Memorias Fotogrรกficas: Puluqui Crece Un lugar de Encuentro 2020
Memorias fotogrรกficas: Puluqui Crece Un lugar de encuentro
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Memorias Fotográficas: Puluqui Crece Un lugar de encuentro 2020, es un proyecto financiado a través de Red Cultura y el Ministerio de las Artes, las Culturas y el Patrimonio. Primera Edición: Noviembre de 2020 Autora: Valentina Guerrero Mansilla Fotografías: Roberto Guerrero Gallardo Valentina Guerrero Mansilla Diseño y diagramación: Valentina Guerrero Mansilla Fecha del copyright: 2020
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“Queda prohibido llorar sin aprender, levantarte un día sin saber qué hacer, tener miedo a tus recuerdos.
Queda prohibido no sonreír a los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no convertir en realidad tus sueños. Queda prohibido no demostrar tu amor, hacer que alguien pague tus dudas y mal humor.
Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo, no creer en Dios y hacer tu destino, tener miedo a la vida y a sus compromisos, no vivir cada día como si fuera un último suspiro. Queda prohibido echar a alguien de menos sin alegrarte, olvidar sus ojos, su risa, todo porque sus caminos han dejado de abrazarse, olvidar su pasado y pagarlo con su presente. Queda prohibido no intentar comprender a las personas, pensar que sus vidas valen más que la tuya, no saber que cada uno tiene su camino y su dicha. Queda prohibido no crear tu historia, dejar de dar las gracias a Dios por tu vida, no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.” ~Pablo Neruda
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“Este registro fotográfico es un homenaje a la mujer de isla Puluqui. La cocinera, mariscadora de orilla, remadora, la que pasaba horas zurciendo y lavando en una tina.
La que raya papa para hacer milcaos y en invierno prepara chapaleles con miel y papas con color. La que vende en la feria los sábados. A la mujer que en su silencio ha soportado humillaciones, improperios o golpes de hombres abusadores y brutales. A todas las que en su alma dibujan huellas de penas y angustias. A las que sueñan con un Chile mejor sin injusticias. Creo que ha llegado el tiempo de reconocer, agradecer y valorar a la abuela, madre, compañera, amiga, hermana, hija y nieta. Mujer de Puluqui, mujer notable, mujer protagonista. Sin ellas Puluqui sería la mitad.” ~Juana Edith Mansilla Muñoz, 2020 Profesora y creadora del taller de artesanías y tejidos Puluqui Crece un lugar de encuentro.
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QuiĂŠnes somos
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El taller de artesanías y tejidos Puluqui Crece un lugar de encuentro, es una Organización Comunitaria de mujeres que opera en Puluqui, una de las 14 islas del archipiélago de Calbuco, ubicado a 56 kilómetros al suroeste de Puerto Montt, en la Región de los Lagos. La organización quiere ser un lugar de encuentro y un espacio que busca la integración social a través de la artesanía tradicional, como el hilado, bordado, tejido, confección de canastos, telar, entre otros. “Puluqui Crece” también es una instancia de reflexión, conversación, recuperación de la identidad colectiva y una herramienta para el desarrollo de actividades sociales con los niños, adultos mayores y las mujeres de la isla.
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Creado el 15 de Marzo del 2011, con Personalidad Jurídica desde el 18-08 2012, el taller Puluqui Crece está compuesto por 16 mujeres activas y organizadas en un taller autogestionado, dedicadas a sacar de la extinción algunos materiales y técnicas que se han perdido en el tiempo: El bordado, hilado y tejido. Estos rubros que sirven de terapia, de encuentros sociales para superar el aislamiento y también como ayuda en lo económico, se desarrollan en cada sesión al tiempo que se cultiva la autoestima, el valor y el rol de la mujer en el siglo XXI. En el taller aprenden en cada jornada diferentes técnicas: Con el boque, enredadera dura que se enrolla fácilmente se confeccionan “atrapa sueños” y “Coronas Navideñas”. Todas las mujeres de Puluqui Crece ya manejan muy bien el Crochet y son capaces de comenzar y terminar un trabajo. En el orden cultural, el taller pertenece a Red Cultura desde el año 2016 junto a otras Organizaciones Culturales Comunitarias de la región asistiendo a laboratorios y jornadas de trabajo intercambiando sabidurías y experiencias en la Región de Los Lagos.
