JUAN Y MARÍA TE ENSEÑAN TUS DERECHOS Ministerio de Justicia y Derechos Humanos Viceministerio de Derechos Humanos y Acceso a la Justicia Primera edición, Diciembre de 2013 Primera reimpresión, Enero de 2014 Tiraje: 1000 copias © Ministerio de Justicia y Derechos Humanos Calle Scipión Llona 350, Miraflores, Lima - Perú Teléfono: (01) 204-8130 http://www.minjus.gob.pe http://observatorioderechoshumanos.pe Ministro de Justicia y Derechos Humanos: Daniel Figallo Rivadeneyra Viceministro de Derechos Humanos y Acceso a la Justicia: Henry José Ávila Herrera Autores: Salvador Herencia Carrasco Henry José Ávila Herrera Edición: Maryori Valera Cárdenas y Teresina Muñoz-Nájar Ilustración: Omar Zevallos Impresión: Impreser Perú S.A.C. Jr. Larrabure y Unanue 391, Jesús María, Lima - Perú Telf.: 424-3096 Web: www.impreserperu.com Todos los derechos reservados al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Esta publicación es de carácter gratuito. Prohibida su venta. Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú: Nº 2014-01364
La historia de Juan y María y de sus amiguitas y amiguitos, transcurre a lo largo de un día. Desde que los niños se despiertan y desayunan, hasta que van a la escuela, juegan, estudian y regresan a casa, ellos aprenden qué son los derechos humanos y cuál es su importancia. Durante este día de clases, nuestros amiguitos tomarán conciencia de la importancia de la alimentación, del derecho a tener un nombre, del derecho a la salud y lo más importante: sabrán que todos somos libres y lo seremos siempre, en la medida que nos tratemos como iguales. En su día a día, nuestros niños y niñas se dan cuenta que gracias a los derechos humanos crecen en un ambiente sano y saludable, aprenden a leer y escribir, juegan y se preparan para enfrentar los retos que les deparará la vida, cualesquiera que estos puedan llegar a ser. Y es que alcanzar el potencial de cada uno de los niños que vive en nuestro país solo será posible en la medida que aseguremos su derecho a la salud, educación e identidad y creemos un entorno saludable que asegure su pleno desarrollo. Al escuchar historias como las de Juan, María y sus amigos, el Estado, la familia y la comunidad tienen el deber de trabajar en forma conjunta en beneficio de la infancia y adolescencia, inculcándoles valores y enseñándoles sus derechos humanos. Si bien el Estado tiene la obligación de implementar programas sociales, las familias, los colegios y la comunidad tienen una responsabilidad aún mayor: proveer a los niños y niñas de afecto y educarlos en espacios libres de toda forma de violencia, incluyendo el castigo corporal. Una sociedad que no escucha a sus niños, es una sociedad sorda y sin futuro. Entonces, escuchémolos, dado que tienen mucho que enseñarnos. Por eso, acompañemos a Juan y María y a sus amigas y amigos y aprendamos todos juntos sobre los derechos humanos.
El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, ha desarrollado esta publicación con el fin de promover y difundir los Derechos Humanos y en su calidad de ente rector sobre esta materia. Los textos han sido elaborados por Salvador Herencia Carrasco y José Ávila Herrera, del Viceministerio de Derechos Humanos y Acceso a la Justicia. Las ilustraciones y diagramación han sido realizadas por Omar Zevallos y el cuidado de edición ha estado a cargo de Maryori Valera Cárdenas y Teresina Muñoz-Nájar.
Lima, diciembre de 2013
Los textos, personajes y diálogos presentados en este libro son ficticios. Cualquier similitud con la historia o vida de una persona es pura coincidencia.
Daniel Figallo Rivadeneyra Ministro de Justicia y Derechos Humanos
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¡Juan!, ¡María! ¡Vengan a desayunar que la leche se enfría!
¡Buenos días mundo! ¡Mamá, papá, hoy he decidido que me voy a llamar “Niño-león”!
