Fisiologia y Conducta

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Autor: Niurka Viloria

Revista de Investigación Fisiología y Conducta/RIF J-17409073/Edición N° 001/Abril 2.020.



PROLOGO En esta primera edición de la revista Fisiología y Conducta, se tiene por objeto dar a conocer todas las características sobre la ansiedad, la angustia, el dolor y el estrés, catalogándose como una edición especial en la cual se presentan diversos artículos e investigaciones de suma importancia sobre el tema. Esperamos que esta primera publicación sea de su completo agrado y logremos trasmitir toda la información necesaria con la intención de que puedan obtener los conocimientos básicos de cada uno de los temas abordados.


¿Qué es? Es un estado de agitación e inquietud desagradable caracterizado por la anticipación del peligro, el predominio de síntomas psíquicos y la sensación de catástrofe o de peligro inminente.

Es un estado emocional caracterizado por sentimientos de temor, tensión y sufrimiento ante un peligro real o imaginario que se supone va a suceder.

Es posible que en algún momento de nuestras vidas llegamos ha experimentar ansiedad ante un examen, entrevistas de trabajo, alguna cita importante, situaciones conflictivas, inesperadas, entre otras. Puede tratarse de momentos puntuales en los que, de algún modo, hemos logrado superar con éxito, sin embargo, puede pasar que la ansiedad perdure y llegue a dominarnos de tal forma que nos impida llevar una vida normal.



¿A quiénes afecta? ✓ La ansiedad se apodera especialmente de esas personas que afrontan la vida con miedo, que están continuamente buscando seguridad y estabilidad. ✓ Pretenden dominar todos los aspectos de su vida y en el momento en que surgen imprevistos, problemas o cambios de planes, es cuando aparecen estos síntomas. ✓ Se ha demostrado que los seres humanos experimentan menos tensión cuando sienten que controlan las situaciones y cuando las tensiones son predecibles y se ve la posibilidad de una solución. ✓ Aunque todas las personas muestran ciertos niveles de ansiedad ante determinadas situaciones, la forma de reaccionar varía de unos a otros, es decir, en igualdad de circunstancias, cada uno responde de diferente forma. ✓ Lo que a unos le produce ansiedad a otros los deja indiferentes. ✓ Las respuestas a determinados sucesos dependen de los pensamientos y apreciaciones que el sujeto haga de esa situación.


Tipos Se puede decir que existen diversos tipos de problemas de ansiedad dentro de los cuales están incluidos, entre otros, los siguientes trastornos: • Trastorno de ansiedad generalizada, cuya característica esencial es una ansiedad persistente, que no está limitada ni predomina en ninguna circunstancia ambiental. Lo más frecuente en el individuo son quejas de sentirse constantemente nervioso, irritable, con sudoración, respiración acelerada, temblor, dificultad para relajarse, intranquilidad, anticipación de desgracias para uno o para los demás, preocupación excesiva por el futuro, descenso en las habilidades sociales, no saber qué decir ante ciertas personas, inseguridad, presentimientos, entre otros. • Trastorno de ansiedad con agorafobia, que es ese miedo a los lugares públicos, lugares abiertos, a las multitudes, temor a salir de casa, entrar en tiendas o grandes almacenes. Se trata, en definitiva, de un miedo exagerado a encontrarse en lugares de los que podría ser difícil de escapar en una situación de emergencia. • Neurosis obsesivo-compulsivos, que son esas ideas o pensamientos que irrumpen una y otra vez en la mente del individuo, de forma estereotipada. • Trastornos de ansiedad fóbica, que aparecen ante ciertas situaciones bien definidas o frente a objetos que no son en sí mismos peligrosos, por ejemplo ante algunos animales, miedo a morirse, a volverse loco, a enfermedades, miedo a situaciones sociales, a hablar en público, a exámenes orales, entre otros.


