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Segunda presentación en el Espai vi
from Oasis de letras
by Tessa Barlo
Segunda presentación en el local ESPAI VI de la novela “La cima de las brujas De Tessa Barlo
El 21-04 hice la segunda presentación del libro "La cumbre de las brujas" al ESPACIO VI – Cerdanyola del Vallès, es un lugar muy acogedor, no éramos muchos, bien es verdad que el tiempo no se puso de mi parte, pero los que éramos disfrutamos y mucho, porque fue como un grupo de amigos haciendo tertulia, ¡muy cálido!
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23-04 Sant Jordi, el día más bonito de todo el año, a pesar de estar pasado por agua, llovió intermitentemente durante todo el día, no deslució la festividad. Mucha gente en Cerdanyola con ganas de mirar libros y comprarlos, ha vuelto las ganas de leer en papel, la pandemia algo bueno nos ha traído. Saludar y estar con mis lectores es un placer que un escritor/a también entenderá. Sant Jordi un año más ha ganado al dragón.
Tamara Tumánova
Bailarina americana -obtuvo la nacionalidad estadounidense en 1944-, de origen ruso, nacida en Tyumen (Siberia) el 2 de marzo de 1919 y muerta en Los Ángeles (California) el 29 de mayo de 1996.
Inició sus estudios con Olga Preobrajenska en París, e hizo su debut de niña con el Ballet de Anna Pavlova en un espectáculo benéfico. Apareció en la producción de l'Opéra de Paris L'Éventail de Jeanne (1929) y en 1932 fue contratada por George Balanchine para los Balés Russes de Monte Carlo, como una de las tres "baby ballerinas". Ese mismo año estrenó: Cotillón, La Concurrence, Le Bourgeois Gentilhomme y Suites de Danse de Balanchine y Jeux d'Enfants de Léonide Massine. Al año siguiente formó parte de Les Ballets 1933, donde estrenó: Mozartiana, Les Songes y Fastes de Balanchine y Choreartium de Massine. Continuó como ballerina de los Ballets Russes de Monte Carlo hasta 1937, cuando la compañía había pasado a denominarse Ballets Russes del Coronel de Basil, con dicha compañía participó en la puesta en escena de nuevas coreografías, entre ellas: Les Imaginaires (1934) de David Lichine y Union Pacific (1934), Le Tricorne (1934), en su presentación neoyorquina, Le Bal (1935) y Symphonie Fantastique (1936) de Massine.
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En las temporadas 1938-39 y 1941-42, Tamara Toumanova bailó con el Ballet Russe de Monte Carlo, para el que estrenó el papel de Ariadne en Labyrinth (1941) y el de Cakewalk en Saratoga (1941) de Massine, así como el de Odile en The Magic Swan (1941) de Alexandra Fedorova.
Regresó al Original Ballet Russe del coronel de Basil entre 1939 y 1941, donde protagonizó: La Lutte Éternelle (1940) de Igor Schwezoff y Balustrade (1941) de Balanchine. Como artista invitada protagonizó: Moonlight Sonata (1944) de Massine y Harvest Time (1944) de Bronislava Nijinska con el Ballet Theatre, Le Palais de Cristal (1947) de Balanchine y Phèdre (1950) de Sergei Lifar con el Ballet de l'Opéra de París, Del Amor y la Muerte (1949) de Ana Ricarda y Le Coeur de Diamond (1949) de Lichine con el Grand Ballet du Marquis de Cuevas, Rêve (1952) de Anton Dolin con el London Festival Ballet y The Seven Deadly Sins (1956) de Janine Charrat con el Ballet del Teatro de la Scala.
