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VENICE LA REINA DEL ADRIÁTICO
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Apuntes Históricos
VENECIA
LA REINA DEL ADRIÁTICO C
Cine, amor, música, palafitos, carnaval, arte, niebla, góndolas, palacios, canales, agua. Venecia nació de la destrucción protagonizada por los godos y se proyectó como una ciudad romántica y monumental que destila una melosa decadencia. Congelada en el tiempo y sitiada por las mareas y los turistas, intenta cada día sobrevivir al éxito y al avance del mar, que podría convertirla en la Atlántida moderna. La ciudad sin calles, también conocida como La Serenissima, está formada por más de 100 islas conectadas por alrededor de 400 puentes y se considera una de las urbes más particulares del mundo. En el centro está prohibida la circulación de coches e incluso los policías y carteros utilizan barcazas en sus desplazamientos. Su nombre está asociado íntimamente a ilustres como Tintoretto, Bellini, Vivaldi y Marco Polo, al tiempo que su pasado se envuelve en sedas y desprende aromas de las más variadas especias. La que fuera poderosa potencia comercial y marítima 1
del Mediterráneo conserva todo su esplendor a ojos del visitante, hasta el punto de haber sido reproducida en un casino de Las Vegas. Pero es un gigante con pies de barro, ya que se asienta sobre una laguna
fangosa del noreste de Italia. Venecia invita a ahogar la prisa y a dejarse hipnotizar por el sempiterno gorgoteo del Adriático. ¡Quien puede resistirse al embrujo de tanto encanto!
Una guía práctica La información que se facilita a continuación no pretende abarcar toda la ciudad, sino que se limita a los lugares más interesantes desde el punto de vista turístico. El área metropolitana de Venecia tiene unos 170.000 habitantes y se distribuye en innumerables islas, lo que puede complicar algunas visitas, sobre todo si no se dispone de mucho tiempo. La región del Véneto está salpicada de atractivos, como las ciudades de Padua, Verona y Vicenza, el lago de Garda y las montañas de los Dolomitas. Sin embargo, en esta guía nos centraremos en los reclamos urbanos más conocidos y, al mismo tiempo, en rincones que tal vez pasan desapercibidos, pero que permiten captar la esencia de Venecia y tomarle el pulso a su día a día. La urbe está dividida en seis antiguos distritos administrativos (sestieri) y el centro está atravesado por el Gran Canal o Canalazzo, como lo conocen los venecianos.
Aunque al principio del Cristianismo la costa pantanosa del Véneto ya estaba poblada por pescadores y cazadores, el verdadero origen de Venecia se remonta al siglo v, cuando algunos habitantes del interior se trasladaron a las islas para escapar del paso devastador de los godos en su camino hacia Roma. En las marismas de la desembocadura del Po los habitantes subsistieron dedicados sobre todo a la pesca y a la extracción de sal. Las construcciones de esa época eran simples cabañas erigidas sobre palafitos. En un principio, Venecia gozó de una gran independencia respecto a sus vecinos gracias a la barrera natural que suponían las cadenas de islas, lo que impedía un ataque de caballería o infantería. Pero con el tiempo, los núcleos de esta zona pasaron al dominio del Imperio Bizantino. Constantinopla le concedía a Venecia privilegios porque era un punto importante para el comercio entre Oriente y Occidente. Cuando Carlomagno y el emperador de Bizancio firmaron el tratado de Aquisgrán, la influencia de la metrópoli se vio muy reducida, como lo demuestra el hecho de que en el año 828 los venecianos le robaron a Alejandría el cuerpo de san Marcos, al que nombraron patrón de la ciudad, sustituyendo a san Teodoro. El poder de Venecia aumentó mucho gracias a las cruzadas, en especial con la cuarta, en 1204, en la que los venecianos utilizaron a los cristianos como mercenarios para derrotar a Constantinopla. Después de esta victoria, Venecia se aseguró el control del comercio y se convirtió en una de las potencias más importantes de la época. A diferencia de la mayor parte del Mediterráneo, Venecia gozaba de una administración muy ordenada que estaba encabezada por el dux, un líder electo cuyos poderes estaban claramente definidos en la Constitución. La supremacía naval veneciana de la Edad Media se basaba en el trirreme, una embarcación rápida y fácil de manejar que
