UNC 400 años - Historia y Futuro - Fascículo 9

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UNC 4OO AÑOS

HISTORIA Y FUTURO Córdoba, miércoles 24 de octubre de 2012

Entre la dictadura y la transición democrática

capítulo

9

Observatorio Astronómico, UNC. Fotografía : Laura Lencina.

Auspicia:


Victoria Chabrando(*)

L

La gran polémica después de los jesuitas Universitarios para la patria nueva Se abren las puertas de la modernidad La rebelión de los hombres libres Irrupción del peronismo en la Universidad La Universidad devastada Una isla autoritaria

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Miércoles 24 de octubre de 2012

Entre la dictadura y la transición democrática

as prácticas represivas durante el terrorismo de Estado y la posterior reapertura democrática propiciaron singulares formas de intervención juvenil en el espacio público, no sólo al interior del entramado universitario sino también en la vida política y social de Córdoba. Durante la transición democrática, la participación de los estudiantes estuvo atravesada por la tensión entre los legados de la década de 1970 y las promesas de construcción de una república democrática. Estuvo marcada, también, por dos procesos paralelos e interrelacionados. Por un lado, por las heridas que había sufrido la Universidad durante los años del terrorismo de Estado; por otro, por la influencia gravitante de las organizaciones partidarias que estaban en juego en la escena extrauniversitaria. Se trataba, de hecho, de una situación en donde la historia reciente, vinculada a los efectos directos de la dictadura militar sobre la sociedad civil, invadía y penetraba la reorganización de la vida dentro del claustro. A su vez, se debían sostener y definir nuevos canales de discusión en el escenario abierto con la transición. En otras palabras, se dibujaba una permanente tensión entre reconstruir lo que había sido el movimiento estudiantil en los años previos al ‘76 o pensar un nuevo modelo de organización y lucha. Una de las primeras medidas del delegado militar en la UNC fue el cierre de la Secretaría

de Asuntos Estudiantiles y la prohibición de los centros de estudiantes. Sin embargo, siguieron existiendo algunas agrupaciones, como Franja Morada, la Federación Juvenil Comunista y el Movimiento Nacional Reformista, aunque restringidos en su acción y sin lugares físicos para reuniones en el espacio universitario. Entre 1976 y 1982, las actividades fueron escasas y limitadas a eventos como la organización de peñas, partidos de fútbol, encuentros con profesores cesanteados por la dictadura e intentos de establecer lazos con referentes de partidos políticos. Todas estas acciones tuvieron como principal objetivo “ganar legalidad”, esto es, en palabras de exmilitantes, dar visibilidad pública a la existencia de los centros de estudiantes, para que quedara un registro que resguardara estos espacios; pero, por sobre todas las cosas, procurar la supervivencia de quienes militaban en un contexto de represión. Actuar en una agrupación relacionada con algún partido político era parte de ese objetivo. Normalización En septiembre de 1982, la UNC comenzó a transitar el proceso de normalización. El rector Carlos Morra, procedente de una familia con tradición de militancia en el antirreformismo cordobés, manifestó que correspondía “iniciar la normalización del claustro universitario mediante la realización de

los respectivos concursos de provisión de cátedras”, a la vez que afirmó que se debían restituir las secretarías de Asuntos Estudiantiles en todas las facultades. La participación de los estudiantes en este proceso fue clave. El claustro, a través de representantes elegidos a través de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC), tuvo intervención en el consejo normalizador con carácter de provisorio, espacio donde se discutió cómo debía darse la reapertura democrática. En ese momento, las discusiones más acaloradas al interior de la FUC se dieron en torno de los estatutos de representación estudiantil. Franja Morada (FM), el Partido Intransigente (PI) y el Movimiento Nacional Reformista (MNR) promovieron la participación a través de una asamblea general como órgano soberano de las decisiones. Tanto la FUC como los centros fueron una síntesis del trabajo por comisiones de curso, que comenzaron a reactivarse en todas las facultades durante los primeros meses de 1982. Para marzo de 1983, el claustro estudiantil estuvo representado en el Consejo Superior Provisorio por las dos primeras fuerzas que participaban de la FUC. Por Franja Morada, José Serra, estudiante de Medicina, quien estuvo al frente de la Federación hasta 1986, y como secretario General Medardo Ávila Vázquez (Medicina). La segunda fuerza fue el PI,

representado por Amadeo Sabattini (Ciencias Químicas) y Eugenio Reatti (Abogacía). Entre los temas centrales a discutir en este proceso de normalización, se encontraba el problema edilicio y la falta de presupuesto, dos cuestiones que intentaron justificar el cupo. Esta medida fue rechazada por todas las agrupaciones estudiantiles. A su vez, el pago de aranceles había sido una propuesta del rector provisorio, en 1982. Movilizaciones Entre febrero, marzo y abril de 1983, los representantes estudiantiles, con el apoyo de algunos docentes, se opusieron a estas medidas y organizaron manifestaciones en repudio que lograron que se diera marcha atrás con el arancelamiento. Este –a diferencia de otros momentos– fue un período caracterizado por una intensa relación de diálogo y trabajo conjunto entre las agrupaciones estudiantiles y algunos docentes, en su mayoría aquellos que habían sido cesanteados por la dictadura. Empero, al interior de ambos claustros se observan algunas diferencias en función de intereses y reivindicaciones propias. En el caso de los docentes, la dictadura consolidó a algunos y destituyó a otros, condición que fue una de las determinantes a la hora de definir espacios de participación en el proceso de normalización. Para los estudiantes organizados, otras de las

discusiones importantes giraron en torno de la supresión del examen de ingreso, la eliminación de los cupos, la derogación de los planes de estudios impuestos por el gobierno de facto y la intervención del estudiantado en la designación de los decanos y directores de escuelas, como así también en los concursos docentes. Eliminación del cupo En los primeros días de marzo de 1983, la FUC organizó una movilización en la que se elaboró un petitorio para exigir al entonces rector interventor que se eliminaran los cupos de ingreso. También se planteaba la derogación de los exámenes, ya que los consideraban excluyentes para un país caracterizado por defender la educación pública. La falta de respuestas por parte del Rectorado produjo un intenso malestar. Unos meses más tarde, en septiembre, los aspirantes que no habían accedido a la matriculación –en su mayoría de las facultades de Derecho, Arquitectura y Medicina– convocaron a una “masiva huelga estudiantil contra el ingreso restrictivo”. La medida duró poco menos de una semana y tuvo buenos resultados, pese a no haber logrado su cometido, que era la eliminación del examen en el ingreso. Pero el acontecimiento dio visibilidad a un movimiento estudiantil organizado. Otra de las prioridades –sobre todo en facultades

como Derecho, Filosofía y Humanidades, Arquitectura y Medicina– fue la de desplazar a los profesores cómplices de la dictadura. Los representantes estudiantiles del PI fueron quienes intervinieron constantemente en el Consejo Superior Provisorio con esta reivindicación. Partidos políticos La pertenencia o no a partidos políticos modificaba los programas de cada agrupación. Por ello, las pugnas por detentar espacios de poder al interior de la Universidad estuvieron influenciadas por las discusiones que se dieron en el espacio extrauniversitario. En este sentido, el clima que se vivió en la UNC durante el primer quinquenio de los años ‘80 fue de entusiasmo e ilusión política para los jóvenes universitarios, que se plasmaron –entre otras cosas– en la intensa politización y entusiasta reorganización de la actividad estudiantil. Esto se explica si tenemos en cuenta la hegemonía por parte del brazo estudiantil del partido radical, Franja Morada, en los comicios para la conducción de los diferentes centros de estudiantes a principios de los años ‘80. El “fenómeno” alfonsinista en tanto expresión mayoritaria de la política nacional se proyectó en los espacios de participación universitaria. En este contexto, en 1984 la mayoría de los centros estuvieron conducidos por FM, con excepción del de la Facultad de Filosofía

y Humanidades, en manos de una agrupación cercana a la Juventud Peronista (el GEFFyHL). Entre 1983 y 1986, la mayoría de los estudiantes se congregaron en torno de la figura del Ejecutivo Nacional, aunque muchos de ellos no adscribían al partido radical sino que apoyaban algunas medidas tomadas por el Presidente. Dicha experiencia fue crucial a la hora de delimitar proyectos de trabajo al calor de la transición democrática hasta 1985, cuando al interior de Franja Morada comenzaron a evidenciarse las primeras tensiones que, más adelante, produjeron rupturas y la creación de nuevos espacios, como la agrupación Santiago Pampillón, por las críticas a las medidas adoptadas por Alfonsín respecto de la economía nacional y los militares. Pese al clima de ilusión y optimismo, en pocos años la experiencia de organización estudiantil quedó desarticulada y desprovista de sentido al calor de los acontecimientos políticos que se sucedieron a nivel nacional. La experiencia vivida tras la salida de la dictadura se desmoronó y fue la apolitización de los sectores juveniles una de las dificultades más grandes para los estudiantes organizados en la década de 1990