Efectos sobre la salud Hoy día está generalmente admitido que muchos trastornos y enfermedades pueden tener un origen psicológico. Los individuos que con frecuencia están sometidos a altos niveles de ansiedad suelen sufrir dolores de cabeza, disminución de las defensas del organismo, úlceras, problemas de corazón, entre otras condiciones. Se produce también un cambio en algunas conductas que se consideran saludables y aparecen otras como fumar, beber y hasta consumir drogas. El sistema inmune es el responsable de la vigilancia para combatir, tanto microorganismos que causan enfermedades, como otros agentes externos al cuerpo. Este sistema es muy sensible a cambios en el sistema nervioso central. Muchos experimentos han demostrado que las situaciones ansiosas incrementan la probabilidad de que aparezcan infecciones, reacciones alérgicas y de que se agraven enfermedades ya presentes, como cánceres y tumores.

Recomendaciones Los tratamientos son diferentes según el trastorno de ansiedad de que se trate, aunque hay una serie de estrategias generales que van a ayudar sobre todo en situaciones de ansiedad generalizada. En todos los casos es aconsejable: •El entrenamiento en respiración lenta y la relajación progresiva. •Confeccionar una lista personal de situaciones que producen ansiedad. •Anotar posibles soluciones a cada una de ellas. •Practicar en nuestra imaginación la forma de enfrentarnos a dichas situaciones, siempre empezando por la que nos produce menos tensión e ir progresivamente ampliándola a situaciones más ansiosas y, por último, intentar practicarlas en la vida real. •Hay que intentar no tener miedo a lo desconocido, tener confianza, no intentar resolver los problemas antes de que aparezcan, evitar tener ideas preconcebidas y, sobre todo, hay que lograr no dejarse avasallar por los pensamientos pesimistas.


ANGUSTIA

La angustia es un estado afectivo que causa malestar, sensación de sofoco, sufrimiento mental e incluso tristeza. Está relacionada con el temor (miedo irracional), la desesperación y, en muchos casos, con la incertidumbre. El miedo a la separación, el acoso en la escuela o en el trabajo o los pensamientos irracionales e intrusivos, entre otras situaciones, pueden provocar angustia. Es frecuente que el término angustia se confunda con ansiedad. En este artículo hablaremos de las diferencias entre ambos conceptos y profundizaremos en las causas, los síntomas y los posibles tratamientos de la angustia.


La ansiedad y la angustia son dos conceptos psicológicos que se han popularizado y que muchas personas utilizan indistintamente, como sinónimos. Sin embargo, existen sutiles diferencias ambas que pueden ayudarnos a gestionar mejor nuestros estados emocionales y buscar soluciones más eficaces.

¿Cuáles son las diferencias entre ansiedad y angustia? 1. La angustia normalmente tiene un efecto eminentemente paralizante, mientras que la ansiedad activa reacciones motoras de sobresalto que impulsan a la persona a buscar soluciones para enfrentar la amenaza. La persona angustiada suele bloquearse y no puede hacer más de una tarea a la vez, mientras que la persona ansiosa siente una activación interior que la lleva a involucrarse en varias tareas, para canalizar esa energía. 2. En la angustia existe un predominio de los síntomas físicos, que se viven de manera particularmente intensa, mientras que en la ansiedad predominan los síntomas psicológicos, como la preocupación por el futuro y la sensación de aprensión. 3. La angustia suele hacer que la persona perciba con menos nitidez lo que está ocurriendo, en un intento por protegerse de una situación con la que no es capaz de lidiar mientras que la ansiedad normalmente aguza los sentidos y los fenómenos se perciben con mayor claridad.


Síntomas La angustia presenta una característicos como lo son:

serie

de

síntomas

• Preocupaciones y temores excesivos. • Imaginación de escenarios catastróficos. • Desesperación. • Falta de aire, mareos, sudoración tensión muscular, sequedad de boca o fatiga. • Opresión en el pecho. • Sofoco. • Evitación de situaciones temidas. • Dificultades para dormir.