solía hundir barcos enemigos gracias a su espolón en punta y a su cañón de proa. Un tambor situado en la popa marcaba el ritmo para sincronizar a las decenas de remeros. El revés de Colón Venecia se vio obligada a sostener una lucha agotadora contra el Imperio Otomano, transformado ya en potencia mundial. Aunque en un inicio los mercaderes venecianos mantuvieron los privilegios otorgados por los bizantinos, la guerra se hizo inevitable debido a la expansión terrestre otomana a partir de 1470. La política invasora en la Península Itálica les enfrentó con el Papa, quien reunió a la Liga de Cambrai en 1508. En ella se encontraban Luis XII de Francia, el emperador Maximiliano I de Austria y Fernando II de Aragón, y la lucha culminó en la aplastante derrota veneciana en mayo de 1509 en la batalla de Agnadello, que detuvo para siempre todo intento veneciano de expansión en la Península Itálica. La República mantuvo su independencia mediante cesiones territoriales a España y Milán, y porque su destrucción implicaba eliminar un potencial aliado contra el Imperio Otomano. Pese a estos graves reveses, aún a finales del siglo xv Venecia contaba con 180.000 habitantes y era la segunda ciudad más poblada de Europa, sólo superada por París. En 1453, Constantinopla cayó en manos de los turcos y los venecianos perdieron muchas posesiones. Con la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492 y con la nueva ruta marítima hacia las Indias de 1500, el enclave del Adriático empezó a perder el monopolio del comercio. En los siglos posteriores, la alianza entre España y Portugal, el auge comercial de Génova y las derrotas ante los otomanos debilitaron todavía más a la República Veneciana, que aún así consiguió mantener su independencia hasta la llegada de Napoleón en 1797. Este hito marca el final de una etapa
de gloriosa decadencia, en la que la aristocracia veneciana se dedicó a derrochar su fortuna en suntuosas fiestas y juegos de azar, y se mantuvo como un núcleo cerrado, lo que impidió el necesario ascenso social de la burguesía. Más tarde, con el tratado de Campoformio, Napoleón entregó la ciudad al Imperio Austrohúngaro y se repartieron sus posesiones. Venecia pasó a pertenecer al Reino de Italia tras la tercera guerra de independencia, en 1866. Una puerta a la esperanza La ciudad se despertó del letargo y empezó a desarrollarse rápidamente gracias a la apertura del canal de Suez (1869), que acortó sobremanera el viaje en barco entre Europa y Asia. Se construyó un puerto para trasatlánticos y Venecia se convirtió en el punto de embarque preferido de administradores coloniales y europeos adinerados que querían viajar hacia el este. La moda de los baños en el mar y el mecenazgo de la alta sociedad auspiciaron el resurgir de este enclave. Desde entonces, Venecia ha vivido estrechamente ligada al arte –sobre todo la música y el cine–, que tiene en la Biennale su máxima expresión. Y de vez en cuando se ha llevado algún susto, como el 4 de noviembre de 1966, cuando sufrió las peores inundaciones de su historia. Si el margen de la crecida se sitúa habitualmente en 110 centímetros, el aluvión alcanzó aquel día los dos metros. Desde entonces se han tomado algunas medidas para proteger su excepcional patrimonio de las mareas
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MOVERTE EN VENECIA Consejos útiles
Venecia se encuentra en la misma franja horaria que el resto de Europa central, es decir, GMT + 1 hora, al igual que España o Francia. Cualquier época del año es buena para visitar la ciudad de los canales. Incluso las neblinas invernales constituyen un romántico añadido al monumental escenario urbano. Sin embargo, conviene evitar los períodos de mayor afluencia de turistas, como el Carnaval (febrero), Semana Santa, Navidad y los meses de julio y agosto. El clima es mediterráneo, aunque con influencias alpinas. Se caracteriza por unos inviernos frescos –una temperatura media de 2°C en enero– y unos veranos bastante calurosos y húmedos (24°C de promedio en julio). Las montañas y el mar se combinan para proporcionar a Venecia y al Véneto en general más precipitaciones de lo que se considera normal en el resto de Italia. Los meses más secos son febrero y julio. Venecia es una ciudad más bien pequeña, por lo que la manera más fácil y barata de recorrerla es a pie. Pasear es un placer porque no hay tráfico rodado y se tarda sólo 40 minutos en cruzar toda el entramado de callejuelas, puentes y canales de norte a sur. El único obstáculo pueden ser las masas de turistas que a veces bloquean las vías. Para orientarse mejor y no perderse entre las muchas callejuelas y canales hay que consultar de vez en cuando un plano detallado. El medio de transporte más romántico y, al mismo tiempo, el más caro es la góndola. Hay muchos amarres donde los gondoleros esperan a los clientes, sobre todo en la plaza de San Marcos, el Rialto, Piazzale Roma y la 3
estación de tren. Es aconsejable regatear antes de subirse a estas embarcaciones porque los gondoleros siempre tratarán de sacarle el máximo provecho a cada viaje. Las tarifas oficiales rondan los 60 euros por un trayecto de 45 minutos, aunque a partir de las 20.00 horas ese precio alcanza los 80 euros. Una manera de ahorrar es subir con otra gente, pero recuerde que en cada góndola sólo se permite un máximo de cinco o seis personas. Alquilar este tipo de embarcaciones para uno mismo es, sin duda, bastante caro, pero también es una experiencia especial y única en la vida, de esas que nunca se olvidan. En cambio, si quiere ir a una de las muchas islas que hay alrededor de la ciudad (Burano, Giudecca, Murano, Lido, Poveglia), la forma más rápida son las lanchas-taxi. Son blancas o de madera y en pocos minutos van de