(*) Lic. en Historia UNC

Sí que fue una brisa de primavera abriendo camino en la historia: otra vez la vida y las calles eran nuestras. La dictadura terminó y la democracia volvió ungiendo al candidato radical Raúl Alfonsín, mientras que el peronismo, desde su creación, perdía por primera vez en la decisión de las urnas. Más del 50 por ciento del país apoyaba a Alfonsín y la democracia se presentaba como una panacea que enseguida comenzó a tener sus tropiezos. La dictadura había dejado una deuda externa condicionante, que nos ponía bajo los ojos del FMI y de poderes económicos locales. Mientras se daban pasos de inmensa reparación histórica, como el Juicio a las Juntas Militares, se afrontaron episodios desestabilizantes, como la asonada militar de Semana Santa de 1987. Finalmente, el Gobierno terminó acorralado por una crisis que llevó la hiperinflación a cifras astronómicas y hundió a la población en la zozobra. Esa zozobra, ese miedo que quedó inoculado en la gente, hicieron posible que Carlos Menem llegara con un discurso popular y apenas sentado en el gobierno se convirtiera en el campeón del neoliberalismo, el que fue capaz de privatizar a cualquier costo (a veces, a precio de regalo), incluso bienes tan estratégicos como el petróleo. La cotización del dólar estaba atada al peso y eso hizo posible consumir bienes importados y viajes al exterior, pero la producción nacional fue sensiblemente afectada y pronto comenzaron a multiplicarse las cifras de desocupados. Menem gobernó más de una década (Pacto de Olivos mediante) y le sucedió Fernando de la Rúa, quien pretendió sostener el neoliberalismo convocando a Domingo Cavallo, el ministro autor de la convertibilidad. Pero todo terminó en un derrumbe sin igual, con ahorros incautados a través del corralito, más de la mitad de la población por debajo de los índices de pobreza y una represión final a las protestas populares que dejó una treintena de muertos. Luego de cuatro presidentes fugaces, llegó Eduardo Duhalde, con palabras que no pudo sostener y un estado de cosas que abrieron el camino otra vez a las elecciones. En 2003, Néstor Kirchner fue ungido presidente después de que Menem rechazara una segunda vuelta. El paradigma comenzó a cambiar a partir de la apuesta a la producción industrial, el consumo interno y la profundización de la integración con Sudamérica. Después asumió su esposa Cristina Fernández y, tras una larga confrontación con las entidades rurales por los términos del impuesto a la soja, se tomaron medidas como la reestatización de los fondos de los aportes jubilatorios, la Asignación Universal por Hijo y las recuperación del control por parte del Estado de las empresas Aerolíneas Argentinas e YPF. El año próximo se habrán cumplido 30 años de democracia ininterrumpida. Todo un hito en nuestra historia bicentenaria.

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Entre la dictadura y la transición democrática

Miércoles 24 de otubre de 2012

Participación estudiantil en la UNC


Los estudiantes y la democracia

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Miércoles 24 de octubre de 2012

Por Hernán Faure (*)

Raúl Alfonsín dictó el decreto 154 apenas asumió la presidencia de la Nación, y dio inicio a la normalización de todas las universidades públicas, en el marco de los principios de la Reforma Universitaria de 1918. Abolió todas las proscripciones que existían para ocupar cargos, garantizó la participación estudiantil en los consejos, reconoció los centros de estudiantes y las federaciones universitarias. Fue el inicio de la democratización universitaria, que concluyó en forma exitosa con la normalización de todos los claustros, la elección de autoridades, la aprobación de estatutos, los concursos docentes y la vigencia de la autonomía. Los estudiantes participamos en forma masiva de dicho proceso y fuimos protagonistas en el cogobierno universitario. Para la mayoría, esa experiencia democrática constituyó una novedad absoluta: desde el golpe de 1976, estuvo prohibido el ejercicio de cualquier forma de participación política y las universidades fueron celosamente vigiladas por los servicios de inteligencia. Franja Morada fue la principal fuerza estudiantil desde 1983, al lograr el apoyo mayoritario de nuestros compañeros para conducir centros y federaciones universitarias. Los estudiantes de aquellos primeros años de la década de 1980 votaron a favor de la educación pública de calidad, contra cupos y trabas al ingreso y a favor de la paz, del pluralismo, en contra de la violencia y del sectarismo. Esa fue nuestra propuesta y nuestra lucha. De la Universidad pequeña y cerrada, se pasó a una Universidad abierta y de masas, de un año para otro. El debate en aquellos años fue apasionante. Nosotros, desde la Franja, sosteníamos que era posible y necesario conciliar masividad con calidad. Que era un proceso que debía realizarse y para ello debían existir mayores recursos del Estado, que debían administrarse en forma responsable. La autonomía no podía ser una excusa para despilfarrar. En cada facultad, luchamos por la plena vigencia y respeto de las reglas democráticas. Hubo quiénes desde posiciones seudoprogresistas se apresuraron a descalificar, caracterizando como “democracia formal” al proceso de transición que, con enormes dificultades, se desarrollaba en el país, sin comprender que la democracia, con sus instituciones, es el único sistema para vivir en paz, con libertad, igualdad, justicia y pleno respeto a los derechos humanos. Lamentablemente, desde la más alta magistratura del país se promueve una división en la sociedad argentina y se observa un claro retroceso de la convivencia democrática. No tengo dudas de que la UNC y los estudiantes de hoy se mantendrán firmes en la defensa de valores y principios que, cuando ceden, hacen retroceder a los pueblos a la condición de súbditos del tiranuelo de turno. ¡FUC, FUC, FUA, la lucha continúa! (*) Presidente del Centro Estudiantes de Derecho en 1987, presidente de la FUC en 1989

el congreso de la fuc de 1983 Por Carlos Vicente (*)

