
8 minute read
El Camino de Santiago: entre la ruta de la fe y la senda de la esperanza
El Camino de Santiago
Entre la ruta de la fe y la senda de la esperanza
Quizás fue fruto de la providencia, quizás de la casualidad. Tal vez fue la necesidad de encontrar un motivo para que, ocupado Jerusalén por los infieles, Europa buscara su identidad y se pusiera en marcha hacia una meta relacionada con los principios de la cristiandad. La noticia del hallazgo de los restos del Apóstol Santiago, presuntamente descubiertos en el año 813 en tierras de Galicia, allí donde terminaba la tierra conocida y empezaba un mar tenebroso y traicionero, fue el detonante de un movimiento único en la historia.
Desde que, rondando el primer milenio de la Era Cristiana la parte norte de la Península Ibérica empezó a ser escenario del trasiego de peregrinos procedentes de todos los rincones de Europa en dirección a Compostela, cientos de obras arquitectónicas se levantaron a su paso. Unas para confirmar su fe, como los monasterios, las catedrales, las iglesias y las ermitas. Otras para facilitar el camino, como los hospitales para acogerlos, los puentes para cruzar los ríos y las cruces para indicar la buena senda.
A todo ello se unió la reciente necesidad de fortificar los territorios anteriormente conquistados por los musulmanes y se construyeron castillos donde se habían situado castros celtíberos, campamentos romanos y fortalezas árabes; que junto a los palacios de las familias nobles enriquecidas por las gestas de reconquista y la evolución de incipientes burgos poblados por gentes venidas de lejos, configuró un legado monumental impresionante que se extiende desde los Pirineos hasta la actual capital de Galicia.
La profusión del románico, el plateresco, el renacimiento y el barroco coincidió con los momentos de mayor auge constructivo. Todos los caminos llevan a Compostela y posiblemente sea Logroño una de las ciudades que más debe su evolución inicial al paso del Camino de Santiago, cuando este debía cruzar el rio Ebro. La ciudad creció al lado de un puente jacobeo construido en el siglo XII a instancias de San Juan de Ortega, quién fue discípulo de Santo Domingo de la Calzada. Con doce arcos y dos poderosas torres defensivas era el monumento logroñés más citado por los peregrinos, aunque en 1884 fue sustituido por el actual Puente de Piedra.
Tras visitar la ciudad y siguiendo la ruta hacia Compostela, se pasa por el Pantano de la Grajera que proporciona alivio a los pies y sombra al caminante antes de atravesar Navarrete, villa de aspecto medieval con numerosas casas de fachada estrecha pero interior espacioso.

Nájera, antigua capital histórica de La Rioja
Corte de los reyes de Navarra entre 918 y 1076, incorporada a Castilla por Alfonso VI, Nájera alcanzó con el paso del Camino alguno de sus momentos de máximo esplendor, cuando Sancho III el Mayor de Navarra hizo pasar por la ciudad la senda jacobea en detrimento de la ruta cantábrica por tierras vascuences. Buena parte de su historia puede resumirse en el magnífico monasterio de Santa María la Real, adosado a la roca de color púrpura. El Claustro de los Caballeros, que contiene elementos platerescos sobre su base gótico-isabelina , es uno de los más bellos de España. El final de la iglesia, adjunta a la peña, alberga el mausoleo románico más numeroso que se ha conservado hasta nuestros días, aunque las treinta tumbas y estatuas yacentes son de 1556 y están esculpidas en estilo renacentista. Solo ha quedado en estilo románico original la tapa del sarcófago de Blanca de Navarra, esposa de Sancho III de Castilla.

Según la Leyenda, la imagen románica de Santa María la Real fue encontrada en una cueva mientras el rey García III estaba de cacería y su halcón perseguía a una paloma que se introdujo en la cueva.

