Presentamos los cuentos ganadores de la tercera versi贸n del concurso La ciencia es todo un cuento, organizado por la Universidad de los ni帽os EAFIT. Se trata de relatos escritos por participantes de Expediciones al conocimiento, segunda etapa del programa, inspirados en las preguntas desarrolladas en los talleres de 2014.
Categoría I (8 a 12 años) Primer lugar
La dimensión desconocida Pablo Restrepo Maya, 12 años Colegio Alemán Inspirado en la pregunta: ¿Cómo optimizar la energía en un motor?
17 de Julio de 1865 …Y así terminaba una reunión más en el Martini’s Club. Como siempre, sus integrantes discutían las diversas propuestas de proyectos científicos del profesor Jackovic, uno de sus miembros honorarios, quien más allá de sus conocimientos científicos era un aventurero dispuesto a averiguar o responder toda incógnita o duda que se le presentara. Nuevamente, Jackovic proponía a sus compañeros del Martini’s Club ideas locas de proyectos jamás realizados, que, por supuesto, sus compañeros consideraban irrealizables. Gracias a su mente abierta y grandes conocimientos, logró recibir un gran apoyo de la gente para sus imaginativos proyectos, pero por el otro lado consiguió infinidad de opositores, quienes no daban crédito a las grandes expectativas que Jackovic tenía. Su mayor contradictor, sin duda, era otro miembro del Martini’s, de nombre Bill Fichert, quien, a diferencia de sus compañeros, decía que Jackovic solo buscaba fama y reconocimiento al convencerlos de realizar proyectos “imposibles” que nunca darían resultado y solo disminuirían el presupuesto del club a cero.
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Días después, el 22 de agosto, Jackovic entró veloz como un relámpago al club. Sus hojas de anotaciones volaron por todo el salón. Llevaba prisa, tomó asiento en su curul habitual, recogió sus últimos papeles y comenzó a balbucear sobre su nuevo proyecto: “He descubierto, amigos, que una mezcla de unos 80 millones de gigawatts con un motor ubicado en el interior de un objeto metálico, lo suficientemente potente para neutralizar o canalizar su energía y que logre calentar el sistema, permitiría el paso de objetos a una especie de mundo alterno al compactar sus partículas y transportarlas todas juntas. Si no les molesta, me he tomado la libertad de nombrar ‘Anuris’ a esta dimensión desconocida en honor a los dioses de lo inesperado y de la muerte, Anubis y Osiris, ya que no sé qué podrá encontrar quien entre a ella. Aún me falta descifrar algún mecanismo que me permita hacer que el objeto que entre vuelva, pero con un poco de tiempo sé que lograré que el portal a ‘Anuris’ funcione efectivamente”. De pronto, ¿quién otro podría ser?, Bill Fichert se levantó como un resorte de su asiento y dijo: “¿Y cómo podemos garantizar que funcionará, si usted mismo dice que aún no es seguro?”. El profesor Jackovic, verde de furia, se retiró del club inmediatamente sin decir palabra. Al llegar a su casa llamó de manera apurada a su ayudante y sirviente Jack y comenzaron a construir el portal. Cuándo estuvo terminado, el portal era un monstruo de 2 metros y 75 centímetros capaz de canalizar la energía de una cuadra de Londres. Al terminar, el profesor Jackovic, rencoroso como era, redactó una carta bastante formal en la cual invitaba al señor Fichert a su laboratorio para -4-