E

n noviembre de 1983, se realizó el Cuarto Congreso de la Federación Universitaria de Córdoba, con la participación de unos 250 delegados que debatieron tres fines de semana consecutivos. Atrás empezaba a quedar la dictadura, la enorme represión del terrorismo de Estado que se ensañó con la UNC y particularmente con sus estudiantes. Adelante, el inicio de una nueva transición democrática en el país y en la Universidad. Este Congreso fue la culminación de un trabajo de reorganización de los centros de estudiantes mediante elecciones masivas que se había producido desde mediados de ese año y que expresaba también la reconstrucción paciente que distintas agrupaciones estudiantiles habían emprendido desde 1979/80. Construcción de grupos de actividades culturales, de impresión de apuntes, deportes o petitorios por reivindicaciones gremiales y comisiones de solidaridad con los estudiantes presos y desaparecidos; esos eran los espacios que se inventaban para vivir y resistir al autoritarismo dictatorial. En octubre de 1981, todas esas expresiones confluyeron, convocadas por el Centro de Estudiantes de Derecho, en la primera movilización contra la dictadura en Córdoba. Esa marcha fue un hito que marcó la recuperación de la calle como lugar donde se expresaban las voces y el rechazo al autoritarismo y también la progresiva “reaparición” de las reuniones y discusiones en las aulas. Poco a poco, las pequeñas asambleas fueron creciendo y terminaron con la toma del Rectorado, en septiembre de 1983, y más de cinco mil estudiantes recorriendo las calles y reclamando por la eliminación de los aranceles y el ingreso irrestricto. En ese contexto, algunos pocos dirigentes con experiencia de lucha contra la dictadura y una amplia camada surgida de la apertura política que se produjo ante el desmoronamiento del régimen militar, debatieron la formulación de un programa universitario y un plan de acción ante la nueva realidad dominada por la transición democrática que se iniciaba, y que ninguno, aun los más optimistas, pensaban sería el período más extenso de continuidad institucional de la Argentina. En lo universitario, el gran desafío era transformar la Universidad, de un ámbito oscurantista, en un espacio de libertad de pensamiento. En lo político general, el eje era la lucha por los derechos humanos, que tuvo como consigna aglutinante el juicio y castigo por los crímenes del terrorismo de Estado. Así, el trabajo de mayor densidad de la FUC en esos años fue lo relacionado a la lucha por la apertura de los juicios a los responsables del terrorismo de Estado. La campaña en reclamo del encarcelamiento al genocida Luciano Menéndez y las grandes movilizaciones que se realizaron, son su seña de identidad. En esa lucha, se fue hermanando con los organismos de derechos humanos. En esa lucha conoció el apoyo invalorable de un viejo referente universitario, que presidió en 1984 la Conadep-Córdoba, el arquitecto Luis Rébora, quien había sido decano de su facultad y uno de los expulsados en la dictadura de Onganía y luego del ‘76. La FUC, con el consenso de la mayoría de las agrupaciones, propuso al maestro Rébora y la Asamblea Universitaria de abril de 1986 lo eligió rector. El primero elegido democráticamente por los claustros en este último cuarto de siglo y que construyó el cimiento del clima de libertad que hoy se respira en la UNC (*) Presidente del Centro de Estudiantes de Derecho 1980/83

i se mira la militancia estudiantil de fines de los ‘70 y principios de los ‘80, lo primero que llama la atención es la profunda transformación que ha vivido la Universidad pública argentina, en el marco de las transformaciones que ha vivido el país. Nuestra experiencia de militancia en aquellos años fue la de enfrentar el proyecto universitario (y educativo en general) de la dictadura y los sectores dominantes, que se expresaba en los aranceles, los exámenes de ingreso, los cupos, la inexistencia de instituciones democráticas, los planes de estudio diseñados según los intereses de las clases dominantes,

Para los estudiantes era necesario reincorporar a los docentes cesanteados y realizar concursos abiertos y legítimos para estar en condiciones de normalizar la Facultad. completamente desvinculados de las necesidades de los sectores populares. En la Facultad de Filosofía y Humanidades, específicamente, había dos carreras cerradas (Teatro y Cine), gran cantidad de profesores cesanteados, estudiantes desaparecidos o que habían debido abandonar las carreras, prohibición de muchísimos autores, bibliografía y líneas teóricas completas, por sólo nombrar los hechos más notorios. Además, como ocurría en todas las universidades y en el país en general, la actividad política estaba prohibida y, por lo tanto, los centros de estudiantes y la Federación Universitaria no podían

funcionar. En ese marco, el primer eje de trabajo que empezó a gestar una militancia estudiantil fue la necesidad de reconstruir los centros de estudiantes. Desde 1978, con “Psicocor” en Psicología, hasta la Comisión procentro que se reunía en la sede de los salesianos, una serie de iniciativas fueron apuntando en esa dirección. Entre 1980 y 1981, se forma la Comisión de Cultura de Filosofía y Humanidades, que se reunía en “El Tambo”, sobre la calle Independencia, y estaba conformada en su mayoría por estudiantes de Historia. Sus objetivos eran generar algún tipo de actividad intelectual diferente de lo que era dominante en la facultad en ese momento, que era absolutamente chato y mediocre porque estaba casi todo prohibido. Pero la experiencia que más decididamente contribuyó a avanzar hacia la reconstrucción del Centro de Estudiantes fue el GTH (Grupo de Trabajo de Humanidades). Esta experiencia pluralista, en sus inicios fue activadora de agrupamientos de otras facultades, que estaban fuera de lo que en ese momento eran los centros oficiales o lo que había quedado de ellos. El GTH fue un espacio clave, que permitió los comienzos de una politización del estudiantado de la facultad y contribuyó a generar las condiciones para la reconstrucción del Centro. A fines del ‘81, los estudiantes nucleados en el GTH participamos en la primera marcha universitaria, que congregó a unas 200 personas frente al Rectorado al grito de “Democracia, democracia” y “se va a acabar la dictadura militar”. Después

de la guerra de Malvinas, en 1982, comenzó la apertura política que culminaría con las elecciones de 1983. Antes de las presidenciales de octubre, en septiembre de ese año se hicieron por primera vez las elecciones de Centro de estudiantes. A partir de 1984, cuando ganamos la conducción, como parte de la agrupación GEFyHL (Grupo de Estudiantes de Filosofía y Humanidades para la Liberación) nos tocó conducir las luchas por la democratización de la Facultad. Se trataba de la conducción de un organismo de masas, participativo, en el marco de una democracia condicionada que tenía su

En lo estrictamente académico hubo un proceso de lucha muy intenso orientado a reformar los planes de estudio impuestos por la dictadura. expresión específica en la Facultad. Una de las formas de ese condicionamiento fue el intento del decano normalizador Segretti de “normalizar” la facultad en las condiciones en que se encontraba. Los estudiantes nos movilizamos para impedirlo, porque sólo el 20 por ciento de la planta estaba concursada, se habían realizado concursos ilegítimos y había muchos profesores cesanteados, e incluso todavía algunos permanecían en el exilio. Para los estudiantes, era necesario reincorporarlos y realizar nuevos concursos, esta vez abiertos y legítimos, para estar en condiciones de normalizar la facultad. Otra lucha que hubo que librar en ese contexto estaba

orientada a la construcción de verdaderos órganos de cogobierno, puesto que en esos primeros años eran meramente consultivos con escasa participación estudiantil. Pero esa participación no la pensábamos sólo acotada a esas instancias, sino que la extendíamos a toda la cotidianeidad de la vida universitaria. Y en ese marco, durante esos años fueron claves para nosotros las luchas por el ingreso irrestricto y el fin del arancelamiento. Desde el punto de vista estrictamente académico, hubo otro proceso de luchas y trabajos muy intensos, orientados a la reforma de los planes de estudio impuestos por la dictadura. En el plan 78, se habían consagrado los principios ideológicos y teóricos de lo que la dictadura pensaba que debía ser la enseñanza de las Humanidades y las Ciencias Sociales. Entre 1985 y 1987, con participación masiva en asambleas multitudinarias, los estudiantes discutimos la nueva orientación de los planes de estudio. Nuestra militancia estuvo orientada, por una parte, a la incorporación de autores, bibliografías y líneas teóricas que habían sido censuradas o prohibidas, actualizando así los contenidos y metodologías. Pero por otra parte, postulábamos que debían tenerse en cuenta las necesidades sociales, los intereses de los sectores populares y una concepción liberadora, y no meramente instrumental, de la educación. Lamentablemente, aquella democracia condicionada no pudo encontrar un cauce de profundización. Los embates de los sectores dominantes

tomaron en la década siguiente la forma de la privatización general de la vida y de la muerte de los argentinos. En la Universidad, se expresó en la penuria presupuestaria, el ajuste permanente, la imposición de una Ley de Educación Superior neoliberal y un modelo académico que tendía al individualismo y la despolitización. Aquella rebelión contra la democracia condicionada que se pretendía imponernos puede y debe ser hoy resignificada. Vivimos un proceso complejo de nuevas transformaciones y desafíos. Aquel proceso de construcción de la democracia que empezamos hace 30 años y que fue

Postulábamos que debían tenerse en cuenta las necesidades sociales y los intereses de los sectores populares y una concepción liberadora de la educación. metodologías. reinventado desde 2003 debe ser profundizado. El pueblo argentino enfrenta enormes desafíos: la transformación de la estructura productiva y tributaria, la democratización de los medios y la igualación real de las oportunidades educativas son algunos de ellos. Se trata, en definitiva, del viejo anhelo de justicia social. Como militantes estudiantiles de aquellos años ‘80, pensábamos que la Universidad pública debía asumir como propios esos desafíos. Hoy pensamos lo mismo (*) Estudiantes Facultad de Filosofía y Humanidades en la década del 80.

