Cinco Nobel de economía Escribe Luis CASADO - 27 de julio de 2008
El Mercurio de este domingo nos ofrece una rara ocasión de conocer las opiniones de cinco distinguidos especialistas sobre el estado de la economía en general y de la nuestra en particular. Revestidos con los perendengues de un premio que en realidad no existe1, Edward Prescott (“premio Nobel” 2004), Michael Spence (2001), Robert Engle (2003), Joseph Stiglitz (2001) y Roger Myerson (2007), responden a las preguntas del decano defensor del libre mercado que subtitula la nota “Inflación: el mayor temor de los mejores economistas del mundo”. No hace mucho Gonzalo Martner nos explicaba2 que “la inflación es regresiva –golpea más a los que viven de un salario o de un ingreso esporádico”. Yo me cachondeaba de tal afirmación3 constatando que todos los bancos centrales del mundo, excepto uno4, tienen un mandato exclusivo que les instruye luchar contra la inflación y que si uno acepta en modo acrítico las palabras de Martner debiese concluir en que las finanzas mundiales solo se preocupan de “los que viven de un salario o de un ingreso esporádico” lo que está muy lejos de haber sido probado. Como no está probado que los cinco especialistas invitados a dialogar con “El Mercurio” sean “los mejores economistas del mundo”. O bien nadie les escucha, y en particular los (i)responsables de los bancos centrales que contribuyeron a provocar la crisis financiera e inflacionaria que sacude el planeta después de treinta años de dominio absoluto y sin contrapeso de los economistas que solo se preocupan precisamente de eso: la inflación. Edward Prescott por ejemplo, recibió el premio en compañía de Finn E. Kyland, “Por su contribución a la teoría de macroeconomía dinámica y, más particularmente, por sus trabajos sobre los ciclos económicos y la eficiencia de las políticas monetarias”5. Sin ser mala leche cualquier ciudadano de a pie está en el legítimo derecho de preguntarse si la FED ha leído a tan eminente profesor, que por otra parte forma parte de la… FED de Minneapolis. Sobre todo en lo que se refiere a “la eficiencia de las políticas monetarias”. Según “El Mercurio”, “Este grupo de selectos profesionales (sic)…” entre los que se cuenta Edward Prescott, sugiere “restringir la política monetaria” o sea exactamente lo contrario de lo que está haciendo la FED.
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A Alfred Nobel nunca le pasó por las mientes premiar a los economistas (ni a los matemáticos). Lo que se conoce como premio Nobel en economía no es sino un premio instituido por la banca sueca: The Sveriges Riksbank Prize in Economic Sciences in Memory of Alfred Nobel. 2 « Turbulencias económicas ». G. Martner. 11/07/2008. 3 « Ça vous chatouille ou ça vous gratouille ? ». Luis Casado. 14/07/2008 4 La Federal Reserve de los Estados Unidos de América, y no es casualidad… 5 http://www.nobelpreis.org/nobel-preis/FR/Economie/prescott.htm
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O bien Mr. Ben Bernanke, presidente de tan eminente institución, no forma parte del selecto grupo de “los mejores economistas del mundo” o Mr. Edward Prescott, hermano de leche de Bernanke en materia de monetarismo, está contando cuentos. Hay una tercera posibilidad: que todo este derroche de declaraciones y acciones contradictorias no sea otra cosa que la cortina de humo tras la cual se esconde la miseria conceptual y teórica de “los mejores economistas del mundo”. Edward C. Prescott dice estar convencido de que el actual fenómeno inflacionario puede y debe confiársele a los bancos centrales: "Las autoridades monetarias pueden hacerse cargo del problema de la inflación. Hasta donde sé, Chile tiene un buen grupo de gente dirigiendo el Banco Central". Prescott no explica qué es lo que le hace confiar en bancos centrales que están en el origen del fenómeno inflacionario y que, detalles más detalles menos, tal la FED y el BCE, eligieron