LABORATORIO DE GEOTECNIA Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales
Area Sensores Remotos
Introducción a una Geomorfología para Ingenieros Ernesto Guillermo Abril
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GeoLab, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales CREAN – Facultad de Ciencias Agropecuarias Universidad Nacional de Córdoba - CONICET
1. INTRODUCCION La forma es la primera fuente de información acerca de la identidad de las cosas, de lo que es lo que se está viendo o tocando. La forma es la apariencia externa de las cosas por la cual obtenemos información de lo que nos rodea (donde está, como es, como está… qué es). Nuestro entorno está constituido por cosas que nos rodean, elementos distintos que son algo, que tienen identidad. En el proceso de identificación de una cosa, de reconocer la identidad de algo (reconocer… volver a conocer) juega un papel importante su aspecto, que es lo que permite distinguirla de otra, de otro objeto, el aspecto de algún modo resume la identidad de las cosas. Las cualidades de las cosas se integran de manera de confluir para hacer posible distinguirlas. Una de las cualidades es el tamaño y las dimensiones (relación largo, ancho, espesor) de la cosa. Hay cosas que son bidimensionales (reconocer una letra), incluso ajenas al tamaño (un cuadrado, un círculo…).
2. LA MORFOLOGIA La morfología trata sobre la forma, se enfoca en el estudio de la forma de las cosas.
1 Abril, E.G., 2016. Introducción a una Geomorfología para ingenieros. Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Laboratorio de Geotecnia. Area Sensores Remotos. Universidad Nacional de Córdoba. Versión 1.0 digital.
Una forma es una figura o conjunto de líneas y superficies que determinan el aspecto exterior de una cosa. Pero puede considerarse también la dimensión cambiante de las formas, el aspecto dinámico de las cosas. No se trata entonces solo de la manera de aparecer (la apariencia) o de presentarse las cosas sino también de su comportamiento, del modo en que ocurren o se presentan a lo largo del tiempo, de un modo de ser, de una manera de comportarse. La morfología incluye así la variación del aspecto de las cosas, lo cual significa salir de una concepción estática, estricta y fija de las formas para terminar abarcando también aquellos cambios que les son propios. La forma es la configuración o la estructura de un objeto. Las cosas tienen tamaños, y las cosas tienen entonces elementos medibles: el ancho y el largo, la relación entre ambos (angosta, alargada), y el espesor o profundidad. Pueden distinguirse formas naturales, entre ellas las orgánicas y las inorgánicas, de otras que son artificiales, como las geométricas y las formas de cosas creadas por el hombre. Las cosas tienen tres dimensiones, tienen volumen. Estos volúmenes están definidos por puntos (lugares en el espacio), líneas (trayectorias en el espacio), planos (superficies en el espacio). Su conjunción constituye el volumen de las cosas y la forma es el aspecto, la distribución espacial de las partes que integran esa entidad volumétrica.
También tiene su lugar en la identificación de las cosas cuestiones de índole relacional: dónde y cómo se ubican, vinculan y relacionan entre sí las partes de las cosas, sus distancias y sus proporciones. La escala de observación es también una variable que participa en el tema ya que de acuerdo con la distancia (o instrumento) de observación (un satélite, un microscopio…) podremos detectar e identificar cosas que son parte de otras cosas de orden superior, esto es, que integran algo.
Las partes de las cosas son elementos que también son cosas y que pueden tener partes. En los seres vivos, por ejemplo, podemos identificar tipos de células (partes elementales) que forman órganos (elementos complejos) que integran un conjunto de partes vivas que componen un cuerpo, el cuerpo humano, por ejemplo. Esta escala de consideración permite clasificar las cosas en elementales y de orden superior. Una bahía, que es una parte de un paisaje, relacionada con otros elementos, constituye un tipo de costa. Concebimos ese tipo de costa porque se diferencia de otros. En el análisis de un paisaje, un todo puede ser analizado en sus partes. Los elementos del paisaje, considerados en conjunto, incluyendo sus relaciones espaciales y dinámicas, permiten conocer, a partir de las formas en juego, aspectos genéticos y diagnósticos. Elementos paisajísticos de un ambiente de costa
Existen entonces cosas que presentan estructuras (organización) simples, que están integradas (formadas = cosas que la forman) por un solo o unos pocos elementos, mientras que otras están constituidas por muchas y que tienen estructuras complejas, formadas por muchos elementos o partes. Accedemos al conocimiento directo de las cosas al advertir sus formas. Damos a conocer las cosas a partir de su descripción, un desglose intelectual que contiene y expresa datos característicos (particularidades salientes, principales) de la cosa que permiten caracterizarla para su reconocimiento (re-conocimiento).
Lo expresado lleva consigo el tema de la identidad de las cosas y, consecuentemente, el de la identificación de las cosas. La necesidad de comunicar el conocimiento requiere recurrir a la representación de las cosas. Un dibujo, una fotografía, una descripción, son formas significativas gráficas, tecnológicas e intelectuales de expresar la realidad representando (re-presentando = volviendo a presentar) las cosas. Las formas de representación pueden ser simples o complejas, pero también pueden ser tanto de carácter objetivo como subjetivo. Para la representación de las cosas se recurre a elementos menores (puntos) que
pueden estar dispuestos organizadamente y tener ciertas características (colores), o estar circunscriptas por un contexto contrastante que permitan destacar conjuntos y generar imágenes de las cosas. La representación subjetiva de las cosas 2 es una forma alejada de lo que es el detalle o la realidad misma de las cosas.
Muchas cosas en la naturaleza no se exponen tan claramente como para poder asociarlas rápidamente con su identidad y en consecuencia poder identificarlas según lo que ya sabemos o conocemos (reconocimiento por analogía). En un paisaje, están en juego el conocimiento sobre el tema a analizar y la región de la que se trate, la capacidad de abstracción del intérprete, la imaginación y la intuición, el fruto de la experiencia acumulada.
El reconocimiento de las cosas, como se dijo, comienza con su forma (morfología), y las formas más simples y básicas son las siluetas y los contornos. Las formas son lo que primero percibimos cuando vemos algo, sea un objeto o una imagen del objeto, o de una parte del paisaje. La simpleza en la representación de las cosas hace a su reconocimiento inmediato. Es la cosa a partir de sus caracteres mínimos. Menos le quita identidad… más hace que se desdibuje o se pueda confundir. Es importante distinguir las cualidades de base de las cosas, lo que la define, y cuáles son los elementos accesorios, no sustanciales. Cuando se agregan datos, se comienza a introducir información complementaria, que no necesariamente se encuentra siempre presente en todas las cosas de ese tipo. 2 Subjetivo es algo perteneciente o relativo al modo de pensar o de sentir del sujeto, y no al objeto en sí mismo. Es por ello que una concepción subjetiva de las cosas corre el riesgo de ser muy personal y de no ser compartida por el resto de la gente, o por un sector social, o económico determinado.
Las siluetas son una representación (simplificada) de las cosas, a dos colores (lo que es y lo que no es la cosa). Esto se da cuando algo resalta por contrastar con su contexto, diferenciándose de él. Los contornos están dados por la delineación del borde externo de las cosas, son figuras planas y muy simples. Los contornos son formas elementales, una representación básica y genérica de las cosas. Es lo que dibujamos cuando queremos representar la cosa: una montaña, un río, un valle, una llanura, una meseta…
2.1. Morfología e imágenes Pero estas cosas fáciles de reconocer no se muestran de manera simple. En rigor, la realidad se nos presenta en principio en forma de lo que se denomina dintorno, que es una expresión más compleja a las anteriores y en la cual existen detalles de las cosas y de sus contextos, es decir, datos más allá de los básicos, de los definitorios. Las imágenes provenientes de la aerofotografía o de los sensores remotos digitales aéreos y satelitales muestran la realidad de la superficie de la tierra desde diferentes distancias y en distintas longitudes de onda. Las imágenes, lejos de expresar la realidad de manera sintética, muy por el contrario, ofrecen una enormidad de datos complementarios, internos a formas que definen entidades naturales. Estos detalles, si bien son argumentos muy útiles para razonar sobre características adicionales de la cosa en cuestión, pueden disfrazar la realidad y dificultar el reconocimiento de la entidad de la que forman parte y que las contiene.
