6.5, 7.5, 7.8 y 7.5 respectivamente. El domingo 22 de Mayo a las 3:10:48 PM se produjo un terremoto de magnitud 7.5 con epicentro (42.0ºS 74.5W) cerca de Chiloé. Había sido precedido 15 minutos antes por un temblor menor que había causado alarma en la población. Veintiocho segundos más tarde, antes que cesara el movimiento del suelo, ocurrió un terremoto de considerable mayor importancia 9.5 (Mw). Sus características se ven obscurecidas por el temblor que inmediatamente lo precedió. Su epicentro se ubica mar adentro (38S, 73.5W) 130 a 180 km. al oeste de Valdivia y fue de foco superficial. La máxima intensidad que razonablemente se puede asignar a este terremoto es grado X en la ciudad de Valdivia. La perturbación tectónica que empezó cerca de Concepción, progresó paralela a la costa hacia el Sur, como queda evidenciado por la ubicación de los epicentros de muchas de las réplicas que llegan hasta latitudes 45ºS y 46ºS. Se puede estimar por lo tanto, que hubo una liberación de energía acumulada a lo largo de 1.000 km de longitud. (Flores, 1999)
Zona afectada por los distintos terremotos que se sucedieron entre el 21 de mayo y 06 de junio de 1960.
Dos de las más graves consecuencias del Gran Terremoto fueron los espectaculares cambios del nivel de suelo y los desplazamientos de grandes masas de tierra. Estos últimos provocaron la obstrucción del desagüe del lago Riñihue, ocasionando el fenómeno que prontamente se conocería como el Riñihuazo, el que describiremos con mayor detalle en el capítulo 10. La tercera y aun muchísimo más grave consecuencia del Gran Terremoto fue la generación de un tsunami, que sorprendería por su enorme capacidad destructiva.
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Los terremotos ocasionaron espectaculares cambios de nivel. Un hundimiento tectónico de más de 1.5 m ocurrió en la región de Valdivia, mientras que más al Norte la costa se levantó más de un metro. Se produjeron importantes deslizamientos y en algunas regiones fue notable la consolidación del terreno y el asentamiento de suelos blandos. El lago Riñihue obstruyó su desagüe por el deslizamiento de tres grandes masas de tierra, repitiéndose un fenómeno que había acontecido en 1575, poniendo en peligro la ciudad de Valdivia ante la eventual evacuación repentina de las aguas embalsadas. El gran terremoto también generó un maremoto de efectos devastadores. El tsunami empezó de 15 a 30 minutos después del terremoto y continuó por varias horas, alcanzando en algunos lugares alturas de más de 6 m. y causando considerables daños en Chile, Islas Hawai y Japón. El 24 de Mayo el volcán Puyehue inició una erupción que duró varias semanas. No hubo registros instrumentales de estos terremotos. (Flores, 1999) En la memoria colectiva se habla de que la magnitud del terremoto fue tal, que “las agujas de los sismógrafos saltaron”. En relación a ello encontramos una nota en el diario El Correo de Valdivia:
NO FUE UN TERREMOTO: FUE UN CATACLISMO DE PROPORCION UNIVERSAL A las declaraciones formuladas a este diario por el Geólogo y Sismólogo Norteamericano enviado por la Universidad de Chile para emitir un informe acerca de las proporciones y proyecciones del terremoto, deben agregarse ahora comprobaciones hechas por las estaciones sismológicas de casi todo el mundo. Según el sismólogo norteamericano... La tierra ha sufrido un desnivel que no se puede apreciar aún en toda su magnitud por la extensión en que se produjo; Desde el Golfo de Arauco hasta la Península del Taitao, por eso después del terremoto vino el maremoto a continuación los deslizamientos de cerros completos que fueron trasladados de lugar, como el caso de los tranques formados en el río San Pedro y finalmente vino la aparición de nuevos volcanes y mayor actividad de otros que dormían un sueño que ha parecido eterno en la costra terrestre. Los primeros informes entretanto, concuerdan en que en efecto, no hubo terremoto sino un CATACLISMO. El famoso sabio soviético Felovav en un informe completo transmitido por Radio Moscú dijo anoche que la nuestra “es la peor catástrofe de la historia del mundo en el siglo XX” añadió que todas las agujas de los sismógrafos habían saltado denunciando con precisión que una transformación se produjo en el territorio austral del continente Americano. Un grupo de sismólogos y científicos japoneses cuya autoridad mundial en estas materias nadie discute, viene en viaje a Chile para realizar las comprobaciones que les permitirán establecer con exactitud a que se debió el cataclismo y en que sitio y dimensión. Ellos están de acuerdo en usar también el término de cataclismo que es el que corresponde a la tragedia que hemos sufrido la tarde del domingo 22 de mayo. Hay en Valdivia sin embargo “estudios” y “científicos” que pretenden enmendar la plana a las autoridades mundiales sobre la materia diciendo que debe procederse “con mesura para no producir alarma”, como si el cataclismo no la hubiera producido en grado sumo en todo el mundo y aquí. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p.4)
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Camino destruido cerca de Osorno, 1960. Gentileza de Alexis Mira, Osorno.
“En una calle de Concepción la gente observa con horror cómo se bambolean los edificios”. Revista LIFE en español S/F.
Así lo describe en su libro, Catástrofe en el paraíso. Reportaje al sur de Chile, el popular periodista de la época, Luis Hernández Parker, también conocido como HP: De pronto supimos los chilenos del Centro y del Norte que nuestro Sur querido estaba destrozado y hundido. Como barcos cansados de navegar habían naufragado en un maremoto Puerto Saavedra, Queule, Toltén, Niebla, Quenuir y Corral Bajo había quedado convertido en un cementerio de astillas. El territorio sureño se había sumergido en el mar o se había levantado con la fuerza ígnea que hierve en el interior de la Tierra. La Isla Grande de Chiloé tenía el 60% de sus viviendas destruidas; Valdivia el 55%; Angol el 50%; Concepción el 45%. Reventaron los baños termales; se retorcieron los rieles; gritaron su pavor los enfermos en los hospitales cuyos muros cayeron a pedazos y gigantescas olas se llevaron barcos, lanchas, flotas de pescadores de ostras y cubrieron las vegas agrícolas con el agua salobre del mar. Y allá en el “techo” de Valdivia, a 90 kilómetros por el camino serpenteado del río San Pedro y a 150 metros sobre el nivel del mar, se empezaba a hinchar la panza siniestra del Riñihue” (Hernández Parker, 1960, p. 51).
En mayo de 1960, la artista Violeta Parra se encontraba en gira artística por el sur. Su gira incluía la ciudad de Valdivia… pero nunca alcanzaría a llegar a la ciudad. El día de la catástrofe estaba precisamente en Puerto Montt, coincidencia que le inspiró la creación inmediata de la canción “Puerto Montt está temblando”.
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Puerto Montt está temblando Puerto Montt está temblando con un encono profundo es un acabo de mundo lo que yo estoy presenciando a Dios le voy preguntando con voz que es como un bramido por qué mandó este castigo responde con elocuencia se me acabó la paciencia y hay que limpiar este trigo [...]
Del centro salté a la puerta con gran espanto en el alma rogando por una calma pero el temblor va en aumenta. Todo a mis ojos revienta se me nubla la cabeza del ver brincar en la pieza la estampa de San Antonio diciendo: muera el demonio que se anda haciendo el que reza.
Estaba en el dormitorio de un alto segundo piso cuando principia el granizo de aquel feroz purgatorio espejos y lavatorios descienden por las paredes. Señor, acaso no puedes calmarte por un segundo y me responde iracundo: pa’l tiburón son las redes [...]
La mar está enfurecida la tierra está temblorosa qué vida tan rencorosa lo trajo la atardecida con una angustia crecida le estoy pidiendo al señor que detenga su rencor tan sólo por un minuto es un peligro este luto pal alma y el corazón [...]
(Violeta Parra, 1960)
Viviendo en la calle en Angelmó. La situación se repetiría en prácticamente toda la zona afectada por el desastre. Ercilla nº1.306, 1.VI.1960, p.5
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El antofagastino Hernán Olave, avecindado en Valdivia, y a la sazón, copropietario y director de la radio Camilo Henríquez, no solo jugaría un rol fundamental en la cobertura periodística del sismo y sus graves consecuencias, sino que además escribiría el libro Horas de tragedia o el cataclismo de Valdivia, resumiendo con gran acierto las reales dimensiones de la catástrofe, que afectó a once provincias de nuestro país: A mediodía, como todos los domingos, después de almuerzo, los niños fueron a la matinée. Los del centro a los teatros “Cervantes” y “Central”, y los del barrio Estación, al Teatro Alcázar. Los adultos se quedaron a la charla de sobremesa. Otros salieron de paseo para aprovechar “el solcito”. Varias parejas juveniles, como siempre, quedaron de encontrarse a esa hora en la Costanera… Aparte de la inquietud y nerviosismo que habían provocado los temblores y la noticia del terremoto de Concepción, la vida en general se desarrollaba normalmente. A las 15, 00 horas, un movimiento sísmico de regular intensidad alarmó a la población. La gente salió a las calles presa de una seria preocupación. El voltaje de la energía eléctrica disminuyó considerablemente, los niños salieron de los teatros. Algunos regresaron a sus hogares. A LAS 15,15 HORAS, un ronco y pavoroso ruido subterráneo anunció el más violento terremoto que recuerda la ciudad de Valdivia, y que con el maremoto generó un CATACLISMO que el sabio ruso Felovac, catalogó como “la peor catástrofe de la historia del mundo, en el siglo veinte”. Fuimos epicentro de una zona en que cayeron edificios, casas, se deslizaron gigantescos cerros, se rebasaron los ríos, se hundió la tierra, el río Valdivia se convirtió en golfo, aparecieron nuevos volcanes y despertaron otros que parecían dormir un sueño eterno; los rieles de los ferrocarriles se levantaron como culebras, las vigas de acero se retorcieron, se hundieron los terraplenes de los puentes, el pavimento de las calles se saltó hecho pedazos; se recogieron los lagos levantando grandes oleadas, desaparecieron islas, enormes grietas se tragaron automóviles y tractores; enloqueció el mar y arrasó pueblos enteros, hundiendo barcos de gran tonelaje, lanchas y botes… Fue como un rayo infernal que todo lo destruía. El estruendo vino acompañado de un movimiento que iba “in crescendo” hasta que culminó en un terrible remezón… en la misma forma se repitió durante cuatro minutos y medio. La gente no se podía tener en pie. Las lámparas de colgar se cimbraban hasta tocar los techos, algunas casas se sentaban con un seco golpe, otras se derrumbaban estrepitosamente, las campanas de los templos tocaban solas… Los muros corta- fuego se abalanzaban sobre las construcciones vecinas haciéndolas pedazos, en la estación de ferrocarriles, el edificio se derrumbó quedando sus ruinas ocultas por una densa nube de polvo. Todo esto, en medio de desgarradores gritos de espanto y terror. Los que podían mantenerse arrodillados, fueran o no católicos o evangélicos, rezaban fervorosamente. De vez en cuando, el grito de una madre desesperada taladraba los espacios llamando angustiosamente a su hijo… Había terminado la primera etapa del martirio. Creo que después del sismo no hubo una sola persona que se atreviera a entrar a su casa. Tuvo que transcurrir a lo menos una hora, para que el más arriesgado, entre temblor y temblor,
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se atreviera a volver en busca de un colchón o un par de frazadas. Se sacó lo indispensable y verdaderas romerías empezaron a tomarse la Plaza de la República, la Plazuela Acharán, la Simón Bolívar, la Isabel Riquelme, la Tornagaleones, y los sitios vacuos de la ciudad. Otros formaban grupos y se refugiaban en los patios de sus casas. A las cinco de la tarde nubes negras empezaron a cubrir el cielo… minutos después ya era la noche. Noche fría, oscura y tenebrosa. La ciudad quedó sin luz. Los postes se habían torcido o quebrado como palos de fósforo. Reventaron las cañerías del agua potable, las alcantarillas. Las instalaciones telefónicas quedaron prácticamente destrozadas. Las cuatro emisoras silenciadas. Sin telégrafo ni radio, VALDIVIA quedó sumida en el más horroroso mundo de tinieblas. Prácticamente toda la población durmió en las calles y las plazas. ¿Durmió? Quizás… Porque durante toda la noche no dejó de temblar” (Olave, 1960, p. 14-16)) Mueblería Weber, Av. Picarte frente a Plaza Simón Bolivar, Valdivia, 1960. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
Una de las graves consecuencias, amén de las ya citadas, fue el hundimiento del terreno en numerosas partes de Valdivia, lugares que serían rápidamente anegados por las aguas del río Calle-Calle y la incesante lluvia que caía estrepitosamente durante ese crudo invierno. Al descender el terreno, las calles y los edificios de las orillas del río fueron cubiertos por el agua. Impresionante era contemplar desde el bote a remos la costanera, otrora paseo favorito de los valdivianos, con una amplia zanja que se columbraba debajo del agua. La
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navegación por el río mostraba sumergidos más de un metro almacenes, campos de deportes, estructuras metálicas de antiguos puentes, árboles con los frutos al alcance de la mano, viviendas anegadas. (Castedo, 2000, p. 37) Una de las más notorias consecuencias de estos hundimientos del terreno fue la transformación sufrida por el río Cruces, el cual anegó varios kilómetors en los sectores aledaños a su curso muy cerca del Valdivia, transformándose en estuario; el humedal resultante sería declarado Santuario de la Naturaleza en 1981. El río Valdivia secundó al terremoto en su faena destructora de una de las más hermosas ciudades que tenía Chile. El agua corrió por las calles, destruyendo edificios y paseos completos. El malecón valdiviano fue el centro de la acción de las aguas. (Ercilla, 1 de junio de 1960, p. 2) Grúas destruidas y ruinas de lo que fuera el sector de Aduanas, Costanera, Valdivia. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
Por otra parte, muchas de las construcciones de la ciudad, al paso de varios siglos de edificación, fueron emplazándose sobre terrenos de relleno, es decir, sectores pantanosos conocidos como hualves, los que se nivelaron con materiales de desecho. La mayoría de las construcciones de la ciudad se asentó sobre estos inestables terrenos sin compactación, lo que incrementaría en gran medida la casi total destrucción de la Perla del Sur. Luego del Gran Terremoto, se impondría el territorio, modificando a su vez el mapa de la ciudad y recuperando la naturaleza su condición geológica inicial. Sin embargo, a pesar de la grave situación descrita hasta aquí, las comunicaciones, cortadas en innumerables puntos a lo largo de todo el país –al menos durante las primeras angustiantes horas–, no dejarían entrever en Santiago ni en el resto del mundo, las verdaderas proporciones de la implacable destrucción ocurrida en varias ciudades más al sur de Concepción, devastada esta última ya por el terremoto del día anterior… Revisemos la portada del diario La Nación del día 23 de mayo de 1960, es decir, al día siguiente del Gran Terremoto:
TODO CHILE SE UNE ANTE LA CATASTROFE Espontánea reacción cohesiona a todos los chilenos frente a la desgracia de las provincias sureñas. - Presidente Alessandri llevará hoy su palabra de aliento a los pobladores de la zona. De todos los sectores llega a ayuda para damnificados.
SOLIDARIDAD CONTINENTAL Naciones amigas acuden en ayuda de los damnificados. Aviones con auxilio parten hoy desde Buenos Aires y Lima a Concepción. Cablegramas de todos los Gobiernos han llegado a la Moneda.
TERREMOTO Y MAREMOTO AFECTARON EXTREMO SUR Desde Ñuble a Chiloé abarcó el nuevo movimiento sísmico. Maremoto afectó la costa entre los grados 36 y 44 Olas de 150 metros en la bahía de Ancud. Se sabe de personas desaparecidas, presumiblemente, arrastradas por el mar. Datos oficiales sobre muertos y heridos.
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COLECTA A FAVOR DE LAS VICTIMAS “La Nación” recibió dos millones y medio de pesos para iniciarla. Comercio y particulares ofrecen erogaciones. Organismos de todo orden adoptan acuerdos a favor de los afectados. Unánime sentimiento de pesar ha despertado catástrofe. (p., 5)
TROPAS EVACUARON LA POBLACION DE CORONEL Frente al peligro de posibles nuevas salidas de mar. Las autoridades dispusieron anoche que la población de Coronel fuera evacuada. (p., 2)
DETALLE POR PROVINCIA De acuerdo con las informaciones proporcionadas por los Intendentes jefes de Carabineros y comandantes de las respectivas unidades militares, al Ministerio del Interior y los radiogramas de nuestros corresponsales y enviados especiales los perjuicios causados por el sismo de ayer domingo puede resumirse en la forma siguiente por provincia. PROVINCIA DE CONCEPCION CONCEPCIÓN: Los sismos de ayer causaron 30 heridos, según informó SNS. Un nuevo tramo del puente carretero sobre el Bio Bio se derrumbó. LOTA: 13 muertos identificados y uno sin identificar. (…) CORONEL: Se ordenó anoche, a las 20 horas, la evacuación de la población, ante los peligros de posibles salidas de mar, labor que fue cumplida por personal del Regimiento “Chacabuco” Ocho muertos. (…) PROVINCIA DE ARAUCO LEBU: Nuevos daños no hay victimas. CAÑETE: Nuevos temblores provocaron daños. No hay nuevas victimas. PROVINCIA DE MALLECO ANGOL: El puente sobre el río Malleco, de 109 metros de altura, sufrió daños que obligaron a suspender el tránsito de trenes. MULCHEN: Se derrumbó el edificio de la primera Comisaría. TRAIGUEN: Quince heridos. Edificios públicos destruidos. Se registraron dos temblores. Uno a las 14.55 y el otro a las 15.10. PROVINCIA DE BIO BIO LOS ANGELES: Nuevos daños y perjuicios en los servicios esenciales. El terremoto de las 13 horas causó perjuicios en la edificación particular. Cayó la techumbre de la Catedral las personas damnificadas fueron llevadas al Gimnasio Municipal y a pabellones especiales. LAJA: Daños de consideración en la Central Hidroeléctrica de Abanico y en la de Pilmaiquen. Esta última fue dañada en un 75 por ciento.
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PROVINCIA DE CAUTIN TEMUCO: No hay muertos. Daños de consideración. Cuatro heridos graves. GORBEA: Daños de gran consideración en el 40 por ciento de los edificios. LAUTARO: Un muerto, Hospital evacuado. Destruida la red de emergencia de agua potable. PROVINCIA DE VALDIVIA VALDIVIA: Quince muertos. Cien heridos. Edificios públicos y privados derrumbados, entre ellos el Liceo de Hombres. Salida del río Valdivia. Derrumbada la estación de Ferrocarriles y daños en el Hospital Regional. El sector céntrico el más afectado con la crecida del río que tiende a desaparecer. CORRAL: Embarcaciones menores desaparecidas. Tres barcos varados. LOS LAGOS: Daños de consideración. PROVINCIA DE OSORNO OSORNO: Ocho muertos y doce heridos graves. Deslizamiento de tierras en el volcán Osorno. Hay un grupo de siete andinistas de los cuales se carecía de información. Daños en los edificios locales. BAHIA MANSA: Mar arrasó esta bahía. Fue evacuado el buque-motor “Isabella”. PROVINCIA DE LLANQUIHUE PUERTO MONTT: Diez muertos. (…) treinta heridos, Comisaría de Carabineros incendiada. Setenta y cinco por ciento de los edificios dañados. PUERTO VARAS: Dos muertos. Uno de sexo masculino; otro la señora Regina Malinavsky. LLANQUIHUE: Este pequeño pueblo está prácticamente destruido y sufrieron daños de consideración las instalaciones de la Planta Azucarera IANSA. Los caminos incluyendo un tramo de la Panamericana quedaron dañados. Puente sobre Río Negro, cortado. PROVINCIA DE CHILOE ANCUD: tres muertos y un numero indeterminado de personas desaparecidas al salirse el mar en tres oportunidades e inundarse las poblaciones “Larenas” y “Pudeto” No hay cifras de heridos. Numerosos incendios en el radio central. Daños de consideración en edificios y servicios de alumbrado, agua potable y comunicaciones. La población se ha refugiado en los cerros de los alrededores. También desapareció la lancha “Gloria”, de Carabineros, con 32 personas a bordo. Se derrumbó la Catedral colonial de Ancud y el de la Intendencia. CASTRO: Un muerto y dos heridos. Diecisiete incendios en el radio central. Los damnificados fueron alojados según informó Carabineros en el edificio del Liceo de Hombres y en las dependencias del Estado. (La Nación, 23 de mayo de 1960, p. 2) La información que dispuso el país durante los días inmediatamente posteriores al sismo era sumamente precaria y deficiente. Recordemos que los principales medios de comunicación de la época eran las radios, los diarios, el telégrafo, las revistas y teléfonos. Pero dada la gran magnitud destructiva de los sucesivos sismos y maremotos, muchas zonas quedaron aisladas, con las vías de acceso absolutamente inhabilitadas, sin abastecimiento de servicios básicos como agua potable, energía eléctrica, alcantarillados. Los postes del
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tendido eléctrico y alumbrado público junto con los del telégrafo estaban en su mayoría destruidos, con sus cables cortados, por lo que las radioemisoras de las zonas más afectadas cuando no estaban por el suelo o con sus equipos destruidos por los derrumbes, tampoco contaban con electricidad y solo podían funcionar si disponían de algún generador a gasolina. La misma situación afectaba a los edificios y las prensas de los periódicos, las que estaban inhabilitadas en varias ciudades del país. Con los caminos cortados, todas las personas, incluyendo a los periodistas y reporteros gráficos, quedaban evidentemente muy limitados en sus desplazamientos.
Incendios en una de las calles principales de Castro, Chiloé. Ercilla nº1.306, 1.VI.1960, p.2
Por otra parte, posterior a los sismos se provocaron numerosos amagos de incendio, especialmente debido a que la forma más común de preparación de alimentos y de calefacción en todo el centro-sur de Chile en esa época se basaba en el uso de cocinas a leña y braseros a carbón, los que con las fuertes sacudidas provocadas por los constantes sismos se volcaban o simplemente caía material inflamable sobre ellos, originándose incendios incontrolables. Aun cuando los bomberos estaban muy organizados, simplemente no contaban la mayoría de las veces con los recursos necesarios para enfrentar los amagos de incendio. Al estar destruidas las calles, los carrobombas no podían llegar prontamente o acceder al lugar de la emergencia, no contaban con agua en los grifos, los focos de incendio eran simultáneos, y otras tantas complicaciones que hacían muy
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dificultosa la tarea de “los caballeros del fuego”, como se les denominaba en la prensa de la época. Uno de los ejemplos más terribles de aquella situación fue el gigantesco incendio que afectó a gran parte del centro de la ciudad de Castro, en la Isla Grande de Chiloé, la cual sufrió un siniestro realmente devastador (Mancilla et al., 2010) En tales condiciones, la labor informativa se volvió prácticamente muy dificultosa cuando no, imposible. Numerosos radioaficionados emitían desesperados mensajes e informaban de las terribles dimensiones de la catástrofe, pero tal forma de comunicación no era avalada por el Gobierno bajo el argumento de que no se podía comprobar su veracidad ni tampoco alarmar a la población.
Lo que no destruyó el terremoto o el maremoto, lo destruyó el fuego. Ruinas de la calle Blanco en Castro. Se aprecia lo que quedó de Teatro Rex. Hasta el día de hoy no existe un cine en toda la Isla Grande. Vea nº1.101, 02.VI.1960, p.10
En Santiago, ciudad donde se editaban e imprimían los diarios de mayor circulación a nivel nacional, el desconocimiento de la real dimensión de la catástrofe se evidenciaba en sus titulares, a solo un día de acontecido el Gran Terremoto. Veamos lo que publica el diario El Mercurio:
TRANSTORNOS SISMICOS AFECTAN GRAN PARTE DEL TERRITORIO Un segundo terremoto se produjo en la tarde de ayer, extendiéndose los efectos de la catástrofe a once provincias del país. Salidas de mar e incendios contribuyan a aumentar la cuantía de los daños, el número de víctimas y la alarma en la población. Interrumpidas las comunicaciones telefónicas y telegráficas. Caminos y vías férreas destruidos. Grave situación en Ancud. Víctimas en Valdivia. Temor de erupciones volcánicas. Situación en la provincia de Cautín. Destrozos ocurridos en Puerto Montt. Un segundo terremoto, a poco más de 24 horas de diferencia del anterior, sacudió en la tarde de ayer la zona sur del país. Concepción sufrió nuevos derrumbes y destrozos y los efectos de la catástrofe se extendieron a Temuco, Valdivia, Osorno, Puerto Montt, Ancud, Castro y numerosas otras ciudades y pueblos intermedios. En total, son once provincias del país las castigadas por la violencia de los movimientos sísmicos; Linares, Ñuble, Concepción, Arauco, Bio Bio, Malleco, Cautín, Valdivia, Osorno, Llanquihue y Chiloé. En todas ellas, quedó un saldo de muertos, heridos y desaparecidos. La situación es particularmente angustiosa en el extremo sur de la provincia de Llanquihue y en la Isla de Chiloé, donde el terremoto fue seguido por salidas de mar que, junto con aumentar el número de víctimas, llevó aún más desesperación a los habitantes y obstaculizó las tareas de auxilio y salvamento. Los caminos, vías ferroviarias, comunicaciones telefónicas y telegráficas y servicios de utilidad pública, quedaron nuevamente cortados en una vasta extensión del territorio nacional. A las 17,30 horas se informó desde Valdivia que Corral estaba inundado. A las 21 horas, el presidente del Partido Demócratacristiano, don Patricio Aylwin, declaró haber sido informado por el Ministro del Interior que en Ancud, por efectos de la salida del mar hay mas de 120 personas desaparecidas. En toda la zona afectada continuó temblando intermitentemente durante el día y la noche. ( El Mercurio, 23 de mayo de 1960, portada primer cuerpo)
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De manera gradual, el país y el mundo se irían enterando de las verdaderas dimensiones de la tragedia y de los territorios más afectados y, por ende, de los más urgentemente necesitados de ayuda. Debido a la destrucción de sus dependencias y maquinarias, amén de la emergencia que atravesaba casi la totalidad de los habitantes de la ciudad de Valdivia, que estaba con la mayoría de los servicios básicos fuera de funcionamiento, el diario El Correo de Valdivia solo reaparecería –con mucho esfuerzo de parte de su personal– cuatro días después de la catástrofe, el día 26 de mayo, con una edición de tan solo una hoja y de circulación gratuita. Sin embargo, el manejo comunicacional que realizó el gobierno de Alessandri sería en un principio bastante censurador, con el pretexto de “no alarmar a la población”.
LA CATASTROFE NO TIENE PRECEDENTES EL PAIS DESCONCOCE QUE VALDIVIA SOPORTA UN AZOTE PEOR QUE CONCEPCION, TEMUCO Y OSORNO.
La magnitud de la catástrofe sufrida por Valdivia no tiene precedentes en la historia ni admite comparación con la destrucción soportada por otras ciudades. Testigos oculares del sismo y personeros oficiales informaron por ejemplo, a este diario que en Concepción la magnitud del siniestro es ínfima frente a la destrucción casi total sufrida por sectores completos de Valdivia, Temuco y Osorno, aun cuando sufrieron por la intensidad del terremoto, la destrucción de algunas casas no ofrecen el espectáculo de una ciudad en ruinas como la nuestra. Si bien es cierto que Puerto Varas y Puerto Montt aparecen como el epicentro del terremoto y maremoto que azoto el 22 de mayo la región comprendida entre Concepción y Aysén, la densidad de población de dichas ciudades es infinitamente mas reducida que la nuestra y no podría, a pesar de haber sido también seriamente afectada trazarse paralelo de comparación. En Valdivia, para señalar algunos casos, debemos decir que las poblaciones de la Isla Teja, el centro de la ciudad, Francke, Catrico y Arica según nuestras comprobaciones oculares han debido permanecer a la intemperie guarecidas en carpas y techumbres de emergencias durante los días que siguieron al sismo.
EL CORREO DE VALDIVIA frente a las informaciones que ha obtenido de fuentes responsables y oficiales emanadas desde el Ministerio del Interior se ve en la dura necesidad de proclamar que ellas no se ajustan a la realidad de lo ocurrido.
Restablecidos nuestros medios de comunicaciones hemos comprobado, por ejemplo, que informaciones emanadas del Ministerio de Interior hablan de 40 casas destruidas y otras tantas deterioradas, de 7 muertos y una treintena de heridos. La verdad es otra, mas de un 40 por ciento de las casas del centro de la ciudad son ahora un montón de escombros y el 60 por ciento restante, la mitad esta inhabitable y en peligro de derrumbarse por lo que habrá que dinamitar. Los muertos son muchos más (…) Comprendemos el sano propósito de mantener la calma y reconocemos los esfuerzos de la autoridad por lograrla. Es digna del mayor encomio por ejemplo la actuación del Jefe de Plaza General Cañas y del Intendente Sr. Kunstmann, pero este diario no permitirá que so pretexto de no provocar alteraciones inmediatas en nuestra ciudad cuya situación ha sido totalmente controlada se exprese a la faz del país una disminución de las proporciones que dejan de manifiesto algunas noticias oficiales que este diario ha captado por radio a través de sus servicios.
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Desde otro ángulo este diario formula un llamado general a la población en el sentido de concentrar sus esfuerzos en el cumplimiento de los deberes de todos los ciudadanos para reconstruir de inmediato lo que sea posible hacer. Cada hombre y cada mujer que ejercen funciones deben volver de inmediato a sus puestos. La juventud en condiciones de prestar algún servicio debe ponerse a disposición de la autoridad. Porque es vergonzoso que la Autoridad haya tenido que recurrir a los altavoces para obtener servicios de enfermeros o de disponer de profesores para hacer alguna labor indispensable frente a la emergencia. Comprendemos que en el primer momento todos hayamos tenido que atender a nuestros propios intereses; pero pasada esa etapa no se justifica la haraganería o el cruzarse de brazos porque a todos el terremoto afectó por igual. (…) El Gobierno está en conocimiento de que Valdivia ha soportado el precio de una desgracia, por diversos conductos. Permaneceremos vigilantes ante las medidas que reclama urgentemente la situación en amparo a nuestro pueblo.
Inundaciones sector Collico, Valdivia, 1960. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
SITUACION MÁS GRAVE ESTA EN VALDIVIA Llegó a Valdivia el Ministro de Obras Públicas Pablo Pérez Zañartu acompañada por el Director General de Vialidad. El Gobierno -declaró- se ha movilizado para socorrer a los habitantes del sur y lo propio está haciendo con Valdivia. Viajó el lunes por avión de Concepción a Los Ángeles sobrevolando Arauco y Curanilahue no pudiendo aterrizar en Lebu por falta de techo. Aterrizo en Los Ángeles y continúo el martes en auto al sur pernoctando en San José. “Por informaciones recogidas allí, deduzco que la elevación del nivel del mar en Mehuin alcanzó a 7 metros, habiéndose recogido 54 cadáveres y temiéndose hayan diez o más desaparecidos. Vías Férreas pueden restituirse hasta Mariquina. Destrozos desde Los Ángeles a San José son de menor consideración comparados con los de Lota, Concepción y Coronel. La situación más grave se encuentra en Valdivia en donde los daños son superiores a los de las provincias de Concepción y Arauco. Vías de Comunicación interrumpidas pues ferrocarriles en Antilhue demorará semanas en restablecerse. Camino principal a Valdivia desde San José está interrumpido debido a destrucción parcial del pavimento que se demorará unos pocos días en reestablecerse, no así puentes Cayumapu y Pichoy que demorarán semanas. Tráfico del norte desde Valdivia se realizará en forma precaria pasando por balseo de San Javier. El desagüe del Lago Riñihue está obstruido y el río San Pedro muy bajo en el balseo de San Javier, sin embargo el Calle Calle en Valdivia está extraordinariamente alto, llegando en el barrio Collico a 0,30 mt bajo (sic) el pavimento denotando un asentamiento del terreno o que se produjo un embanque en Corral que dificulta el desagüe al mar y la navegación. Esto mismo -nos dijo el ministroinformé al Presidente Alessandri y Ministro del Interior luego de imponerme de la situación.” (El Correo de Valdivia, 26 de mayo de 1961, p. 1) Las editoriales de los diarios de la década de 1960 diferían bastante de lo que podemos apreciar hoy en día en la mayoría de la prensa de nuestro país, ya que aun siendo precaria, existía una mayor libertad de prensa, por lo que los periodistas de dichos medios podían expresar sus opiniones generando un aporte al debate y diálogo de la sociedad civil en un ejercicio conjunto de democracia. El cambio en dicha tendencia se explica en gran parte a raíz de un turbio proceso de privatización y monopolización en tiempos de la última dictadura
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militar en nuestro país, lo que llevó a que la mayoría de los medios escritos en la actualidad esté en manos de tan solo dos grandes conglomerados empresariales de tendencia política claramente conservadora: Copesa (dueña de los diarios La Tercera; La Cuarta; Revista Paula; y otros) y El Mercurio (dueño de los diarios El Mercurio de Santiago y Valparaíso; El Austral de Temuco, Valdivia y Osorno; además de medios radiales) (Mönckeberg, 2009). Revisemos por ejemplo la editorial de El Correo de Valdivia, escrita por David Alfaro, quien dirigía este prestigioso periódico:
NADIE DEBE ADMINISTRAR LA TRAGEDIA EN SU PROPIO BENEFICIO
De las 10 provincias afectadas por el terrible cataclismo del domingo, la nuestra exhibe hoy a Chile y el mundo su herida más profunda. Las pérdidas de vidas no será posible calcularlas nunca con exactitud y la pérdidas materiales representan la destrucción casi total de la fecunda obra creadora de casi 400 años de faena con la existencia. Frente al cuadro desolador de que presenta la ciudad por la falta de una actividad fabril para remover escombros, recuperar especies de valor y buscar cadáveres—todavía a esta altura—y frente a las precarias condiciones en que aún se mantiene a la población menos protegida por la fortuna, es necesario comenzar a levantar la voz en señal de protesta. La ayuda que debería llegar en los volúmenes más imprescindibles se ha desviado. Este diario ha recibido ayer la visita del representante de la Universidad Católica que comprobó en Concepción cómo se descargaban allí medicamentos y frazadas del avión en que viajaba porque según su propia expresión “En Valdivia reina la más absoluta calma y aquí parece no haber ocurrido nada”, según las informaciones oficiales. “En Santiago—repitió lo que los periodistas de la capital corroboraron hace 48 horas—no tienen conocimiento de la magnitud de esta catástrofe, y lo que es peor, las informaciones la silencian”. En Santiago existen toneladas y toneladas de alimentos, mientras que en Valdivia se confiesa que su duración es limitada; en Concepción, los estudiantes de la Universidad, en un gesto de elevada comprensión, rechazaron la ayuda de sus compañeros de Santiago porque según su conocimiento en otras regiones, como Valdivia, las necesidades son mayores y urgentes. ¿Cómo puede comprenderse esta situación? Mientras otras provincias menos afectadas que la nuestra reclaman atención inmediata, acaso con un poco de aprovechamiento y beneficio, este diario haciendo un esfuerzo más allá de sus posibilidades ha repartido ayer algunas raciones a gente pobre de Catrico que fue rechazada “por no haber estado inscritas”, inscripciones que se realizan en lugares misteriosos que este diario está tratando de ubicar para darlos a conocer a partir de hoy porque la autoridad no lo ha hecho. La desorganización y la falta ejecutiva ha traspasado las fronteras de la inquietud pública y este diario tiene la obligación de recoger el clamor general porque su deber primero es proteger al pueblo desamparado y su obligación inmediata es exigir que se enmienden rumbos y no se deje entregada la alta responsabilidad de estos instantes a quienes pretenden administrar el
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terremoto como cosa propia imponiendo ordenes innecesarias y lanzando sospechas sobre la misión de la prensa, hablada y escrita, que rechazamos de la manera más airada. Nadie puede ni debe en estos instantes de dolor administrar el terremoto. Repetimos el concepto expresado unánimemente ayer por toda la prensa de Santiago en un llamado a la unidad frente a la hecatombe nacional. El clima de cooperación cívica debe ser unánime. La ayuda que nos llegue desde cualquier ángulo debe ser distribuida militarmente, sin discriminaciones y con urgencia por ciudadanos intachables que no dejen sombra como las que ocurrieron en el terremoto de 1939. Y lo que es más necesario aún, la opinión pública y el pueblo deben conocer desde hoy mismo los sitios en donde se entregarán las ayudas, la forma de organización de éstas y las cifras exactas de lo recibido y lo distribuido. Nadie duda de la honorabilidad acrisolada de las autoridades locales. Pero en resguardo de su propio prestigio, el procedimiento de recepción y entrega debe ser público. De esta manera se evitará que los aprovechadores saquen beneficios que deben ser entregados a los más necesitados. Debe hacerse a plena luz y las listas deben darse a conocer de inmediato para evitar que, como en el caso de los aviones, algunos turistas ocupen el lugar de un enfermo o damnificados. El futuro de Valdivia es inquietante. Las industrias, como lo hemos probado están en el suelo y la cesantía es un fantasma que se cierne sobre la ciudad después de la catástrofe. Por esta razón es que formulamos un llamado a las autoridades para que se formule a la brevedad posible una planificación del trabajo de reconstrucción para dar actividad a muchos brazos cruzados que tienen que llevar pan a sus hogares. Si esta planificación no está al alcance de la capacidad de nuestros profesionales y técnicos deberá solicitársela al Gobierno con la urgencia del caso. No puede perderse el tiempo en discusiones estériles porque no es el momento de luchas ideológicas.- Estamos frente a una tragedia que nos afecta por igual como chilenos y como tales debemos actuar. Postergar estas decisiones significaría una nueva burla a las esperanzas de nuestro pueblo que todavía vive a la intemperie y que todavía escarba entre los escombros de sus humildes hogares en busca de algún trasto útil. (El Correo de Valdivia, 28 de mayo de 1960, p. 2) He aquí el Informe sobre los resultados de las investigaciones hechas por la comisión de expertos alemanes enviada a Chile inmediatamente después del Terremoto de 1960 como una contribución del gobierno de Alemania, a la que se sumaría una ayuda económica según las indicaciones del mismo:
SUBSUELO Y DAÑOS DE TERREMOTO Los daños provocados en los edificios en las ciudades y en la provincia, en carreteras y en ferrocarriles etc. provocados por los cataclismos sísmicos han confirmado otra vez más un hecho que ya se conoce hace tiempo. Los efectos destructores de las sacudidas sísmicas no dependen solo de la manera de construcción o de la calidad del material utilizado o de la cimentación
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de los edificios, sino también de la constitución del subsuelo en cuál se edificaron los edificios. Roca es el mejor subsuelo de cimentación para proteger los edificios de daños de terremotos. Rocas sedimentarias de formaciones antiguas (arenas y escombros bien consolidados, p.e. de terrazas) también son subsuelos apropiados a la cimentación. Las destrucciones más intensas se manifiestan en suelos aluviales no consolidados. En suelos arenosos arcillosos no compactados también temblores débiles pueden causar efectos devastadores. Las sacudidas sísmicas causan intensos efectos en la superficie y además las vibraciones del suelo causan la compactación del suelo exprimiendo el agua dé (sic) infiltración lo que provoca un hundimiento del subsuelo. Suelos artificialmente terraplenados por ocasión de construcciones de grandes edificios, terraplenes de carreteras o ferrocarriles están en gran peligro cuanto a su estabilidad o aun están más expuestas (sic) al peligro que los suelos arenosos arcillosos no consolidados mencionados arriba, a no ser que fuesen construidos extraordinariamente bien. Av. Pedro Aguirre Cerda, desde el puente Calle-Calle hacia sector Las Ánimas, Vadivia. Gentileza de Alejandro Schuler, Valdivia.
Muchísimos ejemplos en la zona sísmica de Chile central han demostrado evidentemente cómo la intensidad de los daños depende de la constitución del suelo. En Puerto Montt sobre todo han sufrido muchísimo el puerto y las partes de la ciudad que están situados cerca de la costa. Allí el espacio detrás de las calles es rellenado por suelos y materiales no compactados arenosos o el material arenoso de la antigua playa fué utilizado como suelo de cimentación. Este subsuelo perdió su estabilidad durante las sacudidas o fue deslocado (sic) hacia el mar o se compactó tanto que provocó allí las inmensas devastaciones hundiéndose. En la parte norte de la ciudad se encuentran edificios nuevos edificados en una terraza de subsuelo generalmente arenoso compactado con rodados. Estos edificios bien edificados casi no presentan daños o los daños son muy reducidos. En la ciudad Llanquihue se puede observar lo mismo. La parte antigua de la ciudad sufrió mucho a pesar de ser formada por casas de madera que generalmente son resistentes a sacudidas sísmicas. Pero esta parte de la ciudad es construida en un banco estrecho de arena compuesto de suelo de cimentación extremamente malo entre el lago Llanquihue y el río Maullin y un pantano. Los choques han provocado una compactación tan intensa de la arena empapada de agua que el suelo se rompió durante el terremoto saliendo el agua de infiltración en chorros fortísimos. En consecuencia se manifestó un hundimiento intenso del suelo. El terraplén del ferrocarril también se deslocó en parte. Por otro lado aquella parte de la ciudad que está situada al sur del río Maullin casi no presenta daños a pesar de sus grandes edificios (fábrica de azúcar, fábrica de polvo de Leche etc.) porque está construida en una terraza de 12 - 15 m de altura de subsuelo firme.
Av. Prat y kiosco destruido donde otrora las bandas instrumentales amenizaran los paseos por la costanera de Valdivia. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
El centro antiguo de Valdivia con el centro comercial de la ciudad está situado en nueve lomas generalmente pequeñas. Estas son separadas por depresiones formadas sobre todo por suelos arenosos arcillosos empapados de agua. Al norte y al oeste este centro de la ciudad es cercado por el río Calle-Calle. Es un suelo de cimentación muy desfavorable, explicándose así las devastaciones causadas en las cuestas cerca del río y en las proximidades de las depresiones y en las propias depresiones. Como las lomas son generalmente pequeñas se manifestaron daños en las viviendas situadas en sus alrededores a pesar del subsuelo de arena y rodados. Estas lomas son los restos de una terraza antigua cuya mayor parte fue destruida. Pero en el sudeste de la ciudad aun está conservada formando una zona integra con buen suelo de cimentación.
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Por eso allí casi no se observan daños de terremotos. El gran edificio del Hospital Regional constituye una excepción. Un funcionario de Obras Publicas nos informó que el hospital fué edificado antes de la ratificación de los decretos más severos para construcción en regiones amenazadas por terremotos. Estos decretos están en vigor desde 1939. La mayor parte de Osorno está situado en una terraza casi cerrada formada por arenas y rodados que constituyen un buen subsuelo de cimentación. La parte sudeste de la ciudad de Valdivia tiene el mismo subsuelo. No obstante los terremotos fuertes los daños causados en Osorno son relativamente pequeños debido al subsuelo generalmente firme. Pero en la margen septentrional de la ciudad se manifestaron daños muy intensos cerca de las barrancas del río Damas pues las sacudidas causaron el derrumbe del subsuelo destruyendo las casas. Futuramente (sic) no se deben construir edificios en subsuelo tal. Los daños en las calles y en los ferrocarriles también dependen muchísimo de la constitución del subsuelo. En general los terraplenes de los ferrocarriles han manifestado más resistencia a las ondas sísmicas que los rellenos artificiales que forman las calles sobre todo a lo largo de la nueva Panamericana. Quizás esta diferencia tiene el siguiente motivo: Los terraplenes de los ferrocarriles son más antiguos que se han compactado por si mismos durante muchos años de tal manera que el terremoto no pudo tener el efecto destructor que tuvo en la Panamericana que está todavía en construcción. Gráfica comparativa de la energía liberada durante los más grandes terremotos que han asolado nuestro planeta de los que se tenga registro. (Flores, 1999)
Camino Longitudinal Sur, cerca de Osorno. Gentileza de Alexis Mira, Osorno.
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Es esta, ciertamente, una relación muy fría y sucinta de la que ha sido la catástrofe sísmica más violenta que ha sufrido nuestro país, con una dislocación de mas de 1000 km de largo por 200 km de ancho, con un deslizamiento sobre el plano de falla (inclinado en 15º) de 20 a 30 mts y alcanzando 40 km en su parte mas profunda. Sucesión de terremotos que afectaron
seriamente a diez provincias de nuestro territorio; que desolaron una región de más de 600 km de longitud habitada por 2,5 millones de personas. Fueron dañadas 450 mil viviendas, 10% de las cuales irremediablemente perdidas. Más de mil personas perdieron la vida, principalmente a consecuencia del tsunami y las pérdidas materiales alcanzaron una suma superior a $500 millones de dólares de la época, lo que constituye una cifra que sobrepasa el 50% del valor del presupuesto de la nación de aquel año y está sobre el 12% del producto nacional bruto. Se decía con anterioridad que no hubo registro instrumental de estos terremotos. Para suplir esta falta de información se han realizado estudios tendientes a determinar la probable aceleración producida, tomando en consideración los daños específicos observados. El esfuerzo más importante en este sentido y válido para la Planta de Acero de Huachipato corresponde a un estudio del Dr. John Blume de U.S.A. Diversas publicaciones técnicas especializadas se refieren a estos terremotos y sus efectos. Como se ha dicho la energía de un sismo se puede expresar en ergs. En la figura se compara la energía liberada por terremotos con otros tipos de fenómenos y donde se puede apreciar la importancia energética del gran terremoto de 1960. (Flores, 1999)
Cambios en el paisaje Uno de los trastornos más impresionantes desde el punto de vista de la cantidad de energía liberada por todo el fenómeno sísmico, fuera de los ya mencionados, fue el incremento de la actividad sísmica en toda la región al sur de Concepción, específicamente en la cordillera de Los Andes, al este de Valdivia y de Osorno. No solo “despertaron” algunos volcanes, generando gigantescas columnas de humo y cenizas, sino que la onda reactiva de la energía liberada por la presión tectónica provocaría incluso el surgimiento de nuevos volcanes.
SURGIO VOLCAN EN RIÑIHUE Pilotos de la FACH, de LAN y de la Misión Norteamericana informaron a nuestros reporteros en el aeródromo “Las Marías” que en la zona de Riñihue surgió un volcán que despide una columna de humo y cenizas hasta la altura calculada en dos mil pies. Informaciones radiales procedentes de Argentina confirman la noticia señalando que una enorme región austral ha sido cubierta por las cenizas. (El Correo de Valdivia, 26 de mayo de 1960)
FURIA VOLCÁNICA (Lago Ranco). La hirviente lava del volcán Carraín32 (sic), a orillas del Lago Ranco, arrasó con los caseríos del Fundo Arquehue Llifén. A su paso dejó un saldo de 11 muertos y varios desaparecidos. Los caminos quedaron intransitables y las casa sepultadas por la lava. (Vea Nº1101, 2 de junio de 1960)
Vista aérea de erupción del volcán Puyehue. Portada de Revista Ercilla nº1.306, 1.VI.1960
32 Se refiere al volcán Carrán.
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IMPRESIONANTE VISTA AÉREA DEL VOLCÁN PUYEHUE EN PLENA ERUPCIÓN. En la fotografía se puede apreciar la magnitud de la erupción del Volcán Puyehue que el martes pasado entró en plena actividad, causando cuantiosos daños. La masa de humo, que se desplaza hacia argentina, se eleva a más de 9.000 metros de altura”. (La Prensa de Osorno, 30 de mayo de 1960, p. 1)
Este es un resumen de los principales antecedentes cuantitativos respecto de la catástrofe, los que permiten acercarnos a tener una noción de la magnitud del fenómeno y de la grave situación que tuvieron que afrontar miles de personas durante la tragedia de forma directa e indirecta. Considerando que los fenómenos sísmicos constituyen eventos geológicos que no conocen fronteras geopolíticas, nos interesa indagar en las repercusiones humanas de la serie de fuertes sismos y sus graves consecuencias psicosociales.
Ruinas del Centro Español en Avda. Picarte, Valdivia. Nótese lo breve de la patente de la camioneta. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
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6. EL DESASTRE URBANO Y RURAL A continuación presentamos una serie de elocuentes relatos de testigos directos del Terremoto de 1960. Son testimonios orales de personas que a la fecha de la tragedia vivían en la entonces provincia de Valdivia y otras localidades cercanas. A algunos el terremoto los sorprendió en la ciudad y a otros en el campo. Estas narraciones conforman un corpus que da cuenta de la memoria colectiva de la tragedia, a cincuenta años de ocurrido el desastre. Se describen aquí numerosas y diversas situaciones referidas al momento preciso en que ocurrió el sismo, evento que sorprendió a los chilenos de esta parte de la geografía del país en las circunstancias más disímiles. Cada relato alimenta esa memoria que buscamos reconstruir.