que observara el resultado final en plenas condiciones de funcionamiento. La invitación tenía fecha para el 18 de octubre de ese mismo año. Pasó el tiempo y el día llegó. A las 9:53 de la mañana la campana de la puerta de la casa sonó. Jack, con gran amabilidad, abrió la puerta y atendió al invitado mientras su anfitrión llegaba. Dos minutos más tarde, el profesor Jackovic llegó, ofreció disculpas a su desafortunado visitante y luego lo condujo a su laboratorio. Sorprendido, Fichert observaba atentamente las diversas repisas repletas de modelos y los cálculos realizados por el profesor durante los últimos 30 años. Al llegar al final del pasillo se encontró con el gigantesco portal conectado a diversas fuentes de energía. Tras escuchar atentamente las detalladas descripciones hechas por Jackovic, prosiguió a preguntar: “¿Y considera usted que es seguro entrar al portal, profesor?”. Exactamente la misma pregunta que había hecho en el club, aunque esta vez, Jackovic si tuvo una respuesta: “Averígüelo”. Acto seguido empujó con un movimiento felino a Fichert dentro del portal. Al siguiente lunes hubo reunión en el Martini’s. Sus integrantes notaron la ausencia de Fichert, pero no le dieron mucha importancia. Al cabo de un tiempo, el club comenzó a realizar sesiones más a menudo. Esta vez sí sintieron la ausencia de los sarcásticos y denigrantes comentarios de Fichert, por lo que empezaron a buscar respuestas. Habían buscado en cada rincón de Londres, pero no encontraron rastro. Todo apuntaba a un secuestro o un asesinato, pero, ¿quién? -5-
Fue entonces cuando las sospechas se dirigieron hacia Jackovic, quien era su peor enemigo y quien más había sufrido el comentario a su proyecto, algunos meses atrás en el Martini’s. Cuándo Jackovic se enteró de que iba a ser descubierto, no tuvo más remedio que ir en busca de Fichert a “Anuris”, para evitar ser atrapado. Así que en su último día pidió a Jack que no dijera nada a nadie y que, si algún miembro del Martini’s preguntaba por él, dijera que se encontraba en un viaje fuera del país buscando nuevas aventuras. Al terminar de dar a Jack las indicaciones, tomó una pequeña mochila, que cargó con provisiones, y bajó al laboratorio. Caminó hasta el final del pasillo y llegó al portal. Miró hacia atrás una vez y luego entró a “Anuris”. Después de todo, él iba en busca de una aventura.
Segundo lugar
El motor del mundo Thomas Sebastian Dover Vargas, 11 años Colegio Alemán Inspirado en la pregunta: ¿Cómo optimizar la energía en un motor?
Capítulo 1 Año 2015, Laboratorio Submarino de Seaspeck, 168° Oeste - 20° Norte, 200 m bajo el mar. “¡Ya está!” –gritó la doctora Lilian O´Connor, mirando satisfecha su pequeña esfera azul de energía. El luminoso objeto era el motor O´Connor, -6-
el motor más potente jamás creado. Era tan potente que podía mover el núcleo de la Tierra con tan solo el primer movimiento del pistón. “¡Podré organizar el núcleo del mundo otra vez! ¡Seré la científica más famosa!” -decía felizmente mientras metía la esfera en el taladro que la mandaría al centro de la Tierra. Ella esperaba que moviendo el núcleo se solucionara el problema del “choque de planetas” entre la Tierra y Marte. Pero no esperaba que la fuerza del motor fuera tanta que hiciera estallar a la Tierra, volviéndola unas cuantas islas flotantes, manteniéndose a flote solo por el motor.
Año 2057, restos de isla de Saskatoon, Canadá, 110° Oeste - 48° Norte, 5000 m sobre el motor O´Connor. Jace Fajerhorn estaba sentado sobre su sillón. Era mecánico en Erriat (los restos de la Tierra), y era uno de los mejores de todos. El joven de 21 años reconocía cualquier parte de un motor con solo olerla. Pero ese 42 de septiembre (los meses eran más largos, ya que Erriat cubría más terreno que la Tierra), no estaba en el taller. Estaba escuchando las noticias: “... solo que en 1 hora, damas y caballeros” –decía el presentador–, “repito, en una hora, los pistones del motor O´Connor dejarán de funcionar y las islas chocarán unas contra otras. ¡El fin del mundo como lo conocemos!” Capítulo 2
Año 2057, restos de isla de Caen, Francia, 1° Oeste - 49° Norte, 1500 m sobre el motor O´Connor. Jace suspiró al ver el laboratorio más importante de todos destruido. Los científicos habían entrado en pánico y habían dejado el laboratorio completamente desorganizado. -7-
