Octubre de 2006
Circular pedagógica Nº 3 LA SINGULARIDAD DE LA PRÁCTICA DOCENTE. ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA OBSERVACIÓN DE LAS CLASES DE LOS PROFESORES?
Ariana De Vincenzi1. Desde la década de los setenta se advierte un claro movimiento en la orientación de las investigaciones educativas hacia el reconocimiento y atención de las prácticas docentes en su contexto singular de desarrollo. Con ello se ha resaltado la importancia de estudiar cada práctica docente en el escenario que se constituye a partir del intercambio sociocultural que se produce entre quienes integran cada grupo de aula. El ambiente psicosocial resultante de los procesos de negociación de expectativas de trabajo y de intercambios significativos en torno al objeto de estudio constituye una dimensión determinante en el tipo de intervención que el docente asume en el aula. Todos sabemos que cada grupo de estudiantes se interrelaciona de diversas formas conforme sean los roles asignados, la dinámica del grupo, la génesis de las expectativas de trabajo- que pueden responder a los intereses de los alumnos, a los del docente o a ambosy a las normas que regulan la participación en clase. Lo cierto es que la forma en que se estructuran en cada aula las tareas académicas y los procesos de intercambio psicosocial configura prácticas docentes singulares y cambiantes que deben ser estudiadas en su situación, para de ese modo comprender la combinación de elementos personales, materiales y contextuales que se funcionaliza en el aula. Dimensiones para estudiar la actuación docente: a) b) c) d) e)
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La planificación La estructuración metodológica de la clase Los procedimientos de evaluación implementados Las interrelaciones entre docente y alumnos La organización de la vida en el aula
Universidad Abierta Interamericana Secretaria Pedagógica. Vicerrectoría Académica.
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Al ser éstas, dimensiones del proceso de enseñanza, existe entre ellas una interacción permanente que limita la posibilidad de poder identificarlas como manifestaciones independientes que se materializan en una sola actividad o referencia verbal del docente o en un momento específico de la clase. La planificación es una de las funciones didácticas del docente y refleja el pensamiento preactivo del profesor en tanto capacidad racional para diseñar y prever la actividad académica. No siempre el docente es conciente de este proceso y de la incidencia que tienen sus creencias, concepciones y conocimientos formales sobre su actuación. Aún así, este pensamiento pedagógico es un marco de referencia para estudiar sus actuaciones y se materializa en los programas de las asignaturas, en los recursos didácticos que se emplean en el aula- guías de aprendizaje, diapositivas, láminas, etc- y en la estructura de actividades académicas propuestas. La observación de clases permite identificar si el docente ha reflexionado o no sobre su práctica, si asigna o no intencionalidad deliberada a la misma y si da a conocer o no a sus alumnos las expectativas de trabajo, comprometiéndolos en la actividad. La estructuración metodológica del contenido de enseñanza se refiere a la manera en que el docente organiza el tratamiento del contenido disciplinar conforme a las posibilidades de apropiación del mismo por parte de los alumnos y a los contextos educativos. Es importante que las estrategias de enseñanza que emplea el docente para desarrollar un contenido sean apropiadas a las estructuras conceptuales del mismo y al nivel de conocimientos previos que posee el alumnado. A través de la observación de clases se puede establecer una mirada complementaria a la que el docente realiza del proceso educativo y revisar aspectos de este proceso de construcción metodológica evitando la aplicación rutinaria de recetas técnicas y promoviendo un rol más activo del docente en torno al diseño y reformulación de estrategias didácticas. Los procedimientos de evaluación se refieren a la función docente de emitir un juicio de valor sobre las adquisiciones realizadas por los alumnos como consecuencia de su participación en determinadas actividades educativas. A través de los años se fue modificando el concepto de evaluación centrado en los resultados, en el producto, pasando a considerar los procesos de enseñanza y de aprendizaje que se desarrollan en el aula. Reducir la evaluación a la medición de productos hace perder de vista el carácter continuo que debe asignarse a la evaluación como proceso destinado a recoger información sobre cómo se aprende y sobre cómo se enseña en el aula. Uno de los grandes desafíos que se asumen desde la observación de clases de los docentes es poder orientar a los profesores en la identificación de criterios de evaluación que permitan reducir la subjetividad con que se valora el rendimiento de los alumnos. Un criterio de evaluación debe ser explícito y acordado con los alumnos y se define al responder a la pregunta ¿Cómo se espera que el alumno genere el resultado esperado?. Las interrelaciones entre docente y alumnos se refieren a los procesos de intercambio que se dan en el grupo aula y suponen reciprocidad en cuanto a la incidencia de las acciones del docente en los comportamientos de los alumnos y viceversa. No se puede desconocer que las interrelaciones entre el docente y los alumnos se producen con una serie de reglas que estructuran la participación en clase.
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Mediante la observación de clases se espera poder relevar cómo los diferentes factorespersonales, materiales, contextuales, etc- favorecen o condicionan la estructura social de participación en clase y el clima de trabajo. La organización de la vida en el aula se refiere a la manera en que el docente organiza el espacio, el tiempo y los materiales de trabajo. Se resalta la incidencia que tienen estas variables en la dinámica del proceso educativo. La manera en que el docente organiza al grupo de alumnos en la clase, el tipo de espacio físico de que se trate, la distribución del mobiliario, la distribución de las tareas en el tiempo y la manera y el momento en que el docente incorpora los recursos auxiliares resultan aspectos a observar para comprender cómo el docente piensa su clase y la resignifica, conforme a los acontecimientos que se suscitan en el aula.
Por último, relevar información a través de la observación de las prácticas docentes permite a quienes asumen funciones de capacitación pedagógica favorecer instancias de reflexión sobre la acción en instancias de diálogo con el docente, para que éste haga explícita, traiga a la conciencia, piense en el proceso de enseñanza como una cuestión de revisión permanente. El concepto de reflexión sobre la propia práctica supone tomar distancia de la misma, convertirla en objeto de conocimiento y controlar los procesos cognitivos orientándolos estratégicamente hacia propósitos específicos. El rol del asesor pedagógico es mediar para que estas prácticas de reflexión o metacognitivas se intensifiquen y se constituyan en una práctica habitual en los espacios de orientación y observación de las prácticas docentes.
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