salvar a los especuladores financieros inyectando billones de dólares para curar la “borrachera” con un buen traguito de alcohol que debiese convertirles en abstemios. En el caso del banco central chileno, como en otras cosas, puede que Mr. Edward Prescott esté simplemente mal informado6. Más adelante tocaremos el tema. Por otra parte Edward Prescott es un hombre optimista. Lo ha demostrado y lo sigue demostrando. Cuando en abril del 2006 el español Rodrigo Rato, en ese entonces Director del FMI, estimó que la baja del dólar se debía al insondable déficit público de los EEUU, Edward Prescott replicó: “La economía estadounidense está equilibrada. Aquellos que hablan de déficit no saben de qué están hablando”. Desafortunadamente nadie le compró el consejo que acompañó la declaración precedente: “Tal vez sería mejor simplemente acabar de una vez con el FMI, el Banco Mundial y otras instituciones”. Su optimismo proverbial, o un sólido carácter de provocador, de seguro explican su visión actual cuando afirma, de cara a la situación económica mundial, "Parece que hay una competencia para ver quién es más pesimista". Según Prescott no hay muestras de que la crisis de los “subprimes” haya provocado un efecto recesivo en la economía mundial, ni siquiera en los EEUU. Y agrega: "Estoy convencido de que al final del siglo todos los países serán más ricos". Lo que desde luego no le compromete en nada: de aquí a que se termine la centuria Mr. Edward Prescott no será sino el mal recuerdo de un economista que hacía previsiones a plazos de un siglo, John Maynard Keynes se hubiese estropeado una tripa riéndose. Todo lo anterior prueba que Prescott es tan buen economista como Andrés Velasco quién hace poco declaraba: “La economía chilena no está en crisis ni lo estará”. Ni hoy, ni mañana, ni nunca, 6
Un banco central cuyo único mandato tiene que ver con la inflación y que en el 2007 más que dobló sus propias previsiones llegando a un enorme 8,7%, mientras toleraba un crecimiento de la masa monetaria del orden del 18 al 20% anual al tiempo que el crecimiento del PIB se situaba en torno a un 6%.
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después de todo a quién le importa, algunos años más tarde ¿quién se acuerda de las estupideces que declaraba Nicolás Eyzaguirre? Mientras el actual director del FMI, Dominique Strauss Kahn, -DSK para los amigos-, es junto a Rodrigo Rato uno de los que no sabe de lo que habla, él que declaraba al mismo tiempo: “La economía mundial está atrapada entre el hielo de la recesión y el fuego de la inflación”. Se ve que DSK tampoco forma parte de “los mejores economistas del mundo”. Prescott, que cree saber que “Chile tiene un buen grupo de gente dirigiendo el Banco Central", no conoce ni siquiera la tasa de inflación chilena y por eso pregunta: -“¿En cuánto está la inflación interanual en Chile?” -“En junio fue de 9,5%”, responde la periodista. -“Eso es alto. Espero que no haya subsidios en Chile”, replica Prescott. -“Hay un tipo de subsidio a los combustibles y se está discutiendo otro de carácter permanente para el transporte”, le informa la entrevistadora. -“Eso no es bueno. No es el mejor camino para seguir” concluye el “premio Nobel” de economía. Todo lo cual prueba, -si hubiese que probarlo-, que economistas que comparten lo esencial del modelo dominante en economía, -el neoliberalismo-, a la hora de pasarles la guitarra no están de acuerdo en nada sino en continuar favoreciendo la concentración de la riqueza en pocas manos, fin sagrado e indiscutido que justifica todos los medios incluyendo la manipulación mediática. Michael Spence, que compartió con George A. Akerlof y Joseph E. Stiglitz el venerado premio del año 2001, lo recibió “Por sus trabajos sobre la dinámica de los flujos de información y el desarrollo del mercado”7. En otras palabras, por el extraordinario “descubrimiento” de la influencia de las asimetrías de la información en la