Después de tomar una decisión en Saskatoon 12, su hogar, decidió montar en su aeronave de motor de 16 pistones. Al llegar a Caen 1 (en 15 minutos), no tuvo problema en entrar al laboratorio, ya que estaba completamente desierto. De repente se empezó a reír. Iba a intentar arreglar el motor más poderoso de todo el mundo solo con aceite lubricante, herramientas para arreglar aeronaves y su inteligencia. ¡Qué locura! “Debe estar aquí” –se dijo a sí mismo–. “Si estuviera aquí, dónde pondría la entrada al destino de Erriat...” Cerró los ojos. Sus oídos escucharon millones de engranajes, pero se enfocaron en el más silencioso de todos. Cuando los abrió, sus ojos se enfocaron en la máquina de mecato. Estaba destruida por el pánico de los científicos, así que cualquier entrada secreta debía estar averiada. Sin pensar, sus manos empezaron a trabajar. “Admisión” –dijo Jace–, “compresión... expulsión...” –sonó un pequeño ¡click!- “¡y escape!” La máquina empezó a emitir un pequeño ruido, Jace se paró satisfecho y pensó en una manera de abrir la compuerta secreta. Se le ocurrió una idea, por muy mala que fuera: a nadie le gustaban los Dix-Mix. En efecto, esa compañía había clausurado hace 5 años. Sacó una moneda de Urika francesa de su bolsillo y la metió en la máquina. En 25 minutos el mundo se acabaría. Eligió la opción de Dix-Mix. El paquete no cayó. En vez de eso, la maquina se abrió en dos y dejó visible un traje anti-ahogue (para el espacio) y un astroelevador que bajaba 1500 m. Jace, serio, se puso el traje y se metió en el astroelevador. No solamente arreglaría el motor, le haría algunas mejoras. Iba a devolver a Erriat a como era hace 42 años. -8-
Capítulo 3
Año 2057, centro de Erriat, 0° Oeste - 0° Norte, 0 m sobre el motor O´Connor. Jace sintió como el astroelevador iba un poco a la izquierda y de repente iba hacia atrás con mucha velocidad. Casi ni logra ponerse el traje anti-ahogue con todo el movimiento. Los números del astroelevador iban bajando: 500 m, 400 m, 300 m, 200 m, 100 m... Se escuchó un ¡ding! y las puertas se abrieron. Jace puso los ojos como platos y contuvo un grito de ansiedad. Podía ver cómo las islas se acercaban lentamente unas con otras. Las islas de Iropa y Esia (Europa y Asia) estaban a punto de chocar, pero todas las islas se acercaban a una esfera azul no más grande que un balón de mini-futbol. Eso era... “El motor O´Connor” –dijo Jace en su traje–, “¡manos a la obra!” Pero cuando iba acercándose, su máscara de protección estalló. Quedó confuso, ahogándose en el espacio. Un pedazo de Surmerica (Sur América) se había caído y había golpeado a Jace. Él, con sangre en la boca, se devolvió al astroelevador, cerró las puertas e inhaló aire. Al recuperar la vista, vio tres cosas: uno, había una pistola de plasma en el astroelevador; dos, el pedazo que lo había golpeado se dirigía al motor O´Connor; y tres, en cinco minutos sería el fin de Erriat. Jace, con la pistola, destruyó una parte cuadrada de metal transparente y se la puso en la cabeza. Sorprendentemente, podía respirar a la normalidad. Con otro fácil disparo, quebró en millones de pedacitos el pedazo que se dirigía al motor O´Connor. Su mente se distrajo pensando: “¿cómo funcionará el motor de esta pistola?”, pero se concentró otra vez. Se acercó al motor O´Connor y lo tocó. Inmediatamente su mano se retiró, quemada. “Eso va a dejar marca”, pensó. Le echó líquido re-9-
frigerante y usó sus herramientas hasta sentir chispa. Ya solo estaba absorbiendo CO2 en su casco casero. Necesitaba apresurarse. Repitió los pasos mentalmente: “Admisión, compresión... expulsión...” –sonó un gran ¡bam!– “¡y escape!”. Jace dejó que la fuerza del motor lo elevara hasta arriba. En sus últimos momentos conscientes vio como las islas eran proyectadas hacia arriba y después se unían. La Tierra otra vez. Después se desmayó. Al despertar estaba en un bosque. Había millones de personas alrededor de él, tomándole fotos. Cerró los ojos y rió histéricamente. Lo había logrado, había salvado Erriat, la había devuelto a la forma de la Tierra. ¡Lo había logrado, lo había logrado!