Ruta de los Monasterios

Siguiendo el Camino se llega a Azofra para continuar hasta Santo Domingo de la Calzada, pero vale la pena desviarse unas horas para recorrer la monumental Ruta de los Monasterios. A 4 kilómetros de Azofra se sitúa Cañas, localidad que vio nacer a Santo Domingo de Silos y donde se halla el Monasterio cisterciense de San Salvador de Cañas. El ábside mayor es la parte más bella de la iglesia, donde inmensos ventanales horadan los gruesos muros. Y un poco más allá se extiende San Millán de la Cogolla en medio del valle del mismo nombre, con praderías, fértiles campos de labor, viñedos y huertas que trepan por las suaves altitudes de los cerros.
San Millán y el pueblo de Berceo, patria del poeta Gonzalo, están considerados como la cuna de la lengua castellana. Berceo, que significa “lugar en la montaña”, alinea sus grandes casas medievales en torno a una calle. La fama del lugar había trascendido antes del siglo X, ya que aquí se retiró un pastor llamado Emiliano o Millán, acompañado de algunos seguidores para practicar la vida eremítica. Cuenta la tradición que este santo había aparecido sobre un caballo blanco, al igual que el apóstol Santiago, para defender a los cristianos en la batalla de Simancas. De ahí el culto que hoy perdura tanto en la Rioja como en gran parte de Castilla. El Monasterio de Suso es el origen de un conjunto monacal excavado escalonadamente en la roca con cenobio visigodo-mozárabe del siglo VI, donde se retiró a meditar. Suso significa en castellano antiguo “de arriba”, mientras que Yuso quiere decir “de abajo”.
En el siglo X, algunos monjes escribieron en los márgenes de los libros en latín las traducciones de palabras en castellano, en las llamadas glosas emilianenses, que constituyen el más antiguo texto en lengua castellana de la historia. En 1053, los monjes decidieron establecerse en el nuevo monasterio de Yuso, situado más abajo, mucho más amplio, construido en estilo renacentista y dedicándose especialmente a la transcripción de códices y manuscritos. Y algo más tarde, en el siglo XIII, vivió y escribió aquí Gonzalo de Berceo, el primer poeta culto de la lengua castellana.
El hecho de que ninguna otra lengua conocida de la importancia del castellano pueda ser asociada en su nacimiento a un entorno natural tan concreto como San Millán de la Cogolla y a dos monumentos tan singulares como los monasterios de Yuso y Suso, reforzado con la continuidad de la vida monástica desde el siglo VI convirtiéndose en uno de los focos culturales de la España medieval, les ha valido la clasificación como Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.

La Calzada de Santo Domingo

Fundada por el santo que le da nombre en el año 1044, Santo Domingo de la Calzada, ya de nuevo en pleno Camino, es una de las poblaciones más vinculadas a la ruta jacobea. Porque fue aquí donde este personaje construyó un puente sobre el río Oja y una calzada para hacer más cómodo del trayecto a los peregrinos, así como un albergue y una iglesia.
Una de las leyendas con más tradición es la que sitúa en la localidad el episodio de un muchacho alemán que viajaba a Compostela acompañado por sus padres y que rechazó a una joven del mesón donde se hospedaba. La chica, contrariada en su deseo, ocultó en el equipaje del joven teutón una copa de plata y le acusó posteriormente de ladrón, por lo que fue condenado a la horca. Pero cuando los padres regresaron de Compostela encontraron vivo a su hijo, quien les explicó que un santo le había sostenido por los pies. Fueron a contárselo al corregidor, que estaba cenando, y este contestó que el muchacho debía estar tan vivo como la gallina que se disponía a comer, momento en que esta se puso a cacarear. De ahí viene el popular dicho: En santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada.
Hoy en día, en la Catedral de San Salvador, se mantiene en una jaula un gallo y una gallina en conmemoración del milagro. La cabecera del templo es románica, su girola gótica, el coro plateresco y la mayoría de las capillas renacentistas. Y en su interior destaca uno de los mejores retablos de la ruta jacobea, el realizado por Damián Forment entre 1537 y 1541. La fachada sur de la catedral, que da a la plaza del santo donde también se encuentra el magnífico parador nacional de turismo situado en el mismo solar del antiguo hospital de peregrinos, fue terminada en tiempos del neoclasicismo.


Rumbo a Compostela
Grañón es el último pueblo de La Rioja por el que pasa la ruta jacobea. En su Calle Mayor había un hospital de peregrinos y en su iglesia parroquial, dedicada a San Juan Bautista, destaca el retablo mayor que sigue el modelo del de Santo Domingo, ya que pertenece a la misma escuela escultórica. A partir de aquí se entra en tierras de Castilla donde páramos y dehesas alternan su profusión mesetaria mientras que, levantados hacia el cielo para romper la monotonía horizontal del paisaje, se alzan gigantescos campanarios de iglesias y catedrales capaces de sorprender al viajero. Burgos, Frómista, Carrión de los Condes, Sahagún, León, Astorga, Ponferrada y Vilafranca del Bierzo merecen una detallada visita.
Y cuando el peregrino, ya sea caminante, ciclista o caballero, llega a O Cebreiro y vislumbra los primeros valles de Galicia, siente que la meta está próxima. A pesar del cansancio del ascenso y la altitud de la montaña, una sensación agradable le recorre el cuerpo, mientras su mente es sabedora que le restan un rosario de descensos entre frondosas tierras jalonadas de ríos, prados y vergeles, generosa en fuentes y buenos frutos. Probablemente no encontrará, hasta llegar a Compostela, ni muchas ciudades, ni demasiadas construcciones arquitectónicas que como en etapas anteriores le dejen boquiabierto. Pero tras llegar a la meta compostelana a buen seguro que sentirá algo distinto de cuando inició su marcha.
En estos tiempos de convulsión y turismo interior, muchos pensamos en el Camino de Santiago, que como antaño, también ahora constituye un viaje personal entre la ruta de la fe y la senda de la esperanza. 55
