Historia de la letra A

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Cultura 43

Primera quincena, junio de 2011 25 AÑOS DE «FALDAS LARGAS», ÉXITO DEL TEATRO ROSARINO

RADIO CUALQUIERA – ENTRE RÍOS

Historia de la letra A

La peña del aire

L

ejos de exagerar, en Rosario son contados con los dedos de la mano aquellos casos en los que una obra de teatro independiente pueda sostenerse en cartelera más de 2 años. Tal vez, si pasa esta marca es porque estuvo muchos meses de gira o «guardada» por temor a agotar el público. Faldas largas es uno de esos casos atípicos, que permanece vigente sin convertirse en un cansino espectáculo desgastado que se mantiene por capricho. Pasaron 25 años de su estreno y, desde hace 11, se presenta todos los fines de semana en el Cultural de Abajo agotando localidades. Otro dato, que no es menor, es que la génesis de la obra está íntimamente relacionada con la sede rosarina, la filial Litoral del Instituto Movilizador. Mario Vidoletti, el artífice del espectáculo, le cuenta a Acción cómo fueron esos primeros pasos de esta pieza cuyo texto tiene la particularidad de utilizar una sola vocal: la A. Faldas largas surgió en 1986, casi como un juego entre Vidoletti, por entonces empleado en la filial del imfc, y sus compañeros de trabajo más amigos cercanos: Miguel Kleiner, Rolo García y Juan Carlos Balbi. «Ese año armé un grupo de teatro en el imfc que se llamaba Chicharrón. Mis compañeros actuaban y yo dirigía; hacíamos teatro para niños y un par de obras más», relata Vidoletti. Y detalla el origen: «Miguel Kleiner me tiró una idea que provenía de un juego que se llamaba “la batata macabra”, que era como un “dígalo con mímica”, pero todo con la letra A, en el que había que adivinar un sustantivo que proponía el otro equipo. Las cosas que pasaban eran tan graciosas y ocurrentes que se nos ocurrió hacer una historia íntegramente con la A». Para tratar de no agotar el inventario de palabras con la única vocal sin perder ocurrencia y creatividad, recurrieron a un refranero criollo, porque advertían que les iba a resultar de gran utilidad. «Aparecieron palabras como tata, mama y pampa. Entonces nos fuimos yendo para el lado del campo, vimos que ahí había muchas palabras: alba, chacra, trabajar… Se generaban juegos de palabras que eran interesantes teatralmente», cuenta. En aquel momento, una breve historia campestre de 15 minutos en la que un grupo de

trabajadores del movimiento cooperativo actuaban «por hobby» comenzó a gustar a los familiares y amigos. «El espectáculo fue agregando nuevas historias y terminaron actuando alrededor de 25 compañeros. Nos divertíamos muchísimo», recuerda, para agregar que hasta hicieron una pequeña gira por Paraná, con funciones en ámbitos cooperativos. Luego de esa experiencia, Mario se desvinculó del imfc y, unos años más tarde, decidió abrir un bar en una esquina en pleno centro de la ciudad: La Sede. El subsuelo del lugar, en el cual durante muchos años funcionó una imprenta del Partido Comunista, se convirtió en un espacio para talleres de teatro y, en 1998, comenzó a funcionar un nuevo polo para el teatro independiente: el Cultural de Abajo. Este emprendimiento contiene un espacio para shows de café concert y otro para espectáculos de cámara, con estructura de picadero y un total de 85 butacas. Desde entonces, el Cultural de

Abajo sostiene una variada programación teatral, que tiene su motor en la incansable Faldas largas. Reestrenada en 2000, con las actuaciones de Vidoletti y otros actores profesionales como Tito Gómez , Paula Costa y Evangelina Bruno, la obra no dejó de representarse hasta hoy, con una gran cantidad de público. La pieza se representó también en el Anfiteatro Municipal, y las 400 funciones las festejaron en un teatro La Comedia que lució colmado de público. Este año esperan festejar las 600 funciones nada menos que en el Monumento a la Bandera. Por varias razones, Faldas largas es un caso atípico, tocado por la varita mágica, en el teatro independiente de Rosario, manteniendo su éxito y generando un derrame hacia el resto de la programación en la sala, el café concert y el mismo bar, lugar predilecto del Negro Fontanarrosa durante la ausencia del mítico El Cairo. Ulises Moset

En Paraná, Entre Ríos, existe una radio impulsada y sostenida por los vecinos. Se trata de Radio Cualquiera fm 94.3. Para evitar posibles condicionamientos de la publicidad oficial y comercial, llamaron a los oyentes a asociarse a la radio. Por 15 pesos al mes, los socios o radiopeñistas –así los llaman– reciben producciones, revistas y materiales. Y, además, tienen la posibilidad de realizar su propio programa. El proyecto fue impulsado por la Fundación Centro Cultural La Hendija. La idea básica era generar un espacio donde escuchar voces y expresiones que no tenían cabida en las emisoras comerciales. Así, fueron sumando voluntades y, en 2006, salieron por primera vez al aire. Hoy cuentan con 24 ciclos de producción independiente. Para sostener la iniciativa crearon Radio Peña Cualquiera, un puente de comunicación y colaboración entre la radio y los vecinos. Por dicha cuota mensual de 15 pesos, los oyentes reciben cd con producciones de la emisora, discos de artistas locales y libros de escritores de la región, entre otras cosas. Con ese aporte, la radio puede ser un emprendimiento autosustentable y garantizar la distribución y producción de los contenidos entre los socios. Los radiopeñistas pueden realizar sus propios programas. La única condición es que sea una propuesta colectiva. Para un envío semanal de media hora, se necesitan 6 socios; para uno de una hora, 10. Más información en www.radiocualquiera.org.ar/blog

Elisabet Contrera

FILIAL CREATIVA. La obra nació como un juego entre Vidoletti y sus compañeros del imfc.

MULTIMEDIO. Los «radiopeñistas» reciben cd, revistas y otros materiales.


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