Trumao <<Yo estaba en Trumao, yo manejaba camión, ahí sentí el terremoto. Estaba en un galpón, porque había fletado una máquina agrícola y subí a un galpón grande y la entrada al galpón grande estaba al fondo, digamos, y había que subir una escalera y estábamos en la otra punta y ahí fue el terremoto. Como siempre decían si sienten un temblor la mejor defensa está en su casa, en los marcos de las puertas, y estábamos ahí con un primo que cuando vino el terremoto nos largamos abajo, saltamos, porque si damos la vuelta allá nos queda a mucha distancia de vuelta al fin del galpón y se iba a caer el galpón y nos iba a aplastar; nos tiramos abajo y detrás de nosotros cayó el portón del galpón que tenía !Casi nos aplasta el portón! Yo corrí pa’ donde estaba mi camión pa’ ponerle cuña, pero no alcancé a llegar porque el movimiento de la tierra me voltió y sentí los animales cómo corrían; corrían los animales y mugían, arrancaban, había una carreta con bueyes allí que partieron cuesta bajo los animales por ahí, se fueron a meter a unas quebradas por ahí. Fue tremendo, la tierra parece que se hacía olas, era imposible que uno esté de pie, tuve que esperar que pase, sentado o botado a la tierra. Y cuando pasó el terremoto, fuimos a ver la casa. Había una señora enferma, la casa había resistido, yo miré la casa cómo se movía, pero yo si le cuento cómo era no creería cómo se mueve una casa de madera, lo que resiste una casa de madera y tenía el segundo piso nomás; del suelo al piso tenía una escalera, porque antes las casas antiguas usaban bodegas debajo, y cayó la escalera y nosotros subimos como pudimos al piso para sacar a la señora que estaba enferma ahí. Cuando subimos se había dado vuelta el catre y ella había saltado para allá y la estufa en la cocina se había dado vuelta, estaba empezando a incendiar la casa. Y nosotros buscamos agua y apagamos eso y de ahí yo me fui para la Unión…>> (Julio Ramírez, camionero, 25 años en 1960, Trumao)
Maihue <<En esos tiempos fue pura tragedia, puras penas y al ver muchos de los vecinos perder sus casas y quedar aislados sin saber si sus hijos, su familia, había alcanzado a salir poh’… sin saber, porque como el terremoto pasó de repente, pegó un zamarrón fuerte primero, después al rato llegó otro más fuerte todavía… las
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cordilleras quedaron zumbando, y harto derrumbe… caían pa lao y lao del río Hueinahue y del Caicallén.>> Los animales corrían en círculos en la pampa, se taparon los ríos. Reúnan a los animales, dijo mi papá, armen valor y reúnan a los animales, ya dejaron de bramar ya, las ovejas… todo el ganado. Pasamos en medio del monte a una parte que se llama Tranca del Morro; por ahí habían unas chancherías también,… lo que se podía arrear se arreaba: los chanchos, las ovejas,… y buscamos a un cabro de ahí de Caicallén pa’ ayudar a escapar a los animales porque se habían trancado así en el barro, donde los ríos se habían tapado…era puro barro. En esa hora pasó una tía mía que se llamaba Juana Santibáñez; venía a caballo por medio del barro. Esa viejita era muy buena pal caballo, ¡esa era como hombre pal caballo! Eugenio Santibáñez tenía su casa al otro ladito, a la orilla de río Caicallén, así que cuando se destrancó el río arriba, nosotros ya estábamos arriba del morro La Esperanza… venían llegando gente y decían esto se va a destrancar y va aquedar todo debajo. Esa vez escapó su hija, porque a esa hora, cuando se destrancó el barro, iba llegando la finá Antonia donde mi hermana, la María Rita, que vivía en esa parte pa’ cá. Pitril se llama... y ahí se fue a refugiar la Rosario, así se llamaba la hija de don Eugenio. Yo me acuerdo bien porque ya era cabro ya, o sea no tan grande, pero ya tenía conocimiento Y al final ¿cómo se enteraron que la hija estaba a salvo? Sí, porque los otros gritaron a este lado (del río). Ya pasen al bosque a retirar el “papel” pa’ saber qué otra gente había pasado y los de acá también querían saber cómo estaban. ¿Cuánto tiempo estuvieron en el morro Esperanza? Más de una semana estuvimos y seguía temblando. De allá nos animamos y salimos todos a granel nomás: personas, chanchos, ovejas, caballos, gallinas, todo… El movimiento más grande del terremoto, eso era como estar arriba de una ruma de rebellín… a mí me pilló por ahí… ¡me revolcaba con una chancha en la pampa! Y justo a esa hora iba a llegar un viejito que era administrador de Carrán, se llamaba Roberto Ortiz. Y ese hombre pasó a conseguir un caballo donde mi tío Francisco, así que con tero y con bozal, iba llegando allá a la casa cuando el caballo empezó pacá-pallá, total que el caballo lo fue a dejar encima de unos troncos de laurel. Al final al viejito le dio una desesperación por su viejita porque la había pasado a dejar donde mi tío Francisco. Así que dijo: “ya que pasaron estos, yo también voy a pasar…” Cuando pasó la finá Juana y mi tío... asi que pasó el viejito, antes que se destape arriba, el caballo era firme, acostumbrado aquí arriba. Así es que pasó… pero este pobre hombre quedó solito en su casa en Carrán… Cuando llegó a su casa apurado, había una perra y su hijo que andaba pal monte; fue el único hijo que se escapó, los otros todos murieron: tres mujeres y dos hombres. Ahí arriba en Carrán dicen que vino el derrumbe y se perdió una capilla entera, con todos los evangélicos adentro: quedaron a puerta cerrada... y ahí vinieron tres hermanos de la señora Maurevina invitados al culto… bueno, quedaron ellos tres también. Hubo hartos muertos. Después buscaron con perros a los sobrevivientes. Hubo muchos derrumbes… de las cordilleras bajando las piedras, palos… el finao Alberto Chocano quiso rescatar más cosas, enyugó buey… Fue una vez que habría enyugado o más no sé, … porque nosotros pasamos
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por el otro camino al medio del bosque con los animales, dándole palos y gritos miércale, dele, dele… Cuando llegamos acá, el Alberto viene saliendo de su casa y justo se estaba destrancando el río… pasa el finao Alberto con su carreta y le daba palo al pobre buey… alcanzó a pasar y como a cinco metros pasa la trocadera de palos y piedras detrás de él…(el aluvión).>> (Guillermo Santibáñez Ñancumil, comunero mapuche, 11 años en 1960, Lago Maihue)
BAJO ALUDES DE TIERRA HAY PUEBLOS SEPULTADOS Debido al terremoto, se produjeron grandes derrumbes de tierra del cerro “Carrán”, ubicado en la margen sur del Lago Maihue. Estos derrumbes sepultaron al lugar llamado Los Guindos, con un aserradero, casa y la mayoría de sus moradores, desapareciendo 52 de ellos. Lo mismo sucedió en el lugar denominado Carrán, donde desaparecieron 64 personas. La enorme cantidad de tierra desprendida de los cerros se precipitó al lago, originado una ola gigantesca que arrasó con todo lo que encontró, especialmente casas, pereciendo la totalidad de sus moradores. También se perdió una bodega ubicada en el fundo Maihue, que abastecía a la totalidad de la zona, con víveres. Se llevó el agua 800 sacos de trigo, 250 de avena, 300 de papas, 5 de arvejas, porotos y una cantidad de otras mercaderías, quedando la zona sin abastecimiento. Al mismo tiempo, desapareció un molino y una escuela pública. La cancha de aterrizaje está totalmente inutilizada, cubierta con troncos y árboles. (La Prensa de Osorno, 30 de mayo de 1960, p. 2)
Toltén <<¿Ahora, nos podría contar cómo fue su experiencia de la catástrofe? Fue una experiencia de vida dura, difícil y que costó superar. Porque de un día para otro no solo te quedas sin casa, con deudas. Perdimos el campo. Todo. ¿Cuántos niños tenían ustedes en ese momento? Yo tenía tres niños. Tenía un chico y vino un hermano de mi marido que era de Lautaro, y me dijo: “Yo a este niño me lo voy a llevar a Lautaro”. Porque nosotros en ese momento andábamos como los gitanos. Arriba de un vehículo. Cuando podíamos entrábamos al pueblo. Porque cuando subía la marea no se podía entrar. Estaba todo inundado. Entonces, muchas veces alojábamos en la cabina del camión, y en la noche los fierros se enfrían, y se pone fría la cosa. Teníamos que seguir viviendo. Teníamos que ver hacia delante qué hacer. Podíamos habernos ido a otra parte. ¿Dónde estaba usted en el mismo momento del terremoto? Estábamos por acá cerca, en el campo de mi suegro. Habíamos ido después del almuerzo para allá, y vino el terremoto. Fuertísimo al tiro. Yo vi una cosa, que creo que no lo voy a ver nunca más: ver la tierra ondularse así, como olas, en la planicie. Abriéndose, formándose grietas. Quisimos salir al camino para ir a Toltén inmediatamente. Pero no se podía porque la gente iba arrancando por el camino que debíamos tomar. Y nos dicen: “¡Noooo, arranquen, porque Toltén se hundió!” Te dicen eso media hora después que tú mismo saliste
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del pueblo, es increíble. Me dicen, por ejemplo, se ahogó la sra; pero cómo si yo le compré pan hace un rato. Porque esta señora tenía una panadería. Su niñito también…>> (Hilma Munro, 23 años en 1960, Tolten Nuevo)
Corral <<Yo iba con la intención de pasear a La Aguada, donde una comadre. Iba con mi guagua que tenía nueve meses, mi hijo mayor y me pilla el terremoto allá en donde estaba la casa de los empleados, yendo pa’ La Aguada. Caminé un poco nomás y en eso veo que vienen los caballos de carabineros corriendo de allá para acá y los eucaliptos se hacían así. Quedé ahí estancada, de ahí no me acuerdo más. Después un caballero me recogió mi guagua, me la entregaron y me vine… Yo vivía al lado de la plaza, en una casa grande ahí. Vivía ahí, entonces no me quise meter pa’ dentro. Mi suegra me dijo: “Métete pa’ arriba.” Nos subimos pa’l segundo, tercer piso. Así que la saqué a ella, a mi guagua y nos vinimos para arriba, para el cerro. Ahí estuvimos en el cerro… allá en una subida que hay allá enfrente a la plaza para arriba. Ahí nos fuimos.>> (Edita Vera González, Corral)
<<Íbamos pa’ pescar nosotros, entonces llegó una hermana mía y dijo “la mamá dijo que llevaran esta carne para arriba”, así que nos mandaron con un saco. En esos sacos donde viene la harina, echaron la carne y nos mandaron contra nuestra voluntad, enojaos todavía. Si nos hubieran dejao, habríamos muerto todos, entonces nos fuimos pa’ arriba, una señora nos llevó, ahí nos llevó la carne en el caballo. Ella llevó la carne en el caballo y cuando llegó, llegamos arriba y la mamá dijo: “Ya, vayan a buscar agua”, y detrás de donde íbamos era un policlínico de una población que hubo antes de los Altos Hornos, que había arriba, porque había policlínico, había colegio, hubo una población. Esa gente abastecía a los Altos Hornos, porque hacían el carbón allá arriba, habían unos hornos de carbón, entonces ellos con unos capachos, en unos andariveles mandaban el carbón y nosotros vivíamos en ese policlínico que estaba abandonado y, claro, nosotros estábamos en una bajada; estaba el estero y nosotros colgamos los tarros, los baldes y cuando nos agachamos para pasar al otro lao, comenzaron los baldes a golpearse y para nosotros eso era algo totalmente extraño. Yo nunca, nunca había sentido un movimiento de tierra, no sabía qué es lo que era y era tan fuerte que nosotros nos descompusimos y empezamos con náuseas y deseos de vomitar. Dejamos los tarros y salimos corriendo. Sabe que los animales se daban vuelta. Los animales, los caballos se daban vuelta, vuelta, vuelta, sabe que quedaban con las patas para arriba, oiga, si fue, era terrible, claro y la tierra ardiendo así… Bueno por las estadísticas sé por Sábados Gigantes que fue algo como 9,5, lo que pueden haber en esos tiempos puede haber sido más, pero parece que eso ha sido lo más grande. Bueno de ahí eso fue como a la, como más o menos, tipo tres de la tarde [...] Bueno y siguió temblando, siguió temblando, no sé cada dos, tres segundos, venía otro remezón, primero más fuerte ya después iban cambiando, después nos acostumbramos y abreviando este cuento como nosotros vivíamos en el policlínico la casa, tenía catorce habitaciones. Donde vivíamos nosotros; había una cuadrilla de seis, siete trabajadores más mi mamá que hacía la comida y que estaba con nosotros y un matrimonio que había, vivíamos ahí. Y en la noche ¿sabe qué? ¡Habían más de sesenta familias en mi casa! La gente arrancó y todos pa’ arriba, bueno los que no podían estar, bueno nosotros cedimos el lugar a las señoras con guagua y como niños entusiasmados ahí, echando los cercos, porque era todo cerco de alerce, había mucho alerce,
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echando los asientos de fogata y nosotros como niños entusiasmados ahí poh y la gente en la casa, como le digo, como sesenta familias más o menos que llegaron ahí, porque era un terreno grande y la casa era catorce habitaciones y cuando hablo de habitaciones, hablo de salas de espera igual adentro, era un policlínico, había cualquier gente.” Ese día no estaban trabajando, porque fue día domingo y gracias a Dios que fue día domingo, ¿sabe por qué? Porque, si hubiese sido día de semana, día de clases, por la hora como a las tres de tarde, y ahí ve donde están las montañas de chips, en todo eso que hay ahí, de un lado estaba la escuela de hombres y del otro lado estaba la escuela de mujeres. Se separaba por una cancha que hay al medio, donde hacían en ese tiempo que hacían estas clases como de gimnasia, que hacían, que era bonito antes, que ahora no se hacen eso. Hacían las revistas de gimnasia, revistas de gimnasia lindas y había una cancha como de básquetbol que separaba los colegios, entonces la pregunta si hubiera sido un día de clases primer año niñitos chicos por muy despacio que hubiera venido la primera ola igual habría quedado la media mortandad, inclusive le digo más: el día antes, la Gringa había dado películas gratis; la alemana, en el teatro, y estaba lleno, igual habría … ¡Claro! La gente pa’ salir habría quedado la escoba, el 22 de mayo del año 1960 tipo tres de la tarde más o menos. Doce años tenía en ese tiempo, pero con doce años uno se acuerda, más que no fue algo tan así como: ¡Ah parece! No, si fue algo que marcó esto acá, porque marcó esto me acuerdo… Pa’l terremoto, yo escuché al Presidente hablar, es una de las cosas que me recuerdo. Yo iba caminando, por la calle que sube a Corral Alto y venía este caballero con un sombrero, un abrigo negro, caminando ahí. Pare’ que traía un paraguas en la mano, entonces la gente, las mujeres se acercaban, le decían: “Oiga, señor Presidente, nosotros quedamos viudas”, le dijo una señora, “y tenemos niños”. “¡Bueno!” dijo, “se casan nuevamente.” Y luego unos cabritos chicos a patita pelá’ mirando ahí, mi hermano con un saco aquí en la cabeza que nos pusimos pa’ la risa, mi hermano, y un reportero lo tomó. No sé si fue la revista Vea; usted al subir la escalera ve un alto así, un mirador, ¿lo vio ahí, no cierto? Estaba ahí mi hermano con un saco, en esos sacos tenían trigo, porque como llovía el mes de mayo, entonces este lo dobló y lo puso así; estaba mirando, y el diario decía: “Este niño perdió a su mamá, perdió su papá”, nunca fue cierto poh. Estaba mirando el cabro con una cara a mi hermano así, y el diario dice: “niño huérfano perdió todo, sin casa, sin mamá, sin papá”. ¿Alesandri estuvo acá? Alessandri33 vino a Corral poh. Llegó en un helicóptero, vino a Corral poh, salió, el helicóptero parece mucho que paró, no sé si fue en el Fuerte o la plaza, bajó por la calle esta que es el Paseo Paul Harris hasta aquí, hasta la esquina allí; ahí en la esquina donde está el muro azul, ahí dio la vuelta, no vino para acá, y de allí subió al alto, se dio la pura vuelta y se fue, pero acá nada. Aquí la ayuda que llegó, la ayuda que llegó de Rusia, porque este puerto aquí, por lo que yo recuerdo era un puerto marcado por mucha gente que profesaba la izquierda, comunista, acá había una casa, que se llamaba la Casa del Pueblo, aquí toda la gente casi era de izquierda, por eso yo pensé que por eso este puerto estaba marcado como un puerto rojo aquí en Corral. (Aldo Santibáñez, 12 años en 1960, Corral)
33 Aunque se anunció en la prensa su viaje a las ciudades más afectadas del sur, Alessandri solo concretaría su breve visita a Valdivia y Chiloé recién hasta el mes de diciembre de 1960, más de 5 meses después del desastre. En la ocasión se argumentaron razones climáticas, pero se sabía que al Presidente no le gustaba viajar, por lo que tampoco hizo mayor esfuerzo de viajar durante el invierno… Este error quedaría grabado en la memoria colectiva de gran parte de los ciudadanos de ambas provincias, que de hecho, fueron casualmente las más afectadas. Algunos de sus ministros si vendrían segun lo exigía la urgencia de las circunstancias, entre ellos el ministro Saelzer (valdiviano), Philippi, Perez y Sótero del Río.
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Restos de maderas y casas devueltas por la 2ª gran ola del maremoto en Corral Bajo, luego de navegar en mar abierto varios minutos. Vea nº1.101, 02.VI.1960, p.5
<<Lo que voy a relatar no es cuento ni ficción, es un hecho real. Sucedió un 22 de mayo de 1960, eran las 3 de la tarde, cuando de pronto un ruido inimaginable, se sintió, que nos dejó llenos de pánico y luego el terremoto que rompió las escalas, creo que todavía no se sabe de cuántos grados fue o yo por lo menos no lo sé, pero se hablaba de la escala de Rister que sobre pasó los grados que tiene. Todo fue desde ese instante un caos, gente que caía en las calles, las cosas de las casas se vinieron a bajo, muebles, lozas, todo, ¡todo en el suelo!, para luego a los 15 minutos después el maremoto, éste barrió con casas, personas, animales, barcos y cuanta embarcación había en el agua, yo vi como la casa donde viviamos salio envuelta entre las gigantescas olas, los barcos que habian en la bahia se cruzaban entre el oleaje infernal, para todo corralero fue como fin de mundo, un ásta aquí llegamos, pero mi pueblo resistió los embates de las olas y del terremoto. Quisiera detenerme un poco aquí, ya que todos sabemos que fue algo espantoso, para reflexionar en lo que quedó, en lo que se salvó de éste sismo y en lo que se convirtió el pueblo. Se olvidaron los rencores, los odios, las envidias, los resquemores y empezamos a preguntarnos ¿quién se salvó? ¿Cómo estaran los demás?, no nos dolió lo material, sino que las personas que habían perdido la vida, las personas que perdieron a sus seres queridos, y los ruegos y oraciones fueron el pan de cada día, deseando de corazón que cada uno que sobrevivió tuvieran la fortaleza para seguir adelante, el pueblo en ruinas era deprimente, pero cada persona que volvíamos a ver, era para nosotros una gran alegría, heramos felices de volver a vernos, de sentir en un abrazo, en un apretón de mano que el otro se alegraba y nos preguntabamos con ansias ¿Cómo están? ¿Cómo estan tus familiares? ¿quien más está? Aquí deseo aclarar algo, entre nosotros podemos pelear, ofendernos y hasta enjuiciarnos, pero cuando alguien cae, le pasa algo o hay una tragedia a todos nos afecta porque somos una gran familia, yo en lo personal quiero a mi pueblo, a su gente y lamento que todavía Corral, no se levante del todo y el mar que tanto daño nos hizo, hoy por hoy le da a mucha gente la posibilidad de vivir de sus aguas, se pone bravo en invierno, pero cuando llega el tiempo de sol, nos dá mas vida, llega gente de afuera para consumir sus productos, que el nos entrega generosamente. Es todo lo que puedo decir, no soy una dramaturga ni se si está bien escrito, pero si sé que la vida nos enseña cada día a ser mejores y que tenemos que cuidar a la naturaleza a nuestra madre tierra para no ser castigados por ella, y que ¡viva mi querido pueblo!”>> (Manuscrito de Sra. Ercilia, Corral)
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Un cuidador de los Altos Hornos de Corral se apresta a cubrir un cadáver en un dia con mucha neblina. Vea nº1.101, 02.VI.1960, p.32
Lanco <<Desde luego, la violencia del sismo es casi indescriptible. Prácticamente era imposible mantenerse en pie en un suelo movedizo, ya que además, el pavimento de la calle, que habíamos ganado, se desplazaba en forma amenazante. Cerca de nosotros caían el edificio municipal, numerosas casas, tabiques cortafuegos, postes telegráficos y de alumbrado, y ello en medio del horrible pánico de la población, especialmente de sus niños y mujeres, que clamaban y pedían auxilio con desesperación. Con ayuda de algunos bomberos y carabineros logramos poner a resguardo en la amplia plaza de la localidad a numerosas madres y niños que, despavoridos, en su desesperación no atinaban a buscar refugio contra los derrumbes que se prolongaban por minutos interminables… Era incomprensible en ese momento, por ejemplo, que ante nuestra vista, todo el frontis de una manzana se remeciera, como cuando se corre una película que empieza a desfilar ante nuestros ojos demasiado rápida, y todo ello acompañado de un ruido ensordecedor, gritos, llantos exclamaciones de dolor.>> (senador Aniceto Rodríguez en Olave, 1960).
Valdivia <<Fue con este cabro Fernández que pasamos el terremoto juntos… Este tenía un hermano que tenía una carnicería en Reumén y el hermano era menor que él. Estaban en la Escuela Industrial… Así es que…. “¡Oye Pingüino!”, me decían a mi puh, vamos a encontrar a mi hermano a Antilhue, porque allí se hacían las combinaciones; el venía de allá de Reumén, allí siempre traía pa´ la semana, pa´ ellos dos, el cocaví, la carne, el pollo cocío, que sé yo, que le mandaba la mamá, así que… ¿Vamos a Antilhue?… ¡vamos!
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Sacamos un pasaje ida y vuelta pa´ los dos. Él mismo sacó los pasajes. El primer temblor dicen que fue fuerte, el aviso del terremoto, pero ese nos pillo en el sector de Valdivia a Huellelhue. Iba en marcha el tren, así es que no lo percibimos. Llegamos a Huellelhue, paró el tren, y le dieron la partida. Parte y de repente se detiene el tren. Alguien se bajó del tren y se detuvo… y en eso empieza… ¡Está temblando, está temblando!, ¡quedémonos aquí no más, adonde mas seguro aquí en el coche! Ya pos, nos quedamos en el coche, pero empezó a haber más movimiento…y empezó a saltar el coche de aquí pa´ cá… Esta cuestión está más fuerte, bajémoslos, y empieza la gente a bajarse, nosotros partimos al tiro a la estación. Iba acoplado a la máquina el coche en que íbamos nosotros, y aquí en la puerta se ganó una cieguecita, de esas que piden limosna y todo eso; salimos con cieguita y todo pa´ fuera… así que no abrazamos con el Chito, así le decían, y empezamos a caminar en el andén, pa´ ´llá, pa´ ´ca, y los animales corrían, ¡pero desesperados! Los animales antes del terremoto empezaron a correr, porque allí antes de la estación de Pishuinco, allí estaban las pampas al lado de las casas y ahí empezamos a ver pos, cholo, cuando empieza el movimiento y las montañas se hacían así puh… se juntaban, se veían los cerros como se ladeaban, y nosotros paseando en el tren… íbamos abrazados, y no nos caímos. Nosotros fuimos los únicos que no nos caímos. Había bastante gente… y pensábamos y hablábamos entre nosotros, y bueno irá a seguir esta cuestión, y si aquí fue fuerte cómo habrá sido en Concepción, si ya sabíamos que había habido un terremoto en Concepción. Bueno ¿irá a seguir el tren o no?.. ¡Uhhh!, buena pregunta….y avisaron: el tren no sigue porque no se qué le había pasado al puente de Pishuinco, en Arique, más allá de Pishuinco. Así es que hasta ahí no más. Hicimos un grupo de cuatro cabros. “Volvámonos a Valdivia, qué vamos a estar haciendo aquí”. Así es que salimos de la línea, salimos a la calle, y por la calle empezamos a avanzar para Valdivia, y en eso habrían pasado unos cinco minutos y de repente viene un auto hecho cresta para Valdivia, no se de dónde vendría, hicimos dedo, nos paró y nos echó a los cuatro adentro. Empezamos a ver árboles caídos para acá, con cuidado en las subidas y cuando llegamos al alto, en la Cuesta Soto, se veían puros humos aquí en Valdivia, incendios. … y cuando empezamos a llegar a la papelera, empezamos a ver todos los cercos abajo, todos esos cercos de pandereta… Chumpullo era eso; llegamos al retén y allí, al lado del río, habían picaderos de leña, habían bastantes casas, las casas estaban todas abajo, y la gente desesperada pidiendo misericordia… ahí se acuerdan de Dios. Yo vivía aquí en una casa de dos pisos, aquí en Errázuriz con Barros Arana. Vivía con mi mamá y mi hermana, y ese día mi hermana estaba deshumedeciendo la ropa. Tenía de esos roperos grandes y brasero arriba, y abajo vivía Muñoz, uno que trabajaba en equipos, en trasportes trabajaba, ellos vivían abajo, toda la familia. Total que yo le dije a Chito, bajemos a la estación nomás, vamos a devolver los pasajes. Cuando llegamos a la estación, ¡no había estación, no había nada! Estaban los puros escombros, ¡qué pasajes íbamos a devolver! (risas) Así es que seguimos y nos bajamos ahí en la plazuela Berlín … y fuimos con el Chito a la casa y no había nadie, no estaba mi hermana, mi mamá… A mi mamá la tenían al frente, en una casita en el alto que todavía está ahí, esas casitas Capreva. Y al lado de nosotros, estaba el Lirio Azul, al frente estaba El Vencedor, La Estrella, eran puros cabaret, si la calle más comercial era aquí Errázuriz, después más abajo pasando Bueras estaban Los Patos Ricos, Los Patos Pobres, después venía más abajo, aquí en San Martín a la vuelta de Errázuriz, el Vencedor, así que nos salíamos de uno para meternos a otro… Estaban en pie,
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Calle García Reyes, una de las más afectadas por el terremoto en el sector céntrico de Valdivia. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
pero con daños sí … Ya vimos que mi mamá estaba bien y bueno, vamos pal centro poh, y partimos para allá por Errázuriz.
Avenida Prat destruida e inundada, con sus calles de adoquines agrietadas. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
Llegamos allá a Picarte hasta la Escuela Nº1 y para abajo no se podía pasar… Toda la calle era intransitable, así es que nos metimos por García Reyes, por ahí vivía Pincho Pizarro, y llegamos a la casa de Pincho Pizarro que era profesor de matemática del Liceo; el hombre andaba desesperado con el pantalón todo rajado y entraba, salía y nos pidió ayuda, que le ayudáramos a sacar a su señora, y según lo que contaba dice que la señora al primer movimiento, salieron todos asustados para afuera, y ella salió a pata pelá, porque se le olvidaron las pantuflas y volvió otra vez para adentro a buscar las pantuflas y ahí viene el movimiento fuerte… y esas casas todas tenían cortafuego, tremendas casas… y le dejó esta parte de las piernas afuera, y él estaba desesperado, no hallaba qué hacer, cómo sacarla de ahí abajo. Estaba muerta la señora, muerta. Se le veían las puras pantorrillas, qué íbamos a mover esa mole. En una casa de la esquina, una de cemento grande también… habían como cuatro enterrados.>> (Luis González, maquinista EFE, 21 años en 1960, Valdivia)
<<Lo que nos pasó ese día… el 21 de mayo mi papá tenía una reunión con unos viejos que iba a ir con ellos a una reunión con comida de su partido y me habían invitado a mí para que lo acompañe. Le dije no porque está muy helada la noche. Había mucho frío esa noche del 21 de mayo. –Vaya usted sólo, pero si se le hace tarde papá no se venga—le dije. – Quédese hasta que se muevan los demás y se acompaña con ellos—le dije, porque es peligroso andar solo en la noche. Así lo hizo; llegaron como a las diez de la mañana con don Pedro Alvear, un caballero que era muy amigo de mi papá. Dice que el primer temblor, que fue de Concepción, los pilló por la calle Baquedano; se tuvieron que pescar de un palo de luz para afirmarse! Porque no se detenían en pié. Y llegó a la casa y me dijo: ¡Hija, por Dios, el temblor que hubo! Si po le dije yo, acuéstese, tome desayuno y se acuesta; y se levanta a almorzar aunque sea tarde. Y cuando se desayunó y se fue a acostar, quedé conversando yo con una vecina mapucha que le arrendábamos dos piezas abajo; porque la casita nuestra daba como piso y medio; y ahí vivía ella con su marido y su chiquilla. Y le dije yo: Por Dios Cleme, qué irá a ser esto… temblando. Señorita Carmen -- me dijo – mire cómo andan los pajaritos inquietos en el árbol. Teníamos varios árboles nosotros en ese sitio: ciruelos, membrillos, habían también cerezos… y cómo revoloteaban los pájaros, asustados parecían. Qué raro Cleme le dije… será donde esta el día bonito, me dijo ella. Eso le estoy diciendo, cuando empieza el terremoto. Alcanzo a ir a despertar a mi papá, le dije: levántese papá, vístase por favor. Pobrecito, medio trasnochado, se puso los zapatos al revés, los pantalones y se fue al dintel de la puerta – porque dijo que las puertas no caían, los dinteles—y ahí se afirmó. Y yo me bajé al patio; porque yo estaba sentada en la escalera del patio. Y de ahí miraba la casa de dos pisos de al frente, que todavía esta en pie, ¡Esa casa es muy firme! ¡Esa es doña casa! (esa casa donde viven los chinos, que tienen un restaurant, no sé qué cosa) Esa casa es de los años en que yo era niña… y mírela cómo está. Y la miraba a la casa y se ondulaba como una culebra… pero no cayó. Se cortó el agua, se corto la luz, subió el río hasta la costanera, y lo peor es que el agua no fue más dulce, fue salada. No podíamos tomarla. ¿Y su papá que estaba en el dintel de la puerta? Ahí bajó después. En un momentito de lucidez ya, que me pasó el mareo, lo fui a ver; estaba agarradito de la puerta. “Ya papá, salte no más y baje”. Saltó, porque se quedó tan abierta la zanja entre la casa y la vereda, y saltó y le dije vamos al patio.
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¿Se abrió una grieta entonces? ¿Y la casa aguantó? La casa aguantó porque le habían puesto, haría un mes no más, le había puesto mi papá con un vecino una basa nueva, un tremendo durmiente que lo mandó de regalo un caballero que estaba en Antilhue, le dijo: “Don David, no compre durmientes, yo le voy a mandar un par de durmientes pa que apuntale su casa”, porque nosotros donde estábamos ahí es como una ladera. Así es que si no está ya arreglada con los durmientes, ¡nos bota la casa! Esos durmientes la sostuvieron.>> (Carmelita Ojeda Leveque, modista, 38 años en 1960)
<<Llegué a la plaza, la gente se abrazaba a los árboles, otros en suelo, otros se botaban para no caerse. Las casas se caían. Los edificios se tambaleaban…se cayeron muchos… Seguía temblando, era algo que no terminaba nunca, era algo infernal. Las calles hacían un oleaje en el cemento, como un verdadero oleaje en el agua. Se quebraban… La noche la pasamos con la misma madera que estaba de las casas, de los galpones que se cayeron. Hicimos fuego en la noche para pasarla, y los niños con sus cunas al lado del fuego. En la noche, Carabineros hacía guardia. Se declaró toque de queda. Después, el estado de sitio [...] Valdivia estuvo incomunicada doce días. Nadie sabía nada de Valdivia. No había telégrafos, no había teléfonos, no había micros, ferrocarriles. No había nada. La línea férrea toda torcida. Como a los doce días hubo comunicación a través de la radio Camilo Henríquez, y esa radio comenzó a contactarse con otras radioemisoras y así haciendo una cadena, hasta que al final supieron lo que había pasado en Valdivia. Una catástrofe. Un cataclismo. (Homero Abarzúa Aguilar, funcionario de Telégrafos del Estado, Valdivia)
<<Allí en toda la esquina de Tornagaleones con Gunther, entonces lo que yo recuerdo es que éramos bien niños, y vimos cómo una señora que estaba tomada a un palo endeble, tenía una cola de no sé cuántas personas que se sujetaban a partir de esta señora que estaba aferrada a este palo precario (risas). No sabían qué diablos hacer. Lloraban, gritaban, se persignaban. Y de repente se siente un pencazo súper fuerte. Se sentó del octavo al cuarto piso el Hospital Regional. Y ese mismo día, había una familia de Osorno, recuerdo el nombre de la señora porque era un nombre extraño para mí, Herminda. Andaba en un furgoncito blanco bien bonito ese día, al frente de nuestra casa. Y con el zamarreo el furgón se soltó. Se largó la cuesta abajo, cruzó Simpson –si mal no recuerdo–, y se mete a una población donde se forma una Y en esas calles. Pues en la misma calle se abrió un hoyo en la calzada, cayó este auto dentro y cuando termina el terremoto la tierra se cierra. Obviamente no quedó nada. Después uno pensaba: y si hubiera habido alguien dentro.>> (Augusto Olave, hombre de radio, 8 años en 1960, Valdivia)
<<Habíamos almorzado todos ya. En ese tiempo no habían calentadores de a gas ni una cuestión como ahora, nada, la pura estufa grande, la cocina a leña, una tremenda cocina. Entonces, la señora me dijo: “Yo me quiero ir a acostar un rato, háceme un brasero”. Tenía un pasillo de cemento una escalera hacia el rincón. Prendí el brasero y me dijo: “Súbelo para arriba a mi dormitorio”. Llegué y lo subí arriba bien prendido, le eché
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Grietas sobre Avenida Prat. Gentileza de Alejandro Schuler, Valdivia.
azúcar, incluso me acuerdo; llegué y pasaron como diez minutos y vino el primer remezón. El primer remezón duró un poco. Me dijo: “Anda a bajar el brasero y déjalo allí en el pasillo de cemento, de ladrillo que había ahí”. Lo fui a buscar y lo dejé ahí. Menos mal, porque si no se prende la casa, fue como una advertencia. Y al rato viene el grande… salimos todos a la calle, ¡cómo se movía la tierra! Se paraban los vehículos… Había un edificio frente a la zapatería Weiss que era entonces y tenía unos maceteros que eran de este vuelo así… ¡grandes y altos! ¡Parece que el edificio se iba así y los maceteros cayeron, se hicieron ñaco! Así parecía que se tendía así y volvía otra vez… llorando todos. Y había una señora recostada en la pared y había una alero de cemento, entonces le dijimos nosotros: “¡Señora, salga de ahí!” Llorando ella y la tomamos de una mano, nosotros que la sacamos y el alero se manda abajo. Había una frutería y tienda en esos tiempos, era El Canario, estaba en una esquina, Picarte esquina Caupolicán. Ese negocio era un caserón medio viejo: ¡se sentó! Quedaron todas las cosas al aire, las frutas, piezas de género, cualquier ropa, hilos, qué se yo; de todo lo que tiene una tienda, todo abierto, que podía dentrar no más de cualquier parte que sea y la calle Picarte se abrió: unas grietas de como un metro. Después, la calle Arauco, eso fue más todavía: toda la calle cortada; ¡uuuh! quedó la pura crema no más. Y de ahí ya pasó, no sé cuánto duró, pero duró harto, y fuerte, no se sostenía… fue el terremoto más grande, 9,5 creo que fue. Después ya se anduvo pasando un poco y la señora me dijo: “Anda al bar, toma la primera chuica de vino que esté, pero no mire nada”, me dijo. Entonces, antes habían una damajuanas antiguas que hacían 18 litros, con una oreja por lado. Y yo llegué, pesqué esa damajuana y la saqué a fuera. Me planté en el bar (estaba) echo chicha! El bar se mandó abajo, todo mojado, el vidrio molido… ¡puta no quedó una botella pará, se mandó abajo todo! Y la casa se movía como una caja de fósforos, así… así que nadie más fue a alojar a esa casa; alojamos en un sitio que había desocupado.>> (Aurelio Huichaman Caurapan, albañil, 24 años en 1960, población Menzel, Valdivia)
<<Recuerdo que empezaron a moverse todas las casas. Esa misma casa de ahí quedó en la mitad del pasaje. ¿Usted estaba en esta casa? No. En la casa de al lado. Esa es la casa donde nací y me crié. Cuando me casé mi marido me hizo esta casa. La casa de al lado se hundió y tuvimos que arrancar al patio con mi abuelita y una sobrina que está enferma con problemas psiquiátricos. En ese tiempo tenía un año y tanto. Estaba chiquitita. Mi madre andaba viendo a un tío en el hospital a esa hora del terremoto, que fue a las tres de la tarde. Y mi abuelo estaba en su peluquería que tenía en General Lagos. Y mi hermano estaba jugando afuera en la esquina a la pelota. Esa era nuestra familia. Así que quedamos sin casa. Se hundió la mitad. Y de ahí no paró. Como tres meses se movió la tierra. Más de tres meses… Yo creo que hasta el que no era católico rezaba (risas). Porque todos decían que era el fin del mundo. ¡Fin de mundo!, gritaba la gente. Si fue aterrador. Ver que las casas se movían de un lado para el otro, que se quebraban los vidrios. La gente decía: “¡La tierra nos va a tragar!” Fue impresionante. Y no de un día nomás. Durante noche y día, noche y día, seguían los temblores. Aquí, después que salimos, entraron a todas las casas a robar. Imagínese después de la tremenda desgracia y robando la gente. ¿Y hubo hartas víctimas fatales? Sí, pues. Mi abuela tenía familia en Corral. Unas sobrinas. Esas se fueron con casa y todo. Estaban almorzando
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parece cuando llegó el maremoto en Corral. Si nosotros veíamos pasar las casas hasta la mitad por el río. Y esas venían de Corral, de Niebla. Subió mucho el río en sentido contrario. Y los que quedaron se fueron de ahí. Quedaron sin casas. Sin nada. Tenemos entendido que colapsaron las fábricas... Claro. Mi mamá trabaja en la fábrica de calzados Weiss, estaba en Pérez Rosales donde está la villa, se cayó. Mi mamá estuvo mucho tiempo sin trabajo. Hasta que la hicieron allá en Las Ánimas. Mi abuelito que tenía su peluquería en General Lagos, esa casa se cayó entera. Después trasladó su peluquería para acá. Después ya no se fue más para otro lado. Y así cuando una es lola no se da cuenta tanto de las cosas. Yo creo que si fuera ahora, pensaría distinto. Pero en ese tiempo, mi abuelo tenía un criadero de gallinas. Como cincuenta gallinas. Hasta repartió gallinas entre los vecinos, porque había que irse de aquí. ¿Y el agua subió mucho en este barrio? Sí. Quedó con agua hasta la mitad de la casa. Si tiene una marca todavía de hasta donde llegaba el agua. Después tuvimos que estar de allegados en varias partes, porque pasaban los milicos en la noche tocando porque venía el Riñihuazo. Estuvimos como tres meses. Estuvimos en la Inés de Suárez, donde una sobrina. Y así estuvimos hasta que mi abuelo dijo: “Vámonos a los rucos nomás”. Ahí quedamos más tranquilos. Pero se pasaron muchas etapas malas. ¿Y cómo estaba la gente organizada, en tanto ciudadanos? Más que los vecinos, fueron los milicos. Organizaban colas para distribuir los víveres. Daban aceite, harina, porotos, pan para la gente. Imagínese que llegó el mal tiempo después. Con mi abuelo recuerdo, fuimos al pueblo y trajo una estufa a leña. La llevó para los rucos y la instaló allá. Y todos los días teníamos que darnos el tiempo de venir a buscar leña en bote. El agua llegaba hasta aquí mismo. A mí me sacaron varias veces fotos con el agua hasta la cintura y con la leña en alto para poder llevarla para los rucos. Teníamos la leña guardada aquí, en la leñera de nuestra casa, porque el abuelo tenía una leñera grande. También con carbón. Porque eran así antes los viejitos. Se preocupaban del invierno. Le vendía los zapatos hasta a mi hermano para comprar su saco de carbón para el invierno. Te acuerdas que siempre cuenta (risas). Antes los zapatos costaban plata. Nosotros afortunadamente no tuvimos problemas de zapatos, pero sí la gente que tenía muchos niños. Mi hermano y yo estábamos en el liceo. Mi otra hermana estaba pasando el terremoto en Concepción. Porque fue allá primero. A las seis de la mañana, fue allá; y después, al día siguiente como a las tres, acá. Nosotros teníamos a la guagua de mi hermana acá. Pero era divertido cuando te ponías a las colas y te daban cosas. Recuerdo que los milicos, como mi abuelo tenía estufa a leña, les daban más harina y mi abuela les hacía unos amasijos grandes y llegaban a buscar fuentes de sopaipillas. Nunca nos faltó nada. Eran milicos de fuera, no eran de aquí.34 Me acuerdo que el Presidente que había en esa época, era Jorge Alessandri. ¡Que no “haiga” bajado a mirar…! Desde arriba de un avión tiraba papeles. No bajó del avión. Cómo iba a bajar donde estaban los pobres. Esa es la respuesta típica de la derecha… Yo digo, ¿cómo la gente se va a olvidar de esas cosas? Yo era lola y no 34 Se refiere probablemente al conocido Batallón de Hierro, un grupo de jóvenes soldados alumnos provenientes de la Escuela de Infantería de San Bernardo, designado especialmente a Valdivia el 05 de junio de 1960 en misión de paz para labores de ayuda comunitaria, que dejó un muy buen recuerdo entre los ciudadanos. El periodista Yuber Molina Mera fue quien denominó al grupo por su esforzada e incólume labor de apoyo práctico, logístico y humano, brindado con disciplina y entrega. Mayor información en http://sites.google.com/site/batallóndehierro1960
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Inundaciones en la Naviera Haverbeck&Skalweit en calle General Lagos, sector Barrios Bajos, Valdivia. Actual Hotel Naguilán. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
tenía derecho a votar. Ninguna cosa. Si la que se bajó a alegrarle la vida a la gente, en la pobreza que hubo, fue la Libertad Lamarque. Esa en medio de los rucos, con barro y con lluvia, cantando. Se amontó la gente. Viera Ud. la alegría de la gente. En cambio el Presidente, tiraba papeles desde el cielo. No quiso bajar al barro. Bueno, por eso no salió más tampoco. Ahí se ve la gente, cuando hay tragedias de ese tipo. Es que ese terremoto fue muy grande. Nosotros estábamos lavando en la artesa y siento que se mueve la batea. Pensé que era mi abuelita la que la movía. Que después, uno ya no se sostenía. Había que botarse en la tierra, porque no se podía estar parada. (Atlántida Bozzo, dueña de casa Barrios Bajos, Valdivia)
El señor Gerente (sobrenombre de Alessandri) 1 ¡Valdivia exige que Ud. vaya! 2 ¡De Riñihue lo estan llamando urgentemente! 3 Es que es tan terrible ir a Valdivia en estos momentos… 4 Cartelera del cine: HOY: “Hiroshima mi Amor”
Efectivamente, muchos de los relatos confirman la crítica al Presidente Alessandri por no apersonarse en una de las ciudades más afectadas por los eventos sísmicos: Valdivia. Incluso alimentó, durante varios ejemplares, a la revista de sátira política más famosa de todos los tiempos en Chile, Topaze.
Humor gráfico de la prestigiosa revista de sátira política topaze, haciendo alusión a al negativa del Presidente Alessandri de visitar Valdivia, aún dadas las dificultades y problemas provocados por el terremoto, maremoto e inundaciones que se debieron enfrentar en la zona, además del grave peligro de desborde inminente del Lago Riñihue. TOPAZE Nº1.446, 8.VII.1960, p. 4
Calle Camilo Henríquez y Edificio Prales, Valdivia, muy cerca de la Plaza de la República. Gentileza de Alejandro Schuler, Valdivia.
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<<La gente había la mayor parte almorzado y partido al cine. Lo que pasó en el Teatro Alcázar, fue que se agrietó entero pero no se cayó. Como tú dices, vino el primer pencazo y ahí alcanzaron a arrancar la gran mayoría. En el segundo quedó la embarrada. Aquí los dos cines de Valdivia quedaron todos agrietados. El tercer cine, que era el Central, estaba en un subterráneo, adonde está en la actualidad el local de Corona. El pasaje se llama Bischoff. Ahí estuvo un tiempo el Central y también estuvo la radio Camilo Henríquez. El cine Central aparentemente, no tenía nada malo. Pero nadie se atrevía a entrar porque habían quedado todos espirituados. En el Cervantes tú entrabas, veías la tremenda cúpula, totalmente agrietada. No sé cuántos años estuvo cerrado. El teatro Alcázar, ese cloteó. Quedó muy afectado y finalmente lo demolieron.>> (Augusto Olave: hombre de radio, 8 años en 1960, Valdivia)
<<Yo estaba en el Teatro Alcázar, estaba viendo una película, porque era un teatro de barrio; entonces daban de esas películas mexicanas y estaba viendo “Un gallo en corral ajeno” con Miguel Acevez Mejías… Esa película estaba viendo cuando se produjo el terremoto. Yo andaba con un primo, porque estábamos en la casa entonces, y andaba una tía política de Panguipulli (y ella no tenía familia, no tenía hijos), y estaba ahí y dijo: “¡Cómo no van a dejar ir a Brunito al cine!” Entonces le pasó plata a mi primo, que él es como cuatro años mayor que yo (actual comandante de los Bomberos, Víctor Wersikowsky) y con él fuimos al cine, él me llevó. Y a él le dieron dinero para platea, pero el otro como es vivaracho me llevó a balcón y se hizo su recorte correspondiente. Y cuando vino el primer remezón, ese yo lo sentí. Bajamos al hall del teatro, pero no salimos, nos quedamos ahí. Nosotros no sabíamos lo que era poh, nos quedamos ahí, pasó, y como estaba en lo mejor, mi primo me agarró de la manga y pa’ dentro platea. Y como platea ya estaba más o menos llenito adelante, entonces fue como en segunda, tercera fila por ahí. Y nosotros fascinados y como yo no sé por qué motivo, yo no sentí cuando empezó el terremoto, yo me acuerdo de un chispazo que hubo en la pantalla y la gente arrancó… Y yo por instinto, que es la conclusión que yo saco ahora, supongo que arranqué, porque no tengo memoria del espacio tiempo desde ahí hasta que la impresión de afuera, tengo imágenes de piernas, zapatos, entonces yo calculo que anduve por ahí ya. Cuando sintonizo ahora con lo que yo puedo recordar hoy, cuando llego hacia el hall y esos batientes, esas puertas, las mismas que tiene el teatro Cervantes ahí de vidrio… y esas cosas hacían así: ¡¡fá, fá, fá!! Y se movía de una manera!... A todo esto empezó el terremoto y yo no supe más de Víctor Hugo… no se supo más! y llegamos, cuando llegamos, mucha gente llegó a afuera y yo llegué al hall así y estos batientes ¡¡Oh!! Y ahí afuera estaban las boleterías y eso era un movimiento impresionante. Entonces, también yo bajé por instinto. Al frente habían árboles, yo crucé la calle a porrazos, porque realmente tú te caías y traté de afirmarme de un árbol. Y fue como al tercer o cuarto intento que lo logré. Era como esas películas cómicas, entendí que yo iba derecho y me caía o pasaba de largo, hasta que al final me agarré del árbol y cuando me agarré del árbol, más o menos por conclusión, tuve un ataque de histeria, lloraba y me reía, y eso es histeria, porque no sabía ¡qué mierda era eso! ¡Qué estaba pasando! Y de ahí la otra cosa fuerte que porque uno calcula más o menos lo que pasó cuando ve gente afuera que lloraban, gritaban, rezaban, distintas actitudes, y yo miraba esa tremenda mole y al lado una muralla enorme que había… Y ver que una muralla enorme de cemento se ondulaba, se ondulaba así, antes de que se cayera… Era un cortafuego y hacía así. Y ese cine era del alto del Cervantes, y en algún momento, yo no sé si fue un balcón, o galería se mandó abajo. Tú ves es impresionante ese vaivén, las puertas, vidrios rotos y sale una bocanada de polvo así… y de ahí gente tratando de entrar, otros que los sujetaban… más de alguien ya… algo se había derrumbado. La otra imagen es la de
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una señora gorda, muy gorda, en la mitad de la calle rezando y golpeándose el pecho… y yo miraba toda esta cosa dantesca con ojos de ocho años, cuando de repente la gente empieza a gritar: ¡Señora, señora! Y de repente de arriba de (la calle) Bueras en la curva aparece un caballo carretonero desbocado con los puros aperos sin carretón, pero rajao; impresionante la imagen cuando yo la recuerdo así, lleno de espuma la boca, del susto, del pánico, y galopando en el cemento ¡pa! Y la señora seguía rezando en la mitad de la calle. No sé si le hizo el quite, porque todos le gritaban: “¡Señora, señora!” Y ella se golpeaba el pecho y le rezaba a Dios, y de repente la señora algo escuchó, no sé si el sonido o vio a la gente… y hace así… y te prometo que yo nunca había visto un cuerpo grasoso, tan grande levantarse con tanta rapidez. Pero fue como si hubiese tenido un resorte abajo así ¡pup! Y pasa el caballo y siguió para abajo y se fue por Ecuador… porque para allá dobló. Pero la imagen impresionante… y ahí después ya cuando se calmó la cosa, seguía temblando muy suavecito. Yo vivía en ese tiempo donde está la Escuela Industrial, ahí teníamos la casa. Entonces yo me hice todo ese trayecto trotando –me acuerdo– de pantalones cortos, porque era mayo y había buen tiempo. Me fui trotando y empecé a ver esa cosa de ver casas caídas, paredes caídas y tú veías al interior, veía un living, veía un dormitorio, era como estar viendo maquetas. Gente tirada en la calle, otras señoras gordas también que estaban con ataque de asma. Eso fue ahí a la entrada de la población ferroviaria, y a mitad de camino me encontró una profesora que tenía yo del Colegio Alemán que vivía por ahí y ella me tuvo un rato ahí, me dijo que me esperara que aquí que allá, que esperara mejor que me vinieran a buscar. Y yo no, esperé un rato, pero después salí. Y salí con mi trote, el instinto de llegar a la casa y ver las tierras abiertas, el pavimento, los zanjones pa’ abajo eran… y uno cabro chico es curioso poh… miraba impresionado, sin saber qué significaba, sin saber el peligro. Hasta que llegué a la casa, eran así unas grietas, fácilmente de un metro. Tú veías las grietas y no sé si tenían o no tenían fondo, pa’ mí eran hondos no más, o veías el pavimento así, uno juntado sobre otro. Y ahí llegué a la casa, bueno a la casa no le había pasado mucho, casa de un piso, aparte de que mis tías estaban esperando a unos compadres y el perro les comió el asado, pero la casa afortunadamente resistió, sólo que se corrieron los muebles y todo eso; ¡bueno, casa de un piso! Además de madera, entonces tenía espacio… Muchas casas resistieron, todas las de material ligero que se llamaba en ese tiempo, casas de madera, resistieron bastante bien.>> (Bruno Wersikowsky, actor, 8 años en 1960, Valdivia) Calle García Reyes, sector céntrico de Valdivia. Un carabinero custodia las pertenencias de los vecinos. Gentileza de Alejandro Schuler, Valdivia.
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7 EL MAREMOTO O TSUNAMI En 1960, la costa valdiviana tenía destacados balnearios, tales como Niebla, Los Molinos, Mehuín y Amargos. Estos eran habitados por familias de pescadores, y hasta ahí llegaban los citadinos, algunos de los cuales habían construido sus casas de veraneo en estos atractivos parajes. Por entonces el puerto de Corral se encontraba en plena actividad. Diversas caletas de pescadores poblaban toda la costa valdiviana y la ribera del rio Valdivia y Fuy, tanto al sur como al norte de la bahía de Corral, en lugares como San Juan, La Aguada, San Carlos, Amargos, Chaihuin, San Ignacio, Playa Rosada, Los Pellines, las Misiones, Bonifacio, Pilolcura, Curiñanco; y en los cerros al oriente y suroriente de Corral había caseríos en sectores como Tres Chiflones, Quitaluto y otros de menor densidad poblacional. Más al norte se encontraban el prestigioso balneario de Queule y otros importantes poblados como Toltén y Puerto Saavedra (pertenecientes a la provincia de Cautín y Arauco, respectivamente). En particular, Queule, localidad costera ubicada a seis kilómetros al norte de Mehuín, a pocos kilómetros de San José, era un balneario privilegiado, de fama nacional, con hoteles de lujo, cancha de aterrizaje y lanchas disponibles para la diversión de grupos sociales de gran poder adquisitivo. El balneario convivía con una caleta de pescadores, quienes surtían de una gran variedad de pescados al turismo local, así como a ciudades relativamente cercanas como Toltén y Temuco.
Almuerzo de camaradería en Hotel Schuster de Amargos, en el marco del 1er Campeonato Nacional de Star, organizado por el Club de Yates de Valdivia 1952. Gentileza del Club de Yates de Valdivia.
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<<También antes había hoteles. Queule antes era mucho más desarrollado en turismo que hoy en día. Tenía un hotel con más de cuarenta camas. Había otro hotel que era más chico, como con veinte camas. Había restaurantes, cantinas, porque antes se conocían las cantinas. No elegante como este que esta aquí, Don Otto. No recuerdo haber conocido uno así. No, antes los lugares decentes para comer estaban en los hoteles. Eso era lo más en turismo. ¿Eso era para gente de alto poder adquisitivo? Lógico. ¿No le digo que no llegaban en vehículo sino que en avioneta? La cancha de aviación estaba ahí, como al frente de donde ahora está Carabineros. Esto es importante, Queule, si no hubiera sido por el terremoto y maremoto del ’60, habría sido un Viña del Mar en potencia. Porque tenía la playa Las Aguas de las Niñas, que era impresionantemente hermosa. Llegaban al frente en avión y cruzaban en lanchas que cuestan seis o siete millones de pesos. Estaban ahí. Era una cosa de lujo, lujo. Donde estaban los Picasso… lo más granado de Temuco tenía sus casas de veraneo ahí. Pero se terminó todo. Y nadie más quiso volver a Queule.>> (Osmán Vargas Gayoso, 15 años en 1960, Queule) En Amargos, balneario ubicado solo a unos kilómetros al poniente de Corral, se encontraba el Hotel Schuster. En él se celebraban diversas “manifestaciones”, como se denominaba en la época a los encuentros sociales. En la fotografía siguiente se aprecia una panorámica del interior de los salones del hotel con ocasión del 1er Campeonato Nacional de Star, organizado por el Club de Yates de Valdivia en el marco del IV Centenario de la ciudad de Valdivia. Pero la vida de estos pescadores y de muchos poblados costeros de la zona centro-sur de nuestro país, desde la provincia de Ñuble hasta Ancud, cambiaría drásticamente a causa del terremoto del 22 de mayo, el cual provocaría un maremoto o tsunami de terribles y mortales consecuencias, incluso peores que el propio sismo. Un tsunami es un fenómeno que ocurre principalmente en el mar, generado por un disturbio sísmico u otros procesos geológicos como erupciones volcánicas o deslizamientos, que impulsan y desplazan verticalmente la columna de agua originando un tren de ondas progresivas gravitacionales largas, con longitudes de onda del orden de cientos de kilómetros y alturas en agua profunda inferiores a un metro. Poseen períodos que van de varios minutos hasta una hora, propagándose a gran velocidad en todas direcciones desde la zona de origen y cuyas olas al aproximarse a las costas pueden alcanzar alturas de grandes proporciones, infligiendo una vasta destrucción e inundación… La mayor parte de la actividad tectónica actual se localiza a lo largo de las zonas de subducción que rodean el Océano Pacífico, lugar donde se han generado más de la mitad de los tsunamis conocidos en el mundo (Bryant, 2001). En el último siglo, en sus márgenes continentales activos se han registrado terremotos gigantes generadores de destructivos tsunamis. De ellos, destaca el evento más grande con registro instrumental, el terremoto de 1960 ocurrido en el centro-sur de Chile, con una magnitud de 9.5 genero un devastador tsunami que se propago por toda la cuenca del Pacífico (Kanamori, 1977). (Lagos et al., 2008)
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<<Ese 22 de mayo, como a las seis de la mañana, hubo un tremendo temblor. Todos nos levantamos. Me puse a preparar el desayuno rápidamente, con todos mis chicos. Imagínese con siete chicos. Así que tenía que andar apuradita haciendo mis cosas. Seguí haciendo mis cosas, cuando como a eso de las dos, tres de la tarde, empezó a temblar más fuerte, cada vez más fuerte. Las cosas de la casa se caían, los catres de los dormitorios llegaron a la cocina corriéndose, debido al movimiento del sismo. En eso uno de mis niños –que tenía como seis años– empieza vomitar; el otro más chico de tres, lo tomé en brazos. Se abre la puerta de la cocina. En eso el perro se apoya en mis piernas y casi me bota. Y veo a la distancia que el río venía hinchándose. Veo también el piso de tierra que está todo hundido. Ahí me asusté. En eso veo que toda la gente del centro vienen arrancando y me dicen: “¡Para arriba está más duro, para arriba está más duro, sálvese quien pueda!” Ahí salí a la calle. Había un caballero, le pedí que me ayudara a tomar uno de los niños y subimos para arribar sin poder tomar nada de la casa. Ni una cosa. Perdimos todo. Ni una cuchara. Seguimos caminando, cuando miro para atrás y veo como a unos quinientos metros, tal vez más, veo cómo viene el mar entrando por el río inflado. Llevaba casas, árboles, animales, personas. En esa primera ola se fue al tiro mi casa. Y alguien me dijo: “En este momento se quedó sin casa”. ¡Qué íbamos hacer!, seguir avanzando para protegernos, por el susto. Y llegamos a un cerrito ahí en el fundo El Pino. Ahí estuvimos toda la noche, con hartos temblores, harta gente que se cobijó ahí. Y tiembla que tiembla. El mar rugía, que parecía que las olas llegaban cerquita del cerro y a nosotros nos daba muchísimo susto. Unos orando, otros rezando. Un grupo haciendo nguillatún. Así, hasta que nos amanecimos, sin saber nada de lo que pasaba en el pueblo y a la gente.
