Acupuntura Urbana _ Jaime Lerner Editora Record Rio de Janeiro – Sao Paulo 2003 INDICE (original completo, marcado en negrita los capítulos seleccionados)
Introducción Los coreanos en Nueva York
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El Bello Cine Nuevo
La recuperación de un río
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La ciudad prohibida Cali No hacer nada, urgentemente Around the clock o La ciudad 24 horas Gentileza urbana Acupuntura para la música
Continuidad es vida
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Los sonidos, los colores y los aromas de la calle
Un buen reciclaje Gente en la calle
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Smart car, smart bus Compromiso de solidaridad
Usted conoce la ciudad donde vive? O Diseñe su ciudad Instrucciones para hacer una acupuntura urbana
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Ocio creativo x mediocridad laboriosa
Auto-estima, una buena acupuntura
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Luz es buena acupuntura Aguapuntura La tarjeta de movilidad Eco clock Forestación Memoria producida De parques, plazas y monumentos La guía de una página
Colesterol urbano
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Edificios con dignidad Acupuntura del silencio Ramblas y galerías
Puntada rápida no duele
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Trompe l´oeil Carta a Fellini
Como encontrar una persona en una ciudad
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La presencia de un genio Mercados y ferias Una barra de bar
Amor a la ciudad
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Introducción Siempre tuve la ilusión y la esperanza de que, con un pinchazo de aguja, sería posible curar enfermedades. El principio de recuperar la energía de un punto enfermo o cansado por medio de un simple toque que tiene que ver con la revitalización de este punto y del área a su alrededor. Creo que algunas “magias” de medicina pueden, o deben, ser aplicadas a las ciudades, porque muchas de estas están enfermas, algunas casi en estado terminal. Así como la medicina necesita de la interacción entre médico y paciente, en urbanismo también es preciso hacer reaccionar a la ciudad. Pinchar un área de tal manera que ella pueda ayudar a curar, mejorar, crear reacciones positivas y en cadena. Es indispensable intervenir para revitalizar, hacer un organismo trabajar de otra manera. Muchas veces me pregunto a mí mismo por que determinadas ciudades consiguen hacer transformaciones importantes y positivas. Encuentro innumerables y variadas respuestas, pero una de ellas me parece común a todas estas ciudades innovadoras: porque en ellas se propició un comienzo, un despertar. Es lo que hace que una ciudad reaccione. Sabemos que el planeamiento es un proceso. Por más bueno que sea, no consigue generar transformaciones inmediatas. Casi siempre es una chispa que inicia una acción y la consecuente propagación de esta acción. Es lo que llamo una buena acupuntura. Una verdadera acupuntura urbana. Que se podría clasificar como ejemplos de una buena acupuntura urbana? El reciclaje de Cannery, en San Francisco. El Parque Güell, en Barcelona. Algunas veces, es una obra que propicia un cambio cultural, como fue el caso del Centro Pompidou, en Paris, el Museo de Bilbao, de Frank Gehry, o también la restauración del Grand Central Station, en Nueva York. Otras veces, la acupuntura urbana viene por medio de un toque de genialidad, como la pirámide del Louvre, la recuperación de Puerto Madero, en Buenos Aires, y el conjunto de Pampulla, de Oscar Niemeyer, en Bello Horizonte. Cosas pequeñas, como el Paley Park, en Nueva York. U obras grandes, como las del Instituto del Mundo Árabe, de Jean Nouvel, en París, y el Museo del Holocausto, de Libeskind, en Berlín. En algunos casos, las intervenciones se dan más por necesidad que por deseo, para sanar heridas que el propio hombre produjo en la naturaleza, como las canteras. Con el tiempo, estas heridas crearán otro paisaje. El aprovechamiento de estos paisajes y de las correcciones de lo que el hombre había hecho mal es acupuntura de excelentes resultados. Un ejemplo claro, óptimo, es la Ópera de Arame, en Curitiba. O también el haber desechado el freeway de San Francisco. Además, los sistemas de transporte generan buenas acupunturas urbanas para el mundo. Ellas están presentes en las bellas entradas de las antiguas estaciones del metro de París, en las estaciones de Norman Foster en Bilbao, y en los canales del Sistema Expreso en Curitiba.
Los coreanos en Nueva York. No siempre la acupuntura urbana se traduce en obras. En algunos casos, es la introducción de una nueva costumbre, un nuevo hábito, que crea condiciones positivas para la transformación. Muchas veces una intervención humana, sin planeamiento o sin realización de una obra material, acaba convirtiéndose en una acupuntura. Acostumbro decir que Nueva York debería levantar un monumento al coreano desconocido. Los integrantes de este pueblo prestan un servicio extraordinario a las ciudades con sus grocery stores, sus deli stores, abiertas las 24 horas. Estas tiendas garantizan no solo el abastecimiento, sino también llevan animación a cualquier rincón de la ciudad. Tiene gente, luz, las personas se encuentran cuando van a hacer sus pequeñas compras. Todo eso genera más seguridad para la comunidad. Además de eso, funcionando ininterrumpidamente, las tiendas establecen una referencia importante en la ciudad. Por eso, esos coreanos desconocidos y sus pequeños comercios ayudan a hacer una buena acupuntura urbana en Nueva York. Mejor que cualquier programa de animación cultural podría hacer. 2
Muchos de estos puestos hoy presentes en Nueva York recuerdan lo que representaba para París el mercado de Les Halles de madrugada. Durante décadas él fue el corazón de la ciudad, haciendo palpitar la vida de varias generaciones. Hoy recuerdan los mercados que funcionan la noche entera en varias ciudades del mundo. También en París, en la esquina de las calles Seine y Bucci, una pequeña feria es una tradición que el tiempo no apaga. Ejemplos orientales tampoco faltan, como el mercado de pescados de Tokio y su comienzo de actividad mucho antes de que amanezca. Son momentos sucediendo en la venta de polvos inmensos, arráez gigantes, una reunión de personas empolvadas y entregadas a la tarea de hacer suceder el día que se aproxima. También acostumbro decir que toda esa gente que trabaja de madrugada forma un equipo de vigilantes de una ciudad que no puede parar de respirar. Ellos constituyen una verdadera Unidad de Terapia Intensiva de la ciudad. El Bello Cine Nuevo. Es fundamental que una buena acupuntura urbana promueva la conservación o el rescate de la identidad cultural de una localidad o comunidad. Muchas ciudades hoy necesitan de una acupuntura porque dejaron de cuidar su identidad cultural. Un triste ejemplo de eso es el desaparecimiento de los cines municipales. En el pasado, los cines representaban para las personas un espacio mágico de fantasía, de música, de utopía, de realidad, de sueño, de esperanza. Y fueron también un punto de encuentro fundamental para la ciudad. Los cines influenciaron generaciones enteras, no solo en el aspecto cultural. Eran lugares en donde las personas se encontraban, discutían, se divertían y, frecuentemente, llevaban esas discusiones a otros puntos de la ciudad. El cine difundió la moda, la literatura, la danza, la música, la historia. Nada supera al cine en la posibilidad de registrar épocas importantes de cada nación. Esas salas de cine contarán y harán historia. Pero, en gran parte de las ciudades del mundo, ellas están desapareciendo. El bello cine de cada ciudad viene siendo adaptado para otras actividades, dando lugar a supermercados, templos etc. En muchas localidades, el cine tradicional fue sustituido por las salas de los shopping centers, pero esto es otra historia. La memoria de la ciudad es nuestro bello retrato de familia. Así como no se rompe un bello retrato de familia, y el bello cine forma parte de este retrato de familia, no se puede perder un punto de referencia tan importante para nuestra identidad. En el estado de Paraná, comenzamos a recuperar los bellos cines municipales. Buscamos dotarlos de los más modernos equipamientos para tener condiciones de crear circuitos de cine nacional y de cine de arte, muchas veces relegados de las redes de cines de los shoppings. En verdad, el Bello Cine Nuevo es un programa que refuerza nuestra identidad cultural. Es una acupuntura urbana que intenta curar-nos de la pérdida de memoria y de nuestra identidad.
La recuperación de un río. Mi llegada a Seúl, la primera vez, parecía no ofrecer sorpresas. Una antigua ciudad asiática más, impulsada por una impresionante vitalidad, creciendo vertiginosamente en su modernidad. Tanto que no parecía retratar sus más de 800 años. Una demostración más del rápido hacer, en sus inmensas avenidas y freeways, llegando a un centro caótico donde las personas tenían que atravesar pasajes subterráneos, subiendo y bajando, para simplemente cruzar una calle. Los vehículos rodaban por un asfalto perfecto, casi como si se deslizasen por una alfombra roja. Así fueron construidas y destruidas muchas ciudades, dando privilegio a los vehículos. Bellas ciudades, históricas, con jardines y palacios magníficos en arquitectura, rodeados por automóviles, nuestros dragones. La primera sorpresa en Seúl fueron los llamados para refrendar una intención poco común en la mayoría de las ciudades. La municipalidad pretendía reservar buena parte del espacio para el “ómnibus de Curitiba”, creando en varias regiones de la ciudad una red de transporte colectivo ya bautizada como BRT (Bus Rapid Transit). La sorpresa mayor: el gobierno de Seúl quería eliminar un sistema de vías elevadas en el centro de la ciudad y recuperar un río, el Cheonggyecheon, que recibía las aguas del deshielo de los montes. El río, imagínense, fue enterrado décadas atrás para que no se viera la degradación y la polución de este y su vecindad. Encima de él fueron construidas las vías elevadas. 3
La intención ahora es hacer a la localidad volver a ser lo que era, con la recuperación del río y la revitalización del área a lo largo de este. El proyecto es caro (cuesta mucho corregir una gran ignorancia), pero el entusiasmo del intendente y su equipo era grande. La intención de ellos también era abrir espacios para los peatonales (city friendly for people). Apenas llegamos, nos mostraron los proyectos. Todos tienen una lectura muy clara. El diseño de la ciudad está claro, los montes, el río revitalizado. Quiere decir, la ciudad está en la cabeza de ellos. No tienen dudas de que todos los proyectos serán realizados. En Seúl también tuve el privilegio de conversar con una de las personas más conocidas de la ciudad, Young-Oak Kim, un filósofo formado en Harvard que después dejó la universidad para cursar medicina. Al volver, el profesor Kim enseñó filosofía durante dos años en un programa súper popular en Corea del Sur. Es un hombre muy famoso, que ahora decidió ser periodista de temas importantes. Nuestra conversación es una celebración. Tanta coincidencia en los pensamientos y en la simplicidad, síntesis de la filosofía oriental. El me hizo un diseño de ciudad. Y lo que me impresiona más: el lee la ciudad, el significado de cada región, de cada localidad, de cada nombre, de manera mucho más simple y concisa. Ah, si las ciudades tuviesen menos vendedores de complejidades y más filósofos! La ciudad prohibida. La historia nos cuenta que Pekín es una de las ciudades más antiguas del mundo. A principios del siglo XV, fue transformada en dos ciudades, separadas por muros. La ciudad interior abrigaba a la antigua Ciudad Imperial, cercada por un muro de diez kilómetros. Era la “Ciudad Prohibida”, donde las zanjas definían los palacios de los emperadores. El último de ellos, Pu-Yi, fue derrocado en 1911 y expulsado de la ciudad en 1924. Pero Pekín de hoy está des caracterizada. No se ve más el mar de bicicletas que era parte del paisaje de antes. Y en cada bicicleta había una persona o más. Era una ciudad de personas. Hoy, Pekín es un campamento más de predios modernísimos, rodeados de estructuras viarias enormes, freeways y los antiguos conceptos de anillos, radios etc. En la “rosca” formada por el segundo y tercero anillo, un CBD (Center Business District). Es una ciudad carretera. Junto a la “Ciudad Prohibida” y a sus áreas más próximas, aparece la textura de trechos pequeños de la vieja ciudad. Una ciudad que hoy solo se reconoce en las películas o en los libros. Pekín necesita de una acupuntura para volver al lugar de distinción que merece en el mundo. Menos carreteras, más ciudad, más gente, más bicicletas. Tal vez esta sea la acupuntura necesaria. Traer de vuelta el ómnibus y la calle. Marcar el paisaje con sus estaciones. Tal vez sea otra la acupuntura necesaria. Que audacia! Querer hacer acupuntura a los chinos! Cali. Una brisa con hora marcada. De noche, la plaza que vos ves. La ciudad es segura, tranquila, matrimonios enamorados y niños corriendo por los paseos. En algunos lugares vos ves el alma de la ciudad. La parte antigua, los colores, las calles animadas por un son distante de una salsa. Lástima que un poco de la identidad de la ciudad se haya perdido con las grandes avenidas, un súper dimensionamiento exagerado. Para atravesarlas, hay que ir subiendo y bajando por las pasarelas. De repente, un shopping center antiguo, no cerrado, con vegetación interna, un gran parque, el son de alguien tocando en vivo, sin equipamiento electrónico. Nada de sonidos estridentes molestando a las personas. Mucho calor, pero, a las cuatro y media, cinco de la tarde, una agradable brisa se apodera de la ciudad. Son los dioses soplando. Por fin. Pero la buena arquitectura es una casa que visité. El arquitecto Benjamín Barney proyectó una casa con un poco más de 6 metros de largo y con patio. Además, la casa es un patio con varias terrazas. Tal vez en esa ciudad la buena acupuntura sea hacer más cosas pequeñas. Acentuar el río, que es una belleza, y dejar la brisa soplar. Volverse a ese divino soplo como para un sol de atardecer en una playa carioca. Chévere! No hacer nada, urgentemente. En mi primera gestión como intendente de Curitiba, en una de las primeras decisiones que tuve que tomar, recibí una nota de una asociación de pobladores que contenía un pedido muy extraño. La solicitud era para que la municipalidad no hiciese nada en esa vecindad. 4
