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Cuando esto acabe

“Cuando esto pase, en cuatro o cinco meses, quizás un poco más, se va a olvidar como se han olvidado todas las pandemias (…) Una vez que pasen un par de meses y que la gente se pueda besar y no le pase nada, pues empezarán a besarse de nuevo. Si no, ¿cómo vamos a sobrevivir?” Camilo Llinás

Por: Guillermo Arboleda Gómez Cooperativista

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Advertencias: No es que sea pesimista, sino que soy un optimista bien informado.

De otro lado, en un mundo inundado de información irrelevante y basura, la claridad es poder. Por eso escribir este artículo para mi es una síntesis de múltiples encuentros con otros textos y personas, así las cosas, si hubiera copiado de uno solo sería plagio, pero como copié de muchos es investigación. Todos los autores sobre el tema merecen su reconocimiento por la contribución casual a este resultado final.

Cuando esto acabe, seguiremos igual, porque el modelo económico imperante no cambiará y el ser humano tampoco. Es increíble que necesitemos una tormenta apocalíptica como esta, para entender el mundo que habitamos y saber quiénes somos.

Sobre la economía. La acción insensata de los poderosos y su modelo neoliberal, continuarán con su codicia exacerbada, su ambición desmedida y su avaricia indecente, para seguir dominando a ultranza el mundo.

La peste develó las heridas de un sistema que nos carcome: la desigualdad planetaria; los mares y ambientes sucios; el maltrato animal; un sistema de salud precarizado, convertido en espléndido negocio para los privados (incluso en el país hegemón del mundo); el petróleo y su hedor; una banca con su motor especulativo a toda máquina, antes, en y seguramente después del virus; la prensa vacía, superficial, arrodillada y banal, mostrando fotos sin indicar la tendencia; y una corrupción generalizada y legalizada (manifestada un su pleno furor, con una crudeza bárbara, en la compra de los “mercados – limosna” para los más pobres).

Aunque temporalmente la contaminación ha disminuido con paisajes salidos de otro mundo y animales salvajes que caminan furtivamente por los lugares más insospechados del planeta, “cuando esto acabe”, eso tan hermoso no perdurará.

El periodista Enrique Santos Molano nos dice : “Tampoco es cierto que la encerrona mundial de la gente en sus casas para prevenir el contagio sea la causa de la semiparálisis de la economía. La pandemia lo que ha hecho es desenmascarar la supercrisis global del viejo orden económico. Culpar a la pandemia es culpar al mensajero por las noticias malas que nos trae”.

Seguramente, después de la pandemia no cambiará la estructura maligna gobernante, que es emisaria por antonomasia de los dueños del capital. Quien accede al poder, muy pocas veces considera el bien común y muchas veces organiza los recursos para seguir acumulando, de modo que lo favorezcan solo a ellos y a los suyos.

El neoliberalismo inventó toda suerte de eufemismos para justificar cualquier cosa. El eufemismo es una de las armas conceptuales favoritas de la clase dominante, a guisa de ejemplo, ya a los adultos mayores nos llaman a ultranza “abuelitos”.

Desde Estados Unidos hasta Colombia, pasando por toda la gama de sistemas de gobierno y culturas, ningún país se salva y todos intentan modificar sobre la marcha políticas leoninas propias de verdaderos sofistas. Nuestros gobernantes salen a la carrera a contener la turba muerta de hambre, con mercados-limosna, con contenidos alimenticios más miserables que ellos.

Los pobres hambrientos, que malviven con salarios e ingresos de miseria, cuando acabe esto, solo les queda un solo camino, el mismo de siempre: el rebusque en la informalidad, en sus disímiles categorías y de todas las calañas.

Nuestros gobernantes, incluso los locales, salen a decir a viva voz que primero es la gente y que lo más importante, es salvar sus vidas; eso está bueno como chiste, pero no corresponde a la realidad, pues el modelo capitalista nunca se diseñó ni ha sido para salvar la gente, a excepción de ellos y los dueños del capital.

Por lo anterior, el virus no es responsable de nada y aunque ha atacado a príncipes y ministros, el darwinismo social se manifiesta más en comunidades pobres, en cárceles hacinadas, en servidores de la salud mal pagos, en viejos enfermos, que se mueren inermes y a su suerte en ancianatos olvidados y se ensaña y recrea con las etnias excluidas como los negros, los indígenas y los inmigrantes latinos, mostrando así, que es el sistema quien hace su tarea, exponiéndolos como carne de cañón ante un virus inconsciente y letal, para felicidad de los supremacistas.

