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Poemas Alejandra Pizarnik
Flora alejandra Pizarnik (1936-1972) fue una poeta, ensayista y traductora argentina. Consideradata, además de otros poetas de la época como André Bretón y Octavio Paz. La obra de Pizarnik tiene sus obsesiones y deseos, todos esos elementos se inmiscuyen en su poesía de forma más o menos metafórica, con guiños surrealistas y un lenguaje simbólico atronador. Hubo otros aspectos de su vida que marcaron a Pizarnik, como la discriminación que vivió como hija de extranjeros judío-ucranianos y la constante comparación de su madre con su hermana mayor. El 25 de septiembre de 1972, muere de sobredosis en su casa, dejando un legado muy grande con sólo 36 años de vida.
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Una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo, la rebelión consiste en mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos.
Yannis Ritsos (1909-1990) nació en Monemvassia y desde muy joven conoció lo trágico: el fallecimiento de su madre y de un hermano menor, la locura de su padre, y una tuberculosis que lo hizo pasar largas temporadas internado en sanatorios. Su poesía, de fuerte lirismo y gran vitalidad, así como su adhesión al comunismo, le valió la persecución de diversos regímenes fascistas en su Grecia natal. A pesar de todo, Ritsos continuó publicando y se volvió uno de los grandes poetas griegos, junto con Seferis y Elýtis. Sueño de un mediodía de verano, Sonata del claro de luna y sus diversos Diálogos son obras de gran belleza, imprescindibles para la poesía del siglo XX.
(Una noche de primavera. La habitación grande de una vieja casa. Una mujer de edad, vestida de negro, le habla a un hombre joven. No han encendido la luz. Por ambas ventanas entra un despiadado claro de luna […]) por más sed que tenga - ¿cómo llevarlo hasta mis labios? - ¿Ves? de cuentas, debo salir de esta casa agrietada.
Déjame ir contigo. ¡Qué luna la de esta noche! Es generosa la luna – no se notará que mis cabellos han encanecido. La luna los hará rubios de nuevo. No notarás nada.
Déjame ir contigo.
Al claro de la luna el borde del vaso brilla como una redonda navaja - ¿cómo llevarlo pues hasta mis labios?
Aún tengo humor para comparaciones, - es lo que me queda, y eso me da la certeza de que todavía estoy aquí.
Déjame ir contigo.
Déjame abotonarte la camisa – qué fuerte tu pecho, -qué luna tan fuerte – digo, el sillón; - cuando levanto la taza de la mesa queda un agujero de silencio, y entonces enseguida pongo la palma de mi mano encima para no mirar dentro: dejo de nuevo la taza en su lugar; también la luna es un agujero en el cráneo del universo – no mires, es una fuerza magnética que te atrae – no mires, no miren óiganme lo que les digo – caerán dentro. Este vértigo atractivo, ligero – caerás,la luna es un pozo de mármol., sombras que se mueven y alas mudas; y voces misteriosas - ¿no las oyen?
Ah, ¿te vas? Buenas noches. No, no iré. Buenas noches.
Del silencio I
Esta muñeca vestida de azul es mi emisaria en el mundo.
Sus ojos son de huérfana cuando llueve en un jardín donde un pájaro lila devora lilas y un pájaro rosa devora rosas.
Tengo miedo del lobo gris que se disimula en la lluvia.
Lo que se ve, lo que se va, es indecible.
Las palabras cierran todas las puertas.
Recuerdo el tiempo sobre los álamos queridos.
Oh el color infernal de mis pasiones. Sin embargo, quedé cautiva de la antigua ternura.
El poema es espacio y hiere. No soy como mi muñeca, que sólo se nutre de leche de pájaro.
El arcaísmo de mi drama determinó, en mi criatura compartida, una cámara letal.
Yo era lo imposible y también el desgarramiento por lo imposible.
Oh el color infernal de mis pasiones.
Sin embargo, quedé cautiva de la antigua ternura.
Ii
No hay quien pinte con colores verdes.
Todo es anaranjado. Si soy algo soy violencia.
Los colores rayan el silencio y crean animales deteriorados.
Luego alguien intentará escribir un poema. Y será mediante las formas, los colores, el desamor, la lucidez (no continúo porque no quiero asustar a los niños).
Iii
El poema es espacio y hiere. No soy como mi muñeca, que sólo se nutre de leche de pájaro.