Puedo rugir tan fuerte como un león:
¿Por qué has escogido ese nombre?
Porque tengo súper poderes.
¿Y qué poderes son esos?
Aunque se pongan el apodo que quieran ustedes ya tienen un nombre y un apellido y eso es muy importante. Gracias a sus nombres ustedes son únicos en el mundo y cualquiera los puede identificar.
Así es mi amor. Por más que tu hermano se quiera llamar el “Niño-León”, el “Niño-Araña” o lo que sea, su nombre es Juan y el tuyo es María. Este es el derecho de todos ustedes y de sus amiguitos. Sus nombres los hemos escogido con mucho cariño. Al darles un nombre, podemos matricularlos en el colegio, llevarlos al médico y registrarlos como un peruano o peruana más.
Así es hijito. Tú eres Juan, tu hermana es María y el hecho de tener un nombre y un apellido es un derecho que nadie se los puede quitar.
Ahora… a tomar la leche para que crezcan grandes y fuertes.
¿Es por eso que Juan se llama “Juan” y yo me llamo “María”?
Eso está buenísimo. Pero cuando sea grande, ¿mi nombre seguirá siendo Juan? ¿Nadie me lo puede cambiar o quitar?
Luego de desayunar y antes de ir al colegio, Juan le dice a su mamá que ha tomado la decisión más importante de su vida...
Mamá, no quiero ir al colegio. La profesora me da muchas tareas y quiero seguir jugando.
¡Sííííí! Entonces me voy a quedar y voy a jugar con Alfredo, con Anita y con Rosa.
Pues te quedarás mirando las paredes. Ya que eres grandecito para decidir que no quieres ir al colegio, te quedarás solo. Tu papá y yo nos vamos a trabajar, mientras que tu hermana y tus amigos estarán jugando y aprendiendo en la escuela.
Perfecto hijo, quédate en la casa.
No lo creo Juan. Ellos van a estar en el colegio conmigo.
A propósito Juan, ¿qué quieres ser cuando seas grande?
Completamente sorprendido, Juan no puede creer lo que ha oído. Sus sueños se han hecho realidad. A lo mejor esto de los derechos humanos sí sirve para algo.
Uyyy, ¿y ahora?
Eso es fácil: yo quiero ser médico.
¿Por qué?
Me gustaría curar a mis amiguitos cada vez que se enfermen; cuando Jorge se enfermó, me puse muy triste.
Pero Jorgito ahora está sano porque el doctor Pepe lo trató muy bien. Por eso yo también quiero ser médico.
Hijo, tú puedes ser lo que quieras en la vida. Médico, policía, trabajar en el campo, lo que quieras. ¿Incluso futbolista?
Mamá, a mí me gusta mucho el colegio. Cuando sea grande, ¿puedo ser profesora?
Mamá, ¿Sabes qué? Cambié de opinión. He decidido que voy a ir al colegio y estudiar porque cuando sea grande quiero ser médico. Y no solo cuidaré a mis amiguitos sino también a ustedes, cuando sean viejitos.
Por supuesto. Pero para eso, tienes que estudiar. Si quieres cumplir tus sueños tienes que esforzarte y hacer tus tareas. Ir al colegio es un derecho que todos los niños tienen. El colegio es el lugar donde pueden aprender y desarrollar todas sus capacidades.
Claro que sí mi amor. Tú puedes ser lo que quieras en la vida. Pero para eso, como les digo, hay que estudiar, hacer las tareas y comer bien. Ahora, derechito al colegio. Chau Juan, nos vemos más tarde.
¡Todavía falta mucho para que sea viejita Juan! Ya, anda recoge tu mochila que van a llegar tarde.
¡Muchachos! ¡Espérennos!
¿Por qué se han demorado tanto? Apúrense, vamos a llegar tarde y la profesora nos va a regañar.
Ya vamos, ya vamos. Lo que pasa es que he decidido ser médico cuando crezca y se lo estaba contando a mis papás.
¡Ohhh!
