EXCURSIÓN A MADRID

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Excursión a Madrid, día 14 de diciembre Salimos de San Lázaro a las 7 h. (7,05 h. Cine Avenida) 11h a 13h. Recorrido literario: "El Madrid del Rey Pasmado". Recorrido por el Barrio del Refugio acompañados de la novela "Crónica del Rey Pasmado" de G. Torrente Ballester, para conocer la época de Felipe IV y este entorno. Recorreremos la calle Pez, c/ Madera, Plaza San Ildefonso, c/ Espíritu Santo, Plaza del Dos de Mayo. Visitaremos la Iglesia del Convento de San Plácido y la iglesia de San Antonio de los Alemanes. Visita a la exposición temporal "Berthe Morisot. impresionista" en el Museo Thyssen-Bornemisza. Horas reservadas para "Berthe Morisot":

7, 30 h. Teatro Alfil: Avner "El excéntrico"

La

pintora

14:30h. un grupo de 18+ 1 15h. un grupo de 18+ 1 16h. un grupo de 18+ 1


LA RUTA DEL REY PASMADO http://www.ciao.es/Ruta_del_rey_pasmado_Carpetania_Madrid__Opinion_1720071 Hace unos diez días fui por fin a hacer otra de las rutas guiadas de Carpetania. En esta ocasión, además se trataba de la ruta del Rey Pasmado, basada en la novela homónima de Gonzalo Torrente Ballester que tan magistralmente fue llevada al cine con actores de la talla del magnífico Gabino Diego (no se me ocurre nadie mejor para interpretar el papel de Felipe IV) o el inolvidable Fernando Fernán Gómez. La ruta de Carpetania recorre los escenarios de esta novela, adentrándose por el barrio que hoy mayoritariamente identificamos con el nombre de Malasaña, aunque en otro tiempo fue denominado Hospicio, el Refugio, o Maravillas. El joven rey se adentraba en noches de farra y picos pardos por las callejuelas de este barrio que entonces era un barrio de las afueras, frecuentado por prostitutas y gente de alterne. Hoy este barrio es en gran medida muy diferente al que conoció el Cuarto Felipe, pero también conserva rincones exactamente igual a los que conoció el rey, pequeños comercios, antiguas casas, la trazadas de sus calles… A pesar de tratarse de una visita matinal (algo muy complicado para un ave nocturna como yo), tenía muchísimas ganas de realizar esta ruta, que se entrecruza con algunos de los lugares que ya conociera de mano de Carpetania en otra de sus rutas de las que en su día os hablé: “De Maravillas a Malasaña”. Por fin cuadraron más o menos los calendarios y pude disfrutarla, y como era de prever no me defraudó en absoluto, todo lo contrario. EL CUARTO FELIPE, EL REY PASMADO. No es cuestión de soltaros un rollo histórico que podáis encontrar en cualquier otra fuente, pero si hablamos de la ruta del Rey Pasmado, creo que resulta imprescindible acercarnos a la figura de Felipe IV y entender su propia historia. El Cuarto Felipe, como le llamaba el pueblo, nació en Valladolid en 1605, ya que allí había trasladado la corte su padre, el Tercer Felipe. Nieto de Felipe II (en cuyos territorios nunca se ponía el sol) e hijo de Felipe III, ambos hombres sumamente católicos, el Cuarto Felipe fue casado con Isabel de Borbón a los 11 años de edad, habiendo sido concertado el matrimonio previamente cuando el Príncipe de Asturias tenía tan sólo 8 años de edad. Su mujer, la princesa francesa Isabel de Borbón, sólo contaba dos años más que el príncipe, es decir 13 años, por lo que el matrimonio tardó más de cinco años en consumarse. La historia que refleja Torrente Ballester en su novela “El rey pasmado” es precisamente esta, la de un rey que se iba de picos pardos por Maravillas porque no se le permitía yacer con la que era su mujer. Felipe IV estaba obsesionado con ver el cuerpo desnudo de la reina y consumar por fin su matrimonio, pero parecía que el resto de la Corte no estaba de acuerdo con su prerrogativa, a pesar de ser el Rey. Finalmente este encuentro entre los dos tiene lugar en el Convento de la Encarnación Benita, más conocida con el nombre del Convento de San Plácido, lugar fundamental en la trama y que por tanto visitamos en su interior y exterior durante la visita de Carpetania. Es la historia del Rey Planeta, del monarca que gobernó los destinos de las Españas (aunque en la primera parte de su reinado quien realmente decidía era su valido, el magnánimo Conde-Duque de Olivares), del niño que se hizo rey a la temprana muerte de su padre, de sus devaneos por Madrid, el Siglo de Oro de las letras y las artes: Quevedo, Góngora, Velázquez… Una etapa apasionante que de la mano de Carpetania se convierte aún más en un episodio interesante y ameno en el que aprender muchísimo mientras disfrutamos de nuestro tiempo de ocio. COMENZANDO LA RUTA EN LA CALLE DEL PEZ. La Calle del Pez es una de las calles que más me gustan de Madrid, es como un universo serpenteante por descubrir, antigua y moderna, llena de recovecos y de guiños, cargada de