Desde 2017 se han enfocado en reciclar sacos donde viene harina para transformarlas en bolsas, paños de cocina que son bordados y/o pintados con estampados de hojas recolectadas de árboles o de su jardín e intervenidas con tejido a Crochet. Además el reciclado de ropa usada convertido en trapillo, transformando ese material en lindos bolsos, mochilas, estuches y pisos. También se ha trabajado la pintura, el decoupage reciclando envases de vidrio, latas o tarros.
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Actualmente el taller se encuentra con personalidad jurídica, correo electrónico: puluquicrece@gmail.com, página de contacto: https://www.facebook.com/puluquicrece, libro de registro de socias y socios honorarios, libro de actas donde se registran las actividades sociales y los trabajos realizados en cada jornada. También se cuenta con dos vitrinas en los sectores Máchil y Chauquear donde se exhibe lana orgánica y tinturada, medias de lana y algunas prendas de vestir como boinas, bufandas y otras creaciones, además de un extenso archivo fotográfico. La agrupación se reúne los segundos sábados de cada mes, sin embargo, en el año 2020 se ha trabajado con actividades a distancia por pandemia COVID-19, se ha visitado a las socias en sus casas para la entrega de material y se ha mantenido el vínculo permanente a través de un grupo Whatsapp.
Entre los trabajos realizados se encuentran los sacos de harina reciclados, que cada socia guarda y entrega limpio, para ser bordados e intervenidos creando bolsas, paños de cocina y lindas esconeras para tapar el pan del horno o la rica tortilla para tomar el mate. Para las actividades comunitarias, el almuerzo de adultos mayores fue entregado a domicilio con todos los protocolos sanitarios y redes de apoyo, y se espera realizar la once de niños de Diciembre de la misma forma.
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Socias y Memorias
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María Eufemia Muñoz Bustamante Nacida el 21 de mayo de 1936 (84 años) en Chauquear, Isla Puluqui. Su educación (primaria completa) la realizó en la escuela de Chauquear con el profesor Luis Morales Becca. Sus padres fueron Juan Pedro Muñoz Cárcamo y Eulogia del Carmen Bustamante Cárdenas. Sus abuelos maternos fueron Juan Bautista Bustamante y Viviana Cárdenas. Y sus abuelos paternos eran Facundo Muñoz Vidal y Carlina Cárcamo Yañez. Casada con Juan Alonso Mansilla Almonacid y madre de 7 hijos.
Socia fundadora desde su creación el año 2011. Eufemia más conocida en Chauquear como Fema, es una mujer campesina y dueña de casa, que durante la crianza de sus hijos desarrolló varios oficios para mejorar los sustentos hogareños tales como modista, peluquera, preparaba queso y harina tostada, productos que vendía semanalmente en la feria de Calbuco. Madre de 7 hijos, 4 mujeres y 3 varones, es hilandera, teje a palillo medias de lana de oveja muy solicitadas en invierno, hace canastos de manila o pita, borda y mantiene buenas relaciones con todos sus vecinos y familiares, A sus 84 años lleva una vida muy activa en el campo junto a sus siembras y animales, amable, conversadora siempre invitando a todos a su casa y nadie se va sin tomar un rico y apetitoso Mate.
Gran anfitriona ya que en su hogar se reúnen las socias del Taller Puluqui –Crece, segundo sábado de cada mes y es en este hogar donde se realizan además el Almuerzo de Fraternidad hacia Adultos Mayores y la Once Infantil Navideña para los niños y niñas del Sector. Además, una muy buena cocinera. “Me siento orgullosa de ser parte de este grupo de mujeres, me gusta participar de las actividades solidarias, me encanta ayudar a la gente y aprender de todo en la vida.” Memorias fotográficas: Puluqui Crece Un lugar de encuentro
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Rosa Amelia Mansilla Valderas Nacida el 29 de mayo de 1931 en Chauquear, con la partera Candelaria Colí. (89 años) Estudió en la escuela de Chauquear hasta 6° básico con la profesora Amelia Andrade. Hija de madre soltera, sus padres eran Candelaria Valderas Soto y Andrés Mansilla Valderas. Sus abuelos maternos fueron Juana Soto y Silverio Valderas. Y sus abuelos paternos Andrés Mansilla y Mercedes Valderas. Rosa es madre soltera de 4 hijos: Rolando, Bernardo, Candelaria y Jorge.
