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Periódico Católico Provincial • Ejemplar Catorcenal
Domingo 01 de Abril de 2012
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CAMINO DE ESPERANZA
“ HASTA PRONTO, BENEDICTO XVI,
PEREGRINO DE LA PAZ”
DIRECTORIO Obispos Fundadores Mons. Carlos Aguiar R. Arzobispo de Tlalnepantla Mons. Ricardo Guízar D. Arzobispo de Tlalnepantla Emérito Mons. Francisco Ramírez N. Obispo Auxiliar de Tlalnepantla Mons. Efraín Mendoza Cruz Obispo Auxiliar de Tlalnepantla Mons. Guillermo Ortiz M. Obispo de Cuautitlán Mons. Onésimo Cepeda S. Obispo de Ecatepec Mons. Héctor Luis Morales Sánchez Obispo de Nezahualcóyotl Mons. Guillermo Francisco Escobar Galicia Obispo de Teotihuacán Mons. Juan Manuel Mancilla Sánchez Obispo de Texcoco Mons. V. René Rodríguez G. Obispo Auxiliar de Texcoco Mons. Luis Artemio Flores C. Obispo de Valle de Chalco DIRECTOR GENERAL Mons. Luis Artemio Flores Calzada DIRECTOR EN TURNO Pbro. Miguel Ángel Zárate Galindo COLABORADORES Equipo de la Pastoral de la Comunicación de la Provincia Eclesiástica de Tlalnepantla. Mensajero es una publicación catorcenal de la Provincia Eclesiástica de Tlalnepantla. Se distribuye en la Arquidiócesis de Tlalnepantla, y en las Diócesis de Cuautitlán, Ecatepec, Texcoco, Teotihuacán, Netzahualcóyotl y Valle de Chalco
Queremos conocer tu opinión, envíanos un email a: periodicomensajero@gmail.com Consulta nuestra edición en línea: En cada portal Diocesano Registro en trámite
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Edición especial Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012
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emana Santa
REA EN MÍ SEÑOR UN
ORAZÓN PURO (Sal 50,12)
¡Queridos hermanos y hermanas! Después de haber experimentado la alegría y el afecto, la cercania y la comunión con S.S. Benedicto XVI en su primera visita apostólica a México como Vicario de Cristo aquí en la tierra y sucesor de los apostoles, que ha venido para confirmar a sus hermanos en la fe, cumple el mandato de Cristo al darnos un mensaje de esperanza y proclamar la Palaba de Cristo. Motivados por esta serena alegría les invito para que vivamos profundamente esta Semana Santa, a meditar sobre los misterios de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, y alimentemos nuestro espíritu con oración, obras de caridad, participemos plenamente en las celebraciones litúrgicas y como comunidad cristiana hagamos una experiencia nueva y más profunda de Cristo muerto y resucitado, presente y operante en mi vida y en mi historia y que vive y actúa en nuestra Iglesia y en el mundo. De forma especial durante esta semana santa hagamos silencio interior, recordemos que el silencio interior de una persona inmersa en oración, desprende la fragancia de un perfume divino, movamos nuestro espíritu hacia el centro de nuestro ser, donde habita Dios, y miremos con sencillez dentro de nuestro corazón y contemplemos lo que hay en él: ¿dolor, esperanza, enojo, tristeza, odio, rencor, desilusión, alegría, serenidad, paz, plenitud de vida? Y ofrezcámoslo con amor a Dios. El Santo Padre nos ha dicho que: “El anhelo de un corazón puro, sincero, humilde, aceptable a Dios, un corazón nuevo, es el que se reconoce impotente por sí mismo, y se pone en manos de Dios para esperar en sus promesas.: «Un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias». Pongamos nuestra esperanza en Dios que puede recrear un corazón nuevo, y dar vida en plenitud, él mismo es la esencia de la vida y su autor, y nos ha hecho partícipes de ella por su Hijo Jesucristo” Tomemos conciencia de nuestro pecado y pidamos perdón, Jesús, nos llama a vivir como hijos de Dios, estamos llamados a la vida, debemos rechazar el pecado y vivir con plenitud. Cuando Jesús fue llevado al sepulcro, parecía que el mal había triunfado, parecía que todo había sido en vano, pero Dios, nuestro Padre, en su infinita misericordia, lo resucitó y con ello nos demostró que Él es el Señor de la Vida y de la historia. A la sombra de una realidad difícil que nos ha tocado vivir, la certeza de que Jesús, el Señor, verdaderamente ha resucitado parece que se desvanece e incluso, “podemos tener la impresión de que, ante los sucesos históricos y ante las situaciones concretas, el amor ha perdido su poder, y es imposible practicarlo, sin embargo, a la larga, el amor vence siempre”. La resurrección de Jesús nos da la certeza de que el Reino de Dios es posible: el triunfo del bien sobre el mal, el triunfo de la justicia sobre la injusticia, del trabajo sobre la pereza, del amor sobre la envidia y de la vida sobre la muerte; es necesario reafirmar con fuerza que el bien existe y vence, porque Dios es bueno y hace el bien. El bien es lo que suscita,
protege y promueve la vida, la fraternidad y la comunión. Tener fe en Jesús no sólo es creer que resucitó sino también que nos ama. Celebrar a Jesús Resucitado es celebrar la Vida y la Gracia de Dios, tomar conciencia de que somos creados para ser felices, para disfrutar de nuestra peregrinación aquí en la tierra y celebrar la sonrisa que contagia, al nuevo niño que nace, el compromiso de amor, el nuevo día que Dios nos regala. Disfrutar del pensar, del encuentro fraterno y del dialogo amistoso, es desear y hacer el bien, ver el lado luminoso de la vida, mantener la serenidad en la mente y ser testimonios luminosos de la Resurrección del Señor. Queridos hermanos, el corazón humano está hecho para la alegría, la paz, la justicia, la felicidad, el amor, y cuando celebramos la vida hacemos fiesta, hagamos fiesta porque Jesús está vivo, ha resucitado, ¡Aleluya! Que la pascua sea fuente de fresca alegría y manantial de paz.