historia, arte, teatro… La ruta daba comienzo precisamente allí, frente a la estatua de la estudiante, ya casi esquina con San Bernardo, un lugar magnífico para adentrarnos en la historia de Felipe IV y comenzar el recorrido que nos acercará a algunas de sus andanzas y correrías. Esta calle se llama así, la calle del Pez, por un pez labrado en la fachada de uno de sus edificios. Yo conocía la historia de cuando hice la ruta por este barrio: “De Maravillas a Malasaña”. Allí vivía la familia Coronel, familia adinerada que tenía hijas pequeñas; un día el padre, regresando a casa en carruaje, vio un pequeño charco con tres pequeños pececillos y decidió recogerlos para regalárselos a sus hijas. La más pequeña de ellas, Alicia, se encaprichó con ellos y lloró como una magdalena cuando al tercer día se murió el último de ellos y su preferido: el pececillo rojo. El padre, para contentar a su hija mandó labrar en la fachada del palacio la figura de un pez, en recuerdo de aquel pececillo rojo. Aunque hoy en día ese palacio no se conserva, el arquitecto de la casa que hoy ocupa su solar, decidió mantener ese pececillo que dio, y sigue dando, nombre a la calle. EL CONVENTO DE LA ENCARNACIÓN BENITA O “SAN PLÁCIDO”. Proseguimos más adelante en busca del Convento de San Plácido, punto central de la novela y un lugar muy importante en el Madrid de la época. Será en San Plácido donde se trame la conjura para conseguir que los reyes yazcan juntos y que por fin el rey Felipe IV contemple desnuda a su mujer Isabel de Borbón después de 5 años de matrimonio sin consumar. Este convento es uno de los lugares que yo había conocido también gracias a la visita de Carpetania por este barrio, “De Maravillas a Malasaña”, pero en esa ocasión sólo pudimos ver el convento por su parte exterior. En la Ruta del Rey Pasmado se nos brinda la magnífica oportunidad de conocer el interior de la iglesia conventual y de conocer a Sor Margarita, una monja muy peculiar que nos enseñará la Iglesia y que casualmente comparte el nombre con una joven novicia que estaba en este mismo convento y que era frecuentada por el Cuarto Felipe. Lo primero que llama la atención es el contraste entre el exterior y el interior del edificio. Por fuera, la iglesia de la Encarnación Benita pasaría desapercibida si no fuese por sus grandes dimensiones. Una enorme fachada de ladrillo, apenas decorada en la entrada de la Iglesia con la representación en piedra de la Anunciación de María, ocupa un solar enorme que da a tres calles. Pero en el interior de la Iglesia la magnificencia barroca hace acto de presencia. Yo no soy especialmente adicta a los templos barrocos, ya que poseen tal recargamiento que creo que pierden bastante belleza (donde esté el románico…), pero hay que reconocer que esta iglesia, para ser barroca, no está nada mal. Arquitectónicamente tiene planta de cruz latina con el brazo del travesaño más corto de lo habitual. Posee un retablo digno de ver en el que se representa el mismo momento en el que el Arcángel Gabriel anuncia a la Virgen que está esperando al hijo de Dios, en un cuadro barroco y grandilocuente en tres niveles (al estilo de los niveles que solía plasmar El Greco en los suyos, teniendo como claro ejemplo uno de sus lienzos más famosos, “El entierro del Conde de Orgaz”), donde se representan sibilas y profetas en el primer e inferior nivel, la Virgen y el Arcángel en el segundo y central nivel , y el coro celestial en el tercer y superior nivel. Este retablo, de los Hermanos de la Torre tiene columnas de madera revestidas con pan de oro que le otorgan un aspecto de magnificencia muy barroco. Igualmente interesante es la cúpula encamonada con un pequeño lucernario. Los frescos del interior de la cúpula, realizados por el pintor italiano Francesco Ricci, representan a las órdenes militares que colaboraron en el levantamiento de este templo. En las pechinas de la misma están retratadas cuatro prioras del Convento, pertenecientes a la orden de las Benedictinas. Pero este Convento contuvo entre sus paredes dos grandes tesoros, aunque a día de hoy sólo