Participó en el musical de Broadway Stars in Your Eyes (1939), así como en las películas: Days of Glory (1944) de Jacques Tourneur, Tonight We Sing (1953) de Mitchell Leisen, donde encarnó a Pavlova, Invitation to the Dance (1954) de Gene Kelly, Deep in My Heart (1954) de Stanley Donen, Torn Curtain (1966) de Alfred Hitchcock y The Private Life of Sherlock Holmes (1969) de Billy Wilder. Recibió el Grand Prix de Giselle en París (1949). Falleció en Santa Mónica, (California) en 1996 Tenía 77 años. Fue enterrada en el Cementerio Hollywood Forever de Los Ángeles, California.
https://www.mcnbiografias.com/ app-bio/do/show?key=toumanovatamara-vladimirovna
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(Carl o Karl Philipp Emanuel Bach, llamado el Bach de Berlín o de Hamburgo; Weimar, 1714 - Hamburgo, 1788) Compositor alemán. Quinto hijo de Johann Sebastián Bach y de Maria Barbara Bach, se distinguió en varios campos, especialmente en la música instrumental y para tecla. Tras recibir de su padre una excelente formación musical, Carl Philipp Emanuel Bach fue clavecinista y flautista en la corte de Federico II de Prusia.
En 1768 se trasladó a Hamburgo, donde sucedió a Georg Philipp Telemann, su padrino, como maestro de capilla de las principales iglesias de Hamburgo. Como teórico del clave, se anticipó a la moderna técnica pianística con su Ensayo acerca de la verdadera manera de tocar el clave (1753-1762).
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Precursor del romanticismo por su defensa de la libertad del artista y por su evolución desde un estilo galante a otro más intimista (el llamado «estilo sensitivo»), Carl Philipp Emanuel Bach ayudó a la consolidación de la forma de la sonata con la introducción del segundo tema. Su amplia obra, profana y religiosa, influyó en Franz Joseph Haydn y en Ludwig van Beethoven.
Obras
Concierto para dos clavicordios en Fa, Wq. 46 (1740) Seis sonatas prusianas (Preussische Sonaten, 1742) Seis sonatas Wurtemberg (Württembergische Sonaten, 1744) Magníficat (1749) Cinco Sinfonías de Berlín, H 649, 50, 53, 54 y 56. (1755 - 1762) Cantata de Pascua (1756) Serie Mit veränderten Reprisen (1760-1768) y Sonaten für Kenner und Liebhaber Fantasía para clavicémbalo y acompañamiento. Dos Conciertos para oboe: en Si bemol, Wq. 164, y en Mi bemol, Wq. 165 (1765) Die Israeliten in der Wüste (Los israelitas en el desierto) (1769) Die letzen Leiden des Erlösers (Los últimos padecimientos del Salvador) (1770) Conciertos para clavicordio, Wq. 43/1-6 (1771) Seis Sinfonías de Hamburgo, H 657-62 (Wq. 182/1-6) (1773) Selma, H 739 (Wq. 236) (1775) Concierto en mi bemol para clave, pianoforte y orquesta, H 479 (Wq 47) (1788) Cuarteto en la menor para flauta, viola, chelo y clave, n.º 1, H 537 (Wq 93), Siciliano (1788)
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Aunque nunca fue considerada una gran virtuosa, Lili Kraus fue una gran pianista tanto antes como después de la II Guerra Mundial. Sin embargo, tras muchos años dedicada a la docencia, por fin recibió el reconocimiento que merecía.
Una alumna sobresaliente
Lili Kraus nació en el seno de una familia humilde, de madre húngara y padre checo. Con 8 años ingresó como estudiante de piano en la Academia de Música de Budapest, donde tuvo como profesores a Zoltán Kodály y Béla Bartók entre otros. Se graduó en 1922 con los máximos honores y siguió formándose en el Conservatorio de Viena, donde acabaría impartiendo clases durante 6 años.
Durante los años 30 vivió su época dorada como concertista. Grabó discos y realizó varias giras, tanto como solista como con su compañero, el violinista Szymon Goldberg. Entre sus especialidades estaban Beethoven, Mozart, Chopin y Bartók. Se casó con el filósofo Otto Mandl. Ambos se convirtieron al catolicismo y se fueron a vivir al norte de Italia, hasta que la llegada del nazismo les hizo mudarse a las Indias Orientales holandesas. En 1942, durante una gira en Indonesia, Lili Kraus, su marido y sus dos hijos fueron arrestados y enviados a campos de prisioneros japoneses. Sobrevivió a este trance durante 3 años en la isla de Java, hasta que fueron liberados por los británicos.