una parte a otra de la urbe. Eso sí, también son bastante caras y el precio aumenta si se llevan maletas, si el piloto tiene que esperar o si el servicio es nocturno. Los traghetti (trasbordadores públicos) son auténticas góndolas que cruzan el Gran Canal en siete puntos diferentes y proporcionan un servicio barato y continuo a los turistas, que muy a menudo ni los conocen. Existen unos carteles amarillos con pequeñas góndolas negras que indican los puntos en los que se encuentran amarrados. Un viaje cuesta solamente cincuenta céntimos por persona y permite saborear un trayecto en góndola, aunque dure poco. El vaporetto es como un autobús acuático y se considera el medio de transporte típico para moverse dentro de Venecia o dirigirse a otras islas de la laguna. Hay 15 líneas con embarcaciones de diferentes tipos,
como lanchas o motonaves. La línea más famosa es la nº 1, que recorre lentamente el Gran Canal, por lo que se pueden ver todos los palacios. Tarda 45 minutos desde Sant’Elena a Rialto (a pie se tarda la mitad). Si tiene prisa, la línea 2 es más rápida y también recorre el Gran Canal, pero con menos paradas. La responsable del servicio de transporte es la empresa ACTV (www.actv.it). A menudo se modifican los recorridos de las líneas, por lo que, si no tiene un plano reciente, pregunte al personal de a bordo dónde hay que bajarse. En las líneas principales, los vaporetti suelen pasar cada 10-20 minutos durante el día; por la noche (21.45-23.45) hay menos embarcaciones y la línea 1 se salta algunas paradas. Desde las 23.30 hasta las 04.30 horas hay un servicio nocturno que pasa cada 20 minutos. Los billetes se pueden comprar en cualquier parada de los vaporetti o en los bares y estancos que tienen el indicativo de la ACTV. Hay que tener en cuenta que muchas taquillas cierran por la tarde. También se pueden comprar los billetes a bordo, avisando inmediatamente al personal. La Venice Card ofrece descuentos en transporte público y museos. Venecia es un destino seguro. Como ocurre en otras muchas ciudades turísticas, el carterista es el principal enemigo y suele aprovechar los descuidos en las zonas más masificadas, como la estación de tren o las paradas de los vaporetti. Lo mejor es dejar los objetos de valor en casa o mantenerlos fuera del alcance de los ladrones. De noche, las callejuelas no están siempre bien iluminadas, pero no tema: la delincuencia en la ciudad es muy escasa.
Gastronomía
Especialidades frescas y ligeras La tradición culinaria veneciana es muy antigua, de ahí que incluya sabores orientales (jengibre, nuez moscada, azafrán, clavo y canela) que no se suelen encontrar en los platos de otras regiones italianas. En la mesa también está presente la diversidad de paisajes de la región del Véneto, con sus pastos para el ganado, sus tierras de labranza, sus montañas y sus costas, que proporcionan excelentes productos: carne, queso, pescado, marisco, polenta de maíz, arroz… En general, la cocina es fresca y ligera, ya que prescinde de las salsas pesadas. El pescado, tal vez el plato estrella, se prepara a la parrilla o hervido con hierbas, ya sea carpa, bacalao o sardinas. Proviene del Adriático o de los ríos y lagos de la zona. Los entremeses típicos llevan gambas, calamares, pulpo, cangrejo de Murano y sardinas de saor (fritas y en escabeche con cebolla, aceite, pasas y piñones). Los
platos más recurrentes de pescado llevan anguila cocida, bacalao, sepias negras y arroz. Otras recetas clásicas son las sopas, muy variadas, y la polenta, que se acompaña con diferentes productos, como el hígado a la veneciana (con cebolla). En cuanto a la carne destaca el carpaccio de ternera cubierto con parmesano y la gallina de guinea con peverada. Galletas, pasteles y dulces como los bussulai con canela, los baicoli, de forma ovalada, el mandolato, que lleva turrón crujiente con almendras, y el tiramisú pueden constituir un colofón perfecto para cualquier ágape. El vino del Véneto, generalmente suave y afrutado, es excelente, tanto el blanco como el tinto. Resulta ideal acompañar un aperitivo a base de alcaparras, anchoas, aceitunas y cóctel de marisco con un vaso de vino (ombra), que se degusta normalmente en las vinerías (bacari). Después de una cena
también se aconseja tomar una típica grappa, aguardiente hecho con uvas, bayas de enebro o ciruela, o un sgroppino, un licor de sorbete de limón, vodka y prosecco, un espumoso del Véneto. Para comer bien en Venecia hay que ir con cuidado porque los precios suelen ser muy caros. Para evitar sorpresas desagradables a la hora de pagar debe considerar que la relación calidad/precio mejora a medida que uno se aleja de la plaza de San Marcos. En los locales más baratos, el precio por una comida de más de un plato y con bebida puede rondar los 30 euros por persona, mientras que en los locales más pomposos se llega a los 50-70 euros por cabeza. Muchos restaurantes tienen un menú turístico a precio fijo, pero la calidad suele ser peor que la de los platos a la carta. Reservar es más que aconsejable en temporada alta.
