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CULTOPIARTE DIGITAL OCTUBRE 2019

¿Qué Cine...? Porno comedia rentable: "Joker" Por: Álvaro España Es un ejercicio cinematográfico que admite la desaparición de las novedades, excesiva en muchos sentidos quizá por algún motivo subtextual e identitario, sin embargo, el barroquismo de recursos narrativos audiovisuales, llega a sobrar el tiempo del tiempo en la trama por algún motivo que quizá algún día conozcamos. La Música "épica"(?) que excede lo que sucede en el cuadro y detona el tedio hasta que el largo cuadro termina dejando entre ver, quizá a propósito como una broma bien montada, quizá involuntariamente y de buena fe, un rasgo de efectismo que mucho ha degradado lo monumental a una tomada de pelo carísima. Los acompañamientos que existen en ocasiones sólo para otorgarle florituras al cuadro que se desarrolla en la pantalla denota quizá ciertas licencias a la hora del montaje, porque por supuesto como sabrán algunos, el montaje o postproducción es la segunda parte de una película en donde existe la inminente posibilidad de jugar con lo obtenido en el rodaje y poder otorgarle al corte final, un resultado sobrado en lo proyectado, sin embargo eso ya está hecho y no le corresponde a nadie más que al director decidir, lo evidente es que queda la posibilidad de algo mejor, quizá con más arrojo. Por otro lado, el personaje y arquetipo Arthur Fleck interpretado por Joaquín Phoenix quien logra un trabajo corporal y escénico formidable pero

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inadmisible también para las novedades que ya nos otorga el performance o la danza contemporánea y que queda en segundo plano gracias a la reproducción de la trama sobre los temas en tendencia como la "Crítica Social", la "Decadencia", "la Violencia" etc. tenemos una realidad ficticia evidente pero en sus elementos más primarios no deja de ser igual que la que nos acontece, un rasgo curioso porque ésta película podría en muchos sentidos inaugurar o insuflar las tendencias a eso que yo he llamado el "Amarillismo romántico", aquello que excede lo manifiesto, innecesariamente violento y lo adereza con la savia dulce del glamour visual que la luz y el tempo de un emplazamiento ponen a la disposición de los realizadores que, así demuestran lo lejos que se encuentran de una propuesta real estética, narrativa y conceptual, aunque eso no niega el hecho de que la misma obra cumple su cometido de expresar algo, cuales quieran que hayan sido las intenciones de él o los implicados. Una película que es monumental en la medida de lo gore y de lo gráfico y del tiempo en cámara en que sucede un acto violento, un acto además que se justifica a sí mismo y se convierte en un acto de contrición colectivo, justo como lo muestra la trama en una especie de asunción y canónica del payaso y de la comedia como revelación colectiva. En suma, una obra cerrada, que muestra el arrojo de hacer las cosas como se deben hacer, que muestra con justicia el óptimo desarrollo del presupuesto hasta su fin, demostrando que cuando se quiere hacer algo bien, se puede hacer.

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