Socia fundadora, Rosa ha desempeñado varios oficios desde muy joven: niñera, agricultora, integrante de cuadrillas que trabajaban como temporeros en patrones alemanes en Llanquihue y Frutillar, ahí trabajó en el raleo, la remolacha y sacadura de papas; Pagaban por hectárea y era muy sacrificado. Posteriormente trabajó como cocinera en la escuela de Chauquear y al llegar a su casa tejía telares, ponchos y frazadas. Teñía la lana con un barro para que quede negro y así poder tejer chales cuadrados blanco con negro y separados por líneas de merino, lo hacía de tres cañas. Aprendió a tejer de forma autodidacta, luego de observar a su abuela e imitar los movimientos que ella hacía, llegando a elaborar medias y chalecos. Actualmente borda, teje a crochet, confecciona canastos y es hilandera, oficio en peligro de extinción. “Está bien el taller porque recibo regalos y hago trabajos para que haga y me entretenga, y también me sirve para conversar con las amigas, pues todas son mis amigas. Yo recomendaría el taller, porque es muy bueno y no le encuentro faltas.”
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A los 14 años se inició en el oficio de pesca y mariscadora de orilla. Limpiaba y ahumaba el luche y pescados como robalo, salmón y sobre todo sierra, además vendía leche en botellas y con ese dinero compró su primer par de zapatos plásticos. Más adelante trabajaría con cuadrillas mixtas en sacaduras de remolacha y papas en la ciudad de Llanquihue, donde vivió durante 2 años más, mientras trabajaba de niñera. María Ermita Paillán Chavol Ermita ingresó al taller en junio de 2013. Con 65 años de edad, nació en Chauquear el 20 de noviembre de 1954 con la partera abuela Tila. Hija de José Miguel Paillán Millán y Elisa Chavol Mancilla, inició sus estudios en la escuela de Pollollo, pero no pudo continuar porque su mamá cayó enferma del pulmón y al ser la mayor, tuvo que cuidar de ella y sus hermanos. Sus abuelos maternos fueron Dila Mancilla y Evangelista Chavol y su abuela paterna era Rosario Mella. Casada hace 40 años con Nelson Pacheco, con quién tienen 6 hijos: Patricia, Cristian, Jorge Luis, Cleontina, Nelson y Gloria.
En la misma ciudad conoció a su esposo, con quién se mudó a Osorno y posteriormente a Puerto Montt en la localidad de Alerce. Allí, se especializaron en el trabajo artesanal de la madera (alerce). Actualmente reside en Chauquear, Puluqui, donde se dedica a la agricultura, venta de hortalizas, hilado, tejido y bordado. “Yo digo que el taller es super importante porque uno aprende muchas cosas que realmente no sabia y con las compañeras igual, porque al final uno se comunica con otras personas y conversa otras cosas, hay varias cosas que lo hacen ser bueno. Lo recomendaría porque es bonito, es un rato que uno sale de su casa y hace trabajos y se despeja la mente, es otra rutina.”
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Yanett del Carmen Paredes Paredes Yanett tiene 51 años, nació en el sector de Chope, isla Puluqui un 15 de marzo de 1969. Asistió a la escuela El Sembrador de Chope hasta cursar 7° básico, entre sus profesores recuerda a Don Alejandro Rival, Bernardita Beck, Julio Soto y Tulio Caro. Sus padres fueron Abel de Jesús Paredes Oyarzún y María Orfelina Paredes Maldonado. Sus abuelos maternos eran Juan Gumercindo Paredes Cárdenas y Edelmira Maldonado, y su abuelo paterno era Samuel Paredes.
Socia fundadora del taller desde hace 9 años, Yanett se caracteriza por sus habilidades como agricultora, campesina, dueña de casa, tejedora e hilandera. Cuando sus hijos eran pequeños, ella les hilaba y tejía toda la ropa. También destaca y se especializa en trabajar la curtiembre de cuero y elaborar zapatillas de lana, medias y bordados. “El taller ha sido muy importante para mi, porque para nosotros, sin este taller no podríamos mostrar y desarrollar las habilidades que tenemos y es bueno porque es como una terapia. Es bonito porque nos juntamos varias amigas, echamos la talla y todas nos conocemos porque somos de la misma isla, es bueno porque uno aprende y nos enseñamos entre todas.”