economía, fenómeno que desde mi modesto punto de vista es conocido desde la lejana época de la célebre Maricastaña. Que el mundo se divide en dos categorías: los que saben, y los que tienen que trabajar para vivir. Mejor aún, hay quién piensa, yo entre ellos, que ninguna transacción económica sería posible si todos los agentes supiesen todo sobre todo como pretende la teoría económica estándar, teoría que como quiera que sea parecen adoptar (al menos hasta el año 2001) Akerlof, Stiglitz y Spence. La nota biográfica de Spence precisa que es más conocido por sus trabajos relacionados con el mercado del trabajo al cual le aplicó sus “descubrimientos” en materia de asimetría de la información, generando el “signalling model8” que forma parte de las fumosas teorías que intentan explicar el desempleo, tema que traté en mi libro “No hay vacantes”9. Probablemente este patriota se inspira de esos “trabajos” cuando respondiendo a las preguntas del Mercurio declara: 7
Nobelprize.org Modelo de las señales: pretende que el currante le da “señales” de su eficacia a su patrón teniendo una mejor formación y educación. El más grande descubrimiento después del de la vacuna… 9 « No hay vacantes ». Luis Casado. Ed. El Periodista. Santiago de Chile. 2002. 8
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"Los bancos centrales lo están haciendo muy bien, pero tendrán que escoger enfriar la economía para contener la amenaza de la inflación y probablemente lo harán". Lo contrario, afirma, sería uno de los peores errores que un país podría cometer en el actual panorama: "Los bancos centrales no pueden ni deben permitir que la inflación se salga de control y haya efectos de segunda o tercera vuelta". Spence sabe muy bien, o debiese saberlo, que “enfriar” la economía para parar la inflación es el remedio estándar de los monetaristas, que trae consigo significativos aumentos del desempleo y que de ese modo se le hace pagar al mundo de los trabajadores asalariados la “borrachera”10 financiera de los EEUU. Eso es lo que quiere decir evitar los “efectos de segunda vuelta”: impedir que los salarios suban en proporción a la inflación generada por políticas monetarias extremadamente generosas con los especuladores. Para “enfriar” la economía no hay nada mejor, según estos patriotas, que subir las tasas de interés para restringir el crédito y la inversión. Ahora bien, uno no sabe si cuando Spence afirma que “Los bancos centrales lo están haciendo muy bien” este selecto miembro del selecto grupo de “los mejores economistas del mundo” se refiere a la FED y al Banco Central de Japón que mantienen una política monetaria híper laxista, con tasas de interés negativas muy por debajo de la tasa de inflación anual11. Dicho de otro modo, si se refiere a bancos centrales que están haciendo exactamente lo contrario de lo que Mr. Spence predica12. O si hace alusión al Banco Central Europeo que eligió enviarle a “los mercados” una muy moderada señal aumentando la suya en un cuarto de punto (tasa directriz en un 4,25% anual) manifestando claramente que de todos modos no habría nuevas subidas de tipos en un futuro predecible. O al banco Central de Chile que tiene la inflación en un 9,5% anual, que subió los tipos a un 7,25% profundizando el diferencial de tasas de interés con los EEUU, y “fortaleciendo”13 con ello el peso, lo que es perfectamente contradictorio con el objetivo declarado de estabilizar la tasa de cambio de la divisa estadounidense comprando 8 mil millones de dólares en el “mercado”. Contradictorio por otra parte con la medida que decidió Hacienda de subvencionar con mil millones de dólares el consumo de combustibles. Puede que Prescott estuviese refiriéndose a esta pachanga chilensis cuando afirmaba: “Hasta donde sé, Chile tiene un buen grupo de gente dirigiendo el Banco Central". Un buen grupo de gente que no tiene nada más que hacer que cuidar de la inflación y la tiene en un sólido 9,5% anual.
