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¿BENDICIÓN O MALDICIÓN?
La persona que quiere que las maldiciones en su vida sean quebradas, primero, debe convertirse para Dios.
La conversión, es una transformación o cambio de una cosa en otra distinta.
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Por ejemplo, en la Iglesia usted puede ver centenas de personas que antes tenían vicios, depresión, deseos de suicidio, enfermedades, etc., y hoy viven una vida en total armonía, paz, salud y abundancia, es decir, ellas fueron transformadas en lo que antes no eran, sin embargo, muchos no pasan por esta conversión. La Palabra de Dios nos enseña en Juan 12:24, que si el grano de trigo al caer en la tierra no muere, ese grano no producirá frutos, pero sí, al caer en la muchos frutos.
En Israel, hay dos Montes, uno es Gerizim y el otro Ebal, ambos reciben la misma lluvia, el mismo sol, sin embargo, el Monte Gerizim reverdece y está lleno de vida, y el Ebal está secó, muerto, todo debido a que Dios maldijo el Ebal para que nunca más después de miles de años, permanece seco.
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia... borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones... Y he hecho lo malo delante de tus ojos... Purifícame... y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve". Salmos 52:1-12 David se daba cuenta de la maldición que había en él, y fue humilde para reconocerlo y pedir la misericordia de Dios, eso es una conversión. Nadie que tome una actitud de humildad será despreciado por Dios.
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Siempre pensaba en un cambio de vida, pero cada día que pasaba, mi vida se volvía por largas horas en mi jornada laboral, lo que ganaba no era mis seis hijos, había mucha miseria, al punto de no tener alimentos.
Mi mamá me ayudaba en lo poco que podía para medio comer; me frustraba cuando mis hijos me pedían algo y no tenía.
Mi hija comenzó a padecer fuertes problemas espirituales, a veces quería hacerle daño a su propio hijo. No se le detectaba ningún problema de salud; la llevé a los brujos, pero no había mejoría, verla en ese estado me llevó a pensar en la muerte, porque era muy doloroso verla así.
Recibí una invitación para participar de una reunión en la Iglesia Universal, acepté y comencé a luchar, mi hija fue totalmente liberada, tras ese milagro, ya no restaba ninguna duda del poder de Dios; decidí entregarme completamente a Él, me bauticé en las aguas y pasé a obedecer Su Palabra.
Mi carácter fue transformado, en mi hogar pasó a existir la paz, respeto y comprensión.
Económicamente las puertas se abrieron, mi mente se abrió, mi negocio empezó a salir adelante y hoy la miseria es parte del pasado.
Gracias a Dios tenemos condiciones de comer y vestir lo que queramos, viajamos a otros países, entre ellos visitamos Israel, la Tierra Santa, y el Templo de Salomón en Brasil, por otro lado, tenemos casas, carros y nuestros hijos también están bendecidos. Me casé con mi esposo y recibimos de Dios la bendición en el Altar, eso fue una victoria para mí y una de las mayores bendiciones, sin embargo, la mayor de todas es haber recibido el Espíritu Santo, Él es mi primer amor, representa mi paz, alegría y la dirección en todo momento.