¡Felices Pascuas de Resurrección! +Héctor Luis Morales Sánchez Obispo de Nezahualcóyotl
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Edición especial Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012
VÍA CRUCIS POR LA SEÑAL
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ANTA
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Señor mío Jesucristo
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ienaventurados aquellos que luchan por la justicia y promueven la paz, (Cf. Mt 5,9-10). Así es como llama Jesús a quienes hacen suya la labor de ser los mensajeros de la buena noticia, aun en tiempos donde el sentido de esas palabras parecen haberse perdido. Felices aquellos que son sensi-
bles al clamor de las víctimas y dejan la comodidad para ser cirineos de los desolados. En este camino, memorial del paso que dio Jesús para dar libertad al hombre, no podemos cerrarnos a una contrición en la que no nos interpele nuestro papel ante la situación de inseguridad que vive nuestro país.
Pausa de silencio Oración inicial
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eñor Jesucristo, tú que no eres ajeno al caminar doloroso del hombre y que no ahorraste ni un solo paso por la senda que te condujo al Calvario. Ayúdanos a seguirte en este recorrido, haciendo nuestro el dolor de nuestra patria que sufre el látigo de la violencia. Llévanos de la mano a la paz que conquiístaste con tu muerte, y permítenos trabajar en tu nombre para devolver la esperanza a los hermanos.
Hacemos nuestro el llamado que hacen los pastores de nuestra Iglesia en la exhortación apostólica, para unirnos en la celebración de los signos litúrgicos cuaresmales y pensar en la misión, que como pueblo de Dios, tenemos en la construcción de la paz, para la vida digna de los pueblos.
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Edición especial Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012
PRIMERA ESTACIÓN
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ONDENADO A MUERTE
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
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eo es de muerte», dijeron de Jesús los miembros del Sanedrín, y, como no podían ejecutar a nadie, lo llevaron de la casa de Caifás al Pretorio. Pilato no encontraba razones para condenar a Jesús, e incluso trató de liberarlo, pero, cedió ante la presión amenazante del pueblo que, instigado por sus jefes, gritaba: «¡Crucifícalo, crucifícalo!» ¿Por qué la injusticia crea espacios donde las voces de los débiles no son escuchadas? La corrupción es una forma de violencia, que al inocularse en las estructuras del servicio público, se transforma en delincuencia organizada, que de manera descarada se impone la mordida como
condición a los ciudadanos para recibir un beneficio o servicio gratuito. Este tipo delincuencia se defiende asimismo de manera violenta, llegando a generar muertes para ocultarla. (No. 46) Señor, mensajero de la verdad, ponemos en tus manos a todas las víctimas de la corrupción y a todos aquellos que la propician. Ayúdanos a trabajar por un México más honesto en donde todos trabajemos por el bien común. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mí. R. / R. / Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
SEGUNDA ESTACIÓN
JC
ESÚS
ARGA CON LA CRUZ
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
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ondenado a muerte, Jesús quedó en manos de los soldados del procurador, que lo llevaron al pretorio y, reunida la tropa, hicieron mofa de él. Llegada la hora, le quitaron el manto de púrpura con que lo habían vestido para la burla, le pusieron de nuevo sus ropas, le cargaron la Cruz en que había de morir y salieron camino del Calvario para allí crucificarlo. ¿Por qué existe este abismo que nos separa a los seres humanos? México es uno de los países con mayor desigualdad en la distribución de la riqueza en el mundo, A esta situación se ha
llegado por el progresivo deterioro de la capacidad adquisitiva de los trabajadores; por el incremento del desempleo (No.33) Señor, tú que fuiste despojado de todo y maltratado por los poderosos, te pedimos que acompañes a los hermanos que sufren la falta de oportunidades. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
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Edición especial Año 4, Num.100, Domingo 01 de Abril de 2012
TERCERA ESTACIÓN
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ESÚS
AE POR PRIMERA VEZ
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
N
uestro Salvador, agotadas las fuerzas por la sangre perdida en la flagelación, debilitado por la dureza de los sufrimientos físicos y morales que le infligieron aquella noche, en ayunas y sin haber dormido, apenas pudo dar algunos pasos y pronto cayó bajo el peso de la cruz. ¿Por qué hay hermanos y hermanas nuestros que ceden a la tentación de la violencia? La seguridad (…) se relaciona con la inversión que se hace en políticas de acceso la educación y el trabajo. Para muchos jóvenes es más fácil conseguir un arma que una beca educativa. La inseguridad se relaciona con la carencia de espacios
públicos para la convivencia que sean saludables, sanos, seguros, rurales, plurales e incluyentes (No. 50) Señor, que nos has llamado a vivir en la verdad y en la caridad, haznos testigos de tu amor para que tu caridad resplandezca en medio de los caídos por causa de la violencia. Ayúdanos a levantarnos de nuestras propias caídas y fortalecer a quienes viven con miedo o se sienten inseguros. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
CUARTA ESTACIÓN
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ESÚS
E ENCUENTRA CON SU MADRE
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
E
n su camino hacia el Calvario, Jesús va envuelto por una multitud de soldados, jefes judíos, pueblo, gentes de buenos sentimientos... También se encuentra allí María, que no aparta la vista de su Hijo, quien, a su vez, la alcanza a ver entre la muchedumbre. Las miradas se encuentran, la Madre ve al Hijo destrozado; Jesús ve a María triste y afligida, y en cada uno de ellos el dolor se hace mayor al contemplar el dolor del otro. ¿Cuántas madres lloran en nuestro país la violencia que han sufrido sus hijos? ¿Cuántas mujeres sufren violencia, sólo por el hecho de ser mujeres? La violencia contra las mujeres representa desafío social y cultural. Esta conducta es aprendida y tolerada socialmen-
te; se relaciona con la comprensión que los hombres y las mujeres tienen de su masculinidad y feminidad (No. 69) Señor, que has hecho que el amor sea una fuerza extraordinaria, que mueve las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz, haz que en nuestras familias el amor se exprese en el respeto y cuidado de las mujeres que son: madres, hermanas, hijas, esposas. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
