El género en los proyectos del trade for development centre

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SOPACDI lucha arduamente por la igualdad del género © Twin

Hace mucho tiempo que, en el contexto de la cooperación al desarrollo, se constató que la participación de las mujeres tenía un impacto positivo en la eficacia de los proyectos. Por eso a principios de los años 90, fue introducido el concepto del “género”. El género no se refiere a las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, sino a su dimensión sociocultural. Estudios interculturales y antropológicos han demostrado efectivamente que los roles y las tareas de hombres y mujeres son determinantes tanto en el ámbito social, como cultural y que por supuesto cambian. La igualdad de género es un derecho fundamental, pero lamentablemente las relaciones entre hombres y mujeres hoy en día son desiguales. A nivel mundial las mujeres realizan dos tercios de las horas de trabajo productivas y reproductivas, mientras que cuentan con menos de la mitad de los ingresos. Los estudios han revelado además, que el dinero gestionado por mujeres se gasta más en el hogar: en comida, enseñanza y sanidad. Es por eso que el género ocupa un lugar importante en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y que cada proceso de desarrollo tendría que partir de un análisis de género apropiado, no para abordar a las mujeres de manera general, sino enfocarse en la igualdad de géneros.

En la parte alta de los Andes peruanos, en la zona fronteriza entre los departamentos Puno y Cuzco, viven comunidades indígenas que con esfuerzo sobreviven de la agricultura y de sus tropas de alpacas y lamas. La región también es conocida por su tradición ancestral del tejido y punto, que remonta a la cultura incaica. Tradicionalmente esto era un trabajo de hombres, pero actualmente, es más frecuente que trabajen en las minas. Algunos jóvenes se van a otros lugares por la falta de perspectivas. Desde el año 2012 el Trade for Development Centre (TDC) apoya el proyecto de una empresa familiar peruana llamada “Royal Knit”, ésta tiene como misión capacitar a indígenas enseñándoles las técnicas tradicionales de tejido y punto con el fin de darles la oportunidad de trabajar en sus colecciones. “Esto es muy importante ya que las mujeres que participan pueden desarrollar esta actividad económica desde sus hogares, combinándola así con la educación de sus hijos y de otras tareas domésticas”, expresa Steven De Craen, Asistente de Apoyo financiero del TDC.

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El proyecto apoyado por el TDC se concentró en ofrecer una serie de formaciones en las comunas Ocongate y Lampa, las cuales tenían un doble objetivo: por un lado, procurar que las técnicas de tejido tradicionales de la región no se pierdan, y por otro, brindar oportunidades económicas a las personas que no trabajan en el sector minero. La mayoría de los participantes eran mujeres.

Mujer tejiendo en la comunidad de Ocongate © Royal Knit

Desde el 2004 esta empresa con sede en Lima es miembro de la Organización Mundial de Comercio Justo. (WFTO siglas en inglés). Ha organizado más de 40 formaciones en varias regiones del país y trabaja según los principios del comercio justo con cientos de tejedoras comercializando sus productos textiles en todo el mundo.

Tenemos una historia similar en el Congo del Este, en las colinas fértiles alrededor del Lago Kivu. Hace mucho tiempo los colonos belgas introdujeron de manera exitosa en esta región, el cultivo del café. Lamentablemente, debido al sufrimiento causado por las guerras y la violencia en la región, los últimos veinte años, la mayoría de los campesinos se han visto obligados a abandonarlo todo, incluyendo sus cultivos. El gobierno congoleño no se ocupó de los cultivos del café y los compradores fueron desapareciendo. La única solución que encontraron algunos agricultores para continuar comercializando el café, fue cruzar el Lago Kivu en pequeñas embarcaciones con el fin de comercializarlo ilegalmente en Ruanda. Desgraciadamente, la mayoría naufragaban ya que no tenían ningún tipo de seguridad, convirtiendo a cientos de agricultoras de café en viudas. Esto traía como consecuencia, muy a menudo, la pérdida de sus tierras y sus cultivos porque la familia del marido lo reclamaba todo. Algunas se veían obligadas a casarse con un familiar de su difunto esposo. A esto se agregaba, que fuerzas rebeldes y del ejército congoleño cometían actos de violencia sexual a gran escala y muchas víctimas eran expulsadas de la comunidad por vergüenza. Hoy ha vuelto la esperanza en las colinas. Algunas cooperativas creen en el potencial que tienen para producir un café de excelente calidad como lo es su café arábica.

El impacto en sus ingresos a la hora de la evaluación resultó ser elevado: los que antes también vendían artesanía vieron que sus ingresos como mínimo se doblaban, en parte, porque habían mejorado la calidad y les rechazaban menos sus trabajos, también porque Royal Knit les pagaba más por su mercancía. La empresa es responsable de la coordinación, del control de calidad y de mantener las relaciones con los clientes (de comercio justo) en el mundo entero. Lo positivo es que en ambas comunas las mujeres tomaron el negocio por su cuenta y se reúnen para organizar mejor el trabajo.