Categoría II (13 a 17 años)
Primer lugar
Una lucha con palabras Carolina Muñoz Benítez, 15 años Colegio San José de las Vegas Inspirado en la pregunta: ¿Qué historias de la ciudad cuentan las noticias?
Florence había nacido en un pequeño pueblo ubicado en el sur de España. Era un bebé prematuro, pero saludable, radiante de ternura y delicadeza. Sus padres, un par de artesanos, la esperaban con ansias en su lecho familiar, pues desde entonces aquella pequeña niña de tez clara y ojos cafés se convertiría en la luz de sus días y la guía de sus pasos, el motivo de toda alegría y todo sacrificio. Desde muy temprana edad, Florence mostró su gusto y su exuberante habilidad para el aprendizaje. A la edad de cinco años co- 10 -
menzó a leer; leía pequeños cuentos que Martina, su madre, le llevaba todos los días después de arduas jornadas de trabajo, esperanzada en escuchar a su adorada hija narrar con su suave y dulce voz característica, aquellas líneas que contaban maravillosas historias y conseguían propiciarle la más sincera de las sonrisas. Al cumplir siete años, la niña empezó a escribir. Descubrió una inexplicable satisfacción al dejar volar los pensamientos propios de su edad en miles de palabras que juntas cobraban sentido y, a sus ojos, tenían la magia más extraordinaria. Fue entonces cuando Florence, sin percatarse, encontró el admirable don que labraría su destino para siempre. Del mismo modo, al seguir creciendo, desarrolló un fervoroso deseo por los diarios. Solía ir todas las mañanas junto a su padre a las oficinas de prensa con el objetivo de leerlos, deleitándose con aquellas historias que captaban toda su atención, que la hacían ver desde otra perspectiva el pequeño pueblito en el que vivían, hallando una magnificencia completa entre sus páginas que relataban detalladamente lo que sucedía en su pequeño mundo que se hacía más grande a medida que leía y leía. Su diario favorito tenía por nombre El Ilustrado, y para él trabajaban un grupo de periodistas dedicados por completo a su tarea, plasmando con pasión y transparencia la realidad del entorno. Brindaba una visión trascendental a todos sus lectores, fieles y fascinados con cada artículo. Los habitantes del pueblo enviaban anécdotas y aportes que se unificaban para la construcción del periódico, dando a conocer hechos relevantes para la comunidad espectadora y altamente vinculada a sus semejantes. Bernardo, un hombre amable y carismático, era el director de El Ilustrado. Con todos sus ahorros había logrado hacer de su sueño una realidad sacando adelante su propósito periodístico, y por ello todos le tenían un profundo afecto y respeto.