se conserva uno. Allí estuvo durante dos siglos uno de los cuadros más famoso del pintor de cámara del propio rey Felipe IV, “El Cristo” de Velázquez, hasta que Godoy se lo llevara de allí, terminando colgado en las paredes del Museo del Prado. En el lugar que ocupaba el lienzo hoy se encuentra una reproducción del mismo. Y dicen que aquí fue enterrado Velázquez, ya que aunque se creía que sus restos reposaban en una iglesia cercana, lo cierto es que allí no se encontraron. Sin embargo, en uno de los altares laterales de esta iglesia se encontró a un caballero desconocido, ornado con la Orden de Santiago (a la que el pintor sevillano pertenecía, recordemos cómo se autorretrató con su enseña en el pecho en uno de sus cuadros más famosos, “Las Meninas”). Pero por lo menos lo que a mí más me llamó la atención es que en este templo, en el altar lateral donde se cree que se hallan los restos de Velázquez, se encuentra un “Cristo yacente” de Gregorio Fernández. Conocía la existencia de otro de sus Cristos yacentes en el Pardo y por supuesto la imaginería que tiene de este autor la ciudad de Valladolid y que sacan a procesionar en Semana Santa, pero no que precisamente allí, en medio de Madrid, en un lugar escondido incluso a los fieles, fuese a encontrarse uno de los Cristos yacentes de Gregorio Fernández, probablemente el imaginero más famoso de nuestro país junto a Salzillo. Toda una experiencia poder conocer por dentro esta iglesia que, de otro modo, sería difícil de conocer, ya que sólo se abre al público y al culto a las ocho y media de la mañana, una hora en la que yo difícilmente ando por esa zona donde se ubica. Ya en la calle Juan Carlos nos explicó la otra cara de este convento, la fama que le precede de la época de Felipe IV, la encarcelación de su abadesa, Teresa de la Cierva, por el Santo Oficio, aunque fue finalmente absuelta. Muchos misterios y leyendas pesan sobre los pilares de este lugar, siendo esa misma abadesa la cómplice para que el Cuarto Felipe yaciese por fin con su esposa. LA CALLE DE LA MADERA Y EL CASA JULIO. Yo había aprendido en la ruta “De Maravillas a Malasaña” que la calle de la Madera tenía este nombre por la cantidad de carpinterías existentes en ella, y ese día tuve la oportunidad de volver a recorrerla. Allí era donde llegaban los grandes campamentos de madera de pino procedentes de los Pinares de Valsaín en Segovia, un lugar que si no conocéis, aprovecho desde ahora para recomendároslo. Ascendiendo por esta calle, se aproximaba nuestra parada técnica. La primera gran parada del día, la visita al Convento de San Plácido había tenido una carga religiosa para algunos, artística e histórica para otros (entre los que me cuento). Pero como no solo de arte, ni creencia, ni conocimiento vive el hombre, también vive de pan y alimento. Por ello, una parada técnica se hacía necesaria, para retomar fuerzas y seguir camino. ¿Y qué mejor sitio que el Casa Julio? Yo conocí este sitio gracias a Juan Carlos, el guía de Carpetania y una persona a la que hace ya mucho tiempo que le tengo un gran aprecio personal. Al fin y al cabo es el alma de Carpetania y con él las rutas se disfrutan el doble, un hombre culto, cuyo conocimiento y ganas de enseñar se extienden mucho más allá de los límites de la ruta que estés haciendo, por eso realizar cualquier paseo o ruta guiada con él y con Carpetania es un acierto seguro. Hacía muuuucho tiempo que tenía ganas de ir al Casa Julio y degustar sus croquetas casi mundialmente conocidas. La parada técnica se hace precisamente en este lugar y allí nos sirven un caluroso y energético caldito de gallina que además de estar buenísimo nos dio fuerza para continuar con la ruta y hacerle frente al frío que ya empezaba a inundar las calles de Madrid. Eso sí, a esa hora no se servían sus maravillosas croquetas, por lo que volvimos