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QUINTA ESTACIÓN
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ESÚS
S AYUDADO
PORELCIRENEO
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
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esús salió del pretorio llevando a cuestas su cruz, camino del Calvario; tras su primera caída, fue evidente su agotamiento. Temerosos los soldados de que la víctima sucumbiese antes de hora, pensaron en buscarle un sustituto. Entonces el centurión obligó a un tal Simón de Cirene, que venía del campo y pasaba por allí, a que tomara la cruz sobre sus hombros y la llevara detrás de Jesús. ¿Dónde están los cirineos que ayuden a llevar su cruz a quienes sufren por causa de la violencia? La vida comunitaria es la primera víctima de la violencia. La percepción de inseguridad y el miedo, lleva a las personas a buscar espacios seguros refugiándose en
sus propias casas, aislándose, encerrándose en él individualismo y la desconfianza, en el enojo, en el resentimiento y en el deseo de venganza (No. 76) Señor Jesús, enséñanos a llevar la cruz de otros, especialmente que quienes han perdido la esperanza, o viven encerrados por el miedo y la inseguridad. Danos valor para hacer de nuestras familias y comunidades, espacios seguros, de pacífica convivencia. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
SEXTA ESTACIÓN
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A VERÓNICA
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IMPIA EL ROSTRO
DE JESÚS
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
D
ice el profeta Isaías: «No tenía apariencia ni presencia; lo vimos y no tenía aspecto que pudiésemos estimar. Despreciable y desecho de hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no lo tuvimos en cuenta». Es la descripción profética de la figura de Jesús camino del Calvario, con el rostro desfigurado por el sufrimiento, la sangre, los salivazos, el polvo, el sudor... Entonces, una mujer del pueblo, se abrió paso entre la muchedumbre llevando un lienzo con el que limpió piadosamente el rostro de Jesús. ¿Dónde están las manos que enjugan las lágrimas de quienes lloran sin consuelo la pérdida de sus seres queridos, vícti-
mas de la violencia? Las relaciones familiares también explican la predisposición a una personalidad violenta. Las familias que influyen para ello son las que tienen una comunicación deficiente; en las que predominan actitudes defensivas y sus miembros no se apoyan entre sí (No.67) Señor Jesús, rescátanos de la envidia y del egoísmo; fomenta en nuestras familias la caridad fraterna y la experiencia del perdón y de la ayuda mutua. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
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SÉPTIMA ESTACIÓN
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ESÚS
AE POR
SEGUNDA VEZ
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
J
esús había tomado de nuevo la cruz y con ella a cuestas llegó a la cima de la empinada calle que daba a una de las puertas de la ciudad. Allí, extenuado, sin fuerzas, cayó por segunda vez bajo el peso de la cruz. Faltaba poco para llegar al sitio en que tenía que ser crucificado, y Jesús, empeñado en llevar a cabo hasta la meta los planes de Dios, aún logró reunir fuerzas, levantarse y proseguir su camino. ¿Cuántos jóvenes buscan levantarse de la postración en que se encuentran pero no encuentran los medios? El porcentaje de jóvenes que, incluso teniendo estudios, no tiene acceso los empleos estables y remunerados es alto. Esto hace que muchos de ellos, ante la falta de alternativas, sean oferta laboral
para la demanda de quienes se dedican al narco menudeo o la delincuencia organizada (No 39). Señor, tu vida y tu Palabra son para nosotros anuncio de paz y de vida; danos tu Espíritu, que ilumine nuestra imaginación de la caridad, para que sepamos encontrar alternativas de vida digna para los jóvenes que no encuentran empleo o viven encadenados a alguna adicción. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
OCTAVA ESTACIÓN
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ESÚS
ONSUELA A LAS
MUJERES DE JERUSALÉN
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
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ice el evangelista San Lucas que a Jesús, camino del Calvario, lo seguía una gran multitud del pueblo; y unas mujeres se dolían y se lamentaban por Él. Jesús, volviéndose a ellas les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos». ¿Somos incapaces de indignarnos o condolernos ante el sufrimiento ajeno? La violencia social tiene muchas manifestaciones, entre ellas: la violencia de grupos por razones políticas; la violencia entre relaciones laborales; la violencia vinculada a actitudes discriminatorias que no sólo se da por cuestiones étnicas, sino también por grupos de jóvenes que son ofendidos por su orientación sexual; vio-
lencia en las escuelas, en las calles; la que se da en el tránsito vehicular, etc. (No 59). Cristo Jesús, que escuchas a los que sufren por causa de la violencia y no eres ajeno al sufrimiento humano, te pedimos que nos hagas capaces de compadecernos de quienes sufren por causa de la violencia; modela nuestros corazones conforme al tuyo para que sepamos expresar sentimientos, pensamientos, gestos y palabras de paz. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
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NOVENA ESTACIÓN
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AE POR
TERCERA VEZ
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
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na vez llegado al Calvario, en la cercanía inmediata del punto en que iba a ser crucificado, Jesús cayó por tercera vez, exhausto y sin energías ya para levantarse. Las condiciones en que venía y la continua subida lo habían dejado sin aliento. ¿Cuántos hermanos nuestros caen buscando condiciones de vida más favorables? En el contexto de la violencia urbana merecen atención la vulnerabilidad de los migrantes que a su paso por las grandes ciudades, quedan expuestos a todo tipo de vejaciones, maltrato, extorsión e incluso explotación. Se trata de quienes del campo van a las ciudades en busca de mejores condiciones de vida, y de perso-
nas procedentes de Centro y Sudamérica (No. 80) Señor Jesús, que recibiste agradecido la hospitalidad de tus amigos, enséñanos a ser hospitalarios con quienes van de camino cruzando nuestro país; bendice a quienes dedican sus esfuerzos a mitigar sus penas y a quienes buscan mejores condiciones de vida, no los dejes caer en la tentación de la ganancia fácil e ilícita. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