Imagen de satélite: extracción del patrón de uso del suelo por extracción de bordes
Precisamente, una de las utilidades del procesamiento digital de imágenes es simplificar las escenas, sea eliminando colores (pasar del color verdadero a tonos de grises), modificando colores (introduciendo falso-colores que rompen los prejuicios, simulando colores verdaderos (combinando bandas)
o aplicando filtros, entre otros recursos, permitiendo así desdibujar o directamente quitar detalles innecesarios que introducen confusión. Una imagen es una representación (en una fotografía o en una imagen s.s.) en las que las partes del paisaje se muestran con datos que revelan su identidad pero que también pueden disimularla, perturbarla, distorsionarla u ocultarla, enmascarándola. Abanico aluvial con sus detalles interiores
En la interpretación de imágenes, no debe suponerse que los rasgos estén completos o acabados, por lo que las formas pueden estar definidas por un contorno difuso (de manera abierta) o definido (manera cerrada). Hay expresiones mediante las cuales se pueden indicar relaciones entre las cosas y entre sus partes. Esas expresiones permiten integrar partes y configurar situaciones o realidades más complejas.
Pueden estar expresadas la vecindad (cercano, lejano), pertenencia o independencia (dentro, fuera), semejanzas (texturas, siluetas, contornos), secuencias (antes y después) u órdenes (adelante y atrás), etc.
Abanico aluvial. Aerofotografía oblicua
Estructura de un paleo-abanico aluvial
En cuanto a los recursos básicos para la identificación de las cosas, en la visualización de la realidad deben confluir y presentarse coherentemente aspectos como el tamaño de las cosas y de sus partes, posiciones relativas, el arriba y el abajo, factores que denotan orden o secuencia y,
fundamentalmente presencia o ausencia compatibles con la identidad de la cosa.
de
elementos
interiores
Secuencia erosiva y deposicional compleja a lo largo de milenios:
◄ Secuencia del delta de Nueva Orleans
También corresponde analizar vinculaciones y relaciones como el solapamiento o superposición, que son evidencias de secuencia y de mayor o menor antigüedad o juventud de las formas. Si bien lo que se observa es la realidad a través de sus imágenes o fotografías, depende del observador qué tan cercana es a lo que podría llamarse una realidad de todos, o de una mayoría…
Puede emplearse el lenguaje artístico para expresar lo que se ve y como se ve. Puede utilizarse el descriptivo de realismo cuando la representación es muy fiel a la realidad, cuando la expresa con claridad. El reconocimiento habitualmente pasa al ámbito de lo que pertenecería a los estilos artísticos, en los cuales los objetos se encuentran expresados de un modo no realista. En muchos casos, las situaciones pasan a casi no tener características propias a lo que son las cosas sino que son mas bien cercanas a lo que en arte se designaría como una abstracción. Este razonamiento se aplica aquí para destacar que el intérprete de imágenes debe conservar una apertura mental suficientemente amplia como para poder ver más allá de lo que muestra la imagen y suficientemente objetiva como para confrontarla con los razonamientos de
la lógica para encontrar límites robustos que lleven a inferencias o a deducciones serias que permitan una identificación con suficiente grado de certeza.
Una expresión abstracta es aquella en la cual lo que se aprecia objetivamente casi no tiene relación alguna con la realidad, es una insinuación. Una abstracción se encuentra conformada por rasgos en principio confusos, líneas, puntos, manchas.
En el caso de las imágenes tomadas por sensores remotos, aéreos o satelitales, los rasgos de este tipo pueden provenir de modificaciones de las geoformas originales o pertenecientes a otras que se les sobreponen y que les han sucedido en el tiempo. Los rasgos antiguos y recientes se enlazan entre sí perturbando el proceso de reconocimiento. El intérprete debe saber distinguir su pertenencia y asignarlos a la geoforma a la cual corresponden.
2.2. La interpretación de las formas Las formas son la configuración externa de las cosas, los modos, las maneras, el conjunto de elementos externos o aspectos de expresión que, con la materia, constituyen la esencia de los cuerpos. La Filosofía define a las formas como principios activos que dan entidad sustancia o accidental a algo. Se define como geomorfología al estudio de
aquellas formas que describen la fisonomía que expresa las características propias de la superficie de la Tierra. Dentro de la Geología, de las Ciencias Geológicas, la Geomorfología es la Discipli-na que estudia el relieve terrestre pero también su evolución. Esto introduce el análisis dinámico de la realidad, es decir, a través del tiempo, y de hecho se estudia formas antiguas (paleoformas), recientes y actuales, y estas últimas están en cons-trucción, no se encuentran acabadas.
Interpretar las formas de la Naturaleza incluye básicamente encontrar explicaciones. Explicar el origen y los mecanismos intervinientes a la vez que los factores que han participado, las variables, su secuencia, intensidad, frecuencia y el orden de sucesión. Es así como en las geoformas se encuentra la explicación o mas bien el argumento sobre el cual se fundan las deducciones sobre los fenómenos ocurridos en el pasado y los escenarios en los que se han dado.
3. LA GEOMORFOLOGIA 3.1. Generalidades Visualizar algo, conduce a los primeros pasos de la interpretación: la lectura. Leer algo es decodificar signos y símbolos que quieren decir algo, por eso son signos, porque significan. La visualización de partes de un todo que significan algo individualmente, adquiere sentido más completo en una apreciación y valoración integrada, conjunta, en la cual las partes se relacionan entre sí de algún modo.
Es el típico caso de la interpretación o identificación de las geoformas a partir de imágenes. Tamaños y distancias se suman a las formas, a su distribución y proporciones, generando texturas, estructuras y diseños que pasan a ser
nuevos argumentos de reconocimiento. La interpretación es por asociación. Se interpreta según la propia experiencia, de acuerdo a lo que se conoce, se sabe y se ha experimentado ya en el pasado. Lo nuevo, una vez ingresado al conocimiento a través del sentido de la vista, se acomoda y se suma a lo existente completar y configurar esquemas básicos para el reconocimiento de las cosas. Así, se reconoce lo que es un volcán y se lo diferencia y distingue de su contexto y, según su silueta, se puede identificar qué tipo de volcán es, de entre todas las clases. Del mismo modo puede unívocamente identificarse desde un volcán hasta un continente, simplemente por la forma de su contorno.
3.2. Las formas de la naturaleza A pesar de advertirse claramente una distancia entre las formas que imprime la naturaleza a las cosas y las que crea el hombre, hay muchísimas ocasiones en las que se asemejan, sea porque el hombre las copia, sea porque técnicamente, obedeciendo a diferentes razones, conviene tomarlas.
Es clara por ejemplo la adopción de la estructura panal en ingeniería, a imitación de la obra de ingeniería que emprenden las abejas al construir sus albergues. Estas formas se encuentran en las plantas, en los animales y en sus construcciones. La tendencia a construir según un estilo, con una estructura siempre igual y con determinados materiales se encuentra grabada en sus genes.
Estas formas espontáneas se dan como resultado de la acción de distintas expresiones de vida de la naturaleza. En muchas ocasiones el hombre ha analizado y adoptado estas formas por reconocer que se trata de maneras adecuadas, eficientes. Estas expresiones espontáneas se han ido perfeccionando, acompañando la evolución que han ido experimentando las especies.
Pero no solamente los seres vivos dan forma a las cosas o imponen sus formas. La Naturaleza toda está expresada en formas, también presentes en la superficie de la Tierra. La Geomorfología estudia esas formas, pero éstas obedecen en su raíz al diastrofismo, que genera los continentes y los grandes relieves positivos y negativos y luego a los factores modeladores climáticos. La interfase es la cobertura vegetal.
Tan significativa es la incidencia climática que ha merecido estudios desde hace mucho tiempo y hay una línea de pensamiento que ha dado lugar a la geomorfología climática.
3.3. La Geomorfología Climática La geomorfología climática basa su enfoque en que el relieve está condicionado por el clima y que en el modelado se expresan las diferencias climáticas, considerando que la evolución del relieve es compleja, sin regreso a situaciones iguales a las de partida y constante. El clima influye sobre el relieve, afectando al comportamiento de la roca.
Diferentes climas afectan distinto a la misma roca y por ende al paisaje que estas rocas conforman. La roca es el primero y principal protagonista del relieve. El tipo de roca, su geoquímica, y sus características texturales y estructurales determinan su resistencia o vulnerabilidad a los distintos agentes atmosféricos y biogénicos. Uno de los factores básicos sobre el paisaje es el comportamiento de las aguas superficiales. Los ríos labran relieves al erosionar y forman paisajes al depositar los materiales que transportan, por lo que diferentes climas condicionan el paisaje a partir de los ríos que les resultan. Derivada del clima, la vegetación condiciona la alteración de la roca, sus variaciones de temperatura y protege a rocas y suelos de la erosión.
