EDITORIAL

ES DE TODOS

¿Quién no ha pronunciado nunca esta frase? Nuestra práctica deportiva, vinculada al aire libre y a la naturaleza, suele llevar implícita, por la razón que sea, esa percepción de “tierra de nadie” que a menudo atribuimos a los espacios naturales. ¿Por qué? Habitualmente por desconocimiento. A los que no vinculamos nuestra supervivencia al espacio natural, no nos cuentan que ese espacio, de una forma u otra, tiene siempre un propietario que, además, a menudo es un privado, una persona que vive de ese espacio, que nos da de comer gracias a ese espacio, y del que se esperan también ciertas obligaciones de mantenimiento y cuidado. Nos ha parecido importante explicar que esa percepción de que “el monte es de todos” no suele ser real. Hay que conocer el terreno donde desarrollamos nuestra actividad. A todos los niveles. No sólo a nivel orográfico o técnico. Por eso nos ha parecido interesante dedicar el artículo de cabecera de este número a un tema en el que todos vamos flojos: las puertas del campo. Esperamos que, en adelante, podamos utilizar alguna forma verbal pretérita: “íbamos flojos”. Ahora ya no hay excusa, ya nos lo ha contado alguien. Y, al final, como suele suceder, todo se resume en dos conceptos: - “Todo tiene propietario” - “Todo es una cuestión de respeto y educación” Estos son los dos principios que nos van a permitir seguir practicando tranquila y libremente nuestro deporte, sea de forma individual o colectiva.

Disfrutad del jardín.