DÉCIMA ESTACIÓN
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S DESPOJADO
DE SUS VESTIDURAS
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Y
a en el Calvario y antes de crucificar a Jesús, lo despojaron de sus vestiduras ¿Cuántos niños y niñas son despojados violentamente de su inocencia? Desgraciadamente también es un hecho el crecimiento y la frecuencia con que actualmente se hace violencia los niños de diferentes maneras. El hecho de haber sufrido malos tratos durante la infancia o haber sido testigo de la violencia en el seno de la familia incrementa el riesgo de violencia a la edad adulta (No. 71)
Señor Jesús, que dijiste «dejen que los niños se acerquen a mí, no se lo impidan» te pedimos por los niños y niñas de nuestras familias y comunidades; conserva en ellos la mirada inocente y no permitas que sufran y sean dañados por nuestro egoísmo. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
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UNDÉCIMA ESTACIÓN
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ESÚS
S CLAVADO EN LA CRUZ
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
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Y lo crucificaron”, dicen escuetamente los evangelistas. Había llegado el momento terrible de la crucifixión, y Jesús fue fijado en la cruz con cuatro clavos de hierro que le taladraban las manos y los pies. Levantaron la cruz en alto y el cuerpo de Cristo quedó entre cielo y tierra, pendiente de los clavos. ¿Por qué nos hemos acostumbrado a escenas de dolor como la muerte y al sufrimiento de los demás? Los medios de comunicación contribuyen a la cultura de la violencia al difundir la cultura del miedo: lucrando con el sensacionalismo sangriento; contando con lujo de detalles los hallazgos macabros; repitiendo una y otra vez, los móviles criminales, todo ello sin el más mínimo pudor respeto por su auditorio,
para las víctimas o para sus familiares y sin medir el impacto social o comunitario (No. 88) Señor Jesús, tu nunca fuiste insensible al dolor humano y sin embargo padeciste la indiferencia que quienes como espectadores presenciaron tu crucifixión. Danos entrañas de misericordia ante el dolor humano, para que nunca nos acostumbremos a la violencia fratricida y sepamos hacernos solidarios con quienes sufren. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
DUODÉCIMA ESTACIÓN
JM
ESÚS
UERE EN LA CRUZ
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
D
esde la crucifixión hasta la muerte transcurrieron tres largas horas que fueron de mortal agonía para Jesús; en ellas recibimos el testamento vivo del Señor, el testimonio de su amor hasta el extremo, un amor que perdona. Desde la cruz, Jesús pidió perdón para quienes, siendo inocente, lo habían condenado. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, dijo: «Tengo sed». Tomó del vinagre que le acercaron, y añadió: «Todo está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu. ¿En medio de nuestro dolor, sabemos perdonar a quienes nos han ofendido? Son muy lamentables las muertes de miles de personas, entre ellas muchas inocentes y efectivos de las fuerzas de seguridad del Estado. Al amparo de la
confusión generada por esta violencia, se consuman crímenes de quienes se hacen justicia por su propia mano por otra clase de agravios entre particulares. (No.24) Señor Jesús, que en la Cruz nos has dado la lección más grande del amor, perdonando a tus injustos agresores, danos tu Espíritu, para que en medio de nuestros dolores, sepamos ponernos por encima de todo resentimiento y perdonando rompamos la espiral de la violencia. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
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DECIMOTERCERA ESTACIÓN
JB
ESÚS
AJADO DE LA CRUZ Y PUESTO EN LOS BRAZOS DE SU MADRE
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
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espués, José de Arimatea y Nicodemo, discípulos de Jesús, obtenido el permiso de Pilato y ayudados por sus criados o por otros discípulos del Maestro, se acercaron a la cruz, desclavaron cuidadosa y reverentemente los clavos de las manos y los pies y con todo miramiento lo descolgaron. Al pie de la cruz estaba la Madre, que recibió en sus brazos y puso en su regazo maternal el cuerpo sin vida de su Hijo. Hay quienes se acercan a ayudar y quienes prefieren no mirar ¿entre cuáles te encuentras? El dolor de las víctimas inocentes, el sufrimiento, la perplejidad, el egoísmo, y la indiferencia, que la inseguridad y la violencia dejan en las familias y comunidades de México, traen a nuestro corazón el eco de las palabras del apóstol: « Ya es
hora que despertéis del sueño. La noche va pasando, el día está encima, despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y revistámonos de la luz. Andemos como en pleno día, con dignidad» (Noo. 188) Señor Jesús, ayúdanos a mostrarnos disponibles para ayudar a quienes sufren por el miedo, la inseguridad y la violencia. Solos podemos hacer muy poco, despierta en nosotros la conciencia de una ciudadanía responsable que se haga cargo de la noble tarea de lograr un orden social más justo. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
DECIMOCUARTA ESTACIÓN
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ESÚS
S SEPULTADO
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
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osé de Arimatea y Nicodemo tomaron luego el cuerpo de Jesús de los brazos de María y lo envolvieron en una sábana limpia que José había comprado. Cerca de allí tenía José un sepulcro nuevo que había cavado para sí mismo, y en él enterraron a Jesús. ¿Somos solidarios con quienes son, en nuestras comunidades, víctimas inocentes de la violencia? Hay que ir como buenos samaritanos al encuentro de las necesidades de los pobres y de los que sufren y «crear las estructuras justas que son una condición sin la cual no es posible un orden justo en la sociedad» ; éstas nacen del consenso moral de la sociedad sobre valores fundamentales. Donde Dios está ausente, estos
valores no muestran toda su fuerza, ni se alcanza el consenso sobre ellos. (No. 165) Enséñanos Señor a dar de lo nuestro, como José de Arimatea que te ofreció el sepulcro que había cavado para él. Que en medio del despojo que viven tantos hermanos nuestros, que apenas tienen lo necesario para comer, sepamos aliviar su sufrimiento, compartiendo con ellos de los bienes que nos has dado. AMEN. Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mí. R/ R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten misericordia de nosotros.
