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2.2. Características personales

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A.1.3. Seguimiento

A.1.3. Seguimiento

tomar una importante decisión: priorizar el sector en el que trabajar (lo que puede suponer contemplar posibilidades de movilidad geográfica, sueldos…) o contemplar la posibilidad de recualificarse para trabajar en otros sectores.

En el segundo grupo la mayoría no ha trabajado nunca y tiene buena preparación académica. Con este grupo, también habrá que comenzar iniciando procesos para que se conozcan y conozcan su contexto para identificar también sus posibilidades de inserción laboral. Pero aquí, nos encontramos con diferencias. En este grupo las decisiones a tomar son otras: en primer lugar, deben aprender a buscar trabajo porque la mayoría no lo ha hecho nunca y no conoce todas las fuentes posibles de empleo. En segundo lugar, no tienen responsabilidades familiares y viven con sus familias de las que dependen. Esto hace que la “urgencia” por trabajar se relativice y les permita poder escoger algo más los puestos de trabajo.

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Como podemos apreciar aunque el objetivo en ambos grupos es similar, en cada caso se adapta a las necesidades e intereses de cada uno de sus miembros. En este caso, son grupos pero lo mismo ocurre con la orientación individual. Cuando hablamos de características personales, no debemos olvidarnos de que cada uno tenemos nuestros objetivos y metas que dependen de necesidades. Además, estos objetivos y expectativas se ven influidos por la experiencia, los conocimientos, habilidades y las circunstancias en las que nos encontramos. Todo ello hará que el proceso de orientación transcurra de forma diferenciada.

2.2. Características personales.

El proceso de orientación profesional pretende que los alumnos adquieran la capacidad para analizar las situaciones en las que se encuentran y buscar soluciones al respecto. Esto implica tomar decisiones dependiendo de sus características personales y de las circunstancias que le rodean. Estos procesos permiten la construcción de una identidad propia que condiciona la capacidad para hacer frente a los cambios profesionales y posibilitan la autorientación constante. Una vez lo consigan, serán capaces de establecer aquel itinerario formativo y profesional que más se adapte a sus necesidades e intereses.

Según J. Diego García y Mª Carmen Corpas (2002) existen una serie de factores psicológicos que determinan la toma de decisiones personales y que establecen diferencias entre unas personas y otras (p. 135):

• Nivel de tolerancia a la ambigüedad. Las personas con baja tolerancia se ven obligadas a tomar decisiones de forma rápida y precipitada.

• Nivel de autoestima. Las personas con autoestima alta no se ven tan influenciadas por el entorno en la toma de decisiones como aquellas que no se valoran lo suficiente.

• Atribución causal. La explicación que demos a los acontecimientos es lo que condiciona, en cierta forma, los procesos que nosotros mismos iniciamos.

Para adaptarse a las características propias de cada persona, es necesario que los procesos de orientación sean progresivos en su complejidad y en su alcance. Esto significa que en las sesiones mantenidas con los alumnos se debe partir de lo existente para poder hacer inferencias e interpretaciones que otorguen mayor significación a lo que se quiere aprender.

Para ello es necesario iniciar la orientación con procesos de conocimiento personal y también conocimiento del entorno profesional en el que se encuentra inmerso. Esto hará posible que se pueda iniciar un itinerario desde lo que se es, se siente y se sabe hacer hasta lo que se quiere ser, sentir y saber hacer. Es importante que, de forma continuada y progresiva, se recoja en el proceso de orientación información del alumno relativa a:

• Conocimiento de sí mismo.

• Conocimiento del entorno en cuanto oportunidades que ofrece (sociales, educativas, profesionales…)

• Conocimiento de los recursos existentes en la inserción profesional.

La integración de la información de estos tres aspectos es lo que configura la identidad personal de cada uno de nosotros y la que, nos hace verdaderamente diferentes. Tenemos que tener presente que de nada sirve conocerse muy bien a uno mismo si no se tiene constancia del entorno en el que nos encontramos. Tenemos que identificar aquellos aspectos del entorno que nos benefician y en el que somos capaces de desarrollarnos de forma natural al igual, que debemos conocer aquellos elementos que nos pueden dificultar el acceso a la promoción profesional. El resultado de la simbiosis de estos tres factores es lo que determinará el modo en el que tomamos decisiones y el modo en el que actuamos para mejorar nuestra calidad de vida.

Aspectos personales que deben tenerse en cuenta en los procesos de orientación para el empleo son, entre otros:

• Ámbito geográfico y posibilidades socioeconómicas: estos factores son importantes al determinar las expectativas de inserción o mejora profesional. Resulta evidente como el contexto determina enormemente la búsqueda de empleo.

• Edad, aspecto a tener en cuenta no aisladamente pero si en concordancia con otros aspectos como la experiencia profesional y la formación.

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