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Así, con el paso del tiempo, el diario fue adquiriendo popularidad entre la gente que, como Florence, veía en este medio de comunicación una forma de desarrollo conjunto, permitiendo el cuestionamiento y sentido crítico entre las personas preocupadas por mejorar la convivencia y responsabilidad social, moldeando su mentalidad direccionada a la comprensión y análisis del mundo. Incluso el gobernador del pueblo, consciente de la importancia del proyecto para el fortalecimiento de la opinión pública a partir de la objetividad, se había integrado al mismo, dando ánimos y apoyo a Bernardo, colaborando en el registro de noticias y repartiendo puntos de venta en las diferentes zonas del lugar. Lo que nadie se esperaba era que después de cinco exitosos años de funcionamiento El Ilustrado atravesara una crisis que podría llevarlo a su completa disolución, poniendo en riesgo la cultura, estabilidad y unidad del pueblo. Sucedió gracias a que algunas comunidades del Norte, conocidas como Magni Fratis Rerum, habían llegado a un acuerdo basado en su creciente ambición y anhelos de dominar otros territorios, agrupando sus fuerzas políticas y armamentistas para lograr su cometido: apoderarse de las tierras aledañas y su gente, enriquecerse y expandirse a costa de sus posesiones. Entonces, una fría mañana de jueves, las tropas de Magni Fratis Rerum llegaron a los pueblos del sur. Iban de casa en casa infiltrándose en las familias, despojando a sus integrantes y desterrándolos forzosamente de sus hogares. Como era de esperarse, la información de los hechos llegó rápidamente a los oídos del respetado grupo de editores y periodistas pertenecientes a El Ilustrado, cosa con la que las malintencionadas tropas no contaban. Para entonces, Florence era una hermosa joven de 18 años y se había convertido en una de las principales reporteras del diario, por lo que sería ella la encargada de darle al pueblo un buen registro de lo que sucedía. Así, para el día siguiente a la invasión, la noticia corría a una velocidad sorprenden- 12 -
te. Las entidades de ayuda, las fundaciones, los médicos, los comerciantes y en su totalidad los habitantes del pueblo, acudieron al rescate inmediatamente. Magni Fratis Rerum no se saldría con la suya. El ambiente comenzaba a ponerse denso. Los soldados de las tropas, al ver la reacción del pueblo frente a su ataque, habían perdido gran motivación, y su líder, Fernando Camelas, sembraba un profundo odio hacia el reconocido periódico local que representaba una amenaza a sus actividades. Por lo tanto, unió a sus hombres en la preparación de estrategias para derrocar el poder de la palabra y los medios en el lugar. Mientras tanto, Florence continuaba usando su mente y su pluma para sacar adelante el futuro incierto de sus compatriotas. Una semana después, Fernando y sus secuaces habían rodeado cada uno de los puntos de venta de la editorial, de modo que quienes se encontraban dentro quedaron acorralados. Entre ellos Bernardo, quien sentía una profunda impotencia y desesperación. Nadie supo dónde se encontraba Florence, al parecer se había escondido en medio de la alarmante situación, mientras la muchedumbre vivía en las calles, algunos rebelándose y otros simplemente en zozobra, esperando que la chica regresara y los salvara de tan indignante tragedia. Trascurrieron dos penosos meses para el pobre y denigrado pueblo sureño que moría de angustia y desesperanza, sin saber que Florence, siempre tan astuta, trabajaba en el plan perfecto para liberarlos de aquella terrible opresión. Reunió gran cantidad de personas que observaban y espiaban de manera estratégica a las tropas de Magni Fratis Rerum y una mañana, cuando los soldados volvían a sus puestos habituales, se llevaron una gran sorpresa. Todas las paredes del pueblo tenían frases escritas en letra grande y legible: “¡La grandeza de nuestras ideas no será callada por su barbarie!”, “¡La palabra es la lucha, es la herramienta para la equidad!”, “¡Nuestros sueños no - 13 -
tienen miedo de pelear por su futuro!”. Finalmente la revolución se hizo visible y la gente se masificó para apoyar los impecables mensajes, ahora tatuados en sus mentes, que defenderían con todo honor. Los anteriormente acorralados salieron de sus refugios y se unieron a la causa encabezada por Florence y sus colegas, quienes marcharon por cada esquina y calle del territorio exigiendo la paz y tranquilidad que merecían. Mientras tanto, Fernando ardía en su furia y observaba con frustración como sus planes se derrumbaban lentamente, es por esto, que decidido a intervenir, toma un arma, se la guarda en el bolsillo y se dirige al lugar de los hechos. Cuando Bernardo salía alegremente de la construcción donde se encontraba, se escucharon tres estruendosos tiros aparentemente dirigidos hacia él. Un silencio invadió todo a su alrededor. Caras de desconcierto y desesperación reaccionaron y atendieron a Bernardo, malherido, de inmediato. Para su desgracia, todo fue en vano. El hombre agonizaba y en su mirada se descifraba una profunda tristeza y perseverancia simultánea, siendo sus últimas palabras: “Florence se encargará de El Ilustrado”. Y así, expresando su veredicto, Bernardo se despidió del mundo, dejando atrás un futuro prometedor para su comunidad. Desde entonces el pueblo es libre y El Ilustrado continúa siendo el periódico más importante del lugar. Además, Florence, aquella mujer de tez clara y ojos cafés, es la directora de todo el trabajo. Siempre presente y dispuesta a transformar la realidad con el más valioso don del ser humano: el lenguaje.