Así que no se preocupen. Cuando sea médico me encargaré de cuidarlos y atenderlos; además no les voy a cobrar ni un centavo porque son mis amigos.
Claro que sí. ¿Por qué me preguntas eso?
¿Incluso a Carlos?
¿Cómo así que no es igual a nosotros? No lo sé. Pero él no habla ni como Jorge ni como Juan.
¿Acaso no está en nuestra escuela? ¿Y en nuestro mismo salón?
No sé… Me han dicho que como tiene un dejo diferente al nuestro, que no me acerque mucho y que no me haga muy amigo de él.
Ay Alfredo, ¿y eso qué importa? Carlos es un niño como nosotros ¿o no? Sí.
Carlos tiene ojos, orejas, nariz y boca, ¿cierto?
Sí. Pues, sí.
Entonces él es igual a nosotros, y aunque no lo fuera, ¿a ti te gustaría que te traten distinto por tu apariencia o porque hablas diferente?
¿Qué es más importante, la apariencia o la amistad?
Pues no sé, creo que me sentiría muy triste.
¡¡¡La amistad!!!
Hola muchachos, ¿Cómo están? ¡Bien! ¿Qué haces yendo solo a la escuela?
Generalmente voy solo…
Así es Alfredo. Carlos es nuestro amigo, estudia con nosotros y vive en nuestro barrio. Que no hable exactamente como hablamos nosotros no importa porque todos somos iguales.
¡Carlos! ¡Espéranos!
¡Nunca más! De ahora en adelante vamos todos juntos a la escuela. Oye Carlos, en el recreo ¿te parece si jugamos en el mismo equipo?
¿Y con las niñas también?
Ja, Ja, ¡van a jugar con niñas!, ¡van a jugar con niñas!
Todos vamos a jugar con todos. ¿Y saben por qué?
Yo aprendí que las matemáticas son difíciles…
Ya Anita, pórtate bien. Jorge, las matemáticas son divertidas y fáciles, siempre y cuando tengamos las ganas de aprender.
¡Eso te pasa por quedarte dormido!
¡Ja, ja, ja!
¡¡¡Porque todas y todos somos iguales!!!
A ver niños, ¿Qué hemos aprendido hoy?
Yo aprendí que las mejores tareas se hacen en equipo.
Yo, que el Perú es un país muuuy pero muuuy grande y que tenemos costa, sierra y selva.
A mí me gustan las matemáticas porque puedo contar cuántos goles marco cuando juego fútbol.
Y a mí me gusta contar el número de juguetes que tengo.
Ya ven niños, aprender es divertido y es también un derecho. ¿Saben qué otro derecho tienen en la escuela?
¡Yo cuento el número de panes que puedo comer!
¡¡¡Noooooo!!
El derecho al juego, al deporte y a la recreación.
¡¡¡Oooohhhhhh!!!
Antes que se vayan corriendo, quiero decirles que el derecho al juego es una parte fundamental para su desarrollo.
Por supuesto que no Juan. Yo jamás les mentiría. Muchachos, ¿qué están esperando? ¡¡¡¡Vamos a jugar!!!!
Todo en el colegio es importante, inclusive el recreo. Deben saber que el juego es un derecho y que gracias a él ustedes comparten muchas experiencias con sus compañeros y hacen ejercicios que les permiten crecer sanos y fuertes. Y lo más importante: tienen la oportunidad de hacer más y más amigos.
¿Es en serio profesora? ¿No nos está engañando?
¿Qué estamos esperando muchachos? ¡Vamos a ejercer nuestro derecho a jugar pelota!
¿Incluso más importante que las matemáticas?
¿Y nuestro derecho a jugar vóley?
¡Por supuesto que sí! Si las niñas en el vóley son las mejores ¡¡¡Pero vamos ya!!!
Pero profe, ¿Entonces podemos decir que el recreo es un derecho?
No te pases Rosita. Ya niñas y niños, vayan a jugar que es hora del recreo.
Sí, claro que sí. ¿Y podemos exigir que el recreo sea eterno?
¿Qué ha pasado aquí?