Miércoles 24 de otubre de 2012

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Por Guillermo Hossly, Claudio Díaz y Claudio Barragán (*)

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Con la misma rebeldía


Una lección de la historia

Por Mariano Faraci (*)

UNC 400 AÑOS HISTORIA Y FUTURO

Miércoles 24 de octubre de 2012

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romovidas por un reducido grupo de compañeros que habían alcanzado a tener algún grado de participación en los centros de estudiantes antes de su prohibición en los ‘70, durante 1980 tienen lugar algunas iniciativas básicamente de índole deportivas que dan origen, ya entrado 1981, a las Comisiones Pro-Centro de Estudiantes, todavía en el marco del gobierno decadente de la más terrible dictadura. El clima de temor no impidió la participación plural de un grupo de jóvenes, la mayoría sin ninguna experiencia, pero con un común sentimiento de justicia y de libertad y la fuerte necesidad de plasmarlo en el ámbito de la Universidad. Comenzamos a intercambiar ideas que articulaban desde la orientación de la especificidad disciplinar al tipo de organización social, a delinear estrategias que permitiesen generar lugares de encuentro, a impulsar unas incipientes actividades y a acordar formas de organización y modos de funcionamiento, todo lo cual derivó, a inicios de 1982, en un espacio de creciente esperanza. Fue un movimiento desde el origen claramente político, porque entendíamos, no sin confusiones y contradicciones, que para el logro de nuestros anhelos había que derrocar a la dictadura. De ahí la interacción con las juventudes políticas y los sindicatos. De ahí la cada vez mayor adhesión e identificación con alternativas políticas que se iban legitimando. “Con lucha se van, con unidad no vuelven”. Después de Malvinas se incrementó de un modo sorprendente el interés del estudiantado, en conjunción con la sociedad toda, primero por escuchar y entender y luego por sumarse y participar de una etapa caracterizada por la recuperación de lo público, de

la identidad colectiva, de la democracia. Antes de las elecciones generales que consagraran a Raúl Alfonsín, ese otro enorme líder que tuvo la virtud de comprender el fenómeno político de la etapa y aportar con grandes aciertos y grandes errores a la construcción de la democracia, se sucedieron durante agosto de 1983 las elecciones de los centros de estudiantes. En muchos de los casos, resultaron triunfantes agrupaciones de carácter programático, políticas e independientes impulsadas desde aquella Franja Morada junto a un conjunto de fuerzas de las juventudes universitarias del PI, del PC, sectores diversos de la JP y una cantidad impresionante de independientes. Desde un enfoque anclado en los principios de la Reforma Universitaria del ‘18, tres fueron los ejes sobre los que se construyó el movimiento estudiantil de los ‘80: la democratización de la enseñanza, la construcción de instancias colectivas de perfil juvenil y la defensa de la democracia y los derechos humanos. En el Centro de Estudiantes de Arquitectura, del que me tocó ser su primer presidente, hubo una intensísima intervención de más de una centena de militantes distribuidos en comisiones, que aportaron para canalizar la participación de cientos de estudiantes, logrando incidir en la designación de unos insuperables decano y vice del período normalizador (arquitectos Bernardino Taranto y Hubert Hobbs), en la elaboración del nuevo Plan de Estudios, en la creación de la revista, en el desarrollo de ciclos de cine, la realización de peñas y fiestas, la recuperación de la cantina, el juicio académico a las autoridades de la dictadura, y la

La ley y la obra

Por Ricardo Caracciolo (*)

revitalización de la biblioteca, por sólo mencionar algunas actividades. Se logró, luego, llevar al maestro Rébora, expresión de lo más democrático y progresista, al Rectorado de la UNC. Se reabrió el Comedor Universitario, se realizaron las masivas campañas de extensión y solidaridad, se realizaron los increíbles festivales en Instituto con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, o los Mejías Godoy y la gran fiesta del Comedor con “la Mona” Jiménez y su Agujita de Oro, por primera vez dentro de la UNC. Se trató de una verdadera construcción política, compleja, contradictoria, no sin equívocos, pero sumamente honesta, profundamente comprometida con el período histórico que nos tocaba, jugando un papel que sin duda incidió en la política de Córdoba y de todo el país. Una experiencia intensa, participativa, de una enorme creatividad y espíritu juvenil, que fue parte y a la vez aporte a la construcción de aquel proceso democrático de la Universidad y del país. Muchos nos formamos en aquella experiencia, muchos resistimos la política del menemismo en la UNC. Y muchos en la actualidad trabajamos en y por esta Universidad que va camino a sus 400 años en el mejor momento de su historia. Sin dudas, los ‘80 contribuyeron en la orientación que hoy la distingue, en la que nos seguimos preguntando por qué no, en pos de alcanzar una sociedad más justa, libre y democrática, desde un sentimiento profundamente humano (*) Profesor Titular Arquitectura 4B y 1A - UNC. Presidente del CEA (1982-84). Secretario General FUC (1984-85). Secretario SEU (Rectorado Rébora 1986-88).

Durante los primeros años de la década de 1970, se había conformado en el Instituto de Filosofía del Derecho de la UNC un grupo de jóvenes intelectuales preocupado por la elucidación y discusión de complejos problemas de la filosofía contemporánea, en especial de la filosofía del derecho. La promoción, el aliento y la dirección de un sinnúmero de actividades –incluyendo cursos y seminarios– estaba a cargo del profesor Ernesto Garzón Valdés, titular de la cátedra de Filosofía del Derecho. Recién llegado de Buenos Aires, pude incorporarme a esas reuniones en agosto de 1972. Pocos meses después, inicié mi carrera universitaria, al obtener por concurso un cargo de JTP en esa cátedra. Al mismo tiempo, obtuve una beca del Conicet para realizar mi tesis doctoral, con la dirección de Garzón Valdés. Así, pude participar en una experiencia realmente notable dirigida a obtener una combinación exitosa de investigación y docencia, cuyo resultado fue la extrapolación de las mejores ideas a las clases de grado. Hay dos circunstancias que muestran la calidad de semejante labor. Por un lado, Garzón Valdés había logrado conformar en el Instituto –muchas veces gracias a su esfuerzo personal– una biblioteca esencial dedicada al pensamiento filosófico, especialmente a las controversias contemporáneas. Por otro, atendiendo a su iniciativa, la editorial de la UNC llevó a cabo la tarea de difusión y expansión de ese pensamiento, mediante la publicación de una serie de libros de alto valor en la disciplina, tanto provenientes de la tradición filosófica como de aquellos que podían asumirse como indicadores de la agenda actual de problemas. Toda esa empresa se frustró definitivamente en junio de 1976, después del golpe militar y la consiguiente intervención de las universidades, aunque es verdad que las convulsiones de la época inmediatamente anterior habían ya dañado de múltiples maneras la vida universitaria. De hecho, Garzón Valdés tuvo que abandonar el país a principios de 1974. Sea como sea, casi todos los integrantes del grupo –incluyendo a la secretaria del Instituto– fuimos expulsados en el triste invierno del ‘76 por un mayor de la Aeronáutica, titulado “delegado interventor” en la Facultad de Derecho. Historias como esta se multiplicaron en cátedras, departamentos, institutos y facultades de toda la UNC y en todas las universidades públicas, es decir, el ámbito institucional que había que desmantelar para eliminar esa clase de oposición. Como institución, la Universidad se convirtió en una especie de oficina burocrática generadora de títulos, sin ningún espacio para la libre expresión del pensamiento. Es decir, en una seudo Universidad, en una Universidad fraudulenta. Con la recuperación de la democracia, en 1983, muchos fuimos reintegrados a nuestros cargos docentes. Un acto de verdadera justicia. Fue el primer paso para reiniciar la frustrada carrera haciéndolo ahora, aunque ya jubilado, en la compleja y difícil tarea de reconstruir, pensar y diseñar una Universidad digna de su nombre, la Universidad democrática que hoy está disponible para los jóvenes intelectuales, científicos y artistas del futuro. Porque sólo la democracia puede asegurar las condiciones necesarias del libre desarrollo de la ciencia y la cultura. Simplemente, porque es incompatible con la imposición de cualquier forma de pensamiento oficial. Esa es una lección de la historia que todos deberíamos aprender.