Ordené al Secretario de Obras que verificase esta situación. Descubrimos que el pedido, a pesar de insólito, tenía un origen lógico. La municipalidad estaba realizando obras en la región – corrección de perfiles en calles no pavimentadas – y el recelo de los pobladores era de que las máquinas terminen cubriendo con tierra un pequeño estanque de agua. Mi resolución del asunto fue breve, pero decisivo: “a la Secretaría de Obras, no hacer nada, urgentemente”. Algunas veces, en la vida de una ciudad amenazada por decisiones que pueden perjudicarla, es necesario no hacer nada, urgentemente. Treinta y dos años después, en Lisboa, tomo un auto para dar una vuelta, y la primera persona que veo en la ciudad es Álvaro Siza Vieira, arquitecto respetadísimo y solicitado en el mundo entero. Sería como salir por primera vez por Río de Janeiro y encontrar a Oscar Niemeyer. Y ahí estaba Siza Vieira, tranquilo, inspeccionando una obra. Genios aparecen, muchas veces, sin la lámpara mágica. Veo las colinas, lindas colinas, es el Tejo. En los diarios, noticias sobre nuevos proyectos para Lisboa. Túneles, viaductos, la Expo 98 dejó contribuciones, pero era un área decadente que fue renovada. En la Lisboa de la avenida de la Libertad, de Rocío, de las Colinas, tal vez la mejor acupuntura sea no hacer nada, urgentemente. PD.: Que tal una pequeña osadía: pintar el elevador de Santa Justa con el color del ladrillo? Around the clock o La Ciudad 24 horas. En Zócalo, centro histórico de la ciudad de Méjico, al final de la tarde, comienzo a sentir miedo de desaparecer en la multitud. Una inundación de gente. La mayoría son vendedores ambulantes, que procuran garantizar su día a día, en una subsistencia difícil. La pregunta que se hace en esas mega ciudades es cómo conciliar el sector formal con el informal. Las respuestas hasta ahora son infructíferas e injustas. Entonces, porque no promover la convivencia entre el sector formal de comercio establecido con el informal? La idea que se me ocurre es de establecer un acuerdo de horarios. Los ambulantes podrían iniciar sus actividades después de las seis de la tarde, trayendo más vida a la ciudad después del horario comercial tradicional. Y traerían también más seguridad a su alrededor. Un sector ayudaría al otro, pues ambos mantendrían el comercio local siempre a todo vapor. Al final, el comercio ambulante, en sus varias modalidades, es una institución tan antigua como la ciudad. Miren las ferias libres, por ejemplo. Durante determinado horario, en una determinada región, la feria libre se habilita más temprano que el comercio normal, después toda su estructura es retirada rápidamente. Eso funciona tan bien! Una estructura móvil que viene temprano y se va. Algunas ciudades, como Shangai, Honk Kong y Curitiba, tienen ferias nocturnas. Son puntos de encuentro muy agradables, en una hora más relajada. Aquí la acupuntura se da con el movimiento del reloj. Gentileza urbana. Hace algunos años, un grupo de gente muy buena de Bello Horizonte, entre ellas mi viejo amigo Valério Fabris consiguió imponer respeto entre las personas con actitudes que estimulaban el amor por su ciudad. Cada gesto en este sentido es una gentileza urbana. Desde entonces, surgirían periódicamente acciones e ideas creativas que reflejen la conciencia de las personas de que la gentileza urbana es indispensable en la vida de la ciudad. Ya es famosa la historia de la vaquita de la calle Leopoldina, una escultura en el medio de paseo público que fue adoptada por los pobladores de Bello Horizonte. Hace algún tiempo ella fue atacada por inadaptados y casi destruida. Un ciudadano atravesó la ciudad con un balde de arena y cemento y la re hizo. Cada tanto la vaquita aparece con cara nueva, con colores nuevos, contribución del pueblo que de ella tanto gusta. En el barrio san Geraldo, un ama de casa armó un pesebre en la sala. Ella no cierra su puerta y recibe con simpatía a quien quiera conocer su pesebre. En otro barrio de Bello Horizonte, el equipo de recogedores de basura trabaja siempre cantando. Así la capital minera fue ganando la tradición de la gentileza urbana. Existen personas que realizan su actividad con placer o que canalizan hacia la ciudad su alegría. Oscar Niemeyer, al colocar sus esculturas en la arena de la playa Leme, hizo una gran gentileza urbana. En Curitiba, un dentista, al terminar su jornada de trabajo, va a la ventana y hace sonar un silbato. En Puerto Alegre, una emisora de radio tiene una cabina en la calle de la playa. Las entrevistas son acompañadas por el pueblo. La invitación de expresar tus ideas en la cabina es una verdadera gentileza urbana. 5
Cuando yo trabajaba en Río de Janeiro, había en el equipo un buen designer. Un día, que jamás olvidaré, llegó a la oficina vestido de payaso. Se sentó frente a la mesa de dibujo y trabajó el día entero silenciosamente, como siempre hacía. Al final de la jornada, nos contó que a partir de ese día no iría más a trabajar porque decidió hacer lo que siempre soñó: ser payaso de circo. Había estado haciendo un curso sin contarle a nadie. En ese momento, recibió sus primeros aplausos. Hace algunos años, fui a oír al trío de Hélcio Milito, un genio del bossa nova. Como se abran dado cuenta, eso fue hace mucho tiempo. Pero no me olvido un gesto de verdadera gentileza urbana. Después del show, el dueño del bar, al ver que estaba teniendo dificultades para conseguir un taxi a esas horas, me llevo en su auto hasta la puerta de mi hotel. En Maripá, una pequeña ciudad al oeste de Paraná, la municipalidad plantó orquídeas en las calles. La flor es tan bonita que la población devolvió la gentileza del gobierno con otra gentileza urbana: nadie toca las orquídeas. En Roma, hay otra bella historia de gentileza urbana, que me contó Domenico de Masi, un gran y querido amigo. Todos los viernes, un grupo de habitantes de un edificio de la ciudad organiza una exposición de un cuadro de un pintor en el ascensor del edificio. Vos subís y vas admirando la obra. Pero la gentileza no termina ahí: vas bajando las escaleras y tocando el timbre de los departamentos. Cada habitante y su familia hablan del cuadro, cuentan historias del artista y ofrecen café. Cada semana un cuadro nuevo, con un artista diferente. esa gentileza urbana es realmente muy bonita. En Salvador, Carlitos Brown mantiene un escuela de música en una favela. Los sábados, el organiza verdaderos conciertos en el local. Una empresa graba un CD del show y las ganancias de las ventas van para los pobladores. Mi yerno Bas me contó la historia de los “jardines flotantes de los limpiadores de ventanas de edificios” en Nueva York. En las plataformas usadas para la limpieza de vidrios, un arquitecto tuvo la idea de colocar cajas de plantas y flores, que así quedarían “estacionadas”, convirtiéndose en jardines flotantes frente a los departamentos. Una gentileza increíble. En los pasados 80, la ciudad de Curitiba decoraba todos los ómnibus en la época de Navidad. La decoración con árboles de temas navideños, con las lucecitas, era una gran gentileza para las personas que tenían que trabajar en el día de Navidad. Con los ómnibus recorriendo la ciudad, la gentileza también extendía la alegría de la Navidad a toda la población. Algunas veces la gentileza urbana se refleja en una persona, como el ya fallecido publicista Sergio Mercer. La muerte de Sergio Mercer fue un momento muy triste en la vida de Curitiba. Hombre de excelente carácter, publicista talentoso, dueño de un texto primoroso. Esos comentarios sobre el eran comunes en toda Curitiba. Mercer era un curitibano especial. Él era la cara y el pensamiento de la ciudad. Sabía todo sobre música, literatura, era un gran crítico, y un amigo siempre leal. Aparte de todo, tenía otro don extraordinario: era un encarrilador de conversaciones. Si la charla en el grupo se dirigía hacia un asunto feo, Mercer corregía el rumbo, y la encarrilaba para un tema mejor y más agradable. El tenía la manía de dirigir, hacer arreglos en cualquier momento. Adoraba el tango y tenía un bandoneón imaginario. Podías verlo “tocando”, hasta con la cinta de terciopelo en la rodilla. Toda la ciudad en el entierro, recordando la figura querida. Un primo de el al encontrarme me entrego un CD, con extractos de un cantante de tango, conseguido a duras penas: “Tenía guardado para darle a Mercer pero, en su ausencia, quería que vos, como uno de sus mejores amigos, la tenga.” Recordé que también había comprado una antología sobre tango, que guardaba para dar a Mercer. Salí del cementerio con un peso en el corazón. Antes de volver a casa, pasé por el restaurante para llevar algunas cosas, pues nadie tenía ganas de salir. Encuentro a Mónica Rischbieter con unos amigos, todos tristes, pues también habían ido al entierro. Se me ocurrió entonces, regalar a Mónica el libro que pretendía dar a Mercer. También me vino la idea de lanzar el Día Nacional de Mercer, en el que cada persona daría un regalo a un amigo. El día es el 6 de marzo, fecha en que Curitiba perdió a este gran amigo. Como ya no podríamos regalarle a Mercer, en su homenaje es el día de regalar a los amigos. Sería una gran gentileza urbana, algo que Mercer siempre hizo por la ciudad. El jugador Vampeta, de la selección brasileña, hizo un acto de extrema gentileza con su ciudad, la pequeña Nazaré das Farinhas, en Bahía. Cierta ves, él estaba en la ciudad y le pidieron una ayuda de 20 reales porque el techo del cine se estaba cayendo. Vampeta fue a ver el edificio, que estaba en estado deplorable. Es un edificio histórico. El Cine Río Blanco es uno de los más antiguos del país, de 1927. 6
Vampeta compró el cine y restauró el edificio. Dicen que la inauguración fue la mayor fiesta en la historia de Nazaré, con la presencia de Ronaldinho y todo. El cine no da ganancias. Vampeta paga a los empleados de su propio bolsillo. Además de las sesiones de cine, el local ofrece cursos de teatro y arte para más de 80 niños de las favelas. A Vampeta ni le gusta el cine, pero no dudó en hacer una gentileza urbana a los pobladores de su ciudad natal. Acupuntura para la música. En Antonina, ciudad litoral de Paraná, existe un plato típico que es cocinado en una olla de barro sellada con “pirao”. Es una delicia llamada “barreado”. En su versión más tradicional, el destape de la olla es anunciada con fuegos artificiales. Pero lo que hace que el momento sea aún más bonito es el himno de Antonina, cantado a la hora de retirar la tapa de la olla. Cada ciudad tiene su gesto, y su música. Algunas ciudades tienen más de una música, que inmediatamente nos proyectan al paisaje local. “Copacabana”, “Corcovado”, “Garota de Ipanema”, “Ciudad Maravillosa”. Roma, Chicago, Nueva York, San Francisco, todas estas ciudades tienen músicas que se tornaron universales porque las celebraban. Al oírlas, haces inmediatamente la lectura de la ciudad. Cuando se habla del tango o de Carlos Gardel, inmediatamente nos recordamos de Buenos Aires. Podes hasta asistir a un bello espectáculo de tango en cualquier lugar, pues compañías de mucha calidad hacen giras por el mundo, pero nada se compara a un tango en Buenos Aires. Estés donde estés, el tango siempre acarreará la sangre porteña. La samba es una de las marcas de la cultura de Río. Y tenemos buenos sambistas por todo el país. Pero, cuando llega el Carnaval, el lugar de la samba es la avenida. En eso Río de Janeiro es invencible, porque produce en la avenida la mayor ópera del mundo, con más de 80 mil protagonistas. Cuando una música o un ritmo asume la identidad de una ciudad, o de un país, puede crear una buena acupuntura urbana. Ella puede ser constatada en lo cotidiano, como el sonido de cajas de fósforos en las cantinas de la esquina carioca, la percusión en las calles de Bahía, o el hip hop de los parlantes gigantes acarreados por los african-americans en las calles de Estados Unidos. Hay canciones que son verdadera acupuntura. Algunas de ellas pasarán a ser tatuajes: Gilberto Gil, Caetano Veloso, Milton Nascimento, Dorival Caymmi y Vinicius darán color a las ciudades y nos impregnarán para siempre. Es difícil imaginar a Bahía sin Caymmi, Joao Gilberto, Gil y Caetano: es difícil sentir Minas sin la música de Milton Nascimento. Es también difícil captar a Brasil sin Villa-Lobos o Ary Barroso. Hay canciones que, cuando hablan de una ciudad, parecen diseñar la ciudad para vos. La música hace surgir una fotografía de la ciudad en tu mente. Pero fue de Antonio Carlos Jobim la melodía que hizo a la ciudad parecer mejor. Y si parece mejor, resulta mejor.
