LAS CARMELAS
MILTON CARO MORENO ABARCO
CONTENIDO Introducción Prólogo Capítulo 1: El gran secreto del estado Capítulo 2: El nacimiento de una heroína Capítulo 3: Una hermosa infancia Capítulo 4: Un cambio brusco Capítulo 5: El espíritu de convicción Capítulo 6: El efecto de la indiferencia Capítulo 7: El libro y la regla de oro Capítulo 8: El principio de la gran cruzada Capítulo 9: La gobernadora Carmela Capítulo 10: El control total Capítulo 11: Un corazón de carne en un ser de piedra Capítulo 12: El caos y el fin de un amor Agradecimientos Prólogo Final
INTRODUCCIÓN E
n las cárceles, algunos hombres se vuelven locos, tal vez a causa de la soledad, la depresión o el olvido, pero hay otros que pasan parte de su presidio buscando sentido a la razón de tener que vivir un tiempo dentro de un tiempo.
MILTON CARO MORENO ABARCO
PRÓLOGO E
sta carta y enigmática historia titulada: “Las Carmelas”, fue escrita por: Milton Caro Moreno, en el año: 2014, en un pabellón de alta seguridad de la cárcel: Las Heliconias de Florencia Caquetá-Colombia. La idea nace en el afán de aprovechar el tiempo de reclusión.Aunque solo contaba con lápiz y libreta, esto me fue suficiente para la redacción de lo que yo mismo llamo: “mi primer libro”. En esta presentación no quiero hacer énfasis en nada que tenga que ver con mi autobiografía, aunque anteriormente he obtenido grandes logros con mi música, solo quiero dejar en claro que no soy un literato titulado, solo cursé hasta octavo grado y reconozco que mi gramática no es tan enriquecida ¡pero! a mis lectores les prometo que voy a mejorar con toda humildad, agradezco a aquellos que se tomen el tiempo de leer, criticar y difundir este trabajo. Atentamente
MILTON CARO MORENO ABARCO
Las Carmelas
CAPÍTULO 1
EL GRAN SECRETO DEL ESTADO T
odo comenzó el día que el mundo conoció la fatal noticia o tal vez solo el rumor de que una tal región llamada: Cruz de Oro, fue totalmente devastada por una bomba atómica, dicen que el poder explosivo y radioactivo de aquel artefacto fue tan grande que su magnitud logró consumir la región por completo, gran parte de los senderos y selvas que la rodeaban ¿Pero cómo? ¿Cómo un lugar de un país subdesarrollado pudo haber sido víctima de tan grande calamidad? Cruz de Oro es el nombre que algunos le dieron a un sitio desértico, con aspecto de cráter, de tierra árida y polvoriento, ubicado en medio de las más espesas selvas Colombianas. Dicen que llegó a ser la región más grande y productiva del continente y que todo lo ocurrido en este lugar ha sido siempre un secreto del gobierno. Algunos medios de comunicación han publicado hipótesis amarillistas de muy baja credibilidad, dicen que la ciudad o región nunca existió y que el gran cráter que dejo la explosión se debe a pruebas de armas militares, otros dicen que en ese lugar habían laboratorios para el procesamiento de drogas y alguna mezcla de los químicos mal manipulados crearon la mega destrucción, luego y al pasar los años algunos grupos de recicladores visitaban la zona y recogieron hasta el último fragmento de material de construcción y hierros retorcidos. Pero nadie tenía bases sólidas para sustentar la verdad. Tan solo una persona que dice ser sobreviviente ha relatado la historia completa de lo sucedido y según él, su versión es real. Pero un día este personaje desapareció misteriosamente y nunca nadie más volvió a saber de él, la última vez que lo vieron fue cuando dos guardias lo sacaban bruscamente y casi a rastras de una cárcel de Caquetá, de allí, de este misterioso personaje nace la siguiente historia, que narro a sus compañeros de cautiverio antes de ser alejado de ese lugar. La región llamada; Cruz de Oro, en realidad existió y llegó a ser un lugar normal, con familias convencionales que poseían una casa, un carro y un perro como es común en cualquier parte del mundo. Pero fue precisamente lo sucedido en ese lugar, lo que pronto ocurriría en todas las ciudades del hemisferio y lo que todos viviremos, según nuestro personaje, que aterrado, afligido y muy convencido nos narró.
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CAPÍTULO 2
EL NACIMIENTO DE UNA HEROÍNA A
lo lejos se veía la silueta de una mujer arrastrando un bulto de madera, la neblina que anunciaba una tormenta no dejaba definir sus facciones, solo se veía una grande y redonda barriga que revelaba que se trataba de Carmela, ya que tenía casi ocho meses de embarazo y cada vez se fatigaba más fácil con el esfuerzo físico. Mientras tanto desde la puerta de una tiendita de barrio la contemplaban risueños cuatro hombres, entre los cuales estaba su esposo Leopoldo quien vociferaba con altanería y voz enredada: -Miren a la Carmela hay viene con paso de tortuga, esa vieja cada día está más sonsa. Y uno de sus amigos le dice: -Es que definitivamente las hembras no sirven “pa nada”, “pu hay” “pa pasarla gueno un rato y pa que le den chinos a uno”. Entonces Leopoldo llenando su pecho de aire y levantando la mano con la que empuñaba una botella de cerveza fría: -Así es compadrito, así es. En ese momento Carmela pasaba frente a la tienda y al ver que su esposo estaba allí tan despreocupado emborrachándose y no se inmutaba en acercarse a ayudarle con su pesada carga, sintió ira, pero como le tenía mucho miedo porque cada vez que se embriagaba se tornaba violento, ella solo miró hacia el suelo y resignada siguió arrastrando la pesada madera destinada a atizar el fogón de leña para tenerle preparados los alimentos a su alicorado cónyuge. Pero Carmela sentía que le hervía la sangre y quemaba hasta sus entrañas, un par de lágrimas se desprendieron de sus cristalizados ojos y en medio de la humillación levantó su rostro de lado y así tartamudeando le dijo a Leopoldo: -¿Qué es que”buste” no me piensa ayudar? La reacción de Leopoldo no se hizo esperar rompiendo la botella de cerveza contra el piso le gritó: -Carmela cuantas veces le he dicho que a yo no me gusta que las viejas me busquen en las cantinas y encrispando los puños se dirigió a grandes pasos hacia Carmela, ella al ver a su esposo tambaleándose borracho, con los ojos más enrojecidos que la misma sangre y soezmente gritándole una ráfaga de maledicencias soltó su pesada carga y salió corriendo hacia su casa, mientras corría asustada y ahogada en llanto, se flagelaba recriminándose y repitiendo en voz baja : -Yo no debí decir eso, yo nunca debí decir eso, soy una tonta, yo nunca debí decir eso, y así estuvo hasta la madrugada, en su humilde casa hecha de tablas y latas, envuelta en una colcha de retazos y esperando la llegada de Leopoldo.
