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Colonia Meadery
El nuevo bar en la Juárez para entrarle al hidromiel
AUNQUE ALGUNOS REGISTROS sugieren que el hidromiel (en inglés mead) es la bebida alcohólica más antigua del mundo, tuvieron que pasar miles de años para que tuviéramos un bar especializado en la CDMX. La receta parece sencilla, solo se necesita fermentar agua y miel de abeja con levaduras, pero en verdad esa es apenas la base para empezar a jugar con ingredientes, recetas, tipos de miel y tiempos de fermentación. Hay todo un universo.
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Todo esto me lo contó Dennis H. Lazarus, quien, junto con sus socios en Lazarus & Colin Meadery, llevan 15 años de hacer mead casero desde que comenzaron con garrafones de vidrio de 20 litros. Ahora producen más de 700 litros al mes en la parte trasera de Colonia, la fábrica de donde surten la demanda del local y embotellan.
Colonia es su showroom/bar en la Juárez, un espacio muy amplio con una vibra acogedora; cómodos y largos sillones se prestan para que un grupo de cuatro se vuelva uno de 10
Reci N Abiertos
Jacques Vinyl Bar
Ttttt
QUÉ ES…
El primer bar especializado en hidromiel de Lazarus & Colin Meadery.
POR QUÉ IR…
Por los distintos estilos de esta bebida y el queso brie con pasta filo.
à Gral. Prim 66, Juárez. Metrobús París. Marjue 5pm-2am, vie-sáb 2pm-2am. $700 personas sin problema y si quieren, todos pararse a bailar, se puede. En la carta entran cervezas artesanales, vermouth de la casa, blanco y tinto, mezcal y cocteles, pero realmente vale la pena probar al menos un hidromiel para entender el trabajo que hacen aquí artesanalmente. “Colonia” hace referencia al ingrediente estrella que le da un perfil único a cada copa, por lo que se han dado a la tarea de encontrar mieles de excelente calidad de Campeche, Puebla, Veracruz o Morelos.
En mi visita encontré en los taps cuatro estilos disponibles (conforme aumente la producción seguro habrá cada vez más estilos). Si nunca le has entrado al mead, empieza con uno tradicional (nada más que agua y miel). En mi caso tenía miel de acahual, con notas ligeramente ahumadas y sabor tirando más a seco. Luego, sigue con las variedades; del lado más dulce, estaba el de jamaica con miel de jabín, de un precioso rojo cereza; mientras que el más funky, con un olor presente a bebida fermentada, fue el de mora azul. Mi favorito fue el braggot, un delicioso híbrido entre el mead y cerveza. Aunque no parezca, todos ellos llevan entre 11° y 12° de alcohol, por lo que había que comer algo para equilibrar. Por suerte, la carta de alimentos fue una gran sorpresa.
Pensada por el chef Alex Chávez como un despliegue de entradas para compartir y carnes que igualen la singularidad del mead, hay delicias (ejecutadas por el chef Arturo Hernández) como el queso brie envuelto en pasta filo y un toque de miel (casi lloro cuando se terminó), las papas bravas o el taco de pork belly de las que no te arrepentirás.
TIP: ALGUNOS SÁBADOS HAY COCINA LIBANESA PARA ACOMPAÑAR TU COPA.
Por Elisa Herrera
Cada día más segura de que las abejas son su animal favorito.
Para a los que nos gusta agarrar la fiesta sin dejar de ser foodies, hay un bar en Polanco que, a pocas semanas de abrir, ya está dando de qué hablar. De los creadores de Casa Olympia, Coppola y Montana, Jacques te recibe con viniles de música ochentera, mixología y gastronomía meticulosamente pensada.
En la vida tenemos dos moods en cuanto a fiesta se refiere: cuando nos gusta bailar, sudar, mover el esqueleto mientras tomamos algo; y luego está cuando queremos sentarnos, escuchar música, cantar una que otra rola y echar el traguito coqueto en un lindo espacio. Para estas veces abrió sus puertas Jacques Vinyl Bar.
Tiene una decoración espléndida: tonos cálidos, asientos cómodos, lleno de espejos y patrones que le dan elegancia sin perder la casualidad.
Sumado a esto, la música disco inunda los espacios lo suficientemente grandes para ir con amigos o para una cita; obvio también está la barra para quienes disfrutan consigo mismos.
Comenzamos con Paloma roja, un trago con tequila silver, vermut, jarabe de jamaica, cardamomo y refresco de toronja, adornado con sal de tamarindo y chile de árbol. Maridamos con tapas de salmón ahumado e ikura, con láminas de pepino en escabeche, jocoque verde de cilantro, chile de árbol fresco, sobre pan baguette. Sus notas levemente picositas se complementaban perfectamente con el trago.
En la segunda tanda, probamos las tapas de jamón serrano, con compota de higo, oporto, y chile morita, sobre pan baguette. Para tomar, un The Joshua Tree (el que más nos gustó en la noche), preparado con ginebra japonesa, jerez, cítricos, soda de anís, frutos rojos y agua tónica. Para terminar con broche de oro, las aclamadas (por nosotros) papas fries, servidas con queso parmesano, aceite de trufa blanca, mayonesa de ajo negro y chile meco. Esas sí o sí tienes que pedir.