3.3.1. Paleoclimas El clima ha cambiado y cambia constantemente, en escalas que se han podido medir solo a partir de sus consecuencias, en los resultados del clima. Hay una especialización de la Geología que se refiere al estudio de eras geológicas o tiempos geológicos. Una de ellas es la Geología del Cuaternario. La Geología del Cuaternario comprende una serie de conocimientos abordados específicamente desde las ciencias geológicas a fin de lograr una integración entre el hombre y su ambiente circundante. Esta especialización aborda los límites que permiten diferenciar ese período, los procesos y rasgos del paisaje que los agentes exógenos han generado en este tiempo, y pone énfasis en las condiciones ambientales, su evolución y variabilidad, analizando la amplitud e intensidad de la acción de los distintos agentes que intervinieron en la gestación de los rasgos geomorfológicos que resultaron.
La estratigrafía en particular permite obtener cronologías relativas y absolutas y realizar estudios paleoambientales y paleoclimáticos. Las investigaciones en geología del Cuaternario permiten estudiar los inicios de la actividad antrópica, incursionando en la Geoarqueología y los registros humanos durante el Holoceno y encontrar explicaciones en cuanto al
impacto del Hombre en el medio natural y el inicio de la etapa de los riesgos naturales. Las variaciones climáticas han modificado aspectos decisivos para la morfología de la superficie de la Tierra.
Huellas de dinosaurios en Patagonia, testimonio de climas diferentes al actual.
La vegetación es uno de los más importantes aspectos involucrados, ya que es el resultado directo de la interacción entre los agentes endógenos y exógenos. Los climas del pasado o paleoclimas han dejado su impronta. Ante los cambios de clima, la vegetación puede o no adaptarse, dependiendo de la graduación de los cambios y de la vulnerabilidad del ambiente biótico. Cuando la vegetación se adapta se habla de que se está en un período de biostasia. El sistema conserva su equilibrio, no se desestabiliza. Cuando la vegetación de una región no logra adaptarse al clima imperante el sistema se desestabiliza y se dice que se entra en una situación de resistasia, alterándose profundamente. Estos procesos se dan durante largos períodos y más o menos progresivamente, por lo cual es difícil en ocasiones establecer límites temporales. El relieve de la Tierra ofrece paisajes en los cuales las geoformas se encuentran activas, es decir que en ellos se está produciendo actualmente la modelación, y otras que se hallan inactivas, sea porque las acciones se encuentran detenidas o porque han finalizado.
Una falla produce un resalto al que se debe adaptar la red de drenaje existente. El curso de agua encuentra cómo sortear el obstáculo y profundiza su curso (Dibujo: E. Raisz).
Comienza el desarrollo de cursos laterales que drenan los distintos sectores de la cuenca y se desarrollan el lecho de inundación y la planicie aluvial (Dibujo: E. Raisz).
3.3.2. Herencias morfoclimáticas Cuando la modelación de un período ha finalizado es porque otro período, con sus características propias, distintas a las del anterior, ha comenzado a actuar. Encontramos así formas llamadas relícticas o geoformas heredadas, formadas en el pasado, en otros climas. Pero estas formas pasadas están en desequilibrio con las actuales y pueden entonces estar siendo destruidas parcial o totalmente por la erosión. Los sedimentos antiguos han sido plegados y erosionados, perdiéndose los estratos que representaban toda una secuencia temporal. Luego se han depositado materiales nuevos.
Lapsus estratigráfico
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Secuencia plegada y luego erosionada (inferior) seguida de un paquete sedimentario subhorizontal.
Cuando una forma no está en armonía con las condiciones bioclimáticas de la región es una herencia del pasado. Si las condiciones ambientales son suficientemente agresivas, estas geoformas comienzan a degradarse o a ser destruidas. Nuevas condiciones climáticas pueden gatillar episodios suficientemente violentos, generalizados y voluminosos como para soterrar (enterrar) esas viejas formas bajo espesos paquetes sedimentarios y preservarlas así de la erosión hasta ser luego ascendidas por tectónica de ruptura o plegamiento y expuestas a la manera de unidades exhumadas.
Es así que se tiene la oportunidad de volver a ver esas geoformas pretéritas, si algún episodio las pone de nuevo al descubierto al someter a la erosión a aquello que las cubre.
3.3.3. Dominios morfoclimáticos Se habla de dominios morfoclimáticos cuando se alude a características climáticas que al prolongarse durante suficiente tiempo dejan su impronta en una región. Hay dominios morfoclimáticos actuales y también pueden identificarse otros que se dieron en épocas pasadas. Algunos dominios muy dinámicos afectan y erosionan formas antiguas heredadas. Especialmente las zonas marginales a sistemas bien definidos y consolidados son particularmente inestables por su estado de vulnerabilidad a la erosión ante cambios mínimos en algún factor, en particular las lluvias (áreas periglaciares, de alta montaña, costeras, de pedemonte). Por otro lado, hay regiones más estables, con fenómenos poco activos o con una dinámica más esporádica o no tan profunda, como las zonas comprendidas en los dominios desérticos y templados, en los que se conservan geoformas resultantes de climas pasados. Nada en la naturaleza es estrictamente encasillable. En las sabanas y estepas semiáridas ocurren situaciones intermedias, coexistiendo geomorfologías de otros climas pretéritos y verifican gran actividad erosiva.
3.3.4. El paisaje Las formas de la tierra se gestan a partir de los factores endógenos y paralelamente son modeladas por los factores exógenos. Así, los eventos de la geodinámica interna de la Tierra son formadores de relieve y los que son propios de la geodinámica externa son destructores de relieve. Sobre la base de estos procesos constantes, de variada extensión areal y verificables en distintas escalas de tiempo, se desarrolla la vida.
Tres agentes exógenos se encargan de retocar y a veces hasta esculpir hasta su desaparición estos relieves: la gravedad, el agua y el viento. La energía interna de la Tierra es la que tiene en constante actividad y precipita los fenómenos de carácter endógeno, mientras que la energía del sol al llegar al planeta, pone en funcionamiento ese gran aparato externo a la corteza que es el clima.
Como interfase, entre la tierra y la atmósfera se desarrolla la vida, manifestada principalmente en la presencia de las plantas. La vegetación es la respuesta, con su abrumadora exhuberancia o su fantástica ausencia, el resultado momentáneo de un frágil equilibrio que sólo puede vulnerar el hombre.
En sus diferentes escalas, el juego entre el suelo, el relieve y el clima, en distintas latitudes, configura unidades fisonómicas designadas como paisajes. La palabra paisaje proviene del francés pays (campo) y el sufijo aje (acción) y se refiere a un espacio, un entorno. Es una parte del territorio observada desde determinado lugar, un espacio natural que representa a esa porción.
Desde la geografía, la palabra paisaje refiere a una estructura, un espacio que se puede diferenciar a partir de sus características; desde la ecología comprende además las dinámicas o relaciones funcionales entre los elementos que componen ese espacio, generalmente reservado para lo natural o donde la participación del hombre no es protagónica. Las rocas de la superficie, bajo la acción de los agentes erosivos, toman formas características que son consecuencia de la composición de la roca y de la agresividad de los agentes erosivos que la deterioran (meteorológicos, hídricos y biológicos) y que la preparan para su destrucción, remoción y depositación. El proceso es continuo y cada una de sus etapas, determinadas por algún cambio sustancial, deriva en un paisaje que lo resume. Si bien un paisaje es el producto de la acción combinada de diferentes factores, puede responder a los efectos de uno en particular y mostrarse con geoformas específicas que le son típicas. Al aspecto general de una región que está determinado por un conjunto de geoformas características asociadas a un relieve tallado o construido sobre un sustrato rocoso se le conoce como paisaje en sentido geomorfológico. El paisaje incluye formas esculpidas, resultado de la erosión, y de acumulación, producto de la depositación o sedimentación. El paisaje incluye también la cubierta vegetal, parte a considerar inevitablemente como complemento fisonómico.