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Las Carmelas Carmela temblaba y cada que escuchaba los perros ladrar o cualquier otro sonido cercano a la puerta, su corazón se aceleraba y sentía que la criatura que habitaba en su vientre quería salir corriendo. En ese momento sonaron unos golpes en la puerta y una voz que medio se entendía diciendo: -Carmela, Carmela abra a ver esa puerta. La mujer se paró y sintiendo un gran dolor en la parte baja de su vientre se desplazó hasta la puerta y retiró una repisa que utilizaban para asegurarla. Leopoldo entró falto de equilibrio y tomó a Carmela por los hombros, luego la miro fijamente, Carmela aterrorizada veía fuego en los ojos del hombre y su dolor abdominal aumentaba. Pero Leopoldo parecía repentinamente haber olvidado la ofensa, parecía no recordar las palabras de su compadre y sus amigos cuando decían: -“Compadrito a “buste” sí que le quedó grande domar a su hembra, amigo Leo póngase los pantalones en su sitio con esa vieja mire que ya solo “jalta” que ella le casque a “buste.” Pero Leopoldo por exceso de aguardiente, cerveza y chicha, había sufrido una pasajera laguna mental y a cambio de agredir a su compañera como acostumbraba, se tornó ferozmente apasionado y empujándola sobre el desajustado catre donde dormían intento poseerla. Entonces Carmela forcejeó con él impidiendo que cumpliera con su cometido y como pudo se liberó de la presión que ejercía el pesado cuerpo sobre su barriga y dándole un fuerte empujón logró ponerse de pie y corrió hacia la calle. Leopoldo intentó pararse para ir tras ella pero perdió el equilibrio y lo único que consiguió fue gritar y refunfuñar algo como: -“Buste” es mi hembra y me tiene que responder” y otra serie de frases similares hasta quedarse dormido. Cada paso que Carmela daba era acompañada por la postura de su espalda encorvada, las dos manos sujetando la parte baja de su hinchado vientre, sus ojos medio cerrados y su rostro reflejando un profundo dolor, pero así de esta manera pudo llegar a tocar la puerta de lata de la casa donde habitaba la partera de la zona y así mirando hacia abajo y contemplando sus pantuflas inundadas del agua sangre que resbalaba por los costados internos de sus piernas, se desmayó. En ese momento la vieja Petra salió y con mucho esfuerzo la arrastró al interior de la casa, intento reanimar el cuerpo de la agonizante mujer, pero fue imposible, pues el ritmo cardíaco de Carmela disminuyó hasta perder el pulso por completo, la vieja Petra puso su oído en el pecho de la mujer pero noto que su corazón se había detenido, entonces la experta partera dedujo que se trataba de un caso de preclamsia e inmediatamente buscó una cuchilla, echó unas gotas de alcohol para remover herrumbre del metal, e inició una improvisada cesárea y rajando el vientre de la occisa extrajo con sus manos a la pequeña criaturita. 4
Las Carmelas Cerciorándose de que el bebé estuviera con vida, cortó el cordón umbilical, lavó el pequeño cuerpo con agua tibia e introdujo en su boca una sustancia de color verdoso, mientras pronunciaba un extraño conjuro que según ella protegería al recién nacido de cualquier enfermedad, en caso de haber alcanzado a digerir del líquido amniótico. ¡Una niña! Exclamó la vieja Petra al contemplar detenidamente el cuerpo de esa nueva vida, que ella había salvado y replicó: -Una niña, yo siempre quise tener una niña y ahora tú llegas así de esta forma a mi vida, yo te cuidaré y en honor a tu difunta madre te llamarás también: Carmela ¡sí! Serás mi bella Carmelita.
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CAPÍTULO 3
UNA HERMOSA INFANCIA E
n los días siguientes la vieja Petra entregó el cuerpo de Carmela a la comunidad de Cruz de Oro y entre la gente de la iglesia y algunos habitantes de la región se llevó a cabo el acto fúnebre, pero de Leopoldo nunca más se supo nada, se dice que el enterarse de la muerte de su esposa lo obligó a huir para no ser culpado, sin saber que estaba dejando el futuro de su hija en manos de la vieja Petra. La vieja Petra, así le decían a la partera más popular de Cruz de Oro, ella era una anciana muy misteriosa que vivía en una humilde casa hecha de madera y tejas de zinc, esta anciana tenía fama de ser: curandera, naturista, médium y espiritista entre otros. Los primeros años de la vida de Carmelita fueron hermosos debido a que su madre putativa la consentía bastante, la colmaba de detalles, enseñaba trucos, secretos de botánica y fórmulas de sanación a base de plantas. Pero ante todo la cuidaba y sobreprotegía porque ya estaba en aras de la adolescencia y algunos hombres maliciosos fijaban la atención en ella. Para esos días la región ejercía el caciquismo por religiosos y políticos, por eso los mandatarios le habían otorgado el nombre de: Cruz de Oro, en referencia a una cruz dorada que estaba puesta en la cumbrera más alta de la iglesia, cabe aclarar que la cruz no era de oro, pero su material dorado hacia que desde lejos y en medio de tanta vegetación se viera como una joya encantadora, brillando y levitando. Las creencias ancestrales eran muy fuertes y la cultura muy arraigada a leyendas y a mitos religiosos. Los hombres llevaban el control de todo y la mujer era considerada como un objeto de canje o como una bestia más a las que les toca amansar y domesticar, las niñas eran retiradas de la escuela y cambiadas por algunas cabezas de ganado u obligadas a casarse con el mejor postor. El caso de Carmelita era diferente, porque la vieja Petra no quería tratos con nadie y rechazaba todas las ofertas que constantemente hacían, a ella no le importaba el dinero ni el ganado, ella solo quería que la muchachita creciera a su lado y lograra terminar sus estudios. El cariño entre Carmelita y su mamá Petra como ella misma le llamaba a la dulce anciana era muy grande y para la joven no existía ningún otro ser a quien amara 7
Las Carmelas tanto. Ya que creció solo con ella y sin ningún otro familiar que le brindara otra opción de afecto. El tiempo libre que le quedaba a Carmelita después de ir a la escuela lo compartía todo con su mamá Petra, podía pasar horas hablando, escuchando, y recibiendo sabiduría de la anciana, algunas veces reclinada en sus piernas mientras ella peinaba y desenredaba su larga cabellera negra, otras veces compartiendo una deliciosa avena caliente o simplemente se recostaban en el potrerito que quedaba cerca de su casa y allí pasaban toda la tarde mirando al cielo y buscando divertidas figuras en las nubes. Todo parecía perfecto y no podía ser mejor. Hasta el día que aconteció algo que cambió para siempre la vida de la pequeña Carmelita.