Casada con Juan Pedro Muñoz Villarroel y madre de 3 hijos: Ximena Soledad, Javiera Jocelyn y Pedro Alexis. Memorias fotográficas: Puluqui Crece Un lugar de encuentro
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Silvia pertenece al taller como socia fundadora desde hace 9 años. Dedicada a las labores del hogar, comenzó a especializarse cuando un grupo de Servi Agro visitaba a domicilio y se capacitó en la fabricación de almácigos, cuidado y venta de hortalizas, aprendiendo a trabajar como temporera y ayudar en las casas. María Silvia Velásquez Mansilla Nacida el 27 de octubre de 1963 (57 años) en Chauquear, Isla Puluqui con la partera Candelaria Colí. Silvia asistió a la Escuela de Chauquear hasta 6° básico con las profesores Lidia Aravena y Palmenia Fuentealba. Luego completó su educación primaria en la escuela de adultos. Hija de Eugenio Velázquez y María Otilia Mansilla. Sus abuelos maternos fueron Emilio Mansilla y Clarisa Velázquez. Y sus abuelos paternos eran Simona Elgueta y José Velásquez. Es madre de 5 hijos: Guillermo, Daniel, Adrián, Catherine y Andrés.
Se dedica al bordado, al tejido y es una mariscadora de orilla, oficio que se encuentra en extinción.
“Tengo buenas experiencias en el taller, pues cuando anunciaron que se iba a crear y que nos podíamos unir si queríamos, me llamo la atención.
No sabía ni agarrar un palillo. Todo lo hallaba difícil pero me decían que podía hacerlo. Me ha hecho muy bien para salir de la casa. Creo que hacen falta talleres como este porque es una buena experiencia, se aprende y nos entretenemos conversando entre mujeres.”
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Socia fundadora hace 9 años, se dedica a trabajar las hortalizas con sus invernaderos, es agricultora, tejedora y aprendió a hacer quesos a través de Indap y por medio de proyectos, realizando constantes cursos para convertirse en una emprendedora. María Olivia Muñoz Villarroel
Olivia nació en Chauquear alto, Puluqui el 29 de marzo de 1963. Estudió en la Escuela de Chauquear hasta 6° básico con las profesoras Lidia Aravena y profe Paulina.
“El taller lo recomiendo porque algunas personas que no saben van a aprender y es bonito aprender, pasarlo bien, juntarse con las socias, compartir y saber cosas que uno no sabe.”
Es hija de María Eduvina Villarroel Almonacid y Ernesto Muñoz Bustamante. Sus abuelos maternos eran Honorio Villarroel Almonacid y Rosa Almonacid Valderas. Y sus abuelos paternos fueron Juan Pedro Muñoz y Eulogia Bustamante. Está casada con Juan Bautista Hernández Velásquez y es madre de 3 hijos. Iván,Víctor y Flor. Memorias fotográficas: Puluqui Crece Un lugar de encuentro
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Juana Elisa Vargas Aguilante Juana nació el 03 de mayo de 1971 (49 años) en la ciudad de Calbuco, es de Chauquear, Puluqui. Asistió a la Escuela Mario Morales Beca hasta 6° básico, con la profesora Luisa Villarroel, el profesor Manuel y Sigifredo Benavides. Sus padres son Ida Aguilante y René Vargas. Sus abuelos maternos fueron Mercedes González y Gerardo Aguilante. Y sus abuelos paternos eran Mercedes Andrade y Baldovino Vargas. Vive con su pareja Patricio Álvarez y es madre de 3 hijos: Víctor Manuel, Doménica Agüero y Gonzalo.
Actual presidenta del taller, Juana ingresó hace 6 años. Al principio estuvo trabajando en Santiago para salir adelante con sus dos hijos que tuvo con su primera pareja, pues era mucha pobreza antes en la isla y escasez para ganar plata y mantener a sus hijos. Luego estuvo trabajando 4 años en plantas pesqueras y casas particulares en Punta Arenas y tuvo que dejar a sus hijos con su mamá. Finalmente regresó a la isla por sus dos hijos que había dejado. Conoció a su pareja de ahora y tuvo su tercer hijo. Se dedica a la agricultura, cuidado, venta de hortalizas, al tejido y bordado.
“Bueno para personas de la isla el taller es excelente, porque pudimos aprender algo. Así aprendemos a tejer, a tejer a crochet, que es algo que jamás pensé que sería capaz de aprender.”