Continuidad es vida. Muchos de los grandes problemas urbanos ocurren por falta de continuidad. El vacío de una región sin actividad o sin vida se puede sumar a los vacíos de los terrenos baldíos. Rellenarlos sería una buena acupuntura. Es importante también incluir la función que falta a determinada región. Si solo existe actividad económica y falta gente, es esencial incentivar la población. Si lo que ocurre es la falta de actividad, lo importante es incentivar los servicios. Si un terreno está vacío, es importante traer alguna cosa para ese espacio. Hace algunos años, al sentir la desaparición de algunos cafés, que eran verdaderos puntos de encuentro, instalamos en el área de peatonales de Curitiba un café provisorio. Un terreno, cuando está vacío, tienen que ser rellenados inmediatamente, preferentemente con alguna actividad de animación. Defiendo hasta la posibilidad de que se instalen estructuras provisorias para consolidar algunas actividades hasta que surjan nuevos proyectos. Es la acupuntura de nuevas estructuras a través de instalaciones de estructuras portátiles, que puedan ser colocadas en el local hasta para garantizar vida, revitalizar una región, generando la función urbana que estaba faltando. Si falta actividad, si falta entretenimiento durante la noche, traiga una estructura de entretenimiento. Si, por otro lado, estaba faltando población, se deben traer poblaciones. Pero todo eso rápidamente, casi instantáneamente. La mezcla de funciones es importante. Y la continuidad del proceso es fundamental. Continuidad es vida. 7
Los sonidos, los colores y los aromas de la calle. El vendedor ambulante muchas veces es cazado por los fiscales burocráticos. Es una pena, pues él es nada más que un comerciante, algunas veces, reconozco, actuando de forma ilegal. Pero él debe ser visto con ojos más generosos, dada la amplitud de su actuación. En verdad, el vendedor de hot dog en Nueva York, de agua de coco en el Noreste, las vendedoras de “acarajé” en Bahía, el hombre que grita “mate, mate!” en las playas de Río, las vendedoras de frutas en el Caribe, con sus vasijas en la cabeza, todos tienen un componente de identidad muy fuerte. Ellos aumentan el sonido, el aroma, el color, y eso hace que nuestra identidad se sustente. Durante años viví frente a una fábrica de galletas en el barrio Cabral, en Curitiba. Cada día de la semana era producido un tipo de galleta. Los jueves, por ejemplo, era día de la galleta de coco, y la región entera sentía aquel agradable aroma. La fábrica ya cerró, pero todos los jueves todavía siento el aroma de la galleta de coco. En la parte sur de la ciudad, todo el mundo sentía el aroma del Mate León siendo fabricado. Muchos tienen historias semejantes de sus ciudades. El afilador de cuchillos, el vendedor de frutas, los servicios anunciados y prestados a domicilio, el grito de los titulares de los diarieros, algunos de esos sonidos tal vez hayan desaparecido de las ciudades. Nuevas señales surgen. El hombre-sándwich de San Paulo y de otras ciudades terminaron transformándose en un gran site en que las oportunidades son comunicadas. Pero el sonido, el color y el aroma de las ferias y de los ambulantes no pueden desaparecer. Terrible es una ciudad que no huela ni hieda.
Un buen reciclaje. Cada ciudad tiene su historia, sus puntos de referencia. No me refiero solamente a aquellas construcciones que son clasificadas como marcas importantes del patrimonio histórico de la Nación. Me refiero, principalmente, a los edificios que pertenecen a la memoria de la ciudad y que son puntos fundamentales de la identidad, del sentimiento de pertenecer a una ciudad. Sea una determinada fábrica, un punto del antiguo tranvía o uno de aquellos puestos de venta que tenían todo ingenuamente expuesto. Pero como ya no es más posible recuperar esas áreas y revivir esas antiguas actividades, tenemos que encontrar nuevos usos, nuevas actividades que traigan vida. No hay nada que agrade más a una vecindad, y hasta a una población entera, que el reaprovechamiento de esos espacios. San Francisco, en los Estados Unidos, hizo una de los primeros reciclajes urbanos importantes, transformando en puntos de animación una antigua fábrica de chocolate, la Ghirardelli, y una fábrica de enlatados, la Del Monte, que se convirtió en The Cannery. Las dos fueron recicladas al final de los años 60 y se convirtieron en atracciones del tradicional Fisherman´s Wharf. A partir de los años 70, los reciclajes comenzaron a aparecer en el mundo entero con proyectos brillantes, como el teatro de Sesc en San Paulo, y otros en Europa, principalmente las estaciones de tren en Londres. En 1971, Curitiba transformó un antiguo pañol de pólvora en un pequeño teatro – el Teatro Pañol. Luego, una antigua fábrica de cola se convirtió en un Centro de Creatividad. También merecen ser citados Puerto Madero, en Buenos Aires, y parte de la estación de Julio Prestes, en San Paulo, transformada en una magnífica sala de conciertos. Buenos y malos ejemplos aparecieron. El más importante fue el resultado conseguido con la revitalización de edificios antes abandonados que ganaron, en la mayoría de las veces, importantes equipamientos culturales. Fueron óptimas acupunturas. Pero recientemente, verdaderas heridas hechas por el hombre en el paisaje, como canteras y exploraciones de cuevas de arena, acabaron convirtiéndose en parques, teatros. Pero una vez Curitiba innovó, con la Ópera de Arame, la Cantera Paulo Leminski (espacio para shows y representaciones al aire libre con capacidad para más de 80 mil personas) y sucesivos parques que retratan la contribución de varias etnias a la vida de la ciudad. Así mismo el valle del río Iguazú, con sus cuevas, que terminaron ahorrando al estado entero un desastre ambiental. Cuando hubo derramamiento de aceite en el río Iguazú, fue a través de esas cuevas que se fue represando el aceite. No en la primera, ni en la segunda, pero en la décima cueva de arena el derramamiento fue estancado y, a partir de ahí, fue realizado un intenso trabajo de limpieza. Pero es el rediseño de estas cuevas, que fueron transformadas en filtros, lo que está limpiando el río. Y que eran esas cuevas? Una herida que el hombre hizo en el paisaje. Pero fue una herida transformada en solución. Los nuevos diseños de esas cuevas están devolviendo vida al río Iguazú. 8
Gente en la calle. Algunas veces, me quedo observando como una gota de helado va juntando las hormigas. O como, en un bar o almacén de un barrio bien pobre, la luz y la animación atraen a las personas. Pero son principalmente las personas quienes atraen a las personas. El hombre es actor y espectador de ese espectáculo diario que es la ciudad. Una buena acupuntura es ayudar a atraer gente a la calle, crear puntos de encuentro y, principalmente, hacer que cada función urbana catalice bien el encuentro entre las personas. Una terminal de transporte, por ejemplo, no necesita parecerse a una estación de ruta. Él también puede ser un buen punto de encuentro. En Estrasburgo, en Francia, los diseños de las terminales y de tranvías (TRAM) crean puntos de encuentro agradabilísimos. En Seúl, vi una estación de metro que tenía recreación infantil en una de sus áreas de circulación, inclusive con un pequeño planetario. En Curitiba, terminales con capacidad para 500/800 mil pasajeros/día son plazas agradables. Cuanto más se entienda la ciudad como integración de funciones, de renta, de edades, mas encuentro, más vida ella tendrá. El diseño del espacio público es importante. La Place de la Bourse, en Lyon, la Plaza del Sol, en Barcelona, el Gammeltorv, en Copenhague, el Tsukuba Centre Square, en Japón, y el Pioneer Courthouse Square, en Pórtland, son magníficos ejemplos de cómo crear buenos espacios públicos y al mismo tiempo generar una transformación positiva en la ciudad. Para el estudiante en la calle también es fundamental. En muchos lugares, el estudiante es excluido del espacio en la ciudad, limitado a estructuras que por convención se los llama campus universitario. A veces, el espacio es tan vacío que es un verdadero “matorral” universitario. Luego el, el estudiante, necesita convivir más con la ciudad para tener una visión más generosa de la sociedad. Sino, él va a recibir gotas de información de una sociedad con la cual poco convive. Se imaginan una Sorbonne fuera de París, o Columbia fuera de Nueva York, o Berkeley separada de la ciudad? O la Universidad de Heidelberg, la Facultad de Derecho de San Paulo, lejos de la malla urbana? Así como las estructuras centralizadas de algunos campus, es posible traer sectores dentro de la ciudad, principalmente los relacionados a seminarios, actividades culturales etc. O entonces llevar la ciudad al campus. Smart car, smart bus. Muchas son las discusiones sobre el transporte del futuro. La discusión mayor es centrada en el automóvil del futuro, y las exposiciones de automóviles son cada vez más avanzadas. Vi, hace unos tres años, una exposición de MoMA que trataba de explorar el aspecto de la tecnología y del diseño del auto del futuro. Pero el verdadero smart car todavía no apareció. Cuando es avanzado en su diseño no es avanzado en “engine”. Y los autos que tienen un motor evolucionado, híbrido en relación a varias posibilidades de energía, no son avanzados en el “design”. Es más, los que son adecuados a la ciudad, menores, con baja velocidad, no lo son en relación a la carretera. Ahora, si hay necesidad de dos autos, porque no pensar en un dos en uno, auto+bike, algo como un auto de carretera que tenga un auto urbano en el porta equipajes. El smart bus ya existe, es aquel que tiene algunas condiciones esenciales. Carril exclusivo (no necesariamente pintado, pero si un espacio propio) y frecuencia máxima en la operación. Embarque y desembarque en la misma parada, con pago de pasaje antes de entrar al ómnibus y líneas directas intercaladas. No tengo dudas de que el transporte del futuro es el de superficie. Más rápido de implantar, costo hasta de 100 veces menor por kilómetro, y que puede ser perfectamente integrado a las líneas de metro existentes. El camino es dar al ómnibus la misma performance que un metro, o sea, “metronizar la superficie”. La smart bike también ya la tenemos. Es la que no se mezcla con el tráfico normal, ni molesta en la vereda. Es la bicicleta en su propio camino, a lo largo de los ríos, canales, trazados ferroviarios. Pero será posible utilizar una smart bike como paraguas: abrirla y usarla cuando sea necesario. El smart taxi es lo que menos concuerda con el ómnibus o el metro. Él es el que da más alternativas al ciudadano. Eso significa que él no podría competir con los otros medios de transporte. El smart taxi es lo que alimenta al transporte público, entregando al pasajero en el punto del sistema más próximo, evitando la necesidad de mismo espacio y del mismo itinerario. Para ser alimentado, el tendrá que participar de tarifa integrada. Quien diría, el taxi como socio del transporte público. 9
El smart peatón es el que puede utilizar todo, inclusive los estacionamientos de automóviles, utilizando para eso una tarjeta de movilidad. El peatón smart va a exigir, como consumidor, equipamientos, tiendas y servicios que también estén a su disposición para su comodidad. Pero tendrán que ser smart shops, smart movie theatres. Y el smart reader es el que no deja de lado este libro. Compromiso de solidaridad. Se puede hacer una buena acupuntura urbana con un profundo compromiso de solidaridad? Hace décadas convivimos con las consecuencias de injustas desigualdades sociales, que acaban marginando parte de la población de bajo nivel económico en las ciudades. El papeleo producido por diagnóstico, seminarios y simposios sobre ese problema alcanzaría para cubrir buena parte de las favelas del mundo. En general, la población marginada vive en montes y fondos de valles. Fue la salida que encontraron para la falta de alternativas. Cómo llevar infraestructura a esas áreas, cómo resolver el problema de la basura que, acumulada, contamina y a veces acaba enterrando a sus habitantes? Cómo resolver los problemas de empleo, y lo más terrible, el problema de la violencia y las drogas? Algunas ciudades, como Curitiba, consiguieron resolver el problema de la basura con los programas de compra de basura o cambio por vale-transporte. Eso funciona hace más de 13 años. Hace unos 25 años, propuse una solución para llevar infraestructura a la favela. A través del pasamano de la escalinata se llevaría agua y luz, haciendo que los caños y tubos entren por el techo, por la ventana. El desagüe sería canalizado por los cantos de la escalinata. Todo muy simple, con una única condición: no tocar el terreno. Áreas de recreación, que también recibirían sectores de servicios y relacionarían al habitante con su ciudad. En cuanto al empleo, la propuesta es una zona libre en la favela. Librar de impuestos a todas las industrias y servicios que generen empleo dentro de la favela. Eso propiciaría una aproximación con el resto de la ciudad para intercambiar servicios; esas actividades comenzarían en los bordes de los montes y fondos de valles. Todo eso, con certeza, ayudaría a disminuir la violencia. Para que haya seguridad en las favelas es fundamental generar actividades en todas las áreas. La instalación de restaurantes comercios, puntos de servicio, iluminación y otros equipamientos urbanos es una forma de hacer eso y promover la integración. La subida al monte para la integración social es buena acupuntura urbana. Rápida, sin más diagnósticos ni grupos de estudio.