PRINCIPALES FIESTAS Y EVENTOS Epifanía Los niños son los protagonistas el 6 de enero, día en que reciben regalos de manos de la bruja Befania. Carnaval Esta fiesta, una de las más famosas del mundo, empieza diez días antes de la Cuaresma y concluye el martes de carnaval. En este período, el Ayuntamiento de Venecia organiza grandes desfiles y bailes de disfraces y máscaras. Es uno de los principales reclamos de la ciudad y el período de mayor afluencia de turistas, por lo que conviene reservar con mucha antelación para disfrutar de su vistoso colorido. Su e zo per i ponti El segundo domingo de marzo se organiza una carrera popular que recorre las calles
de Venecia puente arriba y abajo (su e zo i ponti), desde el puente de la Paja hasta la plaza de San Marcos. Fiesta de San Marcos Con motivo de la festividad de San Marcos, patrón de Venecia, se organiza cada 25 de abril una regata de góndolas en la ensenada de San Marcos, entre Sant’Elena y Punta della Dogana. Es tradición que en esta jornada los hombres obsequien con una rosa a su amada. La Sensa Se conmemora el primer domingo después del día de la Ascensión de la Virgen, en mayo. Esta tradición, en la que se representan las bodas entre el dux, el antiguo gobernador de la República de Venecia, y el mar, surgió para celebrar la
victoria de los venecianos sobre el emperador Barbarroja, en el siglo xii. El Papa, para reconocer este triunfo, le entregó al dux un anillo que simbolizaba el poder de Venecia en el mar, el mismo que se arroja a las aguas de la laguna, junto a una corona de laurel, durante la celebración. Vogalonga Una semana después de La Sensa tiene lugar esta regata de barcos a remo de 20 millas de distancia, desde la plaza de San Marcos hasta la isla de Burano y vuelta. Se creó en 1974 para protestar contra la presencia cada vez mayor de barcas a motor en los canales.
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sias, como la de Santi Giovanni e Paolo, conocida familiarmente como San Zanipolo. La Venecia más auténtica habita aquí, en este barrio donde la ropa sigue tendiéndose en las ventanas, la gente mayor se saluda por la calle y los bambini juegan a fútbol en los portales.
Dorsoduro
La parte más meridional de Venecia se llama así por la dureza y la elevación del suelo. La isla de Mendigola, situada en el extremo occidental de este sestiere, fue colonizada en el siglo vii, mucho antes de que Rialto se estableciese como asentamiento permanente. La zona urbana se expandió entre los siglos xiii y xvi con la construcción de muchas iglesias y majestuosos palacios a orillas del Gran Canal. Al este de la Accademia, Dorsoduro se presenta como un tranquilo vecindario de plazas resguardadas del sol, apacibles canales y pintorescas residencias. Lo más atractivo del barrio son las excelentes vistas sobre la laguna y la isla de Giudecca. Al este se anima en el bullicioso Campo Santa Margherita, el lugar de moda al que acude la gente joven porque está repleto de cafeterías y bares modernos, y muy próxima a algunas universidades. Por la mañana, esta amplia e irregular plaza acoge un mercado de frutas y pescado; por la noche se transforma en un alegre punto de reunión de jóvenes. En los alrededores de la coqueta iglesia de San Nicolò dei Mendicoli se extiende un antiguo vecindario de pescadores y marineros. También vale la pena acercarse al puente dei Pugni, donde en el pasado tenían lugar las luchas entre las dos facciones de la ciudad: los nicolotti, que vestían de negro, y los castellani, enfundados con capas y sombreros rojos. En 1705, cuando la pugna pasó de los puños a los cuchillos, se prohibieron los tradicionales enfrentamientos. A dos pasos de este puente se ubica el taller de Guerrino Giano Lovato, escultor y artesano de máscaras.
San Marcos
El sestiere de San Marcos, ubicado en la parte sureste de Venecia, ha sido siempre el núcleo de la ciudad desde que fue fundada. Justo en la plaza dedicada al patrón se establecieron algunos de los primeros pobladores que huían de los godos y buscaban un lugar más seguro para prosperar. Aquí levantaron el Palacio Ducal como fortaleza y la basílica de San Marcos como iglesia, los primeros edificios de lo que, con el tiempo, llegará a ser uno de los destinos más visitados del mundo. Rodeado por el meandro del Gran Canal, este barrio fue ampliándose con los siglos y ahora es el espacio público más importante de La Serenissima. La plaza de San Marcos, epicentro político y judicial en los gloriosos tiempos de la República y descrita por Napoleón como “el salón más elegante de Europa”, fue la única digna de recibir el nombre de piazza, ya que el resto eran tan solo campi o campos. Los bares más suntuosos y algunos de los restaurantes más caros se localizan en este entorno, invadido por los turistas a todas horas.
San Polo
Es el barrio más pequeño de la ciudad de los canales: apenas comprende 34 hectáreas. Incluye la zona de Rialto, una de las más antiguas de Venecia, y limita con el Gran Canal. Los primeros habitantes decidieron vivir en el siglo ix en este grupo de diminutas islas, conocidas como Rivus Altus o Rialto, porque el terreno estaba más elevado y, por tanto, era menos propenso a las inundaciones. A partir del siglo xii se consolidó como foco comercial del asentamiento y en sus callejuelas se instalaron múltiples mercados, tanto detallistas como mayoristas. Por aquel entonces se fundaron los primeros bancos –privados y públicos–, magistraturas especiales para el comercio y aseguradoras marítimas. Desde estas orillas partieron muchos de los mercaderes venecianos con destino a Oriente para intercambiar mercancías, como es el caso de Marco Polo, quien contribuyó mucho al enriquecimiento de la ciudad gracias al comercio de azúcar, especias, seda y algodón. Hoy en día este sestiere conserva parte de esa vitalidad, como se aprecia en sus múltiples tiendas, mercados y bares típicos (bacari).