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CAPÍTULO 4
UN CAMBIO BRUSCO U
n fuerte estruendo fue el que generó el sobresalto que despertó a las dos mujeres ya que de forma violenta habían derribado la puerta de lata de la casa de la vieja Petra rompiendo con la tranquilidad del sitio. Ingresaron a la vivienda unos hombres vestidos con capuchas y túnicas blancas que llevaban una cruz bordada en el pecho con hilo dorado, en sus manos algunos portaban antorchas otros una oz como la que se usa en los campos para segar el trigo, estos sujetos atacaron a la anciana y halándola de su blanca cabellera la sacaron de la cama y la arrastraron por el suelo, gritándole: -Bruja, hereje, hechicera, serás quemada tú y toda tu maldad. Carmelita en medio del pánico agarró los pies del ultrajado cuerpo de su mamá Petra para evitar que fuera sacada de la casa, pero sus esfuerzos eran en vano porque estos hombres muy enfurecidos la golpeaban sin ninguna misericordia. Carmelita al ver la sangre que empapaba en el rostro de la anciana lloraba y gritaba pidiendo compasión, pero en ese momento uno de los hombres le dio un desmedido golpe en la cara y la dejó inconsciente. Cuando Carmelita reaccionó no entendía nada, sólo estaba sentada frente a un espejo y había dos mujeres peinándola, maquillándola y alistándola para una boda. La boda de ella con un tal doctor Alonzo. Carmelita había sufrido una especie de shock y su mente solo se inclinaba a rememorar la noche del violento ataque a su mamá Petra, sentía un gran vacío en su pecho, estaba rodeada de unas personas extrañas que nunca había visto y nadie le daba ninguna razón de su madre ni de lo ocurrido, solo le decían que el secretario del alcalde la había encontrado vagando por ahí por las calles descalza y con su mirada perdida, entonces él la recogió y la vendió a don Alonzo por el precio de dos vacas lecheras y un cerdo. Carmelita con indignación y rebeldía dijo: -Yo no quiero casarme con nadie yo no conozco al señor ese tal Alonzo yo me voy de aquí. Pero una de las mujeres que estaba con ella le dijo: -¡Mire muchachita! Yo no sé “buste” de donde salió pero le recuerdo que el negocio ya se hizo y punto, además dese por bien servida que por muchachas más bonitas que “buste” han pagado menos, además el doctor Alonzo tiene “guena” plata y “desde que “buste” se porte bien ese no la deja aguantar hambre”.
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Las Carmelas El doctor Alonzo era un médico distinguido de la Cruz de Oro y también era el dueño de la droguería que a su vez servía de centro de salud. Carmelita intentó hacer todo lo posible para evitar la boda, lloró, pataleó, peleó y trató de huir, pero todos sus esfuerzos fueron en vano y de esta forma fue como Carmelita pasó de ser la niña consentida de la vieja Petra, a la señora esposa de un reconocido doctor. Poco a poco carmelita fue recobrando la conciencia y con mucha dificultad, después de un tiempo logró adaptarse a su nueva vida. El doctor Alonzo que era un hombre adulto y cercano a llegar a la vejez se convirtió en el dueño de carmelita y padre de su hija pues aunque ella era sólo una adolecente pronto quedó en cinta.
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CAPÍTULO 5
EL ESPÍRITU DE CONVICCIÓN E
l tiempo pasaba en Cruz de Oro y los niños y niñas crecían siendo testigos de la violencia en contra de sus madres y demás mujeres de sus familias, debido a que el machismo era parte de las costumbres, por eso era común que los hombres llegaran ebrios a casa y golpearan a sus esposas e hijos, estos salvajes ataques siempre tenían simples justificaciones como: que los alimentos no estuvieran preparados a tiempo, los oficios domésticos fueran deficientes, los niños sacaran malas notas en la escuela o simplemente por recordar quien es el que manda. Estas generaciones adoptaban las acciones de sus progenitores, los hombres crecían creyendo tener absoluto poder sobre los más débiles y a su vez las mujeres crecían llenas de temores y resentimientos hacia estos seres que tantos malos tratos les causaban. A esa sociedad no le importaba si las mujeres crecían siendo analfabetas, con tal de que supieran cocinar y desarrollar con destreza los quehaceres de la casa. Pero el caso de Carmelita era diferente porque gracias a la vieja Petra, ella había terminado su educación primaria y además tenía amplios conocimientos sobre curaciones y medicina natural. Ella era una mujer muy perspicaz e inteligente y se sentía diferente a todas las abnegadas mujeres de su comunidad, ella sentía temor de que todo lo que le había acontecido también le sucediera a su hija y al resto de su descendencia, por eso usaba toda su astucia para manejar las situaciones bochornosas en su hogar, pues aunque el doctor Alonzo no consumía licor, solía ser mal humorado, tosco y en ocasiones muy violento. Por eso después de que su esposo la agredía ella duraba semanas en completo silencio y sin pronunciar ni una sola palabra, era como si hiciera una especie de huelga de silencio y por más ultrajes, golpes o amenazas que Alonzo aplicara para hacerla hablar, ella no decía nada. Esto hacia que Alonzo se desesperara a tal punto de tener que disculparse y tratarla con amabilidad. Pero aunque así hiciera que Carmelita conversara un rato, ella seguía siendo distante, fría e indiferente y si era sometida a acostarse con su esposo no se negaba, pero su comportamiento era mecánico, casi inerte, a tal punto que Alonzo pensaba que copulaba con un vegetal, también los alimentos servidos a la mesa, aunque bien preparados, le sabían muy simple por falta de lo que él llamaba armonía hogareña. Carmelita viendo que con su actitud había logrado desestabilizar a su esposo no dudo en dar el siguiente paso. Una noche lo esperó totalmente ataviada y lista para 13
Las Carmelas lo que prometía ser una hermosa velada de romance y placer, todo su cuerpo destilaba fragancia de un dulce perfume y usaba unas prendas que dejaban ver parte de su joven y atractiva anatomía, todos los vellos de su cuerpo habían desaparecido y su rostro reflejaba una tímida sonrisa envuelta en un leve rubor de inocencia. Alonzo al verla, trago saliva y abrió sus ojos como si sus pupilas se fueran a salir de orbita. Esa noche Carmelita actuó cariñosa, amorosa y muy complaciente con todas las fantasías del veterano compañero. al día siguiente recibió a Alonzo en la mesa del comedor con un excelente desayuno y después de elogiarlo y exagerar un poco con los halagos a su vigor sexual, no lo dejó comer solo sino que tomo los cubiertos cuchareándole el grasiento caldo de costilla y secándole delicadamente los labios con la esquina de una servilleta le dijo: - Alonzo “mijo” ¿Usted si me quiere?, Alonzo atarugado y dejando escapar unos fragmentos de papa y cilantros de su boca respondió: -“No joda mija, busté sabe que si”, Carmelita aprovechó y le dijo muy entusiasmada: -¿Entonces porque no me deja ayudarle en el negocio de la droguería?, “mire” que yo se lavar heridas, hacer curaciones, también se leer y escribir perfectamente. Alonzo con una fuerte carcajada escupió parte del caldo en el rostro de su esposa, y riendo con gran ímpetu dijo: -“Mija no sea pendeja, ¿Es qué le “jalta” algo o qué? Además “buste” sabe que las mujeres se quedan en la casa y pal trabajo estamos los machos”. Carmelita secando parte de su faz con una servilleta decía: -“Pero”…”y a lo”… y Alonzo sin dejarla hablar replico: -“No sea pendeja ¿Es qué no tiene “ojicio”? más bien tráigame otro platico de caldo que le quedo hasta “gueno”. Y mientras se reía chasqueaba un pedazo de costilla y se burlaba de las buenas intenciones de Carmelita.