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Ana María Paz Daroch Manríquez Nacida en la ciudad de Santiago de Chile un 18 de agosto de 1969 (51 años). Anita terminó su enseñanza media, para luego estudiar secretariado en Manpahue e ingresar a la universidad a estudiar contabilidad y auditoría. Su padre es Leoncio Daroch y su madre es Georgina Manríquez. Su abuelo materno se llamaba Pedro Manríquez y su abuela Encarnación Saavedra. Su abuelo paterno era Jorge Daroch y su abuela era la señora Rosa Carillo. Se encuentra casada con Ricardo Adamo Ibáñez y es madre de 4 hijos: Gonzalo, Javiera, Amira y Kamal.
Anita se integró al taller hace 2 años. Trabajó durante muchos años en la línea aérea Iberia. Después de eso, trabajó en otra empresa en el área de ventas. Para luego descubrir que le gustaba mucho el tema de las lanas, y se dedicó a hacer hilados, tinturas de lanas y tintes naturales, aprendió ese oficio y le encantó. Se instaló con una tienda de lanas en Santiago con la que participaron en todas las expo de Materia Prima y tejedoras de Paula hasta que me vino a vivir a Puluqui y actualmente se encuentra realizando clases de telar acá en la isla. “El taller lo recomendaría absolutamente. Había visto los trabajos en internet, por el Facebook y a mi me pareció maravilloso porque me ha servido para integrarme, para conocer a otras mujeres de la isla, para ver el trabajo que se hace, para entrar en la cosas intima de la isla, me encanta.”
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Jovita del Carmen Paillán Cárdenas Nacida en Calbuco, un 15 de agosto del 1984, Jovita tiene 36 años, estudió en la Escuela de Chauquear hasta 7° y cursó 8° básico en la Escuela Eulogio Goycolea Garay. Sus profesoras fueron Sra. Lidia, Srta. Paulina, Sra. Erica. y Srta.Yadela. Hija de Eva Cárdenas Pérez y José Humberto Paillán Paillán. Sus abuelos maternos son Uberlinda Pérez y Efraín Cárdenas. Y sus abuelos paternos son Juan Delfín Paillán y Luisa Paillán Raipane.
A los 15 años salió de su casa, pues su papá la mandó a trabajar de nana a una casa a cuidar una niñita, estuvo 9 meses y después regresó a la isla porque no se acostumbró. Después se fue a trabajar a una conservera de Calbuco, para luego ir a Puerto Montt a una casa particular. Desde entonces, Jovita se dedica a trabajar como asesora de hogar, en Punta Arenas, Porvenir, Chiloé, y ahora en Calbuco de vuelta, pues también se dedica a cuidar a su abuelo. Participa activamente del taller desde hace 8 años. “Al principio entré con miedo al taller, porque pensé que no podría aprender nada. Y no, a pesar del tiempo si fui aprendiendo. Y hasta el día de hoy estoy muy agradecida del taller, pues he aprendido harto. Creo que es muy importante que las mujeres puedan juntarse y darse un espacio.”
Es madre soltera de Matías Méndez. Memorias fotográficas: Puluqui Crece Un lugar de encuentro
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Lorena Beatriz Oliva Antecao Lorena tiene 47 años, nació el 28 de noviembre de 1973. Asistió a la Escuela 5 de Puerto Montt 1° a 5° básico y luego en la Escuela Eulogio Goycolea Garay en Calbuco 6° y 7° con exámenes libres. Terminó su educación 8° básico en cursos del programa dueña de casa. Sus padres son José Oliva y María Antecao. Sus abuelos maternos son Ramón Antecao y Natividad Llancapani, y sus abuelos paternos son María Albertina Alvarado y José Teofilo Oliva. Casada con Luis Muñoz, es madre de 3 hijos: Alejandro, Gabriel y Camila.
Lorena lleva casi 2 años en el taller. Al principio trabajaba en pesqueras, de niñera y como dueña de casa. Actualmente, se dedica a trabajar con ajos en Puerto Montt y también se destaca en la repostería, realiza tortas, kuchen, pie de limón y trabaja lo que es la pastelería antigua, utilizando productos de la zona, sobre todo las frutas, como las frambuesas, frutillas, murta y mora.
“El taller es entretenido, lo recomendaría porque yo no sabia bordar muy bien, de hecho no se bordar muy bien, pero las cosas que he estado haciendo me gustan y no sabia que me gustaban, y me siento bien. Como que uno se relaja y sale un poco del estrés, porque de repente uno esta todo el día pendiente de otras cosas y eso como que lo saca a uno de la rutina y es bonito.”
