Por alguna razón, verte me hace sentir bien. Creo que me gustas.
Muchas veces te dije que me agradas, eres agradable a mi ser, tratar contigo siempre ha sido una experiencia muy bonita, muy plácida y gratificante. Una sensación interna nacida en mi interior a causa de lo confortable de tu amistad y compañía no presencial.
Sólo hablamos por texto, sin conocernos en persona, ni siquiera conocía tu rostro. Hasta que te vi.
Tus fotografías contienen un montón de información sobre ti, están plagadas de personalidad, no solo son tus ojos, es también tu mirada, los colores que te rodean, la postura que tomas.
Eres bella y la composición que captas y creas a tu al rededor también lo es, creo que es una extensión de ti, una imagen que armoniza con quien eres.
Quiero despojar el sentido romántico de la palabra gustar, pues me gustas como me gusta una puesta de sol en el campo, me gustas como me gusta una brisa fresca de aire preticor que anuncia la lluvia, me gustas como me gusta la más reciente canción de mi banda favorita, me gustas como me gusta la paz de mi habitación con los primeros rayos de luz de la mañana entrando por mi ventana.
Mis sentidos son estimulados directamente por la proyección de ti que creas, que eres.
En resumen, te digo que me agradas porque indirectamente tu existencia le hace bien a mi ser, te digo que me gustas porque directamente provocas una respuesta confortable de mis sentidos, te digo que me interesas porque tu forma de ser llama y mantiene mi atención y mis ganas de descubrirte y de conocerte, y te digo que te quiero porque precisamente espero que puedas estar conmigo.
Todo lo que te digo es una declaración de mí, de lo que siento y pienso, nada es una petición, no busco directamente provocar una idea o acción en ti, solo te brindo la información para que puedas conocer el estado en el que me encuentro en relación contigo y lo gestiones a tu voluntad.
De verdad gracias por demostrarme que aún puedo sentir, que sigo con vida y que quiero vivirla.
Eres muy importante para mí.
II
Hay algo que me preocupa mucho cuando le digo a alguien que le quiero, y es que, mi cariño solo es una demostración de mi estado, es una retribución de algo que yo ya sentí que han hecho por mí. Cuando digo "Te quiero" aplico ambigüedad, significa tanto "Siento cariño hacia ti" y "Te quiero en mi vida, conmigo" es Cariño y posesión.
Lo que no quiero que puedas sentir es obligación, responsabilidad o cualquier tipo de carga. Mi cariño no es una carga, no me gustaría que sintieses que debas de cargar conmigo y sientas la presión de tener que darme atención por no desalentarme.
Mi cariño es un regalo sin esperar nada a cambio.
Me gusta sentir que me abrazas cuando me mandas un abrazo a pesar de la distancia y aunque en realidad no lo hagas yo lo siento real porque creo en tus palabras y eso me basta.
Te veo mejor si cierro los ojos, cuando sueño, aparece el boceto de tu rostro escondido entre las evocaciones de mi mente subconsciente, no por un recuerdo, sino como la marca que ha dejado lo que me has hecho sentir, qué mejor imagen puede proyectar mis sueños para personificar mis abstracciones sentimentales más lindas, que con una de las personas que me hace sentirlas.
Eres agradable, le vienes bien a mi vida, de la cual ya eres parte.
Me has ayudado, sin saber, a sobrellevar los días, a mantener en equilibrio mi química cerebral manteniendo mi cordura.
No te conozco y eso no me impide quererte, lo único que sé de ti son tus palabras y lo que siento al leerlas.
Por ti reconozco que aún soy capaz de sentir, no estoy tan roto como creí.
Ojalá un día pueda saber a qué sabe tu café o tu té.
Yo no te conozco y tal vez nunca lo podré hacer, quizá te parezca extraño que cuando quiero hablar de ti, hablo de mí, pero es que creo que las personas son tan bastas y cambiantes que es imposible conocerlas en verdad, sólo puedo imaginar cómo es que eres con base en lo que percibo de ti.