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Segundo lugar
Crítica social Daniel Sebastián Pestana Villa, 14 años Colegio San José de las Vegas Inspirado en la pregunta: ¿Qué poderes gobiernan la ciudad?
Me acabo de dar cuenta de que nuestra sociedad no está avanzando. Los antidepresivos, los indigentes, la crisis, los problemas alimenticios, las industrias antiéticas, la muerte de la ilusión y la imaginación, la supremacía de los medios de comunicación sobre las masas, los adictos a las drogas y al alcohol y el inmenso ego del yo nos están llevando a la prehistoria. Grabación del apartamento 302, el día 8/12/2034 (1:46 a.m. - 2:10 a.m.) (Inicio de la transmisión) -¿Qué sabemos del cuerpo? -Lleva diez días muerto y murió por *******. -¿Cómo sabes hace cuánto murió? -Por el tamaño de las ratas que se lo están comiendo. -¡Así me gusta!, con tacto y delicadeza. Vete a decir lo mismo a la familia. -Investigamos y no tiene pariente cercano. -¿Nombre? -Giotto *****, era profesor de Sociales. -Toma cualquier evidencia y larguémonos de aquí, sí que apesta el cuarto.
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(Se interrumpe la grabación) -Solo encontré estas notas y un montón de libros polvorientos. -Pues nos vamos ya. -¿No es un poco negligente? -Negligente tu abuela. Son las dos de la madrugada y ya me quiero ir a dormir. A que tú también. -Mmmmm, da lo mismo, si quieres vete, yo me quedaré acá. Recopilación de algunos fragmentos de las notas del profesor de sociología Giotto, encontradas en su departamento: 24/3/2030
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“…salí del trabajo en la U de A a las diez de la noche, no me pude permitir más descanso. Esto me está acabando y siempre escucho las mismas historias de los estudiantes en mitad de su carrera preparando su boda, lo común, con tres hijos, una esposa inteligente y bonita con un trabajo estable, sin mayor anhelo que ese. En todo caso, los mismos indigentes de la misma calle seguían tendidos en el suelo, pero lo peor fue cuando un camión de basura, un poco sospechoso, empezó a recoger a los que a mis ojos ya no despertarían más. La montaña de cadáveres en el camión era impresionante, grotesca. Hace cuánto que no veía a un indigente por Envigado y El Poblado. Ahora están limpiando Medellín de los ‘desechables’. Y mirando al camión ya de retirada me di cuenta de que probablemente, por pura ley de probabilidad, si tenía un hijo, los hijos de sus hijos estarían tendidos igual que esos indigentes, en la miseria”. (Encabezado del periódico El Colombiano) Última hora
Martes, 1/4/2030 - 16 -
Escándalo de la semana
“Se denuncia una limpieza humana en la región del Valle de Aburrá. La gobernación no ha dado declaraciones”. 10/7/2030
Página 12
“…ya no se puede escapar. Al parecer todos en la ciudad están pensando lo mismo, sueñan lo mismo, compran lo que la televisión y la internet les indica, y hasta tienen el mismo vulgar hablado, ya lo veía venir. Pienso que algo más grande está controlando la ciudad y a sus habitantes (incluyéndome). Hasta los que se consideran contraculturales y críticos caen en el arribismo clasicista y marianista de la sociedad y el matrimonio. Voy a renunciar a la Facultad”. (Fragmento de Naciendo en Colombia) “Los constantes enfrentamientos en la Universidad de Antioquia entre los estudiantes y los policías se agravan por la guerra de identidades y la crisis espiritual que sufren los jóvenes…” 19/1/2031
Página 20
“…ya no hay tiempo, los cinturones de miseria cada vez se acercan más a la clase media y pronto no quedará hombre decente a parte de los más adinerados. La única oportunidad es rebelarse contra la miseria y la pobreza con verdadera cultura y educación. Los libros darán el poder a las nuevas generaciones para que salgan adelante. Solo espero que no fichen a tales revolucionarios como terroristas.” 13/11/2034
Página 110
“Esta será mi última nota sobre mi experiencia entre la clase media acomodada. Desde ahora viviré entre los indigentes en una pequeña - 17 -