Restos de casas y construcciones de madera botados por el mar en las costas de la provincia de Valdivia luego del Tsunami, playa desconocida. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
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Habremos habido unas quinientas personas. Así que al día siguiente mi marido salió con otros señores para ver qué se podía hacer y se encontró con unas personas en unos camiones y les dijeron que en el pueblo no había nada. Así que nos fuimos donde los carabineros para ver si nos podían abrir alguna casa buena que quedó por ahí, para poder estar con los niños. Nos pasaron un pajar y ahí estuvimos como dos días… Para mí el maremoto fue muy trágico, porque en él perdí a mi hermana, mi abuelito y primos. Total, fueron siete familiares que perdí.>> (Inés del Carmen Palma Palma, Queule) Otro queulino, don Osmán Vargas, recuerda: <<Bueno, empezó el maremoto de tal forma, que terminó el terremoto y las aguas se empiezan a recoger. El río empieza con una corriente impresionante donde todo esto quedó seco. Quedó solamente un esterito donde salió para afuera. Y mi padre justo ese día se iba para Toltén para pasar por el Registro Civil para inscribir a un par de gemelos que habían tenido. Entonces, él no estaba en el momento del temblor en la casa. Y llegó después del temblor porque se devolvieron, ya que no se podía avanzar por el río. No había camino antes. Solamente por el río se llegaba a Puerto Boldo y de ahí a Toltén. Y al devolverse ya venía el mar. Entonces mi padre le dice a mi madre: “Vieja, vámonos porque viene el mar”. “No, yo me quedo porque quiero morir con todos mis hijos.” (Don Osmán se emociona en esta parte de su relato). Y nos abrazamos todos así en círculo, los diez que éramos, y pasa un hombre que le dice: “Sra. Isabel vámonos porque vamos a morir todos”. Mi madre no quería. No sé si pensaba en la pobreza que iba a quedar, no sé. El sufrimiento que venía después, no sé. En eso nos tomaron a la fuerza y nos sacaron de ahí, de la casa y nos llevaron al cerro. Mi padre era un hombre alto, forzudo, así que derribaba los cercos a puras patadas. Toda la gente venía arrancando. Mi madre justo ese día tenía que recibir una guagua. Y ella en su desesperación ese día nos dijo que los que podíamos caminar nos fuéramos adelante. A las guaguas las llevábamos en brazos. Así que llegamos al cerro, cuando vi que el mar la alcanzó y bajé corriendo, y le dije: “Mamita, vamos porque nos vamos a morir”. “No hijo, yo tengo que morir junto con esta guagua que va a nacer; ustedes. sálvense.” Yo la tomé y ayudé a la otra señora embarazada que venía con ella, porque ya no podía caminar. Llegamos arriba del cerro como pudimos, y estuvimos a salvo. Vino la primera ola, llegó hasta esos cerros que se ven al fondo allá. Esto aquí lo arrasó todo con olas de diez o doce metros de altura, terminando con todo. No quedó nada. Creo que quedaron dos o tres casas de todas las que había. Esta era la caleta, el pueblo de Queule estaba allá. En Portal, ese era el pueblo. Llegamos al cerro y empieza una neblina, de Semana Santa, que es pura tragedia. Y no teníamos nada, nada con qué abrigarse, nada. Solamente la ropa que llevábamos puesta. Y la mamá dijo: “Hijo, hagamos fuego”. Porque nosotros puras guaguas, si yo era el mayor que tenía quince, dieciséis años. Los demás puros niños chicos. Así que también le dijo a mi papá y al empleado que había arrancado con nosotros, así que hicieron una fogata grande para capear la neblina. Entonces, nos acomodaron debajo de unas quilas, así que todos los niños estábamos como cuando los perritos nacen, todos juntitos para evitar el frío. No había otra oportunidad. Y en eso ya eran las once de la noche, le viene la enfermedad a la señora que le iba a nacer la guagua. Nació la guagua esa noche. Mi madre salvó a la guagua, salvó a la señora. Pero no había con qué vestir la guagua, no había qué ponerle. La mamá, sabía –porque en Queule había una velada– que nosotros andábamos limpiecitos, cambiados de ropa. Nos dijo: “Saben hijos,
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tienen que sacarse la ropa interior que andan trayendo para poder darle abrigo a la guagua”. En dos tiempos me saqué mi camisa, mi camiseta, y mi hermana igual, que tenía doce años. Así que con la ropa interior de nosotros arreglamos la guagua. Listo. Ahí, ¡quedó feliz la guagua!35 Pero el drama vino para la alimentación. Para alimentar a tanto niño que estábamos sin comer. Sin nada. Niños, hombres y mujeres. Mi madre siempre fue solidaria. Si ella veía que un niño tenía hambre, ella le daba su pan. El 23 estuvimos todo el día caminando. Nos fuimos por el cerro, y llegamos a una casa que había, en el fondo allá. Y estaba la casa cerrada, porque la gente de ahí se había arrancado de su casa. Mi papá dijo: “No es posible que esta casa esté cerrada. Abrámosla”. Porque los niños ya desesperados de hambre. Ya eran la cuatro, cinco de la tarde y había que darles algo, algún alimento a los niños. Abrieron la casa y se encontraron con un paquete de harina tostada. Así que harina tostada con agua nos dieron. Eso fue lo primero que comimos al día siguiente del maremoto. ¡Ah!, y ¿cómo dormimos?. No nos quedamos en esa casa. Fuimos a un cerro donde había un árbol grande, y ahí nuevamente hicieron fuego, y quedamos todos a orillita del fuego. ¡Ah!, y mi papá bajó en el día para ver qué podía encontrar que sirviera. Estaban todas las casas amontonadas a orillas del cerro. Cerca de donde nosotros estábamos, como a doscientos metros. Así que ahí encontraron un quintal de harina cruda. La harina se moja por fuera nomás, y queda seca por dentro. No recuerdo cómo, pero juntaron un mantel e hicieron pan sin sal, sin nada. Ese fue el primer día. El segundo día eran como las once, doce del día, cuando llegan los curas, los curitas de San José de la Mariquina a pie. Y ellos traían un poco de alimento, lo que podían llevar. Así que nos encontramos en toda la bajada y ellos nos dieron pan y nos dieron queso de esos que daban antes en los internados de los curas. Un queso crema. Eso nos servimos el segundo día. Y el pan que hizo la mamá, unas tortillas al rescoldo todas quemadas, que era impresionante cuando después llegamos a San José. Yo me fui primero con mi hermano y los curitas que llegaron ese día. Los padres llegaron el 24 de amanecida a Queule y dijeron: “Ustedes tienen que salir de aquí”. Mi mamá les dijo: “Pero cómo vamos a salir de aquí con las guaguas. Dónde vamos a llevar a las guaguas”. Ella tenía guaguas recién caminando y una en brazos todavía. Estábamos también con una tía. Ahí nos juntamos con esta tía que tenía como cinco niños también. Había una parvada como de quince niños, entre las dos familias nomás. Al día siguiente se fueron ellos. Mi papá, mi mamá se fueron caminando por los cerros. Llegaron al otro lado, saliendo para San José. Y nosotros nos fuimos con los padres. Durante toda la noche caminamos hasta llegar a una parte donde nos tomó un vehículo y nos llevó hasta San José. Llegamos como a la cinco de la mañana a San José. Bueno, como éramos católicos, los padres fueron extremadamente agradables con nosotros. Se portaron como siempre se portan los curas cuando hay este tipo de catástrofes. Que ayudan mucho.
35 En virtud de las especiales circunstancias de su nacimiento, la guagua fue llamada María de los Cerros. Más de cuarenta años después, una mujer con su marido y dos niños andaba buscando a don Osmán, y sin saber quién era él, le consultaron a él mismo… A su vez, don Osmán le preguntó a la mujer que quién era ella. Entonces, esta le dijo: “Es que soy María de los Cerros…” Ahí se reconocieron y se abrazaron por un largo momento, y lloraron de emoción. Luego, Don Osmán le contó que le iba a ir a mostrar el lugar exacto donde había nacido, porque se acordaba perfectamente : bajo una mata de quila. Existe incluso una canción escrita por un queulino, Hernando “Nano” Pacheco, que relata esta historia del nacimiento de María de los Cerros. Actualmente, María de los Cerros vive en Osorno con su familia.
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Se acuerda del nombre de alguno de ellos? El padre que fue el salvador de Queule… ¿El padre Isidoro? Eso. Con el padre Isidoro36 nos fuimos… él nos cobijó. Recuerdo a los días después cuando estábamos en San José, despertamos los dos con mi hermano. En realidad hay pasajes en que uno no se acuerda. Por ejemplo, el camino, cómo llegamos de Queule a San José, no me acuerdo. Recuerdo cosas generales como las que les cuento ahora. Recuerdo que cuando llegamos nos acostaron en una cama, y al día siguiente cuando nos despertamos, nos tenían una mesita con el desayuno puesto. Era cosa de abrir los ojos y tomarse su desayuno. Y decir de esto quiero o de esto no quiero. Pero nosotros en vez de tomar desayuno, nos largamos a llorar con mi hermano, porque todos los demás con hambre y nosotros teníamos de todo. Yo no recuerdo haber comido. Porque yo ya era consciente de lo que estaba pasando. Así que nos levantamos, salimos y vemos un camión que va pasando, y reconozco a mi papá porque era un hombre tremendo de alto y nos fuimos corriendo a la siga del camión.>> (Osmán Vargas Gayoso, 15 años en 1960, Queule)
Una descripción científica del suceso, treinta años después, da cuenta de las dimensiones de la catástrofe y de su particularidad, dada la geografía regional: De acuerdo a Barrientos y Ward (1990) el terremoto que genero el tsunami de 1960, tuvo una ruptura de aproximadamente 850 km de longitud por 130 km de ancho, generando el hundimiento y solevantamiento tectónico de territorios costeros. Las olas destruyeron poblados como Puerto Saavedra, Toltén, Queule, Corral, Bahía Mansa, Quenuir, Maullín y Ancud (Veyl, 1961). El resultado final fueron 2000 víctimas fatales y más de U$ 550 millones (dólar de 1960) en pérdidas materiales. (Atwater et al., 1999) En la costa un tsunami puede tener una amplia variedad de formas que dependen de la magnitud del fenómeno que lo induce, la dimensión y el periodo de las olas, las características batimétricas, la configuración de la costa y la situación de la marea, factores que combinados con la morfología de la topografía en superficie, la pendiente del terreno y el grado de rugosidad derivado de construcciones, árboles y otros obstáculos en tierra, condicionarán los efectos de la inundación (Lagos, 2000). La combinación de todos estos factores determina que el arribo del tsunami a la costa sea un proceso complejo y que las alturas máximas de inundación se diferencien considerablemente a lo largo de la costa, incluso en rangos cortos de distancia. (Lagos et al., 2008)
36 Isidoro Schwamm (1913-2006), con muchos años al servicio de la evangelización, padre capuchino, hijo ilustre de Queule en 1995.
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Niebla <<En 1960, la localidad de Niebla era poblada principalmente por familias de pescadores y horticultores que abastecían de productos marinos, por vía fluvial, a la ciudad de Valdivia. Por otra parte, algunas familias valdivianas, con cierto poder adquisitivo, habían comenzado a construir casas de veraneo en el sector de la Playa Chica, dadas las ventajosas condiciones de esta: poco oleaje y escasa pendiente, además de la cercanía del balneario en relación con Valdivia. Por estas razones existían algunos hoteles y restaurantes de turismo. Históricamente, se accedía a la costa valdiviana por vía fluvial, primero en vapores y luego en embarcaciones más ligeras o a motor diésel. Aunque todavía en 1960 no existía el camino desde Valdivia hasta Niebla, este ya estaba proyectado. Ese domingo 22 de mayo, numerosas familias se encontraban en el sector de la Playa Chica: A las 15.15 horas, la tierra vibró con intensidad… Luego, dos fuertes remezones. El pánico se apoderó de los tranquilos habitantes del lugar… La gente gritaba, y los que trataban de avanzar caían al suelo. Las casas crujían siniestramente. Varias se ladearon, una que otra cayó. Cuando cesó el movimiento sísmico, se pudo constatar que los daños no habían sido graves. Un ruido ensordecedor les hizo volver los ojos hacia el mar… ¡Se estaba hinchando! Un grupo de pescadores observó en dirección a Curiñanco una gigantesca columna de agua color plomizo, que convertida luego en una gran avalancha, marchaba hacia la costa. ¡Viene el mar! Un solo grito, y la población emprendió una desesperada carrera hasta la pampa del Hotel Ritchers. NIEBLA Bajo recibió un latigazo feroz que trituró casas y animales. El agua arrasó con todas las construcciones veraniegas de la playa e invadió el camino público, provocando algunos pequeños derrumbes. La gente miraba aterrada… Mientras tanto, en la Pampa del Hotel Ritchers se había concentrado toda la gente. Los niños lloraban; los más pequeños, inconscientes del peligro, jugaban. La familia Águila había logrado rescatar de su casa un gran cuadro con la imagen de la Virgen del Carmen. La colgaron a un árbol y rezaron con gran devoción. A los pocos minutos, se les habían unido una gran cantidad de hombres y mujeres, que en voz alta, implorando al cielo, pedían misericordia. Un nuevo temblor y un ruido tan espeluznante, que a más de un campesino o pescador le hizo decir: “¡Fin de mundo!” El agua tomó una altura tan grande, que se veía casi a un mismo nivel con la pampa que les servía de refugio. Aterrorizados, los vecinos arrancaron al cerro y luego se dividieron en dos grandes grupos: uno quedó ubicado en los terrenos de don Nicolás Barría, y otro, detrás del campamento obrero de la Dirección Fiscal de Puertos. Nicolás Barría abrió las puertas de su hogar para que sirviera de refugio a la gente. Las mujeres y los niños quedaron ubicados en los galpones. Los hombres encendieron fuego y quedaron a la intemperie. Tres conocidos comerciantes de Valdivia pasaban ese día, el fin de semana, en Niebla: Luis Bernucci, Óscar Muñoz y Leonardo Mancini. Allá abajo, la ola gigante de más de doce metros de altura como un ariete cayó sobre las casas que estaban pegadas al cerro y barrió con la Residencial
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Berríos, el Correo Postal, los almacenes, la industria conservera, el muelle, el campamento, las bodegas de la Dirección Fiscal y la totalidad de las casas. Solo unos pocos tuvieron la oportunidad de presenciar la fantástica escena que protagonizó la draga Covadonga, barco de gran tonelaje que fue elevado como una pluma por los aires para caer posteriormente en el estero Cutipay, a dos kilómetros de distancia. Para colmo de males, la draga quedó encajada en una quebrada. (Olave , 1960.p 47-49)
Un caballo deambula entre las ruinas de cientos de casas y construcciones de madera echas astillas por la furia de las olas del tsunami en Corral Bajo. Gentileza del Instituto de Geociencias de la Universidad Austral de Chile.
En Los Molinos Allí se repitió el cuadro desgarrador. El maremoto barrió con la escuela y las casas del pueblecito. En estas difíciles horas de prueba, un hombre actuó con gran responsabilidad y amor a su semejantes: el joven maestro de 25 años de edad, José Orlando Mora Rivas. Era director de la escuela y logró salvar únicamente lo que llevaba puesto. Su joven esposa, que estaba embarazada de ocho meses, tiritaba de frío… José Orlando Mora se sacó la ropa y con ella tapó a su mujer. Ya más tranquilo, semidesnudo, se dedicó a organizar a los pescadores y campesinos del lugar. Los ubicó en un sitio seguro y convivió junto con ellos y su esposa los trágicos momentos de esa noche de desolación y dolor. (Olave, 1960, pp. 51)
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El senador Aniceto Rodríguez describe los daños del maremoto en la zona costera de Valdivia ante el Senado en Santiago: La zona costera ha visto desaparecer totalmente la bahía de Queule, Mehuín, Chan-Chan y Curiñanco. A ello debe agregarse el horrible drama de Corral, que debió soportar, junto con el sismo, tres maremotos consecutivos, los que arrasaron prácticamente todo Corral Bajo, devorando nueve manzanas de casas, el Grupo Escolar, los muelles e instalaciones de la fábrica siderúrgica, que se encontraba paralizada. Esta última estaba avaluada en cuatro mil millones de pesos. Cuando regresamos desde Valdivia a Corral, había un número de cien muertos y doscientos desparecidos. Amargos también desapareció totalmente, con el hotel de turismo y su población de cien o doscientas personas. En la caleta San Carlos, las viviendas y su población de ciento sesenta pescadores también fueron totalmente devorados por el maremoto. En Niebla Bajo desaparecieron sesenta casas, quedaron destruidas las instalaciones portuarias y fue arrastrada la draga Covadonga en quinientos metros por el maremoto en el estero Cutipay, lo que dejó en seco una enorme mole de fierro… Casi todas la empresas navieras perdieron sus embarcaciones. Se hundieron las denominadas Carlos Haverbeck y Canelos, el remolcador Pacífico, el remolcador Oriente, el transporte fluvial Prat y cientos de embarcaciones medianas y menores. (Olave, 1960. p. 74-75)
Vapor Canelos varado en el río Valdivia luego de navegar al garete durante horas. Las olas lo arrastrarían más de 2 km desde donde estaba anclado en la bahía de Corral, llegando casi hasta la Isla del Rey, donde hoy es posible apreciar su mástil principal. Gentileza del Club de Yates de Valdivia.
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Años después, la memoria colectiva sobre el vapor Canelos se plasma en una canción del dúo valdiviano Schwenke&Nilo El Canelos En bote con los amigos junto a la verde muralla bajo el cielo azul dormido voy hacia el mar que me llama doblando la antigua esquina del río que yo mas amo de sopetón me despierto en medio de un barco hundido era un gran barco de carga de esos que amaban el trigo llevando frutos silvestres hacia los puertos de España y ahora esta lleno de arañas como un pájaro podrido echado sobre un costado se halla el Canelos tumbado
le han puesto sobre la proa faroles que nunca encienden la vista de los marinos que buscan buena corriente como una radiografía mostrando al sol su esqueleto vive el Canelos su muerte en el agua sumergido así me siento yo a veces, así de hundido por dentro tan sacudido por las mareas del tiempo yo mismo soy un Canelos que han herido de muerte uno que anduvo ligero y se tumbo de repente
Pareciera ser que las personas, luego de haber vivido un desastre de estas proporciones, a pesar de ver ciudades completamente destruidas, incluidas sus casas o lugares de trabajo; no tener servicios básicos como agua potable, electricidad, resguardo, alimentación, o seguridad; sacan fuerzas de flaqueza simplemente por haber sobrevivido a dicho cataclismo y poseen un ánimo sorprendente para reconstruir sus vidas. <<El 21 de mayo tembló harto toda la noche. Acá había a una fiesta esa noche del 21. Había candidatas a reina y todo eso. En la noche mi marido salió porque estaba su hermana y la mía de candidatas. Así que salió a acompañarlas, y en la noche, me dijo: “Sigue temblando”. Claro que venía con algunas copitas. Me dijo: “Hay que preocuparse porque sigue temblando”. Me dijo: “Levántate y deja mi pantalón negro frente a la cabecera, porque ese va a ser el de luto mañana”. Yo le dije: “Cómo se te ocurre hablar esas cosas. Acuéstate”. Y me siguió insistiendo, así que me levanté yo para que se quedara tranquilo y le colgué su pantalón. Y le dije al otro día: “Ahí está tu pantalón negro, ‘pónetelo’, porque dijiste que ese iba a ser el de luto hoy día”. Y así fue. Se nos murieron los dos papás. A él y a mí. Bueno. Siguió temblando durante la mañana. Fuerte. Demasiado fuerte. Hubo uno muy grande que fue como a las dos de la tarde. Ese temblor fue demasiado, no nos sosteníamos de pie. Había un pozo donde sacábamos agua. Ese pozo se juntaba, se juntaba así y saltaba el agua para arriba. Se desclavaban las bodegas, las casas, salían las tablas y ya él tomó la guagua, la niñita más grande que tenía tres años en esa época; y el chico que tenía meses porque había nacido en enero. El papá de él era inválido de una pierna. Y entonces ahí corrimos a la iglesia. Fuimos a la iglesia y no dejaba de temblar. Después dijimos, la iglesia se va a caer. Vámonos. Nos vinimos al cerro que está frente al cementerio, donde está la escuela misional, y ahí veíamos que se abrían unas tremendas grietas y nos devolvimos para abajo y llegamos a la casa otra vez. Si dio cualquier tiempo el maremoto para sacar cosas. Pero
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Impresionante imagen de la destrucción total de Corral Bajo por el terremoto y maremoto de 1960. Fueron numerosas las vidas de niños, mujeres y hombres que se perdieron trágica y violentamente. Vea nº1.101, 02.VI.1960, p.16
nunca pensamos que iba a salir el mar. Solamente que la tierra nos iba a tragar. Eso pensamos, que la tierra se iba a abrir y nos iba a tragar. Y en eso pasó un socio del campo de a caballo y le dijo a mi suegro: “Socio, súbete a mi caballo y arranca porque el mar se va a salir porque se secó. Se secó el mar para dentro y el mar va a salir. ¡Arranca!” “No”, le dijo él, “ándate nomás”. Y ahí le dijo a mi marido: “Hijo, tú sos joven, tienes dos guaguas, ándate. Sálvense”. Ya no le pudimos seguir rogando más y nos fuimos hacia el cerro arrancando. Ahí un vecino le tiró una frazada para que envolviera a los niños, y él tomó la frazada y salió arrancando y yo iba de atrás. Y en una casa que había donde está la alcantarilla arriba, a esa le dio dos empellones para entrar adentro porque veíamos que venía el mar. ¿Se veía la ola? Claro, se veía la ola. Él le dio dos empellones y dijo: “¡Metámonos aquí!” Y no se abrió la puerta, que si se abre la puerta, nosotros entramos a esa casa. Seguimos corriendo, corriendo hasta el final. El me ganó, llegó al cerro y tiró la niña a otros vecinos que había y me volvió a buscar a mí, porque yo ya no caminaba con la guagua en brazos. Entonces, a mi me mojó el mar. Claro, que no me volteó porque el mar iba llenando para ese lado, no iba reventando la ola, sino que iba hinchando para allá.
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¿Subiendo….? ¡Claro! Subiendo. Así que llegó, me quitó la guagua y me arrastró para arriba. Y ahí, llegamos al cerro arriba y ahí nos botamos porque no había nada que hacer. Cuando vimos que el mar limpió todo. De un viaje limpió todo. Las casas las tomaba como una caja de fósforos y se las llevaba. Si tocaba las casas y las sacaba al tiro. Parecía no sé qué, una película, cómo iban las casas entres las aguas para arriba. Mucha gente arriba de los techos. Otra arriba de los castillos de madera, otras en unos tambores. Pero si era desesperante. ¿Y todo este sector se cubrió? Todo. Todo se cubrió de un viaje. Aquí había una linda cancha de aviación para arriba. Todo eso que es río. Allá a los pies había un hotel. Un tremendo hotel. Sacó todo, todo. Limpió Queule la primera mar. Y después nosotros de arriba, mirábamos cómo la gente venía, corría y los tomaba la mar y los llevaba hacia dentro. Hacia allá. Hacia el cerro, porque para allá llenó la mar. Y allí vimos que tomó a un matrimonio y mi hermano me dijo: “Mi tía con mi papá vienen allí. Porque mi mami, arrancó con nosotros.¡Mi tía con mi papi!” Y se tiró a sacarlos y ahí unos vecinos lo tomaron y le dijeron: “¡No, no, Chano!, ¡no te tires!” Los tomó el agua y se los llevó para adentro al matrimonio. Pero no era mi papá. Esos salieron vivos, pero desnudos total. Porque las ramas, los alambres, le hicieron tira la ropa. Pero salieron. Ya nos fuimos caminando, nosotros de ver todo y que habíamos quedado sin nada. No nos quedaba otra que seguir escalando los cerros nomás. Y subimos hasta que se nos oscureció arriba. Caminamos todo este cerro, vinimos a quedar arriba, allá. Y ahí, entre que se nos oscureció, hicimos un fueguito en la noche, pero tembló toda la noche. Caían ganchos de árboles y todo. Cualquier gente había arriba. Todos se dispersaron por los cerros nomás. Y ahí nomás amanecimos. Mi marido ya tuvo que sacarse la camisa para envolver la guagua, porque no teníamos qué ponerle. Lloraba porque estaba mojado. De hambre lloraban. Por ahí había una casa cerca y él fue a pedir unas papas que le dieron, recuerdo, y esas papas las asamos en el mismo fuego y raspaditas con un palito le dábamos para darle algo de comer. Al otro día bajamos temprano para abajo para ver qué es lo que pasaba. Ya nos faltaba el papá, le faltaba el papá a él, su mamá, dos hermanas, a todas esas no las podíamos encontrar. Pensamos que estaban en otro lado, y bajamos y estaba todo cerrado; había una neblina espesa. Al otro día. Llegamos a la orilla abajo y lo primero que caminó él un poquito, mi mamá le dijo: “Búscate algo que encuentres botado para lavarlo y envolver el niño que es lo más necesario. Lo que nos falta más”. Así que él bajó a buscar unas sábanas que pilló por ahí, para hacerlas pedazo y envolver la guagua; y en eso encontró un muerto. “¡Hay un muerto” dijo, “ahí”. Era un vecino. Después seguimos caminando, qué íbamos a hacer aquí si no tenemos nada, y en eso llega un avión a tirar cosas. Nos tiraron algo de comida para las guaguas que era lo más necesario. Y nos fuimos donde una tía que quedó arriba en Pirén. Allá nos quedamos varios días. Pero ya sabíamos que mi padre se había muerto y a mi suegro lo sacaron todo reventado, y en la noche se murió, fuera. Y mi suegra y mis cuñadas quedaron trastornadas con tanto golpe. Se las llevaron al hospital. Estuvieron como un mes hospitalizadas. Y mi padre salió como a los 22 días, lo encontramos en la misma casa. Lo habían tomado de la parte de arriba de la casa y la de abajo y lo apretó. Lo apretó y ahí quedó apretado. No lo sacó el mar porque ahí quedó. Porque la parte de arriba de la casa salió. Ahí lo encontramos a los 22 días y lo sepultamos en el cerro. Después lo trasladamos al cementerio.
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Cómo se llamaba su padre? Luciano Zapata. Y mi suegro murió en la noche. Mi marido fue a pedir ayuda a San José. Por los cerros se fue de a caballo a buscar con la poca y ná’ de plata que sacamos en los bolsillos; fue a buscar azúcar, que era lo más necesario que no había. Sal, azúcar, leche para la guagua. Bueno, y empezaron a llegar algunas ayudas, por ahí... Fuimos donde los familiares que teníamos y que nos dieron apoyo. Después nos vinimos para bajo, porque a él le quedó la lancha. Arregló su lancha y siguió trabajando en el mar. No quiso irse a ningún lado. Sufrimos harto sí, mucho, porque hizo un ranchita de tablas paradas. Ahí vivíamos. Así que gracias a Dios, y al trabajo de los dos, porque ninguno de los dos con educación, sino que con la pura pesca nomás. Pero uno salió adelante gracias a Dios. ¿Qué edad tenía usted cuando pasó todo esto? Yo soy del ’40. Veinte años… y él tenía 23. Sra. Ulda, como usted nos comentaba, Queule desapareció… Después de la primera marejada que hubo, el agua bajó y quedaban los puros cuadrados de los sitios donde estaban las casas. En partes se veía agua, en partes se veía tierra. Se veían estacas de los cercos, que era lo que quedó. Y al otro lado, quedaron las casas de la otra orilla. Pero a la tercera mar que fue en la noche, las sacó todas porque no quedó nada. ¿Y en ese momento, Sra. Ulda, que cuenta que bajan en la mañana y había una neblina espesa, ya había retomado un nivel normal el mar o seguía alto? Seguía alto. No tan alto porque estaban todas las casas amontonadas allá arriba, al pie del cerro. Ahí quedaron. Se fue un montón de casas que quedaron allá. Allí estaban todas, las casas, si habían chanchos.¿Qué no había muerto? No me acuerdo si fueron 27 ó 30 los muertos. Se hacía un hoyo en el cerro y ahí se sepultaban. Y después se trasladaron al cementerio… Al principio hay una familia Farfán que fueron cuatro. Otra familia Martínez que fueron el abuelito y tres nietos. Esos murieron dentro de la iglesia abrazados a la Virgen. Y la Virgen se salvó. No se quebró. Ahí está la Virgen, la Madre de los Dolores, se salvó. Sanita, sanita. Ella estaba ahí con los muertos. Se abrazaron de la Virgen y estaba el abuelito, el alcalde de mar en ese tiempo, un señor Jerónimo Martínez con sus nietos. Además, mi suegro con su hijita. Mi padre y así varios. Varios, que no me acuerdo. Don Segundo Henríquez con su señora. Varios. Más no recuerdo. Pero están todos sepultados en el cementerio. Luciano Zapata está donde hay hartas florcitas amarillas (padre de doña Ulda)… Antes también había una tremenda isla aquí al frente con casas habitadas. Eso también desapareció. Aquí, al medio del río. Frente a la caleta más o menos. La caleta de pescadores antes estaba abajo, adonde están los muelles, los botes, eso era todo casas para abajo. Acá antes era puro cerro. No había nada. Solo la casa del vecino que está ahí. En esa vivían sus viejitos. Y aquí la cancha de aviación seguía en esa dirección. (indica con su mano una zona que actualmente es parte del río Queule). Ahí se atravesaba desde la cancha para acá por un puente. Un puente así, angosto, que era para caminar.
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¿Entonces donde bajó el nivel de la tierra quedó bajo el agua? Se llevó todo. Había árboles, una cancha, casas habitadas. Ahí bajó harto. Nosotros estaríamos un par de meses haya arriba, por una parte que nos dieron para que hiciéramos una ranchita y después ya nos vinimos nuevamente acá al pueblo, de donde éramos antes, e hicimos otra casa y así empezamos de nuevo. Porque era más cerca para la pesca de él. Porque él no dejó de pescar. Pero fue una bendición después el maremoto, salían a pescar hasta dos veces en el día. Venía a dejar pescado. Me lo dejaba charqueadito, yo lo lavaba, salaba y lo guardaba; y al otro día lo tendía, lo secaba al sol y entregábamos a carretas que sacaban pescado. Y así empezamos a trabajar para poder salir adelante, porque quedamos sin nada y con dos hijos. El sr. Macaya de portal Queule, él se salvó en una lancha con su familia. Y ellos invitaban a mi padre a salir. “¡Vamos vecino, súbase a la lancha!”. La lancha no tenía motor, nada. Ellos la manejaron con un remo, pero igual salieron y se salvaron. Mi padre no quiso. Cuando vio la mar que venía, cerró la puerta y se encerró. El hombre era joven todavía... ¿cuarenta, cincuenta años? Tenía algo así, porque mi suegro murió de 48. Pero era inválido de una pierna. Cuando arrancó ya era tarde. Cuando vio el mar arrancó. El arrancó para unas de esas casas nuevas que le digo. Ella conversaba después que le había dicho: “Metámonos aquí, porque esta casa que está nueva no la va a sacar el mar porque está firme”. No, igual la sacó. Y él cuando salió en medio de un matorral –dicen los que lo salvaron, porque unos vecinos fueron a salvarlo–, que el metió su mano así, como para sacar algo y sacó a su hija enredada del pelo, la que se salvó. Vive arriba mi cuñá’. Pero mi cuñá’ no relata bien, porque no sé si todo lo del maremoto, pero no quedó bien. Estuvo muy enferma después. Mi suegra ya murió. O sea, el daño psicológico que tuvieron las víctimas fue enorme…. ¡Claro! Si fue tremendo. Si aquí vinieron unos chicos, unos jóvenes que se tiraron y los salvaron del agua a los tres. Mi suegra decía que ella sintió cuando un palo le quitó la hija. Ella no soltaba a su niñita. Tenía ocho años nomás. Ella la llevaba de la ropa firme y su manito. Pero no, un palo que le pegó tan fuerte que le quitó a la hija. Después la encontramos un poco más allá, estaba metida entremedio de unas matas. Estaba muerta. ¿Cuánto tiempo estuvieron así, encontrándose? Harto tiempo encontrándose. Porque se salía todos los días. Yo tenía que quedarme en la casa. Me fui donde unos tíos a Pirén arriba con mis hijos. Porque estaban los dos chiquitos. Mi viejo salía todos los días. Aclaraba nomás y partía con mi mamá a buscar a mi papi. A veces le pasaban caballos, otras veces tenían que venirse a pie. Todo el día andaba pa’ abajo. Recogiendo cosas que pillaba, para poder tener que comer. Ollas. Todo lo que encontraba botado lo recogía para tener algo con qué hacer comida. Cucharas habían, platos enterrados. Después cuando nosotros nos vinimos con los chicos, salían a jugar y solían pillar en los canales platos sanitos. Fue muy grande lo del maremoto…>> (Ulda Zapata Agurto, 20 años en 1960, Queule)
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Corral <<Ahí estuvimos mirando lo que era la mar, cómo subía, con un ruido espantoso, espantoso, que yo eso lo tengo grabado acá, entonces yo no puedo ir a Valdivia en lancha, porque tengo grabado ese ruido. Ya vino la primera ola, vino lenta y de ahí usted sabe que se recogió eso, se recogió, lo llevó para afuera y de ahí vino, y ahí empezó a llevar los barcos, como a chupar los barcos esos y echarlos pa’ afuera y de ahí viene la primera ola terrible de grande como revolviendo. Se mete para acá y allí llegó hasta ahí y de ahí se metió para acá, haciendo pedazo. Un barco que había ahí, andaba por la orilla del cerro, con la plumas, la gente gritaba, gritaba, gente que estaba en los segundos pisos, gritaba pa’ que la salven. ¿Quién la iba a salvar?, ¿quién la iba a salvar a esa gente? Hasta los perros ladraban todo. Ya después de eso nosotros estuvimos arriba, estuvimos hasta la noche; después cuando se rompió ese barco que quedaba por ahí, la gente empezó a salir, los marinos fueron a salir por allá por San Carlos. La gente los ayudó a sacar lo que haya por allí, por la orilla de la playa, los ayudó a sacar. Ahí tanta gente salió toda herida donde chocaban, todavía que estaba subida la mar, chocaban las balsas por ahí. Ahí se rompió el barco ese, se sintió cuando se rompió, nosotros estábamos y ahí quedamos arriba. En la noche fue toda esa tragedia. Los marinos gritaban. ¿Quién los iba a salvar? (Edita Vera González, Corral) Otra vista de lo que quedó de Corral Bajo. Las casas fueron arrancadas de cuajo violentamente para luego ser devueltos sus restos en forma de astillas saladas. Lo mismo ocurriría en Pto. Saavedra, Queule, Toltén, Niebla, Quenuir, Ancud, Maullín. Vea nº1.101, 02.VI.1960, p.17
<<Después se sintió como un ruido, algo raro y corrimos con la mamá y varios vecinos más. Eran casi puras mujeres porque los hombres estaban trabajando y fuimos a mirar y bueno, como le digo, eran esas tremendas mares, eran cerros de mar que venían y a medida que se venía acercando como que la mar venía hirviendo al parecer… (La ola) esa vino con violencia, hasta el fondo… el colegio ¿lo vieron acá o no?, porque ahí hay un monolito que dice 10 metros 20 la ola y esa pasó, la segunda pasó y sacó todo, y la tercera como que se llevó por si quedaba algo, así que, y por fuera se veía cómo iba llevando las casas
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enteras igual que embarcaciones o botes; si para abajo no quedó nada, se llevó todo, quedó todo pelao. Si ahí donde está la escuela había un teatro; no cierto que tenía platea, balcón y galería. El teatro era de madera, era de un cónsul que había aquí de Alemania en Chile, don Hans Corson, y él era dueño de todo. Era dueño de donde está la escuela, toda esa manzana, de la esquina de la escuela, hasta allá hasta el lado del gimnasio pa’ arriba, todo lo que es el liceo era de él, era de ellos, tenían allá abajo donde está la escuela, tenían el cine y arriba donde está el liceo tenían su casa habitación. Y sabe que pa’ tanto grande que fue, nunca se supo que haiga habido tanta gente muerta. Se sentía esa quebrazón de las casas, las olas sacaban las casas de los cimientos y se sentían cómo crujían las maderas y como que iban sumando, amontonando la primera ola. Y la segunda ola, esa vino con más potencia y arrinconó el fondo y de ahí sacó, sacó y salió como embarcaciones y se secó la primera ola cuando bajó, como que el agua se amontonó y entró la segunda mar, entró y esa se llevó todo y la tercera ya no quedaba nada ya, oiga, y sabe que al rato después una tremenda calma, como que nunca hubiera pasado nada… Quedamos aislados, no había camino por tierra, era peligroso cruzar la Bahía. Llegaban helicópteros de repente y ya con el correr de los días empezaron a llegar barcos aquí y la gente se comenzó a ir. Yo me acuerdo que la gente se iba; se iban familias enteras a Valparaíso. Los que trabajaban en Altos Hornos se fueron a Huachipato, arriba a Talcahuano, otros se fueron trasladados a Huasco y en las oficinas quedaron las ruinas, ahí botadas, así que fue algo impactante. Yo no me he olvidado, es imposible olvidarse.>> (Aldo Santibáñez, 12 años en 1960, Corral) <<Nosotros éramos excursionistas, éramos jóvenes y hacíamos excursiones todos los veranos y por la cordillera, y entonces por la cordillera de la Costa. Entonces, nosotros decidimos ir a ver cómo había quedado Pilolcura. Fuimos a Pilolcura seis meses después, ¡uh! la gente estaba aterrorizada, no quería bajar ¡aterrorizá’!, y nosotros instalamos nuestro campamento al lado de abajo ahí y como a las cinco de la tarde bajó una señora y dijo: “Jóvenes, váyanse de aquí porque el mar está malo, de repente sube y llega hasta arriba” dijo. “Del terremoto” dijo “que está así”. “De repente vienen olas grandes y se mete hasta acá arriba”. Así nosotros, como Pilolcura tiene una entrada así media encajonada, así, y estaba pelada la montaña con una cierta altura hacia abajo, bastante alta, muy alta, nosotros nos preguntábamos si hasta allí había llegado el mar y hasta allí llegó. ¡Tremenda altura! Esto estaba a metros calculado. ¡Claro! ahí golpeó el mar y se notaba el peladero como estaba ahí: ningún árbol de ahí pa’ abajo, estaba totalmente pelado. Ahora en la playa habían pedazos de casas, habían muebles que sé yo, cualquier cantidad de cosas en la playa ahí en Pilolcura, pero como la gente tenía temor de bajar, quizás qué es lo que habían visto que ellos estaban aterrorizados… (Pablo Pérez, bombero, 23 años en 1960)
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Alepúe <<Yo me asusté harto, empece a clamar según mis ideas de mapuche (comenzó a orar en mapudungun), le rogaba a Dios que nos salve y así íbamos para adentro y encontramos el primer oleaje que ya venía caminando para tierra. Después vino otro más alto y al final vino un cerro de mar, nosotros bogábamos y otros compañeros de pesca levantaron velas para huir más rápido y vino esa ola tan grande no se cuántos metros de altura, yo pensaba para mis adentros ¡Hasta aquí llegamos! El bote que levantó velas iba delante de nosotros y lo miramos para arriba y se veía como una mesita chiquita y en la tumbada del otro lado, se ladeó la vela y se dieron vuelta. Cayeron los tres que iban en ese bote, incluso, uno se enrolló en la vela. Nosotros, tratamos de salvarlos, empezamos a sacar al que estaba en vuelto en la vela, costo más para desenvolverlo, ahí completamos seis en el bote. Con el botecito cargado, seguimos arrancando para mar adentro. Pasó la ola grande y quedó tranquilo el mar, arrancamos hasta que vimos que no había más oleaje. Como teníamos los ojos sanos, miramos cómo los botes sueltos se iban como flechas para Pelluco sin tripulación. Pasamos un susto muy grande. Remamos a tierra otra vez, yo seguía clamando a Dios en mapudungun. Nos acercamos a la orilla y llegamos a unos roqueríos parados, no pudimos atracar y un compañero pescador más ágil salto del bote y se agarró de las rocas; si se largaba caía al agua. Yo me afligí y traté de hacer lo mismo, cuando el bote se pegó a los roqueríos salté y subimos los dos... Quedé sin ánimo, llegué donde unos parientes. Toda la gente estaba en la pampa, no quedó nadie dentro de las casas; la gente se fue a dormir a los cerros, los vecinos se juntaban haciendo grupos.>> Cipriano Lienlaf Paillán, 29 años en 1960, Alepúe Alto (Saldivia; 2008, p. 11-12) Localidad costera de Mehuín tras el maremoto, Provincia de Valdivia. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
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Chan Chan <<Con mi familia decidimos subir a un cerro que antiguamente le llamaban Chen-Chen, vimos como el mar se recogió, cuadras y cuadras para adentro, se vio pura piedra en el fondo del mar y cuando se vino alcanzó el golpe hasta afuera (se refiere a la playa) ahí fue cuando se perdió una familia entera de un caballero de apellido Martínez que vivía en la Península. Vinieron tres olas grandes, pero, después continuaron marejadas. Todos los vecinos nos juntamos en el cerro y pedíamos a Dios que esto terminara.La primera noche dormimos en el cerro, después, pasábamos solo el día y en las noches dormíamos en la casa. Mi esposa vino a tener una guagua el 24 de Mayo. Días después, recuerdo que en la pampa de Maiquillahue se hizo un nguillatún, para que calmara los temblores. Se juntó mucha gente. Con el maremoto la playa se corrió para afuera (se refiere a que el ancho de la playa se redujo), había un cementerio de Panguimeo, de los Alba, que se tapó de arena.>> Alejandro Martin, 24 años en 1960, Chan-Chan (Saldivia; 2008, p.13)
DESAPARECIÓ LA CALETA HUEICOLLA En la barra de Río Bueno se encuentran destruidas las casas de la ribera sur. En el lado norte de la ribera hay casas habitables, en especial en el sector de la Hacienda Venecia. En la caleta Lamhuapi desaparecieron todas las casas e igualmente en Caleta Hueicolla. Hay 450 personas sin casa, las que fueron aprovisionadas por el vapor Laja, de víveres y vestuarios. Faltan frazadas y ropa.
EXTENSA ZONA DE LA COSTA ESTÁ SERIAMENTE DAÑADA POR EL SISMO Hemos conversado con el señor Anselmo Cárdenas B., que reside en la zona de la costa, y nos ha informado que la catástrofe que causó el sismo en los sectores de Chauco, Pucopio, Las Juntas y Cofalmo, es de incalculables proporciones. En toda esa zona existen unos tres mil habitantes que han quedado sin hogar, debido a que el terremoto dejó en estado inhabitable todas las construcciones. Nos citó el hecho de que la isla de Heriberto López se hundió en las aguas una buena parte. Se ven sólo las puntas de los álamos, que afloran en el mar. Los caminos y los puentes están totalmente destruidos. Los damnificados esperan una pronta ayuda de las autoridades de Osorno. (La Prensa de Osorno, 30 de mayo de 1960, p. 2)
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El Terremoto y Maremoto de 1960 en otras Regiones de Chile Aun cuando esta investigación se centró en lo sucedido en Valdivia y sus alrededores, no podemos dejar de mencionar, aunque sea de manera somera, al menos algunos ejemplos de la destrucción y daños ocasionados por esta catástrofe más allá de Valdivia, que se extendió por cientos de kilómetros a lo largo y ancho de nuestro país. Revisemos los diarios y revistas de la época que mencionan en detalle lo informado por sus corresponsales o enviados especiales a las zonas más afectadas.
Maullín ES DESOLADOR EL CUADRO QUE OFRECE MAULLÍN DESPUÉS DE LA CATÁSTROFE Un relato vivido de nuestro corresponsal MAULLÍN (Maldonado Jiménez, corresponsal) El violento terremoto del 22 del presente tuvo los caracteres de una verdadera catástrofe en Maullín. El pánico fue indescriptible. Al movimiento sísmico se añadió el maremoto que barrió con la ciudad, en gran parte. Olas enormes de 18 a 20 metros de altura avanzaron hacia la ciudad, mientras los habitantes despavoridos huían hacia la parte alta. Las casas fueron arrancadas de cuajo por las aguas. Se estima que fueron lo menos treinta viviendas las que se llevó el oleaje. Familias sin hogar Todo el pueblo se encaminó hacia el cerro Tentén, con la poca ropa que habían salvado. Allí prendieron grandes fogatas durante la noche, mientras llovía con intensidad. No quedó ni un solo muelle, pues fueron llevados por las aguas, el espectáculo que presenta la ciudad es verdaderamente dantesco. Dady destruido Tal vez el distrito más afectado por las aguas sea “El Dady” donde las víctimas fueron más numerosas. Todas las casas que existían en ese lugar fueron barridas por las aguas. Árbol Salvador Las personas que en el citado lugar no alcanzaron a salir subieron a los árboles y arriba de ellos pasaron la noche. El siguiente día llegaron a la ciudad. Las víctimas Hasta el instante se conoce la muerte de 18 personas, entre las cuales se anotan a los siguientes: Ramón Atala, Gabriel Mansilla, Elena Mansilla, Alicia López, Domitila González, Manuel Gómez, Antonio Cubatte Rutte, Luis Cornejo, Helia Cubatte, Luis Cornejo, Rosa Mansilla, Sergio Cubatte, Irma Cubatte, Nelly Mansilla, Enedina Mansilla, Susana Vera 4 años, Jorge Altamirano, Andronico Vera y familia. Maullín Incomunicado La ciudad se encuentra incomunicada. Su red caminera sufrió graves daños. Fueron dañados los siguientes puentes: El Rey, Piquitrin y Curahué, ubicados en el camino de Maullín a Carelmapu.
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Numerosas oficinas fiscales sufrieron graves deterioros, siendo las más afectadas el Registro Civil e Identificación, pues el local que ocupaban fue arrancado de su sitio. Se estima que los archivos se los llevaron las aguas. Otra de las afectadas es la Oficina de Correos y Telégrafos. El local que sufrió graves daños no puede ser habitado. Este servicio está funcionando en la Municipalidad.
AYUDA Un grupo de vecinos, encabezados por e señor Ramiro Gutiérrez, el Comisario y el teniente de Carabineros se ha dado a reunir víveres para los damnificados que se albergan en las casas de algunos vecinos y en las Escuelas Públicas. El comercio ha ayudado en forma desinteresada en esta tarea, como asimismo Caritas. Todos los alimentos están siendo distribuidos en la Oficina Departamental de Educación, por el jefe señor Juan de Dios Salgado Gatica. LA PRENSA irá informando de la situación de Maullín venciendo el aislamiento en que se encuentra esta región, pues recién comienzan a llegar vehículos. (La Prensa de Osorno, 30 de mayo de 1960, p. 2)
Pto. Montt Pto. Montt agoniza bajo el golpe sísmico. Fundada en 1883 y habitada por 19.000 personas, sufrió daños incalculables. Las solas instalaciones del puerto sufrieron perjuicios por diez mil millones de pesos. El sesenta por ciento de sus casas fueron arruinadas por el terremoto. El Hotel Pérez Rosales (costó mil millones de pesos), que debía ser inaugurado en estos días, debe estar ya dinamitado, pues quedó peligrosamente deteriorado. Se calculan las bajas en cien muertos. Hay diez mil personas damnificadas y dos mil vagan por las calles sin tener dónde alojar. Los liceos albergan a numerosas familias sin hogar. Falta comida y la que hay ha sido objeto de especulación… (VEA Nº1.101, 02 de junio de 1960)
MORTAL GOMA BORRÓ LA REGIÓN DEL TURISMO Puerto Montt
El diputado Raúl Aldunate Phillips resumió así sus impresiones sobre Puerto Montt: “Sin electricidad ni agua potable. No había agua ni para llenar las barrigas de los barcos de auxilio. Sin telégrafo ni radio. Pero era un ejemplo de buen orden, mantenido, en gran parte, por los bomberos de Bertoldo Binder y Alberto Román y los militares, dirigidos por el comandante Almazábal. Carabineros y demás autoridades también cumplen sus misiones con abnegación y eficiencia. La mitad de las casas (salvo las de los cerros, que son de madera) quedaron inclinadas o ladeadas; las de cemento están profundamente agrietadas. El mar recuperó lo que el hombre habíale quitado: el molo de contención, las costaneras. El Hotel de Turismo (próximo a inaugurarse y que costó mil millones de pesos) tendrá que ser demolido. Las enormes grúas y casas aduanuales también fueron arrebatadas por el mar. (Ercilla Nº 1306, 1 de junio de 1960, p. 5)
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Ancud El diputado Raúl Aldunate, que viajó a Ancud, resumió así sus impresiones para ERCILLA: “La topografía y las cartas marinas van a tener que cambiarse cuando, en el futuro, se refieran al canal del Chacao, donde pronto se contará con el esperado ferryboat. Cuando llegamos a Ancud vimos todo inundado. El puente Pudeto, de 3 kilómetros de largo, ya no existía; las casas alrededor del aeródromo habían desaparecido. El recinto de las exposiciones rurales de Chiloé fue borrado por el mar. Prácticamente, la Intendencia ya no existe y se encuentran en ruinas las que fueran las majestuosas casas de antiguas familias. Del nuevo mercado sólo queda una parte del techo en el suelo, simulando una araña. El muelle fue lo primero en desaparecer. También fue engullida una doble fila de casas que bordeaban la calle Serrano y la avenida Quintanilla. Parece ser que esta pobre gente, cuando sintió el terremoto, huyó hacia sus botes, siendo tragadas por la fatídica tercera ola. Sobre este amargo punto, el director del diario “La Cruz del Sur”, Pbtro. Abel Macías, dijo: “Creo que allí desaparecieron entre 500 a 600 personas. Yo los vi subirse a sus botes y temo que hayan corrido la misma suerte que los de la lancha “Gloria”. Según mis informaciones, en Quetalmahue se hicieron a la mar 150 botes, que actuaban en las faenas ostreras. Ojalá algunos de ellos encontraran refugio en otros lugares costeños”.