después de la ruta a degustarlas y doy fe de que están deliciosas, tenéis que probarlas, no hay palabras para definirlas. Llevaba meses queriendo ir a comer allí sus magníficas croquetas, pero siempre que lo hacía o estaba lleno hasta la bandera o era demasiado tarde y la cocina estaba cerrada. Además, la familia que regenta el Casa Julio son realmente encantadores, por lo que comerás mejor que en tu casa y harán que te sientas en tu propia casa. Fue una mañana completita, nos adentramos en las vicisitudes de la vida y la historia de Felipe IV y además saboreamos por fin las famosas croquetas del Casa Julio. DESCUBRIENDO EL BARRIO. Seguimos transitando por el Barrio de Maravillas, tan concurrido por el Cuarto Felipe en su época. Ascendimos la calle de la Madera para girar en seguida a la derecha y proseguir el recorrido por estas calles. En seguida nos adentramos en la Calle del Escorial, en la que desde algunas azoteas de sus edificios, es posible contemplar en días apacibles la silueta del Escorial allá a lo lejos en la sierra. Desde allí en seguida nos topamos con la calle Molino de Viento, donde precisamente existía un molino de viento, propiedad de Teresa de la Cierva, abadesa del convento de San Plácido, teniendo mucho que ver el precio sacado de la venta de este molino con su ascensión al poder en San Plácido. Desde allí nos trasladamos a la cercana Plaza de San Ildefonso, que sigue conservando la misma planta y gran parte del aspecto que tenía ya en el siglo XVII. Desde allí enfocamos la Corredera Alta de San Pablo, para girar en la calle del Espíritu Santo, la calle San Andrés, San Vicente Ferrer después y finalmente la Plaza del Dos de Mayo, punto final del recorrido. Lo más bonito de esta parte de la ruta es que además de fijarnos en los aspectos históricos o arquitectónicos de los lugares por los que pasábamos (y que Juan Carlos nos iba indicando, casas del siglo XVII que aún siguen en pie, hornacinas, La Iglesia de las maravillas, de los santos Justo y Pastor, historia y leyendas…), sobre todo Juan Carlos nos enseñó los pequeños entresijos y curiosidades del barrio. Me encanta descubrir y degustar este Madrid de barrio, de pequeños comercios de toda la vida, que no deja de ser un pueblo, grande pero un pueblo al fin y al cabo. Saludamos al frutero, a las chicas del obrador de dulces y vimos por fuera una Almoneda y una tienda de joyas antiguas y de segunda mano que me llamó tantísimo la atención que cuando acabó la visita no pude resistir la tentación de hacerle una visita a la tienda, y como no disponía de mucho tiempo, tengo pensado volver a visitarla un día con más calma, porque había verdaderos tesoros a un precio bastante razonable. En la calle del Espíritu Santo era precisamente donde vivía Marfisa, la bella prostituta a la que el rey Felipe IV visitaba tanto, que además tendría mucho que ver en la trama de la novela, las intrigas del Convento de San Plácido para lograr el fin al que aspira el rey, ver a su mujer desnuda y yacer con ella. FINAL DE LA RUTA, REGRESANDO A LA NOVELA. Quizá algunos recordéis la imagen de Fernando Fernán Gómez eludiendo una pregunta que se queda en el aire… Para los que no recordéis ese pasaje de la adaptación cinematográfica de la novela de Torrente Ballester, no os la voy a destripar, os animo a que leáis el libro primero y la película después. De hecho, de momento ya he pedido en bookmooch un ejemplar de “Crónica del Rey Pasmado”, la novela de Gonzalo Torrente Ballester. A pesar de que la leí hace unos diez años, recuerdo un poco la trama y Juan Carlos me la ha recordado con la visita del otro día, pero aún así, hay muchísimos detalles que se me escapan. Por eso, después de realizar este paseo me ha picado el gusanillo y tengo ganas de volver a leer la novela.


