CONVERSACIÓN N°2
DIFICULTAD EN LA REGULACIÓN DE LAS EMOCIONES, CUANDO LA DEPRESIÓN ESTÁ OCULTA. Marta Vilà Paulina: Marta bienvenida, quiero partir preguntándote como puntapié inicial, Si es posible o no la depresión en personas con discapacidad intelectual. ¿Cómo lo ves tu? Marta: Sí que es posible, las patologías que están en el DSM-5 son factibles en las personas con trastorno de desarrollo intelectual. Hay algunos que necesitan de ciertas capacidades cognitivas para que se produzcan y no se podrán dar en personas con discapacidades intelectuales más graves. Pero la depresión sí se puede dar en quienes tienen un funcionamiento cognitivo límite y en discapacidad intelectual leve, moderada y grave. Lo que puede suceder, es que va a ser más difícil de reconocer en algunos casos. En algunos —por su expresión— va a presentarse distintamente en individuos sin discapacidad y en personas con discapacidad intelectual. La dificultad será, que tendremos que ser capaces de reconocer si los síntomas o conductas que observamos en la persona con discapacidad intelectual corresponden a una depresión. Pero sí que se puede dar. Paulina: En relación con eso —en que sí se puede dar, y que van a existir distintas manifestaciones— hay una pregunta que a mí me llamó mucho la atención. Ésta tiene que ver con cuáles son las banderas rojas para estar alerta a signos de depresión en las personas con discapacidad intelectual. Marta: Pues las banderas rojas serán un cambio en el funcionamiento de la persona, que se refieren a una serie de síntomas. En este sentido, el DSM-5, habla de cinco o más. Y, el DMID — que es la adaptación del DSM-5 para las personas con discapacidad intelectual—, nos habla de cuatro o más. De estos síntomas obligatoriamente, uno como mínimo, tiene que ser un estado de ánimo depresivo o irritable. También presentar una pérdida de interés o placer por realizar actividades que antes le eran agradables. Además, puede haber un cambio en el patrón de sueño: que a la persona le cueste dormir, duerma menos o más de lo que era normal en ella. Es posible que se manifiesten cambios en el patrón de ingesta. Que empiece a comer más, o que coma en menor cantidad y, por tanto, pierda peso. También podemos observar falta de energía o cansancio, que le cueste concentrarse o que parece que se acuerda menos de las cosas que antes. Asimismo, se pueden presentar: aislamiento, retraso psicomotor, agitación, así como conductas auto agresivas y hacia otros. UNIVERSIDAD ANDRÉS BELLO
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