Edición y maquetación: Estefanía Ortiz Ilustraciones: Estefanía Ortiz
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida, almacenada o transmitida de forma o por medio alguno, sea electrónico, mecánico, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin la previa autorización escrita de los titulares de los derechos. Impreso en Chile. 2013
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ade es una pequeña arañita que vive en un puñado de hojas al pie de un gran árbol en el jardín de una casa.
Desde allí Jade puede contemplar a las personas y ver todas las actividades entretenidas que realizan los niños en el parque cercano. Carlos es el mejor amigo de Jade, él es un caracol muy simpático que la visita casi todos los días. A veces, Jade pasa horas contándole sus sueños y deseos, Carlos la escucha y juntos imaginan las entretenidas aventuras que podrían vivir. A veces, la pequeña arañita mira cómo los niños patinan en la calle, o cómo los bomberos rescatan pequeños gatitos de los árboles, y piensa en cómo sería ser cantante o superhéroe; una gran pirata o un divertido mimo.
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Un día, nuestra amiga se encontraba columpiándose sobre su telaraña y mirando a los pajaritos. Mientras lo hacía pensaba en qué se sentiría al volar; cuando de repente llegó Carlos, a paso lento pero seguro, por el gran tronco del árbol donde Jade vivía: - Hola querida amiga. Saludo Carlos muy amablemente - Muy buenos días Carlos, ¿Te has fijado que lindo día hace hoy? - ¡Sí! Está perfecto para escuchar una de tus historias. - ¿Lo crees? Aquellos pajaritos, y mis deseos por volar, han hecho que se me ocurra algo ¡brillante! - ¡Qué divertido! ¿Podrías contármelo? - Por supuesto, acomódate y escúcha… Si yo tuviese súper poderes (dice Jade mirando el cielo) cómo poder volar o tener súper fuerza, podría ayudar a todos los animales que me necesiten. ¡Wooow!, Dijo Carlos, ¡Eso sería magnífico!
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ra un hermoso día soleado y todo parecía estar tranquilo en la vida de nuestra amiga Jade.
Pero cuál fue su sorpresa cuando, al tratar de saltar desde su rama favorita a un montón de hojas, en vez de caer sobre este (como siempre) su cuerpo flotó en el aire elevándose por los cielos.
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- ¡Woooow, Puedo volar! Esto no es algo que se vea todos los días, ahora soy como los superhéroes que veo en mis comics favoritos. Luego de volar por los aires un par de horas, Jade decidió sacarle mejor provecho a su nuevo don y pensó que con un hermoso traje de heroína podría hacer el bien dentro de su comunidad. 13
Un hermoso traje rosa, con una larga capa celeste, fue el disfraz que nuestra amiga escogió, y su nombre desde hoy sería “Súper Jade”. Recién terminada de vestirse, la bocina de un auto la hizo reaccionar y al voltearse para mirar, se dio cuenta de que un travieso y despreocupado caracol intentaba cruzar la calle sin antes haber mirado hacia ambos lados. ¡Era Carlos! -
¡Carlos, Yo te salvaré amigo!
Jade se elevó por los cielos, y más rápido que un rayo, tomó a su amigo caracol para sacarlo del medio de la pista, ganando aplausos de todos los bichitos que pasaban por ahí: - ¡Oh Jade, que gran heroína y amiga eres! Muchas gracias por rescatarme. Y así, gracias a Jade, Carlos aprendió que antes de cruzar, debía mirar hacia ambos lados.
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-¿Te gustó mi historia? (Preguntó Jade, mirando a Carlos con unos grandes ojos.)
- Dime Jade, ¿Además de volar y ser una heroína, qué más te gustaría ser? Preguntó curioso Carlos.
-¡A sido fantástica! Sobre todo la parte en la que aparezco yo.
- Ser una arañita cantante no me vendría nada de mal. hoy mientras me daba un baño en las gotas de rocío, canté unas lindas melodías junto a mis amigos pajaritos. A ellos les encantó mi voz. Imagíname cantando frente a muchos bichitos, ¿no sería genial?