En el altiplano se mantiene aún la idea de que la formación solo es importante para los hombres. El machismo es persistente: las niñas tienen que obedecer a su padre y a sus hermanos, las mujeres son responsables de la educación y del hogar y dependen desde luego, económicamente, de su marido. En una situación similar no es de extrañar que muchas mujeres se enfrenten a diferentes formas de violencia doméstica.

En el 2011 el TDC decidió financiar algunas iniciativas de SOPACDI, particularmente las explotaciones de plantas de café jóvenes y las sesiones de formación sobre técnicas de cultivo sostenible las cuales fueron muy concurridas. “Es impresionante ver que una cuarta parte de los 5600 miembros son mujeres”, comenta Steven De Craen y “llama la atención porque hasta poco no era muy común considerar a una mujer como cabeza de familia. Esto prueba que SOPACDI toma muy en serio la igualdad del género. En su informe de evaluación señalan “el cambio en las mujeres, sobre todo en su autoestima y su capacidad para tomar el control de sus vidas como un logro importante.”

Comienzo de la formación en Lampa © Royal Knit

El hecho de trabajar el tejido y punto para la Royal Knit ofrece a muchas mujeres en Ocongate y Lampa un ingreso sin que tengan que salir de sus hogares. Esto les da por primera vez el poder de tomar decisiones financieras. No es raro que las mujeres den prioridad a la escuela, también para sus hijas. Steven De Craen concluye lo siguiente: “Los proyectos de este tipo, por más pequeños que sean, refuerzan la autoestima de las mujeres y cambian la imagen que tienen los hombres de ellas”. “Gracias a esto decidimos prolongar el proyecto y brindar a estos grupos de mujeres la oportunidad de elaborar una colección ética de lujo que será presentada por la Royal Knit en ferias (de comercio justo) dentro y fuera del país.”

Con la ayuda de la cooperativa ruandesa COOPAC y la organización británica de comercio justo Twin Trading, SOPACDI (Solidaridad Paisana para la Promoción de las Acciones Café y Desarrollo Integral) ha progresado. En cinco años la cooperativa ha crecido considerablemente y obtuvo primero, una certificación de comercio justo y luego, una certificación ecológica. Gracias a esto, ha conquistado un lugar en el circuito del comercio justo y aumentó el ingreso de los agricultores.

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Inmaculée Nimavu Musangi presidente de un grupo de mujeres y miembro del consejo de una cooperativa señaló: “Cuando SOPACDI llegó a mi pueblo, estimularon no solo a los hombres sino también a las mujeres a afiliarse y vender su café a la cooperativa. Nunca habíamos escuchado algo parecido. Aprendí además a cuidar mejor mis arbustos de café y ahora el beneficio y el lavado se hace en un centro de lavado, por lo que ahorro mucho tiempo.”

Cuando en noviembre de 2012 los rebeldes del M23 adquirieron Goma, las unidades del ejército congoleño se dieron a la fuga. Cientos de mujeres fueron violadas en algunos pueblos donde trabaja SOPACDI. SOPACDI y la ONG Action d’Espoir intentan romper el tabú con la ayuda de Human Rights Watch y las Naciones Unidas. Están juntando los testimonios para una larga lucha jurídica. El TDC financia un pequeño proyecto de sensibilización (en el cual participan 25 % hombres) y de apoyo global – financiero, medical y psicológico—a las mujeres victimas de violencia sexual, miembros de SOPACDI. “Esto demuestra cómo SOPACDI considera la integración de la mujer en el sistema económico como un punto clave en la lucha por la igualdad de género”, concluye Steven De Craen.

Desde hace varios años la organización Twin Trading lanzó junto con minoristas británicos y algunas cooperativas africanas una acción para Women’s coffee (Las Mujeres del Café). SOPACDI otorgó una ‘prima extra a las mujeres’ que crearan grupos de trabajo (2 céntimos por libra de café). En los estatutos está previsto, que en cada nivel de la cooperación, desde la célula local hasta el sector regional y el consejo global, debe formar parte de la administración como mínimo una mujer. Además los grupos de mujeres pudieron dedicar una parte de la prima a sus propias iniciativas.

Les contaremos una última historia, “El secreto de la belleza de las mujeres marroquíes: el aceite de argán”. Tradicionalmente, la producción de este aceite era un trabajo de mujeres. De madres a hijas se enseñaba la habilidad de romper las nueces del árbol de argán y de sacarles las semillas. Luego prensaban las nueces manualmente con una piedra de molino para extraer el aceite.