Santa Croce
Cannaregio
Se halla en la parte noroeste de Venecia y acoge a un tercio de la población veneciana (unos 20.000 habitantes). Es el segundo vecindario más extenso, sólo superado por Castello, y el primero que se encuentra el viajero que llega a Venecia en tren, aunque al mismo tiempo es uno de los menos transitados por los turistas. Desde los muelles situados al norte del sestiere se contemplan muchas de las islas de la laguna, mientras que en el sur se encuentra el amplio meandro del curso alto del Gran Canal. El nombre puede derivar de “canal regio”: el gran curso de agua que hoy se llama Canal de Cannaregio; antes de que el tren llegara hasta a la isla era la entrada principal de Venecia. Otra hipótesis sostiene que este nombre se refiere a los muchos cañaverales –en italiano, canneto– que antes había en esta zona. El barrio, el más septentrional y tranquilo de la ciudad, está integrado por canales rectilíneos, estrechas callejuelas, pequeños bares y talleres artesanales que constituyen la parte más humilde de la ciudad. El área más visitada por turistas coincide con la Lista di Spagna y la ancha Strada Nova, las arterias principales que conducen hasta Rialto. Dispone de una de las juderías más antiguas del mundo, que desprende un encanto especial.
Giudecca
Quien desee huir del gigantesco parque temático en el que a veces parece haberse convertido Venecia lo tiene fácil: basta con dirigirse a la estación marítima que se encuentra junto a la plaza de San Marcos, tomar el vaporetto número 82 en dirección a Tronchetto, cruzar la laguna y desembarcar en Giudecca, una de las islas más próximas a la ciudad. Este insólito lugar a ojos de los turistas ofrece escenas de cotidianidad en sus calles estrechas (vicoli), atravesadas por cuerdas repletas de ropa tendida. Giudecca, que antaño se hacía llamar Spinalonga (espina larga) debido a su estrechez, no comparte la exuberancia veneciana, pero permite hacerse una idea del aspecto que una vez tuvo su hermana mayor. Aparte de sus zonas residenciales y sus pequeñas áreas de servicio, existen huertos, jardines privados, fábricas textiles y dos astilleros dedicados a la construcción de góndolas que hacen las delicias de los más curiosos. Un paseo a pie por las calles que bordean los canales (fundamenta) puede resultar muy sugerente. En su recorrido se pueden contemplar la fachada neogótica del molino Stucky, el convento Delle Convertite –una cárcel femenina que antes fue monasterio y casa de acogida de prostitutas–, la iglesia del Redentore, el templo delle Zitelle y el Cipriani, uno de los hoteles más lujosos de Venecia.
Ocupa el extremo noroeste de Venecia y se extiende a lo largo de 94 hectáreas. Está dividido en dos zonas muy diferentes. En la parte oriental hay muchas callejuelas y plazas estrechas por donde se puede dar un paseo muy agradable, a pesar de que esta zona es humilde y melancólica. Los mejores palacios se alinean a orillas del Gran Canal. En la parte occidental, mucho menos atractiva, se hallan varias construcciones industriales y el enorme aparcamiento de la plaza de Roma.
Castello
El barrio más grande y heterogéneo abarca desde San Marcos hasta Cannaregio al oeste y hasta el moderno sestiere de Sant’Elena al este. Su nombre procede de la fortaleza que se alzaba en el siglo viii donde ahora se encuentra San Pietro, la isla que durante siglos constituyó el centro religioso de Venecia. Su iglesia fue sede episcopal desde el siglo ix y catedral entre 1451 y 1807. También es famoso por el Arsenale, el gran astillero donde se construían las embarcaciones de guerra que formaban parte de la legendaria flota veneciana, una de las mayores armadas de Europa. El siglo pasado trajo notables cambios a esta zona, como la expansión de Sant’Elena y Celestia, y la construcción de abundantes casas en la parte sureste de San Pietro. El paseo Riva degli Schiavoni se considera el área más comercial, mientras que lejos de la orilla se disfruta de un ambiente sosegado en callejones, palacios e igle5
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Tiziano y Bellini, mientras que en las plantas superiores se situaban las oficinas gubernamentales. Tintoretto y Veronese fueron contratados para decorar estos espacios y dejar constancia del poder y la riqueza de la República de Venecia. El arte alcanza su máxima expresión en la gran sala del tercer piso, la del Gran Consejo (Maggior Consiglio), donde antaño se aprobaban leyes, se elegía a altos funcionarios y se celebraban banquetes oficiales. La excelsa obra El paraíso, de Tintoretto, ocupa la pared este, en lo que se considera uno de los cuadros más grandes del mundo (7,45 x 24,65 metros). Los primeros 76 dux representados en el friso son fruto del trabajo de discípulos de Tintoretto. El retrato cubierto por una cortina es el de Marin Falier, el único dux que intentó suprimir el Consejo y proclamarse gobernador absoluto. Por ese craso error fue decapitado en 1355. Desde esta descomunal sala se llega a través de una serie de pasadizos y escaleras al puente de los Suspiros, por el que se accede a los calabozos. Según cuenta la leyenda, su nombre procede de los lamentos de los presos que se dirigían al Tribunal de la Inquisición y a la cámara de torturas. Debido a su gran prestigio, durante varios siglos ha sido el único edificio de Venecia que se definía como palacio. Todos los demás se llamaban Ca, la abreviación de casa.