3.3.5. Geomorfología, clima e ingeniería En ingeniería, es importante el diagnóstico. A partir de éste pueden proyectarse tendencias y ajustar la intervención según escenarios futuros, asegurando la sustentabilidad del proyecto y la subsistencia de las obras. En situaciones en las que coexisten geoformas vivas y heredadas, puede darse que las condiciones bioclimáticas en las que se ha producido el modelado sean parecidas, pudiéndose predecir la evolución del relieve, o que sean muy distintas, con grandes diferencias entre ellas, siendo más complicado deducir los próximos escenarios. Teniendo presente que las clasificaciones son solo ilustrativas, pues predominan situaciones transicionales, en función de algunas características que las enmarcan, pueden distinguirse grandes dominios morfoclimáticos considerando el predominio de factores específicos en cada uno. Como consecuencia, aparecen formas de relieve asociadas. Investigadores señeros en esta temática, como Tricart, comenzaron haciendo divisiones sin desconocer las dificultades señaladas: - Zona fría. En latitudes altas. Presencia dominante del hielo, con los dominios glaciar (el hielo está siempre presente) y periglaciar (con una existencia estacional del hielo):
- Zona de latitudes medias. Predominantemente forestal, muy influenciada por el hombre, dividida en tres dominios: marítimo (invierno suave), continental (invierno frío) y mediterráneo (verano seco):
- Zona xérica, árida y subárida. De latitudes medias y bajas, caracterizada por una vegetación esteparia y escorrentía intermitente. Presenta tres dominios, el árido (pronunciada sequía y vegetación esteparia discontinua), semiárido (en los bordes de los grandes desiertos y en las zonas áridas templadas) e hiperárido (continua falta de precipitaciones, incluso de varios años):
- Zona intertropical. Con temperaturas altas, gran humedad y escorrentía fluvial permanente. Presenta dos dominios: sabana (vegetación poco densa) y bosque (vegetación espesa y húmeda):
4. LAS FORMAS DE LA TIERRA Visualizando la superficie del planeta desde diferentes distancias comienzan a reconocerse unidades formacionales de distintas jerarquías y dimensiones.
4.1. Océanos y Continentes La visión primera de la Tierra permite distinguir entidades básicas: los océanos y los continentes. El papel protagónico lo tienen los continentes, tomándose los océanos como un nivel de base a partir del cual se visualizan las tierras emergidas y los hielos de los polos.
Definidos como contenedores de, los continentes se encuentran separados entre sí por grandes extensiones de agua, los océanos. En el interior de los continentes se encuentran entidades fisonómicas menores. En una visión a distancia, los rasgos interiores de los continentes se encuentran en principio regidos por los colores correspondientes a los hielos polares y la presencia y ausencia de vegetación.
A una distancia menor, comienzan a aparecer los primeros detalles a nivel continental dados por entidades naturales extensas. Nuevamente el color es el que rige las unidades distinguiéndose formas de costas, zonas selváticas y desiertos, las formas alongadas de las cadenas montañosas y la típica rugosidad que delata la presencia relieves de altura, con el coronamiento de las cumbres evidenciado por la presencia de las nieves.
En un análisis a menor distancia aún ya aparecen esbozados rasgos menores en las costas (deltas, penínsulas, golfos y cabos, estrechos, fiordos), las diferencias entre llanuras (llanura pampeana) y mesetas desérticas (Patagonia). También se distinguen desiertos de altura (puna), sierras interiores (sierras Pampeanas) y algunos diseños asociados a la hidrología de superficie como mares interiores (Mar Chiquita), grandes lagos y aún algunos vestigios antropogénicos como los lagos de las grandes represas.
Vista a 3000km de distancia
Los colores y las texturas, pero también las gradaciones tonales, son los factores que hacen visibles las nuevas entidades.
A partir de esta distancia, pequeños acercamientos permiten distinguir numerosas otras unidades menores que pueden asociarse a fenómenos específicos. Debe destacarse que otros rasgos antrópicos pueden distinguirse al recordarse que la llanura pampeana, hoy visible y delineable a partir de tonalidades características, se encuentra revelada por la ocupación de la tierra en actividades agrícolas, habiéndose removido la cobertura vegetal original.
Vista a 2300km de distancia
A 300km de altura ya la variedad de unidades es enorme y sus rasgos internos ofrecen datos importantes sobre su identidad y dinámica. Esta distancia permite ya visualizar los rasgos hídricos mayores pero también unidades de ese carácter que tienen carácter de fósiles, es decir que se encuentran hoy fuera de funcionamiento.
También se ven partes de cadenas montañosas o sistemas orográficos mayores que ahora pasan a ser cordones y sierras. Su alineación hace que puedan ser consideradas dentro de un fenómeno orográfico mayor.
Desde ya que habrá escalas específicas que posibilitan visualizar unidades que son muy extensas. La unidad Puna-Altiplano no aparece entera en la escala que se muestra, sí en cambio la Llanura Pampeana y la meseta patagónica. Hay unidades que muestran su pertenencia o su derivación de otras mayores, como las sierras pampeanas o la cordillera de los Andes.
4.1.1. Formas del fondo marino Las formas ocultas de los fondos oceánicos son mega-formas que responden a fenómenos costeros en los bordes pero, y en su gran extensión, a la dinámica cortical (tectónica de planas).
Geoformas en el ámbito oceánico
De acuerdo con la dinámica convergente o divergente de las placas, su contacto responde con morfologías características. Las dorsales oceánicas
son suturas de distensión y los arcos-isla responden a material subcortical que aflora a manera de manifestaciones volcánicas.
Esquema de Eicher y McAlester (1980)
Esquema de las placas y de las costas de colisión y margen posterior (perfil desde la dorsal pacífica oriental hasta Sudamérica, en la latitud de 35°; Loczy y Ladeira, 1981)
Los márgenes de subducción definen fosas muy profundas, las mayores profundidades oceánicas. La plataforma continental es una planicie de baja profundidad que presenta una ruptura distal, un escalón que cae hacia un talud más profundo. Ambas zonas son áreas de deposición de sedimentos. Dentro de las llamadas macro - geoformas pueden considerarse aquellos elementos del paisaje muchos de los cuales recién fueron reconocidos a partir de la navegación satelital. Es que recién una perspectiva panorámica proveyó de una visión de contexto suficientemente abarcativa como para reconocer partes aisladas que eran detectadas como tales pero no como parte de unidades mayores. Solo esa visión permitió advertir las formas, primero, y su pertenencia a una unidad geológica o geomorfológica después.
La magnitud de la caldera del cerro Galán (Catamarca, Argentina) pudo recién visualizarse desde la navegación satelital. Antes solo se reconocía el enorme cuerpo central que define el domo.
Es muy interesante poder acceder a la visualización de fenómenos que tienen repercusión global. La magnitud y efectos de algunos mega – procesos puede advertirse y seguirse a través de estos recursos. Las grandes inundaciones que se registran periódicamente en torno del Missisipi, del río Paraná o del Yang Tsé, la progresiva dispersión y la trayectoria variable de las cenizas de los volcanes (Copahue, Chaitén) o las grandes tormentas de arena que ocurren en la península arábiga o en el Sahara son factores que participan de la gestación de extensas geoformas.
(Viramonte et al., CONAE)
Los cuatro tipos mayores de geoformas rectoras del paisaje en las pequeñas escalas son las costas, los macizos antiguos y escudos, las grandes cuencas o llanuras sedimentarias y las cordilleras levantadas durante el Terciario.
4.1.2. Formas de las costas oceánicas Las formas de las mega – líneas de costa, su relación con los paisajes litorales y la disposición de las islas, evidencian lo que está ocurriendo en las profundidades y las franjas costeras. Hasta comunican la dinámica cortical expuesta en la tectónica de placas y las fracturas continentales.
Formas de costas: Península (Valdés, Patagonia argentina); Estrecho (Gibraltar, Europa-Africa)
La visualización panorámica de la superficie de la Tierra desde imágenes satelitales posibilita detectar e identificar tipos de costa de diferente jerarquía, continentales o de carácter regional.
Formas de costas: Espiga y bahía (San Sebastián, Tierra del Fuego); Ría (Río Grande, Tierra del Fuego)
Ya visibles, y muy claramente a partir de imágenes de satélite, las formas costeras son muy variadas y responden no solamente a la dinámica continental y a su interfase con el océano sino a las corrientes marinas, el clima y el oleaje.
▲ Esquema idealizado de distintas formas de costas
◄ Plataforma continental argentina
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La topografía de las costas y la dinámica marina condiciona las formas resultantes.
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Versión HTML por Gustavo A. Rodríguez. Dirección Nacional del Antártico / Instituto Antártico Argentino. Última modificación: 25/08/2005
Morfodinámica costera. Efectos del oleaje sobre costas altas: generación de acantilados
Morfodinámica costera. Dinámica de las mareas, las corrientes litorales y oleaje sobre costas bajas
La latitud también es un factor incidente dado que determina condiciones climáticas que, entre otras cosas, define el ambiente biótico. El aspecto y la evolución morfológica de las costas tiene que ver además con la litología y con las estructuras primarias y secundarias del macizo rocoso litoral.