Yo vi que lo Estábamos jugando a empujaron y la pelota y de repente se hizo mucho No, no fue así. me empujaron y me daño. Él se cayó solito caí fuertísimo.
y luego comenzó a empujarnos.
Deberían aprender de nosotras las niñas que nunca nos pegamos.
No importa Juancito. Si alguien te pegara o te amenazara, tus profesores y tus papás te protegeremos. Nadie, sea niño, adulto o anciano, tiene derecho a pegarle a otra persona, mucho menos a una niña o a un niño. Eso se llama derecho a la integridad.
Salvo que mi hermana me moleste…
Ya, suficiente. No me interesa saber quién empezó qué. A ver, siéntense a mi alrededor que vamos a conversar.
¿Qué dijo? ¿Derecho a la inte-qué?
No puedes pegarle a nadie. ¿Es que no escuchas a la profesora?
In-te-gri-dad. La integridad es el respeto y la protección de nuestro cuerpo y de nuestra salud. Nadie puede ni debe maltratarte y tú tampoco tienes el derecho de maltratar a tus amiguitos.
Juan, tu obligación como hermano es proteger a tu hermana y cuidarla. Además a las niñas no se les pega. Pero es que a veces agarra mis juguetes sin preguntar.
Bueno niños, lo que acaba de ocurrir no puede volver a repetirse. Nadie tiene el derecho a pegarle a otra persona. No importa quién haya empezado o quién la haya provocado.
¿Y si me pegan primero?
¿Y cuál es el problema Juan? Todos tenemos que aprender a compartir. Ustedes son hermanos y son iguales. Tus padres los quieren por igual, les dan la misma comida, les compran la misma cantidad de ropa y los mandan al mismo colegio.
Mis papás me dan más comida que a mi hermana.
Claro pues, es que tú comes por dos…
¡Ja, ja, ja!
Mírenme a mí. Yo los quiero a todos. A Rosa, a Carlos, a Alfredo, a Jorge, a Anita, a Juan y a María. Todos son mis alumnos, así que me toca dividir mi corazón en pedacitos para que quepan todos por igual.
Entonces, ¿Qué hemos aprendido hoy? ¿Van a volver a pelearse en el recreo?
¿Y qué podemos hacer si alguien nos pega?
¿Ni siquiera nuestros padres?
Avisarles a sus padres, a sus profesores o a la Policía. Todos nosotros estamos aquí para cuidarlos y protegerlos.
Ni siquiera ellos.
¿Van a pelearse con sus amigos?
Ya me siento protegida al saber que hay tanta gente cuidándome.
Profesora, ¿entonces podemos decir que la violencia solo lleva a más violencia?
Así es Anita. Bueno niños, se acabó el recreo. Regresemos a la clase.
¿y con sus hermanas y hermanos?
¡¡¡Menos!!!!
¿Alguien tiene derecho a pegarles o maltratarles?
Entonces niños, ¿Qué animales se crían en una granja?
¡Vacas! ¡Pollos! ¡Cerditos!
Muy bien. Y ¿de qué color es el cielo?
¿Cuál es la mejor comida del mundo?
Todos quieren aprender algún oficio o ir a la universidad cuando sean grandes, ¿verdad?
Bueno, para que eso sea posible, además de estudiar mucho hay que estar sanos. Y ¿saben cómo pueden mantenerse sanitos? Pues lavándose las manos antes de cada comida, cepillándose los dientes después de cada comida y vacunándose. ¿Nos tenemos que lavar las manos a cada rato?
¡Muy bien! Bueno, esta ha sido una excelente clase. Hemos aprendido bastante y ahora vamos a comer. La cafetería del colegio ha preparado un almuerzo especial: habrá sopita, pan, fruta y el famoso “arroz-sorpresa”. Además, habrá mucha leche para que crezcan grandes, saludables y fuertes.
Pero antes vamos todos a lavarnos las manos.
Pero profesora, yo me lavé esta mañana antes de venir al colegio. ¿Por qué me tengo que lavar nuevamente? A ver niños, nuevamente sentémonos juntos.