No puedo hablar de ti pues por más que lo intente nunca podré conocerte de verdad y temo a equivocarme en algo que diga, o que lo que un día sí eres, no lo seas al día siguiente.
No hablo de ignorarte, ni mucho menos omitirte, yo no seré juez de definirte, al querer mencionarte, hablaré de lo que causas en mí, de las sensaciones que me provocas, pues tengo seguridad en ellas.
Te conozco a través de lo que siento por ti, nunca sabré quién eres pero sí sabré qué eres en mí, un enrojecimiento en mis mejillas, la calidez de un abrazo, un suspiro, sonrisas espontáneas, energía para levantarme por las mañanas, la impaciencia de que llegue otro día para verte.
Perdón por hablar sobre mí cuando quiero hablar de ti.
Yo solo sé lo que siento, y lo que siento es algo por ti.
Yo vivo en prosa, se me dificulta seguir las reglas de la métrica, la rima, el ritmo, prefiero dejar fluir lo que sea que quiera salir de mí para plasmarlo en letras que perdurarán a salvo del olvido de mis memorias, letras que demuestren en un lenguaje tangible y entendible lo que en mi cuerpo son sensaciones abstractas y sin forma.
Me gustaría andar en versos como tú haces, paso a paso, cada uno bien medido, premeditado, directo, y empaquetando bombas de emoción en las palabras precisas, en metáforas y alegorías sutiles, haciendo todo de forma limpia, clara y sobretodo muy emotiva.
Lo que me sobra en palabras, te sobra en significados y eso me gusta mucho de ti, de lo que haces.
Cada que veo algo de ti, me siento en medio de un reto, el reto de descifrar tu mensaje, de comprenderlo, y así acercarme más a ti.
Quiero entregarte un pedacito de mi vida, en unas palabras, en un dibujo, en una historia, en una fotografía, te regalo una parte de mí con esperanza a que vivas en mí, de sentirte más cerca, sentirte conmigo.
En la prosa, te ofrezco mi vida como un libro abierto con extensiones largas de palabras que buscan involucrarte en el seguimiento de mis frases yendo de mi mano al tiempo que me dura el aliento.
Me interesas, siento un profundo interés en ti, tu forma de ser llama y mantiene mi atención alimentando mi curiosidad.
Al ir conociéndote, las ganas de descubrir quién eres no cesan, sino que aumentan, Mientras más conozco de ti, más quiero saber, mas quiero contemplar.
Tu personalidad tan enigmática promueve aún más mi sensación de desafío ante el secreto de tu ser, de tu historia, de tu verdad.
Quiero saber qué has vivido, qué has sentido, y encontrar los caminos en tu vida que te han llevado a donde estás ahora, a quien eres ahora.
A través del descubrimiento de tu ser, he de conocer desde tu faceta más superficial hasta la más íntima y secreta, tus modos, tus ideas, tus historias, aficiones y los pasatiempos más tuyos.
A la vez de conocerte quiero entrar en tu vida, quiero ser parte de ella, quiero involucrarme en quien eres y ser parte de ti, ser parte de tu historia y que tú seas parte de la mía.
Quisiera que algún día pudiese llegar a ser digno de que compartas un cachito de tu vida conmigo para poder acompañarte en tus nuevos secretos.
Un día
Voy a ser yo quién recuerde tus chistes, tus sueños, tus historias, tus recuerdos, tus pensamientos, esos que te surgen de la nada, y que se van rápidamente al dejar de prestarles un poco de atención, y tanto te cuesta volver a recordarlos después.
Un día, tus pequeñas acciones espontáneas no serán fugaces porque las compartirás conmigo
y así perdurarán, no porque yo tenga una excelente memoria sino que el simple hecho de la acción tendrá la consecuencia de acercarnos, de unirnos, de confiarnos, de intimarnos, de amarnos.