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DECIMOQUINTA ESTACIÓN
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ESUSITA
DE ENRE LOS MUERTOS
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. R. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
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asado el sábado, María Magdalena y otras piadosas mujeres fueron muy de madrugada al sepulcro. Llegadas allí observaron que la piedra había sido removida. Entraron en el sepulcro y no hallaron el cuerpo del Señor, pero vieron a un ángel que les dijo: «Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí». ¿Dónde buscamos a Jesús, entre los muertos o entre los vivos? Perdemos el tiempo cuando buscamos culpables o esperamos pasivamente que sea sólo el gobierno quien dé solución a problemas que son de todos. Debemos
Padrenuestro, Avemaría y Gloria. V. Pequé Señor y me pesa, ten misericordia de mi. R/ actuar ya, cada quien en su propio ámbi- para la vida digna del pueblo de México. R/ Pecamos Señor y nos pesa, ten mito de competencia. Las autoridades, con (No. 106) sericordia de nosotros. los recursos propios que le proporciona Señor, ayúdanos como Iglesia a poel Estado de Derecho para el ejercicio de nernos al servicio de la reconciliación, Oración final: su actuación; la sociedad civil, asumiendo anímanos a trabajar juntos con todos los Confiamos este momento de la vida responsablemente la tarea de una ciuda- hermanos en la construcción de un cielo de nuestra nación al maternal ampadanía activa, que sea sujeto de la vida so- nuevo y de una nueva tierra. Ayúdanos ro de Santa María de Guadalupe, nos cial; los creyentes, actuando en fidelidad a a permanecer unidos en la construcción acogemos a su regazo e imploramos su nuestra conciencia, en la que escuchamos de la paz y en el impulso del desarrollo bendición para que «en su casa, que es la voz de Dios, que espera que respon- humano integral y solidario de nuestro toda nuestra patria, logremos reconodamos al don de su amor, con nuestro pueblo. AMEN. cernos hermanos y vivir en fraternidad» compromiso en la construcción de la paz, (No.258)
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OBRAS DE MISERICORDIA
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O QUE LLEVA A LA PAZ
ON LAS OBRAS DE MISERICORDIA
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Porque tuve hambre y ustedes me ropa adecuada y techo seguro en donde alimentaron; tuve sed y ustedes me resguardarse. dieron de beber. Pasé como forastero y ustedes me recibieron en su •Dar de comer al hambriento. casa. Anduve sin ropas y me vistieron. •Dar de beber al sediento. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Es•Vestir al desnudo tuve en la cárcel y me fueron a ver” (Mt •Visitar a los enfermos 25, 35-36). •Asistir al preso •Dar posada al caminante Obras de Misericordia Corporales. •Sepultar a los muertos. e refieren al alimento, al abrigo. Hoy hay muchos que carece de Obras de Misericordia Espirituales. lo más indispensable: “matan el hambre”, nseñar al que no sabe. pero ciertamente no se alimentan, sufren Dar buen consejo al que lo necelas inclemencias del clima por no tener sita. “Que la palabra de Cristo habite en
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ustedes con todas sus riquezas. Que sepan aconsejarse unos a otros y enseñarse mutuamente con palabras y consejos sabios” (Col 3,16). Corregir al que se equivoca.“Si tu hermano ha pecado contra ti, anda a hablar con él a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Si no te escucha, lleva contigo a dos o tres de modo que el caso se decida por boca de dos o tres testigos. Si se niega a escucharlos, dilo a la Iglesia reunida” (Mt 18, 116-17). Perdonar las injurias. “Pedro se acercó y le dijo: Señor, ¿cuántas veces debo perdonar las ofensas de mi hermano? ¿Has-
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PAZ
eñor Jesús, Tú eres nuestra paz, mira nuestra Patria dañada por la violencia y dispersa por el miedo y la inseguridad. Consuela el dolor de quienes sufren. Da acierto a las decisiones de quienes nos gobiernan. Toca el corazón de quienes olvidan que somos hermanos y provocan sufrimiento y muerte. Dales el don de la conversión. Protege a las familias, a nuestros niños, adolescentes y jóvenes. a nuestros pueblos y comunidades. Que como discípulos y misioneros tuyos, ciudadanos responsables, sepamos ser promotores de justicia y de paz, para que en Ti, nuestro pueblo tenga vida digna. AMEN. María, Reina de la paz, Ruega por nosotros.
ta siete veces? Jesús le contestó: No digas siete veces, sino hasta setenta veces siete”. (Mt 18, 21-22). Consolar al afligido. “Anímense mutuamente y ayúndense unos a otros a crecer juntos” (1Tes 5,11) Tolerar los defectos del prójimo. “Sopórtense y perdónense unos a otros, si uno tiene motivo de queja contra otro” (Col 3, 13). Hacer oración por los difuntos. “Pues si no hubieran creído que los compañeros caídos iban a resucitar, habría sido cosa inútil y estúpida orar por ellos” (2Mac 12,45).
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A RESURECCIÓN E E JESÚS
Y NUESTRA VIDA
Por: Ricardo Aguilar Hernández Licenciado en Teología Bíblica
l festejo de la Pascua es el más importante para el cristianismo. San Agustín consideraba que para el cuarto evangelista, la Pascua consiste en el paso que realizó Cristo, de este mundo al Padre (Cfr. Jn 13,1). En la Pascua celebramos el evento más importante de la historia de la humanidad: la resurrección de Cristo. No significa sólo que un muerto vuelva a la vida, sino que un muerto ha resurgido a la vida para nunca volver a morir, y ese muerto no es una persona
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común, sino el Hijo Eterno del Padre, que asumió la naturaleza humana para abrir el camino de salvación a todo el género humano. El teólogo suizo Hans Urs von Balthasar consideraba a Jesús como “el universal concreto”. La persona de Jesús, siendo divina como el Padre, ha asumido nuestra naturaleza en la Encarnación, abrazando así a todos y cada uno de los hombres y mujeres de la historia de la humanidad, pasada, presente y futura y es causa de salvación para todos los humanos, en sentido universal. A la vez, Jesús es alguien concreto en quien se realiza la obra de salvación para todos. Jesús como individuo, da el paso de la muerte a la vida gloriosa, de una vez para siempre y en él, la humanidad entera encuentra su culmen.