Diagnóstico Evaluación de un médico, en base a criterios específicos: Los trastornos orgánicos graves suelen causar algunos de los mismos síntomas físicos y psíquicos que las crisis de angustia, por tanto, el equipo médico se asegura en primer lugar de que la persona afectada no padezca un trastorno orgánico. El diagnóstico de trastorno de angustia requiere la existencia de crisis de angustia recurrentes e inesperadas y sin motivo aparente, unidas a la presencia durante un periodo mínimo de 1 mes de al menos una de las situaciones siguientes: • Preocupación persistente por si se presentan nuevas crisis de angustia o por las consecuencias de las crisis (por ejemplo, temor de perder el control o volverse loco). • Cambios en el comportamiento debido a las crisis de angustia (por ejemplo, evitar situaciones que pueden causar una crisis). Cuando el equipo médico se asegura de que los síntomas tienen su origen en un trastorno de angustia, intenta evitar hacer pruebas exhaustivas cuando se producen crisis de angustia en el futuro, a menos que los síntomas de la persona afectada o los resultados de la exploración física sugieran la presencia de un nuevo problema.

¿Cómo superar la angustia? Tratamiento

1. Reconocer y aceptar nuestra ansiedad y no interpretarla como insoportable. 2. Detectar los pensamientos que nos provocan dicha angustia. 3. Analizar si es real y objetivo lo que estamos pensando. 4. Intentar no hacer caso al pensamiento que nos dice que los síntomas son insoportables. 5. No prestar atención a los síntomas. 6. Cambiar la posición de control. 7. Técnicas de respiración. 8. Relajarse. 9. Hacer ejercicio físico. 10. Aprender a no dar importancia a los síntomas de la angustia y tomarlos con sentido del humor.


¿Qué es el estrés? El estrés puede definirse como un conjunto de reacciones fisiológicas que se presentan cuando una persona sufre un estado de tensión nerviosa, producto de diversas situaciones en el ámbito laboral o personal: Exceso de trabajo, ansiedad, situaciones traumáticas que se hayan vivido, entre otros.


Existen varios tipos de estrés: Estrés normal: Las reacciones fisiológicas que se dan en nuestro organismo ante determinadas situaciones y que se definen como estrés en realidad son normales, en cierta medida. Un poco de estrés y ansiedad nos puede ayudar a afrontar y superar algunas situaciones difíciles. Estrés patológico: Cuando el estrés se presenta de modo intenso por periodos prolongados, es muy probable que cause problemas físicos y psicológicos, transformándose en un estrés crónico y nocivo que puede provocar crisis de llanto, depresión, y diversas afecciones físicas.

Estrés postraumático: Es aquel que se presenta después de que una persona ha vivido algún tipo de suceso aterrador, como puede ser un accidente de tráfico o un desastre natural. A consecuencia de estos traumas, la persona tiene pensamientos aterradores con frecuencia, relacionados con la situación que vivió. Este tipo de estrés puede aparecer en personas de todas las edades, pero los niños son particularmente propensos a sufrirlo. Estrés laboral: Se le llama estrés laboral a un conjunto de reacciones nocivas, emocionales y físicas, que se producen cuando las exigencias en el ámbito laboral superan los recursos, las capacidades y/o las necesidades del trabajador. Según un estudio llevado a cabo por la OMS, el 28% de los trabajadores europeos sufre estrés laboral, y el 20% padece el síndrome llamado “burnout”.


¿Qué es el estrés laboral?

El estrés laboral es aquel que se produce debido a la excesiva presión que tiene el individuo en su lugar de trabajo.

Generalmente es consecuencia del desequilibrio entre la exigencia laboral (también propia) y la capacidad o recursos disponibles para cumplirla eficientemente.

Los síntomas pueden ir desde un ligero mal humor hasta graves depresiones, y casi siempre suelen ir acompañadas de un cierto agotamiento y debilidad física.

Aunque en ocasiones, también puede originarse por factores completamente ajenos al trabajador.

Excesiva responsabilidad en el trabajo.

Condiciones laborales insatisfactorias.

Mucha carga laboral.

Relaciones humanas problemáticas.

Por supuesto, estos factores no afectan de la misma forma a todas las personas. Existen individuos que pueden soportar perfectamente una gran carga de trabajo y sin embargo no son capaces de sobrellevar una gran responsabilidad o puede darse el caso de empleados que trabajen mejor bajo la misma. También existen personas que son capaces de no dejarse afectar por un mal ambiente entre compañeros, mientras que para otros, esta situación puede volverse insostenible.