La historia del Rey Pasmado a su paso por el barrio de Maravillas, sus noches de picos pardos, sus aventuras extraconyugales fuera de Palacio, es un argumento interesante y da para mucho. Da para dos de las cosas más importantes que hay en el mundo, la primera es aprender, y la segunda y no menos importante es pensar, ya que cuando te cuentan algo, es importante que le des algunas vueltas en la cabeza, que lo interiorices, que le des un juicio crítico no muy severo a ser posible. Juan Carlos y Carpetania son capaces a las mil maravillas de realizar esas dos cosas, enseñarte y empujarte a pensar, el resto ya es asunto tuyo. En concreto, en esta visita te presentan la otra cara del rey Felipe IV, la más humana, con sus virtudes y sus defectos, alejado de Palacio y de su papel como monarca de las Españas. Felipe IV era un niño más que un rey, un adolescente que sufría las pasiones de la carne y en esos sus años mozos esas pasiones le perturbaban y ocupaban sus pensamientos mucho más que los intereses del gobierno. A su lado, se nos presenta el clero, omnipresente y muchas veces omnipotente, pero hablar de la Iglesia en sí misma es mezclar churras con merinas. Años de contrastes los de aquella época, por un lado la Inquisición, por otro los desenfrenos carnales que se cometían sin ser vistos entre las paredes de cualquier convento. A veces ambos caminos se entrecruzaban y alguna abadesa de algún convento acababa ajusticiada por el Santo Oficio, ¡qué cosas!… Y entre medias, altos dignatarios eclesiásticos que creen… o que no cree… ¿quién lo sabe? A un lado el pueblo llano, que casi ni se le menciona, y al otro Palacio y sus historias. No me digáis que no hace que pensar… MI EXPERIENCIA. Dejadme que haga recuento… Alatriste, Barrio de las Letras, Capricho, Bohemio, Malasaña, Capa y espada, Gómez de la Serna y el Rey Pasmado. Sí, en total con esta hacen ocho rutas de Carpetania que yo he realizado. Y a cada cual mejor, las disfruto muchísimo, por lo dicho, aprendo y me hacen pensar. Personalmente prefiero las de noche porque creo que la falta de luz y la iluminación nocturna le dan un toque especial, sobre todo si la noche es primaveral o hace buena temperatura. Las de día me cuestan más, porque como ave nocturna que soy, eso de madrugar lo llevo bastante mal, pero aún así, por hacer una ruta con Juan Carlos y Carpetania, una se sacrifica y sale de su paraíso entre las sábanas. A pesar de que el día que hicimos esta ruta fue un día no demasiado bueno y sobre todo bastante accidentado y estresante, disfrutamos muchísimo de la ruta con Juan Carlos y también de las estupendas croquetas que nos comimos en el Casa Julio al terminar. Ya conocíamos el barrio, en el sentido habitual que se suelen conocer los sitios por los que transitamos, y también un poquito mejor, o de una forma diferente tras realizar la otra ruta que Carpetania hace por estos escenarios: “De Maravillas a Malasaña”, aunque en este caso es una ruta nocturna y la del Rey Pasmado es matutina, por lo que no se ven las mismas cosas y además se ven de otra manera. También está bien contrastar esos ambientes en distintas horas. La ruta del Rey Pasmado me gustó mucho porque me pareció por un lado muy instructiva en cuanto a conocimientos históricos, sociales y artísticos de la época de Felipe IV, y por otro lado muy humana y con muchas historias interesantes. Destacaría por igual la visita al Convento de San Plácido (una oportunidad única y toda una sorpresa) y las croquetas en el Casa Julio, que aunque como tal no formen parte de la visita guiada, se hacen imprescindibles cuando terminas, como la guinda del pastel. ¿Si os recomendaría hacerla? Por supuesto, como siempre hago, de hecho creo que no me he dejado ni una sola visita de Carpetania sin opinar de ella. Y ya si me dejáis, aprovecho para recomendaros las del Madrid Bohemio, que la están realizando en esta época y que personalmente es la que más me ha gustado de todas las que he hecho