Por Horacio Javier Etchichury (*)

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Fotografía: Antonio Carrizo. La Voz del Interior.

Fotografía: Raimundo Vuñuelas. La Voz del Interior.

arlos Menem acaba de ser reelegido. Los trenes ya no pasan, los teléfonos y el gas son privados, YPF también está en venta. Un ministro graduado en Harvard nos tiene atados al dólar. Todos los represores gozan de impunidad y a veces te los cruzás por la calle. Nuestro canciller celebra cada gesto de “amor carnal” con el gobierno norteamericano. El desempleo está, oficialmente, en el 18 por ciento, la cifra más alta en muchas décadas. “Economía popular de mercado”, según Álvaro Alsogaray. En ese invierno de 1995, el estudiantado está metido en una pulseada política tremenda. Hay que resistir la aprobación de una ley, denunciada como el grito de guerra neoliberal contra la Universidad. La agitación en todos los centros de estudiantes crece. Chicos y chicas se vuelcan a la calle, con las caras pintadas con códigos de barras, símbolo de la comercialización del conocimiento. La Reforma del ‘18 se invoca como un conjuro, la defensa de la educación pública se propone como consigna de todas las pancartas. Pero nada pueden las marchas, la ocupación de calles y avenidas, las sentadas y los discursos: el 20 de julio de 1995, el Congreso menemista aprueba la ley 24.521, Ley de Educación Superior (LES). Aun hoy, cuando tantas cosas han cambiado, sigue vigente. Sigue determinando el perfil de las universidades argentinas. ¿Llegará a cumplir dos décadas? Nuestra Constitución asegura la gratuidad y la equidad como principios de la enseñanza pública, y la autonomía universitaria (artículo 75 inciso 19), además del derecho amplio a la educación. La LES, diseñada a partir de las propuestas del Banco Mundial, contradice estas normas constitucionales. Se permite cobrar por los estudios de grado y posgrado (artículo 59). Cinco años antes de aprobarse esa ley, la UNC había establecido la “contribución estudiantil”, que sólo pudo derogarse –tras una larga lucha– en 2011. En 1991, se dictó la ordenanza que todavía hoy reglamenta el arancelamiento del posgrado. Cabe destacar que desde 2009, el nivel de doctorado es gratuito para docentes y no docentes de la UNC. La LES creó también la Coneau, encargada de evaluar y acreditar las carreras. En su integración, tienen mayoría los representantes de la Presidencia y del Congreso. No es sólo una revisión académica: también se valora la gestión, cómo se lleva adelante la vida institucional. Pero no sólo se afecta la autonomía por esta vía. En lugar de guiarse por el interés en la búsqueda del conocimiento, la LES fomenta el vínculo entre la Universidad y el mercado y la producción, permitiendo la venta de bienes y servicios (artículo 59 inciso c). Esta lógica se encadenó con un sistema (iniciado en 1994) de “incentivos” individuales para que cada docente investigue. El conocimiento se convierte en apropiable, negociable. La posibilidad de acceder a la educación también se recortó: el artículo 50 permite a cada Facultad (en las universidades con más de 50 mil estudiantes) adoptar sistemas de entrada, permanencia y egreso de sus cursantes. El régimen de cupos en nuestra Facultad de Ciencias Médicas nace con ese permiso. Este legado del neoliberalismo educativo sigue entre nosotros. Algún día, no muy lejano, se podrá derogar su texto. La tarea mayor es deshacer su obra

(*) Ex profesor titular de Filosofía del Derecho.

Fotografía: Antonio Carrizo. La Voz del Interior.

(*) Profesor Asistente, UNC. Investigador, CONICET

Miércoles 24 de otubre de 2012

“Hay quienes observan la realidad tal cual es y se preguntan por qué, y hay quienes imaginan la realidad como jamás ha sido y se preguntan por qué no”. George Bernard Shaw

UNC 400 AÑOS HISTORIA Y FUTURO

reconstrucción de los Centros


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n 1983, con el advenimiento de la democracia, se instaló en la Facultad de Odontología la necesidad de una reforma curricular, con la que se intentó superar el tradicional modelo de educación odontológica, predominantemente individualista y atomicista basado sólo en lo profesional-técnico. Se implementó entonces el plan 1985, que tiende a formar un profesional odontólogo con un fuerte compromiso con la salud y la realidad social, con un enfoque más preventivo que reparativo del daño, a partir de un aprendizaje basado en la evidencia científica y el trabajo en equipo. La Facultad de Odontología encuentra sus orígenes en los primeros años del siglo 20, cuando por iniciativa del decano de la Facultad de Ciencias Médicas Alejandro Centeno, se presenta en 1915 un proyecto para la creación de la Escuela de Odontología, que nace el 5 de noviembre de ese año, cuando el Consejo Superior aprueba su fundación. Al iniciarse el primer curso en el ciclo lectivo de 1917, la Escuela tuvo 35 alumnos y en 1921 egresan las primeras doctoras en Odontología: Ana María Corominas y María Giménez del Valle. Entre fines del siglo 19 y principios del 20, en las universidades argentinas la enseñanza de la odontología se incluía entre las denominadas “ramas menores” de la medicina. Sin embargo, la inserción en la Universidad que la disciplina logró en ese período permitió que muy pronto la Odontología se configurara como un espaci

UNC 400 AÑOS HISTORIA Y FUTURO

Miércoles 24 de octubre de 2012

Dr. Tomás Villafañe Lastra

Aclaración Por un error involuntario, en la página 7 del capítulo 8 de los fascículos UNC 400 años. Historia y Futuro, se consignó que el Dr. Tomás Villafañe Lastra había sido Rector durante la dictadura de Onganía. En realidad, Villafañe Lastra se desempeñó como Decano de la Facultad de Ciencias Médicas durante el gobierno del presidente Arturo Illia. Esporádicamente quedaba a cargo del Rectorado por ser el Decano más antiguo cuando el Rector de ese momento, Eduardo Camisa Tecco, se ausentaba. El 30 de julio de 1966 Villafañe Lastra renunció a su cargo junto a otros decanos y el 11 de agosto de ese mismo año asumió Ernesto Gavier como Rector de la UNC.