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entro de un elegante traje rojizo, Jade, la cantante más famosa del mundo, se prepara para salir a escena. El público tras la cortina del escenario está ansioso y en primera fila, el caracol Carlos, espera impaciente verla. Tras el abrir de las grandes cortinas, un foco de luz brillante y amarillo como el sol, ilumina en medio del escenario a nuestra amiga, quien un poco nerviosa, saluda al público. Jade se pregunta si Carlos estará viéndola. Pega un rápido vistazo a los asientos y en primera fila, Carlos con un gran gesto de aprobación la aplaudía.. -¡Mucha suerte amiga! –Dijo Carlos con voz muy bajita- y a pesar que Jade no pudo escucharlo, leyó perfectamente sus labios. La melodía comenzó a sonar, y Jade entendió que ya era hora de empezar a cantar, respiró hondo y comenzó a entonar una hermosa melodía.
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Un par de minutos después y casi sin darse cuenta, la música terminó y ella entonó el último son, enseguida se escuchó un silencio en todo el lugar, y un segundo después los aplausos eran ensordecedores. Jade, miró al público y con una reverencia dio fin a su acto. Al cerrarse las cortinas su amigo caracol la esperaba tras el escenario con un gran ramo de flores como regalo por su grandiosa actuación. -
¡Has estado magnífica Jade!
- Gracias amigo, estaba nerviosa, pero al verte, supe que todo estaría bien.
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-¡Sí! Es muy gracioso, siempre imita a la gente que pasea por allí. -¿Alguna vez has visto una mimo rosa? –Preguntó Jade curiosa-La verdad, es que nunca lo he imaginado. -Pues, en mis aventuras yo podría ser la primera, y así podría divertir a todos los bichitos que visiten el parque cercano.
- Me gusta mucho la forma en que cuentas tus historias Jade - Dijo Carlos- Y aun hay muchas cosas nuevas que me gustaría probar. Por ejemplo, ¿Has visto ese mimo que hace un show en el parque cercano? 24
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n un hermoso día soleado, Jade la arañita, parecía algo distinta, y no porque su gran moño estuviera desarreglado. Su cara se veía algo más pálida que de costumbre, y sus mejillas se veían mucho más rosadas que días anteriores, y es que claro, un mimo siempre tiene un hermoso maquillaje que cubre todo su rostro. Jade se puso sus guantes favoritos, su camiseta a rayas y los zapatos más rosados que tenía. Su propósito sería divertir a sus amigos, siendo nada más y nada menos que el mimo más rosa del mundo. Al entrar la tarde, cuando todos los bichitos paseaban por el parque, Jade se paró sobre una gran roca y en su primer acto como mimo, simuló estar dentro de una caja, moviendo sus manos como si estuviera encerrada, y simulando golpear una pared a su alrededor, causaba la risa de los bichitos que, al mirarla, podían imaginárla dentro de una gran caja de cristal.
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Más tarde, y sin que Carlos (que buscaba tréboles de cuatro hojas en el pasto) pudiera darse cuenta, Jade se posó tras él y caminando en cámara lenta imitaba todos los movimientos que su amigo hacía. Si este se rascaba la cabeza, Jade hacia exactamente lo mismo haciendo graciosas muecas. Todos en el parque reían a su alrededor y admiraban a Jade por su gran gracia como mimo.
-Así que tú eras la causante de tantas risas, dijo Carlos. Pero Jade no respondió, sólo asintió con la cabeza -¿Porqué no me respondes?, ¡Ah, Ya entiendo, eres un mimo!, que graciosa eres Jade, eres el mimo más rosa y divertido del mundo.
Carlos, que aún no entendía porque todos reían a su alrededor, dio media vuelta y se sorprendió a ver a Jade vestida completamente de rosa y blanco con una graciosa mueca en la cara parada junto a él.
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-Jade, está comenzando a llover, -Dijo Carlos angustiado- ¿No será mejor que nos tapemos con las hojas de una rama alta? Si llueve mucho puede formarse un charco y navegar en uno no es algo que me parezca entretenido.
-¿No?, siempre pensé que ser la capitana pirata de un barco y navegar, aunque sea en un charco, sería algo divertido de hacer. -¿Pirata? -Sí, con un parche en el ojo y una pierna de palo, navegando sin parar mar adentro… -¿Charco adentro? Jajá. -Bueno, en este caso charco adentro, Carlos
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avegar, al fin del mundo y más allá ‘‘.. Cantaba Jade, mientras giraba el timón de su barco pirata mientras Carlos miraba a través de un monóculo sobre la vela más alta. -¿Como estas allá arriba Carlos? ¿Ves algo? - Nada por el momento, ¿Estás segura que el tesoro está en esta dirección? -El mapa no miente –Dijo Jade mientras miraba un mapa viejo con una gran ‘X’ roja en un a de sus esquinas. - ¿Lo ves? Ahí está – Mientras indicaba la cruz - Solo debemos seguir por esta ruta y pronto llegaremos a la isla del tesoro. Al mirar el horizonte, una gran isla se divisó muy cerca de ellos. Al verla, a Jade se le iluminó el rostro ¡Al fin habían llegado! -¡Tierra a la vista! – Gritó Carlos.