Esquema de una costa de erosión
Esquema de una línea de costa deposicional
A su vez, las formas de las costas, determinan los efectos de las corrientes litorales y del oleaje
Corrientes, oleaje y costas fluviales y litorales
Así, la morfología de la costa es una evidencia de los procesos dinámicos que han ocurrido y se suceden.
Estos procesos implican mecanismos de arranque y movimiento de los materiales, pudiendo suponerse sus características.
4.2. Formas continentales En el continente, las elevaciones, que son consecuencia de la orogénesis (generación de montañas y cadenas montañosas), la constitución de las rocas y sus estructuras pueden considerarse un punto de partida desde el cual comenzar a advertir la acción de los fenómenos exógenos, que son los modeladores finales de la superficie y definitivos hacedores de los paisajes.
Fenómenos endógenos locales y regionales: su traducción en la modificación topográfica y geográfica
La resistencia de los materiales del terreno y sus estructuras definen formas que a su vez serán las que permitan distinguir aquellas características luego de que la intemperización afecte diferencialmente la superficie.
Geoformas destacadas: Horn ▲ ◄ Grandes unidades de paisaje
Las planicies o llanuras son grandes extensiones de terreno llano. Pueden ser a nivel del mar (la llanura bonaerense), intermedias (como la meseta patagónica) o altiplanicies, a gran altura (como la Puna). Si bien hay diferentes acepciones regionales de estos términos, puede decirse que los cerros son elevaciones o prominencias algo diferenciadas del contexto y a alturas de unos 700m en relación al entorno.
Las colinas son elevaciones o prominencias, también diferenciadas del contexto, pero de alturas menores que los cerros, y más suaves en su relieve. Las montañas en cambio, son elevaciones o prominencias bien diferenciadas del contexto y a alturas relativas superiores a los 700m con relación al entorno circundante. Se habla también de serrezuelas, sierras y cordilleras, que son conjuntos de las individualidades citadas dispuestas linealmente y definiendo un conjunto continuo, con diferentes magnitudes y alturas (sierras Grandes de Córdoba, Cordillera de Los Andes).
Los macizos montañosos y nudos orográficos son en cambio conjuntos de aquellas pero dispuestos en forma masiva (Macizo Central Europeo, Macizo de Anatolia) y, en ocasiones, responden a nudos por conjunción de serranías o cordones montañosos. Finalmente, las depresiones son terrenos de cota negativa con relación a su entorno, generalmente planicies ubicadas por debajo de la cota del nivel del mar. Entre ellas se destaca el Valle de la Muerte, en EE.UU., un desierto en depresión. Otras particularidades, generalmente menores pero que en ocasiones conforman enormes extensiones, derivan de interacciones a menor escala entre los factores geológicos y climáticos.
Grandes unidades orográficas: el Karakorum, el Tibet y el Himalaya.
Son a veces partes de las formas mayores que se analizan en conjunto cuando son visualizadas en un grado de mayor detalle, pero su individualización permite estudiarlas particularmente. La incidencia de la litología o de la estructura de los sedimentos es definitiva en algunos casos, conformándose geoformas clásicas. Abundantes y extensas coladas basálticas generan superficies extensas y sub-horizontales que conforman un relieve plano que oculta otro subyacente.
Incidencia de la estratificación horizontal y los efectos de la erosión: formación de mesetas y cañones.
Los bordes dan lugar a paisajes impresionantes como las cataratas del Iguazú. Estratos horizontales resistentes determinan mesadas enormes cuyos bordes son grandes farallones que se encuentran en zonas desérticas. En los cañones, el material sedimentario cae por gravedad, en forma de deslizamientos, derrumbes, desprendimientos y es removido por los ríos, dando lugar al progreso del proceso.
El perfil de los cortes es en “U”, donde los laterales son los farallones verticales, los bordes de la base el material de derrumbe desde los mismos y la base misma la planicie aluvial y el cauce del río.
Visión regional desde satélite de la meseta de Somuncurá, en la Patagonia argentina
Diferentes estructuras y resistencia de las rocas generan paisajes típicos. Cuando la inclinación de los estratos es leve se generan prolongadas planicies en declive llamadas cuestas. Cuando los materiales a erosionar son blandos, en zonas donde los climas presentan largos períodos secos y calurosos con otros de lluvias torrenciales, se generan los llamados “badlands”.
Erosión en regiones de materiales blandos: badlands.
Los ríos, dependiendo de la región, tienen particularidades que se manifiestan en formas y paisajes típicos. La organización del escurrimiento superficial se traduce en la red de drenaje. A partir de las redes de drenaje pueden delimitarse las cuencas. En los relieves positivos, la intemperización es la que prepara los materiales ascendidos para que sean luego removidos y acarreados. En los materiales graníticos de las sierras, luego de procesos de alteración, meteorización y erosión, se generan paisajes típicos como el berrocal. Superficie original La intemperización comienza a actuar según la estructura secundaria del macizo rocoso. El granito presenta fracturación regular sistemática (juegos de diaclasas). La humedad penetra por las fisuras actuando la vegetación y los reactivos químicos de la vegetación.
Inicio de la alteración de la roca Los procesos fisico-químicos han comenzado a afectar las micas y los feldespatos produciendo alteraciones en la parte superior, más cercana a la vegetación y a la humedad, que garantiza la presencia de oxígeno y la progresión de la alteración.
Meteorización profunda La alteración ha progresado profundamente y se ha producido la fragmentación y transformación de la roca en regolito en la parte inferior y de suelo regolítico y suelo ppd en los niveles superiores. La roca subyacente sigue siendo afectada por procesos agudos de alteración.
Erosión y remoción de la cubierta La capa superficial de suelo y el regolito en contacto con los granitos fracturados y alterados subyacentes son erosionados y removidos, dejando a la vista la roca alterada subsistente conformando el llamado berrocal.
Los macizos graníticos ofrecen a la vista paisajes característicos que denotan la resistencia del material y sus estructuras secundarias menores (diaclasas) a partir de las cuales continúan penetrando los fenómenos de alteración de la roca.
Areas de denudación de los altos de la sierra de Córdoba
4.2.1. Geoformas estructurales Las grandes estructuras definidas por los macizos montañosos y las cadenas montañosas y muchas líneas de costa obedecen o se encuentran vinculados con grandes fallas geológicas. Muchas de ellas, de escala continental, pudieron recién ser advertidas en su real magnitud mediante imágenes de satélite.
Falla de San Andrés
Estas grandes geoformas a lo largo de geolineamientos muestran desde encuentros de placas y contactos litológicos hasta discontinuidades estructurales condicionantes del relieve y la hidrología. Desde ya que, según su antigüedad, pueden asociarse a eventos sísmicos de diferentes épocas e incluso a la sismicidad actual. Ya en escalas de mayor detalle, en acercamientos a la superficie de la Tierra, pueden detectarse fallas menores y fracturas, asociadas o no a aquellas de gran envergadura y trayectoria. Las formas asociadas a estas grandes discontinuidades son los escalones tectónicos o bordes de sierra (abruptos de falla), las depresiones (graben) o elevaciones (horst) tectónicos, entre otros.
◄ Fallamiento mayor de la zona central de la Argentina (Sierras de Córdoba)
4.2.1.1. Macizos antiguos y escudos Los macizos antiguos y los escudos constituyen formas de relieve muy antiguas que permanecen en pie.
La intemperización y la erosión han actuado sobre estas regiones durante mucho tiempo y con variada intensidad pero no han logrado desaparecerlas como unidades resistentes.
▲ Macizo Norpatagónico Escudos y cratones antiguos ►
En algunos casos, las fuerzas endógenas realzaron estos antiguos relieves y los rejuvenecieron, haciéndolos surgir nuevamente de entre su contexto.
Macizo de Anatolia
Son el afloramiento de unidades litológicas de profundas raíces y subsisten por estar conformados por materiales resistentes.
Escudo brasileño
4.2.1.2. Cordilleras Se trata de prolongadas alineaciones de montañas más jóvenes que los macizos y escudos, agudas, elevadas y con manifestaciones volcánicas importantes. Las cordilleras son el resultado de la actividad endógena de los bordes de subducción, a los cuales se asocian manifestaciones superficiales de la fusión y el ascenso de los materiales corticales fundidos en profundidad.
Se trata generalmente de levantamientos del Terciario. En tiempos presentes son las partes más elevadas del relieve terrestre debido a que han tenido un tiempo breve de exposición a los factores de degradación.
