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COMPARTIR EL EVANGELIO EN LA PLAYA A TRAVÉS DE ALCANCE Y EVANGELISMO

Una noche, los estudiantes bautistas de la Universidad de Texas en Tyler se subieron a la camioneta apodada la camioneta "Naranja". (Parte de la tradición de Alcance en la playa incluye poner sobrenombres a las camionetas y decorarlas.)

Amber Bader, directora asociada del Ministerio de estudiantes universitarios bautistas en la Universidad de Texas en Tyler, conduce la camioneta "Naranja" por las calles de la isla desde las 11 p. m hasta un poco después de la 1 a.m., transportando estudiantes. Con frecuencia, los estudiantes van en busca de una fiesta. En el camino, se les presenta a Jesús. Muchos están abiertos a escuchar.

“Es un poco raro, pero los estudiantes están aquí para conocer a otros", dice Osteen. Al igual que Haley, la estudiante de Nebraska.

Alrededor de las 11:15 p.m., ella y unos amigos se suben a la camioneta "Naranja". Se dirigen a Louie's, uno de los clubes más populares en la isla. Becca Langley le dice a Haley que las camionetas están allí debido a la religión—o en realidad, debido a la relación que los estudiantes universitarios tienen con Jesucristo. Ella explica que espera que Haley y sus amigos puedan tener una relación similar.

“Hacemos esto", dice Becca, una estudiante de primer año en Angelina College en Lufkin, "porque Jesús es el don máximo".

Macy Weatherford, una estudiante de segundo año en la Universidad de Texas en Tyler, pregunta: "¿Se consideran creyentes?"

“No lo sé", dice Haley. "Estoy indecisa. En tiempos difíciles, oro".

Unos minutos después, pregunta: "¿Cómo saber que uno es salvo? ¿Cómo saber cuándo Dios nos conoce?"

Mientras tanto, en el asiento trasero, Alex y Elí hablan con Derek, uno de los amigos de Haley. "Hay un hueco muy grande en tu corazón", le dice Alex. La conversación continúa, calle tras calle, hasta que la camioneta se estaciona cerca del club. Sin embargo, Haley no está lista para bajarse. Durante otros cinco minutos hace preguntas.

Por último, sus amigos dicen que es hora de salir. Pero, primero Marcy pregunta: "¿Podemos orar por ustedes?" Hay silencio en la camioneta mientras ella le pide a Dios que proteja a los estudiantes de Nebraska y les muestre la verdad acerca de quién es Jesús.

Un poco después, los estudiantes bautistas evalúan. Si los estudiantes escuchan o se muestran interesados, como Haley, se siembran semillas del evangelio—y durante más de 40 años hasta hoy, ese ha sido el propósito y la meta de Alcance en la playa.

“Es una oportunidad maravillosa poder compartir con las personas", dice Elija McClain, un estudiante de cuarto año en la Universidad de Texas en Tyler. "Amo a Dios y uno de mis deseos más fervientes es que las personas conozcan a Cristo".

Saturando Alcance En La Playa Con Oraci N

Antes de llegar a la isla, los equipos de Alcance en la playa pasan por cinco semanas de entrenamiento en evangelismo. Cada noche, antes de subirse a las camionetas, se reúnen en el Centro de Convenciones para adorar y escuchar un breve mensaje. Osteen les recuerda que las conversaciones pueden ser difíciles.

Otros estudiantes se reúnen en la iglesia que sirve como el centro principal para Alcance en la playa. En el segundo piso, una docena de estudiantes llevan audífonos para recibir llamadas y despachar las camionetas alrededor de la isla, usando computadoras para saber cuáles camionetas están disponibles.

Muchos otros oran.

“Alcance en la playa”, dice Osteen, “funciona con oración”.

Se refiere a dos semanas de oración continua en el santuario donde los estudiantes toman turnos para orar—pero también las oraciones de los Bautistas de Texas y otros durante Alcance en la playa.

Motivados Para Compartir A Cristo Con Los Perdidos

Un poco después de las 2 a.m. es hora de cerrar en Louie's, en la calle nortesur principal de la isla. Estudiantes salen del bar en diversas condiciones y llenan las aceras y el estacionamiento al cruzar la calle. Algunos buscan transportación; las camionetas estacionadas esperan. Otros buscan "panqueques de media noche".