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Término utilizado por el propio George W. Bush para referirse a la actual crisis financiera. 2% para la FED, 0,5% para el BC japonés. 12 Sin olvidar el «plan» aprobado por el Congreso de los EEUU para ayudar a Fannie Mae et Freddie Mac, plan que inyectará 300 mil millones de dólares más en la economía estadounidense, sin contrapartida productiva… 13 « Fortaleciendo »… de cara a la especulación. 11
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Volviendo a Mr. Spence, que también es optimista (se ve que nació en el lado adecuado del capitalismo), él cree que con una adecuada coordinación internacional (como se sabe y las negociaciones de la OMC lo prueban “la coordinación internacional” es así de simple) y políticas adecuadas (¿las hasta ahora implementadas son inadecuadas?) “no hay razón para que en 3 o 4 años no tengamos un mejor balance entre oferta y demanda". Que Mr. Spence practique una forma particularmente cándida del wishful thinking14 no debe sorprendernos, después de todo se trata de alguien que piensa que las asimetrías de información no son sino una ligera anomalía en el funcionamiento de los mercados, pero tal vez hubiese que preguntarle seriamente si estima que de aquí a 3 o 4 años los cientos de millones personas más afectadas por el alza de los precios de los alimentos aun estarán vivas. En fin, que Mr. Michael Spence queda suspendido como uno de “los mejores economistas del mundo” hasta nuevo aviso, o por lo menos hasta que se entere de la diferencia que hay entre sus pijoteras elucubraciones de laboratorio y la economía real, esa que practican tipos como Ben Bernanke y Dominique Strauss-Kahn, así como los especuladores financieros que hacen subir el precio de los alimentos con aproximadamente los mismos objetivos: enriquecer a los ricos, favorecer al gran capital. Robert Engle fue favorecido con el llamado premio Nobel en el año 2003 “Por sus métodos de análisis económico de las series temporales económicas con volatilidad estacional”. Si no entendiste nada no te preocupes, Robert Engle y el comité que adjudica el premio en el Sveriges Riksbank Prize15 tampoco. Si te tomas el tiempo de entrar en el tema te enteras que una de sus contribuciones más importantes fue el “descubrimiento”(sic) de métodos para analizar los movimientos imprevisibles de los precios de los mercados financieros y los niveles de las tasas de interés. No sé si te das cuenta de la tremenda importancia de su “descubrimiento”, algo así como una martingala para ganar siempre en el casino, o descubrir con una semana de anticipación el número que ganará el Loto16. Los tipos que saben, -los economistas-, te explican lo más seriamente del mundo que una caracterización precisa y una buena predicción de esos movimientos volátiles son esenciales para cuantificar eficazmente los riesgos de gestión, que juegan un papel clave en la búsqueda del precio de las opciones y de los productos financieros derivados. ¿Sigues sin entender nada? No te preocupes, Mr. Engle tampoco. Ni el presidente de la FED, ni el presidente del BCE, ni en líneas generales ninguno de los geniales presidentes de la banca mundial que perdieron cientos de miles de millones de dólares en la crisis de los subprimes precisamente porque nunca lograron evaluar adecuadamente los riesgos “de los productos financieros derivados”. 14
« Wishful thinking »: algo así como « deseos piadosos ». Ya te expliqué que asi se llama en verdad el pretendido “premio Nobel” de economía. 16 Los conocidos Robert Merton y Myron Scholes, reçibieron en 1997 el pseudo “premio Nobel” de economía en premio a otra martingala que permitía jugar en la Bolsa sin perder nunca. Un año más tarde intentaron poner en práctica sus “descubrimientos” creando un fondo de inversión, la Long Term Capital Management. Cuando la LTCM perdió miles de millones de dólares en pocas semanas (1998), el Estado federal de los EEUU tuvo que pagar la cuenta, como siempre. ¡Benditos “premios Nobel”! 15
