PAÍS: España
FRECUENCIA: Diario
PÁGINAS: 7
O.J.D.: 17274
TARIFA: 4300 €
E.G.M.: 97000
ÁREA: 1107 CM² - 100%
SECCIÓN: LUGO
19 Abril, 2015
Lugo
domIngo 19 dE ABRIL dE 2015 ElPROGRESO
lugo exporta talentos
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ARSENIO COTO
perfil Reconoce que es «un poco inquieta e impaciente» y cree que el compañerismo es su principal virtud. Recuerda cuando de niña, en su Monforte natal, iba a comprar chuces al carrito de la Compañía al salir de clase. Se declara aficionada al senderismo, el baile y la música. Muy unida a su familia, pese a los más de 5.000 kilómetros que le separan, dice que es «consciente» de que «sin el apoyo incondicional» de sus padres y hermano «no hubiera llegado ni a acabar la carrera». La investigadora de la Ciudad del Cabe en el centro de biotecnología de la universidad neoyorkina. EP
PATRICIA dÍAZ ROdRÍGUEZ ▶ Esta monfortina, que es licenciada en Farmacia, trabaja en un grupo de investigación en la universidad neoyorkina Rensselaer Polytechnic Institute para desarrollar tejidos sintéticos para que órganos dañados puedan recuperar su función.
La ingeniería de los tejidos humanos es una recién llegada. Casi no le ha dado tiempo a deshacer las maletas. Hace apenas un mes y medio que aterrizó en Nueva York para incorporarse a un equipo de investigación del Rensselaer Polytechnic Institute (RPI) para, según cuenta, «desarrollar nuevos materiales con fines biomédicos mediante ingeniería de tejidos». En esta universidad tecnológica, la más longeva de Estados Unidos, estudiaron célebres inventores, como el del email, Raymond S. Tomlinson, o el de la cámara digital, Steven J. Sasson; astronautas, como John L. Swigert Jr., o el más mencionado en sus aulas, el ingeniero jefe del puente de Brooklyn, Washington Roebling. El grupo de Patricia Díaz Rodríguez (Monforte de Lemos, 1986) investiga cómo obtener tejidos sintéticos a partir de células del
propio paciente para que puedan servir para sustituir a los biológicos que estén dañados o que ya no sean funcionales, con el fin de recuperar la normal actividad de los órganos. «De esta manera se evitaría la necesidad de transplantes de otros pacientes. Por lo tanto serviría para todos los enfermos, ya que el tejido se sintetizaría de manera personal para cada uno de ellos», explica la investigadora monfortina. Según precisa, esos tejidos a sustituir son, por ejemplo, los dañados por «una quemadura amplia que no permita que la herida se cierre sola y por tanto que la piel no ejerza como barrera protectora» o los que se han perdido tras una extirpación parcial de un órgano por la presencia de tumores. «Nuestro trabajo se centra en la
UNiVerSiDAD La RPI es la universidad tecnológica más antigua de Estados Unidos, con casi dos siglos de historia. Especializada en ciencia e ingeniería, su campus, en el que estudian más de 6.000 alumnos, se encuentra en Troy, en Nueva York. Su presupuesto supera los 800 millones de dólares —unos 760 millones de euros—.
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modificación química de numerosos polímeros biocompatibles, la síntesis de materiales compuestos por estos y su evaluación en cuanto a propiedades mecánicas e interacción con diferentes líneas celulares», señala Patricia Díaz. Esta monfortina permanecerá dos años en este campus neoyorkino. Se decantó por esta alternativa porque es una de las universidades técnicas «mejor valoradas de Estados Unidos», que además está «muy centrada en la investigación», y porque la que realiza el grupo al que se ha incorporado le parecía «muy interesante», ofrecía «muchas posibilidades» y estaba relacionada con el tema de su tesis doctoral. Patricia Díaz siempre tuvo claro que se quería ir a investigar al extranjero. Dio ese paso, según detalla, para «incrementar» su formación en nuevas técnicas, conocer nuevas instalaciones y ver cómo funcionaba esta labor en Estados Unidos. máS vAlORAdO. La realidad con la que se ha dado de bruces corrobora sus augurios: la distancia insalvable que separa a la investigación de un país con respecto al otro. La balanza comparativa se decanta a favor de los norteamericanos, a su juicio, por «los recursos económicos disponibles» y porque los que encauzan su vida profesional en esa dirección están «mucho más valorados». «Las posibilidades para un investigador en Galicia y España son muy reducidas y lo más probable
es que me tuviera que ir de igual forma», reconoce. Esta no es su experiencia iniciática en el extranjero. Gracias a una beca Erasmus dio sus primeros pasos en la investigación en la Universidad de Heidelberg, en 2008. También en Alemania disfrutó cinco años después, con el apoyo de la fundación Barrié, de una estancia predoctoral en la Universidad de Saarland. Además, obtuvo becas del Ministerio de Educación y de la Xunta para realizar sendos cursos de inglés en Malta y en Oxford. Esta monfortina, que estudió en el colegio de los Escolapios y en el instituto Río Cabe de la Ciudad del Cabe, se licenció en Farmacia en la Universidade de Santiago de Compostela. Apostó por esta carrera debido a «su carácter multidisciplinar» y porque considera que es «una buena combinación» de dos ciencias que le apasionan, la biología y la química. FUTURO. A Patricia Díaz le gustaría volver a su país o al menos a Europa para estar cerca de su familia. Además no pierde la esperanza de que «en España se empiece a valorar e invertir un poco más en investigación». «Me parece una política poco funcional que el Gobierno invierta en nuestra formación, con becas para la carrera, el máster o la tesis doctoral, y cuando podemos ser productivos y devolver parte de dicha inversión nos resulta difícil hacerlo porque reintegrarse en el sistema no es fácil», asegura.