De hecho, los síntomas de estrés pueden afectar tu cuerpo, tus pensamientos y sentimientos, y tu comportamiento. Ser capaz de reconocer los síntomas comunes de estrés puede ayudarte a controlarlos. El estrés que no se controla puede contribuir a muchos problemas de salud, como la presión arterial alta, las enfermedades cardíacas, la obesidad y la diabetes.

En tu cuerpo

En tu estado de ánimo

En tu comportamiento

Dolor de cabeza

Ansiedad

Consumo de comida en exceso o por debajo de lo normal

Tensión o dolor muscular

Inquietud

Arrebatos de ira

Dolor en el pecho

Falta de motivación o enfoque

Drogadicción o alcoholismo

Fatiga

Sentirse abrumado

Consumo de tabaco

Cambio en el deseo sexual

Irritabilidad o enojo

Aislamiento social

Malestar estomacal

Tristeza o depresión

Práctica de ejercicio con menos frecuencia

Problemas de sueño

¿Cuándo buscar asistencia? Si no estás seguro de si el estrés es la causa o si has tomado medidas para controlarlo pero los síntomas continúan, consulta a tu médico. Es posible que tu proveedor de atención médica quiera buscar otras causas potenciales o plantéate la posibilidad de ver a un consejero o terapeuta profesional, quien puede ayudarte a identificar las fuentes de tu estrés y aprender nuevas herramientas para enfrentarlo. Además, busca ayuda de emergencia inmediatamente si tienes dolor en el pecho, en especial si también tienes dificultad para respirar, dolor en la mandíbula o en la espalda, dolor que se irradia al hombro y al brazo, sudoración, mareos o náuseas. Estos pueden ser signos de advertencia de un ataque cardíaco y no simplemente síntomas de estrés.


Ideas para minimizar el estrés RELAJACIÓN CONTROL DE LA RESPIRACIÓN MEDITACIÓN PSICOTERAPIA TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DIETA EQUILIBRADA EJERCICIO FÍSICO

Otras recomendaciones pueden ser: ✓ El desconectarse por completo del trabajo una vez que salimos de la oficina. ✓ Tratar de dormir siempre a la misma hora y no menos de seis horas. ✓ Siempre que se pueda, tomarse un respiro, puede ser mediante vacaciones cortas, una escapada de la ciudad un fin de semana o cualquier actividad de esparcimiento.



DOLOR El dolor según la International Association for the Study of Pain (IASP), es definido como una experiencia sensorial o emocional desagradable, asociada a daño tisular real o potencial, o bien descrita en términos de tal daño. El dolor es, por tanto, subjetivo y existe siempre que un paciente diga que algo le duele. El dolor puede clasificarse según temporalidad como AGUDO o CRÓNICO:

▪ ▪ ▪

El dolor agudo es la consecuencia inmediata de la activación de los sistemas nociceptivos por una noxa. Tiene función de protección biológica (alarma a nivel del tejido lesionado). Los síntomas psicológicos son escasos y limitados a una ansiedad leve. Es un dolor de naturaleza nociceptiva y aparece por la estimulación química, mecánica o térmica de nociceptores específicos.

El dolor crónico, no posee una función protectora, y más que un síntoma se considera como una enfermedad. Es un dolor persistente que puede autoperpetuarse por un tiempo prolongado después de una lesión, e incluso, en ausencia de ella. Suele ser refractario a los tratamientos y se asocia a importantes síntomas psicológicos.


FISIOPATOLOGÍA La función fisiológica del dolor es señalar al sistema nervioso que una zona del organismo está expuesta a una situación que puede provocar una lesión. Esta señal de alarma desencadena una serie de mecanismos cuyo objetivo es evitar o limitar los daños y hacer frente al estrés.

Para ello, el organismo dispone de los siguientes elementos: ➢ Detectores de la señal nociva: Depende de las neuronas especializadas en la recepción del dolor, de nominadas nociceptores. ➢ Mecanismos ultrarrápidos de protección (reflejos): Son reacciones rápidas, generadas a nivel de la médula espinal. ➢ Mecanismos de alerta general (estrés): Por activación de los centros de alerta presentes en el tronco cerebral.