Torre de la catedral de Ancud en el momento de su caída. La catedral tuvo que ser demolida días después del desastre. Archivo DIBAM.
CATEDRAL DE ANCUD CONDENADA A MUERTE La bella y maciza iglesia episcopal de Ancud, una de las más importantes del sur, se agrietó completamente. Un cordón policial impidió acercarse a ella para orar. La Catedral será dinamitada. Es imposible salvarla.
LOS PIQUETES Médicos y enfermeros del transporte “Pinto” formaron la primera patrulla sanitaria que llegó a Ancud, a las 10 horas del miércoles 25 (de mayo). Se dividieron en piquetes de 5 personas que examinaron a los damnificados e inspeccionaron la naturaleza y estado de los alimentos. No encontraron indicios de epidemias. En la tarde fueron construidas las letrinas. Nuestro reportero gráfico Hugo Donoso sintetizó sus impresiones: “El cuadro es desolador. Los sobrevivientes me parecieron silenciosos y fríos; amargados, pero tranquilos. La verdad es que el chilote es un ser especial, acostumbrado a toda clase de rigores. Sobrevolé la población de Pudeto, que fue la más damnificada. Prácticamente fue borrada del mapa. El mar se llevó todas sus casas. En Ancud se decía que el número de muertos ascendía a 10, pero sólo los desaparecidos deberán llegar a los 300. (Ercilla Nº 1306, 1 de junio de 1960, p. 3-4)
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Emigración en Ancud. El maremoto sembró el pánico en Ancud. Seiscientas familias de esta ciudad emigraron a Castro en carretas y a caballo. Hicieron la larga caminata de 90 kilómetros con sus mujeres, sus niños y sus enfermos, en busca de un refugio más seguro. Muchas mujeres embarazadas dieron a luz en pleno camino, en medio de torrenciales lluvias… ahora se teme que caigan entre los pobladores epidemias de broncopulmonía y pulmonía… (Vea Nº 1.101, 2 de junio de 1960, p. 15)
Castro En Castro no hubo inundación, pero sí un enemigo tan encarnizado como el agua: el fuego. Inmediatamente después del terremoto de la tarde del domingo 22, se desencadenaron incendios en diferentes puntos de la ciudad, reduciendo a cenizas el 60% de las casas. EN LA FOTO: vecinos corren a sofocar un siniestro en la calle principal de Castro. (Ercilla Nº 1306, 1 de junio de 1960, p. 2)
Damnificados asilados en una escuela de Castro. La cocinera voluntaria, Estela Aguilar, chamusca un pollo con el cual preprará una olla común. LIFE en español, 11.VII.1960, p.20.
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Inmediatamente
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8. INMEDIATAMENTE DESPUÉS Solo instantes después de ocurrido el sismo, ciudades y pueblos enteros estaban por el suelo, definiendo un escenario desgarrador. Los derrumbes provocaron una enorme polvareda y algunos focos de incendio también generaban nubes de humo, lo que provocó un rápido “oscurecimiento” de la tarde de aquel día domingo 22 de mayo. Los escombros estaban por doquier, por lo que las calles se hacían prácticamente intransitables. Las personas estaban ante un panorama desolador. El impacto emocional y sicológico debe considerarse en su justa medida, ya que la situación era evidentemente grave. Amén de los destrozos, quedaron numerosas personas heridas, cientos de desaparecidos y otra cantidad indescifrable de muertos. Se vivieron, por cierto, momentos de terrible angustia y desesperación. Muchas personas vieron morir a sus familiares y vecinos; a otros, el destino se los arrancó de sus brazos. La ciudad destruida, inundada, sin electricidad, con un día otoñal, pero tan frío que parecía invierno. Todas las personas afectadas pernoctando en patios, calles y plazas, calentándose alrededor de improvisadas fogatas que durante la noche deben haber provocado un espectáculo terrorífico en medio de las constantes y fortísimas réplicas. Esa noche del 22 de mayo a muchos literalmente se les movió el piso, fecha que marcó un antes y un después en sus vidas, fuese donde fuese que les haya alcanzado el terremoto y sus nefastas consecuencias.
Valdivia en ruinas El cuadro que Valdivia presentó al día siguiente, era desolador. La industria estaba bajo escombros, sus caminos cortados, la Avenida Prat con todo el malecón hundido, sus servicios de comunicaciones paralizados, la vía ferroviaria destruida, su población dispersa, los sectores ribereños y del Islote anegados por la crecida del río, lanchones y remolcadores navegando a la deriva, el puente Pedro de Valdivia con los terraplenes hundidos, las calles cubiertas de escombros, el pavimento con grandes grietas y no menos de 50 muertos y 120 heridos. Quienes se aventuraban a salir de sus poblaciones, sólo lanzaban exclamaciones de asombro y amargura al ver tanta destrucción. Los menos serenos casi asaltaron la agencia de la Línea Aérea Nacional, para conseguir pasaje en el único avión que aterrizó ese día en el aeródromo de Las Marías. Centenares de personas se quedaron sin poder viajar. Otros menos resignados, trataron de salir en automóvil, pero no llegaron muy lejos… los caminos estaban intransitables. Ni el comercio, ni las oficinas públicas, ni los Bancos abrieron sus puertas. La razón era sencilla, la mayoría tenía sus edificios en el suelo o tan gravemente dañados que no se podían habitar. Importante tramos de las calles Beauchef, García Reyes, Camilo Henríquez, Picarte, Arauco, Yungay y San Carlos, estaban cubiertas de escombros y con el pavimento roto. Quedaron semidestruidos los edificios del Banco Osorno y La Unión, el Teatro Alcázar, el Hospital Regional, Banco Español, establecimientos comerciales del edificio del Obispado, Banco de Valdivia, Papelera de Chumpullo, Banco de Chile y otros.
Calle Ramón Picarte. Autor desconocido
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Totalmente destruidos quedaron los edificios de la Cía. Cervecerías Unidas, Fábrica de calzados Weiss, Iglesia Evangélica Alianza que sepultó bajo sus escombros a ocho personas; Edificio Kaehni, Prosem, Saavedra Bernard, Club “Hijos de Chiloé” donde murieron aplastados por una pared Marisol Aravena de 3 años de edad y Emilio Kunz, de 37 años; Sindicato Cía. Cervecerías Unidas que aplastó a dos personas; Confitería Sur, Restaurante La Bomba, Café Rigoletto, Fuente de Soda Haití, Casa Francesa, tienda de calzados Rudloff, Casa Jiménez, Frutería “El Canario”, Almacén de artículos eléctricos de Augusto Helle, La Municipalidad, el Gimnasio, el Liceo de Hombres, y tantos otros que sería largo de enumerar.” (Olave, 1960, p.17-18) Muchas personas tuvieron que arreglárselas con lo que tenían a la mano, estando la mayoría de las casas en el suelo o casi completamente destruidas. Por otra parte, el temor mantenía a la gran mayoría de los habitantes afectados durmiendo en los patios, calles o plazas de la ciudad. <<Así que después, como a los tres días, ¡se descarga una lluvia! Y nosotros durmiendo en el patio en una mediagua que cayó. Ahí arreglamos dormitorio. ¡Qué íbamos a entrar arriba poh! Hasta la escalera del fondo se fue abajo. Le dije: “Papá, aquí vamos a arreglar dormitorio mientras esto se soluciona”. Ahí arreglamos dos camas en esa pieza, que era una piececita que mi mamá la ocupaba siempre para dejar harina, víveres pal’ invierno. Esa cayó enterita, porque era como un agregado que había atrás... Cayó sentada la pieza y ahí nos sirvió de dormitorio. Así que yo arreglé ahí un poco; cocinaba en un brasero, y así estuvimos esos días… Los árboles frutales del patio aguantaron, todos quedaron ahí. El único que cayó fue un manzano viejo, que era un manzano silvestre. Así que cuando se largó la lluvia nos desesperamos. Fue diluvio eso.>> (Carmelita Ojeda Leveque, modista, 38 años en 1960, Isla Teja) El terremoto sorprendió al senador de la república, Aniceto Rodríguez, en gira por la provincia de Valdivia, recorriendo diversas localidades, como Lanco, Valdivia y la costa valdiviana. El político permaneció en la zona y pronto comunicaría formalmente su impresión de los hechos a los honorables ante la cámara del Senado. De regreso a Valdivia, en la misma tarde del terremoto y de la tragedia marítima, de inmediato me apersoné al señor Intendente de la provincia y al Jefe de Plaza para expresarle mi más amplia e incondicional colaboración. Allí pude ver, cómo particularmente el Cuerpo de Bomberos, con su abnegado espíritu altruista y la colaboración de siempre, realizó el salvamento de numerosas personas. Al igual que en toda la zona devastada, el Cuerpo de Bomberos se ha ganado el reiterado afecto y cariño de la población chilena, porque sus voluntarios no han dormido, no han descansado ni han tenido un minuto de reposo para socorrer a las víctimas… y lo que ha ocurrido en Valdivia, estoy cierto que se ha repetido en todas las provincias damnificadas… Igual cosa ha sucedido con las Fuerzas Armadas y con Carabineros… (senador Aniceto Rodríguez en Olave, 1960, p. 75)
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Pero en medio de toda esta desolación hubo una serie de reacciones de parte de la ciudadanía y de las diversas instituciones organizadas de la ciudad.
LA LABOR DE LOS BOMBEROS Chile es uno de los pocos, sino el único, lugar del mundo donde los bomberos realizan un trabajo absolutamente voluntario. Y Valdivia tiene una de las más antiguas tradiciones bomberiles de nuestro país, siendo su Cuerpo de Bomberos fundado el 12 de febrero de 185337. En 1960, ya existían al momento del sismo las mismas nueve Compañías de Bomberos que hoy existen en nuestra ciudad, así como en poblados vecinos de toda la provincia. Los días posteriores al terremoto y maremoto su trabajo fue realmente impresionante, significando una valiosísima ayuda, reconocida por todos los sectores de la sociedad, desde el momento mismo de la catástrofe. Los bomberos se sacaron un 7 por su abnegación ilimitada y siempre voluntaria. Día y noche no descansan y realizan las tareas más disímiles. Como los urinarios y demás servicios higiénicos se taparon, ellos llevaron sus poderosas mangueras para limpiar, drenar y regar. (Ercilla Nº 1.309, 22 de junio de 1960, p.18)
Acerca de la labor de bomberos, una valdiviana hace memoria: <<Aquí nosotros volvimos cuando vinieron los bomberos a lavar las casas. Los bomberos estuvieron una semana para limpiar todas estas casas del pasaje. Pero no todas tampoco, porque desde Martínez para allá no se inundaron.>> (Atlántida Bozzo, dueña de casa, Barrios Bajos, Valdivia) Además de sofocar los amagos de incendio en el momento inmediato del sismo con los escasos medios existentes, los bomberos realizaron durante un largo periodo una serie de labores de notable compromiso social, dejando incluso de lado sus propias familias en su afán de colaborar con su comunidad. Ayudaron a rescatar a los sobrevivientes directamente de los escombros cuando la tierra aún se movía con fuertes réplicas –las que continuaban la destrucción de las edificaciones ya fracturadas– poniendo en serio riesgo sus propias vidas. Sus carrobombas actuaron de ambulancias, repartieron agua potable, distribuyeron alimentos en coordinación con el Ejército y las autoridades locales; realizaron remoción de escombros, ayudaron a organizar a la población y fueron un notable apoyo práctico y moral permanente, al tiempo que demostraron arrojo cuando la situación lo requiso. <<Todos los bomberos de esa época hicimos una labor que nos enorgullece, porque como le digo, fuimos los primeros de los uniformados en salir a la calle. A los diez minutos después estábamos trabajando en las casas. Cuando uno se compromete a algo tiene que hacerlo, pues –y menos mal que teníamos la capacidad institucional del Cuerpo de Bomberos–, 37 http://www.bomberosvaldivia.cl/
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Bomberos de la 3ª Cía. de Castro ante su cuartel destruido. LIFE en español, 11.VII.1960, p.18-19
porque actúo en forma bastante responsable. Y como le digo, bien puesto como se puede decir en lo que nos correspondía. Poco mencionan en los libros o en las cosas que se dicen, poco mencionan a los bomberos, pero como fui bombero en esa época yo le estoy contando esto porque resulta que hay muchos de mis ex colegas que yo creo que les gustaría escucharlo también, porque todos nos pusimos las pilas y todos trabajamos como un solo hombre desde la comandancia para abajo. Todos trabajamos como debería haber sido y de eso me encuentro orgulloso de haber sido bombero y de ahí siguieron los muchachos cumpliendo, ya ve usted, nuestra labor gratis, voluntaria. Incluso fíjese otra cosa que le quiero mencionar: estábamos dándole agua a la barcaza ecuatoriana que nos trajo ayuda y uno de los suboficiales nos preguntó: “Se nota que están re cansados jóvenes” dijo. “Harto cansados estamos” le dije. “Pero, ¿les están pagando sobretiempo a ustedes? No me van a decir que no les pagan”. “No, somos voluntarios”, le dijimos. “Y cómo una institución tan bien organizada”, dijo, “porque nosotros los hemos visto aquí. Allá en Guayaquil, si no les pagan, no van a apagar los incendios” dijo. Así nos dijo el suboficial. Incluso habían muchos de nuestros colegas que estaban enfermos que –no ve que donde dormíamos medios mojados–, entonces los resfríos eran comunes ahí. Y así, con todo, trabajábamos… Incluso es destacable la labor que cumplieron las señoras, la que estaba a cargo era la esposa del capitán de la 7° Compañía, en organizar los almuerzos para los bomberos que nos encontrábamos haciendo labores.
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Estábamos tan ocupados... Imagínese nosotros nos desocupábamos a las dos de la mañana y a las cinco teníamos que estar en pie de nuevo, cansados. Llegó un día que no sabíamos ni en qué día estábamos, totalmente cansados. ¿Y cuánto tiempo don Pablo estuvieron con ese ritmo de trabajo? Más de un mes y medio, yo creo que dos meses, después ya se calmó la cosa ya.>> (Pablo Pérez, bombero, 23 años en 1960)
<<Ya todo Valdivia estaba en el suelo: había caído el Centro Español, el Cuartel de Bombas había caído, teníamos una torre con cuatro relojes. La gente estaba toda asustada, sin casa, porque cayeron los cortafuegos sobre las casas más chicas, entonces las destruyeron. La calle Picarte estaba toda destruida, era un desastre. Yo ahí me fui al departamento y me puse el uniforme de bombero: a las siete de la tarde ya estaba uniformado. Dejé a mi familia segura y me fui al centro. Nos presentamos y trajimos nuestros carros de abajo en la calle Miraflores y los dejamos en la plaza para todo servicio. Así que nos avisan al rato que hay una persona atrapada en un edificio que estaba frente adonde hoy día esta la Gobernación Marítima. Entonces nos encargaron sacarlo. Empezamos a estudiar cómo sacarlo. Lo llamamos, respondió y nos dijo que estaba atrapado desde abajo. Le pedí permiso a mi capitán para sacarlo. Le recordé que yo sabía lo que era estar atrapado –por mi experiencia del terremoto del 39. “Ya poh”, me dijo, y así que me acompañó un voluntario más. Se nos hizo de noche, y estábamos sacándolo así, a mano limpia nomás, sacando escombros, llamándolo. Después pedí que me llevaran algo para alumbrar… Me llevaron velas, hice un túnel como de cuatro metros y en el intertanto venían las réplicas que eran prácticamente terremotos, porque eran tan grandes que el edificio se iba moviendo hacia el río y cada vez que venía una réplica iba volcándose más. Entonces yo temía que se vaya de una vez con el otro hombre debajo… y quedáramos sepultados ahí. Llegué donde él como a la una de la mañana. Así fue ese rescate.>> (Álvaro Inzunza Alvarado, bombero y profesor normalista, 36 años en 1960)
Corraleños haciendo colas en busca de ayuda. Vea nº1.101, 02.VI.1960, p.17
En ciudades como Corral, la labor coordinada de militares y bomberos también fue fundamental. Revisemos este relato: <<Así que ya, entonces al otro día pasamos esa noche, todos ahí, en un lugarcito nomás, pues. Gente que nos daba. Yo no tenía ni un paño pa’ mi guagua, así que llegó una señora y me pasó unos trapos ahí, lo arropé. Y de ahí estuvimos todo ese día. Al otro día, al segundo día, nos vinieron a dejar alimento, que vinieron los militares y sacaron las cosas del único almacén que queda ahí a la subida. Lo abrieron porque la señora había cerrado. La señora cerró, ni siquiera para dar agua, entonces los militares abrieron eso, el negocio, y empezaron a… sacaron todas las cosas y las llevaron a la 1° Compañía de Bomberos y ahí empezaron los bomberos a repartir las cosas y los militares. Ahí recién tuvimos comida. No había luz, no había nada. Ya, entonces ahí empezaron a.. claro que había que ir a hacer como una encuesta. Uno que tenía guagua lo primero que pedía era leche. Ahí nos daban, nos repartían, porque pa’ tantos no alcanzaba lo que habían rescatado del negocio. Y ahí igual el pan, la gente que quedaba con casa hacía pan y le daba a la gente. Sabe usted que al tercer día, cuarto día había, en Quitaluto, había una población arriba. De
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ahí se fueron hartas personas. De ahí empezaron a hacer comida, fueron a matar corderos que llevaban en el campo, estaban y hacían su olla común. Pero todos así con ropa hacían sus camas, eso duró harto tiempo, dormíamos así nomás todos amontonados. Gracias a Dios que estaba esa población, si no es porque después, segundo día, tercer día y ahí vino la lluvia. Porque hasta ese momento Dios tuvo, suerte que no llovió, porque la gente cómo lo iba a hacer… Estaban afuera durmiendo, así que ahí un vecino ayudaba al otro y así empezó la ayuda. Estuvimos harto tiempo, porque, sabe, que no se podía pasar. Yo tenía a mis padres allá en San Carlos, tenía mis papás, no se podía pasar, crecía el mar. Entonces algunas personas pasaban por el monte para allá, en una parte de San Carlos lejos, no sé cuánto tenían que caminar para allá. Así que allá, mi papá vino como a los quince días para acá a dejarme algo, pero nosotros estábamos durmiendo con, como le digo, todos así amontonados. No era una familia, éramos varios, varias personas que estábamos ahí en ese lugar y así en tantas casas; sí, toda la gente. Pero la gente fue humanitaria, sí, porque el ver eso ayudó a los otros. Claro que las otras personas se arrancaban, porque pensaban que podía venir otra cosa más grande.>> (Edita Vera González, Corral)
Niños a pies descalzos eran parte de la normalidad en Chile en 1960. El desastre evidentemente aumentó su vulnerabilidad. Vea nº1.103, portada del 16.VI.1960
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La abnegada labor de bomberos también la destaca el historiador español (chileno por adopción) Leopoldo Castedo en su libro Hazaña del Rinihue: Los bomberos iniciaron el mismo día del terremoto incansables y encomiásticas tareas; entre muchas otras, las del traslado de los damnificados a las partes más elevadas de la ciudad y, sobretodo, el reparto de agua. Por cierto, necesario era albergar a unos treinta mil desposeídos, vale decir, casi la mitad de la población de Valdivia. Para ello se llevaron a cabo urgentes programas para la habilitación inmediata de abundantes rucas con armazón de madera en forma de “A”, la más adecuada por su estructura triangular y el poco peso para resistir las interminables réplicas del terremoto que remecían la tierra tres o cuatro veces al día… (Castedo, 2000, p.68) Los bomberos de todas las zonas afectadas fueron fundamentales en levantar el animo de sus conciudadanos a través de su eficaz y rápida ayuda a su comunidad. Aquí un voluntario entrega alimento caliente a sus afligidos comensales en una improvisada olla común al aire libre. Vea nº1.101, 02.VI.1960, p.14
También otras instituciones sociales solidarizaron prontamente con la ciudad y el país.
CRUZ ROJA VALDIVIA CUMPLE TAREA CONFORME FINALIDAD Una intensa y abnegada labor ha venido cumpliendo durante estos días de extrema necesidad colectiva la Cruz Roja de Señoras de Valdivia. La presidenta de esta institución Sra. de Butendleck, varias damas integrantes del directorio y demás colaboradores, mantienen diversas urgencias y valiosas prestaciones asistenciales en la sede de calle Beaucheff N°801. En efecto, según se ha podido comprobar la Cruz Roja esta prestando los siguientes servicios. Vacunaciones entre 60 diarias como promedio. Distribución de leche, alimentos y ropas. Tales ropas corresponden a las donaciones de auxilio recibidas de diversas organizaciones de la Cruz Roja del país. Y como siempre, atención médica. El cumplimiento de esta tarea ha significado una ardua labor de parte de las cruzadas valdivianas, ayer por ejemplo las prestaciones debieron finalizar alrededor de las 20:30 hrs tanto por luz eléctrica en el local de la institución como por agotamiento de las personas dedicadas a tan larga faena que se ha extendido durante todo el día en el curso de la semana. Una eficaz cooperación han prestado ya 12 enfermeras de la Cruz Roja que llegaron ayer desde las comunas de Las Condes y Providencia de la Capital. También se encuentra… uno de los dirigentes máximos del Comité Central de la Cruz Roja Chilena quien ha venido a informarse del cuadro real de la situación existente en nuestra ciudad, de la labor que se está desarrollando y de la adopción de medidas para el envío desde Santiago de nuevos aportes de auxilio. Cabe mencionar también que desde Temuco llegó un contingente de ayuda de la Cruz Roja de esa ciudad no obstante allí también el sismo produjo sus efectos y creo dramáticas necesidades. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960)
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La reacción de las autoridades
A las pocas horas de sucedido el megasismo, la principal autoridad local, representada por el intendente de la provincia de Valdivia, don Víctor Kunstmann, tomaría una decisión bastante cuestionable: imponer el Estado de Sitio en toda la ciudad. Esta situación, amén de ser una medida absolutamente absurda e inconstitucional, fue duramente criticada por otras autoridades y representantes de la sociedad civil. Los medios de comunicación dejaron en evidencia el descriterio de dicha medida tan extrema en momentos que la ciudad se encontraba prácticamente destruida y con la mayoría de su población necesitada de ayuda urgente. Las personas de las zonas afectadas estaban tan asustadas, que nadie se atrevía siquiera a entrar a sus propias casas, por lo que debían pernoctar a la intemperie en pleno invierno durante varias noches. Enseguida, la primera medida del Intendente fue dictar, insólitamente, tal vez mal aconsejado, un decreto inconstitucional de Estado de Sitio, recomendado tal vez por su Secretario-Abogado, en que establece la Ley Marcial, hace funcionar tribunales militares y pone en vigencia el toque de queda. En esas horas de dolor y tragedia, no había más imaginación que para adoptar, inexplicablemente, medidas punitivas, y en esa tarea se destacaba nada menos que el Rector de la Universidad Austral38, nombrado para estos efectos Comisario de Prensa e Informaciones, a quien, abismado, hube de escuchar en la Intendencia proponiendo sólo censuras y sanciones. En la reunión que precipité en la misma Intendencia, expresé que una población que se encontraba en la calle o en los cerros, pidiendo velas para alumbrarse y leche para sus niños, no requería de medidas punitivas, y que era necesario reemplazar la bayoneta por la pala para remover los escombros.” El discurso del senador Aniceto Rodríguez39, fue extenso y bien documentado. Hizo luego una alegoría del valor de la gente del Sur, un balance de los daños humanos y materiales, y presentó finalmente un plan de emergencia, señalando las medidas más inmediatas que se debían tomar para llevar ayuda y tranquilidad a las vapuleadas regiones sureñas. Su intervención provocó impacto emocional y el cable al transmitir la síntesis de su discurso a la prensa extranjera, permitió conocer en el exterior con mayor profundidad la tragedia chilena. (Olave, 1960, p. 77)
38 Se refiere al primer rector de la UACH, Dr. Eduardo Morales, quien fue precedido en el cargo por Víctor Kunstmann. 39 Aniceto Rodríguez, Senador de la República, pertenecía al Partido Socialista, que conformaba por ese entonces una coalición política de partidos de izquierda denominada FRAP (Frente de Acción Popular). El FRAP se transformaría en la Unidad popular (UP), que llevaría en 1970 al primer presidente socialista del mundo elegido por vía democrática, Salvador Allende, quien a la sazón ocupaba el mismo cargo de senador que Rodríguez.
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Existen varios relatos que mencionan que, sumadas a la réplicas nocturnas, se sentían balazos por distintas partes de la ciudad… Las autoridades enviaron a los carabineros y militares a resguardar el orden público, los que realizaban intensos patrullajes durante la noche. Era un ambiente muy particular, ya que el solo hecho de imaginar a numerosas familias viviendo y pernoctando en las calles y plazas de la ciudad, con los pocos enseres que lograron rescatar de las ruinas de sus casas, genera una imagen desgarradora que habla de la fragilidad humana y social. En esas circunstancias hubo personas que se dedicaron a robar a otros que no tenían precisamente de sobra. <<Un día que nosotros estábamos en el bajo, que estaba lleno de agua, iba pasando un bote por donde estaba prohibido y se le llamó la atención. Estaba prohibido bajar desde Aníbal Pinto a los barrios bajos. Entonces, un teniente de Ejército le ordenó que regrese. No quiso, siguió no más. Él le repitió la orden: “¡Regrese!”, y no hizo caso. Finalmente le dijo al conscripto: “¡Apunte!”, y le dispararon. No le dio, pero el fulano volvió tan rápido… Igual que en Chillán hubo toque de queda y se escuchaban los disparos por la noche. Nosotros teníamos que alumbrarnos con linternas el casco así para que no nos confundieran, porque nosotros teníamos uniforme de cuero de color negro.>> (Álvaro Inzulza Alvarado, bombero y profesor normalista, 36 años en 1960) Las primeras noches se confundían los sonidos de los rezos y cánticos de los evangélicos con los aullidos de los perros y algunos balazos a la distancia con el eco propio de la soledad nocturna. Pero hubo casos extremos publicados por la prensa de la época que aluden a situaciones mucho más conflictivas y absolutamente cuestionables.
FUSILADOS SON SOLO 7:
NUEVOS ANTECEDENTES SOBRE BALEO DE LA POBLACIÓN EN EL SUR. El gobierno ha amenazado incluso con instruir procesos a los diarios que publiquen informacional sobre los baleos de la población que se han producido en el sur. Como se ha informado, en numerosas ciudades donde se ha establecido el toque de queda, todo habitante que ande por las calles, corre peligro de recibir varias balas en el cuerpo, porque el Ejército dispara sin muchas vacilaciones. El Gobierno ha tratado airadamente de desmentir el hecho. Pero los antecedentes son muchos y los testigos también. Vamos a proporcionar algunos antecedentes nuevos en relación con este hecho, para dificultarle un poco más al Ministerio del Interior su tarea de torcerle la nariz a la verdad. Son muchos ya los antecedentes que se han publicado sobre este hecho. pero hay algunos nuevos que vamos a señalar: Cuando los periodistas de Santiago le preguntaron al Director del Cementerio de Castro si era cierto que habían fusilado a 27 personas, el funcionario respondió: “ésa es una mentira. Jamás
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se ha fusilado a tantos. Los fusilados son solamente 7 y para que vea que les digo la verdad ahí están las tumbas” Acto seguido, mostró las tumbas y un reportero gráfico aprovecho de tomar la correspondiente foto hasta hoy no publicada, seguramente por la orientación del diario que el reportero representaba. El periodista Rigoberto León, que acaba de regresar del sur, afirma que en el diario “La Prensa” de Osorno, apareció el martes pasado un aviso que decía “La Comandancia de Armas informa que al ciudadano que después del toque de queda se le sorprenda transitando por las calles y se le de orden de ALTO deberá contestar FIRME. Quien no responda será baleado” El enviado especial de VISTAZO, Togo Blaise, escuchó de campesinos de Puerto Saavedra la siguiente afirmación: “Aquí balean sin compasión. Nadie puede acercarse ni a los restos de su propia casa cuando oscurece, porque es seguro que le disparan. Ya han caído varios”. El periodista indicó que los campesinos estaba aterrorizados por esta situación y que ya nadie se atrevía a andar solo por temor a que una bala se le interpusiera en el camino. Todo esto aparte del testimonio ya conocido públicamente del director de la Empresa Marítima de Ferrocarriles del Estado quien afirmó haber visto fusilar gente en Puerto Montt. Todo esto aparte también de los testimonios de Emo Catalán y Alejandro Cabrera. Los hechos se acumulan y el Ministerio del Interior no encuentra solución más inteligente que anunciar querella contra aquellos que hablen del asunto. (El Siglo, 30 de mayo de 1960, p. 1) Todo ello sería obviamente negado por la autoridad central a través de comunicados públicos:
GOBIERNO PUNTUALIZA SU ACCION EN ZONA DAMNIFICADA ANTE ALGUNAS CRÍTICAS Santiago, 30. — (SOPESUR) .— El Ministro del Interior ante publicación de prensa que contiene afirmaciones falsas y tendenciosas sobre la situación en la zona damnificados, entregó una declaración de cuatro puntos en la cual expresa: a) Se han utilizado todos los medios de transporte disponibles para abastecer las provincias afectadas. La situación de la zona damnificada mejora progresivamente en materia de distribución de víveres, atención sanitaria y normalización de los servicios públicos b) En orden público se ha contado con la colaboración plena de los diversos sectores de la población c) Las Fuerzas Armadas actúan en perfecta coordinación con los Intendentes, Gobernadores, autoridades y entidades que cumplen tareas específicas en la región y d) Es absolutamente falso que se hayan realizado fusilamientos.
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En caso de formularse denuncias concretas de parte de personas responsables de tales hechos el Gobierno ordenará la más amplia investigación y los sumarios correspondientes.” (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960) De cualquier modo, pronto se cambiaría la orientación de las medidas tomadas inicialmente por la autoridad civil local para enfrentar la insólita y grave situación por la que atravesaba la entonces provincia de Valdivia, hacia una actitud de real ayuda y cuidado para con la ciudadanía en general. A los pocos días de sucedido el sismo, la autoridad central del Gobierno reaccionó ante la catástrofe nombrando como autoridades principales a los jefes de plaza y otorgándoles amplios poderes. En Valdivia, esta responsabilidad recayó sobre el comandante de la IV División de Ejército, general Alfonso Cañas Ruiz-Tagle, hombre fundamental a la hora de organizar a la ciudad en las urgentes tareas para enfrentar la grave situación.
AUTORIDADES REPRIMEN ENERGICAMENTE ABUSOS El Jefe de la Plaza, General don Alfonso Cañas nos pidió puntualizar que la ciudad se encuentra totalmente abastecida de víveres y aseguró que no habrá escasez. Pidió la cooperación de la ciudadanía para que denuncie cualquier intento de especulación, por cuanto los precios están estabilizados. Los comerciantes en general tienen instrucciones de vender todas sus existencias a los precios oficiales. Reprimiremos - dijo - enérgicamente los abusos que se comentan. Es así como se ha procedido al requisamiento de carretillas panaderas que procedían a expender a mayor precio el pan, siendo detenidos los autores de esta especulación. Ayer fue detenido el chofer de Los Lagos Víctor Hormazabal Sánchez, quien en su camión transporto 50 personas desde Los Lagos a Valdivia cobrándole a cada una de ellas $1.500 y 500 a cada uno de los pasajeros que recogió en Antilhue. Se procedió a requisar el vehículo mientras dure la emergencia y se le cancelaron indefinidamente los documentos. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960) Prontamente se organizó la ciudad de una manera eficaz, considerando los aspectos más urgentes y relevantes, tales como el cuidado de la salud pública y la alimentación de la población, tan terriblemente afectada por la catástrofe.
VACUNATORIOS EN DIVERSOS PUNTOS La Jefatura del Servicio Nacional de Salud informa que se han establecido vacunatorios en los siguientes puntos de la ciudad: • Sexta Cía. De Bomberos, en calle Miraflores. • Escuela N°1 en calle Picarte. • Servicio Médico Nacional de Empleados edificio Prales, calle Camilo Henriquez. • Toribio Medina N°004 • Retén de Carabineros de Collico
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El jefe Zonal del SNS Dr. Antonio Delgado pide al público que se abstenga de ir por atención vacunatoria al Hospital de Emergencia.
REPARTO DE LECHE La distribución de la leche en polvo para las madres damnificadas se hará en los siguientes puntos: Cruz Roja de Señoras en calle Beaucheff y Cruz Roja Collico (El Correo de Valdivia, 28 de mayo de 1960, p. 3) Las autoridades centrales también empezaron a visitar la zona para conocer en terreno la gravedad de la situación y las reales dimensiones de la catástrofe con el objeto de tomar las medidas adecuadas.
EL MINISTRO SAELZER El Ministro de Agricultura Jorge Saelzer, valdiviano, fue la primera autoridad del Poder Ejecutivo que llegó a esta ciudad. Horas después de haber recorrido la ciudad nos expresó: es una catástrofe de magnitud incalculable. He informado al Presidente de lo que he comprobado. Se adoptan todas las medidas para llevar la tranquilidad a la población. El Gobierno no dejará a nadie en el desamparo. (El Correo de Valdivia, 26 de mayo de 1960) Sin embargo, el presidente Alessandri no visitaría la provincia de Valdivia, lo que obviamente generó molestia en gran parte de la ciudadanía. En su gira a la zona, anunciada por la prensa santiaguina, se argumentó su no apersonamiento como producto del mal tiempo, pero en rigor no haría ningún otro intento por viajar a la zona, solo hasta meses después de ocurrido el desastre.
Lo primero que se preocupó el Presidente Alessandri fue de que a la celulosa no le entrara el agua. Hizo un malecón ahí de puros sacos para que no le penetre el agua (porque él era accionista de la papelera), pero cuando voló sobre Valdivia pasó nomás, pero no bajó. Nunca bajó a Valdivia. Estaban todos molestos. (Álvaro Inzulza Alvarado, bombero y profesor normalista, 36 años en 1960) La autoridad central sí tomó ciertas medidas en pro del resguardo de los ciudadanos. Para proteger a la población de los especuladores y usureros, se decretó una estabilización de los precios de los artículos de primera necesidad, estableciéndose además el necesario mecanismo de control social para garantizar la aplicación de la medida.
DECRETO ESTABILIZÓ PRECIOS DE ARTÍCULOS DE PRIMERA NECESIDAD De acuerdo al decreto 328 de la Directiva de Industrias y Comercio el delegado de este organismo contralor deberá estabilizar los precios de los artículos de primera necesidad por el valor que tenían el 20 del presente mes, como una medida de evitar una posible especulación en los precios de estos artículos vitales para la población.
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Para proceder a la fijación de estos precios y su estabilización, el Delegado de Industrias y Comercio de nuestra ciudad deberá asesorarse por funcionarios públicos o elementos de las fuerzas armadas que actuarán como Ministro de Fé. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p. 3) Asimismo, se redefinió la labor de las Fuerzas Armadas, ya no en un sentido represivo, sino en el sentido urgente de apoyar a la población a superar la adversidad de la grave situación por la que atravesaba toda la provincia y prácticamente todo el centro-sur del país. Las tareas de las Fuerzas Armadas fueron bastante amplias, desde el transporte y la distribución de ayuda humanitaria de alimentos, medicamentos, ropa, frazadas, colchones y toda clase de artículos de básicos entre toda la comunidad hasta la remoción de escombros. Se sumó a ello la necesidad de dar protección y seguridad a la población frente a los posibles robos.
EN PIE DE GUERRA CONTRA EL DESASTRE El Ejército, Armada y Aviación salieron de sus cuarteles para luchar contra la tragedia. A la natural labor de custodia del orden, la remoción de escombros y los primeros auxilios a las víctimas, las FF.AA. sumaron otras labores con eficiencia y esmero. En la asolada Valdivia, el Regimiento “Caupolicán” movilizó cocinas rodantes, que repartieron alimentos a la población. Fue secundado por las unidades militares de Lautaro y Temuco. Los especialistas en telecomunicaciones designaron columnas especiales para mantener latente el contacto radial de las zonas devastadas con el centro del país. La armada envió a distintos puntos del sur: crucero “Prat”, destructor “Orella”, corbeta “Chipana”, remolcador “Galvarino” y transporte “Pinto”. Por su parte, la Aviación se lució con el puente aéreo. El viernes 27, el Gobierno designó 5 Comandantes de las Fuerzas Militares Conjuntas que, en total, cubren toda la inmensa zona devastada (Ercilla Nº 1.306, 1 de junio de 1960, p. 31) Acerca de la actuación de las autoridades de la época, la señora Edita Vera nos aporta el siguiente testimonio: <<¿Y la reacción de las autoridades de la época, qué recuerda usted Sra. Edita? Lo primero… la Compañía de Bomberos, la que se movió mucho, ayudaron mucho, mucho a la gente. Algunos que iban a dejarle cosas a las casas, porque todo quedó en la 1° Compañía: víveres, ropa, todo quedó ahí. Entonces allí ellos solos iban a ayudar a la gente a dejarle las leches a las guaguas. Los militares abrieron la 1ª Compañía para empezar a repartir. ¡Claro! si a uno le hacían una tarjeta, entonces ahí empezaron a repartir; la misión de los bomberos fue muy rica. En la tarjeta la anotaban a uno: cuántas familias eran y sobre eso le daban. Como había tantos, había que repartir para todos los damnificados, entonces si era una cantera pa’ dos niños la leche, ahí las personas dieron carne también, todo lo que es para cocinar, todo eso lo repartieron. Pero sí que fue bueno como trabajaron las autoridades. Ese tiempo no me acuerdo qué alcalde había; también le tocó la desgracia, porque él no tenía, la municipalidad no quedó con nada, también se llevó todo lo de la municipalidad. Si antes estaba ahí la Municipalidad, ahí abajo, ¡claro, todo!, eso se encajó así y yo donde vivía eso también se encajó
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ahí, se perdió todo eso. Con agua, con esa cosa como ceniza, porque parece que fue algo que se reventó, porque fue una cosa negra que dio así, como azufre que daba un olor; entonces esa cosa no servía, los papeles, todo; la Municipalidad costó harto para que venga a restaurarse. Yo me quedé aquí viviendo. Después ya empezamos a arrendar por allá arriba, pero yo era una cosa que no podía dormir tranquila y todas las otras señoras que yo conversé con ellas, estaban en las mismas. No se podía dormir tranquila porque uno estaba durmiendo y era una cosa como espirituá’, que parece que iba a volver otra vez. El otro día, hace como tres meses atrás, hubo un temblor grande, yo estaba acostada, pero no sé cómo estoy enseguida en el patio. Es algo que el mismo ruido me hace despertar…>> (Edita Vera González) Revisemos el informe elaborado por el entonces subteniente Hernán Velásquez Mulatti por orden directa del general Cañas en 1960: Se produjo de improviso y en forma brusca lo imprevisto, grandes nubes de polvo y humo salían de los edificios, gritos lastimeros martillaban los oídos ya heridos por los ruidos subterráneos, ataques histéricos se veían por montones, escenas de arrepentimiento y oración, no faltaban también los de la serenidad inquebrantable que se dedicaban a tranquilizar a los más exaltados. Pasados los primeros segundos de movimientos, los edificios y casas en su gran mayoría se desmoronaban dando a la imagen un carácter dantesco que en mente alguna se podrá borrar… de inmediato me dirigí al regimiento dónde ya estaba organizada la brigada de incendios en el frontis del Cuartel con todos sus elementos. La Enfermería a su vez tenía las camillas y medicamentos de primera urgencia, listas para ser empleadas como posteriormente se pudo comprobar al llegar los primeros heridos, ya que el Hospital Regional estaba interiormente destruido. Muy pronto algunas casas fueron presas de principio de incendios que fueron combatidos por las granadas y extinguidores del Regimiento. Como la afluencia de heridos iba en aumento y enviadas al Hospital, el Comandante de la Unidad ordenó que se armaran dos carpas de casino con capacidad para treinta personas, para ser armadas frente al averiado edificio y poder allí efectuar las primeras curaciones con los sanitarios del Regimiento, mandados por el cirujano de la Unidad. Fue el primer problema inmediato que se solucionó. Como lógica deducción y teniéndose experiencias de este tipo de calamidades anteriores, se ordenó en segunda urgencia que con los primeros conscriptos y Suboficiales que llegaban, el suscrito se dirigiera al centro de la ciudad para realizar el patrullaje de la parte céntrica más afectada y con casi todos los almacenes destruidos y abandonados. Esta orden fue cumplida en el espacio de treinta minutos cuando aún el nerviosismo, por no decir pánico, era general en la ciudad. Pasados estos momentos y teniendo la noche cerca, el frontis del Cuartel se llenó de personas damnificadas que solicitaban abrigo para la noche que se presagiaba fría e incierta. 680 personas fueron hospedadas en dependencias del Regimiento y por Orden Verbal del señor Comandante de la División se repartió vestuario a aquellos que no se pudo albergar. En un
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principio se abrió el Almacén de especies de Baja. Como ellas no satisficieron las necesidades, se entregó ropa del Almacén de Batallón, que tampoco pudo solucionar el problema. Estos repartos se efectuaron en forma ordenada y equitativa, atendiendo órdenes de urgencia. Previendo que la mayoría de los hogares estaban destruidos y que con ello se habían perdido los elementos de alimentación, se dispuso que en las primeras horas del día siguiente las cocinas del Regimiento recorrieran los barrios repartiendo comida caliente y, a aquellos que podían preparar sus alimentos pero que por imprevisión tenían las despensas vacías, se le dieron las porciones en frío. Héroes de esta primera jornada son los Conscriptos del R.I.11, ya que a pesar de hacer sólo un mes y medio de instrucción supieron en todo momento cumplir de forma intachable las misiones recibidas, ello demuestra una vez más que nuestro hombre de pueblo en los momentos más difíciles rinde al máximo y las cosas que hacen las efectúan convencidos del provecho que encierran. Dadas estas primeras órdenes aisladas que frenaron en forma dilatoria los primeros problemas presentados, se dio inicio a la organización de este caos imprevisto. Tomó el mando el Comandante de la IV. División de Ejército Sr. Alfonso Cañas Ruiz T., quien el centro de la Plaza Pública formó su Cuartel General, asesorado por su estado Mayor de Jefes de contadas reparticiones que se pusieron bajo su mando desde los primeros momentos. La población se agrupó la primera noche en tres sectores principales que fueron: Plaza de la República, Regimiento Caupolicán y Plaza Acharán. Como ello aglomeraba gran cantidad de personas, se procedió al día siguiente a descentralizarlos a los lugares que a continuación se indican: Campo de Exposiciones “La Saval”, Escuela Superior N°1, Parque Municipal, Catrico y Collico. A estos lugares se enviaron las ayudas de alimentos y ropa en forma rápida, utilizando los pocos medios con que se contaba. Como el problema alimentos era el que más primaba, aún cuando los caminos de acceso y líneas férreas estaban cortados, se ordenó la requisición de ellos para así almacenarlos en dependencias habilitadas para ese objeto en el R.I.11 Caupolicán. Para efectuar esta labor, y como resultante lógica, hubo de darse inicio al requisamiento de vehículos ya que la Unidad no tenía éstos elementos. Esto trajo consigo otro problema, Boxes y mantenimiento, ello igualmente fue absorbido y solucionado por el Regimiento. Pasadas las primeras 24 horas y gracias al esfuerzo desplegado, la Panadería Militar logra sacar su producto y con ello en parte satisfacer a la totalidad de la ciudad, ya que no había ninguna Panadería civil que funcionara… No hubo personal de relevos, los puestos eran de sacrificio, los horarios no existían, la noche era solo la continuación del día, no reparaba sino que permitía ordenar el trabajo para el nuevo día.
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En una de las continuas rondas pasadas por el Comandante del Regimiento, en los Puntos de entrega de alimentos ubicados en partes céntricas y apartadas de la ciudad se acercó un Soldado de apellido Álvarez de dotación del R. I. 11 y que trabajaba ya por espacio de seis días en el Campamento de la Saval, a preguntar si se tenían noticias de Mehuín, Balneario próximo a Valdivia, donde funcionaba una Escuela de Pesca ya que tenía un hijo de 12 años que había mandado a estudiar. El Comandante de la Unidad sabedor de la terrible tragedia sucedida en Mehuín, le ordenó que se trasladase a ese lugar de inmediato, lo que logró después de grandes sacrificios. Recorrió las playas a pié y solo después de un día de intensa búsqueda logró encontrar el cadáver de su hijo entre unos matorrales. (Velásquez, 1960)
EL BATALLÓN DE HIERRO El mando militar de la zona de Valdivia solicitó colaboración al mando central del Ejército de Chile para afrontar las diversas labores que demandaba la emergencia, para la cual no había personal suficiente ni en número ni en preparación adecuada. La reacción de Santiago no se hizo esperar y se ordenó enviar un convoy de jóvenes soldados alumnos. A varios otros jóvenes conscriptos les tocó colaborar en la reconstrucción de varias localidades de la zona devastada y en labores tendientes a restablecer la normalidad en estas localidades. Pero en Valdivia se asignó especialmente parte de esta fundamental labor a la Escuela de Infantería de San Bernardo, institución que envió a cerca de trescientos conscriptos 40 quienes llegaron a la ciudad el día 06 de junio de 1960. En buses fuimos transportados a Valdivia, la visión inicial era impresionante, daba la sensación de estar visitando una ciudad europea de la II Guerra Mundial, recién bombardeada. Nuestro batallón una vez instalados en el Regimiento de Infantería Nº 11 “Caupolicán”, de inmediato dio inicio a su labor de ayuda, transformando su trabajo en una infinidad de actividades, empadronadores, peluqueros, electricistas, profesores, enfermeros, carpinteros y albañiles en la construcción de los “Rucos” de emergencia, adonde era evacuada la población de la parte baja de Valdivia por efecto de la inundación que causaría el Riñihue a su paso por la ciudad, de chóferes, policías, bogadores, balseros, asistentes sociales, instaladores de gasfitería para el alcantarillado, constructor de letrinas en los campamentos, caminos de acceso, traslado de todo tipo de materiales para construcción, como brigadista para desinfección de las personas y campamentos y de esta forma evitar epidemias; en las misas dominicales de los Campamentos como acólitos, cubriendo la guardia del Hospital estadounidense, de zapatero, encargados de las oficinas de informaciones, en los campamentos organizando brigadas contra incendio, de aseo; no había actividad donde no hubiera un soldado alumno.
40 El Austral de Temuco, 06 de junio de 1960.
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En todos nuestros diarios desplazamientos, ya sea a pie o motorizados, siempre lo hacíamos cantando y marchando en actitudes muy marciales acordes con nuestra calidad de soldados alumnos de la Escuela de Infantería, todo lo cual, y sumando a las demás actividades que realizábamos nos fuimos introduciéndonos en el alma y corazón de la población valdiviana. Esto los llevó para que los medios de comunicación radial y escritos nos bautizarán con el correr de los días, con el nombre de “Batallón de Hierro”, nombre de cuya autoría fue el periodista del diario El Correo de Valdivia y de la Radio Camilo Henríquez CD 96, don Yuber Molina Mera (Q.E.P.D.), profesional valdiviano que a distintas horas del día o la noche, sin importar las inclemencias del tiempo atmosférico, grabadora y papel en mano, iba tomando notas de nuestras actividades en los distintos sectores en que estábamos trabajando. Pero nosotros, seguíamos siendo un batallón de paz. El Correo de Valdivia en una de sus ediciones citaba lo siguiente: “Valiosa ha sido la labor de la Escuela de Infantería”, y agregaba, “Digno de destacarse ha sido la función que tanto oficiales como suboficiales y soldados de la Escuela de Infantería de San Bernardo han estado cumpliendo en Valdivia después del terremoto que la asoló, han dado muestras de ser grandes conocedores de los problemas sociales de nuestro pueblo, los soldados de la Escuela de Infantería han sabido destacarse y a diario los vemos desarrollándose. (Óscar Silva Abarca, disponible en www.terremoto1960.cl)
COMUNICACIONES Una de las primeras reacciones del Gobierno de Alessandri fue la de controlar las comunicaciones. Bajo el supuesto de no provocar el pánico entre la población, se estableció una especie de “cerco comunicacional”. Esta situación se incrementó con las vagas informaciones emitidas por las propias autoridades locales valdivianas hacia la capital. En un “pálido” primer informe, como lo calificó Olave, el intendente de Valdivia, Víctor Kunstmann, resumía la situación de la ciudad: Se informó al Ministerio del Interior que el número de muertos alcanza a quince y los heridos a cien. Interrumpidos los servicios de agua y electricidad, ni hay posibilidad de restablecerlos por ahora. El orden público es inalterable. Edificación afectada en un cuarenta por ciento. Liceo de Hombres se derrumbó. Edificio de los Ferrocarriles se desplomó. Hospital Regional semi-destruido. No hay incendios de importancia. Comunicaciones interrumpidas. Se han adoptado medidas sanitarias. A consecuencia de la subida de las aguas del río Calle-Calle, el cabo de Carabineros Eduardo Vergara Casarelli, perdió tres hijos. En Valdivia, según informa el Intendente de la Provincia, reina absoluta tranquilidad. La amenaza de la crecida del río, tiende a desaparecer. El sector céntrico de la ciudad es el más afectado. (Olave, 1960, p. 25) El Liceo de Hombres de Valdivia en ruinas. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
Aun cuando el informe daba cuenta de serios problemas y desgracias humanas, la enorme destrucción y magnitud de la tragedia superaba con creces lo informado, provocando con ello no tan solo la desinformación
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del propio Gobierno central, sino de todo el país, lo que afectaría directamente la capacidad de respuesta de la autoridad, tan necesaria ante la terrible emergencia nunca antes vista. <<Eso mismo pasó con el intendente Kunstmann quien dijo que Valdivia no había sufrido nada, que estaba todo bien cuando era todo lo contrario. Así que por eso lo sacaron de la Intendencia y pusieron al General Alfonso Cañas Ruiz-Tagle. Por eso es que Osorno recibió mucho más que Valdivia; como aquí (según el intendente) no había pasado nada, estábamos bien, no teníamos puente y estábamos aislados del norte y del sur… “pero estábamos bien...”>> (Álvaro Inzunza, bombero y profesor normalista, 36 años en 1960) Al principio hubo vacilaciones en las noticias. No se creía que los movimientos sísmicos y oceánicos alcanzaran tan tremenda y pavorosa magnitud, que fueran miles las víctimas, que las familias imploraran una divina misericordia hora tras hora, que las plazas y calles se convirtieran en desesperados refugios de sueño. Sucedía esto no obstante los dramáticos esfuerzos de los reporteros radiales y periodísticos para informar integralmente sobre esta tragedia que, con justicia y visión, ha emocionado al mundo hasta la hermandad y el socorro. (Revista En Viaje Nº 322, agosto de 1960, p. 27) Pero esta situación de censura de parte de la autoridad central no era precisamente novedosa, ya que lo mismo ocurrió para el terremoto de Chillán en 1939, bajo la presidencia del radical Pedro Aguirre Cerda: El 31 de enero de ese año el gobierno dio instrucciones a las radios prohibiéndoles transmitir informaciones sobre la catástrofe de Chillán, con el fin de no alarmar a la población. En cambio, debían continuar con sus programas donde sólo podían incluir música seleccionada y estar atentas a transmitir noticias oficiales del gobierno. Esta intervención del Estado también se hizo notar en Valdivia, ya que las radios Sur y Valdivia quedaron sujetas a disposiciones gubernamentales. (Benavides y Segovia, 2002, p. 23) El Gobierno de Chile durante la década de 1940 normó la programación de la radio. La Dirección General de Servicios Eléctricos tenía la facultad de cambiar algún programa si se estimaba conveniente. La medida era tan extrema que incluso se colocaron puestos de escucha en la Dirección General de Servicios Eléctricos para tener absoluto control de lo que se transmitía. El papel del Estado frente a la radio en Chile, fue entonces, el de normar la evolución del medio a medida que este se consolidaba, sin concebir la potencialidad social que podía ejercer, ya que ésta subyacía a los requerimientos empresariales de cada una de las emisoras. (Benavides y Segovia, 2002) Pero el gobierno de turno decidió continuar con este estricto control sobre las comunicaciones, lo que pronto sería duramente criticado por diversos medios y sectores de la sociedad en general.