Por Omar Gani (*)

E

n 1983, con el advenimiento de la democracia, se instaló en la Facultad de Odontología la necesidad de una reforma curricular, con la que se intentó superar el tradicional modelo de educación odontológica, predominantemente individualista y atomicista basado sólo en lo profesional-técnico. Se implementó entonces el plan 1985, que tiende a formar un profesional odontólogo con un fuerte compromiso con la salud y la realidad social, con un enfoque más preventivo que reparativo del daño, a partir de un aprendizaje basado en la evidencia científica y el trabajo en equipo. La Facultad de Odontología encuentra sus orígenes en los primeros años del siglo 20, cuando por iniciativa del decano de la Facultad de Ciencias Médicas Alejandro Centeno, se presenta en 1915 un proyecto para la creación de la Escuela de Odontología, que nace el 5 de noviembre de ese año, cuando el Consejo Superior aprueba su fundación. Al iniciarse el primer curso en el ciclo lectivo de 1917, la Escuela tuvo 35 alumnos y en 1921 egresan las primeras doctoras en Odontología: Ana María Corominas y María Giménez del Valle. Entre fines del siglo 19 y principios del 20, en las universidades argentinas la enseñanza de la odontología se incluía entre las denominadas “ramas menores” de la medicina. Sin embargo, la inserción en la Universidad que la disciplina logró en ese período permitió que muy pronto la Odontología se configurara como un espacio reconocido. Se consolidó así un proceso en el que cobró mayor relevancia la identificación de los odontólogos con un cuerpo de conocimientos específicos, científicamente habilitados. La Escuela funcionó en el pabellón de Otorrinolaringología del Hospital de Clínicas hasta 1956, cuando se transformó en Facultad. Entonces se trasladó el Decanato y las oficinas administrativas a una casa ubicada al 1809 de la calle Santa Rosa, mientras las cátedras permanecían en el Hospital de Clínicas. El 5 de noviembre de 1956, el Consejo Superior aprobó la transformación de la Escuela de Odontología en Facultad y el 24 de diciembre de ese año, por decreto del Poder Ejecutivo Nacional, se designó como decano interventor a Florencio Basilio Ponce. Pero a mediados de 1957 la Facultad conformó sus órganos de gobierno y el Consejo Directivo eligió a Luis Moreyra Bernan como el primer decano. Ya en 1958, Odontología se encuentra funcionando en el ala este del Pabellón Argentina de la Ciudad Universitaria. Desde el punto de vista educativo, la institución logró un significativo avance al poner en marcha un nuevo modelo de educación odontológica y de formación de profesionales. Esto se ve reflejado en la incorporación de conocimientos y enfoques sobre el proceso

salud-enfermedad proveniente del campo de las ciencias sociales, los cuales ocupan un significativo espacio dentro del diseño curricular del plan de estudios, lo que era impensable en períodos anteriores, donde imperaban concepciones de corte más tecnocrático

(*) Odontólogo. Profesor Emérito. Facultad de Odontología. UNC.

Creación de la Facultad de Psicología

Derrumbe institucional, represión y rehabilitación

Por Ana María Alderete (*)

Por Roberto Tagashira (*)

El 3 de octubre de 1998, la Asamblea Universitaria resolvió por unanimidad la creación de la Facultad de Psicología. Hacía 40 años que el máximo órgano de gobierno de la UNC no se reunía con ese objetivo, ya que –por la interrupción de la vida democrática y la intervención de las universidades– las últimas unidades académicas habían sido fundadas por decreto. Se cumplía un viejo anhelo de nuestra comunidad educativa y del conjunto de los psicólogos: lograr mayor nivel de autonomía de estas carreras en el país fue un objetivo de la Asociación de Unidades Académicas de Psicología (AUAPsi) al momento de su creación en 1991. Entre las reflexiones de la Asamblea, se señalaba “la importancia de defender el desarrollo de una ciencia comprometida, como forma de encontrar alternativas a un sistema social en crisis, con un predominio de las leyes del mercado, concentración del poder en los centros financieros, pérdida de autonomía de los estados nacionales y exclusión de grandes masas de población. Observándose síntomas como violencia, depresión, individualismo, escepticismo, relaciones afectivas inestables, entre otros”. Se planteaba, además, “la importancia de desarrollar una psicología que atienda a las necesidades de la población, capaz de elaborar teorías y estrategias metodológicas apropiadas a nuestra realidad, que permitan llevar a cabo acciones preventivas y de cambio”. La nueva facultad asumía en ese acto “el compromiso de poner todo su esfuerzo y capacidad para el desarrollo de la disciplina a través de la investigación en áreas básicas y prioritarias y la formación de excelencia de sus graduados a fin de brindar las respuestas adecuadas para una sociedad que tanto lo necesitaba”. La facultad comenzó con 7.500 estudiantes, 210 docentes y seis no docentes, con el mismo presupuesto y espacio físico de la Escuela de Psicología. Se dictaban dos carreras de grado, licenciatura y profesorado; un doctorado y una maestría; y contaba con varios grupos de investigación, dos laboratorios y una intensa actividad de extensión. Al cabo de 14 años, el balance es positivo. Posee un doctorado de excelencia y varias carreras de posgrado, 14 laboratorios y áreas de investigación donde se desarrollan 58 proyectos. Si bien aún faltan recursos materiales para su desarrollo óptimo, la expansión del espacio físico y el crecimiento presupuestario han sido muy importantes. Sigue en pie el compromiso de aportar a la construcción de una sociedad más justa y a su bienestar psicológico. (*) Primera decana de la Facultad de Psicología.

E

l Instituto de Matemática, Astronomía y Física (Imaf) atravesaba una complicada situación institucional en los meses anteriores al golpe militar que derrocó a Isabel Perón. A fines de 1974, el gobierno nacional había intervenido la UNC y las autoridades designadas por el peronismo de derecha –representado cabalmente por el ultramontano ministro de Educación Ivanissevich– alteraron la posición del Instituto, que desde su fundación en 1956 dependía directamente del Rectorado, subordinándolo a la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFyN). La destitución implicaba una reprimenda al activismo político sostenido por buena parte de los miembros del Imaf e incluyó el desplazamiento del grupo académico que lo había conducido tras el triunfo electoral de Héctor Cámpora, en 1973. Pero si todavía resonaba entre sus paredes algún eco de las discusiones y controversias –acérrimas, mordientes– sobre política universitaria o nacional que enardecieron las asambleas realizadas en ese efímero pero intenso ínterin, el golpe del 24 de marzo clausuró cualquier debate, discrepancia u opinión crítica por la vía del terrorismo de Estado, brutalmente efectivo y explícito. El Tercer Cuerpo del Ejército fue una feroz maquinaria represiva que quebrantó a la Universidad, con el resultado de centenares de sus integrantes cesanteados, detenidos o asesinados, y el Imaf sufrió ese trance. Las Fuerzas Armadas secuestraron en abril de 1976 a Gabriela Carabelli, quien fue vista en el centro clandestino de detención La Perla y permanece desaparecida. En agosto apresaron al estudiante Daniel Sonzini, con igual resultado. Cuando Argentina recuperó la democracia, en 1983, la comisión formada para analizar la situación de los docentes del Imaf exonerados durante la dictadura elaboró un listado de 13 físicos y dos astrónomos en esa condición. Tres de estas personas habían sido cesanteadas por resoluciones del delegado militar en la UNC apelando a la Ley de Prescindibilidad o a la Ley Universitaria, pero para la mayoría el recurso consistió en no renovarles la designación por estar incluidos en una lista denominada “Nota 73-R”. La vida académica durante el Proceso El vicecomodoro Néstor Pelliza, ingeniero aeronáutico, gobernó el Imaf durante un año, como delegado militar. El Instituto había vuelto a la órbita del Rectorado y en 1977 las autoridades de la UNC designaron en la dirección a un matemático que había emigrado a Brasil dos años antes. Repitiendo el trauma originado por la intervención universitaria del general Onganía en 1966, el Imaf había perdido en esta ocasión la tercera parte de sus docentes. Muchos profesores debieron aumentar las asignaturas que dictaban para suplir a los

