Entrevista Tony's - El Comercio

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A18. el comercio

jueves 5 de febrero del 2015

pedro canelo

posdata alessandro currarino

Ignacio Tang Barista

Nací hace 16 años en Surco, pero siempre he vivido en Chorrillos. Acabo de terminar la secundaria en el Colegio Franco Peruano. Desde el 2013 soy barista de Tony’s Café, un negocio fundado por mis hermanos Santiago y María del Rocío junto a mi primo Tony. Soy un apasionado del café, pero cuando no estoy trabajando con él me dedico a la fotografía. Disfruto practicando natación y pimpón. Soy muy curioso, siempre busco aprender más, aunque a veces eso me vuelve un poco egoísta. Pueden buscarnos en Facebook como Tony’s Café.

“Quiero que cuando tomen mi café se dibuje una sonrisa en su rostro” renzo giner vásquez

Ignacio Tang tiene 16 años y domina a la perfección el ‘latte art’, técnica de dibujar en el café. “Utilizo leche”, explica Tang, que sueña con revalorizar el café peruano y crear una cultura de consumo que no se base solo en el dinero, sino en el aprecio al producto.

E

n los últimos años las carretillas con sándwiches, jugos y piqueos se han multiplicado en la capital. Sin embargo, pocas veces encontramos una buena taza de café cerca. Unos jóvenes tuvieron la idea de ponerle ruedas a su máquina de expresso y explorar la técnica del ‘latte art’. —¿De quién nace la idea de hacer una cafetería sobre ruedas? De mis hermanos mayores y mis primos. Siempre hemos estado pegados a la cultura del café. —¿Es un negocio enteramente familiar? Sí, eso es bueno porque nos permite estar cada vez más unidos y nos permite tener varios carritos, en di-

ferentes puntos, que trabajan todos los días. —¿Cuánto tiempo tienes trabajando en esto? Empecé en el 2013 y jamás esperé ser un barista. Yo solo apoyaba a mis hermanos y mi primo porque me parecía superdivertido y diferente. Un día me dijeron que preparara un café. Poco a poco fui aprendiendo. Mi primo Tony me dio las primeras lecciones, luego yo fui averiguando por Internet y viendo diferentes videos. — Hasta convertirte en un artista del ‘latte’… Sí, en todo lo que es barismo en realidad. Yo le pongo más énfasis a la bebida en sí que al dibujo. —Mucha gente no sabe distinguir los diferentes sabores que tiene un café. ¿De qué depende que el cliente se conecte con eso? Primero, depende del barista. Tienes que estar bien entrenado y conocer los pasos para poder prepararlo bien. En segundo lugar está el mismo café. Cada café tiene su propio sabor, necesitamos uno bueno, que haya sido bien tostado, bien procesado. En tercer lugar está la maquinaria y los accesorios que utilizamos.

—¿Cuáles son esos accesorios?

La máquina de expresso debe ser una que extraiga a 9 bares de presión. Además de un buen molino. Es importante que el café sea molido al instante para mantener la frescura. También están los accesorios como las jarras, de repente un prensador para café. Todos esos pequeños de-

Espero volver famoso al café peruano, porque no tiene la fama que merece. Además, expandir la cultura del café en todo el Perú”.

Ha habido muchas veces en las que me he esmerado mucho en un dibujo y los clientes no han tenido ninguna reacción. Eso apena un poco”.