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Mariarly del Carmen Molina Quintui Mariarly ingresó este año al taller. Tiene 46 años y nació en Calbuco, el 08 de agosto de 1974. Los primeros años se creció en Llanquihue, en donde estudió en Los Pellines hasta 8° básico. A los 16 volvió a Calbuco y terminó la enseñanza media en el Liceo Politécnico, con los profesores Nelson Hernández, Don Quique y la Sra. Eugenia Llancán. Hija de Benjamín Molina Gallardo y Lorenza Filomena Quintui Fuentes. Sus abuelos maternos son Albertina y José.
Siempre dispuesta a ayudar a sus padres, al principio lecheando vacas en Llanquihue. Al regresar a Calbuco, se dedicó junto a su madre y hermana al oficio de mariscadoras de orilla, juntando sacos de choritos, almejas y tumbaos. Luego se dedicaron a trabajar el pelillo desde la primera marea de las 6am hasta las 8pm, del pelillo pasó a las conserveras y más recientemente a una empresa de salmón. Es sacrificado pues se pasa frío y son 8 horas de pie más media hora de colación, dan locomoción y colación. El trabajo es duro pero se gana más dinero que en otros lados en Calbuco, pero es mucho sacrificio, porque hay que lograr mayor producción para que paguen más a fin de mes. “Llegué al taller por una invitación de una amiga del trabajo, y siempre me han gustado las manualidades y el tejido.”
Casada con Guillermo Vargas. Es madre de Maribel Vargas. Memorias fotográficas: Puluqui Crece Un lugar de encuentro
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Maribel del Carmen Coñocar López
Antes de terminar el liceo, Maribel asistía con su equipo de Cheerleaders a los semáforos a hacer deporte para ganar dinero en la época de navidad. Luego se mudó al sur, pues sus abuelos paternos son de Chauquear. Comenzó a trabajar en una empresa de choritos, en conserveras en Chinquihue, pesqueras en Puerto Montt y ahora trabaja en pesqueras y vive en Calbuco.
Nacida en Santiago un 20 de diciembre de 1989, Maribel tiene 30 años y también se integró al taller este año. Estudió su educación completa en el Centro particular San Ramón.
Afirma que hay una gran diferencia entre Santiago y Calbuco. Santiago es todo edificios, cemento y metro, todo gris. Calbuco tiene un aire distinto y hay demasiados colores.
Y sus padres son Raúl Héctor Coñocar Mancilla y María Milagros López Calderón. Sus abuelos paternos son Dorfilia Mancilla y Eliazar Coñocar.
“El taller lo conocí por mi comadre, siempre me han llamado la atención las manualidades y ella me mostraba lo que hacía y con eso me llamó la atención de ingresar.
Vive con su pareja Juan Paillán y es madre de Maximiliano Antonio Paillán Coñocar.
En el taller uno se da cuenta de las capacidades que uno tiene como mujer.”
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Saberes medicinales ancestrales
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I.
Para la insolación: Las hojitas de las 7 venas, la hoja del haba, la clara de huevo. Eso se juntan y se bruñen, esa agüita se exprime y con eso se fleta todo el cuerpo y la clara de huevo se hace con el agua y se le da de tomar. Y con se le bajaba y se salía toda la fiebre. ~Juana Vargas, Calbuco, 2020
II. Para la tos: Eucalipto, hojas de laurel y cogollitos de corteza de arrayán, miel y limón. III. Para el dolor de estómago: Boldo con menta y manzanilla. Se pone a hervir, se sirve en una taza y listo. El azúcar quemá también. Tiene que ser en una olla, poner una piedra o carbón bien caliente, poner el azúcar, el azúcar lo hace arder, que queme y le agregas las hierbas. IV. Para el dolor de oído: La lanita negra con orégano, sumergen la lana en el orégano y luego ponen la lana en el oído. ~Silvia Velásquez, Calbuco, 2020 V. Para la hinchazón/Úlcera: El llantén, para la hinchazón de la úlcera gástrica, se pone en una taza de agua caliente, dejar reposar y listo. VI. Para el dolor de útero: Tomar ruda con éter, también en una taza de agua caliente. ~Jovita Paillán, Calbuco, 2020 VII.Para las heridas: El matico. En una taza se ponen una hojas de matico con agua caliente, se espera que enfrié y con eso se aplica directamente en la herida. O luego de una operación tomar esa agua, para cicatrizar por dentro. IX. Para la fiebre: Hojas de yerba mora, se bruñen y se aplica en alguien que este con fiebre y con eso se le pasa. ~Mariarly Molina, Calbuco, 2020 X.
