ŠUNICEF/Ecuador/2013-6065/Jara de Aguinaga
1.6.
mitos y realidades de la lactancia materna
APRENDE
La lactancia materna es una práctica rodeada de creencias y muchas veces la opinión de las personas del entorno más cercano a la madre, abuelas, esposo, amigas, colegas y vecinas solo por mencionar algunos, puede influenciar su decisión sobre cuál es la mejor manera de alimentar a su bebé. Esa difícil decisión sobre si amamantar o no, cómo hacerlo y por cuánto tiempo, deja de ser tan compleja cuando las futuras madres, junto a sus esposos, reciben una correcta información acerca de las ventajas nutricionales, inmunológicas y psicológicas de la práctica de la lactancia materna.
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APRENDE Conozcamos juntos algunos de los mitos sobre la lactancia materna más comunes en el Ecuador.
©UNICEF/Ecuador/2013-1437/Manuel Avilés
Mito: Las mujeres con pecho pequeño no pueden amamantar porque tienen leche insuficiente para satisfacer al bebé. Realidad: El tamaño de los pechos no influye en la lactancia. La lactancia es un proceso regido por la ley de la oferta y de la demanda por lo que cuanto más succiona el bebé, más leche produce la madre. Es importante cuidar que la posición sea la correcta, el agarre bueno y la lactancia exclusiva y a libre demanda. Mito: La madre no puede comer ciertos alimentos durante la lactancia. Realidad: En todo el periodo de gestación y durante la lactancia, la mujer necesita una dieta balanceada. No hay alimentos que aumentan o disminuyen la producción de leche. Sin embargo, la mujer que lacta necesita tomar muchos líquidos.
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Mito: Las madres desnutridas no pueden amamantar. Realidad: Las madres desnutridas pueden amamantar ya que la desnutrición materna moderada casi no tiene efecto sobre la producción de leche. De hecho, la madre va a continuar produciendo leche a expensas de las reservas de su propio cuerpo por lo que necesitará líquidos y comida extra para aumentar sus propias defensas. También precisa apoyo y estímulo para que amamante frecuentemente.
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Mito: Si la madre está enojada o asustada no debe dar de lactar. El estrés hace que la mamá no produzca leche. Realidad: El estrés, la ansiedad y el miedo extremo no inhiben la producción de leche pero pueden interferir temporalmente con su flujo. Es importante crear las condiciones para que las madres tengan el menor estrés posible, escuchar sus necesidades y no separar a las madres del bebé para que este último pueda seguir succionando.
APRENDE
Mito: Si las madres están embarazadas de otro bebé deben dejar de amamantar. Realidad: La lactancia no interfiere con la evolución óptima del nuevo embarazo, ni supone un riesgo para ninguno de los dos bebés. Por lo tanto una mujer embarazada puede seguir amamantando a su bebé. Lo que podría pasar es que algunas hormonas que el cuerpo produce en el período de gestación cambien el sabor de la leche (¡pero no su calidad!) y por lo tanto el niño/niña podría progresivamente dejar de lactar. Mito: La mujer que lacta no puede tener relaciones sexuales porque la leche se daña. Realidad: Es totalmente falso; no existe ninguna evidencia científica que demuestre que las relaciones sexuales dañan la calidad o el sabor de la leche. Mito: Si la madre está enferma, no debe dar de lactar. Realidad: Si la mujer está enferma (gripe, resfriado, tos,
etc.) puede amamantar ya que en la leche materna están presentes los anticuerpos que su organismo está elaborando, y protegen al niño/niña de enfermarse. Si se trata de una enfermedad más grave deberá consultar su médico.
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Mito: El calostro (la leche que la madre produce en las primeras horas y días después del parto) debería ser desechado porque es sucio y antihigiénico. Realidad: El calostro no se debe desechar porque contiene muchos nutrientes y factores de defensa que fortalecen el sistema inmunológico del bebé. Es como una vacuna natural.
Mito: Una vez que se interrumpe la lactancia no se puede volver a amamantar. Realidad: Con una técnica adecuada (relactación) y apoyo, tanto las madres como los bebés pueden retomar la lactancia en cualquier momento. Esta práctica es vital durante las emergencias.
Mito: El calostro es amarillo porque ha permanecido mucho tiempo en el pecho y por eso está podrido. Realidad: El calostro es amarillo porqué está rico en beta carotenos, una sustancia que previene muchas enfermedades, sobre todo las de la vista. Además contiene proteínas, vitaminas y es altamente nutritivo. Mito: El bebé no debería succionar hasta que salga la leche blanca. Realidad: La lactancia debe iniciarse en la primera media hora después del parto y el bebé debe tomar el calostro (leche amarilla). La madre no debe esperar a que baje la leche blanca para iniciar a amamantar.
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Mito: Los niños se deben amamantar por más tiempo que las niñas porque sino estas serán más fértiles en la edad adulta. Realidad: La leche materna hace que los niños crezcan sanos, fuertes e inteligentes. Hay que amamantar niños y niñas durante el mismo tiempo, sin diferencias. Mito: Se deben introducir uvas antes de los seis meses para que el niño/niña aprenda a hablar. Realidad: No se deben introducir alimentos líquidos o sólidos antes que el bebé cumpla seis meses. No existe ninguna evidencia científica de que las uvas contribuyan a que el niño/niña aprenda a hablar antes.
Mito: Los bebés necesitan beber aguas aromáticas, té y coladas para fortalecer el estómago, o cuando están enfermos y tienen diarrea. Realidad: La leche está compuesta en un 90% de agua, por lo tanto los bebés no necesitan líquidos adicionales. La mejor manera de fortalecer al bebé es dándole leche materna todas las veces que el bebé la pida. Si la diarrea es severa, consulte el médico. Mito: El biberón es inofensivo e higiénico. Realidad: Una higiene incorrecta en los utensilios de alimentación de nuestro bebé, puede provocar diarrea e infecciones respiratorias. Usar el biberón generará rechazo del pecho y su uso prolongado puede perjudicar la dentición y el habla del niño/niña.