En el futuro
quizá recuerde esta pequeña parte de lo que hoy es el presente y te lo cuente de vuelta y reiremos, y añoraremos, o quizá no lo recuerde,
quizá
hasta llegar a ahí pero estaré porque lo presente no importa si es fugaz porque tendrá consecuencia y yo sé que la consecuencia será estar a tu lado un día y otro día y todos los días.
ni siquiera recuerde el camino que recorrimos
VIII
Mi estación del año favorita es el otoño, los días de alivio, y resulta que tú me recuerdas al otoño, tú fuiste alivio a mi vida, por eso cada pedacito de paz que obtengo me dice tu nombre, te siento en las nubes, te siento en el cielo, te siento en el viento.
Cuando los días comienzan a ser más cortos, cuando el horroroso calor va calmándose, y el tedioso sol le comienza a ceder espacio a la noche y a la mañana, cuando las nubes se vuelven más grises, cuando el viento se vuelve más fresco, cuando al fin la naturaleza nos da descanso, un apapacho antes de ir a dormir, el otoño es el atardecer del año y me he imaginado ya muchos atardeceres contigo.
Desde que llegaste me has cobijado con paz, con apoyo, ya no me siento solo porque sé que en cada brisa y en cada nube encontraré una de tus caricias.
Me gusta pensar que las emociones y sensaciones son perceptibles directamente por el alma y me gusta pensar que el alma es aire y calor que el viento es responsable de hacernos sentir.
Así, en el pecho estaría el alma, siendo aire cálido, siendo suspiro, siendo anhelo, porque el ser metafísico dentro del cuerpo respira y sueña como esencia natural, respira y sueña como razón de ser, respira y sueña por sustentar su existencia.
Ese calor en el aire de mis pulmones soy yo, el calor que emerge de la máquina que es mi cuerpo, mi alma como producto accidental de mantenerme existiendo materialmente.
La vida es el calorcito de tu aliento, aliento que respiro cuando te tengo aquí cerquita de mí, y el vientecito de tus exhalaciones choca en mi cara, compartimos el alma, nos volvemos uno cuando sentimos nuestra calidez.
Espero puedas aprovechar siempre todos tus tiempos, y más que eso, que puedas apreciar cómo es que los aprovechas, pues he notado que desprecias algunos de tus bienestares por otras exigencias.
Recuerda, Cariño, que tu vida te pertenece a ti, no tú a ella, tu vida es para ti y debes de procurar siempre el bienestar en tu salud.
Me duele ver la culpa que cargas por cada vez que necesitas descansar y lo pospones, cuando necesitas comer y no lo haces, todo por no «desaprovechar» el tiempo, pero el descanso también es provechoso, cada descanso es un momento de impulso para volver a saltar, para reponerte.
Siente amor por tu descanso, aprécialo, déjate llevar por él, deja que el paso del tiempo sea más gentil, el tiempo no es malo, las exigencias desmedidas sí.
Tú no tienes la culpa, corazón, de que el mundo sea tan feo.
Te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero te quiero
Estaba recordando cuando comenzamos a hablar y cuando me sonaron las alarmas al pensar que eras sarcástica conmigo, pero solo lo pensaba porque aún no te conocía y tenía miedo de ser lastimado, ahora noto bien que eres una personita de pocas palabras y no tan efusiva a la hora de escribir, aunque sigue siendo misterio para mí cómo te desenvuelvas hablando en persona, tú dices las cosas directas y sin adorno, pues la propia palabra que utilizas es precisa y bella por sí misma que no necesita que le añadas barroquismo ni pretenciosidad. Cuando aún no comprendía tu sinceridad y transparencia creí que todo era sarcástico e incluso burlón hasta cuando me dabas las gracias por algo, porque lamentablemente la gente no acostumbra a agradecer a menos que se sienta obligada, y tú lo hacías de un modo tan natural.