Conoce Ud. la ciudad donde vive? o Diseñe su ciudad. Una buena acupuntura urbana sería incitar el conocimiento de cada uno sobre su ciudad. Cuantas personas, en verdad, conocen su propia ciudad? Difícilmente alguien respeta lo que no conoce. Pero como respetar si no entiendes tu ciudad? Diseñe su ciudad. Hice una propuesta durante una charla en Cali para más de 200 periodistas, en el Día del Periodista. Hasta qué punto, los que escriben, comentan diariamente sobre la ciudad, tienen una visión global de ella? El desafío que les hice a los periodistas fue en el sentido de que no interesa solamente analizar si el intendente de aquella ciudad es bueno o no. Cuál es el valor para la ciudad de las noticias sobre aquello malo que sucede, sobre las deficiencias? Quería que alguno de ellos me diga de qué manera estarían realmente ayudando a su ciudad con su trabajo. Pero cómo puede uno mejorar su ciudad si no la conoce? Qué hace por la ciudad, si ni siquiera es capaz de diseñarla? Ahí es que está el punto más importante. Nosotros aprendemos a conocer la ciudad por medio de algunas calles y referencias. Los mapas, que pocos conocen, no tienen más que el trazado de las rutas. Yo solo conocí los ríos de mi ciudad cuando comencé a trabajar como arquitecto en el Departamento de Urbanismo. Sucede la misma cosa con los mapas de los estados (o provincias) de un país. Lo que se conoce es un diseño político de los municipios, un rompe cabezas cuyas piezas se encajan para formar un estado, un país. Pero ese estado, ese país, posee un diseño que nada tiene que ver con ese rompe cabezas. Es el diseño de sus ríos, sus montes, las terrazas de las mesetas, las cadenas de montañas donde están los recursos naturales etc. Claro que quien no vislumbra eso tiende a recibir ese conocimiento a través de otros pocos. Pero no es la misma cosa. Diseñe su ciudad. Haga una maqueta de su estado. Diseñe su país. 10
Hace algún tiempo, como gobernador, comencé una campaña que tenía la intención de hacer que todos ayudasen a preservar los ríos, ya que grandes factores de polución son los desagües – que estaría a cargo del gobierno – y la basura, de la cual la población se debería encargar. La campaña preguntaba a los niños: “Conoces el río que pasa cerca de tu casa? Como podrían respetar esos ríos si no los conocen? Y lo que es peor, casi todos ellos estaban cubiertos, canalizados. Identificamos los ríos, la idea era colocar, al lado de la numeración de la casa, el nombre del río próximo a ella. Así, las personas comenzarían a preservarlo. En el Parque de la Ciencia, construido en Curitiba a partir del reciclaje de un antiguo parque de exposiciones agropecuarias, instalamos, entre otras cosas, una gran maqueta de Paraná. Un paseo por la maqueta transfiere más conocimiento que meses y meses de estudio de historia y geografía. En el mismo parque fue construido un planetario indígena, para mostrar como los indios vislumbraban el Universo y sus constelaciones. Esta idea maravillosa tuvo un costo de apenas diez mil dólares, despreciable comparado con el costo de un planetario tradicional. Si los indios podían ver el diseño de esas constelaciones y transferir ese conocimiento de generación en generación, porque es que vos no conseguís diseñar tu propia ciudad? Diseñarla sería una buena acupuntura urbana. Una vez asimilada, sería un lindo tatuaje en la memoria.
Instrucciones para hacer una acupuntura urbana. No olvidar que la ciudad es el escenario de encuentro. Congregadora por definición, la ciudad es el centro a partir del cual se crean los códigos de convivencia. El gran conflicto ideológico del mundo de hoy es la globalización x solidaridad. Es necesario “globalizar la solidaridad”, como dice Mario Soares. Y la ciudad es también el último refugio de solidaridad. La ciudad no es el problema, es la solución. El gran problema fue la separación entre las actividades económicas y los asentamientos humanos. Se separó trabajo y vida. La ciudad es una estructura de vida y trabajo, juntos. La ciudad es una integración de funciones. Cuanto más se integren las funciones urbanas, cuanto más se mezcla renta, edades, más humana será la ciudad. Pensar en una ciudad sedimentada es como buscar su diseño escondido. Extraña arqueología que va reviviendo antiguas edificaciones, calles, puntos de encuentro, dando nuevas funciones a valores que no eran caros. Es como descubrir en un caleidoscopio aquel diseño perdido que va a posibilitar el encuentro. Es como dar un nuevo contenido a este diseño, consolidándolo con el transporte de masa, con el uso de suelo y con la osadía viaria que, cundo integrados en una sola dirección, definen la estructura de una ciudad. El automóvil es nuestra “suegra mecánica”. Tenemos que mantener buenas relaciones con ella, pero no podemos dejar que ella comande nuestra vida. Es necesario saber relacionarse con el automóvil, pero no ser esclavo de él. Las rutas son escenarios listos, demasiados caros para servir a apenas una sola función. Por eso, pueden y deben tener un uso múltiple y escalonado en el tiempo. Ocio creativo x mediocridad laboriosa. Es posible hacer las cosas acertadas antes que las cosas erradas? Según un principio universalmente consagrado, la mediocridad laboriosa a veces gana a la creatividad ociosa. Porque, para quien no se pregunta, para quien no ejerce constantemente la autocrítica de sus actos, siempre le es más fácil ejecutar ideas recibidas. La mediocridad laboriosa, los vendedores de complejidades, los acumuladores de datos desnecesarios y de las búsquedas interminables e inconclusas ganan cada vez más espacio. Pero, a veces, apenas un gesto creativo es una acupuntura tan poderosa que hace avanzar. Cuando estábamos implantando en Curitiba una de las mejorías importantes del sistema de transporte, era necesario conseguir el embarque en el mismo nivel. La primera batalla era conseguir hacer un ómnibus biarticulado, un ómnibus con gran capacidad. Teníamos que convencer a los fabricantes de chasis que eso era posible, y que habría mercado para ello. Conseguí por medio de Karlos Rischbieter, ex ministro de Hacienda y ex miembro del Consejo de Volvo, una reunión con la dirección de Volvo, en Gotemburgo, Suecia. Montamos un estudio que hacia una evaluación de las ciudades que tendrían necesidad de soluciones de superficie y un estudio de viabilidad técnica para mostrar como eso podría funcionar en Curitiba. 11
Tal fue nuestra sorpresa al ver que una poderosa estructura como aquella no tenía más que una carpeta de recortes de periódicos sobre transporte masivo. Fue una vergüenza para ellos. Tanta vergüenza tuvieron que, dos meses después, el vicepresidente vino a Brasil a comunicarme que estaban dispuestos a comenzar a fabricar el chasis en Curitiba, on line con el equipo de Gutemburgo. Fabricado el chasis, la prueba era realizada a la madrugada para ver si funcionaria con aquella distancia de nuestras rutas y canaletas exclusivas para ómnibus. El biarticulado era un baita ómnibus; cargaba 270 suecos (y 300 brasileros). Fue toda una gran victoria. Pero lo importante también era conseguir agilizar el pago de pasaje en el embarque. Para eso, era indispensable que el pasajero pagase antes de entrar al ómnibus y que el embarque se diese en el mismo nivel de la plataforma. El pago fue fácilmente resuelto, con una boletería en la entrada de la estación-tubo. La operación de embarque también tenía que ser perfecta, para mantener la agilidad y evitar accidentes. Por tanto, era esencial un impecable encastre entre ómnibus y todo. El número de soluciones complejas y caras que nos intentaron vender fue grande. Una de ellas era hacer la aproximación del ómnibus al tubo de embarque por medio electrónico. Todas las soluciones que nos presentaban eran extremadamente caras. Tan caras como el costo de la propia flota. Hasta que el arquitecto Carlos Ceneviva llamo al chofer que era el jefe de operaciones, Roberto Nogari, y le pregunto si sería capaz de encostar el ómnibus en la estación tubo con la puerta exactamente en la plataforma de embarque. El chofer no titubeo y encostó perfectamente. Ceneviva pregunto si él y los demás choferes eran capaces de repetir siempre aquella operación con la misma precisión. El chofer dio la solución de inmediato. Una pequeña línea hecha en el vidrio del ómnibus y otra pequeña línea en la estación tubo. Cuando las dos coincidían, estaba hecha la operación, con perfección, agilidad y seguridad para los pasajeros. El sistema funciona hace ya 11 años y nunca hubo un solo accidente. Fue una acupuntura creativa y una gran victoria sobre la mediocridad laboriosa.
Auto-estima, una buena acupuntura. Qué tanto te gusta tu ciudad? Generalmente uno gusta de su ciudad porque nació en ella. Pero qué pensás de tu ciudad? La conoces, te sentís parte de ella? O las personas que proyectan la tragedia ya te influenciaron a tal punto que vos estas seguro de que no hay más soluciones, que tu ciudad es la que tiene la peor infraestructura, la más violenta, la más injusta? Más todavía si es una gran ciudad, donde son grandes los problemas y es más difícil justificar esa frustración por la escala. Pero la escala nada tiene que ver con la inviabilidad de una propuesta. Ni la falta de recursos. Lo más importante es la visión correcta, es una competente ecuación de corresponsabilidad. Lo que es necesario es un escenario, o una idea, un diseño deseable. Y todos – o la gran mayoría – van a ayudar a hacerlo. Ahí, en ese exacto momento de realización, la auto-estima de la población hace a la ciudad avanzar. Joinville, en Santa Catalina, decidió transformarse en un centro de excelencia para la danza. El intendente comenzó la campaña de lucha de Jô Braska Negrao para llevar a la ciudad una filial del ballet Bolshoi de Moscú, y la ciudad entera trabajó para eso. Montreux, en Suiza, por una iniciativa de Claude Nobis, pasó a ser sede de uno de los festivales más importantes de jazz del mundo, y a ciudad entera vive ese momento. Nueva Jerusalem, en Pernambuco, al enseñar la Pasión de Cristo en varios locales, creó una gran auto-estima en la ciudad, y también en el pueblo brasilero. Provocar la auto-estima es una acupuntura fundamental. Así sucedió con el transporte urbano y con la solución de la basura en Curitiba. Así sucedió en Bilbao, en España, con el Museo de Guggenheim y todas sus nuevas conquistas. Luz es buena acupuntura. Ya hable de que la identidad es un componente importante de calidad de vida. Que conocer la ciudad es respetarla y también ser parte de ella. A partir de 1971, Curitiba comenzó a reforzar su diseño y jerarquía viaria a través de la iluminación pública. Esto es, el sistema de iluminación pública paso a reforzar, a realzar la estructura básica de la ciudad. Por el tipo y la intensidad de la luz, podés saber dónde estás. Luz de sodio (400W) definía las vías estructurales, donde hay transporte público. Las líneas alimentadoras tenían luces con otras tonalidades, y cuando llegas al centro, dentro del anillo central, la iluminación era también de sodio. 12
La “lectura de la ciudad era extremadamente fácil y ayudaba al propio poblador a conocerla mejor. Infelizmente, aunque prosiguió durante años, esa lectura comenzó a descaracterizarse, pero fue una acupuntura excelente. Muchas ciudades usan la iluminación pública para hacer buena acupuntura. En Rótterdam, en Holanda, al Schouwburgplein es transformada en un gran palco urbano en que los propios usuarios pueden modificar la iluminación pública, y el carácter de la plaza se transforma con efectos que hacen el espacio flotar. En Ámsterdam, las luces de los puentes reflejan sus arcos en los bellos canales. Además, toda la ciudad es reflejada en el agua. En Rathausplatz, en St. Pölten, Austria, la iluminación valoriza el espacio, la plaza. Pero es en la Place del Terreaux, en Lyon, en Francia, que se consigue efectos fascinantes al trabajar con luz y agua, reflejando las fachadas de toda el área. Pero, es el neón, que, a la noche, es el propio mensaje suelto en el aire? En San Paulo, en los años 70, propusimos un tratamiento con neón en el Valle de Anhangabaú. Sería una acupuntura de neón. Durante el proyecto de Río Año 2000, presentamos una propuesta en que la idea era crear veredas en forma de ondas en la Barra de Tijuca, realzadas en los bordes con neón, e iluminar la playa y las ondas del mar dramáticamente. Había una época, en París, en que podías marcar horas para la iluminación de algunos monumentos. Bastaba llamar a un departamento de la ciudad, decir el edificio y el horario, pagar una tasa por el servicio, y ya tenías “luz propia” para destacar una parte de la ciudad, o determinado monumento, para una persona de quien gustases. Nada es más bonito que el Cristo Redentor iluminado en lo alto del Corcovado. Tan lindo que la propia música de Tom Jobim decía: “desde la ventana se ve el Corcovado, el Redentor, que lindo!” Aguapuntura. Hace décadas, al asistir a una película de Jeanne Moreau que se pasaba en una ciudad de Francia, me encante con esa ciudad. En Annecy, los canales eran parte de la vida, tan normales en lo cotidiano de esa ciudad, y encontré otro paisaje encantador: el del lago Taillories. Esa imagen permaneció tan fuerte en mi memoria que, años después, al desembarcar en Ginebra para participar de un encuentro sobre la calidad de vida en Arc-etSenans (antiguas minas de sal reales de Claude-Nicolas Ledoux), al tomar un taxi del aeropuerto para la ciudad, vi un cartel que decía: Annecy 32 Km. Mi decisión fue rápida. Minutos después estaba andando por los canales de Annecy, buscando el lugar exacto que tenía grabado en mi memoria. Me hospede dos días en un pequeño hotel en frente. Estuve en Venecia años antes y ya me había emocionado con el paisaje, con la historia y con el encanto de una ciudad que es patrimonio de la humanidad. Pero Venecia también es un escenario que atrae a los turistas además de su gente. Annecy es una Venecia casera. Pero no quiero hablar de las ciudades en que el agua tiene presencia tan fuerte, como Río de Janeiro, Honk Kong, Berna, Ámsterdam, Ginebra, Foz de Iguazú. Me quiero referir a las ciudades que usan el agua para hacer acupuntura urbana. O mejor dicho, aguapuntura. Y también de las ciudades que enyesan sus canales, cubren los ríos, crean desastres ambientales. Ciudades que dan la espalda a las costas a los ríos y que continúan descaracterizándolos, transformándolos en lugares de inundación, desagüe y basura. En actitudes de no reconocimiento de ríos que hicieron a su historia. Pero existen ciudades como Seúl, que está rescatando el río Cheonggyecheon. Como Curitiba, que transforma al Iguazú en un proyecto de limpieza desde su naciente hasta su desembocadura. No es necesario que esos ríos y canales sean grandes. En París, se recuperó el antiguo canal de San Martín, que marcaba a París dos años bohemios. En Freiburg, Alemania, los espacios del centro son conectados por la integración del antiguo sistema de pequeños canales – bäckle -, con poco más de 30 centímetros, que son una marca constante en los espacios públicos. También en Lyon, en la Place des Terreaux, donde el agua y la luz hacen un pas-dedeux tan bonito en un escenario singular. Increíble fue para mí haber revalorizado los lagos de los ríos Belén, Barigüi, Iguazú y las Canteras. Entretanto, la más bonita de todas las aguapunturas fue aquella realizada por Coppola en la película “En el fondo del corazón” (One from the Heart), en el que él hace proyectar en las calles mojadas de una ciudad falsa el neón de Las Vegas que también es artificial. El resultado fue maravilloso: una acupuntura falsa en una ciudad falsa.