organización de la ciudad, ayudándolos a rehabilitarse y apoyándolos con estudio y demás”. Conclusiones de la comisión Giotto a partir de sus escritos “Respecto a nuestra opinión sobre los entes que controlan la ciudad, llegamos a la conclusión, con apoyo de los documentos de Giotto Piedrahita Ruiz, que este gran poder no tiene solo la ciudad bajo su control, sino que maquiavélicamente están controlando a sus ciudadanos para embrutecernos e idiotizarnos. Se encuentra en todos lados y en todo momento. En las grandes esferas del poder que no permiten una verdadera democracia participativa pues no hay candidato que no esté confabulado con las mafias y el contrabando. El verdadero poder que controle la ciudad deberá ser el del individuo que abandonó su ego y el yo para crecer junto a sus similares”. Grabación del apartamento 302 el día 8/12/2034 (2:10 a.m. - 2:22 a.m.) -Debe haber algo en el cuarto que seguramente es obvio y todavía no me entero. (Se corta momentáneamente la transmisión) -Mira qué bien, una libreta de apuntes. Hay que ver con que fervor se expresa este señor. Me la llevo. (Fin de la transmisión)
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Mención de honor
La aventura de una página sin letras Mariana Toro Ramírez, 13 años Colegio Nuestra Señora de la Providencia Inspirado en la pregunta: ¿Cómo transformamos los alimentos en energía?
Dedicado a todos los niños con cáncer. –Corre más rápido Mariana, no sea que te pillen –le susurró Samuel. –Ya voy –respondió Mariana un poco apenada–, hago lo que más puedo. Los tres hermanos corrían escaleras arriba con todas sus fuerzas, pues escapaban del sonido que producían sus compañeros y de la ronca voz del Señor Snickblees intentando exponer las esculturas y cuadros que colgaban de las paredes de más de 200 años de la casa. Los viejos escalones de madera crujían bajo los pasos de los niños, cuando llegaron a un pasillo antiguo donde había fotos borrosas colgadas de las paredes, espejos, estantes, relojes y estatuas, todos muy bien puestos hace quién sabe cuánto tiempo. Se acababan de levantar unas nubes de polvo, había viejas telarañas entre las grietas y esquinas y algunas polillas volaban por el lugar. La opaca pintura de las paredes combinaba con el ambiente. –¡Cuidado! –le gritó Samuel a Jerónimo que, un poco distraído, no se había fijado en lo flojos que estaban los tablones y por poco había caído junto a ellos. - 19 -
Curiosamente miraron por entre la franja de madera que había quedado y lograron distinguir un cuarto lleno de polvo que despedía un vago olor a viejo y húmedo. Apenas estaba iluminado con algunos rayos de sol que penetraban por los opacos vidrios. De inmediato los niños sintieron intriga y bajaron a su interior deslizándose cuidadosamente por entre las vigas del techo. Cuando llegaron al piso notaron una mesa de mármol en el centro de la habitación con un gran libro sobre ella. Entonces se acercaron y vieron dibujado en su pasta, en lugar del título, un piano con apariencia antigua que, con la presencia de los chicos, empezó a tocar una partitura al son de la primera página del libro, que se había pasado sola. Aquella canción no tenía letra, pero contaba la historia de los dibujos de la página. Lo que los niños contemplaban estaba pasando justo en frente de ellos y de repente se llenaron de emoción y quisieron ser parte de esa magnífica historia de una página que se narraba sin letras. Así que, sin resistir a sus impulsos, comenzaron a bailar y vieron aparecer a su lado un diminuto ser realmente extraordinario, más bien parecido a un niño, de ojos grandes y redondos, que observaba detenidamente a su alrededor. Por medio de gestos los invitó a ir con él. Los niños cedieron y sin darse cuenta, por la velocidad en la que sucedieron las cosas, entraron en un portal oscuro que conducía al interior del libro y rompía el tamaño de los cuerpos. Por lo tanto no escuchaban, ni veían, ni sentían nada. Además no supieron exactamente cuánto tiempo habían estado allí, pues no había tampoco tiempo. Entraron a un mundo desconocido para ellos, pero que en realidad era una, sólo una de las millones de células humanas que tenemos. Imagínate cuántas aventuras se pueden tener dentro del universo de la poderosa máquina humana...