con ellos. Si queréis más información http://www.carpetaniamadrid.com/visitas.html donde podréis ver qué rutas están llevando a cabo ahora mismo. Si al final os animáis, ya me comentaréis qué tal y todos los pensamientos que os inspira esta o cualquiera del resto de sus rutas.


El Museo Thyssen rinde homenaje a Berthe Morisot, la primera pintora impresionista  

La pintora francesa usaba su propia vida como fuente de inspiración Luchó contra las convenciones de la época para seguir su vocación

’El espejo de vestir’ (1876). Museo Thyssen-Bornemisza

’Retrato de Louise Reisener’ (1881). Museo Marmottan París


Berthe Morisot. La pintora impresionista

ANA BELÉN GARCÍA FLORES

De la determinación de Berthe Morisot (1841-1895), hablan sus propios actos resumidos en una carrera excepcional para la época que le tocó vivir. Perteneciente a la alta burguesía francesa, culta, formada en el gusto por el arte y la música, urbanita e inquieta, nunca renunció a su fuerte vocación por la pintura. Prueba de su empeño son sus comienzos como copista de paisajes venecianos, cuando el Museo del Louvre era territorio vedado a las féminas. Se unió al grupo de los impresionistas, convirtiéndose en la primera mujer y fraguó amistad con Monet, Degas o Manet, con el hermano menor de este último, Eugene, terminaría casándose. Siguiendo esta corriente pictórica, Morisot prestaba especial atención a la luz y el color, encarnada en su caso en la delicadeza y una cierta sensualidad, que contrasta con la a menudo visión de voyeur en los desnudos, que caracteriza a sus colegas masculinos. Delicadeza y sensualidad Imágenes que ahora desembarcan en el Museo Thyssen (15 de noviembre al 12 de febrero), procedentes del Museé Marmottan Monet de París, en una colección única que por primera vez trae a España 30 cuadros de la “gran primera dama del impresionismo”. La muestra se ha organizado siguiendo un recorrido temático y cronológico que sigue los pasos de su propia experiencia vital. La pintora nunca renunció a su vocación en un mundo de hombres


Destaca la pintura, El espejo de psiqué, lienzo cargado de lirismo que muestra la imagen de una joven vistiéndose con parsimonia ante el espejo, y que fue presentado en la Tercera Exposición Impresionista de 1877. Su adhesión al impresionismo, un movimiento que en un principio suscitó un amplio rechazo, se interpretó como un gesto de rebeldía, que su carácter independiente supo mantener.