4.2.1.3. Sierras Las sierras son montañas no muy altas dispuestas según un eje central (eje orográfico) no necesariamente recto, alineadas y parte de un conjunto mayor, con menor longitud que las cordilleras y mucho más bajas que ellas. Generalmente resultan de plegamientos geológicos que son precisamente la razón de tal alineación, ya que ocurren según un frente de esfuerzos. Visualizarlas en conjunto presenta las cumbres de las montañas que la forman con el aspecto de una sierra de corte, áspera y con crestas quebradas, asemejando esa herramienta.
Las Sierras Pampeanas, destacándose el eje orográfico transversal de las Sierras de Córdoba.
Las sierras pueden tener dimensiones que sobrepasan el centenar de kilómetros y en su interior puede encontrarse algún macizo, diferenciado del resto por la disposición de las cumbres en forma de nudos.
4.2.1.4. Geoformas de montaña El aspecto de los diferentes paisajes de montaña varía significativamente, en principio, según se trate de rocas duras o blandas. Hay diseños típicos que caracterizan a sedimentos conglomerádicos y a macizos graníticos y metamórficos. Sin embargo, el paisaje es función de muchos otros factores exógenos que actúan durante lapsos más o menos prolongados sobre condiciones transicionales de la litología, dependiendo de su cementación, fracturación, el grado alteración, la esquistosidad y otros. La estructura de las rocas sedimentarias y de las rocas ígneas y metamórficas definen las características de la superficie porque la intemperización lava la zona cumbral de los afloramientos y deja bien expresa la red de escurrimiento.
Aspecto de un afloramiento de rocas sedimentarias conglomerádicas y de uno de rocas ígneas
Esta logra diseños dendríticos en masas sedimentarias homogéneas finas, pinado en sedimentos conglomerádicos, estructurado ortogonal en los afloramientos graníticos, por el diaclasado y la fracturación y paralelo estructurado ortogonal en el caso de las metamorfitas esquistosas. ◄ Aspecto de la red de drenaje en un afloramiento rocoso granítico mostrando el diseño angular de los arroyos principales y de sus afluentes.
En todos los casos, la rectitud y las curvas en ángulo recto de los ríos denuncian las estructuras primarias (estratificación, en caso de los afloramientos de rocas sedimentarias) y secundarias mayores (fallas, fracturas, en caso de rocas ígneas y metamórficas).
4.2.1.5. Geoformas de los márgenes de sierra Los bordes de las sierras significan un paso rápido del ambiente de montaña al de llanura. El pasaje se concreta en una interfase llamada pedemonte. Cumbres
_____ PEDEMONTE
_____
Llanura
El pedemonte es un ambiente muy complejo para la ingeniería, un ámbito muy vulnerable. Los fenómenos ambientales descerrajan aquí una serie de inconvenientes inter-relacionados muy graves que son la manifestación de múltiples problemáticas convergentes vinculadas a la dinámica fluvial superficial y subterránea. Las geoformas que se originan en ese ambiente son de erosión y de acumulación y se caracterizan por su violencia e intensidad. En esta la zona los procesos morfodinámicos son agresivos, frecuentes y de alto impacto en la infraestructura.
El ámbito pedemontano puede ser desde desértico a selvático y los volúmenes, intensidades, frecuencia, persistencia y dinámica de las aguas superficiales y subterráneas pueden variar significativamente. Debido precisamente a esta dinámica, en los picos climáticos húmedos, y frecuentemente gatillados por acción antrópica ocurren fenómenos de remoción en masa de las más diversas características, súbitos o muy lentos. En ambiente desértico, las precipitaciones son aisladas, cortas e intensas, con episodios de arrastre de enormes volúmenes de materiales.
Los sedimentos resultantes son de carácter torrencial y muy violentos, sin selección granulométrica, sedimentos finos y gruesos hasta dimensiones de bloques, conforman avenidas aluviales designadas como de arroyada, y se manifiestan en niveles gruesos depositados en los valles y dispuestos en camadas, respondiendo a pulsaciones climáticas extremas de carácter plurianual.
La dinámica tectónica, las pulsaciones climáticas generales y propias de las etapas glaciales hacen que la relación entre los sedimentos pedemontanos y los de la llanura presenten numerosas variaciones geométricas.
Esquema morfológico del pedemonte de una sierra
Esquema de la evolución de un pedemonte
▲ Esquema de un abanico aluvial
◄ Abanico aluvial del río De Las Burras, Salinas Grandes de Jujuy (puna argentina)
Las capas de sedimentos obedecen a las diferentes intensidades de los agentes de erosión / transporte / depositación, por lo que se traducen en estratos de distintos espesores y granulometría. Entre estos episodios pueden haber existido etapas intermedias de erosión que habrían hecho desaparecer algunas secuencias (superficies de erosión).
Facies en una barranca
Estas capas definen la presencia de facies o conjunto de rocas cuyas características permiten reconocer el ambiente en el que han sido formadas.
4.2.2. Formas volcánicas Las geoformas volcánicas son variadas, a pesar de que se visualizan fácilmente los tradicionales conos volcánicos. A pesar de haber algunos de enormes dimensiones, la mayoría se identifica rápidamente analizando rápidamente el área y contrastando sus formas cónicas. Aunque hay expresiones volcánicas no tan evidentes, en domo o fisurales, pueden detectarse e individualizarse por sus formas tan características. Pero hay mega estructuras virtualmente ocultas dada su escala, su antigüedad o su ubicación.
◄ Lago Toba, Sumatra (Indonesia), en la mayor caldera volcánica del mundo.
Recién una visualización panorámica, en contexto, posibilita a veces definir unidades sobre la base del entorno, más que por el rasgo desdibujado de la unidad en sí. El cráter de impacto de Chicxulub en México tiene unos 65 millones de años y presenta un cráter con alrededor de 200km de diámetro.
Esto vale para muchas entidades geográficas y geológicas, algunas de las cuales incluso requieren de verificaciones mucho más profundas y laboriosas.
Cono volcánico típico y aparato volcánico con caldera erosionada
Sin embargo, las formas volcánicas son muy típicas y, como están asociadas con explosiones, colapsos o coladas, los rasgos son inconfundibles y relativamente fáciles de detectar.
4.2.3. Geoformas fluviales El agua es un agente modelador por excelencia. La dinámica de las aguas de las precipitaciones, la energía desplegada en su escurrimiento superficial, la acción del oleaje en las costas y su lenta pero importantísima función como factor de alteración la destacan como decisiva formadora de formas.
El agua disuelve, altera, remueve, acarrea y deposita los materiales, desgasta los relieves de altura, labra las laderas de las montañas y rellena los bajos, generando paisajes a su paso.
Kutch, India
El agua superficial se organiza en grandes depósitos, en forma de océanos, mares y lagos y escurre en forma lenta o rápida como hielo y en los ríos.
4.2.3.1. Cuencas y llanuras sedimentarias Desde el pié de las grandes formaciones rocosas hacia las costas se extienden extensos terrenos, poco accidentados, suaves, apenas ondulados y que colectan aguas que van al mar a través de uno o varios colectores principales. Son planicies enormes que sirven de referencia a los impresionantes macizos montañosos, las cadenas montañosas y las fajas volcánicas marginales. Son cuencas intermedias a los grandes depósitos sedimentarios de los fondos marinos donde, según la vegetación predominante y el clima, condicionados por la latitud, coexisten incluso alternativamente, períodos donde los vientos y las aguas dan el acabado superficial. Desde cotas superiores llegan a éstas sedimentos provenientes del contexto a través de cuencas menores del pedemonte y de las montañas. Así como ensamblan entre sí las cuencas de montaña con las de pedemonte y la de la llanura, el arreglo espacial de las partes de cada cuenca, de los elementos topográficos y el drenaje, presentan dimensiones y disposiciones
particulares que son el resultado de la dinámica de esos verdaderos sistemas.
4.2.3.2. Elementos de una cuenca Una cuenca es un área drenada por un cauce principal, con una salida única y marginada por crestas, cumbres o simplemente bordes que actúan como divisorias de agua. Según donde desemboquen, las cuencas pueden ser abiertas o cerradas. Se designan como cuencas abiertas aquellas que desembocan en un río principal, en un mar interior o en el océano. Las cuencas cerradas se caracterizan por desembocar en un bajo sin salida. En tales casos el río colector se insume en el material poroso pasando a ser agua subterránea o llega a una ocasional laguna somera donde las aguas se evaporan y dejan sus sales.
Bajo salino de la Puna salteña
En el Nor-Oeste de Argentina, la Puna presenta este tipo de cuencas, donde cordones montañosos de dirección Norte-Sur definen los límites laterales de bajos estructurales interrumpidos por aparatos volcánicos. En un clima desértico, con precipitaciones escasas y repentinas, las aguas de las serranías laterales descienden acarreando materiales hacia la periferia de los bajos conformando una interfase de amplios abanicos aluviales coalescentes. Los cursos esporádicos recorren y cortan los estratos salinos antiguos llevando en minerales en solución hacia las depresiones donde las aguas se evaporan y dan lugar a la formación de salares con presencia de importantes recursos mineros.