ausentes y hubo que reorganizar líneas de investigación desmanteladas. La recuperación de capacidades fue lenta, pero bajo la ordenada dirección de Juan Tirao y los auxilios del Conicet, la Cnea y el Consejo de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Provincia de Córdoba (Conicor), fundado en 1982, los grupos de investigación pudieron estabilizarse a principios de la década de 1980. Retorno a la democracia como Facultad En mayo de 1983, Tirao logró que el Conicet estableciera un convenio con la UNC para crear el Centro de Investigación y Estudios de Matemática, lo que abría el camino para establecer también un instituto de Física del Conicet en el Imaf. Esto no se concretó, pero en esa circunstancia surgió la iniciativa de transformar el Imaf en una Facultad, con el objetivo de jerarquizarlo. Se inició con premura una diligencia en tal sentido, que no tuvo objeciones en el Rectorado para ser trasladada al Poder Ejecutivo Nacional. Dado el marco normativo de la época, era allí donde debía definirse. Sin embargo, en el Palacio Pizzurno un funcionario que no conocía la situación de la UNC recomendó al ministro Cayetano Licciardo denegar el pedido y todavía sugirió la anexión del Imaf a la FCEFyN. Cuando en las postrimerías de agosto llegó a Córdoba la noticia del rechazo, sólo quedaba acudir a la red de contactos personales. Esto debía hacerse con urgencia, porque el 30 de octubre se realizarían las primeras elecciones nacionales postdictadura y seguramente habría cambios de políticas y autoridades. Alguna de las acciones emprendidas en esa trastienda fue eficaz, porque el 9 de noviembre el propio ministro dirigió una nota de puño y letra al Secretario de la Presidencia solicitándole que dé trámite favorable al pedido. Licciardo consideró en la misiva que quienes preparan estos informes (en su propio ministerio) no distinguen entre las situaciones académicas y las situaciones administrativas y que, por otra parte, no admiten que la Universidad es autónoma. Explicaba que, en este caso, el problema académico entrañaba una consecuencia política dado que el estatus de facultad cuenta mucho, porque le da autonomía dentro de la propia Universidad y, además, permite que los profesores tengan voz y voto en los consejos académicos. Esa imbricada argumentación, expresada por el ministro de un régimen ilegítimo y caduco, fue finalmente útil. El general Reinaldo Bignone firmó el decreto por el que se creó la Facultad de Matemática, Astronomía y Física el 21 de noviembre de 1983. Así, portando valiosos créditos y a la vez cargando frustraciones del pasado, la Famaf iniciaba, junto con la democracia argentina, un nuevo ciclo

(*) Mg. en Política y Gestión de la CyT. Universidad Nacional de Tucumán

Miércoles 24 de otubre de 2012

Por Omar Gani (*)

Instituto de Matemática, Astronomía y Física

UNC 400 AÑOS HISTORIA Y FUTURO

Un nuevo modelo de educación odontológica

Un nuevo modelo de educación odontológica


25 de octubre La UNC fue elegida sede de las Olimpíadas Universitarias, que convocaron a atletas de más de 20 universidades de Argentina.

25 de febrero Por resolución rectoral, se dispuso la gratuidad de los servicios de salud que brinda la Dirección de Salud de la UNC.

Ciudadanía universitaria para interinos de la UNC

Comisión de Reforma Política del Consejo Superior. Ahora, las autoridades unipersonales (rector y vicerrector, decanos y vicedecanos) sólo pueden ser reelegidas o sucederse mutuamente por un período. Para ocupar nuevamente alguno de esos cargos directivos, deberán dejar pasar tres años y sólo podrán hacerlo por una única vez. En total, ninguna persona podrá ejercer un cargo en más de tres oportunidades. En la misma sesión se dispuso la elección directa de los consiliarios docentes, mediante el voto secreto de sus pares. Hasta ese momento, esos delegados ante el Consejo Superior eran seleccionados por los consejos directivos de las facultades.

Inauguración de la Plaza de la Memoria, la Verdad y la Justicia 7 de mayo La UNC inauguró su Plaza de la Memoria, la Verdad y la Justicia. Este espacio público, emplazado en las proximidades de la Facultad de Filosofía y Humanidades, incluye una placa donde por primera vez se registran los nombres de los 203 miembros de la comunidad universitaria muertos o desaparecidos durante la última dictadura militar.

Reconocimiento a Canal 10 30 de julio El Concejo Deliberante de la ciudad de Córdoba distinguió el trabajo periodístico de Canal 10 en la cobertura del histórico juicio que

encontró culpables de crímenes de lesa humanidad a Luciano Benjamín Menéndez y a otros siete represores, en el marco de la causa que investigó el secuestro, tortura y asesinato de Hilda Palacios, Humberto Brandalisis, Carlos Lajas y Raúl Cardozo en 1977.

Se crea el Programa de Becas para Ingresantes Septiembre El Consejo Superior aprueba el Programa de Becas para ingresantes. Por primera vez, la UNC otorga ayudas económicas a los estudiantes más desfavorecidos, desde el inicio mismo de sus carreras.

Implementación del Digesto Electrónico de la UNC Noviembre La UNC puso en línea su Digesto Electrónico, que brinda acceso público a normativas, ordenanzas y resoluciones del Consejo Superior, del Rectorado y de las unidades académicas.

Nuevo método de detección de VIH y hepatitis Noviembre El Instituto de Hematología y Hemoterapia incorporó un método de biología

molecular para detectar VIH y Hepatitis C en las extracciones de sangre que realiza a sus donantes. La técnica fue desarrollada por el Centro de Química Aplicada de la Facultad de Ciencias Químicas (UNC) y reduce el período ventana a sólo 11 días.

Creación del Parque Científico Tecnológico de la UNC

investigación con las del sector productivo. Su propósito es alentar la formación y crecimiento de empresas de base tecnológica. El proyecto contempló la instalación de un anexo de la Fundación para la Incubación de Empresas, destinada a proyectos generados por docentes, investigadores, becarios y alumnos de la UNC.

9 de diciembre Por resolución 643, el Consejo Superior creó el Parque Científico Tecnológico de la UNC, con el objetivo de complementar las actividades de

2007 21 de julio En el marco de la Cumbre de los Pueblos, los presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez fueron distinguidos por la UNC. Castro habló ante más de 80 mil personas que se habían reunido en el predio deportivo de la Ciudad Universitaria.

1º de agosto El Colegio Nacional de Monserrat celebra sus 320 años de vida y el centenario de su incorporación a la UNC.

Incompatibilidad entre cargos de gestión y de representación 8 de agosto El Consejo Superior estableció la incompatibilidad en el ejercicio de cargos de gestión y de representación en los cuerpos colegiados de la UNC. La medida apuntó a

garantizar la división de funciones en los órganos de gobierno y la efectiva participación de la comunidad universitaria en el cogobierno.

Se funda la editorial de la UNC 22 de agosto El Consejo Superior aprobó la creación de la Editorial de la UNC, especializada en la edición de obras científicas y literarias, así como de materiales de interés cultural en general.

18 de septiembre Daspu festeja su cincuentenario con el lanzamiento de campañas para promover la afiliación y aumentar la cantidad de prestaciones.

La UNC y los SRT comienzan a reconstruir sus vínculos 20 de setiembre Los SRT participan del Primer Encuentro Nacional de la Televisión Pública. En ese marco, la rectora de la UNC resaltó la necesidad de refundar

Nuevo sistema de evaluación del desempeño docente los Servicios de Radio y Televisión.

La UNC, en el Nobel de la Paz 12 de octubre Sandra Díaz, bióloga investigadora del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal de la UNC, integra el cuerpo intergubernamental de la Organización de las Naciones Unidas que recibe el galardón junto al ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore.