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El periodista Hernández Parker denuncia en su libro Catástrofe en el paraíso: Antes de que cronistas viajáramos al Sur, llegaron desde allá voces –acusadoramente objetivas— que relataron los siniestros en sus verdaderas proporciones. Mientras tanto, en Santiago, todos fuimos víctimas de lo que se podría llamar “la parálisis del entendimiento”. En la Subsecretaría del Interior, reconozco que con la mejor intención, Jaime Silva ordenaba que los telegramas y comunicaciones graves no se difundieran en los boletines oficiales. Se puso en duda cuando el Almirante Quintana comunicó que un maremoto asolaba el litoral sureño. --¡Ustedes los marinos siempre tan exagerados!—le dijo Jaime Silva. A lo que contestó, más que amoscado, el navegado oficial de nuestra Armada. --¡Los marinos cuando decimos maremoto es porque es maremoto! Desgraciadamente tuvo razón el marino y Jaime Silva, el Subsecretario, no fue el único que involuntariamente “tapó” el sismo. El Presidente Alessandri montó en ira en su breve viaje al sur cuando escuchó nuestra “Cadena de la Solidaridad” de Radio Minería y, de regreso a la capital, le ordenó a su Ministro del Interior que me llamara a su despacho para representarme que yo hacía “sensacionalismo y provocaba injustificada alarma”. Contesté: “Que me excuse el Presidente; pero, a mi juicio, el sensacionalismo y la alarma la está haciendo el terremoto”. (Hernández, 1960, p. 59-60) Revisemos un ejemplo concreto de acciones de censura oficial del Gobierno respecto de la información de la época:
GOBIERNO CLAUSURÓ A LA DIE Antenoche, en una prueba de macabro humorismo, mientras el país lamenta una de sus más grandes tragedias, el Ministerio del Interior se dedicó a montar una comedia en la cual se da de cabezazos consigo mismo. La Dirección General de Servicios Eléctricos, que depende del Ministerio del Interior, o sea, del Gobierno, clausuró por “clandestinidad” a una emisora de la Dirección de Informaciones del Estado que transmitía desde el mismo Palacio de la Moneda, a escasos metros del gabinete del Ministro del Interior y del despacho del Presidente de la República. La DIE había instalado un equipo transmisor que le permitía estar en contacto con todos los radioaficionados de la zona devastada por los sismos y, en consecuencia, obtener informaciones rápidas sobre las familias y personas afectadas por la tragedia. De este modo, la DIE lograba dar una respuesta más o menos rápida a los desesperados ciudadanos que necesitaban saber de sus parientes. El transmisor de la DIE trabajaba con una onda de 40 metros de longitud. Inesperadamente, Servicios Eléctricos, que se sintió atropellado en sus atribuciones, ordenó la clausura de esa emisora y, en declaración que transmitió a todos los aficionados, la motejó de radio clandestina.
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La rosca está que arde. Y hasta aquí los más afectados parecen ser dos funcionarios de Servicios Eléctricos: Néstor Pradenas y Calcagno. Este episodio, casi increíble, sirve para medir la eficiencia del actual régimen. (El Siglo, 30 de mayo de 1960, portada) Ahora retomemos lo informado por el senador Aniceto Rodríguez ante el Congreso: Debo expresar, porque la población de Valdivia me lo ha pedido reiteradamente, que, por desgracia, las autoridades civiles del Ejecutivo no han estado a la altura de las circunstancias. Desde el primer momento, no supieron coordinar los esfuerzos de tanta entidad representativa, de tanto elemento civil que, en medio de la desgracia y el dolor, quería colaborar con ellas para llevar un mínimo de calma y de tranquilidad a una población sumida en el pánico desesperante de la hora. Por eso, señor Presidente, Valdivia permaneció, en forma inexplicable, prácticamente bajo una cortina de silencio. Durante casi dos o tres días, Santiago y las esferas oficiales ignoraron la hecatombe de Valdivia. Sólo mediante el esfuerzo tesonero, abnegado y patriótico de un grupo de muchachos de la Radio Camilo Henríquez, de su personal técnico y periodistas, en un potrero de la Isla Teja, donde estaba la planta, se logró, en la madrugada del miércoles, comunicar por aire con la denominada Cadena de la Solidaridad, primero por intermedio de Radio Portales de Talca y luego por medio de radio Minería de Santiago. En ese momento se vino a saber, por primera vez en esta capital, al magnitud de la catástrofe ocurrida en Valdivia. No se aprovechó tampoco en los primeros momentos, la radioemisora del Ejército, que había logrado entrar en funciones, a fin de que las esferas oficiales y la opinión pública conocieran con la mayor precisión posible el volumen de los daños, las pérdidas de vidas y los destrozos materiales habidos en la provincia. Esto que vengo diciendo lo ratificó el Ministro de Agricultura, quien, a los dos días del sismo, llegó a la capital de la provincia y, en una reunión en la Intendencia expresó que en Santiago no se tenía idea de lo ocurrido en Valdivia. En esta forma, el propio Ministro de Agricultura, indirectamente, le estaba diciendo al Intendente de Valdivia que no había informado cabalmente acerca de lo acontecido en la zona.” (Declaración del senador Aniceto Rodríguez en Olave, 1960, p.75–76) En el informe del subteniente Hernán Velásquez Mulatti se confirma esta información, ya que según indica, al menos las autoridades militares de la época tuvieron acceso a conocer la gravedad de la situación de la ciudad precisamente a partir de las 18:00 horas del mismo 22 de mayo. Se perdió toda comunicación con el resto del país al momento de producirse el terremoto. La totalidad de los equipos militares y civiles se inutilizaron por golpes recibidos lo que hacía más apremiante la situación, más aún los caminos y vías naturales de acceso estaba cortadas. Analizando la situación el Comandante de la Unidad (Radio aficionado con características EE 6 A P) dispuso que en el patio de su domicilio se instalaran sus equipos y que se repararan las antenas que habían sufrido pequeños deterioros. Hecho esto solicitó a un amigo dueño
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de una prestigiosa firma comercial un equipo electrógeno que permitió transmitir a las 18.00 horas el primer mensaje dirigido al Comandante en Jefe del Ejército, transmitido y recibido por Oficiadores del Servicio de Radio Permanente. El equipo antes nombrado cumplió aún estas funciones por espacio de 5 días, tiempo que se demoró la Escuela de Telecomunicaciones de Santiago en enviar radios de Tele. (Velásquez, 1960) Esto muestra que al menos la información fue contradictoria desde un comienzo, lo que evidentemente afecta la posibilidad de reacción de la autoridad central, en este caso, del propio Presidente Alessandri. Por una parte, el intendente elabora un escueto informe sobre la situación de la ciudad, y por otra, el comandante en jefe del Ejército de Chile tiene comunicación directa con el comandante de la unidad, quien le debe haber entregado antecedentes más precisos acerca de la serie de problemas que afectaban a la ciudad y a todos sus habitantes. En cualquier caso, resulta inexplicable la demora en reaccionar de parte de la autoridad central si se considera la gravedad de la situación por la que pasaban miles de compatriotas. Pero esta situación sería resuelta, con mucha creatividad y un esfuerzo heroico, por los propios valdivianos, según relata Hernán Olave, a la sazón dueño y director de la Radio Camilo Henríquez de Valdivia: Valdivia seguía sumida en la oscuridad. La provincia aún no lograba conocer la magnitud de la tragedia. Sin embargo, todos coincidían en que la situación era grave. Una mueca de angustia e impotencia se dibujó en los labios de muchos hombres y mujeres que escuchaban las primeras noticias oficiales a través de las radios de Santiago. Se había empequeñecido tanto nuestro drama, que eran pocos los que preguntaban por sus familiares de Valdivia… ¿Y para qué? si las informaciones oficiales decían tan poco, que daba la impresión de que no había pasado nada. Las emisoras de la capital daban a conocer largas listas de nombres de personas que preguntaban por gente de Castro, Chiloé, Puerto Montt, Osorno, Temuco y Concepción. De Valdivia, uno que otro. ¿Cómo gritar nuestra verdad? Las tres emisoras de Valdivia, el diario su radio cultural, y aún la de La Unión, permanecían en silencio por el daño ocasionado por los sismos en sus instalaciones y por falta de energía eléctrica. Se había perdido toda esperanza de ponerse en contacto con Santiago o cualquier otro punto del país. La provincia estaba prácticamente incomunicada… La gente de radio… hizo un balance la situación y se acordó volcar todos los esfuerzos para que, cuando menos, una emisora pudiera salir al aire. Radio Baquedano trato por todos los medios de ser la primera. Radio Sur no tenía nada que hacer, el terremoto parece que se había ensañado con ella, le había destruido sus estudios y su planta. Y por añadidura, a todo el personal lo había dejado en la calle y con sus hogares destrozados.
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Kurt Baude, de radio Camilo Henríquez, examinó los equipos y empezó de inmediato a trabajar. Por otro lado, Hernán Olave consiguió algunos importantes elementos técnicos para poner la estación en el aire… Al principio, las autoridades, tal vez confundidas o “terremoteadas” pusieron sólo trabas y dificultades, las que solamente se subsanaron gracias a la oportuna intervención de los diputados Inés Henríquez y Nicanor Allende, y el senador Aniceto Rodríguez. El Intendente Víctor Kunstmann, personalmente se responsabilizó por el generador de energía eléctrica41… El Coronel de Ejército, Iván Sierralta Escola, se opuso y dificultó la labor de la gente de radio… con escaso criterio, adujo que Valdivia no necesitaba radio porque no había energía eléctrica y nadie podría oírla… Todo se superó y en la mañana del día 25 de Mayo, los propios empleados de Radio Camilo Henríquez ayudados por un grupo de obreros que se compadecieron de su enorme esfuerzo para trasladar a pulso42 un aparato electrógeno hasta la Isla Teja, hicieron posible transportar la máquina hasta la misma Planta Transmisora que posee esta empresa en los campos de la SAVAL. Al otro lado del puente fue recibida por la camioneta del ex – alcalde Germán Saelzer, quien generosamente se sumó a este esfuerzo. Entre temblor y temblor se trabajó afanosamente para sacar la onda. Oscureció. Kurt Baude, metido entre alambres, tubos y condensadores; Osvaldo Poblete y Régulo Mayorga trepados arriba de los árboles tendiendo cables; abajo, el resto espantaba a los animales del potrero y atizaba una débil fogata que daba calor a los entumecidos trabajadores. Eran las 11 de la noche cuando llegaron el senador Aniceto Rodríguez y el periodista del diario ÚLTIMA HORA, Elmo Catalán, con nuevas noticias sobre la catástrofe. En el potrero se instaló el estudio: cuatro palos con cuatro pequeños paños de carpa que apenas alcanzaban a tapar el amplificador de sonido y la grabadora. Estábamos en un pequeño montecito y corría un fuerte viento… Habíamos pasado la medianoche, cuando Kurt Baude dijo: ¡Salimos! El senador Rodríguez estaba tan emocionado como nosotros. ERAN EXACTAMENTE LAS 0.35 HORAS DEL DIA MIÉRCOLES 25 DE MAYO. Nerviosamente saludamos al pueblo de Valdivia, la región, provincias sureñas y a Chile entero. Hicimos llegar nuestra voz de aliento y afecto a todas las emisoras del Sur, que también se encontraban silenciadas por el sismo. ERAMOS LOS PRIMEROS EN SALIR DESPUÉS DEL TERREMOTO. Desde ese momento, Enrique Gerding –director de Radio Sur—y yo, no cesamos un instante de dar noticias y llamar a la Cadena de la Solidaridad que encabezaba Radio Minería. Como sabíamos que nuestra onda se escuchaba con bastante nitidez en Talca, llamábamos incesantemente a Radio PORTALES. Eran las dos de la madrugada. 41 No queda clara la postura del intendente, ya que por una parte se muestra en contra de publicar la información y, por otra, colabora con su difusión. Lo único claro es que su informe al gobierno central careció del carácter, precisión y urgencia que debía tener, lo que le significó su alejamiento del cargo en favor del general Cañas. 42 “A pulso”: chilenismo utilizado en la época. Significa realizar algo utilizando solo la fuerza humana, sin maquinaria. En este caso debían transportar el equipo por el puente Pedro de Valdivia, que tenía sus terraplenes hundidos, por lo que no podían circular vehículos. No había otra posibilidad que levantar el generador entre varios hombres hasta la camioneta que los esperaba en la Isla Teja.
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Ya habíamos perdido las esperanzas de conectarnos con el resto de Chile, cuando de pronto por Radio portales el locutor Juan Carlos Coronado dijo: un radioaficionado nos acaba de comunicar que una emisora de Valdivia nos está llamando, de inmediato nuestro departamento técnico tratará de ponerse en sintonía. Pasaron unos expectantes segundos. Nuevamente volvió a hablar el locutor. Atención Santiago, atención Radio Minería, estamos tratando de sintonizar Radio Camilo Henríquez de Valdivia, la primera Emisora de Concepción al Sur que habría salido al aire. Adelante Minería. Y respondió Minería –Escuchado perfectamente Radio Portales, también nuestro departamento técnico trata de ubicar a Radio Camilo Henríquez de Valdivia. Mientras tanto, nosotros seguíamos dando nuestra ubicación ESTA ES CD 96 RADIO CAMILO HENRÍQUEZ DE VALDIVIA… 960 KILOCICLOS, transmitiendo directamente desde un potrero en la Isla Teja. Transmiten unidas las tres emisoras valdivianas: Camilo Henríquez, Sur y Baquedano. No habíamos terminado de hablar cuando el locutor de Talca dijo: PERFECTAMENTE ESCUCHADO RADIO CAMILO HENRÍQUEZ DE VALDIVIA… Dénos un comprendido para saber si nos está recibiendo bien. - Comprendido Radio Portales. Bien Radio Camilo Henríquez. No saben ustedes la emoción que sentimos al establecer contacto con ustedes. Créanme que no hay palabras para describir lo que sentimos. Estamos ansiosos por conocer sus informaciones… reciban ustedes nuestras más efusivas y sinceras felicitaciones. Atención Valdivia… Cuando RADIO MINERÍA les dé el pase hablen ustedes. RADIO PORTALES les servirá de puente para llegar a la capital. - Adelante Radio Minería. - Comprendido Radio Portales. Hemos escuchado su conversación con Radio Camilo Henríquez. Estamos anhelantes de escuchar a la emisora valdiviana. ¡ADELANTE RADIO CAMILO HENRÍQUEZ! Así se estableció contacto con el resto de Chile. Se rompió el silencio. Después supimos que Carlos Alberto Palma, Raúl Fuentes y Gratacof, de Radio Minería, no aguantaron el impacto emocional y rompieron a llorar como niños, cuando escucharon las primeras voces de Valdivia, que dieron a conocer la dimensión exacta de la catástrofe. ERA MUCHO MÁS DE LO QUE DECÍAN LOS COMUNICADOS OFICIALES… (Olave, 1960, p. 27-30) Sin embargo, a la mañana siguiente vendría “el pago de Chile”, cuando el locutor de la improvisada radio se cruzó con el prefecto de Investigaciones, que venía acompañado de un detective. El hombre de radio fue “invitado” por el señor intendente a su despacho… Eludió a los representantes de la ley y se fue a cambiar de ropa y lavarse. ¡QUE RECONFORTANTE RESULTO ESA MAÑANA LA TAZA DE CAFÉ! Total… qué importaba caer preso y “recibir el pago de Chile” si ya todo el país tenía sus ojos puestos en Valdivia. Que importaba el castigo y la incomprensión, cuando ya eran numerosos los
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aviones de la LAN, de la FACH y de otras naciones amigas que se dejaban caer en el aeródromo de LAS MARÍAS, trayendo ayuda para los pobres de Valdivia. A las doce del día se presentaron los directivos de las diferentes radios. En la antesala una labor de ablandamiento, con amenazas de clausura y cárcel. Pero nadie se dejó intimidar. Las respuestas fueron justas y viriles… Adentro la cosa fue diferente. El Intendente señor Víctor Kunstman pidió que la radio siguiera transmitiendo y que se sincronizara la labor de los diferentes órganos de publicidad, a fin de servir mejor a la provincia. Todos estuvieron de acuerdo, precisando sí, que la libertad de prensa se mantendría en toda su amplitud. ¿Qué había pasado, para que las cosas tuvieran este inesperado desenlace? Muy sencillo. Decenas de personas se habían acercado a las autoridades para expresarles su alegría por tener nuevamente una emisora al aire… por haberse comunicado con Santiago y haber dado a conocer la realidad de Valdivia. Es más, a pedido del general del aire, Diego Barros Ortiz--, la emisora había sido designada Radio-faro para los aviones que aterrizaban en LAS MARÍAS. (Olave, 1960, p. 31-32) Revisemos los antecedentes que recuerda de esta situación el señor Augusto Olave, quien heredó la pasión por las comunicaciones de su padre, siendo hoy dueño y director de la popular y más antigua radio de AM de Valdivia, la radio Austral. <<Suena conocida esa historia de que aquí los periodistas alarman a la gente, como para el terremoto… (risas) Pero si a mi padre lo pescaron los tiras acá porque decían que andaba alarmando a la población. Un gallo aquí, el jefe de plaza, había dicho que todo estaba bajo control. Mentira. Valdivia estaba casi toda destruida. Y si no hubiera sido por la radio, aquí habría pasado cuanto tiempo sin que llegara la ayuda. Fue la primera comunicación radial que hubo con el resto del país…. Sí. De aquí a Talca y de Talca a Santiago. El personal de todas las radios se unió para sacar una radio que informara lo que estaba pasando en Valdivia. Porque aquí hubo un intendente de los más nefasto, de apellido Kunstmann. Este señor informó al gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez –como eran de la misma tendencia política– diciéndole: “No se preocupe, que aquí está todo bien”. Las casas de ellos estaban bien. Pero aquí la gente estaba llorando realmente. Entonces, ¿qué pasa? Se caen las antenas de las radios, y la antena de la radio Camilo Henríquez no se cae. No se cae porque era una radio nueva, que había nacido el año ’58 y el terremoto fue el ’60. Entonces la construcción era muy firme. En cambio la radio Sur tenía una antena que tenía muchos años.
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¿La radio Camilo Henríquez dónde estaba en ese tiempo? En el pasaje Bischoff. Si no estaba ahí, estaba en ese edificio que se ubicaba al frente del teatro Cervantes, donde ahora hay un estacionamiento. Había un edificio comercial de madera, muy inseguro ahí. Entonces, llega el terremoto y manda abajo el Cuartel General del Cuerpo de Bomberos. ¿Y qué tiene que ver esto? Es que ahí funcionaba Radio Cooperativa. Eso quedó hecho puré. No quedó nada. Pero se salvan los equipos del estudio. Discos y cuestiones en una buena proporción, pero el edificio queda impenetrable, clausurado. No se podía entrar. La radio Camilo Henríquez tenía equipos más viejos, más baratos. Y el equipo transmisor de la radio Sur quedó parado la mitad, y el de la radio Camilo Henríquez, la otra mitad. Entonces, Kurt Baude pescó cosas de la radio Sur y algo de la Baquedano y armó un equipo transmisor para la radio Camilo Henríquez. Eso fue como al cuarto día que salieron al aire en la noche. Y empiezan a llamar por radio: “Aquí, radio Camilo Henríquez de Valdivia llamando, llamando”. Hasta que de repente, responden: “Aquí Talca, colegas, los escuchamos”. “Aquí con radio Camilo Henríquez, adelante….”, y queda el llanterío aquí. Yo no recuerdo eso. Me lo contaba mi padre. Él fue el primero que habló para Santiago. Aquí andaba un senador que era Aniceto Rodríguez también. La gente no tenía idea de esto, pero estaban con sus radios a pilas en la plaza, qué se yo. Todos estábamos completamente desamparados. Y se hace un “puente” de la Portales de Talca a la Minería de Santiago y empieza el festival con listas de desaparecidos. Se empieza a pedir ayuda. Querían saber de sus familiares. Todos pensaban que aquí no había pasado nada y era la mentira más grande... Finalmente, todos los periodistas que alarmaron a la gente, presos miércale’. Yo recuerdo a mi papá, que llegó arrancando de los tiras y se escondió. Mi mamá lo escondió. Yo me acuerdo, es imposible olvidar esas cosas. Aparte, a la radio la iban a clausurar “por alarmistas”, según el Sr. Kunstmann. Y mi papá entre las movidas que hizo fue que la Fuerza Aérea de Chile venga para acá con sus vuelos, y la nombraron radio-faro de la Fuerza Aérea, así que no la pudieron sacar del aire. Entonces, los aviones que venían para acá a Valdivia, la única manera de saber donde estaban, era escuchando la radio. Ahora, una radio sobraría en un fenómeno de esta naturaleza. Quizás cómo venga la mano, como dicen los cabros ahora. (Augusto Olave, hombre de radio, 8 años en 1960, Valdivia) De este modo, a partir de los notables esfuerzos de estos comunicadores por cumplir a toda costa con su responsabilidad social, sumados a los de muchos radioaficionados, y luego de la llegada de varios periodistas nacionales y extranjeros que informaban desde diversos puntos del país basados en los relatos de los testigos del terremoto, la información comenzaría a fluir de manera más libre y expedita, generando un considerable impacto en toda la sociedad chilena y mundial. Pronto, sin embargo, las radios y los diarios santiaguinos dijeron la quemante, áspera y huesuda verdad, destacando periodistas y fotógrafos hacia las ciudades y pueblos conmovidos por el sismo como un verdadero impacto bíblico. Casi paralelamente comenzaron a llegar prestigiosos intelectuales para calibrar y definir sus angustiosos perfiles, enviando a los diarios revistas y agencias noticiosas medulares artículos.
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Una vez más la prensa mundial contribuyó a apresurar las decisiones de ayuda de todos los gobiernos democráticos. (En Viaje Nº 322, agosto 1960, p. 27)
DECLARACION DE UN ESTUDIANTE Conversamos con el señor Enrique Oyanedel, alumno de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, quien nos manifestó: En los primeros momentos la ciudadanía chilena, especialmente de la capital, no tenía conocimiento de la verdadera magnitud de la tragedia vivida por ustedes. Sólo gracias a las veraces y precisas informaciones y comentarios de Luis Hernández Parker a través de los micrófonos de Radio Minería y la Cadena de la Solidaridad y las crónicas que publicaron los diarios santiaguinos con dramáticas fotografías de lo sucedido, nos dimos cuenta de que el Sur de Chile, como se dijo en múltiples oportunidades desde esa hora, había cambiado por completo su geografía debido al verdadero cataclismo que sucediera. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p. 2) Revisemos las informaciones publicadas por el diario El Correo de Valdivia del día 28 de mayo, en las que se entrega una panorámica bastante detallada de lo que fue la verdadera magnitud y efectos del Terremoto y Maremoto de 1960 en gran parte de nuestro país:
EPICENTRO DEL CUARTO TERREMOTO FUE TAITAO; DESAPARECEN Y SURGEN ISLAS
Torre con reloj del Cuartel General de Bomberos que podía ser visto desde cualquier parte de la ciudad. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
Un cuarto terremoto acudió anteayer la zona austral y los sismógrafos señalaron como su epicentro un punto indeterminado de la Península de Taitao, inhóspito sector cubierto de glaciares. El sismo se produjo exactamente a las 4:35 horas y tuvo grado 7.2 de la escala de Richter. El Instituto Sismológico de la Universidad de Chile lo ubicó a 1.500 kilómetros al sur de Santiago. También continuaron repitiéndose los temblores en la zona comprendida entre Concepción y Chiloé continental. El más violento fue registrado a las 2:27 horas en Valdivia y el sismo entre otros nuevos perjuicios, derrumbó la torre del Cuerpo de Bomberos sobre el edificio de Radio “Sur”, destruyéndola. El de anteayer completó el ciclo sísmico que está cambiando la topografía chilena, que se inició el sábado, a las 6.05, con un terremoto que devastó la zona de Concepción. El segundo se produjo al día siguiente, domingo 22, a las 14.58.47 horas, y tuvo su epicentro en la Isla Grande de Chiloé y ha sido calificado como el más violento registrado en la historia del a sismología. El mismo edificio, que también albergaba a la Radio Sur, en ruinas luego de terremoto de 1960. Gentileza de Ana Pizarro, Valdivia.
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Este terremoto alcanzó el grado de 9.2 de la escala Richter y mas de 10 grados en la Escala Internacional. No sólo sacudió la zona comprendida entre las provincias de Arauco y Chiloé, sino que provocó un maremoto de desastrosas consecuencias que sepultó bajo las aguas a una serie de poblaciones como Puerto Saavedra, Carahue, Tolten, Queule, Corral, Amargos, Niebla, Carelmapu, Quellón y Maullín: además de inundar Valdivia, Puerto Montt, Calbuco, Puerto Varas, Ancud, Castro y Achao cruzó el Pacífico para azotar las costas de Nueva Zelandia, Islas Hawai, Japón y Australia; además de provocar marejadas extraordinarias en la costa de California. El tercer terremoto, registrado a las 18.20 horas del martes tuvo su epicentro en la Isla de Quinchao, Chiloé y alcanzó grado 7 de la Escala Richter. Fue acompañado de erupciones volcánicas de Ñuble a Chiloé. El cuarto de anteayer a las 4.35 horas, revela el desplazamiento hacia el sur de estos fenómenos sísmicos al mismo tiempo que se advierte que se están descargando las tremendas fuerzas aprisionadas bajo las montañas. El ciclo sísmico, además de los desastres que se van conociendo a medida que se normalizan las comunicaciones, hizo desaparecer un número indeterminado de pequeñas islas, que apenas eran un punto de referencia en las cartas de navegación de Chiloé insular y de la zona de los canales. A cambio de las desaparecidas otras parecen haber surgido en la zona, de acuerdo con las informaciones de los pilotos de las líneas comerciales que vuelan rutinariamente la región sur y austral. En Ancud tembló intermitentemente toda la noche hasta entrada la mañana e igual ocurrió, aunque con menos intensidad, en todo el resto de la zona comprendida entre los paralelos 37 y 48. Todavía se carece de noticias detalladas del puerto de Corral. Tampoco se sabe mayores datos de la ciudad de Castro, segunda ciudad de isla y provincia de Chiloé. La erupción de los volcanes amenaza convertir en realidad la trágica predicción de que el paisaje y la topografía de Chile sufrirán alteraciones. Un nuevo peligro ha surgido de esas columnas de humo y fuego y de nacimiento de nuevos volcanes que destruyen caminos alteran las rutas más elementales. Entre los pueblos y entre los lagos han surgido nuevos montes y han desaparecido ríos, villas, hermosos hospedajes y pintorescas casitas que armonizaban con panoramas de belleza insuperable. Toneladas de cenizas se están elevando hacía el cielo en columnas de diez mil metros de altura para caer a centenares de kilómetros de distancia en todas direcciones. Las cenizas han llegado al otro lado de la cordillera al territorio argentino. Cada uno de los terremotos ha sido fuertemente sentido en otras ciudades, entre los paralelos 37 y 48 pero el último fue seguramente sentido aún más al sur, probablemente hasta el paralelo 51.
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Según el Instituto Sismológico de Santiago, deben esperarse “nuevos fenómenos”, pero estas violentas descargas en zonas poco habitadas han salvado de peligro a los núcleos de población más importantes que en Chile están de Concepción al norte, no al sur. Por lo menos nueve volcanes, dos de ellos nuevos comenzaron a elevar sus columnas de humo hasta diez mil metros de altura. El volcán Osorno, el mayor de todos lanzaba fuego desde anoche mientras que el Puyehue arrojaba torrentes de lava. Las perdidas de vida, calculada anteanoche pasan de 3.000 pero ascienden de hora en hora nuevas cifras.
PELIGROSO ES EL ELEVAMIENTO DE LAS AGUAS EN EL LAGO RIÑIHUE Inspectores de la ENDESA que visitaron la zona sur, especialmente el lago Riñihue, han manifestado que a 5 km del Lago Riñihue se produjeron tres derrumbes los que se transformaron en verdaderos tranques que han provocado el elevamiento del nivel del lago en forma peligrosa. Solicitan helicópteros para sobrevolar la zona y observar en mejor forma la situación. Manifiestan que deben tomarse las medidas necesarias para que las aguas se escurran poco a poco. (El Correo de Valdivia, 28 de Mayo de 1960) Volvamos por un momento a los días de radio, al ambiente de la época de 1960 en que este medio de comunicación estaba en pleno apogeo, cumpliendo en ese entonces un rol social de preponderancia en los ámbitos de la información, la entretención, y formando parte sustancial, en muchos casos, de los más variados y profundos aspectos de la comunicación humana. La radio en Chile conforma y nutre esa parte de la memoria colectiva nacional desde sus primeros días. Y después se hicieron famosas las radios a transistores a pila, de ocho transistores: las Sanyo y las Hitachi, así unas cositas… y con esas escuchábamos las noticias de Santiago y era más o menos un rito en la noche sentarse a la mesa o afuera a escuchar con velitas las noticias qué se decía de Santiago o qué… yo ni me preocupaba, es decir, escuchaba nomás, pero yo llegué a tener una de esas radios. Y era mi tesoro más preciado, porque como casi nadie tenía. Mi mamá… no sé cómo llegó esa historia o mi mamá había ido a Chiloé, porque en ese tiempo Castro era puerto libre, entonces había mucha gente y mi mamá era una de esas personas que, aparte de su trabajo, ella iba, compraba cosas y las traía y vendía, comerciaba. Claro, traía, yo me acuerdo las enaguas Kaiser, las primeras enaguas de nylon, y de allá seguramente debe haber traído estas radios. Me acuerdo que fue una Hitachi de cuero negro: si era así una cosita, y esas radios me significaban que yo podía viajar gratis al centro con mi caja. Porque yo subía con mi radio, pendejo poh’, entonces qué hacía… El chofer me decía: “Ven, cabro, siéntate aquí al lado”, y colocaba la radio adelante y nos íbamos hasta el centro escuchando radio en la coneja, porque era liebre. Las góndolas también, me acuerdo, que había una góndola famosa: la dos, que corría ¡¡tremenda!! La dos, esa era góndola. La góndola es la grande y las conejas eran las chiquititas… (Bruno Wersikowsky, actor, 8 años en 1960)
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A continuación veremos cómo una de las locutoras de la entonces famosa radio Camilo Henríquez formaría parte de las demostraciones de la sana porfía de los valdivianos por insistir en volver a la normalidad, a pesar de la elocuencia de los acontecimientos. A sólo un día de sucedida la catástrofe, en plena Plaza de la República a un costado de las ruinas de la catedral, y en medio del desastre de toda la ciudad, varias parejas deciden nada menos que casarse…
DATOS CURIOSOS Posterior al terremoto la ciudad, en medio de las permanentes réplicas, continúa siendo testigo de actividades normales de la vida: nacer, morir… casarse. El día 23 de mayo de 1960 se casaron “en el quiosco de la Plaza de Armas (sic)… el abogado Mauricio Melo Burgos y Julieta Margarita Negrón Duhalde. El segundo enlace se realizó entre María Sonia Cañas Cruzat, hija del General Cañas, y Jorge Oscar Sebastián Contreras Valk… Otra pareja que resolvió casarse “para vivir juntos la inundación” fue la formada por la locutora de Radio Camilo Henríquez, Inés Morales Paredes, con el radiotécnico y fotógrafo de la Universidad Austral, Ernesto Guillerno Schneider” (Ercilla Nº 1.309, 22 de junio de 1960, p. 18)
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9. ORGANIZACIÓN Y SOLIDARIDAD NACIONAL E INTERNACIONAL Luego de conocidos los primeros detalles de la serie de eventos sísmicos que azotaron la zona centro-sur de nuestro país, y de sus nefastas y terribles consecuencias, numerosas fueron las muestras de solidaridad que comenzaron a manifestarse desde los más diversos lugares del país y del mundo. La ayuda nacional e internacional comenzó a canalizarse por diversos organismos e instituciones de carácter civil y militar. Las primeras muestras de solidaridad se experimentaron entre las propias poblaciones afectadas tanto por el terremoto como por el maremoto. Luego de pasado el pánico inicial, muchas personas reaccionaron ante el desastre social y humano. Hubo incluso casos de actos heroicos en que gente arriesgó sus propias vidas en defensa y cuidado de los suyos o de desconocidos que se vieron en peligro: personas salvadas de debajo de un alero a punto de caer u otros que fueron rescatados de un amago de incendio o de las aguas destructoras. La solidaridad entre los pueblos tuvo ocasión de aflorar a través de muchos ejemplos. Pero aquel concepto solidario tenía un carácter muy diferente del que puede hoy jactarse nuestra sociedad chilena. Aquel carácter solidario del Chile de 1960 involucraba “una disposición” al sacrificio por quien se encontraba en desgracia. No era tan solo la ayuda material y fácil de quien se desprende de lo que le sobra, sino que involucraba el voluntariado, el trabajo, el esfuerzo, la empatía, e incluso podía considerar el despojo. Hubo numerosos gestos solidarios en los meses posteriores a la catástrofe, de los cuales daremos aquí una pequeña muestra de lo publicado por la prensa de la época.
UN NOBLE GESTO DE LOS PANIFICADORES Un gesto digno de destacar es el de los panificadores de Osorno, que trabajando a tres turnos, el día 23 dieron 400 kilos de pan, para Río Negro. Según informó el Prefecto de Carabineros, señor Arellano Torres en dicha ciudad, la llegada de los vehículos con pan, fue recibida con júbilo, al ver el gesto de los panificadores osorninos. (La Prensa de Osorno, 30 de mayo de 1960, p. 2) No da su nombre, pero es no vidente. Llega a uno de los puestos instalados para la recolección de ropas, víveres y dinero con pasos vacilantes. “Yo no tengo nada que dar… Nada más que mi violín…”—dice. Y lo extiende a una de las damas de la Cruz Roja. Una de ellas cree que es una broma de mal gusto. El ciego insiste y se va golpeando las paredes con su bastón blanco para no tropezar. La joven, que tiene el violín en las manos, no puede contener las lágrimas. Dos modestas poblaciones callampas… “Nueva Matucana” y “Los Nogales”… hicieron paquetes de ropa y de alimentos para sus hermanos del Sur en desgracia. “También queremos aportar nuestro granito de arena. Lo poco que tenemos es para ellos. Nosotros ya nos arreglaremos…” (Vea Nº 1.101, 2 de junio de 1960, p.15)
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Superados los iniciales problemas de comunicación de la provincia de Valdivia con el resto del país, la impresionante magnitud del desastre generó en los conciudadanos y en la población del extranjero su inmediata respuesta. Se organizaron múltiples actividades en pro de ayudar a los damnificados mediante la recolección de toda clase de insumos para cubrir las necesidades más básicas, como alimentación, abrigo, salud, higiene, seguridad y calor humano.
10 MIL UNIVERSITARIOS HAN TRABAJADO INTENSAMENTE PARA AYUDAR A LA ZONA SUR 54 camiones con provisiones han salido de la capital
En la tarde de ayer llego a nuestra ciudad un camión más de la ya larga caravana de vehículos que la Federación de Estudiantes de Chile ha traído cargado de víveres, medicamentos y vestuario para los damnificados de la zona sur. Luego de cumplir una larga y fatigosa jornada por los caminos regionales, pudieron llegar hasta Valdivia con su valioso cargamento de ayuda que recolectaron los estudiantes de Santiago a través de todos los barrios de la capital.
GIGANTESCO ESFUERZO Inmediatamente que los estudiantes supimos de la situación en que se encontraban Uds., nos pusimos en pie de guerra y 10 mil alumnos de la capital recorrieron calle por calle, casa por casa, para obtener socorro para las víctimas sureñas. En este sentido, podemos asegurar, porque lo vivimos, que fueron conmovedoras las reacciones de nuestro pueblo. Todos en la medida de sus fuerzas colaboraron en esta cruzada de ayuda solidaria. Hubo momentos en que vimos en profundidad el alma de nuestro pueblo. Muchos “rotitos” llegaron hasta los locales en que se los almacenando lo recogido y en presencia de se quitaban sus raídos vestuarios y los lanzaban al montón para luego salir rápidamente sin hacer mayores comentarios. Esto emociona y demuestra la valía de nuestro pueblo. El camión en que vinimos era ya el nº 54. Tras nosotros seguramente seguirán saliendo de Santiago. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p. 7) Las radios y periódicos de la época cumplieron una labor de valor insoslayable en lo referente a mantener a la población lo mejor informada posible, lo que en estos casos es de primera importancia. En esta labor, los sacrificios no fueron pocos ni por corto tiempo. La actividad comunicacional de medios escritos y radiales permitió a numerosas personas saber de sus familiares y seres queridos, otorgando así una tranquilidad invaluable en términos psicosociales y humanos. Las redes comunicacionales a través de la lectura de miles de telegramas que informaban que tal persona se encontraba bien en tal lugar del país; los mensajes de urgencia entregados con celeridad; los llamados de ayuda y muchos otros ejemplos confirmaban una vez más la fundamental importancia del rol social de los medios de comunicación. De hecho, muchas radioemisoras mantuvieron una red comunicacional y campañas de solidaridad prácticamente en todo el territorio nacional en función de estimular y canalizar las donaciones para ir en socorro de los miles de damnificados. En todo ello participaron otros medios de comunicación y diversos organismos e instituciones nacionales y
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extranjeras, como Bomberos, Cruz Roja, escuelas, universidades, municipios, gobiernos, Caritas Chile, boy scouts, empresas, y otros, ayuda que fue coordinada por el Gobierno en conjunto con el organizado trabajo de todas las ramas de las Fuerzas Armadas bajo un operativo de paz realmente impresionante y sin precedentes en todo el mundo. La sociedad civil participó de diversas maneras, desde la entrega de aportes materiales y económicos, pasando por trabajos voluntarios de miles de estudiantes y empleados que donaban trabajo o parte de sus sueldos, dirigentes poblaciones que organizaban a los pobladores en diversos comités, familias que organizaban ollas comunes autofinanciadas o con donaciones que preparaban y distribuían alimento a quienes lo requirieran, hasta artistas que actuaban gratuitamente para alentar a los damnificados o que organizaban conciertos en pos de juntar fondos para los mismos y donaciones anónimas de diversa índole. Ejemplos de iniciativas similares aparecieron por diferentes rincones del país y desde el extranjero.
La Solidaridad del País
COMITÉ DE AYUDA A DAMNIFICADOS HAY EN POB. “T. MEDINA” El día 25 del presente mes se constituyó en la población obrera del barrio Toribio Medina un comité pro ayuda de ese sector. Dicho comité esta formado por las siguientes personas: Presidente: Señor Aníbal Echeverría S. Secretario: Señor Orlando Illesca C, Tesorero: Señor Emiliano Jaramillo y Directores señores; Anacleto Gómez, Jorje Calixto, Segundo Sandoval, Eduardo Salamanca y Egidio Miranda. El sábado este comité recibió de parte del regimiento “Caupolicán” una cuota de ayuda en víveres para los damnificados del barrio población Toribio Medina, los cuales fueron repartidos entre 45 familias que hacen un total de alrededor de 350 personas. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p. 7)
AYUDA SIN FRONTERAS La generosidad de los chilenos, sin distinción de situación económica, se volcó a través de todo el país, en una ayuda sin precedentes por su magnitud para el millón y medio de personas que viven en las diez provincias arrasadas por terremotos y maremotos. Igual cosa sucedió con los auxilios llegados desde el extranjero. Pero según un testigo presencia de la catástrofe “todo cuanto se haga es poco. Resulta imposible hacer un censo o recuento del trabajo y aporte de las personas e instituciones que actuaron con el mismo propósito. A continuación una síntesis de ellas.
DE ESCOBILLAS A MOTORES Entre los primeros en salir a la calle estuvieron los estudiantes universitarios. Es un botón de muestra todo lo realizado a continuación.
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- Debemos haber reunido más de 50 millones de pesos en dinero, dijo a ERCILLA el secretario general de la FECH, Eduardo Zúñiga. Entre las 28 escuelas de la “U”, Ingeniería aportó la cuota mayor, superando los seis millones. Todas rivalizaron por lograr más. La población santiaguina, reacia por aburrimiento a dar su óbolo, entregó su aporte con generosidad. Las colectas, que por su excesiva frecuencia son llamadas “institución nacional” reflejaron en esta ocasión una solidaridad sin límites. - Tengo un billete de mil pesos, pero sólo puedo dar quinientos. El resto lo necesito para movilizarme en la semana, dijo un obrero a una muchacha universitaria durante una colecta de la FECH. En poco más de cuatro horas lo recaudado alcanzó cifras sin precedentes. A medida, prácticamente nadie transitaba por las calles del centro sin lucir en su solapa el distintivo “Chile ayuda al Sur”. La cantidad de especies que durante el día se acumuló en la FECH abarrotó el local donde los universitarios prácticamente nadaban en víveres, ropas y artículos de todo tipo. ”Nos dieron desde un cepillo de dientes a un motor de alto voltaje, comentó un estudiante. Cada cual ayudó como pudo. La mayor parte son prendas de vestir. Avaluar todo es imposible. (Ercilla Nº 1306, 1º de junio de 1960, p. 6) En medio del desastre provocado por el terremoto y maremoto en diversas regiones del país, también se hacía necesario dar un lapsus de entretención para levantar el ánimo de los damnificados. Muchos artistas generosamente entregaron su aporte a esta causa. Una de las más recordadas por los damnificados de la provincia de Valdivia fue Libertad Lamarque, quien a la fecha era una cantante y actriz de cine popular internacionalmente. La cantante y estrella de cine latinoamericano de aquel momento llegó a la ciudad el 09 de agosto de 1960 para actuar gratuitamente en los distintos campamentos de evacuados. Su estadía de dos días en la ciudad incluyó recitales al aire libre y visitas a personas enfermas en el hospital de emergencia de la ciudad (El Correo de Valdivia, 10 de agosto de 1960). Libertad Lamarque actuó en los campamentos Huachocopihue 1 y 2, Schellas, Los Jazmines, Las Ánimas, Santa Elvira y Menzel. Además realizó conciertos en la Plaza Pedro de Valdivia, la Población Ferroviaria e Inés de Suárez… y presentaciones en Corral, Lanco y San José de la Mariquina. En improvisados escenarios, la cantante recibió el espontáneo y caluroso aplauso de los cientos de damnificados por el sismo. (Aucapan, 2010, p.53) El impacto provocado por la contundente difusión del desastre a través de diversos medios masivos de comunicación social como radios, periódicos y revistas nacionales y extranjeras estimuló la ayuda solidaria de muchas naciones extranjeras. Los radioaficionados de las zonas afectadas comenzaron desde un primer momento a emitir mensajes hacia donde sus equipos se lo permitieran, entregando valiosa información sobre
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las gravísimas consecuencias del terremoto y maremoto: erupciones volcánicas, incendios, caminos cortados y otros problemas que afectaban a la población por doquier. Los enviados especiales de diversos medios, tanto nacionales como extranjeros, a las zonas de mayor destrucción cumplieron un rol preponderante, tanto en los detallados informes que difundirían por la prensa como también mediante las primeras e impactantes imágenes del desastre social provocado por el Terremoto de 1960. Aquellas fotos recorrerían el mundo entero, generando la reacción inmediata de numerosas naciones del mundo, por ese entonces divido por la polarización de la Guerra Fría. Presentación de la famosa cantante y actriz argentina Libertad Lamarque ante ruqueños en Valdivia, agosto de 1960. Gentileza de Patricia Medina Loa.
EMELCO ESTA FILMANDO CATACLISMO VALDIVIANO Desde ayer el cameraman de Emelco Sr. Hernán Garrido, está filmando el cataclismo que ha afectado a nuestra ciudad. Estuvo en lo que fue el malecón y capto diversas y dramáticas escenas que reflejarán la verdadera catástrofe sufrida, viajando en la tarde al vecino puerto de Corral. Las vistas están incluidas en los noticieros que serán distribuidos por todos los cines de la zona central y norte del país y algunos del sur hasta Temuco. También serán enviados a Estados Unidos, Francia, Alemania, Inglaterra y la casi totalidad de los países latinoamericanos. (El Correo de Valdivia, 28 de mayo de 1960, p. 2)
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TRAGEDIA SACUDIÓ AL MUNDO La catástrofe que arrasó diez provincias saltó al exterior en vísperas del domingo, relegando a un segundo plano el matrimonio de Margarita, el incidente del U-2 y el fracaso de la Conferencia de la Cumbre. La respuesta solidaria no se hizo esperar. Los teletipos de las agencias informativas anunciaron la ayuda de gobiernos e instituciones extranjeros. Mientras los gobiernos alistaban aviones, transportes, barcos, equipos sanitarios, médicos y enfermeras, se realizaron colectas y recolección de vestuario y víveres. • USA ofreció el aporte mayor (ver información de “Puente Aéreo” en páginas siguientes). • Japón, además de su aporte monetario por parte del Gobierno y firmas establecidas en Chile, becó a dos personas. Un ingeniero de la “U” asistirá a un curso de alto entrenamiento en sismología y construcciones asísmicas que durante nueve meses dictarán en Tokio los más famoso profesores japoneses expertos en la materia. Además, como invitado, irá a Japón un delegado chileno al Congreso de Sismología de junio próximo. • A un llamado de la Liga Internacional de Sociedades de la Cruz Roja, con sede en Ginebra, respondieron muchas sociedades del mundo. Instituciones católicas, luteranas y de otros credos religiosos entregaron también su aporte. Incluso la Cruz Roja soviética se cuadró con 18 mil dólares que giró a su pariente chilena. • En el avión Super G Constellation de la Cía. Cubana de Aviación, que arribó en la madrugada del jueves, llegó la chilena Sara Wasch. Sara dejó hace 7 años Chile y su profesión de artista. En Cuba combatió en la Sierra Maestra y ahora es periodista de la revista del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA). Llegó de uniforme. Los cubanos debieron dormir durante la travesía sobre paquetes de medicamentos, pues para aumentar la capacidad del avión sacaron los asientos.
DANZA DE MILLONES Y DE BONDAD Desde París, Arturo López Pérez envió la donación particular más alta, con 30 mil dólares (30 millones de pesos), y Gabriel González, un cheque por mil escudos. Cantidades elocuentes ofrecieron grandes empresas como Anaconda, Guggenheim y Braden (50 mil dólares). Las empresas periodísticas no se quedaron atrás. “El Mercurio” abrió una subscripción con el aporte de un particular de 10 mil escudos que subió astronómicamente. “Ercilla” se cuadró modestamente con mil escudos y un día de sueldo de los miembros del Círculo y Colegio de Periodistas. Junto a éstos, están los gestos llenos de humildad y grandeza de todos los chilenos. He aquí algunos de los aportes, modestos, pero grandes, que se efectuaron en Chile. • Los alumnos del Liceo de Puente Alto: 60 becas con educación, alojamiento, y manutención. • Obreros de El Teniente: 10 millones.
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• Personal del Banco de Chile: 2.500 escudos. • Instituto Nacional, por iniciativa del alcalde Jorge Garretón, entregó su refugio en Quintero. • Instituto Pedagógico: tres días en la “Operación Chacra”, recolectando verduras. Lo mismo que hicieron la municipalidad y vecinos de Renca. • Alumnos y profesores de la U de Concepción: la “Operación Techo”. • Municipalidad, vecinos y bomberos de San Miguel: reunieron 30 mil fonolitas. • Sindicatos de El Salvador y Potrerillos, suspendieron la huelga. Los estibadores de Chañaral postergaron su paro indefinidamente. • Club Fredy Morales, de San Pablo: Autoconstruía la sede de su club; la demolieron para enviar los materiales. • Población callampa Nueva Matucana: durante 2 días reunieron víveres y ropas. • Liceo Manuel de Salas: convirtió su refugio de El Tabo en Escuela-hogar para 150 niños de ambos sexos. • Sindicato de Cristalerías Chile: entregó su refugio de Cartagena, con 45 piezas. • Municipalidad de Cabildo: 8 toneladas de legumbres. • Asociación de Profesionales de Medicina: apadrinan a una localidad entre las más devastadas ayudándola en su reconstrucción y servicios en todos sus aspectos. • Edulia Aliaga Ponce, que obtuvo el primer premio por el afiche “Pro año mundial del Refugiado” (50 escudos). Los donó. • Tres cursos del último año de la “U”, que tenían todo listo para viajar a Europa. Lo que habían juntado lo entregaron. • El niño lustrabotas de Estado-Huérfanos: compró galletas “pa los cabros del sur”. • Eduardo Ruiz Yáñez, director-propietario del Liceo vicuña Mackenna: 40 becas. Tiene 3 hijas y adoptará una cuarta. • Centro de madres de la Población Las Torres: regaló una máquina de coser y 15 kilos de leche en polvo. • La Población Los Nogales (callampa): 14 cajones de comestibles y ropa. • Alumnos del Barros Arana hicieron una “vaca” y compraron 100 linternas. • La Escuela de Lisiados: beca para 10 niños.
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• Rosalba Juré de Ovalle: adoptará 2 huérfanos. • Los futbolistas del Green Cross: cheque por 100 escudos. • Radio Calama reunió 7 millones. • Radio Minería de Viña: 27 millones. • Mineros de Andacollo y Copiapó: acordaron un descuento del 1% durante 3 meses sobre el valor de la liquidación de ventas de sus minerales. • La FECH de Valparaíso: cargó el “Pinto” y demás barcos que partieron al sur. • 25 niñitas llegaron a la Cadena de la Solidaridad de Minería llevando sus muñecas. • Las Federaciones Universitarias de la Y, UC, y UT: 98 millones y 55 toneladas. • La provincia de Valparaíso ofreció recibir 1.500 niños, para lo cual se organizó un Comité de Recepción de Damnificados. Espera subir la cifra a dos mil. • Los oficiales y tripulación del “Santa Margarita” que recaló en Pancho, entregaron a la Municipalidad 285 dólares. • Valparaíso había recolectado hasta el sábado, más de cien millones en dinero efectivo, y despachado toneladas de ropas en barcos mercantes y de la Armada.
HELICÓPTERO Cuba envió en uno de sus aviones no sólo medicinas. En la foto: desembarcan un helicóptero desarmado para enviarlo al sur. A esto agregó el envío de 800 mil dólares en azúcar por barco.
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AIRE Y TIERRA Argentina envió medicinas por avión, una ambulancia aérea, armó un puente por Bariloche y despachó un tren con alimentos y ropas que llegó hasta Mendoza; desde allí el cargamento viajó en Globemaster a la zona sur. (Ercilla Nº 1306, 1º de junio de 1960. p. 8)
EL PUENTE AÉREO Toda esta ayuda conseguida con una rapidez que respondía a la urgencia de las necesidades más básicas de los miles de damnificados, sin embargo requería de un trabajo de coordinación sin precedentes en nuestro país. De hecho, había que habilitar raudamente centros de acopio para todas estas donaciones. Por otra parte, aun con todas las embarcaciones, aviones, camiones y cualquier otro vehículo puestas a disposición, las capacidades de transporte de nuestras Fuerzas Armadas estaban seriamente limitadas. Se sumaba a ello la destrucción de caminos y carreteras provocada a lo largo de cientos de kilómetros, lo que limitaba sobremanera la conectividad, dadas las particulares condiciones geográficas del territorio. ¿Cómo transportar entonces las toneladas y toneladas cúbicas de alimento, medicamentos, ropas y enseres de diversa naturaleza que tan urgentemente requerían los miles de damnificados que se encontraban repartidos a lo largo y ancho de miles de kilómetros cuadrados por todo nuestro abrupto territorio nacional? ¿Cómo transportar a los miles de evacuados de las zonas más afectadas a lugares más seguros y apropiados? La alternativa principal fue distribuir toda la ayuda a través de los transportes, personal y logística de las Fuerzas Armadas, que en esa época eran bastante limitados. La Armada puso a disposición de la tarea su personal y prácticamente casi todas sus embarcaciones, las que por entonces tampoco eran muchas. Para graficar la dificultad de la labor y la falta de medios adecuados para afrontarla, podemos indicar que la Fuerza Aérea de Chile solo poseía en 1960 nueves aviones C-47 y tan solo cuatro helicópteros, estos últimos de reducido tamaño y capacidad de carga, y de limitada autonomía de vuelo (estanques pequeños que no permitían volar muy lejos). Por otra parte, la infraestructura disponible respecto de canchas de aterrizaje adecuadas a las circunstancias y abastecimiento de combustible era por cierto limitadísima, especialmente en zonas menos pobladas, lo que reducía aun más las posibilidades de distribución requeridas. En Santiago, el único aeropuerto disponible era el de Cerrillos, el cual claramente presentaba serias limitaciones en cuanto a espacio, logística, personal, abastecimiento y seguridad para el nivel de tráfico que se requeriría. Finalmente, no había experiencia de coordinación de una empresa de tal envergadura y naturaleza. Sin embargo, pese a toda esta serie de limitantes se produjo un fenómeno de proporciones nunca antes vistas en nuestro país y difícilmente en otro rincón del mundo: el puente aéreo. Es que en el proceso de reconstrucción se armó aquí un puente aéreo y muchas personas se fueron a Santiago, a través de la Fuerza Aérea de Chile. Se canalizaban esos vuelos a través del aeródromo de Las Marías. Se ocuparon los famosos Dakota, los C-47. Eran descritos como
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Puente aéreo 1960. Bajo el ala de un bimotor Fairchild C-123B Provider de la Fuerza Aérea Venezolana, se transporta la ayuda a un camión para su distribución. Gentileza de la Fuerza Aérea de Chile.
camiones con alas porque se podía hacer cualquier cosa con ellos. Aterrizaban en cualquier parte. Eran espectacularmente buenos. Se usó mucho para el transporte de tropas durante la Segunda Guerra Mundial y después se hizo un modelo comercial para casi todas las aerolíneas del mundo. Aquí se hizo un puente aéreo, no sé si salían unas setenta personas por vuelo; iban a parar a Santiago. Ahí les daban algunas cosas, de Caritas Chile, siempre Caritas Chile, y la mayoría se iba a casas de familiares que tenían. (Augusto Olave, hombre de radio, 8 años en 1960, Valdivia) Este puente aéreo se generó en función de satisfacer la imperiosa necesidad de transporte inmediato, tanto para el rescate y la evacuación de heridos y damnificados como para la ayuda humanitaria para los damnificados que permanecía en las zonas afectadas. Y en ello, con la exhaustiva y detallada coordinación de la Fuerza Aérea chilena, participaron una cantidad impresionante de modelos de aviones y helicópteros cedidos por la solidaridad y apoyo de los gobiernos de muchas naciones del mundo, destacándose especialmente el apoyo de Estados Unidos.43 También se contó con la solidaridad de los pilotos civiles, de la Línea Aérea Nacional (en aquel entonces de propiedad estatal) y de numerosas organizaciones que contribuyeron a esta gigantesca empresa que duraría meses.