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Mr. Engle, entrevistado por El Mercurio, declara sin sonreír: "La volatilidad seguirá afectando a los mercados financieros". Que es lo mismo que diferentes analistas, entre los cuales servidor, venimos diciendo desde hace algún tiempo sin pretender estar entre “los mejores economistas del mundo”17. Y en lo que no tenemos gran mérito: cada vez que algún responsable intenta ordenar el patio en los EEUU, le sacan poco menos que a patadas de su cargo18. Mientras se premia a quienes son tolerantes con el burdel financiero19. Para no mencionar el fabuloso “descubrimiento” de la martingala que le permitió a Engle ganar el Sveriges Riksbank Prize, que curiosamente no servirá de nada porque, según Mr. Engle: “La aversión del riesgo va a aumentar. Los inversionistas van a tener que asumir mucho riesgo con un bajo retorno y el sector bancario no va a recuperar ciertas funciones que antes tenía, porque el mercado para productos financieros complejos se reducirá". Es lo que en la copia feliz del edén llamamos “el pago de Chile”: te das el trabajo de descubrir la pólvora y luego todo el mundo la desprecia y nadie la usa… Como cualquier economista hijo de vecino Mr. Engle no puede impedirse hacer predicciones sobre al pasado: “Los países emergentes (China, India, Brasil) han sido claves para evitar que el actual desaceleramiento20 (sic) sea mayor y seguirán fuertes. Su poder en la economía global continuará creciendo, y se convertirán en economías desarrolladas, es parte del proceso de globalización". ¿Cómo tomarle en serio? Si afirmar que China, India y Brasil “se convertirán en economías desarrolladas” forma parte de los calculitos que Mr. Engle hace con “sus métodos de análisis económico de las series temporales económicas con volatilidad estacional”, estamos arreglados. Si declarar que ese fenómeno “es parte del proceso de globalización” forma parte del tipo de “descubrimiento” que se le adjudica a Mr. Engle… uno se compadece del estado cerebral de los miembros del comité que adjudica el Sveriges Riksbank Prize. La periodista del Mercurio es despiadada porque se engolosina con las declaraciones de Mr. Engle, no sé si tomándolas en serio, pero en todo caso precisando que “Engle cree que muchos equivocaron sus vaticinios, pues considera que la crisis subprime fue peor de lo previsto” (¿previsto por quién?, si nadie la previó, ni siquiera Mr. Engle…). Lo que no le impide ser optimista: “Estoy confiado de que estos problemas serán resueltos y la economía de Estados Unidos se recuperará a finales de este año o inicios del próximo, y creo que la economía mundial seguirá una trayectoria similar”. 17
« The worst is yet to come” 25/03/2008. “¿Es grave Doctor?” 18/03/2008. “Lo peor está por venir” 22/07/2002. Entre otras notas. 18 Le ocurrió entre otros al presidente de la SEC (securities and exchange commission) William Donaldson, quién tuvo la mala idea de empezar a controlar y a verificar las cuentasde las grandes corporaciones estadounidenses. George W. Bush le echó a la puta calle el 2005, dos años antes del término de su mandato. ¡Habrase visto! Controlar a las multinacionales... 19 Durante la crisis económica iniciada en el 2001 el New York Stock Exchange conoció una caída casi sin precedentes y destruyó billones de dólares de valor bursátil. No obstante el presidente del NYSE, Dick Grasso, recibió 140 millones de dólares de salarios atrasados, bonos, y sobresueldos. En un día. Esa cantidad representa 77.000 años de salario mínimo chileno. Setecientos setenta siglos de salario mínimo. Que Dick recibió en un día. ¿Lo que contribuye a restaurar la confianza de los mercados? 20 La periodista quería decir, sin duda, “desaceleración”.