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-No me digas, estamos casi en la isla, es imposible no verla- dijo Jade bromeando. - Jejeje, lo siento, iba algo distraído. Jade miró el mapa y con entusiasmo notó que el tesoro debía encontrarse bajo sus patitas. Se arrodilló y comenzó a mover la arena de la playa en la que habían desembarcado, poco se demoró en descubrir que enterrado yacía un hermoso cofre de muchos colores. Carlos ayudó a Jade a desenterrarlo y una vez que lo tuvieron en frente lo abrieron juntos. Para la sorpresa de ambos, el cofre estaba lleno de dulces, paletas y chocolates, muy entusiasmados tomaron el cofre y lo llevaron de vuelta al barco y emprendieron el regreso a casa cargados de un gran tesoro y cansados por la gran aventura que habían vivido.
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-¡Axu! Creo que nuestra aventura pirata ha hecho que me enferme. –Dijo Carlos sacando un pañuelo-No seas exagerado, además, sólo fue una historia – Dijo Jade sonriendo- Lo sé, lo sé, creo que sólo fue un estornudo.
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-Si yo fuera enfermera, podría cuidarte cada vez que tengas gripe. -¿Enfermera? ¿De esas que ponen inyecciones? -No todas ponen inyecciones, Carlos, y las que lo hacen, las ponen para que las enfermedades se vayan – Dijo Jade pegando una carcajada-
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n sol brillante iluminaba el cielo cuando Carlos entró al hospital de la ciudad a realizarse su chequeo
anual.
Cuál fue su sorpresa al ver que la enfermera que lo realizaría, sería su amiga Jade. -¡Jade! ¿Serás mi enfermera? -Así es, y mira, tengo un lindo estetoscopio color lila. -¿Estetoscopio? - Pregunto Carlos curioso-Sí, dijo Jade, si yo pongo un extremo en mis oídos y el otro en tu corazón, puedo escuchar sus latidos y ver que todo está bien, de hecho eso es lo primero que haré.
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Luego de darse cuenta que el corazón de Carlos se encontraba bien, nuestra arácnida amiga comprobó sus reflejos dando un golpecito con un pequeño martillo en su caparazón. Más tarde, con un termómetro, tomó su temperatura; Carlos tenía 38 grados que, por cierto, es la temperatura ideal para un caracol.
-Aun no puedes irte, -dijo Jade mientras caminaban por un largo pasillo-¿Porqué? ¿Hay algún examen que no has hecho? -No, no es eso hay algo que quiero darte.
A medida que los exámenes avanzaban Jade comprobaba el buen estado físico de su amigo Su caparazón se encontraba en excelente estado y sus antenitas nunca habían estado tan paraditas.
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Carlos pensó que una vacuna podría ser lo que su amiga pensaba darle, y mientras caminaban por un largo pasillo pensó qué vacuna Jade decidiría colocarle, pero al llegar al final de éste, no vió ni una solo jeringa, al contrario, había todo un estante lleno de dulces. Jade tomó una gran paleta y se la entregó a Carlos. -Toma Carlos, esto es lo que quería darte -¡Que alivio! Muchas gracias Jade, eres una gran enfermera.
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-¡Imaginar es tan divertido!, -Dijo Jade, estirándose y acomodándose en su montón de hojas-Lo es, ¡Y tus historias son fantásticas! Sobre todo en las partes en las que aparezco yo. –Rió Carlos-
Desde ese día Jade y Carlos no volvieron a imaginar ninguna aventura, sino que comenzaron a realizarlas: fueron bomberos y patinadores; policías y futbolistas. Cada vez que querían ser algo, lo hicieron, siempre manteniendo su hermosa amistad.
-Creo que debemos dejar de imaginar nuestras historias y empezar a realizarlas, después de todo, nada es imposible para nosotros, somos bichitos inteligentes, con energía y muy amistosos.
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