POR EL CIELO AL SUR EL PUENTE AÉREO Evacuación de damnificados
Los enormes aviones del puente aéreo regresan del sur con refugiados que perdieron todo. El puente aéreo es la solidaridad realizada. Hasta el lunes por aviones de todas las banderas, marcas y tamaños se despacharon 400 toneladas de víveres, ropas y medicamentos y se habían evacuado 3 mil personas. Habían viajado 825 entre médicos, enfermeras, técnicos, obreros especializados, padres de familia y comerciantes que vinieron a Santiago; parlamentarios, Ministros de Estado, sacerdotes, oficiales de las FF.AA. y Carabineros, periodistas, reporteros gráficos y también algunos vagos que consiguieron salvoconductos para saciar su curiosidad. Este pujante y maravilloso puente de la solidaridad aérea crece por horas. Se inició el domingo 22 con los precarios medios de la FACH, que son 9 C-47 y 4 helicópteros, de los cuales dos tienen capacidad para dos personas, incluido el piloto. Estas 13 unidades iniciales aumentaron a 125 el lunes con 62 Globemaster que van y vienen desde Panamá; tres de Argentina, 12 helicópteros de USA, 2 de Cuba más 1 helicóptero; 2 del Perú; 1 DC-4 de Panagra; 1 de Bolivia; 1 de Colombia;2 de Venezuela; 1 de Uruguay; 3 Bristol Britania de Inglaterra. El resto está constituido por la casi totalidad de los aviones de LAN; de LASA (Línea Aérea Sudamericana); del Club Aéreo de Chile y de los ex oficiales de la FACH, PUENTE AÉREO 1960. Helicóptero Sikorsky H-19 de la FACh rescatando a personas aisladas durante la Operación Riñihue. Gentileza de la Fuerza Aérea de Chile.
43 Es posible que el Gobierno de Estados Unidos, con una clara política exterior imperialista, especialmente hacia el resto de los países latinoamericanos, evidenciada luego en la” Alianza para el Progreso”, y en el contexto de la Guerra Fría, haya visto en esta emergencia una excelente oportunidad política de estrechar lazos con la región, y de paso, hacer un ejercicio de operación militar de enormes proporciones (ver capítulo 1).
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Un gigantesco Globemaster en la pista de Los Cerrillos contrastando con la tracción animal en primer plano. Life en español 11.VII.1960, p.16-17
Oscar Squella y Roberto Parragué, que pusieron a disposición su Curtis 47 y su Catalina, manejados por ellos mismos. La Unión Soviética entró el lunes al puente aéreo con un avión especial con medicinas, frazadas y alimentos. El gran problema de esta colosal flota aérea es el de su abastecimiento. La estación especial que la Esso posee en Cerrillos está bombeando alrededor de 75 mil litros diarios, que es el consumo habitual de la FACH en cinco meses. Ahora se consumen en un día. La Esso tiene que movilizar sus carros bencineros y contratar los de Copec y Shell para mantener abastecida a su bomba, que, de todos modos, resulta insuficiente.
EL PUENTE HUMANO Las máquinas aéreas son enormes pájaros insensibles que surcan los cielos veloces, pero ciegas. Son las mujeres y hombres con una generosidad y espíritu de sacrificio admirables los que hicieron posible esta solidaridad por el cielo a todos los sitios donde se puede aterrizar. 460 hombres de la FACH al mando del comandante Heitmann (jefe del Grupo 10), la Cruz Roja, los universitarios de la Chile y Católica; Defensa Civil; obreros de BIMA, INSA y de OO.PP., que manejan las montacargas y máquinas niveladoras; los boy-scouts y los choferes de buses y automóviles particulares hicieron posible el carguío de los aviones y la evacuación de los damnificados desde que llegan a Cerrillos hasta que se les lleva a los hogares cuando no se les va a esperar.
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EL CARGAMENTO Todas las bodegas de la FACH, LAN y compañías aéreas comerciales están repletas con los paquetes que se están enviando al sur. Los aviones son cargados de noche por la circunstancia de que no pueden realizar vuelos nocturnos por no estar las canchas del sur adecuadas para ello. Los paquetes que van llegando se registran minuciosamente en una “guía de despacho”, en que se especifican la cantidad de bultos, su peso, destino, máquina que los lleva y oficial responsable que debe entregar los envíos a las autoridades o personas que deben firmar con su nombre y número de carnet. A medida que el tiempo avanza, se perfeccionan los despachos. Por insinuación del Colegio de Técnicos se procura enviarlos en telas de colores e impermeable a aquellas regiones donde los aviones no pueden aterrizar por las condiciones del tiempo o porque se carece de canchas. De este modo se están despachando desde pequeños paquetes con víveres o antibióticos, hasta los colosales hospitales desarmables, obsequio de USA; desde cigarrillos hasta tanques para bencina, jeeps y camiones. Puente aéreo 1960. Avión Douglas C-47 Skytrain de la Fuerza Aérea de Chile llevando su carga humanitaria al sur de Chile. Gentileza de la Fuerza Aérea de Chile.
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“Una joven esposa atrapada entre los muros de su casa fue terriblemente triturada. Cuidadosamente transportada en camilla llega a Los Cerrillos. Elementos de la Defensa Civil la trasladan a la Asistencia Pública.” Vea nº1.103, 16.VI.1960, p.32
LOS EVACUADOS Es sobrecogedora y emocionante la llegada a los Cerrillos de los evacuados. Llegan con los ojos todavía pintados con el horror que vieron. Los niños y ancianos bajan temblando, enfermos y sin creer que la pesadilla está pasando.
EL AIRE: CAMINO DEL FUTURO Nunca como en esta emergencia se vio con más claridad que Chile, en la paz y en el sosiego, debió ser un largo camino aéreo para comunicarse entre sí. Aquella larga prédica cayó en el vacío y hoy se están viendo las consecuencias. Decenas de pueblos que no recibieron ayuda porque ningún avión puede aterrizar y la totalidad –con excepción de Tepual en Puerto Montt—que sólo pueden recibir pequeñas máquinas por la mezquindad de sus pistas, muchas improvisadas. Potreros aplanados. Los Globemaster tienen una capacidad de carga de 30 toneladas; pero al sur (Puerto Montt únicamente) deben llevar una carga máxima de 15 toneladas. Para el sur no se puede volar de noche, porque no hay radiofaros ni pistas iluminadas. El propio Cerrillos es un aeródromo absolutamente inadecuado por la continua neblina que lo cubre; por la bruma que despide el gasómetro, el cual no ha puesto un quemador de humo. Los dos helicópteros a chorro que envió USA tienen en el sur el problema de su abastecimiento con combustible especial. Cerrillos ni siquiera cuenta con un equipo especial contra incendios de bencina, los que tuvieron que ser proporcionados por las compañías de bomberos. (Ercilla nº 1306, 1ª de junio de 1960. Pág. 8)
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El trabajo logístico llevado a cabo fue muy exhaustivo y contó con el apoyo de numerosas organizaciones y voluntarios. Al tocar un avión la losa del Grupo 10, inmediatamente avanza la Cruz Roja, que se hace cargo de los niños, ancianos y enfermos leves. Luego los boy-scouts toman las maletas y finalmente las enfermeras y ambulancias se ocupan de los heridos graves. Entre tanto, los evacuados son llevados a una sala calefaccionada, donde universitarios de la U y de la UC, visitadoras sociales y voluntarios les sirven café y sándwiches y toman sus datos para enviarlos al centro de la ciudad, generalmente al Casino de la UC, si no fueron antes recogidos por familiares o amigos. Desde el Casino se les lleva, en autos particulares, a sus hogares, algunos a lugares muy distantes de Santiago. (Ercilla Nº 1306, 1º de junio de 1960. p. 8) Sin embargo, muchas veces los alimentos, la ropa y los enseres quedaron enredados en el camino. A pesar de las toneladas de ayuda recolectada en muchas ciudades para los damnificados, en diversos relatos se menciona que la ayuda nunca llegó, que estuvo mal distribuida, que hubo aprovechamiento. Otras testimonios hablan directamente de mala administración, de injusticias y robo.
DRAMA DE LA EVACUACIÓN Toneladas de ropa han sido enviadas al Sur y los niños evacuados llegan semidesnudos. Escenas desgarradoras en los aeropuertos. Consejo de Defensa del Niño hace de madre de los pequeños rescatados. (Vea Nº1103, 16 de junio de 1960, p. 6) Del millar de evacuados de Valdivia y Corral que la semana pasada llegaron a Valparaíso transportados por la Armada, se cuentan más de 500 niños, de los cuales un 90 por ciento viajó solo[…] Algunos vienen con maletas y abrigos, otros no traen nada. Vimos niños descalzos, sin sobretodos, que bajaban de los barcos tiritando de frío, con sus manecitas en los bolsillos. Muchos de ellos lo perdieron todo. Sus padres, sus hogares, sus ropas. No tienen más que lo puesto. Mucha gente en Valparaíso se preguntaba al ver desembarcar a algunos niños descalzos: --¿Y dónde está la ayuda que por toneladas se envió al sur? ¿Dónde están los miles de abrigos y pares de calzado que Valparaíso, Viña y Santiago donaron para los niños del sur? ¿se repiten acaso los vergonzosos hechos en 1939 ocurridos durante el terremoto que asoló a las ciudades de Chillán y Concepción? Conste que no sólo vimos niños sin zapatos. También vimos niñitas descalzas, lo que es más irritante y doloroso. Fue tanto lo que llamó la atención este hecho, que de inmediato se solicitó calzado para esos niños, lo que se obtuvo rápidamente, pues a generosos pocos superan a los porteños. (Vea Nº1103, 16 de junio de 1960, p. 11)
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Niños en espera de ser evacuados desde Valdivia en el aeródromo de Las Marías con sus tarjetas de identificación colgando del cuello. Muchos niños andan descalzos, lo que era bastante habitual en la década de 1960, siendo un indicador evidente de la pobreza de muchas familias antes del terremoto. Vea nº1.103, 16.VI.1960, p.2
En este sentido, la revista chilena de sátira política más famosa de todos los tiempos, Topaze, dedicó mucho espacio a criticar directamente a los responsables de una de las situaciones más vergonzosas que se hizo pública prontamente.
EL PUNTO NEGRO DE LA SEMANA Le queda pintado el punto negro a la señora Clara Williams de Iunge (sic) por su trato poco deferente con una institución respetable en el mundo como es la de Los Leones Internacionales. Ellos han cooperado en la recolección de ayuda para los damnificados y les han enviado elementos para que los repartan en la zona austral. Doña Clara por su cuenta se ha negado a entregarles esos elementos situándose en una posici6n arbitraria que ha creado toda clase de interpretaciones equivocas, ya que no obstante las preguntas de la prensa aun no puede citar el destino que han tenido varios miles de frazadas enviadas desde el exterior. A doña Clara Williams a quien le hemos celebrado otras actitudes, le concedemos con justicia por su trato arbitrario y su escasa agilidad para reaccionar a preguntas concretas: este punto negro. (Topaze Nº1445, 1º de julio de 1960, p. 5)
MEMORIAS DE UNA FRAZADA Yo era una frazada perfectamente correcta hasta el día del terremoto en Chile. Yo vivía en Córdoba, no en Lucho Córdoba, sino en la ciudad argentina del mismo apellido. Un día me tomaron los Leones (parientes del joven de la melena que trabaja en la Metro…) y me mandaron a Chile. Naturalmente yo me imaginé que me iban a regalar para ayudar a algún damnificado..., pero me ensarté medio a medio. Teóricamente iba destinada a la pobre gente del Sur, que
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se había quedado más pilucha que las cabras del Bim Bam Bum. En la práctica, lo que me pasó fue muy distinto. En vez de entibiar las enflaquecidas carnes de un Juan Verdejo cualquiera, que se estaba muriendo en Valdivia o en Chiloé, me mandaron a una casa muy elegante de la calle Ricantén. Una señora muy buena me tomó con mucho cuidado y dijo: -Esta es justamente la que necesitaba para la Chepa…, Y así fue como en vez de estar en una pobre y terremoteada ruca de la zona Sur de Chile, pasé a una piececita muy elegante y mona donde llegaban unos caballeros muy generosos que tomaban whisky y se fumaban uno puros más largos que los que usa Hernán Vihuela. En una palabra, de frazada correcta y argentina destinada a la zona terremoteada de los hermanos del Sur, pasé sencillamente a vivir en una casita de la calle Ricantén, donde no sé por qué se vive más de noche que de día y donde al desayuno le llaman ponchera. Y que conste que yo vine a ayudar a los piluchos del Sur de Chile, en vez de contribuir al empiluchamiento general de las piluchas del centro.” (Topaze Nº 1445,1º de julio de 1960, p. 12) El reparto de víveres era confuso y hasta azaroso, pero a pesar de ello, las personas de todos modos solidarizaban entre sí compartiendo lo poco que podían conseguir. <<Llegaba mucha ayuda de afuera. Llegó ayuda y nos regalaban leche. Como teníamos guaguas chicas, la leche Nido nos la regalaban, pero parece que mi marido la traía del hospital y sobre todo que comprábamos hartas cosas importadas porque a la gente le daban y las vendía. Pero fue una época muy, muy difícil; sobre todo había solidaridad. Se expresaba en que yo tenía algo y era para todos. A nosotros, por ejemplo, nos llevaban tremenda vianda que no podíamos comerlas completas, y refrigerador no había. No había nada de eso porque como no había electricidad y le dábamos a todo el mundo y a la vez la gente, los vecinos nos ayudaban con la guagua, con todo. Toda la gente se ayudaba y sobre todo la comida, porque como no había suficiente comida y no había qué comprar.>> (Ruby Stange, Puerto Montt) <<¿Y las autoridades, el Gobierno, cómo los ayudó en ese entonces? Mandaban ayuda. Pero poca ayuda llegaban para acá, porque llegaban y se desparramaban en familias que no eran totalmente damnificadas. Porque cuando mi marido bajaba y salía a pedir, primero lo mandaban a enterrar un perro. Les decían vayan a enterrar esos perros que están poniéndose malos y después viene y les damos algo y les daban un par de cosas. Nada más. El que nos ayudó a nosotros fue el sr. Baumann, quien en ese tiempo tenía casa acá y era conocido. Entonces él nos trajo un cajón con loza, pero de porcelana. Y con eso tuvimos. También recuerdo, nos trajo una caja de huevos. Grande. Llena de huevos y varias cositas, “frezadas” (sic), unas colchonetas para que durmiéramos. Él nos dio esa ayuda. ¿Y esa ayuda que llegó acá en avión, llegó al otro día de la catástrofe? Al otro día llegó y se aposentó arriba del cerro, donde nosotros estábamos. ¿Era un helicóptero? Sí. Se sostenía en el aire porque no podía bajar y tiraban cositas.
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¿Cómo qué? Arroz, azúcar, pan. Cositas de primera necesidad. Comida nomás. Ropa empezó a llegar después, porque aquí salió una casa que era de los padres y esa salió casi entera allá arriba. Del Portal para arriba y la acondicionaron para retén. Y ahí llegaron carabineros, militares. Y ahí llegaba ropa, cosas, para darle a la gente. ¿Ellos distribuían….? Ellos distribuían. ¿Entonces eran ellos los que mandaban a su marido y otras personas a enterrar los perros…? Y ahí le escogían un par de piezas, ropa y le daban, porque lo que más llegaba ahí era ropa. Pero no nos faltó porque yo estuve como un mes donde una tía y ella nos ayudó mucho. Ahí no nos faltó lo principal que fue la comida. Ud. nos cuenta que se fueron para el cerro y se construyeron su rancha. ¿Cuánto tiempo estuvieron viviendo ahí? Como tres meses. Después, él edificó otra ranchita donde estábamos antes, porque después se despejó, bajaron las aguas y quedó el pueblo, las tierras desocupadas. Entonces, el empezó de a poco. Como había tanta madera botada. Empezó a recoger madera e hizo una mediagüita. Nos vinimos a vivir al lado del río, porque él llegaba al lado del río por la pesca. El bote se le rompió con un palo y vino un tío que era arquitecto en Valdivia y se lo arregló. Vendió un animal que quedó por ahí. Ese lo vendió, arregló su bote y se puso a trabajar otra vez.>> (Ulda Zapata, 20 años en 1960, Queule)
“Así vivirán los habitantes de Castro hasta cuando se levanten al menos viviendas de emergencia. Calles, plazas y sitios eriazos han acogido a las víctimas de los terremotos y los incendios […] Una madre prepara la comida con la escasa ración de alimentos entregadas por las autoridades.” Vea nº 1.101, 02.VI.1960, p.11
Muchas familas desde los sectores rurales se han trasladado a vivir a Castro y habitan en ranchas hechas de escombros rescatados de los edificios destruidos, miserables casuchas ubicadas en la Plaza de Armas frente a los edificios públicos, Gobernación Provincial y Correos. A principios de Julio esta gente será trasladada al Estadio Municipal donde durante meses permanecerán viviendo en precarias condiciones, y el frío y la lluvia provocarán más muertes que el terremoto. En el mes de octubre de ese año casi cuarenta personas, entre niños y ancianos, habían fallecido en la “población callampa” que los damnificados habían levantado en el estadio municipal (La Cruz del Sur, 29 de octubre de 1960, citado en Mancilla, p.90, 2010)
El Directorio general de la 2ª Cía. del Cuerpo de Bomberos de Castro envía un telegrama al Presidente de la República, al Ministro del Interior y diputados por Chiloé protestando por la escasa y mal distribuida ayuda para los damnificados de la devastada ciudad de Castro. En la Plaza de Armas, los bomberos han construido una pequeña rancha con restos de los edificios destruidos con el objeto de guarecerse del frío y la lluvia y mantener una olla común. Pero agotados de tanto trabajo, desatender a sus propias familias y la falta de organización, manifiestan su malestar a las autoridades por el abandono en que se mantiene la ciudad y por estar ellos cumpliendo deberes y responsabilidades que corresponden a instituciones del estado. Se pide que las fuerzas armadas vengan a cumplir con la responsabilidades de vigilancia y mantener el orden público en una ciudad destruida, a realizar trabajos de remoción de escombros y
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repartición de ropas y alimentos. El telegrama en cuestión fue comentado en un articulo por el diario El Siglo el 24 de julio de ese año, lo que indignó a las autoridades de Santiago. El telegrama además denunciaba que los damnificados no recibían ni ropa, ni frazadas ni los alimentos enviados por el gobierno, responsabilizando al gobernador de la deficiente distribución de los alimentos y de la pérdida de la ayuda recibida y a las autoridades de cómplices de tal situación. En el telegrama expresaban además “Es necesario que el comercio funcione normalmente, se planifique la reconstrucción de la ciudad y se repartan los alimentos con estricta justicia”. La reacción del gobierno central fue interponer una denuncia criminal por lo que definió como expresiones injuriosas y calumnias al correcto proceder del gobernador de Castro. Sin embargo, todavía el 28 de junio los bomberos mantenía la olla común en la plaza de armas de la ciudad y seguían llegando damnificados desde los sectores rurales en busca de la escurridiza ayuda solidaria, lo que confirmaba, al menos, la veracidad de la falta de alimentos. (Mancilla, 2010, p. 91)
Chiste crítico que hace alusión directa a la demora o ineficiencia de las autoridades chilenas en la entrega de ayuda directa y oportuna. Los bultos que se aprecian al rincón izquierdo están etiquetados con los nombres de los países que enviaron su generosa ayuda a Chile. Domitila: -¿Qué estas esperando Verdejo? Verdejo: -Después de tanta ayuda de los Gobiernos extranjeros…, a ver si me ayuda el Gobierno chileno. Topaze nº1.448, 22.VII.1960, p.10
De esta forma, solo pretendemos exponer que a pesar de la gran ayuda recibida desde diferentes rincones del país y el extranjero, el factor de la adecuada, rauda, eficaz y justa distribución de la ayuda material no fue siempre un objetivo alcanzado. En las circunstancias de tragedia que se vivió en aquellos primeros meses post terremoto hubo demostraciones de humanidad en su más amplio y profundo sentido: de lo bueno y lo malo en variados ejemplos. Sin embargo, la responsabilidad que le compete al Estado como ente político es algo ineludible e insoslayable. Por otra parte, también hay que atribuir cierta responsabilidad a la sociedad en su conjunto. El asunto es que ambas forman parte de la memoria colectiva que permanece y acompaña las vidas no solo de los testigos de un suceso tan desgarrador como el Terremoto de 1960, sino de varias generaciones posteriores. La invitación es a ser capaces como sociedad de disponer de una capacidad de autocrítica y de poder entablar un diálogo pertinente a fin de aprender de tales procesos y responder a la altura de las circunstancias ante posibles reiteraciones de estos fenómenos naturales que devienen en desastres sociales, eventos tan propios de la naturaleza geológica de nuestro país que han marcado de manera ejemplar su historia.
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10. El Riñihuazo y los rucos “Después llegó aquí la marea, el Riñihuazo. Por aquí pasaban todos los castillos llenos y arriban venían los animales, chanchos, gallinas y perros. Por aquí usted lo veía pasar, el agua toda de un color terrosa, barro, barro. Esto estaba todo lleno de agua, aquí; se veía como… Mire, aquí nací yo, donde hay como un galpón. Eso también estaba lleno de agua, hasta aquí llegó el agua…” (Marcelo Montes, taxista, 7 años en 1960, Valdivia)
Luego del gran desastre y destrucción provocados en la ciudad por el terremoto, las inundaciones y los incendios, se produciría la amenaza de otro desastre, tan inesperado y violento como los ya sufridos por la mayoría de los valdivianos y gran parte de la población del país. La amenaza provenía ahora desde la cordillera de Los Andes, más precisamente desde el lago Riñihue, ubicado a ochenta kilómetros de Valdivia hacia el este. Se trataba de la confirmación del surgimiento de tres represas o tacos naturales originados por el derrumbe de las laderas de los cerros y bosques sobre la desembocadura del río San Pedro que desagua al Riñihue.
Esta foto del reportero gráfico Francisco de Silvestri capta las verdaderas dimensiones del desastre en el lago Riñihue, donde se aprecia el altísimo sobrenivel de sus aguas, cubriendo las casas y llegando a las copas de los árboles. Vea nº1.103, 16.VI.1960, p.17
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En términos simples, ello significaba que el lago, al no tener sus aguas salida en forma natural, comenzaba a sufrir un aumento de su nivel en forma abrupta y preocupante. En cualquier momento, millones de metros cúbicos de agua podrían desbordarse por la presión del líquido acumulado, rompiendo las represas naturales de manera violenta e incontrolable, lo que provocaría un enorme alud de agua, lodo, rocas, tierra y árboles que amenazaba con arrastrar, inundar y destruir muy rápidamente todos los valles, pueblos, casas, campos de cultivo y crianza de animales a su paso, hasta llegar a rematar la terremoteada ciudad de Valdivia. Frente a los rumores que comenzaron a circular en la ciudad y el mal manejo comunicacional emprendido por parte de la autoridad, la sociedad civil empezó a presionar para saber qué era lo que estaba ocurriendo aguas arriba del río San Pedro –que luego deviene Calle-Calle y después, río Valdivia. La noticia finalmente se haría oficial, tras la confirmación efectiva del desastre, labor efectuada por el propio intendente, el comandante en jefe de la FACh y otras autoridades civiles y militares. De ahí, el tono del siguiente oficio:
EL INTENDENTE CONFIRMA: SON EFECTIVAS LAS REPRESAS EN EL SAN PEDRO: OFICIO. Hemos recibido el siguiente Oficio N°2 El intendente de la provincia, consciente de la obligación de mantener a la población informada a la ciudadanía en relación problema derivado por la obstrucción del desagüe del Lago Riñihue declara lo siguiente: Inmediatamente de haber recibido las primeras informaciones de que se habría cerrado el desagüe del Lago Riñihue se envió a personal del ejército a verificar el hecho. El reconocimiento aéreo que el Intendente acompañado del Comandante de la FACH intentaron hacer, fracaso por motivos del tiempo. De regreso la Misión Militar y recogidos algunos otros antecedentes proporcionados por el señor Subdelegado de la Comuna de Los Lagos, Alcalde de la misma Comuna y particulares, hicieron recomendable un segundo reconocimiento el cual fue efectuado por el Ingeniero de Puertos Don Hugo de la Fuente Rebolledo, el Geólogo de la U. Austral, Dr. Wolfgang Welachet(?) Ingeniero don Emilio Torrealba y Teniente de Ejército don Hernán Velásquez44 (sic). Esta misión hizo un reconocimiento minucioso y mensuras de las obstrucciones y niveles efectuando un informe completo que dice en síntesis: 1° El nivel del Lago Riñihue es normal, aún para la época. Hay una crecida de 13 cms. Con respecto a las últimas semanas. 2° Aguas abajo del desagüe el río está totalmente obstruido en la siguiente forma: Derrumbes de las laderas del valle ocupan el total del ancho del lecho del río, a lo largo de unos 1000 hasta 5000 metros.
44 El señor Hernán Velásquez Mulatti es el mismo militar mencionado en páginas anteriores que compartió sus recuerdos a partir de una bitácora que escribiera como subteniente del Ejército en 1960, donde relata su experiencia en las labores propias de su cargo en momentos de gran dolor para el país.
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El primer derrumbe tiene una altura en la parte mas baja de unos 4 mts. Sobre el nivel del Lago. A 2.500 metros del primer derrumbe se encuentra una barrera más alta que ocupa el valle en una extensión de 4 Km. Su parte más baja se estima de unos 10 mts sobre el actual nivel del lago Riñihue. Debido a la composición del material depositado, teóricamente en el nivel del Lago podría subir unos 10 mts. Sin embargo existe la posibilidad de que el agua pueda escurrir antes y en forma lenta a un nivel inferior. Lo más probable es que el desagüe del Lago ocurra en las condiciones antes dichas. Ante estas circunstancias se han tomado las siguientes medidas; Se está instalando en el punto mismo de la obstrucción un teléfono directo a Valdivia que será reforzado por un equipo de radiocomunicación. En el Lago Riñihue se ha colocado un medidor de nivel y por selector de Ferrocarril se comunica diariamente la variación del nivel del Lago. Cualquier modificación de las condiciones actualmente existentes que sea motivo de alarma en esta forma será inmediatamente conocida por las autoridades.
Representación gráfica de los tacos provocados por el terremoto a lo largo del río San Pedro, basada en infografías publicadas por le prensa de la época.
En consecuencia la población puede estar totalmente tranquila, pues se han tomado todas las medidas de precaución con el fin de evitar que se produzcan situaciones imprevistas. El Intendente declara enfáticamente que cualquier información que se aparte de los hechos arriba indicados es totalmente antojadiza y aquellas personas que se dedican a especular con fines sensacionalistas y sin motivo justificado, merecen la reprobación de toda la ciudadanía. Si esta Intendencia de la Provincia no dio anteriormente informaciones sobre la materia fue porque, a sabiendas de que no existía riesgo inmediato prefirió esperar un informe de una Comisión Técnica. Valdivia, 27 de mayo de 1960 VICTOR KUNSTMANN HUBE, Intendente.
NOTA DEL DIRECTOR La información avanzada por este diario con debida antelación estuvo y está destinada precisamente a que, como es su obligación, la autoridad precaviera a la ciudad con el debido tiempo de que se estaban adoptando medidas a fin de evitar que se produzcan situaciones imprevistas como lo reconoce el Sr. Intendente. Ocultar la “existencia de posibilidades” por parte de nuestro diario habría sido una torpeza impropia del deber de la prensa: prevenir el peligro, que dicho funcionario confirma al declarar que ya “tomó medidas” que en nuestra información habíamos aconsejado en defensa de la ciudadanía, que a nosotros nos merece respeto. (El Correo de Valdivia, 28 de mayo de 1960, p. 2)
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La Empresa Nacional de Energía, Endesa, se haría cargo en conjunto con Corfo de coordinar las acciones pertinentes a controlar la situación. Este hecho fortuito ya habla de lo azaroso e improvisado de las decisiones tomadas en la época. Pero ¿por qué la estatal Endesa se hizo cargo de los dificultosos o casi imposibles trabajos del desagüe controlado del Riñihue? Revisemos la opinión del propio gerente a cargo de dichas operaciones en entrevista a la Revista Ercilla, el señor Raúl Sáez: Lo que ocurrió fue que, apenas llegaron a Santiago las primeras noticias del sismo, dimos orden a Pullinque para que prestara toda clase de auxilios a Panguipulli. Al día siguiente aparecieron unos vecinos de Riñihue a informar que se habían formado unos tacos que no dejaban avanzar al lago por el río San Pedro. Eso es lo que nos comunicaron desde Panguipulli. Entonces di la orden a nuestra gente para que fueran a ver lo que estaba ocurriendo y prestara toda su colaboración a los vecinos. Creíamos que se trataba de un problema sin importancia. Fuimos a ver lo que ocurría y ahí tuvimos que quedarnos, sin movernos más. Es decir, el problema nos cayó, porque actuamos con rapidez. Si hubiéramos sido más remolones, a lo mejor le hubiera correspondido a otra institución. (Ercilla Nº 1.309, 22 de junio de 1960) La titánica labor encomendada de esta forma al ingeniero Sáez incluyó la coordinación de un impresionante equipo, conformado por personal de las empresas estatales Endesa y Corfo, junto con representantes del Ministerio de Obras Públicas. A ello se sumaría obviamente la coordinación con las autoridades locales, como el jefe de Plaza de Valdivia, general Alfonso Cañas Ruiz-Tagle, quien dispondría de un plan de evacuación de las zonas más propensas a recibir las aguas del Riñihue. Los ingenieros de ENDESA, Obras Públicas y CORFO dirigidos por el Ingeniero Raúl Sáez45, fallecido miembro de esta Academia, debieron realizar la obra de ingeniería de emergencia mas grande efectuada en Chile: en dos meses lograron abrir un canal de evacuación del lago, evitando la destrucción de una rica zona agrícola, ganadera e industrial que tenía alrededor de cien mil habitantes. (Flores, 1999) El ingeniero Raús Sáez Sáez, destacado por la revista Topaze por su titánica labor de desagüar controladamente el Riñihue causando el menor daño posible. Topaze nº1.446, 8.VII.1960, p.3
45 Existe hoy día, como reconocimiento a su contribución al país, el premio Raúl Sáez, que es entregado anualmente por el Ministerio de Minería a las personas naturales o jurídicas que realicen y desarrollen destacados proyectos mineros en el territorio nacional con un alto grado de utilización y apoyo de la ingeniería nacional.
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La labor desarrollada buscó generar las condiciones físicas y mecánicas que permitieran canalizar las aguas del sobrenivel del Riñihue mediante un desagüe progresivo y controlado. Semejante labor ingenieril debió resolver de manera eficaz y creativa una serie de inconvenientes, los cuales fueron documentados in situ y en detalle por un equipo de profesionales del recientemente inaugurado Departamento de Educación Audiovisual de la Universidad de Chile, dirigido entonces por el historiador de origen español Leopoldo Castedo46. Las filmaciones y montaje del documental fueron realizadas por el arquitecto Sergio Bravo y el propio Castedo, teniendo como ayudantes de cámara a Máximo Fortis y Leandro Martínez. La música fue compuesta por el maestro Gustavo Becerra. Castedo, quien realizó el guión historiográfico, posteriormente escribiría un libro (publicado póstumamente), titulado Hazaña del Riñihue, en el que a través de palabras e imágenes relata y rescata esta epopeya. Allí explicita que su objetivo, “que para algunos parecía descabellado, era el registro sistemático filmado de lo que había sucedido y de lo que podía suceder para dejar constancia histórica del que se presentaba como acontecimiento singularísimo, tanto si el aluvión destruía la ciudad amenazada, como si técnicos y obreros chilenos, con la colaboración de muchas otras instituciones, lograban desaguar el lago con el menor daño posible.” (Castedo, 2000, p.47-48) Muchos todavía recuerdan este documental, ya que las imágenes de la ciudad terremoteada y las zonas afectadas por las inundaciones eran realmente impactantes, confirmado la lúcida apreciación y gestión de Castedo para cubrir con su equipo la catástrofe. <<Yo no sé si tengo por ahí el video ese del Riñihuazo, ¡cómo trabajaban! Era cosa de titanes, oye, para encauzar la desembocadura antes de dinamitar los tacos… esa gente y los buldózer quedaban enterrados, con la pala uno pescaba aquí y tiraba allá; el de allá, que estaba más arriba, pescaba y tiraba mas allá, hacían cadenas pa’ poder llegar arriba…>> (Luis González, maquinista EFE, 21 años en 1960, Valdivia) Sin embargo, en el duro presente que les tocó resistir a los habitantes de la provincia de Valdivia, la expectativa de que todos los sectores aledaños al curso de los ríos que desagüaban el Riñihue hasta la ciudad volvieran a sufrir tal impacto de la naturaleza, comenzó a provocar serios daños sicológicos en toda la población. El Riñihuazo podía ser la “guinda de la torta” que, luego del terremoto y maremoto y sus ya devastadoras consecuencias, remataría a la ciudad y a las más de cien mil personas que poblaban la zona, que estaban en serio riesgo de ser afectados por el gran alud e inundación. La población ya conocía el desatroso antecedente histórico del Riñihuazo, ocurrido luego del terremoto de 1575 (mencionado en el capítulo 4). El Riñihuazo, el terremoto de agua. Usted sabe que el lago Riñihue, en donde nace el río San Pedro que luego es el río Valdivia… entonces a ese lago llegan tres lagos más que desembocan en el Riñihue. Están arriba, están en altura, bajan y se van vaciando uno al otro y llegan al lago Riñihue. Y los cerros cayeron sobre la desembocadura del río en tres partes… entonces tuvo tres tacos enormes y subió 17 metros de su cota normal…”>> (Álvaro Inzunza, profesor normalista y bombero, 36 años en 1960) 46 Castedo fue un refugiado político republicano español que arribó al país en el famoso Winnipeg, aquel barco que salvaría la vida de numerosos activistas contrarios al fascismo impuesto por Franco en España a partir de la década de 1940. Pablo Neruda, cónsul de Chile en España en ese tiempo, fue quien organizó el traslado a Chile de numerosos asilados políticos, quienes en agradecimiento a esta ayuda humanitaria realizarían importantes aportes en los ámbitos académicos, culturales y sociales de nuestro país, su segunda patria.
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La tensión fue en aumento con el paso del tiempo, ya que la información disponible estaba poblada de especulaciones. Las autoridades llegaron a acusar a los periodistas de alarmistas, pero en definitiva nadie podía asegurar que el lago no se desbordaría antes de intentar iniciar su desagüe controlado, a pesar de todo el esfuerzo realizado en favor de ello. Esta situación se prolongaría durante dos meses, tiempo más que suficiente para dar pie a numerosas especulaciones, y generar incertidumbre y pánico en los posibles afectados, principalmente de Valdivia. El lago Riñihue no quiso saber nada de los anuncios que hacían los técnicos, y los burlaban una y otra vez, trayendo angustia y desesperación a los hogares de Valdivia. Los Lagos, Antilhue, Huellelhue, y la zona ribereña del San Pedro y sus afluentes. Esta guerra de nervios provocó tal desesperación en todos los sectores. Que cada vez que no se cumplían los anuncios de los técnicos, se irritaban y hacían oir sus voces de protesta en la ciudad. (Olave, 1960, p. 122) Después se anunció el Riñihuazo… que iba a inundar quince metros arriba la plaza… ¡Nosotros estábamos más asustados! Iban a largar el taco del Riñihue… (Aurelio Huichaman Caurapán, Albañil, 24 años en 1960, Pob. Menzel Valdivia) Ilustración de Alhué (Luis Sepúlveda) graficando la reacción del gobierno y la precariedad de la situación de los rucos con su calle “Resignación”. Verdejo: -Yo creo que esta ruca no aguantará este invierno. El presidente Alessandri construyendo un ruco. A un costado, el triministro Roberto Vergara. Topaze nº1.445, 1.VII.1960, p.20
Plano de evacuación indicando zonas de campamento de rucos. El Correo de Valdivia, 6.VI.1960
Se crearon planes especiales de contingencia y se evacuó a gran parte de la población (ver capítulo 11). Se establecieron puntos de vigilancia en lugares estratégicos en los cerros que bordeaban la ciudad, donde se contaba con personal de las Fuerzas Armadas las 24 horas al dia, con el objeto de anunciar el advenimiento de las aguas en cualquier momento. Frente al inminente desborde del Riñihue, las autoridades locales confeccionaron un complejo plan de evacuación para [los habitantes de] las zonas bajas de la ciudad. Se elaboraron planos oficiales que fueron entregados por el General Alfonso Cañas al diario El Correo de Valdivia el 05 de junio de 1960 para socializar la información a la comunidad…” Los cálculos de un eventual desborde del lago Riñihue indicaban que toda la superficie del centro de la ciudad podria quedar bajo 8 metros bajo el agua, convirtiéndola en dos pequeñas islas. Por ello, el plan contemplaba un sistema de comunicación radial y torres de avistamiento y la división de la ciudad en siete zonas donde se instalarían campamentos de emergencia, dispuestos con todos los elementos necesarios para asegurar la alimentación y cuidado sanitario de los refugiados. Cada campamento estaría bajo el mando de un Capitán de Ejército, quien dispondría de personal y vehículos para el traslado de las familias y algunos enseres. El plan comenzó a ejecutarse el 13 de junio debido al inminente desborde del Riñihue y el empeoramiento de las condiciones climáticas. Las viviendas de emergencia destinadas a albergar a los evacuados fueron encargadas a la firma constructora Nahmías, quienes construyeron 5.000 viviendas tipo “rucas” en los sectores altos de la ciudad: Las Ánimas, los Jazmines, Picarte, y en el actual sector CORVI para un total de 22.000 refugiados (Aucapán, 2010, p. 31) Gran parte de la población que en ese entonces vivía en las zonas bajas de la ciudad, tales como los sectores de Miraflores, Arica, Catrico y Collico, fue evacuada hacia los sectores más altos de forma preventiva entre el
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7 y 18 de junio de ese año, en la denominada Operación Traslado, que fue coordinada completamente por el Ejército y realizada por el personal de la Escuela de Infantería de Santiago, al mando del capitán Orlando Jerez Borges. La mayoría fue llevada a las casas de emergencia construidas para este efecto –que los valdivianos apodaron sencillamente como “rucos” –, y otra parte de la población, a campamentos de carpas habilitadas de igual forma por personal militar. (El Correo de Valdivia, 7 de junio de 1960) De esta forma, el Plan de Evacuación contempló la salida de miles de personas a un total de siete campamentos de albergados, los que se conocerían con los nombres de Los Jazmines, Hauchocopihue 1, Huachocopihue 2, Las Ánimas, Schellas, Menzel y Krahmer. Cada campamento estaba a cargo de una comisión militar, cuya función era mantener el orden y la seguridad, hacer cumplir los horarios y distribuir insumos básicos como agua, alimentos, frazadas, ropa y otras ayudas nacionales y extranjeras entre los damnificados. Eran igual que un ruco, pero eran con lata; bueno, con latita, pero igual el piso era de tierra, porque ahí me acuerdo íbamos a ver a unos tíos, parientes de mi mamá, y cuando empezó a llegar la ayuda de la Alianza para el Progreso… siempre me acuerdo yo unos quesos que regalaban. Eran igual que un envase de leche Nido, pero la lata era otro tipo de lata. Pero el queso era tipo así como naranjito, era un tipo de queso cremoso, pero era…, nunca he comido un queso como ese, nunca… ¡qué sabroso! (Marcelo Montes, taxista, 7 años en 196o, Valdivia)
Los rucos fueron unas casetas de emergencia fabricadas para resolver el problema habitacional de forma momentánea en Valdivia luego de toda la catástrofe ocurrida, y particularmente ante el inminente desborde del lago Riñihue. La palabra está directamente relacionada con la palabra ruka, la que en mapudungun o idioma mapuche significa casa. Los rucos tenían forma de triángulo, con una estructura muy sencilla de madera
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Campamento de rucos en sector de Huachocopihue. Los patos del charco de agua no son silvestres sino criados por los pobladores como una forma de mejorar su alimentación. Archivo Museo Histórico y Antropológico Maurice van de Maele UACh.
cubierta de latas de zinc. Sus dimensiones eran de 3 m de ancho por 3,6 m de largo, y se instalaron a escasos 80 cm unos de otros, agrupados en manzanas y separados por calles de entre 2,5 y 3 m de ancho. Se diseñaron de este modo pensando en su estabilidad ante las permanentes réplicas, su facilidad de construcción y su economía. Se formaron verdaderos campamentos de damnificados en lugares estratégicos por las autoridades escogidos ante el futuro Riñihuazo, por lo que se privilegiaron lugares baldíos de mayor altura. Se organizaron rápidamente sistemas de reparto de agua, alimentos y ropa de manera coordinada por medio del trabajo de autoridades militares y civiles, en contacto con los organismos nacionales e internacionales de ayuda humanitaria. El Riñihuazo en Valdivia, sector costanera detrás del Hotel Pedro de Valdivia, incluyendo calle O’Higggins, Janequeo y Anwandter, todas inundadas. A la derecha del árbol se ubica la casa del Jefe de Plaza general Alfonso Cañas Ruiz-Tagle. Al frente la Isla Teja y al fondo río Cau Cau. Gentileza Obispado de Valdivia.
<<Mucho tiempo duraron las réplicas. Nosotros dormíamos en una carpa en el patio de la casa… Nosotros estuvimos allegados en la casa de una sobrina de mi abuelo. Estuvimos ahí, y esa tenía siete hijos. Las casas de la Inés de Suárez son chiquititas, cierto. Dormíamos todos botados en el living en el piso. Estuvimos un mes nomás. Muy sacrificado… Y de ahí nos tuvimos que retirar porque nos exigieron los militares, que había que salir de aquí porque venía el Riñihuazo, que le llamaron. Entonces tuvimos que irnos de aquí a unos rucos que hicieron por donde está el Hospital ahora, en el barrio Huachocopihue. Ahí tuvimos que haber estado por lo menos un mes en esos rucos. Porque la casa quedó hasta la mitad de lodo… Y como le decía, nos fuimos a los rucos. Mi abuelo como tenía harta madera aquí, se
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la llevó para allá, y le puso de piso de madera al ruco. Porque los rucos tenían tierra nomás. Llevó catres también y dormíamos como debe ser, cada uno en su cama. En una esquina la cocina. También llevó unas ventanitas, porque eran sin ventanas. Sin nada. Así nomás. Todo eso porque no sabíamos cuánto tiempo iba a pasar antes de que pudiéramos bajar. No lo pasamos mal en los rucos… Mi abuela tenía una victrola en esos años. Esa se la llevaron a los rucos para que escuchara mi sobrina que era guagua en esa época.>> (Atlántida Bozzo, dueña de casa, Barrios Bajos, Valdivia) Aunque fueron viviendas de emergencia, los rucos permanecerían en la ciudad incluso por años, manteniendo a varias familias en situaciones de espera por soluciones habitacionales permanentes de mayor calidad comparadas con las precarias condiciones que debían enfrentar. Aun cuando muchos de los ruqueños provenían de diferentes sectores y barrios de la ciudad, prontamente debieron organizarse en pro de la urgente mejora de las condiciones de vida de todos quienes vivían en dicha situación de precariedad. De este modo, los rucos pasarían a formar parte de la memoria colectiva de la ciudad hasta los días de hoy. <<Llegaban de distintos barrios. Ahí había que estar encerraditos en el ruco. Después de la cinco de la tarde no salíamos con mi hermano porque pasaban cosas: que te asaltaban. Pero estábamos con militares, bien atendidos, sí. Fue buena la cooperación. Llegaron hartas cosas que nos dieron. Porque nadie tenía trabajo. No había agua, no había luz, no había nada. Además, que eso era puro bosque para allá. Porque ahí en el Huachocopihue era puro bosque. Después todo lo echaron abajo para construir casas. Los rucos se hicieron donde estaba la Escuela Normal. Todo eso se hizo rucos y era puro monte. Entonces salir de ahí, sin luz y agua, no se podía. No habían baños. Un tarro y punto. Y después a unos hoyos se iban a vaciar los tarros. Daban agua con camiones aljibes. Todo racionado, controlado. A veces nosotros veníamos para acá a sacar agua de un pozo con agua de vertiente. Llevábamos agua en damajuanas para arriba. Donde no bajó casi nunca el agua fue en la calle Bueras.>> (Atlántida Bozzo, dueña de casa, Barrios Bajos, Valdivia)
<<Los rucos estaban ahí en el fundo Huachocopihue, eso era del regimiento. O sea, Allende se lo había pasado al regimiento. Ahí estaban los hospitales que trajeron los norteamericanos. Las carpas estuvieron ahí como un año y medio. Ahí estaban todos encarpados. Gente con medias aguas. La gente bajaba a ver sus casas. Sacaban sus cosas en bote. Mi marido anduvo ayudando a una gente. Uno creía que estaba en Venecia. Si les decían: ya fueron a pasear a Venecia (risas). No ve que en Venecia la gente anda en puros botes. También estaban del Regional para arriba. En todo caso no fui nunca para allá porque no tenía a quien ir a ver.>> (Ludovina Angulo, Barrios Bajos, Valdivia)
Calle Ecuador en sector Estación de FFCC del Estado inundada por Riñihuazo. Gentileza de Ana Pizarro.
Sector Collico inundado por Riñihuazo. Los botes fuerón por mucho tiempo, el medio de transporte público para los vecinos. Gentileza de Ana Pizarro.
<<Yo estudiaba en cuarta preparatoria. Entonces nuestra vida era ir y volver caminando de la casa a la escuela. Nosotros caminábamos siempre a escuelas cercanas a nuestro domicilio. Ahora no, porque de repente los cabros les va mal en el colegio y los tienen que poner donde el diablo
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perdió el poncho. En los días posteriores al terremoto se instalaron unos campamentos llamados Kramer, que quedaban en lo que hoy es la población del Seguro Social, que está en Pedro Montt con Simpson. Donde un tiempo se hizo una feria libre ahí. Esos campamentos Kramer eran tan ordinarios, que le pusieron los rucos de la Kramer. Eran realmente rucos. Unas cuestiones como casas indias, sin piso, la gente comía ahí mismo, habían ollas comunes. La gente se turnaba para sacar agua. La gente se bañaba como podían, a veces nunca. Y la pasada para el colegio quedaba por ahí. Dependiendo de donde vivieras estabas obligado a pasar por ahí… A propósito de cosas que se eternizaron, ¿es verdad que los rucos funcionaron por años? ¡Claro! Esa fue otra de las construcciones de emergencia para siempre. De hecho, se constituyeron en Comités de Damnificados de los Rucos, los rucos de Valdivia, rucos de la Kramer. O la población Kramer que eran casas callampas que construyeron con infraestructura muy rudimentaria. Esa gente vivía en condiciones inhumanas. Después esas casas se erradicaron. Si aquí se construyeron un montón de poblaciones de emergencia, como la Huanapri; también hubo una aquí en la costanera, que era impresentable: la Menzel. Todo el sector que está detrás de Investigaciones era conocido como la población CORVI. Todo ese sector estaba lleno de poblaciones de emergencia, para erradicar a la gente de los rucos y después se armaron otros campamentos… [Los rucos se armaron] no solo en la pampa Kramer, sino que en todas partes. Y los niños de esos rucos estudiaban en la escuela N° 1122. En Collico no hubo rucos.>> (Augusto Olave, hombre de radio, 8 años en 1960, Valdivia)
Límite hasta donde llegaron las aguas en Calle Pérez Rosales; al fondo, el río Valdivia. Gentileza de Ana Pizarro.
<<El domingo 24 de julio, andando de paseo por el centro de la ciudad en compañía de otros soldados alumnos, escuchamos la sirena de bomberos con largos y extensos toques lastimeros, eran toques que normalmente escuchábamos en el cine viendo alguna película de la segunda guerra mundial donde anunciaban un bombardeo enemigo; pero en esta ocasión no era bombardeo ni película, era la realidad, pues anunciaba que el lago Riñihue había iniciado su desagüe, y por lo que sabíamos por los diarios, los destrozos que causaría eran impredecibles. Por esta misma razón el Batallón Escuela de Suboficiales de San Bernardo, a cargo de la Zona B de Emergencia, una de las primeras actividades que realizó a su llegada fue empadronar a la población para posteriormente evacuarlas a los sectores más altos en cuatro campamentos de emergencias construidos especialmente para esta situación; estos eran, Kramer, Menzel, Huacho Copihue 1 y Huacho Copihue 2.
Inundación de Avenida Prat esquina Lautaro por Riñihuazo. Gentileza de Arnoldo Schaffler M.
Ante estos quejumbrosos lamentos del aullar de la sirena, y al mismo tiempo por las instrucciones que habíamos recibido de nuestros comandantes, regresamos de inmediato al cuartel del Regimiento Caupolicán, nuestro segundo y acogedor hogar, donde de inmediato nos colocamos el equipo normal de trabajo, vale decir, chaqueta, y pantalones de goma, botas de goma, toalla color naranja o azul al cuello y la respectiva gorra impermeable, para saberse que éramos militares del Ejército de Chile e identificarnos como tales.  A las pocas horas ya andábamos evacuando pobladores de los barrios bajos donde el agua poco a poco empezaba a llegar, muchos de estos pobladores eran rezagados que en su oportunidad no quisieron dejar sus casas, o en otros casos, que ante la no ocurrencia del desagüe, habían optado por volver nuevamente a sus casas; todo lo anterior muy comprensible y humano. (Oscar Silva Abarca, Soldado de Batallón de Hierro, 2010)
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Finalmente, luego de más de dos meses de angustiosa espera e incertidumbre, llegó el día en que se inició el desagüe del Riñihue. Previamente, la población había sido trasladada de las zonas de mayor riesgo hacia los campamentos de rucos y miles de valdivianos, en especial niños, mujeres, enfermos y ancianos habían salido voluntariamente evacuados de la ciudad hacia Santiago, Valparaíso y otras ciudades y pueblos aledaños, principalmente a casas de familiares y amigos o a albergues y hogares cedidos por instituciones y organizaciones sociales de la época (ver capítulo 10). La gran mayoría de la población que quedó en la ciudad fueron hombres que se dedicaron al lento proceso de remoción de escombros y a la reconstrucción de la ciudad en todos sus frentes. Inundación por Riñihuazo, pasando debajo del puente Pedro de Valdivia. Destacan los techos de casas y otras construcciones arrastradas por la fuerza de las aguas y se distingue gente que observa la situación desde las ruinas de la CCU, en la Isla Teja. Gentileza de Ana Pizarro.