Se aumentarán las pandemias del desempleo; del consumismo, hoy contenido temporalmente por la biología y de la hambruna que se expuso descarnada como nunca por el mundo (estaba disfrazada de “rebusque”), mostrando que la pandemia del coronavirus es el problema menos grave. Constatamos que hay más pobreza y hambre que la que nos cuentan los gobiernos.

Se masificará el teletrabajo, surgirán nuevos modelos de negocios, se replanteará la presencialidad de la educación, pero se seguirán haciendo teletones ( o eventos todos terminados en “tón”, emulando la palabra mara-tón que indica que debe ser mucho y rápido), aupados por los gobernantes-emisarios de turno, vestidos de falsa solidaridad, para conseguir a través de la “ayuda generosa” de las empresas y de algunos ricos dóciles; recursos para seguir regalando mercados-limosna, dejando en evidencia una vez más que la caridad consuela, pero no cuestiona las relaciones de poder, pero si aumenta los índices de popularidad del mandatario, ante una masa impávida, hambrienta e ignorante.

Cuando esto acabe, el auge neoliberal seguirá, con gobernantes que serán como gotas de agua: iguales.

Sobre el homo sapiens. Hoy guardado en su propio zoológico, está viviendo su propia pesadilla, pensando en su encierro y como nunca, que su máxima tragedia puede ser real ya. Somos el único ser vivo sobre la tierra que tiene conciencia de su propia muerte (y esa es la verdadera tragedia humana) y nos lo recuerdan a diario las macabras cifras que produce un virus implacable. Empezar a reflexionar sobre nuestra propia muerte, nos vuelve a todos por igual incluyendo a los niños, en filósofos ocasionales.

Antes del virus ya estábamos rotos. Somos animales, no somos ángeles, por eso nuestro comportamiento es más primario de lo que quisieran nuestras propias utopías. No seremos capaces de modificar millones de años de evolución que moldearon nuestra sicología y que nos hicieron tal como somos. Es decir, descendientes de primates, no de criaturas hijas de un supuesto dios bondadoso.

Somos seres esquizoides por naturaleza, pues el alma humana es solidaria, a la vez que egoísta; cooperante, pero competitiva; conservacionista a la vez que depredadora; afables pero violentos; hedonistas acompañados de tendencias depresivas; seres que miran el error del otro y no el propio, tendiendo al mismo tiempo a ser embusteros y chismosos pura sangre.

El columnista Therry Ways, resume muy bien nuestro talante: “de un arribismo congénito: esa vocación de salir adelante, por los medios que sea, que es la marca del bípedo implume”.

Cuando esto acabe, comprobaremos que el virus no alteró nuestra genética.

Este análisis coloca en un segundo plano, el asunto de si el virus fue creado en un laboratorio o trasplantado de algún animal oriental exótico, lo que prima es que nos desnudó y nos mostró la realidad del modelo económico y lo que somos como seres humanos; inmersos como actores pasivos en un sistema infame y excluyente.

Termino confirmando mi seudo pesimismo, diciendo que cuando esto acabe todo seguirá igual o peor, pues somos egoístas irredentos con expresiones ocasionales de solidaridad. Superaremos esta pandemia temporal, excitante y tortuosa que nos impuso la naturaleza, pero seguiremos siendo los mismos.

La necesidad de una nueva Economía

Carlos Chacón Abogado y Consultor Empresarial.

Es el momento de una nueva economía, una que sea acorde a nuestro tiempo, la cual requiere de una revisión profunda y de un análisis holístico o integral, que nos invite a reflexionar sobre los diferentes aspectos que rodean la esencia de la economía, lo cual debe generar un cambio de nuestra filosofía de vida y nuestro actuar al interior de la sociedad, con un enfoque humanista, que apunte a un cambio gradual y que obedezca a un proceso sociocultural para asumir los cambios que requiere nuestra sociedad.