Novedoso sistema para encuestar a los graduados 17 de octubre Por primera vez en su historia, la UNC entrevista a sus graduados al recibir el título. La consulta permite diagnosticar y evaluar el perfil de los egresados y analizar su inserción en el mercado laboral.

4 de noviembre La Asamblea Universitaria aprobó el proyecto que establece un sistema de r evaluaciones periódicas para profesores que hayan ingresado por concurso. Al vencerse la vigencia de estos, un comité evaluador analiza su desempeño docente, sus proyectos de investigación y extensión, así como la formación de recursos humanos junto a los resultados de una consulta periódica efectuada a los estudiantes.

Se crea la Dirección de Inclusión Social 4 de diciembre Funciona en la Secretaría de Asuntos Estudiantiles con el objetivo de garantizar el acceso a los estudios superiores, en igualdad de condiciones, a todos los sectores sociales.

Miércoles 24 de otubre de 2012

Fidel Castro y Hugo Chávez en la UNC

25 de abril Asume Carolina Scotto como Rectora. El Vicerrector para el período 2007-2010 fue Gerardo Fidelio, Ambos resultaron elegidos en la Asamblea Universitaria de diciembre de 2006. Los ejes centrales de la nueva gestión fueron mayor presupuesto universitario, acercamiento a la sociedad, evaluación de las carreras de grado posgrado, reforma de la estructura de gobierno y políticas de contención para los estudiantes.

La obra social universitaria cumple 50 años

Doble aniversario en el Monserrat

UNC 400 AÑOS HISTORIA Y FUTURO

20 de noviembre La UNC implementó la preinscripción on line para sus carreras de grado. Hasta entonces, las planillas se llenaban manualmente en los despachos de Alumnos de las Facultades.

juicios a Videla y Menéndez.

18 de marzo El Consejo Superior amplió la ciudadanía universitaria a docentes Distinción a la labor interinos con más de dos en defensa de los años ininterrumpidos de Derechos Humanos antigüedad. Eso los habilitó a votar en la 18 de marzo La UNC creó la "Distinción elección para los representantes de su a la labor científica y estamento. social en defensa de los derechos humanos, la Limitación de la memoria, la verdad y la justicia". Los primeros en reelección para autoridades recibirlo fueron los ex unipersonales miembros de la Delegación Córdoba de la Conadep. También le fue 19 de abril entregada a León Gieco y La Asamblea Universitaria aprueba las reformas al periodista de Radio Universidad Jorge Vasallo estatutarias por sus coberturas de los consensuadas en la

Asume por primera vez una mujer en el Rectorado de la UNC

Habilitación de la preinscripción “on line” en carreras de grado

Gratuidad de los servicios de salud

2008

Hemoderivados fue autorizado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para elaborar y comercializar Factor VIII, un medicamento para pacientes con hemofilia A. Fue el primer y único laboratorio de Argentina, y el segundo en Latinoamérica, habilitado para elaborar ese coagulante.

Olimpíadas Universitarias en la UNC

2006 2005

línea de tiempo 4OO años UNC

1610- 1876 1877- 1918 1967- 1974 1984- 2000 2005- 2008

1974- 1984

1957- 1966

1942- 1956

1918- 1938

capítulo 1 capítulo 2 capítulo 3 capítulo 4 capítulo 5 capítulo 6 capítulo 7 capítulo 8 capítulo 9 capítulo 10

Miércoles 24 de octubre de 2012 UNC 400 AÑOS HISTORIA Y FUTURO

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Hemoderivados, autorizado para producir Factor VIII

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Pieza arqueológica, Museo de Antropología, UNC. Fotografía : Bibiana Fulchieri.

Museos de la UNC

Tesoros de puertas abiertas Los 17 museos de la Casa de Trejo albergan variadas y ricas colecciones. El próximo 23 de noviembre, cuando se vuelva a celebrar la Noche de los Museos, será una buena oportunidad para recorrerlos.

UNC 400 AÑOS HISTORIA Y FUTURO

Miércoles 24 de octubre de 2012

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odas esas colecciones que la UNC ha ido reuniendo a lo largo de los siglos han dejado de ser entidades separadas para convertirse en una propuesta conjunta, sobre todo desde que en 2008 se creó el Programa de Museos (Promu). Mirta Bonnín, subsecretaria de Cultura de la UNC y directora del Programa, cuenta sobre los frutos de la experiencia. –¿Cuál fue el espíritu que alentó la creación del programa? –Surge de visibilizar y consolidar los museos de la UNC, con sus ricas colecciones científicas e históricas, la información que albergan, y los saberes que poseen sobre ellas quienes trabajan en cada uno de los museos, para llegar a más y más diversos públicos. Fue una definición que dio continuidad a una política de museos universitarios que la UNC había iniciado en la gestión del rector Staricco,

en 1997, con la creación de la Red de Museos de la UNC, y que después el rector González también continuó con el Subprograma de Museos de la UNC. Con la gestión de la rectora Scotto, se consolidó notablemente, al generarse el Promu, ahora de gestión mixta Secyt-SEU, y al constituirse un fondo especial para mejoras de todo tipo que impactan en la calidad de los programas, la formación del personal, el estado de los edificios, la conservación de las colecciones y el modelo de gestión de los museos. –Cuatro años después, ¿cuál es el balance? ¿Se intensificó la relación con la comunidad? ¿Los museos crecieron? –Sí, crecieron en varios sentidos. En primer lugar se ampliaron los horarios de apertura. Otros reabrieron sus puertas, incluso después de estar más de 100 años cerrados por falta de estímulo y

apoyo. Luego ha mejorado sustancialmente el estado de conservación de sus colecciones e instalaciones, sobre todo los estilos de las muestras, actualizándolas tanto en diseño como didácticamente, lo que hizo que se crearan servicios educativos con personal capacitado. Crecieron institucionalmente al mejorar y establecer con mayor claridad los vínculos con las facultades o dependencias que los contienen, al trabajar por proyectos evaluables, al aprender a conformar presupuestos mixtos mediante la obtención de subsidios por presentación de proyectos nacionales e internacionales. Algunos han recuperado y otros creado sus áreas de investigación. De nueve museos que eran en 1997, se pasó a 12 en 2005, y hoy son 17. Crecieron en número porque varias facultades entendieron la importancia de preservar

y difundir su patrimonio, de historizar o de valorizar los modos de educación científica asociados a los museos y colecciones. También se recibe mucho más público que antes; hablamos de varios miles al año. Por ejemplo, Antropología recibe más de 20 mil, el Museo Histórico de la UNC más de 30 mil, el recientemente abierto de Ciencias de la Salud recibió en un año 15 mil visitantes. –¿Cuántos están en pleno funcionamiento? –De los 17, sólo uno aún no se ha abierto: Mineralogía y Geología. Los demás están trabajando para ampliar sus horarios de atención, mejorar la comunicación para captar más y más diversos públicos; tenemos un Laboratorio de Estudios de Públicos, localizado en el Museo de Antropología desde 2009, que nos permite conocer a los que van y a partir de allí definir nuevas políticas de formación y captación de

visitantes. –¿”La noche de los museos” es una de las iniciativas clave del programa? –Es parte de las estrategias de posicionamiento en la sociedad, de hacer conocer nuestro patrimonio universitario, de hacer que públicos potenciales se conviertan en reales. Que gente que se autoexcluye, o que no le interesa, o que prejuzga, se permita entrar a los museos, los recorra y se divierta con un espectáculo, con la atracción de la noche, la gratuidad y el hecho de que lo pueda hacer en familia, es todo un acontecimiento. La política de museos de la UNC hoy es pionera en cuanto al apoyo y reconocimiento, comparada con otras universidades. El Promu tiene una dirección que se organiza y establece las líneas de trabajo mediante un consejo integrado por los representantes de los 17 museos universitarios.


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