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Rincón de la Poesía
Robas Mi Coraz N
Robas mi corazón, mi risa y mi alegría, mi llanto solitario y el sol que yo tenía, mi jardín y mis flores, mi sueño alborotado, mi recuerdo de amores que nunca había olvidado. Robas mi calma fría con que yo te esperaba, y al ver que ya no es mía yo te lloro en mi almohada, robas todas mis dudas cuando te siento mío y con tu voz se cura mi corazón herido. Solo quiero escucharte, no hace falta respuesta, solo quiero abrazarte cuando te tengo cerca, no dejes que la vida se escape de tus manos, no arañes en la herida que se cura al mirarnos. Solo sabes robarme calma paz y alegría y te olvidas de darme un poco de tu vida, y mientras vas robando el aire que respiro pienso que te olvidaste de lo que te he querido.
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Elena Maldonado.
A MARÍA PALACIOS PÉREZ “IN MEMORIAM”
Esta noche apenas he dormido, mi sueño no podía conciliar pensando en una persona muy querida que hace poco se acaba de marchar, y hasta parece que sea pesadilla este hecho acontecido que aún no acabo de asimilar.
Su nombre era MARÍA, “MARIQUITA” la solían llamar, una mujer buena, cariñosa, sencilla, que yo tuve la gran suerte de tratar, desde aquellos tiempos lejanos que fueron quedándose atrás.
Pues todo en esta vida es efímero y es fugaz,
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C/ Orihuela, 34-Bajo · torreguia@gmail.com todo cuanto nace, muere, todo lo que florece, marchita, y así se nos fue para siempre nuestra querida amiga “MARIQUITA”, que nos brindó su cariño, que nos legó su alegría, de una forma singular, de una manera sencilla.
Un día de repente se nos fue quedándose es silencio, dormida, Dios así lo ha ordenado, Él así lo ha decidido, que se hallara a su Diestra para que reposara tranquila gozando de su Eterna Gloria de esa forma indefinida como premio a su labor que a lo largo de su vida a todos nos dio su amor como si fuéramos de su familia. Por todo, hoy te forjo estos versos que emanan del alma mía, para darte mi último adiós, para ofrecerte mi despedida, como hacen los buenos amigos con todas las personas queridas. Ya se abren las puertas del Cielo de un modo magistral para darle la Bienvenida a esta madre, a esta abuela, que los Cielos han mandado llamar. Y aunque tú te hayas ido y nadie a ti te pueda acompañar tu recuerdo y tu semblante más querido por mucho tiempo que haya transcurrido, en nosotros para siempre vivirán.