Otros bajos evaporíticos de importancia se encuentran en latitudes mediterráneas, como las salinas Grandes y la laguna de Mar Chiquita. Las aguas del Río Dulce llegan a la Laguna de Mar Chiquita (Mar de Ansenusa), una cuenca cerrada de grandes dimensiones ubicada en el extremo Nor-Este de la provincia de Córdoba. Lo hacen a medida que van formando un extenso delta que avanza hacia el sur colmatando lentamente el enorme bajo evaporítico. La Sierra Norte de Córdoba bloquea las aguas de las cuencas del Nor-Este de la provincia dando lugar a las Salinas Grandes.
Las cuencas abiertas tienen dimensiones variables, llegando a ser enormes como las del Amazonas o del Paraná. Hay cuencas de montaña, de llanura y mixtas.
▲ Valle intermontano en zona tropical ◄ Cuenca hídrica y sus partes
Pueden ser de muchas formas y dimensiones y se pueden delinear, ya que se encuentran definidas por la red de escurrimiento superficial que las drena, diseño frecuentemente muy visible en análisis a través de imágenes. Las cuencas en zonas de montaña son por lo general muy quebradas, presentando valles, por donde circulan las aguas superficiales entre las elevaciones circundantes. Los valles tienen fondos agudos reducidos y estrechos cuya parte más deprimida define líneas de escurrimiento de diferente jerarquía constituyendo arroyos o ríos. El fondo de los valles puede también ser plano, pero alargado y siempre angosto, expresando la zona inundable o planicie aluvial, que ya muestra evidencias de depositación de materiales cuando los ríos de montaña van recorriendo la franja periférica.
Algunas quebradas son muy amplias y profundas, formando cañones, gargantas de magnitud en cuyo fondo escurren ríos que han ido profundizándose y ampliando sus márgenes por erosión de las laderas. Estas colapsan por derrumbes al erosionarse el pie de los acantilados marginales.
Las cañadas, por su parte, son encajes en garganta de escalas locales, con márgenes abarrancados y menor importancia regional en cuyo fondo escurren ríos o arroyos que, en general, son temporarios o estacionales.
Cañadas
Su génesis es semejante a la de los cañones, pero las cañadas no reconocen participación tectónica en su génesis. Las cuencas pueden ser analizadas según regiones con caracteres homogeneos, distinguiéndose en ellas tres sectores: alto, medio y bajo.
El diseño en planta y el perfil de los ríos y arroyos que componen cada una de las partes es característico en cada uno. También los fenómenos erosivos de cada sector se distinguen con claridad, aunque entre uno y otro existen franjas de transición que responden también a las oscilaciones del clima.
La cuenca alta se caracteriza por un relieve abrupto, formado por los picos y cimas de sierras o cordilleras. El agua de las precipitaciones escurre ladera abajo con un alto poder erosivo, debido a las grandes pendientes, que aumentan la velocidad, instalándose en valles encajados, en forma de “V”. Características de un curso fluvial Nacientes, zona de arranque. Caídas de bloques por gravedad, materiales gruesos y angulosos acarreados aguas abajo por el río. Curso alto o superior, con aguas torrentosas y profundas, vertientes pronunciadas de bloques en el entorno y material rodado en el lecho, valles estrechos (quebradas) y gran capacidad de erosión. Curso medio, con predominio del tránsito de materiales por sobre de procesos de erosión y depositación; capacidad de erosión media, erosión lateral, río ancho y de profundidad media, con abundante sedimento grueso y medio en el fondo. Curso inferior, disminución de la capacidad de transporte del río, depositación de sedimentos de granulometrías medias y finas con obstrucción del escurrimiento y desvaríos laterales; bajas profundidades y cursos anchos y de aguas mansas.
La alta capacidad de erosión y la prácticamente nula sedimentación hacen que esta zona sea la parte de la cuenca productora de sedimentos, destacándose los bloques y carga gruesa desprendidos de las laderas.
Perfiles longitudinal y transversales de las distintas zonas de un río
En la cuenca media, las formas del relieve son más suaves, predominando las colinas y las laderas y pedemontes de las montañas. En esta zona, las pendientes empiezan a ser menores, por lo que el agua escurre con menor velocidad, tiene menos poder erosivo y menor fuerza para transportar sedimentos. Así, aunque no desaparece el proceso de erosión, empieza a producirse deposición, sobretodo de bloques y gravas que el agua ya no tiene fuerza para transportar, quedando más o menos equilibrados ambos procesos. La forma de los valles no es tan pronunciada como en la cuenca alta, ya que el río empieza a modelar su cauce sobre materiales más finos.
Cuenca en su contexto
Finalmente, en la cuenca baja el relieve es mayormente plano, las formas que destacan son las llanuras de inundación, los conos de deyección o abanicos aluviales, los deltas y los humedales. El proceso predominante es el de deposición, ya que al ser el relieve casi horizontal el agua fluye con mucha menos velocidad y no tiene la suficiente fuerza para transportar los sedimentos, depositándose arenas, limos y arcillas. Características de la cuenca superior de una red de drenaje en terrenos montañosos erosionados.
Red de drenaje dendrítica describiendo una cuenca de montaña ►
El perfil transversal de las llanuras de inundación es plano y puede llegar a ser cóncavo cuando el río acumula sedimentos lateralmente, como ocurre con algunos ríos meandriformes o en los canales de los deltas. Características de un río en la cuenca baja y del paisaje general derivado de la zona de divague ▼
Planicie aluvial y niveles de terrazas original y de erosión en el sector inferior de una cuenca, típicamente caracterizado por un río meandroso, divagante ►
Los relieves evolucionan. Si se considera una situación inicial a partir de una orogenia (recordar que se trata de episodios muy lentos en su desarrollo), desde ese momento comenzarían a actuar las acciones de la naturaleza pertenecientes al ámbito de los factores exógenos. Este primer relieve sería el de una etapa joven. Características temporales del paisaje JOVEN
Topografía agresiva, de bordes angulosos y filosos; valles profundos y pendientes pronunciadas. Ambiente de alta energía. Erosión activa e intensa. Derrumbes, desprendimientos, arranque, deslizamientos en masa, eventos de arroyada y aluvionales. MADURO
Topografía suave, colinas dispersas y de baja altura, redondeadas, con sus bases soterradas por el material de erosión, valles amplios y pendientes moderadas a bajas. Ambiente de mediana a baja energía. Erosión subsistente pero de baja intensidad. Fenómenos de acarreo de materiales de granulometría menor, erosión lateral de cauces. Ríos divagantes. SENIL
Relieves muy suaves y ondulaciones. Planicie con ríos divagantes, anchos y de muy amplia planicie de inundación. Cobertura sedimentaria fina dominante.
Cada etapa tiene sus características y define situaciones morfodinámicas distintas. Los relieves jóvenes se caracterizan por su torrencialidad, mientras que los relieves siguientes se distinguen por su actividad erosiva decreciente y su dinámica deposicional importante. El gradiente topográfico (diferencia de nivel) disminuye paulatinamente: se desgastan los relieves positivos, disminuyendo su altitud, mientras se
depositan grandes volúmenes de sedimentos en los bajos, aumenta su espesor y también su altitud. La maduración de un relieve es un proceso complejo, porque muchos factores actúan en simultáneo afectando la secuencia. La interacción con el clima es muy notable en algunos ámbitos, principalmente en las llanuras, generando sus oscilaciones sucesivas situaciones de depositación y erosión.
Esta situación es particularmente significativa en los valles intermontanos y en el pedemonte. Al disminuir el gradiente topográfico en la cuenca, disminuye la capacidad erosiva y de transporte del río y se incrementa la sedimentación, pero las pulsaciones climáticas se traducen en la reactivación de los procesos erosivos y se manifiestan en el paisaje, a partir de cuyo análisis pueden detectarse y suponerse futuras situaciones.
Planicie aluvial con sus materiales constitutivos finos en el lecho de inundación y más gruesos en el lecho ordinario, donde persiste la mayor capacidad de transporte de materiales.
Encaje del río y limitación de la planicie aluvial. Generación de una terraza de depositación en el plano superior y de erosión en el borde del río (barranca). Vuelve a repetirse la selección diferencial de materiales según la capacidad de transporte del río.