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CAPÍTULO 6
EL EFECTO DE LA INDIFERENCIA E
sa misma noche el doctor Alonzo cerró el local más temprano que de costumbre y se dirigió dispuesto a seguir el romántico idilio con su apasionada esposa, pero gran sorpresa se llevó cuando vio a Carmelita muy desatalajada y con una mascarilla de aguacate con ajos, que se podía oler a distancia, Alonzo al verla se disgustó y le dijo: -Otra vez “buste” con sus mascarillas, estoy cansado de sus ungüentos y de sus asquerosas pomadas ¿Cuándo dejará a un lado todas esas mañas que le enseñó la desquiciada vieja Petra? En ese momento Carmelita sintió un escalofrió que estremeció todo su cuerpo y lágrimas empezaron a rodar sobre la viscosa mezcla que cubría su rostro, sus rodillas temblaban y sentía que se iba a desplomar y entonces enfurecida le grito a su esposo: -Alonzo dígame, dígame si usted sabe algo de mi mamá Petra, y Alonzo sólo callaba, Carmelita al verlo pálido y casi paralizado le dijo: -Por favor dígame que pasó con mi madre, yo sé que usted sabe toda la verdad. Alonzo cayó en cuenta de que había cometido un grave error al nombrar a la vieja Petra, porque supuestamente él no sabía nada del pasado de su esposa, y sólo se alejó cabizbajo y en silencio. Desde ese momento Carmelita adopta una actitud déspota e indiferente. Pero Alonzo sólo recordaba la fantástica noche junto a su compañera e intentaba fervientemente que se repitiera, pero todos sus esfuerzos eran inútiles pues cada que se acercaba a Carmelita era rechazado o ignorado. El hombre intento suplir la falta de afecto visitando prostíbulos pero ninguna meretriz logró hacer conectar su cuerpo y su alma con su corazón como lo hacía Carmelita. Hasta que no soportó más y habló con ella diciéndole: -“Carmelita mija a yo me está matando su indijerencia y las ganas de que buste se porte cariñosa conmigo, mire que yo daría lo que juera pa que buste me trate como antes”. Ella respondió con entusiasmo: -¿Usted haría lo que fuera?, replicó. Alonzo: -Lo que sea, cualquier cosa. Carmelita no dudó en decirle: -Bueno, entonces cuénteme todo lo que sabe en lo referente a mi mamá Petra. Alonzo le dijo: -“Mija yo le juro que le voy a contar, pero buste debe prometerme que nunca hablará eso con naiden”, la mujer frunciendo el señor y haciendo un gesto de seriedad le dijo: -Bueno pero hable a ver. Entonces Alonzo relató: -Aquí en Cruz de Oro existe un grupo de hombres que se reúnen clandestinamente y hacen una serie de ceremonias al estilo de los an16
Las Carmelas tiguos inquisidores, tienen la creencia de que cuando aparatosamente y sin razón alguna muere el ganado o las heladas dañan los cultivos es porque hay brujas en el sector, entonces ellos salen en la noche todos encapuchados para que “naiden” sepa sus identidades o ningún ”sapo” de la región lo reconozca, pero “pues po ahí” dicen que los miembros de esa secta son personas muy influyentes en Cruz de Oro, “gueno” el caso es que buscan en las afueras de la región a mujeres viudas, solitarias, las secuestran, las torturan e interrogan, luego las someten a un juicio en donde son sumergidas de cabeza entre el agua o subidas en una balanza, esto lo hacen para verificar el peso de sus cuerpos, pues dicen que si flotan en el agua o son muy livianas, esto es una prueba veraz de que se trata de una bruja, después del cruel juicio del que no se salva ninguna, son desnudadas totalmente y pinchan todos sus lunares, manchas y verrugas de sus cuerpos con alfileres, esto lo hacen para buscar el punto donde no haya dolor ni sangrado, esa área es identificada como el punto de sus cuerpos en donde se encuentra el sello del pacto con el mal. “Mire” Carmelita por más que esto le duela le voy a decir la verdad: A la vieja Petra la quemaron en la hoguera, porque ellos tenían suficientes razones para creer que ella era una bruja pues días antes varias hectáreas de sembrados fueron devastadas por una especie rara de caracol y también fue acusada por una vecina de que algo extraño frecuentaba en las noches el techo de su casa y atormentaba a sus hijos y que ella sospechaba porque en el día siguiente la vieja Petra visitaba su casa pidiendo regalada una tasita de sal. Carmelita que ahogada en llanto no salía del asombro, miró a Alonzo con gesto de desconfianza y le dijo: -¿Usted tuvo algo que ver en esto?, inmediatamente Alonzo respondió: -No, no no, yo nunca haría algo así, pues hace mucho tiempo a “yo” me invitaron a participar de esas vainas pero yo no acepté porque yo soy es un doctor, un hombre de ciencia, y yo sé que algunas plagas hacen estaciones para alimentarse de los cultivos, “eso es normal” o también sé que cuando una persona convulsiona son cuestiones de salud y no de ninguna posesión del mal. “Mija” yo si la compré a “buste” cuando me la ofreció el secretario del alcalde pero con las ideas de esos criminales yo no voy. Fue muy duro para Carmelita asimilar la noticia de lo sucedido con su madre pero a la vez este ejercicio le sirvió para comprobar que con sus encantos podía persuadir a Alonzo para que le ayudara a cumplir sus objetivos, entonces la noche siguiente repitió la escena de esperar a su esposo dispuesta a rendirlo a sus pies con su encantadora presencia y compañía, pero esta vez no le fue tan fácil a Alonzo gozar abiertamente los deleites del amor, sin antes prometer a Carmelita que la dejaría trabajar en la droguería, de esta forma carmelita aprendió a dominar a Alonzo y sacar gran provecho de su condición de enamorado. 17
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CAPÍTULO 7
EL LIBRO Y LA REGLA DE ORO L
as funciones que desarrollaba Carmelita en la droguería eran básicas, tenía que apilar las cajas de los medicamentos, surtir los estantes, las vitrinas y atender las curaciones de emergencia que su esposo no podía suplir. Todos los días después del almuerzo, Alonzo hacia una larga siesta de aproximadamente dos horas, ahí era cuando ella aprovechaba para ponerse al frente del negocio, esto hacia que las mujeres de la región admiraran a Carmelita, pues era la primera y única fémina que desempeñaba labores que en ese sitio eran exclusivas de los hombres. Todos los días justo al medio día las mujeres de la región empezaban a pasearse por el frente de la droguería sólo para ver a Carmelita allí tan independiente, tan imponente con su bata blanca, detrás de esas grandes y lujosas vitrinas. Así fue como algunas tomaron confianza y a diario se acercaban a la droguería de don Alonzo a ser curadas de hematomas, moretones y todo tipo de lesiones ocasionadas por los golpes, planazos, fuetazos y agravios de sus esposos. Carmelita las curaba y siempre las escuchaba atenta sus estremecedores relatos y trataba de darles consuelo, pero esto era un círculo vicioso que parecía nunca acabar, entonces Carmelita empezó a idear la forma de cómo evitar o por lo menos controlar esos atroces ataques en contra de su género. recolectó cientos de testimonios y entrevistas de estas mujeres, estudió las situaciones una a una, hizo innumerables cálculos, sacó estadísticas y hasta que por fin y según ella habían encontrado la forma de controlar a los hombres, que ya para ese tiempo eran considerados por ella misma como monstruos llenos de maldad. Lo primero que hizo fue comunicarle a algunas mujeres que tenían que llevar el mensaje en secreto a toda la comunidad femenina de que se tenían que preparar y las que supieran leer deberían enseñarle a las iletradas, porque de pronto les haría llegar un libro de su interés, este libro se distribuiría en forma clandestina y en el encontrarían técnicas infalibles para dominar a sus esposos, y agregó un pequeño discurso diciendo: -Compañeras, pasen la voz a todas las mujeres de Cruz de Oro, vayan y díganles que pronto se acabará la violencia en contra de nosotras, pronto cesarán los planazos, los ultrajes, las violaciones, abusos y toda clase de vejámenes en contra de nuestro género. Debemos hacer algo para evitar que nuestras hijas y nietas no pasen por lo mismo que nosotras.