Basílica de San Marcos
El templo dedicado al patrón de la ciudad es el tercero que se alza sobre este lugar. El primero fue erigido en el siglo ix para acoger el cuerpo de san Marcos, sustraído por unos mercaderes venecianos en Alejandría. Las llamas devoraron esa primera basílica, que pronto tuvo continuidad en otra, derribada en el siglo xi para levantar una nueva en sintonía con el poderío de Venecia en el Mediterráneo. Construida sobre el plano de una cruz griega y coronada por cinco enormes cúpulas, su apariencia oriental se acentúa aún más con los mosaicos dorados que crearon los artesanos de la corte bizantina de Ravenna. En su fachada destacan las copias de cuatro de los caballos de bronce del Hippodrome de Constantino, que fueron robados durante los saqueos de Constantinopla en 1204, y que ahora son todo un símbolo de la ciudad. Los originales se encuentran en el Museo Marciano, situado dentro de la basílica. También en la parte frontal merece la pena fijarse en los relieves del pórtico central, que representan diferentes profesiones, y en el mosaico dorado que escenifica el robo de las reliquias de san Marcos, que fueron introducidas en una barril de cerdo salado para disuadir a los musulmanes. La basílica ha sido remodelada en múltiples ocasiones y de ahí la compleja mezcla de estilos que presenta, acentuada por los constantes botines procedentes de las conquistas venecianas. En 1807 sucedió a San Pietro, en el sestiere de Castello, como catedral de Venecia; hasta entonces era utilizada por el dux como capilla privada. El interior acoge muchos de los grandes tesoros de la época gloriosa de Venecia. Este excepcional escenario decorado con mármoles, relieves y mosaicos acogía las principales ceremonias de la República Serena. Aquí se presentaba el dux ante los ciudadanos tras su elección, aquí se recibía a jefes de Estado, papas, príncipes y embajadores, y aquí se encomendaban los capitanes de navío antes de embarcar rumbo a los confines de la Tierra. En la capilla norte del altar principal se encuentra la venerada figura de la Madonna de Nicopeia (siglo x), parte del botín de la guerra de 1204. Detrás del altar deslumbra el magnífico Pala d Oro, un retablo elaborado por orfebres medievales y decorado con esmaltes y piedras preciosas, como zafiros, esmeraldas y rubíes. La imponencia de este rincón, así como la 7
Gran Canal
La vida en Venecia fluye en gran parte a través de esta sinuosa vía de agua que coincide con el antiguo lecho de un río. Desde la de la cúpula de la Ascensión, ornamentada con un mosaico bizantino de Cristo en la Gloria (siglo xiii), simbolizan el poderío de Venecia y su independencia respecto a la Iglesia de Roma durante la Edad Media. Se aconseja visitar el templo a primera hora de la mañana o de la tarde para evitar las largas colas que se forman al mediodía.
Campanile
Este campanario de 98 metros, el edificio más alto de la urbe, despunta en una esquina de la plaza de San Marcos, el corazón de Venecia. El viejo, levantado como faro para guiar a los navegantes por la laguna y en el que Galileo Galilei estrenó en 1609 su anteojo ocular divergente –un telescopio primitivo–, se vino abajo en 1902 después de la aparición de grietas y una década después su reproducción ya estaba en pie. Desde su cúspide, a la que se accede a través de un ascensor instalado en 1962, se pueden disfrutar de vistas de ensueño sobre Venecia, la laguna y, si está despejado, los Alpes. Sus cinco campanas cumplían una función clave durante la Edad Media: la marangona, la más grande, marcaba el principio y el final de la jornada laboral; la malefico, la más pequeña, indicaba
fundación de la República ha sido la principal vía pública, surcada al principio por galeras y barcos mercantes, y más tarde por vaporetti, góndolas, traghetti y barcazas de todo tipo. Está flanqueado por palacios y casas construidos durante un período de 500 años, en algunos casos algo decadentes y desconchados, pero igualmente majestuosos. La mejor forma de admirar el Gran Canal, que consta de casi 4 kilómetros de longitud y una anchura que oscila entre los 30 y los 70 metros, es desde una góndola o desde el vaporetto número 1, el único que permite contemplar cada detalle gracias a la lentitud de su marcha. El Canalazzo, como lo conocen los venecianos, constituye la espina dorsal de la ciudad y ofrece curiosas perspectivas de atractivos de tanto renombre como La Accademia, el palacio Venier dei Leoni, sede de la colección Peggy Guggenheim, y la iglesia de Santa Maria della Salute. El primer domingo de septiembre decenas de remeros compiten en una regata que empieza con un desfile histórico por el Gran Canal, en el que participan representantes de cuatro repúblicas marineras medievales: Venecia, Pisa, Amalfi y Génova.