A nosotros, católicos del siglo XXI, ¿qué nos dice la resurrección de Cristo? Considero que, ante todo, la resurrección de Jesús de Nazaret significa la confirmación que el Padre Eterno da a toda la vida de Jesús, desde la Encarnación hasta su sepultura. Jesús ha realizado la obra salvífica de inicio a fin, con plena obediencia; una obediencia fundada en el amar-al-género-humano. Jesús es el Sí que el Padre da a cada miembro de la humanidad: “Sí, quiero tu salvación”, “Sí, quiero que vivas conmigo toda la eternidad”, “Sí, quiero compartirte mi Vida eterna”, “Sí, quiero que seas mi familia para siempre”. Jesús es también el “Sí” de la humanidad al Padre: Él es el “sí, Padre, he venido a realizar tu voluntad, pues para eso me diste un cuerpo”, el “sí, Padre, te glorifico realizando ahora lo que me encomiendas”, el “sí, Padre, me consagro a ti para salvación de todos, para liberar a mis hermanos, para hacerlos crear comunidad, para hacer que todos sean tus hijos y ser juntos una sola cosa” (Cfr. Jn 17). Desde esta perspectiva notamos cómo el Hijo y su Padre dialogan mediante acciones concretas realizadas en la vida de Jesús y prolongan su diálogo en nosotros. Cada vez que libremente nos dejamos conducir por el Espíritu Santo, que hemos recibido en el Bautismo, vivimos del Espíritu del Resucitado y Él nos convierte en un “sí” al Padre. Cuando unimos nuestra voluntad libre a las mociones del
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Espíritu Santo, vivimos como herederos del Espíritu de la Resurrección que Cristo donó a la Iglesia en Pentecostés. En estas acciones Dios nos diviniza, nos permite degustar los efectos de la Resurrección de Jesús. Veamos algunos detalles escriturísticos sobre esa resurrección que cambió la historia. ¿Qué nos dice la Escritura sobre la Resurrección de Jesús? Hoy día muchas personas, influenciadas por la mentalidad cientificista, exigen “pruebas” y “demostraciones” de las realidades de fe; de igual modo, varios historiadores exigen “evidencias históricas” de la resurrección. Si bien, creer en la Resurrección de Cristo es una cuestión de fe, no obstante, también la Escritura nos da ciertas “pinceladas” que nos permiten percibir el cuadro que enmarca el evento de la resurrección. La Biblia no da “pruebas” en sentido moderno, sino “signos” que nos invitan a creer. La tumba vacía La tumba vacía es un signo mecionado en los cuatro evangelios. Según el evangelio de san Juan, la madrugada del primer día de la semana, María Magdalena encontró el sepulcro vacío y corrió a avisar a Pedro y al “otro discípulo, que Jesús amaba”, creyendo que alguien había robado el cuerpo del Señor y no sabía dónde la habrían puesto (Cfr. Jn 20, 1-2). Cuando Pedro y el “discípulo amado” (imagen del creyente ideal) llegan al sepulcro, surge una reacción en el segundo discípulo: “Vio y creyó” ( Jn 20,8). ¿Qué vio ese discípulo que decidió creer inmediatamente en la resurrección de Jesús? Nunca lo sabremos con detalle, pero podemos intuir algo a partir de ese relato que, lamentablemente ha sido mal traducido por casi todas las ediciones castellanas de la Biblia. Veamos detalles importantes: 1.En el texto griego, idioma en que se escribió este evangelio, se dice que el discípulo vio “othonia” (“vendas”, Jn 20, 5) que no envolvían al cuerpo de Jesús al estilo de las momias egipcias, sino que eran más bien “lienzos” o “sábanas”. Por tanto, ese discípulo vio paños grandes usados para cubrir todo el cuerpo de Jesús, más no para enrollarlo muchas veces. Se trataba de una “sindon”, que era una sábana para cubrir o envolver un cuerpo. 2.Ese discípulo vio además, un “sudario” (v.7), que era un pañuelo usado por los judíos de Palestina para secar el sudor. Era costumbre judía ese tiempo que, cuando alguien moría, el “sudario” se empleaba para cerrar la boca del difunto. Este pañuelo se doblaba en
diagonal, se enrollaba, se le hacía pasar bajo la mandíbula al difunto y se le ataba fuertemente de la parte superior de la cabeza. La traducción correcta, por tanto, no es que el sudario “cubrió” la cabeza del Señor, sino que “rodeó” su cabeza, formando un anillo grueso de tela a los costados del rostro. Esto se deduce de la misma anotación que da el evangelista, de que el entierro se realizó “según la costumbre judía de sepultar” ( Jn 19,40). 3.La sábana no “estaba en el suelo”, como se suele traducir Jn 20,5, sino que la sábana “keiména” (“yacía extendida” en forma horizontal, o bien “estaba allanada”). Esto significa que la sábana estaba aplanada e intacta. El cuerpo de Jesús se había como “volatilizado”, dejando que la sábana cayera por sí sola. 4.El sudario no es que se encontraba “doblado en sitio aparte, no junto a la sábana”, sino más bien, que el sudario “no estaba allanado como la sábana, sino enrollado, en su propio lugar”, es decir, que seguía atado, intacto. Notamos entonces cómo todas las mortajas fúnebres habían caído sobre su propio peso y permanecían intactas, en su lugar. De aquí podemos intuir por qué ese discípulo “vio y creó” ( Jn 20,8), aunque no se trata de una “prueba” de la resurrección, en sentido estricto. Cree quien decide creer, impulsado por el Espíritu Santo. Sólo la fe permite creer. La tumba vacía es signo que indica que Jesús ya no está “ahí”, en el mundo de los muertos, sino que ha salido victorioso y lo ha hecho para siempre. Las apariciones del Resucitado El otro signo que nos dan los evangelios sobre la resurrección del Señor lo constituyen las apariciones. Los relatos que narran estas apariciones coinciden en presentar a un Jesús que se manifiesta, se deja ver principalmente, por aquellos que estuvieron con él. La noticia más antigua que tenemos sobre estas apariciones no es ninguna relatada en los evangelios, sino en 1Cor 15,3-8. Pablo, autor de ese texto, da un resumen de las apariciones, dando importancia no al “cómo fueron”, sino a “quiénes” se manifestó el Señor resucitado y en qué órden. Sin embargo, al estudiar todos los relatos de las apariciones de Jesús resucitado, notamos que vienen presentadas como manifestaciones de la gloria plena de la que ya goza Jesús, por su resurrección. Poco importa cuál era el aspecto del semblante del resucitado, si tenía barba o no, si se veía más joven o no, si tenía complexión atlética o no. Tampoco se puede pensar que el cuerpo glorioso de Jesús “brillaba” o emanaba luz, pues eso hubiera sido inmediatamente
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notorio para los testigos y se hablaría de eso en las tradiciones. Lo único que importa es que las apariciones son signos que indican que Jesús, en cuerpo y alma, vive en la dimensión de la gloria divina, por la resurrección. La naturaleza humana de Jesús ya está plenamente glorificada y por tanto, no puede ser “encerrada” en cuatro paredes, ni está sometida al devenir, al tiempo. El cuerpo glorioso de Jesús tiene las notas de un cuerpo que está en la dimensión de lo divino y ya no sometido a las dimensiones espacio-temporales, como nuestro cuerpo en este mundo. Los relatos de las apariciones de Jesús nos indican también, que el Padre ha emitido un veredicto a favor de la humanidad entera, ha abierto la puerta para que todos podamos resucitar un día, para estar con él en cuerpo y alma glorificados. La resurrección de Jesús ha iniciado el Fin de los Tiempos, el nuevo eón. Sabiendo esto, vivimos esta vida con fe y esperanza, comprometiéndonos cada día en la caridad, colaborando con el Espíritu de la Resurrección que Dios nos ha participado. La vida cristiana es pues, compromiso hoy, entrega y servicio en este presente, luchando por la justicia, la paz y la solidaridad entre todos en el ahora, ya que hemos recibido el Espíritu que da vida en plenitud.
