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2.1. Carácter individualizado del proceso de orientación

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A.1.3. Seguimiento

A.1.3. Seguimiento

2.1. Carácter individualizado del proceso de orientación.

Como ya hemos comentado, la individualización debe ser una característica fundamental en los procesos de orientación y formación profesional para el empleo. Normalmente se materializa dando respuestas individuales a los alumnos en función de sus necesidades. La tutoría individualizada es la herramienta más común en la que el tutor-orientador y el alumno comienzan una andadura (itinerario de inserción) para alcanzar la mejora profesional.

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Los contenidos de la tutoría individual dependerán, en gran medida, del perfil profesional del alumno y de su interés por alguno de estos temas: búsqueda de información sobre puestos a los que puede optar, elaboración de planes personalizados para alcanzar la mejora profesional, búsqueda activa de empleo o mejora de aspectos personales para el empleo. IMPORTANTE

Los procesos individualizados de orientación pretenden la inserción profesional de las personas a través de procesos meditados y ajustados a las características personales y del entorno.

Esta concepción individualizada tiene dos características importantes: su permanencia y su flexibilidad.

• Estos procesos individualizados de orientación se caracterizan por ser permanentes durante la inserción profesional del alumno. Es un proceso dura-

dero que supone un acompañamiento durante todo el itinerario que el alumno debe seguir.

• Además, estos procesos son flexibles porque se adaptan a las necesidades de cada alumno permitiéndoles adquirir, entrenar, desarrollar y mejorar sus conocimientos o habilidades según requieran. Esto supone una diferenciación de este proceso de orientación debido a las diferencias existentes también entre los propios alumnos.

Si por algo se diferencian los procesos de orientación y formación para el empleo son por su carácter individualizado. Esto supone tener en cuenta las características personales de cada alumno para personalizar el proceso de orientación. Si esta adecuación no se lleva a cabo, el proceso en si no tiene sentido porque las posibilidades de inserción sociolaboral se ven reducidas. Pongamos un ejemplo. Imaginemos que ponemos en marcha dos procesos de orientación para el empleo. Uno de ellos con un grupo del tercer sector, en su mayoría, trabajadores de la construcción que lleva más de un año en desempleo. Este grupo no tiene estudios pero si experiencia de más de diez años. Son jóvenes que no superan los treinta y cinco años. El otro grupo corresponde al de jóvenes de no más de treinta que acaban de finalizar o están finalizando estudios universitarios. No podemos desarrollar el proceso de orientación de la misma forma con cada grupo. En el primer caso, el grupo de trabajadores de la construcción no tiene estudios, primera diferencia, y la mayoría tienen responsabilidades familiares (casados con hijos a su cargo). Esto supone la necesidad de trabajar, rápido y a ser posible en el mismo sector (que es el que conocen). El primer paso para trabajar con este grupo será que se conozcan a sí mismos y conozcan su entorno para identificar las posibilidades reales que tienen de trabajar. En estos momentos, es difícil volver a trabajar haciendo lo mismo y en similares condiciones. Una vez comprendan esto, deberán ser conscientes de que para volver a encontrarse sumergidos en el mercado laboral tendrán que

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