Ya veo que aprecias las cosas con una medida de valor distinto a lo común, y eso lo adoro, todo tu mundo lo hiciste propio y no te dejas llevar por lo que otros digan qué es lo bueno o lo malo, llevas tu corazón a tientas por el mundo, aprendiendo a verlo y a vivirlo, creas tus propios conceptos, hilas tus propias ideas, todo lo haces muy tuyo.
Aunque a veces pareciera que hablas un idioma distinto, es sólo que usas el lenguaje a como mejor le convenga a tus ideas. Eres completamente auténtica porque le eres fiel a tu interior, no hay necesidad de fingir, dices exactamente lo que necesitas decir, nada más y nada menos.
XIII
Quizá te suene algo raro pero siempre estoy tratando de interpretarte.
Interpretar tus palabras más allá de su significado literal, interpretar tus miradas, tus gestos, tus ademanes; interpretar qué significa que hagas una cosa u otra.
Sé que tal vez te suene a inseguridad mía, pero no es por miedo que trato de conocerte tanto, sino porque me interesa ser perceptivo para ti, poder estar en mejor sintonía, comprender cuando estás feliz y cuando estás triste, cuando te viene bien abrazaos y mimos o mejor algún café y algo de espacio. Es mi forma de amar, estar cerca de ti, no sólo físicamente, sino que sientas que estoy en tu mundo y puedes contar conmigo siempre, que no sientas que estás solita con tus ideas y sentimientos viéndome lejos emocionalmente de ti, incomprendida con el tener que hacer un esfuerzo en poderme decir qué es lo que te sucede.
Yo quiero saber qué es lo que tú piensas, lo que sientes, lo que nace en tu imaginación, estoy maravillado y asombrado de ti, eres una persona con un gran mundo interior, fascinante cada vez que dejas salir un poco de él cuando me hablas de tus proyectos, tus ideas, tus gustos; todo de ti es tan genial que me encanta completamente.
No sé cómo podría quererte como te quiero sin el interés que siento por ti, no podría quererte así e ignorarte, ignorar tu mundo y tu historia, ese individualismo no me va, no te quiero sólo para quererte, quisiera que nuestras vidas se acerquen y nuestras historias se complementen.
En mi mente tú eres mi mejor amiga.
Realmente no hay nombre asignado a lo que estamos siendo y a lo que estamos viviendo, sólo estoy tratando de ser yo mismo, fiel a mis emociones, comprometido con mis sensaciones, y totalmente sincero conmigo mismo, sinceridad que trato de transmitirte, para darle sentido a la confianza que me tienes, confianza creada por nuestra complicidad.
Estamos creando algo, algo profundo, algo fuerte, algo grande. algo pleno, en cada vivencia, en cada conversación, en cada mirada, en cada gesto.
Una historia compartida, sólo de nosotros dos.
Sé que somos amigos y sé que lo que estamos creando es porque nos creemos lo mejor el uno para el otro, por lo que no hay nada como lo nuestro, y eso me basta, porque vivimos a nuestro tiempo, momento a momento, sin perseguir nada, sólo somos nosotros mismos sin máscaras
ni intenciones ocultas, completamente sinceros, completamente transparentes en nuestras ideas, comunicándonos sin necesidad de palabras, con una conexión precisa porque juntos somos más que tú y yo, uno más uno ya no es dos, es más, somos un conjunto mayor a la suma de sus partes, una especie sistema, un ente ideal, un organismo onírico, algo que no se puede observar ni medir en la realidad física pero está ahí y lo sentimos como amor.
No necesitamos estar comprometidos a un nombre, ni a una etiqueta, no necesitas comprometerte contigo ni yo contigo, porque nuestro compromiso es con nosotros mismos, a ser fieles a nuestros corazones, a ser sinceros, y amar cuando sintamos amor, odiar cuando sintamos odio, llorar cuando sintamos tristeza, estar juntos cuando queramos estar juntos y separarnos si sentimos que debemos separarnos.