El 26 de julio de 1960, es decir, sesenta y cinco días después de los sismos, las contenidas aguas del Riñihue irrumpieron con extraordinaria fuerza, buscando un camino natural para desbordarse. Con gran estrépito, en medio de derrumbes y la caída de árboles centenarios, piedras y rocas, las aguas hicieron su avance. Mientras el cauce adquiría mayor violencia, el lago bajaba de sobrenivel y las aguas avanzaban por el valle del río San Pedro, inundando pueblos y vegas. Arrasando con todo cuanto encontraba a su paso. Transcurridas las 24 horas, se encontraban totalmente inundados los pueblos de Los Lagos, Antilhue y Huellelhue, quedando aislados de Valdivia, cuyas poblaciones ribereñas también se encontraban anegadas. En Los Lagos, la altura de las aguas alcanzaba los 6,80 metros; en Antilhue, 5,80 mts., y en Huellelhue, 5,15 mts. En Valdivia, el barrio Collico, alcanzaba ya los 80 centímetros, obligando a suspender el tránsito por sus calles. Al día siguiente las aguas alcanzaron en Valdivia, un sobrenivel de 1,55 metros. Otro informe oficial discrepaba, señalando que las aguas habían alcanzado un sobrenivel de 2,40 metros.
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En todo caso, los niveles de la ciudad no son parejos. Prueba evidente de ello, es que el barrio Collico, quedó prácticamente sepultado por las aguas. Desde la altura, sólo se divisaban los techos de las casas. Inundados quedaron también los barrios KULMER, AVILA, CATRICO, MIRAFLORES, ARICA Y AGUIRRE. El barrio Estación presentaba un trágico aspecto de desolación y ruinas. El Aeropuerto LAS MARIAS quedó anegado en el sector Norte, por desborde de estero Santa Rosa. En Bueras, las aguas llegaron hasta las puertas del Colegio María Auxiliadora. La Plazuela Pastene quedó completamente sumergida por las agua; el Balneario Popular47, convertido en un verdadero mar. En Los Lagos, Antilhue, Huellelhue y Purey, el agua arrastraba casas, bodegas, animales menores, colectivos, castillos de madera, y cuanto hallaba a su paso. Frente a Valdivia, las cosas pasaban flotando en medio de la curiosidad de las gentes que con asombro observaban el doloroso espectáculo. En Los Lagos, las aguas llegaron a los 7,20 mts; en Antilhue, 6 metros, en Huellelhue también llegaron hasta los 6 metros. Más de 90 casas fueron arrastradas por las aguas. En Valdivia se llevó la caseta de botes del Club de Remeros Centenario; en Huellelhue, su iglesia; en Purey, la fábrica de cajones. Los daños causados a los barrios de Valdivia, los pueblos ribereños y a la agricultura, fueron cuantiosos. Sin embargo, había consenso unánime de que ya había pasado el peligro. Todavía no se retiraban las aguas, cuando los valdivianos llegaban en bote con sus familias a ocupar nuevamente sus hogares. Se instalaban en los segundos pisos, esperando que las aguas se retiraran definitivamente. Total, cualquier cosa era mejor, antes que el infierno de los rucos. Nuevamente entraba la vida a la provincia de Valdivia.” (Olave, 1960, pp. 122-124) Pero frente a toda la adversidad del momento, los chilenos suelen sacar a relucir su particular humor y creatividad. He aquí un notable ejemplo de la capacidad inventiva, la improvisación y el reciclaje de materiales de diversa indole, que fueran utilizados de manera transversal en todo el proceso de recuperación de tan duro golpe de la realidad, resolviendo necesidades básicas con mucho ingenio: “La Riñimoto” El letrero en esta improvisada embarcación indica “RIÑIMOTO, licencia BB” ¿tal vez siglas de los Barrios Bajos? Gentileza de Ana Pizarro.
47 Ubicado en el sector de Las Ánimas, a un costado del puente Calle-Calle, en la zona donde hoy se contruye el Centro de Alto Rendimiento (CAR) y casi al frente de la Estación de Ferrocarriles de EFE.
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11. LA EVACUACIÓN Una de los aspectos más impresionantes de todos los terribles problemas asociados al terremoto de 1960 fue el inicio de la evacuación de la población de las ciudades más afectadas hacia Santiago, Temuco, Valparaíso e incluso hasta Concepción, adonde eran trasladados heridos, ancianos, mujeres y niños. Fue una acción mancomunada de gigantescas proporciones que movilizó a miles de personas a lo largo de gran parte del territorio nacional. Se evacuaron a cientos de personas desde Puerto Montt, Ancud, Osorno, Valdivia y otras localidades. Otras partieron por necesidad o motivación personal, ya que no existían las condiciones mínimas de subsistencia. Pero de todas, la más notable evacuación sería la de Valdivia y sus alrededores, desde donde fueron trasladadas más de veinte mil personas (Olave, 1960), hecho que se transformó en la evacuación más numerosa de la historia de Chile. Se trataba principalmente de mujeres y niños. Muchos de ellos llegaban a casa de familiares o amigos, mientras otros tantos permanecían en albergues organizados por agrupaciones sociales, organismos del Estado y organizaciones de ayuda internacional como la Cruz Roja, los Boy Scouts, las federaciones de estudiantes universitarios, escuelas o agrupaciones amparadas por diferentes credos religiosos como Caritas Chile. Un avión noteamericano evacua desde el sur un batallón de niños, que las enfermeras de la Cruz Roja atienden solícitas Los Cerrillos, Santiago. Vea nº1.103, 16.VI.1960, p.32
Por aire, por tierra y por mar, se evacuaron a mujeres y niños a la capital por vía LAN y FACH. Igualmente llevó mujeres y niños la Marina de Chile. Por tierra, la evacuación estuvo a cargo de Carabineros al mando del Mayor Márquez. El Círculo Valdiviano de Santiago, que dirige don Carlos Smith, cumplió una labor inolvidable y se preocupó de los niños, con cariño realmente ejemplar.
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Por diferentes medios salieron de Valdivia en la emergencia más de 20.000 personas, siendo esta la evacuación masiva más grande que registra la historia de Chile (Olave, 1960, p. 121).
<<Sí, entonces vino el primo Mario, un chico que era hijo de un hermano de mi mamá, que era contador en Santiago; traía una carta de la Juanita, de Pablo… que nos vayamos a pasar el tiempo más difícil. “Bueno” le dije, “papá, podíamos irnos pa’ conseguir plata pa’ arreglar la casa”; esa era mi pista. “¿Qué vamos a hacer sin plata papá y usted sin poder trabajar en su taller y yo tampoco? No podemos subir a la casa… que de repente viene otro temblor y nos bota…” Contra su voluntad se fue poh, por eso me decía siempre poh: “Tú tuviste la culpa que nos echaron abajo la casa… porque te dio por irte”. ¿Y qué íbamos a hacer sin plata, sin recursos, sin poder trabajar en nada? Así que ya, partimos en avión, como partía toda la gente que se iba a Santiago de aquí.>> (Carmelita Ojeda Leveque, modista, 38 años en 1960, Isla Teja, Valdivia)
El objetivo de la evacuación era alejar del peligro y la cruda realidad a quienes se encontraban con mayor vulnerabilidad ante el desolador panorama: una ciudad destruida, inundada y sin servicios básicos permanentes. En Valdivia se cernía además la amenaza del Riñihuazo, aquel abrupto alud de toneladas de metros cúbicos de agua del Lago Riñihue –del que ya hemos hablado– que se esperaba que pudiese sobrevenir de un momento a otro, el cual arrasaría con poblados, campos de cultivos, animales y hasta con la propia Valdivia. La evacuación por tanto permitiría poner a resguardo a la población más vulnerable de la ciudad y zonas rurales aledañas al río San Pedro mientras durara la emergencia y los trabajos de remoción de escombros y reconstrucción, hasta tener reinstalados los servicios y comodidades más básicas que permitieran el normal funcionamiento de la ciudad. Valdivia muy pronto quedaría con una altísima población mayoritariamente masculina, ya que por orden estatal, los hombres debían permanecer en la ciudad. Finalmente se evacuó a cerca de un tercio de su población total, es decir, más de veinte mil personas. Lo más impresionante de todo este operativo sería la evacuación de más de un millar de niños, desde la ciudad de Valdivia hacia Temuco, Valparaíso y Santiago, principalmente, quienes eran trasladados en barcazas y cruceros de la Armada (como la Isaza, el Prat o el O’Higgins), en los aviones del puente aéreo nacional e internacional, o por vía terrestre, en ferrocarril y vehículos a cargo de Carabineros de Chile. Al llegar a su destino, estos niños eran prontamente ubicados en escuelas-hogares, internados, albergues improvisados cedidos por diversos tipos de organismo, y hasta en hogares particulares, donde incluso algunos huérfanos serían adoptados. La idea de esta extrema medida era alejarlos de todo peligro mientras se reconstruía la ciudad, pero el costo de social conllevaba en la mayoría de los casos alejar a los niños de sus padres, aumentando de ese modo el sufrimiento de las familias. Sin embargo, también fue una instancia para los chilenos de demostrar su solidaridad, de la cual hubo notables ejemplos.
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“Más de un millar de niños llegaron a Santiago procedentes de la zona sur, en especial de Valdivia, la ciudad amenazada por las aguas del lago Riñihue. Pilotos chilenos y extranjeros unieron sus alas para ir en socorro de los damnificados, superándose todos entre sí en buena voluntad y abnegación”. Vea nº1.103, 16.VI.1960, p.3
FAMILIAS DE SANTIAGO OFRECEN SUS HOGARES A NIÑOS DEL SUR Dirigentes del Movimiento Nacional Cristiano informaron ayer a LA PRENSA que en santiago numerosas familias se han ofrecido para alojar, mantener y educar a los niños y niñas que quedaron huérfanos o víctimas del terremoto en la zona sur. Para tal efecto, los dirigentes del Movimiento Cristiano de Osorno inscribirán de 14 a 17 horas, en el Colegio de la Inmaculada Concepción, a los huérfanos, y de inmediato serán hospedados en varias casas. Posteriormente serán enviados a Santiago”. (La Prensa de Osorno, 30 de mayo de 1960, p. 2)
PERSONAS EVACUADAS A TEMUCO Y CONCEPCIÓN EN ÚLTIMAS 48 HORAS Ochenta personas de Pto. Montt, 69 de Ancud, 207 de Osorno y 150 de nuestra ciudad han sido evacuadas a Concepción y Temuco en las últimas 48 horas. Esta medida de salvataje continuará realizándose diariamente a medida que los aviones puedan transportar personas. Es indigno, han declarado los Jefes de Plaza de las ciudades afectadas que personas que habían viajado a las ciudades del sur de turistas se aprovechen de las circunstancias para regresar a sus ciudades en forma de evacuados. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p. 2)
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Esta enorme evacuación era impulsada y organizada por el Gobierno central, con la ayuda de la sociedad civil, las organizaciones de voluntariado y las ramas de las Fuerzas Armadas, todos los cuales cumplieron un rol fundamental en brindar seguridad y apoyo a estas personas. A continuación se ofrecen algunos extractos de la prensa de la época (más una cita de un libro), que dan cuenta de la acción humanitaria recién mencionada llevada a cabo por distintos actores sociales de la sociedad chilena y local.
GOBIERNO ORGANIZÓ EN SANTIAGO RECEPCIÓN DE LOS NIÑOS EVACUADOS El intendente de la Provincia recibió ayer la siguiente comunicación del Ministerio del Interior relacionada con las medidas adoptadas para la recepción y hospedaje de los niños de la zona damnificada por el terremoto que están siendo enviados a Santiago: “NR 2.162.—INFORMO a US. que el Ministerio del Interior ha dispuesto en relación a los niños que lleguen a Santiago procedentes de las zonas del terremoto, que la recepción de ellos se ajustará a las siguientes normas: 1.- Los niños solos que se traen a Santiago por avión o ferrocarril serán recibidos en los aeropuertos o estaciones por comisiones de Visitadoras Sociales del Servicio Nacional de la Salud y el Consejo de Defensa del Niño para ser trasladados a las Casa de Observación del citado Consejo ubicado en calle San Ignacio 545.
“En brazos de la Marina. Nuestros “managuás” demostraron su gran corazón durante la faena del transporte de los niños damnificados del sur. Vemos aquí a uno de ellos portando en sus brazos a una criatura de meses”. Vea nº1.103, 16.VI.1960, p.11
2.- Los niños que vengan acompañados por personas responsables que no sean de sus familias serán atendidos igualmente por las comisiones señaladas para ser trasladados al local del Consejo de Defensa del Niño ya indicado, donde serán controlados para proceder luego a su distribución. 3.- Los niños que vengan en camiones o automóviles u otros medios de transportes camineros deberán ser trasladados directamente al Consejo ya citado donde se procederá a confeccionar las fichas de control correspondiente. Estas recomendaciones se observarán rigurosamente para mantener sobre los niños de la zona afectada un control sobre su identificación y los domicilios que tendrán en Santiago. Atte. Secretario del Interior.
MEDIDAS EN VALDIVIA Por otra parte nos informó el Intendente que en Valdivia se han adoptado las siguientes medidas respecto de este problema. La Oficina de Empadronamiento de Evacuados estará ubicada en la Comisaría de Carabineros y funcionará a cargo de la Visitadora Social señora Sara Bustos de Salas. Tal disposición rige no sólo para los niños, sino para toda persona que desee evacuar Valdivia con dirección a Santiago, las cuales deben necesariamente acudir a la Comisaría de Carabineros. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p.2)
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GRUPO DE 35 NIÑOS FUE EVACUADO AYER HACIA SANTIAGO POR CARITAS Y LA RADIO COOPERATIVA VITALICIA. Niños valdivianos que enfrentaban el desamparo han sido llevados a Santiago para ser atendidos en su manutención y educación mientras dure la emergencia de sus familias. Se trata de una iniciativa que cumplen conjuntamente Caritas Chile y Radio Cooperativa Vitalicia de la capital. Una comisión de este movimiento ayudista vino a Valdivia en avión de la empresa LASA, especialmente cedido para el efecto, compuesta por el piloto y jefe del grupo señor Giovanni Neransi, las visitadoras sociales de Caritas señoras Julia Venegas y Elena Valladares, y el señor José Molina Barbel (valdiviano avecindado en Santiago hace 28 años), de Radio Cooperativa. El domingo se cumplió una encuesta entre familias damnificadas con la colaboración de la visitadora local María Barrientos y otros colaboradores, ajustándose a una estricta calificación de las verdaderas necesidades de los afectados. Seleccionado así el primer grupo de 35 niños, los cuales serán entregados a la custodia de diferentes organizaciones y familias pudientes de Santiago, que en forma previa ofrecieron su concurso para esta finalidad. El señor Molina Barbel nos expresó que el jueves próximo volará a Valdivia otro avión LASA de este movimiento ayudista trayendo medicamentos, ropas y artículos alimenticios. Los niños que viajaron a la capital fueron los siguientes: Luis B. Altamirano Cañoles; Manuel Cárdenas Rodríguez; José Aurelio, Olga, Mery y Jovino Castañeda Silva; María Cristina Cortés Ruiz; Norberto 2º Cortés Ruiz; Graciela y Rosa Escalona Navarro; Julia y Carmen Figueroa Mora; Jovita Francisca Culquinca Flores; M. Angel Laguina Matus; Adelina y Francisca Merino Figueroa; Mª Luisa Mera Guíñez; Luis Alberto Moreno Santana; María, Angélica y E. del Carmen Marzot Cárdenas; Carlos Francisco y José Muñoz Hidalgo; Sergio, María y H..lia Opazo Álvarez; Juan Carlos, Juana y Nora Pérez Sánchez; Eduviges Sandoval Asencio; Hernán Vásquez Grandón; Luis Omar Sepúlveda Navarro; Roberto 2º y Raúl Alberto Reyes Lara; Silvia, Raquel y Jaime Vásquez Grandón. Los padres o familiares de estos niños entre los cuales hay párvulos de ambos sexos serán periódicamente informados sobre su estado y ubicación en Santiago y les serán devueltos en cuanto se haya normalizado la situación de sus familias. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p.7)
“AYUDA PARA TODOS LOS NIÑOS DEL SUR Los scouts chilenos también han sabido comprender la terrible situación que vive el sur y generosamente se han sumado a la ya larga cadena de solidaridad que se extiende a través de todo el país que no ha sido desolado por los sismos.
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“Llegan los primeros damnificados. El miércoles de la semana pasada llegaron a Quintero, conducidos por un avión transporte C-47, nº959 de la Base de la FACH, en Quintero, los primeros 32 evacuados de la zona de Valdivia.” Vea nº1.101, 02.VI.1960, p.11
Luego de prestar su eficiente ayuda personal en todos los lugares afectados, Scouts de Chile, mediante su Comisionado Ejecutivo Nacional, señor Luis H. Serey, ha planificado su acción futura y ya está en condiciones de ayudar efectivamente a la población sureña. Para poner en conocimiento de las autoridades locales su ofrecimiento ha enviado la siguiente comunicación:
A LOS SCOUTS DE CHILE Ante los terribles acontecimientos que han afectado el sur del país, los Scouts chilenos han comprendido que hay dos problemas que solucionar: 1.- La ayuda inmediata a la población sobreviviente, mediante envío de medicamentos, ropas y alimentos. 2.- El destino futuro de los damnificados, de los huérfanos y de los niños que no pueden ser atendidos por sus padres y que han perdido sus hogares y escuelas. El primer problema está siendo solucionado por gran número de instituciones nacionales y extranjeras y por la ciudadanía entera, con admirable espíritu de solidaridad humana. Pero la solución del segundo problema es lo verdaderamente difícil y precisa de medidas estables y a largo plazo. Cuando transcurran 15 días, 30 o más y pase el impacto emocional que ha sacudido a todos los chilenos, es muy probable que solamente queden trabajando las instituciones que tengan verdadera conciencia de la gravedad del problema y de sus repercusiones a largo
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plazo. La primera parte de la labor, indudablemente urgente e importante, es relativamente más fácil y sobretodo más espectacular; encarar la segunda parte requiere trabajo abnegado, modestamente silencioso y sacrificado. Los Scouts chilenos, muy especialmente los ubicados en la zona afectada, han prestado su ayuda inmediata, con sacrificio y esfuerzo, a las autoridades respectivas, pero, tras un meditado estudio, han elegido decididamente encargarse de la segunda parte del problema y a ello se comprometen ante el Gobierno y organismos que serán los que deberán afrontar lo más arduo de dicho trabajo. En conformidad a dicho Plan los Scouts ya han realizado efectivamente: 1.- Una encuesta en todo Santiago.—Casa por casa, sobre la posibilidad de hospedaje y alimentación de evacuados y la extensión de dicha encuesta a las demás regiones no afectadas del país. 2.- Hospedaje y alimentación inmediata.- Para 450 niños, que se irán renovando a medida que sean ubicados en hogares particulares provenientes de la Encuesta y debidamente controlados mediante visitadoras sociales, distribuidos en la siguiente forma: a) Casa del Scout (Serrano 240) 100 niños; b) Refugio Scout del Grupo “A. Vicencio” en Quintero, 100 niños; c) Hogar Grupo Ferroviario (Matucana 1371), 100 niños; d) Hogares particulares, 100 niños.
SCOUTS DE LA ZONA SUR Aquí ya tenemos hogares y escuelas para vosotros y para niños y jóvenes de vuestras provincias.
A TODOS LOS SCOUTS CHILENOS: Estrechemos filas para encarar esta labor larga, silenciosa y modesta, ya que así cumpliremos con nuestro deber de SIEMPRE LISTOS. Luis H. Serey Derpié, Comisionado Ejecutivo”. Santiago, 26 de mayo de 1960. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p.2)
DRAMA DE LA EVACUACIÓN A pesar de la atención que les prodigan las visitadoras sociales, las enfermeras y estudiantes a su llegada a Santiago, muchos niños permanecen tristes y conscientes de la miseria que les azota. En la foto, el niño José Sergio Martínez, que vivía en los alrededores de Antilhue, se niega a comer. Allá en el campo dejó a sus padres. En el viaje se extravió de sus siete hermanos.
José Sergio Martínez, originario de Antilhue expresa en su rostro su tristeza por haber perdido en la evacuación a sus 7 hermanos. Vea nº1.103, 16.VI.1960, p.7
La evacuación de los damnificados adquirió contornos de angustia y dramatismo intenso cuando la amenaza del lago Riñihue obligó al rescate urgente de los niños y las mujeres. En el interior
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de Valdivia, las patrullas del ejército trabajaron día y noche en la ubicación de la gente y en su pronto traslado a la ciudad. Los helicópteros de la FACH cruzaban los campos como enormes pájaros que las víctimas saludaban con los brazos en alto, implorantes. Las calles de Valdivia, con sus pavimentos abiertos, con sus edificios heridos de muerte y sus casa hechas añicos, tomaron un aspecto más terrible con la llegada de los campesinos evacuados. Decenas de niños llegaron sin sus padres, asustados y mostrando un dolor que rompía el alma. Los llantos de los más pequeños, la tristeza de las mujercitas, la resignación de las madres y la miseria económica de todos encuadraron el ambiente de destrucción como un escenario desgarrador. Chile, soldados y estudiantes se esmeran en abrigar a los niños y dar un poco de café a las madres. Niños y mujeres dicen no haber sabido de ayuda. En el Consejo de Defensa del Niño se ha realizado una gran labor. Allí, en la vieja casona ubicada en San Ignacio 635, se recibe diariamente a todos o niños que llegan por avión o barco desde Valdivia. Ya han recibido 388 pequeños (viernes en la noche), que han sido distribuidos en la Ciudad del Niño, Escuela Japón Nº1, Hogar de Boy Scouts de la calle Serrano; Religiosas Franciscanas de la calle Vicuña Mackenna, institución religiosa Carmen Arriarán, Pequeño Cotolengo, y Escuela Agrícola Lo Espejo. También se estuvo entregando niños a familias que prometieron cuidar de ellos hasta que el Estado pudiera conseguirles una ubicación estable. Pero esta forma de ayuda no siempre fue exitosa. La alcaldesa de Quinta Normal, Berta Fuentes, pidió dos niños y al día siguiente los devolvió sin ninguna explicación. “La desgracia no tiene color: el radiotelegrafista George Peeck, de un gigantesco “Globemaster”, atiende a un pequeñuelo que evacúa la zona en desgracia.” Vea nº1.101, 02.VI.1960, portada
ASÍ SE TRABAJA El personal del Consejo de Defensa del Niño recibe a todos los pequeños evacuados y los transporta en micros y buses de la Empresa de Transportes Colectivos del Estado a diferentes hogares. Allí, como medida primordial, se les da de comer y se les da leche a discreción. Luego se les baña y se les desinfecta. Los niños son atendidos por visitadoras sociales y enfermeras universitarias como ilustres invitados. Cada una de las funcionarias hace lo posible por aliviar el dolor de los pequeños prodigándoles atenciones y cariño. Pero esta es una labor agradable, cuya ternura se compensa con sólo arrancar de una mirada una pequeña sonrisa infantil…
EL FUTURO La solidaridad ha surgido con un intenso sentido humano. Más de 50 instituciones han ofrecido atención para los niños damnificados. Las nóminas de familias que esperan adoptar a pequeños venidos del Sur ocupan muchas carillas. Pareciera que todo el mundo quiere ayudar y en forma efectiva. (Vea Nº1103, 16 de junio de 1960, p. 6-7)
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“Envío de USA. Un Globemaster desembarca en el aeropuerto Tepual de Puerto Montt carpas y medicinas traidas desde USA”. Ercilla nº1.306, 1.VI.1960
PORTEÑOS RECIBEN A LOS HIJOS DE VALDIVIA Valparaíso junio de 1960.- El puerto fue escenario de la más gigantesca operación de transporte de evacuados que se recuerda. En los cruceros “O’Higgins” y “Prat” llegaron el jueves de la semana pasada desde Valdivia y Corral más de un millar de niños mujeres y adultos damnificados que huyen de los desbordes del Riñihue. Del millar de evacuados de Valdivia y Corral que la semana pasada llegaron a Valparaíso transportados por la Armada, se cuentan más de 500 niños, de los cuales un 90 por ciento viajó solo, pues sus padres se quedaron en la zona sur, en espera de rehacer su futuro. El 10 por ciento restante se trata de niños huérfanos, que perdieron a sus padres en la catástrofe y que son traídos a Valparaíso y Santiago, para ser ubicados ya sea en hogares de parientes o en instituciones altruistas tales como la Cruz Roja Chilena, el Consejo de Defensa del Niño, Asociación Cristiana de Jóvenes y por algunos gremios como el profesorado y aduanero que han ofrecido sus hogares. También Rotary, Los Leones, el refugio de Cristo y el Preventorio Infantil de la Cruz Roja en El Belloto, darán pan, techo, abrigo y educación a los niños sureños. Algunos vienen con maletas y abrigos, otros no traen nada. Vimos niños descalzos, sin sobretodos, que bajaban de los barcos tiritando de frío, con sus manecitas en los bolsillos. Muchos de ellos lo perdieron todo. Sus padres, sus hogares, sus ropas. No tiene más que lo puesto. Mucha gente en Valparaíso se preguntaba al ver desembarcar a algunos niños descalzos: -¿Y dónde está la ayuda que por toneladas se envió al sur? ¿Dónde están los miles de abrigos y pares de calzado que Valparaíso, Viña y Santiago donaron para los niños del sur? ¿se repiten
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La solidaridad de muchas personas se vió retratada en todas las zonas afectadas. En la foto se aprecia un ejemplo de ello luego del desastre ocasionado por el terremoto, maremoto e incendios en Castro, Chiloé, donde un particular da refugio a varios damnificados. “Refugio para 27 víctimas es la residencia del agrónomo Guillermo Castro (el de cuello de piel)” Life en español, 11.VII.1960, p.19
acaso los vergonzosos hechos en 1939 ocurridos durante el terremoto que asoló a las ciudades de Chillán y Concepción? Conste que no sólo vimos niños sin zapatos. También vimos niñitas descalzas, lo que es más irritante y doloroso. Fue tanto lo que llamó la atención este hecho, que de inmediato se solicitó calzado para esos niños, lo que se obtuvo rápidamente, pues a generosos pocos superan a los porteños. María Toledo Núñez viajó con sus 9 hijos y además se presenta en avanzado estado de gravidez. Su marido es estibador de Valdivia, trabaja en el sector de Las Ánimas y allá, quedó luchando por contener las aguas del Riñihue… Pero, pese a las pérdidas materiales, la moral de toda esta gente es elevada. “No han bajado la guardia” como se dice comúnmente y están dispuestos a rehacerse. Una señora nos dijo: “estaremos sólo un par de meses en Santiago. Luego volveremos a Valdivia. Allá quedó mi casita en el suelo y tengo que volver a levantarla”. Se trata de doña Armida Pinilla, que llegó a Valparaíso con sus 4 hijos. Su esposo es sargento de Carabineros y quedó allá cumpliendo su deber. Una vez más la Marina de Chile ha escrito en la paz otra página de honor ante la historia… en el crucero “O’Higgins”… el comandante de la nave, capitán de navío, don Víctor Wilson Amenábar, como así mismo su personal de oficiales y marineros, cedieron sus cámaras, sus camarotes y sus “coyes” durante la noche de la travesía del puerto sureño a “La Perla del Pacífico”, para que descansaran y tuvieran buen sueño los evacuados de Valdivia… (Vea Nº1103, 16 de junio de 1960, p. 10-11)
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12. LA RECONSTRUCCIÓN
El plan de reconstrucción nacional La gran cantidad de viviendas, edificios y obras públicas como muelles, calles, caminos, carreteras, puentes hospitales, escuelas, servicios públicos y tantas otras que había que reconstruir para proveer a las ciudades de la infraestructura básica y necesaria, para de este modo devolver a miles de chilenos a cierta normalidad de vida, requería de una planificación adecuada y un esfuerzo económico y administrativo por parte del Estado y, por supuesto, implicaba una cuota de sacrificio de los propios damnificados. Solo el tema de la vivienda era preocupante, ya que la cantidad de estas destruidas o gravemente dañadas era exorbitantemente elevada y sin precedentes en la historia del país. Sin embargo, la reconstrucción no era tan solo material sino que abarcaba la reconstrucción de las redes sociales, productivas y, en general, de recuperar toda la normal actividad del país. Este complejo proceso fue bastante lento y se prolongó durante décadas. Las viviendas y construcciones habilitadas de emergencia como los hospitales de campaña se extendieron en su uso por años. Fueron muchas las personas que debieron esperar por años una solución definitiva a su problema habitacional. Claramente las donaciones y créditos extranjeros no fueron suficientes para resolver las enormes demandas de infraestructura, servicios, y en general, toda la obra pública que involucra toda a conectividad y la telecomunicaciones, bases para el adecuado desarrollo y funcionamiento de cualquier ciudad. Tal como se menciona en los capítulos iniciales de este libro, las once provincias afectadas representaban gran parte del territorio de nuestro país. Es de conocimiento público la difícil situación de la vida colectiva de las familias que aun permanecen [dos años después] en estos campamentos de rucos sin los servicios más indispensables para el desarrollo normal de la vida familiar, como ser la recolección de basuras, sistema de alcantarillado, etc, con las gravísimas consecuencias que este estado produce en la salud de los integrantes del grupo de pobladores, repercutiendo con más crudeza entre la población infantil. (El Correo de Valdivia, 21 de julio de 1962) Luego de pasado el peligro del Riñihuazo, en agosto de 1960 la autoridad militar resolvió devolver a los evacuados a sus respectivos hogares, siempre y cuando estuvieran en condiciones adecuadas para el regreso, para lo cual dispuso su personal y logística. Una vez llevado a cabo el traslado de algunas familias a sus hogares, las autoridades decidieron reducir los campamentos de damnificados […] quedando alrededor de 8.000 personas […] repartidas
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de la siguiente forma: En Los Jazmines quedaron viviendo 176 familias; en Krahmer, 356 familias; en Huachocopihue, 646; mientras que en el campamento Menzel, 500 familias. En base a estos datos, la CORVI ideó un Plan de Reconstrucción Habitacional para la ciudad, cuyo procedimiento incluía la expropiación de terrenos para la construcción, préstamos en dinero para reconstrucción y reparación de vivienda (El Correo de Valdivia, 19 de agosto de 1960) (Aucapan, 2010, p. 57) En una ciudad industrializada como Valdivia, evidentemente que los obreros tuvieron que adaptarse a la incipiente demanda laboral del rubro construcción, ya que la gran mayoría de las fábricas y talleres donde trabajaban normalmente estaban por el suelo o inutilizables, situación que tomó mucho tiempo en normalizarse. Muchos capitales privados se desplazaron a otros rubros, o sencillamente se fugaron a otras regiones o al extranjero.
RECLUTAMIENTO DE OBREROS PARA INCIAR RECONSTRUCCIONES ESTA HACIENDOSE EN CALLE ARAUCO 465 (sueldo mínimo para obreros “cesantes”) De acuerdo a lo expresado en varias oportunidades por las autoridades, los obreros tendrán muchas oportunidades de trabajar en estos días aciagos que vive la ciudad. Ello se confirma ahora con el siguiente llamado oficial emitido por la intendencia de la provincia. “En Arauco 465 está ubicada la oficina de reclutamiento de gente sin trabajo por la destrucción de fábricas e industrias. Los obreros serán empleados en reconstrucción de obras sanitarias y remoción de escombros con SALARIO MINIMO OBRERO Y ASIGNACION FAMILIAR Correspondiente. (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p. 3) Valdivia nunca volvería a ser la misma ciudad, con ese título de referente nacional obligado de la modernidad e industrialización. <<Después, tenemos que vinieron artistas mexicanos también a la universidad a pintar unos murales. Donde está la biblioteca, todo eso lo regaló, con construcciones tipo maya o azteca. Se reconstruyó el Hospital Regional. Mientras se reconstruía, la Alianza para el Progreso puso el otro hospital, que duró muchísimos años48 y que fue el hospital de campaña Kennedy. Siguió por mucho tiempo ahí, donde está el supermercado Líder ahora. Después se hizo una reconstrucción completa de todos los establecimientos educacionales. Se reconstruyó completa la Costanera. Se comunicaron nuevamente en forma pavimentada todos los caminos al sur y norte, y a todos los lados. Se hizo de todo.>> (Oscar Gayoso, Historiador, Valdivia).
48 El destacado en negrita es nuestro. Coincide con muchos relatos respecto de la prolongada duración del hospital de emergencia.
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<<¿Después de cuántos años empezó a levantarse el pueblo? Empezó como al año. Lo primero que arreglaron fueron los muelles, porque no había muelles, si no que no quedó muelle. También ahí empezaron las aguas a bajar, porque si usted hubiese querido ir para allá para Amargos, el agua estaba en el cerro, no había camino, entonces después el agua empezó solita a bajar. Ya como al año empezaron los muelles, al año empezaron a reconstruirse los muelles. Empezó el movimiento, las lanchitas llegaban al muelle, porque cuando pasó el maremoto, a los tiempos había que ir a Valdivia, bueno los capitanes, no ve que habían unos capitanes, iban en estos galuchos, en barcos grandes pa’ los remolcadores. Remolcadores pasaban pa’ allá, la gente no pasaba, ellos no más iban, de adonde que se iban a atrever a ir. Ya después la Municipalidad empezaron a arreglar, todo el papeleo, todas las cosas que había ahí pues. Ahí ya después empezó, sí como al año y medio ya. Empezó todo ya. Después ya algunas personas se animaron a hacer casa poh y toda la gente decía: “¿Y está haciendo casa?” decían, se escandalizaban, porque volver otra vez, pero eran sus tierras que estaban ahí. Eran sus sitios, entonces empezaban otra vez a hacer sus casitas ahí. Tuvieron ayuda, el Gobierno dio ayuda para que reconstruyeran sus casas, se les dio lata a la gente, madera, cosas y ahí empezaron a hacer sus casas. ¿Y con respecto al trabajo? Antes del maremoto había harto trabajo acá en Corral. Ese día del maremoto habían ocho barcos en la bahía, siempre estaba con ocho barcos. Harto trabajo. Ese día se llevó para afuera al Santiago, un barco grande se cayó por allá, el Canelo se cayó para allá y el Carlos quedó ahí. Y el puerto quedó, el muelle se hizo pedazos todo, todos los galuchos que le decían adonde desembarcaban la mercadería, no quedó nada, si no se podía trabajar aquí. Empezaron a mandar la gente pa’ Talcahuano a trabajar los marítimos; se iban turnando. Un barco de la Armada grande vino a buscar hartos marítimos para Valparaíso. Allá se fueron ellos, allá tuvieron trabajo y algunos no volvieron, están por allá. Nosotros nos quedamos acá, ahí después empezamos a vivir por arriba, mi marido se fue a trabajar a Valparaíso, yo me quedé acá con los niños y me fui donde mis padres, porque no tenía casa. Entonces, él venía cada cierto tiempo para acá, trabajaba allá y después venía para acá, porque así quedaron los marítimos. Nosotros vivíamos del trabajo de mi marido. Él era empleado, trabajaba en la bahía, tenía un buen sueldo, vivíamos bien. Era marino mercante que trabaja en puerto. Él era empleado que hacía la… ¡cuánta mercadería llegaba!, ¡cuánto salía! Hacía todo eso, labores administrativas.>> (Edita Vera González, dueña de casa, Corral, 24 años en 1960)
<<Respecto del proceso de reconstrucción, ¿qué recuerda? A los meses siguientes ya empiezas a ver la ciudad un poco más reconstruida. Mejor dicho las calles limpias. El resto, todavía habían ruinas visibles dejados por el terremoto. Por ejemplo, todo el borde costero que está en el centro, desde la aduana hasta donde esté el edificio de los Tribunales de Justicia de la ciudad en la actualidad. O hasta el mismo muelle Las Mulatas, esa
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cuestión quedó convertida en un pantano gigantesco. El río ocupó todo ese lugar. Y destruyó muchas casas. Habían palacios ahí. Era la villa miseria que tenía la ciudad en ese tiempo. Esa era la parte más hermosa que tenía Valdivia. Ahora se cambiaron, se fueron para arriba a los cerros. Hasta hace poco tú pasabas por ahí y se veían restos de construcciones que sobresalían del agua. El muelle de Las Mulatas no existía. Se construyó después. Cuando lo construyeron se dieron cuenta de que lo habían hecho en un lugar muy bajo. No podían llegar ni botes a esa cuestión (risas). Un elefante blanco espantosamente caro, que no sirvió para nada. Fue una de las ridiculeces más lindas que se han hecho acá. Entre tantas. ¿Cuánto tiempo tomó la reconstrucción de Valdivia? Mira tal vez habría que tener como referencia la reconstrucción de la Costanera. Porque la antigua Costanera era un malecón de madera. Esa cuestión se la llevaron toda. Yo creo que a partir de lo que se hizo con la Costanera, ahí la ciudad empieza a tener otra cara. Se nota que hay trabajo para arreglar esos problemas. Se construye también el edificio público número dos que es el Servicio de Impuestos Internos, que es el edificio más grande para esa época para Valdivia y que debe seguir siéndolo, a excepción del nuevo hotel y casino Pedro de Valdivia que hicieron. También cuando decidieron reconstruir el Hospital Regional, que son los edificios más simbólicos y grandes de Valdivia. Buena tu pregunta. Nunca me había detenido a pensar en qué momento Valdivia empieza a verse de otra forma. La reconstrucción se nota también cuando se construye el nuevo Liceo de Hombres. También se repara el Liceo de Niñas. No sé los tiempos, pero eso se puede saber en el Departamento de Arquitectura de la Municipalidad. Recuerda que antes en General Lagos y si llovía mucho no podías pasar para la población Arica, porque estaba todo inundado. El camino de la salida sur también es muy importante. Viendo esos hitos puedes sacar un término medio de los años que pueden haber pasado. ¿Y el Hospital Kennedy? Ese era un hospital de emergencia que llega en 1960, a propósito de que Estados Unidos preguntó qué es lo que más les falta. Un hospital de campaña se pidió. Aquí teníamos una población que se llamaba John F. Kennedy, que actualmente es Huachocopihue. Ahora Huachocopihue está a punto de ser tragado por la Villa Europa y los barrios aledaños. Nos traen el hospital y si mal no recuerdo se llamaba Abraham Lincoln. Luego asesinan a Kennedy el año ’63 y le ponen Hospital Kennedy. Porque nadie le pone a la construcción el nombre de alguien vivo. Estamos acostumbrados a honrar solo a los muertos. Nada más. Cruzaron los nombres. Es decir, cambiaron el nombre que tenía el sector Huachocopihue por Abraham Lincoln y quedó como Kennedy el hospital. Si tú te fijas en las boletas de SAESA, todavía dicen: población Abraham Lincoln. Poca gente sabe eso. Por ejemplo, aquí hay una población conocida como la población Perú, pero no se llama así, se llama población Baquedano, y una de las calles es Perú. Pero ahora todo el mundo la conoce como Perú. Ese hospital se abandonó cuando ya estaba lista la segunda fase del Hospital Regional. Estuvo por años abandonada. Era una construcción muerta. De repente se empezó a destruir. Se armó un raterío impresionante... Y ahora está el Lider ahí. Fue un hospital de emergencia que duró 35 ó 40 años. El John Kennnedy dejó de funcionar como hace ocho años. (Augusto Olave, hombre de radio, 8 años en 1960)
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Los días siguientes al terremoto, en medio de la ciudad destruida e inundada, aparecieron signos de vuelta a la normalidad. Muchas instituciones, servicios públicos y comerciantes, aun cuando sus locales habían sido destruidos o inhabilitados por el sismo, buscaron otros espacios donde poder desarrollar su actividad habitual, adaptándose a las nuevas condiciones impuestas por las circunstancias. La mayoría difundía por medio de avisos en el diario local la nueva dirección de sus negocios o sencillamente instalaban letreros en las ruinas de sus edificaciones indicando la nueva ubicación.
Avisos Desde hoy la SAVAL atiende en el 3 piso del edificio Schild con el objeto de empadronar a todos los socios y agricultores en general que hayan sufrido daño con el sismo. DEPOSITO “SHIF” Avisa que atiende provisoriamente en la FOTO “IVONNE” NUEVA CASA TABOADA Atiende como siempre a su distinguida clientela. CASA ROSEMBERG Avisa a su distinguida clientela que atenderá momentáneamente en CASA TEJIDOS MARGOT Picarte 470.” (El Correo de Valdivia, 31 de mayo de 1960, p. 3) A un año del sismo, la autoridad central intentaba redefinir la política económica que buscaba reactivar la economía nacional apostando precisamente a la generación de empleo y fuentes más permanentes de producción. El Gobierno orientó sus esfuerzos precisamente a la reactivación de la economía mediante la creación del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, siguiendo la misma línea planteada en 1939 por el gobierno de Aguirre Cerda al inaugurar la Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) con miras a enfrentar el proceso reconstructivo posterior al terremoto de ese año, conocido como el de Chillán.
LA RESTAURACION DE LAS FUENTES PRODUCTORAS ES TAREA PRIMORDIAL EN LA RECONSTRUCCION DEL SUR. El fomento del desarrollo económico mediante la creación de los medios de trabajo permanente y el incremento de la capitalización privada conducen a un afianzamiento más rápido de la estabilidad social que, a su vez, ha de hacer posible la remodelación de ciudades y las construcciones de edificios públicos definitivos”. A más de 100 millones de escudos ascienden las inversiones y gastos de la zona devastada efectuados por entidades del Gobierno desde mayo de 1960 hasta abril del presente año. El porcentaje de cesantes dentro de la fuerza de trabajo se ha rebajado a niveles inferiores a los ordinarios. Marcado déficit de mano de obra especializada. Decidido propósito de colaboración de los habitantes para superar los problemas. Informes del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción, don Julio Philippi, al cumplirse un año de la labor en la zona devastada.
En esta caricatura se ironiza respecto al lento desarrollo de la labor del triministro Vergara y las autoridades políticas encargadas de crear un proyecto de reconstrucción para las zonas más afectadas del país. El proceso se dilataría por décadas… Topaze nº1.446, 8.VII.1960, portada
A mediodía de ayer, el Ministro de Economía, Fomento y Reconstrucción, don Julio Philippi ofreció una conferencia de prensa para referirse a la labor realizada por el Gobierno en la zona
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comprendida entre las provincias de Ñuble y Aisén con motivo de cumplirse un año de la fecha en que esa región fue devastada por terremotos y maremotos. El señor Philippi expresó: “Se cumple hoy el primer año contado desde el segundo gran sismo de mayo de 1960. S.E. el Presidente de la República, en su Mensaje al Congreso Nacional, ha expuesto claramente el sentido de las labores de reconstrucción y la tarea ya realizada. Como lo ha expresado el Presidente, “la reconstrucción no sólo implica la tarea de reponer los bienes materialmente destruidos, sino que la recuperación y superación de los niveles de producción de los niveles de producción y actividad económica de cada una de las provincias” Los antecedentes que demuestran la fuerte recuperación de la actividad económica alcanzada en la región de los sismos figuran en el Mensaje presidencial. Los aspectos principales están en el capitulo correspondiente al Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción. En cuanto a la labor de los diversos servicios, figura en la cuenta de cada Ministerio. Las cifras contenidas en el Mensaje llegan, por lo general hasta el 15 de abril. Hemos completado parte de esas cifras hasta el 30 de abril y las hemos agrupado para su más fácil utilización y comprensión global. Las principales son: Lo Invertido con cargo al 2% constitucional destinado a atender calamidades públicas, en la zona devastada, ascendió, hasta el 30 de abril último, a once millones seiscientos doce mil setecientos noventa y ocho escudos y noventa y ocho centésimos. El Ministerio de Obras Públicas, en coordinación permanente con el Ministerio de Economía, realizó inversiones en la zona devastada durante 1960 por valor de E°38.615.116.99 en las que se incluyen las construcciones de emergencia, el restablecimiento de caminos y edificios públicos. En el año en curso se han programado inversiones del orden de los 41 millones de escudos en los mismos fines. Para medir el alcance de estas cifras, es necesario compararlas con inversiones hechas en períodos normales en la misma zona: formando como promedio las correspondientes al período 53-58, las inversiones en obras públicas expresadas en moneda debidamente deflactada fueron en 1960 un 70,4% superiores y en el año en curso esta cifra será más del doble del promedio ya indicado. (El Mercurio, 23 de mayo de 1961, p. 1)
Sin embargo, uno de los problemas sociales que requería de la mayor urgencia era precisamente la solución definitiva del tema habitacional. Si bien se había instalado a mediados de junio de 1960 a gran parte de la población en viviendas de emergencia, conformando en su mayoría campamentos de damnificados que vivían en los denominados rucos, se requería de soluciones definitivas para miles de personas. La Corporación de la Vivienda (Corvi) fue la llamada a concretar el plan de reconstrucción a nivel nacional. Sin embargo, en la ciudad de Valdivia, este proceso fue muy complejo y demoró bastante más de lo anunciado en primera instancia.
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Respecto de la erradicación a casas definitivas de los ruqueños o pobladores que vivían en los campamentos de emergencia organizados como estrategia para afrontar la falta de viviendas y la perentoria inundación producto del Riñihuazo, el proceso se dilató por casi dos años, debiendo dichos pobladores soportar dos inviernos en las más precarias condiciones, especialmente si consideramos, además, que Valdivia es una de las ciudades más lluviosas del mundo. El Intendente de Valdivia, German Saelzer anunciaba en Junio de 1961 el llamado a licitación para la construcción de viviendas sociales denominadas básicas y mínimas, de 36 y 18 metros2 respectivamente, en sitios con una superficie de 10x20 metros… Sin embargo, debido a múltiples problemas de variada índole, las casas demorarían en ser construidas un total de 15 meses, siendo erradicados los campamentos de emergencia y entregadas las casas a sus respectivos dueños en abril de 1962. La CORVI contrató a las empresas Wanapri, Socrin, Faiguembaum y León, para la construcción de los siguientes complejos habitacionales: Población El Laurel: para ser ocupadas por 2.500 personas, en 447 viviendas. Se ubicó en los terrenos adquiridos a la familia Fischer, limítrofe a Gil de Castro. Superficie construida de 11.700 MT2 aproximadamente con un costo estimado de Eº 641.504. De las 447 viviendas 256 correspondían a viviendas básicas y 191 a viviendas mínimas, con un dividendo de Eº3 mensuales.
“PREGUNTAS CENSITIVAS DON CENSOR: -Haga el favor de darme sus datos, señor. ENCUESTADO: -¡Qué me demoro! Me llamo Juan Callampa. La casa no es mía, no tenimos luz, gas ni agua potable. Cocinamos a leña, somos anarfabetos, dormimos toos en una pieza y yo trabajo de cesante. Lo único que tenimos es paciencia, pero ya se nos está acabando.” Topaze nº1.447, 2.XII.1960, p.15
Población Carlos Acharán Arce: 127 viviendas básicas, ubicadas en los terrenos de la señorita Oetinger, sector Las Ánimas. Costo de construcción: Eº 2.500. Superficie construida: 4.600 MT2. Capacidad: 750 personas. Población Los Jazmines: Se construyó en los mismos terrenos en los que funcionó el Campamento homómino: 176 viviendas básicas. Población Menzel: 500 viviendas ubicadas en los terenos de la Unidad Vecinal Gil de Castro, sector 3. Costos de consrucción: Eº752.126 Superficie construida: 12.00 MT2. Capacidad: 3.000 personas. A estos complejos habitacionales, los ruqueños fueron erradicados definitivamente en abril de 1962. El Campamento Las Ánimas se transformó en la Población Acharán Arce; Los Jazmines en la Población Los Jazmines; Huachocopihue y parte del Kramer, ocuparon la Población El Laurel. Mientras los Menzel y el resto de los Kramer conformaron la Población Menzel. (Aucapan, 2010, p. 59-62). Otras familias, sin embargo, tuvieron que enfentar diversos problemas como las demoliciones de sus casas y los abusos de funcionarios públicos representantes de la autoridad. Estas familias quedaron en el desamparo y pudieron afrontar la situación gracias a la solidaridad de sus familias y redes sociales más cercanas.
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Sacrificios Compartidos. La visión del dibujante Lugoze respecto de la distribución de de los “sacrificios compartidos” para enfrentar los graves problemas derivados del terremoto. Topaze nº1.446, 8.VII.1960, p.10-11
Veamos un ejemplo en extenso para graficar en profundidad el costo humano y social de este tipo de situaciones. Carmelita Ojeda se había ido a Santiago con su padre de ochenta años a pasar la emergencia donde su hermana Juanita, ya que su casa requería ser reparada. Luego de dos meses debe volver a Valdivia: ¿Y cómo fue llegar a su casa? ¿La habían desarmado los municipales? Desarmaron todo. Un amigo de mi papá había mandado en esos días un telegrama: Venga don David que la Intendencia mandó a demolerle su casa. ¡Mi papá se desesperó poh! Yo le dije: “Papá, no se desespere. Porque han desarmado casas buenas, mucho mejor que la nuestra… ¿cómo no van a desarmar la nuestra que quedó a maltraer?, ¿qué se va hacer? Nos darán casa llegando allá… Yo voy a irme adelante a reclamar”. ¡Yo me vine poh! ¿En qué se vino? Me vine en tren hasta Mariquina. Iba cerca de Temuco cuando me llaman por parlante: “Que baje la señorita fulana de tal, porque se le necesita acá en la oficina”. Yo me asusté, dije: “¿Qué habrá pasado en Santiago con mi papá?” Me bajé y sale el hermano de Pablo, que era muy amigo, muy buen hombre, muy condescendiente era ese gringuito, don Federico Diner. Y me pesca de atrás y me dice: “Carmelita, la tengo detenida. Váyase para mi casa porque Valdivia está bajo de agua (sic)”. Habían largado el Riñihue esos días y creían que Valdivia se iba a perder… no fue así, no se perdió Valdivia.