Tras la guerra volvió a tocar el piano, aunque quien la pudo escuchar antes y después de la guerra decían que algo había cambiado.
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Su vida como docente presionaba sin cesar para que dieran lo mejor de sí.
Tras la guerra, vivió y tocó en Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica antes de volver a Inglaterra, donde consiguió la nacionalidad. En 1949 debutó en Estados Unidos y volvió a la grabación, aunque esta vez con orquestas vienesas de segunda clase. Sin embargo, poco a poco, fue labrándose un nombre en EEUU. En la temporada de 1966-1967 interpretó 25 de los 27 conciertos de Mozart en Nueva York y, en la temporada siguiente, tocó sus sonatas de piano completas. En 1968 consiguió un trabajo como profesora residente en la Universidad Cristiana de Texas y pasó a ser miembro del jurado de los Concursos Internacionales de Cliburn.
Lili Kraus siempre fue una mujer extrovertida y llena de carácter. Se dice de ella que hablaba sin parar y que se hacía sus propios vestidos para sus conciertos. Siempre trató de transmitir esta intensidad por la vida a sus alumnos y a los participantes en los concursos, a los que En 1978, el gobierno austriaco, en reconocimiento a su carrera, le otorgó la Cruz de Honor a las Artes y las Ciencias. Continuó dedicándose a la docencia en Texas hasta que se retiró, en 1983. Siguió viviendo en Carolina del Norte hasta su muerte, en 1986.
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https://malditopiano.com/mujeres -pianistas/lili-kraus/
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Lo que abarca el Juicio Final de Miguel Ángel es casi inconcebible. Uno no lo creería sino pudiera verlo y comprobar que existe. Sólo la mente de un genio como la de Michelangelo sería capaz de idear una obra de tamaña magnitud y resolverla con una estética tan perfecta.
La obra de Miguel Ángel representa el momento del Juicio Final (o Juicio Universal). Momento del Apocalipsis en el que los ángeles anuncian la llegada de este. Los mortales resucitan, convocados por el sonido de las trompetas angélicas y toda la historia, en su final, se muestra en su gloria y su miseria.
El artista afronta todo un reto al dar forma a esta escena, pero el resultado es más que exitoso. Buonarroti divide la obra en diferentes partes separadas en distintas alturas. Algo más arriba del centro exacto del muro, Jesucristo y la Virgen aparecen especialmente iluminados como los protagonistas de la pintura. Cristo mira hacia su izquierda inferior con la mano en alto y en posición poderosa, afirmando la condena de los que se dirigen al infierno. Su Madre, contraída y casi atemorizada, mira hacia el otro lado. Como intentando ver la condena de los pecadores y el juicio de su Hijo. De este lado ascienden al cielo los que han aceptado la salvación
El Cielo Ángel
En la parte central de la pared tiene su lugar el cielo. Alrededor de Jesús y María se acumulan numerosas figuras masculinas y femeninas. Algunas de ellas pueden identificarse al estar pintadas con sus símbolos o acompañadas por acciones o prendas que las identifican. Podemos distinguir entre muchos otros a Santa Catalina, que porta la rueda con la que fue martirizada. A Juan Bautista por las pieles de camello con las que se cubre y que utilizaba para recorrer el desierto expandiendo la palabra de Dios. También a San Pedro, que sujeta las llaves del Paraíso. Cerca está San Bartolomé, que en una mano tiene una daga y en la otra su piel. Representando el modo en el que fue martirizado. Aquí tenemos otro detalle de genio de Miguel Ángel, que se autorretrata en el rostro de la piel de San Bartolomé. En la parte superior, este escenario celestial se abre en dos semicírculos que finalizan la cima de la obra. Aquí, Buonarroti pintó a diferentes ángeles y figuras divinas que portan los símbolos de la pasión de Cristo. Una columna, la corona de espinas y la cruz.