Conclusión Vivamos esta fiesta de la Resurrección, dejémonos vitalizar por el Espíritu que Dios nos regaló como Don por excelencia en el Bautismo; permitamos a Dios que nos divinice por la gracia, mediante la acción de su Espíritu en nosotros. Somos el cuerpo mísitico del Resucitado; somos un modo concreto como Jesús se relaciona con el mundo y lo santifica. Ésta es la identidad nueva que nos da Jesús Resucitado. ¡Ay de aquel que se niegue a ser feliz hoy, desde esta conciencia nueva! Pongamos nuestras vidas en las manos del Señor de la gloria y empeñémonos cada instante en extender su Reino, su Soberanía… ¡Ahora! ¡Felices Pascuas de Resurrección!
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El Papa El Papa
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ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
y la cultura
(compuesta por el papa Benedicto XVI)
Parte IV
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SER TESTIGOS DE DIOS EN LA CULTURA
A Dios se lo conoce a través de hombres y mujeres que lo conocen: el camino hacia El pasa, de modo concreto, a través de quien ya lo ha encontrado. Aquí es particularmente importante vuestro papel de fieles laicos. Estáis llamados a dar un testimonio transparente de la importancia de la cuestión de Dios en todos los campos del pensamiento y de la acción. En la familia, en el trabajo, así como en la política y en la economía, el hombre contemporáneo necesita ver con sus propios ojos y palpar con sus propias manos que con Dios o sin Dios todo cambia” (Al Consejo Pontificio para los laicos: 25-XI-2011). “Ha habido muchos conflictos provocados por la ceguera del hombre, por sus ansias de poder y por intereses político-económicos que ignoran la dignidad de la persona o de la naturaleza. Hay demasiados escándalos e injusticias, demasiada corrupción y codicia, demasiado desprecio y mentira, excesiva violencia que lleva a la miseria y a la muerte. La agresividad es una forma de relación bastante arcaica, que se remite a instintos fáciles y poco nobles. Utilizar las palabras reveladas, las Sagradas Escrituras o el nombre de Dios para justificar nuestros intereses, nuestras políticas tan fácilmente complacientes o nuestras violencias, es un delito muy grave. No privéis a vuestros pueblos de la esperanza; es necesario que seáis verdaderos servidores de la esperanza. La Iglesia no ofrece soluciones técnicas ni impone fórmulas políticas. Ella repite: ¡No tengáis miedo! La humanidad no está sola ante los desafíos del mundo. Dios está presente. Y este es un mensaje de esperanza, una esperanza que genera energía, que estimula la inteligencia y da a la voluntad todo su dinamismo. Esperar no es abandonar; es redoblar la actividad. La desesperación es individualista. La esperanza es comunión. Sed sembradores de esperanza. Tener esperanza no es ser ingenuo, sino hacer un acto de fe en Dios, Señor del tiempo y también Señor de nuestro futuro” (En su viaje a Africa: 19-XI-2011).
Evangelización de la misma Iglesia “Se observa un desplome preocupante de los fundamentos intelectuales, culturales y morales de la vida social, y un creciente sentido de desconcierto e inseguridad, especialmente entre los jóvenes, frente a los grandes cambios sociales. Los obstáculos para la fe y la práctica cristiana puestos por una cultura secularizada influyen negativamente en la vida de los creyentes. Inmersos en esta cultura, los creyentes a diario están turbados por las objeciones. Por las cuestiones inquietantes y por el cinismo de una sociedad que parece haber perdido sus raíces, por un mundo en el que el amor a Dios se ha enfriado en numerosos corazones. La evangelización, por consiguiente, se presenta no sólo como una tarea que es preciso realizar hacia fuera de la Iglesia. Nosotros mismos somos los primeros en necesitar evangelización. La respuesta definitiva sólo puede brotar de una autoevaluación rigurosa, crítica y constante, y de una conversión a la luz de la verdad de Cristo” (A obispos de Estados Unidos: 26-XI-2011). Reflexión ¿Qué nos dicen estas palabras del Papa? La cultura de nuestra patria, su estilo de vida, sus costumbres y sus leyes, ¿reflejan a un pueblo católico, o es una cultura que denota una crisis de identidad cristiana? ¿Qué hacer, para que nuestra cultura, desde la familia, la escuela, los medios de comunicación, los grupos eclesiales, la política, la economía, sea más acorde con el plan de Dios? ¿Con qué actitud nos preparamos a la próxima visita de Benedicto XVI? Oración Dios nuestro, que en tu providencia quisiste fundar tu Iglesia sobre la roca de Pedro, el jefe de los Apóstoles, mira con bondad a nuestro Santo Padre Benedicto XVI, y ya que lo has constituido Sucesor de Pedro, concédele que sea para tu pueblo principio y fundamento visible de la unidad en la fe y de la comunión en el amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Tema de hoy
Por: SESGo
El gigante católico despierta
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on la sola presencia del papa Benedicto XVI en su reciente viaje a México y Cuba, se notó claramente que el fervor religioso católico del pueblo de México resurgió (como si el gigante católico hubiera despertado), y es que hay muchos que afirman que la fe católica disminuye en nuestro país. Por lo que se vio, se nota que tales afirmaciones no tienen sustento. Ahora, después de la confirmación del pueblo católico de México hace falta seguir los consejos al pie de la letra de Benedicto XVI. Él ha llamado a la conversión de los corazones: “El amor es lo único que puede cambiar el país en cuanto a la inseguridad, narcotráfico, violencia en las familias, etc.”. El Papa reconoció que un corazón arrepentido y humillado Dios no lo desprecia. Participa, envía tus comentarios a: codipacsneza@hotmail.com
María de Guadalupe, Virgen Madre del verdadero Dios por quien se vive. En San Juan Diego, el más pequeño de tus hijos, tú dices hoy a los pueblos de América Latina: “¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No estás por ventura en mi regazo?” Por eso nosotros, con profundo agradecimiento, reconocemos a través de los siglos todas las muestras de tu amor maternal, tu constante auxilio, compasión y defensa de los moradores de nuestras tierras, de los pobres y sencillos de corazón. Con esta certeza filial, acudimos a ti, para pedirte que, así como ayer, vuelvas a darnos a tu Divino Hijo, porque sólo en el encuentro con El se renueva la existencia personal y se abre el camino para la edificación de una sociedad justa y fraterna. A ti, “Misionera celeste del nuevo mundo”, que eres el rostro mestizo de América Latina y luminosamente manifiestas su identidad, unidad y originalidad, confiamos el destino de nuestros pueblos. A ti, Pedagoga del Evangelio de Cristo, Estrella de la nueva evangelización, consagramos la labor misionera del pueblo de Dios peregrino en América Latina. ¡Oh Dulce Señora!, ¡Oh Madre nuestra!, ¡Oh siempre Virgen María! ¡Tu presencia nos hace hermanos! Acoge con amor esta súplica de tus hijos y bendice esta amada tierra tuya con los dones de la reconciliación y la paz. Amén.
