Para Adrián, mi papá, quien me enseñó lo que es un gusaglup.
Era hace una vez un niño muy pobre, su mamá vendía quesadillas y su papá acababa de fallecer, eran tan pobres que de herencia solo le dejó una caja con un gusaglup. Al principio, el niño se sintió muy triste y confundido, pero inteligente, como él era, decidió hacer lo mejor posible con lo que tenía, así llegó a su escuela con la caja con el gusaglup. -¿Qué es eso? ¿Qué traes ahí? Rápidamente la pequeña cajita llamó la atención de sus compañeros, que no hacían más que preguntarse qué podía contener. Orgulloso, el niño respondió: Es un gusaglup. Todos estaban emocionados, nadie había visto nunca uno, y menos uno tan pequeño, así que con insistencia pidieron al niño que por favor abriera la cajita y los dejara ver el gusaglup. Tanto alboroto causaron que llegó el profesor a pedirles que estuvieran en silencio, como el niño se negaba a abrir la cajita, también despertó la curiosidad del profesor, quien le ofreció, ponerle 10 en el examen de ese día, a cambio de que le mostrara gusaglup.
a todo el grupo aquel
El niño se negó, era un niño inteligente, y de todos modos sacó 10 en su examen, así, al terminar el día de escuela, aún en su cajita, volvió a casa con su gusaglup. Al la mañana siguiente, un montón de padres de familia estaban reunidos a la entrada de la escuela, todos se habían enterado de la noticia y le ofrecían al niño diferentes regalos a cambio de que le entregara su gusaglup. -Vamos niño, ¿Quieres unas golosinas? ¡Yo te regalo una tele vieja! ¡Yo te presto mi videojuego! ¿Qué quieres a cambio? Pero al niño nada le parecía lo suficientemente bueno, no quería malgastar su gusaglup. Ese día nadie pudo estar atento a clase, todos estaban intrigados por el contenido de esa cajita, y lo peor sucedió a la hora del recreo, llegó el alcalde del pueblo y mandó llamar al niño, ahí, enmedio del patio, le empezó a ofrecer todo tipo de regalos al, ¡Hasta un viaje en avión!. El niño lo pensó detenidamente, ¿Qué podría obtener a cambio de su gusaglup? ¡Finalmente lo supo! Quería que en el patio de su casa contruyeran una alberca grande, ¡GIGANTE! Como las que se veían en las competencias olímpicas, ahí podría mostrar a todo el mundo su gusaglup.
Llamó al alcalde del pueblo y le dijo su petición... -¿Una alberca? ¡Olímpica! ¡Eso tomará muchos meses para construír! ¿Estás seguro? ¡Mejor te invito un plato de cereal! Pero el niño estaba seguro, si de verdad todo el pueblo estaba interesado, debía garantizar un lugar genial en dónde poner su gusaglup. Para estas alturas, ya hasta habitantes de pueblos vecinos se habían enterado de la noticia y viajaban por horas para pedir ver solo un momento el gusaglup. Ante tal presión, al alcalde no le quedó otra opción que comenzar la construcción de la alberca, así, hizo una pequeña pileta en el patio trasero de la casa del niño, y cuando estaba lista, lo mandó llamar y él, sin mostrar impresión, le dijo simplemente que era demasiado pequeña, ahí no va a nadar un gusaglup. El alcalde, dándose de topes, mandó construír una alberca más, y más grande, al parecer nunca era suficiente, por fin, tomaron el terreno del tamaño de un parque de diversiones, a las afueras pusieron un gran letrero que decía:
AQUI SE CONSTRUYE EL PARQUE PARA EL GUSAGLUP
odos los días, una multitud de gente se reunía para ver avanzar la obra, era un lindo parque, con una alberca gigante y bancos alrededor, enmedio de los árboles, sin duda, un gran espectáculo para todo el pueblo, ya querían que estuviera lista para al fin conocer al gusaglup. Pasaron los días, las semanas, los meses, y finalmente un buen día, el día de más calor, el alcalde mandó llamar al niño: ¡YA ESTÁ LISTO EL PARQUE! Hoy es el día en el que todos verán al gusaglup. La noticia rápidamente corrió por todo el pueblo y los pueblos vecinos, una multitud se acercó al lindo parque, de repente todas las sillas estaban ocupadas, había personas vendiendo playeras afuera, conmemorando el momento, todas decían solamente la palabra:
GUSAGLUP
Pasaban las horas, y la gente aunque se lo estaba pasando bien, conviviendo con su familia, jugando en el parque, consumiendo
a
los
vendedores,
se
comenzaron
a
impacientar, ya se oían las porras ¡GUSAGLUP! ¡GUSAGLUP! ¡GUSAGLUP! . Entonces, apareció el niño con su pequeña cajita, ya maltratada por los meses de espera, era ya de tarde, entre tanta emoción, su mamá había vendido todas las quesadillas y estaba muy contenta, era el momento, todos conocerían EL GUSAGLUP. Lentamente, el niño abrió la cajita, sus ojos verdes brillaron como nunca, y todos aplaudieron emocionados. Del interior, sacó un pedazo de fierro cualquiera, oxidado y feo, tal vez una pieza de una bici, tal vez una pata de algún mueble y, ante la mirada confundida de la gente, lanzó el pedazo de fierro a la piscina, un solo sonido se escuchó:
! GUSA... GLUP!
La multitud aplaudió emocionada, ¡Todos estaban felices! siguieron comiendo y festejando, los niños, los señores y las señoras se metieron a nadar a esa gran piscina donde cabían todos y desde ahora sería el hogar especial del GUSAGLUP.
FIN