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RECUERDOS CON MI BUEN AMIGO JOEL SAMPAYO

CLIMACO, UN PERSONAJE DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN CON GRAN SENTIDO DEL HUMOR.

Hace alguna buena cantidad de años tuve oportunidad de conocer a Joel Sampayo Climaco “el reportero del aire”. Fue una amistad llena de calidez y respeto que siempre nos profesamos Joel y yo. Una de las anécdotas que más recuerdo fue en 1980 cuando la CTM local que lideraba el licenciado Raúl Caballero Escamilla y el gobierno del estado de Nuevo León cuyo gobernador era Don Alfonso Martínez Domínguez me encargaron hacerle una gran estatua a su líder máximo Fidel Velázquez. La escultura tiene una altura de 5 metros con un peso promedio de 5 toneladas y fue fundida en bronce. Por cierto, esta obra me dio una gran proyección nacional, pues cuando la estaba realizando me llamaban a Monterrey gente del periodismo de la talla de Don Julio Sherer García de la revista Proceso, Don Mario Sojo

Acosta de la revista Impacto y Don José Pages Llergo Fundador y director de la revista Siempre; todos ellos para pedirme la exclusiva sobre la realización de la escultura. Y en Monterrey me habló mi amigo Joel Sampayo del diario de Monterrey y de otros periódicos locales, pero le di la exclusiva a Joel.

Por problemas técnicos en la fundición el tiempo se nos vino encima y Don Fidel ya estaba en Monterrey y su estatua todavía no estaba terminada.

Recuerdo que a la una de la mañana del día en que iba a ser inaugurada la escultura por el Presidente José López Portillo, ya nos estaba esperando mucha gente en torno a la base donde colocaríamos la estatua.

El mayor Rosales Freire al verme se me acercó y me dijo “voy a avisarle a Don Alfonso que ya se va a instalar en su pedestal la estatua, pues se encuentra muy preocupado” y al bajar la estructura de la plataforma del camión, debido a que la dejó caer la grúa, se tambaleó y eso puso nervioso a los de la guardia presidencial que en ese momento estaban ahí.

En eso se me acercó un periodista gran amigo mío; Joel Sampayo Climaco y me dijo “Maestro Zamudio, ¿no se caerá la estatua?” Y yo le respondí “A Don Fidel no lo tumban de ahí ni dinamitándolo.”

Y al otro día salieron estas palabras en primera plana en un diario local.

Además tengo muy presentes muchas pláticas y entrevistas entre amigos que me hizo él, dándome un respeto como artista plástico local; basado en nuestra amistad, que para mí, son recuerdos que perdurarán para siempre en mi mente y en mi corazón.

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