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-Hola, me llamo Harold y me da gusto conocerlos. Yo soy el “habitante del libro” –les dijo el niño que les había llevado allí. -Hola –respondieron los niños, mareados y desorientados. Rato después los niños se sintieron sobrecogidos con la cortesía de Harold y lucieron más amables y simpáticos de lo normal, mostrándose satisfechos con lo poco que él les podía ofrecer y dispuestos a hablar. Los cuatro conversaron por un largo rato y se conocieron más contando sus procedencias. Harold les dijo que lo habían creado mucho tiempo atrás para manejar y cuidar aquel libro y que durante años había estado allí solo, casi al punto de la locura. Los niños contaron el escape del resto de sus compañeros, su profesora, la Señorita Milena, y su guía, el Señor Snickblees, por el aburrimiento que experimentaban en aquella casamuseo esa mañana al llegar allí por una salida programada del colegio. Concentrados en la conversación, los niños olvidaron donde estaban hasta que Harold señaló: –Bueno, supongo que tendré que recordarles que estamos ahora en el interior de una auténtica célula humana a punto de experimentar la oxidación, y aunque los podría llevar de regreso a casa, me gustaría que vieran esto. Es uno de mis procesos favoritos. Oh, no, no me miren así, yo no estoy dándoles clase, pero verán que una vez dentro de la célula toda la forma de ver, saber y aprender cambia. Entonces, animándolos a caminar hasta llegar a un pequeño sitio llamado “Glucosis”, Harold les invitó a observar lo que sucedía allí. Lo que vieron, como en un abrir y cerrar de ojos, fue a unas personitas, aparentemente muy ocupadas, de varios colores y que hacían un trabajo muy coordinado para producir un algo que Harold llamo “NADH”. Entonces, sin poder apreciar mucho, escucharon decir: - 21 -
–Pronto, el bus del NADH ya va a arrancar y se va sin ustedes, si no se apuran. Montados en el bus, junto con algunas de las personitas, llegaron al “Ciclo de Krebs”, en donde todos se bajaron apresurados y volvieron a actuar con una nueva secuencia. Entonces nuevos tripulantes corrieron al bus para que este pudiera arrancar de nuevo. Y andando en el bus de NADH, a toda marcha, llegaron a la “Cadena transportadora de energía”, donde vieron trabajar a todos con mayor presión. Y después de haber hecho algo por aquí y algo por allá, anunciaron a grandes voces: “Las monedas están listas”, sacándolas en unas bandejas. Se veían finas, redondas, brillantes y amarillas, y decían “ATP”. –¿De qué monedas hablan? –preguntaron los niños. Y Harold les respondió: –Las monedas de las que hablan son como el oro de este mundo, el mayor tesoro que se puede tener. Pero la diferencia es que no tienen valoración en dinero, sino que la tienen en energía. Es la energía con la que todo, todo en absoluto, trabaja, funciona y se mueve aquí.
Los niños se asombraron cuando Harold les dijo que tenían que regresar, pues el tiempo regresivo para el cierre del libro estaba a punto de terminar y quedarían atrapados como otro dibujo, por lo que pronto se encontraron de vuelta en aquella habitación donde Harold, desde el libro, enjugando sus lágrimas y reprimiéndose para no mostrar su dolor, les hizo prometer que volverían pronto a verlo de nuevo.
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–No les creo –era la respuesta cada vez que ellos contaban su historia, pues creían que se estaban inventando algo para remendar el hecho de haberse fugado. *** –Vaya –dijo Isabel cerrando el resumen de la verdadera novela y colocándolo entre los demás libros de la biblioteca “La mejor esquina para volar”–. Me parece que al fin entiendo por qué el cuerpo humano es tan complejo y bello: porque nos creó aquel que se fija en lo minúsculo y que no se equivoca.
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http://www.eafit.edu.co/ninos - 24 -