Para el dolor de espalda: El cardosanto, el limpiaplata, y la yerbalosa, y la ortiga negra que hay en los barrancos, todo eso junto sirve para el dolor de espaldas y los pulmones. ~Rosa Mansilla, Chauquear, 2020 Memorias fotográficas: Puluqui Crece Un lugar de encuentro
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IX. Para la infección urinaria: Orégano y manzanilla en infusiones. Dejar el orégano en una taza con agua caliente, dejarlo reposar con un plato encima y luego tomar esas infusiones. X. Para bajar la fiebre: Parches de papa, rebanar la papa en trozos delgados y aplicarlos en la frente. También poner harina en los pies o el pecho. ~Maribel Coñocar, Calbuco, 2020 XI. Para el dolor de estómago: ~Yanett Paredes, Chauquear, 2020
El
ajenjo
con
azúcar
quemá.
XII. Para el bienestar general: Tomar una taza de agüita de hierbas después de las comidas, como el poleo, la manzanilla, lavanda, el llantén que tiene muchas propiedades y la yerbabuena. ~María Ermita Paillán, Chauquear, 2020
XIV. Para los riñones: La cola de caballo, la limpiaplata, eso es bueno para los riñones. XV.
Para la diabetes: Laurel y eucalipto en infusiones.
XVI. Para la presión: Cogollo de la murra. ~Lorena Oliva, Chauquear, 2020
XVII. Papas al horno con romero: Unas papas las sancochas en agua, le damos un hervor, después las cortamos como gajos de naranja, se van al horno con aceite, ajo molido y romero y quedan maravillosas. XVIII.Para los resfríos: Agua de ruda con miel y limón. Todos los resfríos de la casa se pasan con eso. ~Ana Daroch, Chauquear, 2020
X I X . Para los vómitos: es la ruda con azúcar quemada, es excelente. XX.
Para el susto: El toronjil con hinojo, cuando los niños tienen miedo. ~María Olivia Muñoz, Chauquear, 2020
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Memorias Fotogrรกficas
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El TeĂąido Natural
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El proceso del teñido natural se basa en colores sacados de la vegetación y de los minerales presentes en la naturaleza, según las técnicas indígenas que se han traspasado por generaciones, los colores se pueden encontrar en la corteza, hojas, raíces y a veces las flores que luego de ser hervidos, penetran la lana para no salir más. Esa es la ventaja del teñido natural: Es eterno y único. Para teñir hay que hervir durante una hora como mínimo la materia vegetal escogida, que luego se deja remojando. Después de extraer el agua, se echa la lana y se cuece durante veinte minutos más, para que quede un color firme. En Puluqui existe bastante vegetación nativa como el Maqui, Arrayán, Matico, Michay, Flores del Chilco, barba de palo, cáscaras de cebolla y muchas variedades más. Para que las lanas no se destiñan se usan los “mordientes”: Entre los más habituales está la sal y la piedra lumbre, pero antiguamente nuestras abuelas usaban la orina podrida y la ceniza u hollín que quedaba en el fogón o estufas a leña.
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Hilado
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En Puluqui Crece se encuentran 4 mujeres hilanderas: Eufemia (84 años), Rosa (89 años), Ermita (65 años) y Yanett (51 años), quiénes cada mes entregan su hilado para ser teñido, vendido y tejido.
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Tejido
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El crochet se ha convertido en algo imprescindible en la vida del taller. Realizar cualquier tipo de actividad manual repercute positivamente en el plano psicológico, ya que estimula la imaginación y la creatividad. En el caso del crochet, sentir a través de las manos la suavidad y la textura de la lana e hilos es una sensación muy grata que influye directamente en la mente. Incluso, puede ayudar a superar crisis personales y a reconciliarse con uno mismo. Este aspecto puede ser muy beneficioso para encontrar la paz interior y armonizar todo el ser.
Si esta experiencia de tejer en grupo se traslada al plano social, ese entrelazamiento de puntos puede verse como una fortaleza, una unión que se convierte en una trama irrompible que puede proteger, sostener y contener. Este es justamente el sentido del tejido en grupo: Que cada persona dé vida a su propia creación y, mientras crea establece lazos sociales sólidos e integradores con sus compañeras. Por estos motivos, el tejido es una manera sencilla y saludable de sentirse parte de algo que uno mismo construye y fortalecer así el sentido de pertenencia.