Está lloviznando pero a nadie parece molestarle. Mientras esperan hablan con los estudiantes de Alcance en la playa. Burkett, el director de el Ministerio de estudiantes bautistas en la

Universidad de Texas en San Antonio, coordina los viajes de las camionetas, y también comparte conversaciones largas y profundas.

“Parece un desorden", dice Burkett, "pero es un embudo. Canalizamos conversaciones acerca del evangelio".

Jake Stratton, un estudiante de segundo año de la Universidad Sam Houston, se encuentra con un estudiante llamando Andrés, esperando por los panqueques. Hablan durante 15 minutos antes de que los amigos de Andrés se lo lleven.

Unos minutos después, Andrés le envía un texto a Jake, pidiendo almorzar juntos. Otra conversación acerca del evangelio.

Temprano en la noche, Jake se encuentra con sus amigos camino a Louie's. Les dice que le recuerdan cómo era antes de encontrarse con Cristo, y esto lo motiva a compartir el evangelio con otros cada vez que puede.

Conversaciones Transformadoras

Temprano el miércoles por la mañana, Lily Carnes, estudiante de tercer año en la Universidad de Texas en San Antonio y miembro en First Baptist Church de Castroville, está en el santuario de la iglesia. Ella pasa tiempo orando por cada miembro del equipo de San Antonio. Cerca de las 2:30 a.m. ve un texto en la red de oración. La camioneta ha recogido a seis jóvenes.

Ella comienza a orar: "Dios, puedes llevarlos a salvación. Señor, que te acepten y deseen seguirte".

De los seis jóvenes, cuatro son adolescentes. Uno tiene 20 años. Uno tiene 11 años. En la camioneta bromean aparentemente sin interés en tener una conversación seria. Pero César Montoya, un estudiante de cuarto año en la Universidad Bautista de las Américas, les habla.

"Quiero compartir algo con ustedes", les dice en español. "Supongan que tienen un accidente ahora mismo y todos mueren. Existe el cielo y el infierno. ¿A cuál irán?"

La atmósfera se vuelve solemne.

“No sé", dice uno de los jóvenes. "Hemos hecho muchas cosas malas, pero sabemos acerca de Jesús".

Cuando comienzan a considerar las cosas buenas que han hecho, César comparte el evangelio y les explica de Efesios 2 que la salvación viene por gracia por medio de la fe, no por obras. Unos minutos más tarde, les dice: "Están en esta camioneta porque necesitaban escuchar esto. Quiero que conozcan a Jesús. ¿Desean aceptar a Jesús?"

Uno a uno, cada joven ora, profesando su confianza en Cristo.

“Fue lo que oré, palabra por palabra", dice Lily. "Es increíble. Lloré de la alegría. ¡Es maravilloso!"

Los jóvenes literalmente cambiaron de dirección. En vez de llegar al bar en la playa, su destino original, se bajaron en un restaurante McDonald. Antes de dejar la camioneta, hicieron planes para reunirse con César para hablar de nuevo, deseando saber más acerca de cómo él llegó a conocer a Cristo y cómo seguirle.

Historias de transformación similares suceden cada año durante Alcance en la playa. Las personas oran. Los estudiantes siembran semillas. El Espíritu Santo abre los corazones de los estudiantes.

“Dios obra de manera maravillosa para mostrarles que hay una mejor opción", dice Osteen.

Además, los resultados durante las semanas y los meses después de Alcance en la playa son sorprendentes cuando los voluntarios regresan a sus ciudades y sus recintos universitarios. El Ministerio de estudiantes bautistas informa con regularidad un aumento en el número de personas que vienen a Cristo debido a estudiantes que regresan a sus hogares con un mayor fervor por el evangelismo. Alcance en la playa con frecuencia se convierte en Alcance en el recinto.

“Estos estudiantes regresan a sus recintos sintiéndose, hablando, y viviendo de manera diferente", dice Nathan Mahand, director del Ministerio de estudiantes universitarios en la Universidad Cristiana de Houston. "Tienen peso por los perdidos".

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