Secuencia de generación de una planicie aluvial, encaje del río y formación del primer nivel de terrazas de erosión con la definición del lecho ordinario, lecho de inundación de creciente.
La cartografía de estas unidades es compleja, pero se simplifica hoy gracias al relevamiento satelital, que permite recurrir a técnicas de procesamiento y análisis que conducen a la elaboración de precisos mapas temáticos.
Mapa Geológico de una zona de sierra con su transición hacia un pedemonte.
Las terrazas fluviales son antiguas llanuras de inundación abandonadas por un encaje de los ríos. Las nuevas inundaciones llegarían a alcanzarlas nuevamente en crecientes episódicas. Las oscilaciones climáticas del Cuaternario son la razón de estas modificaciones (cuando no la tectónica). La disminución general de las temperaturas, producto de las pulsaciones propias de las glaciaciones provoca una variación en la escorrentía y una disminución de la energía de las aguas superficiales pero también la ocurrencia de aluviones anuales de deshielo que bloquean el curso de los ríos y generan nuevos canales o reactivan otros.
Como fuere, generan distorsiones de carácter hidrológico que se traducen en una gama variable pero importante de situaciones de amenaza que ponen en jaque zonas pobladas en las cuales no se han respetado las pautas básicas de desarrollo urbano. La transición del continente hacia los océanos y la dinámica fluvial hacia los mares interiores da lugar a enormes formas fluviales de interfase. Los estuarios (río De La Plata) y los deltas (río Nilo), son formas fluviales enormes que coronan la desembocadura de los grandes ríos en el mar. Son ríos amplios y profundos en los que el juego de las mareas y el volumen de agua del río generan un ambiente de mezcla de aguas saladas y dulces que dan lugar a una flora y fauna particulares. Los deltas son accidentes geográficos propios de la desembocadura de un río en un ambiente amplio. La pérdida súbita de la capacidad de transporte por el río, debido al ensanche de la boca del mismo hace que los sedimentos se depositen inmediatamente, generando una obstrucción que los propios caudales del río se encargarán de sortear.
Delta del río Nilo (Egipto)
Dos ejemplos son el delta del Paraná, que progresa hacia las costas de la ciudad de Buenos Aires, y el delta del río Dulce, en la Mar de Ansenusa.
Deltas del Paraná (Río de La Plata, Argentina) y del río Dulce (Mar Chiquita o de Ansenusa, Argentina)
En la zona de ingreso a su delta, el río termina dividiéndose en múltiples brazos que se separan y juntan en una red de canales activos e inactivos labrados sobre sus propios sedimentos.
4.2.3.3. Diseños fluviales La silueta de los cauces de los ríos, o su diseño y las formas de sus partes dependen de su ubicación y del régimen de lluvias. La red de drenaje es el sistema de escurrimiento superficial de una región. Se divide en cuencas y éstas en subcuencas. La dimensión y la forma de la cuenca, así como la densidad de los cursos de agua contenidos en ella y la diferencia de cota entre las nacientes y la desembocadura proveen de las características hidrológicas de la misma. El clima de la región, la litología, la cobertura vegetal y el uso del suelo condicionan el funcionamiento de una cuenca. Se trata de un sistema.
Diseños de ríos en zona pedemontana y de llanura
El escurrimiento superficial puede ser controlado y regulado a partir de embalses y represas. Estas obras de ingeniería se proyectan con la finalidad de disponer de reservas de agua durante las épocas de carencia, para proveer de riego y agua potable, para generar energía y para controlar los picos de crecida. ◄ Embalse San Roque (Córdoba, Argentina)
Los diferentes diseños de las redes de drenaje proveen de información importante acerca de los terrenos sobre los cuales se desarrollan. Ofrecen la posibilidad de conocer las formas de relieve, el tipo de material sobre el que se implantan la probable torrencialidad de las aguas y la respuesta de crecida, entre otros. Hay algunos que pueden considerarse esquemas básicos de los diferentes diseños y sus mezclas y transiciones que se pueden hallar en la naturaleza. Tradicionalmente, se han considerado algunos típicos correspondientes a la identificación de formas del terreno.
Principales patrones de drenaje para zonas montañosas (Howard 1967)
El drenaje dendrítico se corresponde con materiales aproximadamente homogéneos en composición, sin control estructural. Es uno de los patrones más comunes y se presenta en muchos ambientes. Por su parte, el drenaje de tipo paralelo designa terrenos dominado por una pendiente regional que impone una dirección predominante. Los cauces son paralelos y este patrón se observa comúnmente en los pedemontes y en laderas estructurales plegadas. El diseño enrejado representa un drenaje paralelo al rumbo de la estratificación en rocas sedimentarias plegadas, con variaciones litológicas importantes como rocas blandas o arcillosas y rocas duras o areniscas. El patrón de tipo rectangular es anguloso como consecuencia de la presencia de materiales duros con una estructura secundaria dominada por un sistema de fracturas o fallas geológicas ortogonales.
Representación de diseños básicos
El diseño radial se encuentra claramente asociado a los domos, conos volcánicos y sumideros. Si es muy nítido, se corresponde con un aparato joven. Los diseños de tipo anular indican una etapa avanzada de erosión de un en domo o la presencia de una caldera volcánica. Los de tipo multicubeta son irregulares y significan un mal drenaje asociado a superficies onduladas. Es un patrón común en las llanuras de desborde. Finalmente, el diseño contorsionado se presenta como un patrón aparentemente irregular y se encuentra asociado a rocas metamórficas.
4.2.4. Geoformas glaciales Relieves y geoformas especiales existen en zonas donde hubo (o hay) actividad glaciaria. La acción de los hielos deja un paisaje muy particular en donde las partes son designadas de una manera específica. Las glaciaciones se han sucedido desde un pasado muy remoto.
Las glaciaciones, que también afectaron America del Sur, dejan su testimonio en geoformas singulares en algunas zonas. A pesar de los efectos posteriores de la erosión de los períodos post glaciales, aún persisten formas de fondo, algunas de ellas muy bien preservadas. ◄ Etapas glaciales e interglaciales
Esquema de las etapas glaciales en el último millón de años
La mecánica de extracción y transporte de los materiales de las laderas de las montañas operada por los hielos en las cumbres genera un relieve particular que se va acentuando en los tramos inmediatos y caracterizada por un típico perfil en “U”.
Geoformas típicas derivadas de la acción glaciaria
La acción de los hielos en las zonas altas se diferencia de lo que sucede en la zona pedemontana de las latitudes medias (o en las planicies de las latitudes extremas).
El relieve resultante del retiro de los hielos, que también es parte del proceso, es característico y lo denuncia la presencia de bloques y superficies que muestran abrasión y sedimentos y formas específicos.
4.2.5. Geoformas eólicas En las zonas desérticas y periféricas a los desiertos, como así también en las regiones semiáridas, en lapsos secos, el predominio de los vientos sobre
el escurrimiento genera superficies suaves, onduladas que corresponden a distintos tipos de movilización y modalidades de disposición de sedimentos finos de diferente granulometría, de acuerdo con la dirección, intensidad y persistencia de las corrientes. El sistema de transporte eólico genera masas móviles llamadas dunas, que pueden ser tanto de partículas finas como también de arenas. En los desiertos, pueden advertirse diseños típicos y puros, ya que no se encuentra presente la vegetación, los procesos se encuentran activos y las formas son actuales o recientes.
Presencia de sedimentos eólicos y fluvio-eólicos en Argentina ►
Iriondo (1990), Iriondo y Kröhling (1995, 1996)
Regiones que fueron desérticas y luego pasaron a ser ocupadas por la vegetación, debido a fluctuaciones climáticas, presentan estos diseños en forma de relictos, ocultos en el paisaje y poco perceptibles, aunque detectables a partir del análisis satelital, apelando a la visualización de los patrones mega-regionales que introduce la visión panorámica.
Sistema de paleo-dunas en la llanura pampeana argentina (prov. de Buenos Aires)
Las dunas pueden hallarse en superficie y ser activas o móviles, o encontrarse estabilizadas, naturalmente o fijadas por la acción antrópica. Sobre episodios eólicos pueden haberse desarrollado otros procesos, con sus consecuentes depósitos, pero las dunas y sus estructuras subsisten bajo la superficie.
Perfil estratigráfico de una duna
Médanos Grandes, San Juan
Las geoformas eólicas pueden estar instaladas en grandes extensiones (Sahara, llanura pampeana) o en pequeños bolsones (Campo del Arenal, Catamarca; Médanos Grandes, San Juan; sectores de la Puna argentina).
___________________________ NOTA: Este artículo se encuentra en fase de revisión y continuación.