¡Yo no he tocado nada sucio!
Así es Carlitos. Nuestras manos siempre están tocando la tierra, la pelota, el lápiz o el cuaderno, y en todas partes hay microbios pequeñísimos que pueden hacernos daño. Una buena lavada con agua y jabón evita que nos enfermemos. ¿O acaso les gusta enfermarse?
Entonces profesora, si me lavo las manos antes de comer, ¿no me voy a enfermar? Así es María. Y no se olviden que después de cada comida hay que lavarse los dientes. De lo contrario, un montón de bichitos se instalarán a vivir en nuestras bocas.
Enfermarse es aburrido. No me gusta porque me duele la barriguita y no puedo venir al colegio a jugar con mis amigos.
¿Les quedó claro que lavarse las manos y cepillarse los dientes es importante para crecer con salud y no enfermarnos?
Profe, Profe…las que me preocupan son las vacunas. Yo les tengo miedo porque pican y duelen…
Es verdad, asustan un poquito antes de que te las pongan, pero una vez que te vacunan te das cuenta que no era para tanto. Además, el doctor Pepe los trata a todos con mucho cariño.. Sí profesora pero igual me asustan. ¿Qué son las vacunas y por qué las necesitamos?
Las vacunas son medicinas especiales que evitan que nos enfermemos. Preparan a nuestros cuerpos para enfrentar a los bichitos que nos pueden hacer mucho daño. De hecho, en los próximos días habrá una campaña de vacunación en la posta médica de nuestra ciudad. ¿Quieren que yo los acompañe para que se sientan mejor?
Muy bien, yo hablaré con el doctor Pepe para que todos vayamos juntos a la campaña de vacunación gratuita. Y ahora ¡a comer!
Tienes razón María, a lavarnos y a comer.
Pero antes tenemos que ir a lavarnos las manos…
Después de haber almorzado y de haberse lavado los dientes, la profesora aprovecha la última hora de clase para hacer avisos de actividades en la comunidad.
Niños, les recuerdo que las fiestas de la ciudad serán el próximo mes y los que quieran participar en las distintas actividades que se están organizando, tienen que ir a la Alcaldía con sus padres para que se puedan inscribir. Yo me voy a inscribir en el taller de pintura.
Y yo en la banda musical.
Muy bien. Por otro lado, les informo que el párroco de la Iglesia ya ha abierto las inscripciones para los que quieran hacer la primera comunión.
Chicos, no creo que mi hermana y yo podamos ir con ustedes.
Gracias profesora. Mis padres ya me inscribieron la semana pasada.
Lo que pasa es que nosotros vamos a una escuela los sábados, pero es para recibir otras clases…
Claro que sí Jorgito. Nuestro país reconoce y protege la libertad religiosa. Todos tenemos el derecho a tener nuestras propias creencias y los demás deben de respetarlas.
A mí también. ¿Qué tal si el sábado por la mañana vamos juntos a la parroquia y después nos vamos a jugar al parque?
¡Qué buena idea!
Lo que ocurre niños es que tanto Juan como María tienen otra religión y van a su propia Iglesia.
¿Entonces no está mal que nosotros no hagamos la primera comunión?
¿Y eso es posible profesora?
Por supuesto que no. Miren, nuestro país es hermoso justamente porque es diferente. En cada rincón del Perú viven personas con diversas creencias y costumbres. Sin embargo todos somos peruanas y peruanos.
Gracias a esa diversidad tenemos una sociedad abierta y que respeta las diferencias. Por eso mismo, todos tenemos la libertad a tener la religión que queramos. Y gracias también a la diversidad ¡nuestra cocina es una de las mejores del mundo!
Lo importante es que todos seamos buenas personas y nos respetemos entre todos, ¿verdad?
Así es.
Ya sé. ¿Qué les parece si el Sábado nos vemos en el parque apenas terminemos nuestras diferentes clases?