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En qué elementos concretos basa Mr. Engle su optimismo es un misterio profundo, él que descarta que “lo peor haya pasado”… El wishful thinking está haciendo estragos entre “los mejores economistas del mundo”, pareciera que el “premio Nobel” los estropea cosa mala… Joseph Stiglitz, que como ya dijimos obtuvo el premio Nobel o para ser precisos el Sveriges Riksbank Prize junto a Akerlof y Spence en el año 2001, fue motejado como “el espía que regresó del frío” cuando en el año 2002 publicó su conocida obra “La gran desilusión”. Tal remoquete se explica porque Stiglitz estuvo en el meollo de la conducción económica que condujo al modelo neoliberal antes de dar marcha atrás y declarar a quién quisiese oírle que el libre mercado no funciona, o para ser más precisos funciona sólo para quienes controlan el poder financiero. Los trabajos que le valieron el Sveriges Riksbank Prize ya los conoces, los estudios sobre “la dinámica de los flujos de información y el desarrollo del mercado”, las tan manoseadas asimetrías de la información que se supone explican el porqué unos siempre ganan y otros siempre pierden, sobre todo en el mercado del trabajo. Hubo una época en la que Stiglitz no era tan lúcido y se permitía escribir cositas de subnormal como la que publicó en 1984 junto a Carl Shapiro: “Equilibrium unemployment as a worker discipline device”, o sea “El desempleo de equilibrio como una herramienta disciplinaria para los trabajadores”21. Eso fue antes de su paso por el consejo de asesores de Bill Clinton en la Casa Blanca (1995-1997), antes del período en que fue Economista Jefe del Banco Mundial (1997-2000) y antes de su conversión al “nuevo keynesianismo” y a una visión más próxima a la realidad de una economía que pudo practicar adoptando, -o aconsejando adoptar-, medidas concretas. Como él mismo escribió, “otra cosa es con guitarra”, si puedo permitirme una libre traducción de sus palabras introductorias a “La gran desilusión”. Stiglitz le declara a la periodista del Mercurio: "Vamos a superar esto, no tengo dudas, la pregunta es cuánto nos tomará, y yo estoy entre los pesimistas, creo que la recuperación será lenta". Para Stiglitz, estamos ante lo que se ha denominado "la tormenta perfecta": la combinación de altos precios y una crisis en los mercados financieros. 21
“La intuición detrás de nuestro resultado es simple. En el marco tradicional de la competencia, en el que todos los asalariados perciben el salario del mercado y en el que no hay desempleo, lo peor que le puede ocurrir a un trabajador que saca la vuelta en el trabajo es que lo despidan. No obstante, dado que puede ser reempleado inmediatamente, no paga ninguna multa por su mala conducta. Con un control imperfecto y el pleno-empleo, los trabajadores elegirán pues sacar la vuelta. Para incitar sus trabajadores a no sacar la vuelta, la firma prueba a pagar más que el “salario corriente”; así, si un trabajador es sorprendido sacando la vuelta y es despedido, pagará una 21 multa . No obstante, si es beneficioso para una firma aumentar sus salarios, será beneficioso para todas las firmas hacer lo mismo. Cuando todas las firmas han aumentado sus salarios, la incitación a no sacar la vuelta desaparece de nuevo. Pero como todas las firmas aumentan sus salarios, su demanda de trabajo disminuye, y ello trae el desempleo. Con el desempleo, aun si todas las firmas pagan los mismos salarios, un trabajador tiene una incitación para no sacar la vuelta. Puesto que si es despedido, un individuo no encontrará inmediatamente otro empleo. La tasa de desempleo debe ser suficientemente elevada para que sea benéfico para los trabajadores trabajar en vez de correr el riego de ser sorprendidos sacando la vuelta”. Carl Shapiro y Joseph Stiglitz. “Equilibrium unemployment as a worker discipline device”.