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La tarjeta de movilidad. Acupuntura no es siempre una transformación física. Algunas veces es una buena idea que puede hacer mejor la vida de una ciudad. Las grandes ciudades enfrentan problemas de circulación terribles y a consecuencia la degradación que la preocupación excesiva por el automóvil acarreó. Así también las ciudades que revirtieron esta nefasta tendencia y dieron prioridad al transporte público, que hicieron caer al uso excesivo del automóvil, todavía enfrentan esos problemas, porque la costumbre, el vicio de querer llegar a las áreas más densas, todavía continúa. Ciudades como París y Londres, que poseen redes completas de metro y sistemas de transporte en superficies de calidad, todavía tienen porcentajes elevados de uso del automóvil. Qué hacer con esta parte de la población que insiste en el automóvil? Londres tomo la primera medida radical, con el cobro de peaje para la entrada de automóviles al centro, creo que la idea de reducir el acceso de autos al centro se podrá repetir en muchos lugares. No es nada en contra de los automóviles. La idea es usarlos adecuadamente. No dejar que él inviabilice la ciudad. Creo que la gran solución para eso será la creación de una tarjeta de movilidad. La tarjeta, pre paga, podrá ser usada en todos los dislocamientos dentro de la ciudad. Desde el estacionamiento en la periferia del centro, donde se deja el automóvil y se toma el metro u ómnibus, también pagos con la misma tarjeta, que puede servir inclusive para el taxi. La solución para una movilidad más racional es la integración de todos los medios de dislocamiento. El secreto es no permitir que el auto, taxi, ómnibus, sistemas de transporte de superficie, metro compitan por el mismo itinerario. La tarjeta de movilidad, al exigir integración rápida para que la alternativa sea buena, transforma a cada persona en dueño de un BMW – bus, minibús, walking, o bus, metro, walking. Eco clock. Una idea que no exige transformación física, pero si solidaridad al prójimo y a las generaciones futuras. Se ha intentado mucho motivar a las poblaciones del mundo entero con el desarrollo sustentable. Pero las explicaciones son confusas, ora académicas, ora panfletarias, y en ellas no hay conocimiento, apenas entusiasmo. Las personas, muchas veces, creen que no hay nada que hacer, y entran en el club de los que protegen la tragedia. La minoría no ayuda porque también proyecta los pronósticos catastróficos, como si las cosas continuasen siempre así. Pero cómo cambiar si las personas no saben qué hacer? Mire, es tan simple. Si quiere ayudar al medio ambiente, no basta con que se sienta un paciente terminal. Comience con dos cosas muy simples: separe su basura orgánica de la reciclable y use menos su automóvil. Estará ahorrando energía, estará salvando árboles y contribuyendo a que su país sea menos dependiente de otros. ahorre más y desperdicie menos. Por eso propongo la creación de un eco clock para cada casa. Es un reloj marcador para registrar la proporción de aquello que gasta en relación a lo que ahorra. Si la proporción es mayor que 1, esta contra su próximo, contra el medio ambiente, pues está gastando más de lo que ahorra. Si no ahorra nada es un irresponsable, pues el marcador del eco clock va a registrar infinito, el índice de la irresponsabilidad. Y si su eco clock marca el índice de irresponsabilidad, habrá castigo inmediato. No tendrá derecho de hablar tonteras sobre el medio ambiente en el bar con los amigos. Ni podrá ser presidente de una ONG. Reforestación. La vegetación puede ser una buena acupuntura urbana. Ciudades que no tienen grandes atractivos en determinadas regiones cambian radicalmente cuando son reforestadas. Muchas ciudades consiguen ganar unidad por medio de la vegetación intensa. Shangai tiene árboles cada cuatro metros, en todas las calles. Además del paisaje y la sombra que producen, son apoyo importante para los bambúes que visten las ropas puestas a secar. Son verdaderos espantapájaros de ropa y bambú. Alguien podría imaginar lo que sería la margen de Río sin los árboles en sus calles transversales? El árbol es la acupuntura que cura el dolor de la ausencia de sombra, de vida, de color, de luz. Curitiba planto un millón de árboles en menos de dos décadas. El comienzo fue un gesto de verdadero gentileza urbana. Para garantizar la irrigación de todos estos pequeños árboles plantados en la calle, se le solicito apoyo a la población. El gobierno municipal lanzó una campaña que decía: “La Municipalidad da sombra y vos, agua fresca.” 14
En muchas ciudades, los conjuntos habitacionales son áridos por causa de la uniformidad y por la ausencia de árboles. Durante la ejecución de programas habitacionales, que primaban por la diversificación por medio de la mezcla de renta, la ciudad de Curitiba, además de plantar árboles en las calles, pedía a cada habitante que escogiese un árbol fructífero de su patio trasero. El diseño de las calles no podía echar ninguno de los árboles existentes, y las vías eran desviadas por los árboles. La manía de arrasar con la tierra en toda urbanización nueva acabó. Memoria producida. “La Historia es como una hondita. Cuanto más estiras, más lejos alcanza”, decía Aloísio Magalhaes. Identidad, auto-estima, sentimiento de pertenencia, todo tienen que ver con los puntos de referencia que una persona posee en relación a su ciudad. No me canso de repetir que en mi calle tenía todo. Andaba y confirmaba la hora en el reloj de la Estación Ferroviaria. Cuando no, era el pito de la fábrica de al lado de mi casa que anunciaba la hora. O el aroma del Café de los Ferroviarios, después de pasar la noche leyendo o estudiando, donde iba a tomar mi café. Allí, en la plaza de la estación, había un avión de lona, que el fotógrafo usaba como escenario para las fotos de los niños. El aroma de la tabaquería donde compraba mis tiras cómicas, las vías de los tranvías. Todavía hoy puedo imitar el sonido de ellos llegando a la estación. El aroma del barniz de los lustradores de muebles en frente. El sonido de la plancha de la lavandería de al lado. Las máquinas del periódico en frente, o los números de circo ahí cerca. El hotel elegante, las estaciones de radio, el patio de la municipalidad, las orquestas del Club Curitibano. Todo eso puede parecer nostálgico, pero no se olvida. Y cuando no existe? Se fabrica? No, se busca. Alguna cosa que rescata un momento y enaltece otros. Acupuntura de la memoria? En los Estados Unidos, la ciudad de San Francisco hizo esto, contando la historia de los edificios descritos en los libros de Dashiell Hammett, o en las películas de Humphrey Bogart. Es la memoria de ficción. Río de Janeiro también, con la historia del bossa nova, donde comenzó el primer show el Beco das Garrafas, la calle Nascimento Silva, los bares. Los artistas de cualquier época siempre van a ayudar. Ellos cantaron y escribieron sobre el lugar. Personas van a juntar eso más adelante, sedimentando en nuevas historias. En San Juan, Puerto Rico, una plaza marca el lugar donde, por primera vez, se preparó una piña colada. En el París de Hemingway, el Ritz será siempre tan importante como los monumentos de la ciudad. De parques, plazas y monumentos. A una plaza vas; en un parque te perdés. Una plaza, a veces, es para vos ver lo que la rodea; un parque es para vos lo que está dentro de él. No es simple así. Plazas y parques son como cuadros: dependen mucho del marco. Es importante saber con cual trabajar. Más difícil es el passe-partout. Algunas plazas necesitan de marcos pequeños, y de un gran passe-partout. Y algunos parques pasan por la ciudad, sin marco ni passe-partout. Que palabra más apropiada. Una plaza tiene que tener entradas. Ellas son abiertas a todos, pero con entradas, ellas parecen ser especiales para vos. Ellas son pequeñas, y pueden pertenecer a millones. A veces son enormes, y parecen no pertenecer a nadie. Abiertas, cerradas, cercadas, cubiertas, lo que las caracteriza es el sentimiento de pertenencia. La Place des Vosges, en París, sin duda pertenece a la casona que la rodea, magnífico. El Gramercy Park, en Nueva York, rodeado de edificios, mantiene una estrecha relación con la entrada de los predios. Las plazas cubiertas de los predios nuevayorquinos pertenecen a millones. Son pequeñas, pero abrigan espacios dignos. Una gran plaza en un gran ensemble en los alrededores de París, o en un conjunto habitacional en Brasil, nos dan la sensación de que no pertenecen a nadie. Ya las pequeñas plazas italianas nos dejan ser parte, y se incorporan inmediatamente a nuestra memoria. Una de las menores plazas del mundo, la Place de Furstenberg, en Paris, da la sensación de solo pertenecerte a ti. Que decir de los parques. Inmensos, súper ocupados, como el Golden Gate Park, en San Francisco, lleno de equipamientos y atracciones. Los que sirven de marco el paisaje natural, como el Aterro do Flamenco, en Río, o los parques franceses que crean perspectivas para monumentos, como el de las Tullerías. O los que son enmarcados por los predios que lo rodean, como el Central Park, en Nueva York. 15
Los parques para todos, como los parques ingleses, o aquellos definidos por catedrales de árboles, como el Jardín Botánico, en Río, o los macizos de candelabros, las araucarias del Parque Barigüi, en Curitiba. Los que me agradan son los patios pequeños, como los dos pequeños hoteles franceses, entre ellos el patio del hotel de l´Abbaye o el del Relais Christine en París. Los patios españoles con sus fuentes que van goteando minutos, o el patio del Pelourinho, en Salvador, que tiene color y aroma. No me gustan los monumentos de gente que no tiene afecto, o aquellos que están muy por encima del pueblo, con frases que pretenden defender al pueblo. Soy partidario de una buena acupuntura de afecto, como la idea de Allan Jacobs, famoso urban designer americano, que propuso una calle de estatuas, donde cada uno podría homenajear a amigos y parientes, pagando por las mismas. Así, podrías, desde ya, pasar bellos momentos en compañía de futuros monumentos. Importantes también son los gustos, no se los puede descuidar. En Curitiba la comunidad polonesa quería retribuir a la ciudad por la creación del Bosque del Papa, en homenaje a la visita de Juan Pablo II a la capital paranaense. Decidieron encomendar a un asistente de Pietro Bardi una escultura del Papa. En una fecha importante, allí estábamos, el gobernador y yo, como intendente, presentes en la inauguración. La banda tocando, un inmenso panel cubría la estatua, que hasta aquel momento era desconocida. La banda ahora toca con suspenso. Al sonar de los tambores, sube el panel y aparece la estatua del Papa. Fue un horror. El Papa parecía un “Exu”, con sus ojos de resina sintética. Fue un dios nos libre. Ni el intento de socorro de la banda dio resultado. Una viejita polonesa, seguida de un séquito furioso, sacudía su sombrilla, como una bayoneta lista a acabar con el responsable de aquella obra. Los momentos de conflicto y conciliación de la comunidad polonesa tuvieron sus momentos de aprensión. Parecía una asamblea de la Naciones Unidas. Una comisión me pidió que retire la estatua, lo que rechacé. Como podría yo censurar una obra artística?. Después de unas semanas conseguí una solución salomónica. Intentaría usar una vegetación que encubriese la estatua, y la comunidad polonesa nos daría un relieve para ser colocado en una de las placas. Con el cuidado de que el relieve, esta vez, fuese parecido al Papa. Parecía que el problema estaba resuelto. La estatua sería camuflada y la medalla en relieve marcaría la visita del Papa, si no hubiese ocurrido un “milagro” junto a la estatua. La noticia del milagro se expandió, y el pueblo solo quería las gracias de la estatua. Y el medallón está allá, completamente olvidado. La guía de una página. Durante años cultivé el hábito de, en cada ciudad, en cada viaje, hacer de la misma una guía de una página. El objetivo era no perder tiempo, en los pocos días en que me quedaba en la ciudad, para saber lo que existía, lo que acontecía de novedad, lo que era bueno. A veces, en dos o tres días en Nueva York o París, perdía gran parte del tiempo para informarme. En esa guía, yo diseñaba el mapa de la ciudad en uno de los lados de la hoja. O sea, la manera como yo entendía la ciudad. Al otro lado, colocaba la agenda, como hoteles, restaurantes, horarios y locales de exposición, y otras cosas que no podía dejar de ver, como conciertos y espectáculos. Luego algunos amigos comenzaron a pedir mi guía prestada. A la vuelta de sus viajes, ellos me devolvían una copia, aumentando lo que habían encontrado de novedad. Y así la guía iba siendo constantemente actualizada. No podemos olvidarnos de los niños, que también merecen una guía de una página. Ella puede ser la tapa del cuaderno escolar, donde los niños tendrían un mapa de la ciudad, y lo que es más importante: irían conociéndola. Al otro lado de la guía, los niños podrían relacionar las cosas que más les gustan de la ciudad, e intercambiar esas informaciones con sus compañeros. O más aún el mapa del estado en relieve, una pequeña maqueta con la cual podrían entender su estado, sus principales ríos y accidentes geográficos. Esta guía sería más útil que aprender para qué sirve el Máximo Común Divisor – para lo cual hasta hoy no encuentro una explicación.