Niños, como ustedes saben, esta tarde sus Antes de padres van a venir a la escuela para que les finalizar la clase podamos contar qué es lo que van a aprender este año. del día, la profesora tiene Mi papá está de viaje, un anuncio que ¿puede venir mi mamá hacer sobre un con mi abuela? nuevo amiguito que entrará al colegio.
Upsss… ¿eso significa que le va a enseñar a mi mamá mis notas?
¡Ja, ja, ja!, no Carlitos. Pero sí calificamos el curso de educación física.
Chicos, no se preocupen tanto por las notas porque recién está comenzando el año. Además, hasta el momento todos están muy bien. La reunión de esta tarde con sus papás, mamás y abuelas es para contarles qué es lo que van a aprender para que ellos puedan ayudarlos con las tareas.
También podremos conocer mejor e invitar a que participen en las celebraciones de nuestras fiestas nacionales y regionales.
No Jorgito.
Claro que sí Alfredito.
¡Uffff! que alivio…
¿Entonces no hay notas?
Esta reunión también es importante porque a partir de mañana va a entrar un nuevo amiguito a la clase. Su nombre es Pancho, él se acaba de mudar a nuestro vecindario y va estudiar con nosotros.
Excelente profesora. Justo estábamos necesitando un nuevo delantero para el equipo.
Felizmente yo solo me saco buenas notas. Profe, ¿usted califica también los partidos de fútbol? Dígame que sí…
Justamente era por eso que quería hablar con ustedes. Pancho es un niño muy inteligente y muy hábil, pero tuvo un problema de salud cuando era bebito y no puede caminar.
¿No puede caminar?
Así es Anita. Pancho está en una silla de ruedas.
¿Qué le pasó?
Lo que ocurre es que se enfermó de muy pequeño y no se pudo curar del todo.
Eso me pone muy triste, por eso que quiero ser médico cuando sea grande…
En la reunión con sus padres queremos decirles que debemos hacer una colecta para construir rampas de acceso hacia la escuela, en los salones y en los baños.
Claro que sí profesora. Entre todos tenemos que apoyar a Pancho para que se sienta en casa.
Por supuesto. Yo mañana traeré una torta para darle la bienvenida.
Hoy ha sido un día divertido. He aprendido que mi nombre es Juan y nadie me lo puede cambiar.
Así es. Qué divertido es aprender jugando.
Y que bueno es Y no nos podemos olvidar saber que aprender que todos los niños y niñas somos iguales. No solo en es un derecho que nuestro colegio, sino en tenemos todos. todo nuestro país.
Incluyendo los niños de otros colegios. Y él podrá acompañarnos en todos los partidos. ¡Claro! Y hay que conseguirle una camiseta del equipo.
Mis padres trabajan en construcción. A lo mejor ellos pueden ayudar con el diseño de las rampas.
De verdad que me emociona su actitud y estoy orgullosa de todos ustedes. Si nos apoyamos nuestra escuela será el ejemplo de nuestra ciudad. No de la ciudad profesora, ¡¡¡sino de todo el Perú!!!!
¡Ese es el espíritu que tenemos que tener siempre! Por más que Pancho esté en una silla de ruedas, él es una persona con los mismos derechos que todos nosotros. La amistad, el respeto y el cariño pueden superar cualquier barrera. Por eso vamos a construir entre todos estas rampas. ¿Les parece bien?
También he aprendido que tengo que lavarme los dientes y las manos todo el tiempo. Solo así podré crecer grande y fuerte para poder ayudar a mi familia en el campo.
María, vamos a casa a contarles a mamá y a papá lo que hemos aprendido hoy.
¡Y no nos olvidemos del derecho al recreo!
Tampoco que nadie, jamás de los jamases, nos puede pegar o ¡¡¡Sííííí!!! maltratar.
Claro que sí. Pero vayamos todos. Total, todos hemos aprendido lo mismo y podemos compartirlo. ¡Vengan!, los invitamos a nuestra casa a tomar un lonchecito.
¡Sííííííí! ¡Todos a la casa de Juan y María!