talles son muy importantes. —¿Cómo logras realizar esos dibujos? En realidad es pura práctica, utilizas la jarra con la que echas la leche. Cuando viertes la leche debes ir moviendo la taza para formar el dibujo. Hay mucha gente que ni siquiera sabe que voy a hacer un dibujo. —¿Cuánto te tomó aprenderlo? Fueron varios meses de práctica diaria, pero esa es la única forma de dominarlo. —¿Cuál fue la reacción que más te sorprendió cuando vieron uno de tus dibujos? Ocurrió cuando serví un diseño que ni siquiera creí que me saldría, solo intenté dibujarlo y me salió a la perfección. El cliente se quedó sorprendido y eso me pareció muy bonito, porque ha habido muchas veces en las que me he esmerado mucho en un dibujo y los clientes no han tenido ninguna reacción [risas]. Eso apena un poco. —¿Qué esperas de un cliente al tomar uno de tus cafés? Lo que más quiero es que cuando lo tomen se dibuje una sonrisa en su cara. No interesa si lo toman con azúcar, canela o ninguna de ellas. Importa que aprecien algo por lo que me he esforzado tanto en hacer. —¿Qué sabores o texturas se pueden encontrar en un café preparado por ti? Depende mucho del café en realidad. Ahora estamos usando un café de Puno que es bien dulce y suave, es muy agradable. Hace unos meses usamos un café de Cusco que tiene sabores mucho más diferentes como nueces, dulces mucho más marcados. Eso se debe sentir en un expresso o americano. En un capuccino, el sabor es mucho más parecido a la mantequilla, gracias a la leche. —¿Has pensado en participar en algún torneo? Sí, me gustaría participar en los campeonatos nacionales y mundiales. Si ganas el nacional, representas a tu país en el torneo internacional. Mi objetivo es ganar ese mundial y aprender más del ‘latte art’. — ¿Hay algún artista del ‘latte art’ al que admires? Países no productores como Estados Unidos, Australia o algunos europeos están muy desarrollados en barismo. Hay muy buenos ‘latteartistas’ en esos países, pero personalmente admiro a un alemán que se llama Dritan Alsela. —¿Cuál es el diseño mas difícil que te han pedido? Animales. A veces me piden chanchos o perros [risas], les digo que no los sé dibujar pero igual intento sacar algo por ahí. —¿Qué esperas lograr como barista? Por un lado, volver famoso al café peruano, porque no tiene la fama que merece, así como el de Costa Rica por ejemplo. Además, expandir la cultura del café por todo el Perú. —Si tuvieras que servirle un café a alguien, ¿a quién lo harías? A una persona importante en una empresa dedicada a eso. vea el video

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sin vergüenzas “Mientras un futbolista uruguayo como Guevgeozián pedía disculpas, los peruanos Cueva y Araujo se peleaban con los hinchas”.

H

uracán fue una catástrofe fulminante en Lima. De cuatro soplos se derrumbó el amor propio del fútbol peruano y nos sepultó en el cementerio de los imperdonables. Vergüenza y dolor: dos ingredientes infaltables en el menú futbolístico de sabor nacional. El club argentino nos agasajó con una triste goleada y las reacciones de los jugadores de Alianza Lima definen también una cultura nacional frente a la adversidad. Mientras un futbolista uruguayo, Mauro Guevgeozián, pedía disculpas a la hinchada de Alianza Lima por el soberano papelón; en las puertas del estadio dos peloteros peruanos, Christian Cueva y Miguel Araujo, agarraron a cachetadas e insultos a los inoportunos hinchas que, quizá en el peor momento, les pidieron que sudaran la camiseta. Sin el mínimo rincón de autocrítica arrojaron golpes en la calle cuando minutos antes la verdadera bofetada se las había dado la realidad. Para ganar en los deportes hay que formar desde las bases, hay que mejorar la alimentación, hay que definir los polos de desarrollo. Ese discurso lo conocemos casi de memoria. Pero también hay que estar fuertes de la cabeza. Y lo que vemos cuando Perú pierde es una ausencia preocupante de vergüenza deportiva. ¿Por qué cada vez que nos ganan (o mejor dicho, nos golean) tienen que ser los futbolistas extranjeros los que vayan al frente y declaren ante las cámaras? El futbolista peruano promedio, porque como todo en la vida siempre hay excepciones, se va corriendo a los camerinos. No habla con la prensa, se esconde y casi nunca reconoce errores. Lo que hicieron Cueva y Araujo ya es una reacción extrema, pero hace más fuerte esta teoría. Muchos peloteros peruanos ni siquiera saben perder. Hasta para eso son malos. Algunos podrán decir que es un problema de educación, que la vergüenza deportiva y el instinto de competencia también son parte de la educación desde temprano. “Nuestros futbolistas no van a defender a un equipo, van a defender a la patria”, me dijo una vez Sergio Markarián cuando conversábamos de la garra charrúa. Al menos en fútbol, a Perú le va a tocar enfrentarse a la derrota muchas otras veces más. Que los futbolistas peruanos aprendan a dar la cara, que se hagan cargo de sus errores. Que les duela en alma cada gol recibido. El tema mental en el deporte es una de nuestras deudas eternas. Hay que formar la ambición del atleta, que persiga la gloria. El futbolista peruano debe pensar, y solo pensar, en su próximo partido, en el próximo rival. No ocupar sus ideas en el próximo corte de cabello, el tatuaje soñado o el carro que todavía no tiene. Si jugadores como Cueva o Araujo aún viven un mundo paralelo donde son los mejores cracks del mundo, seguiremos necesitando a futbolistas de otro país para escuchar frases coherentes ante una cámara. La vergüenza, por ahora, seguirá siendo ajena.


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