Puente de Rialto
Salva el Gran Canal en una única arcada de 48 metros y está tendido en uno de los barrios más antiguos y concurridos de Venecia, principal polo comercial durante siglos y escenario de bulliciosos mercados. Tomarse un respiro en la balaustrada del paso exterior o curiosear en las tiendas del eje
central son actividades recurrentes en este puente, el que acumula más historia de la urbe. Se construyó entre 1588 y 1591, y hasta 1854, cuando se levantó el de la Accademia, fue el único que permitía cruzar a pie el Gran Canal. Sus predecesores de madera corrieron la peor de las suertes, ya que se desmoronaron con el tiempo. El episodio de este tipo más recordado ocurrió en 1444, cuando el puente cedió bajo el peso de una multitud que observaba la boda del marqués de Ferrara. Si lo visita de día, asegúrese de volver cuando sea de noche, o incluso mejor, cuando haya niebla, porque entonces el puente parece realmente algo de otro mundo.
Accademia
La mayor colección de arte veneciano abarca cinco siglos, desde el período medieval y bizantino hasta los estilos barroco y rococó, y ocupa tres antiguos edificios religiosos, entre ellos la iglesia de Santa Maria della Carità. Se fundó en 1750 y se amplió medio siglo después con obras trasladadas desde iglesias y monasterios clausurados por Napoleón. En las salas se hallan obras de Paolo y Lorenzo Veneziano, Michele Giambono y Giovanni Bellini (siglo xv). Tiziano, Veronese y Tintoretto (xvi); y Tiepolo, Piazzetta y Longhi (xvii y xviii), además de dibujos de Leonardo da Vinci y del cuaderno de esbozos de Canaletto. Predominan las pinturas al óleo sobre madera o lienzo.
las ejecuciones; la nona tañía a mediodía; la mezza terza llamaba a los senadores al Palacio Ducal; y la trottiera anunciaba las reuniones del Gran Consejo, integrado por los prohombres de la República de Venecia. La base del campanil está decorada con relieves alegóricos.
Palacio Ducal
En la misma plaza de San Marcos se levanta este edificio gótico de mármol veronés, en su día residencia de los dux, los líderes de la República, además de sede gubernamental y de la magistratura. Empezó siendo un castillo en el siglo ix, pero las llamas se encargaron de no dejar rastro del mismo, ya que la estructura actual, que reposa sobre arcadas de piedra, que a su vez descansan sobre una columnata porticada, se remonta a los siglos xiv y xv. Por la Porta della Carta se accede a un corredor abovedado que desemboca en el arco Foscari y en el patio interior, donde destaca la escalinata de los Gigantes –obra de Antonio Rizzo–, que recibe su nombre de las estatuas de Marte y Neptuno que la coronan. El primer piso acoge principalmente los apartamentos ducales, que están vacíos, a excepción de algunas pinturas ejemplares de
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bvenecia
ESPECTÁCULOS La oferta es amplia, aunque varía en función de la época del año y no llega a los niveles de una gran capital. La Biennale, que se celebra todos los años impares, es el gran escaparate del arte moderno de la ciudad. Sin embargo, la cita anual más importante es La Mostra, un festival internacional de cine pionero a escala internacional, ya que se celebra desde 1932. En varias iglesias se organizan conciertos de música clásica. Música y teatro Teatro La Fenice Campo San Fantin San Marcos 1965 (041) 24 24 info@teatrolafenice.org www.teatrolafenice.it Uno de los más notables palacios de ópera de Italia, cuyos orígenes se remontan al año 1792. Ha sufrido dos incendios, el último en 1996. El edificio fue reconstruido y volvió a abrir sus puertas en noviembre de 2004. En la actualidad comparte el programa de ópera, música clásica y ballet con el teatro Malibran, cerca de Rialto. Teatro Malibran Corte del Milion Cannaregio 5873 (041) 24 24 www.teatrolafenice.it
OTRO LUGARES DE INTERÉS Iglesia de Santa Maria della Salute
Su descomunal cúpula barroca despunta en la entrada del Gran Canal. Se sustenta por más de un millón de pilotes de madera, lo que permite atisbar las impresionantes dimensiones de esta iglesia, levantada para conmemorar el fin de la epidemia de peste. El interior, de planta octogonal, es bastante sobrio, aunque presenta un imponente altar decorado con esculturas que simbolizan a la Virgen y al Niño Jesús protegiendo a la ciudad de la enfermedad. Cada 21 de noviembre, en la fiesta de la Salud, se instala un pontón a través del Gran Canal para acceder a este templo, donde los venecianos encienden velas para darle gracias a la Virgen. La decoración se completa con obras de Tiziano y Tintoretto.
Dogana di Mare
Al lado de la iglesia de Santa Maria della Salute se emplazan el Seminario Patriarcal y el edificio de la aduana, del siglo xvii. La vista desde este punto, con el Palacio Ducal, el Campinale de San Marcos, la isla de San Giorgio Maggiore y la zona este de Giudecca, bien merece acercarse hasta este rincón veneciano. Desde el exterior se observan en su parte más alta dos Atlas de 9
bronce sujetando un globo dorado y, sobre él, una veleta que representa a la Fortuna.