Pintora de su propia vida La pintora, quizás una gran desconocida para el gran público, aunque sus obras se cotizan actualmente en torno a los 4 millones de dólares, tuvo una larga carrera y reconocimiento. Una vida que ella utilizaba como inspiración para dar rienda suelta a su creatividad, como si de un diario se tratase. Retrató con su particular visión de la realidad, escenas cotidianas, plagadas de mujeres y niños, paisajes y desnudos. A partir de 1880, la frescura luminosa de Renoir, se refleja en su obra. En el año 1892, y prueba de su valía, la galería Boussod-Valadon le dedica una gran retrospectiva de éxito. El poeta, Paul Valery, uno de sus amigos, solía decir de ella que “vivía su pintura” y “pintaba su propia vida”; y así fue hasta el final de sus días.


AVNER THE ECCENTRIC (U.S.A) ¿Es un mago? No exactamente. ¿Un malabarista? A lo mejor, ya que hace malabares con bates, cajas de palomitas y todo lo que se le ponga a mano. Posiblemente sea un payaso, pues después de todo tiene una nariz roja y hace tonterías, como escupir agua y casi comerse una silla. Quizás un acróbata, un funambulista, un cuentacuentos con un guión sin palabras en el cual se come un plato de servilletas de papel. Un comediante, mimo o bailarín. La verdad es que Avner the Eccentric es esto y mucho más y por eso es considerado como uno de los más grandes clowns de todos los tiempos. ¡Ah!, también hace el papel de la Joya del Nilo junto a Kathleen Turner y Michael Douglas en la película del mismo título. Avner Eisenberg "Avner el Excéntrico" disfrutó de una infancia corriente en Atlanta, Georgia. De niño sus pasiones eran las serpientes y el malabarismo. Quería ser doctor, pero tras un año de licenciatura en química y biología mayor, sus padres lo empujaron hacia las artes interpretativas. Aplicando el arte del malabarismo en su formación académica, Avner asistió a cuatro universidades y, después de pagar una multa de aparcamiento, acabó una carrera de teatro (Bellas Artes) de la Universidad de Washington en 1971. Estudió mimo en Paris con LeCoq, y a mitad de un curso de dos años, se tomó un año libre en para hacer una gira como marionetista con Vagabond Marionettes (Marionetas Vagabundas). Mientras actuaba en una calle en París, una vez fue arrestado por hacer payasadas en público. De regreso a los Estados Unidos, Avner enseñó en la escuela de Cómedia Carlo Clementi's Dell'Arte de California. Avner se siente grandemente en deuda con estos dos hombres: "LeCoq me enseñó todo lo que sé y Carlo me enseñó el resto". Es probablemente conocido fundamentalmente, por su simpática interpretación de la Joya, en la escena en que roban al hombre sagrado de la "Joya del Nilo" junto a Michael Douglas y Kathleen Turner. También participó en la película "Brenda Starr" y se le pudo ver en TV en "Webster" y "Mathnet". Avners el hombre-show, Avner el Excéntrico, fue un éxito en Broadway en 1984-1985. En 1987 coprotagonizó en el Lincoln Center's "La Comedia de los Errores" de Shakespeare y regresó a Broadway en 1989 con un papel principal en "Ghetto". En teatro regional Avner ha interpretado a Estragon en "Esperando a Godot", actuado en el papel de R. Crumb en "Comix," y