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Un año después de que el colapso de las hipotecas “subprime” sacudiera las bolsas del mundo, Stiglitz asegura que el panorama aún no es alentador: "Toda aquella discusión que tuvimos hace pocos meses de que lo peor había pasado, claramente fue equivocada (...) Creo que hay cosas que todavía Wall Street no quiere asumir que están peor de lo que se dice". ¿Cuán peor? Eso Stiglitz no lo dice. Pero de todos modos se raja con una advertencia: “La dificultad, especialmente para los países en desarrollo, es que para controlar la inflación tienes que causar cierto nivel de desempleo, y el costo económico no sólo es muy alto sino muy injusto, porque la misma gente que está afectada por los altos precios será la víctima del desempleo"22. Habrá que explicárselo con manzanas al presidente de la comisión de Hacienda del senado23, y porqué no a la propia Michelle, en una de esas entienden. Stiglitz concluye diciendo que a su parecer uno de los peores errores que se podrían cometer es exagerar el alza de las tasas de interés. "Se deben reconocer los límites de la política monetaria y tener cierto nivel de moderación", previene. No creo que haya que explicarle eso a José de Gregorio, visto que estos son temas de política económica (o de economía política) asuntos que no se incluyen en las competencias del Banco Central, o bien habría que eliminar el gobierno y en particular el ministerio de Hacienda. O, -lo que es mucho más improbable-, retirarle la “independencia” al Banco Central. Roger Myerson es, -de los cinco especialistas convocados por El Mercurio-, el que le debe su Sveriges Riksbank Prize al más dicharachero de los trabajos, uno que tiene que ver con la teoría de los juegos. Hace ya mucho tiempo que uno sabe que los economistas dejaron de lado la economía real para consagrarse a los modelos matemáticos y a jueguitos que no guardan ninguna relación con el mundo en que vivimos24, pero no deja de maravillarse de que en prima les den un premio. Es como si la Fundación Nobel decidiese uno de estos días darle el Premio Nobel de física a Steven Spielberg por su connotada obra de arte “ET”, a George Lucas por “Star Wars” y a Pixar por el reciente “Wall-e”25. En todo caso Roger Myerson fue galardonado por haber participado junto a Leonid Hurwicz y Eric Maskin en el lanzamiento de la “teoría de los mecanismos de incitación” o teoría de la concepción de los mecanismos del mercado, pomadas que como te decía más arriba forman parte de la teoría de los juegos, en microeconomía.
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Si no conoces la pomada de “la curva de Philips”, espérame que te la explico. Camilo Escalona hizo en febrero del 2008 la siguiente declaración: “Estamos todos preocupados de que pueda haber una combinación bastante negativa entre una alta inflación y menor crecimiento y por lo tanto se trata de contener la inflación y asegurar un nivel de crecimiento adecuado” (sic). Tan simple como eso. Todavía no me explico cómo no le han dado el Sveriges Riksbank Prize. 24 La relación de algunos economistas con la realidad no deja de llamar la atención: George Stigler, “premio Nobel” de economía 1982, llegó a decir: “no es la teoría la que se equivoca, sino la realidad (sic)”. 25 Como quiera que sea estos industriales de la distracción tarifada han ganado más dinero con sus películas que los “premios Nobel” Merton y Scholes con sus modelitos matemáticos. 23
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Para que veas hasta que punto estos tíos son apañaos, su teoría analiza el funcionamiento de los mercados y de las instituciones económicas, y el modo en que emergen los mercados en función del interés de sus creadores (y no de la humanidad toda como pretende la teoría estándar). Dicha teoría toma en cuenta las asimetrías de información26 y en particular las situaciones en que los agentes económicos mienten (ya ves, en teoría de los juegos, y solo ahí, puede suceder…) Y ya puestos a vivir en un mundo irreal, ese que sirve de sustrato a las teorías económicas dominantes, Myerson y sus colegas amplían el concepto de la “mano invisible” de la teoría clásica al caso en el que las estrictas hipótesis de partida no se verificasen: competencia perfecta, información perfecta, ausencia de externalidades, atomicidad y racionalidad de los agentes económicos, transitividad