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Las Carmelas El libro escrito por Carmelita tenía como título “La Gran Cruzada”, y según ella, puso este título al libro porque con él, las mujeres de Cruz de Oro iniciarían una gran cruzada para recuperar el terreno de su dignidad, respeto, libertad y poder. En el libro se describían muy claramente una serie de técnicas para buscar el punto débil de los hombres y luego por medio de este mismo controlarlos y someterlos a su voluntad. También escribió cientos de ritos y contras que la vieja Petra le había enseñado en su niñez, estos eran para no enamorarse, además incluía una serie de reflexiones como: -¿Por qué cuando las mujeres están en su adolescencia, los hombres actúan como animales en celo detrás de ellas? ¿Por qué cuando los grupos terroristas invaden un territorio lo primero que buscan son mujeres para por la fuerza saciar sus aberraciones? ¿Por qué los hombres son divertidos y bondadosos en los prostíbulos y en la casa son toscos, tacaños y amargados? ¿Por qué los hombres cortejan con detalles y halagos a sus novias pero cuando las convierten en sus esposas son fríos, violentos y déspotas? Y agregó Carmelita: -¿Qué es lo que más buscan de nosotras? ¿Qué pasaría si negamos el acceso a lo que más quieren de nosotras?, claro, algunos lo tomarían por la fuerza, pero si resistimos y no cedemos, algún día se cansarán de tanta indiferencia, entonces volverá el cortejo y los bonitos detalles, buscando la complacencia, pero en esta ocasión sería diferente porque para obtener lo deseado, tendrían que cumplirnos con una serie de condiciones de gran peso, como por ejemplo: derechos a trabajar, a votar y otros muchos beneficios que con nuestra astucia podríamos lograr. Entonces compañeras, si aprendemos a dosificar nuestras muestras de afecto a cambio de beneficios ya no actuaran como cerdos salvajes sino que marcharan tras de nosotras como mansos corderitos, pero recuerden, hay una regla de oro que nunca debemos romper si queremos lograr nuestro objetivo en esta gran cruzada y esa regla de oro es: No enamorarse.
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CAPÍTULO 8
EL PRINCIPIO DE LA RAN CRUZADA N
o fue necesario que transcurriera mucho tiempo para lograr ver los resultados del persuasivo libro publicado por Carmelita debido a que las mujeres de los políticos, jueces y gobernantes lograron influenciarlos para generar cambios y grandes reformas en la “constitución política” de Cruz de Oro, esto no afectaba las leyes del país porque Cruz de Oro estaba constituido como la primera república independiente de Colombia. Los nuevos artículos de la ley le permitían a las mujeres participar activamente en la política y grandes decisiones de la región, por eso pronto las mujeres empezaron a superarse, a obtener títulos y reconocimientos, a ser aceptadas profesionalmente en todas las áreas y a lograr algo que nunca se ha visto aplicado: El soñado derecho a una equitativa igualdad las ideas feministas y revoltosas de Carmelita surgieron efecto generación tras generación, tanto así que su libro fue impreso y publicado en miles de copias y casi un siglo después sus nuevas ediciones se convirtieron una especie de reglamento con el cual las madres educaban a sus hijas. Pero las cosas tomaron otro rumbo, porque las mujeres que crecieron escuchando las historias de lo que los hombres hacían con sus abuelas y ancestras, tenían resentimientos y sed de venganza, en realidad crecieron con la idea de que todos los hombres eran malos y había que someterlos y manipularlos con su propios deseos e instintos. Todas las mujeres de esos días se veían hermosas, saludables, profesionales, bien vestidas y esto gracias a instituciones que crearon para una colaboración mutua, se les enseñaba técnicas de superación personal, como obtener liderazgo y poderío, basándose en saber utilizar su belleza e inteligencia para sobresalir entre los hombres. Estudiaron diversas formas de estética muy avanzadas, y a las menos favorecidas por la naturaleza, les ayudaban con cirugías plásticas y todo tipo de favores como liposucciones, implantes, prefectos diseños de sonrisa entre otros. También les enseñaban a prepararse para cada ocasión: Cómo vestirse, cómo peinarse, cómo actuar, cómo seducir y cuándo dar un paso importante en una relación, pero había algo que siempre les inculcaban desde muy temprana edad y esa era entre comillas la regla de oro que consistía en -No enamorarse, porque si se enamoraban, perderían la voluntad y se convertirían en víctimas de la maldad de 22
Las Carmelas esos seres perversos, al igual que sucedió con generaciones anteriores. En efecto los hombres veían como seres con supremacía, las usaban como inspiración en canciones, en cuadros, figuras esculturales y todo tipo de artes que desempeñaran, las llamaban diosas o musas, las comparaban con flores y miles de formas hermosas de la naturaleza también las convirtieron en la imagen principal del comercio, sus figuras eran publicadas en portadas de revistas, etiquetas de cualquier producto, en los videos musicales salían con muy poca ropa haciendo una especie de movimientos eróticos, esto garantizaba el éxito de la canción así el cantante fuera tartamudo o tarado. Los hombres intentaban retenerlas ofreciéndoles matrimonio, pero ya para esta época el romanticismo no las conmovía, los pocos que lograban convencerlas tenían que someterse a todos sus caprichos y conductas liberadas tales como: Esperarlas toda la noche en casa mientras ellas se divertían en fiestas, paseos o reuniones de cualquier tipo, pero esta espera se prolongaba por días y por semanas y si ellos hacían alguna especie de reclamo eran denunciados ante la ley por maltrato psicológico o peor aún por violencia doméstica. Definitivamente ni las flores, ni las serenatas, ni siquiera los cruceros producían efecto en ese duro caparazón que adoptaron. Todas las leyes de la “constitución” estaban diseñadas para protegerlas, porque detrás de cada mandatario serio, bigotudo y encorbatado, existía una mujer, esposa, amiga o amante que lo manipulaba para que no se tomara ninguna decisión sin contar con ellas. De esa manera ellas lograron reformar a su acomodo las normas y leyes de Cruz de Oro, a tal punto que todas sus denuncias fueran altamente creíbles sin detenerse a dudar, definitivamente utilizaban estos hombres como títeres de teatrino. La fuerza de la atracción mezclada con su indiferencia hizo que los hombres se obsesionaran con cualquier tipo de mujer, debido a esto ellas con una tenue sonrisa, un gesto amable, un guiño de ojo, o un simple coqueteo. ya tenían todas las puertas abiertas pasaban adelante en las filas, gozaban de todas las sillas en los sitios públicos, obtenían fácilmente créditos y favores especiales. Algunos hombres que no aceptaban la posición de matriarcado que estaba tomando el género femenino, reaccionaron con la fuerza e intentaron poner freno a los atropellos a los que estaban siendo sometidos, pero esto fue en vano porque siempre había hombres con más poder defendiéndolas hipnotizados por esas musas. Pero algunos hombres por su machismo no soportaron más y enloquecieron: unos secuestraban y amarraban a sus esposas para intentar retenerlas a su lado, otros las perseguían, asediaban y acosaban todo el tiempo, los más desquiciados, salva23
Las Carmelas jemente les quemaban el rostro con ácido pensando que si destruían parte de su belleza, ningún hombre se fijaría más en ellas, otros poseídos por los celos y la impotencia de no poder controlarlas a su antojo, las asesinaban. Esto género alarma en Cruz de Oro y las leyes empezaron a ser más severas y castigaban a todo sospechoso de intentar una agresión, ofensa o cualquier cosa que atentara en contra de la integridad de las mujeres. De esta forma las cárceles se hacinaron con hombres condenados a muchos años de prisión cadenas perpetuas y hasta quisieron imponer la pena de muerte. También apartaron vagones y secciones especiales para mujeres en el transporte público. En términos populares “le sacaron al máximo la leche a la población vulnerable”.