Iglesia de Santa Maria Gloriosa dei Frari
El actual templo, heredero del original construido por los franciscanos entre 1250 y 1338, se levantó en ladrillo en estilo gótico a mediados del siglo xv y alberga interesantes pinturas y esculturas venecianas, sobre todo de Tiziano y Bellini. Se considera la iglesia más grande de Venecia y entre sus muros cobija obras maestras de valor incalculable, como Asunción de la Virgen (1518), obra de Tiziano situada detrás del altar; el antiguo coro de los frailes (1468), que presenta una sillería de tres gradas esculpida con bajorrelieves de santos y escenas de la ciudad; la capilla Corner; una estatua de madera de san Juan Bautista, el único legado de Donatello que se conserva en Venecia; el monumento al escultor Antonio Canova…
Colección Peggy Guggenheim
Se trata de una de las exposiciones de arte moderno más notables de Italia. La rica heredera estadounidense Peggy Gu-
ggenheim, una generosa benefactora que ayudó en la promoción de Jackson Pollock, empezó a reunir su colección entre 1938 y 1947. Tras participar en la Biennale de 1948, compró el palacio Venier dei Leoni, donde vivió hasta su muerte en 1979, dejando todo su patrimonio a la Fundación Solomon R. Guggenheim. En sus salas se exhiben cuadros de movimientos como el Cubismo, la Abstracción, el Surrealismo y el Expresionismo, y de artistas como Pollock, Picasso, Kandinsky, Mondrian y Dalí.
Teatro Goldoni Calle Goldoni San Marcos 4650/B (041) 240 20 11 www.teatrostabileveneto.it El teatro principal de Venecia programa sobre todo obras cómicas del dramaturgo
veneciano Carlo Goldoni (1707-1793). La temporada abarca de noviembre a junio y la mayoría de las representaciones son en italiano. En las iglesias de la Pietà, Frari y Santo Stefano, así como en la Scuola di San Giovanni Evangelista, en el palacio Prigioni Vecchie y en los antiguos calabozos anexos al Palacio Ducal se organizan a veces conciertos de música clásica. Cine Venecia dispone de cuatro salas que proyectan películas dobladas. Accademia, Rossini y Giorgione Movie d’Essai proyectan filmes independientes, mientras que la Multisala Astra ofrece largometrajes más comerciales. La sede del Festival Internacional de Cine se encuentra en el Palazzo del Cinema, en Lido. Bares, cafeterías y discotecas La gente joven no se puede permitir el lujo de residir en Venecia debido a los altos precios, así que la vida nocturna se resiente. Para tomar una copa, los sitios de moda se concentran alrededor de la plaza de San Marcos. Las zonas más bohemias coinciden con las callejuelas de Cannaregio y San Polo. No hay que olvidar que los precios en la urbe son caros: una cerveza cuesta entre 3 y 5 euros. Las ordenanzas municipales, que persiguen conciliar el sueño de los vecinos con el ocio de los visitantes, obligan a cerrar los bares a medianoche, aproximadamente. Algunos establecimientos situados junto a hoteles suelen echar el cerrojo un poco más tarde. Apenas hay discotecas en el centro y los bares con música en directo son una rareza. De éstos destacan el Bacarao Jazz, el Paradiso Perduto y el Pizzería 900 Jazz Club.
Entre los establecimientos de mayor renombre sobresalen los opulentos Caffè Quadri y Caffè Florian, de estilo antiguo y situados en la mismísima plaza de San Marcos. Y el Harry’s Bar, ubicado a escasos metros y famoso por sus cócteles –como el Bellini, de prosecco, zumo de melocotón y granadina– y sus ilustres clientes, entre ellos Ernest Hemingway. Los precios en estos locales son excesivos. Campo Santa Margherita se ha convertido en los últimos años en el lugar de moda al que acude la gente joven porque está repleto de cafeterías y bares modernos. Los más animados tienden a salir por Mestre, donde los espacios son más amplios y las restricciones municipales, mucho menores. La mejor opción en el interior de Venecia es el Disco Club Piccolo Mondo, donde suena sobre todo música house. Los amantes de los ritmos latinos pueden dirigirse al Casanova Disco Club, que se encuentra muy cerca de la estación de tren. Deportes El remo y la navegación son los deportes rey en Venecia, por razones más que obvias. Eso sí, con el permiso del fútbol, una verdadera pasión en toda Italia. El equipo de la ciudad es el SS Calcio Venezia (www.veneziacalcio.wordpress.com). El club se fundó en 1907, pero no atraviesa precisamente por un momento de gloria. Disputa sus encuentros en domingos alternativos en el Stadio Pierluigi Penzo, que se encuentra en la esquina más oriental de la ciudad. Para jugar a tenis o golf o ir en bicicleta hay que desplazarse hasta Lido. Venecia acoge en octubre un maratón internacional (www.venicemarathon.it).
Ca’d’Oro
También a orillas del Gran Canal, el más famoso de los palacios góticos venecianos alberga telas, frescos y esculturas de la colección del barón Giorgio Franchetti, quien en 1916 donó el edificio y su contenido al Estado. Desde el vaporetto número 1 se aprecian a la perfección sus esbeltas ventanas conopiales y su exótica tracería en mármol, así como su influencia oriental. El acaudalado noble Contarini lo mandó construir en 1420 y desde entonces ha sufrido varias alteraciones. En sus salas se exhiben obras como San Sebastián (1506), la última de Andrea Mantegna y la preferida de Franchetti.
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