coprotagonizado con su esposa, Julie Goell, el estreno mundial del "Zoo de la Tranquilidad". Avner desafía las barreras del lenguaje y la cultura y ha hecho giras a lo largo y ancho de los Estados Unidos y el extranjero. A menudo actua en festivales de teatro, comedia y magia que en los pasados dos años incluyen el Festival de Edimburgo, donde fue finalista del premio Perrier y ganó el premio New Faces (Nuevas caras) de 1991, el Festival de Israel, el Festival Internacional de comedia de Montreal. También participó en el Festival Internacional de Mimo de Londres, el Festival de Mimo de América, el Festival de Teatro de Payasos de Nueva York, el Festival de Locos, el Simposio de Magia de Nueva York, el Revival de Hudson, y el Festival para el Movimiento Internacional de Teatro. Recientemente ha ganado un premio especial del jurado en el Festival Internacional de Circo en Montecarlo. Tiene regularmente un papel destacado en los especiales de TV en todo el mundo. Se le ha visto en el show de "Paul Daniels" y en el programa "Packing Them In" en Gran Bretaña, en el 35 Aniversario especial NTV así como en numerosas apariciones en NHK de Japón, Sebastian C'est Fou en Francia, Uno Dos Tres en el especial de Juan Tamariz en España, Martes 13 en Chile, Ritmo de la Noche en Argentina, el Especial Comedia de UNICEF en Italia, el Festival de Comedia de Montreal en 1992 y muchos otros. Avner ha desarrollado habilidades de teatro mudo como herramienta terapéutica y enseña talleres y masters de teatro para estudiantes y profesionales del teatro, la salud y la enseñanza. Vive en una isla en la costa de Maine y aunque secretamente preferiría estar navegando. Web: www.avnertheeccentric.com Los principios del payaso: Avner, el Excéntrico Avner Eisenberg es un payaso excéntrico que trabaja en la línea de la comedia física. Estudió con Jacques Lecoq y se desempeña como actor de teatro y cine. En estos 16 principios del payaso o principios excéntricos, nos muestra su visión del clown con una linda síntesis de profundidad y concisión. Ahí van: 1. El trabajo del payaso es hacer que el público sienta cosas y respire. 2. Todo el mundo inspira, pero mucha gente necesita acordarse de expirar. 3. La imaginación y el cerebro están conectados al cuerpo y lo afectan. 4. Cualquier cambio en la mente tiene su correspondiente cambio en el cuerpo. Cualquier cambio en el cuerpo (por ejemplo, en primer lugar en la respiración) tiene su correspondiente cambio en la mente. 5. No digas o muestres al público qué pensar, hacer o sentir.


6. No digas o muestres a tus compañeros qué pensar, hacer o sentir. No indiques. 7. El peso pertenece al abajo. Mantén un único punto en la parte baja del abdomen. Mantén la energía fluyendo. 8. La tensión es tu enemiga. Produce entumecimiento físico, mental y emocional. 9. Cómo te sientas respecto a tu actuación es lo que cuenta, no si ésta es en realidad buena o mala. 10. El payaso descubre un público que está sentado en hileras esperando, en un espacio vacío, un espectáculo. Esto es lo primero que debe ser tratado, a través del establecimiento de una complicidad con el público. 11. El payaso crea un mundo en un espacio vacío, más que entrar en un mundo que ya existe (sketch). 12. Usa la mímica para crear fantasía, no para re-crear realidad. 13. El payaso busca crear un juego y definir las reglas, que luego deben ser obedecidas. 14. No preguntes o digas al público cómo se siente o piensa. Ten una experiencia emocional e invita al público a unirse a tu reacción. 15. Interésate, no seas interesante. 16. Todo el mundo debe respirar durante toda la vida, incluso sobre el escenario. 17. El payaso entra en el escenario a hacer un trabajo, no a conseguir risas. Si hay risas, eso es una interrupción que debe ser tenida en cuenta.

Avner trabaja en su espectáculo Excepciones a la Gravedad desde hace 35 años, como cuenta en esta entrevista con Márcio Ballas. Ahí les dejo el número con el que comienza su espectáculo, cuando lo realizaba en la puesta de los Flying Karamazov Brothers de La Comedia de las Equivocaciones de Shakespeare: Para más sobre este payaso puede verse también esta entrevista en Zirkolika, revista de artes circenses española, donde habla sobre el clown, la técnica, sus principios y concluye de esta forma: "es la paradoja del payaso. Si intentas hacer reír, entonces es imposible."


Los Principios fueron traducidos del inglés por Aina Moreno y Juan Muñoz (http://www.teatres.org). Fuente: http://www.avnertheeccentric.com/eccentricprinciples/clown_principles_spanish. html


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