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Pero estaba todo el susto… Obligada a bajarme… Ya me bajé; me llevó a una comida para alegrarme mi espíritu, a un hotel donde iba siempre, porque él se daba muy buena vida. Le dijo a la señora Erna: “¡Arréglate vieja! Vamos a ir con la Carmelita a cenar al hotel”. ¡A lo puro rico no más! Así que allá con ellos fui ya, pero yo desesperada, uno no tiene alegría porque anda pensando otra cosa. Así que ya cuando se dijo que ya llevaba tantos días el Riñihue y no había pasado nada. “Ahora me voy, don Federico”, le dije. Así que tomé mis bultitos que me dieron allá; el tío Manuel me ayudó, me dio una platita. Me hice una bolsita pa’ guardar mi plata, porque no sabía uno si andaban pungas por acá poh. Pablo me dio otro poco, por lo que podía pasar y me dieron víveres. Víveres que aquí sobraron pal’ terremoto, según me contaban las amigas poh. Tenía una amiga muy buena que fue inspectora de la Escuela Técnica, una viejita. Ella y la hermana me dijo: “Carmelita, pa’ qué se fue si aquí sobró la comida”. “Si no me fui por la comida”, le dije. Me fui porque la casa quedó a maltraer y quería ir a conseguir plata pa’ venir a arreglarla, ese era mi proyecto. Así de que cuando ya estaba ya como una semana, dije yo: “¿Adónde llego yo allá a Valdivia?” Me llevan directo al Regimiento. Ahí llegaban las micros cuando venían de Santiago. Llego al regimiento ¿y pa’ ‘onde corto? Pregunté cómo está la familia tanto en Collico, unos compadres muy queridos que tenía allá en Collico, porque pensaba llegar allá. “Collico tiene un metro de agua”, me dijeron. “No pueden transitar para allá...” Y me acuerdo de una amiga de colegio que tengo, todavía vive, la Elfrida. ¿Elfrida? Elfrida Vidal se llama. Ella es tía de ese joven que está cargo de la Corporación Cultural, Erwin Vidal. Estaba estudiando en ese tiempo todavía el Erwin en el liceo cuando yo pasé a su casa. Vive en los bajos, en una casa de dos pisos ahí en Toribio Medina. Casa antigua muy firme. Y me dije yo: “¡Ah!, en ninguna puedo pedir auxilio más que donde la Elfrida que vive sola con su viejito”. El Erwin era jovencito, estudiante nomás en ese tiempo. Así que llego y toco el timbre… “¿La Carmen no es?”, me dice. Eran cerca de las nueve de la noche. “Sí soy yo”. “Yo te hacía en tu casa”. Qué, le voy contando lo que pasó... “Yo te vengo a pedir alojamiento, porque mis compadres en Collico están bajo de agua, no puedo ir allá”, le dije. “Y vengo a reclamar mi casa poh, me la demolieron, sin estar nosotros”. Así de que: “Bueno poh”, me dijo, “arriba está desocupado. Hay una pieza, ahí te acomodas poh”, me dijo. “Una alegría verte. Yo no pensaba que andabas por Santiago…” Nadie se visitó ese tiempo, poh. Así que estuve como un mes en su casa. Cuando salía la viejita... porque ella vivía con sus dos viejitos, la mamá y el papá que tenían más de ochenta años ya los señores estos. Y su sobrino, el Erwin. Él era hijo de un hermano de la Elfrida y la mamá, la señora que está enferma ahora. “¿Así que vas a reclamar?” me dijo la Elfrida. “Vamos, si abusaron mucho este tiempo. Pero los voy a fregar”, le dije. Porque la insolencia que tuvieron no fue poca; no estábamos nosotros aquí ni siquiera para sacar un palo de adentro, nada. Que encontraron vacío es que dijeron: “Vacío”, porque habrían robado todo lo que había adentro poh, con la puerta abierta… De manera que empecé a trajinar todo ese tiempo que estuve donde ella, casi un mes. Iba, me mandaban de una oficina a otra; que vaya a la CORVI, que vaya a la Intendencia, que vaya a la municipalidad, que vaya donde el arquitecto que había estado a cargo de la demolición de la casa. Ese bandido no lo he visto más, debe estar bien enfermo. Ese tal Naveas que tiene un chalecito ahí frente a la
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bocacalle de García Reyes, bajando pal’ río. Ése era el arquitecto provincial y ese era el que indicaba las casas que había que demoler. Y la gringa le fue a dorar la píldora, la que se hacía dueña del terreno, le fue a decir que la casa era de ella. ¿Cómo se llamaba esa mujer? Ana Hanne. Dejó hijas, parece que viven por Valparaíso. Deben estar viejas ya, porque eran más o menos de la edad mía cuando vivíamos allá. ¿Y por qué habrá dicho que la casa era de ella? Porque esa gringa tenía una pica tremenda contra mi papá, porque le decía ¡que era un viejo comunista! Porque mi papá, cuando quiso ella… el marido y ella querían demandar a todos los mejoreros que le llamábamos, que tenían casa en terreno arrendado. Y mi papá le arrendaba no a ella, sino que cuando hizo su casa ahí, le arrendó el pedazo de su terreno, que era una ladera llena de murra, al señor Francke, esos eran los verdaderos dueños; sí, Francke, eran alemanes,49 y los que le cobraban los arriendos, porque el Francke que yo conocí era el último, muy viejito, entonces les dejó el mando a los Hanne, a la gringa y al hermano, pa’ que cobren los arriendos de los terrenos, no de las casas, porque las casas eran nuestras poh, las edificaron los mejoreros. Y esos cobraban el arriendo. Y cuando llegó el tiempo ¿sabe lo que hicieron? Se fue llenando de casas, arrendando sitios pa’ tras, hasta pa’ la orilla del río arrendaron allí a la familia Medina, que tenían un tremendo negocio ahí; el caballero tenía un aserradero por Panguipulli. ¿Así es que era todo el paño, desde Picarte hasta la orilla del río, todo lo que ocupa hoy día el Terminal de Buses? Eso. Así de que al lado de donde está el kiosco del terminal tenía para allá su casa la gringa esa y el gringo, el cobrador. Y el gringo viejito murió poh. Y ellos se querían hacer dueños y despojarnos, quitarnos las casas. Entonces mi papá con otros señores del barrio dijeron: “¡No, poh!, si nosotros hemos pagado religiosamente el arriendo y las casas las hemos edificado nosotros poh, ¡cómo las van a embargar! Así que armémosle nomás juicio”. Y le ganó mi papá casi solo el juicio. Ganó el juicio. Llegó, mira, la notificación de Impuestos Internos que tenía que pagar mi padre y todos los demás mejoreros: contribución de bienes raíces al fisco, como propietarios. Y de eso los Hanne quedaron de la’o… entonces esta gringa tenía una pica tremenda contra mi papá y los demás. Entonces funcionó, ustedes tuvieron una escritura… Claro, sí. Tenía mi papá sus recibos de contribuciones de Bienes Raíces. Lamentablemente, nosotros no estábamos aquí cuando demolieron la casa. Y los documentos los dejé arrollados en una revista y amarrados en esa cómoda que tengo aquí. Esa cómoda no sé cómo la salvaron mis vecinos. Y ahí estaban en el último cajón los documentos. ¿Y qué sacaba? Anduve yo con los documentos en mano, probándolo. ¿Y sabe lo que me dijo el infeliz ese del Naveas? “Pero si ustedes no estaban”, me dijo. Yo qué sabía. La señora Hanne dijo que todas las casas que habían ahí eran de ella… ¿Y cómo? ¿No tenía él la obligación de verificar que lo que decía la mujer era cierto? Yo no sé si tocó plata o ahí qué pasó… 49 “Según Sergio Cárdenas, empleado de la Dirección de Obras Públicas de la Municipalidad de Valdivia (2007) la población Francke, estaba ubicada a orillas de la costanera, donde actualmente se ubica el Terminal de Buses de la ciudad. El fisco erradicó a las familias que aún quedaban en el lugar después del terremoto y traspasó los terrenos a la municipalidad.”(Aucapan, 2010, p.43)
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¡Mmmm!, ¿y la madera de la demolición? Lo poco y nada que quedó lo llevó mi compadre pa’ Collico, pa’ que hubiera una madera pa’ arreglar. Pero la mayoría del material se destruyó: había luz eléctrica que habían instalado mis padres, agua potable, baños, cocina a leña… la cocina a leña la anduvieron trayendo los indígenas cuando anduvieron allá por los rucos. Después, cuando me vine a vivir aquí me la habían querido traer… “No” les dije yo, si aquí había una cocina que era de la compañía de la cervecería, en esa cocinaba yo. ¿Y cómo llegó a esta casa, Carmelita? Por mis compadres. ¡Qué valen las amistades, no! ¿Los de Collico? No. Estos eran otros compadres. La señora de mi compadre Ernesto había sido compañera mía en la Escuela Técnica. Y su primera niña me la dieron de ahijada a mí. Y cuando empecé yo a armar mi casa, la empecé también por una amistad. El amigo de mi papá que mandó el telegrama era un caballero que tenía emporio ahí en la calle Baquedano con González Bustamante. Era una casa vieja, antigua, que hay ahí en esa esquina. Y él era demócrata, como mi papá, se conocían. Entonces cuando supieron que yo andaba acá, pasé un día, y con mucho cariño me ofreció la señora. Me dijo: “Carmelita, pero si usted anda trajinando tantos días ya, ¿sabe?” Me dijo: “Usted no va a sacar nada, porque estos están haciendo lo que quieren. Y don David va a estar desesperado en Santiago esperando. Por qué no arrienda un departamento y lo manda a buscar”. Le dije: “¿Y adónde encuentro ese departamento?” “Yo aquí tengo justo un departamento desocupado”, me dijo. “Son dos piezas grandes y cocina. Se las arriendo baratas, Carmelita”, me dijo. Me cobraba cinco mil pesos el arriendo (era muy poco). Ahí mismo tuve clientela; fui a buscar mi máquina que dejé donde la familia que te cuento que vivían al frente; el joven que había de la casa estaba haciendo su servicio militar. Me dijo la señora Orfelina: “No pague, Carmelita, transporte, porque el chico la puede llevar a buscar sus cosas en el tractor del Regimiento”. ¡Yo anduve montada en un tractor!, buscando mis cositas que encargué para armar mi casa. Así que igual como las dejé estaban mis cosas. Gente toda buena, honrada. ¿Y cómo fue que llegaron acá entonces? Entonces después, como te cuento, estábamos en setiembre viviendo en Baquedano y yo, para que se sienta bien mi papá, hice empanadas como de costumbre, hice alfajores pa’ que no extrañe tanto… Y estábamos tomando once el día 19 de setiembre, cuando de repente sube el dueño de casa y nos dice: “Don David, lo anda buscando aquí la policía”. Le dice: “Era el compadre Ernesto, que vivía aquí” (en la actual casa de Carmelita). Pero ellos ya se habían ido a Santiago, porque como la cervecería cayó, no tuvieron trabajo. Entonces pescaron sus monitos y se fueron a Santiago que allá le daban casa la compañía (CCU) también. Igual que aquí, aquí les daban las casas. Entonces me dice: “Comadre, ¿qué están haciendo aquí? La casa allá está desocupada. Nosotros no sabemos si volvemos o no. Mientras tanto le arreglan su situación váyanse para allá”. “Entonces lo pensaré”, le dije, “yo compadre”. Le dije a mi papá: “¿No sería mejor, papá, que fuéramos a esperar qué solución van a tener las cosas? Y llevar a la Coquita, que la perrita no se haya aquí por la altura; y usted mismo, baja y sube esa escalera de cemento…” Y estaba mi papá, gracias a Dios, todavía pa’ trajinar en la escalera, pero yo temía porque a veces con el amigo le echaban su traguito y no vaya a perder pie y caiga…
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“Papá, vámonos pa’ la Teja, ahí vamos a tener independencia”. Otra cosa: que la perrita cuando veía gatos, ladraba. Y el niño que había al lado, porque arrendaba otro departamento al lado la gente esta, se asustaba y lloraba… Entonces iba a salir pelea al final con los vecinos por la perrita. Le dije yo: “Allá tenemos independencia papá, la casa es sola y hay patio. Vámonos a la Teja”. No quería venirse aquí… “Vamos a andar igual que los gitanos”, me dijo. ¿Pero, entonces, esta casa era de ese señor Ernesto…? No. Era de la compañía, de la Cervecería (CCU). Primero fui a pedir permiso para vivir aquí mientras me arreglaban mi situación. Entonces, el caballero que era jefe de la Cervecería me dijo: “Sí, pero le aseguro que si la industria se vuelve a levantar, las casas son de los obreros”. “No importa”, le dije, “yo quiero vivir durante este tiempo más crítico mientras se soluciona mi problema”. ¡Y nos vinimos poh! Mira, no pagué ni un veinte ni pal’ traslado, porque tenía otra amiga acá que la había conocido hacía poco antes del terremoto y el esposo era chofer de los Rudloff. Y les vendieron los Rudloff los camiones a sus choferes pal’ terremoto, entonces me dijo: “¿Qué anda haciendo por aquí, comadrita Carmelita?” “Vengo a verla”, le dije, “y a pedirle un favor”. Todavía ni bautizábamos la guagua. Aquí cuando llegamos se hizo el bautizo del niñito que me lo dio de ahijado. Me dijo ella: “Carmelita ¿se va a venir a vivir acá a la Teja?” “Sí”, le dije yo, “por la perrita y por mi papá que tengo miedo que se caiga de la escalera de cemento que hay donde vivimos. El departamento es muy bueno, pero no quiero estar mucho tiempo ahí. Otra que el compromiso que ahí tenía un amigo mi papá y a la larga su señora se podía enojar porque salía con él. La independencia, buscando siempre uno la independencia…” “Carmelita, su compadre la va a buscar”, me dijo. “¿Cuándo quiere que la vaya a buscar?” “El domingo temprano”, le dije yo. “A las ocho de la mañana va ir su compadre”, me dijo, “y va a llevar peonetas; no le va cobrar un veinte”. Así que me vine con mis monitos para acá. Fíjate que hasta los vecinos de allá me ayudaron, los chicos, el que estaba de milico me ayudó. Que muchas cosas no andaba trayendo tampoco. Andaba esta cómoda lo más pesado y esta mesa, además de mi máquina de coser y unas camas, unos somieres. Así que me vine el 28 de noviembre a vivir aquí. Ese mismo día nació la Tatiana, la nieta de la Juanita. Siempre me acuerdo que yo cumplo años el 28 de noviembre y la Tatiana tiene cumpleaños. Y llegué a vivir. Al principio la gente nos miraba medio raro. A pesar de que estaban la mitad en las casas, esta casa estaba deshabitada. Y todas las casas viejas ya, todas malas. Pero estaban inquietos, ¿por qué se había venido a meter otra familia aquí que no era de la cervecería? Entonces yo me empecé a hacer amable con los chicos. En ese tiempo Juanita me mandaba encomiendas pa’ ayudarme, donde me mandaba dulces y les repartía los dulces a los chicos en la puerta. Pa’ hacerme ambiente. ¿Y qué pasó al final con la pelea con el municipio? Nada… Pero lo que no entiendo es que si usted pagaba contribuciones, y después de ganado el juicio por su padre, ¿cómo es que hoy en día está instalado el Terminal de Buses ahí?.
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Porque la municipalidad ocupó ese terreno, poh. Por eso fuimos a la municipalidad a hablar con el viejo Huaquin. Porque primero me fui a hablar con el arquitecto provincial, el que estuvo a cargo de la demolición de mi casa y no conseguí nada, porque me dijo que la gringa le había dicho que las casas eran de ella. “¿Cómo puede decir eso, señor, si aquí están los recibos de contribución de Bienes Raíces? Y ¿por qué no nos avisaron?”, le dije, “¿por qué no llamaron a mi padre o a mí? O me habrían dado una habitación por último”. “¡Ay!, ¿cómo lo voy a solucionar esto?” me dijo… Que la turca de la escuela también quería el terreno pa’ que le edifiquen la Escuela Técnica, ni eso le edificaron ahí. Esa turca fue otra que metió las patas (le edificaron por allá por Angachilla). “Yo no puedo hacer nada, poh”. Y un día me cita. Voy temprano, pueda ser que hoy resulte algo de este. Voy, dejé los pies andando: pa’ qué te cuento… llegue allá y no me llamaba nunca el badulaque, el viejo. Entonces veo que entra una delegación, al rato entra otra delegación y yo, parada afuera, que me había citado a las ocho. Entonces cuando se fue la última delegación, le toco la puerta. Y se para del escritorio el asqueroso y me reprende, me dice: “Espere que le avisen”, me dice, “que la anuncien”. “Señor”, le dije yo, “estoy aquí desde las ocho de la mañana esperando porque usted me dijo que venga a las ocho. Y han pasado dos delegaciones y yo parada acá”, le dije. “Yo tengo qué hacer, señor”, le dije. “Bueno en qué quedamos” le dije yo. “Cómo se va a solucionar nuestro problema. Mi padre está esperando en Santiago, qué finalidad voy a tener yo”. Me dice: “Vaya a la Intendencia y pídale al secretario de la Intendencia una entrevista con el jefe de la CORVI para que puedan solucionarle su problema porque yo no puedo hacer más…” Fui a la Intendencia, hablé con el secretario, un tal Monsalve. Le dije: “Señor Monsalve, vengo de la arquitectura provincial… dicen que es aquí donde tienen que solucionar mi problema… ¿qué fin voy a tener, nos van a dar vivienda, nos van a pagar la casa, qué solución nos van a dar?” Era muy amable ese caballero y me dijo: “¿Sabe? Este es un problema para nosotros. El que le debiera haber solucionado el problema era el arquitecto provincial porque él ordenó la demolición de su casa. Entonces ahora va a ir la CORVI con un antecedente de la Intendencia para ver qué le pueden dar”, me dijo. “Dar casa arrendada aunque sea o pagarle los perjuicios”. Ya, hizo un papel y me mandó donde el arquitecto jefe de Corvi, un tal Presler, alemán. Ese era otro canalla. Leyó el papel… cuando me dio el papel Monsalve, me dijo: “Con este papel va a quedar regio, va a mejorar su situación, porque le van a dar vivienda o le van a pagar”. Yo a esa hora levanté los brazos al cielo… ja. Llego allá donde el tal Presler, lee el papel y me queda mirando y me dice: “Yo no soy el llamado a solucionarle su problema, porque yo no he sido el que le ha mandado a demoler su casa”, me dijo. “Es la Intendencia la responsable”, me dijo. O sea, me anduvieron trayendo como el comprahuevos, para allá y para acá. Así que después vino un amigo de mi papá que era secretario del juzgado y dijo: “Don David, yo ando con un caballero que es diputado por Santiago y es de Temuco, muy amigo mío; es abogado, parece que de apellido Clasing, de apellido medio alemán y él lo puede ayudar, don David”. Ya había llegado mi papá. Mi papá fue a hablar y le contó lo que me había pasado con el arquitecto provincial, lo insolente que se había portado. “A ese lo conozco de niño”, le dijo, “es hijo de un amigo… vamos a ir a ver si nos cierra la puerta o nos reprende”, le dijo. Fue con mi papá a hablar… y la misma respuesta: “Que yo no tengo la culpa, que aquí, que allá y que la CORVI le puede dar casa”. Nada, ni una cosa. Nos quedamos para siempre aquí. Y aquí cuando murió mi papá, todavía no éramos dueños: ¡17 años después!. (Carmelita Ojeda Leveque, modista, 38 años en 1960. Isla Teja, Valdivia)
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13. HACIA LA CONSTRUCCIÓN DE UNA CULTURA SÍSMICA Las fuerzas de la naturaleza están en perpetua acción y ocasionan cambios en el clima y el paisaje. La intervención de la sociedad amortigua, acelera o retarda estos procesos. José da Cruz
Al comienzo de este libro enunciamos una lacónica frase: Chile es un país sísmico. Esto se evidencia en primer lugar por la enorme cantidad de terremotos y maremotos ocurridos en nuestro territorio desde hace cientos, y posiblemente, miles de años. Por otra parte, sobre la base de varios años de esfuerzos teóricos e investigaciones científicas, sumadas a las más recientes de carácter transdisciplinario, se ha avanzado hacia la construcción de un nuevo modelo multivariable que explica de modo plausible la posibilidad de ocurrencia de esta clase de fenómenos, todo ello a partir de la teoría de las placas tectónicas y la deriva de los continentes de Wegener respecto del enfriamiento del planeta y el permanente acomodo de las placas tectónicas junto a los numerosos estudios realizados todos estos últimos cincuenta años, a propósito de la ocurrencia del último gran terremoto de 1960 (capítulo 3, p. 46). Tal como indicáramos, nuestro país se encuentra sobre una de las fallas que dividen las placas Sudamericana y de Nazca, superponiéndose la una a la otra de manera inevitable. Es por ello que aseguramos que nuestro país se encuentra sobre un equilibrio precario, con una clara tendencia a la ocurrencia de estos procesos de la naturaleza. Nuestro territorio posee una fragilidad elocuente de cientos de kilómetros de longitud y profundidad, y tiene cientos de años de evidencia de terremotos y maremotos provocados por una repentina liberación de energía ejercida por la presión acumulada en las fallas de las placas tectónicas durante años. Históricamente, desde el momento mismo de su ocurrencia, dadas las características violentas, impactantes y destructivas tan expresivas de los terremotos y maremotos, los seres humanos han intentado dar explicaciones de por qué se producen estos fenómenos. Explicaciones míticas, religiosas, científicas sobre las causas de tales fenómenos que repentinamente acontecen en el territorio, buscan comprender la realidad del momento, dando sentido a aquello que se interpreta desde las propias pautas culturales de cada comunidad afectada, generando así una serie de importantes conocimientos, los cuales se han transmitido en forma oral desde hace muchas generaciones en los territorios afectados por estos desastres.
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Todas estas explicaciones míticas, religiosas y científicas han persistido en el tiempo y coexisten paralelamente en la actualidad en nuestro país. Revisemos un ejemplo de ello a raíz del último evento sísmico que afectó a nuestro país el 27 de febrero de 2010: El relato varía según quien lo cuente, pero el trasfondo es el mismo. “Desde niño se nos cuenta este epew (cuento), para enseñarnos a no olvidar de dónde venimos y cuál es nuestro lugar en este mundo. Somos hijos de la tierra y a ella le debemos gratitud y respeto”, señala Rogelio Marihuán (sic), comunero del sector de Piedra Alta, en la comuna de Tirúa. Rogelio escuchó el mito de boca de su abuelo y lo transmitió más tarde a sus tres pequeños hijos. Reconoce que cada día menos gente lo conoce y que difícilmente llegará a ser enseñado en las escuelas. “Mucha gente se ríe de estas cosas. Dicen: ‘Son historias de indios’. Pero guardan una gran verdad”, subraya Marihuán. Es esa verdad la que este campesino mapuche corroboró la madrugada del 27 de febrero, cuando desde el cerro donde se emplaza su hogar sintió como Tren Tren alertaba nuevamente a los suyos de un gran peligro: Kay Kay, la culebra señora de los mares, se estaba despertando. El terremoto y maremoto que asoló las regiones del Maule, Bío Bío y La Araucanía, para mapuches como Rogelio no es el mero capricho de placas tectónicas en pugna, posible de registrar en escalas Richter o Mercalli. Constituyen más bien señales o advertencias, avisos de que los equilibrios entre las fuerzas creadoras del mundo mapuche -resultado de aquella batalla original relatada en el mito- comienzan a tambalear. Por ello, esa madrugada, mientras tres grandes olas arrasaban a pocos kilómetros de su hogar Isla Mocha y la localidad costera de Tirúa, Rogelio reunió a su familia y caminó hacia los terrenos más altos. No fue el único. A su lado, iluminados por la luna llena, decenas de campesinos y pescadores mapuche-lafkenches hacían lo mismo. No cargaban sus bienes materiales. Una vez en la cima y con la silueta de Isla Mocha iluminada por la luna a sus espaldas, dieron paso a una rogativa tradicional. Al son del kultrún y la pifilka, Rogelio y los suyos danzaron y ofrecieron sus alimentos como ofrenda a las fuerzas de la tierra, hasta que el sol iluminó a lo lejos el desastre. Tirúa, la histórica comuna administrada por sucesivos alcaldes mapuches, estaba prácticamente en ruinas. Responsables del desastre habían sido las tres olas gigantescas que, entre las 4 y las 6 de la madrugada de aquel fatídico día, ingresaron al poblado por la desembocadura del río, arrasando literalmente con todo a su paso, incluido el edificio de la Municipalidad, una plazoleta ceremonial, orgullo de las comunidades de la zona, y una franja de al menos tres o cuatro cuadras de viviendas y locales comerciales. Fueron decenas las comunidades mapuches que tras el maremoto se reunieron en nguillatunes y rogativas. Si bien las más afectadas fueron aquellas situadas en el lafkenmapu (sector costero del país mapuche), en todo el territorio se convocaron ceremonias para aplacar la furia de Kai Kai. También afloró, espontánea o de manera organizada, la solidaridad propia de una cultura basada en la reciprocidad y el kelluwun, el apoyo mutuo.” (Pedro Cayuqueo)50
50 Testimonio extraído de Punto Final, edición Nº 706, 2 de abril, 2010. Disponible en http://www.puntofinal.cl/706/KaiKai.php
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Tal como se puede apreciar en los numerosos relatos que componen esta publicación, son muchas las personas que interpretaban los terremotos y maremotos como una manifestación del poder de las divinidades, de manera tal que el mal comportamiento de los humanos se castiga con el sufrimiento, la destrucción y la muerte. Ello, sin embargo, no es una idea exclusiva de los pueblos originarios de América, sino que es una idea que se extiende en el tiempo y el espacio. Recordemos las exhaustivas crónicas del Padre de Rosales: Era lamentable espectaculo ver tantos cuerpos muertos, tantos destrozos, tantos que debaxo de la ruinas daban lamentables vozes, y a los que escapaban, andar ciegamente tropezando y con gemidos del alma pidiendo a vozes misericordia, y llorando la madre al hijo, la esposa al marido y el padre a la familia. Ponia horror oir esos clamores, el confesar a voces sus pecados o publicar cada uno que por los suyos les enviaba Dios aquel castigo; el ver, aun después de caidas las iglesias y las casas, repetirse los temblores y el temor de otro mayor castigo. (de Rosales, 1877, p. 363-365) También están las crónicas del capitán Pedro Mariño de Lovera, en las que detalla que para 1575, luego del terremoto, vendría la inundación del primer Riñihuazo del que se tenga conocimiento, indicando claramente la actitud religiosa de las personas para “aplacar al Señor”. Cuando llegó la furiosa avenida puso a la jente en tan grande aprieto que entendieron que no quedar hombre con la vida , porque el agua iba siempre creciendo de suerte que iba llegando cerca de la altura de la loma, donde está el pueblo; y por estar cercado de agua no era posible salir para guarecerse en los cerros si no era algunos indios, que iban a nado de los cuales morian muchos en el camino topando en los troncos de los árboles, y enredándose en sus ramas; y lo que ponia más lastima a los españoles era ver a muchos indios que venian encima de sus casas, y corrian a dar consigo a la mar, aunque algunos se echaban a nado y subian a la ciudad como mejor podian. Esto mesmo hacian los caballos, y otros animales, que acertaban a dar en aquel sitio procurando guarecerse entre la jente con el instinto natural que les movia- En este tiempo no se entendia en otra cosa, sino en disciplinas, oracion y procesiones, todo envuelto en hartas lágrimas para vencer con ellas la pujanza del agua, aplacando al Señor que la movia. (Mariño de Lovera, 1861, p. 345) Revisemos ahora algunas interpretaciones, provenientes de la intelectualidad francesa, a propósito de un gran terremoto que afectó a Portugal a fines del siglo XVIII: Cuando en 1755 un terremoto destruyó la ciudad de Lisboa, Voltaire escribió un largo poema quejándose del tratamiento injusto que Dios había dado a los lisboetas, y decía entre otras cosas que “la Naturaleza es el imperio de la destrucción”, ”Nuestra vista no tiene acceso al libro del azar”, ”Los sabios me confunden, sólo Dios tiene razón”, ”¿Qué hay que hacer, oh mortales? Hace falta sufrir, someterse en silencio, adorar y morir”. Jean Jacques Rousseau leyó el poema, interpretó el suceso de otro modo y escribió una carta al autor. En ella expresa una crítica a esos puntos de vista fatalistas, y señala que ”la mayor parte de nuestros males físicos son obra de nosotros mismos. En cuanto a lo sucedido en Lisboa, convenga usted en que la
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naturaleza no construyó las 20 mil casas de seis y siete pisos y que, si los habitantes de esta gran ciudad hubieran vivido menos hacinados, con mayor igualdad y modestia, los estragos del terremoto hubieran sido menores, o quizá inexistentes” Ambas interpretaciones coexisten aún hoy: la planificación preventiva y la investigación se han enfocado o bien a buscar las causas primarias de los desastres en el entorno físico interpretándolas como ”obra de Dios” o bien en las modificaciones del mismo originadas en la praxis social, con la convicción de que las calamidades son ”obra del Hombre”. Tradicionalmente ha dominado la visión fatalista y la prevención se enfocó sin tener en cuenta las expresiones territoriales del desarrollo social. En los últimos años ha ganado terreno el otro punto de vista: catástrofes y desarrollo son dos caras del mismo fenómeno, lo que la polémica entre Voltaire y Rousseau ya insinuaba en el siglo XVIII. (da Cruz, 2003, p. 21) Estas interesantes reflexiones precisamente provienen de profundos y lúcidos análisis desde la comunidad científica, que comienza a asumir una perspectiva transdisciplinaria respecto a estos fenómenos. Las dos formas de entender los desastres, identificadas en la cita anterior, dan cuenta de las posturas que básicamente se mantienen hasta hoy. Dos interpretaciones acerca del desastre coexisten hoy, una tradicional y otra alternativa, ambas surgidas a lo largo de años de reflexión e investigación. La tradicional busca las causas en el entorno físico, interpretándolas principalmente como “obra de Dios”, y de ahí la calificación del desastre como “natural”. La alternativa, acentúa el papel de las modificaciones del entorno originadas en la praxis social, con la convicción de que las catástrofes son “obra del Hombre”: un desastre es un problema social. (da Cruz, 2003, p. 23) Y resulta de fundamental importancia el cómo se definen y conciben los desastres, ya que ello influirá directamente en la forma en cómo se enfrentan… Los desastres pueden ser concebidos, por ejemplo, como una interrupción abrupta de la normalidad; en el caso de terremotos y maremotos, son fuerzas de la naturaleza que irrumpen sorpresivamente en nuestra cotidianidad. Pero sucede que esto es “normal”, es decir, es un proceso natural, una manifestación habitual de la naturaleza, particularmente en el territorio que habitamos. Según la idea más extendida, un suceso es un desastre si perturbó seriamente la normalidad y tuvo origen en un fenómeno externo a lo cotidiano. Para explicar el suceso se recurre al azar, los imponderables, las imprevisiones, las fuerzas naturales “desatadas”, pero la explicación nos mete dentro de un cerco y nos obliga a aceptar que la normalidad, en sí, es “buena”; el desastre, “malo”. Lo cotidiano es correcto, es positivo: desastre es lo otro, lo ajeno. Que mueran quince millones de niños por año en el mundo debido a enfermedades relativas al hambre y la desnutrición sucede con regularidad: no es un desastre (Hagman 1984). Que quinientas mil personas por año mueran en accidentes de tráfico es normal: no es un desastre. Que ciento cincuenta millones de latinoamericanos vivan en condiciones de extrema precariedad es normal: no es un desastre. (da Cruz, 2003, p. 16)
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Procede entonces cuestionarse acerca de cómo definimos nosotros los chilenos estos fenómenos en la actualidad, considerando las particularidades de nuestra vasta experiencia histórica respecto de terremotos y maremotos, procesos que retroalimentan nuestra identidad cultural desde hace siglos. Independientemente de que estos fenómenos sean provocados por las fuerzas de la naturaleza o divinas, nuestra responsabilidad social nos obliga a repensar el concepto de desastre en función de qué es lo que podemos y debemos realizar para evitar o disminuir los consabidos daños y el dolor, sufrimiento y pérdidas humanas y materiales. Cabe aclarar en este punto, que particularmente en nuestro país nos vemos obligados por nuestra geografía, ubicación, condiciones geopolíticas, que incluyen 4.329 kilómetros de borde costero, sin considerar la Antártica, con herencias culturales marinas y un desarrollo socioeconómico delimitado, a evaluar la supuesta normalidad de “ese mar que tranquilo nos baña”. Si consideramos que los grandes tsunamis son el fiel reflejo de procesos tectónicos recurrentes, podemos asumir que desde sus orígenes, la mayoría de los territorios costeros habitados hoy, han sido afectados alguna vez por tsunamis y aplicando el mismo supuesto es posible asegurar que continuarán ocurriendo… En consecuencia, en zonas de subducción, la potencial exposición a futuros grandes tsunamis es permanente. Una forma efectiva de reconstruir escenarios de riesgo, es combinar la historia, observaciones geológicas y modelación numérica. El saber cómo se comportará la inundación de un potencial evento y cuáles serán sus probables consecuencias en una comunidad, se transforma hoy en información de base para el ordenamiento de territorios costeros, el diseño de medidas de mitigación y el manejo de emergencias… Esta información, luego se traduce en mapas de peligro de tsunami, instrumentos que nos permiten educar a las comunidades costeras y tomar mejores decisiones en sus territorios. (Lagos et al., 2008) Pero si pretendemos incorporar los avances del conocimiento científico en relación con la complejidad multivariable de estos fenómenos, no podemos sino considerar la importancia de asumir una perspectiva ecológica social de los desastres. Debemos insistir en proponer la utilización de un modelo que reflexione sobre la importancia de los factores socioculturales en la definición de los procesos que configuran un desastre, con el único objetivo de establecer un mayor control y manejo respecto de la posible ocurrencia de estos fenómenos. La reflexión sobre qué es en realidad un desastre y cómo interpretarlo comenzó, a nivel de universidades y de autoridades gubernamentales, no hace muchos decenios. En la prensa y entre el público predomina en general una idea del desastre teñida de mitos51. Esa mitología ha demostrado poseer mucha fuerza y favorece además una actitud tecnocrática y autoritaria sobre cómo debe actuarse ante un desastre. Asimismo, el mito y el autoritarismo se mezclan con sentimientos de compasión e intereses políticos, lo que condiciona las donaciones y la asistencia a los damnificados. (da Cruz, 2003, p. 23) 51 La acepción del autor citado refiere al uso despectivo del mito, como una creencia popular sin sustento racional, una mentira basada en la ignorancia. Por supuesto, en este sentido no tiene relación alguna con la consideración de los mitos con anterioridad, tanto mapuche como bíblico (Tren Tren y Cai Cai /Diluvio Universal), que dicen relación con cosmogonías particulares de muchísimo mayor complejidad e influencia cultural.
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Un desastre debe considerarse un hecho geográfico total pues remueve no sólo los elementos físicos sino las instituciones y la misma cultura existente en el lugar (Dory 1985). El desastre pone a prueba, por ejemplo, tanto las construcciones como la salud, la confiabilidad de las regulaciones, la existencia o la falta de preparación preventiva, las leyes vigentes y la capacidad de las autoridades para manejar la situación. Dada la relación entre normalidad y desastre, el sólo análisis de los agentes del desastre no es suficiente y a él debe sumársele un análisis de la normalidad. En esta dirección no olvidemos que hay procesos económicos o culturales que se transforman en coeficientes de aumento del impacto. Ejemplos posibles son la falta de regulaciones de construcción o la prescindencia de las mismas, los asentamientos en zonas inadecuadas, las prácticas agrícolas que llevan a cambios climáticos o erosión, los depósitos de desechos tóxicos, la miseria y la ignorancia. Si el desastre es un quiebre de la normalidad debemos ver cuál es el contexto de esa normalidad, ver el paisaje tal cual es, por qué adoptó esas formas y no otras, qué relación hay entre su población y el resto de la sociedad. Esta relación y también la relación con el entorno están formadas de armonía y oposición, de alianzas y conflictos, de expansión y de límites en lo histórico, en lo geográfico, en lo social, en lo cultural. El paisaje tal cual es en cada asentamiento humano es único. Cada desastre es, en consecuencia, también único en el tiempo y en el espacio. El fenómeno que lo produzca puede ser recurrente, pero la próxima vez que ocurra, la praxis social ya habrá cambiado las características del lugar afectado. Sin embargo, este carácter de unicidad no es obstáculo para extraer conclusiones de validez general: con independencia del agente que los produzca, los desastres obligan a la sociedad a encarar desafíos similares. (da Cruz, 2003, p. 15, 17 y 35) Una definición más completa y realista de los desastres debe superar la mera definición cuantitativa efectuada solo “a partir de un fenómeno natural intempestivo y violento”, integrando otras importantes variables en el análisis y diagnóstico de aquellos fenómenos de la naturaleza que afectan notablemente a diversos tipos de comunidades a lo largo de nuestro país. Una definición debe considerar de manera integral las condiciones particulares de cada comunidad y territorio, lo que involucra, entre otras, la necesidad de diagnosticar las estructuras de vulnerabilidad preexistentes en relación a las características socioculturales de cada comunidad susceptible de ser afectada. La solución para prevenir desastres, prepararse ante su eventualidad y poder prestar ayuda a posibles damnificados, solamente puede provenir del enfrentamiento de los problemas básicos que ponen a los seres humanos en situación de riesgo y contribuyen por lo tanto a hacerlas vulnerables. Especialmente en este aspecto, los desastres no pueden divorciarse de la vida normal, ya que reflejan la normalidad como un espejo (Kent 1987). En la realidad de los países pobres, “ /el/ verdadero desafío para contrarrestar el impacto de las catástrofes pasa por resolver los problemas de pobreza tanto urbana como rural y de apuntar a la modificación de las causas estructurales que los provocan” (Caputo, Hardoy y Herzer 1985).
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Un desastre es un catalizador que hace que todo lo que ya era malo, se vuelva peor. En términos globales, los patrones mundiales de distribución de la riqueza hacen a los países pobres muy vulnerables. Es factible, a pesar de la falta de recursos, realizar buenos estudios de riesgos en los países pobres, pero ni aún la mejor planificación podrá compensar la conjunción de extendida miseria, crecimiento de la población —especialmente en los cinturones urbanos— y las relaciones internacionales desfavorables. Sin embargo, la más preeminente evaluación solamente confirmaría que tal vez “el 90 por ciento de todas las muertes en desastres naturales /.../ ocurre como un resultado de casas inseguras construidas en sitios inseguros” (Davis 1979). (da Cruz, 2003, p. 71) Por todas estas razones, no se debería generar una política nacional que carezca de la consideración de la particular normalidad de cada comunidad, pueblo, ciudad a lo largo y ancho del territorio. Un desastre es un corte en la normalidad. Enfrentarlo es reconstruir la normalidad existente, tal vez perfeccionada mediante planes de prevención, mejoras de infraestructura o redes de alerta temprana, tareas para expertos. Si esta relación es considerada una relación dinámica entre dos partes de un todo, el desastre es consecuencia del desarrollo social en el lugar afectado, un conflicto entre la sociedad y los agentes naturales… presentes. La recuperación implica cambios sociales para reducir los riesgos y la vulnerabilidad. Esta segunda visión no niega el carácter extraordinario del desastre, pero acentúa el papel de la normalidad en su ocurrencia. Pensemos en los damnificados y sus necesidades. Comprobaremos que coinciden con las de los grupos marginados. La vida cotidiana de los marginados tiene rasgos desastrosos. Desastre y normalidad se entrelazan. Decidir que una situación es desastrosa, pero que otra similar no lo es, depende de la visión política del definidor. Una concepción alternativa tiene que tomar en cuenta la realidad vigente en la zona afectada, de manera concreta. En primer lugar, las calamidades dependen de transformaciones sociales que han mostrado indiferencia por la relación entre la naturaleza y el desarrollo local… Si consideramos que la discriminación, la pobreza y la marginalización son parte de la normalidad no podemos, para ser ecuánimes, considerar que hay un desastre sólo cuando los rasgos de marginación afectan a un número mayor de personas. De esta convicción se infiere un concepto de desastre que no está lejos de ser sesgado, limitado y en cierto modo cínico pues acepta la existencia de mártires —los marginados tanto en términos locales como globales— necesarios para que la normalidad exista. Quien ha perdido su vivienda en una inundación o terremoto necesita otra y la sociedad se muestra dispuesta a brindarle asistencia; quien no ha accedido a una vivienda bajo las condiciones “normales” no puede contar con la misma buena voluntad. En muchos desastres —y no solamente en regiones deprimidas— las autoridades se han visto obligadas a discriminar, a repartir documentos de identidad especiales que acreditaran la condición de damnificado, o a exigir pruebas de ésta condición, para brindarles ayuda y separarlos así de quienes también quieren satisfacer sus necesidades habituales pero no han sido afectados por el evento. Llevados por este principio, las autoridades tienen que
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trazar una línea entre víctimas y ”mártires” y excluir a los últimos a nombre de que la ayuda debe adjudicarse a quien ”tiene derecho”, a quien ”realmente lo necesita”, como si la situación de necesidad tuviera dos colores. Para justificar la discriminación se cae muy fácilmente en demonizar a uno de los grupos. Ciertamente, se han constatado casos de abuso entre los receptores de asistencia, pero están muy lejos de ser la regla. Si los desastres no son separados de lo cotidiano, las cuestiones sociales se transforman en importantes objetos de estudio. Se debería observar cómo actúa el poder económico y político para redistribuir riesgos o recursos de asistencia y prevención, o qué intereses se contemplan en los planes de reconstrucción. (da Cruz, 2003, p. 23 y 33) Es por ello que si realmente se quiere enfrentar la compleja problemática de los desastres provocados por terremotos y maremotos no basta con considerar que nuestro país sea un territorio donde ocurren eventos sísmicos de manera frecuente, sino que se hace evidente la importancia del conocimiento y consideración de la realidad local de cada comunidad afectada, en función de lo cual se podría establecer de manera integradora una política participativa para enfrentar, como Estado y sociedad civil en conjunto, tales procesos de manera preventiva durante la emergencia y posterior a ella. La consideración de los aspectos históricos, teniendo en cuenta en dicho proceso la reconstrucción de la memoria colectiva, puede ofrecer alternativas de aprendizaje de diversa naturaleza y que son transversales a toda la sociedad en cada momento histórico en que ocurren estos desastres. Un ejemplo de ello es la notable consideración de los relatos de testigos y sobrevivientes de desastres en las ciencias geográficas que sistematizan dicho conocimiento local y lo incorporan como conocimiento válido a la hora de definir escenarios de riesgo y proponer políticas de prevención y educación al resto de la sociedad respecto de la eventualidad de tales fenómenos, como se aprecia en el libro “Sobreviviendo a un Tsunami” de Atwater et al, 1999. Sin embargo, en tales procesos de construcción integradora de conocimiento se hace necesario reconocer que con el advenimiento del desarrollo y expansión de pueblos y ciudades, se han creado y reproducido una serie de mitos respecto de las medidas de seguridad que deben tomarse para resguardar la integridad de las personas. Por ejemplo la idea de que uno debe “colocarse bajo el dintel de alguna puerta por ser más seguro”, cuestión que está demostrada ser una falacia, acción que puede costarle la vida a quien ignore la advertencia de tal error. Hay varios otros ejemplos que se transmiten oralmente, algunas veces incluso avalados y retransmitidos por los medios de comunicación, que son nocivos y atentan contra la seguridad de las personas que sufren los efectos y consecuencias de terremotos y maremotos. Estos detalles también debieran ser evaluados e incorporados en una política educacional que, validando e integrando el conocimiento local, genere la implementación de programas y campañas de educación participativas, orientadas al logro de aprendizajes significativos en toda la sociedad de manera transversal. Llama la atención que en nuestro país, por ejemplo, dadas todas las características anteriormente
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enunciadas respecto de las enormes posibilidades de ocurrencia de estos desastres, no exista a la fecha un programa educacional sistemático que garantice la superación de estos mitos y que redunde en que toda la comunidades estén en condiciones de saber cómo actuar en caso de terremoto o maremoto. La evidencia de las fallas de dichos sistemas implementados a la fecha debiera ser más que suficiente como para reestructurar toda la política educacional hacia implantar una política eficaz que, lamentablemente hoy día no queda claro que exista. En la educación preescolar, escolar, técnica y universitaria existe la oportunidad de implementar dichos programas con pertinencia curricular, lo que debería ser apoyado con campañas sistemáticas de educación a través de todos los medios y vías posibles. También sería apropiado que en todos los sectores productivos se organizara a los trabajadores en función de coordinar acciones ante estas situaciones de desastre, de manera localizada y práctica en sus ambientes cotidianos de trabajo. Mirar y respetar reflexivamente el pasado puede en estos casos significar la salvación de muchas personas. Las reacciones de ciertas personas que dieron la señal de alerta de tsunami antes, o incluso en contra de la opinión de las autoridades, son un contundente ejemplo de que el conocimiento local, la educación familiar o las redes más cercanas son mucho más eficientes que muchos planes, regulaciones y funcionarios a la hora de reaccionar ante una eventualidad de este tipo. Lo mismo sucede con las labores de organización y las muestras de solidaridad que nacen de manera espontánea y en forma colectiva, pero lideradas por iniciativas personales a lo largo de nuestro país. Sería conveniente aprovechar estas capacidades instaladas en la sociedad en lugar de darles la espalda como se grafica en los sistemas y planes educacionales que denostan este conocimiento y que pretenden homogeneizar a todo el país bajo una mirada coercitiva y excluyente. Por otra parte, es interesante evaluar permanentemente la eficacia de los sistemas de planificación urbana, las políticas públicas de prevención y educacionales, junto con el desempeño de las autoridades de turno. En este sentido, cabe recordar que los escenarios de cada catástrofe son únicos, ya que aun siendo los mismos territorios, las poblaciones van cambiando en términos demográficos, sociales, económicos, productivos y culturales. Al respecto cabe destacar que durante el proceso de esta investigación, el día 27 de febrero de 2010 ocurrió otro violento terremoto (grado 8,8 Richter), seguido de un maremoto también de gran magnitud y fuerza devastadora. Las autoridades del momento cometieron varios graves errores que costarían el sufrimiento, y aun peor, la vida de muchas personas. Uno de los errores más graves de la autoridad fue no hacer caso de las recomendaciones del Centro de Alerta de Tsunami del Pacífico (PTWC), operado por la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica)52 sobre dar la alerta temprana en los lugares expuestos a la posibilidad concreta de un maremoto cuando suceden terremotos de magnitud superior a 8 y cuyo epicentro este en el fondo marino. Ello significó una demasiada costosa demora en coordinar una respuesta adecuada a la urgencia y magnitud del desastre. Al respecto, se podría establecer un paralelo de la reacción de las autoridades en ambos terremotos de 1960 y 2010, en un mismo territorio, pero separados por cincuenta años de cambios socioculturales y estructurales importantes (crecimientos demográfico; cambios tecnológicos; expansión 52 En programa Informe Especial de TVN Chile, transmitido el 11 de agosto de 2010. Detalles en http://www.weather.gov/ptwc/ text.php?id=pacific.2010.02.27.064454
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de las comunicaciones; sistemas de producción y distribución, sistema político y situación económica del país; y varios otros de suma importancia, tales como las dinámicas culturales y sociopolíticas, entre otras). ¿Para qué hacer una comparación de ambos desastres? ¿Qué errores se reiteran? ¿Por qué no funcionaron los supuestos planes de contingencia? ¿Está la sociedad educada y preparada para enfrentar un desastre de tal magnitud y características? ¿Qué podemos hacer como sociedad para evitar o disminuir los riesgos asociados a un desastre social y natural como el que conlleva un terremoto o maremoto? La responsabilidad del Estado en cuanto al cuestionable sistema de prevención, sus políticas educacionales y preventivas, además de los fallidos sistemas de comunicación interna, es algo que debiera investigarse, no en la mezquina, pero justa búsqueda de culpables, sino en la posibilidad de lograr un aprendizaje real de la experiencia. No se trata solo de no volver a cometer los mismos errores ocurridos durante la contingencia, sino de evaluar en profundidad la complejidad del desastre en sus reales dimensiones geológicas y sociales, incorporando la noción y perspectiva de una ecología social del desastre. Tenemos la posibilidad de evitar el sufrimiento y la muerte de numerosas personas, pero también de reflexionar acerca de nuestra normalidad como sociedad: si los chilenos somos tan solidarios, ¿por qué en el siglo XXI, luego de doscientos años de república independiente, todavía existen personas que viven en condiciones de vulnerabilidad y riesgo social, lo que evidentemente aumenta sus posibilidades de sufrimiento? O planteado de otra forma, ¿por qué esperar un terremoto para resolver el problema habitacional de nuestros compatriotas?, ¿por qué volver a construir en las zonas de probable inundación por tsunami?, ¿por qué confiar la seguridad de muchos en tan pocos?, ¿por qué hacer caso omiso de la experiencia humana? Uno de los fundamentos de esta investigación antropológica fue el sistematizar un corpus de relatos que deviene en memoria colectiva, es decir, que permite la identificación y puesta en valor de aquellos conocimientos y reflexiones que analizan los procesos que se desencadenan a partir de un terremoto o maremoto. En ellos es posible apreciar un singular reconocimiento a variadas manifestaciones de nuestra humanidad, expresadas como una manifestación tácita de nuestra cultura e identidad local. Esta identificación no tan solo permite la posibilidad de conocernos y reconocernos a nosotros mismos como chilenos en un devenir histórico, sino como un país multiétnico que puebla un territorio con una rica diversidad de identidades culturales fundidas, confundidas y en permanente construcción, pero con muy poco diálogo e intercambio. También nos permite reconstruir nuestra historia desde una multiplicidad de voces, culturas e intelectos que enriquecen nuestra perspectiva y posibilidades de aprendizaje de tales procesos. Es muy interesante considerar esta compleja red de relaciones sociales, creencias y conocimientos a la hora precisa de definir en conjunto, como sociedad, qué son y qué significan estas manifestaciones de la naturaleza, de qué manera estas interpretaciones culturales ante estos fenómenos generan la solidaridad, la cooperación y el altruismo entre las personas que enfrentan la tragedia. Todo ello puede y debe ser considerado a la hora de crear una definición ante los desastres que involucran los terremotos y maremotos, con el objeto de enfrentar como nación una política preventiva y educacional realmente integradora y
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generadora de participación y autorreconocimiento, de tal modo, que todo chileno se identifique con la naturaleza y cultura sísmica de nuestro territorio y sepa claramente qué hacer en caso de una emergencia y posteriormente a ella. La cultura es un fenómeno dinámico que está en permanente cambio. Esta condición obedece de manera fundamental a los pensamientos y acciones de todas las personas que conforman los diversos grupos culturales que interactúan en un mismo territorio en un lapsus de tiempo. Por ello, una de las consideraciones de este estudio sobre la memoria colectiva respecto del Terremoto y Maremoto de 1960 refiere precisamente al cuestionamiento de los parámetros con que hasta ahora ha sido (des)considerada la historia oral en nuestro país, privilegiando la historiografía documental con todo el peso ideológico y limitaciones que ello conlleva, reduciendo nuestro acervo cultural de manera arbitraria, perjudicial y nefasta. Aun cuando la historia oral no se agota en ningún caso en un libro, sea cual sea su calidad esencial, se apuesta a que estas iniciativas estimulen un reconocimiento y valorización en nuestra sociedad actual de aquel patrimonio intangible cuya fragilidad es un mito, evidenciado por la reconstrucción de la memoria colectiva que realizan sus testigos aun después de cincuenta años de transcurridos los eventos sísmicos de 1960.
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El autor agradece en nombre del Grupo de Trabajo Terremoto a todas las personas e institiuciones que colaboraron en el proceso de investigación para la realización de este libro. Les agradecemos especialmente por:
Testimonios: Homero Abarzúa María Agüero Muñoz Ludovina Angulo Atlántida Bozzo Jorge Bustos, Juana E. Campos Prochelle Sergio Campos Héctor Colin Oscar Gayoso Héctor González Luis González Gamalier Ulloa Hernández Aurelio Huichaman Caurapan Álvaro Inzunza Leonardo Mancini Marcelo Montes Norma Monzón Hilma Munro Hilda Nordmann González
Ester Ojeda Bachmann Maria Ojeda Bachmann Augusto Olave Pavez Inés del Carmen Palma Pablo Pérez Carrmen González Prochelle Julio Ramírez Guillermo Rudloff Aldo Santibáñez Guillermo Santibáñez Ñancumil José Sepúlveda Quezada Óscar B. Silva Abarca Ruby Stange Carlos Tolhuijsen Osmán Vargas Gayoso Edita Vera G. Hernán Velásquez Mulatti Bruno Wersikowsky Ulda Zapata
Colaboración en contenidos e información: Justo Alarcón. Archivo Referencias Críticas, Biblioteca Nacional. Juan Camilo Lorca. Archivo Referencias Críticas, Biblioteca Nacional. Luis Zamora, Hemeroteca, Bibloteca Nacional. Galut Alarcón Soto, Santiago. Antonio Vergara, Sección Periódicos y microformato, Biblioteca Nacional. Raúl Domenech Carrasco, Santiago. Carlos Rojas, Valdivia. Gerald Grant Thige, Valdivia. Paula Hernández Solimano, Santiago. Maria Inés Solimano, Santiago, Silvia Hernandez Volosky, Santiago. Prof. Juan Carlos Velásquez Prof. Consuelo Sánchez Román Víctor Munzenmayer Alvarez Jaime Reyes Vega, Valdivia. Carla Morales Ebner, Santiago. Sgto. 1º Marcelo Prado, Queule. Oscar Silva Abarca, Temuco.
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Compartir sus archivos fotográficos y de prensa: Sandra Alarcón Cárcamo Juan Castillo Morales Julio Gerding Salas Ana María Labbé Ana Pizarro Verónica Letelier Juana Lizaso Fernanda Luzzy Haussman Sofía Martínez Patricia Medina Loa Helga Mena Nickel Marcela Méndez Concha Carolina Millanao Balboa Alexis Mira Elisabeth Quintero Lopez Enrique Rivera Sonia Santana Díaz
Arnoldo Schaffler M. Alejandro Schuler Gayoso Jean Paul Tolhuijsen Salas Mauricio Urra Ponce Raúl Bassay Héctor Calvo Rodrigo Obreque Juan Carlos Velásquez I. Municipalidad de Valdivia Dirección Museológica Universidad Austral de Chile Instituto de Geociencias Universidad Austral de Chile 1ª Compañía de Bomberos Germania Club de Yates de Valdivia Obispado de Valdivia Fuerza Aérea de Chile
Por apoyo en postulación a FONDART, convocatoria 2009 Dra. María Angélica Illanes Profesor Carlos Rojas UACh Dirección Museológica UACh I. Municipalidad de Valdivia Intendencia Regional de Los Ríos Museo de Sitio Fuerte de Niebla Agradecimientos especiales a quienes colaboran con material y comentarios a través www.terremoto1960.cl Proyecto financiado por el FONDART , línea Bicentenario, convocatoria 2009, del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
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