Colesterol urbano. Cuál es la buena acupuntura para el exceso de colesterol urbano? Bueno, primero vamos a explicar lo que es esa enfermedad. Colesterol urbano es la acumulación, en nuestras venas y arterias, del uso excesivo del automóvil. Eso afecta el organismo y hasta la mente de las personas. Luego ellas comienzan a pensar que todo se resuelve con el automóvil. Preparan entonces la ciudad solo para el automóvil. Viaductos, vías rápidas… y las emisiones de gases de los autos. 16
La solución: usar menos, evitar el uso del automóvil cuando hay buena alternativa de transporte colectivo en los itinerarios de rutina. Es el buen colesterol. Pero pensar a la ciudad en función al automóvil es otro problema. El shopping center fuera de la ciudad induce a la falta de ejercicio, impide la caminata por la ciudad. Y separar las funciones urbanas –esto es, vivir aquí, trabajar allá, y tener actividades que hacer en otro lugar provoca un desperdicio de energía. La consecuencia es el aumento de la presión para el congestionamiento, para el tiempo que se pierde, para la polución, para el stress. Y cuantas veces, al garantizar espacio para los automóviles, niegas a tus hijos un área para que ellos jueguen? El buen colesterol es el uso controlado del auto. Y la buena acupuntura es colgar las llaves por algunas horas. Edificios con dignidad. La sensación de pertenencia. Esta es la sensación que algunos de los buenos edificios antiguos me producen cuando observo la calle. Ellos pertenecen a la calle. Se abren hacia la calle con grandiosidad. Luego, se abren para sus habitantes con generosidad. Grandes entradas, portales, puertas, lobbies, abrigos. No dejan a nadie al desabrigo, parecen querer acogernos. Al contrario de un edificio moderno, que esconde sus entradas, o las deja para los laterales, considerando esta relación secundaria. Otra sensación que un edificio antiguo nos ofrece, es el de contemplar la eternidad. Como si alguien desde arriba estuviese mirando. Luego, el coronamiento es importante. Este se conecta con la calle y la inmortalidad. Como si el coronamiento del lugar fuese una especie de reverencia a los tiempos futuros. Los edificios modernos, no. Simplemente terminan, aumentados con extraños edificios pequeños, cajas de agua, antenas de TV, cajas de elevadores, exhibiendo sus entrañas. Cuando mucho, una cobertura egoísta bien tratada, o un nuevo piso falso, una piscina, para favorecer a un privilegiado. No hay en ellos el sentimiento de comunidad, de pertenencia, que los grandes edificios tuvieron. Por eso, creo que los antiguos edificios reverencian a la ciudad, en sus diferentes épocas. Un Chrysler Building, un Crowne Building, una estación de tren inglesa, todos ellos tienen ese compromiso. Cuál es el compromiso del edificio moderno? Negarnos la entrada, esconder el lado público, y reservarse a pocos. De vuelta, sus entrañas o su egoísmo. En su inmediatismo, se candidata la demolición humana, porque se transforma en depósito viejo desolado. Acupuntura del silencio. Las ciudades tienen sus sonidos. En muchas de ellas, el son natural de la ciudad difícilmente es oído, pues hay una invasión sonora, con ruidos que se mezclan con el son de la ciudad. Es una pena. El son natural forma parte de la identidad de la ciudad. Tuve una experiencia maravillosa en Ferrara, Italia. Es una ciudad que me da la seguridad de que existe la posibilidad de un silencio que nos permita oír los sonidos de la ciudad. O sea, no es un silencio total, sino la ausencia de una violación de los sonidos de la ciudad. Se oyen las conversaciones, se oyen los sonidos del ambiente de la ciudad. Esto solo aumenta la belleza de Ferrara, una ciudad tradicional, histórica, con una de las más antiguas universidades de Europa. Hay muchos jóvenes en Ferrara, existen hasta áreas bastante animadas, pero, igual, se puede oír a la ciudad. Son sonidos reales, sin mezclas, el son puro de una ciudad viva. Ferrara tiene su son en estado puro. El son de una ciudad no tiene que ver con su escala, ni con la ausencia de barullo. Barcelona es una ciudad barullenta, pero este es su son en estado puro. Es una faena normal. El son de las ramblas, de las conversaciones, forma parte de la identidad de la ciudad. En la barullenta Barcelona también existe un silencio que nos permite oír el son de la ciudad. Los ejemplos de Ferrara y Barcelona hablan de días normales. Tratan del son que forma parte del día a día de las ciudades. Pero hay ciudades que, en ciertos días, días especiales, también tienen sonidos especiales. Acompañar el son en estos días, en estas ciudades, es un momento mágico. En el día de Yom Kippur, en Jerusalén, se puede oír el son de este momento mágico. Poco a poco, la ciudad va silenciando, los ruidos disminuyen, no hay más sonidos, apenas susurros. Los autos paran. Hay pocos autos, como en un fin de semana o feriado. Ni uno! Ni un auto. Las calles vacías. Adultos y niños caminan en las pistas de los automóviles. Los autos, todos estacionados, como si estuviesen abandonados. Nada de barullo de camiones, ómnibus, camionetas, nada de motores, nada, absolutamente nada rueda sobre las calles. 17
Hay un gran susurro en la ciudad y las personas andan silenciosamente, calzando tenis o alpargatas. Nada que haga ruido. Hay un voluntad inmensa de pasearse por la calles, sin miedo de los antiguos ocupantes. Las conversaciones producen una especie de murmullo. Un santo susurro. En el Día de Perdón todo para en Jerusalén. En otras ciudades hay un pequeño movimiento, pero en Jerusalén todo para. Es una ley que todos respetan, religiosos o no. Viejos, jóvenes, niños caminan para las sinagogas, acarrean sus libros, otros visten sus taleisim en la calle. Grupos de jóvenes conversan sentados en la calle. La salida de la sinagoga se extiende por las calles, la conversación dura horas y horas. Dejando de lado la religión, de repente te das cuenta de que es una gran conversación. Calles sin autos me hacen pensar en la idea de una huelga de autos. Un acuerdo que todos los habitantes de todas las ciudades del mundo deberían hacer para saber cómo las ciudades quedan mejores sin los autos. Que el silencio es importante como calidad de vida, hasta para seleccionar mejor los sonidos de la ciudad. El Yom Kippur va terminando. Se aguarda la salida de la primera estrella. Las personas se van encaminando hacia el inmenso patio del Muro de los Lamentos, a la espera del son del shofar. Trompetas que hicieron derrumbar murallas ahora tocan para un pueblo que ancló su identidad en este muro. Algunas piedras. Por milenios estas piedras fueron referencia. En Estambul hay un momento mágico diario. Al final de la tarde, cuando los musulmanes inician sus oraciones a la puesta del sol, se hace un silencio repentino. Un silencio que permite apenas que sea oído el son de la ciudad en esta hora especial. Es una transformación instantánea e increíble. Un metrópolis movida, dinámica, con casi diez millones de habitantes, que de repente se silencia. Una voz hace eco por todos los minaretes de la ciudad. En este momento, el son de la ciudad es la comunicación de la fe. Una buena acupuntura del silencio es permitir que el son normal de las ciudades pueda ser oído. Hacer silencio para depurar el verdadero son. Afinar el son de la ciudad. Mi sueño era ser un afinador del son de las ciudades. Antiguamente, había aquellas personas que tenían la noble misión de encender las lámparas de gas que iluminaban las ciudades. Yo quería ser el afinador del son. Ramblas y galerías. Puede el simple diseño de una calle influenciar en el comportamiento de una ciudad? La acupuntura hecha en las ramblas de Barcelona parece responder a eso. Barcelona es una de las ciudades más animadas del mundo. O, tal vez, aquella con más vida. Y no se puede dar crédito solamente al espíritu catalán por esa animación. Aquí hubo una suma de circunstancias. Barcelona es unas de las ciudades más densas del mundo, el espíritu del catalán, el mediterráneo, las razones históricas, pero el diseño de la rambla es el escenario ideal para la vida urbana. Durante la madrugada ella ya está animada. Y la fiesta que se da durante el día muestra lo que es un buen punto de encuentro. Ahí, las personas son actores y espectadores de ese espectáculo que es la ciudad. Sí, existen otras ciudades que tienen músicos, mimos y magos en las calles. Existen, pero en ninguna de ellas pasa esto con tanta frecuencia. Parece una película, cada parte de la rambla ya es en sí un gran bazar. Todas las ciudades tienen galerías. Algunas muy simples, tiendas de un lado y del otro, otras grandiosas, como la galería Vittorio Emanuele, en Milán. Es el punto de encuentro más bonito de la ciudad. O como la galería de las tiendas GUM, e Moscú, o la galería Lafayette, ésta es una tienda de departamentos en París. Pero la ciudad que tiene el mayor y el más variado número de galerías es precisamente París. Las galerías Viviente e Colbert, interconectadas, son magníficas. Así como el Passage des Panoramas, cerca de la Bourse. Lo que me encanta de esas galerías no es solamente el hecho de que sean antiguas y cubiertas. Es la cualidad de las tiendas, el detalle, las vitrinas. Ah, sí, y vender encajes, cintas, adornos de globos, cajas de música con la misma dignidad de quien vende las cosas más preciosas del mundo. Pero la mayor arma, y la más pesada, se encuentra en las galerías de la plaza del Palacio Royal: los guerreros de los ejércitos de soldaditos de plomo ahí están. Hasta las condecoraciones se pueden comprar en esas tiendas, y salir más adornado que mariscal en día de desfile.