de las preferencias y otros detallitos que pudiesen perturbar el funcionamiento de la teoría. Nótese que Myerson no busca demostrar que las “estrictas hipótesis de partida” no tienen nada que ver con el mundo real, sino hacerle una alforza a la realidad para que cuele la teoría. Abreviando, la teoría de estos tigres permite concebir juegos en los que los agentes económicos se comportan de manera racional y deben alcanzar los objetivos predefinidos por quienes los conciben. Si no has entendido de qué va el tema no te inquietes y vete a preguntarle a tu hijo, -a quién en un arranque de racionalidad y guiado por la “mano invisible” le regalaste una Playstation 3-, cómo funciona el jueguito “Grand Theft Auto IV” en el que un mangante de los países del Este puede robar automóviles, organizar la prostitución, practicar el tráfico de drogas y otras diversiones similares como los fraudes contables, la especulación con el petróleo, las hipotecas subprime y los productos alimentarios, la corrupción de funcionarios, la auto adjudicación de concesiones y la distribución de “stock-options” a quién le dé la gana. No estoy bromeando, eso es lo que quiere decir “concebir juegos en los que los agentes económicos se comportan de manera racional y deben alcanzar los objetivos predefinidos por quienes los conciben”. Lo que pasa es que el comité que adjudica el Sveriges Riksbank Prize les toma en serio y El Mercurio los eleva a la categoría de “los mejores economistas del mundo”. Frente al descalabro financiero más importante desde el krash de 1929, -que trajo consigo la Gran Depresión-, Myerson afirma seguro de sí mismo: "Espero más regulaciones en el mercado financiero". Como lo lees. Ya ves que no sirve de nada haber invertido durante treinta años los esfuerzos del FMI, del Banco Mundial, del Departamento del Tesoro, así como toneladas de papel de diario y miles de horas de manipulación televisiva en convencer a todo el mundo que los mercados se regulan solitos: ante el primer traspié que pone en peligro la estabilidad de la economía planetaria llegan tipos como Roger Myerson a pedir… más regulación. No te cachondees, tú que vives en Chile, país impregnado de neoliberalismo y manejado por la sabiduría del mercado, en el que todo dios no hace sino jurar por la “fiscalización”.
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Ya ves que el postulado “todos saben todo sobre todo” ha ido perdiendo su carácter sagrado.
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Según la periodista del Mercurio a Myerson no le gusta “hacer pronósticos acerca de la economía”. “No es mi área”, responde Myerson, “casi en tono de disculpa”. Y es verdad: Myerson está en los “juegos”. Lo que no le impide asegurar que en un futuro cercano los mercados financieros enfrentaran mayores regulaciones: "Estoy seguro de que el sistema se redefinirá. Creo que la reacción de las autoridades en el corto plazo estará más inclinada a asegurarse de que el sistema esté regulado, más que a promover la innovación financiera", afirma. Con lo cual no arriesga mucho visto que hasta la FED cayó en la cuenta que había que organizar el burdel. Después de todo es la FED la que paga la “borrachera” con dinero del “taxpayer”, como le llaman en los EEUU a los contribuyentes. Roger Myerson termina de clavar el clavo cuando declara: "La crisis subprime sembró ciertas dudas sobre los mercados financieros estadounidenses, y las autoridades van a hacer lo necesario para recuperar esa confianza". He ahí lo que encuentran los “premios Nobel” de economía ante los catastróficos resultados de sus propias “teorías”: solicitar más “transparencia”, pedir más “regulación”, exigir que se restaure la “confianza”, hay quién va hasta invocar el regreso de una “ética” que nunca existió. Nosotros el personal, nosotros los “no expertos”, los que pagamos la cuenta, las víctimas de tanta incuria, de tanta irresponsabilidad y de tanta incompetencia, nosotros que terminamos por pagar toda esa ansia de lucro, el motor que guía los mercados como “una mano invisible” hacia la “eficacia”, tenemos que comenzar por sacar la economía de manos de los “expertos”, de “los mejores economistas del mundo”, para transformar cada decisión de política económica en un tema ciudadano. La supervivencia de la democracia depende de ello.
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