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CAPÍTULO 9
LA GOBERNADORA CARMELA N
o paso mucho tiempo para que el género femenino se tomara la región por completo y la primera gobernadora tomara posesión del mandato.
El día de la posesión hubo una gran reunión en la plaza central de Cruz de Oro, junto con una alusión televisiva donde la señora gobernadora presentaba a todos sus equipos de trabajo conformados por mujeres, donde absolutamente todas las personas que las seguirían en su gobierno eran mujeres. En su primer discurso logró conquistar todos los corazones de las habitantes de Cruz de Oro: -Compañeras gracias por sus votos, gracias por su apoyo, gracias por haberme elegido como suprema mandataria de Cruz de Oro ¿Quién más que yo para dirigir esta región? Yo conozco la problemática que nos aqueja, al igual que muchos de ustedes también soy madre de una pequeña niña y yo al igual que ustedes temo por su futuro y por la estabilidad de su bienestar, temo a que algún día caiga en manos de esos rufianes que tanto daño nos han hecho, yo soy un ejemplo para ustedes, porque por medio de inseminación artificial fui madre sin necesidad de tener contacto físico con ninguno de esos aberrantes seres. Todas las mujeres aplaudían y gritaban eufóricas, gozosas en aprobación a las palabras de la gobernadora. La mujer más motivada seguía con su discurso diciendo: -Yo nací para esto, pues desde que estaba en el vientre de mi madre ya quería patearles el trasero a los hombres, por eso mi madre me bautizo con mismo nombre de nuestra heroína Carmelita, por eso soy la gobernadora Carmela y toda Cruz de Oro se estremecía que arengaba “Que viva”, “Que viva”. Pero la gobernadora alzando su puño derecho dijo: -A partir de hoy declaro a todos los hombres que pisen esta región como: Un peligro para la sociedad, por lo tanto les anuncio que van a ser enviados a mega cárceles y campos de concentración y los pocos que queden libres tendrán que trabajar en las tareas más pesadas, siendo siempre vigilados y supervisados por militares femeninas, pero a estos hombres se les pagará el sueldo mínimo de ley e inmediatamente se les embargará el sueldo para gastos de manutención y otros impuestos de ley. Parecía como si la plaza central de Cruz de Oro fuera a reventar por el regocijo de miles y miles de mujeres que en un solo coro entonaban el himno que Carmelita había plasmado en el libro que luego se convirtió en una especie de biblia mal 26
Las Carmelas interpretada. La victoria era total y la regla de oro funcionaba a la perfección, no enamorarse. Como todavía quedaban hombres casados estos estando encerrados podía ser controlados y monitoreados todo el tiempo, y cuando a sus esposas se les antojaba estar con ellos era solo cuestión de un pequeño trámite y obtenían una visita conyugal, de esta manera ellas podían saciar sus deseos naturales, solo eso deseos naturales, y a la vez se aseguraban de que nos les fueran infieles.
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CAPÍTULO 10
EL CONTROL TOTAL P
oco a poco y por medio de algunas trampas, las mujeres lograron el objetivo trazado de poner en prisión y en los campos de concentración a todos los habitantes de Cruz de Oro que fueran del género masculino. Las mujeres que por su voluntad querían ser madres acudían a sitios especiales en donde tenían seleccionados a los hombres que servirían como sementales o donantes de esperma, los había de diversos tipos y de varios aspectos, con esto ellas podían escoger el método de inseminación que podía ser natural o artificial. Estos hombres eran llevados desde su adolescencia a estos campos de concentración y recibían una información basada en la adoración a las mujeres, con políticas fundamentadas en que la vida siempre ha sido y será gestada en el vientre de ellas por eso debían rendir culto a esos maravillosos seres y en todo momento agradecer por el hecho de nacer. Así mismo la ciencia en Cruz de Oro evolucionó a tal punto que con ayuda de la genética, las futuras madres decidían el tipo de sexo de sus hijos, por lo general casi siempre escogían tener una niña porque sabían que los varones al llegar a la adolescencia eran arrebatados de sus hogares por la fuerza y llevados a los famosos campos de concentración, esto con la idea de que cuando se convertían en hombres se tornarían muy peligros. Ya para unas décadas después en Cruz de Oro todo parecía marchar bien, todo estaba bien, todo se veía bien, bien planeado, bien elaborado, cada pieza del lugar estaba estratégica y cuidadosamente puesta en el sitio correcto, todo estaba organizado con la sutileza que sólo pueden tener las damas. La región se veía impecable, limpia, ordenada casi como algún día lucieron las casas de aquellas cavernícolas y abnegadas mujeres, vergüenza y muestra de la debilidad en la historia de Cruz de Oro. Los ejércitos tenían buen aspecto debido a que las fuerzas armadas no tenían contra quien pelear y esto les daba tiempo a las soldadas de permanecer maquilladas, perfumadas y siempre bellas. Los grupos revolucionarios habían desparecido y en la única guerra que les interesaba que era la de los sexos ya habían ganado todas las batallas.
