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LIDERAZGO Y PERSONALIDAD, UNA MIRADA AL SER
por Ernestina Quezada
Para ser un líder positivo, más que cumplir con una lista de requisitos, es necesario profundizar sobre nuestro propio ser para saber encauzar nuestras cualidades y defectos y entonces lograr un perfil capaz de guiar el cambio por buen camino.
Desde hace tiempo existe el interés por comprender el éxito o fracaso de las organizaciones. Esto ha motivado a investigar y analizar los factores que influyen de manera significativa en los resultados obtenidos. El liderazgo ha despertado atención debido a su carácter interactivo en relación con el desempeño de toda organización.
Cabe señalar que Hunter propone la definición de liderazgo como el arte de persuadir a los demás para motivarlos a lograr un objetivo común, y que, como requisito básico para ser un buen líder, se requiere del conocimiento de uno mismo.1
¿Un líder nace o se hace? Cuando se trata de identificar a un líder se abarcan varios aspectos: el principal centra su atención en la estructura de personalidad que resulta de la compleja combinación de rasgos que definen el comportamiento de un individuo y que por medio de éste, se verá reflejado en cada una de las interacciones. Tales características se basan en factores tanto genéticos como ambientales, lo que heredaste y los contextos en los que te desarrollas influyen en tu personalidad.
1 Vázquez, Sandra, Bernal, José, y Liesa, Marta, “La conceptualización del liderazgo: una aproximación desde la práctica educativa” en Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación redalyc.org , consultado el 30 de octubre de 2019.
Si bien varios autores han enmarcado un perfil específico con requisitos que debería cumplir el rol de líder, esto va más allá de una lista de atributos, implica la complejidad de saber cómo SER, para aprender a HACER.
Un líder es capaz de hacerle frente a cuantiosas problemáticas y antepone su temple y su tenacidad ante cualquier adversidad, con gran capacidad para tomar decisiones y resolver conflictos. Además, puede generar alternativas y brindar seguridad a los que lo acompañan. Trabaja también en la búsqueda del equilibrio entre la figura de autoridad que representa y la guía que complementa; esto lo sitúa por encima del pensamiento y el carácter común, ya sea consciente o inconscientemente, sus valores lo impulsan a llegar más lejos que aquellos que deciden ir tras él. El respeto, la consideración de los demás y el apoyo que le brindan, lo inspiran.
En la sociedad, el líder es aquel que colabora con quienes lo siguen, propone y, sobre todo, se encarga de que las diferentes propuestas de respuesta social se apliquen de la mejor manera. La sociedad respeta al líder.
¿Pero qué pasa con aquella personalidad con características de líder, que, a diferencia de un representante consagrado, no ha recibido el reconocimiento de los demás y no se siente respaldado y, a diferencia de sentir que ha actuado en pro del bienestar colectivo, piensa que ha sacrificado parte de sí mismo para otros? En estos casos, conviene analizar el perfil del líder desde otra perspectiva. Un líder que posee características valoradas como positivas mediará la motivación de sus subordinados, pero también podría afectar el desempeño de sus seguidores y eso podría representar el fracaso de toda una organización.
El líder respaldado, positivo o negativo, cuenta con un arsenal de reforzadores que alimentan su interés por lograr un progreso personal y posteriormente colectivo. El líder que se forja a sí mismo, a lo largo de su crecimiento personal, se enfrenta a diversas problemáticas que repercuten con su apreciación de lo correcto y lo incorrecto. Valores y emociones negativas se mezclan dando como resultado una amalgama de pensamientos que se traducen en una conducta también negativa y que, a su vez, compartirá como una filosofía con la intención de cambiar la mentalidad de un grupo.
El líder que logre mantener un alto grado de conciencia, que se aferre a los valores inculcados y aprendidos con un fuerte apego a la justicia y alto nivel de empatía hacia la sociedad, tomará decisiones congruentes. Será capaz de discernir asertivamente lo correcto de lo incorrecto, lo funcional de lo disfuncional y se convertirá en un líder positivo capaz de impulsar un crecimiento nuevo, cambiar mentalidades, abrir panoramas y mostrar las posibilidades siempre presentes para un cambio positivo.
Por otra parte, el líder que no maneja con cuidado tanto el fracaso como el éxito perderá de vista esos valores que lo impulsaban a crecer y también aquellos necesarios para guiar a los otros. Así, cambiará drásticamente su proceder y el mensaje que comparte.
Diversas características negativas se pueden hacer presentes y los intereses personales pueden repercutir en gran medida en la filosofía colectiva del grupo. Si el líder percibe la vida como injusta y que aquellos afortunados que poseen están por encima de los desafortunados que no poseen, su motivo será una justicia distorsionada y se convertirá en un Robin Hood contemporáneo que promueve el derecho a robar a quienes tienen más; aquel líder con grandes carencias y que no tenga desarrollada una moral consistente, priorizará una visión del cómo conseguir lo que tanta falta le hizo, sin contemplar los medios correctos.
El líder que no es capaz de manejar el éxito y, aun así, continúa teniendo gran poder de influir en las personas, puede llegar a buscar una visión egocéntrica de enriquecimiento propio y disfrazarla ante sus subordinados como algo congruente y que podría impulsar a todos de manera desinteresada. Existirán líderes que buscarán ser reconocidos a toda costa, aquellos que no sean capaces de ver más allá de sí mismos, que utilicen y manipulen a los que sean susceptibles. Éste es el tipo más disfuncional de liderazgo, aquel que se dedica a contaminar sociedades. Como lo refiere Henry Kissinger, la tarea principal de un líder es llevar a la gente desde donde está hasta donde no ha llegado.
Bibliograf A
Vázquez Toledo, S., Bernal Agudo, J. L. y Liesa Orús, M. “La conceptualización del liderazgo: una aproximación desde la práctica educativa” en REICE Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación 12(5) (octubre-diciembre de 2014).
en psicología, Maestra en educación especial, diplomada en andragogía y docencia.
Noell Oszvald es una jóven artista visual húngara que utiliza la fotografía para crear imágenes en blanco y negro que exploran la esencia humana a través del estudio de las líneas y la geometría del cuerpo. Estas fotografías, minimalistas, elegantes y serenas nos invitan a reflexionar sobre nosotros mismos. La galería Peter Fetterman en Santa Mónica, California representa su trabajo. https://bit.ly/36udHhF