➢ Mecanismos de localización consciente e inconsciente de la lesión: A nivel del cerebro, la localización es precisa si la lesión se produce en la piel y difusa o deslocalizada, si la lesión afecta un tejido profundo o en el caso de un dolor visceral.

➢ Mecanismos comportamentales para hacer frente a la agresión: Aumenta la agresividad y pueden producirse manifestaciones de cólera. Estas pulsiones tiene como objetivo movilizar la atención del sujeto e iniciar comportamientos de huida o lucha.

➢ Mecanismos de analgesia endógenos: En ciertas circunstancias estos mecanismos permiten hacer frente a la amenaza a pesar de que se hayan sufrido graves heridas.


Sintomatología psicológica El dolor se entiende como un fenómeno complejo y multidimensional en el que el individuo no solo tiene una experiencia perspectiva, sino también afectiva, que está condicionada por múltiples elementos interactivos (biológicos, psíquicos y socioculturales). Las variables cognitivas y emocionales, concretamente la ansiedad, la tristeza y la ira, parecen explicar mejor las variables de personalidad y las diferencias individuales en cuanto a percepción y tolerancia al dolor. Así mismo, la falta de expresión emocional se ha relacionado claramente con una mayor experiencia dolorosa. El dolor repercute de forma muy negativa sobre las funciones del paciente generando un descenso significativo en su calidad de vida. La sintomatología psicológica más característica asociada al dolor es la depresión y la ansiedad.


¿Existe alguna causa psicológica para los dolores musculares? Efectivamente, parte considerable de los dolores musculares son debidos a determinados factores psicológicos, como por ejemplo el estrés y la ansiedad. Además, la fatiga también es un factor importante en la aparición de los dolores musculares. La fatiga te hace más vulnerable a posibles enfermedades y aumenta el riesgo de sufrir migraña u otros dolores de cabeza. En algunos casos, una sobrecarga emocional también puede afectar a tu organismo y en consecuencia a tus músculos. Las emociones pueden provocar que tus músculos permanezcan tensos durante mucho tiempo, lo que a su vez va a dar lugar a los dolores musculares crónicos. Tu organismo manifiesta una reacción física a la ansiedad, y en consecuencia también una tensión muscular. Normalmente esto tiene la función de hacer que reacciones con mayor rapidez a un determinado peligro. En los casos de trastorno de ansiedad, la ansiedad y el estrés van a provocar con mucha frecuencia dolor.


DOLOR Y ANSIEDAD ¿Cómo se relacionan? El concepto de dolor ha cambiado con los avances de la neurociencia. Antiguamente se consideraba que el dolor era una percepción del cerebro a partir de un daño o lesión. En la actualidad se entiende que el dolor es una experiencia que resulta del daño, la psicología y los factores ambientales. De esa forma, se comprende el papel del estado de ánimo y las emociones en la percepción del dolor.

Dolores más comunes relacionados con la ansiedad y el estrés Como estamos viendo, la ansiedad y el estrés pueden ser causa y efecto del dolor. A los síntomas más comunes como pánico, problemas del sueño, palpitaciones, inquietud, preocupaciones y otros, se suman algunos que pueden provocar dolor, como la tensión muscular. Otros dolores que pueden aparecer: •Fibromialgia. •Dolor crónico. •Dolor de espalda. •Dolor de cuello. •Dolor de cabeza punzante. En cuanto a los dolores que pueden causar ansiedad y estrés, encontramos las causas médicas, traumas y complicaciones dolorosas de enfermedades.

Algunas recomendaciones: Si sientes ansiedad, angustia, estrés y dolor, la recomendación es: consulta cuanto antes con tu médico. Es el único que podrá diagnosticar cuál es el problema e indicar un tratamiento. Mientras tanto, puedes tener en cuenta estas sugerencias: • Cambia tu estilo de vida. Adopta una alimentación sana, haz ejercicio (30 minutos de caminata por día es saludable y completamente gratis). • Cambia el ritmo. Haz pausas en el trabajo y practica respiración lenta y profunda. • Evita el aislamiento. La soledad es un gran problema hoy en día, busca apoyo en tu familia y tu pareja. Son pequeños cambios que te ayudarán a disminuir la ansiedad y el estrés, así podrás mejorar tu calidad de vida.


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