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Puntada rápida no duele. En la acupuntura, lo importante es que la puntada sea rápida. No se puede imaginar acupuntura con la aguja siendo introducida con presiones demoradas y dolorosas. Luego, la acupuntura exige rapidez en la puntada precisa. La misma cosa sucede con la acupuntura urbana. Fue así que en Curitiba, en 1972, se implantó la primera zona de peatonales. Esa operación fue hecha en 72 horas. Todavía me acuerdo de que, al presentar el proyecto, la reacción de los comerciantes fue contraria y muy fuerte. Sabíamos que la idea era de difícil ejecución, pues la obra podría ser interrumpida por demandas judiciales. Era imperioso que el trabajo fuese rápido, muy rápido. La previsión dada por mi secretario de obras era de, como mínimo, algunos meses. Insistí en la rapidez y en el plazo de 48 horas. Tengo la certeza de que fui considerado loco. Hasta que el secretario me buscó y me dijo que la obra sería posible en un mes. Lo rechacé nuevamente, y así fueron apareciendo nuevas propuestas para la ejecución del proyecto: preparar antes el mobiliario; grupos especiales para hacer los pisos en cada cuadra. El tiempo fue siendo reducido hasta que el secretario llegó al límite: una semana. Me opuse y conseguí un acuerdo para un plazo de 72 horas. Comenzaríamos un viernes a la noche y entregaríamos la obra a la población el lunes de noche. En el caso en que el pueblo no aprobase el cambio, siempre podríamos reestablecer lo que había antes. Pero era necesario que el pueblo viese la obra completa. Y así fue hecho. Al día siguiente de la inauguración, uno de los comerciantes que encabezaba la queja contra el proyecto me presentó un nuevo pedido: que las obras continuasen y abarcasen más regiones. La Opera de Arame, que aprovechó el espacio de una antigua cantera, fue ejecutada en 60 días. La intención no era batir record, pero hay obras que, por razones especiales, tienen que ser rápidas. En el caso de la Opera de Arame, la razón era no perder la oportunidad de realizar un Festival Internacional de Teatro. Una disputa política entre el gobernador y los patrocinadores hizo que se prohíba la realización del festival en Teatro Guaíra, el principal de la ciudad. Surgió entonces de ejecutar la obra de la Opera de Arame a tiempo para ser la sede del festival. Comenzamos el día 15 de enero. Dos meses después, el día 18 de marzo, inauguramos el teatro. Para que la obra fuese ejecutada en tan poco tiempo, trabajamos solo con un tipo de material, tubos de acero. Solo usamos una concurrencia para mano de obra. Fue una odisea. Otra obra ejecutada muy rápidamente fue el Parque de Passaúna, que necesitaba ser terminado antes de que un nuevo gobernador asumiera. El gobernador de la época, era también políticamente contrario, pero entendía la necesidad de la protección de los manantiales, e hicimos un parque en 28 días, antes del tiempo que lleva un levantamiento topográfico. Todo fue decidido y ejecutado en la obra. La Universidad Libre del Medio Ambiente también fue un record, ejecutada en dos meses. Más recientemente, el Nuevo Museo, o Museo Oscar Niemeyer, fue ejecutado en cinco meses. Pueden imaginarse como es compleja una obra como esa, pero teníamos la oportunidad de reciclar un antiguo edificio de Oscar Niemeyer, magnífico y audaz proyecto de los años 60 transformado en Secretarías de Estado. Transformar un espacio burocrático en un espacio destinado a la creatividad, identidad, arte, diseño, arquitectura y ciudades era importante. Una vez más era necesaria la rapidez. Y el museo está ahí, revelando la genialidad de Oscar Niemeyer, en una obra cuyo costo, 12 millones de dólares, es muy inferior a una franquía del Guggenheim. La rapidez de esas acupunturas tenía un objetivo: evitar que la inercia de los vendedores de complejidades, la mezquindad y la política inviabilizasen momentos y obras fundamentales. Trompe l’oeil. A veces, la ciudad recurre a lo falso para salvar lo verdadero. Es el caso de los vallados de obras que muestran cómo quedará un edificio después de ser restaurado. Fue lo que sucedió en la restauración de la Madeleine, en París. Los paneles que cubrían las obras mostraban una Madeleine hasta más bonita que la verdadera. Otro ejemplo fantástico de trompe l´oeil es la decoración ilusionista de la nave y del domo de la Iglesia del Gesú, en Roma, construida un siglo después. O en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, donde la cúpula proyectada y no construida fue cubierta con un trompe l´oeil, en una falsa perspectiva. En Berlín durante la reforma de la Puerta de Brademburgo, fueron instalados vallados gigantes para esconder la obra. En ellos eran colocadas imágenes de la ciudad, para crear una perspectiva diferente. 19
Un trompe l´oeil que no ayuda a la ciudad es el shopping center, con las mismas tiendas, los mismos carteles, lo que no permite que identifiques en que ciudad estas. Este es realmente un trompe l´oeil que no ayuda. Puede una buena vitrina puede ser un bello trompe l´oeil. No conozco ciudad que tenga vitrinas más lindas que París. Es como ver un desfile de colores. Todo tiene vitrina, desde el hotel más simple hasta las tiendas más sofisticadas. Es un paseo por el mundo de quien se esfuerza por mostrar lo mejor. Tal vez sea falso, pero el orgullo y la autoestima necesitan de acupuntura continua. Muchos usan el recurso del trompe l´oeil para impactar, crear una perspectiva falsa o acentuar un absurdo. Además, esa es una discusión antigua, que me recuerda el diálogo entre lo falso y lo verdadero: Lo falso dice a lo verdadero: Yo llegué primero. Lo verdadero responde: vos mal existís, y yo soy el fin. Sin mí, dice lo falso, vos no serías verdadero. Nosotros dos juntos, como soy falso, mentiré y seré entero. Y vos, con tu verdad, puedes ser considerado falso. En este caso, la acupuntura consiste en hacer a lo falso trabajar para lo verdadero. Carta a Fellini. Vivíamos la época más importante del cine italiano. Fellini, Ettore Scola, Pasolini, Visconti y tantos directores mágicos. Entonces, hubo un momento en que la ciudad de Curitiba escribió una carta a Fellini. La historia es más o menos esta: Corría la noticia de que Federico Fellini vendría al Brasil para una Bienal de San Paulo. Surgió un movimiento en Curitiba para que Fellini visitase la ciudad. La idea era homenajear al compositor Nino Rotta, autor de los versos sonoros de la mayor parte de las películas de Fellini, recientemente fallecido, dando su nombre a un auditorio que se pretendía hacer en una cantera que, como intendente, había desactivado. Decidimos invitar a Fellini para inaugurar el auditorio Nino Rotta. Pero cómo hacer esta invitación? Los periodistas Aramis Milarch y Valêncio Xavier y un gran número de cineastas y cinéfilos curitibanos entendieron que la carta-invitación debía ser hecha por medio de una película. La invitación sería hecha por personajes fellinianos en varias partes de la ciudad. O sea, Curitiba sería descrita para Fellini en su vocabulario. El movimiento de los días siguientes fueron de creación intensa. La película fue terminada. La cena final ocurría en la propia cantera, con el pintor italiano Franco Giglio dando una pernaccia a los directores de la película. Y quien entregaría la carta? El propio Giglio, que, decían, era conocido de Fellini. Solo que, a esa altura, la diversión de hacer la película era tan grande que ya nos habíamos olvidado de Fellini. Pero la misión exigía proseguir hasta el fin. Allá fue nuestro Franco Giglio con su Rosa para su Dulce Agua, respondiendo a un llamado de la familia. La timidez del amigo Franco Giglio, entretanto, nunca permitió que la película-carta fuese entregada. Algunos años después falleció sin completar la tarea. Pero el gran auditorio en la cantera fue hecho y, al lado, en otra cantera, construimos la Ópera de Arame. Sé que Fellini nunca supo que la voluntad de homenajearlo creo una acupuntura tan bonita. Ah, le película Carta a Fellini gano premios en varios festivales de cine.
Como encontrar a una persona en una ciudad. Una ciudad tendría que permitir no solo el encuentro entre las personas, sino también que las personas pudiesen ser encontradas. Encontrar una persona en Caracas, fuera de los puntos más significativos, ya es difícil. Las urbanizaciones no tienen muchas indicaciones. En Tokio, mucho más difícil. Son códigos que cada ciudad crea, con indicadores que solo sus habitantes entienden. Y cómo encontrar una persona en Dulce Agua, en Italia? Yo y mi mujer, Fani, bajamos en Nice. Pasamos por Monte Carlo y, en la escalinata, nos acordamos que estábamos cerca de San Remo, región donde vivía Franco Giglio, nuestro pintor italiano. En el puesto de gasolina me entero que ocho kilómetros al norte de Ventimiglia hay un lugar llamado Dulce Agua, cerca de las ruinas de un castillo, junto al río Nervia. Tuvimos la sensación de que era solo gritar “Franco Giglio” y lo encontraríamos. Franco, Franco Giglio, gritando por las escalinatas. Algunos minutos después, estábamos en frente a un puente medieval de piedra. Ya del otro lado, damos el primer grito: “Franco, Franco Giglio!” un niño vino corriendo: “Il pintore brasiliano? No bar do Pastio.” Dentro del bar, una niebla de humo, el barullo agradable de hombres bebiendo y conversando. Nuestro segundo grito: “Franco, Franco Giglio!” Un hombre nos toma de la mano y nos lleva a un solado. “Franco, Franco Giglio.” Y el abrió la ventana. Con solo tres gritos se puede encontrar una persona en una buena ciudad. 20
Pero difícilmente un punto de encuentro tiene una historia tan bella como la de Hachiko, en Tokio. Hachiko era un perro akita que, en la década de 1920, pertenecía a un profesor de la Universidad de Tokio, antigua Universidad Imperial. Todos los días, Hachiko acompañaba al profesor Eizaburo Ueno hasta la estación de Shibuya, donde él tomaba el tren para el trabajo. Diariamente, a las tres de la tarde, Hachiko volvía a la estación para aguardar el retorno de su dueño. El día 21 de mayo de 1925 el profesor Ueno sufrió un derrame y murió en la universidad. Desde entonces, durante casi nueve años Hachiko siguió yendo a la estación todas las tardes para esperar a su amigo que nunca más volvería. El 7 de marzo de 1934, Hachiko murió en el mismo lugar donde siempre esperaba al profesor. La historia de Hachiko ya era famosa en la ciudad, y un mes después fue colocada una escultura en su homenaje en la entrada de la estación de Shibuya. La estatua en bronce, con 91 centímetros, fue hecha por el artista Teru Ando. Durante la Segunda Guerra Mundial, todas las estatuas fueron confiscadas y derretidas para la fabricación de armas, incluyendo la de Hachiko. En 1948, Takeshi Ando, hijo del escultor de la estatua original, fue contratado para crear una réplica, que fue colocada en el mismo lugar de la anterior. El verdadero Hachiko fue empajado y está en el Museo de Ciencias Naturales de Tokio. La vida de Hachiko fue contada en un libro y en una película llamada La Historia de Hachiko. Viajantes que pasan por la estación de Shibuya pueden comprar regalos y recordatorios de su perro favorito en la tienda Shibuya No Shippo. Un mosaico colorido de akitas cubre una pared cerca de la estación. El día 7 de marzo pasó a ser la fecha del Festival Hachiko, en homenaje a la lealtad de los perros. Y, hace decenas de años, la estatua de Hachiko es el principal punto de encuentro de Tokio. Allí, a cualquier hora del día, siempre habrá alguien mirando el reloj, en espera de un amigo. La presencia de un genio. Claro que la presencia de genios marcó la vida de muchas ciudades importantes del mundo. En las ciudades italianas esto es incontable, con los grandes maestros renacentistas como Miguel Angel, Da Vinci, Ticiano, Botticelli. Pero en ninguna de ellas se siente la presencia del genio como en Barcelona. No hay muchas obras de Gaudí en la ciudad. El Parque Güell, la Casa Milá, la Iglesia de la Sagrada Familia, la Casa Batló, la Casa Vicens. Sin embargo, Barcelona respira Gaudí. El parece estar en todo, mismo en las obras que nada tienen que ver con él. Pero mi genio preferido en Barcelona es Domenecq. En Río, Oscar Niemeyer no tiene muchas obras. La Plaza del Verso, el edificio del Ministerio de Educación, el Museo de Arte Contemporáneo de Niteroi, pero Río es Oscar Niemeyer. Es también Millôr, es Vinicius de Moraes, es Antonio Carlos Jobim, es Cartola, es Burle Marx. Bello Horizonte tiene más obras de Niemeyer. Tiene a Pampulla, entre otras, pero Bello Horizonte no es Oscar Niemeyer. Curitiba es Poty. Puerto Alegre es Mario Quintana. Bahía es Caymmi, Gil es Caetano. Pueden intentar racionalizar cualquier ciudad, pero un genio es necesario. Las ciudades necesitan de todo. Pero es bueno saber que un genio es necesario. Mercados y ferias. Por qué será que un mercado atrae tanto a la gente? Muchas explicaciones: a la gente le gusta ver gente, el mercado es tan antiguo como la ciudad, a la gente le gusta ver a otros haciendo la misma cosa, a la gente le gusta ver comida, a la gente le gusta ver la preparación, el manoseo. Con la modernización de las ciudades, con la globalización, comenzamos a recibir y comprar cosas embaladas demás, listas demás, en espacios acabados demás. No vemos más las cosas en estado puro. Por eso la nostalgia de ver productos, frutas, verduras, carnes, pescados en estado natural nos atrae. El zoológico contemporáneo no va a ser más aquel que tiene leones, jirafas, onzas, pelícanos, más un espacio que tenía gallinas, bueyes, puercos, patos, pavos y carneros. Por qué el mercado La Boquería, en Barcelona, es uno de los mejores del mundo? Porque es lindo, con sus vitrales coloridos, y la manera como los productos son presentados es atrayente. Las carnes, las frutas y las verduras tienen hasta aroma a fresco; todo eso se transfiere a los vendedores, que son muy alegres. Y es bueno sentir esto de mañana. Un café de la mañana en un lugar dentro del mercado es increíble. Todos nos cansamos de ver siempre las mismas cosas, un shopping normal nos excluye de la ciudad, con sus tiendas tan iguales al punto de que no sabes en que ciudad estas. 21