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Bordado
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Bordar tiene beneficios físicos, psicológicos y sociales que aumentan la calidad de vida y contribuyen al bienestar. Es un momento de calma, ayuda a salir de una crisis de estrés y se ha comprobado que bordar a mano nos ayuda a esforzarnos y a desarrollar la paciencia. Nos enseña a perseverar para lograr nuestros objetivos y a que no nos desanimemos aunque fracasemos en el primer intento. Bordar se trata de practicar y si algo no sale bien, se puede deshacer, repetir o empezar de nuevo.
Bordar disminuye la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la tensión muscular. Todo esto ayuda a reducir drásticamente los niveles de estrés. Bordar se convierte en ese momento de calma diaria que ayuda a desconectar a la persona de los problemas cotidianos. En Chauquear, isla Puluqui llueve todo el año, a veces días completos en los cuáles no se puede salir a sembrar, cultivar o limpiar las huertas. Mientras borda, la persona se focaliza tanto en la actividad, que consigue alejar los pensamientos que le producen estrés y así consigue relajarse. Lo hermoso es ver terminado el trabajo y disfrutarlo en el hogar y decir “eso lo bordé yo”. Cuando eso sucede esa persona se siente importante.
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Actividades Comunitarias
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Puluqui Crece realiza dos actividades comunitarias en el marco de promover espacios de convivencia e integración Social. Primero, con Adultos Mayores a través de un Almuerzo Anual de Fraternidad, fomentando la amistad y las relaciones interpersonales. Segundo, junto a los niños y niñas del sector se realiza una once navideña. Ambas actividades se realizan cada año con la ayuda de Redes de Apoyo como el Retén de Isla Puluqui, Agrupación de cuecas “Rosas al Viento”, Juan Velásquez Apoyo Espiritual hacia Adultos Mayores y amigos y profesores de Calbuco que colaboran cada año para ayudar a la salud Mental de Adultos Mayores y entregar felicidad a los niños a través de un regalo.
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Creación de la Personalidad Jurídica 18-08 2012
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En 2020: Almuerzo fraterno para adultos mayores en agosto.
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Paquetes de autocuidado en tiempos de pandemia para cada socia.
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Presidenta del taller: Juana Elisa Vargas Aguilante
Secretaría del taller: Jovita del Carmen Paillán Cárdenas
Tesorera del taller: María Silvia Velásquez Mansilla
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Acerca de las autoras
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“Quiero agradecer primero a mi familia, a mi madre, a mis amigos que me colaboran con las actividades sociales y a todas las redes de apoyo que se van uniendo a través de los años, con un solo fin: La felicidad de la gente, niños y adultos mayores de isla Puluqui.”
Juana Edith Mansilla Muñoz es nacida en Chauquear, Isla Puluqui, con partera abuela Colí. De padres Alonso y Eufemia, ambos agricultores, mayor de 7 hermanos. Estudió en la Escuela de Chauquear hasta 3° básico completando estudios medios y universitarios en Osorno. Actualmente es profesora en la Escuela José Manuel Balmaceda de Calbuco y siempre está en la búsqueda y creación de grupos de mujeres para hacer comunidad. Así es como nacieron los talleres de Puluqui Crece y Crochet Calbuco, organizaciones que se dedican a desarrollar el tejido, el bordado, crear vínculos entre mujeres y trabajar la autoestima y salud mental. Ambas agrupaciones autogestionadas con más de 8 años de trayectoria. Memorias fotográficas: Puluqui Crece Un lugar de encuentro
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Valentina Guerrero Mansilla es Calbucana. Realizó sus estudios superiores en la Universidad de Concepción como Profesora de Artes Plásticas y Licenciada en Educación. Es aficionada a la fotografía, lectura, escritura y participa como socia, representante y fotógrafa del taller Puluqui Crece. Actualmente vive en Calbuco y se desempeña como Docente del Liceo Francisco Hernández Ortiz-Pizarro.
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Dedicado a las mujeres del Taller Puluqui Crece. Espacio y lugar en el Sur de Chile para encontrarse a tejer, reĂr, conversar, crear, comer, tomar mate, intercambiar ideas o simplemente, conocerse. Calbuco, Chile 2020
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