Anaurite Baseme Mutebwa, presidente del comité de mujeres de Kalungu expresó lo siguiente: “En un sector compraron un motor para un barco, gracias a esta prima, las mujeres disponen ahora de un servicio de transporte en el lago. Esto beneficia a la comunidad y constituye además una fuente suplementaria de ingresos. Nosotros en Kalungu hemos comprado un pequeño molino, así que hoy día vendemos harina de maíz y de mandioca en el mercado. Todos los ingresos se reparten de manera justa. Es reconfortante compartir sueños en un grupo y volver a tener la esperanza de mandar a todos los niños a la escuela.”

Solo después de esta ardua labor es que los hombres participaban, eran ellos quienes vendían el aceite en las carreteras o en los souks (mercados). En los años 90 aumentó la demanda de aceite de argán desde el extranjero, Zoubida Charrouf, profesor de química de la universidad de Rabat, vio las posibilidades de un desarrollo sostenible en el sur de Marruecos: “La selva de argán forma un amortiguador único contra el desierto creciente. Si ofrecemos a la gente ingresos correctos que estén directamente relacionados con la conservación de la selva, la podremos salvar. Las grandes empresas han descubierto el aceite de argán y han industrializado en parte la producción, pero hace falta una alternativa social que ofrezca ingresos a las que realizan el trabajo, es decir, a las mujeres”.

En 1996, Charrouf creó la primera cooperativa de productores de aceite de argán y en 1999 creó la ong Ibn Al Baytar. A partir de entonces, la organización ha asesorado a nuevas cooperativas y con la ayuda de donantes internacionales y de las autoridades marroquíes ha iniciado una gran serie de proyectos en la región. Se registraron muy buenos resultados. Cuando las cooperativas empezaron a generar ingresos adicionales, se redujo la reticencia de los hombres. Por primera vez, las mujeres gestionaban sus propios ingresos, por lo que su estatus dentro de la cultura bereber cambió. Miles de mujeres fueron a clases de árabe y aprendieren a leer y escribir. Gracias a esto, aumentó el número de madres que mandaron también a sus hijas a la escuela secundaria. El comité de mujeres de Kalungu orgullosas de su molino © Twin

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En el 2010, el Trade for Development Centre comenzó a financiar un proyecto de tres cooperativas que asesora Ibn Al Baytar, en Targant y Aqquain Ouargan, se esforzaron por mejorar la línea de producción y la presentación de su producto. La cooperativa Tighanimine tuvo progresos enormes. En poco tiempo logró obtener un sello IGP (indicación geográfica protegida) y una certificación ecológica. En el 2011 se convirtió en el primer productor de aceite de argán con certificación de comercio justo. Sus integrantes asistieron a algunas ferias nacionales e internacionales y en dos años sus ingresos aumentaron con el factor 10. Los 60 miembros de la cooperativa se convirtieron en los principales perceptores de ingresos dentro de su familia En el 2014 el TDC decidió prolongar el apoyo a Ibn Al Baytar con el fin de utilizar el éxito de Tighanimine como ejemplo de desarrollo de toda una región.

Mujeres bereberes abriendo nueces de argán © Tighanimine

E.R.: Carl Michiels, CTB Rue Haute 147 1000 Bruselas

“Las 3 historias contadas anteriormente tienen algo en común”, concluyó Steven De Craen. “Tanto las tejedoras del altiplano, como las agricultoras del café en el Lago Kivu y las integrantes de las cooperativas del aceite de argán, han adquirido ingresos por sí mismas, ven su mundo – y el de sus hijas – cambiar rotundamente.”

La producción de café trajo nuevas esperanzas a las provincias de Kivu, particularmente a las mujeres © Twin

Las opiniones vertidas en esta publicación no necesariamente coinciden con las de la CTB o la Agencia Belga de Desarrollo.

Fuentes . Solicitudes de proyectos, evaluaciones e informes del Trade for Development Centre. Género : http://www.btcctb.org/en/theme/gender-equality (EN) Royal Knit: www.rkperu.com SOPACDI: www.sopacdi.com; Reportage TV5 Monde: https:// www.youtube.com/watch?v=i0XB5MfiurU (FR), https:// www.youtube.com/watch?v=-TCZqediSW0 (NL) Twin: www.twin.org.uk/projects/bringing-new-producers-marketdemocratic-republic-congo

Ibn Al Baytar: www.association-ibnalbaytar.com Tighanimine: www.facebook.com/cooperative.tighanimine.3? fref=ts, www.fairtradeafrica.net/argan-oil/women-villagers-joinforces/ Entrevista con Zoubida Charrouf: http://edition.cnn.com/video/ data/2.0/video/international/2014/03/10/spc-african-voiceszoubida-charrouf-a.cnn.html (3 partes)

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