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BENEDICTO XVI EN MÉXICO: PEREGRINO DE LA FE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD
Si dejamos que el amor de Cristo cambie nuestro corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo”, afirmó
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a presencia del papa Benedicto XVI en nuestro país, fue motivo de júbilo, de esperanza y solidaridad para el pueblo mexicano. Lo mismo habló de los valores de la familia como de los grandes problemas a los que se enfrentan los mexicanos. El Papa Benedicto XVI llamó al pueblo de México a ser valiente y no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal y ser fiel a sí mismo y pidió que sean buenos ciudadanos, conscientes de su responsabilidad de preocuparse por el bien de los demás, de todos, tanto en la esfera personal, como en los diversos sectores de la sociedad. Pidió a la Virgen de Guadalupe, auxiliar a los mexicanos para superar problemas como el narcotráfico, la criminalidad, la corrupción, la crisis de valores, la división en las familias, la migración forzada, la pobreza y la violencia doméstica. Y no solo eso, también intercedió ante la Virgen de Guadalupe para que envíe a los mexicanos el consuelo, fortaleza y esperanza para que se respete, promueva y defienda la vida humana, así como para fomentar la fraternidad, evitar la terrible venganza y desterrar el odio que divide. “Pido al Señor que tantos esfuerzos no hayan sido vanos, y que con su ayuda produzcan frutos abundantes y duraderos en la vida de fe, esperanza y caridad de León y Guanajuato, de México y de los países hermanos de Latinoamérica y El Caribe”. Benedicto XVI también pidió porque la niñez mexicana viva en paz y con un futuro confiable. Solicitó a todos proteger y cuidar a los niños para que nunca se apague su sonrisa a fin de que puedan vivir en paz y mirar al futuro con confianza. “Dios quiere que seamos siempre felices. Él nos conoce y nos ama. Si dejamos que el amor de Cristo cambie nuestro corazón, entonces nosotros podremos cambiar el mundo. Ese es el secreto de la autentica felicidad”, agregó. En su último encuentro con los mexicanos, antes de viajar a Cuba, el Papa dio una especial bendición apostólica al pueblo mexicano en la que señala su deseo de que se consolide la convivencia social por los caminos de la paz, la concordia y la solidaridad. Ser “valiente y trabajar para que la savia de sus propias raíces cristianas haga florecer su presente y su futuro”. Antes de irse de México, S.S Benedicto XVI aseguró que México estará siempre en su corazón y que ahora puede comprender por qué Juan Pablo II se sentía “un papa mexicano”. Hasta pronto, Benedicto XVI, peregrino de la Esperanza.
Llamó a los mexicanos a ser valientes y no dejarse amedrentar por las fuerzas del mal.
QUE CRISTO REINE EN SUS VIDAS Y LES AYUDE A PROMOVER
AUDAZMENTE LA PAZ, LA CONCORDIA, LA JUSTICIA Y LA SOLIDARIDAD Pbro. Miguel Ángel Zárate Galindo
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arque Bicentenario, León, Gto a 25 de marzo de 2012. Ante miles de fieles congregados desde la noche del sábado en una Solemne Vigilia de oración S.S. Benedicto XVI celebró la Santa Misa con un esquema litúrgico muy solemne en los idiomas español y latín. Cada uno de los ritos de la Misa se fueron desarrollando permitiendo un ambiente de encuentro de un pueblo congregado en torno a su Pastor. El Vicario de Cristo juntamente con los Señores Obispos del Episcopado Mexicano figuran como la presencia de Cristo entre los hombres para animarlos, instruirlos y conducirlos por un camino de paz y esperanza. El papa Benedicto XVI después de la liturgia de la Palabra pronució su homilía recordando al pueblo mexicano que el único camino para la felicidad y
la santidad debe realizarse sobre los valores de la comunión, la justicia, la solidaridad, pero fundamentalmente en el amor a Dios y al prójimo. Que cada uno de los sectores de la sociedad debe realizar un compromiso responsable respetando la obra de Dios y asumiendo la promoción y la dignidad de la persona. Que ante los retos que se presentan el día de hoy en el ámbito social y religioso cada uno debe realizar una conversión personal y asumir la personalidad de Cristo para acabar con los peligros sociales que acechan al hombre. S.S. Benedicto XVI exhortó a los mexicanos y latinoamericanos a no ceder a otros movimientos religiosos y, en cambio, purificar su corazón y reafirmar su fe a pesar del sufrimiento que predomina en la región. “Pidamos a la Virgen María que nos ayude a purificar
nuestro corazón, especialmente ante la cercana celebración de las fiestas de Pascua, para que lleguemos a participar mejor en el misterio salvador de su hijo, tal como ella lo dio a conocer en estas tierras”, dijo. “Y pidámosle también que siga acompañando y amparando a sus queridos hijos mexicanos y latinoamericanos, para que Cristo reine en sus vidas y les ayude a promover audazmente la paz, la concordia, la justicia y la solidaridad”, agregó. Benedicto XVI expresó que su misión en el continente americano “tiene precisamente el cometido de hacer llegar esta convicción a todos los cristianos y comunidades eclesiales, para que resistan la tentación de una fe superficial y rutinaria”. Como parte de su discurso pronun-
ciado en español, el líder católico recordó que Juan Pablo II deseaba ardientemente visitar el Cerro del Cubilete y el Monumento a Cristo Rey ubicado en su cima, pero nunca pudo hacerlo. “Seguramente se alegrará hoy desde el cielo de que el Señor me haya concedido la gracia de poder estar ahora con ustedes, como también habrá bendecido a tantos millones de mexicanos que han querido venerar sus reliquias recientemente en todos los rincones del país”, apuntó. Una vez concluido la rito de la liturgia de la Palabra se dio lugar a los demás ritos de tal manera que miles de peregrinos provenientes de distintos lugares fueron testigos de la presencia del Papa en México en esta su primera visita pastoral al Continente americano.