Estamos en un punto de quiebre, en donde consideramos que no podemos seguir igual a como estábamos antes de la crisis generada por el COVID-19, el modelo económico imperante quedó en evidencia, su máscara es imposible de aguantar y se mostró la fragilidad del Mercado Especulativo, lo cual invierte la pirámide de prioridades y coloca al ser humano en el lugar que le corresponde, como el centro y la razón de ser de todas cosas como la política, la educación, la cultura y por supuesto la economía, demostrando que ésta depende de la fuerza laboral y del talento humano para poderse desarrollar, lo que hace más de doscientos años manifestó en sus escritos Saint Simon y que posteriormente lo resaltara Marx, con el concepto de la Plusvalía.

Sumado a esto, la concentración excesiva de riqueza, ha generado el colapso del modelo económico capitalista de corte “salvaje”, el cual según estudios de Thomas Piketty, se ha acelerado dicha situación después de la segunda guerra mundial, lo cual ya se venía evidenciando en los últimos años con ciertas grietas por la grave inequidad social, con altas tasas de desnutrición a nivel mundial, el alto índice de desempleo mundial, el gran número de trabajadoras sexuales y de habitantes de calle (especialmente en ciudades capitales), las cárceles a nivel mundial llenas de delincuentes (en su mayoría por casos de hurto), nos evidencian que el Sistema Capitalista no está funcionando de manera correcta o no es un modelo económico adecuado a las necesidades de nuestro tiempo.

Como en otros momentos de la historia, las grandes desigualdades sociales han generado las diferentes revoluciones y éstas han impulsado cambios en aspectos económicos, culturales, políticos y sociales, creando grandes rupturas y cambios de paradigmas en la forma de ver el mundo, lo mismo puede llegar a ocurrir en este momento, donde la gente se siente asfixiada casi a nivel mundial, pero en Colombia la crisis es aún más grave, porque dependen de un salario mínimo que es miserable y no se compadece con las necesidades reales de la gente, lo cual no permite generar ahorro y por el contrario se vive del endeudamiento constante, incluso se ven obligados a recurrir a los usureros o llamados “goteros”, los cuales cobran altos intereses, pero son los únicos que otorgan créditos de manera inmediata, sin importar si los clientes están o no reportados a las centrales de riesgos o si tienen capacidad de endeudamiento, de otra parte los que no se encuentran trabajando formalmente(que corresponde a la mayoría de la Población Económicamente Activa), están acostumbrados a sobrevivir del famoso “rebusque” o comercio informal, el cual ha sido propiciado por el Estado con la llamada flexibilización laboral, la Apertura Económica, los Tratados de Libre Comercio, el impuesto del 4 x 1.000, el aumento del 19% del IVA y las diferentes medidas económicas que en las últimas décadas se han adoptado en el país, las cuales han tenido preferencia hacia las empresas, dejando de lado a los trabajadores y por lo tanto a los menos favorecidos.

Sumado a lo anterior, la Era Digital y la Inteligencia Artificial han llegado para quedarse, precisamente, la pandemia propició el distanciamiento físico, marcado profundamente por la tecnología, cambiando definitivamente nuestros paradigmas y el mundo que conocemos hasta hoy, modificando no solo nuestros gustos y la forma de relacionarnos como semejantes, sino también nuestras relaciones laborales y económicas que tendrán como eje estructural una nueva cultura económica basada en la tecnología, la cual no debe perder de vista su función social y ojalá este encaminada a mejorar la calidad de vida del ser humano.

Lo anterior, sin desconocer la urgente necesidad de elaborar un sistema que le quite preponderancia al poder económico de los bancos, con un Estado que garantice un verdadero equilibrio en las reglas de juego para los ciudadanos y el mercado, que estos vuelvan a ser poseedores de la riqueza y no sigan siendo esclavos del mercado especulativo, si bien la economía

es fundamental en nuestras vidas, esta debe girar en torno a la producción que genere valor por medio de un proceso de transformación y no solamente al colocar un dinero y enriquecerse por los intereses ocasionados por un capital improductivo y que además no se compadece con las necesidades de las grandes mayorías que están padeciendo por la miseria, en este sentido, necesitamos un nuevo modelo económico que defienda los intereses de las mayorías sin llegar a un control total de la economía por parte del Estado, se necesitan garantizar las libertades individuales, pero tampoco se puede seguir permitiendo que en nombre de la libertad económica, se continúe explotando al ser humano.