Pero las ferias y mercados siempre fueron puntos de referencia en una ciudad. París quedó peor después que demolieron Les Halles de Balthard. Nada consiguió recomponer la vida que el “vientre de París” proporcionaba. Pero no necesitamos ir tan lejos. El Mercado de San Paulo es un mercado importante. Y quedará mejor aún después de su restauración y de la revitalización de toda el área del Parque San Pedro, que ya están previstas. El Mercado Municipal de Curitiba no tiene tanta tradición, pero es un buen mercado. La nostalgia que el noresteño tiene de su región hizo que surgiese en Río una feria tan atrayente como cualquier feria o mercado del Noreste. En Ámsterdam, el Albert Cuyp Marka, los lunes por la mañana, o el Noorder Marka y el Waterlooplein en la cuadra judaica son buenos como cualquier mercado europeo. La Feskekorka, en Gotemburgo, Suecia, es una belleza de mercado, pero no iguala a la diversidad del Gran Bazar de Estambul, o el Bazar de Especias, ya con características diversas. Y qué decir de ese mundo que es el mercado de peces de Tokio? Parecemos buceadores sin escafandro en ese inmenso mar de peces y polvos en la tierra. Pero nada supera la riqueza, el placer de comprar, de regatear, de un souk árabe. Normalmente, las calles son muy estrechas, lo que lleva a los comerciantes a sentarse del lado de afuera de la tiendita. Con el poco espacio que sobra, estas obligado a mirar para un lado y para otro. El comerciante ya consiguió lo que quería: atraer tu atención. Ahí estas perdido, vas a acabar comprando. Ahora, haga como ellos, haga de eso un placer. Es en las ciudades de las cuadras árabes que la actividad comercial nos trae una salsa de identidad. El tiempo, que siempre adiciona nuevas camadas a la civilización existente, tiene la nostalgia de las cosas brutas, que le permitía entrar, concluir, hacer alguna cosa. Por eso, la moda más sofisticada busca locales más rústicos, menos acabados, para sobresalir, hasta para ser fotografiada. Y el hombre busca, en el mercado, encontrar a su prójimo, haciendo la misma cosa en locales animados. El mercado es una acupuntura de identidad en una época en la que muchas ciudades se des caracterizan. Una barra de bar. Apoyo, sensación de confort, mente despierta son reflejos de una buena acupuntura. Por eso, una buena barra de bar es importante. Los españoles acostumbran decir que es bueno tener una buena barra. Una barra es importante en cualquier momento, en cualquier lugar del mundo. Desde el antiguo almacén, donde se compraban las cosas de casa, y se aprovechaba el mostrador para una buena conversación, una tabernita de aperitivo antes de llegar a la casa, hasta los sofisticados bares de happy hours en las grandes ciudades. Pequeño, grande, redondo, lo importante, además del producto, la bebida y la comida, es la tolerancia y la comprensión del barman. Desde las champañerías de Barcelona a los irish bars de Nueva York, o el copetín de Río, todos necesitan tener ese sentimiento de solidaridad. La paciencia para oír historias repetitivas, que en su casa ya no aguantan. Cuál es la mejor barra? Una barra de copetín de Río tiene la informalidad, la complicidad y el sentimiento de celebración. De qué? No sé. Tal vez celebrar la amistad de quien todavía no conoce los defectos del otro. Pienso en la barra del P.J. Clark`s, en Nueva York, que tiene, o tenía, un diseño que ayuda a atajarse de la barra y equilibrarse en la banqueta. O la barra de las cafeterías de Nueva York, donde las conversaciones de las primeras horas del día, en el breakfast, van ocurriendo mientras que el sonido de las chapas y espátulas acompaña la preparación de los huevos de todos los tipos, al son de un dueto de latinos de un lado y americanos del otro, embelesados por una salsa en el comienzo de la mañana. Tiempos atrás, atravesaba e Central Park para ir a la cafetería del Hotel Excelsior solo para ver la rapidez con que un señor de 70 años atendía a los clientes y a toda la vecindad. No sé si todavía sigue allí, pero era una barra con la velocidad de la luz. Además, la velocidad en la barra es esencial. La barra de una tasca de Bilbao o San Sebastián, en España, tiene doble fila de mozos y triple fila de clientes. “Tinto y jamón”, butifarras, almejas, anguilas pasan con eficiencia barullenta. En Berlín, el Gendarmenmarck, una barra con rueditas se estira hasta la vereda para que la conversación se extienda hasta allá afuera. Es una barra convertible como un auto deportivo. En los sushi-yas de Tokio, los platitos con sushis se deslizan por una estera en la barra, delante del cliente. Dentro de la barra, en forma oval o circular, están los sushimen, trabajando veloz e incansablemente. El cliente solo tiene el trabajo de acompañar el “desfile” en la estera y tomar el tipo de sushi que más le apetece. Después, es solo contar los platitos para cerrar la cuenta. 22
En Tokio, además, hay bares en esquinas tan estrechas que solo tienen la barra y no más que una docena de banquetas. La barra del mostrador representa lo que para el nadador es el salto a la piscina. Una buena batida en la barra es un zambullo en un nuevo momento del día en que, como dice Nireu Teixeira, “la noche será como un filtro, solo quedarán los buenos”. Además, no que muchos bares existen en torno a una piscina? El bar más bonito de Nueva York queda en Williamsburg, Brooklyn, con una falsa piscina iluminada en un antiguo garaje. Quiero ese iluminador en mi ciudad. Un pub ingles da gran importancia a la barra. Algunos de ellos tienen divisorias, una especie de reservado, o será un confesionario? Se imaginan una película del viejo oeste sin barra; en una escena de publicidad? Los bares exigen un cierto atrevimiento en la conversación, pues alguien tiene que tomar la iniciativa. Para los jóvenes, un buen lugar para suspender la inseguridad; para los solitarios un local para dividir la soledad. Desde la barra de los bajo-rasantes en San Sebastián al bar en frente al Bósforo, en Estambul, el mostrador es una acupuntura contra la soledad, luego, a favor de la ciudad. Hay algunos especiales, como el de Boxe 32, en el Mercado de Florianópolis, espacio democrático para los habitúes del Mercado, y sofisticado para quien así lo quisiere. Del pastel al champagne. Otra barra de bar muy especial es el Maneko`s, en Curitiba, que entró a la historia a causa de la única solemnidad de transmisión de cargo de dueño de bar de que se tiene noticia. Antes de convertirse en Maneko`s, el bar se llamaba Mano`s, y quedaba en una galería donde también trabajaba mi barbero, Zé Trindade. Se llamaba Galería del Comercio, pero si hubiese algún lugar parecido a una estación de metro boliviano, seria esta galería. Había en el lugar una serie de actividades extrañas, el arreglador de muñecos y juegos, la tienda que restaura los paraguas y, en el punto central de la galería, un patio de juegos. El gran punto de encuentro del local era Mano`s Bar, donde las personas quedaban sentadas con vista hacia el patio de juegos. El 1 de junio de 1984, Mano transmitió el cargo al nuevo propietario, Manuel Alves, en presencia de los clientes, amigos, y con el compromiso de continuidad de la cocinera Iza, del mozo Nilson Passarinho, y de mantener regularmente la oferta de sus tradicionales picadas: la tortita de bacalao y el “mocotó”. Al contrario de muchos compromisos políticos, este fue honrado y mantenido hasta hoy en el bar que, en 1988, fue transferido a la alameda Cabral, a menos de 100 metros, con el nombre de Maneko`s, el apellido del nuevo dueño. La actitud de Manuel Alves fue un verdadero gesto de gentileza urbana y solidaridad con la clientela. Solo hay una cosa que la barra de bar a veces produce y que precisa ser combatida con rigor: el pesado. Me contaron que, en Poços de Caldas, había un dueño de bar que, al sentir la aproximación de un pesado, hacia una señal. Era un aviso. Pero qué responsabilidad! Hay el sofisticado bar a vin, en París, donde podes probar todos los vinos; hay los bodeguines de Río, fuente inagotable de buenas picadas, buen chopp y un grupo de buena gente. Ah, los bodeguines de Río. No hay como igualar su simplicidad, simpatía y tolerancia. Porque la barra exige una buena dosis de tolerancia, del dueño a los clientes, lo que es un trazo de humanidad importante. Y las barras de zinc en los cafés de tabac de París, donde la mañana comienza con una tartine, un café, un vino o un marc. No importa. Es la Marsellesa saludada en las tazas de un Pernod. Pero la solidaridad de los bares se mide por la proporción de la barra del mostrador y por el número de mesas. La solidaridad es mayor cuando la barra es mayor. Porque el mostrador representa un estado de equilibrio, no solo en relación a la bebida, mas, sobretodo, de reflexión y de toma de decisión, igual si la decisión termina en la salida del establecimiento. Ella está latente.
Amor a la ciudad. Qué tal si cada aguja de acupuntura fuera un gesto de amor a tu ciudad? Comience diseñando su ciudad. Diseña su vecindad y marque aquellas personas que conoce. Salúdelos por su nombre. Es una buena acupuntura. Compre en los almacenes y locales donde los dueños están atendiendo. Otra buena puntada de amor a la ciudad. Tome el ómnibus próximo y salude al chofer, al cobrador y a los vecinos que están ahí. Punto para vos. Ande a pie y fíjese en el diseño del piso, de las luminarias, en el itinerario. Otro punto más para vos. Oyó y reconoció un son habitual de la ciudad? Sintió algunos aromas conocidos de alguna región? Más puntos. Pidió al comerciante de la tienda donde acostumbra comprar que no cierre con puertas de acero a la noche y así dejar que el pueblo vea la mercadería en la vitrina? Más puntos. Tiene un grupo de conversación, un café o bar que es su punto? óptimo. Tiene su barbero, su banca de periódicos? Todavía mejor. 23
Es cliente de tiendas y servicios que dan frente a una calle? Más puntos. Su eco clock es menor que uno, mejor. Tiene en su memoria la ciudad como ella era, no cuestiona la junk food, asiste a películas en cines de calle, comenta después con los amigos en un restaurante? Mis felicitaciones! Sós un ciudadano, curado por la acupuntura urbana. Sós capaz de captar momentos especiales en la vida de una ciudad, de vislumbrar que cada ciudad puede ser mejor. Depende de vos conocerla y sentir aquello que ella tiene mejor, que es la solidaridad. Entonces, sós capaz de amar a las personas de todas las ciudades.
Vamos todos a pensar en la ciudad. Yo, de mi parte, pienso… pienso en la placita de la calle 53 (Nueva York) tan preciosa que necesita ser cerrada (para que nadie la robe) pienso en las calles y canales de Annecy una Venecia casera y verdadera en la vegetación cubriendo la fachada del hotel de Fenice et des Arts en Venecia en pleno otoño en las plazas cubiertas en Nueva York pequeñas y grandiosas al mismo tiempo pienso en la velocidad de propagación de la cultura, batiendo y rebatiendo en las pared de las brownhouses y de los rascacielos. pienso en la silueta de Nueva York, de Koblenz, de Florencia de Jerusalén una gran ciudad tiene que tener un silueta en los colores de las ciudades, ah, el color de Bolonia, del Farol de la Barra en Salvador el gris de la calle Monfettard sangrado por los colores de la feria el color del mar visto desde la terraza del Amanda`s Bar en San Juan, en la dignidad de la Via dei Calzaiuoli en Florencia en las mañanas foscas de mi nebulosa Curitiba y murallas pienso en la eternidad de las murallas de Jerusalén, de China y sus valles pienso en las puertas y portales pienso en la soledad de la Place de Furstenburg un banco, un árbol y una luminaria y vos congregado con la multitud de las personas que gustas y solo con las personas que amas pienso en los abrigos, que la ciudad debería ser un gran abrigo pienso en los ombrelones del Campo de`Fiori , en la fachada art-noveau de un edificio en París en la galería Vittorio Emanuele, verdadera catedral de los pasantes pienso en las barras de Río, en los almacenes de Curitiba, pienso en los bares y esquinas en las plazas y en los patios de París, Place Dauphine, Place des Vosges o en la plaza Mayor en Madrid donde la mesa de un palmo mide un palmo de prosa donde la espera es más amena marcando hora con vos mismo con vos y otros mirar un río como en París hacia los canales, como en Venecia o Annecy hacia el mar en San Juan hacia otras personas en Champs-Élysées hacia vos mismo, como en el Café Paraguas en Barcelona 24
quedar en el bar de la ciclovía en Curitiba, en el Gramercy Park en la vitrina de un bar en frente al Museo de Historia Natural en Nueva York en la plaza de Siena, en la plaza San Marco en un copetín en Río del Fuego a algunos metros de Navidad en un atardecer en el Bosque del Papa, en Curitiba conversar en el paseo público o en el deck del Parque Barigüi en Curitiba en un brunch en el Café Bella Vista en San Francisco, en la Boca Maldita o en las Ramblas de Barcelona en un happy hour en un lobby de hotel en Nueva York en los cafés de Buenos Aires oír a la Sinfónica de Nueva York un concierto de Benny Goodman en el Church of the Heavenly Rest, en Nueva York un coro en la plaza Garibaldi o un bar de Río un concierto en la Sainte-Chapelle los Klezmatics en plena 2nd Avenue en Nueva York un concierto para flauta en el barrio gótico en Barcelona pienso en los caminos y paseos el pequeño paseo atrás del Arco do Teles, en Río el Paseo de Gracia en Barcelona y el Carrer Moncada con sus museos pienso en los matrimonios de Steiner Street, en San Francisco de Heidelberg, de Río del Fuego en Río Grande del Norte, de Olinda pienso en los valles de Jerusalén, Heidelberg, Assis, Oro Negro, Olinda en los pasajes y galerías, en el pasaje rue de Seine-Dauphine, en la galería París en Budapest en los puentes, el puente Charles en Praga, el Pont-Neuf en París, ni que hablar de los de Venecia pienso en las iglesias de Oro Negro y Saint Germain en las catedrales del Domo en Milán de Reims y de la Sagrada Familia en Barcelona o de la pequeña iglesia en Zumbi, Río Grande del Norte en San Francisco, en la sinfonía de una ciudad en Edimburgo, un parque que cubre la línea del tren en Londres, la virtud de la pequeña escala en Nueva York siempre se tiene la sensación de que está comenzando, liquidificador de ideas donde se está solo en compañía de todo el mundo Roma, la ciudad donde el pasado está al lado en fin, cada ciudad debería tener una personalidad (o una canción que fluya) que fuese la persona indicada para mostrarla, para sumar admiración la ciudad es persona Las ciudades, en qué época? París en los años 20 y 60 Nueva York ahora Barcelona en los años 60 o ahora Río en los años 60 Curitiba en los años 70 Navidad ahora Salvador en los años 70 Oro Negro porque la ciudad en la que pienso ahora quedará conmigo para siempre. 25