El Anuncio del Juicio Final de Miguel
Bajo esta parte central, justo por debajo de Cristo, la Virgen y los Santos, tenemos otra parte diferenciada de los sucesos que tienen lugar en la pintura. Aquí, en el centro, un grupo de ángeles toca las trompetas del Juicio Final y leen las sentencias de los hombres y mujeres. A ambos lados, los resucitados, con cuerpos realmente físicos, casi escultóricos, se encuentran en movimiento de ascenso al cielo o descenso al infierno.
A su derecha, algunos santos y almas del cielo tienden la mano a los salvados y justos para ayudarles en su ascenso al Paraíso.
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La Tierra y el Infierno
En la parte inferior del Juicio Final de Miguel Ángel, el maestro nos muestra las consecuencias inmediatas del anuncio de los ángeles. Los muertos despiertan y son juzgados. El terror se apodera de los humanos y se refleja en sus cuerpos, rostros y movimientos. A la derecha de la acción (nuestra izquierda), vemos el despertar de los cuerpos que se alzan de su postración, pasando de sombras a carnes que salen de sus sepulcros. Algunos se esconden atemorizadas de acabar en el infierno. Unos pocos ángeles han llegado hasta aquí abajo, ya mucho menos iluminado que el cielo. Es más, casi con una oscuridad reinante.
Estos contados ángeles ayudan y cargan haciendo visible la potencia increíble de dar vida a una carne auténtica, que pesa, y ha de ser llevada hasta el Paraíso. Es una auténtica lucha en la que algunos demonios parecen no querer dejar sus presas.
En el centro exacto de la parte baja, se abre un agujero en la tierra que conduce al infierno. Al otro lado, los condenados se acumulan en la barca de un rabioso y violento Caronte. Listo para llevarlas al infierno. En una lucha de terror y desesperación algunas intentan escapar de su destino, aferrándose a la orilla de las aguas. El peso de sus cuerpos en este caso no se eleva por la acción divina sino que los hace caer y sucumbir.
La puerta del infierno tiene una posición muy concreta. La pared donde se sitúa esta pintura del Juicio Final de Miguel Ángel corresponde al altar de la Capilla Sixtina. Y, la entrada al infierno, a poca distancia del presbiterio. De esta manera, Miguel Ángel obligaba a todo el que subiera al altar a mirar directamente al infierno, recordándole su destino si no seguía un comportamiento digno.
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Los cuerpos en el Juicio Final de Mi-
guel Ángel
En todos los cuerpos de la obra, que son muchos, Miguel Ángel imprimió un detalle increíble. Todos son cuerpos idealizados, musculados y definidos, con torsiones difíciles. Algo que llama la atención es que las mujeres tienen también un cuerpo muy musculado, similar al de los hombres.
Estas torsiones y posiciones, en ocasiones, complicadas y antinaturales, fueron una característica propia del arte de Miguel Ángel en algunas de sus obras. Especialmente ésta, al ser una de tan grande tamaño y magnitud, sentaría las bases del manierismo. Un estilo presente incluso en el Barroco, en el siglo posterior, que seguía estas normas ya impuestas por Miguel Ángel en pleno Renacimiento. Aunque ahora veamos muchas prendas en los cuerpos del Juicio Final de Miguel Ángel, el artista los representó originalmente la mayor parte desnudos. Algo por lo que fue muy criticado, alegando que en un lugar tan sagrado no podía haber imágenes tan explícitas. Bajo las presiones, el Vaticano acabó cediendo y contrató, tras la muerte de Michelangelo, a Daniele de Volterra. Éste tenía el cometido de pintar prendas que cubrieran los genitales de las figuras representadas en el Juicio Final. Por este trabajo, Volterra se acabó ganando el apodo de ’il braghettone’. Que traducido sería algo así como ‘el bragas’.
https://www.enroma.com/juicio -final-miguel-angel/
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