Ante este panorama negativo, el modelo económico cooperativo se plantea como una verdadera alternativa de cambio frente a la dura realidad, si bien el gobierno nacional ha decidido financiar y aumentar el colchón financiero del sistema bancario, las cooperativas financieras por medio de una excelente administración han logrado demostrar solidez financiera, de igual modo se proyectan ante las diferentes necesidades la creación de múltiples cooperativas, especialmente en el sector agropecuario y de servicios, con la implementación de ciertas tecnologías, por ello se hace urgente la necesidad de adelantar alianzas publico- privadas en donde el Estado a través de sus entes territoriales ayude a fomentar y financiar este tipo de organizaciones al interior de las comunidades campesinas y en los sectores menos favorecidos de la población, para fortalecer a los pequeños y medianos productores, por ello me atrevo a decirlo sin lugar a dudas la mejor forma para impulsar la economía en esta época de crisis, es por medio de la Economía Solidaria.

‘Llano Grande de Isnos’, un proyecto veterinario consolidado con pasión y dedicación

En la clínica veterinaria se pueden encontrar insumos pecuarios y medicamentos, como también la atención a mascotas.

Por: Julián David Vargas Ortiz

Desde muy niño William Fernando Medina Álvarez se interesó por el mundo animal; con el transcurrir del tiempo entendió que su vida siempre estaría ligada a él. Finalizado el bachillerato decidió estudiar Medicina Veterinaria y Zootecnia en la Universidad de la Amazonia.

Comenzó trabajando a domicilio, ofreciendo sus servicios a las personas que requirieran una asesoría veterinaria. También visitó casa por casa con el ánimo de poner en práctica todo su conocimiento profesional.

Un día decidió emprender, tenía diez millones de pesos a la mano y la ilusión de erigir un proyecto propio que le generara más ingresos para lograr una estabilidad económica. Sin dudarlo, y apoyado por sus seres queridos, William abrió las puertas de la Agroveterinaria ‘Llano Grande de Isnos’.

Hoy por hoy la agroveterinaria está ubicada en la carrera 4 N° 5-34, barrio Cristo Rey; cuenta con una trayectoria que es reconocida por la población isnense. “Cuando iniciamos se contaba con dos vitrinas y dos estantes. Ya el local se encuentra con las normas técnicas de fitosanidad, lo que nos ubica como la mejor agroveterinaria del municipio”, añade William.

En el negocio están a la venta insumos pecuarios y medicamentos, además prestan asesoría técnica y realizan procedimientos quirúrgicos.

El personal de la agroveterinaria está integrado por el propietario, su esposa y un empleado fijo encargado de la organización y atención al cliente.

UTRAHUILCA, su cooperativa amiga

“El negoció fue creado en 2014, ya con toda la papelería necesaria para los establecimientos públicos. Me gusta generar empleo; la veterinaria empezó a funcionar en el barrio La Palma, en la dirección Carrera 3ª N° 2-26, local comercial en el primer piso. Con el capital de trabajo se compraron medicamentos y material instrumental quirúrgico. Poco a poco se han implementado nuevas tecnologías e inventario, posicionándolo así en el municipio”, aseguró William, quien también es magíster en Sistemas Sostenibles de Producción de la Universidad de la Amazonía.

La entidad naranja, blanca y verde se ha convertido en un aliado muy importante de Medina Álvarez. Conoció a UTRAHUILCA gracias a su mamá; William lleva más de 12 años como asociado. Él agradece la mano que la Cooperativa le ha dado.

“Brindan una información oportuna y clara, son muy ágiles en el servicio y el personal tienen la mejor actitud con los asociados. UTRAHUILCA me ha apoyado económicamente con los préstamos para la inversión del negocio e implementación de tecnologías, en el momento contamos con una inversión de cincuenta millones de pesos, los cuales se encuentran entre estantes, inventarios,

maquinarias y demás”, destacó el médico veterinario.

Óscar Fernando Cabrera Santacruz, gerente de la agencia en Isnos, comentó que William “siempre ha sido muy puntual con sus obligaciones las cuales ha sido para fortalecimiento de su negocio y capital de trabajo. Es asociado muy comprometido con la Cooperativa. Como él, su familia son asociados de la oficina”.

El sueño de Medina Álvarez es hacer de la agroveterinaria la mejor clínica del sur del Huila con equipamiento especializado.

“Día a día doy lo mejor de mí en esta profesión. Lo más gratificante de esto es aliviar a un animal enfermo, dejarlo sano y ver la satisfacción de la gente”, finalizó William.

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