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Las Carmelas En el palacio de justicia permanecían activos grandes tableros digitales y análogos y consolas con muchos botones, monitores y comandos que servían como controladores de todas las cámaras y armas instaladas en sitios estratégicos y en todos los posibles lugares de acceso a la zona, estos equipos de alta tecnología se usaban para prevenir y evitar que los hombres escaparan o que forasteros curiosos se acercaran a poner en riesgo el gran secreto del estado, porque nadie fuera de la región sabía lo que sucedía en su interior. Las más altas fuerzas de inteligencias de Cruz de Oro enviaban delegaciones de las mujeres más hábiles y hermosas en misiones secretas a cualquier parte del mundo, donde hubieran hombres con mentes brillantes el objetivo era enamorarlos y persuadirlos para luego ser llevados a la región y ya estando allí eran sometidos y obligados a trabajar en mega proyectos que influían en el progreso del sitio. Estos hombres con su ingenio hacían evolucionar de forma sorprendente la ciencia y la tecnología en Cruz de Oro pero nunca volvían a salir de allí. La gobernadora Carmela era una mujer muy aferrada a sus principios feministas y temía constantemente en una revuelta de los hombres. Era tal la fobia y el temor que mandó a instalar una bomba a base de átomos de uranio la cual sería detonada solo si algún día ellos se llegaban amotinar sin poder ser controlados. El detonador de la bomba estaba escondido en un lugar donde sólo ella tenía conocimiento esto lo hacía porque sabía que las integrantes de sus equipos de trabajo a veces se alteraban o deprimían por sus cambios hormonales y sería peligroso que supieran la ubicación del detonador. En Cruz de Oro también había infractoras de la ley y para ellas también habían castigos, a las que asesinaran a un hombre sin razón alguna, fueran sorprendidas desarrollando quehaceres domésticos o alguna otra cosa que las degradara de su poderosa decisión, eran condenadas hacer trabajos sociales como: Sembrar árboles o controlar el tráfico en algún semáforo, las condenas oscilaban entre dos y tres meses, pero esto para ellas era como una eternidad. Los servicios domésticos y las tareas de mayordomía eran exclusivas de hombres, pero para este tiempo ya se había empezado a implementar en ellos la inyección que les generaba impotencia sexual permanente, con esta medida cesaron las castraciones que por tanto años habían practicado en aquel personal masculino escogido para laborar cerca de las mujeres. Pero todos no eran inyectados porque los que trabajan en los campos, en los cultivos y en todo lo relacionado con industria agrícola, minera o ganadera, eran incentivados con favores sexuales según el rendimiento y porcentaje de su labor, para esta tarea se delegaban algunas mujeres cuidadosamente entrenadas y dispuestas a sacrificarse en la lucha por el progreso de la 30
Las Carmelas regi贸n, ellas estaban capacitadas para entrar a los campos y con fingidas muestras de afecto incentivar a los jornaleros aumentar y mejorar la producci贸n y luego salir ilesas sin romper la regla de oro.
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CAPÍTULO 11
UN CORAZÓN DE CARNE EN UN SER DE PIEDRA P
asaron algunos años y aunque la gobernadora Carmela llegó a su vejez, todavía permanecía en el poder, por haber sido electa una y otra vez, porque siempre tenía nuevas ideas de cómo mantener a las habitantes de Cruz de Oro conformes a las leyes y normas que imponía. La hija de la gobernadora tubo tres hijas, pero decidió tener un hijo varón, esto para hacer un aporte a la causa del trabajo y progreso de la región, pues al convertirse en adolescente seria llevado a los campos de concentración. Los partos para dar a luz a un varoncito eran programados para que las pacientes no sintieran dolor, con esto lograban que no se desarrollaran fuertes apegos sentimentales hacia ellos. Los primeros años que la gobernadora Carmela compartió con su nieto varón fueron extraños pero a la vez mágicos, y el efecto que esta criaturita causaba en su amargada abuela era fantástico. Los lazos de afecto fueron cada día mas sólidos y este pequeño infante con sus juegos, caricias y ternura, logró despertar el dormido corazón de la mandataria. A medida de que el niño iba creciendo, también crecía el temor de que se acercara a la adolescencia, pues la atormentaba, temblaba de solo pensar que le tocaría desprenderse del hombrecito y entregarlo a los campos de concentración. La gobernadora Carmela decidió seguir conservando a su adorado nieto y lo ocultó en su casa de gobierno en un espacio de varias habitaciones conectadas entre sí, donde proveía al niño de juguetes y toda clase de lujos y caprichos, de esta forma nadie se enteraría de la existencia del muchachito y por ella ser la gobernadora sabía que nunca lo buscarían ahí, pues a menudo el ejército hacía allanamientos y requisas en todas las casas de la región en busca de cualquier cosa ilegal. Así pasó el tiempo y el niño creció y se convirtió en un hombre. Un hombre criado en la clandestinidad y cobijado con el amor de su cariñosa y complaciente abuela. La gobernadora Carmela ahora pensaba diferente, ahora sentía temor de que algún día su hermoso nieto fuera arrancado de su lado y peor aún puesto en las manos de ese régimen frio y calculador que desde hace años atrás ella misma había forjado. se entristecía y lloraba sólo de pensar que su amado protegido fuera sometido a trabajos forzados o a la castración, o tal vez fuera llevado a la cárcel si inocentemente caía en las trampas diseñadas en su propio gobierno. 33
Las Carmelas Definitivamente este hombre le había cambiado todo su mundo e ideología. En Cruz de Oro siempre se había respetado cualquier decisión de la gobernadora Carmela, por eso ella confiadamente hizo algunas nuevas reformas que favorecieran la vida y la dignidad de su nieto, y en una gran reunión con todas las altas mandatarias de la región, presentó su nuevo proyecto donde se hablaba de dar algunos nuevos beneficios a los hombres. Esto causó el caos total, todas las mujeres en sumo consenso mostraron indignación. Ellas notaban que algo no estaba bien en la gobernadora, y se preguntaban: -¿Dónde está esa imagen dura y tosca que adoptaba en lo referente a los temas de opresión contra los valores? ¿Qué pasaba con el icono del caciquismo femenino? Entonces las fuerzas militares, policiales y grupos especializados en investigación no se hicieron esperar, todas pensaban que la gobernadora estaba siendo amenazada por una fuerza rebelde de varones o que sus absurdas acciones tenían algo que ver con su salud mental, porque ya llevaba mucho tiempo en el poder y estaría empezando a enloquecer senilmente. En todo caso sus nuevos proyectos nunca fueron tomados en cuenta por el consejo de la región, por el contrario se decreto que la gobernadora debía ser reemplazada porque si seguía en el mandato representaría un peligro para Cruz de Oro. De allí, de toda esta presión surgió en la gobernadora un incesante delirio de persecución, todo aquel que se acercara a su casa representaba una amenaza. No quiso abrir la puerta ni responder llamadas, se escondió, se aisló totalmente y se refugió en los brazos de su amado nieto. Pronto al ver las acciones de la gobernadora las mujeres que por muchos años habían sido sus amigas más cercanas, intentaron buscarla para ofrecerle apoyo sentimental, pero todos los intentos de acercamiento, fueron fallidos. Ella nunca dio la cara por temor a que se descubriera su gran secreto.