Pero hoy, sólo sé que al día de hoy yo quiero estar contigo y siento que debo de abrazarte.
A veces se me pierde el corazón, porque puede que esté contigo.
Suena bien raro decirlo, y fue raro cuando lo pensé de pronto, divagando medio dormido tratando de soñar contigo.
Pero me parece que suena bonito, es decir que una parte de mí, una parte de mi amor se va contigo, yo siento que me llevas a allá donde estés, puedo sentir que te estoy amando y que sientes mi amor sin necesidad de estar hablando, y es que no tenemos ninguna necesidad de que estemos pegados todo el tiempo, ni que nos andemos hablando sin parar, porque tú me llevas en ti.
Y yo siempre te llevo en el corazón, siempre siento una parte de ti en mí, el amor que me diste me lo fui guardando atesoradamente, aquí lo tengo refugiado y protegido, dándome vida, dándome brillo.
Te siento conmigo desde que despierto hasta que duermo, te siento presente porque eres parte de mí, te llevo en mis acciones, en lo que me has enseñado a hacer, en lo que me has hecho pensar, en los descubrimientos del mundo que me has dado, por ti ahora veo y vivo distinto, mejor, porque me hiciste preguntarme por cosas que no me había preguntado antes, y me llevaste por caminos que antes temí recorrer, o ni siquiera supe que existían, cada aprendizaje que me has dado ahora es una habilidad de la que hago uso, definitivamente formas parte de mí, te llevo conmigo.
Y estamos separados geográficamente, sí, pero nos tenemos siempre el uno al otro, siempre dentro del pecho, siempre en el corazón.
XVI
Vamos a escuchar Enjambre juntos.
Hoy pensé mucho en ti escuchando Visita de Enjambre, quiero que te vengas a vivir todos los días conmigo, o al menos, vivir más cerquita, adoro compartir las horas contigo, pero qué mejor que compartir días enteros contigo, sin las prisas de encontrar las horas precisas, ni los grandes trayectos, me gustaría que me acompañes en una vida más tranquila, más de mis pequeñas aventuras diarias, y no sólo vernos en fines de semana, que sea tan posible tanto el poder acompañarnos desde el desayuno hasta la cena, como el poder vernos 15 minutos en una pequeña visita de paso.
Ser más libres del tiempo, ser más libres del espacio.
Pero bueno, sabes que la distancia no es problema para quererte mucho.
Nos vemos este fin.
XVII
Me dijeron que parece que todo me recuerda a ti porque no importa qué suceda, siempre hago un comentario sobre algo que hicimos o algo que me contaste, no me había dado cuenta de lo mucho que suelo hablar de ti jaja te tengo siempre muy presente, es por eso que es tan fácil hablar sobre ti.
Pero, por eso mismo creo que se equivocan al decir que todo me recuerda a ti, porque yo no necesito recordarte, pues te tengo siempre en mente.
Para recordar algo debiste haberlo olvidado primero y yo nunca te olvido ni un instante, siempre ando pensando en ti o en algo sobre ti, siempre andas rondando en mi mentesita.
Perdona por mis largas explicaciones sobre absolutamente todo lo que digo pienso, soy muy propenso a engancharme con un tema y desmenuzarlo hasta que quede completamente claro aunque sólo esté complicando algo que ya es obvio y es que tengo esta pulsión de querer compartir exactamente la misma idea sobre algo porque siento que si interpretamos algo distinto no nos entenderemos y algo malo sucederá, lo siento, sé que es algo que debería resolver por los problemas que vengo arrastrando en la historia de mi vida, ya me has dicho que no te molesta e incluso que te da algo de gracia cómo me enfoco tanto en explicar intensamente algo que en principio parecía tan sencillo, pero aun así mis esfuerzos están en ir sin miedo a los malos entendidos ya que las pocas veces que los hemos tenido los hemos solucionado de forma muy sencilla.
Aunque si se pudiera dejaría que leyeras mi mente y así entendernos al instante.