El valor de la dignidad

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EL VALOR DE LA DIGNIDAD

- La Dignidad nos ayuda a reconocer que ya somos, dijo el abuelo. - Nada ni nadie nos hace, el simple hecho de venir a la vida nos hace. Cuando estamos conscientes de nuestra Dignidad, podemos tomar las siguientes decisiones: Vida de Altura. No menospreciaré ni dañaré mi vida ni la de los demás. Viviré la vida de acuerdo al valor que Dios me ha dado, no según el valor que la gente me quiera dar. Vida de Excelencia. Desarrollaré y aplicaré al máximo mi capacidad y el potencial que tengo. Yo estudio no para ser alguien, sino que como ya soy alguien, desarrollo mi talento al cien por ciento, utilizo lo que soy para crear lo que estoy preparado para lograr, nada ni nadie me hace, yo lo hago todo. No Codependencia. Estableceré relaciones, pero no crearé dependencia de nada ni de nadie. Desarrollo relaciones y tengo una posición social, pero ni esas relaciones, ni esa posición me hacen, yo las hago. Confianza en lo que se es. Yo tengo confianza en lo que soy, no te culpo por mis emociones porque son mías, por lo tanto no me puedes herir. No tengo que aceptar como bueno lo que está mal hecho, así que no puedo dejar que me hiera tu mala actitud, tu maltrato verbal o de cualquier otro tipo, que sean el resultado de tu falta de desarrollo espiritual. Si permitiera que tu maltrato me hiriera, entonces dejaría de ser yo para sentir lo que tú quieres que yo sienta. Capacidad de confiar. Yo puedo confiar en los demás porque mi confianza no está basada en cuidarme de sus debilidades, sino en la fortaleza que me da mi capacidad interior por la Dignidad que Dios me ha dado. Mi confianza es el resultado de saber que Dios es mi Padre. Selección. No soy cualquier cosa, soy el motivo maravilloso de la selección de Dios para vivir. Propósito. Como soy el motivo maravilloso de la selección de Dios para vivir, entonces Él me trajo para un propósito, me dio un potencial, me dio capacidades. Por ello, todo lo que haga ha de ser de excelencia porque para eso fui seleccionado: para una obra de excelencia por medio de la vida, la capacidad y los dones que Dios me dio. El valor de la Dignidad te ayuda a seguir las normas de individualidad en forma auténtica, dijo el abuelo. En ese momento, Joselito dijo: -Gracias abuelito, pues ahora me doy cuenta que he sufrido mucho, esperando que otras personas me aprecien. También puedo ver que cuando una persona no tiene Dignidad no me puede dar amor y, entonces, yo me siento triste. Esto se debe a que yo estoy esperando que me dé le fruto de su vida, pero si no lleva fruto, no puede darlo.


EL FRUTO DE LA DIGNIDAD - Pasando el tiempo, querido nieto, los frutos maduraron y sus semillas fueron sembradas. De cada uno nació un árbol de la misma especie, con las mismas características, pues debes saber que si se siembra mangos, no pueden nacer naranjas. Esto es importante, porque de la raíz regada por el río del Amor brotaron los frutos de la Dignidad, Integridad y Libertad. Cuando se sembró el fruto de Dignidad nació el árbol de la Estima y a su vez produjo frutos en cada una de las ramas. La primera rama dio los frutos de Amor y Compasión, la segunda dio Aceptación y Reconocimiento, y los frutos de la tercera fueron Autonomía y Valorización. Don Dionisio continuó diciendo: -Querido nieto, cuando la Dignidad es sembrada en el jardín de la vida, entonces los frutos que salen vienen a reforzar nuestra identidad. - ¡Qué significan entonces cada uno de esos frutos?, preguntó Joselo! - Pues bien, dejo el abuelo, - te lo explicaré: Amor y Compasión. Estos dos frutos van juntos porque cuando se ama se tiene compasión por los demás. La compasión no es lástima que uno le tenga a otro, sino la expresión del amor hacia el bienestar total de la otra persona. Amar es reconocer nuestra identidad al mismo tiempo que reconocemos la de los demás. Compasión es el amor en acción. Aceptación y Reconocimiento. Cuando se ama se acepta a la persona tal y como es. Es decir, se reconoce la identidad de la persona, o sea, la Dignida, la Integridad y la Libertad de la misma. Autonomía y Valorización. Cuando se tiene el amor que produce la Dignidad uno también tiene autonomía, que es la capacidad de reconocer la identidad para no crear codependencias. Cuando amamos, si no nos devuelven el amor, debemos entender que el amor salió de nosotros y que la otra persona tan solo no lo correspondió. No nos lo puede dar a cambio y tampoco nos lo puede quitar. Por lo tanto no nos derrumbamos cuando otros no nos quieren amar, aceptar o reconocer. La Valorización es el reconocimiento de nuestros valores y el actuar de acuerdo a ellos. Ello implica el reconocer los valores de los demás y el que ellos actúan de acuerdo a tales valores. Si lo que tienen son antivalores actuarán en consecuencia, es decir, según sus antivalores. Eso significa que solo puede herir el que está herido, pues una persona sustentada en valores, emocional y espiritualmente sana, no puede herir intencionalmente a la otra. - Abuelito, eso me explica por qué a veces sufro tanto, es que estoy esperando que personas que no tienen identidad reconozcan la mía. Ahora sé por qué debo hacer el bien a la gente, no para sentirme bien, sino porque les reconozco como seres humanos dignos. También entiendo por qué en la escuela, muchos me quieren ver sufrir y hacer quedar mal, pues no tienen Dignidad, y yo, tan tonto, me molestaba porque no sabía que ellos no pueden hacer nada contra mi Dignidad.


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