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CAPÍTULO 12
EL CAOS Y EL FIN DE UN AMOR L
a región de Cruz de Oro había entrado en alerta, debido al caos que generaron muchas de las mujeres que querían que la gobernadora Carmela siguiera en el poder, actuaban de manera agresiva, formando grandes masas de oposición y elevando sus protestas al nivel de formar una violenta y enardecida turba que destruía todo a su paso. Incendiaban las estaciones de gasolina, saqueaban los centros comerciales, las mujeres de Cruz de Oro estaban fuera de control definitivamente la persona que podía acabar con este gran caos era la misma gobernadora Carmela, y así lo hizo. La gobernadora salió a la luz pública, pidió calma y programó una alocución televisada donde ella aseguró que acabaría con el problema. Toda la región de Cruz de Oro se paralizó, todos los habitantes del sitio estaban abiertos a la expectativa de las palabras de la gobernadora. Fue en el palacio de justicia donde ella sito a las periodistas de todos los medios informativos locales y después de que sonó el himno de Cruz de Oro, empezó a difundir su conmovedor discurso: -Compañeros y compañeras, por primera vez en la historia de Cruz de Oro, me voy a dirigir a todos sus habitantes, no sólo a las mujeres sino también a los hombres, a todos los que están encarcelados, en los campos de concentración o en las casas trabajando como servidumbre. El alboroto fue total, las mujeres indignadas pensaban y murmuraban que la gobernadora había perdido la razón, sin embargo siguieron atentas: -Señoras: Hoy después de tanto tiempo, reconozco que hemos fallado, fallamos como madres, como esposas, como ciudadanas, porque tal vez mal interpretamos las ideas que nuestra heroína Carmelita plasmó en el libro con el que fuimos educadas y “yo” su gobernadora confieso hoy ante ustedes que rompí la regla de oro, porque ¡Yo me enamoré!... En ese momento muchas de las mujeres rompieron en llanto, otras se desmayaron y una que otra sufrió paro cardíaco porque cada palabra que pronunciaba aumentaba más y más la adolorida yaga de la decepción. ¡Sí! Me enamoré, pero el amor que hoy siento es un amor puro, no es un amor sumido en la pasión, el morbo la lascivia, esta es la clase de amor que sólo un ser limpio y sin mancha puede brindar, está alimentado de tiernos abrazos, limpias caricias, palabras bonitas y una amistad incondicional. Les estoy hablando del amor que siento por mi precioso nieto, el cual he ocultado a ustedes durante
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Las Carmelas muchos años por temor a perderlo y creo que este es el momento propicio para presentarlo, pero como yo sabía que nunca lo aceptarían, ideé un plan para que él pueda vivir dignamente y alejado de nuestra opresión. Llenas de indignación las altas mandatarias ordenaron arrestar a la gobernadora Carmela, debido a que había traicionado aberrantemente las leyes constitucionales de la región. ¡Oh! Pero gran sorpresa se llevaron al intentar acercarse a ella, porque en su mano tenía el control detonador de la bomba de uranio, la gobernadora Carmela amenazó con volar la región en mil pedazos, si no se cumplían sus exigencias, y entre la tensión y el nerviosismo del momento, su rostro se lavaba en sudor y su dedo índice temblaba sobre el botón detonador. Entonces pidió que su nieto fuera sacado de Cruz de Oro y escoltado hasta la frontera, ella vigilaría por los monitores todos los movimientos que las cámaras de seguridad enfocaban hasta asegurarse de que su amado nieto estuviera a salvo fuera de la región. Todas las peticiones de la desesperada abuela se cumplieron tal cual ella las pidió. La conmoción en Cruz de Oro era total, las psicólogas y negociadoras intentaban razonar con ella, pero las únicas palabras que salieron de su boca fueron: -Declaro que a partir de este momento en Cruz de Oro a ningún hombre su propia costilla lo seducirá a morder manzanas. Y habiendo dicho esto cerró sus ojos y apretó el botón. Todo esto lo contó ese misterioso hombre que según él, estaba condenado a pagar una pena de muchos, muchos años de prisión acusado de una agresión a una mujer la cual asegura que nunca pasó. Pero que las leyes de la ciudad de Bogotá Colombia no le permitieron ningún beneficio, ni siquiera el de la duda. Pues al llegar a la capital a alguien a quien simplemente se le ocurrió levantar un falso testimonio en su contra sin pruebas físicas o materiales que sustentaran su veracidad, lo denunció. Y por ella ser un prospecto metafórico de la vulnerabilidad, se le dio sin vacilar toda la creatividad. El único consuelo de este hombre es recordar a su abuelita Carmela, que para él es la mujer más dulce y buena que ha existido en el mundo, quien sacrifico su vida y la de toda su jerarquía por sacarlo de una región con leyes pervertidas, sin saber lo que le esperaba a su amado nieto en ese otro lugar. No sabemos si la historia de este hombre sea verídica, pero cualquier parecido con la realidad “no” es pura coincidencia. 37
Las Carmelas Dicen que todavía en Colombia existen hombres con el machismo de los primeros habitantes de Cruz de Oro, pero también dicen que el último ejemplar del libro escrito por Carmelita, ya está haciendo influencia de algunas mujeres Colombianas.
FIN
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Las Carmelas
AGRADECIMIENTOS A
nte todo a Dios que es el más grande director y realizador de todos mis proyectos, a mi familia y a todos mis amigos y equipo de trabajo que siempre están apoyando mis ideas para materializarlas, producirlas y difundirlas pero especialmente a: Luis Audón Alfonzo Aguja, un estudiante de filosofía y letras, gran amigo y compañero de cautiverio, que sin conocer mucho de mi trabajo ha creído, confiado y colaborado en la creación de este proyecto aportando su interés e intelecto como jefe de redacción, ortografía y gramática.
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PRÓLOGO FINAL “
Las Carmelas” Es el título que lleva este irónico relato que se enfoca en mostrar una percepción de los contextos del machismo y el feminismo que a través de diversas generaciones vivieron los habitantes de una región Colombiana llamada: Cruz de Oro, en donde las mujeres cansadas de ser sometidas a humillaciones, maltratos y los más degradantes vejámenes, idearon mecanismos de defensa que al principio dieron excelente resultado, pero después de un tiempo se convirtieron en letales armas con las cuales saciaban su sed de venganza contra los hombres. Según el autor de esta obra; la fantástica y enigmática historia de Las Carmelas revela un gran secreto de un estado Colombiano, contado por un hombre que se encontraba prisionero en una cárcel de Caquetá Colombia, y que luego misteriosamente fue sacado de ese lugar, y desde ese momento nadie más volvió a saber de él. Así, de esta forma Milton Caro Moreno (Abarco) hace este gran aporte a la literatura narrativa latinoamericana, y entrega al lector una interesante reflexión sobre una sociedad enferma, que infectada por las apariencias se esconde detrás de la doble moral que todos conocemos pero no reconocemos públicamente.
LAS CARMELAS
MILTON CARO MORENO ABARCO